1
10
843
-
http://humanidades-digitales.fhuce.edu.uy/files/original/947dd37f10caf2c9d9889b86117ff9c7.pdf
ff42a46c7fb502506bcb59e60288d495
PDF Text
Text
IRRUPCIONES/
Mario
(44)
Levrero
Apareció
~I",-l.ntoa nuestra
mesa en el
cafe,
sin
que
s up
r amos CÓlTtO o en qué momento. Era un anciano
s onr en t e ,
al to,
de mej Ll ae e onr os ada s y barba
La rq a , blanca,
con
puntas
amarillentas.
Parecía
menos alto
de lo que era porque
estaba
encorvado,
más que por
los
arios,
por
una actitud
ex t r emaclame n t e respetuosa,
por el temor de mol es ta r , y para
estar
más cerca
de nuestros
oídos.
Nos preguntó
si podíamos
invi t a r Lc a tomar un café
con leche.
Se asombró cuando le
pedimos que se sentara
a nuestra
mesa,
pero
no se sintió
incómodo;
sentado,
empezó a hablar,
y siguió
hablando,
a
veces
coherentemente,
a veces
no tanto
':l El. menudo no
p od.i amos
saberlo,
porque
tenía
una
voz débil,
aguda,
y
hablaba
casi
susurrando.
Hablaba como para e a , sin mí, rarnos
directamente,
sin esperar
que asintiéramos.
Tal vez se olvidó
de que nosotros
estábambs
allí.
No sé qué hizo con la gorra
de marino,
como de capitán,
que traía
puesta;
ahora,
sentado
El. la
mesa, ya no la tenía
a la vista.
Le trajeron
el café con
leche y aLq un.a media luna,
y empezó a comer con av í.de z pero
dignamente.
Seguía farfullando
cosas,
entre bocado y bocado.
-Estuve
en la cárcel
-lo
oí decir,
de pronto,
y lo había
dicho
con naturalidad,
como si
fuera
un comentario
sin
importancia-,
ve í.n t e anos.
A veces movía la cabeza de arriba
abaj o, como es í.n t í.e ndo
a sus propias
palabras,
como apoyándolas.
-Yo era muy fuerte
-siguió
diciendo-,
partía
ladrillos
con las mari os -y se echó a reí r con una r s ta menuda, de
viejo demente; una risita
en i.
Hasticó
y tragó,
se llevó
otra
vez la taza
a la boca.
Levantó las manos y las m.ostró; eran enormes. Entonces me di
cuenta
de que ese
hombre era
una especie
de gigante,
un
fortachón
de brazos
robustos,
con músculos muy desarrollados.
-Veinte
años. ,-Ti, ji,
ji -se reía como si aquello
hubiera
s do una picardía.
Se reía,
con .í.ndu Lqe nc i e , de Sl mismo.
Nos ot r oe t erob í.én
nos reíamos;
era
un hombr e s .í mpé t í.cc , de
contagiosa
alegría
infantil.
Farfulló
algunas
cosas mas que
no entendimos.
Después dejó de reírse
-Lo maté con las manos -dij o, y se mi ró las manos unos
moment-os, y después las mi r
un poco más, asombrado, tal vez,
de que esas manos suyas lo hubieran
llevado
a la cárcel.
í
é
í
.í
í
í
ó
í,
�•
*
Una vez me distraj e toda una tarde de un doler muelas
escuchando por radio el relato de un partido de fútbol, con
la radio bien fuerte. No podía hacer las dos cosas al mí smo
tienipo, escuchar el relato y sentir el dolor, de modo que fue
una buena solución mientras duró el partido.
Ese
ruido que invade la ciudad,
cada día con mayor
fuerza, esos altoparlantes, esa violencia sonora que hay por
todos lados, ¿no obedeceré a razones parecidas? ¿No se estaré
tratando de tapar aLq ún dolor intolerable?
Irrupoíones
de ~eotores
dirigió hace poco "Destino de dos cosas
o de tres", de Rafael Spregelburd. El público subía a un tren
en la Estaclón Central, viajaba hasta la Estación Colón,
donde encontraba a los personajes sentados en un vielo banco,
y ahí mismo empezaba la función. Al respecto, me esc r.í.b
Ivfari
ana:
Mariana
Percovich
íó
\fieL'nes
de aociie ,
ü1tima
función
de
la
obL'a de
los
trenes.
Noch.e de ca I o x , en mi tad de la función
(hecha por dos
corai co s) pasa
un v~eJo.
tren
(real)
de ce x qa , Eer x uq i ao s o ,
fantasmal,
Leru:o , co n su
luz
y su
s on i do , de j erido en Lo s
es pec t ecio x es y en mí miszTIa una sensación
de vaga inquietud.
Duxeui t.e t.ode la
ob i:e ,
e s ii os dos
cómicos
en
cue s t i on
hab1 an de un ti x e r: que n U1JCapara.,
y al cual
desean
vol v e x.
Pero pierden
to.dos 10.s que pasan,
sistemátic&üente.
Cuando. terminó
la función.'
una I::'Jarejita muy Jo.ven que
es taba
tomada
de 1a lTIalJO a mz 1ado,
me ría x:« y sonriendo
di cen : "Pe x d.imo s el
tren.
Iba al Dox aclo ". Soris: i e x ori una vez
más y se fueron
a la noche de Col on , Yo me que ae ahí sentada,
molía
v i dxi o
mi x erido 1a v i ej a es t.eci on , s in ti endo que alguien
en 'ui cabeza.
0racias, Mariana,
casilla de E-mail.
por
esa
irrupción
de
trenes
en
mi
.-,
¿
�*
Desde una ventan a alta,
en un edificio
de apartamentos,
una muj e r me hace adiós
agi tando un pañuelo
blanco.
No; es
una mujer limpiando
los vidrios.
.
1ott(~,a
"fl) din et.com.uy
JViU
.-,
�IRRUPCIONES/
*
Mario
A Fernando
Describa
ob-jetivc'
ti tulada
(45)
Levrero
Cabrera.
en no menos de quinientas
palabras
la que usted
c01'1sideL'e ~maqe1'1principal
"DesplazanÜen tos tI •
,:v
de un modo
de la l'1o"i.rela
Para
es te
t.rabaj o
nos
hemos
p r opue s t.o
de t.erier
el
movimiento,
como en una fotografía,
y mostrar,
como en un
cor t.e , el mome
n t.o de una percepción
muy intensa
del au j et.o
irruptor
(.5), seleccionando
para ello
un instante
del primer
encuent.ro
de S con lo que hemos dado en llamar
"obj eto
predominant.e",
es deci r, cuando ambos se reúnen, muy próximos
ent.re
Sl,
en
las
imflediaciones
del
punto
D -por
un
desplazarnient.o
del
obj eto predominante
(OP) hacia
S, a lo
La r qo del
segment.o cle rect.a
.í.maq na r o DE, p a r t a erido del
punt.o E y moviéndose
a lo La r qo de práct.icamente
tod,o el
segment.o.
El OP es en est.e caso una mujer, percibida
por S mientras
se
desplaza
hacia
él
con
la
mano derecha
ligerament.e
adelantada,
en la que lleva
algunos billet.es
(pape I moneda);
cuando llega
a su lado,
S comprueba que la mujer se encuentra
parcialmente
c~iliiert.a por ropa interior,
que momentos antes
podía haberse
confundido
con una malla de b añc de dos piezas.
La luz es escasa y no permite
una percepción
brillante
de los
det.alles.
Al detener
el movimiento y fij ar de este
modo la
escena,
ubicándonos
imaginariamente
en el pun t o de vista
de
S, podemos corrprobar que:
el
campo visual,
reducido
por
el
e.ce r carru.en t.o
del OP y por la inmovilidad
de los oj os de S, a quien hemos
detenido
en
su
recorrido,
abarca
en
su
conj unto
una
superficie
rectangular
que la
cercanía
de las
paredes
del
pasillo
y las
sombras producto
de una iluminación
escasa
estrechan
hae ta
convertirla
en
un
cuadrado,
cuyo
lado
superior
corta
el rostro
del OP aproximadamente
a la al tura
del labio
inferior,
mientras
que el lado
inferior
de es t e
cuadrado
corta
a la figura
aproximadamente
a la al tura
del
estómago. El foco de atención
visual,
punto de máxima nitidez
percepti va,
debe si tuarse
en la
confluencia
de una línea
í
í
�vertical
difuBa,
en la inBtancia
en que
comienza
a bifurcar.=e
insinúa el comienzo de una bifurcación hacia los márgenes
inferior izquierdo e inferior derecho del cuadrado, cortada a
3U
vez por una línea horizontal má s aparente, ligeramente
curva. El foco de atención está centrado entonces en un
pequeño triángulo o más exactamente en la insinuación de un
pequeño triángulo con un muy rico juego de luces y sombras, y
estas líneas son interpretadas como el nac í.mí.e nto de los
pechos que, apretados por el sostén (correspondiente a la
línea horizontal más aparente, ligeramente curva) tienden sin
embargo al mismo t.Lernpoa ser:,ararse(inic:ioo insinuación de
esa bifurcación señalada, frustrada por la línea horizontal)
a influjo de su propia naturaleza elástica.
Fuera de este foco principal de atención se observa
con dificultad la textura de la tela del sostén, que es de
color neq-ro, llena de euqe r-e nc í.a e t.ác tt Le s, dada por el
entrecruzarniento, en forma de malla, de gran cantidad de
finísimos
hilos
negros.
La
calidad
de
la percepclon,
deficiente come; hemos dicho por virtud de una ilurninación
poco apropiada, no p errní,
te apreciar la exacta distancia entre
un hilo y otro, ni si esta distancia
habilitaría, en
condiciones más favorables a la observación, la percepción de
pequeños trozos de piel por debajo del entramado.
O
*
Estaba, el tipo, parado en una esquina, como buscando un
taxi, pero comp rend
que su búsqueda era total e infinita,
que era alguien que buscaba incluso sin darse cuenta de que
estaba buscando, como si buscar fuera para él la única manera
de existir que conOCla; buscar, no importa exactamente que,
como si le faltara todo. Andaría más o menos cerca de mi
edad, est.ab
a bien trajeado, se le notaba solvente y casi
diría exitoso, y sin erobargo...
Cuando vio que me acercaba al lugar donde estaba él, me
calibró con un ojo de águila y calcuLó a toda velocidad si
era que yo le podía servir de algo. Llegó IWy pronto, desde
luego, a la conclusión inevitable de que no ye' podría
servirle de nada, Y de inmediato su mi rada me dej ó caer, C01110
un envase vacío que le hub í.e ra quedado en la mano, mientras
la boca le trazaba un gesto que creí de desprecio, pero que
tal vez fuera el vestigio de remotos pucheros infantiles.
í
2
�•
y
e í.n
tranBición,
al
a ne t.e.n t e ,
retomó
aquella
bú.sque de
infinita.
. . ..... . ..... . ... .. .. .... .. . .. .. .. . ... .. .. . . . .... ..
jvarlott(Q¿adinetcom. uy
3
�IRRUPCIONES/
Mario
Levrero
(46)
En un billete de $100, encuentro escrito con birome azul
este apunte:
"1 Hilda
1 Salus
1 Blister aspirina".
lv1edesconcierta, porque los
elementos no concuerdan.
Pregunto a varias personas y nadie cree que "Hilda" pueda ser
una marca oome rc a.lr y en cualquier caso no es una marca ni
remotamente tan popular como la del agua mineral o, menos
aún, la del ácido acetilsalicílico.
Entiendo que alguien haga una lista de lo "que tiene que
comprar, como por ejemplo:
í
"1 kilo de azúcar
1 Salus
1 Blister aspirina",
pero en este billete lo que no
calza
Hilda. Por que "1 Hilda". Me dicen que puede
tratarse de la lista de cosas
que una persona tiene que
hacer, como ir a ver, o llamar, a Hilda, y luego con~rar agua
mineral, y aspirina. Eso debería escribirse:
"1) Hilda
2) Salus
3) Blister aspirina",
y no lo que está escrito en el
billete. Lo que está escrito en el billete podria entenderse
casi cantoun poema surrealista. Dan ganas de continuarlo:
\'-1 Hilda
1 Salus
1 Blister aspirina
1 Lagarto
1 Cepillo de dientes
1 Martes de Ceniza
1 Hilo
�1
1
1
1
1
Flauta
Ocasión propicia
Guante rasgado en el
Tarde del Sr. Breton
Vacuna . rr
dedo mefi.í que
*
Entro en una f'a rmac a a COlli.prar chicles
(porque dejé de
fumar) (hace mucho que dejé de fumar; ahora el problema es la
adicción
al chicle).
Cuando me retiro
de la caj a,
con los
chicles
en el bolsillo,
se me acerca
una hermosa joven,
muy
elegante
y bien
arreglada,
exhibiendo
generosament.e un largo
y esbelto
par
de piernas.
Tiene
todo
el
aire
de
una
promotora,
y efecti vament e lo es. He agradan
las p r omot or as ,
suelen
elegirlas
no sólo bellas,
s no simpáticas
y corteses.
Ésta no era una excepción.
-Señor
-dice,
sonriendo
amablemente-.
¿Usted
tiene
dificultad
para mover el intestino'?
Quedo cortado
por
unos
momentos.
Me gustaría
salir
corriendo,
pero nunca desprecio
la oportunidad
de entablar
conversación
con una joven.
Si le digo que no, que no tengo
especial
di ficul tad,
seguramente
perderá
interés
en mí de
inmediato,
sin
dar
lugar
a
que
esta
naciente
relación
prospere.
-Bueno. . .
-digo,
mi rando
hacia
los
costados
con
desconfianza,
porque
me
molestaría
que
hubiera
gente
escuchando
una conversación
tan íntima.Yo no, pero tengo
una tía que sufre terriblemente
de estreñimiento.
La joven sonríe
triunfalmente,
y agi ta un tubo de color
negro violáceo
que tiene
en la mano y que hace juego con sus
ropas.
También tiene
en
las
manos unos
folletos
doride
predomina el color verde.
-Le
voy a obsequiar
este
producto
-me dice,
y de
inmediato
pasa a darme unas instrucciones
complej as a toda
velocidad-.
Si el atraso
en las deposiciones
es de uno o dos
día3,
basta
con una cucharadita
de café que se toma por la
noche; si es de más días ...
Dej o de escuchar
y no nece s to mi rar nerviosamente
para
los costados
para advertir
que el estrecho
pasillo
entre
los
mostradores
y la pared
de la farmacia
se está
llenando
de
gente,
y que hay varios
pares
de ojos y de oídos muy atentos
í
í
í.
�lO-
a
riue e c r-o
diálogo;
ven
ellos
también
que ee t n
quieren.
é
dando mue e c r-e e gratiB
de
Se
acercan
mas,
miran,
algo,
y
escuchan.
+Es t
bien,
está bien -le
d.í qo a la chica,
tratando
de
interrumpir
ese
fluir
interminable
de
indicaciones,
y
especialmente
el detalle
minucioso
de la frecuencia
de las
deposiciones-;
no me expliques
más, tengo muy maLa memoria,
me olvido en seguida de los detalles.
-Aquí le doy un folleto
donde está
todo explicado
-dice
entonces,
y me alcanza
el tubo junto unas hojas
impresas.
Me
mira con aire
satisfecho,
convencida
seguramente
de que ha
hecho una obra de bien,
no tanto
en la persona
de mi tia,
en
cuya existencia
probablemente
no cree,
sino con la convicción
de que yo ne ce s taba
el
producto
pero
no me animaba a
confesarlo.
Para confirmarme
esta
impresión,
agrega:
-Va a
ver cómo en seguida se mejora.
Yo tomo mis obsequios,
murmuro "gracias.'!
casi sin rru r e r Le, me
abro paso
entre
la multi tud que se ha reunido
a rrue s tr o
alrededor
y
s e.Iqo
ap r es ur aciame n t e
de
la
f a rmact a,
abanicándome con el folleto.
á
í
3
�IRRUPCIONES/
Mario
Levrero
Los
gorriones,
según
creo,
no
tienen
dientes;
sin
embargo, a éste
que yo digo,
le vi una sonrisa
con dientes.
Una sonrisa
taimada,
de destructor
perverso.
Yo estaba
en la
careta, mi randa por la ventana,
por debaj o de la persiana
a
medias abierta.
La ventana
es una puertaventana,
o ventana
francesa,
que da a un balcón largo,
en el fondo del edificio,
donde es tá , eri tr e otr as cosas,
mi dormi t.or í.o . Miranda por
debaj o de esa persiana,
con la
cabeza
a la
al tura
de la
almohada,
veía unos mal vories al tos,
muy al tos, que buscaban
la luz del sol en unas macetas inapropiadas,
muy bajas.
Eran
de
troncos
altos
y gruesos,
viejos,
toscos
y feos,
pero se
llenaban
de flores,
y las
flores
eran jóvenes
y hermosas y,
sea como fuere,
era un ser vivo,
que no debió ser mutilado
como lo fue más tarde
-pero
ésta
es otra historia.
Yo estaba
hablando del gorrión
perverso.
Aunque antes del gorrión,
y es
lo que le da forma a esta historia,
fue el moscón. El mos c ón
hembra, según nus cálculos.
Yo tenía,
como dije,
la cabeza apoyada en la almohada, y
miraba
el mal vón,
cuando ap a r e cao un moscón,
grande,
muy
grande,
y empezó a dar vueltas
sobre
una de las
hojas
del
malvón, por arriba
y por abajo,
y después en otra hoja,
y en
otra,
con unos movimientos
de apariencia
torpe,
rápidos
y
nerviosos
pero repetidos,
rei terati vos, como un borracho
que
camina en círculos
y tropieza
con sus propios
pies.
Según mi
experiencia,
esta
actividad
de los
moscones
significa
que
están
por poner huevos,
o di r ec t ament e los
están
poniendo.
Después,
si uno recorre
el lugar,
puede descubrir
un reguero
blancuzco,
como si se hubiera
derramado sal.
A eso, supe que
la gente del int.erior
le Llama "queresa",
sobre t.odo cuando
aparece en la carne asada que uno dejó sin guardar.
y
en e f e ct.o, me pareció
ver,
desde
mi posición,
que
algunas
hoj as del mal vón se habían
llenado
de huevos.
El
moscon se fue. La mañana, cerca ya del mediodía,
volvió
a su
calma aparente;
pero
siempre,
siempre,
aun si los
humanos
están
tranquilos,
siempre hay algo que se empeil.a en el mal.
Apareció
un qor r Lorrc c o, gordo,
con cara
de sinvergüenza.
Parecía
un dibujo
animado. Los gorriones,
por lo general,
no
tienen
una cara
expresi va.
Este
e a , Una cari ta
de niño
í,
�depravado,
con
aquella
~onri~a
llena
de
diente~.
Se
fue
derecho
al malvón,
derecho
a aquellas
hojas
donde el mascan
hembra había
deposi tado
con tanto
trabaj o aquella
enormidad
de huevecillos
blancos,
y ya instalado
en esas hojas
empezó a
mover las alas
frenéticamente,
y a r e vc Lce r s e , e a , como quien
da vueltas
carnero
o mejor
como quien
nada
en tirabuzón
debajo del agua, haciendo
caer,
o arrastrando
hacia
sí,
todos
los huevos del moscón. No se si
lo hi zo para
después
ir y
picotear
el suelo,
porque
delé
de verlo
y no supe qué paso
después,
o si simplement.e
se los llevó
entre
las plumas para
ir
e a r ví.éndos e Los de allí
con el pico.
Lo único
que puedo
afiL~nar
es
que
aquel
gorrioncito
montevideano
tenía
una
expresión
de sinvergüenza,
como tantos
chicos
sucios
que uno
ve por
la
calle,
y sabía
que estaba
haciendo
un dañ o, y
disfrutaba
con ello.
*
Silvia Bartram f ue la primera
que se animó a escribirme,
entre
los lectores
y las
lectoras
de e s ta s irrupciones,
a la
di rección
de correo
electrónico
que suele
aparecer
al pie
estas
cc Lumna.s . Le qu s t a leer
y le gusta
escribir,
y también
le qu s ta
resolver
y crear
juegos
de palabras
y acertijos.
Hace unos días me envió este
texto:
Clara manda a las
«ye s , cada manana., a la playa
mansa
para
lavar
las
calzas,
las mallas
.y las
faldas.
~lllnanda va a
la mar salada
al e I ba,
mas a Na tacha
ag-rada más Lavas: más
avanzada
la maiiene . Ac ebacie ya la
lavada,
~4manda danza
y
canta:
-La, lará.,
laralaI·á. ...
-¡Vaya payasada! -ha_bla Natacha .• cansada- ¡Clara la va a
ma t a.r !
-¡Basta!
-aclara
Amanda¡A danzar
y a cantar.,
Natacha!
Jv1aB'anatrabaj aI·ás 111ás.
Admí,ro este
se que existen
palindromática,
tipo de cosas.
He leído
hasta
en U; incluso
oí
pero esto no lo creo.
algún
hablar
cuento
en O, y
de una novela
�*
¿Era Marx quien decía que la historia se repite, sí, pero
la segunda
vez como comedia?
Hay
formas
recientes de
publicidad callejera que recuerdan a Hitler, pero esta vez
tratando de vender una rifa, o una entrada para el circo.
jYarlott(~adinet.com. uy
�.-,
..)
(48)
Un chico gordo, de cuatro o cinco afios, va t omado de la
mano de quien es presumiblemente su madre, una mu j er gorda,
de lentes. Los veo veni r hacia mí. por la calle; van caminando
en silencio, corno sumidos en sus propios pensamientos, yesos
pensamientos parecen agradables; hay un atisbo de sonrisa en
la cara de amb os . Cuando e st.án bastante cerca, la cara del
chico se ilumina con lo que ahora es decididamente una
sonrisa, y se dirige a la madre, con un énfasis adulto, con
alegría pero al mismo tiernpo con toda la seriedad que exigen
los temas trascendentes; le pregunta:
-¿Hoy que comemos, marru ? -'}T en la mirada se le ve el
brillo un tanto perverso de la antlcipación del placer.
*
Entro a un comercio donde venden artículos de limpieza y
cosmética. Me atiende una linda joven rubia, de sonriente
carita redonda. Le digo que quiero comprar repuestos para
cierta marca de máquina de afeitar.
=: Para dama o caballero? +p requnt.a,
Temo no haber oído bien. Sumido en el desconclerto, sólo
atino a murmurar "¿C6mo~1
mientras examino sus f accaorie s
buscando alguna expresión orientadora. Pero ella conserva la
sonrisa servicial y una clara ma racla de profunda inocencia.
fl,
*
Tuve que hacer unos cortes al texto, lo cual es un acto
de tipo casi criminal, pero no podía permitir que la lectora
se adueñara totalmente de mi columna, y menos
que la
d1recC16n de la rev1sta se d1era cuenta de que estoy
explotando a los lectores de un modo cada vez más descarado.
La lectora es, en este caso, Natacha López, quien trabaJa en
la producción de películas y ahora irrumpe con un SUel1.0que
�yo protagonizo, y (me) lo cuenta con, una gracla e nv a d í.ab Le .
Al parecer, yo estaba dirigiendo una pelicula, y.
t.ranscu.r.ría
()
que
no
ha...bía
rn.r smo
en
el
momento.
sea
de s e x xo I l o t empo xe I , todo co i ric i d i.a , ya sea en el rodaje
como
después
en la película
ya montada.
Entonces
e i:e un despe1ote,
pCJI'ql.1eb
i
cien tos de
i
pasando
en el mz srno momento
jl 1CJS
ie
es taban en tod:::;s 1
a 1a
y como era una
pel i.cul e de acc i on había explosiones"
cnc que s , pe.rsecuc~ones.
r~
~~~~7e~~
~ ••
'-'<'-.lll-'.J..
L..-.~.J.. ~e1a~n
J'-'.
eb
e
act.o
Yo
e
cc
o
ae
s
s
edo
t.rataba
de
explicarte
co s e s L1peJ..-'l:::J1..1eS ta.
i xii t en t e j~, s~1"-}
u. LJ.:t
...•.
i«:
te
s
que
v
a
nivel
e
z
,
psoduac i on
de
nos
esta...bas
de 10 mas autoritario
'Yo,""
1
.L..l. L..-•....•...! '"" C;
importaba
un s evi o l , Te
que me
oe r ec i a e s c eb xo s o hacia
el J:txúb l i c o-, , h ec e xl e s ver una _pe l i cu l e
s
n~nr;;runa lógica
interna
TU
se
i
y \~OS zm.1y frío
te
.::::o
'
t.é
xm.i
ao
,-,.J..
cied i caba s
durante
horas
discutirme
a
que
cabro a" es
mal usado,
y no me dabas ni
a 10 que
}ro quería
dec i rt:e ,
Hacía mucho ca l ox ..Y vos tenías
un saco de lana qrue s e y
áspeI'a di x e c t.eme n te pues i.o s ob z e 1a pi el,
y yo es taba segu.ra
de
que
10 ae c i e s
a pz'opósito
pe s:e
enoJar'
a la
gente.
Llegábamos
a una eSI:)ec'~e ele huerto
gigante
con canaJ.etas
de
tierra
e reda , donde estaban
en fila
bi en o x de aad.i tio s ra.i l e s de
animalitos
chiquitos.
Había
ratones"
tieras t e x s ,
ardillas,
conejitos,
todos del tipo.
Y t e a i en montones
de qierio s (tae i z ,
qe cban z os , po io t.os , e t.cé t e s:e ) al 1edo , }l ¡::JOI'orden
tuya
tenían
que
p~J.as.
pob s ec i tos es i ebeu:
.:::t su
labor
y vos te pe s eabe s
esit.s:e
ot.ra
ellos
autoI'i t exi o,
te
vez
L
s
-
-
ri
"e
aob
s
s
e
ric
a
,
t.eba
bol
cuestionaba
la
lógica
de
la
situación"
con tes t.abe s me enoj
y me de spe s:té.
y
e
como
no
me
é
No me explico, Natacha,
como podé3
"escabroso" de un modo tan inadecuado.
u3ar
la
p a l abra
*
E3tá1:)am03.sen t aclo s a la mesa y ..JuanIgnacio, de un os o cho
año3, in3i3tía con mucho
te3ón en que le contara una
historia,
°
un
chiste,
°
le planteara
un
acertiJO,
cosas
que
�2
ser habituales de nuestros almuerzos en esa epoca.
Como yo no tenía gana3, o habí a agotado mi repertorio, le
respondí con impaciencia, mientras el tomaba un vasc de agua
para llevarlo a los labios:
-Ignacio, ¿ vos te c re s que el mundo e s un circo, y que
está lleno de payasos para divertirte? -dije.
-Sí -respondió;
luego bebió
lentamente
el agua que
que daba en el
vas o-: . Y vc.:s s c s une de e l Lcs -concluyó,
mientra3 apoyaba el vaso en la mesa.
é
.. . . . .. . . ... . . .. .. .. . . . . . .. . . . . ... .. . .. . . . . . .... .. .
jvarlott.(!i1adinet.com.
uy
�IRRUPCIONES/
Mario
(49)
L~vr~ro
En la calle,
un hombre grita
"·cigarro,
cigarro"
cerca de
v mientras
me VOy aleiando
sique su especie
de canto
rru oído,
morió tcno
con una voz taladrante.
En medio del bochorno de la
np.n.s,9 r
t.axde
en las
de ve rano
inevitablemente
me hace
r ---- -••••
~
-'
_&
••
chicharras,
en aquellos
veranos
que pasaba
en medio de un
bosque de pinos,
cuando durante
horas y horas,
panza arrlba,
no se podía
hacer
otra
cosa que oír
de tanto
en tanto
el
ruido
inesperado,
como un e s t.a Llado , de las
piñas
que se
abrían
al .soL,
y ese canto
de la chicharra,
tan
llamati v o
pero
siempre
idéntico
a sí mismo, cuando parece
que se da
cuerda y se da cuerda hasta
que al fin aue I ta un sonido muy
prolongado,
que uno nunca sabe bien cuándo termina
porque se
d.istrae.
Después pensé:
"Este
hombre, en una vida an t e r i or ,
debi6 ser chicharra",
y todavía
oía su voz, y aunque no creo
en vldas
anteriores
supe
que
en una
vida
anterior
fue
realmente
chicharra,
que también se llaman cigarras,
y lo que
ahora qUlere es explicar
que, antes,
él fue cigarra,
cigarra,
y que ahora está contento
porque volvi6
el verano.
Llegc- a mi casa y busco en rru v e j o ci.í.c c one zí.c , y me
dice que al cigarro
se le Ll.ama así por el parecido
que tiene
con el
cuerpo
cle la
cigarra,
parecido
que yo no podría
d s cu tí c pC1rque hace mucbos afio s que no veo una clgarra
de
cerca,
desde
aquella
epoca
remota
en que mi ti í.o Ti to las
cazaba para
mí, en un balneario
donde se jun.taban
a veces
muchos parientes,
y me las ofrecía
encerradas
en una caJa de
fósforos.
~;iempre me asombró aquella
habiliclad;
"",::[0 j arná s pude
detectar
de dónde venía exactamente
el sonido.
Cada vez que
me parecía
haberlo
descubierto,
volvía
a oírlo
en otro lugar.
Recién en e s te momento se me ocurre pensar
que tal
vez fueran
varias
c i qa r r a s que se turnaban;
a í.emp r e creí
que era una
sola y que se divertía
escondiéndose
de mi. Y qué era lo que
hacía yo con la chicharra
que me regalaba
mi t.á o, es a190 que
no puedo recordar
ni imaginar.
Es muy pr ob abLe Lqu
e no me
animara a abrir
la caja.
Después de todo,
tal
vez adentro
de
aquellas
caj as de fósforos
nunca hube' chicharras,
y de alguna
manera nú tío me lo hacía
creer,
conill aquel otro
sujeto,
un
pintor
amigo de mis padres,
que me extraía
caracoles
de las
orej as y hacia
que me aparecieran
monedas en los bolsillos.
Sin emba rq o, recuerdo
haber visto
chicharras
muy de cerca,
y
í
í
í
�creo
ver
ral.
El.
.•......
l_lO
y
tr~n~p~rente~
. e .•....
';;'r-do '~<..L
1""'5
1_ ••...•.1
qrue~~~,
como
de
d;=-o.'e,
~~- =. •
clo
->- e
r.on
-
51.1J
Una5
a Le e
at.r~ve;5ada~ por
mica.,
infinidad de nervaduras marrones.
Según el di cci onari o, t.amb n se llaman "chicharra" un
taladro para agujerar el hierro, y un instrumento de s cn do
cle s aq r aclab Le . En casa hay uno de éstos, pero lo llamamos
í.
é
í
*
Irrupciones
de lectores
Rodolfo
FOl1.seca
RnRrpr1n
nnr
'-'l~ ._~ - .~~ '-' 1:"' ~ ~
ca..sllla.. de
nrimprR
1:"' ~ ~~,,~
~ ~
.·-~o
\-t.\....
000-0
,"-L.JLt.L-1
~.
misteriosas,
cuando todo en casa y en 1 ct
calle está en
silencio. Cori mucho respeto fue tanteando el terreno, a ver
.
",.
,
~
...,
1"
Sl era pos1D~e
a1a~ogar. Despues me enV10
a~gunas pos~a~es ae
Helo,. ~escaneadasu V repintadas
por él, Y yo correspondi con
~
+
..
un a rch ve' que c enaa un sonido electrónico ma s b a en sutil.
Este sonido, según Rodolfo ...
.L
-
í
. me
111. Z
a.e'o o .r .~~
a r .'
o
, .
pa]a.r-o
lr .-..-. lr -.1-." ,-o ~ -.
A'J'
l~~CJ..r
....
i?.•.
CI..L!U..L.l.. CI. ,
,.
.
.
-.
.,
con t r apc s ~el ci: , al
que
g-.r'i to
.¡... , •• -. ,-o .-. -e-,
L-.J...C,l,iCLl
del
los
austIal~allDS
v
neDzelalldeses;
es
Ulla c'aIcajada
I eiqe
-l
.-'
7.,
7.,
- .•
,-.,
] ug-c1sa. .::;.~ znz paare
za
auo i e r e
conoc i ao
a~L'~a que
era
parecida
a la caL'cajacla
de Lav e I Le j e (ahora;
sa.ber de dónde
pecire
que
la
carcajada
de Lavalleja
e i:e larga
Y
c 11rro.~.=¡. y.:! es demasiado
pedirle
al prój iiao) = y se s uL ta. que la
..J--~---l
l'''''';::'
7'
~I/-
1--r11 p
l·~lrl
-' ....••...•..•.
-- -'- --' .•.•.
.,
'-:1 - . ..,:
#
hac"~a
.=t rl }'~ rl ¡-l .;
~.L"-.J'
--
---
-
,
.•••. --,...
.ri
••••••.
-.=i
..
n t: .=t
1-' '- --
-...J .•..••..••..•.•....
P ...-, 1·
-'....
n
r'( .•.7 P
.=:
'-' '--' /
.•. .••..•. ~
::-'I?
1~~l"".' ~~.t
(-'J
- - -- -
i:- F:- -r.i ----r ~
r:ie.l
111e.llC/~01]
-. 1
t.ode la vida
sin en coritz re xree con nadie
pase
que conoc i e s:e a..L
1 _
bicho
o a la caric i oo , has ta hace pocc1s días:
se me di o .id
¡ -.
"En ce.x ta u, la
co irici deric i e de que b usce ado o ii:e cosa
en ..La
enciclopedia
de
Hi cx os oi t , me encue o t s:o con
el
bi crio
con
cea ::o rri sa o xebado v t odo . v a 1 a. tarde
cae DC,'L casa a t.ome s:
,
,
.
leyó bi en : ae s e spe iaao por- mate
.
_'
-'
~
-i.
.L
no
l1'1ás ma te.
i ... J. a
Eue i:« cosa
�Después vinieron
esta f orma tan curiosa
otras
historias,
que
de tej e r s e una amistad
jvarlot.t{~2adinet.com.uy
fueron
pautando
a distancia.
�
Dublin Core
The Dublin Core metadata element set is common to all Omeka records, including items, files, and collections. For more information see, http://dublincore.org/documents/dces/.
Title
A name given to the resource
Fondo Mario Levrero
Subject
The topic of the resource
Literatura uruguaya
Creator
An entity primarily responsible for making the resource
SADIL - FHCE - Udelar
Source
A related resource from which the described resource is derived
Colección Mario Levrero
Publisher
An entity responsible for making the resource available
SADIL - FHCE - Udelar
Date
A point or period of time associated with an event in the lifecycle of the resource
1940 - 2004
Rights
Information about rights held in and over the resource
Familia del autor
Dublin Core
The Dublin Core metadata element set is common to all Omeka records, including items, files, and collections. For more information see, http://dublincore.org/documents/dces/.
Title
A name given to the resource
“Irrupciones (44)”/ “Irrupciones (45). A Fernando Cabrera”/ “Irrupciones (46)”/ “Irrupciones (47?)”/ “Irrupciones (48)”/ “Irrupciones (49)”
Subject
The topic of the resource
Literatura Uruguaya
Description
An account of the resource
Originales mecanografiados de relatos éditos
Creator
An entity primarily responsible for making the resource
Mario Levrero
Source
A related resource from which the described resource is derived
Originales de Mario Levrero
Publisher
An entity responsible for making the resource available
SADIL - FHCE - Udelar
Date
A point or period of time associated with an event in the lifecycle of the resource
1940 - 2004
Rights
Information about rights held in and over the resource
Familia del autor
Language
A language of the resource
Español
Type
The nature or genre of the resource
Original de tres folios mecanografiados, sin fecha ni menciones de ningún tipo/ Original de tres folios mecanografiados, sin fecha ni menciones de ningún tipo/ Original de tres folios mecanografiados, sin fecha ni menciones de ningún tipo/ Original de tres folios mecanografiados, sin número mecanografiado, en el lugar donde debería estar, aparece el número 47 ológrafo/ Original de tres folios mecanografiados). [Original si fecha ni menciones de ningún tipo/ Original de tres folios mecanografiados, sin fecha ni menciones de ningún tipo
-
http://humanidades-digitales.fhuce.edu.uy/files/original/03f72a2f9f0f20e51c3b6a551c3b6ad1.pdf
b4fb3f8efd9d59065544ff03c7f4853f
PDF Text
Text
�����
Dublin Core
The Dublin Core metadata element set is common to all Omeka records, including items, files, and collections. For more information see, http://dublincore.org/documents/dces/.
Title
A name given to the resource
Fondo Mario Levrero
Subject
The topic of the resource
Literatura uruguaya
Creator
An entity primarily responsible for making the resource
SADIL - FHCE - Udelar
Source
A related resource from which the described resource is derived
Colección Mario Levrero
Publisher
An entity responsible for making the resource available
SADIL - FHCE - Udelar
Date
A point or period of time associated with an event in the lifecycle of the resource
1940 - 2004
Rights
Information about rights held in and over the resource
Familia del autor
Dublin Core
The Dublin Core metadata element set is common to all Omeka records, including items, files, and collections. For more information see, http://dublincore.org/documents/dces/.
Title
A name given to the resource
“La casa de pensión”
Subject
The topic of the resource
Literatura Uruguaya
Description
An account of the resource
Original mecanografiado de un relato édito
Creator
An entity primarily responsible for making the resource
Mario Levrero
Source
A related resource from which the described resource is derived
Originales de Mario Levrero
Publisher
An entity responsible for making the resource available
SADIL - FHCE - Udelar
Date
A point or period of time associated with an event in the lifecycle of the resource
1940 - 2004
Rights
Information about rights held in and over the resource
Familia del autor
Format
The file format, physical medium, or dimensions of the resource
Cinco folios, fechado en “Piriápolis, mayo 67”
Language
A language of the resource
Español
Type
The nature or genre of the resource
Original mecanografiado en tinta roja. El texto tiene varias anotaciones manuscritas que aclaran que “no existe texto original, (destruido para su corrección)”
-
http://humanidades-digitales.fhuce.edu.uy/files/original/436e2528be640ac645763d94c4c9448f.pdf
2749fbf432b7f318aa9f78f63d703b0c
PDF Text
Text
II
— 09T —
Bun s^ -bubiisud Bja bj Bj BqBajoqjB opuBtio ojaqBjjB o soouauoj
son^is ap Biuaisis pp uopuaAui Bjsa uojbzub^jb soadojna sojqand eo^
•sajBuopuaAuoD sbjibjS o souáis uoa sojjBiuasajdaj Bjsd ua^njijsuoo soj
anb 'sajdinis o soaiqBjis 'sopiuos soj sojqBDOA soj ap jbjsib b opBáajj
opuatqBq ou 'sojoqrajs soj A SBuiB-i^oopí soj 'gBiiBjSojDid sbj aiuBipaui
SBopí sne uojBsaadxa Baijaury ap SEuojaoinB sauopsu sb^j •Biuoipi
un ^p SBraauoj so^ jB^uasajdaj BjBd ubajis anb souáis ap o^ajduioo
Bxuajsis un ap uoisasod bj 'jpap sa 'sojjosou souiapuajua bj oinoo
jbj Bjnnj^sa ^p souBaijaure sojqand soj ja^ajBa ^p ajuapiAa oqoaq
p a^UB o^sandim opis Bq 'saiuBJ^níi SBniauoj %o\ ap box^bjS hotob^
-uasajdaj b^ jBaijiun BjTinjad A Bi^ajBiu bjs na nB^ndsip anb sB^nosa
A SBionapuaj SBjmjsip sv\ Jod a^cjBjdaaB noionpDS Bun b JB^aj[ BJBd
a^qipuiosajdmi 'juBJBnS btjbjSojjo b^ ap opnzuapuo^ oipnjsa a^s^
•BuojDpjtiB Biininodoj B^ ap iisbiiS-bubib^ p
'bib[^ oeojnqanB p BjSBq npipuaui p Bio^q A 'sBnozBUiy osonjsafBin
jap BjnpBaoqniasap b^ BjgB^ a^jon p BiDBq '^enSBJBj pp A BuipuBgp
BiAi^og bj ap sosnaiuui soub^[ so^ apsap BjB^ip as anb BDijBjSoaS BaaB
BOIISIJSBA Blin BJted UOIOBOIJIuSlS aiUBAap^ UBJ 3P O^tl0BU^3A BUlOipi
ajsa ap Bjuasa npisajdxa b^ asjBisnÍB aqap anb b bjjbjS bjobx^ v\ 'uoio
-BjdaaB [Baana^ A zappin anuojiim uo^ 'jaoapqBjsa ap 'inBJBn-^)
bj; ajqos sanope^iisaAin a sotpnisa so^ ap o[[ojjBeap p Bjred
o ^jaaxnBpnnj uoxjsana B^ 'hbjb oeoJopjB ap ojuaxa ou 'ojuamiiu
-a^ap ouBsaoau p uod opn^sip A 9;bj^ as '—ttaouBp3qo uou,, ^ijajsa b^ o
osuBasap ys a^uain^BJau^^ opBnpsap pAijsa opouad p a^uejnp sosoip
-n^sa ap oapnu pp sauoisas sbuba uojbzi[B3j as sand— 'uopdnjjaíux
uis 'sqoaj Bsa apsap A 'otu&uimJnd^Q p uojB^Sajm anb
ap odnj^ p o^njijsuoo as opBSBd oub [ap ojso^b ap saui p u
rmSua'j vj ap soipnjs^ ap oju^iuviund^Q p oa^a A apa^cad 'sbjou SB^sa
apuanxa anb Josajojd p JB^ijn sa anb ap sBpuai[) A sapBpiuBinnj^ ap
pBjpnoB^ b^ ap aÍBnSua'j pp 8Bpuai[) ap BjpajBD b^ 'iuBJBn-^ BnSua^ B^
ap uopB^nsaAut a oipnjsa p aBjninijsa ap oiisodojtd anuij p U03
soianxsa aa oh¿m33 kq aa
pp sbtou^i^)
•ouisjoja^ pp bjjosojij Bun sa sauíBf -j^ ap bijoso^ij b^ osa joj
•SBUtAip sbso3 sb{ 3p a)uauiBja)ua ops^ap^ jas un sa ou aiqraoq p
omoo 'SBUBinnq sbboo sv.\ ap a^uauíB^a^diuoo op^Ca^ jas un \a BJBd sa ou
soiQ 'SBjp uoa ajqraoq p ao^q anb BJauBui ^nSí ap uBpn^B oj A ajq
-raoq p uaun as anb ouis 'saiuBjadoni SBOisipiatn sapBptjua ouioo 'sai
-uapuaosBjj aiuainspBuijsqo uaaauBinjad ou anb 'sapqísiAur SBpuasajd
ap opnntn un ua sopt^jaums sonjB[[Bq ap spuaijadxa B^ na
uoi^ipj B[ ap Bpuasa B[ 'sauíBf BJBd ^anb sotuaA 'uoisnpuo^
"(O^T "8?d l'0^ 'sai^aijo^ ai/j; 'sauiBf -j^) -w¿oj0Bxa
-pnsaj un b ajdiuais opuBSa^ 'eouja^Bno A op^ap^o 'Bjqa^[B 'b^
BjJiainoaS 'BjjjaraoaS B^ jod sooijbjS A sooiaainnu soiBp so^ ubibjj
sooi}BinaiBin so^ anb opora omsim pp 'sBjm^stp sapnujaB opuBmoi
jÍ eauopdaouo^ SBsaaAip opuBapdma jBjjauad soutBjaipnd saj^na sb[
na 'sbjjo sb[ uoa SBun asopuBj^anadmo^ 'pepipaj ap ssjajsa SBSjaAip
ap JBjsuoa BJBd of^^dinoD ajuBissq o^ opunra p jas Bjjpod ou 'opo^ ap
sandsaQ?,^ "usjadns b^ osb^b anb A uaApnAua b^ anb sap^pi^aj uod
uopBoiunuioa ua bih^b p j^fap japod b A asjipuaj ou b 'uotjsan^
B^ BjaaiqB j^fap b oqoaaap p 'sa o^sa í 19910 v o^o^u^p p ou '19910 ap
pvjunion bj iBpnuuoj Bjaraod ns Bi^ajJoa anb sa opiiuas asa u^
*(lOl '^?<I 'Z910UO^ 9J S19yl '^UB^ •) *WSOIQ U3 J33J3 OU
anb 'ssapi sns ap o^nnfuoo p ua,, Bpuajajip ubj^ Bun Baaoa^qBjsa
buisiui B[ 'spuaaja Bisa BnjaB anb ua btujoj bj a^uaraBjoBxa jBtnuua^ap
Bpand ou anbunB 'bjio ap o BjauBtn Bun ap anb Bsuaid íaaaa saniBf
o^jBqma uis 'Bpiutpp BJauBui Bun ap sotq ap Bapi B^ ap uasjiAJas,,
Bpand ou anbuny -^BJauBUi BunS^ ap aaoouoo aqaQ,, '^BjauBui BunSpj
ap JBnop^Baj aqap ^^,, 'MJBnj0B aqap i^n -^snui 9^n :jod 'uBzuaini
-od 'sotq b Jiqa^uoa aqap as [Bna b^ uoa BjauBui bj ajqos SBisandsai
sng ^^jiispca aqap p anb 'p ap pBpisa^au bjubj oSuaj oA anbjod
s^,, :bjb3oaui anb oj sajBjuaiuyjadxa ssqanjd ra 'sojuaiuiBuozBj nos
ou 'soiq ua aajo anb Jod saraBf b BjnnSajd as opusn[),, ¿BBpuaSrxa
8Bjjo 'jboijou Bpuauadxa bj na uopoBjsijBS ns uBj^uanaua anb sapsp
-isaaau sbj ap opB^ jb 'sojjosou ua Av\\ o^[? •pvptS909u ouiod ouiAip
oj o soiQ ua emJoj8UB.11 as tviouaiiadx9 oinoo 'outAip oj o 'sotq
^p
•ojsipmjj
ar :ttsojqr]; sns ap BjsijBJnjd sonara,, pp s^abji b pBpiun
�creación enteramente moderna ante la luenga y multisecular evolución
histórica de las sociedades humanas. Por otra parte, se trata de
métodos distintos de expresión del habla humana que para los lectores
o intérpretes de los sistemas americanos eran tan claros y fáciles
como lo es hoy para nosotros la lectura de los impresos actuales. Ante
la reproducción o el original de un códice maya, por ejemplo, un
nativo del Yucatán o de Guatemala que descienda de antepasados de
esa gran nación americana, que alcanzó una superior y admirable
civilización, cumbre de las culturas autóctonas de América, —y que
posea el rico y sonoro idioma de sus progenitores—, leerá de corrido
y sin interrupciones lo que está consignado y expresado en colorea
das y nítidas grafías, al tiempo mismo en que va desenvolviendo las
plegadizas hojas o caras del pintoresco manuscrito.
Han colaborado en este estudio, asistiendo a las sesiones del
Departamento, con asiduidad ejemplar e infatigable entusiasmo, un
calificado núcleo de estudiosos, bajo la dirección del redactor de
estas apostillas, en el que figura el autor de este trabajo sobre orto
grafía guaraní, señor Antonio E. González, laborioso e inteligente
ciudadano paraguayo que ejerce con dignidad y prestancia el cargo
de Cónsul General del país hermano en nuestra capital, y que, dotado
de un amplio espíritu y recia fuerza de superación, ha preparado
este estudio con dedicación digna de ponderación y estímulo.
Milita también en el grupo de colaboradores del Departamento,
el doctor Máximo Pereyra, dinámico y esforzado guaranista que dicta,
con ahincada vocación, la cátedra de Idioma Guaraní en el Instituto
de Estudios Superiores a la que concurren, desde el año 1938, en
que fue creada por iniciativa de la Sección de Filología, numerosos
admiradores del riquísimo y armonioso idioma vernáculo, que van
preparando elementos significativos para las investigaciones y estudios
del Avañe'é. Máximo Pereyra, abogado paraguayo que ejerce actual
mente en nuestro país, es un estudioso de ley a quien se le sorprende
siempre en nuestra Biblioteca Nacional escudriñando los textos e in
folios sobre el habla guaraní.
El ingeniero Rogelio Escobar Gómez, a quien el ejercicio de sus
tareas profesionales en el Interior de la República, no le impiden
dedicar largas horas de vigilia al culto de la lengua aborigen, teniendo
ya casi listo un profundo estudio sobre la música folklórica paraguaya,
tema que se halla a consideración actualmente del Departamento.
Escobar Gómez es un espíritu inquieto y activo, admirador del Folk
lore de esta libre tierra de América y coopera eficientemente en la
compilación folklórica uruguaya que inició y prosigue la cátedra de
Ciencias del Lenguaje.
Un distinguido médico paraguayo radicado entre nosotros, empu
jado por el vendaval de las turbulencias políticas, no aquietadas aún
en el hermoso solar paraguayo, —el doctor Osear Creydt—, forma
parte también de la falange guaranista. Hombre culto y sereno, com
prensivo espíritu, da los últimos toques a un trabajo valioso sobre
la familia guaraní, que el Departamento considerará en las sesiones
del año actual.
Basiliano Caballero I rala, trabado a menudo por sus tareas coti
dianas que le absorben buena parte de la jornada, se dispone, a pesar
de todo, a colaborar eficazmente en el Departamento y dedica sus
ratos libres al estudio de la gran lengua aborigen. El Dr. Carlos A.
Pastore, es otro entusiasta y activo miembro del Departamento, y el
apreciado médico paraguayo Dr. Jerónimo Echagüe Vera, residente
en la cercana población de Santa Rosa, Canelones, contribuye asimismo
con su esfuerzo a las tareas que desarrolla el Departamento. Tampoco
es justo olvidar al doctor Anselmo J. Peralta que, pese a realizar con
tinuos viajes a la capital vecina donde lo llaman sus intereses, dedica
— 162 —
— 163 —
fructíferas horas a los estudios guaraníes.,
Finalmente, el doctor Ignacio Soria Gowland, recién incorporado
al Departamento, ofrenda a éste todos los dones de su espíritu superior,
compenetrado del más puro e intenso americanismo, y que siente
hondamente todas las manifestaciones de los grandes pueblos ameri
canos: su arte, su lengua, su rico, jugoso Folklore.
Todos estos excelentes colaboradores han contribuido a la obra
que desenvuelve el Departamento, y cuya primera exteriorización es
el trabajo sobre Ortografía guaraní que publicamos en el presente
volumen.
PLAN DE TRABAJO DEL DEPARTAMENTO DE ESTUDIOS
GUARANÍES
El Consejo Central Universitario aprobó el Plan que para regir
las actividades del Departamento, propuso en su oportunidad la cáte
dra de Ciencias del Lenguaje, entonces, julio de 1945, anexa a la Uni
versidad de Montevideo como núcleo de investigación y enseñanza
superior, e incorporada luego a la Facultad de Humanidades y Ciencias
recién creada.
Ese Plan ha sido establecido así:
1. — El Departamento de Estudios Guaraníes de la Universidad
de Montevideo se propone:
a)Compilar los nombres guaraníes usados en la toponimia, en
la flora y fauna uruguayas, y en el habla común, y establecer su sig
nificado, separando en lo posible sus raíces y elementos componentes.
b)Determinar en qué forma la lengua Guaraní sustituyó a la
lengua Arawak hablada por los aborígenes del Uruguay, en las deno
minaciones a que se refiere el anterior apartado.
c)Cooperar con las academias e institutos de lengua Guaraní
para el impulso de los estudios e investigaciones sobre este idioma.
d)Organizar cursos de idioma Guaraní, otorgar diplomas de
suficiencia en esta lengua y dictar conferencias sobre el idioma.
e)Hacer estudios comparativos del Guaraní de la época colonial
con el Guaraní hablado en la actualidad.
f)Contribuir al estudio comparado del idioma Guaraní con las
otras lenguas autóctonas americanas y con las de allende los mares.
g)Hacer publicaciones de toda índole sobre el idioma Guaraní.
�— €91 —
j^) Binoipi ja ajqos sjopui Bpoj ap sauoiaBaijqnd j33Bjj (8
•saJBtu soj apuajjB ap sbj uoa j SBUBoijaniB SBUoj^ojnB SBnáuaj sbjjo
sbj uod juBJBn^) enioipi jap opBJBdnioD oipnjsa jb jjnqtjjno[) (j
i
•peptjBn^oB bj na opsjqBq juejBn^ [a uod
jbiuojo^ Booda B[ ap niBJBnf) jap soAijejedmoa soipnjsa jao^jj (a
•Braoipi ^ ajqos SBianajajuoa jBjoip ^ bii^usj Bisa na Biansiaijns
ap SBtuojdip jbSjojo 'inBJBnf) Bmoipi ap sosjns JBzinsájQ (p
•Btuoipi ajsa aiqos ssuoiaBSijssAui a soipnjsa soj ap osjndun ^a BJBd
iubjbii^) BnSuaj ap soinjijsni a seiuiapBaB sbj noa jBjadoo^ (^
•opB^jBdB jotjajus ja ajaipj as anb b sauoiaBuim
-ouop sbj na '.^BnSruQ jap sanaSxjoqB soj jod BpBjqsq ^jBMBjy BnSuaj
bj b aánjijans juBjBn^) BnSuaj bj buijoj anb na jeuinua^aQ (q
•gajuauoduxo^ soiuamaja A saaiBj sns ajqísod oj na opuBJBdas 'op^aijín
-Sis n8 jaoajqEjsa A 'uniuoa BjqBq p na A. 'eBjíenSnjn BnnBj A bjojj b^
na 'Binnuodo) v\ na sopBsn B^iuBjBnS sajqmon boj jB[iduio^) (b
:auodojd ae oapiAainoj^ ap
pBpisaaAiaf^ b^ ap ssiimjnn^) soipnts^ ap otuaiuvjjvd^Q j^ — o'\
— ^91 —
oub pp
sanoisas sb^ na BJBjapisnoa oiuaiuntjnd^Q p anb 'jnBJBnS bi^iuibj bj
ajqos osoi[ba ofBqBjj im b eanfaoj sotaij[ti so^ Bp 'njiJjdsa OAisnajd
•moa 'onajas A ojpia ajqraojj 'BjsinBJBnS a^nB[Bj e[ ap naiqraBj ajjBd
buijoj *—tpAau^ uoosq jojaop ja— 'oXBnSBJBd jb[os osonusq p na
uiiB SBpBjambB on 'SBoiji^od SBiauapnqjn) sb[ ap [BAepnaA p jod opBÍ
-ndma 'sojjosou ajjua op^oip^i o^Bn^BJed oaipam opmSuijsip u[\
•af^nána^ pp 8Bianai[)
ap BjpajBa b^ anSisojd A oíaim anb B^BnSnjn Baijopn^oj uopBjtidmoo
vi na ajuaraajuaiaija Bjadooa A Baijamy ap Bjjaij ajqi{ Bjsa ap ajof
pp JopBJimpB 'oAijaB A ojatnbni njiaídsa un sa zatup^ jnqoos^
uvjjvdBQ [ap ajuarajBnjoB noiaBjapienoa b Bjpq as anb Binaj
^j^oj Baisnni B[ ajqos oipnjsa opunjojd nn ojsn; issa vA
opuaiuaj 'na^uoqB Bnn3^ B[ ap oj^a p bijiSia ap SBJoq sbSjbj j^aipap
napiduii ^\ on 'Bai^qnda^ I ^p Joija^n^ p na sapnoisapjd 8B9jbj
sns ap oíaiajafa p nainb b 'zawp^) uvqoos^ oijaSo^ oaaiuaáui ¡^
'iubjbti^ Bpqeq [a ajqos so^oj
-ni a 8ojx3j soj opuBuupnasa pnoiaB^f Boajoi^qig Bjjsann na ajdmais
apnsjdjos a^ as nainb b X^[ ap osoipnjsa nn sa 'si^d ojjsann ua ajuara
-pn^aB 33J3Í3 anb oiBnSBaed opB^oqs 'vj^ajaj otutxyj^^ -a^uvay ^ap
soipnjea A sauoiDBSijsaAui sb^ BJBd soAijBoijioáis soinamap opuBJBdajd
uba anb 'opnasnjaA Binoipi osoinomjB A omismbu pp sajopBJimpB
sosojamnn 'Bt^opii^ sp uoiaa^g bj ap BAijBiaini jod Bpsaj^ anj anb
na '86l 5B Ia aPs^p 'najjnauoa anb bj b sajouadng soipnjs^ ap
:i8B oppa¡qBi8a opis eq ubjj as^
'BpBaaa naiaa^
8Bpnai[) X sapBpiaBranjj ap psipna^^ b¡ b oSanj epBJodjoaní a 'joiJtadns
BzuBuasua ií uoi^BS^saAut ap oojonu omoa oapiAainoj^ ap pepisjcaA
-infi b[ b BxanB 'g^6T aP ílnf '89^uoín3 'afBnSns'j pp 8Biauai[) ap Bjp
Bf pBpiunjjodo ns na osndojd 'ojnainBjjBdaQ pp eapBpiAiiaB ee^
BJBd anb ub|,j p ^qojdB ouBjisiaAin^} pjjna[) ofasno^ ^g
Oínjij8uj J3 us jnBJtBn^) Buioipj ap Bjpaj^a bj 'uoiob^oa BpBouiqs uoo
'Bjaip anb BjsmBJBnS opezjojsa A oaiuiBuip 'vuÁauaj oiuixn^^ aojoop p
'otuavu. fHJ. n daQ jap ssjopBJoqBjoa ap odniS ja na naiqmei B^ijip^
•ojnmpss A noiasjapnod ap BuSip n^iasaipap noo oipnjsa ajsa
opBJBdajd Bq 'noiaBjadns ap ezjanj Biaaj A njijjdsa oijduiB un ap
opsjop 'anb A 'jBjídsa Bjjsann ns ouBuuaq siBd jap jsjandf) jnsno^) sp
oáaBD ja BiauBjsaad A pBpin^ip uoa aajafa anb o^en^BJBd ouBpBpma
ajuagi^ajuí 3 osoiJoqBj 'zajpzuof) •^ otuotuy Joyas 'juBJBn^ bijbjS
-ojjo ajqos ofsqBJi ajsa ap JojnB ja Bjn^ij anb p ua 'sBjj^sodB SBjsa
ap jojaBpaj jap noiaaajip bj of^q 'sosoipnjsa sp oajonu
nn 'orasBisnjua ^jqBÍfrjBjuí 3 jBjdmafa pspmpisB uoa 'Ofu
jap sauoisas sbj b opuapsiSB 'oipnjsa ajsa ua opBJoqBjoa ubjj
•ojij^snuBín o^sajojuid jap sbjb^ o SBfoq SBzipeSajd
sbj opu^iAjoAussap ba anb na orasiiu odniaij jb 'sbjjbjS SBpijiu A scp
-BaJojoa ua opBsajdxa A opsuSisuoo Bj^a anb oj sanoiadnjja^uí uis A
opuJoa ap Bjadj '—sajojlu^áojd sns ap Bmoipi ojouos A ooij ja Basod
anb A— 'Baijsray 3p SBnojoojnB SBjnjjno sbj ap ajqrana 'uoiaBzxjiAia
3jqBJimpB A jouadns Bun oznBajB anb 'BnBauauíB uoidbu UBjá Bsa
ap sopBSBdaiUB ap Bpnaiasap 3nb BjsmaiBnf) ap o UBjBan^ jap oaijbu
nn 'ojduiafa jod 'b^bui aoipoa un ap jeuiáiJO ja o uoiaanpojdaj bj
ajuy -sajBnjaB sosajdnn soj ap Bjniaaj bj sojjosou BJBd ioq sa oj omoa
saiMvavno
soianisa aa oiMaKVxavaaa iaa ofvavax aa
•uann^oA
ajuasajd p na soniBaipqnd anb tuoutmS mfvuSo^^Q ajqos ofeqBjj p
sa noiaBzijojjajxa Biamijd vAno A 'oinaniBiJBdaQ p aApnAnassp anb
Baqo ^\ b opinqi-uuoa n^q sajopBJoqB(oo sainapaxa soisa sopo^
•ajoj5[[oj[ oeoSnf 'oau ns 'BnSnaj ns 'ajJB ns : sonsa
-uamB sop^and sapnBj^ soj ap saaotaB^sajin^m sb[ SBpo) ajuaniBpuoq
ajnais anb A 'omsi^Bauame osna^ni a ojnd sboi pp opBJianadmoa
'jtotjadns niuídsa ns ap sanop soj; sopo) ajsa b spnajjo 'ojnaniBjjBdaQ p
opBJodjoam naiaaj 'puvjcno^ muo otomi^i jojaop p 'ainara^nt^
'-sajnBJBn^ soipnjsa so[ b SBJoq SBJajijanjj
Baipap 'sasajajuí sns uboibij o\ apuop BaiaaA pjíd^a B[ b safeíA sonmj
-uoa jBzipaj b asad 'anb ntjvuaj •[ ouijssuy joj^op \v jBpiAp^ ojsnf sa
oaodmB^ •ojuauíBjjBdaQ p B^ojjssap anb BBajBj sbj b ozjanjsa ns uoo
omsiuiisB a^nqijjuoo 'ssuopnB^ 'bso^j BjnBg sp uopB^qod BUBajsa bj na
ajuapisaj *J/^ ^r^^ip1^ owiupjaf mq oÁBnáBJBd oaipam opBiaajds
p A 'ojuauíBjJBdaQ pp ojqmaim oaijdb A Bjseisnjua ojjo sa 'ajojs^j
•y sojjv^ *jq i^ "uaSuoqB Bn^na]; ubjS v\ ap oipnjsa p sajqi^ sojbj
sns Baipap A ojnamBjjedaQ p aa ajnamzBaija JBJoqsjoD b 'opoj ap
jBsad b 'auodsip as 'BpBnaof v\ ap ajJBd Buanq uaqjosqB a^ anb SBUBip
83JI3BJ A 8OJBJ3 UBJ UBJ3 8OUB3IJ3UIB 8BUI3J8I8 SOJ ap 83J3jdjajni O
sajojaaj soj BJBd anb BUBmnq Bjq^q jsp uoisajdxa sp sojmjsip sopfojaui
sp bjbji as 'sjjBd bjjo jo^ -SBUBumq sapBpapos sbj ap
noianjoAa JBjnaasijjnm A sSuanj bj ajuB Bnjapom ajuaniBjajua
-i^oo SBajBj sns jod opnuara b opeqBJi ^í^oj/ ouajjvqv^ otmijisvg
�2. — Se constituirá el Departamento con todas aquellas personas
que, con los fundamentos lingüísticos necesarios, deseen contribuir con
su esfuerzo personal al logro de los fines estatuidos.
3. — El catedrático de Enseñanza Superior e Investigación de
las Ciencias del Lenguaje de la Universidad, ejercerá la dirección del
Departamento, estableciendo la coordinación imprescindible y rela
ción jerárquica con las autoridades superiores de la Universidad, de
las que depende la referida cátedra.
4.— El Departamento designará al colaborador que ha de des
empeñar las funciones de secretario durante el año universitario, así
como podrá designar nuevos colaboradores para integrar el Depar
tino, sino que en una vasta región del Brasil es también lengua hablada
actualmente y motivo de los más serios y ahincados estudios de numemoso núcleo de investigadores. La versión de los fonemas propios del
guaraní-tupí al español o al portugués se realiza de acuerdo con los
sistemas fónicos de cada una de estas lenguas neolatinas, de donde
resulta una ambigüedad y confusión lamentables al representar tales
fonemas en forma distinta, segiín se trate de uno u otro idioma. Tal
ocurre, por ejemplo, con el sonido de la y que es semejante a la y
española consonante, pero que el portugués traduce por j atenta la
pronunciación que tiene este signo en esa lengua. De aquí los errores
cometidos en las voces que llevan este fonema: jaguar, que debía escri
birse yaguar, ha tomado la j por influjo del portugués que escribe
tamento.
5. — Todos los años, en el mes de diciembre, se fijará el plan de
trabajo que desarrollará el Departamento durante el año siguiente.
jaguar y pronuncia yaguar, aproximadamente.
Para obviar todos estos inconvenientes y poder alcanzar la uni
formidad fonética que permitiría el uso correcto de la lengua Guaraní,
su limpia pronunciación y la adecuada representación fónica por sig
nos comunes, aceptados umversalmente, el Departamento de Estudios
Guaraníes de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad
de Montevideo, resolvió, después de largas y meditadas deliberaciones,
aceptar el trabajo del colaborador Sr. Antonio E. González, que con
templa en general y salvo algunos reparos o discrepancias de segundo
orden, el modo de pensar del conjunto de estudiosos que integran el
Departamento. La distribución del trabajo del Sr. González entre los
cultores de la Lengua Guaraní-tupí de la Argentina, Paraguay, Bolivia
y Brasil, permitirá recabar la opinión de éstos, así como de los centros,
institutos o academias que se dedican al estudio del idioma, sobre la
unificación de las grafías representativas de los fonemas de esta lengua.
Realizada esta consulta de los centros guaranistas y concentrada
la atención de los estudiosos e investigadores sobre este problema
lingüístico, sería posible buscar una solución de conjunto que sirva
de pauta a todos los que escriban en Guaraní-tupí, que aun impuesta
ex-cáthedra, sea aceptada por su simplicidad, sin dificultades, por el
LOS ESTUDIOS INICIALES DEL DEPARTAMENTO
En cumplimiento de los fines señalados en el Plan trascripto, el
Departamento, una vez constituido en agosto 29 de 1945, se abocó
a considerar las cuestiones más directamente relacionadas con el idio
ma Guaraní y de mayor categoría para dar preferencia a ellas en los
estudios iniciales que se proponía desarrollar.
Desde el primer momento, se consideró que el problema ofrecido
por la diferente manera de representar los sonidos guaraníes por los
autores que han escrito en este idioma o se han propuesto colectar
las voces y normas idiomáticas en Vocabularios, Artes y Tesoros de la
Lengua Guaraní, ora sean de la época colonial, ora de los tiempos
modernos, constituía el más importante y substancial que debía resol
verse para buscar la uniformidad fonética y aventar la anarquía rei
nante en la ortografía del guaraní que tantos y tan grandes obstáculos
determinan para el correcto empleo y la casticidad de este magnífico
idioma aun hoy hablado por millones de seres.
Compréndese perfectamente que el uso de signos distintos y ca
prichosamente introducidos por los escritores de lengua Guaraní, en
forma absolutamente personal, hacen difícil la interpretación oral de
esas grafías convencionales y convierten la exacta pronunciación de
los fonemas, tan melodiosos y vibrantes, del rico idioma autóctono,
en un verdadero galimatías que acaba por no entender nadie. Es
evidente, por lo demás, que la necesidad de no usar signos o grafías
pueblo guaraníparlante.
PRIMER CONGRESO DEL IDIOMA GUARANI-TUPI
-*,
A continuación, pues, de esta consulta idiomática que promueve
el Departamento de Estudios Guaraníes, es propósito del núcleo de
sus colaboradores convocar a todos los guaranistas y tupinólogos del
que sean extraños o inexistentes en el material gráfico común de
imprentas y editoriales, hace necesario entenderse respecto de aquellos
sonidos guaraníes que no tienen representación en las cajas tipográ
ficas por no existir correspondiente a ellos en nuestras lenguas flexio
nales indoeuropeas.
Una tercera valla ofrécese en el hecho de que este idioma ver
náculo es lengua materna no sólo para pueblos de habla hispánica,
esparcidos en el Paraguay, los llanos de Bolivia y el nordeste argen-
Brasil, Bolivia, Paraguay y Argentina, para reunirse en una conferen
cia plenaria en Montevideo, y constituir así al Primer Congreso de
Lengua Guaraní. En el temario de ese magno certamen cabría, además
de la cuestión ortográfica de que nos ocupamos aquí, los demás puntos
que deben tratarse lógicamente en él y que requieren asimismo la
deliberación y alta decisión de los especialistas en la sonora y dulcí
sima habla de nuestra América autóctona.
En el Uruguay, sus aborígenes desconocieron esta lengua: sus
parcialidades se expresaron en dialectos del gran tronco Arawak, idio-
— 164 —
— 165 —
�— S91 —
-oipi '3¡Bcnt>jy oanoij ubjS pp sojoapjip ua uojBsajdxa as p
sns iBnSu^j Bjsa uojapouoasap saua^uoqB sns 'ABnSnjQ p ug
•BuojoojnB Boijatny Bjjsann ap B[qsq buiis
-ropip A bjouos bj ua SBjsip^padsa soj ap uoispap Bj[B ^ nopBiaqrpp
B[ otusmiisB najainbaj anb X p, na ajuauiBaiSo{ 3s.ibjb.ij uaqap anb
sojnnd SBinap so[ 'jnbB souiBdnoo 9on anb ap boijbjSojjo uotjsana bj ap
sBtuapB 'Bjjqeo uatuBjja^ ouSbui asa ap oijbu^j p ug -luojnnf) vnSuaq
ap osa^Suo^y uatuijj ye isb imjijsuoo A 'oapiAajuo^f ua BiJBuapi bid
-uo-wjuoo Bun ua asjiunaj BJBd 'BuijnaSiy A áshSvxb¿[ 'BiAi^og 'l}SBJ8
pp so8op?uidnj A SBjsiuBJBn^ soy; sopoj b jreaoAuoo saaopBJoqBpDO sns
ap oapnu pp ojisodojd sa 'saiimjvn^) soipjsgr ap ojuatuotuodaQ p
d anb BaijBraoipt Bjp^suoa Bjsa ap 'sand 'nopBnuijuoa y
vwoiai iaa os^h^mod
op^and
p jod 'sapBj[naijip ms 'pBprai];dnii8 ns jod BpBidaos Bas 'vupai{ivo-xa
Bjsandrat unB anb 'xdnj-iuBJBn^) na n^qu^sa anb so^ sopo^ b BjnBd ap
bajis aní) oinnfuo^ ap ucHonjos Bun jBDsnq a^qísod Búas 'ooiísinSají
Biua^qojd aisa ajqos sajopBSrisaAut a sosoipmsa so^ ap n^puaiB bj
BpBJjnaouoo A SB^siuBJBnS sojjuao soj ap Bj^nsuoo Bjsa BpBzi^a^
•Bn^naf Bjsa ap SBinanoj so^ ap sBAiiBiuasajdaj sbt^bjS sb^ ap uopB^ijmn
B[ ajqos 'snioipi \op oipmsa ^ n^^ipap as anb sBixnapBDB o sojm^sm
'sojjuaa so^ ap otnoa isb 'sojsa ap uoiuido B[ jtBqB^aj BJiiíawad 'jisBjg A
BtAipDg '^BnSBJBj 'BuijuaSjy B[ ap idm-raBaBn^) BnSua^j b^ ap sajojjn^
boj; aj^ua zajBzuof) "Jg pp ofBqBJj [ap uopnquisip vj •ojuauíBjjBdag
p uBj^aiui anb sosoipnjsa ap ojimfiioo pp jcsnad ap opora p 'napjo
opan^as ap SBpiredajosip o sojBdoj sounS[B OAps A [Baauoá na Bplniai
-uoa anb 'zajozuo^) -g oiuotuy ^g lopBJoqupD pp ofBqBjj p jB^daaB
4.
a^sapjou p A BiAi^og ^p soub^ so^ 'jÍBnSBjBj p na soppiBdsa
'BainBdsiq B^qBq ap eojqand BJBd opps on BnJSjBtn BnSna^ sa o^noBU
-i3A Btnoipi ajsa anb ap oqaaq p na asaaajjo bj^ba Bjaaja^ vu¡^
•SBadojnaopui sa^n
SBnSna]; SBjjsanu ua so]^a b a^naipuodsajjoa jpsixa ou jod sbdtj
SB^Ba sbj ua nopB^nasajdaj nanaii on anb sajnBJBnS sopinos
so[pnbs ap ojoadeaa asjapuaiua ouBsaaan aoBq 'sa^ijo^ipa A SBinaidnn
ap unuioa ooijb^S pniaiBm p ua sajnajstxaui o souBjjxa u^as anb
sbjjbj^ o souSis JBsn ou ap pBpisaaan B[ anb 'SBniap o^ jod 'ainapua
sg 'aip^u japuaiua on jod BqBOB anb SBijBinipá ojapspjtaA un na
'ouojaoinB Bmoipi oom pp 'sajuBjqiA A sosoipopm ubj 'sBraanoj bo^
ap uopBpnnuojd bjobxs b[ najjaiAnoa A sap^nopuaAuoa sbijbjS sssa
ap p3Jto uppB^ajdjaiui b^ JPJJIP n^^^ij '^nosjad aiuaniBinp^sqB buwoj
na 'juBJBn^) Bnáuaj ap sajojuosa so[ jod soppnpojjuí ajnamBSoqoíjd
-bo A ojujisip son^is ap osn p anb a^naniBi^apad asapnajduio^
.'sajas ap sanojjitn jod opBp^Bq ^oq un Binoipi
ooijihSbui ajsa ap pBppqsB^ b[ A oa^dma o^aajjoa p bjb¿ UBmnuaiap
sapuBjS ubi A sojubi anb juBJBnS pp bijbjSouo b^ ua aiusu
BinbJBuB B^ jB^naAB A Boijanoj pBpinuojiun b^ jBasnq BJBd asjaA
Bjqap anb ^puBisqns A ajUBjJoduii sbui p Binjpsuoa 'soujapora
sodmaii so^ ap bjo 'p^iuopoo Baoda bj ap usas bjo 'tnBJBn^ BnSna'j
v\ ap sojosa^ A sajjy 'soiJB[nqBoo^ ua SBDijBuioipi sbuijou A saaoA sb¡
jbjo3[oo ojsondojd uBq as o Binoipi a^sa ua oju^sa nsq anb saaojnB
bo^ Jod saiuBJBnS sopiuos so^ JBjuagaadaj ap Bjausui ajuaiajip B[ jod
oppaajo Biuo[qojd p anb O-iapisuoD as 'ojuamoui jamud p opsaQ
•jB[(OjaBsap Biuodoíd as anb sa^prai soipnjsa
so]; ua SBjp b Bpnajajajd JBp BJBd BjjoSajBa jo^boi ap A juB^Bnf) Bnr
-otpi p uod SBpBuopBpi ajuaniBjaajip sbut sanoijsana sb^ iBjapisuoa b
oooqB as 'sf6X 8P 6^ ojsoSb na opinjijsnoa zaA Bun 'ojua
p 'ojdwosBJj ubjj p na sop^p^nas sauíj so[ ap ojuaimipiuina
'sauopBjaqipp SBpB^ipaui A sbSjcb^ ap sandsap 'oiA[osaJ 'oapjaajuo¡\[ ap
pvpisuaaiufl vj ap sniouatj Á, sapopiumunff ap pnijnDn^ vj ap saiuouvn^)
soipnjs^^ ap o%uatux>ixoda(i [a 'aiuatap^siaAinn sopBjdaoB 'sannmoa son
-Sis jod bdiuoj u^pBjnasajdao; BpsnoapB B^ jÍ u^pBpnnncud Bidrai]; ns
'inBJBn^) BnSua[ B^ ap ojaajjoo osn p Biiiiiuuad anb Baijauoj pBpxuuoj
-xun bj JBzuBo^ japod A sajuamaAuooni sojsa sopoj JBiAqo bjb^
•ainamBpBuirKOjdB 'uonSo^ Bpnnnojd A uvnSof
anb sanSnjjod pp ofn^juí jod f bj opsuio^ Bq 'jvn^v^ asaiq
Biqap aiíb 'uvnSvf iBinauoj ajsa uBAa^i anb saaoA sb^ na sopijataoa
iaa
soianisa soi
•ajuainSis oub p ajuBjnp ojnaniBjJBdaQ ^a BJB^p3JjB8ap anb oíbobj)
ap UBp^I p bjbíij as 'ajqmapip ap sam p na 'soub soj sopoj^ — 0-g
'OjnamB)
-jBdafj p JBjSajuí BJBd sajopBJoqspDD soAann JBuSisap Bjpod oino^
isb 'oiJBjisjaApm oub p ajnsjnp oiJBjajaas ap sanopunj sb[ jBuaduia
-sap ap B^ anb JopBJoqBpDO jb BjBn^isap ojnaniBjJBdaQ jg — 0-^
'BjpajB^ spuajaj b[ apnadap anb sb¡
ap 'pBpisjaAiuf^ B^ ap sajouadns sapBpuojnB sb^ uoo BDmbjBjaf uop
-Bpj i a[qipupsajdnii uopBuipjooa B^ opnapapqBjsa 'ojuauíBjjBdaQ
so[ inbB a(j *BnSua^ ssa ua ouéis ajsa anaij anb u^pBpunuoad
bt BjuaiB í jod aonpBjj sanSnjJod p anb oaad 'ainBnosuo^ BpDu^dsa
X B^ b aiUBÍamas sa anb A v\ ap opinos p uoa 'o^draafa jod 'a^noo
"Braoipi oj^o n oun ap ajBj^ as uuSas 'Bjuijsip buuoj ua SBmanoj
jBinasajdaj p3 sap^BjnauíB]; noisnjuoa A pBpanSiqtnB Bun
pp uopaajjp B[ Biaajafa 'pBpisjaAiu^ bj ap afBnSua^ pp SBpuai^ sb^
ap upioBSijsaAuj a jouadng BzuBuasng ap o^ijBjpajB^ ^g — o*g
*sopinjBjsa sauíj so[ ap oj¿oj \v p^nosiad ozjanjsa ns
apnop ap 'sBniiB^au SBnSua]; SBjsa ap Bun BpB3 ap so^tuoj
so^ uoo opjan^B ap Bzip3aj as sanSnjjod jb o pDUBdsa p3 idn
pp soidojd SBtnouoj so[ ap n^sjaA b^ •sajopBSijsaAui ap oapnu osoui
-auinn ap soipnjsa sopBoniqB A sotaas sem so[ ap oaijoui A aiuau^BnjDB
BnSuaj naiqniB^ sa ^isb^q pp upiSaa bjsba Bun na anb ouis 'ouij
uoa Jinqwjuoa uaasap 'soiJBsa^an soatjsinSni^ sojnamBpunj eo\ uoa 'anb
BBUosjad SB^pnbs SBpoj uoo ojuamBjjBdaQ p BJinjijsuoa ag — o'g
�ma extendido en muy remotos tiempos por una inmensa superficie de
las Américas que llegaba al norte hasta las islas Bahamas o Lucayas,
—el nombre de Guanahani de la tierra isleña a que arribó Colón en su
• primer viaje es netamente Arawak y significa el "dominio o propiedad
de los Guana", como se llamaban los indígenas de aquellos lejanos
parajes—, abarcando las Antillas mayores y menores, la costa del Cari
be en Colombia, Venezuela, las Guayanas, centro de la lengua Arawak
madre, los llanos del Amazonas y del Paraná, penetrando en el Alti
plano y el sur del Perú hasta la costa del Pacífico, donde hoy todavía
los Uros hablan el arcaico idioma autóctono de nuestros charrúas y
chanáes. La existencia del islote lingüístico Arawak en nuestro terri
torio, demuestra que en épocas pretéritas los pueblos de habla Arawak,
dominados por los genuinos arawakos que les impusieron su lengua,
descendieron hasta las llanuras del Plata a los 35 de latitud sur,
mientras los arawakos de las Lucayas vivían en el paralelo 24 de
latitud norte, es decir, se extendieron los pueblos arawakos, de norte
a sur, por más de 6.500 quilómetros! Y de este a oeste, desde el océano
Atlántico, desembocadura del Amazonas, isla de Marajos, hasta el
Grande Océano en el Perú! La antigüedad de estos pueblos queda
establecida con decir que los arawakos o aruwakos formaron la masa
de la población dominada por los khollas del Altiplano bajo el legen
dario imperio de Tihuanacu, 8 ó 9.000 años antes ¿e Jesús, la primera
Sumando todos estos vocablos guaraníes en uso en nuestra Repú
blica, —toponímicos, de la fauna y la flora, apelativos, históricos o
simplemente tomados en préstamo de la zona guaraníparlante—, se
ha de llegar con certeza a la elevada cifra de 2.000 voces de genuina
procedencia guaraní empleados en nuestra habla común. Es, por tanto,
perfectamente justificado el interés que nuestros medios científicos
sienten por el estudio, la investigación y el conocimiento de la bella
y melódica lengua Guaraní-tupí.
Y es muy razonable, por ende, que el Uruguay propicie la reali
zación de un Congreso de Lengua Guaraní, idioma tan substancialmente incorporado a los riachos autóctonos que vierten el caudal de
sus aguas en la robusta corriente idiomática del Español.
LOS PUNTOS FUNDAMENTALES DE LA REFORMA
ORTOGRÁFICA
No sólo la toponimia arrima centenares de voces de cuño guaraní
al léxico uruguayo, sino que se recurrió al rico y expresivo idioma
autóctono para nombrar los vegetales y seres que poblaban las nuevas
tierras, y observamos así en las denominaciones de la flora y la fauna
vernaculares infinidad de voces de procedencia guaraní. La historia
aporta también un número no despreciable de nombres de caciques,
de jefes o caudillos criollos, de personajes míticos o legendarios que
tienen asimismo linaje guaraní.
Y finalmente, muchos nombres tomados del Guaraní que sirven
en el área geográfica guaraní parlante para designar lugares, accidentes
del suelo, pueblos, etc., etc., son adoptados en el Uruguay como deno
minación de calles o vías de tránsito, particularmente en Montevideo,
donde aparecen las voces de la lengua guaraní dando nombre a más
de cien calles de nuestra Capital!
Además de la cuestión central relativa a la representación gráfica
de los fonemas guaraníes, existen otras dos cuestiones importantísimas
relacionadas con la ortografía del idioma. Son éstas:
1.a) La acentuación de las palabras guaraníes a fin de que se
les dé la pronunciación correcta, evitando las dudas que naturalmente
surgen a todos aquéllos que no hablan corrientemente la lengua como
ocurre a las poblaciones bilingües del Paraguay, Corrientes, Chaco
argentino, Formosa, Entremos, Misiones y Bolivia sudoriental. A todos,
pues, los que conocen teóricamente la lengua o la hablan sólo de oídas,
o bien se dedican a leer el guaraní, es esencial conocer con precisión,
lo que sólo puede resultar del empleo del signo respectivo, la exacta
pronunciación del vocablo. Y si bien, como lo hace notar el Sr. Gon
zález, las distintas ramas del idioma tienen diferente característica
acentual,— son llanas casi todas las palabras con la sílaba final alar
gada en el tupí, son agudas la mayoría de las voces en el guaraní del
Paraguay o misionero, y llanas también pero con la sílaba final breve,
las dicciones del dialecto chiriguana de las poblaciones bolivianas
recostadas a las primeras estribaciones de los Andes, —es posible,
empero, fijar reglas de acentuación que, utilizando el signo empleado
por el Español, sirvan para todos los dialectos del idioma.
En esta materia, el estudio realizado por el Sr. González, com
partido por el Departamento de Estudios Guaraníes, es muy completo
y original, hasta el punto que nada semejante hemos podido observar
en los estudios realizados hasta ahora sobre la magnífica lengua
americana.
Además de la rayita oblicua que hiere la vocal tónica, como en
el idioma español, — es necesario usar también en el Guaraní la dié
resis o el tilde de la ñ para marcar los fonemas nasales, siempre que
por su propia colocación, vocal que sigue a m, n, o ñ, no deba forzo
samente pronunciarse nasalizada.
2.a) La pausa o detención que sufren en Guaraní muchas sílabas
dentro de la palabra. La falta de tales pausas o la omisión de las
— 166 —
— 167 —
agrupación humana civilizada del Mundo!
Pero si los primitivos pobladores del Uruguay no hablaban ni
conocían la rítmica lengua Arawak, llena de extrañas sonoridades y
de ásperos fonemas, que trasuntaban su arcaico origen, las denomina
ciones toponímicas de su suelo, dictadas al parecer por los famosos
lenguaraces, traductores ó intérpretes de las lenguas aborígenes del
Atlántico que vertían a la llamada lingua geral, la lengua Guaranítupí, una gran parte, por lo menos, de esas denominaciones toponí
micas, —tienen origen y estructura guaraníes—. Algunas conservan su
forma idiomática sin alteraciones, otras han sido modificadas o alte
radas por el higpanoparlante o por la acción corrosiva del habla
campesina, del hombre inculto que poblaba los campos en los siglos
XVIII y XIX.
�¡^ Bjjsanu ap sajjB nap ap
sbot b ajqmon opnsp inBJBnS BnSnaj bj ap saaoA sbj naaajBds apnop
'oapiAajuoj\[ na ainanuBjnapjBd 'o;i8ub^j ap sbja o sajj^a ap nopeurm
-ouap onioD iÍBnSnjQ ja na sopBjdopB nos '-aja ''aja 'so^qand 'opns jap
eajnapiODB 'sajB^nj J6u^isap Ba^d ajuB^jBdiuBJBn^ BDijBj^oaS b3jb ja na
uaAiis anb jubjbii^ jap eopBtaoj saaqmon soqanm 'a^n^ui^Buij j^
bbj ap nomino bj o SBsnsd sajBj ap bjjbj wj "BjqsjBd bj ap ojjuap
SBqBjis SBqanm inBJBnf) ua uajjns anb ugiouat^p o vsnnd vj (b-jj
•BpBzi[BSBU asjBraunuojd aiuauíBS
-ozjoj Bqap on 'u o • 'tu b anüfrs anb [booa 'uopBoojoa Bidojd ns jod
anb aadinais 'sa^een SBiuauoj so[ jvoirsm ^xed u bj ap apjii ja o sisai
.aip bj juBJBn^ [^ n^ uaiqureí jesn oiJBsaaau sa — 'joiredsa emoipi ja
na onioo 'boiuoj jbooa b^ ajaiq anb Bnaijqo bji^bj bj ap semapy
— 991 —
— ¿91 —
BaijtnSeni bj ajqos BJoqB bjsbij sopBzipaj soipnisa soj ua
q opipod sotnaq ajue famas epsu aab ojund ja bjsbij 'jbuiSuo j
oiajdmoa ^nin sa 'samvuvn-^ soipnjs^ ap ojuatuvtuvdaQ p jod oppiBd
•moa 'zajBzuof) ug [a Jod opBzijeaj oipnjsa ja 'BijajBur Bjsa u^
•Binoipi pp 8oiaa[Bip eo^ sopen BJBd obajis 'p^nBds^ [a jod
opea^dma ouSis p opuBzi[ijn 'anb uopBnjnaoB ap SBjgai JBfij 'ojadraa
'a^qísod sa— 'sopny eoj ap sanopeqiaisa SBjaonjd sb^ b sBpBisoaaj
q sauoioe^qod sb[ ap mmn8ijii[o ojoajBip pp sauot^^ip sbj
Ibuij Bq^jis B[ uod ojad uaiqtnBj stnmjj Á 'oJanoisitu o ^biiSbjb^
pp iimAvrá p na saaoA sb[ ap vixoÁsvn. B[ svpnSo nos 'i</nj p na Bpe3
-JBp ^UIJ BqBJJS BJ UOO SBjqB^Bd 8B^ SBpOJ I8BD SVUVJJ DOS
'jBtl^naOB
Boiísuai^BJBo ajnajajip nauaij Binoipi pp sbihbi SBjuxjsip bb^ 'zajBZ
-nof) "Jg p iBjon aaB^ oj onioo 'naiq ts j^ 'OfqBaoA pp uoiaBpunnojd
BjoBxa b^ 'OApaadeaa ouSis pp oajdraa pp jsijnsaj apand o[ps anb o[
'noisiaajd uoo jaoouoD ^iouasa sa 'iubjeiiS p aaaj b neaipap as natq o
'espío ap o^os nB¡qeq bj o BnSnaj bj a^nameaijoai uaoouoo anb soj 'sand
'sopoi y 'jBíuaiJopns BiAijog A sauoisij^ 'soijjaj^u^j 'Bsonuo^ 'outjnaSjB
oaeiji^ 'saiuaujo^) 'XBnScjBj jap sanSutjiq sanopBjqod sbj b ajjnao
omoa Bti3n3j bj ainamainaujoa nBjq^q on anb sojjanbB sopoj b naSjns
ajuaurjBjniBu anb SBpnp sbj opnBiíAa 'Bjaaxioa noiaBpunnoid bj ap saj
as anb ap mj b eaiuBJBnS SBjqBpd sbj ap upiormrua^o vj (B'j
:8Bjs^ uog 'Bnioipi jap bjjbjSojjo bj uoa SBpBUoiaBjaj
ii sauopsano sop sbjjo uajsixa 'saiuBJBnS SBraanoj soj ap
uopBinasa-idai bj b baiibj3J jBJinaa uoijsana bj ap SBmapy
soimü^ sen
vi aa
j^ jap BoijBnioipi a^uaijjo^ Bjenqoj bj na SBnSB sns
ap jBpnea ja ua;jaiA anb sonojaomB soqoBia soj b opBJodjoam amara
•jsianBisqns ubj Bnxoipi 'ívnjonf) tmSuaq ap osauSuoj nn ap uowbz
•ijeai bj aioidojd ^BnSnj^^ ja anb 'apna aod 'ajqBnozBj inuí sa j^
•tdm-tuv^onf) BnSnaj Boipojaui A
Bjjaq bj ap ojuaiuiioouoo ja Á uopBSpsaAui bj 'oipnjsa ja jod uajuais
8O3ijj;uaia soipam sojisann anb sajajni ja opeaij^sní ajuauíBjoojjad
'oiubi jod 's^ -nnmoa BjqBq Bjjsann na sopBajdma jubjbiiS Bpnapaaojd
BuinuaS ap saaoA 000'^ aP B-tJT p^Aaja bj b Bzajjao uod je^ajj ap Bq
as '—ajuBjJBdinBaBtiá buoz bj ap oraBjsajd na sopBraoj a^naniajdniís
o soaxjojsiq 'soAi^Bjads 'bjojj bj á BnnBj bj ap 'soorannodoj—
-ndajj BJjsann na osn na saiuBJBnS sojqeaoA sojsa sopo) opuBtnng
•juBJBnS afBuij omsimisB nanaij
anb souBpnaSaj o soaiijm safeuosjad ap 'sojjoijd sojjipn^a o sajaf ap
?sanbpBa ap sajqtuon ap ajqeíaajdsap on ojatnnn un ñaiquis} Bjjods
Buoisiq vj •inBjBnS Bioaapaaojd ap saaoA ap pepimjnT sajBjnaBnjaA
Bun^j bj Á bjojj bj ap sauopBuimonap sbj na isb soniBAJaeqo A 'sBjjaij
SBAann sbj neqBjqod anb sajas A sajB^a^aA soj JBjqtnou bjb¿ ouojaojnB
Braoipi oAisa^dxa jÍ oau jb oijjnoaj as anb ouis 'OiÍBnSn^n ooixaj jb
inBJBn^ ouna ap saaoA ap sajBuajuao buiujb Biunuodo) bj o\oa o^
Q_,XIX ^ IIIAX
8O[3i8 soj na sodmea soj Bqejqod anb ojjnam ajqmoq jap 'BnisadmBO
^•F^ PP Aisojjoa uopas bj jod o aiuBjjcedonBdsiq ja jod sepBj
-ajjB o SBpBjijipom opis ireq sbj^o 'sanoiasja^jB ms Baiismoipi buuoj
ns neAjasnoa SBnnSjy •—sainsien^ Bjnionj;sa A naSiJO nanap— 'sbdiui
-juodoj sauoioBuiraouap sssa ap 'sonara oj jod 'a^-réd hbjS bhti *idnj
-tuDjmt^) Bnáuaj bj 'jvua^ vnSwj epBraejj bj b nBijjaA anb oapnBjjy
jap sana^uoqe SBn^naj sbj ap eajajdjajtn o sajojonpBJj 'saoojonSuaj
sosoniB} soj jod jaaaJBd jb SBpBjaip 'ojans ns ap SBainnnodoi sanoia
-Buituouap sbj 'aaSiJO oaiBaJB ns UBqBjunsBjj anb 's^uianoj sojadsB ap
A sapBpiJtonos sbubj^x3 ap busjj '^vcnvuy BnSuaj bstuiiu bj ubiooooo
ni UBqBjqB^ on ^BnSnj^j jsp sajopsjqod BOAijiraiad soj ib ojaj
¡opun^j jap BpBzijiAp BuBinnq nopBdnxSB
BJaraijd bj 'snssf sp sajnB sohb 000'6 9 8 'naBUBnqij^ ap ouadnn oiJBp
-naSaj ja ofBq ouBjdijjy jap sbjjou^j soj jod BpBniuiop uoii>Bjqod bj ap
BSBra bj nojBnuoj so^jBMnjB o sojjBMBjB soj anb jpap noa ^ppajqeisa
Bpanb sojqand sojsa ap pBpanSpuB b^j ¡tua^ ja ua ouBaaQ
ja BjSBq 'sofBJB^^ ap bjsi 'SBnozBniy jap BJnpBaoqmasap p
otiBaoo ja apsap 'aisao b ajsa ap j^ ¡ sojjaniojrnb 00S'9 aP 8^ln Jo<í
ajjou ap 'so?[bmbjb sojqand soj uojaipuaixa as 'jpap sa 'ajjon pnjijBj
8P o^^ ojajBJBd ja ua ubiaia SBiBan^j sbj ap soijbaíbjb boj BBjjnaini
'jns pnjpBj ap 0<j soj s bjbj^ jap ssjnnBjj sbj B^ssq uojaipnaosap
'BnSnaj ns uojaisndnii saj anb soj^baibjb soninnaS soj jod sop^uimop
'Hvcmuy BjqBq ap sojqand soj BBiíaa^aad SBaoda ua anb Bjjsanmap 'otjoj
-IJJ31 ojisanu ua ^vcnvjy oopsináuij a^ojsi jap Bpnaisixa B^j -saBUBip
A SBnjjBqa soJisann ap ono^aoine Braoipi oaiB^jB ja uBjqBq soj/j soj
BjABpoj Aoi\ apuop 'ooijiaBj jap b^soo bj Bjasq njaj jap jns ja A ouBjd
~mV P u^ opuBjjauad 'bhbjb^ jap A SBUozBmy jap soubjj soj 'ajp^ra
qocno^y BnSnaj bj ap ojjnaa 'SBuB^Bn^) sbj 'Bjanzana^^ 'Biquiojo^ ua aq
-ijb[) jap bjsod bj 'sajonam A sajoÁBin SBjjpuy sbj opuB^jeqe '—safBJBd
sonBfaj sojjanbB ap SBua^ipur boj neqBmBjj as oraoo 't4BUBn^) soj ap
p^paidojd o oiuiraop,, ja saijinSrs A 3¡vínojy ajuaniBjau sa afBiA jaunjd
ns na uojo[) oqjjjB anb b enajsi Bjjap bj ap iuvt(T>uvnf) ap ajqmou ja—
'SB^CBan^ o SBuiB^Bg sbjsi sbj BjsBq a^aou jb BqsSajj anb SBauaury sbj
ap apijjadns Bsnaraui Bun jod sodmap soiomaj jínra ua opipuajxa Bta
�mismas conduce a errores de la mayor cuantía, hasta el punto que se
han perdido numerosas palabras del idioma a causa de omitir, en la
pronunciación de las voces, la detención silábica característica del
Guaraní.
Para señalar inequívocamente esta pausa parece lógico recurrir
al apóstrofo con que se indica en las lenguas indoeuropeas la elipsis
de una vocal al final de una palabra, por ejemplo, en francés, l'épée,
Vétoile, d'art, Fáme; en italiano, Vattivitá, Vorécchia, Fásino. Y en es
pañol usamos el mismo signo siempre qué transcribimos palabras ex
tranjeras que lo lleven: O'Higgins, de L'Harpe, Vítale D'Amico.
Esta pausa glotal (en francés, detente; en inglés, stop) no es, por
otra parte, ajena al genio de las lenguas indoeuropeas, entre ellas a
las romances, ya que el italiano emplea en la pronunciación de un
gran número de sus voces la detención que obliga a alargar una sílaba
antes de pronunciar la siguiente. Ejemplo, coraggio, que debe pro
nunciarse cora'ggio, corazzata, coraz'zata.
Si se pudiera, pues, llegar a un acuerdo en lo que respecta a
estos puntos de la ortografía guaraní —el uso del acento escrito y del
apóstrofo,— así como en lo relativo a la representación o grafía de
sus fonemas, particularmente de la vocal típica del idioma, la i —gu
tural, que tiene semejanza con un fonema del idioma ruso: bl, que esuna i vocal de sonido gutural, representada por el doble signo seña
lado, pero que constituye un solo fonema,— se habría solucionado el
grave problema presentado por la disparidad de sistemas empleado
en la escritura de la lengua guaraní-tupí.
Tales son, a grandes trazos, las cuestiones que pretende xesolver
el presente estudio del señor Antonio E. González y que ha hecho
suyo el Departamento de Estudios guaraníes de la Cátedra de Ciencia
del Lenguaje de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Uni
versidad de Montevideo. Queda ahora por conocer la opinión de lo
medios científicos de los países latinoamericanos en que se habla el
Guaraní, el Tupí y el Chiriguaná, — hermosos dialectos de la misma
lengua, matices llenos de color y de vida de la gran lengua autóctona
americana que aun se habla hoy entre millones de hombres y es
fuente de una rica y original literatura que le da prestancia y je
rarquía y es, a la vez, pulimento idiomático que da brillo a sus facetas
y hace vibrar los dulcísimos sonidos de la armoniosa lengua vernácula..
MONTEVIDEO, julio de 1946.
Adolfo Berro García.
168
ANTONIO E. GONZÁLEZ
Fonética j Ortografía Guaraníes
j
El presente trabajo no tiene la pretensión de ser una producción
científica, sino, apenas, una contribución para facilitar el estudio de
las cuestiones guaraníes, a que se ha abocado el Departamento de
Estudios Guaraníes de la Universidad de Montevideo.
Ya antes de que el Departamento constituyera una agrupación
de aficionados de la lengua guaraní, bajo la dirección del entusiasta
y distinguido Profesor doctor Adolfo Berro García, — yo venía acumu
lando anotaciones sobre ortografía y sintaxis del guaraní, no con
vista a publicidad, sino simplemente para facilitar el estudio de la
lengua. Cuando se produjo la reunión de los aficionados, ofrecí poner
las anotaciones a disposición de la Dirección, y de los compañeros
de la agrupación, pensando que podrían servir muy bien como base
para iniciar la discusión de las numerosas cuestiones todavía no re
sueltas que ofrece el guaraní.
El trabajo no es, pues, sino una recopilación de anotaciones de
orden práctico y se limita a plantear el estudio de algunas de las
cuestiones menos conocidas de la lengua. Es sólo una contribución.
El idioma guaraní ocupa una ubicación intermedia, y por lo tanto
difícil: no es de los de primera categoría, pero en cambio ha dejado
de ser una lengua primitiva: varios millones de hombres lo emplean
como lengua familiar, y su historia y literatura abarcan amplitud
considerable. Es decir: su evolución no ha alcanzado la altura de los
grandes idiomas cultos de la época contemporánea, pero exige un
tratamiento diferente al de los pueblos en estado primitivo.
Como los guaraníes carecieron de signos para representar sus
fonemas, desde los primeros días de la conquista se echó mano de los
signos latinos usados en la escritura de los conquistadores laicos y
religiosos. Sin embargo, aun cuando van corridos cuatro siglos desde
que españoles, portugueses y americanos nativos comenzaron a escri
bir en guaraní empleando los signos gráficos que son propios de la
mayor parte de las lenguas europeas, el problema de la ortografía gua
raní, y de la sintaxis, no está resuelto, y no lo estará hasta que congre
sos de estudiosos fijen un reglamento básico definitivo, o bien hasta
que el pueblo parlante, que suele oficiar de sancionador de leyes
lingüísticas, imponga esa reglamentación que falta.
En el presente ensayo nosotros nos apoyamos en la tradición, en
�
Dublin Core
The Dublin Core metadata element set is common to all Omeka records, including items, files, and collections. For more information see, http://dublincore.org/documents/dces/.
Title
A name given to the resource
Revista de la Facultad de Humanidades y Ciencias
Creator
An entity primarily responsible for making the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias
Publisher
An entity responsible for making the resource available
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Date
A point or period of time associated with an event in the lifecycle of the resource
1947-1989
Rights
Information about rights held in and over the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Language
A language of the resource
Español
Type
The nature or genre of the resource
Publicación periódica
Contributor
An entity responsible for making contributions to the resource
Lic. Pablo Darriulat
Dublin Core
The Dublin Core metadata element set is common to all Omeka records, including items, files, and collections. For more information see, http://dublincore.org/documents/dces/.
Title
A name given to the resource
Creación de un centro de estudios guaraníes
Description
An account of the resource
Con el firme propósito de estimular el estudio e investigación la lengua Guaraní, la cátedra de Ciencias del Lenguaje de la Facultad de Humanidades y Ciencias de que es titular el profesor que extiende estas notas, proyectó y creó el Departamento de Estudios de la Lengua Guaraní.
Creator
An entity primarily responsible for making the resource
BERRO GARCÍA, Mario A.
Source
A related resource from which the described resource is derived
Revista de la Facultad de Humanidades y Ciencias /Universidad de la República. Montevideo : FHC, UR , 1947, Año I, Nº 2 : p. 161-168
Publisher
An entity responsible for making the resource available
Facultad de Humanidades y Ciencias
Date
A point or period of time associated with an event in the lifecycle of the resource
1947
Rights
Information about rights held in and over the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Language
A language of the resource
Español
Type
The nature or genre of the resource
Publicación periódica
GUARANIES
LENGUA
-
http://humanidades-digitales.fhuce.edu.uy/files/original/be44ed504457729b765a3cef7a31a4f0.PDF
b97a61f63bbd35c32a78ada7bab3cd88
PDF Text
Text
�
Dublin Core
The Dublin Core metadata element set is common to all Omeka records, including items, files, and collections. For more information see, http://dublincore.org/documents/dces/.
Title
A name given to the resource
Revista de la Facultad de Humanidades y Ciencias
Creator
An entity primarily responsible for making the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias
Publisher
An entity responsible for making the resource available
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Date
A point or period of time associated with an event in the lifecycle of the resource
1947-1989
Rights
Information about rights held in and over the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Language
A language of the resource
Español
Type
The nature or genre of the resource
Publicación periódica
Contributor
An entity responsible for making contributions to the resource
Lic. Pablo Darriulat
Dublin Core
The Dublin Core metadata element set is common to all Omeka records, including items, files, and collections. For more information see, http://dublincore.org/documents/dces/.
Title
A name given to the resource
Estructura de una agrupación social reproductora de Otaria Byronia (de Blainville), representación gráfica
Description
An account of the resource
Trabajo del Departamento de Zoología Vertebrados de la Facultad de Humanidades y Ciencias y de la sección Mamíferos Acuáticos del Departamento Científico y Técnico del Servicio Oceanográfico y de Pesca
Creator
An entity primarily responsible for making the resource
VAZ FERREIRA, Raúl; SIERRA DE SORIANO, Blanca
Source
A related resource from which the described resource is derived
Revista de la Facultad de Humanidades y Ciencias /Universidad de la República. Montevideo : FHC, UR , Julio 1961, Nº 19 : p. 253-260
Publisher
An entity responsible for making the resource available
Facultad de Humanidades y Ciencias
Date
A point or period of time associated with an event in the lifecycle of the resource
1961
Language
A language of the resource
Español
Type
The nature or genre of the resource
Publicación Periódica
ETOLOGÍA
LOBO DE UN PELO
REPRODUCCIÓN
URUGUAY
-
http://humanidades-digitales.fhuce.edu.uy/files/original/f27caa81ae64cbc778404b62ce624bf1.PDF
0f23b582941958b27340f4884ce7c4f3
PDF Text
Text
- ¿I •jaded aqj jo púa aqi je 'Jaqranu
Snipaodsauoa aqj qjm 'jBaddB saanajajaj [BaiqdBjgoqqiq aq^ "J^aj qsiuBdg aqj
oí aBjnouoj íoipuodsajjoa aqj jo saaqmnu aqj o) puodsaxioa qaiqM sja^aeaq ai
sjaqnmu qjiM aaAi^ aje padojaAap aje jeqj aejnuijoj aqj ^ieuioing siqj uj (^^)
'sajBUi^uQ sauoioe^ijsaAui ejed opuo^ jap oAode aoa seiauai^ Á sapepiueuinjj ap
peqnoB^ bj ap OAijaajiQ ofasuo^ ja jod opeíatdsnB opis eq ofBqen
JO JU9I0IJJ3OD 9qj JO OnjBA 91{^ H91^1 pUB 'p99np9p 9JB XjO9l|l
9m jo euoijBnbg [B^ugiuepunj g^j^ 'spnop jb^^^sjojui ui uijsix9
BUOIJipUO9 9l|J O^ '9UIIJ ISJIJ 9IJJ JOJ 'p91jdcle 81 UOISnjJip JO
^HX *P98OÍ^X9 3JB B9Pí 849I^^ÍH^l PUB 84JOZlldg O^ SUISI9IJIJ9
*J9d^d 8iqj jo suoi^nquiuoo uiboi aq^ suibjuoo qoiqM 'y[¡ ^oj uj
•p9J9piSUO9 9JB XjO9qj 9q^ O^ 8tn8I9IJIJ9 Zf %iI^ZÁT2rl pUB
'pinjj b jo 9anss9Jd a\\i oj 9np lf uoijbiiabj^ jo ^jo91|j et9Bg
1U919UB 9qj oj sprnijiinis jbuijoj eji UMoqs si ji puB '^
jBqM9uios B m p9do[9A9p si Of, ^^ddiq^ pus 6gj9zjidg iq pajBjnjsod
bb 'gjnss^jd jqSq oj onp uoijBsu9puo9 jo ^aooqj 9qj '/// ijoj u¡
•(9 — jj) suibjS jgqjo qjiM suoxsi^o^ ^q ^[[BijJBd J[39ji
OZIJOdBA OJ XSJ9U9 9lJ9lip[ q^nOU9 J9 p[IlO9 pnO[9 B OpiSUI |[BJ 99JJ UI
UIBJS B 'I9A9MOJJ *8UOIJipUO9 [BUIJOU J9pun 9[qi^l[9U JBOIUJB SI 6UOI6I]
-JO9 oj 9np suibj^ 9iuiso9 jo uoijBJodBA9 ^qj jBqj punoj osjb si jj
•8B 9qj JO 99U9SqB UI SUlBjS 9qj
jo X^j9U9 9ij9ui5^ q^iq aqj oj onp aziJodBA pus ajBJt^ojuisip pjnoqs
'B9joijjBd sjnp jo ^p^os Suijisuoa pnop poij^qjodXq b jBqj 'aouBjsui joj
'p9AOjd 81 JJ 'p^s^pUB OJB BUI9[qOjd JB9lJ9JO9qj AV9J B JJ JUV^ UJ
*p9J9piSUO9 SI OI'UUOQ pUB Jz ^|fipU9UUig Xq p9JB[tlJ
-sod bb 'aDBds ui jsnp pus bbS jo uoijnqijjsip aqj 'os^y -pgssnosip
si 9T Xjoaqj spij^ púa siqj oj í99Bds JB^pjsjgjuí ui uoijBipsj
Xq suibjS oiuisoa uo paonpoad jaajja aqj uo jnd si sis^qduia
'jajjBiu JB^pjsiajuí ^uiuaaauoa bj^bj d[qB^jBiuaj jsom aqj jo
juas^ad ano oj uoijonpoijuí ub u9aiS si ji j
(•) AHVKKÍ1S
^ SDD^uus^D saqnu sd| ep
D| ep so4DedsD soun6|D ep
077/3/ Á IHJSÜMU30 X1131
�corresponding to the normal conditions of a cosmic cloud is calculated (IV — 4). Applying those equations, the following results
are obtained: first, that the edge of the cloud will necessarily be diffuse, and second, that using the already mentioned diffusion formulae
(IV — 6) and the corresponding diffusion coeficient (IX — 4), it
is only necessary a slight increase towards the center, in the density
of cosmic grains to balance the inward flow of cosmic grains due to light
pressure and gravitation. Consequently, the cloud will grow mainly
by juxtaposition, by increasing its sixe and maintaining the density
ncarly unchanged (IV — 11)
These results are in cióse agreement with the observational facts
regarding sizes and densities of cosmic clouds.
Later on, the probable evolution of the cloud is studied. It is
shown that the condensation processes by means of which the mass
of the cloud will grow, would tend to increase instability, In the
current theories, the kinetic energy carried by the grains which pe
nétrate into the cloud due to light pressure, is not taken into account in the energy balance. Applying the virial theorem to the
incremented cloud and taking into account also this kinetic energy
it is shown that the increment in kinetic energy corresponding to the
cloud is always, under normal conditions, greater than the correspond
ing decrease in the potential energy given by the virial theorem (IV —
12), (IV-13).
Further, it is discussed the deformation of dust clouds under
anisotropic radiation pressure. It is found that deformations are
important and that a cloud, under the influence of a nearby B
star, would change its shape in a rather rapid way in comparison
with the age of the universe. Besides, a study of the distribution of
the stars and clouds in our galaxy makes us believe that the severe
conditions of quiescense that are the basis of Spitzer's and Whipple's
ideas are, at least, extremely difficult to be found in our galaxy.
- 18 -
���- 61 •sodaana ap
odtj orastuí [ap bjbj^ as anb aiuainBJB[a isb opuBJisora 'sBjnoso saj
-jBd A sajuBj^rjq saiJBd auai} Bsopiqau buisieu Bun aiuaraajuanaaj^
•auiratqi sb[ anb
Btnncojd ajuBfjijq B[[axisa BunSniu uanai) ou anb b aqap as pBpu
-naso ns íuoixajja.1 ap 8Bso[nqau sb[ noa Btauajajip Bun^uiu o Baod
uauai} ajuauísaisij A oA[od ap SBjnaijJBd jod sopBuuoj uBis^ •BajaB'q
BJA Bl 9P ^JBI I B BpunqB odaana ap odij ajs^ #saaB[aisa sodra^a
so[ na soaanq ouioa aiuauíej^p nan^upsip as anb 'seanaso sBso[nqau
sb[ ua souiauaj B[ a^^aisajajuí BuaiBin B[ ap a^q^iou biujoj bjiq
•BtauBuosaj ap sajBJiaadsa sBaujf n^p A upraBipBj
B[ jod UB^iaxa as anb sas^^ jod SBpinipsnoa 'uoisima ap A 'uaqiaaj
anb znj bj jBfa^jaj b ub^iuii[ as anb oA^od ap sB^naijjBd jod
-joj UB^sa anb 'uoixa^jaj ap SBsopiqan ua aipiAip uapand ag -s
ap jouaini [a na o pBpuiaaA b¡ na u^ajuanaua as anb A g X o odp
[ap SB[[aj)sa noa SBpBiaosB aadmais ainain^isuoa jod ubis^ -sBjuBajaa
sb[ ua pBpisouimn[ ubj ap sB[[ajisa sbijba o Bun ap Biauasaad B[ vi
opiqap sa[qisiA nos 8Bso[nqau SBjs^ -uoisiuia ap SBauq ap JtB[nai^^Bd
ojjaadsa ns jod 'uoisaad BÍBq b sb ap so^sanduioa uBqBisa anb uoj
-BJjsouiap g iqaoag A z suiS^njj 'JU^X l^ís laP 89UÍJ B t pqasiajj b
nBiuouiaj as sodaana soisa ap sauoiaBAjasqo SB'q 'uoiaQ ap B[ 'oaidji
O[dmafa ouioa :sBsouiuin[ SBso[nqan sb[ jbSiij jauíiad na
•sajuBjJoduii sbui so[ somajtB[[B]aQ -sotjba uos JBjaisaaaiin
B[ ap Biauaisixa B[ jBiaaadB ua^iuijad sou anb souaraouaj soq
ajuauíBaijauaS Buiuiouap as anb o[ sa sb A OA[od
•nauin[OA auuoua ns b opiqap 'bixb[bS b[ ap [bio^ bsbui b^ ap (o^ q^
[ap uapjo [ap) a[qBjapisnoa afBiuaajod un Bjuasaadaj o[[a ap aBsad b
anb ojad 'sBÍBq Xnuí aadoiais anbnns sa[qBTJBA sapBpisuap ap OAjod
A sbS sa^jBd sBpoj na BJiuanana as oxaBJiuoa [a aod anb ouis oidba
Bjsa ou 8B[[ajjsa sb[ ajjua oiaBdsa [a anb aqBS as anb oduiaxi
upponpojjuj
SVDMSOD S33Í1M SV1 3Ú
M0IDÍ130A3 VI 3G S01J3dSV S0MÍ103V 3Q 0IQ3IS3
�En las galaxias próximas podemos ver en muchas ocasiones una
banda de materia oscura colocada en el borde, claramente semejante
a la que existe en nuestra propia galaxia.
Las dimensiones de todas estas nubes son del orden de los parsecs,
o decenas de parsecs.
Hartmann 4 en 1924 observó en la binaria espectroscópica 8 Ori
(Bl) líneas de absorción que no compartían los movimientos del sis
tema y que tenían por consiguiente que estar formadas por gasescolocados a lo largo del camino del rayo de luz. Actualmente se
conocen cientos de estrellas que presentan este fenómeno, cuyo estudio
ha dado lugar a importantes conclusiones. Se encuentran además lí
neas de emisión que pertenecen al espacio interestelar, y la radio
astronomía ha aportado también importantes pruebas de la existencia
de estos materiales entre las estrellas.
Seares,5 Van de Kamp,6 Shapley7 y Hubble 8 estudiaron la dis
tribución de las galaxias exteriores, y observaron que el número de
nebulosas por grado cuadrado variaba inversamente con la cosecante
de la latitud galáctica, indicando la existencia de una capa achatada
de material absorbente en un plano coincidente con el del ecuador
galáctico. En las proximidades de éste existía lo que se llama la "zona
que las galaxias rehuyen" (zone of avoidance) una banda del cielo
en que no se observa ninguna galaxia exterior. (Obsérvese la fig. 2).
La absorción total a través del espesor de la capa, es decir en
ángulo recto con el plano galáctico, fue estimada entre 0.5 y 0.8
magnitudes.
Otro fenómeno notable causado por la existencia de la materia
interestelar es el enrojecimiento de las estrellas. Uno de los enigmas
más complicados para la interpretación de la evolución estelar fue
el reconocimiento de la existencia de estrellas claramente del tipo B,
o sean con temperaturas del orden de los 20 000 ?K, rojas. El misterio
no quedó aclarado basta que se demostró la existencia de un medio
interestelar que difundía la luz proporcionalmente a X—1, es decir
que tendería a enrojecer todos los astros, ya que la luz azul, de lon
gitud de onda X más corta, se difundía más que la roja. Este hecho
fue de extraordinaria importancia pues mostró la existencia de un
medio continuo de absorción que tenía gran influencia en todas las
observaciones y que había sido desconocido basta entonces.
Pero quizás el método más directo para el estudio de la materia
interestelar se basa en el recuento de estrellas. Veamos a grandes
rasgos el procedimiento.
Sea A(m) el número de estrellas de magnitud aparente m
0.5,
en una cierta dirección, dentro de un ángulo sólido w. Llamaremos r
a la distancia en general, D(r) la densidad de estrellas (número de
estrellas por unidad de volumen) a la distancia r, y qp(M) la "fun
ción de luminosidad absoluta" o sea el número de estrellas por unidad
de volumen cuyas magnitudes absolutas están comprendidas entre
- 20 -
�u -
*(¿S6I
PUB
8P
"WNü ^ ^INd B3iubj[b8bj\[ aqn\[ ubj^) rj jC Bn^nbaj b^ ap aopapaj^ jboo[
uopaosqe ^eq anb asaAjasqo 'souanbad sozbjj b saae^nSajji s&aui[ sb^ aod
cpBp ^isa pnjiu8Bin ^ b jopadas sa nopjosqB v\ anb ua buoz e'j *sapm
•iuSbui sop b Jopadns sa OA^od ap saqnu se^ ap aopjosqe v\ ^saje¡n3ajji
a SEsanjg SBnuiiaoa SBanif sb^ B^sBq A ^na [ap sope^ soquiB b 4o
•b3 ouE[d [a sa sozbjj b Baui[ B^ •sbixb[bS OBjuasaJdaj sojSaa
soaaabad so^[ *jng oíaajsiuiaq [a na wua^nqaj sbixb[b2 sb[ anb buoz
�M
0.5. Entonces, la primera ecuación fundamental de la estadís
tica estelar dice que, en ausencia de absorción
A(m) = w Ji2 D(r) <p(M) dr(I — 1)
o
pero
M = m + 5 — 5 1gr
o sea podemos escribir
00
A(m) = w Jr2 D(r) <p(m + 5 — 5 lg r) dr.(I — 2)
o
Introduzcamos ahora la absorción. Si expresamos la absorción en
magnitudes en una distancia r como re, donde e es la absorción por
unidad de longitud (usaremos el parsec), tendremos que una estrella
de magnitud absoluta M, aparece como si fuera de magnitud aparente
m según la ecuación
m = M — 5 + 5 lg r + re(1 — 3)
Si no supiéramos que la absorción existía habríamos supuesto a
la estrella a una distancia ro dada por
m = M — 5 + 5 lg r0(I — 4)
De estas dos últimas ecuaciones deducimos
r0 = r.100-2^d — 5)
Introduzcamos ahora ro como variable en la ecuación integral
(I — 1). Como
dro = 100-2^ (1 + 0.2rs lge10) dr
la ecuación transformada resulta
00
A(m) = J>A(ro) <p(m + 5 — 5 lg p.) dr0
(I - 6)
o
donde en lugar de la densidad D(r) aparece una densidad aparente
A(ro) ligada a la anterior por la fórmula
- 22 -
�ot*uuoq raBjjjag ap sisa) Bun ap BpiBJjxa B[qBj
un^as 'BJoqB Bjs^q sopBaijijuapi opis u^q sojuamap sajuam^is soq
•uaaauajjad sa[ anb uoisiraa ap ^ uoiajosqe ap s^auq sb[ jod BpBjjsom
-ap Bisa saseS so[ ap Biauajsixa Bq 'sopqos souBj^ ^ sase^ ap ajuara
-pjuaraBpunj eijeieuoa JB[ajsajajui eijaj^ra bj anb oqaip souiag
vj ap vaiiutn^^
[ ap Bpana ubiS b^ ap apjoq [ap Baaaa
^iaap ea 'Bjpuodsajaoa apuop [os [b oao[oa as X BuiBJouBd [a ajuaui[Bjoj
oiquiBa as oiaBdsa [ap [BjauaS uoiajosqB B[ ap ojuairaiaouoaaj [a uoa
uaiaag qos [a na opBJjuaa oaijaB[BS Braajsis ouanbad un :sopBj[nsaj
sosa ajuaraBsiaajd uoiaip sajB[ajsa sojnduroa so[ ap sauoiaBjajdjajuí
SBjaraiad SBq -Baan^B BiaBq ajuaiaajaap pBpisuap Bun uoa Á [os [ap
•ad 000S 8oun B ^Buiraaaj BiaaaajBd oaijaB[BS Braajsis [^ -jB^ajsa peprs
-uap ap BpjBO BpidBJ B[ X SBtauBjsip sb[ ap uoiaBja^Bxa B[
unSas) JB[ajsajajui uoiaaosqB B[ ap sojaaj^
^tooo
sso'o
S¿0'0
¿1*0
T^'O
8'0
86'0
OO'T
00^S2
0^0S
066^
08SI
089
SOT
01
0
OO'^^
0001
oos
os'o
OOSI
OS'I
OOO^^
0002
00'2
OO'I
OI'O
TO'O
0u*O
(•3bui)
001
01
0
(sad) j
i v^avx
•uoiajosqB B[ Bjuana
ua soraauaj ou is optanpap souiBjjqBq anb (^)V ^ Ojc aP 83jo[ba so[
Bp 6uiajsuaaj^) ap BpiBjjxa 'j B[qBj B[ saauoju^ •sa[qBuozBJ saJO[BA
nos anb 'aasjBd/Bui X00 0 = 3 ^ 'i — (J)Q o[draafa jod sora^^
-uodns uoiaaosqB B[ ap ojaaja [a sa apuBaS ubiid jBjjsora
2'0)
(¿-I)
—01
�TABLA II
Líneas de absorción interestelares
Líneas atómicas
Long. onda
Identificación
Long. onda
3072.98
3229.21
3242.01
3302.38
Ti II
3302.98
n
3383.77
3719.95
3859.92
Ti II
5889.98
5895.94
7664.88
Fe I
7698.98
Na I
Identificación
3933.68
3968.48
Ca II
4226.74
Ca I
Na I
KI
Líneas moleculares
3579.99
3745.33
3874.02
3874.62
CH+
CN
3886.42
CH
3890
?
3943.3
3957.71
CH+
4232.52
3875.77
CH+
3878.78CH4300.34CH
Líneas de emisión interestelares
4340.48
4461.34
6562.81
3726.12
3728.91
4958.91
5006.84
H
6548.1
6583.6
0 II Nj
0 II N2
6717
6731
0 III
N II
S II
0 III
Si añadimos los elementos identificados en nebulosas de emisión,
tendremos en la lista además al He, Ne, Cl, Ar, Si, y posiblemente
Mg¿ Queda aún por identificar unas bandas de absorción para tener
un panorama completo.
No debe resultar sorprendente que el H no presente líneas de
absorción siendo que se está seguro de que es el elemento más abun
dante. La razón es que el H interestelar debe estar en su estado más
bajo de energía y por lo tanto será capaz solamente de absorber en el
ultravioleta lejano (serie de Lyman). Toda esta parte del espectro
es detenida por la atmósfera de la tierra y no es accesible por ahora
a la observación. No cabe duda que las líneas de absorción del H
interestelar deben ser fuertes y definidas.
- 24 -
�(X ora^
______ ___ T
TI1
^z
*
ea aisg 'saaqij sauoapaja
uopjosqB ap ajnaioijaoa jap aojBA ^a opBp Bq fl aajdtnnajL
*T_Y on X f_x aaaJBdB 'aA as
oino^ 'oinairatoafoaua jap sopBAaasqo saaojBA soj uoo ounSjB opoxn na
asjBqpuoa apand ou 'sBjnaajora X sotnojB aod umsnjip b[ BJBd BpijBA
sa anb 'Bjntnaoj Bjs^ *gnia aod SBjnoijaBd ap oaauínu ^a sa ^ apuop
rl
ap aoipui ja A 'znj bj ap Bpuo ap pniíSnoj bj b noiDBjaj na SBuanbad
Xnta SBjnojuBd na a^naisisuoa oipam nn ap ^j noiajosqB ap aanaioijaoa
ja aj^ua uotoBjaj ajnainSis bj ofnpap oaisij a^s^ EI-qtajXB)j
b naqap as sBsonininj sBpuo ap uoxaBSBdoad bj na SBotjajsa sB
jod Bpianpojd uoiDBqinjjad bj ajqos sauoiaBSiisaAní SBjanii^d
•Xaj
Bsa b opjanaB ap znj bj apnnjtp jBija^Btn ap odij anb jaA ap b^bj^
a^ 'i-X ^p napjo jap sa oiuainnoafojna ap Xaj bj anb BJisantn bau
-oajas noiojosqB aod sBppafoana g sBjjaa^sa sbj ap oipnisa j^ (q
•BSBm ap npio
-aosqB ap so^jb Xnm sa^nataijaoa opnsp 'BDBdo a^uauíBnins sa 'jBptojoa
opB^sa na 'BpipiAip a^naniBntj BijajBni 'oiqniBa n^ 'oiaBdsa jap jBaanaS
uoioJosqB bj b ajuamajqBioaadB ainqtjjnoa napand on sasB soj anb
opom ag 'f o ap uapao jap a^naratpoo nn Biipna^ opBzinot aiuaniBi
-ajdmoo onaSoaptq ja anb sBaiuaitn 'qoj; ap napao jap 'jBja^saaa^ni oía
-^dsa ja na 'sa a^uaiaijaoa oqaip anb soniBAjasqo T_mj,_raa sanoisnam
-ip ap ttBSBtn ap noiaaosqB ap aiuaioijaoa,, pBptjnBa bj sommijap is
'oiaaja ngj *aoXBUi saaaA ap sajim soqanuí pBpisnap Bun BtaB^tsaoan as
'od^j/SBm j; ap napao jap Baa anb soratCip bX anb 'BAaasqo as anb notaaos
-qB bj apnpoíd Ba^d 'osoasBS opB^sa na BaaiAn^sa Btia^Bm bj Bpo^ i^
•ainBiaodniT Xnra sa aiitntj pBpisuap bj ap noiaBmnsa Bjs^j c'ma/ni9
^í5_0T X anb aoXBtn aas apand on Bjsa anb opnBjjBq 'ooiiobjeS onsjd
ja na jBja^saaaini BtaaiBm bj ap Bipatn pBpisnap bj ajnanraoiaadns
opB^oaB Bq 'sBainiBuip sanoiaBaaptsnoa na asopnBSBq zx ^JOQ (b
•B^iAaa BpidBa somaaBSBd saq UBjaisa
-aajm oxaBdsa jap a^Bd nBinaoj 'sajBnptAipni SBjnaajom o somojB boj
anb 'a^nainSisnoa aod 'aoXBm oqanm ooboib^ ap SBptjos SBjnatjaBd anb
ap noiaaiAnoa bj opBXods nBq soqaaq soa^Q 'ai^Bitaxa Bjjaaasa bj ap
jb oajinapi sa oa^aadsa oXna X 'naqiaaa anb znj bj a^fajjaa b uB^innj as
anb 'ajqBiaaad^ onBniB^ ap SBjnapaBd aod SBpBtnaoj nBjsa anb opnBoi
-8om 'notxajpa ap SBsojnqan sbj ap BaaaaB TT aaqdijg ap sanoiaBAaasqo
sbj UBoinanaua as sa^nB^aodmi SBnx sbj aajn^ *oqoaq a^sa ap opB^uas
-aad UBq as eBianapiAa 8Bqonj^[ 'SBpyjos SBjnojiaBd naiqniBi oms aBja^sa
-aajnt otasdsa ja na Ba^nanana as anb oj sb8 a^uaniBjos sa ou oaa^
�y como el segundo término del paréntesis es del orden de 10 ~5, la
difusión de la luz por electrones libres puede ser considerada inde
pendiente de la longitud de onda. En esta fórmula, como es corriente,
e es la carga del electrón, m su masa, c la velocidad de la luz y h
la constante de Planck.
Vemos entonces que tampoco este proceso puede ser causa de la
ley de enrojecimiento observada. Por otra parte, el coeficiente de
absorción de masa para electrones libres es de 0.216 o sea muy infe
rior al observado.
c)Podemos, por otra parte, fijar un límite superior al radio
medio de las partículas productoras de la absorción. Si consideramos
que la absorción es debida solamente a la sombra arrojada por par
tículas de igual radio, es evidente que el coeficiente de absorción
estará dado por jta2N. Tomemos el valor de la absorción deducida
por Trumpler 15 que es de 0.07 mag/kpc aproximadamente. Sean Io.
I, las intensidades de la luz después de haber atravesado una lon
gitud li (un parsec en este caso). Por definición de coeficiente de
absorción se tendrá que cumplir
I
— = e-^*21. = 2.512o-7(I — 8)
lo
y tomando logaritmos decimales resultará evidentemente
— 2.5 Njta2l,lgi0e = — 1.086 N^2l¡ = 0.7
(I — 9)
Admitiendo el valor límite de Oort para la densidad deberá cum
plirse
4
3 X 10-24 gr/cm3 = N — n a3s(I — 10)
3
donde s ^ 5 es la densidad de la partícula. De (I — 9) y (I — 10)
resultará
a = 10~2 cm
que es un límite superior para el radio promedio de las partículas.
Sin embargo este valor no está de acuerdo tampoco con la ley de
enro j e cimiento.
d)Un procedimiento más correcto para determinar los tamaños
medios de los granos lo da la teoría de Gustav Mié.16 Esta teoría
fue considerablemente extendida por Debye 17 y también por Schalén.18 Nos limitaremos a exponer brevemente su fundamento y sus
resultados esenciales.
- 26 -
�- LZ [ ap pijaiBiu pp sboisjj sBorjsjjaiDBJBO sbj ap upiaunj
na B^napjBd b^ ap eaijajsa aiaijjadns B[ ap o^und Bpea ua soapauScui
X soa^naap sodniBa soj ap saiuauoduioa sb{ ap saaopA eo| uBj^nanaua
as saiuaipuodsajjoa sapiauajajip sauoiasnaa sb^ opuaiA[osaa X '[Bsn
buijoj b^ ua aiuauipuoiaaA sB^iaasa UBisa (^-[ — j) sauoia^naa sb^
•^ijaiBui pp saijjaadsa pBpiAi^anpuoa ^\ o A
Baijjaapxp aiuBjsuoa b^ 3 'B3TpuBui pBpijiqBauuad b^ sa d apuop
(a 1j
a \ = hv A
o
h^í=
a\/ a
* jjtí — g ' ^3 = q ' ^0 = f anb opuBpjoaaj X
1= HV A= 3V A
I
-f m f
*-gG I
ap sauopBnaa sb^ oduiBa pi b opuBagdy
= H[
oaxpoijad oopauSBui X oa^ioap
oduiBO un aod opBjuasajdaj Bisa oapBuioiaououi zn^ ap oXbj uq
*()A
-unj v\ ap uotOBuiuiiaiap ^\ Bsaja^uj 'SBuanbad ubi SBpiaruBd
a^uauiBsojnTj Bjcanj BOiapraoa Bando B[ is Bijaojafa as anb
X BpajjjBd B[ ajqos aajafa as anb q \u^i uoisajd b^ aj^ua uopBpj
(II — I)
= ()A
a
uopunj B[ BJoqB soraBuijag
un
opuais '
X
=
soraajtiutjap X
ajuanj B[ ap BiSaaua ap pspisuap — [
b oipBj ap oubjS un ajqos uoiasipBj ap uoisaad — q
B[ ap oipsj — b
BiniBpuamou oraoa
�Pero la relación entre el flujo de energía y los campos eléctricos
y magnéticos está dada, como se sabe, por el vector de Poynting.
S = — É A H(1 — 13)
4ti
De los valores calculados de E y H para cada punto de la su
perficie esférica es posible, por la ecuación (I — 13) calcular la
energía en el punto correspondiente y luego, teniendo en cuenta
el efecto de fase, que introduce un coseno al cuadrado, e integrando,
obtenemos la presión total debida a la luz en la superficie consi
derada.
De esa manera, y luego de algunos cálculos laboriosos, se llega
a los siguientes resultados:
Para partículas muy grandes en relación con relación a, se tendrá
V(a) = 1
Para partículas muy pequeñas con respecto a la misma magnitud
14
V(o) = — a^
3
Para partículas intermedias de radio del orden de la longitud de
onda de la luz, tenemos las siguientes tablas de Debye:
TABLA III
V(a) para partículas reflectoras
a
V(a)
a
V(a)
0.0
0.00
0.2
0.05
0.4
0.16
0.6
0.55
2.4
1.46
2.8
1.35
3.2
1.26
3.6
1.20
0.8
1.78
1.0
2.45
1 .2
2 .31
1 .6
1 .93
2 .0
1 .67
V(a) para partículas absorbentes
a
Vio)
0.25
0.25
0.50
0.9
0.75
1.4
1.00
1.8
1.5
2.0
2.00
1.8
2 .25
1 .5
Reproducimos en la fig. 3 las curvas construidas sobre las bases
de las tablas anteriores. Vimos que para granos pequeños V(a) es
proporcional a a, caso que es de extraordinaria importancia porque
- 28 -
�- 6S -
(91 — I)
saano^ua Bjas (y 'B)^ bsbcu ap upiaJosqB ap a^uaiaijaoa
asa
aiuanresiaajd ap oasdo oasip un omoa zn[ b[ BiaqjosqB ojubj o[ jod A
(SI —I)()AA * = J
OtpBJ
ap oun ouioa Bjjodraoo as 'b oip^j ap oasdo oasip un omoa a^uapiom
zn[ B[ b aiuajj asjBjaoduioa ap j^Sn^ ua 'B^nai^jBd B[ anb Bjjsanra son
(\\ — j) B[nmjoj B^ jod Bp^p ()^ ap uoiaiuijap b^ 'oiaaja u^ -bsbui
ap uoiajosqB ap aiuaioijaoa \b ajua^u^iOBj BjoqB iBSBd somapo^
•sopiaouoa sop^aijiuSis so[ uauaij
sajuBjsaj sb[ A 'upiaasajaj ap aaipuj p sa o)/o 13/V = ^[ apuop
(ap paj aued boijiuSis ^j)
f Z + zSL "^
I
saiuaqjosqB a)uamB^aapad SBjajsa ap osea p Bjed 'o^aaja ua 'BJ^uana
-ua ag uBp^sajaiui oíasdsa p ua e^uasaad as anb p aiuamBsiaajd sa
BJBd *n ap uoiDunj aa ()^ ap 'na^eqag ap sbajii^ —
CT5t
//
r
y¡
�y si sustituimos V(a) por su valor (14)
- i _ N2 "I
6jt
k(a, X) = — Im
sX
(I - 17)
_N2 + 2J
Análogamente, para un dieléctrico se encuentra
32jt4a3
N2 —1
k(a,X) =
(I - 18)
sX4
__ N2 + 2 _
siendo en este caso real el índice de refracción y no complejo como
en el caso anterior.
Se ve que k(a, X) varía como X"1 en los metales, si despreciamos
la variación de N con X.
Cuando a ^ 1, el cálculo efectivo es muy complicado, pero lia
sido realizado para algunas sustancias. Tomamos de Greenstein 9 una
tabla de valores
TABLA IV
Coeficientes de absorción de masa, k
en cm2/grn; X = 4400 angstroms
Radio del granoDieléctricoMetal
e =
4.4 A
14
44
140
440
1400
4400
14000
0.00044 cm
0.0044
0.044
0.44
N = 1,27 — 1,37 i
0.006
0.18
5.6
38000
38000
38000
180
5600
35000
140000
42000
22000
1400
7000
710
45
350
40
46000
21000
5600
3.5
30
-
2.5
0.2
�- 18 '(S6I
-iuq 'm^uiouojjsv
J ^1¡S
ap uopunj ua ())
LZ ^Z \Z 9t 1 ^l 6 9
O
^^
yMÍ
BjpUd]
^s o8an[ '()AAB = ^ OA^oaja oipej un cj^iAm is ouioo Bjaoduioa
38 e^naijjBd B[ 3nb o\ 38 4jiosp sp souiBqBOB ^nb o^ aod oi^^
•OUBJS [3p ^SJ3A9UBJJ UOID338 B{ B38 O '^BK 3JU3UI31U3piA3 BJJ38
Btutj^n B^s^ 'sju^pioui uopBipBJ B[ opuB3nbo[q ^^usraa^duiie BaBnjOB
OUBJ^ [3 18 BJ^I1SIX3 3nb U\ Á B^3pBpJ3A UOIOJOSqB B[ 3J)U3 3JU3IDO0 [3
oraoD auipp ag ()) BiDU3ioij9 ap joiobj ^3 Bjoqe soiuBoznpoajuj
zn\ v\ ap upisaud A oanbojq 'oiuaiwpaunasQ
8B^ uod a^duino 'j3 jod Bpionpsp '[Biousuodxs odij ap soipBj ap
uotanqiaisip ap Áa\ Bun uoa 'soubj^ ap Bpzara B[ anb Á 'uiojjs^ub OOOf
so[ A 0003 80l 3J[Jua opipuajduioa oip^j ap soubjS jod BpBsnBa Bisa
uoiauíixa B[ ap <^^ g¿ [3 anb SBuiaps BJjuanau^ 'soaraiaa^aip a^uaiu
-[Biauaea nos soubj^ so^ anb auinsy #6oubuibi soiuijsxp ap soubj^ ap
SBpzatu ap oipaui jod BpBAjasqo oiuaxuiiaafojua ap BAjna b[ aBjuasajd
-ai ap o^bjj ex^8!11!! aP UBA 'sou^*1^ sojsa ap Biauaiaija bijb b^ b aqap
as ejes i\ ^ n uoa soubj^ so\ ap sb^ b sajuBfaiuas sapBpaidojd auarj
Bpzaui B[ anb oiad soubuibi X sodt^ soqanra ap sou^aS ap B^azara Bun
a^sixa anb 83 Bjjnao ajuauía^qBqojd anb o^ qB^aru un ea ^os \a ua
0009 U3 oxuojb un o^og *oqaq [ap X ouaSpjpxq ¡ap auijoua BiauBuitu
-opajd Bun Bjjsanxu os^aAiun [a ua sodjano so[ sopoi isBa 3p stsi[bub
un anb opBp 'jiiixupB ap [pjjfip s o^sa oaad — soai[Biaxu uos uoxaaos
-qB B[ ap saiuBsnBa soubjS so[ anb 'aA as anb o[ jod 'BiaaaajB^
�Reproducimos de Trumpler14 (fig. 4) la variación del factor Qía)
para una esfera dieléctrica de radio r e índice de refracción N = 4/3.
Se ve que para a relativamente grande, Q(a) tiende a 2. Esto nos
permitirá, en algunos casos, considerar que la extinción es del orden
de dos veces el bloqueo geométrico, sin cometer errores serios.
Distribución de la materia interestelar
Una característica fundamental que surge del estudio de la ma
teria interestelar es su distribución notoriamente irregular. Entre los
últimos estudios relativos a este problema se encuentran los de Bok,20
Donn10 y y Binnendijk21 cuyas líneas generales pasamos a exponer.
Donn se basó fundamentalmente para su trabajo en el estudio de
la multiplicidad de las líneas interestelares que aparecen en mucbas
estrellas. Binnendijk, por su parte, discutió la intensidad de las líneas
interestelares en comparación con la intensidad del enrojecimiento.
La primera, como sabemos, es producida por los gases; la segunda, por
los granos. Encuentra, para la intensidad equivalente de las líneas
interestelares K y D del Ca y Na las fórmulas
K = 0.18r + 0.7E
D = 0.27r + 1.0E
donde r es la distancia en kpc, y E la magnitud denominada "exceso
de color'* de la tabla de Stebbins,22 o sea el índice de color de la
estrella individual menos el índice de color correspondiente a la clase
espectral a que pertenece la estrella. La intensidad está dada en
angstroms.
Las conclusiones de estos dos investigadores son que existe una
nube gaseosa continua que llena toda o la mayor parte de la galaxia,
pero que presenta fuertes fluctuaciones de densidad de carácter esta
dístico.
Esta nube participa en la rotación general de la galaxia, como
cabía esperarse, lo que se demuestra observando que la línea inter
estelar más fuerte, en el espectro de cualquier estrella, sufre un corri
miento de Doppler que responde a la fórmula de Oort23:
v = r A sen 2(1 — l0)
De acuerdo con esto, las concentraciones de gas no tienen un
tamaño o forma definidos. Las nubes discretas consisten de gas y par
tículas de polvo; entre las nubes, el continuo gaseoso permanece, aun
que más rarificado; pero no hay continuo de polvo.
En el continuo gaseoso se produce turbulencia. Esto era de espe
rar, ya que el número de Reynolds 48
pvd
- 32 -
�- 88 "(0S6I 'Sbzdpq pun uapsaag 'j
qi ^araajs^suj^js pan auasi^,, 'as^Dsg j^ unSsg) -¡os pp sspup
sb[ as oaipBpüi oaBfd p as 8Binaso ssqna sbj sp uppnquisiQ —
u^q QS ^[^9|j ^ ^[og loxjajuí otnaj^x^ p ug -BpBUI9a}X9 69 SB¿ Á OA[od 9p S9UOIDBJJU9DUO9 SBJ 9p OUBUIB)
oajod dp sauopnujudouoo svj ap ou
•sbS 9p p^pisu^p
OA[od 9p 89qnu sb[ 9iib
U99sod 9nb sb^ U9iqraBj nos
9p Bjgnj 'o^aBquig ais
pp oj^o p o^und un op
69 JOpA 9)89 'SOtUTlodoJ 'OJ9d ^QOI 9P U9pjO PP ^ ^P JO[BA Un
-npgp Bq ^z^níT 'otpora JopA ns JBpo[B9 ^pond 96 'oSjBqui9 uig
•OI9BdS9 p U9 9JUB1SUOD OUnp OpOUI 9p 69 OU
= A
(sbS) d
OApd pp A 6b8 pp
89pBpi6U9p 8B^ 9JJU9 UOlDBpj B^ 'upiSnpUOO B^S9 UO9 OpJ9n9B 9Q
*B9^9B[B8 UOTDBJOJ BJ 'O^SIA 6OUI9q OTUO9 49jdui9I8 9nIS 9)UB^JOduiI SBUI
B9UI^ ^\ OJ9^ 'J9^ddoQ O^99p p 8Bpiq9p 48B[[9JJS9 SBUnSyB U9 UBAJ98qO
98 9nb 8B9my 9p pBppiydiqnuí By UBp gnb SBy uos onb sgyBOoy 69^U9ijj
-oo 99npoj)ui BiDuoynqjn^ Bjsg "0002 an^ Jo^bui oqonm 'ojyB Anuí 89
�la atención sobre la existencia de "glóbulos", pequeñas nubes oscuras
de forma aproximadamente esférica, de un diámetro del orden de los
0.03 pe. o menos. Un examen de las fotografías de la Vía Láctea del
Atlas de Barnard muestra en las regiones de Taurus y Ophiuchus,
filamentos de unos 15" de ancho. Tomando la distancia de las nebu
losas como de 100 pe., resultarían dimensiones del orden de 0.5 pe.
De este tamaño más o menos deben ser las manchas aisladas que
aparecen en muchas partes, contra el fondo estelar.
Por otra parte, en las figuras 5 y 6 de esta publicación, vemos
que los tamaños de algunas de las nubes como las de la región de
Orion y Monoceros, y las de Cepheus y Cassiopeia, tienen dimensio
nes lineales que se aproximan al kpc. Esto muestra que hay una va
riación casi continua en los tamaños de las nubes de polvo.
Fig. 6 — A la misma escala que el dibujo anterior, hemos superpuesto las concentraciones de estrellas B en las vecindades del sol, adaptadas de un mapa
de Bok. (B. J. Bok, "The distribution of the stars in space", University
of Chicago Press, 1957).
�- 98 •]; = g oqaaq Bq as apuop 'uuoq ap ofBqBJj [ap
naiqniB) 'a^uaingis BjqBj B[ ua uBjjuanoua as ^[ ap sajo[BA sounájy
s
— si-Oí XZ =
gdy
fl_0t = B opuapBq A sauoisajdxa ss^sa
opuBuiquio;} -oubjS [ap p^pisuap B[ sa 'oqoip somaq vA ouioa 's apuop
jod opsp BJB^sa '^y[ 'gina jod
soubjS ap ojauínu [^ #sajB[iuiis SB[nuuoj ubsii tg js[iijj ap ub^y A og qog
•oasjBdo[iq Jod sapnjiugBiu ua Bot^Bjgoio| uoiauíjxa B[ sa gdy apuop
SdV 95-01 = 0
B[ Bsn uuoq souBjg so[ buijoj anb Bija^Bui B[ ap pBpisuap B[ bjbj
*sa[Buoiodaaxa sosbd ua joIbui saaaA \ixn BjSBq o QOI
^0X jas ojauínu ajsa SBSuap sbui saqnu sb[ u^ *guia/jg ^s_0I X
ap sa sasBg so[ ap o^mifuoa [ap Bipaux pspisuap b[ 'uauínsaj u^
9-01
9-01
9-01
9-01
p^pisuaQ
SL3
aijnzy
OISBJO^
ouagoj)i^
9-01 X f
9-01 X Z
800'
100
01
OIUB}IT
guia/souiojB)
OJJOIJJ
oipog
PFD
ouoqjB^)
ouagjxQ
ouagojpijj
(gtUD/sOlUOJB)
SB^
pBpisuaQ
(oiuuoq ungag) 'jvjajsdjajm oiovdsa \^ ua sasnS ap mouvpunqy
a viavx
•(uuoq ap oj*BqBJ^ [ap BpjBj^xa) B[qBi ajuaingis b[ ua 's
sbui sassg so[ Bj^d 'BpB[[Bjap Bj^uanaua as bis^ *sajB[a^saja)ui
so[ ap Bipaui p^pisuap B[ JBuiuiaajap opipod u^q 6S uoisag A 8S uajg
-uioa^g i^'aAtijjg 0S'uiBqunQ 'ojuairapaao ap BAjna B[ ap Bjjoaj B[ uoa
oiunf 'uoiojosqB ap s^auq sb[ ap sapBpisua^ui sb[ ap sisi[bub [3q
uvjaisauajw oiuajvtu vj ^p pnptsuaq
�TABLA VI
Partículas sólidas en el espacio interestelar. (Según Donn)
RegiónExtinciónDensidadN
(mag/kpc)(gr/cm3)
Brillante, uniforme0.50.5Xl0~26
10"12
Gran nube1010"252X10"11
Concentración
densa100010~232X1O~9
Obsérvese la enorme extinción (1000 mag/kpc.) de la^ concen
traciones densas que equivalen prácticamente a un bloqueo total de
la radiación incidente Sobre este hecho tendremos ocasión de insistir.
Interacción entre gases y granos. Evolución de los granos
Sólo diremos unas palabras de este tema, de importancia cosmo
gónica fundamental pero cuya consideración aún superficial nos lle
varía muy lejos de nuestro objetivo.
¿Cuál es el origen de los granos cósmicos?
Las dos líneas más importantes de pensamiento a este respecto
son, por un lado, los trabajos de los astrónomos holandeses ter Haar,32
Kramers 33 y fundamentalmente Van de Hulst34 y por otro lado los
de Cernuschi.35
Van de Hulst supone un proceso de condensación de los gases
interestelares para formar granos. Se funda en experimentos de Roberts36 que trabajó en condiciones que difícilmente podrían asimi
larse a las existentes en el espacio interestelar. Cernuschi, por otra
parte, deduce de consideraciones teóricas que los granos, lejos de
estar en formación, tenderían más bien a evaporarse; y que los exis
tentes deben haber sido formados simultáneamente con las estrellas.
El trabajo de Donn10 acepta las ideas de Cernuschi como las más
plausibles.
El hidrógeno en el espacio interestelar
Ya hemos dicho que se encontraban líneas de absorción del hi
drógeno interestelar en el espectro visible, debido a la interposición
atmosférica, que absorbe toda la parte del espectro de longitud de
onda X < 2900 A. aproximadamente.
En cambio Struve y Elvey 3T descubrieron en 1937 débiles líneas
de emisión del Hidrógeno en zonas de la Vía Láctea donde no se ha
bía observado nebulosidad alguna. Tal cosa cabía esperar, en efecto,
ya que una vez separado el electrón de un átomo de hidrógeno por
un cuanto de radiación de X < 912 A, este electrón podía, al encon
trarse con un protón, caer hasta la órbita más baja, emitiendo conti- 36 -
�•Bapdo uoisiuia ap SBsojnqau sBpiaouoo sbiu sbj ap SBunSjB b aSuip
as BuajuB bj opuBno 'ajuamajqBjapisuoo Bzjanpj as 'ajjanj sbui aa^q
as upiaBipBJ Bjsa anb opBJjsomap u^q 8e3poppBjj X uaBjj ap soip
-tusa sog 'eixbjbS Bidojd BJ^sanu ap auaiAOJd anb 'tna "[ ap Bpno ap
pnjiSuoj bj na uoiaBipBj ap onuijuoa opuoj nn ojdraafa jod Xbjj
•Btanaio
Bjsa ap saj^nsn sojuairaipaoojd soj noa sajqBjaajap 'sajBipBj Bpuo ap
sapnjiSuoj ua uBipBjjj saaaA b á 'oiaaja asa uajjns JBp^sajaiui opBdsa
pp sauojjaap so-q #uopBja[aaB b^ ap apuadap Bpuanaajj BXna 'Batjan
-SBraoijoap uopBtpBi a^ima opBjajaaB uojpap opo^ anb somaqBg
wiiuououisvotpvd v\ uod vpnuoio^odoud
m viddjniu vj ^iqos upi^vuidofuj
•jBnstA bj ap oSjbj oj b SBpBaojoa
TIH ^^oy^aj na uaonpojd as -^^Aj^ X aAnjjg aod SBpBjjBq upísima
ap SBanij sbj anb 'jpap ap soniBqBOB anb oj lod 'apuajdmoa ag
•sod o^ soj ap napjo jap sa bX og
Bun na ísad QOT soI 9P ^apjo jap sa <jq odij ap Bjjajjsa Bun jod Bp^ziu
-oí Bjajsa Bun ap oij^bj ja anb BjnajBa ag "Buanbad sbui ajuaraBpidBJ
aoBq as BpBzraoi noiSai bj jBJiaadsa odi^ J9 bzubab anb Bpipara y
•ojjnau ona^ojpiq ja a^uatna^janj jBniraopaad b BJBzadma
*a^uB^suoa sa sauoisijoa jod uppBniqmoDaj bj anb SBJiuaitn BiauB^sip
bj ap opBjp^na jb BSjaAui uozbj u^ ajuatuBpidBJ asa noiDBipBJ bj ap
pBptsuap bj oraoa 'BpuBjsip BpBuirajajap enn BpBs^d 'anb X (jjj^ ^ojS
-ai) sopBziuoi aiuaniB^ajdmoa isbo UBJBjjBq as onaSojpiq ap souio^b
soj anb ua Bapajsa a^uaiuajqisuas uotSai Bun Bjq^q souBjdmai sajBJ^
-aodsa sodti ap SBjjajjsa sbj ap BDjaa anb aonpap as o^sa opo^ a^
•oiqjosqB bj anb ouiojb jb opuBziuoi
BpiqjosqB jas ap sa^uB b^joo aiuatuBAiiBjaj BiauBisip Bun opBdsa ja ua
asjaAotu Bjpod BpBjia BqijJB bj anb jouara Bpno ap pniíSuoj ap znj ap
o^usna un anb aonpap as anb oj jod 'jBjaisaiajui oua8ojptq ja jod
BpiqjosqB ajuauíBpiAB sa y ^J5 > y ap BjajoiABj^n uoioBipBJ B^
IIH ^ IH
oíosdsa
ja ua ajuBpunq^ sbui jBijajBtu ja sa ouaSoapiq ja anb sbui zaA Bun
Bj^sanraap ojs^ ^Joq ap a^iiuij jb ouBOjao Jioap sa ^^_0T X
9P
uapjo jap sa Bjja anb Bj^uanoua as íBrajoj oj anb jBija^Bui jap pspisuap
bj jionpap somapod uoisiuia ap SBauíj SBqotp ap pBpisuajui bj ag
ouaSojpiq jap upísima ap s^auíj sajqBjoaiap uos anb sa osa jod X íoidoo
-soJioadsa ja B^ssq 'BpBjsajora jas uis ouiuibo ns Bjjtn^as 'jBjajsajajuí
oioBdsa jap sauoioipuoa sbj ua ouaSojptq ja BJBd ajqiqjosqBui ajuara
-BaijoBjd sa oraoo 'djj Bauíj Bg -g opuBp Bjaraijd bj b BpunSas bj ap
ja^o ajuarajBuij X (jj) JauíjBg ap Bauíj Bun opu^p BpunSas bj b
oSanj JBSBd íoCojjbjjui ja ua uaqasBg ap onuijuoo un opuaijiraa Bjiqjo
bj ua ja^a 'ojdtuafa jod 'zaA ns b Bipod ojad íuBiuXg ap onu
�Esta radiación proviene casi seguramente de transiciones entre dos
niveles energéticos del hidrógeno muy alejados del núcleo (las llama
das "free-free transitions" porque en realidad el electrón no salta
entre dos niveles fijos sino que describe una órbita hiperbólica con
foco en el núcleo, y emite radiación), en nubes de hidrógeno ioni
zado. Aún antes de que su presencia fuera observada, la existencia de
estas líneas había sido predicha por Greenstein.38 No se ha explicado
todavía por qué razón esta radiación es mucho más fuerte en las
regiones del centro de la galaxia, puesto que hasta ahora no se ha
encontrado ninguna evidencia de que cerca del centro galáctico la
cantidad de hidrógeno ionizado tenga que ser mucho mayor que hacia
afuera. Bok38 dice que quizás nuestra galaxia sea algo parecida a
algunas estudiadas hace algunos años por Seyfert y Minkowrki, que
notaron la presencia de fuertes líneas de emisión cerca del centro de
algunas galaxias, lo cual indicaría precisamente condiciones favorables
para transiciones "free-free".
Pero quizás el más espectacular descubrimiento de la radioastro
nomía haya sido el estudio de la línea de 21 cm. del hidrógeno neutro.
La radiación de que hablamos se origina en la transición entre
dos niveles hiperfinos en el nivel de Lyman del hidrógeno neutro;
la energía del átomo de hidrógeno es ligeramente mayor cuando el
vector rotación del electrón es paralelo y dirigido en el mismo sen
tido que el del protón, que cuando están dirigidos en sentido contra
rio. La línea de 21 cm. se origina cuando pasa el átomo del estado
de más energía al de menos; una absorción significa el pasaje con
trario.
La línea de 21 cm. fue predicha en 1944 por Van de Hulst en
un coloquio; y recién fue descubierta en marzo de 1951 por Purcell
y Ewen, de la Universidad de Harvard.38
Ya hemos hablado del hallazgo, por Struve y Elvey, de líneas de
emisión de Balmer en el hidrógeno neutro; pero estas líneas eran
de resonancia, es decir, provenían de recombinaciones entre un elec
trón que había sido arrancado por una patente radiación, y un protón
libre. Quiere decir que la mayor parte del hidrógeno de esa nube
estaría ionizado, porque de lo contrario no habría energía suficiente
disponible como para llevar electrones a números cuánticos de tres o
más, para permitir luego la emisión de Balmer. Las observaciones de
Baade en M. Wilson y Morgan en Yerkes 38 mostraban que las nubes
de hidrógeno ionizado se encontraban solamente a lo largo de los
hrazos espirales de las galaxias, y si bien se podía suponer que el
hidrógeno neutro llenaría el resto de la estructura espiral, no se tenía
prueba alguna de que esto fuera efectivamente así. Los trabajos de
Oort 38 iniciados hace pocos años, han realizado en este terreno pro
gresos asombrosos, y han demostrado fuera de toda duda la estructura
espiral de la galaxia. Esto fue permitido precisamente por el empleo
de la línea de 21 cm. ya que en efecto, las densas nubes de polvo
que nos nos permiten la observación visual de los elementos más
distantes, son atravesadas sin debilitamiento alguno por la radiación
de 21 cm. El trabajo de los astrónomos holandeses prueba la estruc- 38 -
�- 68 •aqnu B[ ap SBpaiiJBd sb{ SBpoi b asaapuaixa
aqap BuojBinns Bq *BnioB Bqa ajqos anb Bzaanj b[ lq X
Btursa-i B[ ap sBpBuapaooa sb[ ap ua8i.ro p BpuB^srp JoiaaA p *i opuais
ZZ
(Z — II)á X 'J ^
S
"~**T
Bpiqyjasa 6ouiapod (\ — jj) pBppnSí B[ anb ojBp sg *ppuaj
-od BiSaaua ns ^ X 'aqnu b^ ap pioj Baipma BiSjaua b^ g opuais
(i — ii)ü ZA — = Da
anb aaip puiA Burajoai (g
soraau
-odns anb 'sB[nat}jBd sbj ap Bun Bpsa ap bsbot b^ ra A 'pBpxsuap B[
ó 'notaBjtABj^ ap ajuB^suoa B[ ^) 'bsbui ns j^[ 'aqnu B^sa ap oipBJ [a
^ Bag 'ouqi^inba is^na ap opB^sa un ua aqnu B^ souiajapxsuo^
UBZqBUB B SOUiaJBSBd
anb sajuBsaiajuí souamouaj ap aijas Bun j^^n[ ueapua^ 'so^a aj^ua sb
pp Biauasajd u\ uis 'soairasoa soubj^ ap a]uauiB[os BpBuuoj
anb aqnu Bun ap Biauajsixa bj aiuaraBapa^odiq souiauodns ig
souvjS uod djuawnjos npviuuof aqnu vun ap oaiupai oiujxviu oy
sooiuispo souvuS snS uod vpniuuof aqnu vun ap oij.qijinb^^
ii axavd
•uoiaBsuapuoo B^ ap Buoai bj b
upiaafqo Bijas Bun sa B^s^ gg'uouaj^ *^j Á aauajMBg 4^[og opBJ^souiap
UBq o[ unSas 'ajjnao ou ojsa anb sa oijata o[ oía^ 'BpBzjojaj
as #uia \z ap Baut^ b^ ap púas b[ a^uamSisuoa jod A 'sbS ap
B[ na puoiajodojd o^uauínB un 'aiuamaiuaipuodsajjoa 'jaua^ UBjjaq
-ap *t4SBgajisaojoid,^ otuoa UBaapxsuoa as Biaoa^ Bqaip ua anb 'sBjnaso
saqnu sb^ ap ojjuap oApd ap pBpisuap buitxbui ap soiund so[ anb
iBjadsa Biq^a 'jbzi^bub b souiajBSBd oaod ap ojiuap anb Bijoai Oí.'aid
-diq^ A 6Ejazjidg ap uoiaBsuapuoa ^\ ap Bjioai B^ uoa opjanaB 3Q
•p^uauíBpunj ojund un ubjbjob 'opo^ ajqos A 'sajopBSrjsaAut sojsa ap
sopB^nsaj 8O^ sapjauaS sBaui[ ua ubuwtjuoo soaiuipnoJiSBOTpBi soip
-n^sa sog 'ojaadsaj p uuoq X ^fipuauuig ap sofBqBJj so[ ap opBpBq
souiaq bj^ *oioBdsa p na oA[od p X sb p aijua uopBpi bj anj *uia \z
ap Bauq B[ ap otpn^sa pp o^i^a b uopBpAaj aiuBiJodrai bj^q
•buibj B^sa ua
asjaaBq lod Bpanb oqanuí utib ojad BtxBpS bj ap sajoija^ut sa^JBd sb^
ua oi^nau ouaSojpiq ap pBppuBa ubj uatquiBj Bj^uanaua ag *oaiuaa
p JBps Buiaisis pp ^\ ap uapjo pp SBpuBjstp 'jpap sa 'oj^uaa pp
aasjBd 000^1 ^ 0009 9^U3 ^p sBiauBistp b BixBpS b^ ap piídsa
�Apliquemos este teorema a una esfera homogénea de granos in
terestelares, tomando el centro de coordenadas en el origen. Como
la fuerza es radial se obtendrá para un elemento de volumen
4
dF = r2 sen 0 dr d qp d 0 . — Jt r8 q2 G
3
2 F, X ^i = fdFXr.dr
Jv
luego la energía cinética total
8
i/2 2 n^v^ = — jt2 G q2 R5(II — 3)
4
pero — jü R3 Q = M, luego sustituyendo
3
13
M2
_ Q = _G—
210
R
Entre tanto, la energía cinética por partícula será evidentemente
Q
ec =
(II - 4)
4
— jtR3n
3
donde n ^ 10 ~8, es el número de partículas por cm3.
Consideremos por ejemplo que la nube está compuesta por par
tículas de hierro. El calor latente de vaporización del hierro es de
1100 pequeñas calorías por gramo, o sea 4.65 X 1010 ergs/gr. Para
evaporar entonces una partícula, como su masa es del orden de
10~15 gr, la energía necesaria será del orden de 4.65 X 10~8 ergs.
Todavía, la energía para evaporar un solo átomo será 109 veces menor,
ya que cada partícula tiene 109 átomos. Igualando la energía cinética
media a esta cantidad, obtendremos el radio mínimo que puede tener
una nube compuesta de granos, sin que los choques entre partículas
sean lo suficientemente fuentes como para empezar a evaporarlas y
formar gas. Se tendrá, igualando la expresión (II — 4), a la cantidad
de 4.65 X 10~14 ergs, y despejando después el radio, que éste resulta
R = 2.4 X 1015 cm.
- 40 -
��La velocidad de los granos sale inmediatamente de
V = v \
^ 60 cm/s
mg
Observemos entonces que la energía de los granos, que por el
principio de equipartición es también de 3.5 X 10~14 ergs, es muy
próxima a la necesaria para desprender algunos átomos de cada grano;
pero sin embargo el proceso de desintegración debe ser casi insigni
ficante. Averigüemos, en efecto, cuántos choques entre granos se pro
ducirán en una nube de esas características en la unidad de tiempo,
1 s. por ejemplo.
El camino libre medio entre dos choques entre grano y grano
es de
1
c.l.m. = — ^^ 1018 cm.
on
Si la velocidad de los granos es de 60 cm/s, el tiempo entre
dos colisiones será de 1.5 X 1017 s o sea que cada partícula chocará
en un segundo 0.65 X 10~17 veces. Como hay
N = -3tR3n ^ 1.2 X 1049 partículas
3
se producirán por segundo
0.65 X 10~17 X 1-2 X 1049 = 8 X 1031 choques
siendo k = 1.38 X 1O"10 (unidades CGS) la constante de Boltzmann. El primer
miembro es conocido. Sustituyendo y despejando resulta T = 170 ?K.
Spi'zer M encuentra valores precisamente de ese orden, partiendo de considera
ciones distintas.
Otra verificación de la temperatura de la nube puede ser la siguiente: ten
dremos en cuenta que la nube, con 10 átomos/cms y temperatura T, debe estar
en equilibrio con el exterior, con 1 átomo/cms y temperatura de 10 000 ?K. Se
cumplirá entonces que el número de átomos que deja la nube es igual al número
de los que entran. Los que van de adentro para afuera son nivi, y los de afuera
para adentro, neve. Pero
/ 3i 3
mvi = ni \ — kT,n.v. = n. \ — kTi
2.2
y como admitimos n. = 1, ni = 18, T. = 10 000 ?K se obtiene Ti =100 ?K. Si
tenemos en cuenta que hemos trabajado con órdenes de magnitud, la coincidencia
es satisfactoria.
Con este valor de Ti, la velocidad de los átomos da del orden de 10* cm/c.
- 42 -
�- 8^ -
jiqíjasa
BJpod as 'Bó = tan anb opuBpjoaaj 'aiuauqBui^ *g jod psppuBa Bsa
jipiAip anb BjqBq 'Bj9inb[BnD jas apand sanboqa sox ap upiaaajip b^
00103 •Atna^jjB^^ ^p ^jas oubj \9 bjjuoo so^a ap sanboqa soj b opiq
-ap ojuairaiAoui ap pBppuBa B{ ap uoiobijba b^ 'aiuaiuBapsBxa usaoqa
so[[a anb opuaiuodns X 'soiuoib uj^ztbu Bjq^q oía^dsa asa ua i^^^u b
[BnSí opBdsa un odiuap ap pBpiun b^ ua 'BjajJBq '^ pBppopA Bun b
BZB[dsap as oiuoo oaa^ 'UBiJBsuaduioa as 'sotuo^b so[ b optqap sopB[
sopo) ap Bjjiqíaaj anb sanboqa so[ '^iaouiui BjaiAnjsa oubjS p ig
•a >> ^ anb (BiJaxa sa anb bsoo)
sotuBSuodng #aqnu bj ap oaituo}B ^ijaiBtu pp pBpisuap tb\ bó 'gtuo jod
souioiB ap ojatunu p u 'aqnu B| ap oj^uaa pp ^[ > j BiauBjsip Bun
b bijojbjiabj^ uoiaBjapaB b^ 8 'souiojb soj ap pBpiaopA X bsbui b[ a
X Bin 'pBpioopA ns ^ 'oubj pp bsbiu b^ stu ajdtuais ouioa usag
•aqnu B[ ap OJjuaa p Bia^q
ns ua JBzusap Bjpod oubjS a^sa anb buiixbui pBpiapA B[ jb^
-na^BD souoiuB^uodojd X 'opBjapisuoa sotuaq BjoqB Bjs^q anb sb[ otuoa
aqnu Bun ap joija^uí ¡a ua oaitusoa oubjS un BjoqB sotuauío^
aqtiu vun ap oujudp B^qtj vpjvo ua ouvjS un ap pnpioojaa vj
b^ '^
as Bipatu pBpiaopA b^ SBUiapB 0U103 "uozbj Bsa jod saaaA
01 BJBjapaB as osaaoad p ojubj o^ jod X 'qx ^od BJBaqdnxnuí as
soubjS so^ ap Baiiauía Bjjaua B[ 'oiquiBa na ísoubj^ so[ ap Biauanjj
-ui b^ ap BsnBD b 'a^uauía^BiaajdB BJinuitusip ou aqnu B[ ap pjoj
pBpisuap b^ 'gina/oiuoiB x 9P p^pisuap Bun BJBd oxdtuafa jod opapa
^a souib^bjx 'opidBj sbui Bjas soubjS so[ ap uoia^jodBAa ap osaaoad
[a *sb ap pnpiiuBa bx Bas jouatu oju^na anb SBtuapB ojBxa sg[
•soubj sox ap Baiputa Bi^jaua bx ajuatuaxqBiaaadB 'anboqa Bpsa
ua 'BiJBaijipotu as osBa otuiqn a^sa ua anb B;uana ua jauaj uis un^
'otuisijuax Bijas osaaojd \a isb unB ojad í joXbiu oqanuí Bas Bpipuajdsap
pspnuBa bx anb Ji^itupB sa oaiSox ox opuBna 'ouioib un aiuauíBps apuajd
-sap as anboqa Bp^a ua anb ojsandns souiaq anb asjBiafqo Bjpo^
•jBiaajdsap apand as X ojuax ajuaxuBpBuiaJ^xa
sa 'SBxnapjBd ajjua anboqa x^ aiuatuBAisnxaxa Bpiqap 'aqnu Bun ap
saxBn^aB sauoiaipuoa sbx ua uoiaBJodBAa bx anb Bj^santu oiBp ajs^
•soub 9lQX X 8 oBjuasajdaj anb 'sopun^as esQX X S'¿ soun Bas o
sanboqa csot X 9 =
sOI X e^Ot X Z'\
UBJBiisaaau as 'oxdtuafa Jod 'bsbiu ns ap pBjiiu
X SI SBl ^^jSajuisap b uaauBaxB as anb bjbj
�2
mgg = — jta2QaVv(II — 5)
3
44
Si sustituimos mg = — n a3syg — — ^ Jt r(Qa ~h Qg)
33
resultará aproximadamente, suponiendo s (densidad del grano) del
orden de 1:
10 G r a (Qa + Qg)
V(II — 6)
VQa
donde para el coeficiente numérico hemos considerado solamente el
orden de magnitud.
Esta ecuación muestra, como es lógico, que V es máximo para
r ^ R o sea en el borde de la nube.
En la tabla que sigue damos algunos valores de la velocidad V
para distintos valores de Qa y de la distancia r al centro de la nube.
TABLA VII
Velocidades de un grano en caída libre en una nube (en cm/s)
q. (gm/cm3)10~2310~2410-25
r(cm)
1018
1019
1020
103
104
105
102
103
104
104
105
106
Observemos entonces que estas velocidades son en muchos casos
superiores a las necesarias para la desintegración. Como la nube no
está en estado de flujo laminar sino que lógicamente se producirán
movimientos turbulentos, es lógico admitir que gran número de gra
nos llevando estas altas velocidades chocarán entre ellos, contribu
yendo así aún más a la desintegración.
Nótese además el tiempo enorme que tardaría un grano en re
correr dentro de una nube una distancia apreciable. Si suponemos
por* ejemplo una nube de 5 pe. de radio, y admitimos una velocidad
promedió de 104 cm/s (algo alta, como se ve), para recorrer la mitad
del radio resulta un tiempo de 8 X 107 años, como se puede verificar
fácilmente.
- 44 -
�vtazqdg uoa ozms
i janbB ap 'saiuBjjnsaj sauoiDBnaa sbj ap ajuain^isuoa jod Á
*SB9pi SBJ 9p pnjIJIlUIS BSOIJnD BJ JOd UOI0BJO3 B SOUIlfBJl BJ OJdd 'ODTJOl
-siq sajajm un aiuatuBjos ^oq auaij Bjjoaj Bjsa anb o^sandns jo^
•OUBIUOJM9U odj^ ap uppaBjjB Bun b
'sisajpdiq SBjsa uoo 'BqB^a^ 9g #bj^o b[ b Bun UBjoBq as anb 4tB^qiuos,?
v\ b opiqap UBjafBjjB as SB{noijjBd sop anb Bjausui ap 'opm^j ap
aiaadsa Bun ap noisaad b^ jod uppBjiABjS B[ jsaqdxa optpuaiaad Bjq^q
t^ aSBg a^ 'HIAX [^í8 I9 ua 'odraaii oqanuí aasq b^ *BAanu ea ou
*8B[najiJ[Bd ajjua uoioobiib B[ ap a^qBsuodsaj B^ sa (zn| b^ osbd a^sa
ua) opin[j un ap uoisajd bj anb ap Bapi b^ anb osBd ap eoxua^o^[
*asjaBj^uoa b Biauapuaj Bjpuai aqnu Bun 'Baidoj^osi uoiDBtpBJ ap
oipam un ua 'sBjqB^d sbjio ug 'aiuBiJodrai ajuauíBa^sjpBisa asaaouq
b apuaij o^aaja ^a 'sBjnajiJBd ap sapuBj^ eojamnu BjBd ojad '
-ajdsap ajuauíjBjn^Bu Bjas oiaaja ja 'sBpBjsiB 'BjambsajBna
sop bjb,j 'SBjnapjBd sop sbj aun anb Bjaaj bj ap oSjbj oj b
-inba ou (upioBipBJ bj ap uoisajd bj b Bpiqap) Bzjanj Bun Batanpoad
bj ajqos SBjja ap Bun Bp^a ap Bjquios bj anb ojsand 'sBjja aa^ua
ap aiaadsa Bun usaijjns 'BDidojjosi uoiaBipBj ap otpaui un
ua 'sBjnajiJBd sop anb ap jBjuauíBpunj as^q bj ap ajasd jaz^xdg
•sajopBSijsaAui soisa ap
sBapi sbj ap uauínsaa aAajq un somajBjj 'SBjjaj^sa SBAanu ap uoiobui
-aoj bj ^BOijdxa opBiuajut u^q 'jBjajsaaajuí oiaBdsa ja ua sopBAjasqo
soqaaq soj ua asopuBSBq 'anb bj ua Bijoai Bun 'sajB^uaiuBpunj sofBq
-bij sop ua 'opBJoqBja u^q Of ^jddiq^ >rj pajg Á 6g aazjidg
umonsu^puoo ni ap mjoai n>j
III
�Consideremos un medio de radiación isotrópica de frecuencia v
e intensidad uniforme I y en ese medio dos partículas de radios
a^ y a2 y distancia mutua r. (Fig. 7). Vemos que, debido a la obs
trucción de la partícula 2, la partícula 1 no recibirá la radiación
proveniente del ángulo sólido Q, creando así la fuerza no equilibrada
de la que hablábamos.
4jtl
V
La densidad de energía por definición vale U =
donde
c
c es la velocidad de la luz. El ángulo sólido que subtiende la se-
gunda partícula desde la primera será evidentemente
;. Si el coer2
ficiente de absorción de la segunda partícula es la unidad, no habrá
radiación que llegue a la primera partícula en ese ángulo sólido, y
por consiguiente la densidad de energía que llega a la primera par-
tícula se verá reducida en una cantidad
jtr2U
2 v
Puesto que el coefi-
4 jt r2
ciente de absorción en general no es la unidad, deberemos multiplicar
esa reducción por (1 — Y2 ) Q2 (v) Y2 es acluí el albedo de las par
tículas, pues nos interesa la luz que absorbe la partícula, y no la que
refleja o difunde. En efecto, si el albedo fuese la unidad, es fácil
ver que (suponiendo la nube suficientemente poco densa, y por consi
guiente bastante transparente), el isotropismo de la radiación entre
las partículas no se alteraría y por lo tanto no habría fuerza. En
cuanto a Q(v), es la relación entre la sección de la partícula efecti
vamente absorbente y la sección geométrica, punto sobre el cual ya
nos hemos extendido (Parte I).
Si r << ai, toda la radiación interceptada puede asumirse para
lela a r; la fuerza total de radiación en la primera partícula se po
drá obtener multiplicando el cambio en la densidad de energía por
Jt a2 Q (v) k donde k es la relación entre la impulsión ganada por
la partícula y la de la luz incidente. Tomaremos k = 1. La fuerza
total en la segunda partícula será por consiguiente
Jt a2 a2
J(l-Y2) Ql(v) Q2(V) U(V) dv(III - 1)
4r2
Observemos que si consideramos valores medios de Q(v), (v) y
U(v), la atracción podemos escribirla como
- 46 -
�- íf -
sns
SBpOJ 9p SBIOIjaiJ 8BSEHI SB[ 9p BinnS B[ 91U9UI9[dlUIS BJ9S 'BSU9p O3od
Xnm B[opuBJ9ptsuo9 'aqnu B[ 9p Biarpij bsbui Bq *g < j Biausisip ean
B B[119pjBd B[ JOd BpiJjnS UOlOBJapOB B[ 9p JO[BA
SOOI9pod 'JOU9JUB BUI^Bd B[ U9 SOUITA 9tlb Bl^o[BUB BJ
•(A — \) lod JB9ijdx^nui 9nb Bjq^q 'bisia tsá uoioBJ9pisao9 b^ b
opj^noB 9p 'opaqp ^9 so k ig qBnsn op^oijiu^is \o u9U9ii sojoqinis so\
9pUOp '^) 5B 1 B9JB Un UO9 'BJ911JB 9p UOIOBipBJ B^ 9p OSBd [9 JinjJ
-Sqo BJB¿ 9)U9HI9^U9ipU9d9pUI BJBÜ19B B{n9pjBd BpB¡^ '^U 9p 'JOU91X9
OI9BdS9 pp 9JU9IJJO9 pBpi8U9p B[ 9p 8BUI9pB gUI9/S0UBJ 3^[ 9p OS99X9
na SB^opjBd ap auuojiun pspisuap Bun auapnoa anb A '^j oipBj ap
*oApd ap sB^nap^sd ap Baiaajsa uopBaiuaauoo eun 9[ddiq^ auodng
BJBd 'sBjnaso saqnu sb[ ap oiuanniaaja pp Bajaos Bjjoaj Bun
ap ozoqsa p oaqqnd Of ^pldiq^ sops^nsaj so^sa na asopuBSBg
^ ap
B[ a^uatuBps ou A sb ap Biauasajd E^ uaxqraB^ Bjapisuoa ae is oaod
nn BJinuiuisip upiaBpj Bjs^ 'QOI ap uapjo pp ea 3j/Jj ajuaiaoa p
i oiaBdsa pp eBpapjsd sb^ ap ajuaijjoo oubuibi p bje^ A
jod opsp guio/¡ája sz-0\ X Z'^ = íl 9P JlBA un ^JBd
'anb jaaa^qBisa B aaz^idg b uBAag appui BSiaAip ap sauoiaBjapisuo[)
[ ap
g ap JBSn^ na A '^ X i saaipujqns bo^ o^ub^
BSBin b^ soraajpuod s gB ir —
o\ jod somajiumdns 'sBapuapi UBJimnsB as SBptiapjBd sop SB-q #sj
Bpouiauísg SB^nojiJBd sop sb^ ap puoiaB^iABjS upiaaBJjB Bq
•BiSopnB B^sa soniajBsn aju^ppB sbj^[
— ni)n (^ — i) = ^
ajuBjsuoa Bun A
(8 — III)
SBprpiJ SBSBUI SB^
soniBjapisuoa is ousiuo^Mau odp pp uoioobj^b eun sa anb asapu A
(z — ni)
a só Tó (^ - i)= Ji
�y la de la partícula está dada por la fórmula (III — 3) siendo la
constante dada por la (III — 4). Si tenemos en cuenta que están a
distancia r, y que la masa de la partícula es mg, el valor final de la
aceleración resulta
a4NgR3 (1 — y) Q2U
g=
(R < r)
(III - 5)
3mgr2
Claro está que Q y y son funciones de la longitud de onda, pero
Whipple está interesado solamente en órdenes de magnitud, por lo
cual toma una media de estos valores.
Con respecto al substratum de hidrógeno, la partícula se moverá
hacia la concentración con una velocidad Vg dada por
Vg = Kg(III-6)
mg
donde K =
nH mH vH
Aquí el subíndice H se refiere a los átomos de hidrógeno, siendo
Vh la velocidad media cuadrática. Ko es un factor sin dimensiones,
del orden de 1 para hidrógeno neutro. Whipple adopta el valor 3/ji
que es el usado por Spitzer, pero hace notar que en regiones de hi
drógeno ionizado el valor de K<, baja mucho, hasta 3 X 10~3. Por el
momento dejaremos de lado este caso.
La fórmula (III — 6) encontrada por Whipple es prácticamente
igual, como se puede observar, a la (II — 6) que habíamos ya dedu
cido, para un caso similar.
Multiplicando esta velocidad por la superficie de la nube, ten
dremos el crecimiento de la masa de la nube. Es fácil ver que se
verifica
1 dM
jt2a4Kng(l —Y)Q2U
=
(III - 7)
M dtmg
o sea que la masa de la concentración crece exponencialmente con el
tiempo, independientemente de la distribución radial de las partícu
las, e independientemente del radio o cambio de radio de la concen
tración.
En esta ecuación está implícita la hipótesis a) de que las par
tículas penetran en el interior de la nube y b) que la nube es trans
parente, pues con esta última hipótesis es que se ha deducido la
fórmula (III — 6) que da la velocidad.
- 48 -
�zU íl Ó 8u sB ^ z^ =
jod opep oju^uuro^jo un BjB[pq as 'aqnu v\ ap aiaijaadns
pBpi9O[9A B[ OpUBDTjdp^nUI ^ I z: ^ OpU9I9Bq '9}U9UIBA9n^[
(8 — III)
íl Ó
19A 9p {I9BJ S9 OIUO9
'899UO1U9 BJ9S UOI9BJ9p9B B^[ *(gJJj) UOT9BnD9 B^ Jod BpBp 9jd
-TU9IS OUIOD BJ98 BT9I^9TJ BSBUI ns 'oUB^S [B O^UBnO U^ '\ = ^) 9p B0S9J
B^nojiJBd Bun ouiod 9qnu Bidoíd b^ BpBjgpxsuoo j^s 9q^p 'B^noji
tb\ 9jqos aonpojd anb uoi9BJ9|99B b^ ^p o[n9[B9 p BJBd 'Bjnaso
89 9qnu B^ 18 'O^99J9 U^ qB9Ul]^ B piDU9Uodx9 9p BiqUIB9 OlU9ItUl99J9
ap O899Ojd p 'Banoso 9^u9ui9iu9i9ijns o\ 99Bq 98 9qnu B
•JOABJ B 8BI9UB^8Un9JI9 SB[ SBpOJ UO9 49jqBU
-OZBÍ odui9U OUJIUIUI p J98 999JBd 9JS^ *8OUB 00I X 9 = JX ^ui9I}
Un 9^U9UI9jqBUOZBJ J^flJ B 9^ddiq^ B UBA9[j[ SBUBpU11998 S9UOI9BJ9p
-leuo^ 'oa^ngu ougSojpiq 9p uiniBJjsqns un BJBd 'soub 9qx X f' I 9P
JX 9P JOIBA nn B B91[ 98 (5 9p jojobj un buioj ^ddiq^) Bpjnuitu
-6ip 91U9UIB9lO^ BJ9A 98 [\ UOI9BipBJ 9p BJJ9U9 B[ 9llb OpU9IUodn8 Á
*optuinsB 6oui9q 9nb o^ S999A 0001 B9S 9d/Bui \ 9p uopjosqB Bun
U9U9TJ 9nb SBanoso saqnu XBq 9nb opuBAaasqQ •Jji [9 amuiiusip BJBd
S9UOI9JOSqB JBJ9piSUO9 OIJBS999U 89
OpBI8BUI9p
89 una ^eno o\ 'soub 8qx X 9 — JX 'OJin9U ou^Soapiq 9p s^uoiágj
U^ 'OA1899X9 89 [Bn9 O| '8OUB 0TQX X ¿ 'opBZIUOI OUaSojpiq 9p S9UOl^
-9a BJBd 'Bp jjj 'od>[/SBui x 9P pBppBdo Bun Á 'opBjio soui9q tsA gnb
uiBqunQ aod opBp [\ ap JopA ^s 'gtuo/ouioiB x 9P p^pisuap Bun 4^
ó000 01 9P B9ipui9 Bjn^Bjadraai Bun ap s9jo[ba scq opuBjapisuo[)
ns aod aj opxnjiisns souiaq apuop
ÜsÓ (^ — I) ^^^ir
Ha Hm H|x
oduiaij un ua
a ap jo}9bj un aod BJBoijdiixnra as bsbui B-q *(¿ — jxx) BI apiuino a^
jod 'Buanbad sa aqnu B[ ap pepia^do b
�Para una nube grande
dM
= 4.5 X 1022 (R a.u.)2 gr lO^6 ano
dt
A medida que crece la masa, crece también la atracción gravitatoria. Para una masa de 2.8 X 1024 (r a.u.)2 gm. calcula Whipple
que ambas atracciones se igualan. De ese punto en adelante, la atrac
ción gravitatoria predominará y atraerá no solamente partículas pe
queñas sino también grandes que pudieran estar presentes.
Otros detalles de la teoría no interesan para la finalidad de nuestro
trabajo.
Nos parece interesante, antes de exponer las críticas que se pueden
formular a esta teoría, hacer notar un punto que no hemos visto que
se haya observado. Demostraremos que si las partículas penetran en
la nube de acuerdo a lo sostenido por Whipple, el crecimiento de den
sidad es el mismo en cualquier punto de la nube que se considere.
Consideremos en efecto una nube de radio R en la que penetran
partículas que luego son atraídas por una fuerza del tipo newtoniano, sea ésta la presión de la luz, la gravitación o ambas. La fór
mula (III — 5) de la teoría de Whipple muestra que la velocidad
de régimen de las partículas en el interior de una nube es propor
cional a la fuerza que las solicita. A su vez, sabemos que en el inte
rior de una esfera homogénea, la fuerza gravitatoria es lineal con el
radio. La fórmula (III — 5) de la teoría Whipple muestra que, para
todo los r ^ R, hay que hacer r = R, con lo cual también quedaría
la atracción debida a la presión de la luz proporcional a la distan
cia al centro de la nube.
Consideremos entonces dos capas de radios r y r -f- dr. La can
tidad de materia que penetra en la unidad de tiempo a través de la
capa exterior, el gasto o flujo, llamándolo J, será
Jext = Vr+dr . 4jü (r+dr)2p = P(r+dr)4^(r+dr)2 = 4n |3(r+dr)2
donde ¡3 es un coeficiente numérico que no interesa, y que está dado
en fórmulas anteriores (III — 5, III — 6).
A su vez la materia que sale por la capa interior será, razonando
análogamente:
J1nt = 4 jt P r3
50 -
�- 19
b[ oaad íolu^tuora ap p^pijuBa ub.i ajuamSisuoa aod X bsbtu ap
-ubo ubjS Bjapjad as uopBsuapuoa ap o^aaojd [a na anb ojb[[) 'S
sauozBJ aod Bpjnsqs pBppopA can sa pna o[ 's/taa oxo[ X S¿ — A
Bqnsaj A o[draafa aod uia ziqi = q souibÍouo^ 'oqa = qa anb
asjqduina tuaqap 'BpBiujoj B^pj^sa B[ ap oJiamBip [a A uppBioa ap [bu
-oiBnaa psppopA bj q X a souibiub[^ is 'oiuauíora [ap uopBAjasuoa
ap Xa[ BpBjp bX b[ jod oaa^ "uopBioj ap [BpojBnaa pBppopA Bsa
Bjpuaj aqnu B[ anb sas o s/uia SQ[ X S - aP Bj[nsaj opuaXnjTjsng
•([O3 [ap B[ b ajuBfauías btxb[b b[ ap ojjuaa [ap BiauBjsip Bun B BpBa
-o[oa aqnu Bun b uapuodsaajoa sajo[BA souiii[n soisa) s/ui5[ Q0^ :r= A
'ad 000 01 = x 'D(^ S — XP I^llI3ra ^O(I souiBSuodng *(q[ — jj[) B[nui
-jpj B[ ua saao[BA so[ opuaXn^tisns 'aqnu B[ ap ouia^ui [a X ouaa^xa
apjoq [a ajjua sapBpiaopA ap Biauaaajip B[ BJoqB souia[na[B^)
(oí — ni)xp — = ap
A
Xp ^[ ^ Ap A ^
opuBApap X
X
^ = ap = —
aiqiaasa Bjpod as
'oajuaa ns ua BpBajuaauoa btxb[b b[ ap bsbiu b[ Bpoj (aoxia ubj uis
aaa^q apand as anb o[) opuaiuodng -a pBppopA Bun uoa 'biab[B b[ ap
oajuaa [ap x BiauBjsip Bun b JB[na.iia Bjiqao Bun opuaiqiaasap bjtS
p¿paABjS ap ojjuaa oXna q oajaraBip ap aqnu Bun soraaaapisuo^
UBajsoraap b soraBSBd oraoa bixb[b^ b[ ap uppBioa B[ b opiqap osozaoj
sa saqnu sb[ ap [Bpiui ojuairaiAoiu asa j^ *pBpi[Baj B[ ua uBAaasqo
33 ou anb 'uopBjoa ap sa[BpojBnaa sapsppopA soraioua B[[aijsa B[ b
opuBp 'ojuauíoui [ap uoiOBAjasuoa ap Xa[ b[ aod 'Baijnaaadaa aqnu B[
Basod anb [Btaiui uoiaBjoa ap ojuatraiAotu ouanbad un 'Bpsraaoj ajuaui
-[buij B[[aajsa b[ b ojaadsaa uoa [Broiut aqnu B[ ap oubxubj araaoua [a
op^p anb aBAaasqo ua ajsisuo^ ñ*uiaisuaaaf) aod oisaijiuBra ap Bjsand
ajuauíBjBiparaui anj uoiaBsuapuoa ap Bjaoaj b[ b Boijjaa Biaas bu^
snonuvuip sduoi^nudpisuo^
•aBajsouiap soraBiaanb anb o[
saa anb 'a ap ajuaipuadapui sand sa p^pisuap ap ojuairaiaaaa [^
aaiuiad [B saaoiaadns ap ua souiuiaaj so[ opuBpaadsap
(6 — III)
:jp -f- i A x aajua Bpipuaaduioa vdrso b[ ap pBpxsuap ap ojuaraaaaui [a A
�conclusión general es la misma, las estrellas formadas deberían tener
unas velocidades de rotación enormes, cosa que no se observa. No se
conoce ninguna estrella con velocidades de rotación superiores a los
300 km/s y todas ellas tienen un diámetro mucho menor que el asumido
por nosotros, esto es 1012 cm, que es más de diez veces el diámetro del
sol.
Crítica de Layzer
Una nueva dificultad para la teoría de la condensación ha sido
formulada por David Layzer.42 Este investigador critica I03 procesos
condensatorios de esta manera:
Supongamos una nube esférica (de gas o de partículas) de radio R
y densidad Qi y dentro de ella una concentración de radio menor, r,
y densidad mayor, p2.
La mayor parte de las teorías corrientes admiten que esa con
densación tenderá a crecer en masa, dando origen a protoestrellas.
El autor considera el equilibrio de esa condensación.
Aplicando nuevamente el teorema virial, sabemos que si la masa
de gas está en equilibrio se cumplirá
1
Ec2 =Qo(III — 11)
2
donde el subíndice 2 designa a las magnitudes correspondientes a la
condensación de radio r.
Es evidente, de acuerdo con la (III — 11) que si se cumpliera
que el cociente
Er
<1
q =
entonces la nube tendería a contraerse; si por el contrario ese cociente
q > 1 se produciría una expansión.
Calculemos el valor de q. Sabemos que es
3M
Ec2 = — kT9
2[imH
siendo k la constante de Boltzmann, T2 la temperatura absoluta de
la concentración, M la masa de la concentración, mn como siempre la
masa del átomo de hidrógeno, y \l un coeficiente que depende del gas.
A su vez la energía potencial será
3 GM2
- 52 -
�- 9 X Q OJjaUIBip [B [BUOpJOdOjd 9JU9UIBSJ9AUI S9 9nb A pBpi9O[9A B[ 9p
nn bzub9[b 98 opuBn9 4bjj9ub9 Bun U9 '99npoad 98 oiu9[nqjnj [B
ofrqj pp uopisuBJ^ B[ 9nb oijsoiu^p Sf spuXgij 9tuoqsQ
•cqduigfo jod 89JBpi
-89 8BJ9jsouhb 8B[ U9 4Bi9U9n99Jj Bq9ntu UO9 soiugjnqjni so^u9icniAorn
uB;u9S9^d 98 bz9[bjihbu b[ ug 'jbuiuib^ o9itnBnTpoipiq odraB9 un 9iqos
8OIIBUOI9BJS9 OU 899IJJOA 9p UppiSOd^gdnS B^ OTUO9 OpiUTJ9p J98 9p9nd
oiU9[nqjrn o)U9iuiiaoui ^^ •uoi9Bsu9puo9 ne 9^qBqoad eou9Ui unB U99Bq
9qnu Bun 9p oj]U9p oju9[nqjni oiu9iuiiaoui 9
pvpfsoosta
•9J9lSnS 98 OUIOD 9SJ9BJJUO9 B OU A 9)U9UIBpidBI
9qnu B| 9nb Bj^s^nuí 9nb o[ 'sox =
e0l = ^9d x = J69d oí =
691U9TJJ09 89JO[BA OIUO9
¡ *onija^o8i osaooad \a JBjapisuoo o^ajjoa sbui souiaaj^ ojad 'UBaqiponi as ou
'sopoui sopo) ap 'sauoisnpuoa sb-^ •ofBqeJj \a ua opBz^sap eiqeq as ojnajB.) ap jojja
oiJBiun[OAui un 'ojaaja ua 'anb oi^uipB jaz^sq uq p 'Bisandsaj ug -uoiaaipBJiuoa
Euanbad Bsa ajqos aaziCBq ap uopua^e b[ ouib[[ 'oiuauíBjJBdaQ a^sa ap (Buipo^
p^Bg Vx^^ SX — XX 'osBa ajsa ug 'ofBqBJj p ua Baijiaadsa as ouioa 'ouuaiosi ap
zaA ua oaiisqBipB osaaoad un Bjapisuoa as is ajuauíBApaaja auaitqo 33 Bpuuoj Bjsg
auapqo jojnB ¡g
(L)
,__
Z\^J x-9 —
9U9pqo 98 i — — opuapBq X (^^ — jjj) U9 opu^Xnipsns X
SI
*9qnu
BUI9IO91 ^9 OpUB9T^dB 91U9Uqi9BJ BUIUIJ9^9p 9S JO[BA ^JS^
B{ 9p BJIlJB^9dui91 B^ "Cj^ OpU9IS ^j^ = Ij^ OSB9 989 Ug •OUIJ91OSI 9nj
uopBsu9puo9 B[ b pA9[{ 9nb os99ojd [9 9nb BJoqB souiBSuodng
•x X ^d 9p uopunj U9 JopA ns jod ^A opinjxisns Bq 98 9puop
Z6 zx ir d sva f) f
(^I — III)= í>
^X^SI
�directamente proporcional a la viscosidad q del fluido, de modo que
el llamado "número de Reynolds" del fluido,
qVD
R=
(III — 13)
es constante. Aquí Q es la densidad del fluido.
Esto explica por qué razón la mayor parte de los movimientos
de fluidos en sistemas de grandes dimensiones como la atmósfera o
los océanos, son turbulentos.
Por la misma razón, debemos esperar que los movimientos en el
interior de las nubes cósmicas sean fuertemente turbulentos. Consi
deremos en efecto los bordes de una nube. El valor de V estará dado
por la fórmula (III — 10) con lo que se tendrá
v1
R=Q
D2 —
2x1]
El valor de q, de acuerdo con la teoría cinética de los gases, e3 de
/3lmT
11= \
4:td2
siendo k la constante de Boltzmann, m la masa de los elementos del
gas (tomaremos el hidrógeno), T la temperatura absoluta, y d el
diámetro de los elementos. Para esta última magnitud hemos tomado
el valor del diámetro de la órbita más pequeña de Bohr. Sustituyendo
valores se halla q = 2 X 10~5 T^. Greenstein9 da un valor del
mismo orden.
Con los demás números conocidos, el valor de R resulta entonces
igual a 104 aproximadamente, o sea que la nube se halla en movi
miento turbulento, por lo menos en sus capas exteriores.
Para determinar la dimensión máxima admisible para D a los
efectos de que la expresión (III — 13) sea menor que 1000, que es
el valor crítico para el cual el flujo cambia de laminar a turbulento,
un cálculo elemental nos indica que este diámetro es
D ^ 4 X 1018 cm
es decir, un valor muy poco superior a un parsec.
- 54 -
�XP(XM
00 —
I = XP (X) lJ J
OIUO9
00
00 —
•"1X— (\x)m \j
opunSgs p
o-*
IBIBp
ojqtugitu jgtuijd ^g *sojqui9iui soqure jojXbj^ aod
xp (x) xj(o<x —.^)w/= í1 'x)m
x — tx = X BJ[OlIB souibSbjj
*tX BX3p BIJOO 98
Bun anb 9p pBpqtqBqojd B{ Biugsgjdgj (x — tx) j gpaop
00 —
(I — AI)^P (x — ^(o'x) SL ^ — (x \x)^^
00
:bj98 x odragii p n^ (i '4x)^[ uoio
-nqiJjeip B^ qBipBj 9Í9 an 9p oSjb^ o\ b q = x odragp p ug SB^n9j^
-.red sb[ ap nopnqij^sip 9p opBjs9 p (o ^x)j^ B9g *9jjn9o 9tib o^ soui
-B9A Á g^qBuozBi sbui oSp u^ionqiJ^stp Bun S99uo^u9 sota9uiBtaj
•upisnjip B^ bjtutjui U9tqnrej 9in9intsuo9 jod Á ojraijut
bjj98 x^/^[^ 9qnu b^ gp 9pjoq [9 U9 'soubjS 9p oiginnu pp Bnuia
-UO98ip UOI9BTJBA BUtl i^Bq 9nb SOUItJIUipB TS Í^Q/^Q B |BUOI9JOdojd
89 sb2 nn 9p noisn|ip B[ 9nb BU9su9 bis9 *oi99j9 u^ 'uoisnjip B[ gp
BIJO9) B^ UO9 9[qiJcduiO9UI BTJ98 O[p 891ld pBpiSU9p 9p OOStljq O^[BS
un Bjpnpojd 98 ou X 'sosnjip 9)U9uibijbs999u .res ugqgp 'o^dragfg jod
*gqnu B[ gp egpjoq sog *bsbui U9 ^B^U9uinB b Bpugij gqnu v\ gnb 99Bq
9nb p OIJBJJUO9 OJ99J9 Un 91U9UIBSI99J[d BJIOnpOjd SBpiDrUBd 8B| 9p
uoienjip ^\ gnb gp oqogq [9 Buopugui 98 ou '89^oiJ9juB sojBJBiBd U9
souigq sb^ ouiog pj ^I^^Í^^^ ^ J^ziidg 9p sbijo9i sb^ ug
svjnopjvd svj ap upisnfip ap ojoaf^
AI
�resultará finalmente, despreciando términos superiores al 2.
grado
3N(x',t)X2 ^2N(x\o)
O x2q x
Pero al mismo tiempo se cumplía que
3N
^2N
^ D
por teoría de la difusión; luego se desprende que
D=
(IV — 2)
2t
siendo X el medio camino libre.
Calculemos ahora los términos que intervienen en esa fórmula.
Para ello, hagamos la hipótesis simplificativa de que los granos están
inmóviles y sólo los átomos se mueven. Dado que vh >> Vg, está
hipótesis es razonable. Suponiendo además que los átomos se mueven
todos en una misma dirección, el número de choques por unidad de
tiempo entre átomo y grano será evidentemente:
N. choques ^ 7t a2 vH nH
y el tiempo entre dos colisiones, por consiguiente
T=
a.¿ vH nH
Como la partícula en realidad se está desplazando a velocidad
Vg, el camino que podrá recorrer entre dos choques sucesivos con un
átomo será
Lg> H =(IV - 3)
n a2 vn nH
y como, de acuerdo con el principio de la equipartición de la energía
debe ser
mn v2 _ m^ y2
sustituyendo en la (IV — 3) Vg por su valor, se cumplirá
^T~ 1
S, H —
nig jt a2 nH
- 56 -
�- ¿9 sqnu Bim ap sapjoq s<q ua p^pisuap ap BpiB^) — 8
p BioBq 'apjoq pp x mouBjsip can b oipBj p JBpaipuadjad ouB[d
un ap saABJi b uBs^d anb soraojB ap oiaranu p s BJoqB soraauíBp^
•apjoq [ap oiJBJiíqjB oiund un ap x BiouBisip Bun b
osaaxa [a x^[ 'jopaiui [a ua osaaxa [a ajdmais oraoa ^aas s^[ 'uauin[
-oa ap pBpiun aod '^oua^xa p ua soubjS ap ojauínu p BJBiuasajdaj
3u jo[ba [g #aqnu B[ ap apjoq [B BiauBisip B[ ap uotaunj ua 'uauínpA
ap p^piun aod soubjS ap oaainnu p g *^ÍJ BI U9 soraaiuasajda^
•uopunj Bsa iBuiuuaj
-ap ap soraaiuai Á 4guia/souB^S (x)^[ = j^[ uoiaunj Bjjap Bun sa 'sap
-joq so[ ua 'aqnu B[ ap osaoxa ua soubjS ap pBpisuap B[ anb soraauíS
-Buii 'joijaiuB ojBjBJBd p ua oisiA souiaq anb o[ uoo opjanoB 3Q
aqnu v\ ap apioq p> upisnfip vj ap muoaj vj ap upionoijdy
¿e ir
(^ — AI)
=a
ha
Hra
q BJBd ajuarapuij b
sb u
B[ ua jo[ba ajsa opuBsjg
ava
H
Z
~
a^uaui[Buij 'anb Bolpui osopBpraa sbui o[na[BO
un 'saaojDBj soisa opuBjapisuoa ísoubiS so[ ap B[ sa B^sa iu 'uoxaoaaip
buisioi B[ ua sopoi opuaiAoui ubjs^ as ou souiojb so[ pBpipaj ug
�centro, por unidad de superficie y tiempo. De acuerdo con la fórmula
(III — 5) de la teoría de Whipple este número estaría dado por
Nx g Ko mg
s=
(IV — 5)
a2 nH mH vH
En esta ecuación, para ser exactos, g debería ser considerado fun
ción de x; pero como la zona difusa es mucho menor que R, podre
mos tomar un g medio y considerarlo constante.
Por otra parte, de acuerdo con la teoría de la difusión tenemos:
8=D
(IV — 6)
dx
Igualando (IV — 5) y (IV — 6) y sustituyendo D por su valor
dado por la (IV — 4) se tendrá aproximadamente:
dNx
mgg
= 10 Ko
dx
Sustituyamos los valores numéricos correspondientes y calculemos
g por la fórmula (III — 6); resultará finalmente, en órdenes de
magnitud, que:
dNx
= 10-8 dx
e integrando y suponiendo que para x = 0, Nx = Ng, resulta
Nx = Ng elo~8x
Lo cual muestra que la caída de densidad en los bordes de una
nube es bastante brusca.
Aplicación de la teoría de la difusión al equilibrio interno de la nube
Nos proponemos mostrar cómo, de acuerdo con las fórmulas que
hemos visto, una nube como la que hemos estudiado podrá ser total
mente estable debido a la difusión de sus partículas, sin tener ten
dencia alguna a contraerse y aún sin aumentar sensiblemente su densi
dad central.
- 58 -
�- 69 -
ns uo^ souipiq anb p 'Bui9[qoid pp O9jue[d9i un 9Uüd ua jgo^q b ^^^qo anb oj
•opiiauíoa souiBiqBq anb o¡na[Ba ap jojj9 un ozipn^und Burpo^ p^eg ug [3 ^
'asopuaiuodBjxn^ UBaanj 'jBJiauad ap zaA ua 'sga ajqos uaea joija;xa
[ap anb soubj^ so[ anb BUBq aqnu B[ ap apioq [a ua SB[naijjBd sb[
ap uoisnjip ap ojaaja [a 'ajuauíJoijajuB oisia souiaq anb o[ io^
'uoiaBsuapuoa ap sojjuaa ap uoiobuijoj ap pBpqxqísod B[ aianpaj b
apuaxj o^aaja ajs^ -asaBsuapuoa b soubjS so^ ap Biauapuai B[ ajsajjBjjuoa
as 'op^aipui uoisiijip ap ojaaja |a aod 'anb BJBd a^qisuas oaod Xnm
BjauBiu ap sazajaap pBpt^uap B[ anb BjsBq tua ¿Ql X Z 9V attnn BI
ap oj)uaa [ap BiauBjsip Bun BjsBq anb # a^ans uoiaB[aj B^sa a(j
•8uia/8aa gI_oi X 9 ^" íl ^ kZ ~ Ó 'ra3 c-OI ^ B
'l ^ ^ 'O •^ ^ ^Bjapisuoa as is 'o_0I X
^P uapjo [ap sa Á
ha Huí
S J5
— a
^od op^p Bisa g ap
jo[ba [g #8ox = 3 ^-198 oiubj O[ aod A gxua/-^JBd 8_0T 9P uapjo [ap
sa 'sBuanbad saqnu BiBd 'pBpisuap Bjsg 'gUia/sE^ajiaBd ua 'aqnu B[
ap [BJiuaa p^pisuap B[ b [Bn^i aas aqap 3^[ 'q •= x ^xvd anb opuB;
-ou Buiuuaiap as anb upiasaSa^uí ap aiuBjsuoa Bun sa 3 anb B[ U9
(6 — AI)
d + z1 a
= SM
rsouiauajqo 'opuBjSajuí a — 2ra / ^ fl só (A — i) SM ^v zu = ^
jod 'osbd ajsa ua 'BpBsaadxa B^nsaj % anb B[ ua— (9 — j[j)
ua op^p jo[ba [a aod 3^ '(f7 — Al) JlBA ns 1Q^ Q opua^njijsng
(8 — AI)0 =
a + *A • 3M
3\[G
:a[diuna as is o^qqinba ua BjBjsa aqnu Bg
^G
-q uB^as BjanjB BiaBq Bd^a B[ ubs3iabjib anb so[ 'uoisnjip
SMG
b[ ap Biioai B[ uoa opaanas ap 'a^and tbx\o aog *3^ • a^ uBjas 'aiaij
-aadns ap pnpiun jod A oduiaij ap pnpiun B[ ua 'aoijaiut ns ua ubji
-auad anb soubjS sog ^aqnu B[ ap oaiuaa [ap (aqnu B[ ap otpBJ [a
opuais 'g ^ x) x BiauBjsip Bun b Baijajsa BtlBa Bun souiaj[apisuo3
�es decir que la nube tendería a aumentar sus dimensiones sin au
mentar mayormente la densidad dentro de ella. En realidad, ambos
efectos deben tener lugar. Analizaremos por separado cuál es la in
fluencia de cada uno de ellos sobre la estabilidad de la nube.
Para analizar el efecto que producirá la entrada de las partículas
en la nube, resulta conveniente demostrar el siguiente teorema: Si
sobre la superficie de una nube esférica de densidad uniforme en
equilibrio, se dispone regularmente una cierta masa extra en forma
de cascara, la difusión de esta masa entre el material original de la
nube, sin variación del radio y de manera que la densidad final sea
uniforme, no altera el estado de equilibrio previo de la nube.
Para demostrar este teorema consideremos una nube de radio R,
masa M y densidad uniforme q0. Su estado de equilibrio significa,
por el teorema virial, que:
ECiO ^ ^|Qo|(II —1)
en que ECf 0 es su energía cinética total y Qo su energía potencial.
Supongamos que disponemos en toda la superficie de la nube una
cascara de masa AM y dejamos luego que se produzca la difusión
completa de ese material en el interior de la nube. La densidad de la
nube pasará a valer (p0 + Qe) ^n que
3 . AM
Qe =
4jtR3
Si ECi i es la energía cinética total cuando la masa AM se ha repar
tido regularmente en todo el volumen de la nube, se tiene
Ec, i = ECl o + AEC(IV — 10)
El valor AEC equivale al trabajo que habría que efectuar, con
tra la gravitación, para colocar de nuevo toda la masa AM en la
superficie de la nube. Para calcular dicho valor, consideremos una
cascara de espesor dr y radio r; el trabajo estará dado por el pro
ducto de la fuerza por el trayecto entre r y la superficie, para el ma
terial diluido de todas las cascaras elementales entre O y R, en las
que la densidad varía desde Qe a 0:
AEC = f doe í dr
f G — n r3 . 4 jt r2 — (q0 + Qe) dr
r^^
3i*
- 60 -
�- 19 •aSJBjSajUISap B
Bjapuaj aqnu B[ onb 'jroop sa í asjBzuodBA b uBjapua^
sanboqa jod anb jbj e^s soubj^ so[ ap Bipaiu pBpioojaA B[ anb
BJBnupUO9 OJ99J9 ^}S^ 'pBpi9O[9A ns UB.IBJU9ttinB SO^^9
SOUBJx^ BOJ 9p O}U9lUIIAOin JB B19U9}SIS9I B[ JI9np9J B BJ9pU9) Z9A ns B
9nb OJ 'BB^ 9p 9dB9S9 BJIOnpOjd 98 '9JU9UI91U9n99SUO^ *BlJ9U9 9UB!o
UOI9BipBJ 9p OiqiUB9J9)UI ^9 U9 9üb 9^qBqOjd SBTQ S^ *UOI9BipBJ 9JUBip
-9UI Bl^j9U9 9p OS99X9 [9p 9SJ9pU9jds9p Bjpod OU 9qilU B[ 'B9pOJ B[
9llb JB[9}S9J9JUI SB [9 Oip9UIOjd U9 9U9IJ 9Ilb B^ B JOIJ9JUI 89 9qilU
B[ 9p JOU9JUI [9 U9 feB ^p Bjn)BJ9dlU9^ B[ '9^JBd BJJO
^od '(9 — jjj) Biu9n9 U9 opu9iu9) 'opBp 9U9IA oi
9p OpB)S9 ^B BI.I9pUods9JJO9 91lb B[ 9JqO8 B9I^9UI9 BJJ9U9 9p OS99
-X9 ^ 91lb B}[11S9J í3^ pBpt9O[9A BU11 UO9 9qnU BJ 9p 31101
B[ UB89IABJJB SO9irasO9 SOUBJ SO{ pBpi^B9I U9 OtUO^ #O8Od9J 9p
jgp opugpjBd 'ou9S ns U9 aiuaraauíaojiun opipunjip Bq 98 ^^y bsbui b[
opuBna B9iJ9js9 aqnu bj ap ^B}oj Bapaup bij9U9 b[ sand sa l '^
•opBiaunua
opBj^soraap Bpanb anb o\ uoo 'uauín^oA ns ua opjn[tp
p uoo aqnu B[ b aiuaipuodsaajoa 'T^ '^iauajod BiSjaua
Bl aP oinP9^u iap p^jiui bj b jBni BijnsaJ ojqiuaiui opunSas oXna
H01
(II — AI)O— = xa3
s(KV + K)
S
rsoiuauajqo 4(j — jj) unSas aiuajBAinba ns
jod 'g X opBjjBq jojba 9^sa jod gy (qj^ — ^j) ua opuaXnitjsng
a
oí
as
— o — Ho — = av
' Vi
:a oípBi1 i9p ^
^V VÍ 'SBATJ99ds9J SBSBXU 6BJ 9p UOIOUnj U9 5 X 0 9p 89^OJBA SOJ
opuaXn^iisns X s9uoiobj9)ui sbj opuBnjoaja 'Bp sou uoisajdxa
�Consideremos ahora el otro caso indicado, en que a la nube se le
yuxtapone una masa AM sin variación de la densidad q original; esto
significa que el radio se incrementa en un AR = AM/4 n R2, donde
R es el radio del estado previo al del incremento de la masa.
El módulo de la energía potencial de la nube con masa M -J- AM
vale:
3 G (M + AM)2
Q1 | == (1 + 5 P) | Qo |(IV — 12)
5
R + AR
donde se han despreciado las potencias superiores a la primera de AR,
con Qo señalamos la energía potencial del estado previo y (3 = AR/R.
La energía cinética correspondiente vale:
13
Ec, i = ECl o + AEC = — | Qo | + — a2 M R2 0
(IV — 13)
22
en que
Kcn2a2^B(l — y) Q2U
a =
según (III — 6).
3 nH mH vH
Comparando (IV — 12) con (IV — 13), se encuentra también en
este caso que Ec> i > -^ | Qi | y, por tanto, valen para ambos las con
clusiones establecidas en el análisis del primer caso.
Vemos que en los dos casos extremos posibles, si partimos de una
nube esférica en equilibrio, el flujo de granos cósmicos que atraviesan
su superficie tenderá, cuando se tiene en cuenta el balance energético,
a producir ine^tabilidad precisamente en el sentido opuesto al indi
cado por la teoría de Spitzer y Whipple; es decir, que la nube en vez
de tender a condensarse irá vaporizándose.
Efectos del anisotropismo de la radiación
Examinemos nuevamente las figuras (5) y (6). Ellas muestran la
distribución relativa de nubes y estrellas B en las vecindades del Sol.
Como vemos, la radiación que recibe una nube está lejos de ser
isotrópica, como lo supone la teoría de la condensación. A tal punto
- 62 -
�- 89 •pnjiuSBtu
Bsa b sajBuoiajodojd sBquiB uos Biauajsisaj bj ouioa Bzjanj bj o^ubi
sand boi^oj bsoo 'oubjS jap aiaijjadns bj ap apuadap ou anb soiuaiou Á
(91 —AI)
ha Hta hd
= 0SA
OÍ1^
aqna bj ap apjoq ja ua
opBnjis oubjS un BJBd 'BApiuipp ua BJBjjnsag #ajddiq^ ap Biaoaj bj
9P (f — III) -^ (S — III) SBjnuuoj sbj opuBzijpn BjJBjnajBa soiuapod
'znj bj ap uoisajd Bsa oj*Bq 'oubj un BJiJinbpB anb pBpiaojaA B^
*A BlIBl Bl u9 SBpB^Bjap
uBJ^uanaua as anb ad^/Sui 0001 ^JS^^ 9P 'sauoiajosqB sauuoua sb^
B^uana ua somaua^ is opBiaBxa a^uauíp^o) sa ou opirqnsaj
•saiuB^stp sbui SB^ajisa ap zn[ B[ oinpsqB ua
JBfap uis 'ajuauqBJjauíBip bjbs3abjjb b^ anb zn^ b^ BJBd pjo^ uoiajosqB
ap Bijas 'o^duiafa jod *ad \ ojjauíBip ap aqnu enn anb Jiaap ajain^)
•saqnu se[ aj^ua aiuaijaoa B[ sa suia 8q^/oubj ^ ap pBpisuap vj
•oanbo^ [B ^nSí uoiaup
-xa bj sotuajBq 'BApoiJ^saj sbui o[b sisajodiq Bun jBjdopB BJBd 'osbo
ajsa u^ 'soijas saaojja jajaiuoa uis 'oaiJiauíoaS oanbo^ p saaaA sop
ap uapjo pp Bja uopurjxa B[ anb soinBiJBjapisuoa sosbo sounSp ua
anb souiífip apuop ua 'zn^ B^ ap upisnjip B[ á oanbo^q p^ jBfq^q p
85 B^i3Bd b^ ua oqaaq souiBiqBq anb sisajodiq bj ua o}sa opoj^
8
(SI — AI)*raD sxOl = — = x
I
BJdS
jbjoj uopjosqB BJBd x BpuB^sip bj '(f\ — ^j) uoo opjanoB aQ
•x_uia 8I_0I =^ 8-01 X oi—OI B9S 'tu9 J[OÍ^ 9q^osqB as anb oj s opuais
(^i — ai)(xs — i) n = n
Bjas aqnu bj ap
OJjuap x pBpipunjojd Bun b BJBJ^auad anb bj 'fj ajuBipBJ BiSjaua
ap pBpisuap Bun Bajj aqnu bj ap aiatjjadns bj b is anb BjauBin qq
•^iua 0I_0I 9P ?^9g 'ajuapiaui znj bj BJBanbojq anb 'oubj jap BaiJjaiu
-oa uoiaaas B-q #suia 8qx/oubjS \ b jBnSí pBpisuap ap BJas somajBip
-njsa anb aqnu B'q — •aqnu vj ap uptoj.osqu ap aiuaioifao^ (j;
•aqnu bj ajqos ojaaja ja soiu
-ajBipn^s^ 'SBiauBisip SBjupsip b g SBjpx^sa sbijba o Bun Á 'saiuaijjoo
sbj souiojb X soubj^ ap sapBpisuap ap 'opBuiiujaiap oubiubj ap Baijajsa
aqnu Bun souiBSuodns co^ajanoa Biuajqojd a^uainSis ja soiuBaiuBjd sou
sojioso^[ ^*sajopBijsaAui soijba jod opBipn^sa opis Bq sBsouimnj Xnuí
SBjjajjsa Jod SBaiiusoa SBjnaj^jBd ap uoiaBjajaaB bj ap Biuajqojd jgj
•g SBjjaJi
-sa sbijba o Bun ap pBpiraixojd bj 'aqnu buii ajqos 'jaua^ Bijpod anb
Biauanjjui bj ajqos oipn^sa un ap sajBjaua^ snauíj sbj jBaipui uoiaaas
B^sa ua soiuauodojd so^[ ^uaaajBdB anb sajBja^sa sauoiaBj^uaauoa sap
-ubjS sbj jod t4SBpijJBq?^ UBjanj is oiuoa aaaJBd saqnu sbj anb 'sa oj ou
�Para una partícula a una profundidad x dentro de la nube, siendo
todo lo demás igual, la ecuación (IV — 16) podrá escribirse, si se
tiene en cuenta la (IV — 14)
= Vog (1 - sx]
nH
(IV — 17)
vH
En otras palabras, las partículas interiores de la nube se moverán
en la misma dirección, pero más lentamente. Las partículas que estén
situadas a una distancia Xo en el interior de la nube definida por
(IV — 15) no sufrirán sensiblemente ningún efecto. La nube tendría
tendencia a deformarse como se ve en la fig. (9).
Fig. 9 — Deformación de una nube inicialmente esférica. Compárese con las fi
guras 10, 11 y 12.
Corresponde hacer aquí dos puntualizaciones.
a)Todas estas consideraciones se han realizado colocándonos
en un punto de vista geométrico y sin tener en cuenta para nada los
movimientos de torbellino, los efectos de la rotación galáctica, de la
rotación propia de las nubes y otros que pudieran intervenir; ya hemos
visto en parágrafos anteriores que éstos pueden ser de gran importan
cia. Pero creemos que de todas maneras el fenómeno existe, es real,
y las nubes tienen tendencia a deformarse como se ha estudiado; para
ello basta observar la forma que presentan las nubes en las figs. (10),
(ll) y (12).
b)Todo esto para los granos. ¿Qué ocurrirá con los átomos de
la nube, ya que ellos no sufren la influencia directa de la presión de
radiación?
Con respecto a este punto hay un detallado análisis del problema
en el artículo de Lyman Spitzer.39 Spitzer considera la fuerza repul
siva que actúa sobre las partículas y la fuerza de interacción entre
las partículas y los átomos, y llega a la conclusión que si la primera
- 64
���- 99 -OJ SBJ U9 909JBdtJ 9nb BJ B 9JUBf9UI93 BUIJOJ Bun S9JOpUBp '
9p OipBJ JOU9UI 9p 9qnu BJ 9p SgpJOq SO[ aod 9S9IJBS BU9JBUI BJ 9p
g^jBd 9nb 9p bj.ib^jbou9 93 uoisnjip 9p O^99J9 jg gjuguigjqBqojg "9^u9iu
-[T9BJ JB01JIJ9A Opond 9S OUIO9 'SOUB ^0^ 9JU9lUBpBUIIXOJ:dB U9 JOJBA ng
9p pBJIUI BJ B znj B[ 9p UOISOjd B[ B OJ9[BJBd OJJ9lUBip 118 BIJI91ip9J
'g 8B[[9J1S9 Ot 8P UOI9BJ1U99UO9 BUtl 9p '89d Q^ 9p BIJUB^Sip BUIl B
BpB9O[O9 'OJJ9lUBip 9p *S9d ^ 9p 'opBipil^S9 SOUI9q 9üb B^ OUIOD 9qtlU
Buq #^9:iuBi.ioduu 9ju9UiBiuns uos uoisg^d B^ 9p opiju9s ^ U9 egqnu
sb[ aod SBpiJjns sguopBui^ojgp sb[ gnb uBj^sgnuí sou s9jo[ba sois^
•SBgg gp ojguinu ubjS un ouis 'uoioBiuaojgp B^ gonpoad
9nb B^ (sBinSij sbj^ ug 98^9a gpgnd ouioa) Bggj^sg B[os Bun sg ou 9iu9Ui
-[BJ9U9 gnb Bjgpisuog 98 is s9jo^biu unB ubj9s sgpBpioopA
So^
sOtXe
e0lX2
^0lX (s/uio)
oOTXfi
1
1
002001OS01SI(89d)
P
001
OS
01
I
s
B[ U9 oqogq Bq 95 gnb o[ s^ 's"^ gp egjugipuod
-89JJOD 89^O^BA SO[ J9U9iqO U9p9nd 98 'p B 89JO[BA SOJUIJSip OpUBQ
^ << P
B9s o 'scqgpjjBd ouiog isb9 sosomuinj so^bj scq jtBjgpisuog uB^itujgd
gnb 'p gp sgpuBJ sgjofBA BJBd 9[ba tqos B^nuiaoj B^sg 9;u9UiBiAqQ
s/iug
eiOT X
s/uig Goi 9P ^gpao ^p ha uod X 'p = ^ opugigBg "(9^ — ^j) bj jod
<o3A JBIna[B3 souigpod jq gp ^ojba g^sg uog 'giugin^isuog jog #gqnu
B Bn9J^Sa Bl 9P ^p^B^Sip TBl p X 4UBJ9}g 9p 9^UBJSUO9 B^ O OpU9TS
X€
íl 9P JOIBA I9 ^ju9ui9iugpiA9 BjB^nsgg -^j¿ qqq 02 ^^ X
-gdragi 'uig ixq^ = g oipBa gp Bggj^sg Bun o^duigfg jod soui9utSbuii
(¿X — Al) Blni^-ioj BI u9 sogxjguinu s9jo^ba Jinjijsns jgpod bjbj
•o^unfuoo ug sb X soubj 'sg^uguoduiog sop sns b soratjgjgj sou 'gqnu bj
Buuojgp ge gnb Jiggp ^b gnb bjoubiu gg -souigjBipnjsg sojjosou gnb
O8B9 \9 89 gnb 'g X q ouioo souBjdmg^ sg^j^ggdsg sodij gp sBgg^jsg
gp BDJ99B Bp 98 gnb osbo \9 sg gjsg gnb jgz^idg SBuigpB Bjjugnoug
•ogugSouioq opirqj un ouiog uBjgpggoxd SB^ngpjBd X souiojb gnb aiogp
89 'opBJ^SBJJB BJ98 U9iqUIB^ SB
[9 'Bpun98 BJ 9nb JíoXeIU OqoniU 89
�tografías 10, 11 y 12. Dada la incertidumbre de los datos, no se justi
fica un cálculo detallado sobre esta posibilidad; pero, consideramos
que, dados los cálculos indicados, la presión de la luz, salvo casos ver
daderamente excepcionales, contribuye a aumentar la deformación
de las nubes cósmicas.
Recalcamos, al terminar, que las principales conclusiones a que
hemos llegado en este trabajo son contrarias a algunas ideas general
mente admitidas en la actualidad en Astrofísica.
66 -
�¿9 g -uy '¡qosnuj33
*¿*6T '1*2 'SOI #dV — ¿*6I '
^g
'(6^61) 'II '^q^-^íL
'JSInH 9P uba 3
^g
'9f6l '6I '0Í "Nt 'V "a 'JBBH
PUB sasraB-i^ -y
#(*6I) 'Oí
'JBBH
'
'(9^61) '9L2 '01 "N V 3 '1JO í PUB ^slnH 8P UBA "D *H
" (S6I) 8 *2Bd 'Bisodraig pjiuu3ui33 '^og -f -g
"(IS6I) '89 'II *N "^ 'aojB9S -g
•(8Í-6I) '2^2 '801 T "dV 'asaSuiojig -g
•1^61 '¿12 'í *íaS #aV 'H5B^ #;)0Jd 'aAnjig -0
*(66I) '¿¿2 T8 #a0S "IRJ "UV ^o^d '^^HunQ 'X
•(¿*6i) 'ss2 'eor *f *dv '^hfh t pb ^a t *a
*(*S6I) *S6I aanf 'anaaj^ -loq^y uuy '^^gn "a
"(*S6I)
•ouop^ Pjbajbjj
'(61
"JHBD
'(¿261) 'S¿2 '8 'K Y "3 '^O T
'8I '20Í "f #dV 'PJOJUH^ 3 'V PHB suíqq8S T
•(2S6T) '82* 'SU 'dY <3lffPaía '1
*qdoJ)3B *aJ3iui qjxis aqi ^b Pb3J Jddsj '^og -f *g
•(8*61) '¿
no 'dta^g PJBAaBjj,, 'js^jj 3P uba '3 *jj
•(66I) 092 T I Z '?lBqaS 'D
'(6061) '¿S '0 ^qd *P #^uy '^^qsQ *d
'(8061) '¿¿ 'tt "s^qd 'P 'UUY '8!PI 'O
•(06l) '02* an^lina ^fl '^Idux -f
'2ed ttiíuiouoj^sy iB3ijstjBjgM 'j^idranjx "f
"61 'AI 1OA s^j
*(26I) '82 *N *V '3 '
•(2161) 'SS '^Plina <sqO IP*o^ '
Id3g) *uq
ib
'(26l
'MJ3NBtu JB{p^sJ3iui jo suis^qojd 3uiogM 'uuoq -g
•(I6I) 2S '^">^ M3^ "ui -03 3ioog gin
*y '[ Aq *P3 wj3íjbui jBgsisasju^ 'u;3^su33J3 -f
•8* '
o^ — (^6I) '8 '6¿ 'í "dV '3iqqnH "3
•(61) '68 '6f 'PS Io TBDV '^SL '^Oid '^ldBqs "H
•(26I) '¿6 'Zf 'dY 'diB^ 3P ubA -H
'(261) '891 '29 -dV '8JB3S "3 D
'(*26l) '892 '6Í "dV 'hubuhjeh
•(981) '* '09 'snPu3g 83idrao3 'iq^ass -y
•(*98I) '^a?3og ^B^íog qi
2
T
q
6^
9^
LZ
92
S2
*2
2
22
12
Q2
61
81
¿T
91
si
*l
gT
21
oí
6
8
¿
9
*
g
Z
'(2161)
J!S Io
"S *V "H PUB *S *
dd
�36J. K. Roberts, Proc. Royal Soc. 129, 146 (1930), 135, 192, (1932), 142, 518,
(1933), 152, 445, (1935).
37O. Struve and C. T. Elvey, Ap. J. 89, 119, (1937).
38B. J. Bok, "The new science of radio astronomy", adress at the AAAS meeting,
dec. 29 (1954).
39L. Spitzer Jr. Ap. J. 93, 369, (1941); Ap. J. 94, 232, (1941).
40F. L. Whipple, Ap. J. 104, 1, (1946).
41. Whittaker, "From Euclid to Eddington", pág. 68, (Cambridge Un. Press,
1949).
42D. Layzer. Ast. J. 59, 5, (1954).
43O. Reynolds, Phil. T. CCXXIV, part. III, (1883).
44L. Spitzer, Ap. J. 107, 6, (1948).
- 68 -
�
Dublin Core
The Dublin Core metadata element set is common to all Omeka records, including items, files, and collections. For more information see, http://dublincore.org/documents/dces/.
Title
A name given to the resource
Revista de la Facultad de Humanidades y Ciencias
Creator
An entity primarily responsible for making the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias
Publisher
An entity responsible for making the resource available
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Date
A point or period of time associated with an event in the lifecycle of the resource
1947-1989
Rights
Information about rights held in and over the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Language
A language of the resource
Español
Type
The nature or genre of the resource
Publicación periódica
Contributor
An entity responsible for making contributions to the resource
Lic. Pablo Darriulat
Dublin Core
The Dublin Core metadata element set is common to all Omeka records, including items, files, and collections. For more information see, http://dublincore.org/documents/dces/.
Title
A name given to the resource
Estudio de algunos aspectos de la evolución de las nubes cósmicas
Description
An account of the resource
Este trabajo ha sido auspiciado por el Consejo Directivo de Facultad de Humanidades y Ciencias con apoyo del Fondo para Investigaciones Originales
Creator
An entity primarily responsible for making the resource
CERNUSCHI, Felix ; AMORIN, Julio
Source
A related resource from which the described resource is derived
Revista de la Facultad de Humanidades y Ciencias /Universidad de la República. Montevideo : FHC, UR ,Diciembre 1958, Nº 16 : p. 17-68
Publisher
An entity responsible for making the resource available
Faccultad de Humanidades y Ciencias
Date
A point or period of time associated with an event in the lifecycle of the resource
1958
Rights
Information about rights held in and over the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Language
A language of the resource
Español
Type
The nature or genre of the resource
Publicación Periódica
NUBES COSMICAS
-
http://humanidades-digitales.fhuce.edu.uy/files/original/944ea67c557ff067f748f40eae3a060f.PDF
61bebd3e0ca405e295950b0d62007eaa
PDF Text
Text
- 69 sisa ap saiojnB so^ BJBd soaiieuibu s^ui '¡buiiue jb saiuaiapi 'soaiS
S3{[B13p SOI ^BDJBUI BJBd 3DBIJ 3 'IBUlSuO [3 U3 OpE/ÍEiqnS O{^ (#)
kpmiuScui A sajqumjsoa 'BjnSij bj ua ojjo b anb sera odo^ |B
ag topuaiaip 'zapuBuaa^ ap BUBdsg BAan^[ ap (^) uo^n^ p j uojjng
aqiaasaQ,, :aaip 4(^) uoj^ng aod opBjta i(\) BJBzy ouisiui [^ (g
*t4 • • • ueuBua as ojad 'Badojna aiaadsa bj ap
sa o[ anb asopuBjnSij '(i^) odoj UBinsg a[ soun^p,, :sauotsajdxa sb[
4SAi\[ONax3 b ajaijaj as aojnB ja opu^na 'ajuaraBpiiadaj 'souiBJiuoaua
(X) vavzy bisijbjiijbu jap sauoiaBaijqnd sbj sBpoj opuBsiAag (y
•uoiaBaxjqnd
Bisa ua souiauodxa anb soqaas soAanu JBjjsq 'ainaarioiíaisod 'o^iiu
-jad sou 'BaijBj^oijqiq Bjsanaua BAi^aadsai bj ap uoiDBnuijuoa ^^
•ouBaijauíBpns ajoj^joj ja uoa sauoiaBjaj sns A (B^Bjg bj ap oig ja ua
^nan^-nan^,,) snxvnóaox SAivoNax3 ouo^ao^nB jopaoj a^uBsaaaiui jap
saunuioa sajquiou soj ajqos ofBqBJi un sotuBaijqnd (f) SS6X U3
I
ap
BUBsng A outuq BqjJBj\[ 'aaqBj^ *^ JlPH
2a ua/
A aaijBx *A JlPH
•sopiiupu9)^) so^ ap Sdiiniuo^ sduqiuou soj ap vouaay
• • -
SVXO^
SVA3Í1M
Biauajapj 'saunuioa sajqiuou soj ap BjSojouiijg)
sXuuou94^) ojoue6 pp souop94no
S9JOp9OJ SO| 9p Dj6o|O|g D| 9jqOS S9UOJDd6|4S9AU|
VU1SOW 3^ 3X11J3V1 VNVSÍ1S
O MI11O VHIUVVi '3OHVI 'A 0330003
�aunque lo crea algo mayor pues como él tiene cuerpo grueso y car
nudo; las piernas tan breves que el vientre toca el suelo; la cola cor
ta; las orejas pequeñas y redondas; el color amarillo acanelado; y
en los terrenos que le acomodan hace tantos agujeros que no se puede
caminar sin precaución". Añade luego Azara: "Todo esto conviene
exactamente al mío; a que se agrega que el nombre de Tukan (*) es
casi lo mismo que "Tucú" (*), siendo muy creíble, que así como el
mío lo tomé de su voz, haya sucedido lo mismo al otro...".
Como se ve, aparece así un nuevo nombre común para nuestra
lista de 1954: Tukan. Azara lo supone también onomatopéyico, como
Tucu-tucu, el cual sería un derivado de aquél. Sin embargo, surge aquí
un curioso problema de otro orden. Nueva España fue el nombre dado
a Méjico por los primitivos descubridores. Ahora bien, según las in
formaciones bibliográficas que hemos podido obtener, los represen
tantes de la familia de los Ctenómidos tienen una distribución geo
gráfica que no sobrepasa el paralelo 159 L.S. en la América del Sur.
Si la descripción de Buffon, interpretada por Azara, se refiere a un
Ctenómido, habría que admitir una dispersión mucho'más amplia de
esa especie en el Nuevo Mundo.
C) También Azara (1) habla del "topo roxo" (*) diciendo: "Se
persuade mi autor (Buffon) que el topo roxo de América de Seba (*)
es el mencionado Tukan (*) pero yo no me atrevo a decir tanto, por
que Buffon le da pelo acanelado mexclado de ceniciento claro, tres
dedos en la mano y cuatro en el pie, lo que es incompatible con el
Tucu-tucu (*) y lo mismo con cualquier Topo y Ratón, pues todos
tienen más dedos".
Otras referencias interesantes son las de las publicaciones que
vienen de Darwin con respecto a su viaje por la Argentina y el Uru
guay. Han sido objeto recientemente de un excelente artículo crítico
de Mac Donagb (3) del cual extraemos los datos que señalamos a con
tinuación. Las menciones sobre el roedor que nos ocupa debidas al
naturalista inglés han merecido —en diversas ediciones— traduciones
diferentes y no siempre ajustadas. En una de ellas hahla de "toro-toro
o taupes". Dice Mac Donagh: "lo de Toro-toro" es seguramente ma
la lectura de los apuntes; quizás escrihió primero "toco" por su pro
nunciación a la inglesa". El mismo Darwin anota luego: "todo el
terreno blando por causa de los "taupes" que nunca abandonan sus
cuevas".
RESUMEN
Se describen y analizan nuevos nombres comunes aplicados en
Latinoamérica al roedor Ctenomys torquatus, los cuales ensanchan la
lista amplia que publicamos en 1954.
_ 70 _
�- u .- .
•61 '¿O-68¡5 'H N[ 'sBpuai3 Á -j-i '^e^ -Aa^[ 'SAIYON3A3 cuauaS pp
saiopaoi so[ ap BiScqoíq B[ ajqos s^uopESnsaAui — -j\[ 'oniij.o ^ A "H 'a^nvx
"^6I '69^I :SI u9pbS;is3aui a Bpua;3
oupuaSiB aÍEíA ns ua utmibq sapBq^ aiqos soiBp soA^n^ n — '3 'hovnoq ovj\[
•a 6 '81
'X3TUIB3 'sjxbj — -f A g -a 'saiAtiao 'sapadnjpEn^) sa^ — -3 -3 3) 'No^ma
'A Z 'S061 'BJJBqi duii 'pupsjv — biej^ ej ap 01^^ k AbüSejej
pp sopadnjpEn^) so[ ap iejipeu Epojstq e¡ E.iEd sojuaiuiEjundy — ap ^ 'vavzy
(í^
(g
fe
(l
�II
A las 10 menciones literarias rioplatenses, halladas después de
una laboriosa búsqueda, incluidas en nuestra monografía de 1954, y
que fueron objeto de una publicación (4), podemos añadir otras ha
lladas posteriormente (que seguimos numerando con orden correla
tivo) :11) La primera se refiere a un cuento del conocido autor nati
vo Serafín García, publicado en la Revista Escolar del Consejo Na
cional de Enseñanza Primaria y Normal, llamada "El Grillo", en
octubre de 1954 (2). (Los subrayados son por nuestra cuenta).
"De nuestra fauna.
El Tucu - tucu
Una calurosa tarde de diciembre, pasada apenas la hora de la
siesta, tomaba Fausto Ruiz su mate amargo a la sombra de unos gi
gantescos ombúes que marginaban la estancia, y cuyas salientes raí
ces eran utilizadas como asiento para los peones durante las horas
libres.
Yo, como de costumbre, me había sentado a su lado e interrum
pía su silencio abrumándolo con diversas preguntas sobre las cosas
del campo, a las que él respondía paciente y bonachón, satisfecho de
poder enseñarme algo de lo mucho que había aprendido en su diario
contacto con la naturaleza.
En determinado momento atrajo mi atención un ruido extraño,
semejante a un pequeño trueno, grave y trémulo, que siguió repi
tiéndose intermitentemente.
Fausto se sonrió al advertir la alarma que aquel rumor me pro
dujo, y adelantándose a mi curiosidad dijo en voz bajas
—No te asustes, que no se trata de ningún temblor de tierra. Es
un tucu - tucu que está abriendo su cueva para aprovisionarse del
pasto con que se alimenta y hace nido. Y mientras, canta a su ma
nera. Si quieres verlo asomar tendrás que quedarte quieto y callado,
pues es muy arisco y tiene un oído finísimo.
Permanecimos a la expectativa durante largo rato, hasta que fi
nalmente eZ tucu - tucu surgió del agujero redondo y proyectado en
dirección oblicua, que acababa de abrir, valiéndose de sus largas y
afiladísimas uñas.
- 72 _
�p ua uejiiSij ou sopEÁEjqns scrj)
t¡0UVX3(l 3p SVJIUUU01 ^V\{ OpilVUS 'SVpVUOXJ SSpUDxS SVj U3 VXX31J 3p XO\q
-U13% ¡3 S3 Vpi^DS 3p Oai}OUl Ollll}¡n OX¡O !DqX31t{ VJ V3SÜ3S3 i O33S líniU VJS3 OU3XX3}
¡3 opuvno usiquivj i svianjj S3puvx3 sv¡ 113 svu^jdS svj UDpunui 3\ 3s opuvno xijvs
3^371$ •V}3UVJ-UpxXDUX XOJO3 US & 'SpUDxS VJVX VUJl 3p ¡3 S3 OUVUIVJ 71$ 'o^^oj JV XVJUU
-is vpta sp i oxoqtaxsij 'oxsfiiuviu s^ -vxpi^nous 3S rjjv ^nb ojsv4 p 'oiusiw pp xop
-3p3XJV X3U103 VXD(¡> 'XOJX3JX3 ¡V VXOJX3(l 3Tlb OXSÍnSt) UU U3 VZ3qV3 77/ XVU1OSV SVJIJS1X3)
-3VXV3 XOl\ 3U37^ 31lb <C SOTipiaipUl SOqJTlUl 3p SVIUO]O3 U3 'UO1SU31X3 UüxS 3p SV3UDXX
-3iqns svixspS 113 sata ^nb 'otfiuvs oxissnu sp xop^ox ou3nb3<^ '.noni-nonx (?)
a^ ss ^nb uoo ohijbo ^b j^puods^jaoo u^q^s 'u^pipuoo ns bss
t;j3inb[Bii3 'S3JBUITUB so[ 3iib 'BJisamuap 3j ojs^ -opo^isui BiqBq o\ oÁ
apuop dpjDq ja ua ocianu ap piSnfai as Á jijes b ^iAjoA oSarq X 'bjjb
Jod 9JUB^SUI Un OpUB3SOIJnD OAnpUB '3}U3UIBpBUBSs3p BJJ3 U3 OJ1U3 BA
-^no ns b ojjbj3jui3j 3sinb opuBno ^ *BqBDJ3DB 9ui oX SBugdB ojiqnf
gp BqBzojgj X ouviu mdoud íiu ua viiuoo anb soSiuib ubi soiuBqBjsg
BUBUI3S BUn 9p OqB9 [B OJ9d 4JOpBZBU9UIB OUOJ U9 OpU9Ullj9 'OSOIJ
-I1J BJUod 98 X BI9A 9UI Oldl^UIjd [y *O9S9J^ O^SBd SBip SO[ SOpO} 9JJBU
-oiojodojd 9p opuBpino '^pjsq un op OJ}U9p osnd oj 'oS^nj jb ojjb}uoj
•-B9 X OJJB99S 3p S9ndS9p X 'oállUUOO 9J*BJ} O[ 'opUB^oqB BqB}S9 98 31lb
OUn 9J}UO9U9 ;B}SO9 BJ Opunuí 9nb 91U9I99J9 UBjS BUn 9}UBJnp 4Z9A B}
• 1913 -xoansauiop ap jppf B}jns9J —O}snB^j opu9ioip oXnjouoo— 9uia
-gjd 9} bX uná^s oosiJB Xnuí o}ijbiuiub un 9p b}bj} 98 9nbuny—•
•ojSqgd 9p osb9 U9 uoisba9 ns u9iqiuB}
X 'o}U9iuii99}SBqB ns BJiiSgsB SBiJ9jBá SBS9 gp oip9iu Jod 9nb X 'opiu
US BOiqn 9pUOp OI}IS J9 BIOBq U93j9AUO9 S9JBn9 SBJ SBpO} 'JOIJ9}X9 JB
rpiTBS UOD SB9UBJJ9}qnS SBJJ9JBS SB}SBA 9XllJ}SUO9 9nb 9p 9J9}U9 9IU
isB X 'non; - non} [9p B9J99B oSiuib iui b opuBojJ9}ui ^nu^uo^
•OqOBqonUI 'O[9SJI}J9ApB 9p BJBSjB9U9 9S OIU1JSU1 Tíg1
¿BjqBS OJ OUIO9 J^?
*O}SBd J9 9}U9UIBA9nU Opi99J9 bXbIJ
opuBno Bjpu9A ojos inby *o}ui}sip JBánj U9 ojod 'is 9nb ojbj^—
•O}snBLj b 9}uni>9jd— ¿^ij^s b bjoajoa o^[?—
•oidiouijd jb opBiujBjB Bjq^q 9ui o}UB}
onb 9}U9}iuiJ9}Ut ou^nj} oipnbod jgnbB 'umaaajjp djjo ua nioijn anb
'Urm 'asuio n majon, opjB} sbui oood X 'sBjqoíuBiu s^jiqBq U9 49}U9iuba
-onu BJJ9I} bj Jinjj opu9t9Bij 'vuniuaqn nj ox%uapn apsap oxuaa S9ouo}ug[
•Bqj9iq gp o}9jdiuoo jod so}siAojds9p UBqBponb aijqB 9p BqBqBOB 9nb
OJ9fnB jop s^jopgpgjjB soj onb B}SBq 'o}Bj uonq un ofBqBj} tsy
•b8jbo BAonu 9p Bosnq U9
o}und jb opuBuao}9J X jojxajm jd sandsap ojopuvjuodsunjj 'oj9ns j^p
SBJ B OpUBU90J99 Bqi OJ BJliqípUBUI 9p SO}U9IIUIAOUI S9JiSb UO3
*BA9no ns BqB9pjoq onb o}SBd j9 jb}joo b ozoduio 4ojij9d bjjjoo ou
9nb gp 9SJBJOI9J90 BJBd JBjnojxo BpBafo BpidBj Bun 9p oSon'q
'vaoq vj ap uwijvsaxqos 9j anb 'soqauv X sajuanf 'soauno saiuatp
sop soj X 'saaDaia X sapuvuS 'sofo soj uEcjB9B}S9p 98 'vixjnu vj ap vj v
vpiaaxvd Ániu 'diuox vzaqvo ns u^ 'vjvá vun ap ja anb xoÁmu ou od
-uaná ap 'siuS X upxxvtu aujua atvjad gp jbuiiub ougnb^d un
�Yo me quedé en silencio, gratamente impresionado por lo que
mi amigo acababa de contarme. Y mientras tanto el tucu - tucu se
guía haciendo resonar a lo lejos su minúsculo trueno subterráneo,
que ahora me resulta sumamente familiar y simpático".
Esta descripción —la mejor que hemos leído en publicaciones
de ese carácter— es en general excelente en cuanto a la mención de
los principales rasgos morfológicos externos del animal y también en
lo que se refiere a las particularidades biológicas más salientes. Cabe,
sin embargo, señalar la evidente tendencia a la interpretación antropomórfica, excusable en un escritor de primer orden, pero en quien
ncr puede exigirse un profundo sentido científico.
Por ejemplo, cuando dice "los animales saben comprender el ca
riño con que los tratan..."; "y mientras trabaja, canta a su ma
nera..."; "su instinto se encargará de advertírselo...".
12) A continuación mencionamos un cuento publicado en el
diario "La Tribuna Popular", diciembre 21 de 1955. (Montevideo) (1).
"COMO EL TUCU - TUCU
Desde muy joven, el viejo Olegario Lagos había sido haragán,
mujeriego y timbero. Era así un verdadero taita de rancheríos, por
que además tenía fama de "mal arriau" y pendenciero; hombre de
aguantar pocas pulgas.
Cuando se casó con Sara Neira, sentó por un tiempo cabeza...
luego olfateó la pulpería y volvió a las andadas: bailes, "trancas" y
galopes de petiso bayo.
La mujer quedó arrumbándose en un rincón de las "casas" como
un yuyo malo, que no sirve pa un té.
Pasaron los años y fueron envejeciendo; Olegario, macetiau por
los vicios, gastao como moneda en buche de ñandú, causa de sus no
ches de farra, de diversionarse; en cambio Sara, mucho más joven
que él, la voltiaba, ajándola, el sufrimiento, consecuencia del error
de haberse casado con aquel hombre.
Vivía como el tucu - tucu (*) asomando apenas la cabeza fuera
del rancho. Tal vez la sostenía en la vida el cariño que sentía por
su única hija de aquel mal matrimonio. Era ésta como una fragante
flor, como una azucena rosada, que nace y se cría en la tapera de la
vida, asomándose por entre el yuyal de ilusiones y esperanzas muer
tas; cicutal amargo de desengaños.
Allá en el rancho viejo, cacunda y descascarándose, de desflecada
quincha que la lluvia colaba sus gotas, quedó solo Olegario, cambiau,
- 74 -
�¡ojjsbj p a.ua 'soande ua anb Jtoinaj
'aps vouao Xntu 'uatuoo uapod nunj
'' 'ojvfjo auati tu X
¡auc a\ uainb ^Bq ou! opnjsnsv X otons y
•opuBajp B^sa as anb oqatq o ajauíf
osoqaadsos opmj aambpna jio
• • • opunjnaau vjjuap
'osopjnBa 'BjanjB BAana
'nanj - nonj oostxa X otons ^^r
'oata opnjja^u^ 'vpta / cswdapuoQ
soaans ouioa sopBraij^
sa[B^[iuiBaS so^ ajjua optpuoosa sojafni^y
íojafnB p ua sBjBd sns pijain anb
tta^a¡j^ p B^pnS asj^p X iBaiooq p
— oapoj
sajauíf so[ uojBpoj saaaA
'opttutj X ajqtsuas Xntu s^ 'sbsou3jb
ua aAtA i otons Xntu 'ojauiui oqaxg
•(g) (Biuana Bjjsanu jod uos
so-q) •(^BnSnjjq) #juoj\[ '9^6I 'aoí^J^A 'P3 'Of7 *^?^ 4MBJJail íx ^p soqa
'?ff ua (MojSau oqanB^,, [3) oSn^uv^ ' owtxv^^^ jod opxpnp uaiq
-uib} sa jopaoj 4tnanj - n^n^,, p puoiaBU BaniBaajq B[ u^ (g-[
ns isb
X soiuaijquiBq sapuiiuB so[ ap Bpips b^ JBaoAOJtd \\a^j sbui
Bjas? 'sBAana sbj ap soioijijo $o^ ap aopapajp a^uajsixa uopsia^aA b[
rpoi Buiuiip as is ^BpsuiBg Bqaip ap Busuia anb uozjsa^ns bj^q
¿ouBjaA ap SBiuauuoj
Xb\\ opuBna 'BJjati v\ JB^qiuai uaasq anb SBpBuojj sapuBjS sb^ 9}ubj
-np BAana ns BuopuBqB ttnanj - nanj,, p anb ojjaia s^? :*fa jo^
•sa[qijnasip sbjjo
X [BuiuiB p ojaadsaj uoa ssjaBxa sauoiaduasap auaijuoa B[p 'oz
-uaiuioa p ojuana pp jojnB p jod Bqaaq 'BpBiuB^ b^ b ojuBna u^
•BAana
ns ap otaijijo p apsap BzaqBa B[ jbuiosb ssuadB ap ojiqBq p uoisnp
opuaiaBq ssquiB 'ttnanj - nanj,, p o^aadsaj uoa (sBpBXBjqns) sauoiauaui
sop sb[ uaXn[aui as ops pna p ua oiuana oSjb{ un ap bjbj^ ag
'(('-nom
- non% ja otuoo 'vzaqvo vj untuoso tu 'utjns uts tsno 'asopuBquinjJB
�Ycuántas veces le da la locura
Por tapar las cuevas. . .
Es por instinto que se le hace cierto
Que de un momento, a otro, el tiempo llueva.
Apenitas si saca medio cuerpo
Ycomo alrededor...
.. .Después se esconde, para salir de nuevo
Cerquita de la cueva en que asomó.
Nadie sabe qué delito ha hecho
Que tiene tanto miedo!
Yvive sucuchado de trecho en trecho,
.. .Y los parásitos le chupan hasta el cuero. .
Seguro una vez le pegaron un susto
Yquedó desconfiado...
Con su canto tristón, el tucu - tucu
Ysu triste vivir... ¡siempre enterrado
.!".
La lectura de esta poesía nos muestra que el autor tiene un mar
cado sentido de observación; sitúa al animal perfectamente en el
habitat natural. La descripción de cuevas, arenas, agujeros, es acer
tada. Presenta, al "Tucu - tucu" como un animal "sensible, tímido y
arisco". Esta modalidad fue citada por nosotros desde el comienzo de
nuestras investigaciones.
Son también acertadas las menciones de su forma de salir al cam
po, comer, posición y aspecto de las cuevas, así como su abertura y
cierre. No tan acertadas, posiblemente, las relaciones con el olfato.
No se percibe por qué razón lo considera, varias veces, como un
animal "sucio". El "Tucu - tucu" es, por el contrario, un animal lim
pio: no produce olores desagradables, ni su forma de vida se puede
caracterizar por la suciedad.
Sumamente gráfica es la frase "Apenitas si saca medio cuerpo",
pues tal es realmente la forma de presentarse en la entrada de las
cuevas.
En lo que se refiere a los parásitos el autor dice: "y los parási
tos le chupan hasta el cuero...". No estamos tampoco de acuerdo con
dicha afirmación. El "Tucu - tucu" no tiene, en general, ectoparásitos;
sólo hemos encontrado, en algunos ejemplares, malófagos y escasas
pulgas, pero esto no es lo habitual.
Son gráficos los últimos versos del poeta: "Con su triste vivir...
¡siempre enterrado.. .!".
�- II •SBpBaqqnd 9}uaraioiJ9}UB qj sbj b
tiB9aB 9s anb '(nani-nanq^ ^smvnbuoj sÁiuouajj^ ouoj^ojn^ jop
-9OJ pp B9J39B SBA911U SB9IJCq-:>[pj SB1T9 g UEZIJEUB ^ U9C{IJ9S9p 9g
*SBpun99J S9UOI9BI1S9AUI U9 OpBAUap UBq S999A B X
'SBI9U91D ap saaquioq so[ bjbcI osnpui sajaiut un uauai} SBaiaoj-qpj
sauopdiaosap SB'^ "Baijiiuaia 9[opui ap sauoiaB^ijsaAui ap os^na p ua
ajo[-^pj,, p uoa puiiuB un ap sauopepj sb^ b BpBjsaad uopuajB b^ a^
•uauíBAanu inb^ jBaijijsnf opesaaauui aaaa^d sou ajaed bjjo jo^
•jBipaad Baiuaáouoj pBpiAtiaB ns jod 'opiaou
-oa aiuB^sBq A 4Mnanj-naniM p ouioa ajuepunqB ubj puiiuB un b a^uara
-puoisBao ops opijapi UBq as 'soduiai^ so[ sopoj ua 'sbjstatibu sojbj
-aiq X saaopBJJBu 'sBistjuana so[ anb oj.xap opuais anSis '^g^^; ap bij
-bj^ououi Bajsanu ua SBpinpui QI SBl B sauopuaui SBisa opuaip^uy
•sbjouos ou X (usnani nanj soj soSanj sns uapuaad***,, X ^sojj
-Bp soj ap nani non;,,) SBSOuiuin[ ajuauiBAisn[9xa uos jojub pp sau
-oisnp sB-q *osBa ajuasa^d p ua ouioa '^naninonj,, saaaA b X ttnani na
-ni,, ap JB^^nA aaqraou p uoa aaouoa as uatquiBj anb 'outjuaJB ai-iou
p ua unuioa 4BSBuaapn[ ap apadsa 'ojajdoapa oiaasui un b ouis Bsaj
-ajui sou anb aopaoj p inbB aaaijaj as ou ttsnan}n9n}9^ uoisajtdxa b[
'ojoaja u^ *ap[ini)Uijsip ajuauqpBj ou joxia b Bjsajd uoiau^a
\i'' 'ou^Suasap pp snorn non) soj
•' -soSanf sns udptidjd bSjb^ aqaou ira u^
• • • o^ed piu pp X SBiauasnB sb[ ap
B[
souuvSp soj op snonjnom soj
sofa^ ap uaA as soaans so[ aa^ua lod
'Í^ auaiA aqaou B^ opuBn^)
4S9[BJaABUB0 SOJ U3 BJ[y,,
•(B^uan^ BJtjsanu iod uos sopsXBjqns so^) :jsb aoip
(S) *UJO^ ÍInf 'P3
sapaisnj\[ sauopip^j •inbundn^ vdjomjvíy ap BJiaj X Baisnuí uoa
d wj^ vqiuvz vj 'BUBuinanj uppuBa B9idjj Bun ua souiaua)
l 't4non^' nDnX ojqBaoA jb Bpuajajai uoa 'a^uBsa^aiui ojBp ojjq
�BIBLIOGRAFÍA
1)Como el "tucu-tucu". — "La Tribuna Popular" (Montevideo), 21 de diciem
bre de 1955.
2)García, S. — De nuestra fauna. "El Tucu-tucu". Rev. "El Grillo" (Montevi
deo), No. 22, pág. 9, 1954.
3)Santiago, M. T. — Bichos de mi tierra; pág. 40, Ed. Vértice, Montevideo (Uru
guay), 1946.
4)Talice, R. V. y Ottino, M. — Investigaciones sobre la biología de los roedores
autóctonos del género Ctenomys. Rev. Fac. H. y Ciencias (Montevideo) No. 14;
289-307, 1955.
5)Yupanqui, A. — La pobrecita. Ed. Musicales Tierra Linda, Ed. J. Korn.
�
Dublin Core
The Dublin Core metadata element set is common to all Omeka records, including items, files, and collections. For more information see, http://dublincore.org/documents/dces/.
Title
A name given to the resource
Revista de la Facultad de Humanidades y Ciencias
Creator
An entity primarily responsible for making the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias
Publisher
An entity responsible for making the resource available
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Date
A point or period of time associated with an event in the lifecycle of the resource
1947-1989
Rights
Information about rights held in and over the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Language
A language of the resource
Español
Type
The nature or genre of the resource
Publicación periódica
Contributor
An entity responsible for making contributions to the resource
Lic. Pablo Darriulat
Dublin Core
The Dublin Core metadata element set is common to all Omeka records, including items, files, and collections. For more information see, http://dublincore.org/documents/dces/.
Title
A name given to the resource
Investigaciones sobre la Biología de los roedores autóctonos del género Ctenomys (Timología de los nombres comunes, referencias folklóricas)
Creator
An entity primarily responsible for making the resource
TALICE, Rodolfo V.; OTTINO, Martha ; LAFFITTE de MOSERA, Susana
Source
A related resource from which the described resource is derived
Revista de la Facultad de Humanidades y Ciencias /Universidad de la República. Montevideo : FHC, UR , Agosto 1959, Nº 17 : p. 69-78
Publisher
An entity responsible for making the resource available
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Date
A point or period of time associated with an event in the lifecycle of the resource
1959
Rights
Information about rights held in and over the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Language
A language of the resource
Español
Type
The nature or genre of the resource
Publicación Periódica
ETIMOLOGIA
ROEDORES
-
http://humanidades-digitales.fhuce.edu.uy/files/original/d1b1eb3da68fc84176db4f28c9b30d98.PDF
412dafe7ef9a36c4cc12e86e1fcd5a2d
PDF Text
Text
- 9
-
un oraoo 'Bppo X uopcuxpap 9p ouijii 9S9 u^iquiB) opBAjgsgj B)S9
so\[?,, :Bjun^9jd 9s 'sguoioBzqiAio sbj gp uoio^gdoj b^ jspugs gp oS
~^n\ 'ggquXoj^ ]^ -tlBiJO)siq b^ aiogpgid gp o)U9)ui p Z9A Bjgmijd jod
gjguiooB 99 ojqq 9)99 uq,, :uoioBuiJip 9)UB^n)9d B)99 uog ojqq osoui
-BJ nS BqBZU9UIO9 J9^3u9(jg *OUI)S9p OJ)S9nU JBUBJ)U9S9p 9jdlU9IS Bq
-BOSnq *8OJ)O U9 B)9IUIT)do 'SOSBO SOUn U9 ^)9^199^ 'BJ9JOB O B9l)dl[
•B9odB BJn)BJ9)I[ B9U9)X9 BUtl BipUod99J n)TJlds9 9p OpB)99 999 y
*d 'tt9UIBJOdui9)lfO9 9IBJ
i :[Bipunui BJjgn^
BJ9UII.ld B[ B)U939jd9J 9llb Oq^, :O[n)I) 9)99 OpBduiB)99 Bq 98 B9UBJ0d
-IU9)UO9 BUO)8Il[ 9p O)X9) OUII)[n p U9 J^ ' tt89IB)JOUI 8OUIO8 9nb BJOqB
8Oinaqe8 '—ttn)i.xids9 pp 8i9iJ9 Bq,^ 9jqo8 B)jb9 Bjgui^d ns U9 '6161 9p
II.iqB U9 Xj9p?^Y BiqiJ9S9S9UOl9CZqiAI9 SBI 'SBJ)O8O^[,, *gl p ^1 pp
o^gnj 9p oius^tiBq g^qijjg) p uoo p)89p9d ns gp oXb^ Bdoanq
#8O)I9iqB Sofo 8OI UOO JTJ
-ora o ^uoioBAps gp pBpiiiqísod Braiuira 8bui bi gjqos JBBpuj
-xjiA X orasioioisg uoo b[.ib)uojjb BJBd BpiBo 9iqB)onpui ng op
-n9S B[ 'SO8BO SOI 9P JO9(^ I3 U9 'unB O 4UOT0U9p9J 9p BZUBJ9dS9 BUn
'oiun)jojui ns BJBd opnsuoo uq ¿s^aopA sns sopo) op o)U9iraBuojoui
-99p p op^sisB UBq onb SBpBinqu)B SBrap sbs^ JBpquB ugpond on^)?
¿gBpugragj) sBJjgn^ sop jod BpipnoBS Bdoang Bun ug sopB[osgp souozbj
-O0 9p 89UOHIUI SOS9 UBOSnq 3tl^)? #UOl0BJ9dS9S9p BI U9 J9B0 OU BJBd
Bido)n bi ug 9SJBinj9J gqgp sisijo U9 bj)U9 n)iaids9 un opuBnjq
'..I
sop
sap 's.nu3Anos sap .lapua aaisiSaj a{ susp
-uoa sap 'saaipui sap 'saSnjaj sap ^jEipjaqj as apa
ísai^aqdojd saajBziq sn^d saj ^uatuasnauas jitaapis
-uoa ')ibabs apanb suopEjuEaui sa[ saino) sioj e¡ b
)iEnboAui aiuB.i 'suoiab^ sjoa sa[ jasÁiEjBd ap no
suubui - snos sai janofap ap 'saiaqiBq aaj ap spj
sap a^iBjap as ap sua^oui sai 'siojaamB.p sajaanS
sap sajBuuB saj suBp 'saBuq sana^ suBp juauias
-tiaiAaij ^uaiEqa^aqa sanajuaAUi sai anb
aa vaao vi aa ivaasiao
0aquXoj_ •[ p|Oiu^ 9p duo^sjl) d| ^p Djjoso|ij
zvm ¿unoD^vjL^iü í
�destino del que ninguna civilización pueda tener esperanza de esca
par?" Y en la página siguiente: "¿Qué debemos hacer para salvar
nos?" {Civilización, p. 54 y 55. Sobre los títulos de las obras de Toynbee, v. Obras, nota final) .
Respondiendo a un angustiante problema que se planteaba en
escala universal, esa literatura no podía dejar de alcanzar una ex
traordinaria difusión. Eso llevó a Lucien Febvre a tildar, a la pareja
Spengler - Toynbee, de "Dos filosofías oportunistas de la historia".
Había, además, un crudo desengaño frente a los vaticinios de una
Historia que, movida por designios nacionalistas, había prometido
triunfos que resultaron derrotas. Es curioso observar que el duro ata
que que Spengler dirigía contra Ranke, se reproduce en Toynbee, y
desde las primeras páginas de su libro, contra Mommsen. Y el mis
mo Valéry antes citado inicia con estas difundidas palabras: "La his
toria es el producto más peligroso que haya elaborado la química
del intelecto", lo que los franceses han llamado el "proceso de Clío".
Los vencidos no aman la historia. ¿Y quién no ha resultado ven
cido en las últimas contiendas? La Historia que se condenaba era la
Historia erudita, rigurosamente apegada a los hechos. Se prefería
manejar a éstos con fantasía y desenfado; o bien sujetarlos al anillo
de hierro de un sistema. "Los historiadores tienen el privilegio, des
de hace algunos años —dice Febvre— de ser colocados en el banqui
llo por un lote variado de hombres prominentes —poetas, novelistas,
periodistas, ensayistas— que, distrayendo en favor de Clío algunos
momentos de una vida destinada a otros cultos, comprenden inme
diatamente (así, por lo menos lo aseguran) lo que, en años de estudios
exclusivos, los historiadores no han sido capaces de adquirir y ex
presar". ("Combats pour l'histoire", p. 119-120).
Obedeciendo a un estado de espíritu colectivo, mezcla de deses
peración y de escepticismo, la obra de Toynbee debía alcanzar un
éxito estruendoso. Las ediciones se multiplicaban, su nombre se re
petía en diarios y revistas, en la tribuna y en la cátedra. ¿A quiénes
ha atraído? Intentemos una pequeña lista:
1.El diletante, el reacio a la erudición y el rigor científicos,
al gustador de ese viejo género literario —según el decir de Febvre—
que, desde Luciano a Fontenella, se llama Diálogo de los muertos...
2.Al sociólogo, al espíritu sistemático, amante de los principios
absolutos. Han sido los sociólogos los que más rápidamente se han
apropiado de la peculiar terminología de Toynbee y la han difundido.
Pero son también dos sociólogos, Becker y Fróhlich, quienes han sos
tenido que "Toynbee está poco versado en sociología" y que "es ex
traño que un hombre que de una manera tan precisa manejaba el ma
terial sociológico y obtenía resultados sociológicos estuviera tan poco
informado respecto a otros trabajos realizados en el mismo campo".
("Toynbee y la sociología sistemática", p. 42, n. 39) .
- 6
-
�•sasajSipj SBiSBisn^ua uod Bjuana anb o^na a^uapaj
en b 44otuspaquXo}?, asBujtuouap 'Bdoang ua 'osa ^og #Bjajojd OAanu
un 'opBJídsui un ouioa aaaa^dB jBpdod pBpxpjuaui B[ B^Bg "44sofo
sosouiumj X sajuaips sopuiod 'soauB^q sogaqBa sosotuiaq 'oiisoj oa
-T^aasB X osojti^ub : BiuB^ - iBpg un ap piuapiaao Baqdaj b^ sa aaq
-uXoj^ p[oujy 'b^sia BJauípd y,, :isb BiqTjasap o[ Bui5^JoXoau B^stAaj
Bim 'sopiu^q sopBjsg so^ b BpBaj[ ns y -a^uBApnBa BJ^nStj Bim au
-ai^ aaquXo^ ajuauqBniíJidsa X ^aisi^ 'oaisij ojaadsB ns jod oan[ j^
•o^n^idBa oaio u^ souiajE^uas '*a^a ^Biauapijuoa ouoj 'bisbjubj 'oui
-siji[ ap sBatisuajaBJBa ssXna 'ojijsa ns jod opoj ajuy 'jopEupsEj oj
-aaja un oiajafa aaquXoj^ ^p pBpqBuos^ad b^ 'unuioa ajquioq a^sa ajqo^,
' Í0^" 61 "^ 4t6SB8^ui sb[ ap Bja b^^^) '^Bsoiáqai uoiaaiAuoa ap as^q b
púa Áddvi¡ un uoa ajuBiaojuoaaj BzuBjadsa ap X Bistuitsad o^xjsouSBip
ap a^qBpBJB Bpzaui ^sa,, ubj\[ ap Xauajj ap upisaadxa B[ un^as 'bjbjjb
a| oS[nA ^y •otpu^duio'j [a 'aiuaiuBsiaaid 'ojoqBp as uamb BJBd '
B[ ap ajqiuoq ¡b 'uniuoa a^quioq [B '4tisBa[ ^ou jnq 1sbj^ '__ -5
(*aja
'jatuag 'ajAqa^ 'nojaB^^[) oaiuojí o oAi^aadsap oíainf p BisBq
-sts uoiaBjnjaj B^ apsap 'uba anb sauoiaafqo saaoXBUi sb^ opBjiasns Bq
anb p ua oduit'9 'Bijoisiq bj ap oaijoaj p X aopBiJojsiq ^y 'f
*AOM iiJB0}^}1D^ BI13P in^^p^n^)) ttBuasua sou oaod anb oaq
•![.^ un '44 • • • a[3jang ap uopszgiAp bjt ap Biaojsiq bsouibj b[ ap oipjBj
oSb^sba un sa^ '44 • • • Biaoisiq ap oaqq un sa o^¿n :ouBipji p aaiQ *ai
-uauíBi^j aqpaa o\ '330.13 9P OSBD ID 89 ouioa 'jJEa^jaig X Xaq^iQ ap soa
-i^opuio^sida X soaiSop3sou 'soaiSp^ soidiauíjd so\ ua opBuuoj 'oj^o
p ÍBiaojsiq B[ ap a^uapuaasBJ) uoiaBzqBuoiaBj ap ouiajuí opca^oj un
ouioa Bpnps o[ oun 'sopuBq sop ua sopipiAip 'sojoscqtj so^ y 'g
�II
VIDA, FORMACIÓN Y OBRA DE ARNOLD J. TOYNBEE
"El que esto escribe es un inglés de la clase
media, de 58 años de edad. Por supuesto, su na
cionalidad, edad y medio social determinan en
alto grado —tomados en conjunto— el punto de
vista desde el cual divisa el panorama del mundo.
En realidad, como pos sucede a todos y a cada
uno de nosotros, es, en mayor o menor grado, es
clavo del relativismo histórico". (Arnold J. Toynbee, Civilización, p. 27) .
1.
Vida.
Arnold J. Toynbee tiene ahora 71 años. Nació, en efecto, en
1889, en un hogar de la clase media inglesa, clase de la que siempre
se considerará integrante. Pero de la clase media superior, si no por
su fortuna, al menos por su cultura. Sus familiares representan di
versos tipos del ambiente cultural inglés de la buena época victoriana. El niño se desarrolló en un medio exquisito. Y esto es impor
tante. Toynbee será siempre un aristócrata de la cultura. Este es,
para mí, uno de sus rasgos más seductores.
Uno de sus tíos, Arnold Toynbee, es un conocido historiador.
Fue autor de un famoso libro titulado "La revolución industrial"
(v. Francovich, "Toynbee, Heidegger y Whitehead", p. 11, y Arthur
Redford, "The Economic History of England, 1760-1860", p. 13 ss.)
De otro de sus tíos, Percy Frankland, recibió, cuando tenía 13 años,
el obsequio del primer atlas histórico, según lo recuerda él mismo
con emoción. Más emotivo aún el recuerdo que conserva de su tío
abuelo Henry Toynbee. Era un viejo lobo marino que había reco
rrido todos los mares, que se jactaba de no haber comandado nunca
un barco a vapor y que, en su vejez, llenó la mente del niño con
maravillosas aventuras, con paisajes y pueblos insospechados. Los
relatos inacabables del viejo Henry desarrollaron en Toynbee su no
table capacidad de imaginación, su insaciable curiosidad, su fina pe
netración para desentrañar ocultas significaciones en el panorama del
mundo. Vibra ante monumentos y montañas. Expresa su reconoci
miento ante esas obras humanas o divinas que lo han inspirado: "El
Parnaso y el Helicón y el Acrocorinto, el sol poniéndose en el puen
te de oro de San Francisco; la Via Apia y el mar interior del Ja
pón a la luz de la luna... la Gran Muralla China culebreando sobre
-
8 -
�- 6
-
so^ b Bpotuaui ap aoouo^ "saj^u! unjoy^s jap jBjduiafa oiaapad un
jas b p^ajg ' (z\ "^ 'upioDzijtai^y) 44souiibj X soSapS sooisbjo soj ua a^
-uauíBjajua isbo BpBSBq uoioBonpa Bim,, —9aÍP— 9í{íD9H 'SBUavy 9P
BouiBipg BoiSojoanbiy B[anas^ bj ua apjBj sbui '(pBpnxa BiJBjisjaA
-ran B[ ap sojoajas sbui soj ap oun 'joijjBg oíSajoo ^a ua X) pjojxQ ua
oSanj 'jajsaqoui^ X jcoqog ^jno¡3 uoj^oo^ ua oiouiud :BzuBuasua
ap soj^uaa sopm^uiisip sbui soj ua soipiusa sns osjna aaquXoj^
•sinboja opBuinpa a^sa inbB opuaiduinajaj
-ui 'sBapi sns ap sisijbub jb ji souiaqap ojag -Bjqo ns ap BzajBjn^Bu
B[ JBUBjjuasap BJBd [Biauasa ojja Bas Bzmb ^ "aaquXoj^ ap pmjpid
-sa Jipad ja 'oai^ojoaisd oiBJiaj ja jbzbjj ap Bapi bj BiusBisnju^
-BijnpiqBS bj b ojuaiuirjjns ja jod 'soqjv^^^ pifjvj :ojinbsg ap zaA Bjsa
'BaisBja Bjia Bun uoa a^diuais ouioa 'aanjioadaj ja anb X Biuajsis ns
opoj b uojojoa ap aAjis anb janbB a^uauíjBiaadsa 'bijosojij ns uaa^nu
anb sojuauíaja soAanu sojja ap paBg •uoJ^I^BqB oj ou sajsBjjuoa sojsgj
•opiains as sofiq sns ap oun ^ *oaoj oíanuí ajpBd ng #asjBiajoAip
ap oqnq 'XBJjnj^[ jjaqjif) Bjsiuajaq ubj^ jap Bfiq 'Bsodsa Bjauípd ns
aQ -Biauaisixa ns uoaaipnaBS Bipa^Bjj bj unB X BuiB.ip ja oaag "PBP
-iJBjndod bj 'Bun^joj bj 'buibj bj bjbjSoj 'BjiBaBjsap Ba^ijod X ajuaa
-op upiaBnjaB Bun Bjpuaj 'BaisBja Bjnjjna ajqB.iadnsui Bun Bjaasod
:BzajBjnjBU Bpo^ ap sauoiaaBjsijBS BpiA ns ua bjbzubojb aaquXo^
• sauoia
-BzijiAia sbj ap sisaua bj bjbubs 'Biuaisis ns ua 'anb (dsuodsa^ pun
aSud^jnii^)) t4Bisandsaj X ojaj^^ uoisajdxa bj oiuoj —aaquXoj^ Bsaijuoa
— Bjaod ajsa aQ '^uiuAvojg ^jaqog 'opijajajd jojns ns ap sosjaA soj
uoa Bisaod bj jod ojsnS ja ua piaiui oj 'BJjajBjSuj ap Bijo^siq bj ap
sozoj^ ajopuaXaj ofiq ns b Jiuuop bjdbij :bjis3bui BJaiupd ns buisiui
Bjja an^ -Bsaaoosa bijojsiij ap sajBjndod sojqij opiíBaijqnd oaauíp
piiB^ "BajBj bj ap oSjBaua as ajp^ui bj 'BpBjaiusa uoiaBanpa Bun ou
-m jb ajJBp BJBd sajuaiaijns sosanaaj ap jaaajBa ojsajiuBiu ajp^d ns
opusn^ • twBJopBiJOjsiq buisiiu Bjja jas jb Biio^siq bj biobij sojuaiuins
-uad sns zaA Bjaiuijd jod ojuaijo?^ anb ajpBiu ns uoo bjb¿ sa joXbiu
Bpnap ns anb opuBsajuoa oipn^s^ jb oSojojg ja Bjjaia ^ • t4oX anb
saiuB anj oj ajpBiu luí anbjod —jj^ #d 'uptovzijicii^ bj JBzuauíoa jb
aaip— JopBiJOjsiq Xog,5 'qiíP3 BJBS 9aPBra ns B Bjnqpj oiuaiiuiaap
-bj^b jBjnatjJBd un 'uoiaoAap jBioadsa Bun ojag -soaiisauíop sojafqo
soj ap oun BpBD b 's^jeijiiubj sns ap oun Bp^a b Bjauínua isy
'X 4íPn^s3) 'UIII99 9P o9snTI1 Ia ua ?lsa an^ T^!1J9J9\[ 9P
ja,, uoo BUiuijaj anb b^sij bSjbj Bun X '44 • • • uojqajj jap oubuiojo ajj
-ba ja X ^^jiqg ap joSoui ajjBA ja íouoio jap opBJop X ofoj jap opijsaA
^noijoauuo^ oij jap ojjba ja • • 'jBUjaAui aqoou Bun ua Bp^SnjpBiu
bj ap Bipoui X sop sbj b uijuiaj"^ jap sopBuatujB sojniu soj ía^sa ja
apsap so)sia soui^joXoau sojaioBOSBj soj ap Jipad ja • • • spBaisMojj
jap SBisajo sbj buojoo anb oubuioj ojnuí ja ísbubjuoui SBpBauíojuoo
�autores clásicos. Fue definitivamente apresado por el "milagro grie
go". El mismo confiesa que no puede pensar nada poético sino en
la lengua griega. Y su Estudio se inicia con veintidós dísticos elegia
cos en griego clásico que componen una "Vida del autor" {Syggrafeos bios). Los últimos cuatro volúmenes del Estudio nos han depa
rado algunas sorpresas. Ha habido una modificación del Plan pri
mitivo. Terminar la obra, después del interludio bélico, le pareció
cumplir una nueva etapa, según explica en dos Prefacios del vol. VIL
Y escribió, por tanto, una "Nueva vida del autor", pero esta vez en
latín (Scriptoris vita nova) .
Creo que la influencia del helenismo fue la más profunda que
ha experimentado en su formación. Fue el derrumbe de aquella ado
rada civilización lo que le sugirió una filosofía de la historia. Hay
un hilo de unión entre San Agustín, Vico y nuestro autor, todos ellos
deprimidos y acongojados ante pérdida tan tremenda. Nada má3
ilustrativo que esta confesión suya: "La guerra de 1914 (Toynbee te
nía entonces 25 años y era felloiv en Oxford) me enco7itró explicando
Tucídides a los estudiantes de Balliol que se preparaban para seguir
las Literae Humaniores; y en ese momento mi entendimiento se ilu
minó de súbito. La experiencia porque estábamos pasando en nuestro
mundo actual ya había sido vivida por Tucídides en el suyo. Ahora,
en una nueva lectura, lo comprendía en otra forma, percibía el ver
dadero significado de sus palabras, los sentimientos latentes en sus
frases, que sólo ahora me conmovían, al hallarme a mi vez en esa
crisis histórica que le indujo a escribir su obra. Tucídides, tal se
veía, había pisado antes ese mismo terreno. El y la generación a
que pertenecía habían estado antes que yo, antes que mi propia
generación, en el estadio de la experiencia histórica al que respec
tivamente habíamos arribado; en realidad, su presente había sido mi
futuro. Pero esto convertía en absurda la notación cronológica que
calificaba a mi mundo como "moderno' 'y como "antiguo" al de Tu
cídides. Pese a lo que pudiera sostener la cronología, el mundo de
Tucídides y el mío propio acababan de probar que eran filosófica
mente contemporáneos" {Civilización, p. 16-17. Esta cita y las que
siguen son fundamentales. Los subrayados son nuestros) . En el pre
facio de la 2? edición de "El pensamiento histórico de los griegos",
corroboraba: "En esencia, las experiencias históricas que arrancaron
estos pensamientos en el alma griega son similares a las experiencias
por las que nosotros estamos pasando" (Greek Historical Thought,
p. XXIX) .
En otra oportunidad relata su concurrencia a una conferencia
del historiador Alfred Zimmern. "Mientras estaba sentado, escuchan
do, las divisiones convencionales entre el "pasado" y el "presente" y
entre lo "antiguó" y lo "moderno" se desvanecieron en mi mente y
no han vuelto a molestarla desde entonces" {Estudio, X, p. 232) .
Esto significa, lisa y llanamente, aceptar los principios de la re
petición de los hechos históricos y de su intemporalidad. Lo grave
es que tal posición constituye nada menos que la negación de la his-
- 10 -
�- II -uadg ap p anj 'aaquXoj^ oidojd p jod opBsajuoa 4ofn[jut
•sapnSi SBiauajstxa sop XBq on aiuatuBa
-ijoisijj 'ojajauoa X JEipiaad o[ a^uauíEsiaajd ouis 'Bijo^stq B[ b Bsaj
-a^uí anb o[ b;^o[bub B[ o uoiaEzipjaua^ B[ sa ou oja^ -sBpiaajBd o
sapnSí sBiauB^sunajia o SBdB^a XBq ajquioq opoi ap BpiA B[ ua uaiq
-iub^ -jojja b soujianpui topand ou anb ojad 4sa[qisod ajduiais 'sboij
-o;siq sauoiaBiuojjuoa ap Binappjd un ap 'aA as ouioa 'bjbj; ag
• soj^siui j\[ sojauíij^ sojjo n ^ji^j uiBipiy^ jod sBpBiaunuoid
jas uojaipnd saj^aija^ ap SBjqE^d sb^ á 'sapjuauxjuoa so^iuiaua sns
b aiuajj BJjajB^Suj ap B^ sa 'opBAjasqo Bq as 'Bi^aiBj^sa Bsg[ 44¿sojj
-osou anb a^qBu^ndxaux sbui o^qand oj^o BjaqBq? sajBjnsui somas
-anj is :o^sa ajqos pBuoixa^ja}j *jbui [ap ouanp jas sa a^Bjou BS03,,
:3jub8ojjb buijoj ua Buiuuai j^ #4jbabu Biauata B[ JBSiAojduii a[qxsod
Bjas sa[ o^[ *saiuBaABU ua ojuojd ap asjijjaAuoa BJBd jiAjas apand
sa[ so[[a ap [Bjuauíiuoa Biauaxjadxa B[ anb o[ ap aj^sajjaj Bjjan^ B[
BJBd sojdB sbui uaaBq sou souijbui so^iqBq so'q 'oijoiías X Bzjanj bjj
-sanu aXnjijsuoa —sa^aijaj Bnui^iioa— buijbui Bjjsan^f,^ *BJopaauaA B[
ajduiais Bijas sBuaiy 'sosjnaaj ap BjjanS Bun u^ • (Sdij^¡zjijq BjapBp
-jaA Bun 'jiaap sa) a^uBuiui^nj X aAajq BjjanS Bun ua jaauaA apand
o[os 'sapxja^ aaip 4B^JBds^ -pEpiita Bidojd ns ap Bi^a^BJjsa B[ bzbjj X
BjJBds^ X sBuajy ap sapBpqiq^sod sb[ bzi[eub asuaiuajB apf p anb p ua
4(A[xa-[xa) j ojqq p Bjjaia anb 'sapijaj ap osjnosip jamud p aa[ as
opuBna BnjuaaB as U9isajdmi B^[ "ja^ijj o [[ ouua^in^) 'uoapdB^j
uauiB[[ as bX 'oadojna aiuauíjuoa pp BjjanS B[ ap sajouas sapuBjS so[
uoa BJjajB[2uj ap soujapom sojaqjuoa so[ oiBipamut ap BaoAa 4BpBSBJ}B
Biraouoaa ap X BJopBAjasuoa 'BisiJBiqím '[Bjuauíiuoo Btauajod Bun
X '[Biajatuoa X [Bpisnpui o^ojJBsap ubj^ ap 'EaijBjaoraap 'BraijiJBm
Biaua^od Bun aj)ua 4o^au opunuí [ap uopEjSBjjuoa ubj^ Bsa ap jaj
OBJBO p 4opo^ ajqos 'oja^ *([ 'd 444uaiuaqjB arasipuaduiij ^a apip
-Xanq^,,) 44BatsijBiaui STsaj Bun)5 omoa 4X[[imo[j ap •[" aoip 'a^Bqap as
Bsajdma B[ anb BjaiiBui pj ap 'BjsqBijadiui Baiji[od B[ ap bjjuoo [a X oíd
p BiaBJ^sqB BuiJOj ua 4JBaiuB[d BJBd —so[aj^[ ap B[si c[ bjjuoo sasuaiu
-ajB so[ ap uoiaxpadxa B[— oariojsiq a jB[naijJBd O[ BuopuBqB sapiptan^
JllV '(IIIX3-AXXX1 'A ojqíl) 8O19M 9P oSoI^ía,, osoraBj p sa oaii
-BJjsn^i sbui [^ uopoBj^sqB b[ ap oupj p asjBAa[a BJBd ojajauoo oj¡
-Bp pp B^JBdB as anb ua sosej X^q 'boiisijos upia^iujoj aQ *asuaiuaiB
jopBiJojsiq pp soaySoppojaui so^uairaipaaojd so[ souiBAiasqo opuBna
nniuaaB as oSatsosBsap [^ '4,ajdmats BJBd apanb anb Bijojsiq Bun,?
jiqtiasa ajainb anb 4o[[iiJjjo opBjpuaaB uoa 'Bsaijuoa sapipianj^ op
-UBna aqiaaj as uopnaBS jaunid [^ "Bijoisiq B[ ap ojoscqij o JopBiJoj
-siq un ap sbui b uoiaBJtdsaj b[ opBjJoa Bq 44osauodo[aíj [ap BJjan^)
B1 9P Bjnl39l B^ "uoiaBsiías ssa jB^uauiíjadxa ua ojauíijd [a aaquXo^
anj o^j 'sapipianj^ sa anb BipjSoiJoisiq B[ ap aiu^SiS asa 4JB[noij
-jBd ua 4X oSaijS oxua^ p aanpojd a[ ^nb ojuaiuiBjqumpap [ap ojnf
-uoa [B aaBU bijoso[ij ns anb sotuBuaAuoa 4sauoiaBzi[iAia sb[ ap bui
-aisis ns souiaaipuB opuBna BJBd Baijjja Bjjsanu opuBfap 'oja^
•ojajauoa oduia^ ap uoiaou
ns jod X soqaaq sns ap pBpoB[nuts B[ jod Bzxja^aBJBa as anb 'bi
�gler. "En el verano de 1920 —dice en Civilización, p. 19 - 20— el
profesor Namier, que acababa de hacerme ver la Europa Central, pu
so en mis manos La decadencia de Occidente de Spengler. Al leer
esas páginas, rebosantes de luminosa penetración histórica, comencé
a preguntarme si Spengler no habría concluido ya toda mi investi
gación, aún antes que las respectivas preguntas —para no hablar
de las respuestas— se hubieran formulado en mi mente. Uno de mis
puntos principales era que el objeto de los estudios históricos por
reducido que fuera, lo constituían sociedades completas y no frag
mentos arbitrariamente aislados, como los Estados nacionales de Oc
cidente actual o los estados - ciudad del mundo greco - romano. Pen
saba también que las historias de todas las sociedades de la especie
llamada "civilización" eran —en cierto sentido— paralelas y contem
poráneas. Ambos puntos eran también cardinales en el sistema de
Spengler. Pero cuando busqué en su libro una respuesta a mi pre
gunta acerca de las génesis de las civilizaciones, hallé que todavía
quedaba tarea por hacer; en ese punto —me pareció— Spengler era
muy poco iluminadoramente dogmático y determinista. Según él, las
civilizaciones nacían, se desarrollaban, declinaban y desaparecían con
invariable conformidad a un inflexible horario; y no se daba expli
cación alguna de nada de esto. Lo que Spengler había descubierto
era sólo una ley de la naturaleza, y se la debía aceptar confiando en
el maestro: ipse dixit. Este fiat arbitrario parecía desengañadoramente indigno del genio brillante de Spengler; y caí en la cuenta, enton
ces, de una diferencia de las respectivas tradiciones nacionales. Donde
el método alemán a priori nos dejó en blanco, veamos qué puede ha
cer el empirismo inglés. Ensayemos posibles explicaciones alternati
vas a la luz de los hechos y observemos cómo soportan la prueba".
Renunciamos a hacer una comparación de Spengler y Toynbee.
Es provechoso hacerla y muchos autores lo han intentado. Si Jean
Pouillon sostiene que "elle tournerait pourtant au bénéfice de Spen
gler" (v. Bibliografía, art. cit., p. 190) y Fonseca Muñoz minimiza sus
discrepancias ("la oposición empirismo - apriorismo, como represen
tativa de la contraposición Toynbee - Spengler, debe ser reducida
considerablemente", Número, Nos. 23-24, p. 242), la mayor parte de
ellos, y me sumo a su opinión, consideran que a nuestro autor lo
salva, precisamente su adhesión al tradicional empirismo británico,
su carencia de espíritu sistemático y de propósitos políticos naciona
les, su mayor conocimiento —justo es decirlo— de la historia misma.
Ambos son, evidentemente, el producto del ambiente apocalíptico de
nuestro tiempo, de la caída o ruina de ciertos valores, de los nota
bles cambios a qué asistimos y que nos conmueven y desasosiegan.
Porque respondían a un estado de espíritu colectivo sus obras al
canzaron gran difusión; pero se han mostrado efímeras. Es notable
lo ocurrido con el libro de Spengler. Luego de un éxito estruendoso
y fulminante, cayó rápidamente en el mayor desprestigio. Apenas
aparecido, uno de los pensadores más capacitados para refutarlo, H.
Rickert, no creyó conveniente dedicarle más que el trozo de una no- 12 -
�- SI • • • uop
-ob 4sisbjx9 'uoiDDy : (wjnjaj^ pun jncnüjpyji^^) oujojgg X BpBJij
-9g 9p X9{ B[ U9 4BUI9JSIS n& U9 4El99jdB 9S O[[g ' (UOIDBJiSb) SllVJ[
pp jb (pnjginb) wig pp opBjs^ pp ubsb(I s^jquioq so[ í
B[ X OSOd9J pp OAIJBUJ9J[B O899Ojd p BUiqD BJJOSO^IJ B[ 9p
OJ(|I[ 989 U9 OJ9JU9 Jod ISB9
opBjp bjs9 ojsno^ p 9nb 9qcs oipnjs^ pp S9joj99f so¡ 9p opiBJjsip
SBUI [g *9J9 49JU9UBUIJ9d EpU9IJUO9 X OZJ911JS9 OUIO9 BpiA B[ 9p UOI9
-d99UO9 B[ ÍU9iq pp IKUOCZIJBgj B[ 9p 9JUBII9X9 X BATJBDOAOjd OUIO9
pUI pp BZ^Onj B{ 4fe9pj91SIJ9J\[ 9p OJTUI p p 9p BUIO^ ' (^^ 'd 'UOJJVZIJ
•IClt'j) tt[BI9[O9 9p BptA B[ 9^UBJtnp 49JU9UICpBUtHJO|B 4OJS9nduii: UBjq
-Bq 9ui 'opnbs^ 9p upuauio^y p 9aqos souiBzipgj 9nb p ouioo opnz
-U9I9UO9 ub^ 'oipnjsg oXn^ '9q^9O^) sp o^snvj p U9 -'-g^Bq B[ —99
-ip— 9ABp B-^^^ :so}iui X sopquiis 9p pBpiuijuí buioj 9qj9O^) 9Q
• ^OipriiS^^ pp JJJ m\ p U9 OJOS 8999A ^^ 9nb SOU
-9in BpBu) uoisnjoad b b^io 9iib p X '[bjta uBp pp X BJopB9J9 uopnj
-OA9 B[ 9p B9pi B[ BUIOJ Gnb pp 4UOs^j9g 4OUIUIJ9J J9UIljd Ug[
•BUIJJ^Op n8 9p UOIGBpiUIJOJ B[ B pA9[[ O[ 9llb BDIjpjSiq BI9
-u^Suijuoo B[ 4pjiA npu9iJ9dx9 Bidoad n\ JBipnjs^ b o9n[ aesed BJBd
489JU9piA9 X S9JUBJJOduiI SBUI SB[ O^BJI^ #p 9.1 qOS Opi9J9Í9 UBq 98 9nb
SBI9U9n[JUI 9p U9l9BJ9UinU9 B[ 9[qBqB9BUl BIJ9S 4BIJBJ9jq BJnj{n9 9J
-UBJ9qnx9 9p 4o9S9aqi[ 9ju3iu[Ei9U989 njijídsg un ggquXo^ opu9ig
B[ 9p Bi.iojsiq 9 Biao^j^) *ctJ9^Su9dg 9p (oioojisnd) oíap
-Oq P'*',, '„' ' " O19JJOUIBUI OpBJip9J9ES9p p?, : 990^^ U9 SOAIJ99ds9p
oju9ui9[duiis o 4(o^t "d '^61 dSL \^^J(ÍS'K u9) ttBSIBJ ^iu9tu[B9ipBj bu
-O9J BUn 9JU9UIBJJ9I9 S9,, : 11OJJB^\[ U9 89JUBUIUIJ9J O9n[ U99Bl[ 98 SO19
-mf so^^ *(g9 'd 4ttsoXBSU9 sojjo X Buojsiq B^ 9p ojd99uo9 ^g,,) Koou
-9J8iq OJU9IUIB8U9d p BJBd EZJ9nj 9p BSIUIB9 BUll 89UOpB0IJISBp 8nS
9p BUn BpBD 48BqBJJ SBJUBJ 8BJJO UBJ9 SOUBU9[^u9ds 8Ojd99UO9 SOg
•BIJOJSIJJ B^ BJBd OJU9UIOUI JGlUI.ld p 9pS9p 9[qBJiqEqUI 9S9I1J OlOIJ
-ip^ ns 9nb uBioBq 9iqiouoa o[ JojnB ns 9nb uoo BDijBqoJOB bijj9ui
-T8 B[ 'SBIJBJJiqJB S9JBJ9JBpun 89UOI9d99tiO9 SB^ 48O9S9JnjB9IJB9 SoásBJ
sog -opBuopuBqB X oi^ba ogpsnsui un ouioo 999JBdB [BSJ9Aiun bijoj
-8iq B[ 9p BUI9nbs9 ns 'opBZBJJ 9p SOUB Z9ip SOj[ y,, :odlU9IJ O9Od 9p
oqBD [B Bionpojd 9nb u^ís^jduii B[ BqBjBjsuoo 49jjBd ns jod 'vokíiz
-mjj * (9 "d 44jBjnjBU Bi9U9io X pjnqno Biougi^^,) bjij9S9 9p 89jub
oqonuí BpBjnpj bX BqBjsg 4bju9jui J9[Su9dg 9nb 4t4BjopjJoui,, bjs9
gp voiSpj pju9uiBpunj Bg *B9pi 44BA9nu,9 b^ 89 Bnu9ui UBno ojund
[B 9pU9jdlUO9 SBIJ9JBUI SBJS9 9jqO8 OJIJ989 O\ 9p JOp99OUO9 U9nq Op
-OJ 'BDIJpjSiq BpiA B^ 9p BJOpBZI[BJ9U9^ BIO[Oiq BUn 4S9 OJS9 44JB8J9A
-xun Buojsiq B| gp biSo[ojjoiu99 Bun gp oju9tuiBsu9d p oaanu opojgui
OUIO9 BZIUO99jd OpUBnO OJ9d ÍS9J9JUI J3U9J 9p BÍ9p OU 489JJBd 8BJ
-J9I0 U9 4OJqi[ |g *BpOUI 9p pUO!9BSU98 OJIX9 Un 4J9pU9jdlUO9 9p 89J19
-bj soAijoui jod 'opBzuB^p Bq pipuntu BJjgnS v\ jod opBfgp njuid
-S9 9p OpBJ89 p U9 XIX I^IS I3P 8OJU9UIBpunj SOg^^ 9jqO8 UIB|
gp ojqq p X 44JopB9npg jpuBjqmgg,^ 89jub oiuoo— gnb 449j
9p BI9U9pB99Q,, B[ 4J9^U9dg ppMSQ 9p OJqiJ p SCUI9[qOjd
8OJ89 U9 UpiSnjUOO UBjS BJJS9niU9Q, :9JU9punjUO9 BUIJOJ U9 OJ9d 4BJ
�Y, para terminar, toda esa multitud de autores que son sus com
pañeros de viaje. Digamos, solamente, que su predilección va hacia
los poetas: ante todo, los clásicos; y, entre los modernos, aquellos
que le suministran mitos y símbolos significativos (Browning, Meredith, Byron...) Una lista bastante completa de esa multitud de au
tores puede encontrarse en los "'Reconocimientos y Gracias", las úl
timas 30 páginas con que cierra su obra. (Estudio, X, 213-242) .
Pero no sólo es libresca la formación espiritual de Toynbee. La
vida cobra siempre su tributo. El mismo lo ha recordado en cierta
oportunidad, desde luego con la cita clásica correspondiente, en este
caso de Horacio: "Echa a la naturaleza con la horquilla; ella siem
pre volverá" (Naturam expellas furca, tamen usque recurret) .
¿Que fue lo que lo llevó a meditar sobre la muerte de las civi
lizaciones, la pluralidad de las mismas, su desarrollo uniforme y la
posibilidad de salvar la nuestra? Podríamos decir que ello fue, co
mo en otros espíritus, la pérdida de la ilusión novecentista y el duro
impacto de la guerra. En eso hace hincapié para señalar la diferen
cia fundamental entre su madre y él, entre una generación y otra.
A ese cambio dedica especialmente el capítulo segundo de la Civili
zación. A propósito del 609 aniversario de la ascensión de la reina
Victoria, describe la satisfacción y el optimismo de los hombres del
siglo XIX, la "alucinación fin de siecle". "Los miembros de la clase
media inglesa... dieron por cierto en 1897 su imaginario milagro.
Desde su punto de vista, la historia había acabado. Con respecto a
los asuntos internacionales, había finalizado en 1815 con la batalla
de Waterloo; con respecto a los internos, en 1832, mediante la legis
lación sobre representación parlamentaria; en cuanto a los imperia
les, en 1859 al sofocarse la rebelión hindú. Y les asistía toda la ra
zón al congratularse a sí mismos por el permanente estado de feli
cidad que esta conclusión de la historia les había conferido" (p. 29).
Describe el mismo estado de espíritu en los Estados Unidos y en
Prusia. Y termina por señalar: "Resultó extraño, empero, que quie
nes debieran estropear la situación, tal como sucedió en 1914, fue
sen los militaristas prusianos (que al igual que la clase media ingle
sa, alemana y americana, tenía en realidad tan poco que ganar como
mucho que perder), al reabrir deliberadamente el mal cerrado libró
de la historia" (p. 32) .
Digamos, al pasar, que la inestabilidad de esa "felicidad" y de
esa tranquilidad burguesa, había sido ya denunciada por alguien que
escribió en la misma Inglaterra, Carlos Marx. "El Capital" había si
do, en ese sentido, una profecía y una advertencia. No deja de reco
nocerlo Toynbee cuando dice: "... existían pueblos y clases tan desco7itentos como los franceses o los sureños con las cartas que les ha
bían tocado en la última vuelta del juego de la historia; pero que
estaban lejos de aceptar que el juego hubiera terminado. Eran todos
los pueblos sometidos y todas las clases menesterosas; y ¡cuántos mi
llones eran!" (p. 31) .
- 14 -
�- 91 -
¿bjb3[[ sopio anb y? ¡biubj3[ Baua^oj
'BUBjjxg!
(^^óí • Sí7! #c^ 'X 'oipnjs^) siqou ojd ajipaa
sauiuQ rjBiAajqB BJEd 4X oasiauBjg UBg
ouug ja
jbj^[ 'souB^iuua X safuoui 'oqajny oajBj^ 'oiuojuy UBg
'oanatdg 'oquag UBg 4BUE[nBj^ uiQ-pB-[B[Bf 'upsn^y UEg
ubc 'sajiiJBui soi 'sa^Baaoc 'uEtraisTf ubc 'oíanme"
X sa[ojsodB 'ijl oj^[ 'u^nf UBg 4Xa[sa^ u^iif X jaiABf oa
-stauBjg 4o[qEg UBg 4BiuoqBj^[ 'ojpag UBg 'BJjsnjBJB^ 'sBjajoJtd X sbo
-jBijjBd 'oiaaaang 'BjsijnBg uBnf 4sa[a3uBajB X sa[auB 4bj;ij\[ 4[an8tj^[
UBg 'uiXubav^ 'JBjqsj 'sapqxg 'sisj 4bijb^\[ '^png 'o^spg :44sojubs ap
uoiunuioa,, bji[9sui Bjsa b siqou oud apaajajut un opuaiSijtp aaBq o[
'oaqaSuy Bjg ap BaijijBag uoist^ B[ opuB[dtuaiuoa Bjqo ns auiuiaaj
anbunB ^ • 44sa[BSJ8Aiun SEisapn,, sb[ o 44sauotái[aa sapuBjS,, sb[ ap
ofaJBd ojdaauoa un opBp Bq 3[ sauoxaBzqiAia sb[ X Bijojsiq B[ ap uoia
-BzijBiuajsis ng ('jsbo *pBJj 4g *u 4gg2 *d '[ 'oipnjsg #a) ^[qisoduii sa
sopaja so[ ap soun3[B ua o[JB[[isBaua aapua^ajd
•d 'uppvzijmi^)) '44ojnjBuiajd anj BjnpBuiJB Bsa soub sojuaiaoj^Bna
aaBq js ap sofa[ jbCo^jb ap ajuB^sajojd ojaB [a ^nb,^ ajiuipB X '4tsau
-oiaBzqiAia sb[ SBpoj b opuaXnpui 'opunuí ajsa ap saa^^naas sauoianj
-tjsui sbj ajjua ap sBiaaa sbui sb^ anb sbui JBJnp ap oáijaBjd Xnui^
ojisodoad \n uaaapaqo anbaod '—Binfaj^jaf B[ X bsi¡^[ b^ ap oíaijiaaBS
ja— BaqojBa Bisa^^i ^j ap SBaidij sauoianjijsui sop B^daay 'soaiiBUB^
souBji^nd uBja sojquiaiui soXna ap sounS^ 'ajuBjsajojd bijiuibj Bun
ap oj^uap Banpa as X aav^^ ¿opaja anb ap ojad? 'js 'osoiáqag
• (2X1 '^ ^4t^i^ds3^, ua) 44BiJojsiq bj ap BiSo^oa^ b^ b uoiaBzqiAia vj
ap Buoaj Bun a^^, iBuiajsis ns isb Baijqsa 'oaqpjBa 'noajBj^[ j^ • (261
•d 4t48ajJig,,) 4toaQ snB^ o jeuij Buiauojida,, Bun ua 'saXag osuoqy
ap uoisajdxa B[ unSas 'Buiuuai Buia^sts ns opoj^ • (IJIX -^ IIX "^^a
'uppnzijMi'j) 44bt3bjS ap soipaui soj ua OAijB^numaB ojuauínB un^,
sa axqBjBisuoa ^niíJídsa osaj^ojd ouiiqn ^a X íuoiSqaj b[ ap ssjuaiA
-jis 'opijuas a^sa ua 'uos sbuistui sauoiaBzqtAia sb[ íuoxaBA^BS vj jb^^
-Bq '[a BJBd 'sa BJjaij b^ ajqos ajquioq [ap ouiajdns Buia[qojd [^ 'os
-oii[aj a^uauíBpunjojd sa aaquXo^ anb 'ouii^[n .iod 'souiBSip j^
(•ss ^f *d 444soqaaq so[ a.ijua sauoiaB[aj sbj
.TBiisaAux b BAag anb o^,, :^y 'HIX a^^Bt^ aiuaui[Biaadsa 'oipnjs^ ns
ap x uauin[OA [a ua SBuia[qoad sojsa B[nqdBaaj aaquXoj^) opipaad
BiqBq B[ ofiq [a íBUBOojatA pBpianSas B[ Bjuaj ajpcui ng 'aaquXo^
ap Boojsiq B[ ap Bijosogj B[ ap ozuaiuioa [a Bjsa jqy ¿sauoiaBzi[iAia
sb[ ap osaaojtd [a opuBipn^sa aacjiiasap ns apqnasap souiapog? ¿B[
-jba[bs a[qisod s^? ¿uoiaBzt[tAia Bj^sanu 'sand 'ajjoa apuop y?
• (gg *d) *44BUBiunq bzb^ b[ ap pBpqBjoj B[ b ouis sajuBJaSqaq
so[ b o^os ou jaaajBdssap jaaBq, Bj^pod B^an^ bjjo :oso.iqauaj BiaBq
as oi3Bsajd [g -44o[jaaBq ouioa,, [ap 'oatuaaj ogojJBsap [a jod ouis Bq
-Bdnaoajd as ou uoiaBzqiAia BJ^sanu anb BAaasqo 4ja[3uadg ouio^ *oi
-uaxuiiAoui ua o^anu ap Biuod 33 (aaquXoj^ aaip '}nvuua8Snf [a) bij
-ojsiq B[ ap ojjbo [a X 'biaouiuoo as OAiquijap X [capí opB^sa [g
�3.
Obra.
En la personalidad de Toynbee alternan el publicista, el profe
sor y el servidor del Estado.
Fue jefe de un Intelligence Dept. y asesor del Foreign Office
durante las dos guerras mundiales. Las relaciones internacionales
constituyen una de sus especializaciones. En ese sentido, cumple las
siguientes tareas:
—Es consejero habitual de todas las delegaciones británicas a
las conferencias de paz desde la de Versailles.
—Fundó y dirige el Roy al Institute of International Affairs. Se
encargó de editar un anuario titulado "Examen de las relaciones in
ternacionales". Ese Instituto se define a sí mismo de esta manera:
"El R. I. of I. A. es un cuerpo no oficial y apolítico, fundado en 1920
para estimular y facilitar el estudio científico de los problemas in
ternacionales. El Instituto, como tal, está impedido, por las dispo
siciones de su propia Carta Real, de tomar posición en cualquier as
pecto de esos problemas. Las opiniones expresadas en esta publica
ción no pertenecen, pues, al Instituto". Las publicaciones son libera
les y los autores gozan de independencia en sus juicios. Hemos podido
consultar los siguientes volúmenes: "Europa Central y del Sudeste,
1945 -1948", "Sindicatos soviéticos. Su papel en la política laboral
de los Soviets" y "El comercio soviético con la Europa Oriental,
1945-1949". El propio Estudio ha sido publicado por ese Instituto.
—Desde 1910 a 1924 fue profesor de Estudios Bizantinos y Grie
gos Modernos, en el King's College de Londres.
—Corresponsal del "Manchester Guardian" en Grecia durante el
conflicto de 1925.
—Es profesor de Historia Internacional en la Universidad de
Londres, y es su especialización los asuntos del Cercano Oriente.
—Prepara una "Historia de los Tratados de Paz", en doce volú
menes, habiendo recibido para ello una fuerte dotación de la Fun
dación Rockefeller. A mi juicio, ésta será realmente su primera obra
de Historia.
Ha publicado las siguientes obras:
1.La nacionalidad y la guerra, en 1915.
2.La nueva Europa, en el mismo año.
3.El problema occidental en Grecia y en Turquía, en 1922.
4.El pensamiento histórico griego (Hay traducción castellana
en "El legado de Grecia", Ed. Pegaso, Madrid, 1944) . La 2^ edic,
de 1950, comprende una extensa antología de trozos de historiadores
griegos, ordenados por temas. Es una obra nueva, muy distinta de
la anterior.
5.La civilización y el carácter griegos, que es, junto con la
anterior, de 1924.
6.El mundo después de la conferencia de la paz, en 1925.
7.Turquía, en 1926.
- 16 -
�¿I
-
/. vjuariQ 'uppDzi¡mij 'otpnj
-s^ ap saiquiou so{ uo^ souibiu atib Á ^1 ^ II '01 '6 opBjauínu souiaq
3nb SB[ 3JU3UIIB^U3UICpunj UES3J31UI 'OÍBqEJJ 3JS3 3p U9¡3BJOqE[3 B^ BJB^ — "VXON
•oAanu
ou oaad 'Bi^ojstq b[ ap uoisia ns ap sojaadsB uB^ojjesap vomaja^
uppvzijmp vj Á ^opvijojsiy p Á. upiSija^ wj 'eBjp ajju^ 'SBjqo 8Bqa
-nui opna^qnd cq jojne [a 'ofBqBJj ajsa opB^aBpaj ap oSan^j -<p\
8bj anb 'pTjpBj^[ ap sBJja'q A bijoso^i^ ap pBj^naB^ b^ ua 'Bpun^as
B{ BpB.ijsnjj 'aaquXo^ *f *y ap saseja sop ap sauauínsaj A sbjou 'jvs
-xaciiun viuo)sty[ vj tyuitunji vuuwou - oaaiS dijojsii/ vj otup^y '\
-raa^uoa sauotaBzqiAia sb{ ap ojobiuo^^, [B BpBaipap oipnjs^ [ap
B[ ap ojuB^apB un sg "S6X ua 'ajuappoQ \a A opvniu j^ -^x
• (g6I 'aa^uíg 'BUBjpjsBa uoiaonp
-bjj ^xx) 'JaiMog uuBj^ ^-i^q^y Jod BpBzqBaj anj A 'BjjanS bj ap biu
-ayqojd [a aaqos oipnjs^^ ns ua aaquXo^ jod SBpnaaA sauoiuido sejui^
-sip ap uoioaa^as Bun sg 'XS6X ua 'uppvzijiap vj A vuuanS vj *xx
uoiaanpBij ^bjj) '8^61 U3 'oqanud o vjsand uppDzijmp vj
un A SBdBui opuaiuajuoa XX 'lOA un ^iaunuB jojnB xg
•souioi ojjBna sojsa a.iqos [[aAjauíog #g -q *jg \ap
oipuaduioa OAanu un opBaqqnd Bq ag 'f^S^X ua 'X' IIA '8lA
•sj8is X XS6X 'S9-Iíy souang 'sajoiipg aaatug *oip
•uadiuoj xap ouioa jsb 'Oípn^sg ^8P sauauínxoA sojauíiad scq ap bub[|
-a^sBD uoiaanpBjj -^BH '^oinB [ap oiaBjaag un X sauoiaaajjoa 8BunS[B
'uoioBqoadB B[ uoa '9^6t ua '^uoi un u^ opBaqqnd anj X eauaum^
-oa sias sosa ap oipuadtuo^ un oziq xp^jauíog *g *q ^g [g *sajoij
-ajsod sauoiaipaaj scqonuí Xcq sauaiun^oA sojauíiad sias sosa 3Q '[Bip
-unuí BJjan ég B[ BJB^Bisa anb ap so^ub SBip un X B^uajena '
'IA'AI #8lOA ^61 ua 'HI*I 'sioa 'vjjojsijj vj ap oipnjs^ uj^
' I 61 ua 'mii^j
�III
LO ADMIRABLE EN LA OBRA DE TOYNBEE
"Toynbee es probablemente el hombre más cul
to de nuestro tiempo" (Alfonso Reyes, "Sirtes".
p. 199) .
El Estudio de la Historia ha sido un verdadero acontecimiento
literario. Tanto sus ediciones originales como las del Compendio se
transformaron en "best-sellers". Interesó al hombre culto como al
hombre común. Ello no se explica sólo por su doctrina o mensaje,
sino por sus méritos literarios. La obra no marcará, creemos, un ja
lón de importancia en la historiografía ni en la filosofía de la his
toria, pero tiene ya asegurado un puesto destacado en la historia de
la literatura inglesa.
Deslumhra, ante todo, por su erudición. La obra es bastante más
que inabordable para el hombre de cultura apenas mediana. Está re
pleto de citas en griego, latín, alemán, francés y aún en árabe, sin
dar la respectiva traducción. En árabe está escrita la última frase
del largo trabajo, antes de poner la palabra Finis: "Todos volveréis
hacia Dios" (El Koran, X, 4) . Hasta los capítulos mismos suelen lle
var títulos en latín, griego o alemán.
Cada una de sus partes, cada uno de sus casilleros, va repleto
de una multitud de ejemplos históricos. Salta de la historia de un
pueblo a la de otro y de una época a otra en procura de analogías,
y es uno de sus encantos lo sorpresivo e insólito de esas confronta
ciones. Maneja y baraja constantemente seis mil años de historia con
pasmosa y desconcertante facilidad. Eso hizo decir a Ortega y Gasset
que Toynbee "no hace sino pasear por la historia el alma de turista
que Dios concedió al inglés" (4^ conferencia) . Sus volúmenes van
ahitos de notas y Apéndices. Estos, que estudian monográficamente
algunos puntos especiales, suelen ser mayores que el texto mismo.
No es que su erudición histórica sea exhaustiva, ni podría serlo; ma
ravilla la diversidad de conocimientos y la rapidez con que se tras
lada de un territorio a otro de los mismos.
Las referencias históricas van siempre acompañadas de ejemplos
extraídos de la literatura, especialmente la antigua. En esto, sí, cree
mos que es insuperable. Si en algún sentido puede aceptarse la afir
mación de Alfonso Reyes, es en lo que se refiere a la cultura huma
nística. En pocos lugares se estudia a los clásicos griegos y latinos
lo —
�- 61 • (Biauajajuoa éil) ^aopBaipa.id X oSoBpad 'ouisia
-iisitu BSaiSas anb 'aj ap aaquioq un ouis • • • ojosojij sa ou 'aaqBs
ns otuisiiuEpunqB opuais,^ une 'jassp^ X BSaiJQ unSas 'aaquXoj^ anb
sa j^ • ouBipijqnd ojtxa ajqBiou ns ap 'saaouaui sej ap ou X 'sauozBi
sbj ap Bun sa Bjs^ #odiSbui sa ojaaja ja sauofBsojSuB soj aaqos anb as
ojad íBaijqiq Ban^na BSBasa ap o sopjaiasap 'souBaiaauíBOUBdsiq saj
-oiaaj soj aaqos aauaj apand jBuiaiaop ouoi asa anb sojaaja soj as o^¿
•opBJSBs ouajsiuiui un ap sa.iaiaB.iED soj aaambpB JoqB[ ng 'jopBin.ii
-aopB X oaiiajojd aAjanA as niíaídsa ns ísBaijqjq SBiia sb^ JBaqdtijnuí
Bj^d soujapoui o soaisBp sajoinB sopBiopB sns b BfaQ 'uouuas un ap
ouoi p saauoiua uoaambpB sdsbjj sng • (811 *d 'upionzijiai^) 44bubui
-nq bzbj B[ ap suas BajBi b^ 'oqBa p X uij p 4sa uoiSqaj b[^ p bj
-Bd sand 'osoi^ip-i Buiai un JBpaoqB BJBd ssaiiBuiaisis sauoixa^jaj sns
BUopuBqB opuBna aaquXoj^ ap opisa p ua oiisubj; un assajE^^
•pBisiuiB BJisanu jbubS ap
uop p auaii aaquXoj^ 'sosinaaa soisa uo[) 'puosjad BiopaauB BaipuaA
^ aiuBsaaaiui ap SBpmas 'o&Bd BpBa b uaaajBdB anb sauoisaadxa 'sai
-bjiuiis SBqanuí sbjio uoa 'uos M • • • anb oAni JoinB p anb ua uotsbdo
ua,? 44t"**ua BqBJiuoaua aiu opuBna oisa ipuaaduio^,^ -Biauaisixa ns
ap jBpaiiJBd oiuauíoui un b SBpuajaa ajduiais uba 'Bai^isiq Biauaaaj
-aj Bpsfap sbui b^ 'oiuaituBsuad oiaBJisqB sbui ^^ #ttJopBiJoisiq p oui
-oa oiubi ajquioq p soiuaaouoa —apBpBj^[ aaip— aaquXoj^ b soraaa^
^^ *piauapi^uoa o^^sa ns sa aanpas anb sb;ou sb[ ap bjiq ,
'X) 4top^nui iui ap ojiuaa p 'auaiuno^ro ira ap sopjuo p Bisa
X oAnisa apuop 'uoiSuisua^f ap sasuauipuo[ sauípjBÍ so\ ua 'suiiuad
-jag B| ap ozuaiuioa p snB ap saiuanj,, SBsa ouioa 'BUBipiioa BpiA ns
ap SBiauBisuna.ua SB^iauas sbui sb^ ouis 'p^panStiuy B[ ap saaquioq
X sajBn^ 'SBsoa sb^ ops ou —SBispuaaBuaj BisiuBuinq pp anSitii
-sip as oisa ua X— uaanpojd ^\ anb upiaouia b^ a^qBiou 83 -aiuaipuad
Bf opu^pasa uanSts une anb sb[ 'sBpBio^B op^panb UBq anb saiuaa
-bX SBJn^ij, sb^ 'ouBiunq oaauaS p opin^as Bq anb BjapB{ BpBuiduia B[
soujbiisoui B SBut^^d SBuanq naipap :ouiuibd oipaui b sspiuaiap o ssp
-BzxpjBd SBunSp ap osbd p X sauopBzqiAia ap pBpipan^d b¡ aspuas
BisBq ^\ 0^ 'oidaauoa un odijbj^ aaaBq BJíBd 8B[p b ajanaa^[ #sau
-aBiui ap BiauBpunqB v\ iqB 9(j -bisbiubj ns X ouisijq ns ajqnasap
os^d BpBO y • pBpqiqisuas ns oíáoqB ou Basa^qq Ban^na bj oaa^
• pBpiJBqiuiBj B^[iauas X pjniBU ap ouis bioub^
•niad ap uoiaBSuas v\ uep ou ujib^ o o^aiaS ua sapui^iJO sauoiaisod
•moa sns une X sbitd sng 'soixai sopiaanb sosa ap BjajspmiB B[ ua aA
-ia —BI{BA zu^jor[ un o oiusBa^ un— oiuaiuiiaBua^ [ap BisxuBuinq
un omo^ *sasBJj: sns ap eun Bpsa op^sojá Bq anb aA as 'sauoisaidxa
sns ap opBJtnSij X [BJaiq opiiuas [a Buiraop iuva^ Aq *BjqB[Bd aod
BiqBpd 'opuoj b aaouoa so^ ^sajoins soisa b aaouoa ojos ou aaqnXoj^
* (9^^ 'X) t4S^raBf ^ opiqiaaj BX^q anb jBniaajaiui opoiatu aaqos
uoiaaaj bsoijba sbui bj s^^ -uoiaanpBJi bj ap JBsn uis soSaxaS saaoinB
soj b jBidoa ap aiJB ja ua 'aaisaqauíy^ b JEsaiSui ap saiuB 'oíaiui oj
anb Jtosajoad oisapom jb aaajiBiSc 'soiuaiuiiaouoaajj ap bisij bSjbj ns
jy • uoiaBJisomap aofaui bj sa aaquXo^ "BJjaiBjSuj ua o moa
�Toynbee es, además, fiel intérprete de los sentimientos más no
tables y altruistas de nuestra época y de todas las épocas. Señalare
mos sólo uno: su radical oposición a la guerra. Sin dejar de reco
nocer el papel que ha tenido en el desarrollo histórico, no deja de
condenarla en todas las ocasiones. Su espíritu antibélico es tan pro
nunciado y decidido, que ha podido formarse un buen volumen con
pasajes extraídos del Estudio sobre el tema (Guerra y Civilización).
"La guerra, —dice en su Prefacio—, se destaca entre todos como el
principal agente empleado por el hombre para derrotarse a sí mis
mo social y espiritualmente" (p. 10) . Pero no es el suyo un pacifis
mo cómodo, el del "personaje antiheroico que rehuye la guerra por
la común debilidad de la naturaleza humana y no por el horror de
cometer un pecado" (p. 14) . Constantemente clama tanto por la ne
gativa personal a participar en una empresa militar como por la re
sistencia unánime a la agresión. Y es indudablemente este proble
ma, el que más lo apremia en sus consideraciones sobre las perspec
tivas de nuestra civilización: "Tres adquisiciones de la tecnología oc
cidental —la concentración, y, simultáneamente, la disminución de
la Oikoumené y la invención de las armas atómicas— hacen impe
rativo, para el hombre en proceso de civilización, la abolición de la
guerra" (IX, 524),
Y, por fin, difícilmente conciliable con lo demás, aunque no en
un inglés, su humorismo. Toynbee filosofa, aborda temas graves, re
curre a profundas citas clásicas; pero también divierte. Elogia el
"Esquema de la Historia" de Wells cuando trata a los pequeños tcriomorfos, los antecesores de los mamíferos. Pero pierde su seguri
dad —agrega— cuando pasa de lo primitivo a lo maduro, "cuando
se ve obligado a tomar las medidas de ese singular teriomorfo eterializado que se llamó W. E. Gladstone". (Estudio, III, p. 194) . O cuan
do se divierte con los coloquios de una Junta de Estudios Históricos
de una universidad inglesa. O cuando, hablando del "arcaísmo", se
burla de un fascista británico que quería quitarle al idioma inglés
sus términos latinos para volver al viejo sajón, llamando al bus,
folkswain; a la logic, redecraft, etc. Toynbee, según Lucien Febvre,
desborda humour hasta cuando no se lo propone...
- 20
-
�- u sns 'so^ouBsap sns *sisaua sns : sauoiaBzqiAia sb[ ap osaaoíd ojb[
[9 aiuauíBpiuajap Bipnjsa 'oaiSo^uB opoj^ui asa opuBapIiug • g
•SBtnsira sb|
OJjua oAijBJBduioa opo^aui ^a apuaijap X ojuanaaj osoianuiui un sB[[a
ap aa^q 'sauoioBzqiAia sb[ 'jofaiu o 'uoiaBzijiAia b[ auijaQ -^
• sauoiaBzijiAia sb[ uos anb soauaSoui
-oq X soqduiB sbui sodraBa sosa JBajBqB anb XBq anb opuaraa^sos 'sbj
X soiipnja sajopBiJojsiq so[ ap Baijjja Bun aaBjj '\
:sbui91 sa]uamSis so[ Baqo ns ua B[[OJJBsap aaquXo^ '[
• (9XX *d 't4^íJt^s3 u3 'nojJBj^f) t4SBAi}aadsjad
SB[ Buuojap X ojuauínuoui [a B^jnni,, anb uozbj uoa oqaip BX^q as {a
ap anbunB '^pA^auíog ••j *q .iod oipuadtuo^ [ap uoiaaspaj B[ a^uaiu
-[BnSí aaapaqo pBpqBuij Bsa y *Bja[duioa Bjqo B[ JBjapisuoa opnd
soqa ap ounSuiu anbunB 'ojunfnoa ns ua Buiaists [ap sauoiaisodxa sbu
-anq oqaaq UBq —(vifvaSoijqifj *a) ^I^íds^,, ua noJJBj\[ 'qaiAoauBJ^
'qai[qqj^ X aa^[aag 'ajAqa^ uaionq[ b souiBpuatuoaaj— sajojnB so^
-uijsip 'sBuiap o[ ao^ 'oipms^ ns ap ajBn[ sosjaAip ua X upiovzijia
-?^) ns ap so[n^idBa soiuij[n sajj so[ U^ X sojcatuod sajj so[ ua SBtJoai
sns ap Ba^ajuis uoiaisodxa Bun oqaaq Bq aaquXoj^ oidojtd [g -((bu
-oisiq B[ ua pBiJaqq B[ X pBpi[BSa[ Bg,9 9[^iíi 9S '4isauoiaBzi[iAta sb[
sp SBiaojsiq sb[ ua soui^ij sogí^ ap zaA ua '[^ ojund [g ^oaijipoui oj
II \ *^ 1^P ^íl-1^^! V '1BXC{O ns 3P ozuaiuioa [B Bjn^ij anb sojund aaax)
ap uB[d [a sg "sbiou ap oujapüna ns ap Bfoq B[os Bun ua saiuBjsui
saAajq ua opBuSisuoa X ajuauíBjiqns optqaauoa anj ofBqBJj ns ap oj¿
-ajuj UB[d [a anb 'pBpiunj.iodo Bjaara ua 'osajuog *JOjnB oidojd [ap
BpnXB B[ uoa souiBjuoa 'sisa^uis Bsa jaa^q bjb^ •oipnjs^ ns ap sbuiS
-Bd OOST1 SBl ^^zijajuis [P^J sa o^j • souia.iiui^daa sog -BXns uoiobiu
•jijb BpBa b ajuauíBauBjuodsa UBjciq bso[S b[ o oiiB^uauíoa [g -BAp
-afqo 'opoj aaqos 4X Bapajuis 'bjb[o uoiaisodxa Bun jaocq souiaaBjna
-o.T^ -aaquXoj^ ap Bjqo B[ ap JB[npaui a^^d B[ ua inbB souiBJjug
• ($q 'd 'uppvztjtaij 'aaqu^oj #f 'y) Ipp
oo P^p^pos EJjsanu 333UD^^d snb e sp^dss ej
3p SEUBlUtiq S3pEp0pOS JI^npOjd JE S333A 31UI3A
sEun opipdaí Eq ss ETJO^siq e¡ EJoqE
S^MOIDVZniAID SV1 3(1 V1V31SIS
AI
�colapsos, sus desintegraciones y otros problemas concomitantes, co
mo los contactos entre las civilizaciones.
4.Habiendo extraído, de lo anterior, generalizaciones, estudia
si el proceso se cumple de manera total e inexorable, o si hay algún
campo para la libertar, para la libre iniciativa y acción del hombre.
5.Hace el diagnóstico de nuestra propia civilización, soste
niendo que puede salvarse y sugiriendo algunas soluciones.
6) Concluye señalando qué es lo que determina la vocación de
los historiadores y a qué procedimientos deben sujetarse.
Los primeros y últimos puntos son de orden metodológico, y
no haremos referencia a ellos sino circunstancialmente. Expondre
mos su sistema de las civilizaciones de acuerdo a lo consignado en el
Estudio (las referencias se hacen de acuerdo a lomo y página. Hemos
usado la edición original: para los tomos I-III, la 4^ impresión de
1948; para los tomos IV - VI, la 5^ de 1951; para los tomos VII-X,
la 1^ de 1954) .
A) Definición de civilización.
Habiendo rechazado la actual producción histórica por su especialización —fruto del "sistema industrial"— y por su nacionalis
mo —fruto de la actual concepción del estado nacional— Toynbee
desea "establecer la presencia de algún objeto del pensamiento histó
rico que sea constante y absoluto. Nuestro próximo paso, pues, es des
cubrir un campo inteligible de estudio histórico independiente de los
puntos de vista y tareas locales y temporales de los historiadores" (I,
16) . Ese "campo inteligible de estudio histórico" es la civilización,
o mejor, las civilizaciones, pues él sostiene el principio de la plura
lidad de las mismas, rechazando la unidad o continuidad histórica de
la civilización.
A definir ese "campo inteligible" dedica un capítulo (I, 17-50).
No es posible entender a Inglaterra, sino integrando, con Francia y
demás estados europeos y americanos, un mundo mayor que llama
mos Occidente, Sociedad o Civilización Occidental.
En otro libro da esta definición: "Por "civilización" entiendo la
unidad más pequeña de estudio histórico a que se llega cuando se
intenta entender la historia del propio país: los Estados Unidos, por
ejemplo, o el Reino Unido. Si se intentara entender la historia de
los Estados Unidos en sí misma, sería ininteligible; no podríamos en
tender el papel desempeñado en la vida norteamericana por el go
bierno federal representativo, la democracia, el industrialismo, la
monogamia, el cristianismo, sin mirar más allá de los límites de los
Estados Unidos, más allá de sus fronteras hasta la Europa Occi
dental y los otros países de ultramar fundados por europeos occiden
tales; y, hacia atrás, más allá de sus orígenes locales hasta la historia
de la Europa Occidental siglos antes de que Colón o Gaboto cruzaran
el Atlántico. Mas para hacer inteligibles en la práctica la historia y
- 22 -
�—
3
: sauoianjtjsui eop X^q 'jaaaa^dB ap bij anb ^juappoo uoidbzijtaid bx
X BpiD3JBdBSap B0IU9[3l^ UOIDBZT^IAID B[ 9J^U9 OuS9JJ9JUI |9 3J)Ug
• uoiobj^ajuisap ns b 9A9[[ o^ anb i(sajqnouj/ fo atuij^ 44sbio
-ua[nqjnj ap Baoda,, B[ opBzuBo^ BtqBq o^ bX oiJ3duix asa y *Biaoj
-stq ns ap asBj Btutqn B[ na Eatuíqaq pBpataos bx Bpoj b oatjtuosaad
anb 'ivsuaamfi opn^s^^ un 'ouBtuog oiiaduij ^ anj souauípuaj sosa
ap oj9uit.id xg *4tuoi0B^j Bsa ap Btauasa B{ 'ajuauíajuapiAa 'Bja anb
sa^í^os souauípuaj 8OtJBAi^ S99uo;u9 opqnasaQ *t4Baiua[ajj B[ X ^bj
-irapioaQ pBpaiaog bj ajjua Baijojsiq uoiaBpj b[9, anj uoioua;B ns of
-B.TJB sbui anb b[ 'ttuoiaBi[ij X pBpiujaiBd,, ap sauoiaBjaj sssa a(j
•ojunfuoa ^ opoi ajjua —j
-sod tu jotjajuB oas^ju^jBd uts 'jtoap sa 'sa^ui^po X 'opBJtS ó^ X
ua uoiaBtftj 'pBptuaa^Bd— oasa^uajBd pp Btua^qojd p JBtpnjsa b
o\ o;sa X ^(BnStiuy souibuib[[ soj^osou anb bj) 'Botuapq tb\ ap uauatA
-ojd BXopojiQ - oubjisij^ B[ X p^uaptaaQ bubiisij^ uoioBzqiAta B3
•sopESBd sodtuaij ua SBpBzqtsoj sbj^o ap BjB^q
-Bq apjBj sbj^[ * (XS 'i) —sanputq sbuibC X souBtuBXButq SBjsipnq 'sis
-jsd 'sotpnf 4souBt.ioisau sotiBijsija 'sbjtsijououi soubiisijo— t4sBpBzi[
-tsox^ ajáis X —aiuataQ otuajjx^ pp X nputjj 'boiuib^sj 'BxopojjQ bu
-Biisij^ 'pjuaptoaQ— oauía uos sapnjaB SB3 #ajuatjQ otuajix^ jap bj
X Bxopojjo - ouBijstJta B[ sop ua :nqqopsap |B (ggx 4l) 13 9P ojauínu
^b aiuatuxBuij BAaja anb t(j[ 'j) 6X 'lcli ua ^sbuistui sb^ ap ojuana
-aj ^a aaBq 'asjBtpnisa opand uotaiiadaj o Btauanaas bXiid 's
-ta saxdijxp^ outs 'uoiaBztxtAta Bun XBq ou anb jaua^sos ap oS
'oapvundiuoo opojatu X sauoiaTozipiaia ap pupijvjnj^ (q
•jBfajoa auodojd as \a anb sodij 'sand 'uos sauoiaBztxtAta SB3
• (¿íjx 'i) 4t^oiJOjsit[ uotainjuí ap oj
-ox ajuBiJodiut un anj 'BxnasnXeui ^ ^00 Batun uotaBzixiAi^ Bun otu
-oa Bsoa x^i XBq ou snb^ ap nBautqo^ ap ojuatuiijqnasap x^ ^^b ap
oipnjs^ \a ua oqatp ox uoa uotaatpBjjuoa u^ • (¿g *d) 44odti x9P S9J
-Bxduiafa soAanu ua as^Bu.icauaa^ pcpiuniaodo Bpca ua bj^ox (BxnasnX
-biu uoa) uoiaBzqiAt^ bx o jad 'sauoiaBztxtAta sbx uauatA X ub^, :uota
-BiuJtjB Bisa BdutB^sa ojqtx ouisitu asa ua anb jBXBuas auatAuo^
"(0¿3"693 "^ 'upiovzijiaij) 44ajuatjQ ou^fa^ x9P opuntu un Bjjuana
-ua as X 'uodBf o Butq^ ap asBjjB^ -nputq opuntu un Bj^uanaua as
X 'BUBjndfB}j o ajosX^\[ o BxeSu3g ap asB^jBj 'oaiuiBxst opuntu un b
rqtJjB as 'sBiJOjsiq sns japuaiua ap bjbjj as ts X 'uBjstuBjy o soaanjj
-b^\[ ap ajJBd as tg "OKiiuBztq opuntu o Bxopo^jQ pBpuBtjstj^ can b
BqtJiB as 'SBiJOjsiq sns jspua^ua ap bjbj^ as ts X 'Btsng o BtAjag 'sta
-aj^ ap aiJBd as ts 'aiuatujBxituig "XBjuapiaaQ opunj^[ 'xBjuaptaaQ uota
-BztttAt^) 'xBlu9PÍ"0 pBp^^iistJ3 bx asBtutqx ía^JBd Bun uos BpuBxojj
n BtauBJ^ 'BUBjajg UBj^) 'soptuj^ sopBisg anb bx ap xBí"s BPTA BI 9P
axqt^txajut psptun bx UBxaAaj sou saxBtaBdsa X s^xBJodtuaj sajttujx $o\
-sg *BUBtuoj-oaaj uoiaBzqiAia bx ap BpiBa X uopBuqaap bx B^sBq x^j
-uaptaao Badojna uotaBztxiAta Bjjsanu ap sauaSuo soj ap b[xb sbui tu
'oaiuiBxsi opuntu x9 o XB1U9FO B^ojug bx B^sBq x^iuaptaaQ ^dojng bx
ap bx[b sbui jBJttu otJBsaaau sa ou 'sBUBaijauíBa^JOU sauotanjijsut sbx
�"la iglesia establecida por la propagación de la religión cristiana" y
efímeros estados provocados por la "llamada Vólkerwanderung de
los bárbaros". A los cristianos los llama el Proletariado Interno y a
los bárbaros el Proletariado Externo (I, 52 y 53) .
Ya está ahí todo el sistema de las civilizaciones de Toynbee. Las
civilizaciones son múltiples, pero comparables. Hay una que cono
cemos bien: la helénica. Se trata de descubrir en las otras las mis
mas "relaciones" observadas. "La civilización helé^ica fue el tipo de
civilización empleado con más frecuencia por Toynbee para construir
sus secuencias tipo" (Becker y Fróblich, op. cit., p. 21, n. 17), quizá,
como dice G. F. Gautier, porque es "el único ejemplar realmente
accesible de la muerte de una civilización, el único cadáver bastante
bien conservado para prestarse a una disección" ("Genséric, roi des
vandales", p. 3) .
En efecto, a continuación de lo citado, el autor señala rasgos de
la decadencia del mundo antiguo que ha de estudiar, a lo largo de
todo su libro, como rasgos de la decadencia de toda civilización.
Comienza luego una rápida revista de una serie de civilizacio
nes, para terminar sosteniendo que ellas son comparables. Su largo
capítulo sobre la posibilidad de un estudio comparativo de las civi
lizaciones (I, 51-181), termina sosteniendo que si el método compa
rativo y generalizador se emplea en la Antropología, la Etnografía o
la Prehistoria, puede emplearse también en la Historia. "Queda en
pie el hecho de que se admite que esas primeras sociedades son sus
ceptibles de un estudio comparado en toda la extensión en que las
conocemos. ¿Qué base hay para suponer que el mismo método de
estudio no podría aplicarse a sus historias pasadas si los perdidos
testimonios llegaran a nuestras manos? Y, por analogía, ¿qué base
hay para suponer que las historias de las civilizaciones —que han lo
grado dejar testimonios similares a los de la Historia par excellence— no podrían igualmente estudiarse en forma comparativa?" (í,
180) .
C) Génesis de las civilizaciones.
En las civilizaciones sin parentesco, el nacimiento se produce por
el pasaje de una sociedad primitiva a una civilización, por medio de
una mutación brusca; por el tránsito de una condición estática a
una condición dinámica.
En cuanto a su motor, las civilizaciones no nacen de condiciones
favorables, sino de la adversidad. Es el papel del mal, el desafío
del diablo ante la obra divina, lo que provoca la réplica de Dios.
Su teoría del Reto y Respuesta —Challenge and Response: cha
llenge se ha traducido por reto, provocación, desafío, incitación o exi
gencia; response, por respuesta o réplica adecuada) lia alcanzado
gran divulgación, no por su novedad, sino por la forma minuciosa
en que está desarrollada.
Descarta la raza y el medio geográfico como creadores de civi
lizaciones (I, 207-270) con argumentos conocidos que se encuentran,
- 24 -
�JOp pBpTJ9A98 ÜJ 9p ZIBJ B SEptU910p O SBpBZIJBIBd S9UOI9BZIJIAID Xb||
' 98JB[[OIJBS9p 'J9D9J9 'jEinp S9 BUI9jqOjd ^9 ÍBpBU 89 OU
•sauopnzijiaia svj ap sojjouunsap o so)uaiiuiaaa^)
BJ 9p O899X9
UU X pBpiJ9A9S 9p BI9U9l9ipp BJ 9J)U9 Otp9lU OUIUIJ9) Ull U9 BJ1U9119
-U9 98 UOtDBOOAO^d 9lUEjnuillS9 SBU1 B-q,, :JE.I9U9^ X^q 'BipUBJSJ U9
'OUIIUEO 9p pBJIUI B OUIS 4BipUBJU9O^) 4OSJ9ApB SBUI J9 U9 ODOduiB^ IU
'B9njo^[ 49[qB.ioABj A 9ABns sbui oipoiu ^o U9 99bu ou 'ojduiofg jod
'BABUipUB9S9 UOÍOBZIJIAIO B-J ' ^ 6 " 6S^ 'il "* 19P <>I^ljdB^ OUIIJjn J9
^oquXo^ Boxp^p oyj9 y *o}o 4tts9uoi9Bsu9duiO9 sbj 9p Aa\ BunM XBq
Í9JÍIUIJ O1J9I9 B}8Bq ^9jdui9IS O^ ¿B9Ijd9J 9JJ9nj 8BUI UOIOBOOAOjd 9J
-J911J 8BUI B? 'OJ9^ ' (OUBUIliq O ODISJJ) Oip9UI JB UOlDBjdBpB BJ A BptA
bj jod Bqony B.inp B[ teisiuiA^Bp opiu9juoo un X^q ojs9 opoi u^
"919 'SOipnf 'OUBUIOIO OIJ9dlUI J9 U9
8B1OUBUBJ 4OUISIUBI1SIJ9 : 8B9IoJ9U9 S9UOI90B9J B SBUII19IA 8B[ B UBA9JJ
gnb 4(8S^"80^ 'II 'suoiiBzijBuod jo snjnuips) sauopnoasjaj -<j
•JOII91UI J9p SBpBSliqB 89pBp
-nio 'BjgosBjj^ A Bjnjoq^ uoi^nj oj ou A 's^iuBiaodiui s^jBjidBO uojgnj
onb SBisondxo s^pBpnio 'uBjiíiqoou^^ A ODzn^ 4B9ti9uiy ug[ "BiJisno^
H9 OU A 4B0lUBUIJ9S UOIS9jd BJ B Bpil9UIO8 4BI8BJ18ny U9 90BU 9nb
4OlSui[OJB9 J9 i (SI911IO^) 9qBIB UOIS^^d BJ B 9JU9JÍJ OlSuiAOIOUI OpBlS9
[O ÍS9nbBJB SOJ B BlS9ndx9 OAniS9 8BI}U9IUI iqj9(I Í^OII91X9 UOI89jd BJ
oiub oidi^^ : (¿O^ "211 'II 's^jnesgjd jo snjnuiiis) sauoisau^ <p
•919 4Unpj9^ Í8B9IUO9JodBU 89UOI9B1
-SBASOp SBJ B 91U9^J BTSnj^ í BIOUy 9p 89ndS9p SOUBUIO1O SOJ ^BIJjy
9p 89nd39p BIUOJ.J ÍSBSJ^d SOJ Jod SBpBZIJBOJ S9UOI99n^lS9p SBJ B 91
-u9jj SBU9iy :s9jdiijnui sojduigf^ -s^uoioBzijiAio b oiu9iuii9bu jBp gp
E99BdB9 SBUBUinq S9UOI9B9OAOjd SBJ 9p 9IJ9S BJ UBI9IUI (jIJ-OOl 'il
4SMOjq jo snjnuiyis) svpvjadsaui svjouuap o sajsvijuoa 'sad^o^ -g
'BSOIoSlA UOI90B BUtl UBDOAOld
9nb 8Bijn9Ul O S9U9JJA SBJJ9I1 9p ITOI99BI1B BJ 4JI3Op S9 ' (66 ' ¿ 'il
'spunoaS M9U jo snjnuiiis) svaanu sauuaij sdj ap opvuivjj ^3 'Z
•vndn^ vpifjad ^BqonadBJiuoo biiq 'osdijB^ o 99ai[^ ubidoijo
9j onb BpBjBSoa ^j^ia bj b 9iu9Jj ouio^ 'soiuoipuoi^i^ soj o sadojD
'ID 8OI B 91U9JJ OJ^lJ9d U9 UBI OAI11S9 OU S9SIJQ 'SBOIIJUI X
SBqonad BjnuinoB ^oquXo^ • (08T " 6¿T *^) OJClíl ^lsanu ^o
9Uj Buiojqojd j^ *aopB0J9 ozjonjs^ un ^^quioq jop 9ixo onb
4jj 'soiJiunoo pjBq jo snjnuijis) vaifvjSoaS pvptsuaapo B3
•ouBiunq oujoiuod j9p soji X ooisjj
OIUO1UO9 J9p U9p990ld SOp :S9UOI9B9OAOjd 9p S9SBJ9 O0U19 XBJJ
•sojnoBisqo bjiuod opuBqonj sooiSojoiiui soojoq
uBiU9S9jd SBpuoX^j sbj SBjioi gnb opu9iiqnos9p ^(ZO^'ILZ ^l) S^U\A
-ip X SBOjijiu sBqomd sbSjbj uoo Bisondsojj X oiojj jo buSisuo^
' (ZSl'SLl *d)
4¡vihoxsijj vi aa oíanxsa av MpiDDíiaoaxNj,, Bais^nu u^ 'ojduiofo aod
�Reto. Las alcanzadas por la parálisis infantil son cinco: las de los
polinesios, los esquimales, los nómades, los otomanos y los esparta
nos. Realizaron un esfuerzo excesivo (Toynbe emplea la expresión
francesa tour de forcé) y quedaron agotadas (III, 1-111).
Las civilizaciones se desarrollan a raíz de un esfuerzo constan
te, una creación continua. "Las civilizaciones crecen a través de un
élan que las lleva de una provocación a una respuesta y a un nuevo
desafío, y de la diferenciación a la integración y de ahí a una nueva
diferenciación" (III, 128) .
Como causas del desarrollo, no acepta totalmente ni 1) el dominio progresivo del medio humano (III, 128-153), ni 2) eZ domi
nio progresivo del medio físico (III, 154-173) .
Las causas principales son:
3.La eterealización (III, 174-191) o espiritualización progres;va de todas las actividades humanas, la transposición de las preo
cupaciones materiales y groseras a un plano espiritual o mental ele
vado. Podríamos llamarla la teorización del esfuerzo. "El hombre
primitivo es hechura de la naturaleza, está enredado en una lucha
con las realidades ambientes, no puede independizarse del poderío
de éstas. El hombre civilizado, en cambio, cuanto más progresa más
libre es del ambiente, maneja mejor sus propios recursos para rea
lizar una existencia etérea, es decir, determinada por impulsos de
orden espiritual" (G. Francovich, op. cit., p. 23, V. igualmente, J. B.
D., op. cit., p. 182) .
4.Transferencia del Reto y la Respuesta (III, 192-216) del
exterior al interior, o sea, renovación constante del esfuerzo, según
idea inspirada en Goethe y en el élan vital de Bergson. Pero si en
la génesis de las civilizaciones el Reto procede del contorno exte
rior, en el desarrollo de las civilizaciones ese Reto procede del inte
rior mismo de la Sociedad. Dicho de otro modo, si el nacimiento de
una civilización está determinado por un factor extraño, el creci
miento de esa misma civilización procede de su interior, esto es, cons
tituye un acto de auto - determinación.
Si tales son las causas, ¿cuáles son las manifestaciones concretas
del crecimiento? Toynbee hace su análisis (III, 217 y ss.) a través
de dos fenómenos:
1.Relaciones de las civilizaciones y los individuos (III, 217247). "La sociedad es un campo de acción, pero la fuente de toda ac
ción está en los individuos que la componen". El pensamiento del
autor es aristocratizante. La civilización se desarrolla por la acción
de los genios o una minoría creadora. La masa obedece o sigue (mi
mesis) . "Eso es lo que distingue radicalmente a las sociedades pri
mitivas de las civilizaciones verdaderas" (L. Febvre, op. cit., p. 123) .
2.Interacción entre los individuos (III, 248-262) . La masa es
pasiva, rutinaria, inerte. Ante nuevas exigencias, la minoría se retira
- 26 -
�- IZ -ua Á boubjuoJso 'Bjppj Bpuotpoqo üj so spoimj^ ' (^l "6TÍ 'AI 'sí8
-ouirj\[ jo ssoujBojiuBqooiu oqq) ^isatutiu dj ap uoiauziunoa^^
*j
•.ucnop^vauq [op sbsubo sbj 4jo BJtd 4ruí)B oqj 'SBppms uos
anb outs J9BpBui&osb iu jBjnjBu ojjonui op uotonuí ou souopuzíjiAp
sbj onb ousijsos ooquXoj^ ^sbijooj seso jBzsqooj jb 4BA;jiuipp u^
•Bjqoinb uo bjso onbjod so 'sojjbsb soso BjUBnSp ou uppBzijpp Bun ig
•joijojub oj jod BpBzsqooj s[q 'sbujo^xo sBZjonj op sojjbsb o soiiotsba
-ui 'bos o 'oiiüiunq ouuojuoo ¡9 auqos opuvwoo j9p vpipjaj •<}
•OAI^OUI nS OU 'BlOUOpBOOp BJ Op BUIOJUTS Utl O BlOUOllOOSUOO
Bun Bjopisuoo v~i 'Boiuooi bj op uoioBuipsp Bun jcd 'ojduiofo jod
'BpBiuosojdoj 'ooisif ouioiuoo \a auqos opuviuoa jap opipuaj 'f
• (sojjo Á oiqqo^ 4uoj
*BId ua 8TSO[ojoBUB bj) bSoijS pBponSpuB bj no 'ojuoinjBnSt 'Bpiuo^os
Á. joiio^ub bj uoo BpB;uoiBdiuo 'soaiupjsiq sopio soj op B^^ -g
•jtojuodg uo 'ojdinofo lod *ooojBdB
omoo jbj 'soaiSpioiq sojap o sajvjia svdvja sdj ap vtuoaj B-q
#^
•OSJOAIUll JOp JBJOUO^ BIDUOpBOOp BUll JOd
-sbjjb uos uoioBzijiAp bj o ojcjuioij jo onb op —sooiojso soj op o^uoin
-jBioodso— bSotjS uoiodoouoo bj unSos 'svoiiuspo sisiua SB'q '^
: (811' L 'Al) 8s<^bjoo soso jBOijdxo
op opB^BJi UBq onb sbuooj so^uoin^is sbj BZBqoo^ ooquXoj^ 'osouodoj
-ofj jop BJJon^ bj uoo ^ioiut os BOiuojoq uoxoBzijiAio bj op ucnop^fvauq
13 ' (8alcItlOiIX J amíX) MSBpuojnqanj op sBoodo?? sbj
-op oSonj BJBd Bjqoinb no ubj^uo tuoioBuijoop bj oSonj auoi^ *sou
-opBzijiAio sbj op ojjojjbsop jo Á o^uoiuiTOBU jo opBipnjso sq og
'sauopvzjjiap sdj op (sucnopjjnauq) SDuqamb o sosdüjo'j
(^
' (068
" ¿¿8) III '^ 19P ojnijdco ouiijjn jo poipop SBpuoJojip sbso .ibjbuos y
*(Sl "^ '*^í *^ 'q^jAOouBj^ •^) t4ouisiuinbBin jo BpBq buijout os jBjuop
-poo uoioBzijiAp bj íosoi^ijoj oj BioBq sonpuiq soj íooiiojso oj BpBq
oiuouioiuoiojojd uojoiiaip os so^ou^ soq 'BUBiunq pBpiAiioB bj op soj
-oodsB sojuojojip uo sisbjuo ns ouod eun BpBo 'ojijso un ouoij Bun Bp
"BD *8B-I1Í> 9P 8Bn souopBzqpp sbj uBpuojojip os onb oso uo so :sbj
-uijsip uos jbjouoS osooojd oso op ojjuop SBiouopodxo sbj ojoj
' (^88-89^ 'III) i9iraBH ^ 9^UBa 'UB^ 'ÍD
-njuo^ *unpjBj* uqj *uopuojBj3 'oiqijo^ 'ojoABtnbBj^[ 'ioiaijjq oijiiu^
'ojosoj* ojABj^ 'ojuojouo^ 'sopxppnj^ 'ájnquopuijj 'ipjBqpB^ 'utuoq
'opuBJ^ jo o^po^ 'BiuoqBj^[ 'oopnBsj uooq 'jBso^ 'sououiodoji^ 'uoj
-og 4piABQ 4^png 4Bjo^oq op opBuSj 4opuBX) jo ouoSoj^) 'ojiuog UBg
'ojqBq UBg :soiuoS op bijojbS Biin ouoia 'sosbo soso JBJjsnji BJBq
• ojuouiBAisoons uBuaojjB os ozjonjso jo X pnjoinb bj onb jo
uo 4ojjoJJ[Bsop jo uo orajp un 4sond 'Xbjj • (uanjog puB jBMBapqji^)
otuoja^j A, vpvuija^j bj op Xoj bj s^ 'Bjsondsoj BAonu ns uoo OAjonA Á
�tnsiasla de la masa (cf. con el carisma de Max TVeber) . Con el tiem
po, esa obediencia se vuelve fija, rutinaria, mecánica. Ante el desa
pego o falta de entusiasmo de la masa, las minorías, en vez de rec
toras, se vuelven despóticas.
2.Rigidez de las instituciones (The intractability of institutions, IV, 133-244), incapaces de ajustarse a las nuevas exigencias.
Toynbee recurre al símbolo del "vino nuevo en odres viejos" y enu
mera unos quince impactos en que se aprecia ese fenómeno.
3.Nemesis del espíritu creador (The Nemesis of Creativity, IV,
245 - 584) . Esta venganza consiste en que una civilización, luego de
una respuesta adecuada, tiende a no evolucionar y se idoliza a sí mis
ma. Asume dos formas, una pasiva y otra activa.
La pasiva ("dormirse sobre los laureles") tiene tres aspectos:
1) Idolización o idolatría de un yo transitorio; 2) Idolización de una
institución efímera; 3) Idolización de una técnica efímera.
La activa ("precipitarse a la ruina") tiene dos aspectos: 1) El
militarismo; 2) La intoxicación de la victoria.
F) Desintegraciones de las civilizaciones.
Las sociedades en quiebra pueden quedar petrificadas o en esta
do de inercia y pueden también recuperarse, pero lo más frecuente
es que corran a su desintegración (V, 1-22) .
La desintegración se manifiesta por el Cisma, escisión o discor
dia entre los grupos sociales y una creciente confusión espiritual, y
la Palingenesia, intento de recuperación.
1.Cisma en el cuerpo social (V, 35-375), que se manifiesta
en la formación de tres fuerzas opuestas: 1) la minoría dominante;
2) el proletariado interno; 3) el proletariado externo. El "proleta
riado" no hace referencia, en Toynbee, a una condición económica
o social: "el proletariado es un estado de sentimiento más que un
asunto de circunstancia exterior"; es una fuerza discrepante que está
"en" pero no forma ya parte "de" una sociedad determinada.
2.Cisma en el alma (V, 376-568 y VI, 1-168) es el signo es
piritual de la desintegración. Tiene formas pasivas y activas.
Las formas pasivas se refieren a ciertos aspectos psicológicos, a
los rasgos que adquieren los miembros de una sociedad en desinte
gración, con frecuencia antagónicos: abandono y auto - contralor, de
serción y martirio, impotencia, pecado, promiscuidad. Y tiene su3
aspectos artísticos y espirituales: vulgarización y barbarización, con
fusión y mezcla de lenguas, sincretismo religioso. Estas formas pa
sivas son un indicio de impotencia frente a las contrariedades. O bien,
del influjo de los proletariados interno y externo sobre la minoría do
minante .
Las formas activas son aquellas que buscan establecer estilos de
vida. Se presentan dos estilos violentos:
- 28 -
�- 68 anb soy b zn[ JBp5, ajauíojd anb oAijBUjajyB BpiA ap oypsa
nn ap oqspB un tbA opsaSoy souiajj *o^ yap uoiaBymbiuB By ap Bjsoa b
BpiA bj ap ojayduioa oSad^sap un JEj^oy ap opuBjB.ij xu 'oduiaij^ yap
aiuaujoa By ua aiuByapB uiaBq o sbjjb BiaBq opuBjyBS iu ayqBaayojuí
ojuasaad un ap asjipBAa ayqisodtuí sa anb ojjaiqnasap souiajj,^
•ZBDija
jas apand 'uoiaBjnSijsuBJj^ By b opuByadB 'anb oaiun ya íaopBAyBg
ya ouis 'jopBAyBS un cu 'aaquioq un ua opBUJBaua soiq ya .(p
. tBJajsa bj^o b
un souiBp anb ya uoa 'BAijaaja uoiaBjadnaaa ap osBa oyos ya j^
•Bpsdsa By b ajuauíyBní^i oubui jBqaa
anb auai) anb '(otyajny oaaBj^[ ouioa) opBuoaoa ojospyíj ya
(a
•ouisijnjnj yB o ouisiBajB yB oyqand ns b JBAayy ap opuBiBJi '^pBdsa By
uoa jopBAyus un ua asjBuuojsuBj} aod Butuuaj anb Á (ajuByap^ Bia^q
o sbjjb Biasq jbCbia ap o) Bjoq By JBjuByapB o jbsbjjb ap bjbjj anb
4toduiaij yap BurnbBui,, By ap o foyaj yap jopBAyBS ye (q
•Bzjanj By ua 3SJBSBq apand
ou uapjo un anbjod bsbdbjj anb 'BpBdsa By uoa jopBAyBS ya (b
:Buinj By jbjta3 ap sopBSBaBJj sojuajuí soy ucipnjsa ag
*(9^"S¿I 'IA) sauotOUj^B^uisBp sv¡ ap sisijouy 'f
• sauoiaBzxyiAia SBAanu b
BpiyBsiJa ap BjiAjas Á BJnpjad yBSJ3Aiuy BisaySj By oja^ *sbuisiui is
jod BpBU jaaBq uis 'yBSjaAiuj^ opBjs^ ya uaXnaisap SBpuBq SBjs^ *sj
-aj.iarí¿ svpuvq 'oujajxa opBiJBjayojd ya A ijvsuaaiufj wisaj^j Bun 'ou
-jajuí opBUBjayojd ya ijvsj.aamfl opojs^^ un Baja ajucuiuiop bijouiui
By 'opozjad asa ugy • urna^jadnaaj ap oiuajui o visauaSuijv^ • g
*sBisay^[ un b a^isajjaj adía
-uijd o ^yayaui un ap :ojpnf yBapi yap uoianyoAa By ap oyduiaf^ • (up
-snSy "g ap jdQ svna-i^ By ua ouioa) oapsiui o joijajuí o^njpsns un UBa
-snq A pBpiyBaj By UBipndaj anb soy ap ya ^uptovun^i^suvuj^ (p
•sojjo A (bubaji^[) SBjsipnq
soy '(bixbjbjb) soaiojsa soy b Bjia aaquXojL • (j^^ynA o uniuoa ouisiysia
-ua^sixa) sapBpiyxqBsuodsaj sns b UBdsasa 'ouisiaijdaasa o ouopuBqB
'Bipisap jod 'anb soy ap ya 'oSadvsap p upiovdnooaudsaQ (a
:sayqBuiB soypsa sop j^
•otusiqna A
BHByaouoai 'uiyujg 'sauajsiy^ 'apuBJ^) ya ojpa^ zsoyduiaf^ • (ouisiumn
-oa) JtuaAjod ya BiaBiy ojyBS un JBp Basnq anb 'oiusi^ntn^ (q
• (ouisiBajü yap oiyaSuBA^ ya ouioa nBassnoyj ap ttyBiaog
-uoa y^9, B}ia) SBn^uay SBy 'ojjb ya 'sajquinisoa SBy ua (ouisiAijBJod
-joa 'ouisiasBj) opBSBd yB oujojaj un ap BAijE^uaj 'owsinauy (b
�en las tinieblas y en la sombra de la muerte, para encaminar nues
tros pies por el sendero de la paz" (Lucas, I, 79) .
"Y esta feliz evasión de nuestras aflicciones ha de encontrarse
afiliándonos como ciudadanos de una Civitas Dei de la que es rey
Cristo crucificado. Esta manera de comprender nuestra partida de
la Ciudad de Destrucción no es un acto de desidia; es una "retirada
con arreglo a un plan"; y el plan —como la Pasión de Cristo lo pro
clama— no es salvarnos escapando de un peligroso y doloroso des
concierto mundano, sino hacernos de la iniciativa a fin de, a nuestro
riesgo y ventura, salvar la Ciudad de Destrucción de su condena, con
virtiéndola a la Paz de Dios" (VI, 167) .
Es el único caso de Palingenesia. Pero esa recuperación puede
no realizarse en éste, sino en el Otro Mundo:
"Hay otro significado alternativo de la palabra "palingenesia".
Si no significa ni el renacimiento de una sociedad mundana que se
desintegra, ni el nuevo nacimiento de otro representante de la misma
especie mundana, ni tampoco la adquisición de un estado supramundano que se logra escapando de todo nacimiento de cualquier índole
que sea, sólo puede significar la consecución de otro estado supramundano al que se puede aplicar, de manera esclarecedora, la ima
gen del nacimiento, en razón a que este otro estado es un estado de
vida positivo, aunque éste en una dimensión espiritual más elevada
que la vida de Este mundo..." (VI, 174) .
5. El ritmo de las desintegraciones (VI, 278-326), en que es
tudia los movimientos u oscilaciones de derrota y recuperación que
ocurren durante la desintegración. Toynbee fija esas oscilaciones en
tres y media, es decir, a cada derrota sigue una recuperación pero
luego de la tercera recuperación la nueva derrota es fatal y definitiva.
En lo que se refiere a la crisis de la civilización occidental, cree
que estamos en una oscilación y media. "La primera derrota la cons
tituye las guerras religiosas de los siglos XVI y XVII; la subsiguien
te recuperación, fue el período de tolerancia religiosa que siguió, du
rante los siglos XVII y XVIII; la segunda derrota fue y es el perío
do de guerras nacionalistas que comenzó a fines del siglo XVIII) (VI,
315, resumido por Becker y Fróhlicb, p. 32-33). El párrafo sobre
"Los síntomas de la historia occidental" termina con una visión op
timista: "¿Caerá el fuego celestial sobre la Ciudad de Destrucción?
Si la respuesta dependiera sólo de Christian (como el personaje es
simbólico, puede decirse el cristiano), nuestro conocimiento de la
uniformidad de la naturaleza humana nos inclinaría a predecir que
el destino inminente del cristiano es la muerte y no la vida. Pero...
el protagonista humano no queda librado a sus solos recursos en la
hora decisiva de su destino. Según John Bunyan, Christian (o el
cristiano) se salvó gracias a su contacto con el Evangelista. Y, pues
to que no podemos suponer que la naturaleza de Dios sea menos
constante que la humana, podemos y debemos rogar para que la
suspensión de la sentencia que Dios otorgó a nuestra sociedad en
otro tiempo no nos sea rehusada si la reclamamos con espíritu con- 30 -
�- 18 (•ss X
•el 'jja 'oipnjs^) -jaaajedBsap oSanj BJBd ouBipanuaiui ap jadBd
ojaiu un Buaduiasap ou BisajSi ej aníuod (g ÍBisajSi Bun ap oipam
jod bjjo ap jbijij sa uoiaEzijiAia buii ajduiais ou anbaod (j; :BpijBs
-ija ouioa Bisaj3i bj ap Bapi bj o^anj EuopuBqB sauozBJ sop
•BisajSi Bun BjBpanb íBazajcdEsap uoiobzijiaio Bun anb
o_\[ :Bjsa jas Bjjpod jBjauaS Xaj vj *(^g A gg 'd 'u?Pvz?líaíD,,) 44sosbo
ap Buaaop eun ua asjBAjasqo apand 'BAaja as anb uoi^ijaj uun X bu
-ijaap anb uoiaBzijiAia Bun aj^ua uoiacjaj buisiui B^q^, • 4tuopBzqiAia
BAanu Bun BJi3jns aiuauqBniuaAa onb B[ ap BpqBsija B[ ua asjijjaA
-uoa BJBd opuBjnpjad ain^as apand ^sjaAiujq Bisa^Sj Bq9í :uoiaBzq
-Bjaua^ B[ b BSBd oia.iauoa opiuiafa 3sa ap j^ • (8¿^ 'd 'uppvzijmi^)
t4sauoi3Bzi[iAia sbj Bjsdas anb oiobxV ^a ajjua aiuand ap oajis anb oij
-ojisubjj o3jb s^ • • •BsodiJBUi A BsodiJBUi aj)ua vpijvsiuo A bajbt 'oa
-anq ja 'ojjjaap isb jod '&a ouisiuBi^sija ja?^ anb oáanj Bjapisuo^^
• Bn8i}UB uoiaBzqiAia bj
ua oiusiubijsijo jap jadBd jb ojaadsaj uoa '*aia *jazBJ^ 'uoqqi^) ua
Bapt Bsa aaajBd^ oxuoa jbj '(I6"T8 'IIA) sauoxaBzqiAia sbj uaXiu^sap
X uaojjoa anb sbu^ouoj uos sbisoj^i siq anb ap Bapi bj BZBqaa^j
•upiaBzqiAia BfaiA bj b bX aoauajjad ou 'aiuBpjoastp ouja;ut opBij
-uiajojd un jod BpBjoqBja 'jBSjaAiujq Bisaj^j B^q -sBjauíija sauoiani
-iisut 'uoiaBjSajui^ap bj ap sojanpoadqns sop sojjo soj ouioa 'uos ou
sajBSjaAiun sBisaj^i sBq^ — • (g9S - \2 'IIA) sdjvsjaamfi svisa^^i
' (¿S 'ilA) BíS3l^í BI ouis BqaaAojds ou opa
ap ojad 'Baiuauínaa BiuBpBpnia eun ua ojauínu joXbui un b Jinjaui
ap ja sa uij as^ -44souisiui sojja ap bjjb sbui X Bjanj Bjsa anb uij un
bjb¿ soipaiu jas ap pnjjiA ua uauai^ oj ojos 'ojja ap sBj^ap opBoijiuSis
unSjB XBq is 'X jbioos upiaBj^a^uisap bj ap osaaojd ja ua asBj eun ubj
-uasajdaj anb sa pBpjaA bj 'souisiui is ua sauíj uos anb jaaja b siauap
-uai ajjanj eun uajjsanuí anbunB^ anb ap sa uoisnjauoa Bq[ "soipaui
sajduns o souisiui is ua sauíj uos sajssjaAiun sopuisa soj is Jijqnasap
BJBd aaBq as oipnisa j^ — • (6¿g - \ 'UA) sajDsuaaiufj sopvis^
•Buiaisis ja ua BiauB^Jodiui ap sa anb ojsand 'sbis
-ajSi sbj b a^uajajaj oj ua oajbs 'Bjanasa Bjas uoiaisodxa B^q *sajBia
-adsa sopBjJBdB sajJBuSisB b 'o^ubj jod 'souiba ou X 'sauoiaBjSajuí
-sap sbj ap ojiuap 'Buiajsis ns ua 'souiBjapisuoa soj sojjosoj^ '44soais
-njaxa sojijaiu sns ua asjBipmsa,, uapand anb uoiaBnuiiuoa b auaii
-sos ojad '(^ #d) 44JBjnoijJBd ua pBpaiaos eun ap uoioBjSajuisap bj ap
'osbo Bp^a ua 'so^anpojdqns sojaiu uos soaijojsiq souauíouaj,, sojsg
"(i '^ 'IIA) tt8BJBqjBq SBJjanS ap SBpusq sbj ap SBipaSBj; sbj uaXnjij
-suoa anb SBaiojajj sap^pg uaanpojd souaajxa sopBiJBjajojd soj anb
X 'sajBSJaAiujq SBisajSj b soiusuu sojja b sojJBJodjoaui ap ubjbjbjj
anb sajotjadns sauoi^ijaj uaanpojd soujajuí sopBiJBiajojd soj anb 'saj
-B8jaAiu|q sopBjs^ UBJídsui saaaA b anb sbijosojij uaanpojd saiuBuim
-op sbijouiui sbj anb opBjBuas Bq ag,, rsBaiOJajj sapsp^ sbj X sajssjaA
-iufq SBisaj3j sbj 'sajssjaAiuQ sopBjs^j soj tsauoiaBzijiAia sbj ap uoia
-BjSaiuisap bj ap so^anpojd sajj Bipnjsa JojnB ja uoiaBnuijuoa y
"(9^ "5^ '^ 'ouuan^ A '(i^g-Q28 'LA) opBjuBjqanb uozbjoo ja X
�La tercera interpretación es la que considera a las propias civi
lizaciones como promotoras de un progreso religioso indefinido, es
decir, "que los sucesivos surgimientos y caídas de las civilizaciones
fueran auxiliares al crecimiento de la religión..."; "... escalones pa
ra alcanzar cosas más elevadas en el plano religioso" {Civilización,
p. 282) . Se confirmaría aquí la verdad de Esquilo: páthei máthos,
"por el sufrimiento a la sabiduría".
Pero esta nueva interpretación crea varios problemas:
1)Reaparecería la teoría del progreso lineal, naturalmente que
en el terreno religioso. "Parecería que el movimiento de las civiliza
ciones pudiera ser cíclico y recurrente, mientras que el de la reli
gión sería sólo línea continua ascendente" {Civilización, p. 284) . En
cuyo caso, el orden de las civilizaciones no sería sólo cronológico, si
no cualitativo y jerárquico:
1.Sociedades primitivas.
2.Civilizaciones primarias.
3.Civilizaciones secundarias.
4.Religiones superiores.
{Estudio, VII, 448) .
2)Pero si las civilizaciones son "las criadas de la religión" y
si "la función histórica de las civilizaciones es servir, con sus caídas,
de escalones para un proceso progresivo de la revelación de una in
tuición religiosa cada vez más profunda", sucedería "que nuestra
propia civilización secular post - cristiana occidental podría ser, en
el mejor de los casos, una repetición superflua de la civilización gre
co-romana pre - cristiana" {Civilización, p. 284 y 285). Porque la
civilización occidental no ha creado una nueva religión: "en el mun
do de hoy, el culto de Leviatán es... tribal" y "el comunismo, que e3
otra de nuestras últimas religiones, es una página sacada del libro
del cristianismo — una página arrancada de él y mal leída" {ibidem,
p. 285), y todo ello, por tanto, una regresión. Por eso estudia "si la
civilización filial es en esa serie genealógica la "overture" de la epi
fanía de una iglesia o si la misma civilización es una regresión des
de ese alto nivel de logro espiritual" {Estudio, VII, 526 y ss.)
Su conclusión es inesperada, por estar en contradicción con su
propio sistema de las civilizaciones, y toma el tono de una admoni
ción. Las civilizaciones serían "vanas repeticiones de gentiles" (según
Mateo, VI, 7; aquí abundan las citas bíblicas), pero "la función his
tórica de la iglesia cristiana no ha sido de servir sólo de crisálida en
tre la civilización greco - romana y sus civilizaciones filiales". "No
habría entonces razón para suponer que el cristianismo llegara a ser
reemplazado por una religión superior, diferente, separada y distin
ta que servirá de crisálida entre la muerte de la presente civilización
occidental y el nacimiento de sus hijas". "El más grande suceso nue-
- 32 -
�- 88 opBp jaqEq ap uoiautisip ej j^pu^j^ad Bjatnbts tu uapand ou •••
-tjtdsa jas ojisanu ap sajojnü soj ucaanj oír Sunuapuv^t^aqjo^ bj jod
oubiuojj otjadtuj ja ua sopBjtsodap soJBqjBq soj 'pBpt^aj uq • • qBj
-uaptaao Bjnipta BJisanu ap sajop^aja ouioa buisiui Bisajíst ej ap Batí^
-jb bj B isbd soJBqjBq soj b jboojoo b UBqButjaut as anb 'Bpsssd uota
-Biaua^ bj ap sajopBiJojsiq soj^sanu b opBzijEpu^asa EtjqBq jBjuapta
-ao pBpataos ej op BptA bj b soJBqjBq soj ap uotanqtjjuoa bj ap buiij
-sa BSBasa Bjs^ • • • ajuauíBAtsnpxa Á ^bioi opBSBd p uBtaaua)jad 'oij
-adutj \9 otuoa pi 'so.tBqjBq saaosaaus sopB^sa so[ 'opBSBd p anb j^d
p ojnin^ p Btaauaijad Btsa^^t bj spjjuatj\[?^ :Btpaj^[ pep^ tb\ ap soz
-uatuioa soj ua SBJBqjsq sauotsBAut sbj ap uoiaBaijtuSts bj ouiiuitu p
aanpaj anb otatnf ajsa opB^uBppB etqBq aaquXo^ 'j -\ p ua b^
g¿ #d 'lu^piqi) ouja^ut opBUBja[Ojd p jod BpBaja Bpipstja v\ ap pd^d p uoa souiBJBdtuoa b^ is Bsoa Baod sa oaad í (Batda bis
-aod Bun ap oiuatuiíaEU p JBánj Bp anb oj) ^Biauatiadxa uejá Bun sa
sapuotaouia souiuua^ ua oaad ^uatuua uciá un osnpui a Bjnaoj ubjS
nun sa Batojajj p^p^ bj 'aiuatujBiaog^, "uotaBaijiuSts ns ajqos jbuij ota
-inf un uoa 'sBtauanaasuoa sns Á otustjaBjBa ja ísauotsa^d ap uoiaBjntu
-naB bj íoujajxa opBtJBiajoad ns Á BjSajutsap as anb uoiaBzijiAta Bun
aijua sotqiuBajaiut ísaJBjijitu SBja^uojj o sdtuij jap oiuaiuiiaajqBjsa
:souatuouaj saju^jníois soj ap saABJ^ b 'BJjan^ ap SBJBqj^q sBpu^q sbj
ap BptA Bjauítp bj Btpn^sa ag — " (¿8" I 'IIIA) sv^ouafj sapvp^
• (9Jg Á gO8 *208 "^ 'uiaptqi) ttBtaBjS ap soipatu soj ap OAtiBjnuinaB
oiuatunB un •••Bijas jBnijjtdsa osaj^ojd ja^, \4^^jq outns jap joXbiu
Bpipatu Bun '"'JEzuBajE apand BiíBtjsija buijb ja,, 't4sajBnjiJtdsa sap
-BptuniJodo sns ajqtsod jofatu oj BqaaAOJdB biujb un 4ouBijstja uap
-jo ja ofBq,, 'anb sa Bisandsaj ng • (^08 ^ 662 P<^ ^uopüzijiaij) 44¿oui
-stUBi^stja jap X sajotjadns sauoi^tjaj sbj ap Bjjap bj ajqos oiuaitu
-itiaApB jap sandsap Xbij Btauajajip anb? 'opunuí ojjo ja ua pBptatjaj
rujaja ap op^jsa ja 'ajjantu bj ap sandsap 'ajuatujBnjuaAua jbj^oj
op utj b 'jBuajjaj. BptA ns ua asjBjtj/qBq BJBd 'otusiuBijstja ja ua ubu
-tuijna anb 'sajoijadns sauoi^ijaj sbj ap ojuaitutuaApB ja JBjadsa anb
optua^ ubij ou sajqutoq soj ts sbj\[,, ^^BpBAaja sbui SBsoi^tjaj sapcp
-otaos o sauotaBztjtAta ua Bp as anb bj otuoa apuBjS ubj jBjn^BU pBp
-uoq ap sojdtuafa UBJistuiiuns 'sojBjaj ua o jBaj BptA bj ua somaaou
-oa anb SBAipnnijd sbui sapBpaioos sbj,, uny iBiuajqojd ouiiijq
•soAtjaajoa X sajEiaos sautj soj X a^uaXaja jap sajBnp
-lAtput sautj soj aj)ua Btauapputoa bj opuatuajsos aaquXoj^ buiuijoj^
¿sajBtaos-tiuB auíauíajqBipatuajJt 'osa jod 'uos sauot^tjaj SB-q? *jBnp
-lAiput uoidbajbs bj b outs dpuat) ou osotStjaj osajojd ja oja^
•jojop ja X opBaad
ja BJjuoa JBqanj onb rjjiuaj une X (opusjqapjijj opBdnd jap opuatj
-jBd '*ss X ^^g 'HA 'jpnis^^) JBjnaas japod ja uoa JBqanj anb opiuai
Bq anb ua Batpcj ajuBitjij^ Btsajáj bj ap uotsaaSaj aiuaacdn Bq
" (982 ^ ¿82 '^ 'uoijvzijiai^)) ttsajBniu:idsa sBtauanaasuoa sns
X uoixijtanj^ bj BtABpoj B.tas •••BUBtjsija BtsajSt bj ap ouas jap JBjna
-as uotaBztjiAia bjjo ap oiuattuiSjns ouoiouotu ja saauo^ua Bjas ou oa
�el golpe mortal... Su edad heroica fue un epílogo a la historia helé
nica y no un preludio a la nuestra" (I, pág. 83, 85 y 86 de la trad. casi.)
G) Contactos entre civilizaciones.
Se estudian los encuentros o colisiones entre civilizaciones con
temporáneas (VIII, 88-629) y a través del tiempo, es decir, de una
civilización con otra u otras desaparecidas, lo que da lugar a los lla
mados "Renacimientos" (IX, 1-166).
En lo primero, Toynbee busca, en especial, señalar aspectos del
impacto de la Civilización Occidental sobre las otras civilizaciones
vivientes —Rusia, el cuerpo principal de la cristiandad ortodoxa, la
India, el mundo islámico, los judíos, el Cercano Oriente, las civili
zaciones indígenas americanas—; en la parte sistemática analiza las
características de esos contactos, llegando a establecer algunas leyes
generales como la de que "el poder de penetración del elemento de
una civilización es inversamente proporcional al valor cultural de
ese elemento"; y para deducir algo de lo que puede ocurrir entre el
mundo y el Occidente, estudia lo sucedido en el mundo greco - roma
no, destacando la réplica religiosa del mundo oriental por medio de
los cultos de Cristo, Mitra, Cibeles, etc.
En cuanto a los "Renacimientos", los considera como la prácti
ca nicromántica de evocar fantasmas. En ciertos casos puede, como
en el mito de Anteo, dar nuevas energías; pero generalmente esos
renacimientos resultan ficticios y estériles. El contraste entre el mun
do viviente y los fantasmas evocados se señala con las palabras que
la sombra de Aquiles dirige en el Hades a Odiseo: "Preferiría ser
labrador y servir a otro, a un hombre indigente que tuviera pocos
recursos para mantenerse, a reinar sobre todas las legiones de los
muertos".
H) Legalidad y libertad en la historia.
Es éste un problema fundamental para quien, luego de un es
tudio sistemático de las civilizaciones, se propone hacer el diagnósti
co de la actual. Por eso extraña que no figurase en el Plan primiti
vo, aunque el autor sostiene (IX, p. 167) que se lo planteó desde 1927.
En general parece una réplica a las críticas que mereció la pri
mera parte de su obra, especialmente la que le dirigieran Collingwood y el historiador Fisber. Este, en el Prefacio de su "Historia de
Europa", incorpora el siguiente párrafo, que ha sido muy citado en
oposición a Toynbee: "Una cierta excitación, sin embargo, me ha si
do negada. Hombres más sabios y más eruditos que yo han discer
nido en la historia una trama, un ritmo, un diseño predeterminado.
Estas armonías se me ocultan. Sólo logro ver una emergencia si
guiendo a otra, así como la ola sigue a la ola; sólo un gran hecho que,
puesto que es único, no permite las generalizaciones; sólo una regla
para el historiador: que debe reconocer en el desarrollo de los des
tinos humanos el juego de lo contingente y de lo imprevisto. Esto
no es una doctrina de cinismo y desesperación. El hecho del pro- 34 -
�- 9S ua oyog -sBaiydaj sns ua ajqiuoq yap sayBui^yjo sauoiaBajg (g
•jbzb yap uoiauaAjayuy (^ 'BJisanu bioubjouSi jod 'oyuaiuiiyduinaui ap
BtauaiJBdB ayduiig (y isapBpiyiqísod sajy Bjuasajd 'BiyBiuouB Bun isbo
Bijas anb 'oysg ¿sayBJiijBU saXay SBy uBtiyaB ajduiais ou anb joj?
•sayBjnyBU saXay ap 'sbuisiui ssy ua 'oyuaiuiiyduina ya
aBipnjsa b (oipnjs^ yap sauaumyoA zaip soy pBpiyBaj ua) ¿yy
-ap oiqtuBa ua X bjjo X uoiaBziyiAia buii ajyua seiauajajip sey
v (LL b fL) ^TP9UI -^ SBuiSüd sop anbipap oyqs anb ooiibuiojuis s^
• sauoiOBZiyiAia sey ap epiea X osuaasB ya ua uoiáiyai By aenjaB ap bui
-joj BsaaAip sy b o]UBna ua X í.iouaui o joXbui jas apand anb 'ojuaiiu
-yaajo ap sasBj SBy ap upiaBjnp By b o^u^na ua : sosb^ sop ua ouis sBp
-ByBuas uos ou sBiouajajip SBs^ -^sauoiaBziyiAia sa^uaaajip SBy ap bij
-o;siq sy ua soyayBJBd soiposida ap pBpisaaAip By,, bCij 'sayeanjBu saXay
SBy B soueuinq soiunse soy ap Biaua^sisaj By 'saouojua 'jBziyeuB yy
' (2f *d) 89iq
-Bjoxaui uos ou ojad •••saXay Xbjj,, • (if *d) uJopBAyBg ns soiq uoa
'opoj aiuB 'ouis ouisiui oSisuod X sajaua^uoa sns uoa a^uauíBsiaaad
ou X ^sBUBmnq sauoiaByaj scy ap osjna ya jod SBpipiaap uBjas sauoia
-nyos s^y,, :sayqBJOxaut uos ou anb opuBJByaap JBUiuua^ Bjsd 'btjoj
-siq By U^ sayBjniBU sa./Cay ssy ap Btauanaajj By uBaiydxa anb snsnBa SBy
ByBuag • (S8^ ^ LZ '6"89S 'SS^ 'd) souisiui soy ap sojpBna acjuasaad
b aAisnyaui opuB^ayy 'soaijojsiq sopouad soijba ua zb^ X BJjan^) ap
soaiyaja souijtj Bipnjsa 'opi^uas asa u^ •sauoiaBziyiAia SBy ap Bijoisiq
By ua X ("aja 'soyaia) soaiuiouoaa souauíouaj soy ua 4(l8I"08T *d 'i
•i ya ua so^sandxa sojuaiunájB opuaijidaj 4-aia 'ojn^as ap ssiuBduioa
SBy uescq as anb ua SBai^sipBysa sey uBjysanuiap oy ouioa) suosjad ep
-bo ap sopBAijd sojunsB soy ua isy "sayBjnjBU saXay SBy b soUBranq soj
-unsB soy ap oyuaiuiiyauíos ya Bycuas anb ouisBisnyua ubjS uoa s^
" (6T^ >d) SOÍQ aP ^^ BI B 9JU3JJ OAanu ap
BJBaoyoa sou X sayBJnyBU saXay SBy ap sajiuuy soy ap ByyB sbui BjBAayy
sou,, Buiayqoad yap oipnisa un anb auai;sog *(¿y^ 'XI) ttJ9nssoa ^
unpyB^ uqy B}SBq 'ujjsn^y UBg ap saABJ^ b 'souiy apsap '-aia 'yaujsy ap
SB^ajojd soy ap By anb osjaAiu^^ yap o^ajaas yap Bpunjojd sbui uoisia
Bun 4aaip 'opBasnq Bq ag,, -Badoana p^piyeiuaui By jod 'onSiiuB ap Bp
-BidaaB 'ttsoiQ ap Xa'^,, Bsa ap oipndaj ya ayuauíBjauíyjd Bipnjs^
•soiq ap Xa-q
By 'Xay Bun uaiquiBj ayduma anb 'BUBiunq pBjjaqiy By b opBjqiy ua
-jbui un Bpanb ojad 'Bijoisiq By ua uayduina as 4tsayBJnjBU saXay,, SBy X
pBpisaaau By anb 'Bzjanj Bqanuí uoa X 'Bjdaay -ujisn^y UBg X (ay^ang
o) ajuur) ap Byazaui Bun roaijaayaa sa jojnB yap ojuaiuiesuad yg
•SBjsipBjBjj sayBdiauyjd soy ap Biauasn^ By uoiauajB By BuiByy oaaj
•pooMÍáuiyyo^ ap í4BiJoysiq By ap Bapi bq,, aiuauíBiyduiB uaiquiBj B;uaiu
'3 'S6t 'd Bl ua B^njaj oy X ozojj ajsa ap ajJBd Bjia aaquXo^
*ttaiiBqjBq By b
X ajjsBsap yB uaanpuoa anb saan^a Jod Jinyj apand sajquioq soy ap oy
-uaiiuBSuad yg -ayuaináis By jod opipaad jas apand uoiaBjaua^ buii jod
opBUB ouajjay yg -yBjnyBu Xay Bun sa ou osajSojd ya ojad í
r?y ap SBui^^d SBy ua ssjyay sapuujS ua X ajuauíBJBya oyijasa sysa
�última posibilidad se manifiesta la libertad humana, que aún en este
caso no cumple sino la voluntad divina. "El hombre vive bajo dos
leyes, y una de ella es la Ley de Dios, que es la libertad misma bajo
otro nombre más ilustrativo" (p. 395) . Pero esta ley es "impronosticable e inexcrutable" (p. 172) .
/)
Las perspectivas de la civilización occidental.
Esta larga investigación sobre la naturaleza de las civilizaciones
y su comportamiento, debía terminar con un diagnóstico de la nues
tra. Era su remate obligado.
Sin embargo, el autor lo inicia con ciertos escrúpulos, con cier
ta aversión (distaste, IX, 407). Las cosas habían cambiado mucho des
de que concibiera el plan de la obra —hacia 1929, época del crack
de Wall Street— y 1950, en que se dispone a escribir esta parte. En
cuentra algunas condiciones favorables para señalar esas perspectivas:
"la Civilización Occidental es quizá la única de las vivientes represen
tantes de sú especie que no muestra signo indiscutible de estar ya en
desintegración" (p. 411), "la casi completa unificación de todo el
oikoumené", "el papel único de la moderna sociedad occidental co
mo agencia unificadora de un campo de operaciones literalmente
mundial" (p. 414) ; y los progresos del entendimiento universal: "una
de las consecuencias de esa expansión mundial del Occidente ha sido
la de colocar en una misma preciosa pero precaria canasta todos los
huevos de la Humanidad" (p. 414-415).
Pero aún así parecerá relativamente pobre este colofón al siste
ma. Asume la forma de un balance general de la situación actual,
hecho por un hombre particularmente versado en los asuntos inter
nacionales.
Entendemos que no es aquí, sino en el correr de toda su obra,
donde Toynbee formula su diagnóstico. Siempre que lo hace se dis
culpa de que no quiere trazar el horóscopo de nuestra civilización;
habla de "posibilidades"; emplea términos dubitativos: "quizá", "po
dría suceder", etc. Geyl ha destacado el papel de la palabra "quizá"
(perhaps) en Toynbee (aunque agrega que generalmente prosigue su
argumentación como si no la hubiese pronunciado) . La verdad es
que esas precauciones se mezclan a profecías ingenuas.
Sus presagios giran en torno a tres puntos: 1) Perspectivas po
líticas. 2) Perspectivas económico •• sociales. 3) Perspectivas espiri
tuales. Sus conclusiones son las que ya adelantara en la Civilización:
"La salvación quizá esté, como ocurre tan frecuentemente, en encon
trar un camino intermedio. En el campo político, este justo medio
sería algo que no fuera ni la soberanía ilimitada de los estados par
ticulares ni el despotismo irremediable de un gobierno mundial cen
tralizado; en el campo económico, algo que no fuera ni empresa pri
vada sin restricción alguna ni socialismo a ultranza" (p. 41) . Y en
otro lugar: '¿Qué debemos hacer para salvarnos? En política, esta
blecer un sistema cooperativo constitucional de gobierno mundial.
En economía, hallar trasacciones prácticas entre al iniciativa privada
- 36
-
�sa 'ajuaAaia
p BJBd 'oiad íojuamnpaaojd p oaijjjuaia Bjas o^j -puosjad opquB
ajuaiAjaj un 'Bai^cq upiaanpap eun anfa sbui 'uaanpBJj anb SBjqBpd
noa (^^-¿9 'XI) oiJ^a^dxa ap bjbj^ 'osoiSipj ouBjd p ua pnjxaid
-sa ojuaiuiiaBua.i asa b a^uajj ouisia^daasa a[C[isod p opuaiAajd ^
• (^f7 #d) ttuopBz^iAia Baqsanu ap BtauaAiAjadns tb\ jod B^pjBq a^uas
-oad BJisanu opBuc^ aaquq ap so^nSas oaod ou soujiiuss souicjjpod
'saj^ so^ opBzuBap soutB.iaiqiiq ig 'soAxjofqo sosa ap oun BiaBq Baznp
-uoa anb ouiuibd p JB[pq s^nd [B^uapiaao opunm oj^ssnií ua sozaanj
-sa uBzipaj as ^ojj "sosoiSqaj sojuauíBpunj aaqos jBjnaas Bjnjanj^
•sdjadns bj JBaopa b jaApA 'inutdsa pp BpiA B[ u^ • (soduiatj sosjaA
-xp so[ ap SBjajauoa sapBpisaoau sb[ un^as sa^qBUBA) ouisipiaos p X
�CRITICA DEL SISTEMA
"La realidad se hace naturaleza cuando la con
sideramos con referencia a lo universal; se hace
historia cuando la consideramos con referencia a
lo particular e individual". (H. Rickert, "Cien
cia cultural y ciencia natural", p. 98-99) .
Hemos desgajado un árbol frondoso. Nos ha quedado un esque
leto, mostrando en el aire sus muñones desnudos. Lo desechado no
es simple hojarasca; en la obra de Toynbee es, quizá, magnífica flo
ración. Pero ese sacrificio era necesario. Queríamos aislar lo que él
considera nuevo: el estudio sistemático del material histórico, el con
junto elaborado con ese procedimiento. Porque nuestro juicio debe
referirse a ese conjunto y no al inmenso material acumulado en apoyo
de sus tesis.
1.
Objeciones de detalle.
La obra de Toynbee es un excitante del espíritu. Es ingeniosa
y acertada la observación de Marrou de que esa obra es un "Reto'
que provoca en el lector inteligente una "Respuesta", consonante o di
sonante, pero siempre de interés (en "Esprit", p. 120) . De ahí una
multitud de objeciones, muchas de ellas de detalle.
En primer término, las referentes a la información del autor. No
son meras críticas de especialistas: es difícil que el monumento mis
mo pueda mantenerse incólume si sus pilares se muestran débiles. El
holandés Renier dice que "cada vez que se refiere a la historia de
los Países Bajos resulta superficial y aproximativo, cuando no apa
rece como francamente mal informado" (op. cit., p. 217) . Eso se
repite como un coro para cada historia nacional. El socialista Henri
de Man, luego de señalar "que ha permanecido sobre muchas cues
tiones al nivel del conocimiento de un lector de periódicos" (op. cit.,
p. 39) destaca algunos de sus errores, como el de creer que el tér
mino "comunista" proviene de la Comuna de París de 1871, cuando
ya Marx y Engels titularon en 1848 como Comunista su famoso Ma
nifiesto. (Estudio, t. V, p. 179, n. 5)
En general, los historiadores han reaccionado frente a su ataque
a la especialización histórica, señalando, entre otras cosas, que ese
ataque no se hace extensivo a la especialización en otras ciencias.
- 38 -
�- 68 SBZIJ3JUOJJ SapBpdlIBA 9p 3IJ3S BUtl 4BIinqanB]/\[ BJ B BlUBJ9JnBJ/\[ BJ ap
-sap 'ouis 'uoiaBzijiAia Bun uos ou 44sapBuiou,, soj — Baiuaaj asBja Bun
4—¿sanjuBq soj X soiuozbuib soj b uaiquiBi ou anb joj? ¿sajBunnbsa
so[ X soisauqod so[ b aiSaja anb jod ^?— sBAijxuiijd sauoiaBzijiAia
sop aunaj anb bj jbioijii.ib uoiaBDijiSBja can sg 'saijuBuiso A souBjJBd
-sa 'sapBuiou 4sajBuiinbsa 'soisauijod : 44suoiibzijiaid pajsajJB,, oauia sb[
ap osbo [a souiauíoj^^ rsBpBjJoqB sauoiaBzijiAia sbj ajqos no.uBj^[ ap
sauoiaBjapisuoa SBjsa ojduiafa ap ojn^ij y 'osojn^ij oaod A jsuoiauaA
-uoa sa (*aia '[bjoj ua \^) sauoiaBzqtAia sb^ ap oijb;u3aui fg -^
•sopoj apunjuoa so^ o 'o^ns
\9 JBSiaaad b BZUBap? ou aaquXo^ -Biauasa ns ua Bl^^pui anb 4oaijoso[
-ij ^a ísa^aj sns aaaajqB^sa Bjnao^d anb 'oaiScqoíoos ja ísoqaaq soj ubC
-ij as anb jap jbioos A ouBuinq jiuaAap jap ozojj 'oauoisiq ja :44u9ja
-BzrjiAia^ ap sojdaouoa saai ^bjj "BaiiBuiSiua X ajqapua sa (44Xjoisiq
jo pj^ij ajqí^ijajuí ub,,) uoiaBzijiAia ap buisiui uoiaiuijap Bg -j
:soiuBiunsa^j 'sauoiaafqo SBqonuí oqaaq u^q aj as
—sauoiaBzijiAia sbj— opBzijiin sauoiaBjuoajuoa ap odij ja ajqog
•oareauj oijaduij jap bj X bmbjjo"^j ap 'uiABq^ ap :sauoiaBzij
-]Aia saj^ ainSuijsip anb XBq 'ojja^ '3 oijnf uq oipui oojoanb^B jap
souoiDBÍ5[;saAui sbj un.oas 'jjjy *BuipuB uoiaBzijiAia bj b o^aadsaj jBp
-x^ jBSjn^ ua uoiaafqo buisiui Bg "(ll"0^I "^ 1?JÍ^S3M U9) pí-13^
-tui Baoda bj tu 'opunaaj X oaia ub^ 'oai^uajaq opoijad ja m japua^d
-uioa X jBiaaadB BJBd opBJBdajd bjso o^^ -asuaiuaiB un '¿oSip anb?
4oSat^S un aaquXog ap oqaaq Bq 'Bqaaj^sa ojad Bpunjojd 'bjsiubui
-nq uopBuuoj ng,, :nojJBj\[ BáajgB 'aB^nj cijo ug (-ss g^j 'jj X -ss
I€ ^i \t39i^I>í-IoiSíH saiauaiag sap jbuoijbuj3juj saa^uog '9Xl) ot^
-uiaij ja ua SBiauajsixa ouioa uBasojaouiBjaui as X UBuoianjoAa sau
-oiaBzijiAia sbj anb SBjjuaiiu 'sBiauasa ouis nos ou sodij sosa :ajuatuBj
-oajjag *sapBpijBaa ou X sauoiaaBjjsqB ouis ubjj^s ou SBiauapuaj SBsa
uainb BaBd bjsijbuiuiou ajuauíBpxpiaap BJBjaap as (nojJBj\[) *pg 't4uad
-XjjBapj,, ap buijoj bj ofeq SBiauapuaj ap sauoiaBjuasajdaj bsu anb
jaqa^ xbj\[ ap opojaiu ja opuBaijdxg1? :uoijsana bj ap ojjoain jb ba
snb 'Buaj^ 9p ^H38!8^-1^ J3llcy^ 3P uoiauaAiajui bj JBOBjsap ssaiajuí
'uoisnasip bj 3Q 'BiauapBaap ap soipBjsa oiuoa oaad 'BOiuajajj uoiasz
-ijTAi^ ap ojdaauoa ns ua sopiiiajuoo uBjsa ncuBj^ BSaj^B anb sopojj
-ad sop soj anb ^ *t4u?í8íA 3P sojnSuB sojuijsip apsap pBpijBaa bj ap
sauoiaBjuasaada.1 aas uapand SBqtuB^, :iiojjb^\[ ap bj aatpBjjuoa ou ou
-Biuoj - oaa^S opunuí jap uoiaaasip ns 9n^) 'BjaBsuad BJBd p^pijBaj bj
jBaasip oiJBsaaau sa 'ojuaiuiiaouoa jap Biuajqojd ja na 4anb opuaiuaj
-sos nojaBj\[ b Bjsajuoa 'aaquXoj^ oidojd ja opuaipisajd X auuojuí ja
asjijnasip jy ^oíaadiuj oÍBg jap bubijst.to bj X bubuioj - Baijsiuajaq bj
4ísijod) Bn^ijuy pBpnia bj ap bj :sauoiaBztjiAia o sojunfuoa sajj Jin^
•uijsip anb X^q anb opuaiuajsos 'pEpanSyjuy bj Bpoj BiaBajBqB anb
saiuajaq uoidbzijiaio Bun b ajuaiuajduiis JipnjB 'osaj^uog ja ua ajuas
-aad 'aaquXo^ b Bqaojdaj aj ja ug '44pBpanSijuy • uoiaBzijiAig bj ap
ijj^, aaqos auuojui un Biounuo^d nojJBj^[ '0S6I U3 8JJBd u9 P
'sboijojsijj SBiouai^ ap jBuoiaBUjajuj osaaSuo^ xi I3 U3
�de diversas civilizaciones; los escitas, por ejemplo, son un fncies nó
made de la civilización irania), y, por fin, dos casos particulares: de
jemos a los osmanlíes — objeto de parte de Toynbee de un trata
miento privilegiado (el Imperio Otomano, un imperio de nómades
in partibus agricolarum^ y los jenízaros, perros de guardia de una
tropa de saqueos) ; el caso de Esparta es para nosotros muy claro.
No hay una "civilización espartana", no hubo más que simple pro
liferación de síntomas mórbidos en Esparta a partir del momento en
que ésta, dejando de participar en el impulso creador de la civili
zación helénica, se estancó en un conservadorismo reaccionario: es
una ramazón seca del árbol helénico y no se la puede considerar por
separado como un "campo inteligible" de investigación histórica" (en
"Esprit", p. 123) . Aquí se evidencia —agregamos nosotros— el espí
ritu radicalmente ateniense de Toynbee (ni siquiera Temístocles hu
biese considerado a los espartanos como no griegos) y el profundo
influjo de la obra de Tucídides.
3.Personalmente, nos parece ilógico no separar la civilización
helénica de la romana y separar luego la de Cristiana Ortodoxa y la
Cristiana Occidental que tienen, respectivamente, aquellas raíces.
4.Y, finalmente, este "juicio desconsolador" de Marrou: "A
Toynbee lo pone ciertamente en guardia su sentido empirista de lo
concreto para evitar la tentación idealista (y de paso critica el organicismo extremo de un Spengler) ; con todo, yo creo que no ha po
dido librarse de sucumbir a ella: "las civilizaciones —dice— son con
juntos en que todas las partes están en cohesión recíproca y se afec
tan mutuamente" (III, 330) . ¿Pero cuál es la realidad de ese todo?
Tengo plena conciencia de la gravedad de la cuestión así planteada;
no hay en la hora actual problema metodológico más grave para la
etnografía, la historia, la sociología y el pensamiento en general que
el de la "unidad en materia de civilización". ¿Es un dato de la ex
periencia? ¡No! ¿Es una ilusión? Nos asecha el ahsurdo. ¿Es posi
ble? ¿Es un fin que debemos proponernos? ¿Un fin que podemos
alcanzar o una esperanza escatológica? Toda nuestra concepción del
hombre está allí en juego. Pero todo el mundo puede apreciar, si mi
objeción nominalista es aceptada el fracaso radical de la empresa de
Toynbee: los veintiún "objetos" de que pretende tratar su teoría no
son más que abstracciones rarificadas, ese poderoso esfuerzo no abra
za sino fantasmas" (ibidem, p. 125) .
Otro conocido historiador, Lucien Febvre, enumera sus objecio
nes y no tenemos interés ni necesidad de reproducirlas aquí. Este
historiador acepta el método comparativo en la historia (y señala el
ejemplo de Henri Pirenne, propugnador del método comparativo y,
sin embargo, autor de una "nacionalista" "Historia de Bélgica") .
Pero agrega: "Comparemos, sí. Pero como historiadores. No con la
alegría perversa de sumergirnos en la nada de esas 21 conchillas va
cías, sino con la alegría sana y fuerte de .captar lo concreto. .. Com
paremos, no para fabricar, finalmente, con hechos chinos mezclados
con hechos hindúes, rusos y romanos, en batiburrillo, no sé qué con- 40 -
�- \f -
'4(suBxiojsxq qi^v sajsqaQ,,) ttoiqq p oua^ Bisa anb ap SBxmdsa sauoia
-B.lJSOUI9p SB[ A SaOB^BJ SOlUdXUU^IB Sa|X[BiaXUXXUUI SO^ 9p O[d XUafa Utl
Sq * OaXJSXiajOBJB3 XmU OU11 OXÍIS 'opBfSIB OSB9 un 89 OU 9J89 ^ * ' # B8
-nBD ns lapuapp ap ajiB [9 Bjxaiafa aaquXoj^ anb uod (Eso[ndxnasaux
B[IBIUB^ OJ9Illb OU) ajUdOOUX ajuaxUBJOpBJUBOUa BI9UBXU B[ 9p UOT9BJJ
-8n¡I B9ISB[9 BUn OUXS 89 OU
I^9^) aXnpUO3
BJSandsa^ B[ A OJ9^J
pp BIU9J pp uoiDBai8n[t BaisBp B^,, 't4BiuBiu9[y ap BqBjBq ap sod
-uiB9 so[ ua B9i.xauiy opBUBS aaqBq^, ap BqBjaBf as opusna
p.io^) uícJ 9P SBjqBpd 8B^ osn]aui b^i^ • B.uaiB[8uj a BpuBpjj
uoaaiuiAiajuí anb so[ U^ 'JIJ^VX ^ IIAX SOI^Í8 SOI U3 soado^na sosaa
-ns so\ ap ojpjaBsap pp outs 'oujojuoa pp sapBqnaijxp sbj ap ouiAoad
ou p anb opnBJisoiuap 'BjjajBpuj BAan|^[ ap souopa so^ ap ojunij^
pp SBsnsa sb|^ JBipnisa b apaaoad [^a^) 4isb unB o^a^ *(48auoi9BzqiAia
í-vs^ ap ojuaiuiiaBU p BaoAoad ssoa anb ap upxjsana B[ sa 4tBuiaj aj
-uasaad ojjsan^^,, 'aaquXo^ aaip 'ttruiaj ajuasa^d ojisan^j,^ 'SBunijupA
sb^ ap Bun '[Bjuappao uqraBzqiAia uBa^ b^ ap a^UBjSa;ui a^jsd ouis
••-uoiaBzqiAia Bjujisip A BAanu Bun 'BiSopuiuijaj Bido^d ns ua 'sa ou
BHBaijauíBajJou uoiaBzqiAia o pBpaiaos B^ • • • uoiaBzqiAia BAanu Bun
ap oiuaiuiiaBU p B3jbui ou Biauajaduioa Bsa ap opBqnsaa [a anb sa —
^Xa^ aaip— uoiaBA.iasqo Bjamiad Bq,, •uxuiS.ii^ ap sasa^Sui so[ o íoaif
-aj/^ A Bppo[jj Bj ap 'sapu^dsa so^ iuospnjq pp Biqnq B[ ap 'sasapuB[
-oq so\ íBUBTsmq b¡ A BpBUB^ pp saaopBziuopa 'sasaauBJj so[ anb bij
-B[Bjidsoqui sbiu uoiSaj Bun uojbjuojjb BaaajB[uj BAan^[ ap souopa
so[ anb ua BqBSBq as upiaBjuauínis^B ng 't49iJO^ 13P B9íJ9uiy ^[ ap
oiutuiop p jod saaopBziuopa ap sodn^á sa^uaaa^ip ap Buaaop Bipaui
aj)ua Biaua^aduioa B[ ap opBjpsaa p sa 'pjuapiaao Biaojsiq Bidojd
B.nsanu ua 'Buiai ajuasaad oajsanu ap BaisBp upiaBJjsn^i Bq,, :aaq
-u^oj^ Biaap 4oaijBjoa8 oujo^uoq pp o;a}j pp JB^qBq \y *uaiq uaaou
-oa souBaijauíBaiJOU sajua^o so[ anb cmaj un aaqos aaquXo^ ap sau
-oiaBjaAasB sb[ ap Bun aju3uiBpiuajsp ozipuB pCa^ aosapad p 'sau
-auiy ajio^^ ap sopiuq sopsisq soj ua Biauaaajuoa Bun uq *opBuapuoa
BiqBq anb ttsaptnbojJBd,, o 4tsapuoiaBií^^ sossa so^ b bj[bs 'sauoiaBzqiA
-xa sb| 'oisando^d oxpmsa ap odxuBa pQ -oaxaoSap opx^uas Bp sa[ as
'soisa b une '•A 'soxjBjajq A soaxSopjxxu 'soxjBpua^a[ sojBp uoa aunaa
so[ as opuBna axuxxBxu 'Bsoa aaxnb[i;na ap so^dxuafa asjBJjuoaua apand
Bxjoisxq b^ ua 'Baxj ubi pspxpaj u\ opuaxg #so?jaxa u^as anbunB 'Bpj
-sod as anb o[ uBiujxjuoa ou 'osb^ p uaaeq ou anb sa Bxuapojd p oí
-aj -opBxuixjuoa b auaxA so^dxuafa ap pnjrqnxu Bun 'oxdxouxid un op
-B^uag 'aaquXoj^ ua ajuaxuajuBpunqB ajxdaí as o^uaxxuxpaaoíd [q
•sopBaopa uoiaxxj sapna so^ ap so[dxuafa oxuoa 'sauopBzqxAiq sb^ ap
sxsaua^) sb{ ua xiBjsa ou soxposida sosa íscuoxaBzqxAxa ucaia sopBqy
so[ xu soubxuoi so^ xu oíaj 'SBpBnaapB t4SBaqdai^ UBiBi^uoaua soqxuB
anb opBjdaoB ía;xxaxnBAijaadsai ;sopBi[y soj A soubxuoi so[ BiBd 44soxj
-Bsap,, opxs ub^bxj unpaa^ o so¡bS so[ ap u^xsBAux bj anb opB^daay
•o^uaxxuBuozBi ap o soax^pj sajona 'ajuaxup^nSx 'Bqaoidaí a{ ag
' (OtI '^ ''^P '^) M""8BJBqjBq
sauoxsBAux o psiaAxujq opBjsq 'psiaAxujq Bisa^Sj ap so^a^jjsqB sojdaa
�Otro ejemplo en Marrou: "La presión turca fue el cimiento de
la monarquía de los Habsburgos; esto explica bien la evolución de la
monarquía austríaca, que se derrumba cuando desaparece el estimu
lante (Agrego: ¿y por qué no reacciona igualmente ante el estimu
lante Napoleón o Hohenzollern? J. B. D.) Pero Viena no es, como
Atenas, la encarnación de toda una civilización. La curva de la bistoria austríaca, ¿podría confundirse con la del conjunto de la civi
lización occidental? El proceso no es específico del fenómeno "civi
lización" (op. cit., p. 122) . En casos como éste —dice Ortega y Gasset en su 9^ conferencia— "tropezamos con una de las trampas del
historiador inglés".
Distorsión de los hechos para encajarlos dentro del sistema. Ya
se sabe el papel del "proletariado externo", las bandas bárbaras que
agreden y matan una civilización. A partir del t. VI, Toynbee in
troduce muchos cuadros, divididos en meticulosos casilleros o colum
nas, al estilo de Spengler. Y a todos debe extrañar que coloque en
el casillero de los "bárbaros" que agreden al Imperio Aqueménide
y destrozan la Civilización Siríaca, a ¡los macedonios! (Estudio, VI,
331 y VIII, 735). ¿Bárbaros el discípulo de Aristóteles y sus griegos?
Isócrates pensaba, evidentemente, de manera diametralíñente opues
ta (En V, 608, n. 3, Toynbee trata de explicar el asunto procediendo
a un curioso desdoblamiento de Alejandro: "la conquista del Impe
rio Aqueménide por Alejandro es, en su aspecto macedónico, una
bárbara Volkerwanderung. .. Pero además de ser un jefe de guerra
bárbaro, Alejandro fue un misionero de la Civilización Helénica, y
fue el helenismo y no el barbarismo lo que finalmente se extendió
como fruto de las empresas de Alejandro") .
Al tratar de confirmar en los hechos sus posibilidades de la iden
tidad formal de todas las civilizaciones, la regularidad y repetición
de sus procesos, la tarea de Toynbee se vuelve dramática. Su deses
perada búsqueda termina con frecuencia en un fracaso: Toynbee se
limita a considerarlo una excepción. Pero son los casos aparentemen
te confirmatorios los que más se le han discutido. El autor va con
sus moldes a enjuiciar cada civilización, quiere descubrir en ellas
sus estados o iglesias universales, su Volkerwanderung, su Time of
Troubles, etc., etc. Las analogías descubiertas así son sorprendente:
Julio César y José Stalin son contemporáneos e idénticos, porque es
tán ubicados en el mismo estadio de un recorrido regular. Es más:
algunos de esos estadios desconocidos por esencia de fuentes históri
cas, pueden reconstituirse gracias al sistema. "Tratemos de identifi
car esta sociedad (Siríaca) formulando una igualación entre su his
toria, de la que conocemos el último tramo, y la historia de la So
ciedad Helénica, que nos cae en suerte conocer en todas sus etapas"
(I, 96 trad. cast.) Eso suprimiría, evidentemente, el trabajo de eurística e investigación históricas: nos bastaría el esquema. Y es que
Toynbee maneja valores y conceptos absolutos: la Civilización, la Vi
da, etc. César y Stalin son lo mismo porque actúan en la "Época de
Turbulencias" y optan por el estilo de vida "futurista". Pero, ¿qué
- 42 -
�-pB Baam 'js aod ap 'sa BtauBjsunaaia Bunui^[ (ó^ 'SBpBjuoa Xnuí sej
-sandsag sb[ ^ aiu3UBtuaad sa o^ag [a 'BaauBiu bj;o ap oqaip q -sohb
000'9 souirqn so[ ua ouis sauoiaBzqiAia opiaBU uEq ou X oaisij ou
-aojuoa ^p sojjBsap opiqiaaa Bq BJjatj B[ ajqos aaquioq [a BAaq anb
soub ap uoqiui un o pui qo 5OI ^iuBanQ (ó[ :isb SEjaiuinsaa soiuap
-oq • Bjsandsaq - oiaq [ap bijoaj b[ ajqos sauoiaBaapisuoa sns uaaajEtí
oiu sajuB^aodun 8Bj\[ #oajuapB apsap JBA.iasqo osroaad sa X 'BjanjB ap
-sap BAjasqo 'BáajjQ aaxp 'a^sa anb —ouBiuo^ ouadui[ [a— ao
ap o[duia(*a [ap a^a^d '[EsaaAiuj^ opB^s^ ap sapi b[ b oiuuna u^ "
-i[ asa ojipaui opBfap Bq xs souiaqBS ou '^^ajjQ opiaa^BdnsaQ #ttBa
-ijojsiq uozbj B[ ap BJoany^ ap opiji} [a uoa j[[B aa^auíojd b aA[anA
o[) Baijojsiq o [B}iA uozbj B[ a.xqos ojqq opBaqqnd Baunu X op^ia
-unuB a^duiais ns ua jauodxa ap Bq aaip anb sb[ 'sBjJtoaj sBidojd sns
uoa so[opuBiuojjuoa aaBq oq^ 'Bisandsa^ X O}a[[ B[nuuoj b[ X
-TUjq opBjs^ ap ojdaauoa [a ouis bzi[bub ou Buiaisis asa 3q
-uoa Buiíqn X é^[ ns ap sojBjjBd sounS[B u^ ouis ouBiaaquXo^ suiaisis
[ap [BjuauíBpunj Buia[qo.id [a jBJBaua b oa[[ ou }3ssb^ X BSajjQ
•••pupqtSB apjaid anb^od Buqaap o 'Buqa
-ap anbjod pupqíSB apjaid uoiaBzqiAta eim ^ssqanuí opnpuas uBq
a[ as Biuiqn b[ ouioa 6Bi^o[ojnBjj '(OSf7"Sí7f' "^ 'salsuuV?íi u9 InoJl
-jb) ttopBzi[iAia un bX Baa anbjod '*aja 'sanbip opuaXnj;suoa sa[iajj
-ip SBjjaij sBsa SBAijanpoíd oqaaq Bq anb aaaja [iobj sbui sg *sa[iajj
-ip SBj^ai^ ap Bisrnbuoa B[ aod opBzqiAia oi[anA Bq as ajquioq [a anb
jBqojd aod Bpan)5, (ó^ -a[duina as ou Xa[ B[ 'o^ub^ aoj 'oaodiuBjL
¿opBj[nsaa ouisiui [a aadutais aanpoad uoiaBjiaui buisiui Bq? *o[qand
un ap ojuaiuiBpnbiuB [a aanpoad sosbo soqonuí ua 'o^[ ¿Bp^apuaSua
uoiaBzqtAia B[ sa aiuBjaoduii sbui ojub^ ojaa [a sa apuBaá sbui ojuBn^?
(óg 'aotaadns uoiaBzqiAia BunSuiu opeapua^ua UBq ou saaejod sau
-oíSaa sb[ :uaiq ]^ -soaidoaj so[ ap Baaaia[ap Biauaiqjuí b[ X Baajiaod
-os uoiaaB B[ ap B^qBq a^uaiuaiuanaaaj X uotaBzqiAia B[ ap sosaa^oad
so[ ua [Biauasa uoiaaB eim ojjj [B tiEpaana^ anb so[ b aun as aaquXoq
ióZ "sa[qBaoABj sb[ u^qBjsa sajiíB apuop sa[qBaoABjsap sBaijBagoai^
sauoiaipuoa sb[ aBao[oa [a aaapaqo B^siuiuiaa^ap oidiauíad ouisiui [y
(^[ :noano^) ap sauoiaafqo st?[ jnbB ajj 'oaisij ouaojuoa [ap soijBsap
so[ aB[Buas aod a^uauíBsiaaad Bzuaiuioa 'sauoiaBzqiAia sb[ ap sisaua^
8B[ ua sB^sandsaa sb[ X sojaa so[ b BisiAaa a^ssd [B 'oSan[ X oatjBa^oaS
oiusiuiuiaajap [ap Baiqaa B[ aa^q aaquXoq •sauotaafqo opiqiaaa Bq
oaa^ • (uijb[ ua opB[nAip an^ o^aiaS ua piqtaasa is anb) oqaany oa
-aBp^[ ap t4BaadsB aad BajsB py;^ [a BjsBq oiqasaa^j ap 44SBSoa sb[ SBpoj
ap aapBiu B[ sa Bqan[ B[?9 apsap 'oni^juB ojuaiiuBsuad [a ua Biauanaaaj
uoa B;uasaad as X BfaiA sa Bopi B^sg 'opunaaj sa pBpisaaAp^ B[ b ajuaaj
ozaanjsa [a :BpiA ap Btuaou ouioa souixjaBduioa B[ souisiui soa^oso^
•uoxaBidaaB BqduiB opiqiaaa Bq Bjsandsag - ojag [ap B[nuiaoj Bq
'•^io 'do) tt8BpiA sb[ aod oiadsaa sbui X Bpi^ b[ aod [BqaaA upiaoA
-ap souaj^f "Biunjsa sa[ as uBasnq anb BpiA b[ 'uiuaq ua sixjsosag b o
sinq uBg ua [BdiuBqansy b opuBidoasa[aj i—aaAqag aaip— ttSBisi^BaBd
-xuoa,5 so;sa ap soucui sb[ 3JJug^? ¿aEsag oq^f oáwj aBpiaiiaBd ua oziq
�versidad. "Todo lugar es, a la vez, facilidad y dificultad..-. Si el Re
to fuera pura dificultad, el hombre sucumbiría y no habría histo
ria" (II9 conf.) 39) Un mismo Reto encuentra respuestas distintas:
el invierno derrotó a Napoleón en Rusia y le permitió vencer en Ho
landa, etc. 49) Algunas civilizaciones —dice Toynbee— se desarrollan
"en un lugar indeseable, que las demás no aceptaban. Pero esto, má3
bien que aceptar el Reto, es no tener otro remedio" (II9 conf.)
59) Existen tres posibilidades: que el contorno físico sea todo facili
dad, como creen los optimistas, o todo hostilidad, o un sistema com
binado de facilidades y dificultades. Lo que importa es el hombre.
Pero de él "no se puede hacer una historia naturalista; el hombre
no es natural, tiene infinitas posibilidades, nadie puede decir de qué
es capaz; incluso si el planeta fuera destruido acaso podría llevar
una existencia interplanetaria" (II^ conf.)
Y, finalmente, sobre las Perspectivas de nuestra civilización, su
diagnóstico ha sido considerado ingenuo, incongruente porque pre
tende atar elementos incompatibles, etc. Uranga, luego de decir "que
no se levanta mucho de la opinión del hombre de la calle", termina
que "el mensaje de Toynbee parece de una sublime pobreza" ("Cua
dernos Americanos", 1948, 4, p. 137 y 138) .
2.
Refutación sistemática al sistema.
Pensamos plantear esta refutación en torno a los siguientes pun
tos: la historia no es una ciencia de generalizaciones; la historia no
repite sus procesos; sustancia y proceso; la teoría de Toynbee es una
doctrina teológica y teleológica de la historia; su método es apriorístico y no empirista; su filosofía es una filosofía de decadencia y, si
se quiere, de salvación.
La historia no es una ciencia de generalizaciones.
El siglo XIX, orgulloso de su desarrollo científico y de las ex
traordinarias hazañas realizadas gracias a la aplicación de las leyes
científicas, pretendió extender al campo de la historia el método pro
pio de las ciencias naturales. Quizá, como lo reconoce Toynbee mis
mo, porque consideró el presente como una situación definitiva y
absoluta; pero más aún, bajo el influjo del evolucionismo, porque
consideró el proceso histórico como regular y uniforme.
Fracasado el intento, porque la historia se resistía a ese trata
miento, se comenzó a aceptar al final de ese mismo siglo la existen
cia de dos grupos de ciencias ocupadas de estudiar dos tipos de fe
nómenos: los que estaban dentro del campo de la naturaleza y se
cumplían de acuerdo al principio de la necesidad, y los que caían
dentro de la esfera humana y se cumplían de acuerdo al principio
de la libertad. Esos dos grupos de ciencias tomaron distintos nom
bres: ciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu, en Dilthey;
ciencia^ natural y ciencia cultural, en Rickert; ciencias de los he
chos de repetición y ciencias de los hechos de sucesión, en Xenopol.
'. :- 44 -
�• oaua^oiu
O[ X ojajasip ua onuijnoa o[ buijojsubjj oaijijuaia
pqoaj B[ b [buoiobj jsaBi[ bjb^ • 44ajuajajip sa op
ojaadsaj í44aXn[j opoj^, raaip 'ojauíijd O[ b ojaad
-sa^ • (^ 'dB^) jb[iiJ>uís X a[qBjnui sa pBpq^aj b[ 'Jiaap sa '44pEppua
-OJajaq,, ns X 44pEpuiu(juoa^, ns Bjjsanuiap jjaqai^ ¿Bjuasajd sou as
ouioa? '^aiJjdiua pBpxpaj B[ ap oiJBjiun jajaBJBa [a opiaouoaa^
* (cj^? X f "d '*jia *do) 44
-siy opojaiu p X njsijvunjvu opoiaiu p ajjua uoiauijsip Eun ap
SBiauaia sb[ jipiAip [b 'ojubj o[ jod 'jB[qBq anb souiajpuaj X
Xa[ ap ojdaauoa p [buijoj upiaisodo ua Bjsa ojdaauoa ajsq
pBpqBiipiAipui a pBpiJBqnaad ns ua 'jB[n3uis japaans [ap ojdaauoa
[a 'jiaap sa 'BjqBpd B[ ap [biujoj opijuas oqduiB sbui p ua 'Bijojsiq
ap ojdaauoa p 'jaaajBd iui b 'sa p^ •ajuauípn^í oaiScq ojdaauoa
un ouis zaA ns b jos apand ou 'sapsjaAiun saXa[ un3as BpBiquuaj
-ap Bjsa anb oju^na ua 'sssoa sb[ ap Biauajsixa ouioa Bza[BjnjBu B[
ap oaiSo[ ojdaauoa [B uoiaisodo Bq^ '44bui[b pp an3uijsip as odjana
p ouioa biusiui BjauBui b[ b 'jiaap sa 'jas ns jod ojjo pp oun ubSuij
•sip as anb sojafqo ap sodiuS sop JBJjuoaua a^qísod sa ou 'sajB[naij
-jBd SBiauaia sb[ ap uoiaBaijiSBp B[ ap sauíj so[ bjbj,^ "opojaui ns jod
ouis ojafqo ns jod uanSiujsip as ou SBiauaia sb[ '44BaiJiduia pBpipaj
Bun anb sbiu XBq ou anb ojsanj,, :ajuBUiuuaj sbui sa jjaqai^
'opo%atu ap 'jiaap sa 'Baijijuaia uoiaBijsaAui ap Bin
-a[qójd sa ojjo n oun Jin^asjaj *sajajaBJBa soquiB Bjuasajd ouauíou
-aj opoj :soqaaq ap sodij sop 'sand 'uos ou uoisaans X uoiaijada^
• (g -d '44bijojsijj B[ ap
Bijoa^,,) 44souauiouaj ap sauapjo soquiB ajjua 'bjsia ap ojund ajsa ap
-sap 'BunS[B uoiauíjsip jaaa[qBjsa ap pBpqiqísodxui B[ asan^is 'uajidaj
as anb zaA BpBa upisaans ap soqaaq so[ uaiquiBj asopuBaijipoj\[,
•Bzjanj ap 'pBpijuBa ap 'upisuaiuip ap 'buijoj
ap sauoiaBiJBA Bjuasajd 'asjijadaj p 'sopa ap oun BpBq "soaiSopiaos
X soaiSpjoiq 'soaixuinb 'soaisij 'soqaaq SBiuap so[ sopoj uoa ajjnao om
-siui oq qos pp oijojbjsbjj ojuaiuiiAoiu [ap Bsn^a b 'oiaBdsa [ap bjuij
-sip uoiajod oub BpBa X Bip BpBa Bznja 'i<oi3B[sbjj ns ua 'Bjjaij bui
-biui Bq "joijajue oub [ap b3ojbub b[ b oja^diuoa Jod Bazajsd as Bun^
-hiu anb uis 'oub BpBa uajidaj es anb sauoiasjsa sb[ uoa ajjnao om
-siiu oq -opipaaajd uBq a[ anb so[ ap ojuijsip jajaBJBa aqaou BpBa b
X Bip Bp^a b iSBa uBp 'Bjuijsip sbui bj3ubiu B[ ap sopBuiquioa 'baij
-aadsaj upiaBjnp X oaiJjauíojSiq opBjS 'BjnjBjaduiaj 'o[aia [ap ojaad
-sy -opoj [ap uaaajBd as ou 'ajuauítujaja uajidaj as anb saqaou sb[ X
SBip soq 'Baijuapi ajuauíBjnpsqB Bjausui ap Bzqsaj as uoiaijadaj Bun
iu 'sBsoa sb[ ap pBpqBaj b[ uq^í ^odOMax 'JSV 'SOP u^ p^pipaj B[ ap
uopijJBd Bsa JBjdaaB b 'opBj3 jouaui o joXbui ua 'uojaijsisaj es X bui
-a[qojd pp pBpaABj3 B[ ap Bjuana uojaip as sopBjia sajojns soq
•oipnjsa ap ojafqo p ojuBna ua
'sand 'uBuajip SBiauaia ap sodnj3 sop soq '[BnjiJidsa bjjo X [BjnjBix
rrun :sapBpqBaj sop uBjjsixa anb ap ojuaiuiiaouoaaj p 'ajuauia[duiis
sbui 'o pBpipaj B[ ap ojuaiuiB[qopsap un BqBaijiuSis ojsa
�Ahora bien, ¿qué visión de la realidad nos dan las ciencias na
turales? O dicho de otra manera, ¿cómo se nos aparece esa realidad
estudiada bajo el método naturalista? Este es, como se sabe, el gran
aporte de la escuela de Badén y, en particular, de Rickert. Dedicó
a ello todo un libro, "Los límites de la conceptuación en la ciencia
natural", que resume en el que utilizamos. De raíz neo - kantiana,
parle del concepto de naturaleza -dado por el filósofo de Koenigsberg: "el de la existencia de las cosas en cuanto es determinada se
gún leyes universales" (p. 31-32). Para alcanzar esa miiversalidad,
el método naturalista prescinde de lo que es singular. "Lo que haya
en ellos (las cosas y los procesos) de puramenie individual será con
siderado como inesencial y no entrará en la ciencia" (p. 75) . Pro
cediendo por abstracción, no recoge sino lo uniforme y repetible, lo
que puede traducirse en leyes. Quizá parezca extraño, porque el
hombre de ciencia trabaja sobre miles de ejemplares y observa has
ta el más mínimo detalle. "Pero, por muy lejos que llegue al aná
lisis —arguye Rickert— la ciencia de la naturaleza no podrá nunca
exponer en conceptos todas las peculiaridades de los objetos inves
tigados". "La combinación de todos los conceptos formados por la
ciencia natural sobre realidades individuales no podrá nunca repro
ducir la peculiaridad e individualidad de un solo objeto real siquie
ra. El que crea lo contrario tendrá que considerar, con Platón, lo
universal como real y no ver en lo particular e individual más que
un complejo de universalidades. Mas este realismo de los conceptos
parece superado hoy. Lo real lo encontramos en lo particular e in
dividual y no puede construirse con elementos universales" (p. 80
y 81).
Es necesario averiguar, pues, si subsiste aquel postulado de uni
formidad y de relaciones constantes que permite el establecimiento
de leyes, postulado que está en la base misma de las ciencias teó
ricas, y que es el punto de partida de Toynbee. Se sostuvo y se si
gue sosteniendo que estas ciencias procedían considerando los fenó
menos sub specie aeternitatis, y de ahí los principios de intemporalidad y universalidad que se le reconocen a sus leyes. Es cierto que
Toynbee dice, en cierta oportunidad, que su propósito es estudiar
los fenómenos históricos sub specie temporis (Civilización, p. 18) .
Pero eso está en franca contradicción con su tarea de "establecer la
presencia en el fondo de algún objeto del pensamiento histórico que
sea constante y absoluto" (Estudio, I, p. 16), con su criterio de la
contemporaneidad de todas las civilizaciones, la identidad formal de
sus procesos y su sistema todo.
¿Se cumple el principio de uniformidad? Dice Croce: "El pen
samiento común, lo mismo que el filosófico, sabe bien que la reali
dad no es constante ni uniforme y que, antes bien, está en perpetua
transformación, evolución y devenir. Esta permanencia y uniformi
dad que se postula (y que se considera después falsamente como rea
lidad objetiva) no es sino la misma oportunidad práctica en que se
trata de omitir las diferencias y considerar uniforme lo diferente y
- 46 -
�- Lf -
OJIO 83
^nb ojsa sotuafap oaa^ 'oaxjojsiq oqaaq 'jEjnSuis oqoajj ¿aopBAjasqo
jap uoiaisoj? • (zf *d '44ajiAijBjaj Bq,, ^aaanoq '¿) 44oaijbj3j j^jobjbd
Un U9U91J 'O8J3A!Un 3JS3 U3 'OI3Bds3 J3 X odui3IJ jq ' S9JUEpJO9Sip
UBJ3S pnjlSuOJ 3p SBpip3lU SnS 'SBUI9pB 'X OU3UIOU3J OUISTUI un B S3^
-U3J3Jip S3UOI3BJnp UBJinqiJJE 'OJJO JB O^33dS3J UO3 OUn OJUaiUIlAOlU
U3 83JOpBAJ3SqO SOQ,, '83pBpT3OpA 3p UOlOipB X BJIUIJUl pBpt3O[3A 3p
sej 'sojnjosqB oduiaij i opuclsa op sauopou sbj aXnjjsap püpiAijBjajj
BJ 3p BJJO3J Bq "BDISiq B|^ l:O3 OpiíanOO O[ SOUIB3^Y * ^pSJBZUOJSiq^ B
OpBZU3XUO3 UBq X '[B3.IJI 3 BJOBJJSqB BZ3pjnjBU 3p UOpOU nS U3 38J3U
-3^UBUI u^pand ou SBpusp sbuisiui sBsq "une ^abjS sbiu
• (44X3^ X oqosjj^,
[3 OpO^ "^ "08 "<^ 44t83[BI3OS SBpUdp SB^ 3p BlSoppOJ3J\[,,
\i) 8OIl9 uo ^p^^n^moo anb ap bjsubui XBq ou is BpBuopusqB 83 X
soq^^q so[ uoo uopBiuojjuoo Bnjadjad Bun b epij^uíos B^pq 38 'Bp
¿ Z3A Bun 'X3[ Bq?, • (¿Q[ #d '44BjjBJoij[oisiq B[ ap Bpojsiq 3 bij
BPÍA ^ O[[OJJBS3p B^3 BpOJ 83 'pBpqB3J BDIun B[ 'pBpqB3J B[
anb 3p opBDijiuSis ojio p ua asjapud^us aqap Boppjsiq BpiA X uop
-buijoj sa Bz^panjBU b^ anb ap B^sando uopBuuijB tb\ X ípaj BpBu 83
ou 'souiBxp 'o '^isixa ou anbjod Bpojsiq auaxj ou BjOB^jsqB uopBiip
•3ui X uozbj ap 9ju3 ouio9 BzapjniBU B[ anb ap opijuas p ua ss
-japu3ju3 aqap Bpo^siq auap ou BzapanjBU B[ anb ap uopBuuijB B[^
'jBSnj ojjo ua aooaq ^aip ouioa 'anbjO^j *pBpipaj apBjnuí tb\ uoa op
-janaB ap SBpauod BJBd saXa[ sns JBOijtpoui uaqap soaijtjuap soj 'od
-uiaij joXbui o oaod BpBa :spuap b^ ap sosajSojd soj ua Bjsa Bqanad
jofaui Bq • (^fz ^ Z' \fZ '^ iííe}^9rI,,) tt8BPBIíA uos ojuauíoui opoj
ua anb saXa^ uos BzapanjBU b^ ap sa[qBJOxaui saXa[ s^q • • • a^qBjed
-as sa BpBu ofapluioa oXno ap 4cpoj pepipaj b[ ua soiquisa opipaans
UBq ojubj SBJjuaiui X '(sojjosou jod Bpiqpjad ou anbun^) uopBD
-ijipoui Biin3[B oppnpojd J9([cq aqap jBuiquioaaj X JBuiquioa asa
ua anbjod^^ 'aaojq Bjsajuoa 'o\[ ¿sauoispaad SBsa ajdmais ua[duina
as? 'oaa^ -44japaans ap Bq anb O[ ap sauoispajd jbuijoj anb sou
-ara BpBu a^isod sa ojjaiqnasap UBq as anb saXa[ sbj ap oipatu jod
anb ojubj 'a[qBpnpui sa pcpaaA b^ ap joSij p Xa^ b[ ua 4X 'Xaj b^ ou
-18 asBp B[ sa ou sa[BjnjBU sspuap sb[ ap u^ oaapBpjaA ^q^ :aoojq
B souiBAp^ ¿saXa[ ap ojuaimpajqBjsa p a^qísod uaaBq anb sajuBj
-suoa sauoiaBpj sbj 'uopij9daj bj ap oidiauud p ajduina ag?
* (^8 #d 4'IP
•do) 44BaijaBjd uoiaBaqdB ns BJBd BiJBsaaau uoiatpuoa bj ajuauíBjsn^ sa
4BaiJoaj Biauasa ns opnjjBq souiaq jBna p ua jajaBJBa 'jBjnSuis paj
o[ X p 9JJU9 ojjaiqB ouisiqB ja X BjsijBjnjBU ojdaouoa pp pBpipsiaA
-uin bj 'sand '^y,, tjja^ai^j jod Bpiaouoaaj bX opis BiqBq 444ajqBjnui X
bata pBpipaj bj ajqos 'ooijBuiBjd jojba ap 'SBOijBj^inbBj sauopdiia
-subjj,, ouioa saXaj ap SBiauap sbj Jiuijap b aaoj^ b oa^jj anb 'pBpiui
-jojmn bj jBjnisod ap BaijDBjd prpijBuij Bjsq • (^^z *d *44ojnd ojdaa
-uoa jap Biauaia ouioa Bai^oq.^ 44pBpisaaau ap sauozBJ jod auuojiun
aa^q as anb 'pBpijBaj bj ap ojuaiuiBjBjj un ap pBpisaaau bj sa Bzaj
-BjnjBU bj ap pepiuiaojiun bj ap opcjnjsod ja ^ajqBjnuí oj ajuBjsuoa
�En lo que antecede hemos visto lo que pasa con las ciencias generalizadoras. ¿Y la Historia? 'Hay ciencias —dice Rickert— que
no se proponen establecer leyes naturales; es más, que no se preo
cupan en absoluto de formar conceptos universales; esas ciencias son
las ciencias históricas, en el sentido más amplio de la palabra... Quie
ren exponer la realidad —que nunca es general, sino constantemente
individual— en su individualidad" (p. 96). Este es el carácter intrín
seco de la Historia formulado desde la Antigüedad, por ejemplo, en
el famoso 9 de "La Poética" de Aristóteles: "la poesía trata sobre
todo lo que es general y la Historia de lo particular. Lo general, es
decir, qué cosas dirá o hará verosímil o necesariamente tal o cual
persona, y es a esta representación que apunta la poesía, aunque
atribuya nombres propios a sus personajes; lo particular, es lo que
hizo o le pasó a Alcibíades". De ahí la conclusión de Rickert: "La
Historia no quiere generalizar al modo como lo hacen las ciencias
naturales". Y su famoso apotegma: "La realidad se hace naturaleza
cuando la consideramos con referencia a lo universal; se hace Histori cuando la consideramos con referencia a lo particular o indivi
dual" (p. 97 y 98-99).
Que pueda o no haber una ciencia de lo singular, que pueda o
no hacerse una conceptuación particularizadora, es un problema gnoseológico que no tenemos por qué plantear aquí.
Aceptemos que la realidad histórica contenga lo general; pero
como esa realidad es siempre continua y heterogénea, para emplear
el lenguaje de Rickert, contiene, además, lo particular y lo singular.
Los historiadores reconocen el principio de la generalidad y ni si
quiera pueden renunciar a él. Es su punto de partida, pero lo dan
por sobreentendido. Estudian, por ejemplo, sociedades humanas, ac
tos humanos: vale decir, se encaran con un rasgo universal, el de la
naturaleza humana. Otro ejemplo: sería imposible hacer una his
toria de los hechos políticos sin tener en cuenta algo constante en
esos hechos que nos hace dominarlos, precisamente, de naturaleza
política. Pero los historiadores marchan de inmediato a lo particu
lar y singular, porque, históricamente, ni la naturaleza humana ni
los hechos políticos son constantes c inmodificables, sino variables.
¿Renunciar a lo singular? Sería renunciar a lo histórico. ¿Volver a
lo general? Es, como dice Croce, pretender volver al Paraíso, al
Edén. La verdad es que la inocencia no se reconquista: cuando la
perdimos, la perdimos para siempre. La generalización vacía las co
sas, empobrece al mínimo su contenido. Por eso Lucien Febvre, en
su estudio sobre Toynbee, termina diciendo que, al generalizar, lle
garíamos a la conclusión del viejo bibliotecario del Sha moribun
do: "Los hombres nacieron, amaron y murieron".
La ciencia histórica consigna lo singular porque no quiere em
pobrecer la realidad histórica. Tomemos como ejemplo el Partenón.
Generalizando podríamos decir:
—Todos los pueblos tienen ideas religiosas.
—Todas las religiones implican ritos y ceremonias.
^ 48 -
�- 6* -np ajuamcpidej ajjnao oiuoa 'sboiuoSbjub ajuaiuaiuanaajj uos sbais
-aans sbuijoj SBy anb '(BiaBjaoiuap By b bidbjdojsijb By ap 'oyduiafa
jod) bjjo b biujoj: Bun ap opBSBd Bq pBpaiaos BpBa anb 'sBsaaAip uos
anb souiBAjasqo oaad :opiuai uBiy By sap^paiaos SBy sBpo^ -Baiqyod
uoidbziubSjo By 'oyduiafa jod ^sojaadsB sosa ap BjainbyBna oun souiaui
-oj^ 'aja 'aiJB 'uoiSqaj 'Biuiouoaa 'sEaijiyod SBuoaj X sauoiaBzruBSjo
tsauntuoa soiaadsB Bjuasaad sauoiaBziyiAia SBy s^poi ap Eiaojsiq Bq
•BJopBziJBynaijJBd Bzanbu ns Bpo^ ap opBfodsap bij b^ as 'p^piyEaj
b^ opiaajqoduia Bq ag ¿JsziyBjauaS yB 4sand 'oqaaq Bq as an)? *as
-.TBp apand tu 'XBq oy o^_ ¿BjaajBySuj ap yB jByxuiis osbo unSyB Bp ag?
^uij ya B^SBq JBJBduioa ayqísod sa? 'sBuiapB ioxo^ 'sasapuByoq 'soS
-aruou 'sopuBuxjou 'sasauBp 'souiaaA sns ap oipua^d^ X buiijijbui bio
-ua^od Bun ajduiais anj ou buisiui BajajcySuy íbuijbui ns opByyojJBsap
uBq ou anb seysi scj;o ssqanuí Xcyq :sauoiaBqojduioa SB^sa b souiaac^
-ayy oAijB^BduioD opo^aiu ya souiBayduia is o^a^ 'SBisandsaj sbuisiui s^y
uapuodsajjoa SBDijBjoaS sauoiaipuoa sbuisiui s^y b :odij ajsa ap Bijas
uoiaBziyBjaua^ Bq ¿uoiaBziyBjaua^ Bun asjBOBS apan^? -buijeiu ns
'njsandsaj omoa 'u^aja sasay^ui soy 'jbiu yap oijBsap ya a^uB ^aaquXo^
ap afBnSuay JBiynaad ya uoa oqaip 'o 'buii^ijbui pBpiyBiauajod ns Ba
-íydxa BJjajBySuj ap JBynsui jajaBjea ya :oyjBymsod ajsa ap souibjjb^
¿jopBziyBjauaS opojaiu ya soiuBjBayduia oyos is soiubijbjSo[ an)?
¡uoiaBiauajajip Bjusna! 'pnjiyituis biu
-Bfay X b9ba Bsa ap Bjanj 'oaa^ '^x l^ís 19P SBuajy By sa Biauajoy^
íoijBjida ns Bzaj ouioa 'soiq ap ynsuoa un o 'oaijsBisayaa uo^B^ un sa
apuBJ^) ya otaoSaj^ sdBd ya íBjsiiuaaBiíaj adiauud un sa oiBj^sisi^
:aaip as 'isy • oaijbJBduioa o oai^pyBUB opojaiu ya aiuaiuBsoqaaAOjd
jBziyijn uayans saaopBiaojsiq soy 'yBaauaS oy b uapuai^B opuBn^
•Buiydiosip ns ap buisiui BzayBjnjBU sy jod 'oyya b sop
-bzjoj 'oyya b sopBiyqo uaA as :bjubui Bun sa ou sajopBiJojsiq soy ap
sajaiui y^ "sajBaaiyB^ 'souijdj 'sBipi^ 'sajojanjjsuoa sns ap yBnpiAipui
oiuaS ya B^unsBJj Bjqo By anb 'sBiuapB 'asan^ajSy "oyijsa ya jod sbsoo
sbjjo SBqanuí X Bqaajst^BS BiuBpBpnia Bun ap oXodB ya jaua^qo 'sa^uBj
-iqBq sns b ofBqBJ^ JBJjsiuiuins ouis 'sBuaiy ap BiJoyS By X oíSijsajd
ya jBJnSasB oyos ou 'sauoiaanj^suoa sns uoa 'BqBjnaojd anb 'sayaij
-aj ap yBJoiaaya X yBiaos Baijiyod By ap 'ajuatuyBnSí 'uoisajdxa ^asuaiu
-a^B oaiiuouoaa X oaijiyod oíaapod yap uoisajdxa By 'sBiuapB 's^ *ubu
•B9ua sopijuas soy anb ap Baiynuaia uoiaBAjasqo By X Baijpsoyij uoix
-ayyaj By jod SBpBuiuuaiap 'sBayido sauoiaaajjoa sbsouibj sns j^pjoaaj
BisBg "Baoda By ap oaijijuaia X oaijosoyij oiuaiuiBsuad yap uoisajdxa
By uaiquiBi s^ 'pBpiasynáuis BAanu 'oSayjS a^JB yap Baidij Bjqo Bun
4SBiuapB 's^ #JBynai^jBd uoiSiyaj Bun ap 'o^sa ua 'bX anbunB 'osoiS
-yyaj ojuaiunuoui un 'ouiuuai jaiuiad U9 X 'ojjaia jod 'sa 'uouajjB^
yq *BziJByn3uis pcpifaydiuoa By ouioa J3A BJBd so^sbj sns ap souná
-yB SBuadB somajByBuag ¿osa oyos sa uouajjB^ ya anb sa? 'oaa^
•opijaqyBiu X oqaajqBui 'soiubj
-aiAnj oy ou anbunB uouaiJB^ ya jauodns souiBjjpod 'ojub^ jo^
•sosoiSiyaj sojuauínuoui o sauoiaanjjsuoa 'aiaap
sa 'sayBiaadsa say^aoy o saj^^ny UBuijsap as uoiaBziyBaj ns bjb^—
�rante la Revolución Francesa. Pero podríamos generalizar, es decir,
buscar un ritmo o proceso regular, una sucesión sistemática, corno
Platón, Aristóteles y Polibio lo hicieron. (Aunque el último, la ver
dad sea dicha, discutió el asunto) . Para llegar a esa generaliza
ción prescindimos de todos los datos concretos. ¿Cuánto dura una
monarquía, o una aristocracia, o una oligarquía, o una democracia?
Prescindiremos de los caracteres específicos de cada forma: ¿Es lo
mismo la monarquía griega que la francesa? Obsérvese que en Ate
nas, no es lo mismo el antiguo basileus que el arconte rey, ni en
Francia la monarquía es igual con San Luis que con Luis XIV. De
bemos prescindir de todos los elementos concretos. ¿Qué nos que
da? Una serie de generalizaciones, una teoría política universal. Pe
ro, ¿es eso Historia? Evidentemente no: ha dejado de serlo.
Llegamos pues a esta conclusión provisoria: Las ciencias generalizadoras —y tal es lo que ha querido hacer Toynbee— son uu
sustituto ficticio de la verdadera realidad, elaborado con fines prác
ticos. La Historia, en cambio, trata de reflejar la realidad viva y
mutable, hecha de singularidades. No cambian los términos del pro
blema porque en vez de estudiarse acontecimientos particulares (his
torias nacionales o sucesos 'parroquiales") se estudien conjuntos más
amplios, como las "civilizaciones". Ellas también son singularidades.
En esos casos —dice De Michelis— "lo general de que puede ocu
parse la Historia no es de ninguna manera aquello que se contrapo
ne a lo individual, sino simplemente un individual más grande y
más complejo" ("El problema de las ciencias históricas", p. 27) . Eli
minar de ella lo particular significa, lisa y llanamente, eliminar de ella
su historicidad.
En virtud de lo expresado, la obra de Toynbee no es una obra
de Historia, aunque lleve ese título y el autor se designe a sí mis
mo, frecuentemente, como historiador.
Ahora bien, si el objeto de las ciencias es uno, la realidad úni
ca, y lo que marca las diferencias entre las ciencias es el método,
¿no puede someterse la información histórica al método generalizador, tal como lo ha hecho Toynbee? Efectivamente, tal cosa es lí
cita. 'Sin duda —dice Rickert— el método naturalista se prolonga
dentro de la esfera de la cultura y especialmente no debe decirse
que sólo haya ciencias culturales históricas. Recíprocamente, puede,
eu cierto sentido, hablarse también de un proceder histórico en el
seno de la ciencia natural" (op. cit., p. 46) . Pero el resultado de ese
sometimiento de la información histórica al proceso generahzador no
es Historia, es Sociología. "Si Toynbee se empeña en emplear la pa
labra 'historia" para describir el estudio comparativo de las civili
zaciones —dice W. H. Walsh en "An introduction to Philosophy of
History", p. 167 - 8— será necesario encontrar otra palabra fresca
para denominar a la historia tal como la conocemos, la historia en
su forma tradicional".
- 50 -
�- 19 g A '*ss 55 *d 4ttBjnj¡na b¡ ap gutauaia
•g na uotatsod ^sa b gBatjjja gB¡ *a) t4gajqraon uis aiJB ¡ap Bijojstq
Bun?, ¡eapt ns onioa otaa¡qB^sa A ítta¡qBjapisuoa BunSpj BiauBjJodrat b.i
-aiAnj ou ¡BuotaEu A ¡BnptAiput jtajaBJBa ap sEiauajajtp gB¡ anb ua 4jaA
ap ¡Bjuaptaao opotn ¡ap opojJBsap ¡ap Btjojgtq buii asjtqtjaga Bjjp
-od,, anb opuaxuaisos 4gauotaBzt¡iAia sb[ uoa aaqu^o^ anb o¡ 'aiJB ^ap
BtJojsiq b¡ na '-laa^q osxnb uqjj¡o^ 'BtSopnaog ua bijojsíjj b¡ jbui
-.tojsubj} sa scjuaxuiípaaoíd sosa b oaixpjstq ¡BijajBui ¡a ja ja rao g
• (sojjsanu
nos sopBXBjqns so^^ '¿9-99 *d 4*jia #do) t4oiunfuoa u^ sauoiaas sb¡ ap
uoiaBjapiguoa b¡ aod JB¡naT^jBd ua gonpiAtpui go¡ ap gauoioa^ gs¡ ap
uoiaBjapxguoa b¡ B¡¡a ua a^nixisns ag anbjod o¡pg BiJBUipjo Bijojsiq
b¡ ap BgjaAip aiuauqüoipBJ buijoj Bun b opianpaj jaq^q aaaa ag anb
A 'dsunjjou^vsdp A esuaj^odiuoo ap opoiu ja ua jvnSi a%uauiaiun%suoa
<ap auai% anb oj ua opnuaptsuoo 'ouviunij ojauaS jv dojav uod vp as
jvno vj v 'sowsjjajnuvd 'sauoiovunduioa 'sauoiaanujsqzt ajuvipaw nxjaaxj
muoisiij ap aioadsa vun ga 'jofara o^jpap BJBd 'o 'Baiiojgiq iiotobjjbu
tu Baupa^ Biauata iu ga ou Bnjdaoxa ag anb Btauata b¡ 'opotu ajga a(j
•gaiía^ ap jajaBJBa ¡a grtuBf jauai u^pand ou 'otaBdsa ¡a ua A odraati
¡a ua jo^biu uotguaixa jainb¡Bna ajuB^sqo ou cga¡Bna gB¡ 'ga¡Biauajstxa
gBtauauBtujad ap gauotaBqojdraoa ga¡duitg ua ajuaraBnutiuoa UBA¡ans
-aj ag 'oatjpaj uapjo ap sapBpqBjauaS oraoa agjBqojd A asjBjuasajd
uBjatgtnb anb se¡¡anbB anb ¡a uaiquiB^ tnbB ap A Bijoigyq b¡ ap bid
-naia b¡ agjtn)t)guoa Biaaqap ga¡Bna gB¡ uoa gauotaigodojd gB¡ ap ajjBd
jo^Bra b¡ ap 'oatSo¡ BjgtA ap ojund ¡a apsap 'optjqjq ajuauíBgozjoj
jajaBJBa ¡a jnb^ aQ 'oauoisiq jaaaBas ¡ap soiuoraoui ga¡qBjaranuut
so¡ uBJjgtSaj ag ga¡na gB¡ ua 'gajB¡na^jBd sauotaigodojd ga¡qBjaranuut
sb¡ gBpoj ga¡Bjaua gauoiaigodojd ap Braajgtg un jod agaXnjt^sng anb
ígBtJojgtq gB¡ gBpo^ B¡og Bun ua agBJJBU anb 'vjajua vtuojsiq vj adjoS
un ap asayp niuojsiij vj ap viouara vj anb uBjaigtnb 'gouiraaaj gojjo ug
"pBptatJOjgtq b¡ ua ajuBjsuoa gEiu ap '¡BtauBigng gBtn ap 'ajuBjJodrai
sbui ap ^^q anb o¡ a^uasajdaj anb '¡bi BJatiBiu ap oisa aaoBq uatxa
a¡ zaA b¡ b ojad 'snatjDindiuoa sauoiovajasqo A sauojovjuojfuoa gBunj
-jodo uoa gB¡JBqojdraoa gauotaBotjgaAui gBtdojd gE¡ ap utj jod BSua^ A.
'sajuanaasuoa A ga}uapaaa^UB aj^ua sviunsaaau A saiuvjsuoa sauoianjai
Baznpui 'Bag o *gouaraouaj go¡ ap Btouapuadap ap ga^a¡ a¡nuijoj Bia
-uata ng anb b uBJtdgB o^ga jo^ -Bijo^giq b¡ Bpoj ap uotaBsuapuoa Bun
o otpuadtuoa un 'BpBzqBjauaS Btjotgtq ap ataadsa Eun jag 'ataap ga
'Batjpigtq pBpqBaj b¡ BJauBtu Btm¡B ap Jtanpojdaj 'jauajuoa 'odraat^
oragtra ¡b íA íga^a¡ ap Biauata 'oiubj o¡ jod tA 'BiSo¡otq b¡ 'Baiiutnb
b¡ 'Batgjj b¡ 4BaiuBaara b¡ 4oatg¡j opunra ¡ap gBatJoaj gBiauata gB¡ uog o¡
anb opora orasira ¡ap 4jtaap ga 4Btauaia jas iBtauaSrxa a¡qop Bim asata
-B^sxtBg anb ¡b^ BjauBtu ap Btjojgtq b¡ ap Biauata B^urtsajd ng Jtutjap
b jb3¡¡ uBjaigtnb,, '''gajoinE gosg raaquXoj^ ap ojtsodojd ¡b Biaaj
-ip Baqdaj Bun aaajBd anbjod 4bSjb¡ ga anb 4Bjta B^ga goraiqtjasuBj^
•pjqo ng ap jj #dBa ¡ap A Ia U9 snaHDij\[ 3Q Bdnao ag go¡¡a aQ -gau
-otaBjqnan¡a ga¡B^ 'Batjijuaia Btjotstjj Batun otuoa 'Batjj^uata btjojsijj
oraoa jBiuasajd optjanb UBq 'aaquXo^ ap saiu^ 'gajojnB goqanj^[
�losofía de la Historia", p. 27 ss.) Cuando se juzga un hecho en su
concreción e individualidad, en sus peculiaridades, se está dentro de
la Historia. Pero cuando por medio de la abstracción se le despoja
de sus elementos concretos e individualizadores —simplificándolo pa
ra sistematizarlo— se está dentro de las ciencias de leyes. Cuando la
propia historia se empobrece de datos y se ve precisada a prescin
dir de infinidad de elementos particularizadores, como ocurre con la
Prehistoria, se confunde con la Sociología.
Es difícil señalar los procedimientos de la Sociología, que tie
ne, se ha dicho, tantos programas como cultores. El drama de esta
disciplina es estar requerida desde dos polos opuestos, la Filosofía y
la Historia. Trabajar con postulados abstractos y absolutos o partir
del dato histórico. Con todo, parece predominar esta última tenden
cia, la llamada Sociología histórica (V. Barnes y Becker, "Historia
del pensamiento social", t. I, cap. XX). Pero esa escuela ha trazado
su programa, especialmente a partir de los artículos de Max Weber
sobre teoría y metodología de las ciencias sociales, resumidos en el
cap. I de "Economía y Sociedad". Señala aquí las diferencias entre
Historia y Sociología: "La sociología construye conceptos - tipos y se
afana por encontrar reglas generales del acaecer. Esto en contrapo
sición de la Historia, que se esfuerza por alcanzar el análisis e impu
tación causales de las personalidades, estructuras y acciones indivi
duales... Como en toda ciencia generalizadora, es condición de la
peculiaridad de sus obstracciones el que los conceptos tengan que
ser relativamente vacíos frente a la realidad concreta de lo histó
rico" (I, p. 18) .
El concepto abstracto que propuso como recurso eurístico y de
investigación es el "tipo ideal", logrado no por generalización o sim
plificación promedial, sino por racionalización utópica. Para fijar el
tipo ideal se parte de la realidad —del dato histórico—, pero no se
elige de él sino lo más significativo y coherente, lo más inteligible y
favorable. El tipo ideal comprende todo objeto social; puede refe
rirse a tipos humanos: el "hombre del Renacimiento", el "griego del
siglo V", el "jefe de empresa capitalista"; puede referirse a sistemas
o doctrinas económicas: "capitalismo", "socialismo"; a escuelas ar
tísticas: "clásico", "romántico", "barroco"; y de igual manera a to
das las creaciones históricas imaginables. Tipos ideales son las "civi
lizaciones" de Toynbee y, en general, todo lo que forma su peculiar
nomenclatura: "estados e iglesias universales", "bandas guerreras",
etc. Se han señalado coincidencias casi completas de Max Weber y
Toynbee sobre algunos tipos (por ejemplo, carisma y mimesis) .
Pero el mismo Weber, al señalar la elaboración y el empleo
del tipo ideal, indicaba sus peligros. El primero es la caída en el
idealismo. Siempre recomendaba el autor volver sobre los hechos
reales, no olvidar que sus tipos eran irreales. No pudo librarse él
mismo de aquel peligro. Y es que el espíritu humano se enamora de
sus propias creaciones; en este caso, termina por considerar sus ti
pos ideales como más reales que la propia realidad histórica. Tal lo
- 62
-
�- 89
-
-púas opoj 'sbijosojjj spjsa na 'apiaid Bjioisyq bj 'BjnpipBiiB
•BTJojsiq bj oqBDB as rsBjqBjBd sbjjo ug "ominj ^a X
-uasaid ja 'opBsnd ja souiaqBS 'aiuauiBayisi.ioj.idB X 'Bjsa ap oypaui
•jBtajoj bojSoj bj X 'boiSoj bj sa opojaui oayun jg -oj^ianpap anb sbiu
Xr?q o^[ *opBp bX Bisa opoi : JBiiSiiaAB anb oaijojsiq oqoaq un^uyu
Xaq o^[ "opBaijyuSys opoi apjaid Bayjpisyq BiSojopojam bj osnjauj
"saiuaynSys sbj ua uojayiadaj buba X uotdbzijiato Bjauíxjd
bj ua uoioBaja oqnq anb jod JBaijdxa jod BiiBpanb saj BiAEpog 'pBi
-jaqij ap 'oiubi jod 'aaaiBa X ajqBJoxaui ouyisap un b opBjB Bjsa ajq
-moq jg "sauoioBaja SBAann bjb¿ oduiBD X^q o^_ 'a^idaj as opoj ap
-uop osjna un sa Biioisxq Bg -osnjouoa ouioa aiuaAap ja aBjapisuoa ja
: souibjuauíoa anb sbijosojij sbj ap ^abjeS oj 'a^uauíEstaa^d 'sa ojsg
•upiaBzijiAio Bjauíijd bj ua Bisaod bj Bpoi
oyp as bX :Bapaod uoiacaja BAanu ap pBptjtqísod XBq o^_ •opjnsqB ns
B.iaA as X —"aja 'odijsjjjb 'oaiuiouoaa 'oatjijod oj ua— SBoppjsiq sau
-oiaBzijBaj sbj ap ojsd.i jb oijajija ajsa asanbijdy "SBnjpadns 'oiubj
jod 'X (aaquXo^ aioap Bjsná ouioa) 44sajtjuaS ap upiaijadaj buba^
X Bjaui anj SBuiap sbj ug -upiaBzijiAta Bjauíiad bj ua bX uojayp as
'jyaap sg "bijosojij ap sajqysod sbiujoj sbj SBpoj bX uojayp as SBjja ap
Bim BpBD ua 'ojaya ns uajydaj sauoyaBzyjiAia sBjuyjsyp sbj is o.iag "Baya
•ojsyq uoyaBzijBa.1 Bun 'ojaaja U3 'sa bijosojij ^po^ "opyiadaj jod 'jij
-nui sa oaqyj ns rsa^osaaajuB unyjuyaA oAnj aaquXoj^ "BiauapBaap ap
bijosojij ns ojpuaSua SBjja ap buii BpBa 'sBiauapBaap BunyjuyaA 'ojubj
jod 'X sauoyaBzyjiAia BunyjuyaA opyqt'q UBq yg • BiauapBaap ap bjjosojij
pun 'ajuayn^ysuoa aod 'XBq BiauapBaap ap Baoda BpBa ug "aja 'uajyd
-aj as anb ojuayuíBsuad ap X ssaijsijjB sbiujoj '44biujb ja ua Biusya ja??
buibjj aaquXo^ anb oj :sosaaoad soiusyiu soj uBAaasqo as 'ojdiuafa
jod 'BiauapBaap ap SBaoda sbj ug -jeiu^oj pBpyjuapi Bjaajjad Bi/n b
op^anas ap uBjSajuysap as X ua^aap 'Bjqaynb ua uBjjua 'uBjjojjBsap
as 'uaaBU sauoyaBzyjjAia sbj :ojaaja ug "jyjnui 's^iuapB 'ojad íbjsiui
-isad X Bayjdaasa bijosojij Bun sa uoyayjadaj ap bijosojij ^poj^ "44jos
ja ofBq oAanu X^q epeu,, ^^b ap Bayjqiq uoyaysod BfaiA bj 'sosaaoad
sus ajydaj bijojsjij bj anb ap bj sa aaquXoj^ ap uoyaysod Bg "uoya
-yjadaj oiuoa o uoyaBa^a ouioa uy^ojsiq bj ayqaauoa oyjBsaaau sg
•sosdooud sns djiddu ou mio%si\[ vj
•Biuajsts ns b uauaiAuoa anb oaad 'uapuodsaj^oa ou ajuauíBay^ojsiq anb
sBsoa sojnjoj sns ap ojjuap opuayjoiu 'oAijanpap jb OAi;anpuy opojaiu
jap bjjbs i {iz *d 'ajn^pnBj\[) uoyaBijodBjjxa Bun ap oypaui jod 'anb
sa pBpjaA bj o jad 'sajáui ouisijydiua ja uoa opianaB ap aapaaoad os
-m) "ojaajap oiusyiu ja ua oávo '(jj^ X Qf '^g '-^ sbjou 'qayjqqjg X jag
-aag • j^) ojjaaouoa uys opojaiu ouisyiu ja Bajdiua anb 'aaquXog
•BjapBpaaA Bsajd bj opuBuop
'BjnqBj bj ap ojiad ja ouioa 'uaBiui bj aod ojdo 'ouBjyjnd bjsij
jap jsapy ody^ jap uoya^aja Btdojd ns jod opyanpag • (^j #dBa
jb z "u '44uisyjBjydBa jo asyj aq; puB upySyjajj,, 'a^mmvx 'H 'H "A)
•jaqa^ Biuodns anb oj ap sofajduioa sbui oqanui UBja oj^o X Biíjg
"44BjsyjBjydBa njyjidsa ja X ajuBjsa^oíd Bayja Bg^ o^qyj ns uoa opypaans
�do. Discurrimos y transitamos eternamente por un lendel de prejui
cios, grandezas y calamidades. Nos encontramos obligados a realizar
siempre la misma tarea, una fatigosa tarea que termina inevitable
mente en la ruina. Cierto es que Toynbee procura escapar a este
sinsentido de la historia con la derivación teológica que imprime a
su sistema. Pero no sólo hay contradicción entre la idea de repeti
ción de las civilizaciones y la de una meta final. Esta misma no
puede satisfacernos: en primer término, porque no somos confiden
tes de la divinidad e ignoramos sus propósitos; y, en segundo térmi
no, porque no alcanzamos a comprender el sentido de esas largas y
repetidas experiencias para llegar, finalmente, a un objetivo que la
omnipotencia y la bondad divina pudo depararnos sin tanta menuda
y cruenta adversidad.
No podemos aceptar ninguno de esos dos principios: el de que
no disponemos de libertad para nuevas creaciones inéditas o el de
que la historia carece de todo sentido. La historia es, precisamente,
el campo típico donde se ejercita la libertad. Y ello, ante todo y
sobre todo, porque no está escrita de antemano. En esto consiste
precisamente la oposición entre naturaleza e historia. El mundo fí
sico o natural puede comportarse de acuerdo a leyes inexorables y
fat^les (aunque, según lo hemos dicho ya, tampoco sucede así); en
cambio, el mundo histórico es el de la conquista paulatina y gra
dual de la libertad. Si pretendemos descubrir un ritmo preestable
cido en la historia o prefigurar un modelo de desarrollo histórico co
mo quien diseña un recorrido ferroviario, no nos corresponde a nos
otros, míseros e impotentes seres humanos, más que someternos a
él. Y esta implicación fatalista, al eximirnos de obligaciones y res
ponsabilidades, conduce a la abulia y la negligencia, a una fácil ac
titud acomodaticia frente a lo que necesariamente, mecánicamente
sobrevendrá. Esto es lo inaceptable. "Nuestro mundo —dice Ortega
y Gasset— es la dimensión de fatalidad que integra nuestra vida.
Pero esta fatalidad vital no se parece a la mecánica. No somos dis
parados sobre la existencia como la bala de un fusil, cuya trayecto
ria está absolutamente predeterminada. La fatalidad en que caemos
al caer en este mundo —el mundo siempre es ésíe, éste de ahora—
consiste en todo lo contrario. En vez de imponernos una trayectoria,
nos impone varias y, consecuentemente, nos fuerza... a elegir. ¡ Sor
prendente condición de nuestra vida! Vivir es sentirse fatalmente
forzado a ejercitar la libertad, a decidir lo que vamos a hacer en es
te mundo. Ni un solo instante se deja descansar a nuestra actividad
de decisión. Inclusive cuando desesperados nos abandonamos a lo
que quiera venir, hemos decidido no decidir" ("Obras completas", t.
IV, p. 170-171). La historia es la palestra natural donde se diluci
dan las proezas y hazañas de la libertad humana. Y es con este cri
terio con el que reivindicamos los dos principios condenados por las
filosofías de decadencia: a través de la historia el hombre progresa
por el camino de la libertad y en ello estriba, precisamente, el sen
tido de la historia.
- 54 ^
�- 99 -raía ap BpBiruoj BjsQ ajacd bjjo ísa^jcd sbj^o sbj uod Bpiun ajuara
-BAIJBaiJIUíJlS - JESllBO X JBSnBO BJ83 SOJSa 9p ajJBCl BUIl OJOg "SajUaj
CJlIJjna SOU9UIOU3J ap S3UOJJIUI UB^OJJB 9S 9pUOp BpiSoD9J 9p
ap aiaadsa buii sa 4463Uoi0EzijiAia?t o t4sodij,, 444SBJnjjna,, sbi
-S9 9p BUtl BpB9 UBjSojUI 91lb SajBJnjjna SOU9UIOU9J SOJ SOpOJ 9p OJ3J
-ua odraBO jg,, 'sajuaipuadapjaiui a sajuajaqoa uos ou uoiaBzijiAia
Bun ap Bjnjanjjsa bj uej^ajui anb souauíouaj soju^sip soq ój
•sojapajBA uaaaj^d sou anb sojuauínS-iB uoa ojdaauoo asa jxnjjsap b oS
-an[ apaooj^j '(9^"^9^ '^) 44üPBOíJíun ^ia^ui[BsnB9 X 9[qiiBduioD aj
-U9UI[BUOI9U91UI pBpi^CJOJ BUIl B^U9S9jd9J X BpB^9JUI a^U9UIBJ9^
Bjsa 4489uoi9Bz^iAi9M X SBjnjpia sbj[B 444sodi^oio^d^, sns ap oun
ap BJtni[na B[ vpo) anb uauodns,^ —sojio X a^rSit^dg 'X5[SA9jtuBQ b
naiquiBi ouis 'aaquXoj^ b ojps ou aaaijaj as) sajoinB sojs^ BJBpanb Buiajszs \^ opo^ anb BJBd —bijoj9bjsiibsui a Bspajdrai
-bui ap auijap aaquXo^ anb— 44uoi9BzqiAT9,, ap o^d^auoD ^s 4osbo ajsa
ua 'B9HIJ9 b^ JBjiuiq Bi^BjsBg *S9[qipunjuo9ui sa^jjad X Bia^duioa
uopBjSa^ut ap BpBjjaa pBpqBioj Bun ouioo 'paj X ajuai^qoo pBpiun
Bun ouiod 4jpap sa 'BpuBjsns o Bpi/asa ouioa (4jBjnj^9 - oapojsiq
B.in:qna o uopBzqpp ubj BpBO jBj^pzsuo^ ap uoTsu^jaad B[
{B}Bj,, ap B9ijtp[^ 'Buia^oad ajsa 4bjsia ap o^und JB[noijj;Bd
ns apsap anbuns 4jB9^uB[d b (44sistj9 ap Baoda Bjjs^nu ap s9[Bpos
sbijosojij sb^,, Bjqo ns ap jjx ^) opjidBa un B^ipsp Mi^oHOg
•44uopnps uBqpaj SBm9[qojd scq^nm anb ap pBpqiqísod B| X SBp
-uap sb^ ap BaisBq uppBAouaa b^ Bpuanaasuoa ouioa auaij sapt B^sa ap
Biujojaj B[ 'ojubi jod íjss jap BSa^z^ sapi B[ ap uBApap scpnap sb[
SBPX * *' 9lu3isrls^ Jl9S Ia sa Jtas I9 IBn9 I9 BJBd 4Baia uopdaauoa
B[ b opBnjiqBq souioq sou anb ap estibo b oaiSopBJBdBjjyn aaajBd o^s^
•sa 4o8jBquia uis 4X Bjscq as ou anb 'osojajsauaui 4ajua8ipui 444a^uBjsns
-ni,, jas ja sa pnpxjBaj Bpoj anb ojsia soiuaq 'bijosojij ap sojSis oaupij
•upA sbjj 4anb Bqaadsos ou 'ojjoqus uis oaijajojsiJB 'aaquXoj^ 'jT^sixa
BJBd Bsoa bj^o Bjisaaau ou anb oj oraoa auijap bj sajJBOsaQ X 'buisiui
is b BjsBq as anb 4BiauBisns bj sa jEaj ojafns ojapepjaA ja anb aaip
sajajoisijy uaiquiBj^ "BpuBjsns ap BaijajojsijB Bapi bj :Boijjduia sou
-aui Bapi bj Bjnjsod anb (BacisipBJBd Bpuaaout Bun ap sa bijosojij ua
anbjod) Biuano asj^p uis 'oaijjduia opojaui jap ajquioq BuiBjaojd as
ojjaoBij jb oja^ • 44sauopBzijiAia,, buibjj sbj aaquXojL sapBpaiaos sBjsa
y,. :Bpuajajuoa é^j ns ua Biuajqojd ja paB^sap xassv^) i. v^axao
•oduia^ ja jod BpESBdsBjj Bjsa anb 'pBpijBaj bj ap 4sand
'apupsajd uopBjapisuoa Bs^ #sajBni SBUEinnq sspua^sixa sop XBq
ou ouioa sajBnSí SBip sop XBq o^ "jaaaBaB ns ap ojuauioui ojuiistp
ja Bpuajajip soj 'soqaoq sop aj}ua pEpi^uapi EjnjosqB soxuBiBjsuoa
is aAisnjauj "soqaaq soj BziJBjn8uis anb ja odinaij ja sa 'sbsoo sbjjo
'ajqBuituija souaiu oj sa anb 'odmaij ja Buimija uoiaBjapisuoa
'jbuijoj pBpijuapi ajuauijBni Xrq soipB^sa o soiquiBa 'sBdB^a sBXna
ua X 'sa^uBjsuoa SBiauBisns X sBpuasa ouioo sodij SBiuap X sauopBzijpp
sns JBjapisuoa sa aaqu.^o^ ap oatjosojij ojuajsns ja 'BAijiuijap u^
X jas 'upiounf X
�pies agrupaciones o semi - agrupaciones "reunidas" solamente por la
zos indirectamente causales o por la proximidad espacial. No son
interdependientes: una parte puede cambiar sin que ningún cambio
tenga lugar en las que están a su alrededor" (p. 263) . Es decir, la
realidad presenta una complejidad que se ha ignorado o desprecia
do por abstracción.
29 No se puede dar una premisa mayor o último principio de
cada una de esas culturas. Toynbee dice, de una manera imprecisa
y superficial, que la civilización helénica fue predominantemente es
tética; la hindú, religiosa; y la occidental, mecánico - tecnológica.
"Cada una de estas civilizaciones —comenta Sorokin— ha sido crea
dora en distintas esferas de la cultura en diferentes períodos de su
existencia" (p. 264) . Sentimos natural resistencia a considerar la ci
vilización romana —parte integrante, según Toynbee, de la civiliza
ción helénica— como "predominantemente estética". Tal rasgo o
premisa mayor no ha podido establecerse sin clara violación de los
hechos.
3^ Si esas civilizaciones tienen una unidad coherente e incon
fundible no podría haber discrepancia, entre los distintos autores,
en cuanto a su número. Ahora bien, "la civilización mágica de Spengler se compone, para Danilevsky, de dos civilizaciones diferentes
—la persa y la árabe— mientras que Toynbee las divide, por lo me
nos, en cuatro: la persa, la siria, la árabe y la ortodoxo - bizantina.
La sola civiliz^ción helénica de Toynbee es considerada por Dani
levsky como formando dos civilizaciones, la griega y la romana" (p.
268) . En conclusión, "donde uno de nuestros intelectuales ve un or
ganismo cultural único, los otros ven dos o más, y al contrario" (p.
268) . Precisamente porque no son tipos reales, sino ideales.
49 Toynbee da, en cierto momento, su propio concepto de ci
vilización: "Por civilización quiero decir la más pequeña unidad de
estudio histórico a la cual se llega cuando se intenta entender la
historia del propio país: los Estados Unidos, por ejemplo, o el Rei
no Unido. Si se intentara entender la historia de los Estados Uni
dos en sí misma, sería ininteligible..." (v. la cita completa más
atrás, Cap. IV, A. Definición de civilización). Para comprender la
historia de los EE. UU. nos es necesario conocer la civilización oc
cidental. Pero nada más: "no es necesario mirar más allá". Esto no
es exacto. Si queremos comprender la forma de gobieron de los
EE. UU. A. debemos ir hasta los orígenes del estado; si la mo
nogamia, hasta las formas de organización familiar prehistóricas; si
el cristianismo, necesitamos "mirar" el pensamiento griego, la reli
gión hebraica y hasta las formas más primitivas de religiosidad. Y
fue precisamente por esto que Toynbee hubo de establecer la filia
ción o parentezco de las civilizaciones. Son dos "campos inteligibles"
la Civilización Occidental y la Cristiano - Ortodoxa. Pero —observa
Sorokin— "desde los tiempos de Pedro el Grande, casi nada de la
historia de Rusia es inteligible, a menos que se estudie primero la
- 56 -
�- ¿9 -
- biuo ja - ojuo
cnn aa biSoj - oiuo bj opBiuJojsuBJi Bq 'nainájE oqaip bij 'Bsajduia ng
•jas jap pBpipjoduiai EiJEsaaau bj 'bj3ubui bjjo ap oqaip 'o 'jas jap
B^npsqB uopBuurp Bun ap pBjiijiqísodrai bj 'jaSáappjj uoa 'BUBaj
-UBjd bijosojij bj j^ •BzajBjnjBU Bidojd bj ap pBptatJOjsiq jBjuauíEp
-unj B[ j^irapB ap uojaiqnq SBiauaia SBidojd sbj 'oSanq • orasiaijojsiq
ja oiájns iqB aQ -uozbj B[ ap BjnpBjatp Esa b uojaijstsaj as soubui
-nq soqaaq soq 'soaijoisiq soipnjsa soj ua jxanpojjuí osmb as 'ouisia
-Tjiso^ p uoa 'anb p anj BisipjrnBu opopui asq 'BiJBuiinj BJauBui
ap ajduiais opuBuoiaaBaj 'sosaaojd sns Bja^idaj BzapjniBu b[ ts ora
-oa uBipaaojd sapjnjBu Á SBaiJoaj SBiauara sb[ 'aju^sajd p BjsBq isB^
•aiuBjsuoa Bppuaiqiauoa BzapjnjBu b[ b jofara jBuiraop oinSisuoa
as anbjod 'osoqaaAOjq *ajuiqqiuBa o[ t4J98?, oraoa jaaouoaaj Bipod
ou anb opora pni ap 'uapjo oraoa aiuaraBidojd opaaouoaaj Bipod
ou oiuii^ ajea b une A 'a[qBjnui uapjo un na anb o^npsqB uapjo
un ua ojnSas sbui ajuais as ajquioq ^q -uoiaBAps B[ ap aiuBjnraijsa
Biníáop p iqB ap j^ *4tBUjaja upiAM jBjqoa BJBd Bpuajsixa ns ap p^pia
-p^nj B^ b BqBd^asa ajqraoq p anbjod 'ajuBjJOjuoaa^ -osoqaaAOjd
A ajuBjjojuoaaj anj auijojum A ajiiB^sns oraoa jas [B Jiqaauoq
• 4WsauopaBjjsqB ua Bzaj
-BjnjBU b^ aApnsaj uozbj Bq?, :Bjaap uoa^g bj^ • soqaaq so^ A uozbj
b[ ajjua opjoAtp un Bpa^qBisa as ojp uoa A odraaxj pp uoiaBuiraip
B| opianpojd Biqpq ag • (g^g *d 'ttorasipiauaistxa A orasiaijojsijj?9)
'imita oj oraoa 'apjB^ sbui 'á 'up o? oraoa 'oj3raijd 'apsjBu^isap p
'pBptaiuiBuip japjad appuapBq 'jas pp upiaBAriuBisns B[ b pipaaojd
as oraoa opBpuas uq iodi^[ •opunra oj^o ap p sa oiuaia A ojapspjaA
jas p ísoptjuas so^ ap joijajuí opuniu pp auuopp A osjbj jas p
Bja pBpipaj b^ ap jas p (orasiuBiisija p BJBd o^an[ oraoa) uojB^q
BJBq •sa[qBjnxuui a SBUjaja SBiauasa ap opunuí un ua pjaa^ojd a^ as
í o^uraunAora A pEptaiiuBuip jas p o^rnb a[ as 'ojaqjuoa p JBjiAa bj
-b^ 'jas p A jiuaAap p aj;ua 'sapiuaraJBq A oiiptJjajj uoa aiuarapia
-adsa 'oajuiqd ^Sau^ bijosojij b[ anb BUKqqojd onpjB p anq -oijoi
-isubjj A ajuaXn^j Bja anb o[ b asjEporaoaB japod ou BiaajBd ojuaira
-Bsuad p A a^qBqnra ajuarapjuaiuEpun^ oraoa ouis Bqsjuasajd a^ as
ou jas |^q "auijojiun X oauaouioq ouioa opiqaauoa oiqap ajqraoq
p osjaAiun p JBSuad bjb^ "Bai^ijuap X Baipsojij uopBpaadsa pnj
-as B[ ap SBraa[qojd sopunjojd X saABjS sbiu so[ ap oun sa a^sq
•soaido^ sosa
ajqos sajoinB sns ap sbiusi^os so| 'sajuaraSis sBuiStíd sb^ ua 'ajuauqia
-bj jBjnjaj apand uiqojog j^ • (g¿^ #d) SBspj uos aiaanra X ojjojjbs
-ap 'o^uairaiaBu ns ajqos sauoiaBjapisuoa sbj SBpoj —IB9PÍ
puoiaBj
ouis— BAijaaja p^pipaj uauaij ou SBiau^jsns o sajas sosa ig ó^
^) 4SpBpiun Bun sa Bjau^ra Bunsuiu ap anb
op Bjn^na o uopBzifiAp ap Braajsis oraoa JB^daaB ap oaisBq jojja
'44soijai[ja sns ap asBq bj ajqos aaquXo^ ap sauoiaBzijiAia
sbj JBáajSas ajqísoduii sa anb BJjsanra Bijoistq ap jBjuara
-aja oixaj uanq opoq,, ropBiiaapBux sa aaqu/(oq ap 44OApBjado oiiaj
-pía,, ja '44BaiiBra3Bjd Bjaaaj^, Bq • (69^ '^) 1B1U9PÍD3
�En una notable comunicación al XI Congreso Internacional de
Filosofía realizado en Bruselas en 1953, el profesor Jacobo Taubes
resume así el "vuelco o revolución copernicana" del pensamiento oc
cidental sobre estos tópicos: "El tiempo, como dialéctica dinámica
del hombre, transforma toda sustancia en función, destruye todas las
relaciones sustanciales, y no sólo en las matemáticas y la física. Es
tas no han hecho más que ponerse a la cabeza de las ciencias del pe
ríodo moderno en su tendencia a transformar toda sustancia en fun
ción, toda realidad en proceso, toda materia en energía, y con ello
determinan toda una nueva modalidad de pensamiento" (v. "La
apoteosis de la Historia", Xle. Congrés Internationale de Philosophie", vol. VIH, p. 7 -10) .
Toynbee insiste en considerar la "civilización" como sustancia,
es decir, "como el sustrato que soporta las cualidades o propiedades
que le son inherentes, y que permanece invariable a través de los
cambios", según la definición de Ferrater Mora ("Diccionario Fi
losófico", 39 edic, p. 903) . Por lo menos, como agrega el mismo
autor, es necesario "integrar el concepto de sustancia en conceptos
más dinámicos" (p. 906) . El fundamento filosófico de Toynbee lo
lleva a sostener: I9) La civilización antigua y la occidental son dos
cosas (o seres) distintos. No existe entre ellos más que un lazo de
afiliación. No puede aceptarse o sostenerse que la primera sufre
cambios tales que se convierte insensiblemente a la segunda. 29) Si
dos civilizaciones se ponen en contacto mantienen sus caracteres in
dividuales. No se producen mezclas. Una cosa definida a la Civili
zación Cristiana Occidental y otra la Ortodoxa Oriental. El marxis
mo, creación de la primera, no existe en Rusia. En una palabra,
Toynbee niega el proceso, el movimiento, la interacción verdadera.
Cada una de sus civilizaciones son cosas o sustancias definidas, con
clusas, quietas.
Hay un antagonismo irreductible entre constancia e historia,
entre sustancia y desarrollo, entre ser y tiempo, que ha venido a re
solverse en favor de los últimos. Si de la realidad se trata, abra
zamos fantasmas o abrazamos singularidades.
Llegamos a estas conclusiones que pueden parecer duras, pero
son verdaderas:
I9 Toynbee ignora los postulados lógicos, gnoseológicos y epis
temológicos de nuestra época respecto a la Historia. De los autores
que más hemos utilizado en lo que antecede, no cita a Rickert. Cita
una vez a Dilthey (I, p. 3, n.), en forma precisamente opuesta al
pensamiento de ese autor: "Las ciencias del espíritu —dice Dilthey
allí— tienden a adoptar los métodos de las ciencias de la naturale
za". Dilthey se encarga luego de demostrar que eso es imposible.
No cita sino una vez a Croce (X, 232) y sólo para decirnos que ocho
años antes de la publicación de "Teoría e Historia de la Historio
grafía", el profesor Zimmern, a quien expresa su agradecimieifto, le
- 68 -
�- 69 -
i optiBtr),, :aaip ]^ -biu[b pp ps^naBj Bim ouis sa oa ojaap^ui
p anb bX 'Biaojsiq B[ ajuauíBaipod Jinjuí ap pBpqiqisod B[ BaBjsap
aaquXoq^ 't4sajopBuojsiq soj ap sauopBJídsui SBg,, JBipnjsa [y *os
-aaojd p opoj ua opuB}9ajiuBiu anSis as uopaajip ^uuij ssa ^
• (SO^ *^ '"IP *^) M***ojoadsaj p s^pnp soiuEijqB 44toisnB^j,, pp oiu
-omijsaj pp JBsad y -Baiaojsiq BpBUJof B[ ap ojb[ o[ b
Bjaiiain a[ anb o^qBip p opuaiuoaua X 'ojoijaiap p 'pin p
anb oAnj 'BppuaiaBq jmSas ua asjiiJaAip ap uij b íBjaajjad
-sa uoiaBaja bj íuopBaja B[ oziq soiq íuaiq pp ojuniJj p jezt^ub^
-bS aofaui BJBd 'pin pp uaSpo ^a jBai[dxa Bjnao^d anb uoa bjSo(
-oaj BsoaopuBD Bsa oaod un BjquiosB sou anb Jiaap anb x^¿n rsa^a^j
osnojjiy Bjuamoa B[ otnoa inbB ajj 'BiriAip Baqdaj b^ apiaap anb na
-iub}B8 upiDBDOAOJd B| 'Bisandsa^j X o^a^ [ap B[nuiJ9j B[ uoa BUBiunq
Biauaijadxa B[ ap ouisiin ozuaiuioa p ua BpBpuas Bisa BuiAip uoia
-aajip Bs^ *ttofiq ^od aqioaa anb p opoj b bjozb X 'biub anb p bij
-sbo Jouag pM anbaod 'tíBianpiqBS B[ b ojuaiiuijjns [a ^od^, 8oujba3[[
ajainb 'uij un b 8oujba3[[ ajainb soiq *soiq ap Xa-q B[ sa anb 'bubiu
-nq pB^jaqi[ B[ b opjanaB ap o íBuiAip uoiasaja ap uos anb 'sapjnj
-bu saXa[ b opjanaB ap a[diuna as Biao^siq B-q "uijsnSy uBg ap o[iq
p Biuo^aj aaquXoqj ¿osaao^d p opoj ap aoiouioad p sa uain^)?
•aanpuoa sou anb b
OAijafqo p X Ba.TBj Esa Bpoj ap jojaa^ p 'B^oisiq b[ Bpoj ap opijuas p
jBJjuoaua 'sand 'Basng • uoiaBjadsasap B[ o Biauajodiui B[ ua souaip
-unq Bjjpod 'sauoioBzqíAp BunijupA sb[ ap oija^uauiaa p soujbjisoui
'bijbj BiJBuiinj Bsa ap ojpBna p soi/JBjuasaj^ -jop^psap sa ojis
-rg ap ojiin [^ 'Baqap Bpuoj ns 'sauoiaBzqiAia sb[ ap ouBiuaAux p
jaaBq b asjBjiiuq aaainb o^j 'iip Bpanb as ou aaquXo^ oaa^ *bjsi[bu
-iuiou opi^uas ns japjad uis oaad 'sauoiaBjuojjuoa SBsa uBsn souisuu
saaopBiJOjsiq so^ *osoipaAOjd jas apand 'sapBpi^uapi o SBiSopuB
sB[p ua opuBasnq 'sauoiaBzqiAia sb[ 3p OAiiBJBdiuoa oipnjsa ujq
•uaiq BqajBui Xa[ B[ ' (sa[qisuajso uaaBq
as ou o) uaanpojd as ou SBisa SBJ^uaiur ojaj 'SBiipoui sauoiaBaja
ajdmais BJBdap sou p^pqBaj B[ anb ojj^p s^ 'jaAajd BJBd BipBd
-bo sou sand '[ijn Bsoa sa SBaiji^uaia saXa[ ap ojuaiuiTaappisa [^
'niuo^sii¿ v¡ ap voi3p2oojd} A voiSpjoaj vujujooq
•opioajBd ojubj bi
-uasaid anb [a uoa 'jaqa^ xbj^[ ap ajqiuou [a 'oipnjsTj [ap sauauin[
-oa zaip so[ ap saABJ} v. 'souieosuq ouba u^ * uoiaBJisouiap ns sa qaq
-Tjqj^ X ja>[aag ap ojqq [a opoqj -Biauap Bsa ap Bj^oppojaui X Bjjoaj
B[ a^uaiu[Bnái bjouí^i ojad 'Baiáo[oiaos Bjqo aoBq aaquXo^ ó^
[ap
Baoda B[ ap bojbui B[ BAag caipnj9a anb opopad p Bas Bjambpna
'Bijo^siq ap Bjqo Bpo^ anb 'aaqBs b 'Biuijsip ajuaui[Bioj bsoo boijiu^is
ttBauBJoduiaiuoa bijo^s a bijojs bjoa iuo9^ 'aaoa^ ap B}ia Bg *osaa
-oad ns ap [biujoj pBpi^uapi b[ 'jpap sa 'sauopBzqtAia sb[ sBpo^ ap
pBppuBJodiuajuoa B[ ap Bapy ns aaquXoji ofnpap iqB ag *t4BauBJod
-tuaiuoa BiJOjsiq sa Btioisiq cjapupjaA BpojM anb opBaxunuioa
�tigamos las relaciones entre los hechos de la historia, estamos tra
tando de ver a Dios a través de la historia con nuestros intelectos"
(X, 113) . Pensamos en Guiberto de Nogent, el cronista medieval que
llamaba a la I^ Cruzada la Gesta Dei per francos, la gesta de Dios
por intermedio de los francos. Sin embargo, Toynbee se mofa, en
cierta oportunidad, de la expresión brutal de un escritor Victoriano:
"Es la voluntad de Dios que los negros se vistan con tejidos de al
godón ingleses", o que los chinos fumen opio...
Pero:
Este mundo es el camino
para el otro, que es morada
sin pesar.
A eso vamos, a eso nos conduce la acción divina. La historia tie
ne un sentido: alcanzar una meta. Es claro que la idea de meta o
culminación de las civilizaciones está en oposición a la de las espe
cies repetidas y confrontables. La teoría cíclica ha cedido ante el
dogma. Se ha producido un salto desde el método analógico al ca
tecismo. El sistema se ha transformado en una faceta más de la vie
ja doctrina providencialista y el sustento de hechos históricos em
píricos es reemplazado por la adopción de un factor extra o ahistórico.
Su tesis no es sólo "una reafirmación del punto de vista positivista"
o "su concepción es, en último término, naturalista", según el juicio
de Colli/igwood (Idea de la Historia, p. 187, 190 y 192) . Su tesis es
contradictoria y su pecado es doble: la necesidad causal en la histo
ria, propia del naturalismo, es suplantada por la necesidad trascen
dental, propia del providencialismo.
Ya en el t. I habla de la meta. Pero bien se la puede concebir
como un espejismo que provoca esos renovados y monótonos esfuer
zos humanos. "Es posible —dice allí— que la raza humana llegue
a extinguirse sin que la meta haya sido alcanzada en absoluto". Lue
go, el sentido ideológico de la historia se va precisando. Reaparece
la Civilización (with capital C) . Y la imagen de la rueda. Las ci
vilizaciones son como ruedas que dan monótonas vueltas en torno
a su chirriante eje; pero el carro avanza. ¿Hacia dónde? No exac
tamente hacia el Reino de Dio3 como en la Civitas Dei. El Reino
de Dios no es de este mundo, que nunca podrá librarse del pecado
original. Apenas si llegaremos a ser una Provincia de ese Reino.
¿Cómo se aprecia ese avance? ¿Vemos signos de progreso en el
mundo de hoy? No se manifiesta ni en los adelantos técnicos ni po
líticos, sino en un incremento de los valores espirituales, en un for
talecimiento del fervor religioso (el mismo Toynbee descubre a su
alrededor algunas risillas escépticas) .
En suma, un final reconfortante para el creyente, pero que ca
rece de base científica y filosófica. La obra de Toynbee es una obra
de fe, un ensayo de contenido religioso y moral; toda la historia
queda concebida allí como un drama múltiple que, a la postre, nos
conduce a Dios. Y si descartamos la hipótesis finalista es porque
- 60 -
�- 19 sojqij sajqBJitupB 'opnuara b 'opis UBq 9nb.iod • • • ouBinnq oiua jap
SBUsaBui SBjqo uBJjuanaua ^s —QOS "d inoiSpq ns ua aaip— Bijo^siq
bj ap bijosojij ap sojqij soj aj^ug,, "soXesu^ sosa ap soqanin ua aaou
-oaaj 'Buojsiq bj ap sbijosojij sbj SBpoj b oijbjiuoo ubj 'aaojg anb oj
sg 'Bqaip ajuauíBidojd Eijojsiq ap sajqBJiuipB sozoj^ XBq 'Bijojsiq bj
ap Baipuiajsis uciisia eun jas ap JBsad b 'aaquXoj^ ap ojqij ja ug
• (44ssajp ujapoui ui auijsnSny puB snisojQ raaquXoj^ qdasof pjou
-jy,,) 44BUjapora BiuampsaA uoa uijsnSy UBg X oisojq,, oiuoa
b opBaijipa Bq 'ouBaijauíBa^jou o^o^oiaos opxaouoa uatq p
•sa[BjnjBu saXa^ sb[ b buStsb aaquXo^ anb p X 44sBiJBpunaas
sbj b aaaijuoa ^anssog anb pdBd p ua ouis 'BjsipiauapiAOjd sisaj
ns ua ops ou 4soquiB ajjua Bpuapiauoa Xbjj #44Bij[oisiq b^ ua pBj
-jaqq bj X pBpip^a^ Bg,, ajqos sauopBjapisuoa sns ua Bjia sbui anb
p jojnB ajsa b s^ -^anssog a^uauíppadsa 'ouajjaj asa ua sajosaa
-apajd sns ap p X oiuaiuiBsuad ns aajua pniqíuiis ubj Bun souibj^
-uoau^ 'pui^ijo sa ou aaquXo^ ap BaiSopa^ uoiadaauoa b[ oíag
• 44osoTpaoaiiasira X aiuaui
-a[a,, sa —sauoiSBao sbj^o ua 'souBtisija so^ uaiquiBj X— sauBuqnsnuí
so[ uaatp ouioa 'soiq anb sg ¿uaiq ba so^[? '44BijnpiqBS b^ b ojuaiui
-i.ijns pM Jtod 'aaquXoj^ BJip 'soujBAag ajainb soiq anb sg ¿piu ba
soji^? -uij asa b o[SaaaB uoa sopB^uaiJO ouioa 'ajuasaad pp oiuoa opBS
-b¿ pp isb 'sosaaojd o SBsoa sb| SBpoj soiuBjapisuoa 'ojsandns asa op
-B;daaB 'oan{ j^ -jBUBJjuasap ap a|qisoduii o gojjip Xniu 'oiusiui js
ua 'sa anb uij un auodns ag "une 3abj^ sbui oqantu oSp XBq
•o-mjnj p JBaqdxa b souibzub^ aapuajaad BJBd ouioa opsBBd p
-aAB ap o^ispdoad p ua opBisBtuap soiuaaapBd soaijo^siq soipn;sa so[
b soiuBáaajua sou anb sog gBuoiadaaxa uoiaBuiiung ap sisa^ eun oui
-oa bX Bjuasajd as 'oseo asa ug •OAijiuipp oanjnj un ap ouis 'oiBip
-auiui ojnjnj un ap ou 'uoisia b^ Bagduii 'a^jBd ns aod 'Bjsipuij sisai
Bg (• • "BiJBsaaau uopBiuaiunaop b^ ^jpj sou 'sBiuapB 'X) sapuajja)
sajaisauaiu sopnuaui sojsa ua pBpiutAip BjsnSns B[ b jBpauíA ua o^Ba
-9X oiíaia soiuijuag gBAaipaui Bjsxuoja [a Biaap ouioa 'soounuf idd ia(j
vjsa^) -saaquioq so[ ap oipauuajuí jod souiAip ouis 'souBiunq soqaaq
XBq o_^[ "soiq ap B[ ouis 'sajquioq soj^ ap Biaojsiq b^ bzbjj ou ouisq
-BiauapiAoad {g "BoiSppapi Buujaop eun sa 'ouBijsua ouisippuapiA
-ojd pp osBa p ua anbiod 'BpunSas b^ i ojuaiuipouoa ap sapniiqBq
so^uaiuiipaaojd so[ uoa ajqiaouSoaui a oapojsiqB sa 'buisiiu uoiaiuij
-ap ns aod 'anb o^p b Bijojsiq b[ ap jo;oui ouioa Bao[oa anb^od 'bj
-auiijd u\ : sapjuauíBpunj sauozBJ sop jod BpijJBduioa ou souiBsajuoa
anbunB 'asjBipnjsa ap BuSip sg • prpaiJBjjiqjB b^ o pBpipuopBjji B]
o pBpijBnsBa bj b uaaapaqo soaiapjsiq soqaaq soj anb ap Bapi bj jinj^
-sap B 'ojdiuafa jod 'opinqiJiuoo Bq :so^jaiu sajuBAajaj sounjB op
-lua^ bij ojuaiuiEsuad jap ojjojJBsap ja ua anb soiuBjapisuoa osnjauj
•BpBipnjsa aas ap BuSip sa Bijoisiq bj ap BaiSpjoaj bijosojij buq
• ojuaiiuiaouoa ap soiJBuipjo soipaiu soj
ap ounSuiu uoa iu sB^siJidiua so^uaiuiipaaojd soj uoa tu japuaqajds
soiuapod ou anb a^uapuaasBJj opunuí un ua OA^afqo ja Baojoa sisa^
Bsg "opBiaunuB B^siiiduia oiisodojd ja uoa uoiaaipBjjuoa ua Bjsa Bjja
�de historia, surgidos por reacción mental contra historias superficia
les". Basta recordar el "Discurso" de Bossuet y el "Ensayo sobre las
costumbres" de Voltaire, que no son libros antagónicos. Voltaire
presentaba su obra como complemento de la de Bossuet, que mucho
admiraba. Incidentalmente, Toynbee trata algunos problemas de
historia, tanto en sus Apéndices como en el texto mismo de su li
bro. Y lo hace con originalidad y estupenda penetración. Aumen
ta nuestra capacidad de comprensión e interpretación de ciertos
acontecimientos. Pero esos aportes son esporádicos y, lo más grave,
al ir utilizados en función del sistema total, quedan fatalmente des
virtuados .
Doctrina apriorística y no empirista.
Lo que pretende ser original en Toynhes es el estudio compa
rativo o analógico de las civilizaciones para extraer de allí princi
pios generales del devenir histórico y deducir, por tanto, hacia dón
de se dirige nuestra propia civilización occidental.
Se jacta de ajustarse a un procedimiento empirista. "Los inves
tigadores científicos —decía Stuart Mill— dan el nombre de Ieye3
empíricas a las uniformidades que la observación o la experimenta
ción han mostrado que existen..." Toynbee busca esas uniformida
des, pero su procedimiento no es realmente empírico. Si lo fuera,
no podría combatir, como combate, contra la investigación histórica
"particularista", "nacionalista", "parroquial" o erudita. En ésta de
bería encontrar nuevos sostenes de su teoría. El estudio comparati
vo de las civilizaciones que propone, exige un estudio previo y mi
nucioso de cada una de esas mismas civilizaciones.
El empirismo científico ha creado microscopios para hacer visi
ble lo diminuto y telescopios para aproximar lo que está lejano. Y
bien, la eurística y la investigación históricas son los microscopios y
los telescopios de nuestra ciencia. Logran mostrarnos lo muy peque
ño y lo muy antiguo. El conocimiento prolijo de cada ejemplar no
puede estar en contradicción con el del género o especie general.
Por el contrario, actúa en su apoyo. El conocimiento erudito de ca
da hecho histórico habría debido servirle a Toynbee para fortalecer
su doctrina, si hubiera empleado realmente el método empírico. Pe
ro si sólo atiende a las generalidades, a los "campos amplios" —co
mo dice—, es porque su método es apriorístico y los detalles le mo
lestan .
El Dr. Geyl ha demostrado que el procedimiento de Toynbee
no es empirista al confrontar sus proposiciones precisamente con los
detalles, es decir, con el conocimiento histórico positivo. En su en
sayo titulado: "Toynbee otra vez: Empirismo o Apriorismo" ha he
cho un magistral análisis de tres páginas de Toynbee que son —dice
el profesor holandés— sólo un ejemplo de lo que ocurre en las tres
mil páginas de los 6 primeros volúmenes. He aquí sus palabras fi
nales: "El sistema de Toynbee no será tan agresivo como el de Spengler en sus implicaciones políticas, pero es, esencialmente, no me- 62
-
�- S9 rj (aasap ou Bzmb X) Bjadsa o\[M •—jotuib^ -g -g 'p^ojxQ op oj
-ouBduioD onSijue ns aojp— t4ouisiiojJ9p 9p osnjaui '[9 ug ouisiraisad
9p S9}9qiJÍ SOpBD.IBUI Xüjq^ gBUpB OpuntU J3p 6O911SIJ9J9B.IB9 SO)99dsB
UO9 B^^lJUB BI9U9pB99p BJ 9p SoSsBJ UBJ9Z9UI 9AIJ99p 9p B9Oda BUll
9p S9UOT9BUIJ9UI SBJ 'S9J9J9BJB9 BOJ 'SO}U9UIB.I9dui91 SOJ 9jqOS S9UOI9BA
-jgsqo sns :biujb ja U9 buisio [9 Bipnjsa anb U9 sozoi) soj s9juBnX
-qns uog 'SBui^Bd sns 9p cun BpB9 U9 9^u9S9ad Bisa 9nb Biuaj ja 89
X 4—IIIA ^ IIA 'IA 'A soiu^— oi9Bds9 jo^bui p B9ipgp gnb Ms9u
-Ol9BZqiAI9 8B^ 9p S9UOl3BJÍ91UÍS9p 8Bg?, B Sg * Bjqo BJ 9p BUISIUI BIUI
-OUO99 B[ 9p 9JnS UOI9Bdn9O9jd BSg 'OpOJ 9^UB *BI9U9pB99p Bg
•9SJBAp8 9^qiS0d 89 OUK>9 '9JU9lUpniJ '^ 89UOI9BZqiAI9 SB{ U9B99p
Á ubuijoj 98 ouiog J9A 49}U9iupju9uiBpunj 'guodojd 98 ggqu^ojL -ou
gnb somggj^ ¿ggqu^o^ b bs9J9)ut 9^ 9nb o^ osg 9^u9iu[B9J sg?
• S9[qBjd99B 3}U9tU[3J9U99 'S9JUB9IJip9
SB[^9J O 8Otqj9AOjd 'B}9npUO9 9p 8O)d999.ld 'S9[BJOUI 8BUIIXBJ^[ * SBIJ
-OJ91A 9p 9SJBq9BIJOqui9 IU 89pjnB^ BO^ 9jqOS 9SJIUIJOp I^[ ' 8BZJ9nj
?BJJS9nU JBZqBJBd 9p9nd 9llb 'OJ9J p Jipnp 9U9IAUO9 BO^T ¿OJJBS9p
p 9jJ9nj ^nuí sg? 'BpBnggpB B9i[dgj b^ jb.iiuoou9 jBJngoad souigq
-3Q ¿pBpiS^9ApB BUn B 9JU9.TJ SOUIBJSg? * 89^q9pU9 OpiS UBq SOJO[ 8nS
ojgd 4B9ii9Bjd uopB9i|dB BS9 jgugj opnd ggquXo^ 9p Biugjsis jg
'ttU9I99B 9pUOp 9p 'UOISIA9jd ÍUOISIA9jd 9pilOp 9p 'BI9U913,^
:BI9U9p OUIO9 BJOpi9Og B[ 9p OIUSIUI ^OpBpunj p BI99p O[ B^ * UOI9
-9B B^ J9UOdsip9jd X 8O}U9IUI199^UO9B J9A9jd BJBd S9pBpiAI}99p9 O SOd
-na^ 8OJ U9p99Ojd X UBn^OB OUIOO J9A 9p IIBJBJJ :SB9IiüOJOIDO8 89UOI9
-BZT1BUI9JSIS SBJ SBpOJ 'JBI9OS odtUB9 p U9 'U99BIJ 9nb OJ 89 OSg 'SBJ
-OpBZIJBJ[9U9S O SB9IJO9J SBI9U9I9 SBJ OpBJlSOra9p O[J9qBq SOIU99J9
U999p9qo B9TJBin3BJ[d pBpiJBUIJ BS9 y "t4^piA BJ 9p BJ}S9Bta^^ OUIOD
*BiJojstq bj oduigij oqgntu g^uBJtnp oipu9^u9 98 ouiog isb 89 X 'sbj^o
B JIAJ98 U9p9nd pBp9I9OS BUll 9p 8BI9U9IJ9dX9 SBg gBI9OS O OAI}99JO9
j9 U9 9ju9uijBnSi gpgons jBnpiAipui ou^jd J9 U9 gpggns gnb og
•gjjngo o^jb jod ^ 'ougnq 89 osg 'JoiagiuB bj gp
S9UOX9IUOUipB 8BJ B UOT9U9JB B9Od B^S9jd UOl9BJ9U9á BUn 'OJJBS9JUO9
gnb Xsq 'jBJ9U9¡á BjSgj joj • SBi9U9t.i9dx9 sns 9p jBpnB9 j9 ubjjiuiui
-ns 89j X sofiq sns b SBi9U9jj9ApB S91UBJSUO9 u99Bq sgjpBtl sog 'sou
-^BJisnji gpgnd Bianpuog ns X 'so.nosou gnb s9jub ojuojjb oj^o 9nb
SBJ B SBpi99JBd SBl9UBJSUn9J[l9 JOd SOUIBS9AB.HB 9jdui9Ig *89J9U9UO9
SnS B Bq99AOjdB OTIBUiniJ J9S J9inbjBn9 9p Bl9U9IJ9dx9 BJ 'opOJ UO9
"ouijsgp ns gjdiung oun BpBg *9}9 'sgnnaiog SB9odg X jB^oq U9
'9JJU9IA OUISim J9 U9 9JU9UIB9UBJjnUJlS SOpBjpU9U9 4O9lSoj
-O9isd X O9ISIJ Opi99JBd 9jqB}OU 9p CSOJ9UI93 SOJ 9p OSB9 J9 119 9SIBq
-o.idino9 gpgng -sgjBnSt 9ju3uiB9uojsiq sbi9U9jsix9 sop
'upionajvs ap 'audinb as is 'X viouapvoap ap nifosojif
• (¿c;j *d '#ija 'do) uopuntn
oiisanu ap pBpisaaau 9iuBiui9.xdB sbui bj Bzinb sa o^uaiuiBsuad ap
pBpiíBja bj anb oaaa anbjod 'Bisajojd bj b aanpuoa ova Uva na XBq
anb oiJBjisjaAiun jb BAajqns aiuaniBjos ou BjsiJidraa X ooijijuaio opo^
-ara ap zBJjsip ja of^q oj.iciuasaad jy 'oaiisiJOiadB X jbuoiobjji sou
�perduración del Imperio Británico, ni la supremacía de Europa, ni
el predominio occidental, posiblemente ni siquiera el dominio del
hombre sobre la tierra... Y si ahora trata de tranquilizarse a sí
mismo y a los demás, en lo que se refiere al futuro de la raza hu
mana en su conjunto, sus intenciones resultan forzadas, menos au
ténticas que sus presagios de ruina, y difícilmente infundan convic
ción" ("Avenues of history", p. 13) .
Todas las filosofías de la decadencia parten de un principio: el
de la caducidad,-desintegración y muerte de las civilizaciones. Esa
constatación inspiró las melancólicas palabras de Valéry, la concep
ción cíclica de Spengler, el sistema de Toynbee. Creemos que se exa
gera la originalidad de estas ideas. Toda la antigüedad greco-latina
participó de ese pesimismo cultural. Tuvo su más clara y conscien
te expresión en Polibio y provocó las lágrimas de Escipión y Emilia
no sobre las ruinas de Cartago. Es cierto, el tiempo destruye, "arras
tra hacia la nada los monumentos y los imperios" (Aron). Pero tam
bién crea, ya que sólo se destruye lo creado. El error de los deca
dentistas es observar sólo el impulso destructor del tiempo, e ignorar
u olvidar su prodigioso impulso vital y creador.
Pero, ¿todo lo destruye el tiempo? ¿Nada se conserva? Nosotros
podríamos decir, con Hegel, que nada se destruye, que todo subsis
te. Porque cada nueva síntesis contiene la tesis y la antítesis prece
dentes. Dice Raymond Aron en cierta oportunidad: "El Partenón,
una vez existente, no puede esperar de su duración nada más que la
destrucción". Concibámoslo destruido, hecho polvo sin forma. ¿Ha
brá realmente desaparecido? Su sentido del equilibrio y la armo
nía, de la serenidad y la euritmia han quedado definitivamente in
corporados a la historia del arte. Lo que el Partenón aportó vi
virá, aunque destruido, en cada uno de los artistas y arquitectos del
futuro, desde luego que con muchos otros aportes. Todo lo que el
hombre ha creado, se incorpora a nuestro acervo, lo enriquece.
En ese sentido, la civilización antigua no es una cosa muerta.
Toynbee mismo es la más perfecta demostración de que vive. Vive
en nuestras ideas, en nuestras costumbres, en nuestras instituciones.
Un compatriota de Toynbee —Sir Henry Sumner Maine— decía, ba
jo el deslumbramiento del "milagro griego": "Exceptuando las fuer
zas ciegas de la naturaleza, nada se mueve en este universo que no
sea griego por sus orígenes". Tomemos cualquiera de los caracteres
de nuestra civilización. ¿Es cristiana? El cristianismo nació en el
mundo helenístico y se empapó de helenismo para poder penetrar en
el mundo gentil. Nuestra civilización occidental nace en la Edad
Media y tiene, como una de sus destacadas manifestaciones, la esco
lástica. ¿Puede concebirse el tomismo, por ejemplo, sin Aristóteles?
Los antiguos valores de la civilización griega viven más profunda
mente enraizados en nuestra civilización que los valores proclamados
por algunos doctrinarios de ayer o de hoy. Y este hecho nos permite,
afirmar que las civilizaciones no mueren, que la historia no es un
cementerio de civilizaciones desaparecidas.
- 64 -
�- 99 Bipauíoa aa[np Bun BUBinni| Biioisiq b[ ap laa^q Biaijaid anb soiq
ap iiSixa b oqaaiap auaii axpuu ^sBUBaiiauíBaiiou 6B[naj[ad sb[ ouioa
'uaiq auiiuiai anb pBpqsai B[ b oisandrai Bq oip^^ "oiaiAOAanu ajsa
ap opB[ oj^o [ap opuaX^a Bisa as Bioqy "ouisiuiisad [a Bas pspiaA
bj anb iiaap oíainb oj^ "saiuatu sb[ SBpoj ap ii^anoa o JBjna osia
-ajd sa anb —xassv^) x voaxao íuauíoa^ ooisiraijdo un,, 'orasiraxj
-do jb orastuiisad [ap oj[bs un aanpoxd as jnby 'BzuBxadsa Bun opun^
-ui sou 'souaiu o[ xod 'o Biuijsip a^xans Bun Bpuas sou Buiaisis ns
b auiudrai anb Baio[oa[ai Á BaiSopai uoiaBAixap B[ oja^ 'sapBpiu
•njjodo BunijuiaA ua osaaoxd ns opuadaj u^q sauoiDBzqiAia sB-q -aaq
b aAanuí anb o[ sapBpaioos sbjjo ap Biauaixadxa B[ sa o^^
[
o Biauaiasuoaui B[ Buiuiopaxd 'onSiius [a ua íBaixojsiq a;uaui[cioad
-sa 'Biauatauoa - o^iib .iB[na[jjBd Bun —44bububui [ap SBjquios sb[ axj
-u^,, ua BjSuizinjj BOB^sap o[ ouioa— [BnjoB aauBj^ [a ua 'ábjj óg
•soABpsa so[ ap uoianutuisip B[ uoa apiauíoa
anbxod aiuauíppadsa 'BiauapBaap Bsa ap sapjuauiBpunj SBsnBD sb[
ap Bun UBxapisuoa B[ soqanuí anb ap o^und [a BjSBq 'Baiuaaj Biauaia
-ijnsui bixojou Bun oiiSijub opunuí [ap BiouapBaap b[ b BzuaiaBxsa
íuoiaBziuBaaui ajucuoxsaxduii Bun saoda BJisanu ap oSsbj s^ ^f
*[Bjn)Bu Btuiouoaa b[ b ou^ojoj un ofnpoíd as bubtuoj BiauapBaap
B[ ua ípipunuí Biuiouoaa ap uaiuiBaj un ofBq Xoq souiBjs^ óg
•ojaadsax [B sBAijBaijiuSis Xniu
sBJjia Bp *44sbsbui sb[ ap uoxpqax Bq,, ua 'xassv^) a voaxao q^iuap
-laao opunuí [a ua ajuaiupiaadsa Xntu 'oaijBiSouiap ojuaiuiiaaxa a[q
-biou un 'uoiaB[qodjadns B[ sa Baoda BJjsanu ap oardij o[ toiaaduij
[ap u9iaB[qodsap B[ sa BnSiius BiauapBaap B[ ap oaidji. oq ó^
*uij [B bijouiui Bun oiad 'aiainb as is a;uefnd
A BaiSiaua 'biiouiui Bun UBinjijsuoa souBijsiia so[ anb sa pBpxaA b[
'pBpanS^uB B[[anbB ua ouiajuí opBiJBjapxd un ap B[qBq aaquXoq
is ^ 'oiusi[Bpnaj oxninj [a asiB[ijxad b Bzuaiiuoa anb so[ uoa 'soubui
-oí sduoijttatod so[ 'saiouas so^iaia uaiainbpB anb xapod [a oapsiiai
-aBiBa sa 'oiiBijuoa [a aod 'bii^ijub BiauapBaap B[ ua ísbsbiu sb[ ap
oiuiiuopaid A osuaasB [a Baoda Bi^sanu ap BaijsiiajaBiBa sq ^[
:BnijuB BiauapBaap B[ ap so[ uoa uoiaisodo
ua UBjsa anb souní?[B iB[Biias b souiaiBjuuq so^[ -aiduiais aunao
-i9A ua anb o[ 'ounS[B ajuapaaaid uauaii ou anb saiajaBiBa B^uasaid
[Bn^aB Biauapsaap B[ :sBiauaiajip sb[ UBj[nao as anb sa 3abi o[ oí
-ac[ "oiio A oqaaq un aiiua sBiauapiauioa saiuapuaidios A sa[qBiou
aiuauíBsoianuiiu aaBq o[ ouioa 4iaaa[qBisa a[qisod sq -on^
opunuí [ap b[ X [BniaB BiauapBaap Bisa aiiua pnii[iuiis B[ ib[bu
-as usasnq SB[[a SBpoi oíaq "O[iaaouoaai anb XBq ísoaiioui sa[qBuoz
•bi X sosiaAip Xnuí ua u^iídsui as BiauapBaap b[ ap sbijoso[i[ ssq
�en vez de dejarla ser una tragedia. Hay que dejar a Dios quedo en
la infinita amplitud de su albedrío" (4^ conferencia) .
No le guía a Toynbee la finalidad de aprovechar el ejemplo aje
no. Le mueve la desesperación de la muerte, el dolor de la caída y
el deseo de atisbar la más mínima posibilidad de salvarse. ¿Dónde
encontrarla? No la encuentra en la acción humana. La descubre
en el plan divino y sólo la podremos obtener por medio del ruego.
"Debemos orar por el aplazamiento de la sentencia" (VI, 321) y y
muchas otras expresiones similares. Cuando el hombre sufre, gime
y desespera, no tiene otro recurso, como el niño, que elevar una sú
plica ardiente y acongojada. Hay toda una teoría de la oración en
Toynbee. Todo termina en el Padrenuestro. "La salvación abierta
a todos los hombres... es lo que pedirnos al decir: "Venga a nos el
Tu Reino" (Civilización, p. 303) .
Un alma noble, pero un teórico endeble; una sensibilidad agu
da y exquisita, junto a una información superficial; una deslum
brante cultura humanística, pero manejada con laxos procedimien
tos lógicos; un espíritu fervoroso e iluminado, en contraste con sus
intentos sistematizadores: tal la impresión que nos deja el autor es
tudiado .
No encontramos mejor remate a este trabajo que las palabras
finales del estudio que Renier dedicara a Toynbee en una de sus
obras. Este debe haberlas leído con bonachona sonrisa, especialmen
te por el humour que las impregna:
"Un aspecto de Toynbeeismo me abruma. Su manera de escri
bir es notable. Su estilo es Grecia, la Biblia, Francia y la lengua de
muchos pueblos, con la quintaesencia extraída de ellas para liberar
se de la tiranía del Logos, lo que lo lleva a entrar en posesión del
ritmo de todo idioma. Es el estilo de un hombre de alma recta. Ese
libro no puede ser una mistificación. ¿Qué es, entonces? Aunque
no expresa la decepción de los demás, está muy cerca de expresar
la propia. Soñamos, a veces, que entendemos, por fin, el misterio
de la vida, que hemos resuelto el enigma de las relaciones humanas.
Despertamos y decimos: "Es grandioso esto, y debo conservarlo".
A la mañana siguiente, recordamos la fórmula. Pero es inane, insus
tancial. Toynbee tuvo una visión. Soñó que podía reducir a fórmu
las el universo humano. Su error consiste en haberse mantenido cré
dulo a su hipnótica revelación y haberla elaborado con millones de
palabras. Habría debido exclamar: mirum somniavi somnium. Y
escribir un poema sobre su experiencia. Preferentemente en grie
go" ("History: its purpose and method", p. 218-219).
- 66
-
�- ¿9 •I91-SSI 'd 'II -a k 0^-92S md 'i A -0^61 <s^^d 'UHO3
•y — •..sanbuoisiq saauapg sap pjuopEuiaiui soiSuo^ "axi,, — 'I "H
"621-21T d '2S6I 'Inf '¿ óN
—•..aiuqsiqq ap aiSop^qj ei y uopEsqiAp E[ ap auo^qj aun.a,, — q jj
•BUEapiAaiuoui Bsuajd E{ ua so^ap^^ sosiaAiQ — -q 'SOÍ^I"HVOVIV
•59-H d 'g56i 'sjje^ 'jaAvnojg ap a^psaa — \,iuappao.l P apuop¿ 3^,, ap
BsaauEJj 'aipa b^ e 'popui '..aaqu^ox ap anbuoisiq aasuad Bq,, — *f '31QVQVI-V
•ss ^ol d '6^61 's^EiM-UEf 'aribiioisiq \3^
jo Ápnjs y 'aaquÁox "f *V ap anbpua npuaj a^duio^,, — -q '
12-01 d 'g56i 's ÓN 'II a
'EiUEJOUEj — ^suoiiEzqiAia jo uoiiEituiqap aqx,, — "j -y
'¿62 ^ 9 d '0S6I
'ajuappao ap BjstAa"3 — '^Epoisiq e{ ap Biaui k uaSpo,, — "% 'S"d3dSVÍ
•¿561 'sa.uy souang 'Eidao^ — •<iEuo^siq E[
ap SEUiEJOiiBd so{ b aiuajj aaqu^ox,, :oacl!I U3 ~ 'ss 902 'd 'III J k :ss 5¿ -d 3
'^56I :>ss ¿9 d 'ni .-ss ¿6 d 'n 'g^ei '•
d 'IA 'IS6I 'souEauauíy souaapEn'j
—-..Biaojsiq Bi ap SEiuaiqoíd so^ e ajuajj aaqu/íox,, — A '3^^OX VI 3Q VAVH
•ss 19 -d 'siiB^ 'uqo3 -y — •..anbuojsiq anbpua ei e uoijetjiui,, — -3 -j
g9¿5 ^^61 3
I M
'5 -a qouEdsa ua ajn — '..s0II!PnEa ^ soiues ajuB asopuyutput Euoisiq [Eiuaui
-nuoui ns Baaap aaqu^ox 'ajuaui ub^S Eun ap sisauao — 'V A"^N3H 'aiVA\Nfl"aO
'09t-Qit d
'6H5I 'f "^ 'saiEUuy — •(,anbiqdE.i3oa3 aauEqaiEiu ia uopEsipAi^,, — m^ 'flO"^flOO
"9961 'anSEH aqx 'JJO^ÍÍN — \.suEUOisiq qqM saiBqaa,. — d '3A3O
•ss 6 <d '1961
fsajiy souang 'IbSie^[ — \<pBaqaqqM k jaSSappn 'aaqu^o^,,, — o H3IAO^NVa3
aa 6S2 'd 'S6I •J3S-#^qV 'S2-g2 '01
-auinx — '.paquAox "f piouxy aaqos soapija sajundy,, — -g 'ZO^ÍIJV V33SNO3
ss 611 d 'gseí 'sfJEg 'uqo3 y - ^.ajpjsiH.I ^nod siEquio^,, - M3I3m '3^A933
•¿961 'sa^iy souang 'upisiA BAan^j
'EaiE^o — aaqu^ox b aqazjai^ ap Eijo^siq E{ 3p eijosojij sq,, — -q '3NAOfíia
'9961 3P ozjeui 'gi ÓM 'iBJisauiui eisiaoj 'S3N3OOia
3961 'saaiy souang 'puEpaiq
—^.u9pEziiiAp Ei ap iBuipap p k seseui sej ap E^a Bq,, — q^X3H 'NVIV 3O
S26I '^BiinSy — ..ajuappao ap oanjnj 13,, — 9 f 'sn3a 3a
'6 ^N '¿161
•ao\[ ',,Bapu3,, Ejpp luiapEn^) — -..^(joisiq jo kpms y 'aaqu.(ox 'V,, — g '330^3
•(•ISBa -pEij Xeh) -991-6^1 d '9161
qaiojxo 'ssajg uopuaxE^ - ..^joisih jo Bapi aqx,, - O ^ 'OOOMONniOD
•ss g -d 'g56I
ap oiau3 'Z óM 'sauaSpiQ — -..opEiJEiaioid pp jiuaA.iod 13,, — NI3O3 '^^V33
X56i 'STjBg 'qnE-uaq-jaSaag — •<<suopbstitai3 p uoiiesijiato,, — -3 'XO33V3
'91-61 '2S óM SEpEUJof '
ap oiSaio^ 13 — ..Bapyuíajsis EjSoppos bj k aaquAox,, — H3nHQ^3 A
"81 d '11 j k ss ¿g/, d q x
-9^61 'oatx^n '333 'I^pos oiuarcuEsuad pp bijoisih,, — ^33333 A S3N^V3
•^561 'saiiy souang 'ajjaqaEpi — Eiaojsiq ej ap
Eijosopj Euiapora bj ua oaiuiouoaa ojuauuE^uad 13 — -g 'NO"a3aiV3 MVIAmva
soavxmsNOD ^^unaox ^uaos soívavux
d 'sBjqo g 'II dE3 xaA - f y '338^AOX
�MASSUH, H. — "Los profetas de la decadencia". — "La Nación", de Buenos Aires,
11 Set. 1955.
NAMIER, L. B. — "Avenues of history". — Hamish Habilton, London, 1952, p. 11-19.
ORTEGA Y GASSET, J. — "Sobre una interpretación de la historia universal". —
índice Cultural Español, Nos. 36, 37, 38, 43, 44 y 45, 1949. - En libro: "Una
interpretación de la historia universal" (en torno a Toynbee). — Madrid, Rev.
de Occidente, 1960.
POUILLON, J. — "L'histoire" et "La civilisation á l'épreuve". — Les Temps Modernes, N^ 78, avril 1952, p. 1907-1911.
PULGAR VIDAL, J. — "La teoría del Reto-Respuesta de Toynbee y el Espacio. Tiempo histórico". — Cuadernos Americanos, 1950, 5, p. 108-134.
RENIER, G. J. — "History: its purpose and method". — Alien and Unwin, London,
1950, p. 215-219.
REYES, A. — "Sirtes". — Tezontle, México, 1949, p. 197 ss.
REYES, A. - "El deslinde". - El Colegio de México, 1944.
ROSSI, M. M. — "La filosofía della storia in Inghilterra". — Nuova Rivista Storica,
XXXVI, Gen.-Apr., 1952, p. 127-135.
SOROKIN, P. A. — "Las filosofías sociales de nuestra época de crisis". — Aguilar,
Madrid, 1954.
URANGA, E. — "Civilización a prueba". — Cuadernos Americanos, IV, 1948, p. 136 ss.
WALSH, W. H. — "An introduction to philosophy of history". — Hutchinson's Univ.,
London, 1951, p. 164-168.
WILLIMAN, J. C. (h.). — Reseña de "La Civilización puesta a prueba". — Número,
N^ 10-11, 1950, p. 617-619.
OTRAS OBRAS CITADAS.
ARISTÓTELES. — "La Poética".
ARON, R. — "Introducción a la filosofía de la historia".
BENTANCOURT DÍAZ, J. — "Introducción al estudio de la historia".
CASSIRER, E. — "Las ciencias de la cultura".
COUDERC, P. - "La rélativité".
CROCE, B. — "Lógica como ciencia del concepto puro".
CROCE, B. — "Teoría e historia de la historiografía'.
DE MICHELIS, E. — "El problema de las ciencias históricas".
FERRATER MORA, J. — "Diccionario filosófico".
GAUTIER, G. F. — "Genséric, roi des vandales".
FIUIZINGA, J. — "El concepto de la historia y otros ensayos".
KAUFMANN, F. — "Metodología de las ciencias sociales".
NICOL, E. — "Historicismo y existencialismo".
ORTEGA Y GASSET, J. - "Obras completas".
REDFORD, A. — "The economic history of England (1760-1860)".
RICKERT, H. — "Ciencia cultural y ciencia natural".
ROTHACKER, E. — "Filosofía de la historia".
TAUBES, J. — "The Apotheosis of History".
TAWNEY, R. H. — "Religión and the rise of capitalism".
VALERY, PAUL. - "Variété, I".
WEBER, MAX. — "Economía y sociedad".
XENOPOL, A. D. — "Teoría de la Historia".
- 68 -
�
Dublin Core
The Dublin Core metadata element set is common to all Omeka records, including items, files, and collections. For more information see, http://dublincore.org/documents/dces/.
Title
A name given to the resource
Revista de la Facultad de Humanidades y Ciencias
Creator
An entity primarily responsible for making the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias
Publisher
An entity responsible for making the resource available
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Date
A point or period of time associated with an event in the lifecycle of the resource
1947-1989
Rights
Information about rights held in and over the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Language
A language of the resource
Español
Type
The nature or genre of the resource
Publicación periódica
Contributor
An entity responsible for making contributions to the resource
Lic. Pablo Darriulat
Dublin Core
The Dublin Core metadata element set is common to all Omeka records, including items, files, and collections. For more information see, http://dublincore.org/documents/dces/.
Title
A name given to the resource
La filosofía de la historia de Arnold J. Toynbee
Creator
An entity primarily responsible for making the resource
BENTANCOURT DÍAZ, J.
Source
A related resource from which the described resource is derived
Revista de la Facultad de Humanidades y Ciencias /Universidad de la República. Montevideo : FHC, UR , Julio 1961, Nº 19 : p. 5-68
Publisher
An entity responsible for making the resource available
Facultad de Humanidades y Ciencias
Date
A point or period of time associated with an event in the lifecycle of the resource
1961
Rights
Information about rights held in and over the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Language
A language of the resource
Español
Type
The nature or genre of the resource
Publicación Periódica
ARNOLD J.
FILOSOFIA DE LA HISTORIA
TOYNBEE
-
http://humanidades-digitales.fhuce.edu.uy/files/original/59c5f200d60883908d4945956aefdde5.PDF
fa3f4ff2181a37feebf56fe285ebfb1c
PDF Text
Text
0961
•
9ADU D|
DJO^D19UI D| A OSJDJDd |9p DISGOd D")
JUDSS3J^ ep uqqDj eon-\
SVI0N3I3 a s^avaiNvivíiH aa
vi aa avaisaaAim
�0961
J9LU B| A OSjBJBd |^P BjS80d
8odgvd9l- ^98
9ADU D| ep
D| A osiDJDd leP Disaod
IUDSS3J^ ep uqqDj
SVI3N3ID a saavaiMVPvriH aa
vi aa
�* V-
I
�La poesía del Paraíso y la metáfora
de la nave
�La poesía del Paraíso y la metáfora de la nave
La III "cántica" es, de las tres, la menos leída y comentada, y
es casi lugar común su menor intensidad poética frente a las otras
dos; la comparación que hace De Sanctis entre ¡Francesca, mujer y
nada más ni nada menos que mujer, y por eso creatura de poesía,
y Beatriz, arquetipo de perfección y, por lo tanto, personificación
abstracta de un concepto, símbolo intelectualista, puede extenderse
hasta transformarla en una comparación entre Infierno y Purgatpr
rio, moradas de almas eternamente terrenales, o aún por un tiempo
apegadas a la tierra, por un lado, y el ¡Paraíso, reino de la perfec
ción eterna e inmóvil, por otro. Esa contraposición es característica
de la poética romántica, que valoriza únicamente al sentimiento, y
aún más a la pasión, como fuente de poesía. Hay que decir quqDe
Sanctis, cuando se acerca directamente al Paraíso —como lo hace
en su "Historia de la literatura italiana"— siente su carácter poético,
pero, para esto, se ve obligado a recoger y a aislar del conjunto,
acumulándolas, las maravillosas imágenes, que son otros tantos reñe^
jos de la tierra en el cielo. Esa "terrestridad" de la más alta poesía de
Dante es un juicio que de De Sanctis pasa a Croce y de Croce a
Momigliano. Ahora bien: el Paraíso es, sin duda, la menos terrenal
de las tres "cánticas". Sería lógico que fuera considerada como la de
poesía más intermitente y menos elevada. Pero este juicio no está
claramente formulado ni en De Sanctis ni en Croce, ni aun en Mo
migliano, que es quien más se le acerca. ¿En qué consiste, pues, la
poesía del Paraíso, que no tiene más pasión que el amor que se iden
tifica con la caridad, que se identifica, intelectual y místicamente
a la vez, con la tercera persona de la Trinidad? ¿En qué consiste
la poesía de una "cántica" en que cantos y cantos están dedicados
a detallar la solución de complicados problemas teológico-filosóficos
o a buscar con esfuerzo, aproximándose a ella por medio de imá
genes, la expresión siempre huidiza del éxtasis místico, que por de
finición es inefable?
Contra cierta tendencia de la crítica menor a encontrar fría, pe
sada, sólo a ratos poética, la forma expresiva del Paraíso por insufi
ciencia de carga humana, reaccionó Benedetto Croce en los límites del
cuadro general de su crítica dantesca, que ve en toda la Divina Co
media una poesía discontinua, interrumpida a menudo por la opa
cidad de la estructura teológica. Ahora, sin embargo, asistimos a una
- 5
-
�revalorización más entusiasta y global. Eliot, poeta ante todo y, en
segundo término, crítico que se inspira en el pensamiento católico
actual, define a Dante como poeta metafísico. Y poesía metafísica es
la del Paraíso, mucho más que la del Infierno y del Purgatorio. En
Italia, el fervor actual de estudios sobre el Paraíso obedece, sin du
da, al predominio de la orientación católica en la vida cultural ita
liana. A pesar de ese fervor, no se ha dado aún una definición sa
tisfactoria de la poesía del Paraíso (ya que "poesía metafísica" no
es evidentemente una definición, ni precisa, ni completa, ni es, en
realidad, una definición de poesía, sino de contenido). Por otra par
te, el que a esta definición se ha aproximado más es un no-católico,
el marxista Sapegno, autor del más reciente comentario de la Divina
Comedia.
r~~^~ Es indudable que en el Paraíso faltan algunos de los aspectos
más vitales de las otras dos "cánticas": la dramaticidad del diálogo,
la humanidad de los personajes (la perfección no es humana), el
carácter concreto del paisaje, los contrastes de colores: la tierra y
el hombre, en una palabra. Hay de vez en cuando cierta aridez es
colástica.
Pero, aun en estos casos, el ardor del conocimiento se siente a
través del razonamiento lógico; el sentido épico de la batalla del
pensamiento y de la batalla por salvar la pureza moral (que "tenne
Lorenzo in su la grada") está como "calor de llama lejana" en cada
uno de los trozos llamados didascálicos, que nunca tienen el carácter
de la prosa versificada, diluida e incolora, de los rimadores didácticos
de la época, como Brunetto Latini. El ascetismo de la técnica difícil
que —como aspiración— Alfieri heredó de Dante en los umbrales
de la literatura italiana moderna, es la "grada" (parrilla) de San
Lorenzo, trasladada al terreno poético-moral (que es, para Dante, un
terreno único) ^. Hay una manera burda y empírica de comprobar
esta exigencia que Dante tiene consigo mismo: tradúzcase en prosa
el Tesoretto y se verá que el número de palabras disminuye, porque
en los versos las hay que obedecen a las necesidades de la rima. En
una traducción similar realizada sobre un terceto didascálico de la
Divina Comedia, en general, ese número aumenta, por la densidad
expresiva del original, que es a veces dura, pero siempre eficaz.
No es necesario desechar la definición crociana de poesía (in
tuición-expresión de un sentimiento, de un estado anímico irrepeti
blemente individual, universalizado por la fantasía), para alcanzar
la explicación de lo que hay de poético en esta exposición eminente
mente teológica, es decir, intelectualista, que es el Paraíso.
Creo que la expresión crítica más exacta para definir, subordi
nadamente al significado general del poema que todos conocen, la
poesía del Paraíso es poesía del entusiasmo intelectual. La gran aven
tura del espíritu, que culmina en el éxtasis, es relatada con el tono
y la intensidad épica del canto infernal de Ulises: es la aventura de
1 Para este aspecto del arte de Dante, véase el prefacio de E. Contini a su
edición de "Le rime" - Torino. Einaudi. 1946.
- 6
-
�la razón más allá de sí misma, que fracasa para Ulises prisionero de
su humanidad, y triunfa en Dante, en el Dante personaje central de
su poema, quien se siente acompañado por la gracia. Pero, en un
caso y en el otro, se trata de la épica del conocimiento y de la ex
presión. Dentro de estos límites, que son límites racionales, hay que
definir el misticismo de Dante, quien, como San Agustín, y proba
blemente siguiendo sus huellas, trata de entender y explicar racional
mente hasta el amor de las creaturas hacia Dios y el amor de Dios
hacia todas las cosas creadas (La teoría agustiniana de la Trinidad
es todo un esfuerzo de racionalización).
Épica del conocimiento, dijimos. Leamos, como ejemplo de com
probación, la metáfora de la nave al principio del canto II del Pa
raíso, en la que asoma una de las constantes de la poesía dantesca:
"O voi che siete in piccioletta barca,
desiderosi d'ascoltar, seguiti
dietro al mió legno che cantando varea,
tórnate a riveder li vostri liti:
non vi mettete in pelago: che forse,
perdendo me rimarreste smarriti.
L'acqua ch'io prendo giá mai non si corsé:
Minerva spira, e conducemi Apollo,
e nuove Muse mi dimostran l'Orse.
Voi altri pochi che drizzaste il eolio
per tempo al pan degli angelí, del quale
vivesi qui, ma non sen vien satollo,
metter potete ben per Palto sale
vostro navigio, servando mió soleo
dinanzi a l'acqua che ritorna eguale.
Que' gloriosi che passaro al Coico,
non s'ammiraron come voi farete,
quando Giason vider fatto bifolco.
La concreata e perpetua sete
del deiforme regno cen portava
veloci, quasi come il ciel védete".2
2 "Vosotros, que en pequeñita embarcación, deseosos de escuchar, habéis se
guido mi nave que cantando avanza, regresad hasta volver a ver vuestras orillas,
no os metáis en la mar abierta, ya que acaso, perdiéndome a mí, quedéis extra
viados. El agua en que entro jamás se recorrió. Minerva sopla y me guía Apolo,
y nuevas Musas me indican el Norte. Vosotros pocos que dirigisteis desde tem
prano vuestros esfuerzos hacia el pan de los ángeles, del cual vivimos aquí, pero
sin saciarnos de él, podéis bien impulsar hacia la alta mar vuestro navio, conser
vando mi huella, antes que el agua se alise borrándola. Los gloriosos que llegaron
a la Cólquida, al ver que Jasón se había vuelto agricultor, no-quedaron tan
maravillados como quedaréis vosotros. La "concreada" y perpetua sed del dei
forme reino nos llevaba con la rapidez con que veis el cielo".
- 7 • -
�El progresivo y triunfal afirmarse en Dante de la conciencia de su
potencial humano y poético coincide con el tono cada vez más alto
con que canta su vida de pensador y poeta sentida como navegación
espiritual: imagen sí, esta última, pero como era imagen el barco de
Virgilio, que requiere un constante esfuerzo de remos para adelantar
y no ser arrastrado hacia atrás por la corriente 3, imagen de tal evi
dencia física que denuncia su relación con una experiencia interior
sentida en términos de esfuerzo corpóreo. En otras palabras, se trata
de una imagen vivida y no literaria, de las que a un poeta le sirven
para expresarse a sí mismo, mucho antes de hacerlo frente a los de
más en la obra estructurada, lo que tiene de más íntimo y personal.
Y no le importa que se trate (como en esta caso) de un lugar común.
í La vida, una navegación; las olas tempestuosas, las adversidades; el
[peligro del naufragio, siempre al acecho; no hay imagen más trillada
en la Edad Media, que es la edad de lo trillado. Y aun en otras épocas
vuelve a menudo.
Ahora bien: Dante no emplea nunca imágenes fáciles; si por ex
cepción las usa, quiere decir que para él son otras. Del mismo modo
las palabras, que —como es inevitable— son en su mayoría las del
lenguaje corriente, parecen todas creadas por él. Es lo que pasa con
los poetas, y por eso Croce define la estética como lingüística. Este
carácter especial —de símbolo y síntesis de la autobiografía poética
de Dante— que tiene la metáfora de lá nave en su obra, lo podemos
reconocer en una serie de textos de su juventud y de su madurez.
El primero es un soneto juvenil, de cierto sabor ^omántico, en
que la severidad técnica del Dulce estilo parece disolverse, para dejar
del clima estilnovista sólo la fantasía y la dulzura.
Guido, i' vorrei che tu e Lapo ed io
fossimo presi per incantamento
e messi in un vasel che ad ogni vento
per mare andasse al voler vostro e mió;
sí che fortuna od altro tempo rio
non ci potesse daré impedimento,
anzi, vivendo sempre in un talento,
di stare insieme crescesse il disio.
3 "
sic omnia fatis
in peius ruere et retro sublapsa referri,
non aliter, quam qui adverso vix ilumine lembum
remigiis subigit, si brachia forte remisit,
atque illum in praeceps prono rapit alveus amni".
(Geórgicas - I - v. 199-203).
(Así por voluntad del destino todo precipita hacia peor estado y se ve
llevado resbalando hacia atrás, tal como quien contra la corriente a duras penas
consigue remontar a fuerza de remos el río, en cuanto deje inertes los brazos, ya
el bote lo arrastra a precipicio río abajo).
- 8
-
�E monna Vanna e monna Lagia poi
con quella ch'é sul numer de le trenta
con noi ponesse il buono incantatore,
e quivi ragionar sempre d'amore,
e ciascuna di lor fosse contenta,
sí com'i' credo che saremmo noi! 4
Se suelen citar fuentes y antecedentes: ese "quisiera" denuncia
—dicen— la imitación del plazer provenzal, género literario entonces
en boga, en que el versificador, con el pretexto de expresar deseos,
enumera amablemente cosas hermosas y refinadas. Hay un soneto de
Cavalcanti que es en su primera parte una imitación de este tipo:
Beltá di donna di piagente core
e cavalieri armati che sian genti,
cantar d'augelli e ragionar d'amore,
adorni legni in mar forte correnti,
aria serena quando appar l'albore,
e bianca nevé scender senza ven ti,
rivera d'acqua e prato d'ogni fiore,
oro, argento, azzurro'n ornamenti;
Passa la gran beltade e la piagenza
de la mia donna... 5
La colección de los sonetos de los meses de Folgóre de San Gemignano es otro ejemplo.
También se ha reconocido en el hechicero al mago Merlín del ciclo
de leyendas del rey Arturo y se ha citado como fuente del soneto una
larga composición versificada (aunque sin fuerza^poética) del siglo
XIII, titulada "II mare amoroso". Todo eso, y mucho más, puede for
mar parte de la prehistoria de este soneto que, por ser juvenil, está
todavía muy cerca del período formativo de la poesía dantesca globalmente considerada. Pero, ¿en qué consiste este deseo, este plazer? En
el "encantamiento" de la amistad, del amor y de la poesía (y quien
4"Guido, quisiera que tú y Lapo y yo fuésemos cogidos por encantamiento
y llevados a un navio, que, impulsado por todos los vientos, por mar bogase según
vuestro antojo y el mío, sin que nos pudieran dificultar el viaje mal tiempo y
tormentas; antes bien, que siempre animados por un mismo pensamiento, nos
creciera el deseo de estar juntos. Y que el buen hechicero pusiese con nosotros
a doña Vanna y a doña Lagia, con la que ocupa el número treinta; y allí hablá
semos siempre de amor y cada una de ellas estuviese contenta, así como yo creo
que estaríamos nosotros".
5"Belleza de mujer de placentero corazón y caballeros armados que sean
nobles, cantos de pájaros y palabras de amor, engalanados navios, veloces por el
mar, aire sereno cuando asoma el alba y blanca nieve que baje sin vientos, río
y pradera con todas las flores, oro, plata y azul para adorno, son sobrepasados
por la gran belleza y el atractivo de mi amada...".
-
9
-
�ha estudiado el Dulce Estilo y su culminación en la Vita Nova de Dante,
sabe hasta qué punto estas tres palabras se identifican, en aquella época
y en aquel medio de "fieles de Amor". "Ragionar d'amore" era su lema
ideal, que, por su misma naturaleza, justificaba el empleo del romance
en las rimas).
Pero el sueño estilnovista queda atrás en la vida cultural de Dante,
aparentemente superado por severos estudios de carácter filosófico, por
la altiva participación en las luchas políticas, por los amores terrena
les y la poesía áspera de las rimas petrosas.
El destierro divide en dos partes casi inconmensurablemente dis
tintas la vida de Dante. Con la alegorización de la "Donna gentile" en
el Convivio, él trata de mantener en cambio la unidad de su obra, sin
poder evitar que los aspectos materiales de su existencia pesen mucho
más que antes en todo lo que escribe, ayudándolo a pasar penosamente
del ensueño estilnovista al realismo de la Comedia. El destierro es una
especie de naufragio, de esos en que uno no se muere, pero se queda
desamparado en playas desconocidas.
Y, si no como naufragio, como navegación penosa aparece en efec
to el destierro en la imaginación de Dante, en la principal de sus obras
escritas entre la ^Vita nova^ y la "Divina Comedia", es decir el "Convi
vio", que, como el "De Vulgari Eloquentia" en cierta forma paralelo a
él, ha quedado trunco. Vuelve esta vez la nave en un primer momento
como símbolo de vida material azarosa, consecuencia del destierro.
"Veramente io sonó stato legno senza vela e senza governo portato a diversi porti e foci e liti dal vento secco che
vapora la dolorosa povertá". (Convivio 1-3) 6
El Convivio es obra en prosa, que tiene un carácter filosófico y una
compleja justificación autobiográfica, de la que participa también la
alegorización de las dos primeras canciones en él contenidas y comen
tadas. Esto explica el significado autobiográfico externo con que está
empleada la imagen, dado que la poesía, la verdadera poesía de Dante
nunca es autobiográfica en ese sentido. Pero ya en el segundo libro del
"Convivio" (C. 1) la nave es otra.
"Lo tempo chiama e domanda la mia nave uscire di
porto: per che dirizzato 1'artimone (la vela) della ragione all'óra (aura) del mió desiderio, entri in pelago
con isperanza di dolce cammino..." 7.
Este segundo trozo es más prosaico que el primero y está además
ensombrecido por la complicación de la alegoría medieval que vuelve
c "Verdaderamente he sido un navio sin vela ni timón, llevado a distintos
puertos y estuarios y orillas por el viento seco que emana de la dolorosa pobreza".
7 "El tiempo llama y requiere que mi navio salga del puerto; para que,
enderezando la vela de la razón según la brisa de mi deseo, entre yo a la mar
abierta con esperanza de un dulce viaje...".
- 10 -
�opaca una parte considerable del "Convivió"; pero en él la nave dft
Dante, por referirse a una realidad espiritual, es antecedente más claro
de la otra nave "che cantando varea" del II del Paraíso.
A partir de este trozo del Convivio, de todos modos, la imagen,
cuando es referida a Dante 8, se hace unitaria, variando sólo por la pro
gresiva intensidad de tono.
Encuentra aquí su lugar, a pesar de la dificultad de ubicarlo cro
nológicamente, un soneto de Dante a Ciño da Pistoia, en que la supe
ración del clima y de los cánones estilnovistas por parte de Dante y la
conciencia que éste tiene de su madurez poética están claramente enun
ciadas, y enunciadas en términos de navegación.
"lo mi credea del tutto esser partito
da queste nostre rime, messer Ciño,
che si conviene ormai altro cammino
a la mia nave, piú lungi dal lito;
ma perch'i' ho di voi piú volte udito
che pigliar vi lasciate a ogni uncino,
piacemi di prestare un pocolino
a questa penna lo stancato dito 9.
Esa distancia de la orilla es la distancia del Dulce Estilo a la "Co
media", que, para Cario Bonnes ("II Dolce Stil Novo"), se mide en tér
minos de una/dialéctica literaria] que se formularía más o menos así:
Dulce Estilo fragmentario y decadentista con su culminación en la "Vita
Nova", tesis; "Infierno" y "Purgatorio, poderosamente estructurados y
antimísticos, antítesis! "Paraíso", retorno a la contemplación, síntesis]
Para mí se trata de una distancia larga, pero no antitética, sino
más o menos continuativa, incesantemente integradora, en una misma
línea lírica. Esta línea Dante mismo la reconoce en la continuidad de
esta imagen de la nave, ausente —veremos más adelante que en apa
riencia— sólo en el Infierno, que es —y aquí todos están de acuerdo—
la más antiestilnovista de las tres "cánticas".
Después del dolor, de la atrocidad, de la desesperación infernales,
Dante ha salido de las entrañas de la tierra "a riveder le stelle". Y el
relato del "Purgatorio" empieza así:
8En efecto asoma la imagen de la nave con otros motivos, no autobiográ
ficos, y entonces su carácter es distinto: "O serva Italia, di dolore ostello/nave
senza nocchiero in gran tempesta" (Purgatorio VI w. 76-77) — o bien en la
vida de Guido da Montefeltro por él mismo relatada: "Quando mi vidi giunto in
quella parte/ di mia etade, ove ciascun dovrebbe/ calar le vele a raccoglier le
sarte..." (Inferno - XXVII - w. 79-81).
9"Yo creía haberme alejado del todo de estas rimas nuestras, mi señor Ciño,
puesto que ahora ya le conviene seguir otro camino a mi nave, más lejos de la
orilla; pero, como varias veces he oído, acerca de vos, que os dejáis atrapar por
todos los ganchos, quiero prestarle un poquitito a esta pluma el cansado dedo".
- 11 -
�"Per correr miglior acque alza le vele
^ormai la navicella del mió ingegno
che lascia ditro sé mar sí crudele" 10.
La metáfora tiene su explicación en el mismo verso, con un com
plemento de especificación que es un verdadero término de compa
ración disimulado: "la navicella del mió ingegno".
En la nave del Paraíso la comparación ha desaparecido; no subsiste
ni sobrentendida, ya que Dante siente dentro de sí, con un carácter
de evidencia más que de analogía, la aventura mística que se identifica
con el incesante esfuerzo de la inteligencia, como un viaje difícil por
un mar ignorado hacia una meta segura. Y hay en este epos de la aven
tura intelectual un entusiasmo casi físico, que se expresa naturalmente
en términos de navegación.
Pocos años antes de que Dante escribiera la Comedia, los herma
nos Vivaldi, genoveses, que habían querido "ir a ver" qué había del
otro lado del Océano, más allá de las columnas de Hércules, se habían
perdido en aguas desconocidas. Dante no se perderá: está seguro de sí
mismo, de su estatura de poeta ("conducemi Apollo") y de pensador
("Minerva spira"); y, sobretodo, está seguro de la gracia. Pero Dante
mismo había estado a punto de perderse; de perderse como Francisca,
por su amor a la hermosura terrenal, amor que empieza en la "genti
leza" estilnovista y puede conducir al pecado; de perderse como Farinata o Hugolino por el orgullo político y los rencores municipales; de
perder su salvación eterna como Ulises perdió la vida del cuerpo, por
intentar la hazaña del conocimiento absoluto que sólo con la ayuda
de la gracia puede llevarse a buen término y no en la tierra sino en el
Paraíso (según Dante y según la doctrina católica). Y es así que el
canto de Ulises (Infierno XXVI) entra en la línea lírica que estamos
estudiando y su tono contribuye a demostrar el particularísimo carác
ter épico del Paraíso, en que la imagen de la nave culmina y termina.
Entre otras cosas, el hecho de que el canto de Ulises entre natural
mente en esta continuidad de la metáfora contribuye a probar el ca
rácter humanístico o —si queremos— prehumanístico de esta épica del
conocimiento. En efecto, la apasionada aventura de Ulises cantada en
el canto XXVI del Infierno constituve la expresión heroica del huma
nismo dantesco, mientras la melancolía viril de los grandes del Limbo
en el canto IV y la dulzura pensativa y acongoiada de la figura de
Virgilio a lo largo de las dos primeras "cánticas", constituyen su ex
presión elegiaca. Dante queda ajeno al espíritu belicoso medieval como
se expresa poéticamente, pongamos, en la Chanson de Roland: su épica
eshqrguesa(en el sentido de antifeudal, de no aristocrática) y de tipo
prehuníanístico. Cuando, terminada la época de los precursores, el hu
manismo dominará en el mundo de la cultura, del arte y hasta de la
vida política, su aspecto heroico será dado no por las guerras de Italia,
10 "Para recorrer mejores aguas levanta ya las velas el pequeño navio de
mi ingenio, que deja tras de sí un mar tan cruel".
- 12 -
�sino por los descubrimientos geográficos por un lado y las hogueras
de Miguel Servet y Giordano Bruno por otro.
Esta épica de la investigación y del pensamiento, es decir, del es
fuerzo cognoscitivo y creador a la vez, se confunde a veces en Dante
con el sentimiento épico de la poesía, que es también esfuerzo cognos
citivo y creador. "E di vederli in me stesso m'esalto", dice Dante en el
IV del Infierno, encontrándose frente a los grandes poetas de la anti
güedad. Y es, en este canto elegiaco, un verso de tensión épica, la mis
ma que da una recia cohesión interna al relato de Ulises.
Veamos la parte que nos interesa del canto XXVI del Infierno,
que nos muestra el castigo de los engañadores, ocultos cada uno en su
llama:
Allor mi dolsi, e ora mi ridoglio
quando drizzo la mente a ció ch'io vidi,
e piú lo ingegno affreno ch'i'non soglio,
perché non corra che virtú nol guidi; (w. 19-22)
Lo maggior corno della fiamma antica
cominció a crollarsi mormorando,
pur come quella cui vento affática;
indi la cima qua e lá menando,
come fosse la lingua che parlasse,
gittó voce di fuori, e disse: "Quando
mi diparti' da Circe, che sotrasse
me piú d'un anno lá presso a Gaeta,
prima che sí Enea la nomasse,
né dolcezza di figlio, né la pieta
del vecchio padre, né il debito amore
lo qual dovea Penélope far lieta,
vincer poter dentro da me l'ardore
ch'i'ebbi a divenir del mondo esperto,
e delli vizi umani e del valore;
ma misi me per l'alto mare aperto
sol con un legno, e con quella compagna
picciola dalla qual non fui diserto.
L'un lito e l'altro vidi infin la Spagna,
fin nel Morrocco, e l'isola de' Sardi,
e l'altre che quel mare intorno hagna.
lo e' compagni eravam vecchi e tardi,
quando venimmo a aquella foce stretta
dov'Ercole segnó li suoi riguardi,
19
lo
�acció che l'uom piú oltre non si metta:
dalla man destra mi lasciai Sibilia,
dall'altra giá m'avea lasciata Setta.
"O frati", dissi, "che per cento milia
perigli siete giunti all'occidente,
a questa tanto picciola vigilia
de' nostri sensi ch'é del rimanente,
non vogliate negar l'esperienza,
dietro al sol, del mondo senza gente.
Considérate la vostra semenza:
fatti non foste a viver come bruti,
ma per seguir virtute e conoscenza".
Li miei compagni fec'io sí aguti,
con questa orazion picciola, al cammino,
che a pena poscia li avrei ritenuti;
e volta nostra poppa nel mattino,
dei remi facemmo ali al folie voló,
sempre acquistando dal lato mancino.
Tutte le stelle giá dell'altro polo
vedea la notte, e'l nostro tanto bassó,
che non surgea fuor del marin suolo.
Cinque volte racceso e tante casso
lo lume era di sotto dalla luna,
poi ch'entrati eravam nell'alto passo,
quando n'apparve una montagna, bruna
per la distanza, e parvenú alta tanto,
quanto veduta non avea alcuna.
Noi ci allegrammo, e tostó tornó in pianto;
che della nova térra un turbo nacque,
e percosse del legno il primo canto.
Tre volte il fe' girar con tutte l'acque;
alia quarta levar la poppa in suso,
e la prora iré in giú, com'altrui piacque,
infin che '1 mar fu sopra noi rinchiuso" X1
(w. 85-142)
11 "Entonces sentí dolor y ahora vuelvo a sentirlo cuando dirijo la memoria
a lo que vi, y freno mi ingenio más que de costumbre para que no corra sin la
guía de la virtud... El mayor cuerno de la llama antigua comenzó a sacudirse
murmurando bien como llama que el viento agita; luego moviendo su punta
como si fuese la lengua al hablar, logró emitir la voz y dijo: "Cuando me despedí
de Circe, que me mantuvo apartado más de un año allá cerca de Gaeta, antes
que Eneas le pusiese ese nombre, ni la dulzura del hijo, ni la piedad por el
- 14 -
�Creo que no hay duda de que en terreno poético, la nave de Ulises es la misma que. con Dante, "cantando varea" en el II del Paraíso.
En terreno especulativo, o, mejor, teológico —se trata de teología
apasionada, casi pasional— el impulso de Ulises hacia lo ignorado es
el impulso de Dante, pero se pierde porque le falta la ayuda de la
gracia. En el fondo, la melancolía de Virgilio ("che sanza speme vivemo in disio". Inf. IV-42) y la tragedia de Ulises ("infin che il mar fu
sopra noi richiuso" Inf. XXVI-142) tienen las mismas raíces; y la
participación afectiva de Dante es la misma.
Hay, a propósito del canto de Ulises, una discusión que llega a
abarcar casi todos los puntos contravertidos del pensamiento de Dan
te. Según Nardi12, Croce 13, Momigliano 14 y Terracini15, el viaje de
Ulises es, para Dante, un pecado de orgullo, casi una continuación del
pecado original, que acarrea la justa punición; para Fubini 16, Sapegno 17 e Yvonne Batard 18, es, siempre según el mismo criterio dantesco,
una gesta heroica de tipo prometeico, en la que culmina lo humano.
La catástrofe es fatal por la misma razón por la que a los héroes y sabios
viejo padre, ni el debido amor que debía hacer feliz a Penélope, vencer pudieron
dentro de mí el ardor que yo sentí por adquirir experiencia del mundo y de los
vicios del hombre y de su valor; sino que me interné en el alto mar abierto,
sólo con un navio y con aquel pequeño grupo de compañeros que no me aban
donó. Una orilla y otra vi hasta España, hasta Marruecos y la isla de los
Sardos, y las demás que aquel mar alrededor baña. Yo y los compañeros éramos
viejos y tardos, cuando llegamos a aquella desembocadura estrecha donde Hér
cules marcó sus resguardos para que el hombre más lejos no se atreva: a la
derecha dejé Sevilla, del otro lado ya había dejado Ceuta. '"O hermanos —dije—
que a través de cien mil peligros habéis llegado al occidente, a esta tan breve
vigilia de nuestros sentidos que nos queda, no queráis negar, siguiendo al sol,
la experiencia del mundo sin gente. Pensad en vuestro origen: hechos no fuisteis
para vivir como brutos, sino para ir en pos de la virtud y del conocimiento".
A mis compañeros los hice yo tan ardientemente decididos, con esta exhor
tación pequeña, al viaje, que a duras penas, luego, los habría retenido; y, vuelta
nuestra popa hacia la mañana, de los remos hicimos alas para el alocado vuelo,
siempre torciendo del lado izquierdo.
Todas las estrellas ya del opuesto polo veía de noche, y el nuestro tan
bajo que no asomaba ya de la superficie marina. Cinco veces se había prendido
y otras tantas se había borrado la luz debajo de la luna, después que habíamos
entrado en la fatal aventura, cuando se nos apareció una montaña oscura por
la distancia y me pareció tan alta como no había visto ninguna otra. Nosotros
nos alegramos y al punto nuestra alegría se trocó en llanto; ya que de la nueva
tierra nació un torbellino y golpeó la primera arista del navio. Tres veces lo
hizo dar vuelta con todas las aguas; la cuarta, le hizo levantar la popa hacia
arriba, y hundir la proa hacia ahajo, como Alguien quiso, hasta que el mar
sobre nosotros se hubo vuelto a cerrar".
12Bruno Nardi. "Dante e la cultura medioevale". Bari, Laterza 1949,
p. 153 sgg.
13Benedetto Croce - "La poesía di Dante", Bari, Laterza 1948, pp. 91-92.
14Dante Alighieri, "La Divina Commedia" commentata da Attilio
gliano - Firenze - Sansoni, 1950. Vol. I "Infernó", p. 187 sgg./.^ ^ - - -*"*4%'V^\
15Opinión expresada oralmente., ^ /
..*^.. N ^\
16Mario Fubini, "Due studi danteschi", Firenze, Sansoni, 1951, p., 5^'sgg. ; " '-,
\i\
17Dante Alighieri, "La D. Commedia", a cura di N. Sapegno, Fife'nze. Ua • ' ••*"
nuova Italia, 1955, Vol. I "Inferno", p. 290 sgg.
;
18Yvonne Batard, "Dante: Minerve - Apollon", París, Les belles letti^^s,
p. 40 y p. 187 sgg.\;\
- 15 -
702260 0397
�antiguos les está vedado el Paraíso (de ahí su carácter intensamente
trágico), pero de ninguna manera es un castigo, ni amengua la admira
ción que todo acto heroico suscita en nosotros. Ahora bien: esta última
tesis se ve muy reforzada si vinculamos el canto de Ulises con la me
táfora de la nave por un lado y por otro con el problema de la respon
sabilidad y punibilidad de los justos anteriores a Cristo por el hecho
de no haber tenido la fe, problema cuyo carácter dramático en Dante,
en el prehumanismo de Dante, ha sido llevado a la luz plena de la dis
cusión por Yvonne Batard en el libro citado. En este caso adquiere un
valor particularmente sugestivo (y acaso haya que desecharla justa
mente por eso) la variante: "e nuove Muse mi dimostran l'Orse" en
cambio de nove. (Par. II v. 9).
El orgullo de ser, no superhombres, sino hombres (tan pequeñas
cosas con una potencia interior tan grande), encarnado en Ulises, y la
conciencia del valor creativo de la inteligencia humana y de la poesía
("Minerva spira e conducemi Apollo") —que va de la íntima exalta
ción del canto IV del Infierno hasta el Paraíso donde se traduce en la
nave "che cantando varea"— llegan a, identificarse en el plano lógico,
p mucho más en el plano lírico. La metáfora de la nave es uno
de los ejemplos principales de la unidad tonal de la Divina Comedia
y aun de toda la obra poética de Dante.) Hay en ella un carácter constan
te (el épico) y una progresiva intensificación, una cada vez más am
plia solemnidad, una cada vez mayor y más altiva vautoconciencia. Aun
este "crescendo" es autoconsciente ("lo mi credea del tutto esser partito. . .") ¿Dónde quedan, frente a esta cálida seguridad del camino re
corrido y de la meta, el plazer provenzal como punto de partida formal
(Contini), y el "Mar Amoroso" como punto de partida temático
(Figurelli), para el primer soneto dedicado a la nave?
—^ El ^uelo_ de Ulises es locura, porque Ulises no posee la gracia (y
Dante, al principio del canto, se da a sí mismo un avisó de pruden
cia para no incurrir en el mismo riesgo: "e piú l'ingegno affreno
ch'io non soglio, perché non corra che virtú nol guidi", donde la
virtud es sin duda la virtud natural y humana, que Ulises no tuvo
en cuenta al engañar a los tróvanos — y por eso, por mal uso de su
inteligencia, está en el bajo infierno y no por su hazaña oceánica —
pero, referida a Dante, abarca también las virtudes teologales que no
se tienen sin la gracia); es objetivamente locura, pero no pecado;
es heroísmo en que inteligencia y virtud humana convergen. El deseo
de saciar "la perpetua e concreata sete" de saber es el mismo en
Ulises y en Dante; pero en el primero lleva a la tragedia, porque es
sed puramente humana; en Dante, con la ayuda de la gracia, la sed
de saber se identifica con la sed de Paraíso, ;y veremos pronto que
el Paraíso es para Dante el reposo — inalcanzable en la tierra —
piado por el conocimiento de lo absoluto.
Como la locura del Quijote, la locura de Ulises ("il folie voló")
es estéticamente poesía, moralmente libertad, ese libre albedrío hu
mano cuyo valor Dante sentía en sí como soberanía de sí mismo
("perch'io te sopra te corono e mitrio", Purg. XXVII - v. 142) y
que, para él, es, con la ayuda desde lo alto, el encaminamiento a la
- 16 -
�salvación. Por eso la nave del II del Paraíso puede ser definida como_
la nave de Ulises ayudada por la gracia. Este agregado, sin embargo,
pertenece a la estructura lógica — o, mejor, teológica — del poema
y no a su poesía. En el terreno poético de la imagen, es bien la mis
ma nave, nave del conocimiento, nave de la poesía, nave del alma
en su esfuerzo por penetrar en lo desconocido. Hay pequeñas corres
pondencias tonales, probablemente involuntarias, que denuncian la
identidad de inspiración. Compárese el trágico "infin che il mar fu
sopra noi richiuso" (Inf. XXVI-v. 142) con el plácido —pero algo
amenazador— "dinanzi all'acqua che ritorna eguale" (Par. II - 15).
La superficie marina que se cierra borrando las huellas de la audacia
sobrehumana del hombre, llena el recuerdo de Ulises y la imagina
ción de Dante, que se siente y se crea a sí mismo como personaje
de su poema. Ambos son puntos en la inmensidad y en la eternidad;
ambos han intentado quebrar el límite (y Dante ha tenido un ins
tante de vacilación antes de hacerlo: véase el canto II del Infierno);
sólo el desenlace es distinto. Compárese también "e misi me per
Palto mare aperto" (Inf. XXVI - v. 100) con "non vi mettete in
pelago..." (Par. II-v. 5) y, más adelante, "metter potete ben per
Palto sale vostro navigio..." (Par. II-vv. 13-14).
La montaña del Paraíso Terrenal era una región vedada a los
mortales desde el pecado de Adán y Eva; de ahí la inevitabilidad de
la catástrofe en que termina el viaje de Ulises, consecuencia, pues,
del pecado original y no, como quisiera Nardi, castigo por haberlo
renovado con el viaje más allá del límite. Dante conocía la prohibi
ción y Ulises no. El naufragio no es más que el fruto de una audacia
admirable y de una ignorancia inocente. Es esta ignorancia que le da
a aquella inevitabilidad la misma fuerza solemne y misteriosa que
tiene el Hado en la tragedia griega. Es esta ignorancia inocente la
que le permite a Dante exaltar aquella audaz sed de conocimiento,
aquel esfuerzo por aumentar la potencia del hombre frente a las
fuerzas oscuras de la naturaleza, detrás de las cuales el hombre Ulises
no veía la mano de Dios, sino a lo sumo la de "gli dei falsi e bugiardi".
No hay en esta exaltación del heroísmo de Ulises por Dante ninguna
herejía; queda sí en Dante el conflicto —no resuelto y atormenta
dor— entre la aceptación de la condena eterna para los justos del
mundo pagano y la admiración apasionada que sentía por ellos, agu
dizado no sólo por su sentido natural de la justicia, sino también
por su personal tentación humanística, que lo llevaba irresistible
mente a ir más allá del quia, a pesar de las autoadvertencias: "State
contente, umane genti, al quid" (Purg. III - v. 36) "E piú Pingegno
affreno..." (Inf. XXVI - v. 21). Aquí la interpretación de la poesía
toca un terreno ajeno a ella, el de la filosofía, ya que surge el pro
blema del averroísmo de Dante. A este terreno no podemos entrar
ahora sino para decir que el averroísmo en Dante es "motivo inspi
rador" de poesía justamente como tentación y conflicto.
La metáfora de la nave toca en el II del Paraíso su expresión
más alta, pero está sobreentendida (si una metáfora puede sobreen
tenderse) en todo el Paraíso y, de vez en cuando, aflora: "Non é
- 17 -
�pileggio da piccola barca quel che fendendo va l'ardita prora..."
(Par. XXIII -vv. 67-68).
La navegación triunfal por el agua que "giammai non si corsé"
es la imagen sintética de esta épica del conocimiento y de la explo
ración, cuyo motor es la sed de la verdad absoluta, es decir, para
Dante, la sed de Paraíso. Pero este impulso épico está difundido en
toda la "cántica" y en él consiste la definición de su especialísima
poesía.
.__
^Impulso épico implica combate; y el combate del intelecto es la^
duda. }3ay, pues, en el Paraíso, una épica de la duda, sentida como
tormento y como gloria del hombre en cuanto hombre:
"Yo veggio ben che giammai non si sazia
nostro intelletto, se'l ver non lo illustra
di fuor dal qual nessun vero si spazia.
Posasi in esso come fera in lustra,
tostó che giunto l'ha; e giugner pollo:
se non, ciascun disio sarebbe frustra.
Nasce per quello, a guisa di rampollo,
a pié del vero il dubbio; ed é natura
ch' al sommo pinge noi di eolio in eolio" 19.
(Par. IV-w. 124-132)
Esa sed de verdad, que jamás se sacia en la tierra, hace que a
toda solución parcial conquistada le siga una duda ulterior que exige
nuevos esfuerzos y nuevas conquistas. También esta vez el férvido
trabajo del pensamiento es sentido en términos de esfuerzo físico,
pero ahora se trata del esfuerzo ascensión al del alpinista que, alcan
zada una cumbre, ve siempre delante de sí una cumbre más alta, que
se convierte en su nueva meta. Esa tensión constante del hombre
Thacia la verdad absoluta' es la sustancia misma de la épica dantesca,
\que canta una batalla cuya victoria para el poeta está en la muerte
jcorpórea y en la vida eterna del espíritu fuera del tiempo. En la
tierra, todas las victorias del pensamiento son parciales, pero unas
tras otras marcan un camino en ascenso que conoce angustias e ilu
minaciones y lleva a la victoria definitiva y al descanso en el Paraíso
con el conocimiento de la única verdad —la verdad absoluta— fuente
de las verdades particulares. El hombre puede alcanzar lo absoluto
(parece que Dante lo afirmara para tranquilizarse a sí mismo, para
19 "Yo veo bien que jamás se sacia nuestro intelecto, si no lo ilumina aquella
verdad, fuera de cuyos límites ninguna verdad se extiende. En ella descansa
como una fiera en su cueva, una vez que la ha alcanzado; y puede alcanzarla,
ya que, de otro modo, todo deseo sería inútil. Nace por ese deseo, como nuevo
brote, al pie de la verdad la duda; y es nuestra naturaleza misma la que así nos
impulsa, de colina en colina, hacia lo más alto".
— lo
�aplacar una angustia secreta); de otro modo sería inútil el deseo que
tiene de él, esa "concreata e perpetua sete". Este descanso final en
la verdad se presenta a la mente de Dante como el sueño abando
nado de la fiera en su cueva, después de la caza sangrienta y angus
tiosa que la mantuvo en tensión todo el día. El hombre tiende a con
cebir su descanso y su seguridad como el descanso y la seguridad
en una cueva ("El hombre es animal de cueva y no de pecera", dijo
hace un tiempo un arquitecto norteamericano en una conferencia en
que discutió, aquí en Montevideo, ciertos aspectos de la arquitectura
moderna, especialmente en lo que se refiere al excesivo empleo de
los vidrios externos; y esas palabras coinciden extrañamente con estos
versos de Dante). Esa paz, ese descanso, es la naturaleza misma del
Paraíso: la quietud en que termina la afanosa cadena de las dudas,
el apaciguamiento de la codiciosa voluntad en la voluntad de Dios
("e la sua volontate é nostra pace" dice Picarda en el canto III - v. 85),
el sueño en la cueva. La angustia del destierro no es sólo material,
y aquel vagabundear forzado fuera de Florencia es paralelo al tra
bajo febril del pensamiento que pasa de una duda a la otra sin apla
carse nunca. Dante es un luchador y un alma fuerte (Véase: Paraíso,
canto IV - vv. 82 - 87; su ideal está, pues, representado por M. Scevola que voluntariamente mantiene la mano en el fuego o por S. Lo
renzo que no huyó del suplicio) y concibe el proceso del pensa
miento agonísticamente. La "vis" épica de estos nueve versos está
pues en el último terceto, que glorifica la lucha más que la victoria,
el esfuerzo más que el descanso. Por eso el orden natural se invierte
y aparece el descanso antes que el esfuerzo, el relajamiento feliz antes
que la tensión heroica.
El aspecto épico de la Comedia, que culmina en la tercera "cán
tica" y es mucho más evidente y profundo que su aspecto místico,
cambia de contenido a medida que Beatriz y Dante ascienden hacia
el Empíreo, sin dejar de ser poesía del esfuerzo intelectual20.
Ese esfuerzo intelectual, pues, en la segunda parte del Paraíso,
no se aplica ya a la búsqueda de la verdad (a la que el razonamiento
y la cadena de las dudas pueden hacernos acercar, según Dante, pero
que, al final, requiere sólo la contemplación directa, que es un estado
místico), sino a la expresión adecuada de este estado místico.
La fuerza expresiva del hombre es limitada y Dante se confiesa
impotente para lograr la transmisión de lo inefable; pero afronta la
dificultad una y otra vez y este no resignarse a la derrota tiene en
sí algo de épico: ya no es la batalla de Dante como símbolo de la hu
manidad en su esfuerzo de redención por un lado, de acercamiento
20 Sería casi innecesario observar que hay, aisladamente, otros motivos épicos
en el Paraíso; por ejemplo, la santidad (cantada como lucha del hombre consigo
mismo y contra las convenciones sociales. Véase el canto XI) y el destierro
agonísticamente considerado (canto XVII). Pero aquí se trata de encontrar una
dominante que permita una definición global en función de los aspectos más
discutidos.
- 19 -
�a la verdad por el otro; es la batalla de Dante poeta, incesantemente
perdida por su propia confesión e incesantemente renovada: es lar
batalla contra la limitación de la palabra humana que sólo puede
aludir o acercarse por imágenes a lo sobrehumano, es la batalla con
tra las limitaciones de la inteligencia humana que pierde su claridad
cuando quiere penetrar en el misterio. Y las dos batallas son en rea-¿
lidad una sola. También hay una épica de las batallas perdidas
cuando han sido valientemente combatidas (la de Rolando en Roncevalles fue derrota) ; podemos, pues, decir que estas innumerables
derrotas expresivas del Paraíso, seguida cada una de ellas por una
nueva tentativa, forman parte de esta épica del esfuerzo espiritual,
orientado esta vez hacia una finalidad que es para nosotros esencial
mente literaria, en el sentido más noble que tiene ese adjetivo. Con
este motivo se abre y se cierra el Paraíso: con la confesión de una
impotencia expresiva consciente de sí misma, pero no resignada, cuya
amplitud se reduce progresivamente por la obstinación intelectual
del hombre, ayudado por Minerva y Apolo, sin esperanza de que sea
nunca vencida en la tierra. Así, al principio del primer canto: "...e
vidi cose che ridire / né sa, né puó chi di lá su discende" 21. (w. 4 5).
Y, algo más adelante:
"Beatrice tutta ne l'eterne rote
fissa con li occhi stava; ed io in lei
le luci fissi, di lá su rimóte.
Nel suo aspetto tal dentro mi fei,
qual si fe' Glauco nel gustar de l'erba
che '1 fe' consorte in mar de li altri Dei.
v
Trasumanar significar per verba
non si poría; pero l'esempio basti
a cui esperienza grazia serba" 22.
(Par. I-w. 64-72)
De aquí a los últimos versos del Paraíso el drama íntimo de la
inefabilidad de lo sobrehumano se hace más hondo y se multiplica
sin llegar a un desenlace. Dante no es Jacopone y no balbucea, ni in-
21 "...y vi cosas que repetir no sabe ni puede quien de allá arriba des
ciende".
'
22 "Beatriz estaba absorbida, con la mirada fija en las eternas ruedas; yx
yo en ella fijé la mía apartándola de allá arriba. Contemplándola me volví por•
dentro como se volvió Glauco al paladear la hierba, que, en el mar, lo hizo
igual a los demás Dioses. "Trasbumanar" no se podría expresar con palabras: por
esto, baste el ejemplo a quien la gracia le reserva la experiencia (directa)". Puede
ser interesante señalar —de paso— la repetida exaltación de la experiencia por^
encima del razonamiento deductivo, en el Paraíso. Tal valorización corresponde,
como en la corriente, contemporánea a Dante, de los franciscanos de Oxford, a
una exigencia mística, pero es a la vez el punto de partida de la ciencia moderna.
- 20 -
�voca desesperadamente la anulación de la personalidad ("abissami
in amore"), manera primaria, pero mucho más auténtica, de expre
sar el misticismo. Comparemos con los versos dantescos citados, al
gunos de Jacopone:
"O jubilo del core, — che fai cantar d'amore!
Quando jubilo se scalda, — sí fa l'omo cantare;
e la lengua barbaglia — e non sa que parlare,
dentro non pó celare, — tanto é grande el dolzore!" 23.
(Jacopone. Del jubilo del core che esce in voce. Versos 1-4).
"Amor, amor, Iesú desideroso,
amor, voglio moriré te abbracciando;
amor, amor, Iesú, dolce mió sposo,
amor, amor, la morte t'ademando;
amor, amor, Iesú sí dilettoso,
tu me t'arendi en te transformando,
pensa ch'io vo pasmando, — Amor, non so 'o me sia,
Iesú, speranza mia, - abissame en amore" 24.
(Jacopone. Come l'anima se lamenta con Dio della carita superardente in lei infusa. Versos 122 - final).
Frente a esta pasión violenta y elemental, el lenguaje místico del
Paraíso nos revela un proceso intelectualístico.
De la misma forma, en los últimos versos de la "cántica", para ex
presar indirectamente la inadecuación de la palabra y de la memoria ;
humanas, a la visión suprema de la Trinidad, Dante recurre a una com- / ^-paración de carácter marcadamente intelectual:
Qual é il geómetra che tutto s'affige
per misurar lo cerchio, e non ritrova,
pensando, quel principio ond' elli indige,
tal era io a quella vista nova:
veder volea come si convenne
l'imago al cerchio e come vi s'indova;
ma non eran da ció le proprie penne:
se non che la mia mente fu percossa
da un fulgore in che sua voglia venne.
23"O júbilo del corazón, que haces cantar por amor! Cuando el júbilo se
enciende, hace al hombre cantar; y la lengua se traba y no sabe qué decir, no
puede ocultar lo que hay adentro, tan grande es la dulzura!".
2^"Amor, amor, Jesús deseado, amor, amor, quiero morir abrazándote; amor,
amor, la muerte te pido; amor, amor, Jesús fuente de gozo, tú te me rindes
transformándome en ti, piensa que yo voy perdiendo el sentido. Amor, no sé dónde
estoy, Jesús, esperanza mía, abísmame en amor".
- 21 -
�A Taita fantasía qui mancó possa;
ma giá volgeva il mió disio e il velle,
sí come rota ch'igualmente é mossa,
l'amor che move il solé e l'altre stelle 25.
La visión termina: la fantasía no puede volverla a crear para
transmitirla. Esta falta de fuerzas es el límite humano y es el des
canso en Dios. La nave ha llegado. Su ímpetu triunfal ha quedado
trunco en la culminación mística. Ya no hay épica: lo épico está
en el esfuerzo de entender, que en este caso se identifica con el
esfuerzo de ver y de enunciar la visión con palabras. La similitud
con el geómetra que busca el principio que necesita y que creía
tener ('non ritrova") para vencer la inconmensurabilidad de la cir
cunferencia con su diámetro, nos da la medida de esa tensión espiri
tual del hombre hacia algo que está más allá de sus límites de alcance,
de comprensión, de expresión. Así la épica del Paraíso termina como
dehía terminar: con una derrota gloriosa.
25 "Como el Geómetra que concentra toda su atención en medir el círculo
y no vuelve a encontrar, pensando, aquella norma que necesita, tal era yo en
aquella visión nueva: quería ver cómo se adaptó la imagen al círculo y cómo
en él se encuentra perfectamente ubicada; pero mis alas no eran capaces de
tanto: y he aquí que mi mente fue herida por una fulguración en la que su
deseo fue satisfecho.
A la alta fantasía aquí le faltó fuerza; pero ya guiaha mi deseo y mi vo
luntad, como una rueda que se mueve uniformemente, el amor que mueve el
sol y las demás estrellas".
- 22 -
�-scpust^ k s^pepiuetanH 3P
BJSIA3-^I B[ 3p 81 óN I3 u3 3JU3OIB3U^inUIIS B3I¡qnd 3S
�Imp. Cordón
�
Dublin Core
The Dublin Core metadata element set is common to all Omeka records, including items, files, and collections. For more information see, http://dublincore.org/documents/dces/.
Title
A name given to the resource
Biblioteca Virtual de Humanidades en el Uruguay
Subject
The topic of the resource
Repositorio de ensayos en las Humanidades publicados originalmente en el Uruguay
Description
An account of the resource
<p><span>La Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación se ha propuesto contribuir a rescatar y poner a disposición de los lectores la escritura ensayística del Uruguay a lo largo de su historia. Esta Biblioteca Virtual de Humanidades en el Uruguay pretende reunir en un solo lugar más de dos siglos de textos de reflexión y pensamiento, dentro del amplio campo de las humanidades, producidos en conexión con la universidad. La mayor parte de esos textos han sido originalmente publicados en revistas universitarias o periódicos hoy difícilmente accesibles. A menudo nunca recogidos luego en libro—o recogidos con sustanciales modificaciones—, son textos que pueden contribuir a recuperar y mostrar las dinámicas de pensamiento y representación en el país, tal como se realizaron en tiempos de centralidad de la escritura.<br /><br /></span>La a veces fina y sinuosa línea entre Humanidades y Ciencias Sociales hace que textos de historia económica, de estudios sociales, de ciencia aplicada a la antropología, puedan tener cabida en esta colección, aunque el foco está en el núcleo tradicional de las humanidades. El Derecho (con la excepción de Filosofía del Derecho) queda, por su especificidad técnica y profesional, por el momento fuera de este grupo. </p>
<p>La colección será un trabajo acumulativo, con entregas bimensuales. En el tiempo, los textos se irán organizando de acuerdo a posibles lecturas de la historia de las ideas en la región y el continente. <br /><br />Aldo Mazzucchelli</p>
<p><span>15 de octubre de 2017</span></p>
Contributor
An entity responsible for making contributions to the resource
Pablo Darriulat
Gonzalo Marín
Rights
Information about rights held in and over the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Dublin Core
The Dublin Core metadata element set is common to all Omeka records, including items, files, and collections. For more information see, http://dublincore.org/documents/dces/.
Title
A name given to the resource
La poesía del Paraíso y la metáfora de la nave
Creator
An entity primarily responsible for making the resource
FABBRI de CRESSATTI, Luce
Source
A related resource from which the described resource is derived
Fabbri de Cressatti, Luce:
La poesía del Paraíso y la metáfora de la nave /Luce Fabbri de Cressatti. Montevideo : FHC, 1960. 22 p.
Publisher
An entity responsible for making the resource available
Facultad de Humanidades y Ciencias
Date
A point or period of time associated with an event in the lifecycle of the resource
1960
Rights
Information about rights held in and over the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Language
A language of the resource
Español
Type
The nature or genre of the resource
Libro
1265-1321
CRITICA
DANTE ALIGHIERI
LILTERATURA ITALIANA
SIGLO XIV
-
http://humanidades-digitales.fhuce.edu.uy/files/original/6c97ae30bbb6274f916e830a5d3f5cbc.PDF
f1a6630045f52e374e9d574aa967d25a
PDF Text
Text
- uz eun b sounjsisB *oS.iBqui9 uis 'Bjoqy •Boi9^oa^ BjnjDiuisg bj 9p p^pto
•Bdo bj jod opnuaui b Bpiduiiujajm 'Bnurjuoosip Btsgod Bun
-0^ BUIAIQ BJ BpOJ U9 9A 9Ilb 4B0S8JUBp BOIJIJO tlS 9p JBJ9U98
J9p S9JIUIJJ SOJ U9 90OJ3 OlJ9p9U9g OUOI99B9J 'BUBUUUJ BÍÜBD 9p BI9U9I9
-IjnSUI Jod OSJBJBJ J9p BATS9jdx9 BUUOJ BJ 'BDTJ9od SOJBJ B O^OS *BpB8
-9d 4BUJ JBJJUO9U9 B JOU9UI B9IJU9 B^ 9p BI9U9pU9J B^9I9 BJJUO^
¿9[qej9in 89 uoioiurj
-9p JOd 9llb *O9I18JIU SISB^X9 ^9p BZipinq 9jdui9I8 U9I89jdx9 B^ 'S9U9S
•buii 9p oipaui jod ^^a b asopu^uíTxoade 4ozj9njs9 uod jcosnq b o
800ij9SO|Tj-ooiS9[09j 8Bui9[qoad sopBoqduioo 9p U9ion[os B[ aB^Bi^p b
8OpB9ip9p UBJS9 8OJUB9 Á 8OJUB9 91lb U9 ttB9I^UB9?í BUtl 9p BIS9Od B[
9J8I8UO9 9tlb Ug? ¿pBpiUIJJ^ B[ 9p BUOSJ9d BJ9DJ9J BJ UO9 *Z9A B^ B
91U9UIB9I1SIUI X ^nj99^9JUI 'BDIJTJU9pi 98 9Ilb 4pBpiJB9 B^ UO9 BOIJT^
-uapi 98 9tib jouib |9 9nb U9isnd sbui auau ou 9nb 'osibjb^ ^p Bisaod
BJ *S9nd 49J8T8UOO 9nb Ug? #BOJ9OB 9J 98 8BUI U9inb 89 9tlb 'OUBIj^lUl
-OJ\[ U9 nnB IU '90Ojg U9 TU STJOUBg 9(J U9 IU OpBjnittlOJ 9^U9UIBJBJD
B]S9 OU OTDinf 9)89 OJ9^ *BpBA9J9 8OU9UI X 9^U9^IUU9^UI SBUI Bl89Od
9p BJ OUIOO BpBJ9ptSUO9 BJ9I1J 9llb ODlSpj BU9g •^SBDIIUBO^, 89J^ 8BJ 9p
JBU9JJ9) SOU9UI BJ 'Bpnp UIS '89 OSJBJBg J9 .'U9iq BJOqy 'OUBIj8lUIOJ^[
B 99OJ^ 9p X 90OJ^ B BSBd SI^OUBg 9Q 9p 91lb OlOinf Un 89 9JUBQ
9p BJS9od BJJB SBUI BJ 9p í4pBpiJlS9JJ9l,, BSg 'OJ919 J9 U9 BJJ9I] BJ 9p Sof
-9JJ9J SOJUBi SOJ1O UO8 9nb 'S9U9^BUII SBSOJJIABJBUI SBJ 'SBJOpUBjnuinOB
'ojunfuoo jgp jbjsib b X aaSoo^j b opB¡3ijqo 9A 98 4ojs9 bjbií 'ojgd
'O0IJ9od J9J9BJB9 n8 9^U9I8 t4BUBlJBJt BJn^BJ91lJ BJ 9p BIJO^SIJJ,, ns U9
99Bq OJ OUIO9
OSIBJBg JB 9JU9UIBl99Jip B9J99B 98 OpUBnD 'SlJOUBg
9Q 9nb JI09p 9Tlb XBJJ 'BIS9od 9p 9JU9nj OUIOO ^upiSBd BJ B 8BUI UnB
X 'OJU91UIIJU9S JB 91U9UIB0lUn BZIJOJBA 9Ilb 'BOTJUBUIOJ B0ll9Od BJ 9p
B91JSIJ910BJB0 89 UpiDISOdBJJUOO BSg "OJJO JOd 'JTA9UIUI 9 BUI9J9 UpiO
•09JJ9d BJ 9p OUI9J 'OSJBJBg J9 X 'OpBJ im jod 'BJJ9IJ BJ B SBpB9dB
odui9ij un aod unB o '89JBU9JJ9J a^uauíBUjaja sbuijb 9p SBpBJtoui (ou
-OJBSjng X OUJ91JUJ 9J^U9 UpiOBJBdlUOO BUn U9 BJJBUUOJSUBJ1
98J9pu9^x9 gp^nd 4BjsijBnj99j9iui ojoquiis 'oidgauo^ un 9pq
u9iDBOi.j1uos.19d 'ojubj oj jod 'X u9iDD9jj9d 9p odi^9nbjB 'ziajB^g X
*BT89Od 9p BjnjB9JD OS9 aod X 'J9fnui 9nb 8OU9UI BpBU IU SBUI BpBU
X jgfniu 'BOsoouBjg 9J^U9 si^DUBg 9Q 9DBq onb u9iDBJBduioD bj ísop
SBJ^O SBJ B 91U9J^ BDI^9od pBpi8U9JUI JOU9UI n8 UtlUIOD JBnj I8BD 89
X 'BpBlU9UIOD X Bpi9J SOU9UI BJ 'S9JÍ SBJ 9p '89 ttBDIiUBD^ JJJ Bg
GADU D| ep DJOjp4GUU D| X OSjDJD^ |9p DJSGOd
UIVSS3^D aa imsvd
�revalorización más entusiasta y global. Eliot, poeta ante todo y, en
segundo término, crítico que se inspira en el pensamiento católico
actual, define a Dante como poeta metafísico. Y poesía metafísica es
la del Paraíso, mucho más que la del Infierno y del Purgatorio. En
Italia, el fervor actual de estudios sobre el Paraíso obedece, sin du
da, al predominio de la orientación católica en la vida cultural ita
liana. A pesar de ese fervor, no se ha dado aún una definición sa
tisfactoria de la poesía del Paraíso (ya que "poesía metafísica" no
es evidentemente una definición, ni precisa, ni completa, ni es, en
realidad, una definición de poesía, sino de contenido). Por otra par
te, el que a esta definición se ha aproximado más es un no-católico,
el marxista Sapegno, autor del más reciente comentario de la Divina
Comedia.
Es indudable que en el Paraíso faltan algunos de los aspectos
más vitales de las otras dos "cánticas": la dramaticidad del diálogo,
la humanidad de los personajes (la perfección no es humana), el
carácter concreto del paisaje, los contrastes de colores: la tierra y
el hombre, en una palabra. Hay de vez en cuando cierta aridez es
colástica.
Pero, aun en estos casos, el ardor del conocimiento se siente a
través del razonamiento lógico; el sentido épico de la batalla del
pensamiento y de la batalla por salvar la pureza moral (que "tenne
Lorenzo in su la grada") está como "calor de llama lejana" en cada
uno de los trozos llamados didascálicos, que nunca tienen el carácter
de la prosa versificada, diluida e incolora, de los rimadores didácticos
de la época, como Brunetto Latini. El ascetismo de la técnica difícil
que —como aspiración— Alfieri heredó de Dante en los umbrales
de la literatura italiana moderna, es la "grada" (parrilla) de San
Lorenzo, trasladada al terreno poético-moral (que es, para Dante, un
terreno único) 1. Hay una manera burda y empírica de comprobar
esta exigencia que Dante tiene consigo mismo: tradúzcase en prosa
el Tesoretto y se verá que el número de palabras disminuye, porque
en los versos las hay que obedecen a las necesidades de la rima. En
una traducción similar realizada sobre un terceto didascálico de la
Divina Comedia, en general, ese número aumenta, por la densidad
expresiva del original, que es a veces dura, pero siempre eficaz.
No es necesario desechar la definición crociana de poesía (in
tuición-expresión de un sentimiento, de un estado anímico irrepeti
blemente individual, unlversalizado por la fantasía), para alcanzar
la explicación de lo que hay de poético en esta exposición eminente
mente teológica, es decir, intelectualista, que es el Paraíso.
Creo que la expresión crítica más exacta para definir, subordi
nadamente al significado general del poema que todos conocen, la
poesía del Paraíso es poesía del entusiasmo intelectual. La gran aven
tura del espíritu, que culmina en el éxtasis, es relatada con el tono
y la intensidad épica del canto infernal de Ulises: es la aventura de
1 Para este aspecto del arte de Dante, véase el prefacio de E. Contini a su
edición de "Le rime" - Torino. Einaudi. 1946.
- 278 -
�•uopp p si3A anb uoa zapídsi b^ uoa BqBAajj sou oupj auuoj
•pp pp p3B Bnj3dj9d X ^BpB9JDUO3?J Bq "SOJIOSOA SpjBp^nb OUIOJ SOpB|fIABJBUI
ubi uojBpanb ou 4joj[iiju¿b oipiiA ctqBq as uosBf anb a9a p 'Bpinbpg bj b
uojb^3[¡ anb sosouop soq 'Bppuyjjoq asip as biib p anb sajuB 'Bjpnq luí opuBA
-jasuoa 'oiabu ousanA jbui bi[B r.\ BiJEq jBSjndun uaiq siapod 'p ap soujbi^bs uis
oaad 'inbB souiiaia pna pp 'sap^uB soy ap uBd p BiaBq sozjonjsa sojjsanA ouBid
-uiaj apsap siajsi^uip anb sojod sojjoso^ '^1JO^[ p usoipui aui SBsnp^[ SBAanu X
'opdy BjnS aui X cpos BAjauij\[ 'oijjoaaj as syuíBf ojjua anb ua BniáB ^g 'sopBiA
-Bjjxa siapanb Muí b auiopuaipjad 'osb^b anb bX 'Biaaiqs jbui b[ ua siejjui so ou
'SBJpjO SEJJSOI1A J3A B J9A[0A BJSBq pBSOjSaj 'BZUBAB OpUB]UB3 3nb 3ABU IUI Opi
•as siaqsq '^Bqanasa ap sosoasap 'uoiaBaasquia Biiuanbad ua anb 'sojjoso^,, z
^ío \i ouioo
BABJJOd 1190 OaS^l 9UUOJI9p pp
9199 BiiiacLiad 9 bib9jouoo B'^
•oopjiq OHBj J9piA uosbi^) opuBnb
'919JBJ IOA 9UIO9 UOJBJIUIUIB^ UOU
p ojBSSBd gqo isoiJO[S pn^)
•9pnS9 Biuoiu 9qo BnboBj b izuBuip
OOpS OIUI OpUBAJ9S 'OlSlABU OJ1SOA
gps oipj jgd ugq 9iaiod
'o[piBS U9IA U9S non bui 4inb is9aia
gpnb pp 'ípSuB qS^p UBd p odui9i J9d
llO0 lí ^18BZZFP 9lI0 ÍHDO(^ íJllB ÍA
•9SJQJ UBJlSOUIíp IUI 9SIIJ^[ 9AOIIU 9
'o[pdy tui9onpuoo 9 4Biids
:9SJO9 is uou pui Bi opu9jd oitqo
'I1IJJBUIS 9JS9JJBIUIJ 9UI OpU9pj9d
'9SJOJ 9q9 :oSBpd UI 919H9UI IA UOU
:iiq U18OA q J9p9AU b oibuioi
'BOJBA OpUBlUBO 9qO OU9[ OIUI p OJ19ip
liin^^S 4JBipOSBtp ISOJ9pi89p
'BDJBq BH9pp0ld UI 919IS 9qO IOA QM
:B9891UBp BIS9od B[ 9p 891UB1SUO0 8B{ 9p BUn BUIOSB 9llb B[ U9 'OSIBJ
-B^ pp JJ O1UB9 pp Oldpuud p 9ABU B^ 9p BJOJB19UI BJ 'UOTOBqoad
-uioo op ojdui9Í9 ouioo 'souiB^q 'souiifip 'oiuatw^oouoo jap vaid^
•(UOIDBZIJBUOIOBJ 9p OZJ9njS9 Un OpOl 89
pBpiUIJJL BJ 9p BUBlUIlSn^B BIJO91 B^) SBpB9J0 8B8O9 SBJ SBpOi BIOBq
SOIQ 9p JOUIB J9 A SOIQ BIOBq 8BJniB9J0 SBJ 9p JOUIB J9 BISBq 91U9UI
•JBUOIOBJ JBOIjdxO A J9pU91U9 9p BIBJ1 48BJJ9nq SnS OpU9in2l8 91U9UI9jq
-Bqojd X 4uiisn2y UBg ouioo 4u9inb 491ubq gp ouisioiisiui J9 aiuipp
9llb XBq 4S9JBUOI0BJ 891IUIJJ UOS 9Ilb 4891IUIIJ 8O189 9p OJ1U9Q 'UOlSaud
-xa vj ap A o^uaxwxaouoa \ap váida vj ap bibji 98 'ojio jg ug X osbo
Un U9 4OJ9^ *BIOBl2 BJ jod OpBUBdlUOOB 91U9IS 98 U9IIlb 4BUI9Od 118
gp jbjiu90 gCBuosogd 91ubq jg ug 49iubq ug Bjunui X 4pBpiuBiunq ns
9p OJ9UOI8Ijd 89SlJjq BIBd BSBOBJJ 9nb 4BUISIUI 18 9p BJJB SBUI UOZBJ BJ
�- I8S
-
tUI Op OAI)0BJ)B JO X BZOJJOq UBjS BJ JOd
sopssBdojqos uos 'oujopB BJBd jnz^ A B)Bjd 'ojo 'sojojj sbj SBpoj uoo BjopBjd X
oij 'sojuoia uis afeq onb oaoiu BouBjq A BqjB jo buiosb opu^no ouojos ojib 'jbui
jo jod sooojoa 'soiaeu sopsuBjB^uo 'joiub op SBjqBj^d X sojBffid op sojubo 'sojqou
ubos onb sopBiiUB sojojjBqBO X uozBjoo ojojuooBjd op jofnuí op Bzojjog,, g
"4tsojiosou souiBUBiso onb
oojo oX ouioo isb 'biuoiuoo osoiAniso sbjjo op Bun BpBO X joiub op ojduiois somos
-BjqBq ijjb X íbjuiojj ojouinu jo Bdnoo onb bj uoo 'BiSBq Buop b X buub^ Buop b
sojjosou uoo osoisnd ojooiqooq uonq jo onb j^ -sojunf jbjso op oosop jo bjoioojo
sou 'ojuouuBsuod ouisiui un jod sopsuiiuB ojduiois onb 'uoiq sojub ¡sbiuouijo)
X oduioii jbui ofBiA jo JBijnoijip UBJoipnd sou onb uis 'oiui jo X ofojuE ojjsonA
unSos osB^oq jbui jod 'so)uoia soj sopo) jod op^sjnduii 'onb 'oiabu un b sopBAOjj X
o)uoiuib)ubouo jod sopiáoo souiosonj oX X odBq X n) onb Bjoisinb 'opinQw f
A) Bis^od b^ ^p A joiub ^ap 'pBjsiuiB B| ap tto^uaiuiB^uBaua^ \a
U3 ¿•ldZtyl^ ajea 'oasap a^sa ajsisuoa ani> ua? 'oaa^ •BpBjapisuoa ajuam
-^BqojS BasaiuBp Bisaod b^ ap oaijbuuoj opouad jap sajaa Anuí BiABpo^
Bisa '[iuaAnf jas jod 'anb ojauos aisa ap Bijoisxqajd bj ap aja^d jbui
-joj apand 'sbiu oqanuí A 'osa opoj^ *ttosojouiB ajBui jj,, BpBjnaij
ojSis jap (Baijaod Bzjanj uis anLun^) BpBaijtsjaA upiaisoduioa
Bun ojauos jap ajuanj ouioa opBjio Bq as A ojnjjy Xaj jap SBpua^aj ap
ojaia jap uijja^\[ oSbui jb ojaaiqaaq ja ua opiaouoaaj Bq as uaiquiB^
'ojduiafa ojjo sa oubuSiui
•^^) ub ap ajpSjo^ ap sasaui soj ap sojauos soj ap uoioaajoo B-q
s • • • Buuop biui bj ap
BzuaSBid bj a apBjjaq ubj bj bssb^
íijuauíBUJO utojjnzzB 'ojuaJB 'ojo
'ajoij iuSotp ojBjd a BnbaBtp bj3aij
'ijuaA Bzuas japuaas aAau BauBiq a
'ajoqjB^ jBdd^ opuBnb Buajas bijb
'i^uajjoa a^joj jbui ui iiiSaj rajopB
'ajouiB4p jbuoiSbj a ijjanBtp jbjubo
'ijuaS ubis aqa j^buijb uaijBABO a
ajoa ajua^^id ip Buuop ip Jjag
:odij ajsa ap uoiobíiuii Bun aiJBd Bjauíijd ns ua sa anb tjubojbab¡[)
ap ojauos un ^bjj 'SBpBuijaj A SBSouuaq sbsoo ajuauíajqBtuB Bjauínua
'soasap JBsajdxa ap ojxajajd ja uoa 'jopBaijisjaA ja anb ua 'BSoq ua
saauojua oiJBjajij ojaua^ 'jBzuaAOjd uazvjd jap uoiobjiuii bj —uaaip—
Biaunuap 44Bjaisinbw asa : sajuapaaajuB X sajuanj jbjio uajans ag
f ¡iou ouiuiajBS aqa opaja Jtuioo is
'Bjuajuoa assoj joj ip BunasBia a
'ajouiBtp aiduias jbuoiSbj lAinb a
'ajojBjuBaui ouonq ji assauod iou uoa
Bjuajj aj ap jauínu jns o4qa Bjjanb uoa
jod BiSBq buuoui a buub^ buuoui g
�ha estudiado el Dulce Estilo y su culminación en la Vita Nova de Dante,
sabe hasta qué punto estas tres palabras se identifican, en aquella época
y en aquel medio de "fieles de Amor". "Ragionar d'amore" era su lema
ideal, que, por su misma naturaleza, justificaba el empleo del romance
en las rimas).
Pero el sueño estilnovista queda atrás en la vida cultural de Dante,
aparentemente superado por severos estudios de carácter filosófico, por
la altiva participación en las luchas políticas, por los amores terrena
les y la poesía áspera de las rimas petrosas.
El destierro divide en dos partes casi inconmensurablemente dis
tintas la vida de Dante. Con la alegorización de la "Donna gentile" en
el Convivio, él trata de mantener en cambio la unidad de su obra, sin
poder evitar que los aspectos materiales de su existencia pesen mucho
más que antes en todo lo que escribe, ayudándolo a pasar penosamente
del ensueño estilnovista al realismo de la Comedia. El destierro es una
especie de naufragio, de esos en que uno no se muere, pero se queda
desamparado en playas desconocidas.
Y, si no como naufragio, como navegación penosa aparece en efec
to el destierro en la imaginación de Dante, en la principal de sus obras
escritas entre la "Vita nova" y la "Divina Comedia", es decir el "Convi
vio", que, como el "De Vulgari Eloquentia" en cierta forma paralelo a
él, ha quedado trunco. Vuelve esta vez la nave en un primer momento
como símbolo de vida material azarosa, consecuencia del destierro.
"Veramente io sonó stato legno senza vela e senza governo portato a diversi porti e foci e liti dal vento secco che
vapora la dolorosa povertá". (Convivio 1-3) 6
El Convivio es obra en prosa, que tiene un carácter filosófico y una
compleja justificación autobiográfica, de la que participa también la
alegorización de las dos primeras canciones en él contenidas y comen
tadas. Esto explica el significado autobiográfico externo con que está
empleada la imagen, dado que la poesía, la verdadera poesía de Dante
nunca es autobiográfica en ese sentido. Pero ya en el segundo libro del
"Convivio" (C. 1) la nave es otra.
"Lo tempo chiama e domanda la mia nave uscire di
porto: per che dirizzato l'artimone (la vela) della ragione all'óra (aura) del mió desiderio, entri in pelago
con isperanza di dolce cammino..." 7.
Este segundo trozo es más prosaico que el primero y está además
ensombrecido por la complicación de la alegoría medieval que vuelve
6"Verdaderamente he sido un navio sin vela ni timón, llevado a distintos
puertos y estuarios y orillas por el viento seco que emana de la dolorosa pobreza".
7"El tiempo llama y requiere que mi navio salga del puerto; para que,
enderezando la vela de la razón según la brisa de mi deseo, entre yo a la mar
abierta con esperanza de un dulce viaje...".
�*itP3P op^sue^ ¡a Biunjd Bjsa b ojijinbod un ajJBisaid oaamb 'soi|dub8 soj sopoj
aod jbcIbjjb siBfap so anb 'soa ap Bjjaoe 'opio aq saaaA sbijba ouioa 'ojad íb¡[¡jo
b{ ap sofaj sbui '3abu iui b ouiuisa ojio aináas auaiAuoa a¡ bX bjoi^b anb ojsand
'0U13 jouas iui 'SBJisanu sbuiu SBjsa ap opoi ^ap opBfap? auijaqsq Biaaa oj^,, 6
"(18"6¿ >AA - IIAXX • oujajuj) tt---ajiBs
a¡ jai¡8oDDBJ b a¡aA aj jbjb^ /aqqajAop unasBia bao 'apsia biui ip /aiJBd B¡¡anb
ui ojuniá ipiA itu opucn^),, :BpB;B¡aa ouisiui ¡a jod oj^¡a{a}uo¡^ Bp opinQ ap BpiA
b¡ ua uaiq o — (LL'9L >AA IA oi-ioiESanj) ítBjsaduiai ubj8 ui ojaiqaaou Bzuas
aABU/'ojjajso ajo^op ip 'bi¡bi¡ baj^s q,, :ojunsip sa aa^aBJBa ns saauoiua X 'so.iij
ou 'soaiioui sojio uoa 3abu b¡ ap ua^cuii b¡ buiosb ojaaja ug 8
:jsb Bzaiduia ^oíjojvSjti^^ ^p
Ia A *4tall9^s aI J9P9AH B,, ^uaij b^ ap sBUBJiua sb^ ap opi[es bi|
'sa^Biua^uí uoiOBjadsasap b^ ap 'pBpiaoaiB B[ ap 'jo^op ^ap sandsaQ
•4t8B0ijuBa9^ saa^ sb[ ap BjsiAOujijsaiiiiB sbui b[
—opjanaB ap UBjsa sopoj j^iLb á— sa anb 'oiuaijuj [a ua o[os —Biauau
-BdB ua anb a^uB[apB sbui souiajaA— aiuasnB '3abu b[ ap ua^euii Bjsa
ap pBpmuiiuoo B[ ua aaouoaaj B[ ouisiui aiuBQ Baui[ Bjs^ #Bauj[ Baui[
buisiui Bun ua 'BJopBaSa^ui a^uauia)UBsaaui 'BAijBnuijuoa souaui o sbui
ouis 'BapajijuB ou oaad 'b^jb[ BiauBjsip Bun ap bjbji as tui bjb^
•sisa^ujs 'uoxoB[duia^uoa B[ b omojaa '^oswavj^ ísisajjjuB 'sooiisiuiijub
Á sopBjnianaisa ajuauíesoiapod 'oiJojvSunj^ Á ((oujdjfuj^f ístsaj iiit
v)}jf,, B[ ua uoiaBuiui[na ns uoa B^s^uapBoap Á oiJBju
:jsb souaui o sbui BUBjnuiJOj as anb 'BiJB.ia}i[ Baxjaa[Bip Bun ap souiui
-aaj ua apiui as YoaoA/ 1PS dOlQ ]I,,) sauuog [JB3 ^J^d 'anb 'í(ipawi
~D,> Bl B OI^S3 9DlnQ 19P BiouBjsip B[ sa bj^uo b^ ap
•6 o^ip oiboubjs o[ Buuad Bisanb b
oui[oaod un aiBjsajd ip tuiaaBid
'ouiaun iu^o b a^BiasB[ ia JBi[Sid aip
o^xpn aj[OA nid ioa ip oij j4i[ajad bui
íoji[ [Bp ¡Sun[ nid 'aABU biui b[ b
OUIUIUIB3 OJ1[B IBUUO 3U3IAUO0 IS ai[3
aassaui 'auna aa^sou ajsanb Bp
aassa ojin^ [ap sapaaa iui oj^
ap souiuiaai ua sBpBiaunua Á 's
-unua ajuauíBa^^a uB^sa Bapaod zaanpBiu ns ap auai) a^sa anb Biauaiauoa
B[ Á ajuBQ ap aia^d aod SBisiAoupjsa sauouBa so[ ap Á Biuip [ap upia^a
•adns B[ anb ua 'biojst^ Bp OU1^ b aiuBQ ap ojauos un '
-oaa O[aB0iqn ap pBj[naijip b[ ap aBsad b 'aBn[ ns inbB
•ouoj ap pBpxsuaiui BAisaaS
-oad B[ aod o[os opuBiaBA 'BiaBjiun ao^q as *8 ajuBQ b Bpiaajaa sa opu^na
i B[ 'sopoui sopo^ ap 'oiaiauo^ [ap ozoa^ ajsa ap aija^d y
•osiBaB^ [ap j[ [ap ttBaaBA opuBiu^a aqa,, 3abu Bajo B[ ap
sbui ajuapaaajuc sa '[Bnjiaídsa pBpi[Baa Bun b asaiaajaa aod 'ajuBQ
^p 3abu B[ [a ua oaad í ^oiatauo^^ [ap a[qBaapisuoa aia^d Bun BOBdo
�"Per correr miglior acque alza le vele
ormai la navicella del mió ingegno
che lascia ditro sé mar sí crudele" 10.
La metáfora tiene su explicación en el mismo verso, con un com
plemento de especificación que es un verdadero término de compa
ración disimulado: "la navicella del mió ingegno".
En la nave del Paraíso la comparación ha desaparecido; no subsiste
ni sobrentendida, ya que Dante siente dentro de sí, con un carácter
de evidencia más que de analogía, la aventura mística que se identifica
con el incesante esfuerzo de la inteligencia, como un viaje difícil por
un mar ignorado hacia una meta segura. Y hay en este epos de la aven
tura intelectual un entusiasmo casi físico, que se expresa naturalmente
en términos de navegación.
Pocos años antes de que Dante escribiera la Comedia, los herma
nos Vivaldi, genoveses, que habían querido "ir a ver" qué hab'a del
otro lado del Océano, más allá de las columnas de Hércules, se habían
perdido en aguas desconocidas. Dante no se perderá; está seguro de sí
mismo, de su estatura de poeta ("conducemi Apollo") y de pensador
("Minerva spira"); y, sobretodo, está seguro de la gracia. Pero Dante
mismo había estado a punto de perderse; de perderse como Francisca,
por su amor a la hermosura terrenal, amor que empieza en la "genti
leza" estilnovista y puede conducir al pecado; de perderse como Farinata o Hugolino por el orgullo político y los rencores municipales; de
perder su salvación eterna como Ulises perdió la vida del cuerpo, por
intentar la hazaña del conocimiento absoluto que sólo con la ayuda
de la gracia puede llevarse a buen término y no en la tierra sino en el
Paraíso (según Dante y según la doctrina católica). Y es así que el
canto de Ulises (Infierno XXVI) entra en la línea lírica que estamos
estudiando y su tono contribuye a demostrar el particularísimo carác
ter épico del Paraíso, en que la imagen de la nave culmina y termina.
Entre otras cosas, el hecho de que el canto de Ulises entre natural
mente en esta continuidad de la metáfora contribuye a probar el ca
rácter humanístico o —si queremos— prehumanístico de esta épica del
conocimiento. En efecto, la apasionada aventura de Ulises cantada en
el canto XXVI del Infierno constituye la expresión heroica del huma
nismo dantesco, mientras la melancolía viril de los grandes del Limbo
en el canto IV y la dulzura pensativa y acongojada de la figura de
Virgilio a lo largo de las dos primeras "cánticas", constituyen su ex
presión elegiaca. Dante queda ajeno al espíritu belicoso medieval como
se expresa poéticamente, pongamos, en la Chanson de Roland: su épica
es burguesa (en el sentido de antifeudal, de no aristocrática) y de tipo
prehumanístico. Cuando, terminada la época de los precursores, el hu
manismo dominará en el mundo de la cultura, del arte y hasta de la
vida política, su aspecto heroico será dado no por las guerras de Italia,
10 "Para recorrer mejores aguas levanta ya las velas el pequeño navio de
mi ingenio, que deja tras de sí un mar tan cruel".
- 284 -
�- 988 ij tons ij cmáos ajoaj^tAop
aaoj BjjanbB b OUIUIIU9A opuBnb
a iqaaaA uiBABja lu^Bduioa ta oj
•BuBq oujojui 9jbui janb aqa 9-ijjbj a
'tpjBg tap ^[osij a 'oaaojjoj^[ jau uij
B[ uijui ipiA ojj[b^ a oqj un^
inj non [BtiB Bjjsp Bjoiaaid
BUBduioo B[[anb uoa a 'ouSa[ un uoo [os
ajBui oj[B^ jad aui istuí bui
^ap a xuBuin izia ^pp a
'ojjadsa opuoui [ap jtuaAip b tqqajtqa
ajopjBj aui Bp ojjuap jaiod jaauíA
q jbj ado[auaíj BaAop ^nb o[
ajouiB ojiqap \i au 'ajpBd oiqaaaA ^p
B)aid B[ au 'oq^ij ip Bzzaa^op au
assBuiou b^ Bau^ js aqa Buiud
b ossaad B[ ouub untp nid aui
assBJjos aqa 'aají^) Bp t^jBdip iui
^, :asstp a 'iJonj xp aooA o
aqa Biiáuq b^ assoj auioa
*opuBuaiu b^ a Bnb buiio bj tpux
íboiibjjb ojuaA ina Bjjanb auioa jnd
'opuBJouuoui isjBjjoja b oiauxuioa
B3IJUB BUIUIBIJ BJjap OUJO3 JOIÍjIjBUI O^
#AA) *íPín^ lou ^1JÍA aH BJJO nou
'oijSos uouj4qa ousjjjb ouSaSui oj njd a
'ipiA oitqa oía b ajuaui bj ozzijp opusnb
oijSopij iui bjo a 'isjop iui
: biubjj
ns ua oun Bp^a soqnao 'sajopBUB^ua soj ap oSiisBa ja Bjjsanuí sou anb
'oujaijuj jap J^VXX 1ubd 19P ^sajajui sou anb ajaud bj
ap oiBjaj jb Biuajuí uoisaqoa Biaaj Bun Bp anb bui
-siui bj 'Barda upisuaj ap osjaA un 'oaBiSaja o^u^a ajsa ua 'sa ^ *pBpanS
-i^UB bj ap SBjaod sapusaS soj b a^uajj asopuBJiuoaua 'oujaijuj jap ^j
ja ua ajuBQ aaip '4tojjBsatui ossais aui ui ijjapaA ip ^,, 'jop^aja Á oAiiia
-sou^oa ozaanjsa uaiquiBj sa anb 'Bjsaod bj ap oaxda o^uaiiur^uas ja uoa
8}ubq ua saaaA b apunjuoa as 'zaA bj b jop^aja Á. OAi^asou^oa ozjanj
-sa jap 'jiaap sa 'ojuoiuwsuad pp X umonSnsaam rt\ ap váida Bis^
•ojjo aod ounjg ouBpjoi^ X jaAjag janSij^ ap
SBjanSoq sbj X opBj un jod soaijBjSoaS soiuaiuiiaqnasap soj jod ouis
�acció che Puom piú oltre non si metta:
dalla man destra mi lasciai Sibilia,
dall'altra giá m'avea lasciata Setta.
"O frati", dissi, "che per cento milia
perigli siete giunti all'occidente,
a questa tanto picciola vigilia
de' nostri sensi ch'é del rimanente,
non vogliate negar l'esperienza,
dietro al sol, del mondo senza gente.
Considérate la vostra semenza:
fatti non foste a viver come bruti,
ma per seguir virtute e conoscenza".
Li miei compagni fec'io sí aguti,
con questa orazion picciola, al cammino,
che a pena poseía li avrei ritenuti;
e volta nostra poppa nel mattino,
dei remi facemmo ali al folie voló,
sempre acquistando dal lato mancino.
Tutte le stelle giá dell'altro polo
vedea la notte, e'l nostro tanto basso,
che non surgea fuor del marin suolo.
Cinque volte racceso e tante casso
lo lume era di sotto dalla luna,
poi ch'entrati eravam nell'alto passo,
quando n'apparve una montagna, bruna
per la distanza, e parvenú alta tanto,
quanto veduta non avea alcuna.
Noi ci allegrammo, e tostó tornó in pianto;
che della nova térra un turbo nacque,
e percosse del legno il primo canto.
Tre volte il fe' girar con tutte l'acque;
alia quarta levar la poppa in suso,
e la prora iré in giú, com'altrui piaeque,
infin che '1 mar fu sopra noi rinchiuso" 1X
(vv. 85-142)
11 "Entonces sentí dolor y ahora vuelvo a sentirlo cuando dirijo la memoria
a lo que vi, y freno mi ingenio más que de costumbre para que no corra sin la
guía de la virtud... El mayor cuerno de la llama antigua comenzó a sacudirse
murmurando bien como llama que el viento agita; luego moviendo su punta
como si fuese la lengua al hablar, logró emitir la voz y dijo: "Cuando me despedí
de Circe, que me mantuvo apartado más de un año allá cerca de Gaeta, antes
que Eneas le pusiese ese nombre, ni la dulzura del hijo, ni la piedad por el
- 286 -
�- ¿88 •88s ¿81 *<í ^ Oí^
'ZS61 'sa-niaj sayyaq saq 'sjjbj (í(uojjod^ • aaiaui^^^ :attiDQn 'piBiBg auuoA^ 8t
•88s 06Z d \PUJL^^UL, I "IoA 'SS6I 'BHGII
Bq 'azuaii^ 'ouSadBg '^y ip Bjna b 'í(mp3nnuoQ ^q wjtt 'jiaiq8jjy ^iubq LX
•88s s "d 'xt¡()l 'luosuBg 'azuaiiq tt¿ipsajuop jpms 9nQ,, 'juiqnq ojjbj\[ 9I
•ajuauíyBJO cpnsajdxa uoiuidQ st
•88s ¿81 "d 't(oujofujtj j qA '0^61 'juosuBg - azuajjq - oubijS
-iuioj\[ oijiuy Bp eiBjuauíuioa tmpauiuio^ rntiaiQ qJf 'jjaiqáijy ajuBQ fl
"Z6 * 16 'dd '8t"6I Bzjaj^q 'jiBg 'u3juoq íp visaod vjn - aaoj^ ojjapauog ET
d
'lJB3 \ppoixaoipa\u vunijno vj a ajunQt) "IP-ib^j ounjg Zl
•<4jbjj33 b oqanA oqnq as sojjosou ajqos
jbui \o anb B^SBq 'osinb uainSjy ouioa 'ofBqB Bianq BOJd b^ jipunq Á. 'BqujB
Bia^q Bdod b^ jrjuB\a^ oziq a^ 'BjjBna B^ ísnnSn siq SBpoj uoa BjjanA JBp oziq
oj sajaA sajj^ 'ojabu pp BjsuB Bjauíud v.\ oad[o8 A ouigaqjo) un opcu Bjaaq
BAanu B^ ap anb bA íojuBg ua ^aoaj as Bu8ap Bajsanu ojund p A souiBjSap sou
sojjoso^ *bjjo eunáuiu ojsia BiqBq ou ouioa Bip ub; opajBd aui A BiauBisip v\
jod bjiijso bubiuoui cun oíaajBdB sou as opucna 'Bjn^uaAB {bjbj bj ua opcjjua
souiBiqEq anb sandsap 'Bimj tq ap ofBqap znj B| opBjaoq BiqBq as sbiubi sbj^o A
opipuajd BiqBq as saaaA oaui^) "buijeiu aiaipadns B[ ap b^ BqnuiosB ou anb ofBq
ubi oajsanu p A 'aqaou ap bi^a opd ojsando pp vA SB^pj^sa sb^ s^poj^
•opaainbzi opB^ pp opuaijjoj aaduiais
'ojanA opBao[B p BJBd sbjb souipiq souioj so¡ ap 'bububui b| Bp^q Bdod Bj^sanu
BjpnA 'j( íopiuajaj Buqsq so^ 'o8anj 'sBuad SBjnp b anb 'afciA p 'Buanbad u^pB^
-joqxa Bjsa uoa 'sopipiaap aiuauíaiuaipjB ubi o^ aaxq so^ sojauBduioa siui y
*(4O)uaiiuiaouoa pp A pnj.iiA b¡ ap sod ua ji caed ouis 'sojnjq oiuoa jiaia caed
spisinj ou soqaaq :ua8uo ojjsanA ua pBsuaj *a^ua8 uis opunuí yap Biauauadxa cy
'yos ye opuaináis 'jB3au siBjanb ou 'Bpanb sou anb sopiiuas soajsanu ap ciyiáiA
aAajq ubj Bisa b 'a^uapiaao yB opBSayy siaqBiy sojSiyad yiiu uata ap saABJj b anb
—afip— souBiujaq Qm *cina^) opBfap BiqBq bX opBy ojio yap 'ByyiAag afap Bqaa^ap
By b :ba9jjb as ou sofay syui ajquioq ya anb Bjed sopjBn8saj sns oajBiu sayna
-jayy apuop Biyaaj^sa Bjnpcaoquiasap ByyanbB c souiB8ayy opuBna 'sopae; X sofaiA
souiBja sojauEdiuoa soy X o^ 'BUEq jopapajys jbui yanbB anb SBiuap soy X 'sopjBg
soy ap Bysi By X soaanjjnj\[ Bjscq 'cucdsg BjsBq ja bjjo X bjjijo buq '^uop
-ucqB aui ou anb sojauBdiuoa ap odnj8 ouanbad yanbB uoa X ojabu un uoa ojos
'ojjajqc jbui ojp ya ua aiuaiui aui anb ouis ¡jojba ns ap X ajquioq yap sojaiA
soy ap X opunuí yap Bjauajjadxa jjjjnbpB jod jjuas oX anb jopjB ya jui ap ojjuap
uojaipnd jojiioa ^adoyauag b ziyaj Jaasq Bjqap anb jouib opiqap ya iu 'ajpcd ofaiA
soiqns Á saojaif soy b anb By ^od ^ozbj buisiui By jod yt?i^j sa ajojjsByBa B^^
•oxiBUinq oy Buiuiyna anb By na 'ooiajauíoad odij ap BOioiaq B^saS Bun
^oasajnBp oijajtja ouisiui ya unSas ajduiais 'sa '8T pjBjsg auuox^ a Lx ou
-^adBg '9T yuiqn^ BJBd i uoiaiund Bpnf By BajjBOB anb 'yBuiSiJO op^aad
yap noiaBnmauoa Bun tsbo 'oyynSjo ap opBoad un 'ajuBQ BJBd 'sa sasxyjQy
ap aÍBiA ya 'ST luiaBjaaj^ Á fl ouBiySiuioy^ 'EI aaoj^ 'ETxpjBjsj
-ubq ap oiuaxuiBsuad yap sopipaABaiuoa sojund soy sopoi isb^
b BSayy anb uoisnasip Bun 'sasiyj^ ap oiubo yap o^isodoad b '
•buisiui By sa aiuBQ ap BAiiaa^B u
By A ísaaiBJ sbuisiui SBy uauary (^^'T'IAXX "JUI 44OSnÍHTJ íou
nj jbui yi aqa uijuí,,) sasiyj^ ap BipaBJ^ By Á (Sf^AI *JUI 'ttoísíP ^í oxu
-3AIA auiads bzubs aqo,,) oíIí^ji^ ^p BiyoauByaui By 'opuoj ya ug 'biobjS
By ap BpnXB By BiyBj ay anbjod apjaid as oiad 'aiuBQ ap osyndun ya
sa opBJOu8i oy Bia^q sasiyg ap osynduii ya —yBuoiSBd isbo 'BpBuoisBdB
BtSoyoaj ap bíbjj as— ooiSoyoaj 'aofaui 'o 'OAijBynaadsa ouajjaj ug
•osiBJBg yap jj ya ua t4BajBA opuBiu^a^, 'ajuBQ uoo 'anb buisiui sy sa sas
"ílíl 9P aABU Bl 'oayiaod ouajjaj ua anb ap Bpnp ^^q ou anb
�antiguos les está vedado el Paraíso (de ahí su carácter intensamente
trágico), pero de ninguna manera es un castigo, ni amengua la admira
ción que todo acto heroico suscita en nosotros. Ahora hien: esta última
tesis se ve muy reforzada si vinculamos el canto de Ulises con la me
táfora de la nave por un lado y por otro con el problema de la respon
sabilidad y punibilidad de los justos anteriores a Cristo por el hecho
de no haber tenido la fe, problema cuyo carácter dramático en Dante,
en el prehumanismo de Dante, ha sido llevado a la luz plena de la dis
cusión por Yvonne Batard en el libro citado. En este caso adquiere un
valor particularmente sugestivo (y acaso haya que desecharla justa
mente por eso) la variante: "e nuove Muse mi dimostran l'Orse" en
cambio de nove. (Par. II v. 9).
El orgullo de ser, no superhombres, sino hombres (tan pequeñas
cosas con una potencia interior tan grande), encarnado en Ulises, y la
conciencia del valor creativo de la inteligencia humana y de la poesía
("Minerva spira e conducemi Apollo") —que va de la íntima exalta
ción del canto IV del Infierno hasta el Paraíso donde se traduce en la
nave "che cantando varea"— llegan a identificarse en el plano lógico,
pero mucho más en el plano lírico. La metáfora de la nave es uno
de los ejemplos principales de la unidad tonal de la Divina Comedia
y aun de toda la obra poética de Dante. Hay en ella un carácter constan
te (el épico) y una progresiva intensificación, una cada vez más am
plia solemnidad, una cada vez mayor y más altiva autoconciencia. Aun
este "crescendo" es autoconsciente ("lo mi credea del tutto esser partito. ..") ¿Dónde quedan, frente a esta cálida seguridad del camino re
corrido y de la meta, el plazer provenzal como punto de partida formal
(Contini), y el "Mar Amoroso" como punto de partida temático
(Figurelli), para el primer soneto dedicado a la nave?
El vuelo de Ulises es locura, porque Ulises no posee la gracia (y
Dante, al principio del canto, se da a sí mismo un aviso de pruden
cia para no incurrir en el mismo riesgo: "e piú l'ingegno affreno
ch.'io non soglio, perché non corra che virtú nol guidi", donde la
virtud es sin duda la virtud natural y humana, que Ulises no tuvo
en cuenta al engañar a los troyanos — y por eso, por mal uso de su
inteligencia, está en el bajo infierno y no por su hazaña oceánica —
pero, referida a Dante, abarca también las virtudes teologales que no
se tienen sin la gracia); es objetivamente locura, pero no pecado;
es heroísmo en que inteligencia y virtud humana convergen. El deseo
de saciar "la perpetua e concreata sete" de saber es el mismo en
Ulises y en Dante; pero en el primero lleva a la tragedia, porque es
sed puramente humana; en Dante, con la ayuda de la gracia, la sed
de saber se identifica con la sed de Paraíso, y veremos pronto que
el Paraíso es para Dante el reposo — inalcanzable en la tierra —
dado por el conocimiento de lo absoluto.
Como la locura del Quijote, la locura de Ulises ("il folie voló")
es estéticamente poesía, moralmente libertad, ese libre albedrío hu
mano cuyo valor Dante sentía en sí como soberanía de sí mismo
("perch'io te sopra te corono e mitrio", Purg. XXVII - v. 142) y
que, para él, es, con la ayuda desde lo alto, el encaminamiento a la
- 288 -
�- 6SS ,, :bjojjb 'opuBna ua zoa ap 'X osibjb^ ja opoj ua (asjapuai
-uaajqos apand BaojBjaui Bun is) Bpipuajuaajqos Bisa ojad 'bijb sbui
uoisaadxa ns osibjb^ jap jg ja na booi 3abu bj ap BJOjBjaui Bq
•ojaqjuoa X uoiaB^uaj oiuod aiuauíB^snf Bjsaod ap ttJopBj
-idsui oaijoui^ sa ajuBQ ua ouisiojjaAB ja anb Jiaap BJBd ouis Bjoq^
jbjiuo souiapod ou ouajja^ ajsa y *a}UBQ ap ouisíojj3ab jap Biuajq
-ojd {a a8jns anb bX 'bijosojij b[ ap ^a 'Bjja b ouafB ouajja^ un booj
Bisaod bj ap umaBjajdaajuí bj mby *(j^ *a - IAXX *Jul) ' "ouaajjB
ouSaSuij nid g,, (g #a - uj "San^) ((vmb ye 'ijuaS auBuin 'aiuajuoa
^J^ig,, : SBiauajaaApBojnB sb[ ap jssad b 'vmb yay b[[b sbui ji b ajuaui
-a^qijstsajji BqBAaq o[ anb 'BOtjsjUBUinq uoiDBiuaj ^uos^ad ns jod
uatquiB^ outs 'Biaijsnf b[ ap ^Ban^Bu opijuas ns aod ojos ou opBzip
-^^B 'sopa jod Bijuas anb BpBuoisBdB uoiaBJTiupB bj X ouBBd opunuí
jap sojsnf soj BJBd BUJtaja Buapuoa bj ap upia^idaoB bj aj^ua —^jop
-B^uauíaoiB X oqansaj ou— ojoijjuoo ja ajuBQ ua is Bpanb íBjfaaaq
BunSuiu ajuBQ aod sasijQ ap ouisioaaq jap uoiaBijBxa Bisa ua X^q o^[
•itipjBiánq a is¡bj xap q8,, ap bj ouins oj b ouis 'soiq sp oubui bj bi^a ou
sasijQ ajquioq ja sajBna sbj ap SBJjap 'BzajBanjBU bj ap SBanaso SBzaanj
SBj b ajuajj aaquioq jap Biauaiod bj jBjuauínB aod ozjanjsa janb^
*ojuatuiioouoa ap pas zBpnB BjjanbB aBjjBxa ajuBQ b a^xiujed aj anb
bj aiuaaoui bioubjou8i Bjsa sg 'BSajaS BipaSBjj bj ua opBjj ja auai^
anb Bsouaisiui X auuiajos Bzjanj buisiui bj pBpijtqBjiAaui BjjanbB b
Bp aj anb bidubjouSi B^sa sg 'ajuaoom bioubjou^i Bun ap X ajqBJiuipB
BiaBpiiB Bun ap ojiijj ja anb sbui sa ou oiSBjjnBU jg *ou sasijg X uoia
-iqiqojd bj Bjoouoa ajtiBQ "aiixuij jap bjjb sbui aÍBtA ja uoa opBAOuaj
ojiaqBq aod oSijsbo 'ipjBiy^ Baaisinb ouioa 'ou X jbui^ijo op^aad jap
'sand 'Biauanoasuoa 'sasijjq ap ^Cbia ja Buiuiaaj anb ua ajojjsB^BO bj
ap pBpxjiqBjiAaut bj iqB ap íBAg X UBpy ap opBaad ja apsap sajB^aoui
soj b Bp^paA upiSaj Bun Baa jBuaxia^ osiBjBg jap bub^uoui Bg
'(f\-\ "AA-JJ #^Bg) u' ' ' Ol^lABU OJJSOA 3JBS OJJB^
jad uaq ajaiod jajjoui,, ^aiuBjapB sbui 4X (5 "a-jj '^Bg) t4# • • oSBjad
ui ajanaux ia uouh uod (OOX 'a"IAXX Jul) ttlJ9dB aaeui ojjbj
jad aiu isiui a?, uaiqíuBj asajBdiuo^ *ojuijsip sa aaBjuasap ja ojps
í (oujaijuj jap 11 ojubd ja as^aA rojjaoBq ap sajuB uoiobjioba ap ajuBj
-sui un opiuaj Bq ajuBQ X) ajiuijj ja JBjqanb opBjuajuí u^q soquiB
ípBpimaja bj ua X pBpisuauíui bj ua sojund uos soquiy "BiuaGd ns ap
aÍBuosjad ouioa ouisiui is b Baja as X ajuais as anb 'ajuBQ ap upia
-bui^buii bj X sasijrj ap opjanaaj ja Buajj 'ajquioq jap BUBiunqajqos
BiaBpnB bj ap SBjjanq sbj opuBjjoq Bjjaia as anb buijbui aiaipadns Bg
"(SI " II "aBcl) u9^n8a bujojij aqa Bnba^jjB izuBUip,^ —jopBZBuauíB
oSjb o jad— opioBjd ja uoa (^^j "A"I\XX "Iul) t4osníHDíJ íou BJ(^os
nj jbui ji aqa utjui^^ odiSbjj ja asajBduiog 'uoiaBJídsui ap pBpijuapi
bj UBiounuap anb 'sBTJBjunjoAui ajuauíajqBqojd 'sajBuoj SBiauapuod
•saajoa SBuanbad Xbjj 'opyaouoasap oj ua jBjjauad jod ozaanjsa ns ua
BUIJB jap 3ABU 'BJSSod BJ ap 3ABU 'OJUatUIiaOUOO jap aABU '3ABU BUI
-siui bj uaiq sa 'uo^buii bj ap oaiiaod ouajjaj ja ug -Bisaod ns b ou X
Biuaod jap — BaiSpjoaj 'jofaui 'o — BaiSpj Bjnjonjjsa bj b aaauajjad
'oájsquia uis 'opBSajSB ajsg *BiaBj8 bj jod BpBpnXB sasijg ap 3abu bj
ouioa Bpiuijap jas apand osjbjb<j jap jj jap 3abu bj osa
�pileggio da piccola barca quel che fendendo va l'ardita prora..."
(Par. XXIII -vv. 67-68).
La navegación triunfal por el agua que "giammai non si corsé"
es la imagen sintética de esta épica del conocimiento y de la explo
ración, cuyo motor es la sed de la verdad absoluta, es decir, para
Dante, la sed de Paraíso. Pero este impulso épico está difundido en
toda la "cántica" y en él consiste la definición de su especialísima
poesía.
Impulso épico implica combate; y el combate del intelecto es la
duda. Hay, pues, en el Paraíso, una épica de la duda, sentida como
tormento y como gloria del hombre en cuanto hombre:
"Yo veggio ben che giammai non si sazia
nostro intelletto, se'l ver non lo illustra
di fuor dal qual nessun vero si spazia.
Posasi in esso come fera in lustra,
tostó che giunto l'ha; e giugner pollo:
se non, ciascun disio sarebbe frustra.
Nasce per quello, a guisa di rampollo,
a pié del vero il dubbio; ed é natura
ch' al sommo pinge noi di eolio in eolio" 19.
(Par. IV-vv. 124-132)
Esa sed de verdad, que jamás se sacia en la tierra, hace que a
toda solución parcial conquistada le siga una duda ulterior que exige
nuevos esfuerzos y nuevas conquistas. También esta vez el férvido
trabajo del pensamiento es sentido en términos de esfuerzo físico,
pero ahora se trata del esfuerzo ascensión al del alpinista que, alcan
zada una cumbre, ve siempre delante de sí una cumbre más alta, que
se convierte en su nueva meta. Esa tensión constante del hombre
hacia la verdad absoluta es la sustancia misma de la épica dantesca,
que canta una batalla cuya victoria para el poeta está en la muerte
corpórea y en la vida eterna del espíritu fuera del tiempo. En la
tierra, todas las victorias del pensamiento son parciales, pero unas
tras otras marcan un camino en ascenso que conoce angustias e ilu
minaciones y lleva a la victoria definitiva y al descanso en el Paraíso
con el conocimiento de la única verdad —la verdad absoluta— fuente
de las verdades particulares. El hombre puede alcanzar lo absoluto
(parece que Dante lo afirmara para tranquilizarse a sí mismo, para
19 "Yo veo bien que jamás se sacia nuestro intelecto, si no lo ilumina aquella
verdad, fuera de cuyos límites ninguna verdad se extiende. En ella descansa
como una fiera en su cueva, una vez que la ha alcanzado; y puede alcanzarla,
ya que, de otro modo, todo deseo sería inútil. Nace por ese deseo, como nuevo
brote, al pie de la verdad la duda; y es nuestra naturaleza misma la que así nos
impulsa, de colina en colina, hacia lo más alto".
- 290 -
�- I6S
-
•sopijn^sip
seui so^^odsn soj ap uopunj ua jnqojS uoiaiuijap nun Biiuuad anb ajutuiuuop
cun jEJjuoaua ap eibji as jnbu o.iaj '(UW o jubo) opEjapisuoa ajuauíEaijsiuoáE
ojjaijsap ja A (\\ o^uea p asua^ sapiaos sauoiauaAuoa sb[ EJ]uoa X ouisiui
oáisuoa ajquioq jap B!|an[ otuoa BpB^uBJ) pBpmiBS bj 'ojduiofa jod íosjbjbj p ua
soaida soaijoui sojjo 'aiuauíBpBjsiB 'Xsq anb jBAjasqo ouBsaaauui isea Buag os
ap 'opBj un jod uotauapaj ap ozjanjsa ns ua
-nq bj ap ojoquas ouioa a^uBQ ap BjjBiBq b[ sa ou bX :oaida ap oi^[B is
ua auai^ Bjojjap v\ b asaBu^isaj ou apa X zaA bjjo X Bun pB^[naT^ip
B[ bjuojjb ojad ía^qBpui o[ ap uoistuisubjí b^ jbj^o^ BJBd ajuajoduii
Bsaijuoa as ajuBQ X BpBjiuiq sa aaquioq pp BAisaadxa Bzjanj Bq
•oa^siui opB^a a;sa ap BpBnaap^ uoisajdxa tb^ b outs '(ooijstui
opBjsa un sa anb 'Bjaaiip u^iaB^duiaiuoa b^ o^^s ajambaj '[buij p 'anb
oaad 'aiuBQ ur^^as 'jBaaaoB sou^aaBq uapand SBpnp sb^ ap Buap^a B[ X
ojuaiuiBUozBJ p anb B[ b) pBpjaA B[ ap Bpanbsnq b[ b bX BaqdB as ou
'osjbjb^ pp a^JBd BpunSas B[ ua 'sand 'pnjaapjuí ozjanjsa asg
•0_ pn^apjuí ozjanjsa [ap Bisaod jas ap JBfap ms 'oajjduig p
BiaBq uapuapsB ajuBQ X zxjjBag anb Bpipaui b opiua^uoa ap BiquiBO
'oapsiui ojaadsB ns anb opunjojd X ajuappa sbui oqanuí sa X tt
-ubd^ bjaojaj bj ua Buiuqno anb 'Bipaiuo^ bj ap oaida ojaadsB jg
•Baiojaq uoxsuaj bj anb
sa^uB zijaj oiuaiuiBÍEjaj ja 'ozjanjsa ja anb sajuB osucasap ja aaaj^dB X
ajjaiAui as [BjnjBU uapjo ja osa jog 'osuBasap ja anb sbui ozjanjsa ja
'buojoia bj anb sbui Bijanj bj bdijijojS anb 'ojaajai ouiiqn ja ua sand
Bjsa sosjaA aAanu so^sa ap Baida 44sia9, Bg 'aiuauíBOiisiuoSB o^uaiui
•Bsuad jap osaaojd ja aqiauoa X (oíaijdns jap oXnq ou anb ozuaj
•og *g jod o oSanj ja ua oubui bj auanuBiu a^uauiBiJEjunjoA anb bjoa
-aag -j^[ jod opBjuasajdaj 'sand 'Bjsa J^api ns i ¿g - 8 *aa - ^i
'osiBJBg rasBa,^) a^janj biujb un X jopBqanj un sa a^uBQ 'Bounu
-BjdB uis bj^o bj b Bpnp Bun ap BSBd anb oiuaiuiBsuad jap JJjqaj
-bjj jb ojajBJBd sa Biauajojg ap Bjanj opBzjoj JBapunqBBA janbB X
'jBTjaiBiu oj^s sa ou ojjaijsap jap BjisnSuB Bg *BAano bj ua ouans ja
4(S8 "A' III 1UBD I^ ua BPJBOíd ^íP t4a31S(^ bjisou a a^BjuojoA Bns bj a,,)
soig ap pBjunjoA bj ua pBjunjoA Bsoiaipoa bj ap ojuaiuiBnSiaBdB ja
'SBpnp sbj ap BuapBa bsoubjb bj Buiuuaj anb ua pnjainb bj :osiBJBg
jap Biusiiu BzajBjn^BU bj sa 'osuBasap asa 'zBd Bsg *(ajuBQ ap sosjaA
sojsa uoa ajuauíBUBJjxa uapxauíoa SBjqBjBd SBsa X ísoujajxa soijptA soj
ap oajduia OAisaoxa jb ajaijaj as anb oj ua a^uauíjBiaadsa '^ujapoui
Bjn^oajinbjB bj ap sojaadsB so^jaia 'oapiAajuoj,\[ ua inbB 'pi^nasip anb
ua Biauajajuoa Bun ua ouBoijauíEajJou ojaa^inbjB un oduiaij un aoBq
ofip 'c4Bjaaad ap ou X BAana ap jbuiiub sa ajquioq jg,,) BAano Bun ua
pBpijn^as bj X osuBasap ja ouioa pEpun^as ns X osuBasap ns Jiqaa
•uoa b apuaij aiquioq jg Bip ja opoj uoisuai ua OAn^uBiu bj anb bsoij
-snUB X Bjuau^uBS bzbo bj ap sandsap 'BAana ns ua Bjaij bj ap opBU
-opuBqB ouans ja ouioa ajuBQ ap ajuaiu bj b Biuasajd as pBpaaA bj
ua Jbuij osuBasap a^sg *4taias Bnjadiad a B^Baiauoa^^ Bsa 'ja ap auaij
anb oasap ja Jiinui Búas opoui oajo ap í (Bjaaaas BpsnSuB Bun
�a la verdad por el otro; es la batalla de Dante poeta, incesantemente
perdida por su propia confesión e incesantemente renovada: es la
batalla contra la limitación de la palabra humana que sólo puede
aludir o acercarse por imágenes a lo sobrehumano, es la batalla con
tra las limitaciones de la inteligencia humana que pierde su claridad
cuando quiere penetrar en el misterio. Y las dos batallas son en rea
lidad una sola. También hay una épica de las batallas perdidas
cuando han sido valientemente combatidas (la de Rolando en Roncevalles fue derrota); podemos, pues, decir que estas innumerables
derrotas expresivas del Paraíso, seguida cada una de ellas por una
nueva tentativa, forman parte de esta épica del esfuerzo espiritual,
orientado esta vez hacia una finalidad que es para nosotros esencial
mente literaria, en el sentido más noble que tiene ese adjetivo. Con
este motivo se abre y se cierra el Paraíso: con la confesión de una
impotencia expresiva consciente de sí misma, pero no resignada, cuya
amplitud se reduce progresivamente por la obstinación intelectual
del hombre, ayudado por Minerva y Apolo, sin esperanza de que sea
nunca vencida en la tierra. Así, al principio del primer canto: ".. . e
vidi cose che ridire / né sa, né puó chi di lá su discende" 21. (w. 4 5).
Y, algo más adelante:
"Beatrice tutta ne l'eterne rote
fissa con li occhi stava; ed io in lei
le luci fissi, di lá su rimóte.
Nel suo aspetto tal dentro mi fei,
qual si fe' Glauco nel gustar de l'erba
che '1 fe' consorte in mar de li altri Dei.
Trasumanar significar per verba
non si poría; pero l'esempio basti
a cui esperienza grazia serba" 22.
(Par. I-w. 64-72)
De aquí a los últimos versos del Paraíso el drama íntimo de la
inefabilidad de lo sobrehumano se hace más hondo y se multiplica
sin llegar a un desenlace. Dante no es Jacopone y no balbucea, ni in-
21 "...y vi cosas que repetir no sabe ni puede quien de allá arriba des
ciende".
• 22 "Beatriz estaba absorbida, con la mirada fija en las eternas ruedas; y
yo en ella fijé la mía apartándola de allá arriba. Contemplándola me volví por
dentro romo se volvió Glauco al paladear la hierba, que, en el mar, lo hizo
igual a los demás Dioses. "Trashumanar" no se podría expresar con palabras: por
esto, baste el ejemplo a quien la gracia le reserva la experiencia (directa)". Puede
ser interesante señalar —de paso— la repetida exaltación de la experiencia por
encima del razonamiento deductivo, en el Paraíso. Tal valorización corresponde,
como en la corriente, contemporánea a Dante, de los franciscanos de Oxford, a
una exigencia mística, pero es a la vez el punto de partida de la ciencia moderna.
- 292 -
�•,tJOuiB ua auiBuisiqB 'riui BziiBjadsa 'snsaf 'A
apuop as ou 'jouiy 'opijuas p opuaipjad Xoa oá. anb Bsuaid 'ij ua auiopuEiujojsuBJj
sapuu aui ai ni 'ozoíj ap aiuanj snsaf 'jouib 'joiub íopid ai ajjanuí b^ Mouib
'jouib íajopuBZBjqB jijoui oíamb 'jouib 'jouíb 'op^osap snsaf 'jouib 'jouiy,, ^z
'u¡Bjnzpp B{ sa apuBjS ubi 'ojjuapB ÍCBq anb oj jbjjiijo apand
ou 'jioap anb aqBS ou A Bqcjj as nnáuaj v\ A ^jbiubj ajquioq p aasq 'apuaiaua
as O[iqnf p opuBn^ ¡jouib jod jgjubj saa^q anb 'uozBJoa pp ojiqnf Qn Z
^i[oa ens ^j\o ui ajoS^nj un ep
nj ajuaui biui B[ o\\o uou as
:auuad audojd aj 91a ep ue^a uou bui
íBAopuits ta auioa a
auuaAuoa is auioa BajoA japaA
:baou b^sta B[[anb b 01 Bja ^bj
^ipui ipa tpuo oidiauud ^nb 'opuBSuad .
4baoj}tj uou a 'oupaaa o[ jBjnsiui aad
s ojjnj aqa BJjatuoa^ p a \un^y
:[Bnjaajajui ajuauíBpBOJBui aaioBjBO ap uoxoBJBd
-uioa Bun b ajjnaaj ajuBQ 'pBpiurj^ b^ ap Buiaadns upisiA bj b 'sBUBUinq
Buouiaui B[ ap Á BjqB^Bd B[ ap upiOBnaapüui B[ aiucuiBpajipui JBsajd
-xa BJBd '4tBotiuBD?9 B^ ap sosjaA soun^n so^ ua 'buuoj buisiui bj aQ
•ooTasxjBniaajajui osaaojd un BjaAaj sou osibjb^
jap oa^sjuí afsnSuaj ja 'jBjuauíaja Á. BjuajotA uoisBd Bjsa b
•(jbutj - X sosaa^Y 'Bsnjuí xaj ui ajuapaBaad
-ns bjijbo ejjap otq uoa BiuauíBj as buiiub^ auio^ 'auodoa^f)
\z 9-iouib ua auiBssiqB - *biui BzuBjads 4nsaj
4bts aui ot os uou 'jouiy — 4opuBuisBd oa otcqa Bsuad
'opuBuuojsuBJi ai ua tpuajBti aui ni
4osonajip is nsaj 4jouib 'jouib
íopuBuiapB4j ajjoui bj 'joiub 4jouib
4osods oiui aajop 4nssj 4jouib 'jouib
íopuBiooBjqqB aj ajiaoui otj^oa 4jouib
'osojapisap nsaj 4jouib 4a
'(f'l sosja^ *aaoA ui aasa aqa ajoa jap ojiqnf jaQ "auodoaBj*)
"se ^¡9jozIP Ia aPUBJ^ ? o^ubj — 4ajBjao od uou oajuap
anb bs uou a - Bij^Bqj^q BnSuaj bj a
ouiotj bj is — 4BpjBOS as ojiqnf opuBn^)
¡ 3JOuiBtp jbjubo tbj aqo — 4aaoa jap ojiqnf q,,
:auodooBf ap sounS
-jb 'sopBjio soasaiuBp sosjaA soj uoa souiajBduio^ 'ouisiaiisTuí ja ^bs
-ajdxa ap 4BaijuajnB sbui oqanuí ojad 'BiJBUiijd BjauBiu 4(4taaouiB ui
iuiBssiqBM) pBpijBuosaad bj ap uoiaBjnuB bj ajuauiBpBjadsasap bdoa
�A l'alta fantasía qui mancó possa;
ma giá volgeva il mió elisio e il velle,
sí come rota ch'igualmente é mossa,
l'amor che move il solé e l'altre stelle 25.
La visión termina: la fantasía no puede volverla a crear para
transmitirla. Esta falta de fuerzas es el límite humano y es el des
canso en Dios. La nave ha llegado. Su ímpetu triunfal ha quedado
trunco en la culminación mística. Ya no hay épica: lo épico está
en el esfuerzo de entender, que en este caso se identifica con el
esfuerzo de ver y de enunciar la visión con palabras. La similitud
con el geómetra que busca el principio que necesita y que creía
tener ('non ritrova") para vencer la inconmensurabilidad de la cir
cunferencia con su diámetro, nos da la medida de esa tensión espiri
tual del hombre hacia algo que está más allá de sus límites de alcance,
de comprensión, de expresión. Así la épica del Paraíso termina como
dehía terminar: con una derrota gloriosa.
25 "Como el Geómetra que concentra toda su atención en medir el círculo
y no vuelve a encontrar, pensando, aquella norma que necesita, tal era yo en
aquella visión nueva: quería ver cómo se adaptó la imagen al círculo y cómo
en él se encuentra perfectamente ubicada; pero mis alas no eran capaces de
tanto: y he aquí que mi mente fue herida por una fulguración en la que su
deseo fue satisfecho.
A la alta fantasía aquí le faltó fuerza; pero ya guiaba mi deseo y mi vo
luntad, como una rueda que se mueve uniformemente, el amor que mueve el
sol y las demás estrellas".
- 294 -
�
Dublin Core
The Dublin Core metadata element set is common to all Omeka records, including items, files, and collections. For more information see, http://dublincore.org/documents/dces/.
Title
A name given to the resource
Revista de la Facultad de Humanidades y Ciencias
Creator
An entity primarily responsible for making the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias
Publisher
An entity responsible for making the resource available
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Date
A point or period of time associated with an event in the lifecycle of the resource
1947-1989
Rights
Information about rights held in and over the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Language
A language of the resource
Español
Type
The nature or genre of the resource
Publicación periódica
Contributor
An entity responsible for making contributions to the resource
Lic. Pablo Darriulat
Dublin Core
The Dublin Core metadata element set is common to all Omeka records, including items, files, and collections. For more information see, http://dublincore.org/documents/dces/.
Title
A name given to the resource
La poesía del Paraíso y la metáfora de la nave
Creator
An entity primarily responsible for making the resource
FABBRI DE CRESSATTI, Luce
Source
A related resource from which the described resource is derived
Revista de la Facultad de Humanidades y Ciencias /Universidad de la República. Montevideo : FHC, UR , Marzo 1960, Nº 18 : p. 277-294
Publisher
An entity responsible for making the resource available
Facultad de Humanidades y Ciencias
Date
A point or period of time associated with an event in the lifecycle of the resource
1960
Rights
Information about rights held in and over the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Language
A language of the resource
Español
Type
The nature or genre of the resource
Publicación Periódica
1265-1321
ALIGHIERI
CRITICA
DANTE
LITERATURA ITALIANA
SIGLO XIV
-
http://humanidades-digitales.fhuce.edu.uy/files/original/ee6f8eda8d22c07dc567d09fb387987d.PDF
80f4c3c4d4aeff0200bb291a8c76400c
PDF Text
Text
D| ep
o| ep g
0961
c-'.e
•ros-6 9 6
;*
ep
|ep
D"|
zoun^j y^e¿ o¡ua6ng
c
vi aa avais>i3AiNn
�6 7.
P fleí
A^
EUGENIO PETIT MUÑOZ
LA VIVIENDA CHARRÚA
(Interpretaciones gráficas y dibujos en el texto de Conrado Petit Rucker)
A la memoria del Dr. Buenaventura Caviglia (hijo),
gran estudioso, intérprete sutil de hechos recónditos,
y bienhechor de estudiosos y de intérpretes, desapa
recido en momentos en que se hallaba en prensa este
trabajo, hasta el cual llegó el aporte de su erudición,
sus bondades y sus luces.
'V
La magnífica Exposición Panamericana de la Vivienda mínima
y media que se realizó en 1949 en el Ateneo de Montevideo, no
merece sino elogio como esfuerzo, como realización en general, y
por sus altas finalidades sociales,
Pero hubo en ella dos detalles que, aunque realizados con pa
ciencia y habilidad encomiables por su autor, el Sr. Rodolfo Maruca
Sosa, nos parece un indispensable deber señalar como erróneos para
que los millares de visitantes, los maestros y profesores, los niños de
las escuelas y los estudiantes puedan rectificarlos a tiempo. Se trata
de la tentativa de reconstrucción de la vivienda y la indumentaria
charrúas, que se han incluido en la exposición como homenaje a
nuestros primitivos habitantes, en lo que debe verse un nuevo mo
tivo de elogio.
El presente trabajo tiene por objeto solamente la primera.
Se ha dado como representativa de la vivienda charrúa la que
no fue su típica vivienda, su vivienda primitiva, la que correspon
día al período anterior al uso del cuero del ganado para el techo
introducido por la conquista, pero que fue no obstante la que pre
dominó aún después de la difusión de aquél en la zona de habitación
del charrúa. Y al intentarse la realización de una vivienda bastar
deada o "mestizada" por el uso del cuero de ganado europeo, se han
cometido dos nuevos errores:
a) El no haherle dado tampoco ninguna de las tres formas, a
saber: cuadrada, cupuliforme alargada con techo semi cilindrico, y
cupuliforme pura, o sea de base redonda, con tendencia conoide y ge
neralmente llamada choza en forma de colmena, que, sin contar una
cuarta dudosa (la mampara de tres paredes sin techo), aparecen des
criptas inequívocamente en fuentes de primera mano, sino una de
rivada de la segunda de las mencionadas o aproximada a ell
es sino una deformación de la misma, y que podría defini
cupuliforme alargada de techo semitroncocónico, pues su
— 37 —
989.502 PET viv
La vivienda charrúa /
0 ^ 4 i) 3 5
FHCE/034035
�— 8S —
bj b sbiu 'sBjqBjBd sns ap j^njxaj jouaj jb soiuauajB sou is
'japuodsajjoa BjaaaaaBd buijoj BXna X 'sBuaSipui sajBtuiuB ap sojana
uoa Bqaaq BpuaiAiA Bun 'saipuBjanb soj b jaaouoaaj soiuaqap anb
soj ua '44sopuBjXn^?í soj b asjinqiJjB ojsia souiaq opaiAQ ua ojog
•ofBqBjj a^sa ap o^afqo ojap^pjaA ja sa jbj X 'BtujBqa
BpuaiAiA bj ap oipmsa un 'ouisiui is ua 'souiBÍoBq 'jbuoisboo ojxaj
-ajd jbj bX opuBpiAjo 'anb BJBd oaijoui ajuajaaxa un 'opoj ajqos 'sa
souiipnjB anb b uoiaBaijiiaaj bj Bqaaq JBfap ap ojisodojd ja ojaj
•(Binsiui B^ ap Bjnjonjjsa 'Bpjambzj
JOTjadns ound bj u^) -oapiAa^uop^ ap oauaiy p ua BpBzipaj Bipaní A. buiiu
-jui BpuaiAi^ bj ap BUBaijaniBUBj uoiaisodxg bj ua Bpiqiqxa X Bsog BanJBj^[
oíIPH -aS Ia ao<^ BpBiua^uí BiujBija spuaiAiA bj ap upiaanj^suooajj — -\ -oi^
•(•[ *^ijf) soqaajajqos souanbad sojubj
sojjo jas b iiBjjpuaA anb o\ ap sajuBj^ajui 'sa|qBai[dxaui HBiJB^psaj
a^jsd bj^o aod anb 'scuuamajdun ouioa opBuoiauaur Bq SBnjjsqa so^
ap oauBJodraa^uoa un^uiu anb 'souii}[n so^sa 'sojuamap 'oqaaj p aaqos
ajuauíBtJBJ^iqjB sopBaopa 'sBuaSipui sa[BraiuB sosjaAip ap 'sbui sojpns
soaana soun^p '(auodsip as anb ap SBaipj^ouoat sajuanj SBaiun sop
sb{ b apuodsajjoa xu 'BiAnjj b^ BJiuoa Bsuapp sa 'BipduiBa Bjjsanu
ap SB^ajjBa ua BjAspo^ asaaA apand ouioa 'jopajxa p ^p^q opd [a
anb opiqBS sa sand 'opBjsnfB oaoduiBj sa ou anb <q 'opd uts oppana
'Bpipnp uopanj^suoaaj b^ ua 'sBuiapB 'aaajsdB anb oaana) sappaiBiu
sojsa jod SBpjnp^suoa sb^ BJBd sa^uanj sb^ jod sopBpuas soaiun sapiaaj
-Bui oiuoa o^pqBa ap o boba ap oj^na p opipBUB jaqBq 13 (q
X íounuiin p Bap anb ua 'opuoj p B^sBq 'ouiix
-bui p BzuBap anb ua 'BpBJjua b^ apsap ajuamjBnpBj^ opuapaaaap ba
�o "paravent" que al toldo o choza. Y, por un lado, sería muy arries
gado, en el estado actual de los conocimientos, asimilar sin grandes
reservas a los querandíes con los charrúas; y, por otro, la vivienda
constituida por la simple mampara o "paravent" quedará casi total
mente descartada para el charrúa, a través del presente ^studio, por
evidencias resultantes del análisis riguroso de las fuentes^. La aculturación parece, entonces, más bien pampa o patagónica. Dice así
Oviedo en el pasaje aludido: "Sus casas son un amparo, como de
medias cho^as de cueros de los venados é animales que matan, muy
pintados é adobados para defensa del ayre é del agua; é aquesto son
sus moradas" (1)."~~
No se ha conservado, in situ ni en la museografía, vivienda alguna
de los charrúas, lo que se explica dada la destructibilidad de las sus
tancias que la formaban, ni reproducciones materiales de la misma,
de época o debidamente autorizadas por la. crítica arqueológica o
etnográfica." r^~
Debemos recurrir, pues, a las fuentes escritas y a la iconografía
de época, abordando, por necesidad, las delicadísimas discusiones que
plantean. Al hacerlo así, debemos hacer dos aclaraciones previas:
>•
1. Que aunque el P. Mastrillo Duran, en una de sus cartas
annuas, de 1628, dice que los charrúas "ni tienen casas ni sementeras
ni lugar determinado" (2), entendemos que sólo ha podido hacerlo
por ignorancia, o para justificar la resistencia de los charrúas a la
conversión evangélica, resistencia que quedaría explicada con la
exhibición de su estado de animalidad y de degradación.
También sin duda este mismo propósito denigratorio, cuyos al
cances en la deformación de la verdad histórica habría que revisar
de una vez mostrando las causas de que dimana, hizo decir al
P. Cataneo, en su relación del viaje de Buenos Aires a las Misiones,
que "viven como bestias, siempre en el campo o en los bosques, sin
casa ni techo" (3). Pero podemos ver cómo se contradice en seguida,
denunciando la falsedad de su anterior aserto, expresando que "las
mujeres son las que trabajan en las necesidades de la familia, y par
ticularmente en las continuas mudanzas de sus barracas" (4), con lo
que confiesa la existencia de viviendas.
Las pruebas de la existencia de la vivienda charrúa son indu
dables, como podrá verse en este estudio.
2.
Que las modernas investigaciones sucesivas de Outes (5),
(1)Gonzalo Fernández de Oviedo v Valdés. — Historia General y Natural de las
Indias. — Tomo II, pág. 173. — Madrid, 1855.
(2)Documentos para la Historia Argentina, publicados por la Facultad de Filosofía y
Letras de Buenos Aires, tomo XX, "Iglesia", pág. 537.
(3)Carta del P. Cayetano Cataneo, inserta en el "Cristianesimo felice" de L. A. Muratori y traducido del italiano por J. M. Estrada, en "Revista de Buenos Aires",
año IV, N. 43, tomo 11, pág. 332. Buenos Aires, 1866.
(4)Ibidem, pág. 333.
(5)Félix F. Outes. — Sobre las lenguas indígenas rioplatenses. Materiales para su
estudio, en "Revista de la Universidad de Buenos Aires", N. 99, año X, tomos XXIIXXIV, Noviembre de 1913, págs. 231-237.
— 39 —
�V
•(021-611
'¿61 '9íJBd 'I >D"j 'XIXX -| '^Í-FS HAno^- '^aaiaiuBayjauíy sap aiaiaog By ap
yBujnoy,^ ua 'stuojsna puo sadonSuoj uoaxxauio uo soaaag oí suanaq jmsa[ 'xHvi^
NOSdQ saiavH^) "í48oj^a aajua OAnpuB anb ojauoisij^ onSijua,, 'yaipjB^ qdasof -g ya
opBgajdxa Biq^q ay 'zba na b 'anb oy b aaopuaijyjaj ajaa b Bioop 'SBAjajj b BpiShjip
8¿I aP oiunf P 8 FP ^uoa a 'oubuib^ ujnbBof -g ja bX anb oy uaiqtuBi asB3A
'BouanS yap ojaadsax X 18 anua UBnuuu p X BtujBqo pp oaaa^uaxBd ayqísod p ajqog
•oapiAa^noj^ ap aspuai^ A aapBpiu
-Branjj ap pBqnaB^ B^ ap asuajBjdoijj iBjoqq pp Buotsiqajj ap oajna ojjsanu n^
*^O6l 4oapiAa)uop^[ 'vavzy aP 'i(XBn3BJBj pp Boijajs^ A bdisi^ bjjbj8
-oaf),, bj b oSojojj na ua aamiH^g -}j *jq pp 'bjsia ap soiund somsitu sojsa a^jed
na uBJoqoJJoa anb 'soiamf ao\ ap soun8|B 'snuiapB 'Biuana ua asjauaj ap Xmu uog
•Bjou A 6-8 *a2Bd 'puoaaa amoi '^8x 'sijbj 'uwojuatuv atuutoy^ 'AMDiaHOtQ *y
*¿6I"96T 's^Bd sb{ ua 'sBruJBqa A aauBqoq
'eausnuim soj A sojbX soj uoa '(syaaJaip uoa 'BJoqB o^ijaaa isb) SBouaná so[ ap B[ A
'I6I"¿8I '^^Bd 8B[ ua BBUBqa aoj uoa SBUBn^ soy ap B[ :008I 'P!jPbIV 'i "IoA ''Dla
't4'sy\aajj ozvaaoq uoq ajBqy p aojnB ng sojaajvíp A sviuoipi sm ap pvpisjaajp vj
unüas svjsa ap sasvp A upisiatp 'uptavjatunu A 'svpiaouoo sauopvu soj ap svn^uaj
st>j ap oSoipwj,, 'Bjqo buisiui b[ ap BUBypissa uotaipa bj ua sauoiaBaijnuap; SBquiB
Jiaasq b aApnA ajuauíBijduiB sb^^ -Bouan^) upia^u B{ ap snqiaj uos 'SBnjjBq^ A
aauBqog 'sauBnu;j\[ soy X 'sojbj^ soy anb aaip 'Bouan^) uoia^u By ap X souan^) Bn^uay
By ap opuByqsq '¿^^9t SBy ua X 'SBUBqa soy uoa sBUBnS soy b SBAiayy Baiji]uapi ff-^f
•s8Bd 8By u^ "tlAIXXX^DDQP\[ Biaaa^ uy -syAaajj ozn3Ho^ uoq aiBqqB jouüis yap
BjiadQ \vjisjaaip a ¿timtffv ojoj Djjap vizijou a ajmasouoa aniut\ 9\pp o^ojvjvj,,
'2^61 'oapiAaiuoj\[ 'j/o^io^o sotaajmp A svnSuaj sdj ap npnuvdwoa vt^ojojij 'osNoay x
vaaaj *g ap aayBiaiui soyniídsa saaj soy opusuiaoj aaaaBds yBiaa^Bui ouisiui yg '029*^8S
-a8Bd '66X ap aaqraaijag '^x O'N 'II 'l 'HI3PÍ(II 'J/DÍM"-ID oatjsmÉuii odnii \ap stiqiJt
svujo uoa sajBjnijna sDiauapiauioa sajqvtou uojnuas anb souaí^iput soqaip ap sajqiunjsoa
svuaia ajqos snjou uoa 'sajuaavApn sauoiSaj soj ap sawfo snqpj soj ap A AonSnu^j jap
jojuaijQ opuog oj ap soua^ipw soj ap opiaouoa oatismSmj ojjo^uaauj Í86I 8P iunf
-ozjBp\[ ¿>9 .om^^ 'yy -j 'uiapiqi 'sonjjoqa soj ap sauqutnjsoa A sonSuaj soj ajqos opuosiaci
pq^p-iojJA 3alP?D 13P jouojsieiojd oai^ojojif sisa^axo A oaifpjSodjt upjadpasuojj^
'•SfZ-LIZ "83?d '¿61 aP ozjBp^ 'oapiAaiuoj\[ 'g of^ 'j i 'ttBj8oyoytg ap uyjayog,,
ua '3/dmdjd oapsin^uij adapsa oj ap sojaajnip uoqojqoq 'ojuajtutuqnasap jap oduiap
jo A satuo 'AonSnafi qap jnjuapo vpuog o%sa ap soipui soq — -osmoay x vaaaj *g
"(2l"9ll #s3Bd '¿^^x 's^JÍV souang 'soupuaSao sauaSiaoqo soq A
'96l'I6I "s^Bd 'j -yoA '9^6X 'uo^SuiqsB^ 'uoijnjiisuy uBiuosqiiuig By aod opBatyqnd
'ítsuBipuy UBayjauíy qjnog jo qooqpuBjj,, ua 'onaaoqj aqj;) 'SBnBqa soy b BTiJJBqa oiunf
-uoa yap JBJBdas b apuau ouBjjag 'saaoiaaisod sofBqBJi ua 'oSjBquia uig "^11-^9 'sSBd
'96l 'bubjb^ 'AonSnafj jap otauiaojj on^puo oj ap oifoadomq — 'ONvwiag oiNOXNy
(gy)
(n)
(01)
(^)
(8)
(¿)
(9)
n so\ 9p ouis 'souisiui js U9 sooiSojodo^juB solpaq sosa ap tsá
ou 'a^uaraesiaajd 'opuaijJBd ouis XuSiqjQtQ b B^sjinqijjB oaodraBj
sotnapod tu ^oq sojjosou jaa^q souiapod B^ ou opuaiprqB
anb b sodnj s^uiap so^ b uoxsuajxa ns A 'oqaip ajuauíBidoad
odnaS jap sonpiAipui aaqos ojos 'aaaa^Bd jb 'sBp^zijBaj uoaanj SBjja
'sBsoiaa^d A SBStoaad Bpnp uis uos 'aojnB ns ap Jioap jb '4toapiAaj
-uoj\[ ua^ ssqaaq 'oapBuios A oai^pjojjoiu jajaBJBa ap SBjaaxip sauoia
-BAjasqo sns anbunB sand 'XuSiqjQ4Q ap 'jBpaoaaJ ap souiBqBaB anb
'sB^siuijojiun sauoisnjauoa sbj ajuBjsqo ou 'soaiSpjodoajuB soj uaiq
-uibj UBjsa oj unB ^ 'asaBuiiuiaiap aod BiABpoj u^^sa 'BaijsjnSuij une
A 'BaijBjou^a pBpiaua^oja^aq ap X pBpiaua^oiuoq ap sojaBxa sop^aS
sns anbunB '(x) wBnwBqa ofajduioa ubjl,9 ojjbuibjj (jj^) ojsand
-ojd souiaq j^na jb jBan^jna o^unfuoa ojos un UBinxijsuoa sauBnuiui X
SBUBqa 'sBouan 'sBnx^Bqo anb ap uoiaaiAuoa bj b (Oí) Ao\\ uaanpuoa
'(^) Xu8iqjQ4Q ap X (g) ojnpuB^ X SBAxajj ap (soub souiisjnJBj aod
uoaanj oj ouioa 'sBpBpiAjo opts ^aqeq uoaaiqap Bounu anb) sauoiaB^
-aadjaiui sbj uoa SBpBuoioBjaj^oa '^njJBqa X Busqa 'BouanS sotJBjnq
-B3OA soj aaxua sbzubfamas ajqcs *(¿) osuojy X Baaa^ X (9)
�etnográficos, a los que habría que dar para ello una generalización
que no sería, en suma, sino una petición de principios. En efecto,
D'Orbigny funda previamente su hipótesis de la unidad entre cha
rrúas, yaros, bohanes, chañas, minuanes y guenoas, no en observa
ciones hechas directamente por él sobre todos esos grupos, sino sola
mente en lo que llama la "identidad perfecta de costumbres" que
entre ellos habría, de hecho, señalado Azara. Y partiendo de ese su
puesto, sobre el que no vuelve más, hace después su diagnosis antro
pológica sobre uno solo de esos grupos, diagnosis que, en tales con
diciones, se nos hace forzoso suponer, a nuestra vez, ya que no
estableció reservas ni distingos, quiso referirla a todo el conjunto.
Pero si bien D'Orbigny da, en grueso, cifras relativas a la esta
tura corporal (elemento de clasificación que debemos sin duda con
siderar como muy valioso) (13), tales cifras corresponden sólo a
mediciones hechas in vivo, pues no tomó medidas esqueléticas ni craniométricas. Y, por el contrario, debemos consignar en este punto
el absoluto desamparo en que todavía permanecen las cosas, pues
hasta hoy, que sepamos, sólo han sido medidos un único cráneo y
un único esqueleto charrúas (los de Vaimaca-Peru), y ningún otro
esqueleto y sólo un cráneo chana entre los de todos los demás grupos
aludidos, y ambos cráneos arrojan medidas tan desemejantes entre sí
como que el primero es "netamente braquicéfalo" —¿un amazónido?— y el segundo hipsidolicocéfalo (14). Falta, pues, aún, hacer
las diagnosis correspondientes sobre un número grande de restos de
individuos procedentes de diferentes enterratorios. Pero, en grueso,
el gran complejo charrúa es una unidad.
X_ bien, el primer documento que aparece en el tiempo descri
biendo una vivienda charrúa es de Pero Lopes de Souza, el lúcido y
minucioso navegante portugués que recorriera en 1531 y 1532 nuestras
costas detallando su paisaje, naturaleza y habitantes en su célebre
diario, que, como se sabe, quedó inédito hasta 1861. Dice así en la
parte que nos interesa: "Mandei la hum marineiro a nado... e veo
e disse-me.. .que aquillo, que pareciam tendas eram 4 esteiras, que
laziam hüa casa em quadra, e em riba eran descobertas: e fato lhe
(13)J. Imbellom, De la estatura humana como elemento morfológico y clasificatorio,
en "Runa", Archivo para lag ciencias del Hombre, publicación del Instituto de Antropolgía de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires,
; 1948, Vol. I. Partes 1-2, págs. 196-243.
(14)Las medidas del cráneo y el esqueleto charrúa pueden verse, con la bibliografía per
tinente, en Paul Rivet, Les dernieres charrúas, en "Revista de la Sociedad de Ami
gos de la Arqueología", año IV, Montevideo, 1930, págs. 52-65.
En cuanto al cráneo chana, se trata de uno de los pertenecientes a los 19 esque
letos extraídos de un túmulo de ese grupo en Rincón de Haedo, departamento de
Río Negro, por nuestro distinguido colega Sr. Carlos A. de Freitas, quien los con
serva en su poder, con la tierra que los envolvía, a la espera de las mediciones y
los análisis, químicos y demás, de los técnicos. El Sr. Freitas tuvo la deferencia de
facilitarnos dos para que los transportásemos personalmente al Museo Etnográfico de
Buenos Aires, como lo hicimos, en 1948, con objeto de someterlos a la diagnosis
del sabio profesor Dr. José Imbelloni, quien nos había hecho el honor de prometér
nosla toda vez que le llevásemos las pie^as. Medido uno de ellos, pues el otro no
estaba en condiciones, por el operador Sr. Marcelo Bormida, con prolijidad cuyas
cifras, en medidas e índices, publicaremos oportunamente, el Dr. Imbelloni, en
carta que nos ha dirigido, lo diagnostica como pámpido.
_ 41 —
�— z^ —
•^6^ -Sed 'H omoi
'smpuj so¡ ap jnjntD\¡ X jDuauaf) dijojsi¡j — -saa^v^ a oaaiAO aa zaa^yMHaj oivzxiof)
•95 -^Bd '-|i3 'ooiogaaof^ np oijvtq — •vz.iog aa saao^ oaa^
-""'2t-^ 's3?d 8SB?A
*^,
*¿s -Sed
'AIXX OIIIOX 'T98I 'oji^uBf ap oig \jizBjg op oaiqdBjgouqjg a ooiqdEjSosf) 'ooijojs;h
ojniijsui op iBjjsaraijj, BjsiAag,, na 'op^oSaao^^ op ojjoiq — 'vznos 3a sadoq oaaj
(8I>
(¿i)
(91)(SI)'
"^T *(8l) t48BtIoatI U9ící ^ntn -^ sojuatuiBjjBdB sns uoa SBiajsa ap uos
sbsbo sb^j^ :Bsaadxa X 'sanqunj-BUBqa soj b 'jpap sa 'sanqunj soj b
aaaipj as opaiAQ ap Btaijou b^ *SS8I BiSBH ^ÍP^UÍ uaiqiuBj opanb
^Bjqo b[ ap jj ouioj ^ap aiuBJtSaiut ^oq 'oraoj asa ^Bna o^ aod 'aiqxja
-subjj b souiba Á Bdnao sou anb Biaijou b^ ^a uoa Á 'aja^d Bpun^as
b^ ap ojjBtia ^a sa anb 'bjbj^ b^ ap oi^j ^b ajuaxujaauoa oj bjbjj anb
na BiJojsiq ajqa^aa ns ap ojqq \9 JBaqqnd b oa^ on anb opiqss sa
ojad '^SX na 'Bzopuap^[ ap oapaj uoq ap uoiaipadxa bj ap aj.ied
BqBuuoj anb 'zna^ bjub ap osuojy ojBaSoaS |a jod sopiSoaaj sojBp
uoa 'sauoisaj SBjsa b baijb{3j Bjqo ns ap ajjBd b[ Bpoj oiuoa 'oiqíaa
-sa B-q -Bn^JBqa ofa^duioa ubj ^b JinqiJjB souiapod anb BpuaiAtA Bun
aaqos Biaijou Bun uaiquiB^ Bp opaiAQ 'sandsap soub soaod Xnj^[
•soaunf ap UBJa 'j3a ap souiBqBOB
anb buijoj b[ ua ojauíJBin ns Bjaiqijasap a[ apjBj sbui anb X 'uBjuod
-uioa Bf anb SBzoqa sbx ap sBjaisa sb^ anb ap ^saauoiua 'Bjajua sou
oísa uoa X 'Bjjap^oj Bun ap ouis asjBjBjj Bipod oj^j #Baoq ap sauoxsiA
-oad sns X sboubo sns ajuaxuBjunf SBpBpjBná UBjua^ SBn^JBqa so{ anb
ua sajB^nj so^ b sa^aunf buib^ Bznog ap sado-q anb soiuaA 'oqauíd
-asa un ap 3sbjb.h as anb awaSns uoa souopuBjSBq 'BÍaAo BqBiUB[^
[buiiub ap as^p anb b JBjajdaajuí BJBd JB^n| p ajsa Bas anb uig
•(BfaAO ap Buaaid Bun X opsuaA ap soCbsbj X opBa
-sad uijuB^jaq ^e auiuojaÍBJj X SBuanbad sboubo sop uojb^bs X sa[Baunf
sns b uojanj*'*) '(¿x) t4BlII9AO 9P ^ujadsojd Bnq a 'opBaA ap soqpS
-bj a opsasad uiijUBSjaq ob aui-uiBjaxnjj a SBuanbad SBipBiup sBn^
uibjbjij a 'siBaunl' sns sob uiejoj* • mn rojiaasa BiqBq sajuB SBip soq
. "sajuBfauías SBip ua opaaBq aaqtunjsoa 'ajuaraa^qBq
-ojd 'bj3 ^Bna o[. 'oasaaj p saqaou sb| JBSBd bjbcí Bip asa soqaaj so^
opsaBS uBjaiqnq anb Baqdxa o|p X 'zapidBJ uoa aauod b asaaA^oA X
asjBjinb Bipod sajjsd sns ap eun Bpsa anb jauodns soinaqap 'BruaBqa
bsbo tb\ ap pBpqtqBjuouisap ^pBj b^ ap uop^japuod bj 'sajuanj sbj
ua 'soraaaaA unSas 'auiiusun sa oiuoa X 'jojBa ap ajuBaojos Bjp un i^^
Biqap 'ouBjaA ouajd ua 'ajuain^is ja anb 'aiaap sa 'ajjoj^j ojuaiA ja oziq
as anb ojijasa BjqBq 'ajquiaiaiQ ap Q^ 'sajuB Bjp ja anb opuBpaoaaj
san^njJod jap SBjq^jBd sbj XBaijdxa '^9x) ddag -j ja jod sqaaq sojbX
soj ap BpuaiAiA bj ap uoiadijasap bj jod ojsandiui oaijua uauíBxa un
b ajuBjap^ sbui SBjiajaiuos ap Bjuana b X 'BioqB lod soiuaqap 'oqaaj.
uaXnqiaiB aj BniaBqa uoiOBjtqBq bj ap sauoiadiaasap SBUiap sbj SBpoj
iSBa ouioa oaa^ -oqaaj auaij ou BSBa bj sand 'SBiBduiBiu oijBna ojps ap
Bjsandiuoa jbuijou BnuBqa BpuaiAiA eun BJjsaniu sou anb BiaaaaaBd
í 'XSX 9P 3^quiaioi(q ap X^ I9 Bzuog ap sadoq[ aqiiasa oj ojsg
•(SBXjsanu sbj ap BjauBtu bj ap sapaa ouis bjibu oía ou X :sBjiaiqnasap
uBja BqijjB X 'oipBna ua BSBa eun uBia^q anb 'sBxajsa >^ usía SBpuaij
uBiaaisd anb ojjanbB anb auiofip X ouiA X -'opEU b oaaui.iBui
un bjjb apuBj^[) "(^x) msbssou s^p OB5pj Bp sapiai uiBuas :bija uibu
�mentable es que carezcamos de detalles sobre estos "apartamientos"
como sobre la forma de las chozas. Pero, lo mismo que en Lopes de
Souza, el material vegetal aparece inequívocamente aludido.
Las primeras descripciones de la jviyienda charrúa que hayan
visto la luz son de Don Martín del Barco Centenera. Son también somerísimas, pero claras, y aparecen en los cantos X y XI de la
Argentina, es decir, que pertenecen al año 1574, y se refieren, la pri
mera a la zona de San Gabriel, actual Colonia, y la segunda al delta
del Paraná.
Dice la primera (19) :
En siéndoles la parte ya enfadosa
Do viven la desechan, que de estera
La casa solamente es fabricada, ,
Y asi presto do quiera es mudada.
Y la segunda (20) :
Llegamos con favor de la marea
A la primera casa, y al buhío
Que es dicho Tabobá de paja y nea:
. Los Indios luego salen con gran brío... etc.
Conocidas son la probidad y exactitud históricas del arcediano
poeta, que el P. Sallaberry demostró minuciosa y concluyentcmente
en "Los Charrúas y Santa Fe", como su concisión, que daba ruda
mente, no obstante, en el verso "ramplón", valga la sentencia de
Mitre, la prolijidad del detalle esencial, y de ahí el valor de estas
brevísimas diagnosis.
Dice, en primer lugar, que la casa es de estera, y dice asimismo
que tanto la casa, aisladamente, como el "buhío" todo, vistos por
Centenera como testigo presencial, es decir, tanto las chozas como la
toldería entera, esta toldería charrúa que llevaba el nombre del ca
cique Tabobá (sabido es que los españoles generalizaron frecuente
mente la voz indígena "bohío" que se daba en la zona antillana a las
viviendas colectivas, para aplicarla también a las aldeas o tolderías de
otras regiones de América), eran de paja y "nea", es decir, de paja y
juncos.
En efecto, según el Diccionario de la Academia, nea es aférisis
de anea, y anea: "Planta de la familia de las tifáceas, que crece en
sitios pantanosos hasta dos metros de altura, con tallos cilindricos y
sin nudos, hojas envainadoras por la base, ensiformes y flores for
mando una espiga maciza y vellosa, de la cual la mitad inferior es
femenina y masculina la superior. Se emplean las hojas de esta planta
para hacer asientos de sillas, ruedas, etc., 2. // Espadaña, la - acep.".
La anea es, pues, la paja de totora, la de aterciopelada flor tu
bulada marrón, o sea un junco. Pero a su vez puede ser la cortante
paja brava, la de blancos penachos, que es también un junco, pues la
primera acepción de espadaña, a que nos remite la propia Academia,
(19)Martín del Barco Centenera, Argentina, Lisboa, 1602, canto X.
(20)Ibidem, canto XI.
— 43 —
�"60t'"80t "s^^d 'i oraoi '¿81 'S8JJV souang 'uputna
•n^ A vjvjj vj ap ojj^ 'Avngvuvj jap vjsinbuoa vj ap vijojsijj — •onvzo'j oaaaj "j
0¿8I 'sajiy souang -¿f^g -Sed 'jj onioj
'ttsajiy souang ap pjaua^) OAiqajy pp BisiAag,, na 'sajaifui soj ap oSpsva jv ^j¿j
p ouv ja ozjxj as anb vpvjfua vj ua opipaons oj auqos autuofuj — •oariQ OdHVDiiog
"5>¿ '^Bd '¿891 'Euo^duiBg •oji^jsip ns apuaidtuoa anb vjvjj
vj ap ojjj A AvnSvjvj 'uvtunanj^ ua sauoisij^ sns ap ajuasajd opvis^ 'AvnHvjüj jap
vpuiaojj vj ua sma[ ap viuvduiwj vj ap sojauojsij^ sauütsuj — •anf>avx oasiDNva^
(gg)
(gg)
OI^IS B3ZOUO0 8^[ ^8 9nb UI8 '9^JB(Í BJJO B U3UOCÍSUBJ^ 9JU9UI[IDBJ ^BJJ91^
B[ U9 S99JBJ SB9O(Í UTS\ OpU9lU9^ 9nb UO9 Í9ipOII B^ 9^O9 89[ 9pUOp
UBJUBj^d SB\ 9nb SBJ9J99 S9pq9p SBUIl Á 8O|Bd OJJBn9 9p SBpBUIJOJ '89^qBJ
-aod uos anb 'sanopBiiqBq sns ua oraa^ ns uBJjsanuí soipui so^ sopo}
ouioo 'sa^qBiJBA Á sa}UB}suo9ui ub} opuaig,, rsBtixiBqa so{ ap opuB[qBq
*aoip 's^¿X ua 'opiqBS sa ouioa 'puiuua} as anb Bjqo 'upuinon^ A, vjvjj
vj ap oi}¡ 'AvnSvuvj jap vjsmbuoo vj ap vijozsi^i ns ua 'oubzo^j ^
' (ZZ) ^íBnSua\ tb\ ap soiJBuotooip so^ un^as 'So tuid
Bijas oaunf o BJ3}sa ap opjo} un 'o¿99J opi}uas ua sand íojafqo ouisiui
\a uoa sopifa} jbuijoj Bj^d o 'sB^oqno BJBd ^bij9jbui ap btaj9s sa[
anb BiuB^d B| ap aaqmou \a jod SBuaátpui so^pnbB ap SBzoip sb^ JB9ij
-iu^is BJBd anbopaauís ap aiaadsa Bun ouioa 'aiuaiuBpBjnüfr^ BpBa^d
-uta bj9 anb oa as o}uamnaop aisa jlo^ 'oauní ap vjajsa uaiquiB} A
oaunf bdijiuSis anb juBJBnS BnSua^ bj ap Bjqspd sa tui^,, :a}uamSis
o[ ojBpB 'b}ou ua 'sajpj^ j^ -^siaid un o}uaio ap Bijap^o} Bqoíp BqB}
-suoa9, :aotp |Bna B| ap 'Bjjap[O} ns ua 'sBrujBqo so^ ap osojamnu sbui
UB^a \a 'sopBqouBj^ so[ b 'eoi^j aa}u^ ua '^x¿x u9 9íA JnQ d 13
•ouB[d o^os un ajqos ssisandjadns o SB}sand
-B}xniC ojad 'sbijba 3}uauiBAi}9aja uaiquiB} u^janj oqoa} pp SBjajsa sb|
anb b uaiq 'sop[oj so[ ap pBpipjn^d b[ b asaiaaja^ ap ojuajur p ua
*uop9Bpaj ap oioajap b uarq 'anbjB^ '¿ I9 J^ IBjnI<I ^P oa[duia a}sa
a}JBd BJ}89nu jod opuaXnqia}B 'uaoipBJ}uoa o[ 'souiajaA ouioa 'anb
soj}O ap Bjadsa b[ b uopB}ajdaa}ui B[ jbaj9S9j soraijajaad anb oj jod
4a}uanj BJio BunSuiu ua o^jBquia uis opB[pq souiaq o[ ou sisouSBip ap
O}U9uiap ppuasa a}sg -oqoa} pp sb[ b oiuoa sapajBd sb^ ap s^aaisa
sb[ b 9SJO9J9J BJBd o}ub} pjnjd p Ba[duia S9nd 'sBnS^ sop ap oqoa}
ap Bijas Bti-UBqa Bzoqo b^ 'uoiadposap B}sa bj}3[ bj b souibuio} tg
"(i^) ttiqBis^ típ9J U9
SB^saq sb[ ouioa sopBupB asjapua} BJBd *bi[tuib| Bp^o ja}S9uaiu Bq anb
pBpiaBdBa b^ ap 'oqoa} jod sbj}o á sapaa^d aod SBun 'sBJ9}sa sb[ üb}b
qp Á Bjaai} tb\ aaqos sbob}S3 SBun ubCi^ 'BUBpBdsa ap opoui b BqauB
A BsanaS bjo}O} o bSjb[ Bfsd ap oaauaS o}jap ap SBqoaq 4SBJa}sa ap
uos sbsbo sns?? :¿89T U9 Buo^duiB^ ua BpBaqqnd Bjqo '^^BnSBJBj pp
biouiaoJ^J B[ ua snsaf ap BjuBduio^ b[ ap soaouoisnu sau^isuj,, ua aoxp
'sBouan^ so^ ap opuBjqBq 'anbjB^ 'd p HAX I^ÍS I9P S9UÍJ V
'ttBauB ^\ ap sb^
ouioa uBajduia as s^foq sng *osofBSad ^nuí X ojaSq 'oouB[q o^aA o
op apadsa Bun Bqans Boas ap sandsap anb 'oiuaxixa p Boijp
bojozbui Bun uoo 'oounf ap BjauBui b 'oSjb[ o^B} p 'Bp^dsa ap
tSBa buijoj ua SBfoq sb[ uoa 'Bjn}p ap soj}aui sop b oipaui X oj}9ui
ap 'SBaoBji} sbx ap BqiuiBj bj ap 'BaoBqaaq ^}ubjj,, :a}uam8ts bj sa
�En su Histoire du Paraguay, publicada en París en 1756, dice
Charlevoix, refiriéndose a los guenoas: "Leurs Cabanes sont bientót
dressées, quatre piquets en font toute la charpente, des nattes grossierement travaillées, d'une espece de glaieul qu'ils tirent de leurs
Marais, en font les Mura^les; les toits son de méme fabrique; elles
sont si petites, que pour peu qu'une Famille soit nombreuse, chacun
a bien de la peine a y pouvoir étre couché. Une peau leur sert de
matelat [sic] & une autre, de couverture" (24). (Sus cabanas son
pronto levantadas, cuatro piquetes forman toda su armazón, esteras
groseramente trabajadas de una especie de gladiolo (25) que sacan
de sus pantanos hacen sus paredes, los techos son de igual fábrica;
y son tan pequeñas, que por poco que sea numerosa una familia, cada
uno tiene bastante trabajo para poder estar acostado en ellas. Una
piel les sirve de colchón y otra de cobija).
Notemos que la precisión con que, por una parte, Lozano y
Charlevoix señalan el número de cuatro para indicar el de los postes
de sostén de las esteras, y por otra Lopes de Souza y Xarque, como
hemos visto, y el Dr. Saldanha y Dumoutier, según más adelante se
podrá apreciar, aluden a la existencia de varias paredes; y la no
menor precisión con que los mismos Xarque, Charlevoix, Saldanha
y Dumoutier certifican la existencia del techo, dan la certidumbre
de por lo menos un primer tipo de vivienda charrúa, de junco tren
zado, tres o cuatro paredes formando una planta cuadrada, y un techo
cuyas características trataremos de precisar más abajo luego de la
necesaria discusión, y obligan a descartar la hipótesis de que la vi
vienda charrúa fuera una simple mampara o "paravent" colocada
contra el viento, tipo primitivísimo de vivienda que otros pueblos,
especialmente australianos y americanos, usaron, y que Serrano, en
un trabajo reciente, supone, no sabemos con qué bases de verosi
militud, frente a tantos testimonios que la contradicen (incluso el de
Lopes de Souza, que si bien muestra una casa sin techo en verano,
le atribuye las cuatro paredes de una casa en cuadro, y no una sola,
como sería la mampara), haber sido la vivienda charrúa de verano, al
paso que la choza de juncos sería la de invierno (26).
Una excepción fundamental, con todo, debemos señalar: la de
los yaros. Recordemos que al comienzo de este estudio hemos dicho
que el grado de homogeneidad o heterogeneidad, en cuanto a lo et
nográfico, y no sólo en cuanto a lo lingüístico y a lo antropológico,
del gran complejo charrúa, está aún por determinarse. Nada extra
ño es, pues, que aparezca una excepción, vinculada, no al nombre
genérico de los charrúas, sino al de uno de sus grupos, que en este
caso es el de los yaros, en cuanto a tal o cual hecho etnográfico par
ticular, aún de los más fundamentales, y por consiguiente, a uno tan
(24)Charlevoix. — Histoire du Paraguay, tomo IV, págs. 93-94. París. 1756.
(25)Glaieul es, según el Grand Dictionnaire Larousse, una planta de la familia de las
irideas, de hojas largas, deprimidas y puntiagudas eomo las espadas, y glaieul des
marais, nombre vulgar del iris de los pantanos o falso ácoro.
(26)Antonio Serrano. — The Charrúa, en "Handbook of South American India
blicado por la Smithsonian Institution. Washington, 1946, pág. 192.
— 45 —
r-f ' 'i f
U kJ H" \.) yJ ^
�'IA^XDDQW 'nopuc] l\ '\o\ \ts3tnnioA sis ui 'spABJj pnc
S32bXoa jo uoijD^go^ y?, na '¿591 '2jaqujn^; 'awH3g ANOHxwy puB ddag AVOHXNy
sxaqjB^ puaJ3A3g Xq p^uxojx^g ivjjvnbvuvj oj uivdg uiouf aSvXoa o fo tunoaan uy
*¿69I '2xaqnjn^[ '"aja 'wnjotjDu
-oissij^ '(/*</ uajuapvifaq uopjjD yats jap Sunjiaqjy pun ujayjq^ jffvyaspuiyj JaSiqjas
uayaüg uajsStpjnmyauap lap %ya\iag uazun^j pun uauiwo^j tuntjvnbvjnj ui uatuvdsij]
síid aqjasatp aicn Sunqiajyasaqzs^ag — ^Hqg iiNOXNy anin dd3g iiMOX^y '^'g -g-g
"0l '^?^ 'iP!qi
'¿01 •^?<^ '^61 'InBd 5S 'Jprauq3S opanraXag -y ap -pBJi
'soaijojsody soqjvqvj a soottmsaf saoissi^^ sq uiaürn^ — 'f -g ddag oiMOXvy aaavj
(gg)
(^^)
(8Z)
(¿^)
B^ UQ \^ 9llb 8B[ OUIOD ^BJ ^ 'BZnog 9p Sadp1^ 9p OJÍ3UIJBUI \9
oiA anb B[ ouiod oijoaj uis Bzoq^ sun 'jioap sa 489[Ba9jB[ sop Á opaoj
^p pdjsd Bun Jtod ojsanduioo ^aB^n^uBjoaj o o^^iqB Á ajdijj oun
oais a^duiis ctiu9ABjBd^, un ddag ~^ \9 jnbB aqijasap ou anb apuapua
'(0g)4tuopaano3 ^iqaanq^,^ b^ ap Bsa^^ut uois^aA B[ uoa X (^^) ddag
*d I9P u^xa^VB ^uiSiao ^a uoa 'opiAJas souiaq sou anb ap '^sanl
-njjod uoiaanpBj^ bj ap uoiobiuojjuod bj ouiod jsb ^ojep ajsa ap Bzaj
-pua bj souiaqap uainb b 4(oftq) bijSiab^) BanjuaABuang *jq j^
•(8OJJB8 8OJ B UBpUB tnbB
anb 'saaoaaj saa^p soj ap X 'jejuoa ap sajqísoduii a sapuBiS Xnm uos
mbB anb 'sodBS X SBJoqiA sbj ap oan^as aiuiaop Bipod anbiasa ja anb
a)jans ap 'sajoqjB sop ajina aaiB jb Bpxpuajxa X '^Basad ap pa¿ omoa
opBzuaj) ojiq ap Bqaaq BUiBa '¿ofaui oaod buibo Bjuaj joXbui anbiasa
X oaaaiqaaq jg jnzB ojuauíBuijp apuB¿^ ja B¿a ¿oj¿aqoa ns 'opnusap
ojans ja ua Bpsqaa 'Xanq o ajJJij ap jaid Bun B¿a BUiea ng * * 'Btniaua
jod oqaaj ^iqBq ou X 'ojans ja aod sopBuiBxiBdsap UBqB^sg *ojj jap
BnB ja usqBasnq anb uoa 'soaanq soSuoaod ua UBpsisuoa soiJBuijna X
soapsauíop soijisuain sog "ojuatA ja Bjdos apuop ap opsj jap
-jb X opBzuaj^ oaunf ap sapajBd sajdrais ap uBSBd ou anb 'sBu
sns souiiA bjjijo bj ap sosBd aauínb y) ' ($z) SOPUBC[ SOB
tnbB anb 'sazoaaj sajStj sop a 'jBjuoa ap siaAissodiui a sapuBj^ ojintu
obs tnbs anb 'sod^s a SBjqoa ssp ojn^as Jiuuop Bipod anbta^a o anb
ajaos ap 'sajOAJB ssnp aj;ua jb ob Bpipuaisa a 'j^asad ap apaj ouioa
opBSuBJ^ otj ap B^aj BuiBa 'joqjatu oanod buibo Bqup Jom-anbtaBa a
ojtaatiaj q qnzB o^uauíBiujij apuBjS o Bja jo^jaqoa ñas 'na o^qa ou
BpBjtap 'toq no aaSp ap ajad Btun Bja BuiBa Bng • • -Buita jod opBqjaj
BtABq obu a 'oBqa ojad sopBtuBJJBdsa uiBABjsg *oij op BnSt? b uiBABa
-snq anb moa 'soao souojod ap uiBi^stsuoa sotJBUijna a soatjsatuop
soijjsuajn sq *o)uaA o Bjdos apuop ap opBj op SBpBtujB a ops5uaji
oaunf ap sapaj^d sajduits ap tuBSSBd obu anb 'SBUBq^a s^ns sb soiuia
maSjBui Bp sossBd azutnb y,, ^SBjqBjBd sns 'ojaaja ua 'asuBa^
•jBtujou BpuatAiA ap jaiaBJBa ja Bjsajd aj jBna oj
opoj : (¿^) 9^ ja ojos oSajj ajsa b sand 'otustuí jap 'BqtjjB ojj 4boub3
ua 'afBtA ap SBtp ojjBna b 'apuBJQ ojjBg jap jng jb Xntu BtABpoj
BqBjsa sand 'optjBa Btuija ap buoz ua oaodtuBj 'jtaap sa 'XBnSnj^
oipatu jap sauaájBui sbj ua 91A bj anb ua Bqaaj 'ouojo jap sautj B Bas o
*oXbj^[ ap 2^ Ia BP^sn BI outoa outs 'ouBJjag b uozbj saauojua BjjBp
anb oj 'ouBjaA ap BpuatAtA bj BJBd bX ou X 'soiput sojsa b ojasopuaX
-nqiJjB 'X69J ap afBtA ns ua 'aquasap ddag '^ ja anb oj ttjuaABJBdí^
ja ajuauíBsiaajd sa j^ 'BpuatAiA bj ap biujoj bj sa oj outoa ajuBjJodiut
�recuerda haber visto en descripciones de viajes y en iconografías re
lativas a la Patagonia (31), pues supone que la fuerza de los viento
de estas regiones requería un amparo muy amplio, como el que estos
últimos prestan.
El tenor textual de las palabras del P. Sepp se presta tanto a
la una como a la otra de ambas interpretaciones. Señalemos a favor
de la propuesta por el Dr. Caviglia el empleo de la palabra "caba
nas" (32). Pero nos inclinamos a pensar, para esta vivienda de los
yaros, en un "paravent" o mampara de una sola pared (fig. 2), por
ser éste el tipo dominante en los pueblos de la cuenca platense que
lo usaron en sus zonas más septentrionales, y en poblaciones brasi
leñas de cultura también bastante tropical (33), a los que conside
ramos más vinculados con los charrúas, y con éstos a los yaros, que
a los patagónicos, y porque las expresiones "extendida al aire" y "entre
dos árboles", que se emplean para mostrar cómo se instalaba la ha
maca del cacique yaro, sugieren que el resguardo de pared de junco
era mínimo y no formaba un ambiente ni medianamente cerrado. Nosólo alejan la idea de estar la hamaca rodeada de paredes, en cuadro
y ni aún siquiera en disposición abierta, sino también que, aunque
se quisiera pensar que haya podido estarlo, cuesta imaginar que dentro
del breve recinto delimitado por ellas cupieran, todavía, dos árboles.
Por el contrario, el contexto del documento parece indicar que el ca
cique no estaba protegido de los animales sino por dormir alejado del
suelo. Y, a mayor abundamiento, un indio reclinado en una hamaca
colgada entre dos árboles y protegida del viento sólo por un "para
vent" simple es mostrado, cabalmente, en uno de los documentos ico
nográficos relativos a indios brasileños a que acabamos de remitirnos
en la nota 33 de esta misma página: el correspondiente a los purí.
Con todo^ si se tratara de una choza de tres paredes sin techo,
como cree el Dr. Caviglia, habría que decir que esta descripción de
Sepp relativa a los yaros confirmaría la de Lopes de Souza relativa
a los charrúas (lo que expresamos sin olvidar que Lopes de Souza noda el nombre de charrúas a los indios que describe sobre la margen
izquierda del Río de la Plata, si bien su identificación con éstos,
por razones tanto geográficas como etnográficas está impuesta ine
quívocamente). No estaríamos ya frente a una excepción yaro, con
su localización Uruguay medio, sino frente a un hecho charrúa gene
ralizado. Por ello, no descartamos totalmente la eventualidad de la
existencia de un segundo tipo de vivienda charrúa, consistente en
la ya aludida de tres paredes en cuadro sin techo y de junco tren
zado (fig. 3).
(31)Agregamos nosotros ahora que, sin salimos de un manual tan conocido y cómodo
como el Handbook of South American Indians, publicado por la Smithsonian Institution, Washington, 1946, véase, v. gr., el toldo ona de tres paredes en disposición
abierta, sin techo, y de cuero, t. I, pl. 37, inf., y el tehuelche con pared posterior
inclinad^ hacia adelante, que no deja, con todo, de oficiar en cierto modo de techo,
pl. 39, inf.
(32)En el original alemán "Hiitten", y en la traducción inglesa cit. "Huts".
(33)Véase, v. gr., siempre en el Handbook referido, el "paravent'" de los caingang pri
mitivos, t. I, fig. 56, y el de los purí, pl. 110, inf.
— 47 —
�•(buisiui b¡ ap Bjn;anJia 'Bpjainbzi joijadns ajjsd b¡ ug)
•BrujBqa BpuaiAiA ap 'opBzi¡Bjaua3 'stnn odu un —aiuajajip buoz ua X oijj ap
Baoda ua B¡¡anbB b jBiujijuoa Jod— aiuaui¡en)uaAa Bjjep sou 'BpuiuipB jas ap
'anb B[ 'ddag -j ¡ap uoiadijasap b¡ ap aSjns anb 'ojbá BpuaiAiA b¡ ap (bijÜiab^)
-jq ¡ap b¡) a¡qisod uoiaBjaadjaiui bjio b¡ jianpBj) zba b¡ b Bijpod X 'jo¡sa ap
SEip so¡ BJEd opsiinb oqaaj ¡a uoa EnjjBijj BpuaiAiA b¡ Bijinii)suoa X Bznog ap
sadoq ap ojauíjBui ¡a jod bisia b¡ Búas anb 'ojpena opuBiujoj 'Bjjand b b¡)bu
-iisap Bjajsa o ¡BnjJiA Bjjena eun X sapajBd sajj ap oqaaj uis szoq^ — • -aig
•(buisiui b¡ ap Bjnjanjisa 'Bpjainbzi joijadns au^d b¡ ug)
'ddag 'j ap uoiadijasap b¡ ap saABjj b oipaui XBiiánjQ ¡ap ojbX BpuaiAiA b¡ ap
sa¡qisod sauoiaB^ajdjaju; sb¡ ap Bun omoa a^jns anb X 'ouBaaA ap BpuaiAiA omoa
SBnjjBqa so¡ b aXnqiais ouBjjag anb '4i^uaABJBd,, o ajdmis BJBduiB]^ — -^ -^ig
�Volviendo ahora a la vivienda charrúa propiamente dicha, y a
la misma precisión, más arriba señalada, relativa al número de cua
tro postes, debemos decir ahora que tal precisión, admitida, además,
como hemos demostrado que debe admitirse, la existencia del techo,
descarta a la vez la idea de que la choza tuviera techo de dos aguas,
porque ignorando los charrúas, como seguramente tuvieron que igno
rarla, la técnica de la cercha o triángulo formado por dos lados oblicuos
o pares y un travesano que los une como base, llamado tirante (fig. 4),
Fi". 4. — Choza de dos aguas, que podría haberse construido utilizando el
sistema de la cercha o armadura, sistema que los charrúas ignoraron, como
todos los pueblos primitivos, por lo cual afirmamos que no pudo ser así la
vivienda charrúa. (En la parte superior izquierda, estructura de la misma).
técnica que supone un gran progreso en la construcción que ni si
quiera los griegos conocieron, la choza de dos aguas les habría exigido
por lo menos los seis postes de sostén que son inherentes al techo
de dos aguas sin cercha, a saber: dos para soporte del travesano cen
tral y más alto, que divide las dos vertientes del techo, y cuatro para
sostener los laterales, como puede verse en la fig. 5.
El techo era, pues, plano, y hay que suponerlo entonces inclinado
hacia atrás para evitar que la lluvia se empozase en él si fuese total
mente horizontal, o formase un charco que molestase la entrada si
fuese inclinado hacia adelante o aún hacia uno de los lados (fig. 6).
Damos en la pág. 53 un grabado de la obra de Famin a que nos
referimos más adelante, que ostenta este techo plano inclinado hacia
— 49 —
�•(buisiui bj ap BJnjanjisa 'Bpjainbzi joijadns ajjBd B[ ug)
•ojxaj p ua BBpsip sajuanj sbj ap saABj) b aiUBUituopajd b\ ouioj aájns anb
'sbjjb Biaeq opsuipni ouB[d oqaa) uoa 'soaunF ap BnuBqa BpuaiAi^ — '9 -oi^
•(Buisítu bj ap BJiu.in.u8a 'Bpjambzr joijadns ajjBd
bj ug) •BnjjBqa BpuaiAiA bj B^sa Bja oaodniB) anb soiubuijijb anb oj Jod
'jBundB soniapod son ou 'ajuainSisuoa jod 'anb jap A. 'BnjjBqa BpnaiATA bj
BJBd uBjBuas ojxaj ja ua SBpBjia saiuanj sbj anb ojatunu 'oJiBna uoa ojjaaBq
ajqísod Bjanj anb uis 'saisod sias oqaai ja jBuodos BJBd opijanbaj bijcjeij
o Bqajaa bj asopuszijun ou 'anb SBnSB sop ap Bzoq^ — -g *oig
�atrás en una choza doble de cuero, mostrada como vivienda pata
gónica del siglo XIX (lámina I). El arquitecto don Juan Giuria nos
dice haber visto el techo plano inclinado hacia atrás en chozas de
Santiago del Estero, y el profesor paraguayo don Guillermo T. Bertoni nos amplía esta misma observación llevándola desde el Chaco
santafecinq hasta Tucumán, siempre con materiales vegetales.
1 Azara, ^n sus viajes de 1784, describe a los charrúas bajo la
impresión fresca de haberlos visto y oído describir por primera vez,
y anota: "Habitan bajo toldos de esteras" (34). Pero estas páginas no
vieron la luz hasta que Mitre las publicó en 1873 con el nombre de
"Viajes inéditos", y este libro, con ser una fuente preciosísima, pa
rece ignorado por la mayoría de los autores que citan a Azara, y es
porque, entre tanto, habían alcanzado enorme difusión los "Viajes
por la América Meridional", del mismo gran aragonés, compuestos
muy posteriormente, viajes que Walckenaer publicó en 1809, y que
infinitos autores, incluso nuestro Figueira (35), han copiado y aún
siguen copiando. Ahora bien, la descripción de los charrúas que da
Azara en esta otra obra parece mucho más cerebral, más construida,
pero menos pintada sobre lo vivo que la otra, y es en ella que dice,
olvidando lo que había visto y escrito veinte años atrás: "Ignoro cua
les eran sus antiguas habitaciones, cuando no tenían pieles de vacas ni
de caballos. Las que tienen hoy no les cuesta mucho trabajo cons
truirlas. Cortan de cualquier árbol tres o cuatro ramas verdes y las
encorvan hasta clavar los dos extremos en tierra. Sobre los tres o
cuatro arcos formados por estas ramas, y un poco alejados los unos
de los otros, extienden una piel de vaca y he aquí una casa sufi
ciente para el marido, la mujer y algunos niños. Si es muy pequeña
se construye otra al lado. Cada familia hace otro tanto. Se compren
de bien que no pueden entrar más que como los conejos en su agu
jero. Se acuestan sobre una piel y duermen siempre sobre la espalda,
como todos los indios salvajes. Es inútil advertir que no tienen sillas,
bancos ni mesas y que sus muebles se reducen a casi nada" (36)
(fig- 7).
Azara decrihe aquí, pues, en cuanto a la forma, y para este se
gundo período de la vivienda charrúa, que parecería haber abando
nado los juncos para cubrirse de cueros con la introducción del ga(34)Viajes inéditos de Don Félix de Azara desde Santa Fe a la Asunción, al interior del
Paraguay y a los pueblos de Misiones, con una noticia preliminar de Bartolomé
Mitre, Buenos Aires, 1873, pág. 177.
(35)José H. Ficueira. — Los primitivos habitantes del Uruguay, en "El Uruguay en la
Exposición Histórico-Americana de Madrid", Montevideo, 1892, pág. 144. Ibidem,
en separata, pág. 30. Figueira añade allí a los datos de Azara estos otros: "Las
dimensiones de estos toldos eran de 180 centímetros de largo, 60 a 90 de ancho,
y otro tanto de altura", y da como fuente de estos últimos la siguiente: Eduardo
Acevedo Díaz. Etnología indígena, "La Época" de Montevideo, Junio de 1891. Ahora
bien, no obstante nuestras búsquedas prolijas, no hemos podido hallar en la colección
de "La Época" comprendida entre 1890 y 1891 otro trabajo de Eduardo Acevedo
Díaz sobre charrúas que el que citamos en la nota 97 de la pág. 70, en el cual
no se hace referencia alguna a estos datos ni a otros de naturaleza etnográfica que
Figueira atribuye al mismo en la pág. 146 de su op. cit.
(36)Azara. — Viajes por la América Meridional, ed. Calpe. Madrid, 1923, pág. 44.
— 51 —
�^s —
•69-891 •sS?I '9^61
'qaixpuajj ojp^j ap -dsa -pBJi 'vatjawy ap vi8o¡oui^ — -ouaaasoiH^ HaxTV^ ()
un ap sajqum^soa aaaijaj aouas oqaip anb bj na 'zbtq opaAaay op
-JBnpgj b oauBjo^ ojsapoj^^[ ug jap bjjbo bSjbj Bun ap bjbji ag 'aaDBq b
sotUBSBd o^Biparaui ap anb uoiadxjasuBJj bj souiaqap Bza^^uaS BXna
b Á 'BiSo^oanbay bj ap soSxuiy ap pBpaiaog b^ ap BA^aajiQ uoisuu
•3 BI 9P ^lii9p9^ upisas ua o^a[ o\ uamb 'sBiíaa^ ap so^B^ *ag ja
Bajoa opinSuusip oajsanu b sopiqap 'BiauaSiA jBniaB Á oiuairaxjqna
-sapaj ns B^ssq opBpiAjo oíaauBUuad sand 'opiaajaj oub jap ajquiaij
-as ap 9^ ja 'oapiAajuoj^ ap 'nood^ vj oiJBip jap o^auínu ja ua znj
bj oía uaiq is 'ounSjB ofBqBJ^ ua opBiía opis Bq sbuibí anb 0681 ní)
opBoijqnd ojuatunaop ouiisisoiaaad un ua Bjdxjasap a^uauíBaoAinbaui
•(Binsira
bj ap BJiuanJisa 'Bpjambzi joijadns ajjüd bj ug) 'onnaBA ap ojana un uoa
Biaaiqna 'oai^pujjiaiuias oqaa} uoa bpbSjbjb awiaojijndna bj sa :jmioiptja^^
vaiuawy vj uod saíoi^ sns ua BJBzy jod Bidiaasap enjjBqa BpuaiAij^ — *¿ ~oi
'BquBpjBg ap souiajaA anb bj ua Á 'BJBzy ap Á xioAajJBij^ ap
'o^sia sotuaq anb 'sauoiodijasap sbj ua otuoa 'jatd ap ou Á Bfsd ap xnbB
uos anb 'soqaaj soj ap jb is oaad 'oqaaj jap jBijajBiu jb OAijBjai
ounSjB ojBp uis ajuauíajqBjuauíBj anbunB 'Banjana^sa buisiui Bjs^
•Bauauíy ap sbu
-aiput sojqand soun^jB a^uauíBAijaaja uojBsn anb BpuaiAiA ap odij
*(¿g) ttoaiapuxjioiuias oqaaj uoa BpsSjBjB aiuaojijndna Bzoqa,, Xoq buibjj
as ajuaiuBaiuaai anb oj ^afBiuojoa ja Á Bjsxnbuoa bj aiu^anp op^u
��'88"¿8 •^?<^ '^^Píqi (Ot)
•02 '^ed 'pno^^s amoj '68I '8íJBd 'ttjvotuauiv atutuoi/,7 'AN3iHH()tG[ 'V (68)
'0681 aP Jqnraiias ap 91
-9^6 0*^ 'AI 5B 'BD0^3 BX> 's^n^wip sojpuj so^
anb JBuuip somapod 'unB sbui 'X 'soaiun so[ uojanj 'Bpipnp uotouaui
a^du) ns ua XuiqjQ4Q unSas opBsn oaiun p ouioo uaiqiuB)
anb X 'aiuaaaqui apas 399 JBd BJBzy 9p uoiodiaasap B[ U9 9nb
ap ^BijajBín p tu 4oaiapuj^iaiinas oqoaj ap 'buijoj Bisa tu
'oidiaasap souiBCap anb
BnjJBqa BpuaiAiA ap odti jaaaai p 'ajsa uoa 'uBjnSijnoa X '4jBuoipija]^[
Bawaray b^ jod safBi^,, so^ ap Bjszy p uBtajijuoa 'pijaiBtn p o^u^na
ua XuStqjQ4Q X Bjnianj^sa b| b oju^na ua oauBp^ anb 'aiaap e^
• (oaana ap ^da^a ofBq naA^) (\f) 4tJíní> aP
sap snos juaAiA S[i?? ta^uatapuij 'j^ *(asjauaiap najainb anb no
^o\ sopo) na ojana ap SBdjBa uaXnxisuoa as so|p ouioa ^oaii
-pa p 'notaBaABn b^ 'Basad B[ aaaonoa uis 4bzb3 b^ ap oms uaAp on
'sopunqBSBA uos so^^ orao^ ísaiuBpqniB a^namBnnpnoa SBdraB^ so^ ap
sb[ b oqanm uaaajBd as sajqranjsoa sng) • (Qf) 44JaiajJB4s juapaA sp no
'xnap sa^ snoi su^p Jiña ap saina) sap luasmaisuoa as sp 'xna auimoa
íajnpna B[ 'uopBSpBU ^\ 'aq^ad b^ ajipnuoa subs 'ass^qa ts\ ap anb
inaAiA an 'suoqBÍoBA )uos sp xna oniinos ^suBpqniB )uauia[pnni)noa
SBduiBp sap sa[pa b dnoan^aq lua^qniassajc sjnaoni sana^^^ :sBnjJBqa
so^ b ainaniBps Bioqs asopuaiaipj X 'zaA bjjo i (sapniíus ap sapid
ap SBdjBa ofBq u^aia X 'sainBjja 'sopunqB^BA ainampiauasa nos sbiuj:
-Bq^ so^ 'saqapnp so^ 'sauoB)Bp so[) (5^) 44xnBminB4p xnsad ap saina)
sap snos iuoaia ia 'suBJja 'suoqB^BA inamapapnassa )uos SBn^iBq^) sa^
'saqapnp sa^ 'suoSbie^ sap • •„ :zaA Bun 'oioaja ua 'aoiQ "Bzoqa ns
BnjJBqa p jod opBzpiín p oraos 'oAisnpxa ap jaiaB^Ba p uoa
p 'XuSiqaQ4Q jod 'saaaA saj) jod X 'op^puas uaiquiB) sa
ns b BAiiBpj upiaBoipui Bpo) ap bijbj b^ sa JBiuauíB^ anb X^q anb
o\ 'ainauíBSjaAui 'zaA Bisa anbunB) puaiBni oraos ozano p j^
•ot^butSijo Bjpaid ap opiqona pp ainaniBAiiiuiiad oppBA
asjaq^q X sa)UB ap pnaAOjd Bupod sand 'oadojna p)namnj)sni pp
noiadopB b^ noa BppBu 'BAann Baiuaa) Bun ainaniBiJBsaaan anodns ou
biiCubz B[ J99Bq BJBd o[pqana pp oa^dma p anb somBjaptsuo^
*(gg) t4sopamnq n^qBisa opuBna UBqBAonaj anb SBfBd
o SBÍoq ap oqaa[ ns X BnB p Bjaijjoa anb BJBd opiqana b Bqaaq
'jopapaa p b)iCubz ainaxpuodsajjoa b^ 'BiajJBO ap soppi onioa Bp^anb
-jb buibj ap soiiqanBJ sns noa :oAi)imijd opBisa oíaapad na Bijap
-pi Bsa Bqsisa oiuaimiaa^Bisa pp oJiauícqr^ nn yw :Bsaj9)ni son anb
aijsd b^ ua isB aoip 'Bi^opanbay b^ ap soSitny ap pBpaioog tb\ jod
9A9jq ua opB)ipaaj Bjas X omtstsuaixa sa anb 'omamnaop ^^ #Buiai
p opBuoioijB X aiuaipiui 'opBJisnji ajqmoq un ap pBptaBBS bj X
uppuaiB bj uoa sopBAjasqo X 'so^p uoa 'isbo 'jiatauoo piiiuuad a^ anb
o\ 'Bqsiuanaaaj oouBpjj 'Jg p anb BiouBisa 'ppB^[ zb^ uinbBof uoq
ap BpuBisa v\ ua 'oquiajBnoBj^ ap Bajaa '¿ggx ^ omsiui p oía so^
ouioa sa^B) 'adag anbiaBa oxdoad |a uoa ubtaia anb SBnjJBqa ap
�ni siquiera fueron los dominantes ni aún para la etapa de la historia
del charrúa posterior a la conquista.
En cuanto a la forma, porque aún mostrando el uso del cuero
como material para el techo (cuero que aparece con su pelo intacto
exhibiéndose por fuera), un grabado de comienzos del siglo XIX nos
pinta a los charrúas teniendo por vivienda una estructura total
mente cupuliforme, es decir, no alargada sino de base redonda y
sin techo semicilíndrico, sino hemisférico pero de tendencia conoide,
de mayor altura (superior a la de un hombre), y lograda por la in
serción en el suelo de varias gruesas ramas que se van curvando
hacia lo alto para juntarse en un solo ápice central, y cubierta de
cuero sólo en las partes media y superior, es decir, dejando un es
pacio vacío a partir del suelo hasta una altura desigual de medio
metro a un metro, aproximadamente, hacia arriba. Se trata de un
dibujo firmado Gallino, que desgraciadamente no es el pintor italia
no del mismo nombre que vivió en Montevideo a mediados del siglo
pasado, porque, de haberlo sido, podríamos tomarlo como a un po
sible testigo de vista, dibujo inserto en la obra de Giulio Ferrario,
"H costume antico e moderno de tutti i popoli", tomo II, publicado
en Milán en 1821, y que puede verse en colores, fuera de texto, entre
las páginas 234 y 235 de la misma. Ferrario atribuye en el texto,
mediante una referencia de la pág. 235, este grabado a la vivienda
charrúa, pero cuando habla de ésta, copia mecánicamente a Azara
en su segunda versión, recién citada, de la misma, pues describe la
cupuliforme alargada de techo semicilíndrico, que no corresponde al
dibujo, y ello conduciría de primer intento a rechazar la autentici
dad de este último. Sin embargo, como la choza cupuliforme pura
aparece claramente descripta como vivienda charrúa por Dumoutier
en documento que más adelante acabaremos por aceptar luego de la
necesaria discusión y nos llevará a admitir así en la choza en forma de
colmena el cuarto tipo de vivienda charrúa, el grabado en examen
la confirmaría, y es por ello que una prudente reserva nos obliga a
admitirlo, aunque con las necesarias dudas, como posiblemente toma
do de algún apunte de viajero que verosímilmente lo sacara del na
tural. Damos a nuestra vez una reproducción fuera de texto de este
grabado (lámina II).
Otro grabado, que figura bajo el N. 6, como charrúa, en la
obra "L'Univers. Historie et description de tous les peuples", etc.,
tomo caratulado "Chili, Paraguay, Uruguay, Buenos Aires, Patagonie, etc.", de M. César Famin, edición de 1856, grabado que damos
también fuera de texto y luce al pie los nombres de Danvin como
dibujante y Branche como grabador, que ninguna autoridad espe
cial confieren a la obra (lámina III), reproduce exactamente esta
choza de Gallino sin la menor modificación, aunque introduciendo
cambios en los personajes del cuadro (personajes de líneas griegas y
no indígenas, por otra parte) para lograr otra composición artística.
El propósito de respetar fielmente tanto la forma de la choza como
el material de cuero con que está cubierta, manteniendo intactos
hasta los detalles de la cabeza y la cola colgantes del vacuno, se hace
— 55 —
�— 9S —
pp
SBtn ajuaniBpBjaipj somiiojaj son snb b oqapjBji;Y a^IP?3 Ia BJisiuinms anb BnjjBqj
la ja ajuauiBjos ajopuaipBue 'j¿ *9Bd 'BpBjp ejqo emsiin bj na ONvaaag Jod opej
-nnijoj oijduiB sbui oun ap 'ajuainSis BuiSed bj ua soniep anb oapBna ja opemoi somajj
^89 '3Pd
'96I '^dbjbj 'XvnSnjfi jap mowaojj onSpun vj ap mfvjSoui^ — •ONVHHag omoiNy
'ff 'Sed '*iia ^pa 'jDuoipiJaj\[ vaiiauiy vj -tod safüi^j — 'vavzy
"StZ "3?d 'II l 'oixaj ja ua -|ia -do 'oiavaaa^ ormif)
uoa g 'BUBqa jap sajuajBAinba sns uoo sejqBpd g souaní o^ jod 9p
pBptjuapi isbd a anb bzubfainas Bun bCojjb 'SBOBXBnS so^ ap sajuaxp
-uaasap sapn^aB '(gf^) sSubSuib^j so^ ap p uoa oipip a^uauíBido^d
Á BouanS 'BUBqa soidBpqBaoA so\ ap upiaBJBdmoa Bq (o'g
- BnjJBqa - BUBqa - BdmBd oatuja odnj un ap Bpuasaad ua sbz
-inb soiuBiJBjsa,, anb ap sisa^odiq B^ opBajuB^d Bq ouBjaag (o#^
•p ap Bjanj ou ojad 'BnjJBqa pp uoxaBjxqBq ap buoz b[ ap ouBfa^
sbiu jopadns otuajjxa p ua Baopa sou BJBzy ap uoiaBzipao^ biusiiu
Bjsa unB 'oS^Bqiua uig • (rapjBn^ p sa Ávi^n^) oij p anb soraau
-odng) '(f) 4tajao^[ p BiaBq ^BdBn^ ou p ^psap,, Bja XBnSnjj^ pp
a^uauo p BpuaiAiA ns anb 'BJBzy oiqíuBa ua ozxq o\ oraoa 'JBztpmund
otiieuo oaad 'siBd oj^sanu ap pnias oiio^iua) otdoad p ua 'jo.ua jod
Bpnp uis A 'uoxoBaipui Bjaiuud ns ua 'sBUB^BnS so^ b 'sand 'szipa
-o^ ouBJja^ 'SBUjaid 8B[ ap saau^Baia sbj 'sbj^o aj^ua 'sBnjasqa so^ X
sojp aa^ua SBzuBfatuas sbuba opu^puas 'snduo^ pp Biuopa bj ap Bq
-ujb SBiu oqaniu 'bubjb^ jap ajuauo jb sopBnjis sanbsoq soj uaiquiBj
UBdnao anb X 'XBn^njj^ jap ajuauo jb sopBn^is sanbsoq soj aa^ua
SBUBXBnS soj anb aaip 'BJBzy b opuain^is 'oiJBJja^ (o*j;
rojaaja ug 'BtujBqa ofajdxuoa ubj jb uoianq
-ijjb ajqísodiui ou ojad Bsopnp ap BaijBjSouoai ajuanj omoa opBqBj^
ajsa uoiaBJapisuoa ua jbuioi Y/1/ r)u}ul'9l oiuoa 'o^xa^ ap Bjanj zaA
BJ^sanu b soiuBp oj osa jod X) oun^jodo aaajBd sou 'uaiq Bjoqy
•(^iujBd ap SBÍoq uoa SBUBqBa sns
uajqna) (^f) t4BiujBd ip ^ij^oj ip auBdBa ojoj aj ouojdoa,, 'BpuatA
-ia bj ap buuoj bj b asjuapj uis X 'ojaadsB ajsa ua 'ajuauíajdtuis
'aaip sauaxnb ap 'sBUBX^n^ soj b 'ojxa^ ja ua 'oiJBJjag jod Bpjnq
-ij^b sa anb Bzoqa 'BiujBd ap SBfoq ap ajuaiuBAisnjaxa Bqaaq X 'jbj
-a^B^ B^jand uoa X ojans ja BjSBq BpBJjaa 'Bfsq sbiu oSjb anbunB ara
-jojxjndna a^uaiujBjoj uaxqiUBj Bzoqa Bun BJisaniu 'gf^^ X ^^ sBui9i?d
sbj ajjua opB^ia oiuoj ja ua o^xaj ap Bjanj opBjBajajuí 'ouijjb^) oiusiiu
-isb opBuuij X 'oiJBJjag ap Bjqo bj ap sajojoa ua opBqBjá ojjq
•ajsa ap bj ap ajuajajip b3ijbjou
-oat ajuanj Bun oiuoa BjJBJapxsuoa ap 'ajuainSisuoa ^od 'soiuauajsqB
sou X 'ouijjb^^ ap bj ap \ZSI 9V B^3aJ ^iusiiu bj BnjJBqa BpuaiAiA bj
ap BaijSBjd uoisjaA Bjsa b 'sBqaip sauozBJ sbj aod 'soiuinqijjB 'Of-81
ua upxaxpa Bjauíud ns ua opBaijqnd anj uauínjoA ajsa uatq tg
¿ajuBUBA jouaiu bj uoa uiib iu jbaouui ap oAnjsqB as
sojBp sojjo ap opuaiaajBa X 'ajuBfnqip aaiuud jb opBjuaiunaop uaiq
jauodns b pjtuiij as o 'bjjbj3JJB ostnb ou osa jod X isb ajuaiujBaj Bja
Bzoqa bj anb ajuBfnqip OAanu ajsa ojaaja ua Biq^g? -ajuapiAa
�����otras tantas del guenoa y 1 con otra charrúa, semejanza que en el
peor de los casos, es decir, si no se admitiese que el guayaná formara
parte del gran complejo charrúa, debería interpretarse como producto
de préstamos o aculturaciones, y otro tanto podríamos decir, enton
ces, de las analogías etnográficas.
Castellano
vosotros
si
padre
tu (posesivo)
nuestro
hoca
el (artículo)
ser
^
ser hecho de }•
tal cosa j
frío
en
Kaingang .
en
ha, ham
iong
en, am
ein, en
ientkü, etki
Guenoa
—
an
on
—
•—
Chan
—
eme
am
—
hek
ti
ten
—
ten
kujate
te, ke, gan
rahate
ti
—•
Charrúa
em
kan
—
gue
Debemos señalar, asimismo, que la voz ein, que en kaingang sig
nifica, como se vio, "nuestro", coincide con la terminación del nom
bre de dos caciques minuanes: Maulein y Saltein (46), y es casi idén
tica a la del toponímico Cuareim, de la zona minuana a la vez que
guayaná (47).
4.) Pueden señalarse además, como vimos, semejanzas etno
gráficas entre guayanás y charrúas, que el propio Ferrario recoge de
Azara, tales como las de practicarse heridas en brazos y piernas (48),
semejanzas que, dada la precisa localización de Azara, debemos re
ferir a los guayanás del oriente del Uruguay, que no son guaraníes,
como lo demuestra el idioma de sus actuales descendientes, los Kaingangs, que acabamos de citar, y no a los del alto Paraná, que son,
todavía hoy, un grupo guaraní.
5.) El nombre "guayaná" es muy semejante, por una parte, al
de "guana" (y no es imposible que los guanas de Azara sean los guenoas, pues de otro modo sería inexplicable la ausencia total de una
mención siquiera de pueblo tan numeroso e importante como éste en
la obra de aquél) ; y por otra al de "Guayaná", zona de habitación
fundamental de las culturas arawak, a que pertenece, por lo menos
(46)Manuscrito de la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro, del que Aurelio Porto
transcribe preciosos fragmentos en su monografía Primtiivos habitantes do RíoGrande-do-Sul, publicada en "Instituto Histórico e Geográfico de Rio Grande do
Sul, Brasil", Annais do Primeiro Congresso de Historia e Geografía Sul Rio-grandense, Vol. I, pág. 297. Porto Alegre, 1936.
(47)La terminación ein, por otra parte, es arawak, pues figura, y cabalmente, también,
como pronominal, aunque no para posesivos sino para personales, y no para la pri
mera sino para la tercera persona, en las voces alléin (él, ella) y kaujéin (ellos,
ellas), en el idioma kóggoga de la familia "arhuaca" de la Sierra Nevada de Santa
Marta (Colombia), según Rafael Celedón, Gramática de la lengua kóggoga, Paris,
1886, págs. 13, 14, 15, 16, 17 y 18.
(48)Azara. — Viajes por la América Meridional, ed. cit., pág. 45.
— 57 —
�8S
•f -Sed 'mapiqj
*8Bd **jp *pa 'jvuoip?jaj\[ votjatuy vj uod satm^ — -vHvzy
so[ A
x noo Bueq^ 8O[ b '>[bmbjb ouisiuiisb sojopiíBjapisuoa
j fi A gfr 'q 8Z O'M 't8^ ^ 08^ '8^ 's3?d 'Z #38BJ '161
'X "* '*J88 'AnoN ''JP ttIBnanor,, P n3 '^Dinvjv ajifiuvf vj ap snqijjqns ja snqut sap>d
•touiJd sap uoiinqtjjsip %a aunrüjauauiO^^j) nivih3hwvh^ *^ "y 'zba ns y '([[g '3Bd
'8^61 '8íJBd 'IIAXXX amo;l 'aP?S lPAtl0N 's^isiuBJijaray sap ajaiaog bx ap |bu
-jnof^ na 'j[BMBjy-oqiqBnf) ajBdtuo;) ajiBxnqsao^ -jj aaipnaddy 'oqiqvnf) anbijsin^utj
ajjiutvf vj 'laAi^ *,j :asBa^) *8B80d sbx ap oiaaiuieaojua ajsa BJBd uoiaBJijiuáis ap
ajJodB un someraijsa anb O[ '^bmbjb BaijsinSuix b¡[iiub^ b[ b sajuaiaaaajjad soj ajjua
'(BonanS bjjibjj bj ap sauBja sajqísod soj ap oun ouioa opEjajdjajuí Bas somauod
-ojd 'oapiAajuoj^[ ap SBianai^ A sapepiuEmnjx ap pBi]n.)Bj b| ap asuaiB¡doi}j iBJoji'^
jap Bfjojsiqaj^ ap osjna ojjsann na souiBJijdxa oj ouioj ¡b) 'BnjjBqa ofajdiuoJ ubjS
[ap [Biaos aopBziUB^jo B[ ap 'Bjipaui BiABpoi '[Buosjad upiadaauoa Ejjsanu na anb
sodnaS so[ ap oun ap ojaapjip [B 'aiaap sa) ^BUBná-euB^E^,, ¡b aXnjaui X3\l}j mvj
(os)
-BA BJ89 SOtn^jOUy 'BUBI^O p BJBd BJSBIJ X 'BOU9n p BJBd 'S9J9J3BJ
-B9 89^U9^9Jip UO9 'BJXO JBjd99B 8OUIBJ9ipnd SBZIIlb BJOl{y -OJbX p BJBd
BUIl SOUIIA 89^Uy *BnjJBl[9 BpU9IAIA B[ 9p S9pj9U9^ Sodl^ SO[ 9p OJJU9p
4BUBt[9 p X Bouan^ p 'eop BJBd SBzmb X 'odruS un BJBd
91UBIJBA BUn BJ999JBdB 4S9nd 'Z9A BJ^Q 'BJBZy 9p B
U9 8OUZ9J9A 9nb 'B^S9 U9 BAl^99p9 BpU9IAtA BUtl 9p
U9 9nb UTIB BJBp SBUI '89nd '8OUIBJIUO9U9 4Op9IAQ 9p 4tS
8O^ Ulg •ttSBI{IUIBJ 99Op B U9AJTS 8BSB9 8BJS9 o^jBqUI9 UIS X 4BJJ9nd B[
9nb Bjn^jgqB sbui tu Bp9Apq BJS9 gnb oanuí oj^o U9U9U ou5) 9nb b
-9jSb 4JtqtJ98UBJ^ b eotUBSBd 9nb uppdxjos^p B[ gp uopBnuiiuoo b 4otq
-UIBO U9 BJBZy 'BAp99p9 BJ9 9nb 9J9lSn8 9nb O\ 4nqiUTJ-BUBq9 4Jt99p
89 'nqutij BpugptA v\ b 4(,sotu9iuiBjjBdB,, BtnqijjB opgtAQ gnb soragp
-JO99^j #oq9tp 9^u9tuBtdojd BnjjBqo pp B[ BJ9 'otstA sotugq 'gnb jbij
-TtUBJ B^ 9p Z9A U9 BAI199p9 BpU9IAIA OUIO9 OIUSIUI O]^p Jod X '44O9IUO9
9JJ919 3^qop UO9 O9lJpUi^9ItU98 Oq99J 9p BpBSdBp 9UIJOJt[ndn9 BZOq9
ubjS^ ouio9 BpB9tisouBip uBUBq sou gnb Bjnjonjjsg gp S9jubijba
48BtngpB 'opugpnpoj^ut 489joXbui oqonuí sguoiojodoad Bp 9^ X 'opBq
-bjS OJisgnu 9p b^ 'otusitu o^p jod 4sg ou Bjp 4ogijpuj^i9iui9S oqggj
gp gtujojxpdno Bzoqo Bun ugtqtuBj BusnS p BJBd gqtjosgp g^ugui
-ppuB^sns gnbunB X 4bjb| BfBd Bun gp p outs 'ogunf pp p ogoduiBi
tu 4BJ9tupd B^ gp Bfoq v\ gp osn p apitnqtJjB uts 4 (JopBjqB-q zgqg
-uBg 4odui9tt ns U9 bX '9xu9tU9tugpiguiog oztq ofBqB sbui soutgjgA gnb
^\ b X ButSBd Bjsg gp 5^ bjou b^ ug sourepjoggj gnb uiBpgqutBq^
gp. uotgBoijijugpi b^ b souiejsg ts 'BUBqg b^ o BougnS uopBjtqBq v\
9tu9ui[Bnxu9A9 'jiggp 89) 9js9 gp uotOBttqBq B[ gqtjgsgp X BUBn^ pp
BUBXBnS p gnSutjstp BJBzy otdojd p 'gjuBjsqo o^^ *ouqp^) 9p ofnqtp <*"
p uog ojggdsB 9^sg ug Bpjgnguog gnb o^ 4(XS) 44BJ9inpd gp SBfoq gp
SBjjgtqng UBjsg sszoqg sns^, gnb 4Btsg gp X 4(0S) sjdnj so^ gp B^ sg
gnb BJBzy gotp ops BUBX^nS BpugtAtA v\ gp 4ojBqut9 utg (0*9
•Bnjj^qg p uoo uijb
odnjS un gp BpugtAtA bj BJBd (sBgtjBtuip X SBotjBjSogS SBtougjgjip
8B^ gp Bsnsg b Bpnp uts 'soounf ou X Btupd) |bj99a opBzugjj gp jbij
-gjBtu [9 4ojjo jod X 'jBpojto gs^q gp guuojtpdng Bjnjgnjjsg B[ 'opB^
un jod 'BtJBiujijuog sou 'ojxgt gp Bjgnj 4z9A Bj^sgnu b 4gju9tuxBn8i
sotupnpojdgj gnb X 'soutBuiuiBxg gnb opBqBjS ^g 4sbijbs9D9u sbaj9s
-gj SB^ uoo opBtuojj^ '(6^) ^njjsqg ofg[dinoo ubjS p '
�liante, por consiguiente, sin olvidar el toldo guenoa cuadrado con
lecho y claramente familiar, de Xarque y Charlevoix, no como un
tipo más a agregar con seguridad a los que venimos precisando dentro
del gran complejo charrúa, sino como uno más a incluir sólo eventualmente en la tipología, sin duda múltiple, de la vivienda charrúa.
Véanse, ahora, las palabras de Azara describiendo esta vivienda:
"El plano topográfico de cada casa se reduce a dos líneas para
lelas, de ocho varas y media de largo, separadas una de otra por un
intervalo de cuatro varas y cuarto y terminados en cada uno de sus
extremos por un semicírculo. Clavan en tierra, en la dirección de
cada una de estas líneas paralelas, ramas de árboles, que encorvan,
y añadiéndoles otras, que amarran fuertemente por sus extremos,
constituye el conjunto una serie de arcos, a un pie de distancia unos
de otros; amarran en seguida otras ramas horizontalmente, cruzando
estos arcos a la misma distancia, es decir, a un pie, y recubren el
total con paja larga que reúnen en los campos y que amarran fuer
temente a las ramas; todo lo cual forma una bóveda cilindrica que
se extiende de una de las líneas paralelas a la otra. Cierran los ex
tremos con ramas de manera que formen una bóveda cónica en cada
uno, y que ellos reúnen a la otra, la cual, como acabamos de decir,
es cilindrica" (52). Damos dos intentos de interpretación gráfica de
esta vivienda: uno con el vértice del cono hacia arriba, en que el
medio cono terminal pasa a ser necesariamente un cuarto de esfera
(fig. 8) y otro con el vértice hacia abajo, en el que la planta semi
circular de los extremos a que alude Azara se transforma, también
por necesidad geométrica, en triangular (fig. 9).
Y, por su parte, Sánchez Labrador, sin describir su forma, dice
a su vez que los chañas le edificaron, a su pedido, una choza, de la
que expresa: "Las paredes y techo eran esteras tejidas de unos jun
cos que llaman Boqui y se levanta a la altura de unas tres varas" (53).
Esta choza chana, que desde luego no podía ser colectiva porque es
taba destinada sólo a habitación del jesuíta, estaba en el pueblo de
los Layanas, que, según el mismo autor, pertenecía a los chañas (54),
a quienes identifica, a su vez, con los guanas (55). Era, pues, para
nosotros, tanto una vivienda chana como una layana-guaná, y, por
consiguiente, dadas estas identificaciones que hemos venido haciendo,
y especialmente lo que expresamos en la nota 49 (pág. 58), una
vivienda guenoa, aunque sin duda de pequenez excepcional.
Manejada con la misma prudencia con que acabamos de hacerlo
en cuanto a sugerir la posibilidad de ensanchar nuestras actuales con
cepciones sobre los límites del gran complejo charrúa con la inclu
sión en él del guayaná, y por consiguiente de confirmar nuestras no
ciones sobre la vivienda charrúa con las que se conocen sobre la
vivienda guayaná, esbozaremos ahora, a cuenta de someterla en opor
tunidad a los rigores de la crítica propia y de la ajena, una hipótesis
(52)Azara. — Viajes por la América Meridional, ed. cit., pág. 51.
(53)J. Sánchez Labrador, El Paraguay Católico, ed. Buenos Aires, 1910, tomo II, pág. 269.
(54)Ibidem, pág. 266.
(55)Ibidem págs. 267 y 331.
— 59 —
�•(erastm bj ap Bjnjanjjsa 'Bpjainbzi Joiaadns ajjBd bj ug) -ofBqs epeq
ouod jap aaiijaA ja opneao^oa Bzoqa Bmsim b{ ap uoiaBiajdjaiuj — '5 'aig
'(boisioi v.\ ap Bjni.injjsa 'npjambzt joijadns a]JEd b[ ug)
•ojiuaa ^a ua o otuaJixa un ua asjBjjBq Bjqap uoiaBaiqn ns is asjejou^í jod
aaaJBdB ou Bijand Bg -Bjajsa ap ouena un buijoj anb 'BqiJJB Biasq ouoa
jap aaijjaA ja opuBaojoa 'oaiuoa ajjaia ajqop X oaiapuijiaiuias oqaai uoj bjjbS
-jbjb auijojijndna Bzoqa ubj^ souibiubjj anb bj b 'BJBzy Jod Bidiiasap 'BfEd
ap (¿BUBqa?) (¿Bouan8?) vuvnS spuaiAiA bj ap uoiaBjaadaajuj — *g -3ig
�más de ensanchamiento del gran complejo charrúa, atribuyéndole
también el grupo brasileño bororó. Nos tienta a hacerlo así, en pri
mer lugar, la semejanza entre este nombre y el del toponímico Po
roró, del Departamento de Lavalleja, el cual resultaría inexplicable
si no pensáramos en que fue impuesto a la región que todavía lo
lleva por alguno de los grupos indígenas que vivían en nuestro país
o de los que lo visitaron. Y dentro de estos grupos, no se le puede
encontrar ni una raíz guaranítica, como la que ostentan la mayoría
de nuestros toponímicos (a menos que pensásemos en la onomatopeya
guaraní "pororó", alusiva a la crepitación, y con ella a la comida de
maíz que por crepitar en el fuego es llamada así, onomatopeya que
carecería de sentido y de fuerza para explicar un toponímico de la
geografía local), ni una raíz pampa, como las que en uno que otro
ha podido señalarse. La imputación al charrúa parece, pues, indicada,
salvo que se admita una penetración esporádica y fugaz del bororó
como elemento intrusivo extraño al charrúa mismo. Pero es que, en
segundo lugar, nos tienta a incluir al bororó dentro del gran com
plejo charrúa, el parentesco que al bororó reconocen actualmente los
etnógrafos y etnólogos dentro del común denominador de los pueblos
gés del Brasil oriental, precisamente con el kaingang, descendiente
del guayaná a que acabamos de referirnos (56). Ahora bien, aunque
<56) Puede leerse en S. Perea y Alonso, Inventario del acervo lingüístico conocido de
los indígenas de la Banda Oriental y de las tribus afines de las regiones adyacentes,
con notas sobre ciertas costumbres de dichos indígenas que señalan notables coinci
dencias culturales con otras tribus del grupo lingüístico arawak, ("Boletín de Filología",
Montevideo, t. II, N. 12, Setiembre de 1939, pág. 618, y Filología comparada de las
lenguas y dialectos arawak, t. I, Montevideo, 1942, pág. XCIV), el siguiente párrafo:
"Celedón (39X) nos dice además, que "EL ARHUACO (que tal es el nombre
genérico que damos a todos los indígenas de la Nevada [Sierra], [lleva], colgadas
de los hombros, cruzando espalda y pecho, cuando menos dos mochilas de variados
colores, tegidas por la esposa, en donde guarda el HAYO [coca], el AMBIRO
[tabaco] y el PORORÓ [recipiente de la cal], que le sirven para entretenerse en
la mayor parte del tiempo y para saludar cuando encuentra algún amigo". Y la
nota señalada (39X) corresponde a "Celedón (Pbro. Rafael). Gramática de la
. lengua kóggaba. Paris, 1886, ps. V, X y passim".
Sería tentador, entonces, añadir a lo que expresamos en el texto, que, en tercer
lugar, el hecho de que la voz pororó es arawak y significaba entre los antiguos
"arhuacos" de la Sierra Nevada de Santa Marta, que son los estudiados por Celedón,
el recipiente de la cal, y de que la masticación de cal (costumbre de origen polinésico, como es sabido) es señalada por Silva, según el Códice Vilardebó, como
costumbre charrúa, hace que la coincidencia lingiiístico-etnográfica, si bien no pre
cisamente dándose en el charrúa ni en el bororó aisladamente tomados, sino en su
correlación, es decir, entre el nombre de uno de esos grupos y una costumbre del
otro, tal como se la llamaba en el idioma de un tercero que puede ser tenido como
la raíz de ambos, aparezca estimulando más aún el ánimo a la admisión de la
hipótesis.
Pero el argumento es imposible porque hay error de copia en la transcripción
del Sr. Perea y Alonso. No es pororó sino poporo el nombre del recipiente aludido
(Celedón, op. cit., págs. X, XXII, XXIII y 71), recipiente que no es para cal des
tinada a la masticación, sino una "calabaza en que echan cal de conchas de mar,
para chuparla" (ibidem, nota 2 de la pág. XXII). Por otra parte, tanto poporo
como sus derivados popora, voz del verbo poporear, y el sustantivo poporeo, (ibi
dem, págs. XXII y XXIV), no son voces kóggabas sino españolas, aunque no se'
especifica allí su origen, pero sí el hecho, precisamente, de ser españolas: en efecto,
poporo figura como española y cabalmente con su traducción al kóggaba como "súggui", en el vocabulario español-kóggaba de Celedón (op. cit., pág. 71), y no aparece
en cambio entre las palabras kóggabas del vocabulario kóggaba-español que el autor
incluye en la misma obra.
— 61 —
�*Z8l "8?d '9^61 'oaixajn '*ip BjouBdss -pBJj 'voijawy ap vigojoui^ — •3H3H>idih5i aaxiv^ (^g)
'IS^ '^Bd "9^6I 'uojüiuiqse^ 'uo;jnj;;suj iiBiuosqiiuig z\ jod opB.>
-fiqnd 'tl8UBipnj ue^ijoniy qjnog jo jjooqpuejj,, ua 'o^ouoq aqj^ •— 'aiMo^ -jj xaaao^j (8g)
•cQg X •pos "sífod sbj ajju^ 'oixai
ap Bjanj 'XI ^ IIIA SBqainqd X SI ^U '¿Z ^?d '96I 'sub^ '(^ osb^) niAX
amo) 'auas ajjaAnof^ '^sajsiuBaixaniy sap aiapog B[ ap ¡Bu-mof,, ua 'pjojoq suaipui
tap ajviaos uo¡tvstuvg^otj ap apnjaj n uoi¡nq;j¡uoj — -ssnvaxg-iAaq aaavi^ (¿g)
'tn^auop i^B íeoiput oduid ^je anb op sienx jepouioo^ tnapod as oeu
epp ojjuaQ "soanoo souanbad sun^^B a BJjaj Biadojd b obs soi^BossB
no sbji}bd^b SBns se a 'Bjjod ap Bpoi aAJas apaasd BjjBnb y 'BAnip Bp
Bn^B jtajjoasa jBxiap BJBd 'SBJiajsa SBppaj s^p niBsn otdo^d sibui opd
apuo 'opsi^aj ap aAjas anb jopadns a^asd b a 4bsbo Bp sopB^ sajri 'jBtn
anb BpuiB 'uiBdBi sasaj ap sojnoa sunS^ a 4BnqBi b a)UBq[amas 4Bqpd
ap sBjiaj sBJiajsa ssuanbad SBinn ojbui op ojunf sazaA sbjbj a buijod
Biaaqoasap BiunS^ aaqos jbuijb uiBinnisoa sbsbo siaABpnuí SBns syM
: mob5b3jBinaQ Bp opixnnsa^j oijbiqw ns ua so|[a b asopuaiaipj ojaaja ua
aaip 'opB^ia oub \9 ua sauBnuiui so[ b oía anb 4BquBp^g ap asof 'jq
4^^niao<j ap BjopBOJBuiaQ uotsiuio^) b[ ap ojquiaiui ajjsn^i ^3
•op^oj ouisiui un ua —sojana so[
Á sBjaisa sb^— sojuaiuaja soqiuB aaaajBd jb UBqBuiquioa sauBnuiui
soj anb ua 'oAiiiuijap jas b o^ajj is Á ozuamoa opu^na somaqBs ou
anb 'opouad ja jBjdBa ajiuuad sou ^8¿T 8P OJl an
Á S^81 9P soiuauínaop sop^iaunuB soj JBuiiUBxa ap saiuB
•opijajaj soiuaq
sou anb b saiuanj sssjdAip sbj ap a^ans anb BpBjpBna bj uoa bjio bj á
4XIX I^Í8 ^P sozuaiuioa ap opBuotauatu opsqBji jap Bjnd auuojijnd
-na bj uoa apiauíoa Bun sajBna sbj ap 'BJBzy jod BjdiJasap bj ap saj
-uaaajip sBjnjanjjsa ap sodij sop un^as Á 'BpuatAiA ns Jinj^suoa BJBd
'ojana jb Biauajapjd uoa soaunf soj 'jiaap sa 'sBAijiuiijd SBaiuaai sns
opuBzijijn 4ajuauiajuBuiniop9Jd ouis 'BjajBJBd ojps tbá ou UBqBJaAas
-jad s^njjBqa soj gg8T ua ^ S281 ua ^iABpoi anbjod 'sajuBuiuiop soj
tu 'soaiun soj Baunu uojanj ou BJBzy ap uoiadijasap BpunSas bj ap
soj 'Btusiui biujoj bj b unB Á 'jBijajBui jb o^uBno ua anb ap 'BqiJJB
sbiu Bqaaq 'upiaBuuijB BJisanu JBaijpsnf b souiba *ajqBpnput biuj
-Bqa ouioa JBaijijBa somBpod anb oj b BJoqB opuaiAjoA 'uatq j^
•pjojoq jap sajBuoiaipBJi sbj outoa SBidijasap aiuauíBJBja 'sand 4uaa
'BUBiCsn^ bj ap bj anb Baijuapt uozbj jod ajqBaijdxa BuijBd ap
uoa Á 'BnjJBqa auuojijndna Bzoqa bj ap sbuijoj sop s^^
*(6S) u00}1}*11}!}0^1119^ oqaai opBuoiauaui b^ jap biujoj bj buioj
8999a SBun^jB anb X 4ojans ja ua ojnajta ua sspBABja BuijBd ap sBfoq
uoa aXnjisuoa as anb aiuuofijndno vsno bj ap JBjnajia ojijsa
ja opBAjasuoa Bq as pjojoq soj ap X sajBuoiJiuaidas a^ soj ap
-BjaA sbsbo sbj lia^^ i jaqa3joij^j aaip OJOJoq BpuaiAiA jBnjaB bj ajqos
anb oj asBdA 'opoi ajqos 'oja^ • (gg) SBnB sop ap oqaaj ap bj Bsopvnjj bj
BJBd OpuaiS 'JBIJIIUBJ B8B3 OIUO3 BUIJBd 3p B9IUO9 BZOqa Bun U9U9TJ
4Baas upiaB^sa bj ajuBjnp 'pjojoq soj anb aaip aiM-O^ '(¿g) 'sBnB sop
ap oqaai ap X JBjn^uBiaaj Bjuejd ap uos 4Xoq ap sajBtujou sauoiaanj^
-suoa sns jiaap sa 49g6X n9 ssnBJ^g-iAa^ jod nns m sopBipnjsa Bj^fa^
ap ojojoq soj ap sajBijiuiBj sbj oinoa sajqxuoq soj ap Bzoqa bj ojubj
�alí coman, alí cosinham, porérn mais limpias as tem do que ao seu
proprio corpo, que nunca vé agua, senáo quando lhe chove em cima:
a estos ranchos lhe chamam Toldo e ao seu ajuntamento Toldaría" (60).
(Acostumbran a armar sus mudables casas sobre alguna descubierta
colina y raras veces junto al monte. Unas pequeñas esteras hechas
de paja, semejante a tabúa, y algunos cueros de reses tapan, aun
que mal, tres lados de la casa, y la parte superior que sirve de teja
do, donde lo más generalmente usan esteras trenzadas, para dejar
correr el agua de la lluvia. La cuarta pared sirve toda de puerta y
sus alfombras o pisos son la propia tierra y algunos pequeños cueros.
Dentro de ellas no se pueden acomodar más que cinco indios; allí
duermen, allí comen, allí cocinan, pero más limpias las tienen que su
propio cuerpo, que nunca ve agua, sino cuando le llueve encima: a
estos ranchos les llaman toldo y a su conjunto Toldería).
Y tabúa es "nombre común a dos plantas de las cuales una per
teneciente a la familia de las tifáceas (typha minor) sirve para hacer
esteras" (61), o "paja de que se hacen esteras gruesas", etc. (62).
*''
—^) Vamos ahora a los documentos de 1825 y 1833.
El Capitán Silva, qu'e vivió en 1825 cinco meses entre los charrúas, escribió en 1841 en su preciosa memoria, que integra el hoy
llamado "Códice Vilardebó" y puede leerse en el Boletín de Filología,
húmero 6-7 (Marzo-Junio de 1938) : "Sus tolderías consisten en esteras
hechas con varillas de junco seco que van a buscar a los bañados y
que unen entre sí con cerdas de caballo. Estas esteras las sostienen
con horquillas de madera, puestas verticalmente, sobre cuya bifur
ión descansan palos transversales" (63).
Quedan los documentos de los que vieron a los charrúas en París
1833, y que Rivet publicó en su magistral monografía "Les derniers
Charrúas" en nuestra "Revista de la Sociedad de Amigos de la Ar
queología", volumen IV, de 1930.
Ante todo, debemos demostrar que eran efectivamente charrúas
para dar a sus datos la validez de fuentes, porque el historiador
Ángel H. Vidal ha negado que estos llamados "últimos charrúas"
(Ramón Mataojo, Vaimaca-Peru, Senaqué, Tacuabé y Guyunusa),
fuesen efectivamente charrúas (64). Se funda, substancialmente, para
(60)Manuscrito del Dr. Saldanha, cit. por Aurelio Porto en Primitivos habitantes do
• Río-Grande-do-Sul, en "Annais do Congresso", etc., cit., pág. 295.
(61)Simóes da Fonseca. — Diccionario Encyclopedico da Lingua Portugueza, huera
mente refundido por Joáo Ribeiro, Río de Janeiro-París, 1926.
(62)Diccionario da lingua portugueza, composto por Antonio Moraes Silva.
(63)S. Perea y Alonso. — Transcripción tipográfica y Exégesis filológica provisional
del "Códice Vilardebó", versando sobre la lengua y costumbres charrúas, en "Bo
letín de Filología", N. 6-7 (Marzo-Junio de 1938), Montevideo, pág. 10. Véase
además: Juan C. Gómez Haedo, Un vocabulario charrúa desconocido (Boletín ci
tado, N. 4-5, págs. 341-350), y S. Perea y Alonso, Filología comparada de las len
guas arawak. Montevideo, 1942, XLV-LVI.
(64)Al referirnos solamente al historiador Don Ancel H. Vidal como sostenedor de la
tesis de que los indios llevados a París por Mr. de Curel no eran charrúas, no ol
vidamos que Florentino Ameghino, en La Antigüedad del hombre en el Plata,
París-Buenos Aires, 1880, tomo I, págs. 465-471, había negado también que lo fue
ran, suponiéndolos cruzados con negro, y fundándose en razones somáticas para in
terpretarlos así. Pero como Rivet, con posterioridad a esta posición negativa del
— 63
�•f^ -3Bd 'ni^ptqj (¿9)
•g¿ "Sisd '06T 'oapiAaiuoj^[ *^j oub 'ttBi8o¡oanbjy
b¡ ap soSiuiy ap pepaiaog B[ ap BjsiAa¡¡,, na 'svruimja suanuap saj — -laAijj invj (99)
'36l 'XI onloX 'tt^Bn8njQ ¡ap oaijBj2oa^ X odijo^sijj ojniíjsuj ¡ap bisia^^j,, ua
'Djaajyi poiaua^^ \a jod svnuuvqa soj ap upiaanjjsap oj ap vpuaÁ.a'j vj 'ivaí^ 'jj laaxiy (9)
• (oiuaraBAiioadsaa '58 X f\ -saed 'j¡ *j '68I 'sIJBd
'utvoijawD aiutuoqirj 'AM3iaH()tQ -y) ltoj2au je sbui euiixojíIe jojo.i ¡ap pBpisuaiui
e¡ anb b¡ b BUBouaiuB uoijbu bj SBzinb sa,, anb 'senjjEqj so[ b ajdinais asopuauíjaj
X 'ajuB¡apB Bilí 8Eui8Bd B^uaias 'BiABpoi 'jBsiaajd BJBd '^(uojjbui ojod un SBzinb
sojamijd so[ tsoj^o soj anb sojnoso sbui oppajBd usq sou saq.ipnj soj X sbiijjbij^
soj^? 'so{{3 ajiua anb apBUB 'ítJO¡oa ap soj naso sbui so[ 'souiaaouoa anb sounaijauíB
so[ sopoi ap 'Bpnp Bunáuiu uis,, opuais omoa 'Bjaaaip uoiaBAjasqo jod 'BUBaduisd
ouimouap anb bzbj b| b biubj anb 'Xn3iqjQ(Q anb souiBpjoaaj is 'pBpjaA ap uBja o\
anb ap sboi sqanjd Bun 'oijbj^uod jo Jod 'SBzmb Bijas -SBnjjBqa uasanj anb JBidaaB
b BJausisaJ as ouiqiiauíy anb oziq anb X '(ajqmojj ¡ap oasnj^ Xoq) ojapBaojj^
¡ap oasnj\[ ¡a ua uetpojsna as anb soipui sojsa ap sojjej o sauotaanpojdaj sbj ap
¡aid b¡ ap pBpunaso ubj3 b¡ anb aiuauiB¡os 8ouia¡Buas ojoj '¡Bpi^ *jg ¡a jod sopsij
-a¡B soqaaq soAanu so¡ B ajuajj aiuauiB¡os 0¡jaaBq B opB]iuii¡ souiaq sou X 'jB¡niujoj
jaqap osea ¡ap oábjj ou ajsa anb ¡anbB ap uoioEjnjaJ eun ua JBJjua b sopBzijoinB
opiaja souiaq sou ou 'SBnjjBqa ouioj ofBqBJi ns ua Biuasaad so¡ 'ounuaájB okjbs
bioubj^ b 9A9¡[ o[ anb ooaBq ^p \ox p ua ouBaan^-^ ap p uoa ouis
aaquiou asa uoa BjnSij ou oiput oajsan^[ 'BnjJBqa anb oatjJu^J^n^ sbui
ajuauíBaij^tioj sa aq^naB^ ap aaquiou ^g "soisa b upiaBaodjoaux ns ap
zibj b SBnjjBqa so| ap sappos sojxqBq so^ oijmbpB anb osopnp sa ou
uaiq ts 'zbjbjuoui ou Á ouida^qand oipui un 'ojaap ua 'bj^ '(¿9) sbiuj
-Bqa so| b jinSas BJBd ouopuBqB so^ o^an^ anb oaad soqanB so[ jod
opBanpa opis ^jqBq anb uatquiB^ aaip ag 'ouisiiu p BnaaBqa a^uaui
-BiJBsaaau ou A BnjJBqa oipui un ap ofiq BJa aqBnaBj^ anb 'jpap sa
'(npuBS^ÍB^ ap pspnp Buanbad b^ ua opBpjsui ^jq^q as anb
oiput un ap ofiq) '(99) ^npuBS^B^j ap 9\\i\ ajpad a| suBp axtj
inb BnjJBqa uaipui un4p $\ij,, ouxs 'BnjJBqa Bja anb 'sBiuap so^ ap oraoa
'aaip as ou pna pp 'ojuaiuiBpunqB joXbiu b 'oaiun p opuats
ajsa ap 'aqBs as ouioa 'ajJBd BqBuuoj ou oCobjb]^ uouib^j)
so^ ap ojBp sbui jopa ap p BJa anb 'sBiuapB 'buijijb as Á íozíjsaui
BJan^ aqBna^^ anb ap pBpqiqisod B^ Bpuas as 'ppi^Y "JS I9 JOÍ^ Pí^
-nasip p sa anb 4448BnjJBq^ sjaiujap sa^í5 'ja^i^j ap ofBqBJ^ p BJjsnji
anb uopB^uauinaop b^ ua 'aqBnaBj^ b ojuBna ua íj^l "anbBuag iu '
-BasuiiB^ iu 'oCobjbj^ uouiB^ iu UBjnSij ou 'aq^naBj^ JBdsB^) un
-ij SBpBjp SBjslAaj ap SB^sq sb[ ua ig o'^ ísojauoisiiu uasanj 'sopBA
-ajqns soipui soj bj^uoo bj^ai^j jod Bp^uapjo BjpjBq bj ap sandsap
sopBiuoj 448BnjJBqa sounqu^, sopBiuBjj sonpiAipüi oaup sosa anb a^JBd
Bun^uiu ua B^suoa oj^[ o'j isoj^osou souiapuodsaj 'uaiq BJoqy
•(59) ^aq^naB^ JBdsB^) ap p BqBjn^ij so^sa aj^ua
X 'satuBJBnS UBja [sauoisij^ sbj ap] Bjsmbuoa bj ap sandsap BjaAijj
oCbj^ anb sojauoisiui ap sodjano soj ap sbisia3j ap sbjsij sbj ua uojbj
-nij anb sajquiou soj^ anb ua (o#^ X í^njJBqa nqoj bj b uojaiaaua)
-jad anb 'oqnq osbob X 'sounSjB jaqBq opnd sojja ajjua^, anb jauodns
jiiuisojaA sa anb aaouoaaj o jad 444juBJBnS bzbj ap UBja [sBnjjBqa
SOpBUIBJJ SOJ BJJUOa J^UIJ BUBdlUBD BJ JBnj OAn^ '^8I U3 BpiJJ
-nao 'joijajsod uoiaBAajqns BXna ap zibj b 'uoiuj^ Jjog 9P BÍUOID
bj ppunj 'sauoisij/y[ ap BUBdiuBO bj ap osajSaj ap '8^81 na opuBna
jaua^) jb] uoJBUBdiuoaB oj SBijiuiBj sns uoa anb soipui soj ap
bj isBa 4bsbui bj 'ojauínu ubjS ja?^ anb u^ (o'j :isb ojjaaBq
�(68). Ahora bien, con este mismo nombre de Laureano y con el
apellido Tacuavé hemos descubierto su partida de bautismo en Paysandú, precisamente, a f. 43 vta. del libro a que más abajo nos refe*
riremos, como nacido el 8 de Setiembre de 1809 e "hijo legítimo de
Eustaquio Tacuavé y de Francisca Martínez, Indios de esta juris
dicción", y aunque no se dice allí que estos indios eran "vecinos
de este Pueblo", lo dice textualmente así, a f. 19 vta., la inscripción
del bavitismo de Apolinaria Tacuavé, la hija segunda, al parecer, del
mismo matrimonio, nacida el 18 de Agosto de 1807, al paso que María
Manuela Tacuavé, nacida el 11 de Agosto de 1805, que sería probable
mente la mayor (si es que no existían otros hijos anteriores sin bau
tizar, cosa no imposible pues la iglesia de Paysandú sólo se inaugura
en 1805) aparece inscripta a f. 2 como hija también legítima de los
nombrados, a quienes llama "Indios de este Partido". Quiere decir
que los padres de Tacuabé eran indios, aunque la madre de apellido
español y por ello quizás mestiza, y que vivían casados y con el
hábito de bautizar a sus hijos en el partido o jurisdicción de Pay
sandú, habiéndose avecindado en él, o sea, que tenían el arraigo y
las costumbres que hacen suponer los rudimentos de vida social ci
vilizada propios de lo que era entonces aquel pequeño pueblo cris
tiano de indios guaraníes, o por los menos de sus aledaños. Notemos
además que ni una sola vez se dice de ninguno de los dos padres que
fueran indios charrúas, no obstante haberlos tenido que mencionar
por tres veces el "Libro de bautismos", y siendo así que, como volve
remos a decirlo más abajo y con mayor amplitud, las anotaciones in
dican que el indio era charrúa cada vez que lo eran efectivamente al
guno de los inscriptos o sus padres. 3. Podemos aducir en oposición
a la tesis del señor Vidal un documento de procedencia doblemente
insospechable, por provenir del propio General Rivera, y por figurar,
precisamente, como parte de la prueba, en el trabajo del Sr. Vidal.
Nos referimos a la carta que el General Rivera publicó en el "Iris"
de Río de Janeiro el 30 de Octubre de 1848, en contestación a "0
Americano", carta que certifica la nacionalidad charrúa de tres de los
indios llevados a París por M. de Curel (que son los cuatro últimos
de los cinco que hemos mencionado), pues dice: "Se e verdade que
se repartiram os Charrúas, porque d'elles nao quizemos dar cabo; e
que tres foram levados a Francia por mr. de Curel, a quem foram
dados. E essa a cousa única exacta que O Americano escreve relativa
mente aos Charrúas" (69) (Si es verdad que se repartieron los cha
rrúas porque no quisimos acabar con ellos y que tres fueron llevados
a Francia por Mr. de Curel, a quien fueron dados. Es esa la cosa única
exacta que "O Americano" escribe relativamente a ellos). Y cuando
Rivera habla de charrúas, debe entenderse que sabe lo que dice. No
era tanta la confusión que se sostiene existía entre indios charrúas e
(68)Ibidem, pág. 14.
(69)Ángel H. Vidal, La leyenda de la destrucción de los charrúas por el General Rivera.
en "Revista del Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay", tomo IX, Montevideo.
1932, pág. 179, nota.
— 65 —
�— .99 —
"8 3?d 'aP!qi (S¿>
•¿8 3?d 'mapjqi (W>
U9 S3JIJJB3ID sn[ ajuaniBJBp asjBAjasqo 'SBiuapB 'uapauj -¿8 8Bd 'raapiqj (¿)
'¿8 ^ 8 'S^-t^^ "s3?d 'opBjia ofBqBJx — -X3AIH ^^
"8 "3?d '9881 'oaptAajuoj^ •soaijnaí/ijsní sojuatun^OQ 'svSijjy — •OHia^aH^ -rj "3 (0¿)
-itujsuoo anb uoJBpunuB souaiu o^ jod o uoiaiqíqxa ns ap auSnj p ua
uojaXnjisuo^ (f ^tt9<pp^BTCA "IP93 I9 9jaíPJ 3S 8n^
ouioa ' (g¿) sosanq ^p OA^od uoo opBpz^ui ooBqBi BqBOSBOi
(I Í9JU9UIBJU91B OpUBJIUI T[^B OUISIIIIISB 9SJiqiOJ9d
oun BpB9 sa^nzB sbXbo: 89jj 9p soisandinoo ztjbu b^ U9 á
SjnjjBqo s^fBtuBj sns 9p sbzbjj sb| BqBAjgsuoa BstmnXn^) (q í
[9p SB0nSTJ[919BIB0 BSOÜlDiq 89UOT8I9UI) (g¿) S99IJ}B9I9 9p
sozBjq so^ Bii^^j Bsnun^n^) (S í (Bq9uiA 'Bdijqtqo 'idB||inb)
OpUS9A ^9 BJ}S9llUI Y^l ^UltUnj) OJX9^ 9p BJ911J 'Bq9lljd OUIOO 'SOUIBp
9tib A 'pjjniBu pp opBino^ ojb^j9.i ng (j í (^f^) pBpiAiinBo ns gp sgnd
-sgp ojos sgnSnjaod p o puBdsa p uojgipugady (9 í (\L) ^íubo eun
U9 Jiui^op S9psj99Bq opnd SBtnBf (p Í89JB^ ap sajqtnn^soD UBqBjJBU X
SBrujBqo sorasiui so[p uBj^ap ag (a íoaipSora opsdjBd uoo sonoi[qo
sofo so^ UBjuaj^ (q íBidas p UBqBtaxxojdB as anb 'sojp ap sop o oun
U^ ojnoso sbui 'opBaouojq oanoso jopa ubjuoj^ (b :sBnjjBqa sojap^p
-J3A jod sopauaj b uapiaap sou anb ^sauoisnpuoa sajuainSis sb\
Bj^anu jod opBass souiaq 'bijbjSououi BpB^p ns ua oaipnd
anb ea^uanj 4t48BPJJBH9 8OUIíJIP^ sopBtuBj^ sojsa b uoJBipn^sa o uojbjbjj
'uojatA anb ssuosjad SBSjaAip sb[ jod sijb^ ua sopi^oaaj so^Bp so^ ap
Bspduioa b[ ap assq b[ aaqos 4anb jipBUB souiapod 4uns 'a^uauíBiajauoa
S?W o'^ • (0¿) 4t8OíPuí 9P sopand,, soj ap 'ajuauiBpBjsnfB 'buib^ sa[
as anb so[ b 'sojauoisiui so^ ap X t4sBnjJBqa soipux^, so^ ap sa^uaaaj
-ip a^uauíB^npsqB sbsoo ap ouioa B[qBq as 'opoxa p a^uBJnp 4SBSn^V
ap ojuatUBdtuBa pp uoiaisodmoa b^ ajqos XBnBJB^ pp oujaiqoS
p BipjBnBrJ UB^ldB^ pp 9UUOJUT OppOUOO p U3 :pBpiJB[3 BOpuapt
uoa uppupsip biusiui b[ opuaiuaiuBui anSis as 'uoxanpAa^ b[ oup
opusna j^ 'saiuapiAa uaa^q as BnjJBqa zbjb^uoui p X ojauomiu op^uap
-jo p ajjua Bpp ap uami^aj ap ssiauajajip sb[ anb o\ uoa 'pjnjsu
Bfiq ouioa 'ptA as omoa 'BpunSas b^ b X soimjiSaj sofiq ouioa 'sBuiaps
'aiuatnapBtJBAui b^oub sa^ as sojauíijd so^ b anb ap oqaaq p uopuijstp
Buisim Bisa Bjoqojjo^ '^BriJJBq^ ^ipuj 4BSo^ BiJBj^ ap pjnjBu ^fiq,^
ouioa 4soui9JiJ9pj sou BpmSas ua anb b ops oun ua 4X í (44uoiaaipsijnf
Bjsa apM o 444optjJBd a^sa ap^ o 444opand a^sa ap soupaA,^ so^sa jas
ap Bsajdxa upiauaui B| aaajsdB saoaA b) ínXadB^ ap uoiaaipsijnf B[
ap OUB9J93 ojund ojio unp ap o npuBsXs^ ap 4ojubj o\ jod 'souxoaA
X sajuBJBn^ ouioa amauia[qBTJBAUt uBiaunuap so^ sosbo sojsa ua sopqj
-ad^ soXna 4BUBSuap\[ X ouBp^q soiput so^ ap ofiq sa o^nAJBd p anb aj
-uauía^duirs jbjsuoo opuap^q 'sosbo so[ sopoi tsbo ua 'sopBiouB uos soip
-ui souxu ap souisijnBq so\ 'ajuBppB ua S08T u9 uopBioiut ns ap ji^jBd
b opBuiuiBxa souiaq anb 4npuBsXB,j ap 'ojiuag UBg ap Bisa^^j bj ap sa[
-BinbojJBd sojisi^aj $o\ ug *uopu^sip u\ opuaiuajusui Binas as 'sojoiu
-tjd so\ ap 'opiiJaAuoa UBiqBq as anb soaod so^ aj^ua unB sand 'soubii
-sija sojjo so^ X sapijuí uBja soun so[ anbjod ops ou 4sojauoisiui soipur
�rían, según veremos, un "toldo o carpa de junco": y ni la vivienda
guaranítica primitiva, ni, menos aún, la misionera, eran así. Era así,
en cambio, como lo estamos viendo, la vivienda charrúa. Faltaba sólo
el barbote a nuestros personajes, pero ya no lo usaban en estos tiempos
los charrúas; k) Los dos elementos de que está compuesto el nombre
del cacique Vaimaca-Peru, son fonéticamente afines a un alto por
centaje de las todavía no muy numerosas palabras que hasta ahora
se conocen del vocabulario charrúa y sus parientes, (es decir, in
cluyendo las guenoas y las chañas aunque no las kaingang), pa
labras que, contando los nombres propios, pasan a penas de 200. No
debemos olvidar que ese nombre nos ha sido trasmitido por fuentes
francesas y debemos pronunciarlo, entonces, como la haría un francés,
es decir, como Vaimacá Perú. En cuanto a esta última mitad la se
guridad es total, pues en el escrito en que M. de Curel pide al
"Supr. Gob. del Estado", en 1833, se sirva recabar el consentimiento
de los cuatro indios para podérselos llevar a París de acuerdo con
las leyes francesas (76), escrito en el cual, como es sabido, sólo fi
guran los nombres de tres de ellos con los conocidos cambios de
Guyendita en lugar de Guyunusa, Sira en lugar de Senaqué y Perú por
Vaimaca Perú, este nombre Perú, que estaba originariamente escrito
sin acento, aparece claramente enmendado por el agregado de un
fuerte y grueso acento sobre la u final, trazado visiblemente por pluma
y por mano distintas (al parecer las del propio Mr. de Curel) de las
del fino calígrafo que había extendido el documento: la notación
ortográfica francesa Perú debía, pues, leerse Perú en castellano. La
reproducción fotográfica del documento, que damos en la pág. 68
y ve por primera vez la luz (77), lo prueba así (Lámina VI).
Y bien, Vaimacá recuerda varios nombres charrúas terminados
en á acentuada: el de los caciques Caytuá (78) y Abayubá (79), y
especialmente los trisílabos agudos Tabobá (80), también cacique y
toponímico hoy desaparecido, y los igualmente toponímicos Cayastá
(81) y Nogoyá, señalado este último por Serrano y Pérez Colman como
charrúa (82) ; los apellidos civiles Cuiacuá, Cuyucuá, Dinapá (83) y
(76)Archivo de la Escribanía de Gobierno y Hacienda, expediente N. 49 de 1833, cons
tituido por una sola foja, sin caratular, pero indizado bajo el rótulo Curel Don Fran
cisco, por dos indios.
(77)En el artículo del Sr. Vidal que citamos en la pág. 65 se transcribe este documento,
• pero sin acompañarse su reproducción facsimilar.
(78)Martín del Barco Centenera. — Argentina. Lisboa, 1602, canto XIII.
(79)Ibidem, canto XI.
(80)Ibidem, canto XI.
(81)F. J. Sallaberry, S. J. — Los charrúas y Santa Fe. Montevideo, 1926, págs. 266
y sígs.
(82)Antonio Serrano. — Origen del vocablo "Nogoyá", en "Boletín de la Academia
Argentina de Letras", III, Buenos Aires, 1935, pág. 360, y César B. Pérez Colman,
Entre Ríos. Historia. 1520-1810. Paraná, 1936, tomo I, págs. 51-59, y especialmente 53.
(83)Pablo Cabrera. — Datos acerca de los indios charrúas, en "Tribuna Social". Monte
video, Abril de 1934. pág. 35. Estos apellidos no aparecen en la nómina del Pbro.
Cabrera con el acento final indispensable toda vez que se trata de voces agudas
terminadas en vocal, pero ello es sin duda porque tales apellidos figuran escritos con
todas sus letras en mayúscula, y para ese caso no se usa el acento. Por ello revista sin
acento y con todas sus letras mayúsculas Cayastá, es decir, escrito como CAYASTA,
pero este nombre figura además en el texto con las letras siguientes a la inicial.
^ 67 —
�'(oiuauínaop pp ojsaj pp 'jop^ ns ap pnjiB opsjsa p jod
'eauBJodniaiuoa ^aaajBd je bjuii uoa soipasa uBjpq ^s 'ajquioa onisim aisa ap aopenniinoa b
oipeuB as uaiqniB) anb buioo b¡ ouio^ 'oiuoob |^) 'ruaj ap aaqoíou jb ojuaoB nn oipBUB anb
B[ oubiu bjio anj anb asjaA apand anb p ua 'SBnjjBqa soipui saji B BiauBJ^ b jba3jj
EaBd uoisBziaojnB opuB]pi[OS '¿9 -3Bd B{ ua somixap.i sou anb [B ^a-in^ ap -jj^ ap ojpjs^
^Ktt-it ._^^^^í^V
IA V^I^V1
�Obaicá (84) ; las voces inchalá, jalaná, mautiblá, belerá, berá, chaloná y bajiná del Códice Vilardebó (85), y también varios trisílabos
agudos terminados en at, que por variantes de pronunciación o defec
tuosa captación auditiva del que los recogió pueden asimilarse a los
anteriores, tanto más cuanto que tenemos, del toponímico Marmarajá,
terminado en á acentuada, con que se conoce actualmente el Baumarajate que nos trasmitió como tal en el siglo XVIII Don José María
Cabrer en su conocido informe (86), y que, según es sabido, es minuano (87), la variante Malmajat, que nos da un acta del Cabildo de
Montevideo (88). Vaimacá interpretado como Vaimacat, se aseme
jaría entonces a Cumandat (89), nombre de otro cacique, a Malma
jat, y a perakat y gomálat, voces, estas dos últimas, del vocabulario
contenido en el libro La Cosmographie Universelle, publicado en
1573 por el viajero francés Thévet, y que se basa, en esta parte, en
datos tomados en 1555 por marinos franceses que hallaron en estas
regiones a unos indios "gros et grands" de cuya boca las recogieron,
y que Lehmann-Niestzche identificó recientemente, por razones et
nográficas, no con los patagones, como antes se había hecho, sino
con los charrúas (90), como a nosotros nos lo hacen ahora verosímil,
a nuestra vez, además, estas semejanzas lingüísticas hasta hoy no
señaladas por nadie, y que se robustecen, sin que tampoco nadie lo
haya percibido, al parecer, hasta este momento, con el hecho de que
la invocación a la luna, como objeto indudable de culto que estos
indios hicieron en 1555, coincide con la hecha en 1574 por un chaminúsculas, y entonces el propio Pbro. Cabrera acentuó correctamente la á final.
Debemos, pues, generalizar la misma eufonía charrúa de Cayastá y demás nombres,
que nos son conocidos como agudos, para deducir sin ninguna violencia que los
demás apellidos que hemos citado eran también agudos. La duda se disiparía acu
diendo a los documentos originales. Se trata de indios que fueron bautizados en
Santa Fe pero nacidos en la reducción charrúa de Cayastá, e inventariados en un
empadronamiento del siglo XVIII que fue facilitado al Pbro. Cabrera, en facsímile,
por el Dr. Biedma cuando éste era Director del Archivo General de la Nación
Argentina, pero el Pbro. Cabrera expresa que lo perdió, habiéndose valido, para
la nómina que publicó en 1934 en el trabajo que citamos, de una copia que feliz
mente había tomado, sin duda por precaución, del facsímile aludido. No nos ha
sido posible todavía trasladarnos a Santa Fe para intentar una compulsa de las
inscripciones en su original. Celebraríamos que algún colega lo hiciera.
(84)Ibidem, pág. 36.
(85)S. Perea y Alonso, Transcripción tipográfica y Exégenis filológica, etc., cit., en
"Boletín de Filología", N. 6-7, (Marzo-Junio de 1938) Montevideo, págs. 12, 13 y 14.
(86); Informe de Don José María Cabrer, en Melitón González. — El límite oriental del
territorio de Misiones. Montevideo, 1882, págs. 261-264.
(87)".. .Baumarahatc, que ern idioma Minuan significa Serró frió", confr. ^Diario para
os comisarios, astrónomos e geógrafos da primeira tropa], en "Collec^áo das noticias
para a historia e geografía das na^óes ultramarinas que vivem nos dominios portuguezes ou lhes sao vizinhas", Lisboa, 1841, VIL pág. 56. (Cit. por Félix F. Outes.
Sobre las lenguas indígenas rioplatenses. Materiales para su estudio, en "Revista de
la Universidad de Buenos Aires", N. 99, Año X, tomos XXII-XXIV, Noviembre
de 1913, nota 2 de la pág. 237). Véase también Aurelio Porto, O Miriuano na
Toponimia Riograndense, en "Diario das Noticias". Porto Alegre, 23 de Julio y
1. de Agosto de 1931.
(88)Acuerdo del 11 de Abril de 1763. (Revista del Archivo General Administrativo,
tomo 3., pág. 397).
(89)Ibidem, págs. 289, 390, etc.
(90)R. Lehmann-Niesztche. — Una desconocida expedición del año 1548 a la costa de
Patagonia. (Suplemento de "La Prensa", Buenos Aires, 6 de Marzo de 1938).
— 69 —
�pqi (^)
•gg -3Bd ''lio "Aa^ •stnujvqa sotpvt so; ap vojiaav sojnq — 'vH3iiav[) oiav^ (01)
"¿6Z *a?d '*Ia 'jn^-op-apuDUQ oijj ap satuvjiqvq soaijiwiuj — 'oxho^ onaany (201)
"2t ^ 6 "88?I
oraox -^n2nj/3 2a ua 2!íods3 uppnuttuoQ tq ap vuojsijj — -yznvg
sbjjo X ti^B^ saoaA BBan nsB^ b buibii 'aj vjuvg ap mamaojd X popnp ; ep bijojsij^
ns ua 'VH3AH33 anb jbiou aosq XxjaqBgBg 'souiEjia anb bui3bcI b[ ap (g) bjou b¡
U3 'S81 •8?d '9Z61 'oaptAaiuoj^[ -a^ vjuv^ X sonuv^j soq — '[ *g 'AHH3avnvs *f 'j
*Zl *8?d Vi ora^ 'oAjiBjjsiuimpv ^BJauaf) OAiqajy jap BjsiAaa
'IIIX ^ IIX 8ihb^ 'nuijuaSuy — •VH3N3IN33 oaava iaa mjihvj\[
"0681 3P oisoay ap 61 'oapiAai
-nopj 'x¿6 o'ti 'AI SB ',4B3OíIa EX, na ta^il 19P oaog vq 'zvjq oaaAaay oaavaa^
•oxauínu uis '^¿x '^ed 'inapiqj
•6^ O'N '891 "I 'niapiqi
"2 o*M '891 #3B^ 'III ouioi 'g^6I 'oapiAajuopí
'XBn3njfi ^p oaijBjSoa^) X oaij<>jsijj o^njtjsui pp uoiiBa^qnd '4iB2BUBjjB^ oiuoiuy
06biubq ap sojjjasa,, ua 'ouvip vtuotpi pp otpuadwo-j 'vovNvaavq -y osvmvq
•SBAja^ ap Bjqo bj
ua opiuaiuoa p sa anb 'oubuib[) *j pp souand omspaiBa oeoiaa^d pp JBiiunsoBj
uopanpojdaj Bun (if X g^. -s3Bd) 'n X 1 sbuiuibj ouioa 'Bp ¡ibu^i^ -opBJBpB
uis oíSpJoa sajnQ anb 'oaijBjSodn jo.ua un ap bjbjj ag -B[os enn oraoa puiSuo
ouisim p aiidaj b¡ sbui saaaA eop anbxod 'jo uo 'sop ouioa puiSuo p ua aaaaJBds
ajuBjsqo ou 'BjqBpd Bps Bun ajuaiuBAijaap sa jot/o anb Bjjsanuiap ijBuSj^ '\f 'Sed
aiuauípiaadsa '81 o'M 'Bj3oiodojjuy 'a *J 'ítBJBIJ 1 P oasn^i pp sbio^j,, ua
'svcu.au atvqy pp vouanS ou/spajoa jq 'ixvnoia oraiy saaviDiii\[ X '^-^^ "s3Bd
'161 P ^jqu^iAO^ 'AIXX'IIXX OTUl 'X ^B '66 o'M V83J!V on^na ap pBpisxaA
-iufi bi ap BjsiAaa,, a 'oipmsa ns vivd sapuaivj^ -sasuajvjdou SDuaSipm svn3ua\
stq 9Jqo^ 'S3xno 'A xn?a un3as 'ajuamSis X 8^^ És8Bd '¿8¿l 'Buasa^ 'ttan3uti aipp a
'Bxxai Bipp Buojs a 'o;jBjauB[d opuotu p oaijB^sa oi33bia 'omonjpp bija Bijap bijojs
auaijuoa aqa osjaAiuQ ipp api,, ua 'an2ui/ \pp oapvid otSSvg 'syAH3g ozvauoq
"IIXT "a?^ "lID <DP"-'^M/>a viSoiojtj -88S *8Bd '66I
'oapiAaiuoj^ •tlB!8oioiia 8P UH3IH^ na ''a:l8 'XvnSnufi pp ptuauQ vpuvg o^ aP
svuaStput soj ap oppouoa oaijsin^ui^ ocuaov pp ouvtuaauj — -osNOiy a V3H3J *g
"IX lnBa 'outiuaüjy
(001)
(66)
(86)
(¿6)
(96)
(S6)
(^6)
(6)
(Z6)
(16)
ouiod sopezpn^q u^o^aede 'tuta^ opBjqinou un anb opora orasiui ^ap
'anb 'bjsbXb^ ap SBrujBqa uaiquiBj '(f-Ol) 1IDÍX ^ nuiBuiBj^ 'nqmBjjQ
'(^01) njoqijj 'nqanq^ sa^iAia sopqpdB so{ b i (01) BquBp^g ap oijbiq
\9 ua opBjBuas 'njBg ouBnmm anbiaBa ^ap ^ Á '(XOT) ^^^PV ^ (001)
nsB^ '(66) íl0BX '(86) ^jaX SBnaaBqa sanbiaBa so^ ap je BfamasB as
Á ' (¿6) SBnxiBqa so[ sopButuuaixa uojanj anb ua 4^^íX PP ^aog b^
ap bzub)bui B| ua opiaaq opuaXBa Bj^eanuí uoioipBJj B| anb '^dag ap
ojauBdmoa 'tuig anbiaBa x^p 'xnsn ajqrnou \9 'oumuí ajqiuou x^ ouis
sBzinb sa ou 'n^ag 'anbiaBa x^p ^jquiou x^P p^jiin Bpun^as B-q
•(96) ymi{ BaiqBgsouom zoa bx á (56)
^vd jvsiiu ouioa saxBj saaoA BqBuuoj X x^uiuijai sa anb '^ BUBqa uoia
-isodajd Bidojd bx X (^5) jvnS^imdmS *jonSptmi{ ouioa saxBj 'xBjnxd
Xa BqBoipui anb }n^ BxnaijJBd bx Jod SBpBuiuua^ SBUBqa sbx SBpoj oiuoa
isb 'aBuoiauaui ap souiBqBaB anb soqBXJSij^ soy uoa ajuBuoisajduii
bzubfamas Bun uaaaajo anbaod mbB uoiaBxoa b aaBjj oun^iodo soiuaaaa
SBqBXJSiq anbunB anb '(6) i^10 ^- Wuív 'sBouanS saaoA sop Xbjj
qBpnBa jaasq ap sora
-BqBOB anb ap oíainf ap so^uauíaxa sox ap ojuairaiaouoa aauaj
-nas 'opBp opis axjaq^q ou aod (^6) sBpBa^uBxd pf^p osuoxy X
anb SBpnp sbx opuBjadns 'BnaaBqa oinoa aqazisai^-uuBiuqaq-jaAaqx oij
-BxnqBaoA aisa aiuauiBAijxuijap JBaipuiAiaa soraaqap x^no ox opoj jod
' (16) ^jauajua^ Biuaumaop anb 'xouBdsa un b JBijBsap BJBd
�tales en Santa Fe; al del indio Naybú, que el General Antonio Díaz
conoció entre los charrúas (105); a las voces tinú y caracú, que figu
ran en el vocabulario charrúa del Códice Vilardebó (106), aunque
esta última es también guaraní, sin que pueda afirmarse si la aculturación se produjo en un sentido o en el otro; y al nombre de algún
animal silvestre de nuestro país que hay que suponer charrúa por la
lógica de esta concatenación fonética que intentamos evidenciar: no
ya el tatú, ni el pacú, ni el yacú o pava de monte chica, que son
guaraníes, sino el pirú o pava de monte, sin contar el teru-teru, al
que razones onomatopéyicas han hecho sin duda que cargase sobre la
e de la sílaba inicial el acento que debía recaer normalmente sobre
la u de la final, transformando en graves los dos elementos repetidos
en el vocablo compuesto que de otro modo habrían sido agudos (107) ;
(todo ello lo decimos sin olvidar al Perú español guaranizado, que
significa Pedro, y en el cual no hay por qué pensar puesto que hemos
visto que hay también un nombre propio Perú entre los charrúas
de Cayastá, y un cacique charrúa Pirú, ni a las voces guaraníes pyrú
(pisar), pirú (flaco) y muchas otras más terminadas en ú acentuada,
porque lo importante es recordar que en el idioma charrúa se encon
traban también palabras de esa clase, y que, por consiguiente, su
presencia en determinado caso no tiene por qué obligar a pensar que
se trata de voces guaraníes, debiendo, por el contrario, tenérselas por
charrúas todas las veces que, como ocurre en este caso, circunstancias
de otro orden aconsejen con mayor grado de probabilidad que deban
atribuirse a los charrúas) ; 1) Haciendo la misma salvedad con respecto
a la existencia de palabras guaraníes terminadas en é acentuada, dire
mos que a su vez el nombre de Senaqué no parece fonéticamente
guaraní, y en algo se asemeja al de los caciques Sepe (108), Naigualvé,
Gleubiblé y Doimalnaejé (109), todos charrúas.
(105) Antonio Díaz. — Los indios charrúas, manuscrito inédito sin foliar, intercalado en
el tomo 4. de las Memorias del General Antonio Díaz, también manuscritas e
inéditas. (Archivo General de la Nación, Documentos pertenecientes a la adqui
sición Antonio Díaz). Se trata de un códice precioso para el conocimiento de las
fuentes documentales de primera mano para el estudio de los charrúas, que nos
proponemos publicar en breve.
^106) S. Perea y Alonso, Transcripción tipográfica y Exégesis filológica, etc., cit.,^ en
"Boletín de Filología", N. 6-7 (Marzo-Junio de 1938), Montevideo, págs. 12-13.
(107)La voz teru-teru, aunque onomatopéyica, difiere de la guaraní teteu, también ono< matopéyica, con que se designa en esta última lengua la misma ave. Es sabido que
cada lengua crea sus onomatopeyas a través de sus propias tendencias fonéticas y
como, dado que teru-teru no es guaraní y debemos, por consiguiente, atendiendo
a la zona de dispersión de esta voz. que coincide con la del charrúa, suponer fun
dadamente, como lo hemos hecho, que ella pertenecía al idioma charrúa, ella nos
suministra un ejemplo más de lo que podemos considerar formas léxicas naturales
en este mismo idioma.
(108)Antonio Díaz. — Historia Política y Militar de las Repúblicas del Plata. Tomo 2.,
Montevideo, 1877, págs. 86-91; Eduardo Acevedo Díaz, La Boca del Tigre, etc., y
Modesto Polanco, Los indios charrúas, etc.
(109)F. J. Sallaberry. — Op. cit. pág. 266. No añadimos a estos nombres el de Daimanaejé, que Perea y Alonso anota como diferente de Doimalnaejé en su Inventario
citado, porque el último de los autores nombrados ha padecido error, sin duda
por no haber hecho una compulsa personal de las obras que cita como fuentes, y ha
berse guiado acaso por datos que le fueron suministrados verbalmente o en copias
mal tomadas por otros, lo que se explica dada la avanzada edad del filólogo nom— 71 —
�— ZL —
'(opmp OAiqajy) • -g •sojU9iniB9B[) ap j ojqig (^jx)
-(npuBsXsg ap 'o^uag nBg 9p Bisa[3j b| ap OAiqajy) -Qf -j -sojjanug ap j ojqig (ni)
'¿II ^ ¿8 '98 '! '9S 'S2 'ti 's2?*1 'opBip ofBqBJx — '^aAig mvj (On)
*(IX olu^3 'ouijuaSjyJ 'Biauajsixa ns gp jaqrs BJBd auodsip
^s gnb ap oubid BJauíud ap ajuanj Baiun 'VH3N3XN3[) unSas 'o^dipq^ BJa ojdpo
-suB.il isb anbpsa ^ap ajqmou ojapBpjaA jg "ajuanj ns ouioa aiuauíBsaadxa Bi;g o[
gnb 'janbe b oiiiuisbji gnb Bidoa ap jo.ua un isb opiquasa je ppapsd Bzn^g anb
-jod 'otiDjuanuj opBpjoaaa ns ua osuojy X Bajag aiuauqBn^í a^oaaj anb X (^-gj; -8Bd
'j orno] '"ip -do) yznvg Buopuaui anb ajdijaq^ ap aaquiou ^a souiipBUB oaoduiBX
•BjajqB;3 jod zaA ns b 'opiSoaaj ajuauípij Xjjaq
•B[[Eg ap afaEujEinioQ ^ap BiduasuBJi \t.ui uppipdaj a^duiis Bun 'sand 'sa osuo[y
X Bajoj ap afaBUBuiiog ]g -bjou Bisa ajagaj as anb b XjjaqBgBg ap ojqg pp
opBuioi opaqBq ap uopuaní Bsajdxa b^ uoa 'ajsa ap ofBqBJi pp ojxai ¡a ua afanujciu
-log oiusiui ^a 'oiquiBO ua Bjn3i; js X 'Bjajqs^ ap buiuiou bj ua BjnSij ou ajqiuou
opun^as ajsa pEpijcaj ug •afanuEiuin^ ap p Bjcd aiuanj omoo tjBioos Bunqu^,, ua
opBogqnd ofBqBJi opBiía ns ua VH3Mav^ 'OJ^d \b X 'afaEU[Bui;og ap ajquiou \a BJBd
ajuanj: ouioa souiBip zaA BJisanu b anb BUiá^d b^ ua XjjaqBgcg b osuojy X eajaj
ojoap ua BJ13 •SBaajoijqiq sb[ Bpeq SBpi[BS sns Bqngnai^ip ajuoiua[qB(|Ojd anb opBjq
so[ 9^quo 9nb 'somii^d^j 'oniisjxBj Bjx^s i (ZJ_\) (¿081 uaN[
TB\ 9p BTJBJ\[ 'BIS9^Sj B[ Xod 98OpUBSB0 Bim A 4BI9U91IU9d B[ 9p O1U9UI
-BXOBS ^9 oiqioax anb ' (TTl) bJjbJ/\[ ^sof ajqraou ap '^X8I U9 oixantn
Bnx.iBqa un UBxn^ij ojps A 'Bisa anb opBziinBq BruxBqa ouiu ojio
aaajBdB ou 'aiuasaxd [a Bis^q 'soxqq sns ubioiui as anb ua '^O8I ^ps^p
^anb B| ua A siBd oxisanu ua BnjJBqa ^ap uoiaBiiqBq ap ^buij; buoz bj
ap 'aiuauq^niJiA 'Baiun B[ Bxa anb BinbojjBd 'npuBs^B^ ap osBa ^a
ua BpBuixijuoa aA as 'sBpBaqqnd aiuaui|BiajBd opis UBq A a^j BiuBg
b UBjpuodsajJoa sauoiodixasui SBXna 'b}sb^b^) ap uoiaanpax Bpiaouoa
Bf ua oa^bs 'oijoiou oqaaq sa anb 'BruxBqa pp ouisiin^q pp p^pij
-Buotadaaxa b^) sopBzii^Bq jas b uoJBa[^ anb SBnjjBqa soipux eouiis
-inbod so[ axiua 'anb ouiisijbj ^ixag *siBd oxisanu ua aiuanaajj oaod
sa A Bja axquiou aisa A '(OXl) sJJBd 9P sasaauBjj soSiuib sns uaatp o[
unSas 'Bsnun^n^) ap ouBiisija ajquiou ^9 Bja B[aB3T¡^ 'uaiq Bjoqy
oiuo%uy
=aaj Aop ísauoiaBi[qo sns uojaiiJtApB sa^ as sauamb
b 'aB^BquiB^ Bijoiai^ X 'Buipa^^[ |anuBj^[ souijpB^ uoj
-anj :BnjjBqa Bipuj bso^ ^jjbj^ ap ^BjniBu Bftq B[aBqaij\[
bijbj\[ ajquiou jod osnd uainb b 'opBSBd oub jap ajquiai;
-dag ap oqao X aiupA p oiobu 'b 'buiu Bun b aiuauíau
-uiaxog ospn^q 'aJisaBj^[ opBuSj 'j^ '¿'^ '^J \^ (Biauaaq tui
uoa) aiats soiuapoqao ^ira ap oipif ap sps X 'aiupA u^
CBpxjapj BppjBd B[ isb aaiQ 'ajqiuou p 'jBSn^ jauíixd u^
: sapiuauíBpunj sauozBJ sbijba jod
BsnunXn^) ap b^ sa BppjBd Bisa anb aiuatuaiuBUiuuai souiBuiJijy :
vuiwvrj) BnjJBqa Bun uaiquiBi Bja B[p anb Jiaap sa '44^so^ bijbj^
B[ ap pjniBU ^fiq?^ BJa anb 'souiia otnoa '
aaip as B[^a ua X 'BsnunXn^ ap ouisiinsq ap BppjBd v\
-Ba 'sa 'souispnBq ap j ojqp ns ap #bia gx sbCoj b 'npuBsXB^ ap oituag
UBg ap Bisax| bx ap OAiqaJB [9 ^a jbijbjSoioj oqaaq X oixaiqnasap
soiuaq anb X g¿ -Bd bx ua souiBp anb 'jixapj ap souiBqBaB sou
anb b oinspnBq ap Bppj^d bx 'oiuaiuiBpunqB joXbiu b 'oxa^ o#g
��—M—
•\% -9ed 'niapjqi
•gg 8ed 'nwpiqj
•II -8Bd 'opBjp otBqBJX — -laAi^ lav^
-nf ap 5^ ^9P '4tajiBja:uiq adojnqtq^ ua 'ajnuoipiuaiu anbiuaiuy^ ap
sunjuvifo sa3nanv sa(j o^nojiJB ns ua '(sopjoj o SBzoqa sns ojano ap
uajqn^) M8op^oj no sannq sas Jiña ap ^uaJAnoa s^j^ aaip Xajj^
•t^BuoT^B^[ aq,, ua oiqjja
-sa anb SBtujBqa so| ap oSiuib ouhuoub ^e X Xajj^ b souijjapj so^^
•so|JBjJBOsap ojp jod sotuaqap X 'uoiadijasap BpunSas na ua BJBzy b
jBidoa b '^njjBqa BpuaiAiA v\ aaqos sojBp b ojoadsaj 4uBiimi[ as sojja
ap sop 'stjbj ua uojaiA so\ anb soSpsa^ soj b o^u^na ua :uaiq j^
•sb|ij sns ua JBqan^ b X SBnjjBqa ^o\ uoa jiaia b oan^ anj as 's
soipui ap o[qand un ua opBiao X opiaBu uaiq is 'anb opBp
oidojd jb 'sBAjasaj uoa anbuns 'p^pqBa Bjsa ua 'ajuatnSisuoa aod 'osnp
-ui 'BndJBqa pp oipn^sa p BjBd snaifvjSouta sa^uanj ouioa sopBidaaB
souiaqap 'ojub^ o^ jod 'X 'BrujBqa ouioa bjaia 'BJtaAi^[ paaua^) pp
'opBOOAUi souiaq anb 'oiuorat^saj p b[ba 'anb ousuinq odnjS un ap
sopBtuoi uojanj anb^od X 'jBzipnjund ap souiBqBOB anb o\ opoj jod
'ajwatupiaos UBja o\ 'ojuauioui ns ua 'anb asjBuuijB aqap 'souapajají
ap souiBqBDB anb b sonpiAipui oauía so^ BBtujBqa UBja ou atuatuvoiS
-pjodoujuv o poio^i anb asapirapB as anbunB —^isb BjoqB apsap opBJ
-b[ob opBfap a^qBsuadsipui souiBjapisuoa X— SBnjJBqa so^ b uoiaBpj
uoa asjBjBJj uspand anb SBuiap so^ sopoi BJBd ouis 'BpuaiAiA B[ ap ops
ojaadsB a^sa BJBd bX ou '(piauasa o\ sa o^sa X) ajj^d bj^o jo^
•pjoj 'o^ubj o^ jod 'sa Biauappuioa B-q
•npuBsXB^ ap buoz Bua^d ua 'sand 'opoj : (SXl) XBnSnjq oi^j pp sbjjijo
b opia^u BjqBq Bjsa Bipui BpBanjuaAsap b^ ap uoiaunjap ap ^pii^sd
B^ un^as X '(^XX) oaa^[ oi^j \ap sbx[ijo sb^ ua sj^d ns ua bjaia BsnunX
-n^) 'noqauB^ uq \a unag -uaSiao ap uotSaj ns 'jBSn^ Jaaja^ u^
•SBuanbad Xnuí 'sand 'nos SBiauajajip sBq
9P oiunf ua g^ ouis q^ ou 'Biua^ '6081 9P 9-iq^^aijag ua opiaBu
anb ojsia soiuaq X 'aqBna^^ anb pBpa buisiui b^ ap Baa anb
zaA bj b uaaip '(gXX) ^^uv q^ ajuauíBxos BsnunXn^) b uaXnqojB sssaa
-ubjj saiuan^ sb^ uaiq ts X 'soub 9^ Biuaj BpBzijnBq BxaBaij^[ bio;bj\[
Bjsa 'siJB^ ua Bjdijasap sa BsnunXn^) opusna 4gg8X 9P oiunf ua anb
'aiaap sa '9O8I 9P ^^quiaijdag ap g I9 opia^u Biq^q '¿081 aP TInf 8P
9^ ja BpBzpnBq 'B^a^ai]^ bijb]^ Bjs^ -p^pa B{ 'jBnj opunSas u^
•JBzijnBq Bjsd sa^aijuí souxu opu^asnq sopEfa^E sajBn| X
saiuom soj Jod Bpxjjoaaj Bun ua oziq oj oun:qn a^sa anb jauodns aaBq
pna o^ opoj 'Biauaajx ns uoa 'aj^saBj^ otaBu^j 'j^ '^ ja 'ajuaiuai ns
jod ouis 'zauijJBj^[ oiuojuy oijaAXjg '¿ \9 Bja o^ anb 'oaoja^d Baña \a
jod ou 'sa o\ X 'ojuaiunaBu ns b sojBipaiuui so^ ua o a^uainSis Bip
^B uos ox anb 'npuBsXB^ ua sopBztjnBq uaaaaBds anb soxnAJBd sojjo
sox sopoi uoa ajjnao anb oj ap Biauajajtp b 'BpBzi^nBq jas ua sasatu
zaxp BpjBj buiu Bq 'zejeiuoiu BpiA UBiasq ajpBiu ns X BsnunXn^) ^
•sisd ojisanu ua zbjb^uoui BpiA UBja^q anb so^ ap opts BX^q o^ anb
sbui o^os oun xu souiaaouoa ou anb isb opuais 'SEjaBaij^ sop asaiq
-nq sopBzi^nBq jas b opsSaxx uBXsq anb ssnjJBqa souiu soraisinbod
�nio de 1833 (116), y denuncia, además, sus fuentes, citando, para otros
aspectos, a Azara y al P. Dobrizhoffer (117). La copia es somerísima,
pero visible.
El amigo anónimo de los charrúas que escribió en "Le National"
de París, dice en su artículo del 12 de julio de 1833, refiriéndose a
su vivienda: "...cortan del primer árbol tres o cuatro largas ramas
verdes, luego las curvan de manera de hundir sus dos extremos en
tierra. Sobre los tres o cuatro arcos formados por esas ramas, ex
tienden una piel de vaca que forma el techo. En menos de una hora
de tiempo un jefe de familia edifica así una casa suficiente para él
y su familia. Entran en ella, según la expresión de Azara, como un
conejo en su agujero" (118). La copia es evidente y, además, con
fesada.
En cambio, Dumoutier, el que mejor los conoció y estudió, dice:
"Sus habitaciones son hechas según las localidades, sea con grandes
cañas o ramas de árboles. Cerca de los arroyos se sirven de tres o
cuatro grandes bastones cuyo extremo más grueso hunden en la tie
rra, haciéndolos converger, y por el otro los atan, a veces en vez de
tener una forma cónica, su cabana es cuadrada, sus paredes son for
madas por juncos trenzados, o lo más frecuentemente por cueros que
forman también su techo. En estas chozas se encuentran a veces doce
individuos de los dos sexos y de toda edad" (119).
Pero luego dice: "Con las pieles desecadas de los bueyes o de
las vacas cubren sus toldos (carpas)". La copia de Curel, a quien aún
no hemos citado, podrá hacerse en seguida evidente, pues es la única
vez que emplea en castellano la palabra "toldos", palabra que no es
charrúa sino española, y que traduce por tentes, que hemos vertido
a nuestra vez como carpas, para referirse a su vivienda, en tanto
que cuando describe más arriba el otro tipo de habitación, no el de
cueros sino el de juncos, la llama, como se vio, cabana (cabane) o
choza (hutte). No es, pues, aquí, Dumoutier fuente primaria, sino
que lo es Azara, a través de Curel, pues veremos éste lo está copian
do. Siempre es Azara la fuente primaria única cada vez que se atri
buye al charrúa la choza de cuero. Como fuente primaria, Dumoutier
nos da, pues, los toldos de juncos, bien cupuliformes, con especial
diagnosis caracterizante de una choza en forma de colmena, pues
les atribuye forma cónica, (fig. 10) bien cuadrados, y lo hace además
de darnos también los toldos de cuero. (En cuanto a la choza en
forma de colmena, señalemos que Pérez Colman dice que el topo
nímico entrerriano Mazaruca "se hace derivar de la palabra española
Maza, apellido, y de "ruca", que significa casa en lengua cha
rrúa") (120). Desgraciadamente, el autor no da los fundamentos de
tal afirmación; pero hacemos notar que ruca es la voz araucana que
(116)Ibidem, pág. 81.
(117)Ibidem, pág. 79.
(118)Ibidem, pág. 91.
(119)Ibidem, pág. 106.
(120)César B. Pérez Colman. — Op. cit., tomo I, pág. 65.
— 75
�— 9¿ —
-8Bd "jia -dQ —
o) opioz nnf) :aoxp jnbB X 'eiJBiimd ouis Bia^punogs gjugnj bX ou
48^ p^n^ B1JB9 BJS9 U9 9tlb 'JI09p 89 4B}99Xoad BJJ9 U9 9nb OJ SOipUl
sns b 9^U9UIB19J9UO9 opBjjnsuog agq^q gp 89nds9p Bpnp uis X 'sjjb^
U9 BX B^t^9S9 '8BT9U9T^ 9p BtUI9pB9y B^ B BJJB9 T18 89
"(I^I) ((soPJ1 8BpBUlB[[ 4OJ9n9 9p SBd^B
J*
9p 89 9nb o| '9}U9inxsuo9 aod 499ip ¡9 U9 X 'uppdij^s^p BpunSgs
ns U9 BJBZy B 9JU9UIBJBP OpUBldOD Opi Bq 9llb U9 49fBIA J9 9JUBJ
-np 9^U9UIBan89S OJIJ9S9 4OJ9^^OJ Opi9OUO9 US 89 BJ9UHjd Bq 'S9JU911J
sop 9}U9uijBn^i U999JBdB 9js9 gp ^ "sojjiqiqx^ BJBd si^e^ b
scq b oa9^^ 9nb oiJBS9^dui9 ^9 '^^n^ 9p #j\
'(Buisiiu Bj ap BJnjanjjsa 'epjainbzi
jouadns ajjed bj u^) *ouij[eQ ap ofnqip jap ounaBA ap oaana uod
-a^ bj b onisiniise apuodsaajoa uozbiujc B^ •ojxaj ja ua SBpojio sojuanj scj
jod B^duasap aaajBdü anb 'uuauíjoa ap euijoj ua Bzoip o apiouoa Biauapua]
uoa BJijajsiujaq 'Bjnd auuojijndna 'soaunf ap biujeijo BpuaiAi^ — *oj *oi^
•BU9UI^O9 9p BUIJOJ U9 BZOip B[ B '^^ X ¿g "S^Bd STB\ U9 SOUIBI9UnUB O{
OUIO9 ^BJ 'BnjJBl[9 BpU9IAlA 9p odlj O1JB119 OtQO9 SOUIBpU9S 4aí2^ BJ
b UBUIJ03 z^j^^ ^p upisnjB b^s9 iu 'uiuib^ 9p bj aod ouijjb^ 9p Bnaa
-BqO BJ 9p UpiDBlUJIJUOO BJ IU 4OUIJJB^) 9p U9iqUIBJ 4BlUJBd 9p BUBXbII
BJ IU 4OUIJJB^) 9p 4OJ9n9 9p BnaaBq9 BZOq9 BJ TU aBpiAJO UIS U9iqiUBl
oagd 4Bj8Bq bjos is aod ^nb 'aoiinouiriQ ^p uoiouara BaBjg bj ao^
'BU9UIJO9 9p BUiaOJ U9 91U9UI9^UBUTUIOp9ad
X BfBd 9p Ba9 BAijiuiiad BUBon^aB Bona bj 9nb X 4Bzoqo bj
�carpa de junco), fabricado por ellos será levantado en el recinto en
que residen, para servirles de alojamiento" (122).
Por otra parte, la literatura etnográfica más moderna atribuye a
los charrúas, persistentemente, una choza de juncos como vivienda
originaria. Citemos por vía de ejemplo las siguientes obras:
Manual de Historia de la civilización argentina preparado con
materiales de la sección historia de la Facultad de Filosofía y Letras
de Buenos Aires^ por Luis María Torres, Rómulo D. Carbia, Emilio
Ravignani y Diego Luis Molinari, y ordenado por Rómulo D. Carbia
(págs. 120-121) ; César B. Pérez Colman, Entre Ríos, Historia, 15201810, Tomo I, pág. 157; W. Schmidt y W. Koppers, El método histó
rico cultural, Áreas culturales y su desarrollo en el viejo mundo y
Sud América (Traducción y anotaciones del Dr. Aureliano Oyarzún,
en "Revista del Museo Histórico Nacional de Chile", Año I, Número
2, pág. 165) ; Krickeberg, Etnología de América, trad. española, Mé
xico, 1946, págs. 168-169; Antonio Serrano, Etnografía de la antigua
Provincia del Uruguay, Paraná, 1936, pág. 102; The charrúas, en el
"Handbook of South American indians", publicado por la Smithsonian Institution, Washington, 1946, pág. 192; y Los aborígenes ar
gentinos, Buenos Aires, 1947, pág. 120.
Podemos afirmar, pues, como conclusiones a extraer de este es
tudio, las siguientes:
1.
En cuanto al material, deben distinguirse dos períodos:
a)El charrúa propiamente dicho, en que el junco fue ex
clusivo ;
b)El posterior a la conquista, y que llegó hasta la desapa
rición del charrúa en los comienzos de nuestra vida in
dependiente, período en que, si bien el junco dejó sitio
a la entrada del cuero, para que éste lo sustituyera mu
chas veces, no fue eliminado nunca por él;
2. En cuanto a la forma, sin olvidar el "paravent" o mampara
simple que parecería se dio entre los yaros, y que les sería exclusiva, y
sin que podamos precisar períodos, ni localizaciones o áreas de dis
tribución invariables, ni atribución alguna a grupo determinado, salvo
esa q^e hemos creído poder hacer con el "paravent" para los yaros,
en el Uruguay medio, y acaso con la variante grande de la cupuliforme
alargada para los guenoas y los chañas, coexistieron cuatro tipos de
vivienda:
a) tres con seguridad, a saber, la cuadrada de techo plano,
la cupuliforme alargada con techo semicilíndrico, quizás
con una variante de mayor tamaño y doble cierre cónico
para los guenoas y los chañas, y la cupuliforme pura y
de base redonda, de tendencia conoide, o sea la choza
en forma de colmena; y
<122) Ibidem, pág. 16.
— 77 —
�— 8¿ —
•({buiSuo (3 ua ajuaijjo.) Bjjaj uoj Bjnáij B[jipjBjsBq ua o^sand souiaij anb o^) '9X"SI
•s2ed '261 'pupBj^[ 'jj oiuoi *ad[u;) -pa '/m/oipija/^ vjtiatuy v\ uod satvi^ 'vHVzy
ns ap Bpijou Bp sou anb ajuanj Baiun B[ sa BJBzy X 'ttSBjiJasap bX
sb[ b ajuBfaraas^^ Bja bzoi|o Bjsa anb BJBzy aaip ajuauíBJBp sand 'j^p
-lonpp anb uopanjjsuoa ap ppadsa oaiuaaj Biua[qojd 'ojdijasuBJj o[
jod aA as unáas 'inb^ ajuaraa[qBqojd BjjqBq on 'sopotn sopo) aQ
*(^l) 4t8OJ[Jo SOI B Jt^osnq b ba ajuaipp p
sa^na scq ap oqBa p 'sBip aaop o zaip Bjnp ojs^ "BjqBpd Bun Jiaap
uis 'opuaiJ^oa UBjpaj as X aausa^ ns b UBfap so[ ípBpijuBa suanbad
Xnin ua 'soAanq sns o 'saaipjiad sBun^jB X BnB uba3^[ a^ nqiJi B^ ap
souiu scq sa^uain^is SBip so[ X bububui b[ ao^ uaqaq iu jainoa uis s^jp
sop BSBd X jBsuBasap BJBd B^sanaB as 'sbubo sb[ Bjinb as j^y 'ojanp ap
uvisa anb soj vuvd vpouvdaud audiuais v^sa anb X snnuasap vÁ svj v
ajnnfauias 'vunqno vun n ji nxod ajns vuvuviu vj uo^ 'aid ua aqaou b^
BSBd apuop X oqaad p Bissq ajara as apuop oXoq un 'soubui sns ap
BpnX^ uoa 'jbabd BJBd p ap aAJis as X 'o-uaiq ap Bjund Bun ap opBraaB
opd un ouBin b^ ua BAa^ 'opora pj ap sopBiABjB soppuaiA UBaraq anb
ap sopipBnsaad UBjsa anbaod saaojaj sapraius sojjo so[ b iu ajaj^n^
-bC |b aaraaj uis 'BJnjp aainbpna b o anbsoq un b opnusap X cqos ba
as X 'opnp ap Bjsa anb afBAps p aps ojBJBdB osoju^dsa X ajsiaj ajsa
uo^ 'sajJBd SBpoj jod pn^i sa osanj^ oXna X oqauB ap s^au^ oajBna
b sop ap sajuBjaoa sB^pse uos anb oras 'aapj[B un ap osanaS pp uos
bubo ap sozspad sojsa anb Baja as o^j qa ajqos un^ X ojqraoq p
'ozBjq [ap joijajxa ajjsd B[ Bpoj ajqos 4BpB[nd ua BpsSjnd ap ^
-isaans 'sojjo so[ X 'ound p ua bab[0 as ozBpad jaraijd [^ *sopB[ sop
so[ Jod ua[BS souiajjxa so[ anb Bjauera ap 'o^jb[ ap oui[Bd un ap bubd
ap sozBpad uoa sajjsd ssjuijsip jod bs3iabjjb b[ X oz^jq pp aujsa B[
ua oazi[[ad ubjS un ajuaiaBd [B aoa ruoiaBjado ajuamSis B[ BBq sa[
anb bjb¿ oipui ojjo b uaSiJip as 6aqaou B[ jod 'sandsaQ 'zipjad ap soa
-anq o aujBa ua Jijstsuoa apand ajuaiuB[os ajsa X 'ojuaraip is^a jbotoj
uis 'Bzoqa ns ua 'sopnusap ajuaiUBja[draoa 'sbjp sop UBjpiao as ajpBd
ns ap ajjanra B[ b 'soj[npB uos sojsa opusna ojad ^sofiq sns ap B[ jod
ajpsd p iu jafnra ns ap ajjanm b[ jod o[anp aaBq on opiJBiu [[q9^
csajafnra sb[ ap opnp [a ojijasap jaq^q ap sandsap 'souiuuaj
sajuamis so[ ua BJBzy aaaijaj as anb b soiJBjaunj sojij so[ BJBd sauoj
-bX so[ ap BpBjSBS Bzoqa B[ ap uoiaBJapisuoa B[ ajuauíBpBjaqipp opB[
ap opBfap soraaq 'a[dij[nm o a[drais 'jbi^iiubj BpuaiAiA omoa BpuaiAiA
B[ b 'opaa^q ap souiBqBaB oraoa 'jBzijajaBJBa [B anb auodns o^^
'[BJaua^ ua BiujBqa uoiaanjj
-suoa B[ o Bzoqa B[ ap p anb orasira o[ sa ou anb 'BiujBqa BpuaiAiA B[
ap [B 'ojafqo ns Bja oraoa 'opiBJjuoa Bq as oipnjsa
íBusqa B[ X BouanS
B[ ap uotadaaxa a[qBqojd B[ uoa 'BAijaapa oiuoa ou X jbi[iuibj Bp
-uaiAiA oiuoa B[JBaijsouBip soraaqap 'outjsap ns b oju^na u^ o*g
íoqaaj uis X ojp^na ua sopB[
sajj ap ttjuaABJBd,, p Bas o 'ajuaui[BnjuaAa 'sbui Bun
(q
�existencia. Pero hemos preferido eliminar esta choza de nuestra diag
nosis porque la consideración funcional de esta choza daría necesaria
mente entrada al planteamiento de otros problemas de orden etno
gráfico, a saber, el de determinar si ella estaba destinada solamente a
los ritos funerarios descriptos por Azara o si también servía para los
fines mágicos de las chozas de varones, llamadas "gar^onniéres" por
los autores franceses, conocidas en diferentes pueblos de los ciclos
culturales femeninos o de derecho materno, en las que tenían su sede
y su ceremonial, también espectacular y de finalidad deliberadamente
terrorífica para las mujeres, las asociaciones o sociedades secretas de
los varones descriptas reiteradamente por los etnógrafos.
Este interesantísimo asunto, sobre el cual la investigación, en
lo que respecta a los charrúas, no se ha detenido todavía ni siquiera
para señalarlo como una posibilidad a negar o por lo menos a dis
cutir, habría quedado totalmente fuera del objeto de este estudio,
y por ello nos hemos limitado a dejar constancia aquí de que es ésta
una interrogante más que queda abierta para la interpretación final
del gran complejo charrúa, y por consiguiente un objetivo más hacia
donde dirigir las búsquedas de los estudiosos (124).
5. El estudio de la vivienda charrúa como elemento diagnóstico
para una posible refundición del gran complejo charrúa en el cuadro
general de los ciclos culturales nos haría incluirlo provisionalmente,
tomando como criterio para la diagnosis, indistintamente, bien a la
mampara o "paravent", bien a la de techo conoide cupuliforme o en
forma de colmena, tipos que hemos llegado a precisar como dos de
los cuatro que en ella pueden señalarse, y según fuese el punto de
vista clasificatorio que adoptáramos, ya entre los correspondientes
a los del área que el método histórico-cultural, en las concepciones
de Graebner, llama de derecho paterno, o en alguno de los que en
los de Schmidt son llamados ciclo exogámico-monogámico, ciclo exogámico con totemismo de sexo o ciclo exogámico de derechos iguales;
ya, previas las necesarias discusiones, caso por caso, como asimismo
debería practicarse para decidir su ubicación en uno cualquiera de
los que acabamos de recordar, entre alguno de los que, sistematizan
do diversamente a ambos autores y a Ankermann, a Foy y a Koppers,
(124) Consideramos tanto más necesario el enfrentarse de una vez a este problema con
relación a las charrúas, aunque, como lo decimos en el texto, no con ocasión del
estudio exclusivo de su vivienda, que es lo único que nos habíamos propuesto
hacer aquí, sino en la oportunidad de abordar el examen de sus ritos religiosos y
el del grado posible de supervivencias o entremezclamiento recíproco de los ele
mentos femeninos y los masculinos en su organización social y jurídica, no sólo
por el panorama de sugestiones que en sí mismo abre el trozo transcripto de Azara,
sino también porque, como habrá podido inferirse a la lectura de nuestra refe
rencia a los bororó de Kejara en la pág. 62, los bororó, pueblo que intentamos,
con todas las reservas debidas, proponer como un posible integrante del gran com
plejo charrúa, tenían su choza para hombres, en la que funcionaban las corres
pondientes sociedades secretas y sus ritos. (Véase Claude Lévi-Strauss,
tion a l'étude de Vorganisation sociale des indiens bororó, en "Journal
ciété des Américanistes", Nouvelle serie, t. XVIII, (fase. 2), Paris,
270, 271, 272, 278, 283, 284, 285, 286 (nota), 287, 297 y nota, planchas
X (B), y fig. 15 de la pág. 273.
79
�— 08 —
/
9p S9UOI9ip
-uoo ua 'SBZinb csoui9JB|[Bi| sou Bip unp anb X opuBJBdaad souiBjsa
9nb oipnjsa 'BiuBpaj o\ Buiai pp BpuapuaasBJ^ tb\ ouioa 'sauoixauoa
sns SBpoj U9 X opBjBdas jod o^unsB p 9jbdu9 3nb 'oipnjs^ ^p odi^
ojjo 9p ojgfqo osopBpmo jas aq^p anb o[ 's3|B}U9iJO-pjou sasuajB^doiJ
so^q^nd so^ jod Bpjmiisuoa 'ajuBqnsaj ^jnqna pBpiun B^ Bpo^ ap
Bjunfuoo uoiaBioaads Bun ap Bina^ojd pp jb uauíBxa ns jbaj9S9j BJBd
Buia^ ouiisijuBsajajui ajsa 'inbB 'opÉ^ap jBÍap b Bqqo sou 'sBisand
-jadns SDpjnqna SBdBa s^Anaadsaj sb[ ap Biauasajd b^ JBurauajap b
JBSa^ Bjpod sisipuB p anb ua ísauopBjnipiaB o souiBjsajd ap pnjtqnuí
ap Bpnp uis sopBUBuiip 'sa^xsod sauotanqijjB sssa ap sun BpBa uoa
'opsj jouaui o joXbuj ua soiJojaipBJ^joa soiuauíap sojio ap Btaua^sixa
B[ A 'BpuaiAiA ts\ sa o[ oinoo oaiun sisou^Bip ap Qjuauíap un ap
asBq tb\ aaqos sauopBaijisBp ap ojaua^ pi asjaaBq 3pand ou oja^
•Jiaapaad sojjosou BJBd
ajqísoduu BjABpoj sa anb A 4SBuqdiasip SBJjsanu ap oaxjijuap oan^nj
p a^uauíBAtsaans opuaiuodoad ji apand anb souojBaijisBp ssuiajsis
ap sod^ sa^qísod sojjo ap ojjuap tbA 'laAi^ ap sauopBqoaduioa SBais
-B[a bX sbj un^as 'Baiaauíy ua uojBJiauad anb sauoiaBJ^iui ap sajuanj
sa^uajajip saaj sb^ ap ojjuap ouBipj)snB ua^po ap sb^ ua bX í^u^jaui
-nq pp X apiouBiusBi 'apioraSid rao^pquij a uopuB^uoj\[ uBuiuiouap
�Jl'
t *
í"*' '^'^*
\^ "•• í
�
Dublin Core
The Dublin Core metadata element set is common to all Omeka records, including items, files, and collections. For more information see, http://dublincore.org/documents/dces/.
Title
A name given to the resource
Biblioteca Virtual de Humanidades en el Uruguay
Subject
The topic of the resource
Repositorio de ensayos en las Humanidades publicados originalmente en el Uruguay
Description
An account of the resource
<p><span>La Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación se ha propuesto contribuir a rescatar y poner a disposición de los lectores la escritura ensayística del Uruguay a lo largo de su historia. Esta Biblioteca Virtual de Humanidades en el Uruguay pretende reunir en un solo lugar más de dos siglos de textos de reflexión y pensamiento, dentro del amplio campo de las humanidades, producidos en conexión con la universidad. La mayor parte de esos textos han sido originalmente publicados en revistas universitarias o periódicos hoy difícilmente accesibles. A menudo nunca recogidos luego en libro—o recogidos con sustanciales modificaciones—, son textos que pueden contribuir a recuperar y mostrar las dinámicas de pensamiento y representación en el país, tal como se realizaron en tiempos de centralidad de la escritura.<br /><br /></span>La a veces fina y sinuosa línea entre Humanidades y Ciencias Sociales hace que textos de historia económica, de estudios sociales, de ciencia aplicada a la antropología, puedan tener cabida en esta colección, aunque el foco está en el núcleo tradicional de las humanidades. El Derecho (con la excepción de Filosofía del Derecho) queda, por su especificidad técnica y profesional, por el momento fuera de este grupo. </p>
<p>La colección será un trabajo acumulativo, con entregas bimensuales. En el tiempo, los textos se irán organizando de acuerdo a posibles lecturas de la historia de las ideas en la región y el continente. <br /><br />Aldo Mazzucchelli</p>
<p><span>15 de octubre de 2017</span></p>
Contributor
An entity responsible for making contributions to the resource
Pablo Darriulat
Gonzalo Marín
Rights
Information about rights held in and over the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Dublin Core
The Dublin Core metadata element set is common to all Omeka records, including items, files, and collections. For more information see, http://dublincore.org/documents/dces/.
Title
A name given to the resource
La vivienda charrúa
Description
An account of the resource
Apartado del N° 5 de la Revista de Facultad de Humanidades y Ciencias
Creator
An entity primarily responsible for making the resource
PETIT MUÑOZ, Eugenio
Source
A related resource from which the described resource is derived
Petit Muñoz, Eugenio : La vivienda charrúa /Eugenio Petit Muñoz..
Montevideo : FHC, 1950
Publisher
An entity responsible for making the resource available
Facultad de Humaniudades y Ciencias
Date
A point or period of time associated with an event in the lifecycle of the resource
1950
Rights
Information about rights held in and over the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Edicación
Format
The file format, physical medium, or dimensions of the resource
Libro
Language
A language of the resource
Español
Historia
INDIGENAS DEL URUGUAY
SIGLO XVIII-XIX
URUGUAY
VIVIENDAS