1
10
7
-
http://humanidades-digitales.fhuce.edu.uy/files/original/96395c5977b7d75f053e7a35c8bd073e.PDF
1d7a9f61dff751660f32659bbe8faec7
PDF Text
Text
961^-
*^
SVON3D A S3(JVaiNVIAinH^3<] OVimDVdA d J •
VDIiand3ÍJ VI 3Q
psu^snpui uoion^OA9i
"ü NHOf
soianisa
vannnD vi aa viaoism
�ap
•6811¿0/3DHJ4
j
A^J d3N ZL0ZV6
TOYHÍICEIS^OQSH
^^IH^SÜCEHI
^OIOÜIOA^H
TI
*íl
A
�Tiraje reducido para uso exclusivo de los alum
nos de la FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS.-
�S9U0X0U9AUX 9p 9XH9S BUli BXlb S^tU S9 OH
BS9 JOd 9Q.U9Unip.UI0O 9pU9XQLU9 9S B'Clb 0^1 * IIIAX Op
-ts pop sopBxpstu bxobií B.i.i9Q.Bp^ui U9 pzusraoo snb
,,pBX.iQ.snpux upTonxoA9U,j Bim 9p opBQ.pns9,i X9 9ríJ
9Tl"b S9U0X0B.I9U93 SOp 'B 0p^II9GU9 Bit 9S -BOT.JCpUIY U9
R Bdoung ua ¿ouistx'BT^^^^P11! I9 pT9^^'11 onpo?
pux npTo
-11X0A9JC '3X 9P ^39PT ^X 9P U^^THO K
^ 9p
op 'so^pupit sop R soupi^ sop uod *opurLd opuoxo
" BQ-SBit iR sas^uodep sop 'sóUBoxjcaiira sop 'sosnx
SOp UOd Op.TQ.^BdlÜOO Bjp U9 ¿0I[ * pBXvI^SUpUX UpTOBS
-xppAxo Bp sp usiux^pj: ps íBXUopsxit Bp U9 ooxup. oo
Tuipuoos usuix^px un b ao^u^puéd opunin s^sa •xipxsxA
9"p9^ R 9UX0 9p SBU90S9 9p9pXpS9p 9Q.UBpxd9.IQ. p9 R
SOXUBXp SOp 9p S9.IBpnQ.XQ- SOp UOd 0pB9pUBqUI0q >S9Q.^
• sop sp opxd^4j:Q.S9 p9 us opx^usums ^.soo-
S9U0XAB R S^pXUUBOOUUG J ' SSpXApiUOpnB
sp opunuí un ^soxoxjxp^. soQ-p^ sp sopusuiBpUBdB sop
us SBpjnpo^o: 'usumsuoo os o UBUsns sno sepus^ sp
'SSpBSOpOO SSpBpnXO 9p S9PPB0 SBp US UBPPsdoUpB
ss: sn"b ssq.us^ uod 'buohb Bpsn^ Bounu ouioo 'opjnup
-sqo opunuí- un ^upxsuBdxs Bosnuq sp R so^usxuixAoui .
sopxd^o: sp opunuí un us SQ.U9inpBnQ.0B soui:Xax^
ITIHI-SÜCOII
MOIOíldOAa^
VI
uqop
�técnicas que se sucedieron rápidamente en Gran Br
taña sustituyendo, una industria tras otra, el tra
"bajo manual por el trabajo mecánico5 concentrando
las empresas en grandes explotaciones y provocando
un crecimiento, de una rapidez sin precedentes, de
la producción industrial y de la población a la
vez. En 1832 la mayor parte de los cambios funda
mentales que habían asegurado el triunfo de la ci
vilización industrial estaban realizados.
La manera como se formó esta concepción de la
"revolución industrial" debiera llamar al historia
dor a la prudencia antes de considerarla como el
"Sésamo ábrete" de la historia moderna y de todo
estudio constructivo de la sociedad moderna. Como
generalización de apariencia científica, se remon
ta a comienzos de la década de 1880, cuando Arnold
Toynbee dio en Oxford una serie de brillantes con
ferencias sobre el tema. El iba a morir, prematur^
mente, a los 30 años de edad. Como había hablado
sin notas, se decidió utilizar las que habían toma
do los estudiantes que lo habían escuchado, y se
publicó, en 1884, un pequeño volumen postumo bajo
el título de Lectures on the Industrial Revolution
of the Eighteenth Century in England (Conferencias
sobre la revolución industrial del siglo XVIII en
Inglaterra). La-obra impresionó rápidamente. En
sus rasgos principales, la tesis de Toynbee fue ad
mitida y desarrollada no solamente en Gran Bretaña,
sino también en Francia (donde el profesor Paul
Mantoux intentó escribir el libro que él pensaba
que Toynbee hubiera escrito de haber vivido más
tiempo), en los Estados Unidos, en los Dominios bri
tánicos así como en la mayor parte del mundo.
Teniendo en cuenta el cuadro cronológico de •
las conferencias de Toynbee, la revolución indus-
�ond sá^ira oppoouada a-iepqnq ou ^papupsnpup upponp
-0A9J,, uppseudxo ap ond opqpsodíin; apau so oq
-aTuoupu auendod aun a opaAJOssu soouopuo
apsaip opoA op ouoouop po-^auapoug; uauq uo 'pppuep
-xo ond aaoioTou u;:.i^ ap ep po so ^^p oí^ pg; *pau
oponppxsuoo apuopspu op soAppoai uod app^ooso opu^m
pan^T onp auoop a^p^-pri apso o.iop "(ifcT^?!-09Lt)~~^~^
rEX^^^ ssajqo souqopoo
•tis. uo uooau op piTOTn^iarr c oTip^ ^ ^tj cuco :z9T n9 ^^z
-ppaiTpj ap.iooauL auad A 09¿I Ií9 Tap.xq.snt.iri: uülo^itoa
^í ap ¿cazuouoo jooaq auad oopnpuooo 'oíopuo er) souoz
di uoqau op ajqop onL uap.xpp 'ocod un auoap entuna
ua.xauopxopjou souaopuoua souoaol sop ps ^cuspares"""
• ¡¡apuoq.spu ap opsoq.op oA A 'ap.iO^.piT f.vTi ou auuon
ups onn.icpu saTpuodsoj: * on^ J:od roapun^o^d op os
opuanQ • jjDiiorJ ap opsoqo^;,, cpappuioTir ~3¿.z^n
apT^n^
e"g ap uo soppq.oT:.TOcTdT;Too ur-.ir-Tq.uoouo os soppipq sopap.
-sg; sop ono op coqua oduop^ oood 'uapsoppuain op aq
apiop^auaA os a: s uuopoapspa oupsd oAno ouaopuoua op.
-onT^od ponda op ap aruonocí epasad pop so^uopaTOop
-uooa sop opua pnpppoa ajq.scnpj *uopuouda ond soucu
souapuo^ xsa onduod uppupdo apso uapdeoa a sopsond
-spp opapsauop souaqppo^ #apdp,Tosoj[d psao A asoC
oíig ap^opaai aun dio ^ot^jx0^- apjopspu ap ond A opas
a"d pa uaToouopuod saauon.^ sopuau^ sap ond uopuoauo
a aqap sou os 'apoua.jup auosonu uo 'cuop 'III o^
^)f Aou pop opuopupuoApa pop ap auo on^uod appdoose
opps axqaTp auoop apso ond costa sonaTuqau 'pau^u^
aoppjpod apuepsau ap op sapouapsunoupo sap supes
uaucpxoppou uo oduotp opauop soiTauppqniT sou souap
-ooso souoApC op soppopp snppuadso soupsanu a apap
uosojed onj uppoou apso opu-no fpp (p)#09¿I ll 9S0P
uapopup ouoo apapuosoud opuouipauouo^ opps au papup
�las conferencias de Toynbee hubieran precisado su sen
tido. Ella se remonta, en realidad, a comienzos del
siglo' XIX y parece haber sido formulada, en primer
lugar, en Francia. Durante las décadas de 1820 y 1830
aparecía más frecuentemente en los textos y, sin du
das, se le escuchaba más a menudo en Francia que en
Inglaterra, sobre todo entre los ingenieros y los
miembros de las cámaras de comercio.(2) Cuando esos
franceses hablaban de revolución industrial, pensa
ban habitualmente en los cambios impresionantes que
se estaban produciendo en su época, sobre todo en
Inglaterra y que sorprendía; más aún a los extranje
ros que a los propios británicos. la expresión tra
ducía bien el carácter pasmoso de las innovaciones
técnicas y de la rapidez extraordinaria de su expan
sión de una industria a otra.
Pero, de ahí a la tesis según la cual los pro
gresos realizados en Inglaterra durante los setenta
y dos años que van de 1760 a 1832 revolucionaron la
vida económica del mundo entero, es otra cosa. El
germen de esta tesis se encuentra en una de las. o-
bras históricas más famosas y más leídas del siglo
XIX. Aparece, en muy buena parte, en el tercer ca
pítulo, tan justamente célebre, de la Historia de
Inglaterra de Macaulay, publicada por primera vez
en 1848:
"Se puede probar fácilmente -dice Macaulayque, en nuestro país, la riqueza nacional ha aumen
tado sin interrupción durante seis siglos por lo
menos; que fue más grande bajo los Tudor que bajo
los Plantagenet; más ^grande bajo los Estuario que
bajo los Tudor; que a pesar de las' batallas, do
los sitios y de las confiscaciones, era más grande
el día que tuvo lugar la Restauración que el día en
que el Parlamento Largo se reunió; que a pesar de
�anb sbp 9Jcq.cs sauoxoBSxpsaAUX sbp eP 'exoire^.iodnn: Bp
bgs BjaxnbpBno 'oxa^ *j:xAtAaiqos ussaxpnd anb sp bz
-HBJadsa rp^as bp xroo SBpxjosa SBUx^cL .rop 8P ^opoo
papA oppxjq I^P oqonin JBUXinxpa b ^sBpsxpBXoadsa sox
Sp SBTOtls^xXS SBX ^ 0piI9TpiI0CÍS9 J SOJ^X^OT^Jed SBHE
-a^ ap o^.xi^Tnrs^'BJ^. X^ s^x^xonpsj: b 's.^oxjp^sxq
o" 3BX Qp prt^xxdTHB ^x JxnLixmsxp b BqB.zxiaxioQ
xis^ jsosxqcj^ss b BqBZiisuico Buxapoxi Boxjj^usxo
-sx^ bx ^^sqxi-^GX BqBuasua on"b uo Bood^ bx -^lK
sripnx ^pxoiixoAa^' bx sp BOpx bx sp axp'ed- x
^
na i3A na optixosqB na Bsuaxd as oxc ^epcui ap sopss^d
. 'sopBSXAOJ.dinx saxBnxcBín sop A
j-sbx Jod-SBpBUCjqsap opxs xiBq XIX
pop .sBox^pqsxq SB.xqo SBpxpps s^p an^ xia -'^éCoh- '
B^'Í sp Bp orno o SBxqo ap sooxxpqsxq soquaxiaxoouoa sns"
aqna^XBxaiia^' BjBxqxa opBxqsnxx ooxpq^id pa ana Bp xcar"
Booclp Biin na b^axa ana oqsand '"(aqnauíBqoaxxpux op
-is Bxaxqnq op oxi anb pxojjxp. bjjss) oCBSBd asa xod
opjttpjux aqnanBqoaxxp opxs jcaqsq: opnd aaqn^o^
''X^VlT^2 zaxp tía oxoxjxpa un xu uaxo a^qos aCBSXBd
un soxiBjJsoouooaj oxc 'ooxSpm oqxcaxinxpaooxd up^pB' Jód
soCo soxqsanii aquB BpB.ooAa jas BJaxpnd 891 3P BJJaq
Bp^^i ^^X IS VopdiaaCa aoa^jo ou on^xqUB opxciroi pa anb
BX sp sxsoxjoiirepaiii Bim opxjjns sq sj^d o^qsanu anb
sa o^sa opo^ ap SBXoxcanoasuoo ssp •apqxqsxsajjx spui
zaA bpbo. pBpxsonqadnix Biin xcooxiX opSxs pa uq opBqo
-JBin. Bq K opxdpj aquacirBpBJnsauísap ^IIAX op^xs pap
sopBxpaní b *tixj pB 'pXApoA as 'sop^xs. soxjba aqiiBJnp
'aqiiGniXBnoxoJodojd .'^sb opBnnxquoo jaqBq ap sandsap
. . *•• osaj2oid aqsa • oqnaxxixuaApB ns ap Bjp. pa anb
n
sopiBQ ap. aqjanni Bp ap Bjp pa apUBj^ s^ia bjo 'oxpuao
-tix xcbj^ pap ÍL aqsad Bp ap 4SBpBXOBisap A sB'sopsoo
SBJjan^ sop ap ,'opBqsa; pap -BqojJBOUBq Bp ap saq.j:oo
Bp ap SBXonB^BABjqxa SBp ap ^pxoBjqsxuxtapB BpBín Bim
�reposaba la enseñanza de Toynbee, el método que em
plea en la historia de la industria y el sentido que
le otorga, concuerdan con ese pasaje de Macaulay. Y,
cualesquiera que sean los méritos de la Historia de
Macaulay, el cuadro del cambio que allí pinta no prn
cede de un amplio examen de documentos y de estadís
ticas económicas como lo haría un concienzudo econo
mista moderno antes de tomar en serio generalizacio
nes como las suyas y, como más tarde, las de Toynbee.
las ideas obran sobre la conducta de los hom
bres y sobre el curso de la historia. Muchas de las
ideas principales han nacido del conocimiento del pa,
sado. Esas ideas históricas no pueden ser jamás la
fo^ografía de escenas o de experiencias reales• Cuan
co hablamos de la exactitud de una idea histórica,
queremos decir que la impresión que ella aporta co
rresponde a los hechos referidos tal como se presen
tan en los documentos accesibles. Para procurar una
impresión semejante no es suficiente estar abundan
temente documentado sobre un hecho histórico parti
cular en un período determinado, es necesario com
prender las relaciones de ese hecho con la historia
de ese período en su conjunto y con la de las épocas
precedentes. El mérito literario de Macaulay, con su
estilo oratorio, no alcanza. Pero, para las generali
zaciones, lá precisión de un concienzudo erudito del
siglo XX como el profesor Emile Coornaért,del Colegio
de Francia, tampoco alcanza. Es necesaria una combi
nación de las dos. Una especialización exacta puede
muy bien producir una historia tan inexacta como las
generalizaciones que han precedido a la era de los
especialistas. Huérfano de una concepción de conjunto
de la historia industrial, da una falsa impresión de
bida a Toynbee y a sus sucesores, que ha hecho preva-
�ua o pop euqos- 8q.u^UTq.Tioo I3P sosxnd sop ap axouap
üaq op
ü
asaoa es saonopuq (b) * (S3UOTO.iodo.id sap ap op
•epTno pa uod saqsand^x saAnasao: sap X 'opxpsa pop X
^opuapdsa pop %aíiLi8qoH pep oqpno pa uoo) írexou^i¿
^od sopxonpuoo souxqep sasjad sop ap upxoazxpxAxo ^p
noo ^^^q-o uod 'A 6 (a-Ttipi^Ji^q ep ap Á •eTOLrspunoLe ep ap
'p^pTpo'iico ap ap 8q.uauTtH88.id apancsnq ap uoo) a^uad
aun joq Éoqjop pap saspad sou^o uoo auapaug; uau-j ap
ap upTo^sppTATo EAsnu b[ ap uopoeupauaduapup a op
aoTia onpnuí ~an aonpoud ao 'qzLZ ^ Ot9I 9P 9^
üa^:ap"3t:ipxoj:aa '& sapuapaoaud soua apuaiToo sop
•ooTui^uooa oppouuasap pap zapxdau ap A uapopuao pa
ua sopq^íao uoiaiunoo saspad sop sopop na ^ o^uaqiaa
irig #^doj:na: ap apuad no^aut ap ua ouistüi pa apAa^op op
-U8T3 9pn^Ts ooTtupuooa osauáoud pap osuno pa ano ap
opTpuas pa uo 'sauopoauaua^ sop apuaunp upa Ap^Uop
-oj:d os á (LzLl ^ ^l¿l ^a ' apuauaATpoadsau ^soppoapp
-aj) uopAvaj^ ap A AIX ^T^t ap aooda ap opazpuapoeuao
apqaq anb ^aopmpuooa papxuuuioo sj axoaq oxuexTnxAoui
pg; • suxouaua.Txp sap ano sapuapuauduos s^ix oijonuí w^jl
-a sasuapamas sap ano apaAau sou pppA'A" opá-xs pao aq
y.^á axix^pn ap apua.mp adoun^ ap sasxad sapadxouxud
sop ap aoxupuooa ^3xuoqsxi{ sp ap upxoauadnioo euq
xcp
-auxxcxda É^q¿p a ^P¿p op üop^pi^
^
¿ua^np ns uo uouod apand as onb? ^ouap •pauoTio^ A3
papxuaxinu ap op uaxsauoxq pa uoo A auuand ap xoo
ousxpaxxqsnpux pop souoxoapox sap oo upxsuaudoioo ap
opapxsxox au A asp-ap opuoupnxouaGo so XX opdxs pap
sosuaxxioo a ¡¡paxupsnpux upxonpoAou,, ap auqos opaCuop
aq as aiuouunuoo anb aapx ap #pauauoi} ua axuoqsxq
^x U9 A apxuipuooa axxoqsi;x[ ap na ^C^p a 09^I*rjP "^
* anb opoxuod po opa^nL aq onb parlad pap axioq pa uaoap
L
�8
Francia-, de seguir en todos los dominios -de la agricultura a la política- el ejemplo y los métodos
de Gran Bretaña, el único país de Europa que había
ya pasado, después de la Reforma, por algo así como
una ^revolución industrial". En el transcurso del
siglo XVIII el desarrollo económico del que partiqi
paba la mayor parte de Europa, deja de presentar una
síntesis equilibrada de los métodos de trabajo bri
tánicos y continentales, en la que cada una de las
des partes podía reivindicar una apartación equiva
lente. El ejemplo inglés' comenzó a cundir; la reduc
ción de los precios del costo de la producción se
convirtió en el principal objetivo de las invencio
nes y de los métodos industriales. Sin embargo, los
antiguos modos de vida y de producción cambian len
tamente, aun cuando un nuevo espíritu se extiende
en todos los ámbitos. Pasarán décadas antes de que
ese nuevo espíritu llegue a transformar las relaoio
nes de trabajo en cualquier país. Se puede agregar
todavía que, durante largo tiempo, particularmente
de 1720 a 1750, Gran Bretaña fue menos contagiada
por su ejemplo que los países europeos vecinos. Eue
solamente hacia el final del siglo que comenzó a he
ficiarse de las ventajas del encabezamiento que, en
el camino del industrialismo, había alcanzado.
En 1697 un ardiente campeón inglés del progre
so, James Puckle, escribía que "los artesanos ingle
ses eran universalmente reconocidos como los más há
biles del mundo en los perfeccionamientos".(5) Esta
afirmación se refiere, probablemente, a un estado
de cosas que databa desde Carlos I. Mas, ¿cuál era
la situación de la industria en Francia en el siglo
XVIII? Franceses cerno Montesquieu y Voltaire (que
acababan de nacer justamente en el momento en que
Puckle publicaba su diálogo) irían a estar de acuei;
�ap ap sonauínpoA so¿cauip¿cd sa¿cp goT ap nppoaoppqnd
vj Jiod ^f¿T na apapanas OAnpsa panioapaqna.aAppoad
-s¿cod nAcnn apsa ev oppo¿c¿casap pa na adapa ann
sap R ayiuoncoo ap 'opo¿catuoo pa 'apapsnpnp ap a¿cqos
sascona^a oa^qo ^ap na npinoo aa^np un na opapnaAnoo
^aqan a a ur¿c¿capT?p?ni ap noToapTiup ^,, nppaa^dxa ap
^caenpf^ip coottj^tj^^o aop ap t?icj.o v~[_ xod apsapsnpna
nppoaapnpa an^ naqaaajo,id sa^opna scxpo R
opnaao 4ot¿T P
O^iX eV sapaoap aap a
-apnairp aopcppru eop neo a^opa^ooa a^fnaaTapqpsnas saín
aaq
pop sosiiaTtaoo a 'ojs^ •appqToaj para Rrvi opps ajqan
^soxAan sop op npToa^ooap ap R opnapiu'^dpa'ba pa 'uoto
"oV^Zí-snoo ap na sasap^np sopopaiu sop j^pdopa ap sasao
ñaaip sapsppjca sep a R. so^:aj:c;c so.ipsaaui sop a pnaqpoQ
ap nppoappAnp ap 'o¿91 ^paan •as^apsappnaiu a ^R op
-aznanoo ajqaq R. ap.pspxa gcaqui^o op oasap 19 and op
^^nd'opoajo jic^j.c^. ^p cCap en oaapsnp p^ •soTiopoTpuoo
sasa ^re t cura o a sapop^paduico sns a a^o^apnoo and oz
^asnj po naperaap jrs naaaend cappp •opai^aion p^p s^n
"opoapnoo ^ap TaaCapjaa o.iaappoA ap saaqapad sap
(¿)'sesap^na sop
a aqaoapnCpa ond usonapnosain se^opaA,, sop aqanapp
and op ap aipaj ap aasnadujoo e^^apod on asaonaaa annp
Y
ap ap azanap ap R oxnzprLp ap <Tjpasaoajd ap '^ao
ap fpa a^ap (3) • ,,acToanp ap apapaq aaio.10 ap sainos
scjposon ~^^¿I u^ sopasnodsojacoo sns ap oam a aaqa^o
-so- pap.iaA n^u
'nopA^an op sopnaaura.iqnosap sop noo
npaoapao: na ^lapn.oapaad na 6R pa^ana^ no aaon^ao op
ap.¿ca^ara no sasaonaap sop op aaonaaonS'a ap asopapnao
-so oinoo aqa^apasnoo and a^psamn aaouapnodsa¿cj:oo ng
•a¿cnpara papo ap a aqa!?opp aaaappoA o^d no opnoraoa
pa no ^¿caoap sa 'o^¿I 8P ^opapa¿cpa noaoon pa uoo op
�10
Historia natural del conde de Buffon (1707-1788), u
na obra de la que el cuadragésimocuarto volumen re
cién va a aparecer en 1804 Durante la segunda mitad
del siglo XVIII, la influencia de Buffon en Francia
puede compararse a la de un hombre que, en la época
precedente en Inglaterra,' tanto Buffon como Voltaire
admiraban por su incomparable genio: Isaac Newton.
Los franceses se consagraron al progreso de las cien
cias en todas las ramas con un ardor no menor al de
sus contemporáneos ingleses Hasta entonces los fran
ceses no se habían destacado más que en las matemá
ticas puras Pero, en la época de Buffcn, Francia co
menzé a compartir el primer lugar con Inglaterra en
todas las ciencias y parecía, incluso, que estaba en
tren de ocupar el primer lugar para sí(8)
La civilización francesa se orientaba hacia míe
vos rumbos y el cambio afectaba la política misma
del poder real. En el curso de las décadas de 1720
y 1730 se hizo un neto esfuerzo por copiar la polí
tica económica inglesa que era, segán se creía, con
alguna razón, producto de la preeminencia conquista
da por la industria pesada al otro lado de la Man
cha (9) No hay que exagerar las consecuencias prác
ticas de ese movimiento en Francia No fue lo sufi
cientemente fuerte antes de 1789 como para llegar a
la supresión total de las tasas y de los peajes que
gravaban el transporte de las materias primas y de
las mercancías en el interior del país (10), ni si
quiera para suprimir las corporaciones de maestros
(11). Pero tuvo lugar la tendencia, por parte délos
funcionarios reales, en París y en las provincias,
a no aplicar rigurosamente más, los antiguos regla
mentos corporativos o reales cuando ello podía gen
rar la adopción de métodos más económicos en la fa-
�un: oood pGpxoA no^GXxpsnpnx Gp op onizoxp po
sed SGpGXAxpG 'spndsop oood 'noxonj opGApxd oxoxoiuoo
pop gGq.no je SGp. oxqos GnoxoQ bp 9p GJtoxónGnxj Goxqxp
ó"d Gp xod sGq-sondtux sg9'jcgo sgp 'odiuoxq. otustui py
•Gxjcq.snpnx Gp no JC3.i^.no Gxod sop^pppTo
^j s^ui zoa típ'30 js^ iio^njcq.noono sojcoTon^nxj sosjctioojc
sns onb sopnq.jq. spui n^jno^ on on^ soT^^q-OTdojcd sop
sopi^^xoo^on sop (^p) *oxjceñooon p^q-xd^o po jcoosod
n'3JCi?oxjxq.snC enl) s^nosxod s^p 13
op"^nxuui:oq.op jcx;^?np
un 'eje^cí 8Tibspui S^p^^j[oq.o n-cjjcos on sonoxsoonoo s^p
^OAxsoons op n^. •s'BxonxAno^id st3Xjtt3A 'soooa "s *xrsqi20
3bq^ eiib npxo^^opdxo op soxpodonoui so^s^A sonpxAxpnx
sojc^o •q o sopqon sop ^ Bq^^Jto^o "biiojcoo "3P oq-noiujcoxjco^.
-ny *ffLT I^a onxojt po opoq. no s^p^xqCTao oqnoTnp-^oxp^jc
nojcon^ s^-xoiíxiu sonoxsoonoo S^3p op oq.ti3TurG9.ioq.o po gjc
g^ sonoxoxpnoo s^p #s3XonxAno.id s^p s^poq no •^oxq.jpcd
GAoun G^so op sopd^Co jcooojcjo nopond og (i7p) •GXJtqsnp
-nx ^qso-G osjc^oxpop <^JCoxsxn'b op noxn'^ g pxqxiujcod
'jcoxppodqnopí op sojcop^ojEom op SGjnGduioo sop o, oqnoniGA
. xbaons op^p^ooG so^n^'nxonxAOJcd Gp no jcnonzn pop cq
-noxuionxjojc pop óAxsnpoxo oqooxop po pooqojí: t^¿I 9P
-^xonoqnos Gnn (^p)'¿^¿p no aix sxnp op'^q xi^ig
119 *¿tT v^' s.G.pGULiTjtcoo *9^fp op soqtio'qGd
s^p o.p iraqGq-Gp orib sox^opxAXJcd sop JCGJtopxsnoo nxs
'sGppoqoq op npxoGoxjcqGj: ^p GJtnd GJCpoxd op npq-reo op
. sonjcoq upo sgjxoxjcüxa sopnGJc9 op npxoGOXJtq^j Gp pp
Hínxqso ©g (21) •oqnGAop po Gxo^q npxoGq^odxo ^p GJred
otiGd op' p^pxqnGO Gp oqnotuoxqxp xxpxoop g
onj soxopGpxoui op odnx^ o xopGOxout gpgo
sopxCoq op sGxnqoGjnnGUi sopGdxonxxd snp op npxo
"onpoxd Gp g pnxoxqoE po*xod sGqsondmx sonoxooxxqsox
sgp noxGqnGAop os xppy •oopon^nG'p po no Goxqjpod
GAonn nqsa op npxoGOxpdn Gp XGXooxdG opond os
•npxoonpoxd gP 9p oqnanmG po o xipxoGOpxq
II
�12
portante ya, fue reducido casi a la nada y el impuejs
to del diezmo no pesó más que sobre las rentas inmo
biliarias, las rentas en general y los oficios,(16)
En 1725 tuvieron fin las devaluaciones periódicas
que habían reducid progresivamente el valor intrin
seco de la libra tornesa. En 1715 la libra no cont^e
nía más un cuarto de su peso en plata de 1478^ Du
rante 60 años, de 1725 a 1785, ese peso quedó fijo,
(17) y los riesgos de los acreedores se encontraron
disminuidos.
Eo hubo más que un solo aspecto de la vida in
dustrial en el que se vio a los funcionarios reales
intervenir más que en él pasado. La experiencia -la
de Inglaterra -en particular- parecía demostrar que,
en este caso, la acción del gobierno era necesaria
para promover la prosperidad. Ministros, intenden
tes', subdelegados e inspectores de las manufactu
ras, ayudaron a todos los industriales a introdu
cir en las minas y • en la manufacturas nuevas máqui
ñas, nuevas clases de hornos y nuevos procedimien
tos químicos•(18) El poder real adelantó más libe.raímente los capitales para la creación de nuevas
empresas a los industriales a los que podían con
vencer sus agentes de la eficacia de las innovacio
nes que querían introducir para abatir el costo de
la produ^ción. La inmigración de técnicos y de ca
pitalistas extranjeros fue mejor acogida que nunca.
El sistema de patentes para estimular y proteger a
los inventores, análogo al que había sido estable
cido en Inglaterra bajo el reinado de Isabel, no
fue instituido sino poco después del comienzo de la
Revolución, en 1791. Pero, durante las ultimas de
ca^das del antiguo régimen, el gobierno hizo mucho
.para estimular a los científicos y a los inventores.
�'ooxp os up.^os ' enb jnb& oq ono^ •onxqspnoj
-jbps op Birra Bim n^ opn^p spra op.^ps im ^p^p^psup
.. nodBA op Buxn?)püi BnotTEnd Bp op S8q.nop8o3q.u13 so^
-a^ircud sop op oxm 'o^eni pop oppoui nod Bn^B nnAopo
BUBd BUpnToptii Bim op uppodpnosop ^p ^ejo^-q nnT) p^ no
•pop^jrp Tm opooppqnd ^Tq^u 'sn^Q 9P ^^P9P ^ía
•subo
sp upnop^s ^oopjjpnspo nn noo ssnoponpsj: sns n e^
"arpón os ^u^ 'oupon psp s^p^nouqui sosnnoon sop 8p
-nom^snopuT n^popdxo op xu 'Boxno^p ^p op sopuopra
-onoxoooTnod sop 13 psouoin sop^xnpsnpup soponpond
sop op soxoaud sop u^^^q no osopBpxno Rnm 13.10 on
eriT) noono" uaooq ^oxpsqox^ b ntnop onoo uonopp
snpopoou^ sioxnBA (I^) •opLiopiii^iToxooojnod ns
s"8 uod ^pon ozpq ou R s^C^puoA s^so 73 opqpsuos oup
on'opnoAux ns opxoonpo njqnq onlo p^ noxpoqox^ onop
•Báñel^ np Bupnoo Buxssor^ op ouoonps^ po n^soAPnp^
pxpxinnocl on"b ^^p^pocl op s^p^nn op oxaou wa pdxn"bo
Bppni'i ap nopnunoqo^'xppouop opnoxo ^Cppp n^ ^IIIAX
. op^xs pop sopnuxj ^To^ii nooopBAond ^^ uopnq-eq on"b
sop op UBjnojxp pBxnpsnpnx p^pTAppan ^p nopn^ppso
opn^ssoon bus onlo sop nod soupnino sop onqos s^opp
.... sns ouo¿[ (Og) •'noppoqop^ p^nopuno Pe on"b ^nouoo
Bp op souspouBupp sosnnosn sop op oaxpob sb.tii op^p
-pno nn 111 *sonr.noxinpoouoo sopppps na Bp^pnnj: no Co^
Bopnpuooo Boppjpod ^nn oAnp HAZ^ op^ps pop opnnd
BnoTnpnd bt op spououj op^psa; op onqnoTp up^upiq
^(Sl)'o-gojxoa op
so op Bpnopspii Bp uo opusppAo so IIAX op^ps po no
BjoapBAond onT) np R pnpppo^ BAonu Bp onpuo ops^np
-noo pg; •Bopu^ooin bxobopts Bp R nppoonpoud Bp nnp
ñoinnB b sop"3uxq.s8p sooxnoop sopnoxraBnoxooojnod sop
noo npxoBpon ns sopuBUoxounj sop sp a opBisg; op
son.qnoq sop p pnpxpoB Bp no oxqniBO nn oCnpond sg
�14
gado por las insistencias de de Caus para obtenerla
ayuda del rey, Richelieu lo hizo encerrar como loco
en Bicétre.(22)
Poco antes de la muerte de Richelieu, cierta
Martina de Bertereau, originaria del Valle del Loi
ra, le dedicó un libro en el que describía las in
vestigaciones que había hecho con su marido, un ex
tranjero, para descubrir nuevas minas en diversas
regiones de Francia.(23) La pareja, poco después,
fue "condenada a prisión perpetuas la mujer en el to
rreón de Vincennes y el marido en la Bastilla, acu
sados de practicar la magia. Parece ser que Riche
lieu no fue el responsable de esta condena, pero, de
cualquier manera, nada atestigua que haya intervenJL
do en favor de Martina de Bertereau.(24)
Que esas historias sean auténticas o no., en lo
que concierne a Richelieu, indican, por lo menos,
que a comienzos del siglo XVIII, se conservaba aún
en Francia la idea de que había algo de sacrilego en
servirse de una inteligencia de origen divino para
los inventos cuyo solo mérito era aumentar la efioa
cia de las máquinas, y que había algo de indecente
en despojar al mundo subterráneo de sus tesoros pa
ra aplicarlos a usos vulgares. Los individuos que se
dedicaban con demasiado ardor a la investigación pu
ramente utilitaria eran tratados a menudo como de
mentes.
En el transcurso del siglo XVIII la nueva pa
sión por la investigación científica y sus aplica
ciones prácticas comenzó a influir en la actitud de
las au^oridades of^ciales en relación con los per
feccionamientos técnicos. Algunos años antes de la
Revolución francesa, una correspondencia conservada
en los archivos públicos nos revela las aventuras de
�opoAdosqó sox '09¿T ll
ojc^^ •sap^ux jopuojoni pop op
o jroxjropux ouoo opouapxsuoo un^ oqoq.sa HIAX op.9xs
pop sozuaxuoo y (^2)'AIX sxnq op opouxaj pa sq.uox
ñp p.nb sy.m ouonri pjoC^m jopoojoni pop popóos oinoo ^o
-xqjpod upxoonq_xs op oquoq. 'uainp^pjc on.^xq.uo pop oofi
i" soinpppp sop apm?o:np so-ATpoods.iod op ^ r?opq.ppcd ap
opqxroo po uoq •^apoo^on op ooT-iaiio^^ onpinjrpp po itco
's^zu^iitj sop o opojiatiToo po ^opjcps^pLTp op no. ojou
x"p ns u^atpjTAnp an^ onos,iocl ^poi ^ Jroii^psop op oiq
ñhpsco op rynoq. os HI7dv op^ps po tro opouojc^ tj^t
•opooop o^po o^oa^oo po troJCOTAiop * opnonrr?ATq^oapo
^ir^no up^ s30^^p sns tro LirjqGq.uopr: cop o^nposco jop
o"d ocisttji pop soDriTa^o sop <upponpcAop -op op so^adsjA
no ^op^oc^ sy^ sorra TopiiTo^^ opnopo *sooop aq.iianpo^o^
ou.-opirono i so^opn^uxs soxas ouoo sopxxxn uoxo ^sop
~oxoiix:ti op pxpxpuuo xo^oxi op oopdmo pop R ^?soiopod
spra •cxii:tixirLv.7iu xun op oxpon xod rcpxoonpoxd op ^oo.
uainno op R opsoo op cxooxd po ^xo^pox xodanl) op oxu
-orí op Tioxuop onT) GonpxAxpux sop *noxpaqox^ ap oood
f ^p ug" •opiioxuoAuooux iGxnfopono op o^xxqpo po opxoo
-opoo op R oxaxuo^irx oso ap soq.uopoq. sop ^oqooAo^d
-o *soa op t? ^oxoxprid os orJ> o^anoíii op oxuqoopnuon
tp op oqoxon op U0ciopnauop^ox O^Cq.uoo pop sop <sooTio^
-na x *npxsosqo oso ap oquaxxxoo po uoqoqso <oxq.uoo
pa tío opo^qinon xraxqorT op onL *opj.o^ pop soxxoTioxormT
sop onb so upxqsa^.o tío oxouapuodsau^oo op op oq.xod
rax onb op •xopnuxopso ap o ^osop ap oqoqooo íouxoxa
ux no opuono pp op uoqopxnq os soxoxqo sop onb oq
^xn^xj .as <oq.rcoxinxAOüi no uoqoq.so so^oposuop sop onb
pa ua ^oppop un uo oqoxquo onb zoa opoo ^xo^ *oj:i
-uoq pop oxüuxAOdd oun ua oujraxqo^ pa ¿cod opxuaps^>s
*oun opoxjuoo oyqoq op as R sopxCoq. op ooxpq^id oxnp
"aojnuom oun op upxooouxp op ouod sapn^ípáo sopqoqou
ojuo^ #ooop opuop un opouapxsuoo oua onb ooxuo^p un
�16
res, entre los cuales se encuentra un autor de obras
y de bosquejos históricos, John Andrews, estimaban
que el mercader no era menos influyente ni mencs que
rido en Francia' que en Gran Bretaña.
Esos nuevos desarrollos en las perspectivas in
telectuales, la política económica y el estado so
cial de Francia fueron acompañados, después de 1735
aproximadamente,
por un notable aumento del volumen
de la producción industrial y del número de obreros
empleados en las minas y en las manufacturas. ^esde
el siglo XIII no^se había visto en Francia un perío
do de cincuenta años comparable al de 1735 a 1785,
por su rapidez en el desarrollo industrial. Después
del medio siglo que había seguido a la finalización
de la Guerra de los Cien Años, ningún otro había p
dido aproximársele.
La producción de hierro y de carbón aumentó en
tonees más rápidamente en Francia que en Inglaterra
siendo necesario recordar que Inglaterra, al contra
rio de Francia, era ya un país hullero a comienzos
del siglo XVIII. Comparadas las montañas de ca,rbón
apilada,s al lado de las minas de los condados de
Durham y de Northumberland, las pilas de carbón de
las minas francesas más importantes no eran más que
montoncitos. La ignorancia de ciertos franceses ins
truídos sobre el tema de los combustibles minerales
parecería cómica a un espíritu industrializado del
siglo XX. En 1709 el supervisor general de las fi
nanzas solicitó a los intendentes informes sobre el
estado de las minas de hulla. El intendente de Lyon,
Trudaine, envió, sobre las minas de Saint-Etienne
-entonces las más importantes de Francia, junto con
las de Rive-de-Gier- un informe pesimista, atenuado,
sin embargo, con consideraciones de un divertido O
timismo. La producción había disminuido a la mitad,
�treno 'opuap O"[ nod 'upxoonpoud apsg; (2) ^
ap upppxTa t11^ 'spzxnb '. 000*00¿ aquoinopqaqond psad
airqos appnTq op quuua asaouanj upxoonpond ap 'upxonp
-0A8^ -31 ^ pxpaoand anb apaoap ^1 apuunng •sasoCap
uoa sauoxoxpuoo tío sauoxsaouoo op upxouapqo 'ap s^q.
^tx"aq-xdao sop ^ ppxpxoxj tt¿I 9P npxoapsxSap -ap an"b
spndsop Tip.13 opxdp^ spni uo^tan^ •sopxdpx uojconj axopp
-nq; npxooaxpxa up ap sosax^oxd sop *-a^paq xxapuoxj
^P ep 'aoxao ^aqxoj^i I9P soxappnq soqttaxiaxoai^ sooxx
sop noxaxxqnosap os optreno ^^p¿p ap
(Lz) *sapL?p3nop op' sotcoppxia saj^ sop
os'p^^xm t:p ap xouara oqonnz upxoapqod aun axad auap
0J3 tre^f) ug; •sapapauoq pxm uaxo ap aqasad oti ouxa^
pa opoq ap punirá upxoonpo^d ap on"b o^xns ^6O^T UD
sapuopuopux sop ap sanuojux sop ap *IIIAX op^xs
pap sosxioxiíioo a axouax^ ua axappnuL axxqsnpux ap ap
axotn^pxodi^x asaosa ap ua ypsa auxapnup ap uouua
opnojppu pop apuapxAa upsau ^iiq *a^:apau^ ua ano
s^m opxoouoo ajAapoq aua ou upquao pa opuano paxo:
-adrax aoodp ap ap sotreniojc sauoqna soquaxo ap axo
uauouSx ap apuanoau app^ •saqua op^xs un una ^sol
-ag sasjap sop ua o auuaqap^up ua ooxpqpd aCanos
^ad uoxnopano a opnojpxu ap oquaxqno axuqaq soox^
p"poo^ souoinpuop sop ap axouu^ou^x aquaCamag
(92)'^xauasna ns ua uaqouqau a
^oppanA aq; upquao pa anb uoo uauquonoua as 'spnd
sap sosoiu soun^pa sopauopuaqa so Cap sop a uapuao
-sopa. uaAponA souauxin sop opuano 'ajoap 'opnuam
Y #uUpxoonpoudau ap sa anb 'sauxm sasa ua zxpaj
axouaqsunouxo punu 'oqoaja ua *^oh *sonisxiii soppa
^quoud uajuxnqxqsuooa.u as sauopxj sop •pain pa apu
axAxpa azapaunqau ap •asuaqaxnbux anbuod apqaq ou
ouap #saqaA sap ap oquaxtarjqo:^a pa ajnqxuqa anb op
¿I
�18
to menos, se había duplicado en 80 años^ Durante el
mismo tiempo la producción británica había igualmen
te aumentado, aunque más lentamente, alcanzando,en
tre 1731 y 1790, un poco menos de diez millones de ,
toneladas al año^ Se había, pues, más que triplica
do desde comienzos del siglo,(29)
A pesar de este progreso notablemente rápido
^rancia no superó su atraso. En vísperas de la Revo
lución la producción de carbón por cabeza era siem
pre mucho más considerable que en Inglaterra, Pero,
en la producción de hierro por cabeza, Francia sobre
pa^-'ba entonces a Inglaterra,
Hacia 1720, Inglaterra y el País de Gales pro
ducían anualmente 25000 toneladas de hierro colado
y 18,000 toneladas de hierro en barras, del que la
mayor parte provenía del hierro colado de poca cali
dad,(30) La producción de hierro en la misma ópoca
no se conoce exactamente, pero es dudoso que alcanza
ra a la producción anglo-galesa, Dieciocho años más
tarde la producción francesa había aumentado, mien- •
tras que la producción inglesa había quedado es tácito
naria.(3l) Mientras tanto, en 1733, la primera no
sobrepasaba más que ligeramente a la segunda, según
la estimación de los maestros de forja suecos en um
memoria dirigida a la Dieta sueca. Sus cifras, que
están, probablemente, por debajo de la verdadera p^a
ra los dos países, atribuyen a Francia una produc
ción anual de 40,800 toneladas, dé las cuales, la mi
tad, de hierro colado0(32) A partir de 1738 el aumen
to de la producción francesa fue mucho más impresiq
nante según una estimación más reciente, mucho mejor
fundada, hecha por (Jeorges y Hubert Bourgin, la de
hierro colado se elevaba en 1789 a 136,000 apr^xima
�sop "ojod ohistih p^ no s::0T?nnpt}p3Ti s^TJcq.snpT.iT snxpo
s-sp oxqos pxq^o ^9PT ^^n 'lonon-ots "oim^n-cn op ^^p son
oti o^jcottx op nppoonpoAd .^3x 9P oppoxAxsop I9 ' op^p
oipo Aop 'IIIAX op^ps IP sopA-orio sonoxiTAd sonp sox
OO-ITJJCnp OAAOTTJ OD HpTOOTl.pO.Xd T'X
P
T- IVTIOTO'JXS O Op
no TJopTin op staxogoj: s"jx ^P ^opxu^ spn ^
-^po^^ x^ •"c-jnoq.^x^ni on^'xuor op npcpiioo A Txop^iíi
spin xzpqoo nocí opn-cnan^) pnnxxnoo TTonox^ ^oxnnCnoo
no 'ojcq,! *sonbsoq sop 9P ox^oTínnxo^io x9P "^sn^o io
-Xoq^sx oCxq sosox^nx sop ox;ooir nvxqvq op ooioo- npq
—JTOO X^ pTApOA OS STTOTTTAOX'd S:"XJCOTO 110 Xll^Ji Op^'LS
pop osxno po ng; •^JcepAT.T op ATonopioi^^ ns op ^ox^lcí
na ^^sn'^o "Q npqjTüo pop oe-pdioo ic no Tp^pn^x9^- opxp
-onb. T.Tqx;n ATonAoi^
Asoon.;.xp npTonpcAo^¿ np x¡ pppao
ó^xd onb op?ps oppon po G-xuxjcnp Axnex^p^np no li ^to
-nxjip no poTxxsTpHT nppoonpo^d op op popop nouinpcA
pop opnrT¿:rLA x9 oxqos STpojensondo sonoxsnponoo nop
-po op sonmq^ox. onb sojjto sxp op ^^oas so^oqop, on
*o.j":q^io nxg •opxo^T pop TOTJcpuiy op R Tdonri^ op xipxo
. -AzppTTnpsnpnx ^p oxod pxTpxcotx'I TTonsp^oüinp xun
op ^no OAAopq pop. R' npq ^i: o pop lonopiínqo op
(^^) •AqAoppdnpuTniJ os atoHcA^ tío osxxocpdnp
onb sp^ ATOA^ oh ^-nopon^ haa^ no oaaoti{ op nppoonp
~Ad -¿x ^rüj soApnop-i *68¿I ^ Oú¿I ^^q-^ü #d¿¿! 9
^"36- ^ *A0?TA SpiX HCO. 'A ¿^¿X 9P ATpAAi '3 CpAZ
opxs ^jq'jq THApon^ hta^ no opno^ínT opso opop
oq no oAAopq po AA^d 000#ü 3P ^ op^poo onnoxq po
3^3(1 sop^ponop 000*89 9P "n^Aq^ tsoohtaj
T3p Op SAAOdsjA TÍO STAJTO SAp ^ * ATO OOS^ ApT
^Ansponq n^no ^pop aaax •Aoodp nnsTuí ^p op
-opSPro nppoonpOAd ^p op opqop pop spin oqonuí so onb
I (^i)*OOO*Í76 ^ SAAAnq no oaaot'p op ^p R ©pnoxiop
GI
�20
de Escandinavia y desde América, siempre abundante
mente provistas de madera, Inglaterra importaba el
hierro necesario para la fabricación de mercaderías
ya acabadas, y esas importaciones no hicieron más
que aumentar entre 1720 y 1775. En la misma Inglat_e
rra la producción de 'estaño, de plomo y de cobre au
mentaba igualmente, precisamente por que sus minera,
les puros eran tratados directamente con carbón ve
getal mucho tiempo antes que el mineral de hierro.
Si consideramos otras industrias no encontrares
mos ninguna en que la tasa de crecimiento de la pro
ducción, de 1735 a 1785^ parezca haber sido mucho
más rápida en Francia que en Inglaterra. La produc
ción de tejidos de lana, y de algodón aumentaba pro
bablemente con más lentitud en Francia, Sin embargo,
una aportación de capitales, de obreros y, sobre to
do, de técnicos ingleses vino en ayuda del desarro
llo de la industria textil francesa, así como délas
industrias minera y metalúrgica, de la papelería y
de la vidriería. En esas industrias, como en la ma
yor parte de las industrias loca-Íes, se acusó un no
table aumento de la producción. Provocó, igualmente,
una creciente separación entre el capital y el tra
bajo y un aumento en la dimensión de las empresas
privadas.
En vísperas de la Revolución se contaba con va
rios grandes establecimientos en actividad en Fran
cia. Cada uno empleaba un millar o más de obreros y
representaban un capital de varios millones de li
bras (la libra valía antonces lo que el franco oro
de Germinal). Entre estas empresas se contaban las
minas de Anzin en el Norte, las usinas metalúrgicas
de Creusot en el Centro y la fábrica de vidrio de
Saint Gobain en Picardía, Anzin inspiró la célebre
�ojqGq ' 13.1.10 q:;q3ui ug GTpupSG Gduup "~un ^P
s^ndsop ^usTp^uqoGpuojd ' IIAX op^xs pop soul sojo"!
Tj¿ sop u^ *s5Aej:oL /luui scpojuod s ouTucpu TpUGunp op
cTgoxo ^upT^Tpaj: op sgaugiig sop Gpsop ^opuscd pe ua
opxpo.ons upquq ouco ^^pgsgcI gtupstlput xp a'p upps
u^dxo xp U9 u^uap^p^up uo^ Gpui jcuzujG[^ p-C'^p cg ole
IIIAX opSx^ pr-p pupxn: xpuu^as up apu^un^ •sxpxApuc^
GoG0JCCTT:3 GdpGU^^ SUp 3p OppOUUUSep p3 Uj Jí
*GOL[JEíJL[
Gp ^! 30UU0L[ GGpU^U^ Gp ' 3'3U.~C~Ob^jl Cp OCpiUG p3 TU,
UuXpULA 11S Gp OpOGGGGU CUST^I Op JXUÁJCXJ3 OpCU.:. aQ
•CGndGGp JOTlU UpUGAOUTO GT1G ^S3 0UXJCJ LEpXOnpCAG ¿
Gp
Op OGUGdsTA UO 3p UGUCXGOJCd"^X SOUSA GU3 ^GLJCapO^J
AUGG: GGp Cp
3GUTIC S'CP Gp UpXC OTVpO IG. Gp 3p GGGCtGO
UOÁ UCGripCA po GUOpXOUCO OS T3 '¿lOIÍUJá GUpO3 ou.+
UOA n3 ÜJ3¿ -OpGZUGAG 3piG 3TG(I p3 OGIOO ^pO^CÍ^G Gp
33 U8 ^GqGp3rL"b GUUÜpGp^up 3 ^ pGX^pS^pUX 0pp0.IIGG3p
apqupou opso uod o jpjnpjux opxs ui-xqcq ou ^no ú~lo
-UGUS ÜO SG^IGpUG 39U0ICÜJ i OpUGTO J0Í*UGTp31XS
*3 GOTO O Op Uüd GG.'Cp
uoo sop os ^s¿I LÍ2 •ugiutcoj: on^xpuc pop soug ^pucao
UTO SCIGXppn SOp GpUGUGLp 3pUG uiupid ^ JE O p U O HIT i J GU31GGU
U3 GTOUGU^ US *SXGd Up^UTU UO GUll^pU pGT 3AOLE SGO
UOpU-3 UoUO OU 0pU3T,3T03pq3pS3 G^STA UGL U3 SGU3U0.O
001 ^P sp^ ucquopcluo o no s^puAT^d s^jnpoujcruGA scp|
SGUTA SOp *08¿I P SGpUO GUUGpOpAUp UG SGpUGll
-Jodup UG-p 3ojio opppspxa uouoTqnq Gnb osopnpss
•sopoAGU sGUoxoonupsuoo sjp U3 oApos *hiax opois
pop pupXUT OpUnS38 Op UG OTA'GpOp P'opOAOU T3UÍI UGUO
^SOpGATUCl SGp^pTGGGO Gp UOpGUpUOO p3 oCoq UOUinpOA
opso op sopuoTAToapqopoS #s3UopTpanj op sopppuop
sosouop sp^ sop.sup Gp S^jquiOLE sop jso osopuopo
-OSO^ JGpTGLTqO^ SOp Gp SQUGUI UG OPTn^GS UG OpUG^GO
'
Gp sop ap ougatjecI pG uoo somoupuoouG sou
9P ug^tuo p^ us • "^mfifüiGE: ^ -o 'opoz Qp opoAou
xz
�22
do la esperanza de que los franceses aprovecharían
la experiencia económica de los ingleses y de los ho
landeses y los sobrepasarían de nuevo en el dominio
de la calidad, lo mismo que en el de.la cantidad.
Se encuentra una, confirmación de todo lo que ye
nimos diciendo sobre los progresos comparados de
Francia e Inglaterra durante la mayor parte del si
glo XVIII, en los documentos relativos al comercio
y a la población, Naturalmente, es necesario descon
fiar un poco de las cifras oficiales, sobre todo si
se tiene en cuenta la manera típica de relacionarlas
para responder a las exigencias de Napoleón, Su mi
nistro del Interior, Jean Antoine Chaptal (17561832), un químico de mérito, en una época en que los
franceses disputaban el primer lugar a los ingleses
en el dominio científico9 ha prevenido a la posteri
dad sobre las estadísticas establecidas en la época
napoleónica. Napoleón., dijo, "pedía a veces lo imp
sible y quería ser servido de inmediato","Pedía es
tadísticas que, para que fueran exactas, hubieran jb
xigido el trabajo de varias semanas, y las exigía de
inmediato porque no sabía aplazar sus deseos^ Si se
le presentaban cálculos apresurados se excitaba su
descontente, Valía más mentirle con audacia que de
morarse para poder ofrecerle la verdad , Le vi mani
festar una gran predilección por Saint Jean LrAngéli
porque le respondía con audacia a todas las pregun
tas, y no se hubiera sentido cohibido en contestar
si Napoleón le hubiera preguntado cuántos millones
de moscas había en Europa en el mes de agosto, Ess
bre estas bases tan azarosas que se establecieron
varias veces las estadísticas sobre las fábricas, la
agricultura^ etc.... y es desde entonces que se atrL
huyeron a Francia algunos millares de comercios y de
�-uq sopug op st^^ pop A uTToqT^^^up op uppoupaod up
'OSITOO UpI^TTU UO SUpuptinj UypSO OH OnTOTOCÍ TUOSOp OTib
oiíonn nuCop o^Tuqno ups onl 'sutu^os suri sutjto sop
un^og #oppdpT Ann. 'oqooio uo 'uto ou uppo /^
copq ns ep ^Jt^io^^T'SiTj ^p uo opnor.m/^ o^so, op
up jcod cp-r.npr.iosu ^qupso 011 pg; • nsoq.u-oq.Tq<!Tq sns cp 01
Ftittui pop opnormu po so sjud im op pupi^odsojcd up op
OATspoop spn ott.^ts po„ srib uq^^u^qns qppiu^ nupY
(6^)#^^^ 'BJCqilOO BuGOÜtTOa SUaqpp Op SOITOpp
-I1^ ^^¿ 'i?os o iozL~í '^^^^ souopppr.1 ^p p^puoo ' oprn orí
-pqpn ops.o ujrud .suircp^iopso sojqpp 000*002* 6c^ ^P nppo
-unpuAu t-irn. so'-'ouop cpoj.Tod opso ng; *t¿/JI ^ OZtT 0J-'+
uo opnop spn ooocl im. oso^^ojd nn n^p^ijos sopo^JE^duroo
s^oTq.sjpT3q.so sup oji^opup^up ng; (^p^) ' su.rqpp op sonopp
V %JVZL
P '.1cT.10q.Tir? po tío '^ . suTqpp op 000* 000* tío
op uto punuu "gtjto up opoTTod oupppn opso ng; "02¿I
• ~9P¿p opojjcod po oanuTnp opTtis^ ujqui]; on"b po ojrqos
uppou K. soooa sojrp tsio u opuAopo ujq/:T"[ os TopuA oq.
^o' 9LLT~V9LX opoT.iod po opnuTup ' onl iiutoaoj: uponujj
.op .iGTTopxo oTOjrorioo pop JopuA pe o^qos PIPAX op:'
p"s pop suoTpsTpupso sup ' opuA ovib op no cupunop
•IIIA^
op.Ops pop nppjcjdso po 1100 onl uquOopp orib uoodo up
TOO TOCOU Uq."TII0II00 TOpUTOdriO pop pupTpUUOSTOd UOTTII
-pnpp uq (¿C)^ jjO^.miTiii un spnuC p^op^od ou onod 'uto
-op 'uppuq.ua. uun soooa u .i'-p^od opon^,, 'upopodu^ ou
ó"o 0q.n0T0udr.rt uuq. onu un op souopup sup oCuq soouoq
uo uuquCuquuq ou sopunuopounj soq 'UTcnj jsu onb un
u"d onoo uopqjno uuq uto ou .^oodp uq •suTnqoCnoo soq
-uuConio.s u suqupqspp ^Cnni sosuq OTqos 'oquo^iopquqoTd
'supupunj uoTOTAnqso^uonip^pT on^pquu pop scuu'uquoq
os sonxqpn sop u soquoTUTOouoo suopqsjpuqso suq
oqTUiupuo suu soduiopq sop uo oquomuspooTd suTTqsnpup
�24
bría sobrepasado ligeramente, en 1720 , los seis mi
llones de habitantes para alcanzar, en 1790, cator
ce años después de la publicación de La riqueza de
las naciones, una cifra entre 8.200.000 y 8.600.00C
(41).
Para Prancia las avaluaciones son'aún "menos sj3
guras. Sobre el territorio del conjunto de los deper
tamentos que comprenden la Prancia de 1950 habría,
probablemente, en 1720, unos 20 millones de habitan
tes. Esta población no se habría, casi con seguri
dad, acrecenta^do desde comienzos del siglo XIV. Du
rante la última parte del reinado de Luis XIV se su
pone que las continuas guerras sostenidas por el rey
contra una serie de coaliciones europeas habían cau
sado una reducción de la.población, menos por las
continuas pérdida,s en los campoo de batalla que por
la miseria provocada por el mantenimiento de grandes
ejércitos en campaña. Pero, al finalizar estas gue
rras, las condiciones cambiaron. En 1789 la cifra más razonable que se puede intentar para el territo
rio referido sería de 26.000.000 de habitantes.(42)
En-él lapso de los setenta años transcurridos entre
1720 y 1789, un poco más de cinco millones de fran
ceses, contra diez millones de ingleses y de galeses,
se agregaron a la población del globo.. Este período
(que fue un período de crecimiento relativamente len
to) es el único en el curso de los dos siglos que
han precedido a la Segunda Guerra Mundial en el cual
la población de Prancia creció tan rápidamente como
en los otros grandes países de Europa. En seguida,
en el siglo XVIII, comenzó en Europa un vigoroso au
mentó de la especie humana que elevó, al fin de cuen
tas, la población europea occidental y de América,
de un poco más de cien millones de habitantes, amas
�-ITLT ap SXUXIi: 3Xq (¿t) •XXGOpxg ^^-T^ ^I n9
sc^.^r-Tq.nosep uoxonx oxxoxu op px-jauxin ap sopuaxm
-xox^ soAanu (9f) • (¿6¿T-99¿T) II oinjappxnq ooxxapap
joseons ns ap
(9g¿I~0f¿l) II oopuapap xxanx.p ap
Á3¿. pop ^cpxnxax sop oCxq apuanpxndx 9x000:0 xxuxnop^
ap pxpxxadacid r?i (Cf)T.TOiro-i^ no an"b opq;?Q^oii solían
o-nj on ^^¿p op xppx^l ^ xxjpsnpTix xp o^ oppoxxrsap
pa xpp^^s^; ii[r *o17¿I ^ O^ ¿I ^P ^xpxoap oxp ap o^jno p^
utj 9q.^oxrrq.uoQ pa opop ua ^^xano^ajxp xsxosa noo '^1^
x*pou enj ooTinpaTco^ oasx.^ox:T pop upTo^.x^poo^ ^rp
oLix s
* x- o x 119 q x x oL o r a a p ^nx o q. 11 a xtx •? pno x p jr? a ouo o x p o j.
-epTSu.oc jo^ ocop ou inAI cx^ps pop xp ^xood"o xpoa
eP lil^I^I^^-P^T UyPonpcAax,. xxaup.ir xp 9^ xxoiiaxaxxp
Y •sopx'enps^; so^anxjd! acp cp
pap-;sp ap xoola xp
ap saoxxpoüi sxuxnTr^^^ sxp ap
u^xoxpxmj xp ep <xroq
I:o pcp o op^mo T^ II0 opxsuxopx xxqxq oxl couxax px
xpxsecT x-x^psnpxTX xs ap Gpuauxxieaxcl 1x9x0x11^x3 xp xxq
-op Xípsp xp xuxoxxanx xxotiapiíecTaptip xp ap xuxan^ xp
^xxxpxuxT py op^ps apaa op sczuaxmoo x casxxá aoxpo
9n"b xpx^xpxxxpGiipLix sxm xqrpca anloxci cuxa ^pilAX
op^rs pop capxxd jco^xc xp aprr^xnp aopxc.px cq.uonp^uoTo
^ooxo gosox^oxu ap xsnxo x enj op ou 'xdoun^; op opxx
Tpxxxqcnpux spm sxxd pa OS¿I ^^o1-"-7! axdxisxa opxc xxq
~^ XTixpa¿[ ux^^ xg •xxouxj^ 11 o orib xaooxxcl px ^opuex:
xxpxxp axi^ (t?)*O^¿I 9P soqtre osxxxapaox x cpxzusnoo
x^qxq cu 6sopx.quapxooo aaaxxcl oop ^opoq. ap ooxpcxx
o"poxuxo ^pxxxpsnpux ogo^^oxI pop ospndiax po uyix^ojrg;
uxjpj Tx^; •pxxaua^ pxpx^adooxd ap
00x1^9^000 oaoj^
o"j:cT ap xxa xira op spiíx xpuonouxo op spra xxoxx^ apaop
xqxzo^? 'oqunCtioo uo 'xu'oxriq; '^ssouxjj iTpxonpoAa^r xp
9ppxqao opuxnQ (^t)*xuxd3^ 110
-sxix op ^xjuopxp^iip ua
xxuxxiopy ua o n^ om
xxouxxp ua odmaxq. omaxin px
souam o spu 00od 931101100 oquo^mx pu *OOC#OOO*OC¿ 9P
�26
lia de Silesia y del Ruhr comenzaron a tomar impor
tancia. Se afirma que la producción del Ruhr se ele
vó de 52.343 toneladas en 1764 a 231.788 en 1791.
(48) En 1788 la Enciclopedia metódica avaluaba el nú
mero de obreros de la industria textil prusiana en
123.000, sobre una población total de algunos millo
nes de habitantes solamente. Según la misma fuente,
la mitad de la producción pañera estaba destinada a
la exportación, y el autor insiste sobre la protec
ción y los alicientes de toda clase que Federico II
había otorgado a los manufactureros, sobre todo de_s
pues de la guerra de los Siete Años (1756-1763).(49)
• Cuando apareció La riqueza de las naciones en
1776, los europeos aumentaban en todas partes su pr
ducción y su comercio. En América del Norte, donde
la población era tan escasa, los progresos habían sj_
do todavía más rápidos que en Europa, la célebre, obra de Adam Smith refleja las condiciones de esta
prosperidad general, "Es necesario subrayar -diceque en el estado progresivo de la sociedad, cuando
ella -está en tren de adquirir sucesivamente más opu
lencia y no cuando ha alcanzado la medida completa
de la riqueza de que es capaz, que verdaderamente la
condición del obrero pobre, la de gran masa del pue
blo, es más feliz y más dulcee Es dura la etapa es
tacionaria y es miserable en la etapa de la declina
-•ción. El estado progresivo es para todos los diferen
tes órdenes de la sociedad el estado del vigor y de
la salud perfecta, el estado estacionario es el es
tado de la pesantez y de la inercia; el estado retro
gado es el de la languidez y la enfermedad"•(50)
Desde el pu^to de vista material, que no debe
ser el único a considerar como piensan ciertos eco
nomistas, ¿los hombres no están acaso menos propen-
�sopoxoqopo '^oqpxp) TiqoqoBTp;i • 0.1(1 op ep sooxpsxpopsasop opop cipo jcücX (Tí) 'sopun^os sop orio apneixopxd
pn-spri noxoAape os soxctlta^ o-ox 'onods^; tío d oxonon^;
no o lió ti o j. p s o nui o p o s s t:l o x qo i • 3; • o io^ o j o x.d p o p R n o p
IT^^H T^og; joso^ctia pop so^oqoxp sopiicTooj: so^ •sou's
o
soso a::.i.rsrn.y zza ^p o Tio^ojAopo os sotj:
GOTDG.I^ ¿S^pTTl^T^pSXp UO^OTTJ OUpO O^O^?
SOSCO SyOI ^'jq'STÍ
ÉSOlld
S0p"3p SOpop TS'O O ll-p
ncp. IP sos^o-I sojipo sop op op^oc ^oaou op lio ^l 'üot^
p^p tío *'óij^jcTs[t no pppoons crispía 01 #nypoT3pqo^ up otld
opnainc^papj: spu ^^1^0111110 popjtpsripnp nppüünpo^^ op op
uoTonpoA p: ^g^p.^ p^pp op ^^nop^p^ui no a otoi:i3j:^
no ono op sr?pup oq o^i ?oqopnooü^oo os soppo' op ot^
oaoc op op- oopnpnooo nopsonopq pe os neq^e ep op se
o^-^n^pd os ono opmoüoj:'^- op íoseonoAT upponpoAe^; op
T3 pTpOOOAA Ollb OpoTS OTpGTl po OpnOAlljj S09¿0IUÜ Süp
op" poTAc-por: nopsenoxq po ne osncpd os opnoriQ
•oqoppop ep enb noqcmdpp
os soonpAoduioqnoo soApsenn .alo oppenoo opop epnoq
-poj ep nppoosn^s. op nonep oxnpod on ^soxopopeu sop
cp :L ponqneo Tipxooojepoo op ep c cuoq ep sopnoiio sop
op & seisop ^nnojí ep oduepq po no oppAXA opnexqoq on
•nppoonodiiioo epuoCeiaes acooit opppod ojepqiiq HIAX
cp-^c pop onoopAOUTO' nnSnxn end aopaoooa opnojseoon se
o^e^ • sopoAqiTLipsoon nppse Aoq ep sonoopneurc sop enD
sop "3 sepopppoiaoo sop sopoq ep oxonesno op epno op
-xpned opnp nxs oxnxpnes es '-setirop ^^Ane^^ ep opoAon
op- pS^cE ^iH^- jo esneir~Y ne penpned qdpoH ouioo <IHAX
op^xs po opopopso^p ^ozonnod R edpo^ ep <onen^ .sopoz
xrpipsupnx sopxnip sepo^sg; sop op onopopnxo nn ps
-o es sozenbxj: sopse en"b ep oipeq pe nod 01x00 nees
"od T3^^ enb_ sozen"bxA ep oinns op nod esnoCxoo^on "o sos
U
�28
más tarde, dan lugar a pensar que este hecho tuvo ex
cion^^s. En el Norte de Inglaterra (Iancashire, Nord
y Yvrest Riding de Yorkshire), donde el desarrollo in
dustrial estaba más acentaado, los salarios se ele
varon más rápidamente que los precios. (52) Sj_? como
parece probable, los precios tendieron generalmente
en Europa a elevarse más rápidamente que los sala
j
rios, ¿los obreros encontraron una compensación en
^^
la regularidad del empleo o en las fuentes complementarlas que podían procurarse sus familiares? No
es probable, ya que, con el crecimiento de la impar
tancia relativa de la industria en la economía eu
ropea los asalariados y sus familias, sobre todo en
las regiones industriales, se vieron cada vez más ex
elusivamente reducidas a su salario como único medio
de existencia. El apogeo de las ciudades industria
les reduciendo las superficies disponibles para el
cultivo hizo más difícil combinar el trabajo indus
trial y la granja, combinación antes frecuente. Hamilton ha demostrado fehacientemente que las ganan
cias reales de los asalariados europeos habían dis
minuido
durante la segunda mitad del XVIII.(55)
Sea como fuere, los asalariados integraban to
davía en 1785, una proporción mucho más débil de la
población que hoy, y la proporción de aque'llos que
no vivían más que de su sala^io era, igualmente mucho
me^or. No es absolutamente imposible que la condi
ción material de la mayoría de los europeos haya me
jorado durante las décadas que p^ecedieron inmedia
tamente a la Revolución de 1789, como Tocqueville
pensó que fue el caso de Francia.(54) Aún cuando una
%opinión más antigua que la suya, que afirmaba que la
masa dé la población se había empobrecido, estuvie
ra fundada, es evidente que la renta de la mayor par
�-oxnad apsa nxnSuTpsTp ajnpod as 0x190? ^pipAX op^xs
pe na sopazxpaan sosauSond sop nauSxsap anad upax.xp
-snpnp- TipTonpoA9Ju upxsondxa np nAuasnoo as pg
•pax.xpsnpux upxoazxpTATo ap op Diimq.ip pq ~
I
•naxooqpn.'^nouo as
HIAX op^xs pop sonqrion sapirax^ sop ap csoqontrr an"b op
ap é sopozppp^po s^ni zoa ^jjj^jo sauopo-?pa.i ^^'p ap
ua^ppapnp ap ^^> o^papno pa nao s^pjctrnpqinoo er>
"ozo
'XI1C
op^ 13 pa na asjasppaoví aiiiamoAppoaTo iroxqap an"b sap
C^ioo sopap ^ aapnapaoa.i:! tips sapap^apsiTi soJcaCa^i jcszpp
~a^ ap soado^na sop a^ad pappppqpsod ap na asnoppnoo
^Aann snn sa.ioppnosa scp X so.pospppp sop sa^-ua je o
j^.Jsa a "jjnqEjpuoo pa^ana^ pappoppa^ ap o^.noTToppnas
PS^soiíaiu tii s^T-T pn saoppTpo:T ap X aopaTpod apnonoaa
xii ajqos aponanpTnp asc-.iapocl z:'^n "ToxoCa apn^Tioasnad
pa X opj-j pa anL 'd3 ^ooda aTr.i no 'op.ia pop X aq.no^
-ppapnr opnapaasnod pop soponpo^d sop naqa^oqapo as
apnop sopnonpo sop no '^qpuig napY X a^op ^pnanc^anq
<Tq?nonoqsup"^q ^püaK 'uoqqp^) 6 o^.iu^ o rio o sopa^ so.iq
mc'i n--qaqnonoa.ij crd) sopnojjo sop na aqanpaj aqnapo
"ano p^pToppaj ap pa^ona^ opnapaiTpn^s nq #si;T^aC aonnn
ano apimjond sya: ano opna pop X nqpn^dsa pop sanq
o" sap jod nppono^B ap ano U3 aoodo ann no sopanqoop
a"qnp sonooapd scp ap X a^na pop OApqapnoodso o puspa
-asnod pop opqanadasnp ano UPAX oi^T3 1^P onsppapj
-aqaai pq 'sanqop op sonqnon sop X saqspqna sop .'soo
-pjppnoTO sop 'sojospppj sop a naxnoqsos X naqaCaq
noo oníj sancsnod sap naqann^pj: apnoupai aqso nq
•uaponopndo s^n apnoirsATsocas npjpn"bpa ap
nanq no • • •oApsoj^ojd opapsa,, un na saonopno aqaqsa
pap otóos a p s s o n a a o p n o d 5 a p n o uz n a p na q. n o dnp a un a u
a"q •opuouiopqapou ppusan*3 ^'opaxnapasa naqaopduia on"b
sop sopop xsao op X sonapuop ^sanapaonoa sop ap ap
6Z
�30
do de aquel más reciente, en el transcurso del cual
los progresos industriales se aceleraron mucho más
rápidamente aún, tomaron un carácter más mecánico y
se desarrollaron en escala mundial? Sir William Ash
ley, uno de los dos estudiantes cuyas notas sirvie
ron para reconstituir las conferenciáis de Toynbee,
dijo que entendía la palabra "revolución" en el sen
tido de "fase rápida y radical" de la "evolución".
(55) Si semejante cambio en el ritmo del desarrollo
industrial es el síntoma a tener en cuenta, el adye
nimiento de Jorge III en 1760 nos es la fecha a ele
gir para el comienzo de la revolución industrial.
¿En que ópoca el ritmo del progreso industrial se
volvió revolucionario en Gran Bretaña? ¿Y en Europa
en general? ¿Y en quá momento en el mundo entero?
"¡Qué cambio entre 1785 y 18241, ha dicho Sten
dhal. "Durante dos mil años de conocimiento de la
historia del mundo, una revolución tan brusca en las
costumbres, las ideas, las creencias, no pudo jamás
haber llegado" . (56) En vida de Stendhal, la más le^í
da de sus obras no fue ninguna de las dos por las
que es hoy generalmente conocido: La cartuja de Pur
ria y "Rojo y Negro". Eue Hacine y Shakespeare-, unen
sayo publicado en 1825, en el que estudia las tranjs
formaciones sociales que, en las artos, motivaron el
paso del clasicismo al romanticismo. Una aceleración
sin precedentes del progreso industrial comenzó, no
en 1750 a 1760, sino después de 1780.(57) E^e enton
ees cuando, del mismo modo, el pase del trabajo in
dustrial doméstico al trabajo en la fábrica se pre
cipitó. A diferencia de un economista moderno, Sten
dhal pensaba en un trastrocamiento de la historia eu
ropea. Sin embargo, aún considerando puramente el
ritmo del progreso cuantitativo y la extensión del
�op oopu^oora uO^^ppTq.no „ osonapod xa onb <^g¿p eP
AUd 13 ©q_ITOUUpOS Sg; (6^ ) •UOTnpOOU TZpTOOTipOJ:d ^A3T1U- "I
op opponmosop po na 9q.nouoAqpp AioCToquAq. soq.noTOTj;ns
sape.q.Tdoo ^p oppimm OTA^sonduo opoq. u ppq-TUAod sopón
ñqpjcp sop ^od ^.v[^tjliajíy P ^ %%I^^ 8P sDpu^q^d s^p ap
^9¿T T^^ uppo^jpniTB ^p í on"b ^ps^iJ p^pojoinoo A p-sT.ipsnp
UE 0S9.l^0Jd pop LipTO^J^OpOO^ ^A9niI ^im UOJOTAOTCO,ld OH
piT^T^IA^Y PJ03ITOT^-T Op JE^PTLT Op S^3HTnbpHI S^AOnU S^p A
T3npn"bpTTT -^^^o <^'o^ *p upMpg; ^os o jo Jd opo.i^op'^ni po p^
-osito Lin^os 'ojop "Jod^A op i3UTn"bpiH ojqoppo A
ns ^j^d ^puopiod oun oppnopqo 'sjq^ip ppo^ soni'sp
j^g; *pj:co ^.jltot-i .jod sonopoo.iodo op otaos oopLip A oa
OT1II "3UT. ^O SOpiOTIOpTOOO A SOpSITTqHIOO TIOJOTIJ OpOlTTTrrr?p
op A. oCo?poprid op sopoip^i soAonu sop ordo f9¿I n^ cu
TS Or.J O^ ' S^ITTTJ SOP TÍO ^tt^^ pO JOOGITOq OTod OlITOITOp
"es olt A soT^opiiopTiT sop no opnoiiLiopnoTpTod ^sojnpooj
-nuoiii sop tío Joopd^io opr.d os OApsoons op no on^ ,iod
^a op "onTri^p^r iop op opnopn'OTTOTooojjod po A É-sojioq
no o.uopp pop iipTooop-Topop op no oppnTq op op oppdTT'o
spoi oopdioo im ppq.pu.iod on"b- oCopopnd op opTTOTuppoo
"ord po juoTXTppTJcq puT.TpsnpiiT nppoonpo.id op o^p ponou
"oiioj opiioTuopiiooojou mi uomoocAOTd A puppjouT.id oto
IlOpJOdUT umi IIO^OTAUp S^OTUOOp SOnOTOUOAIIT SO(P
(gC) •uuop.ippsTii pup
joa op mosmoopí: 4s^T0i0wTp sop ap A s^sniq sop op ^o^riA.
X3 ^p uoo ^scpii^o sus no ^ cprniom :j * A utitatp opoodso
©piros sopood soqn :so^op si?p no iippnop¿[ asuoTnopí: po
oopp and op souopnooo^; #soponoTsopoj:d sojcop
ep otaos t9a"3p mm op sonoTooAAOsqo s^p onl^
spu soooa u aos opans oq.sTq.nr? pop iTppopnq.iiT
ouoo ^g¿p op oto po ^"onoodse^rAis A oñpo^^; no aomp
op p^i^piiopg ouoo ^ao^ooso i3Ar?d soiiozoa sopnopeoxo r?n
oroAodond son uoTpsTpopso r?p ^^TApsnpiiT ouspp-ep^dT?o
�32
vapor y los nuevos métodos de fabricación del hierro
comenzaron a extender ampliamente. 1785 fue la fecha
crítica que destacó a Gran Bretaña entre los países
del Continente en la historia del progreso en la pro
ducción de tejidos de algodón, hierro, carbón y oti^s
mercaderías industriales. Por ejemplo, la Isla que,
en 1780 producía tres veces menos hierro que Francia
iba, sesenta años m^s tarde a producir tres veces más,
habiendo doblado su propia producción entre 1785 y
1797, lográndolo por segunda vez entre 1797 y 1805,
(60) para llegar a alcanzar una producción de 1.500.000
toneladas en 1840.(61)
Las cifras relativas a Gran Bretaña muestran que
la producción de hierro es un buen barómetro para los
camibios acaecidos a partir de la decada de 1780 en la
marcha del acrecentamiento de la producción industrial.
Para las cuatro decada.s precedentes, el índice medio
de ese crecimiento por década había sido de 14,88. B^
ra los primeros sesenta años del siglo XIX este índi
ce se elevó al promedio de 35,6 por década. Posterior
mente, desde 1860 a 1919, cayó a un 21,5.(62) El pe
ríodo durante el cual Gran Bretaña estuvo al frente
©^ Europa y en que se abrió cauce a la realización del
gran estado industrial, duró, pues, de 1785 a 1860
aproximadamente.
Las cifras del comercio exterior muestran que la
gran aceleración de los cambios comerciales se produ
jo al mismo tiempo. Las importaciones británicas déla
década de 1770-80 aumentaron en un AOfo apenas, en re
lación con la década precedente. Durante la década de
1780-90, las mismas se acrecentaron en un 300 io y se
triplicaron de nuevo durante la década siguiente.(63)
Yeinte años después de La riqueza de las nacio
nes de Adam Smith, Malthus publicó en 1798 su célebre
�spra: aquaurBq-XUxjerp,, BqBqsa x^.inx BxnboxxBd 511
ñ *o¿91 9P Bxxan^ ^i ap Bood^ 51 ug; *B0xxqpdaH Bxao
xa^ bx tioo ouxa 'upxoBxa^Bxa uxs ou BqBaxB 'Buxap
^o^ pBpg; Bq *^T6X 9P Bxxan^ bi ap s^xadsjA na
pxqxxosa 'HBUxapoM P^pq ^x eqsxx^ •^ii'sx^sxxo
qina ,b poj\i b
Xa ^Bpxooox b noJBSaxx PTn^JI X^^01^ 9P
ootixoq so^x"9 SOI 9P opiiBOXJoqo (^9)*saoaA s^^naxo
^x^Bno sorcan ox ^od ua p^iiaxmB 'B^^an^ bx ap sasoxp
sox noqoq on"b bx ^a 'o^oob xP "DI •
o^^oxq x9P'^I
•poxxdn^xiao os onb spn npqxBO xP I^TP111^^ xcpxoonpoJcd
^1 *^8¿I opsap 'soijb B^nanonxoo^xcoxo ii^
pspxo.ox?A Bim. b BqB^uaimo sax'e^an box •^
Soo sox 9P tipxoonpo^d bx 'x^T^^^^^P11! npxoBZXXTAT
ap Bxa bx ^^a UBqBx^uo sanoxoBU sbx an^ Bpxpam Y
•XIX
xs x9P sauxj b oxcxs x'9TP1[;cnn ouanpxiaj un xas b
Y'B o^i •o^'SI ap BpBOpp bx ap sa^uB pzuainoo oxc
^^p oqsax x9P aqxBd xo^Bm bx ^a A BXUBxraxY ng; #bxo
xrcx¿[ ap a^xoxc x9 ^ ^ox^x^S 'bxobsxy na axnaxixBxnox^
XBd'^x8I no iipoxodB ap Bpj^o bx ap spndsap oadoxne
oiiauípiíoj un oircAap ^niAX ox^xs x9P nxj b BUB^axg;
ubx-^ ua opBzua^oo BjqBq Qxib x^xx^snpux upxonxoAax bx
'nUpxonxoAa bx ap x^oxpax A Bpxdpx asBjtl ouoq
(t9)•BqBquenmB Boxupqxxq upxoBpqod-bx
T9<08¿I BXOBq soxxas saxo^nB sox ubjobtí ox oxioo 'as
-XB^un^axd 'Bjqxxosa x^ 9n^ UQ o^.uainoTii x9 ^Q 'ax^is
od spra Bxa o^ •Bxoua^.sxsqns ap soxpam sox "Bxaxpao^a
upxoBxqod bx anb uxs odmax^ oqonni BjxBSBd ou anb ap
snq^x^M nod opBsaxdxa xouia^ x9 pixdsux an"b osoxqmosB
oxqraBO un BUBqaxg; ubx^) ap upxoBxqod bx ap o^uaxtaxo
-axo ap BSBq. bx na auaxAaxqos an^ oxoAxa^ux aqsa a^
UBxnp s^ *upxoBxqod bx ap oxdxouxxd x9 a^qos
�34
de una parroquia del siglo XV, o del IV, o, pongamos,
del V o del VIII, que una parroquia actual"(66)
El "estado progresivo" del siglo XVIII, en el qtie;
Adam Smith había vivido, fue remplazado en el siglo
XIX y a comienzos del XX por el estado industrial,p^i
mero en Gran Bretaña y luego de un país en otro^ Ja
más hasta entonces se había visto en la historia acr
centarse la producción industrial del mundo con uñara
pidez semejante a la alcanzada entre 1815 y 1914. El
industrialismo inundó el mundo entero. Si nuestros dejS
cendientes ven en la revolución industrial una fase de
la aceleración radical de la evolución industrial, la
asociaron con los siglos XVIII y XIX y el extraordina
rio período de paz que Europa conoció, salvo raras y
cortas interrupciones, desde la caída de Napoleón ala
primera guerra mundial.
En los siglos XII y XIII, nuevamente a fines del
XV y comienzos del XVI, y aún en el Norte de Europa,
durante el período 1570-1640, se encuentran preceden
tes de un progreso económico de un empuje comparable
al del siglo XVIII. Al igual que la expansión indus
trial de fines del siglo XVI y comienzos del XVII,que
estuvo confinado a un pequeño número de países del Nqr
te, el del siglo XVIII, que fue común a toda Europa,
resultó esencial en la preparación de la revolución in
dustrial. Pero, un crecimiento de la producción tan rá
pido como el que comenzó en Gran Bretaña en 1785, no
había tenido precedentes. Estas son las transformacio
nes realizadas en los siglos XIX y XX que han engen
drado una civilización económica de una especie aún
desconocida para la humanidad. La expresión "revolu"ción industrial" debe reservarse para esta expansión
"sin precedentes y sus repercusiones- en todos los domi
nios de las industrias mineras, manufactureras y de
�-np o^ps on R IIIAX o^T3 x9P os.inosnB.iq. X9
-nnjcnp 9q.uaxiTq.noQ x9P I9 ^ BUBq.a.ig; hbx-q ap
hc oxxo.i.r3sap I3 9x^t^a aq.SBHq.HOO oq.9H nn ap Bxonaa.io
BJ-O^Ca II3 ^0^ OpjOO Bq 9S 'OX^TS OtUSTIH
BTJoq-Sxq ^x hoo BT.ioq.STq ^eq-s^ ep S9hoxo/bx9i
na IHAX ox^T9 I9P ^s
•ex 9P ozHaxuioo omoo 09¿I 9P ^"J ^I 9P
on"b Hapnodsaj: apand ag ¿odnax^. x9P OHB^oo oq.SBA x9
H9 SOHB Bq.HHTllinXO Up.B R OOHXOX^HXaA H09 pn'Ó? ¿BXÜUBq.
-^odnx hbj^ osbob anax^ SBtjoaj ap oxqniBO aq.ss;?
aq.HaniBOxn
-^oara sopx^xinsHBHq. R sopB.i^sx3aj: sos^nosxp R Boxspm
^soxin.o^q.oadsa ap oxoxjanaq na -i^3TV~im'UI ^^pxoGxqod Bp^^
Haoa^oB bx 9P soxoo scx 9P Hpxoxodoxd aq^anj BHn op
x"qj:osqB bh 'BOxnipqB Bj^^ana bx 'sB^nano ap X'^1ITJ T^
'a^nainaxqBqoHd 6R BOXHqoax^O^pxq BX^^ana bx 'oaxp^^f
a"d x3 'HpqjBO x9 ^od opBHoxojcodoxd x'^!9!.^!^^1'^ ojxap
"ód x^ ^r9 opHntu x9 ^-3 oCBqBH^ x9P 9^^^d hbh bhh opxin
ñ^^q x'eT'Iíí-snpnx HpxonxoAan bx •oqnaxinBZBxdiiiaaa: opxd
px un b soq.sxA uoo onxs 'hbhiip bjcb^ on 'spiíi zoa Bpoo
opjnjqsnoo bií as ' sax^Ti9^3ni sox 9P npxoBOXxdx^xnui
hoq opon-iB o^namao R oxnpxA ¿oiaoB 'onnaxq ap
sapBpnxo 'spmapB 'R sanoxAB 'soabh
ap npxooixjcq..snoo bx .opxq.xm.iad Bq BXX
npxoonpnoo bx i^3 BHBinnq npxsxoap a^qxx 'ex
opnai^nqxqsns Bnxn^pm bx iod x's^^^^111 oCBqBn^ x9
sopoq na opBZBxdmoan Bq BXX^ *sopbxxbx^sb ap saxxm
ap SBnaoap np.B R sanBXXT^ xreaf luía Qxib sBsandma
sba sbx opBoxxdx^x^ul ^^q ^Iia; "Bna^nxaA Bim 'sonam
nod 'HBdnoo an"b soqnaxpixoaxq^^sa na 'so
ap BJcauj 'oxhbx'ss xm nod HBCBqBn^ b SBxn^snpnx sbs
o" ap sonanq.o sox 9P Bjno^Bm bx "b opbCohhb Bq R 'san
otobh sbx 9P Boxmpnooa bpxa bx e^qos sa^nodsTiHJc^ sox
�36
rante, justamente, sus últimos años.
Hay una diferencia considerable entre la expan
sión económica del siglo XVIII y la revolución indus
trial, una diferencia que no se advierte, tan confun
didas están las dos. En el siglo XVIII, a despecho
de los grandes viajes a todos los extremos del mun
do, la civilización industrial estaba confinada a u
na pequeña parte del globo: en Europa y sobre la eos
ta atlántica de América del Norte. En esas regiones
el progreso económico fue general y se desarrolló en
todos lados más o menos al mismo ritmo. Los antiguos
valores de belleza, de esplendor y de urbanidad se
unieron en igual proporción a los valores más recien
tes de producción en ascenso y de eficacia mecánica.
Todos los países avanzaron por el camino del progre
so marchando al unísono como no se había visto des
de el siglo XIII cuando el campo del progreso econó
mico era muy estrecho, no conprendiendo más que la
Europa occidental hasta las orillas del Oder y las
"estribaciones de los Alpes orientales. Las experien
cias económicas comunes que caracterizaban el esta
do progresivo del siglo XVIII formaban parte de una
comunidad general de la cultura, matizada por dife
rencias nacionales y regionales, que los europeos ha
bían llevado a buen término por primera vez desde
que la Reforma había roto su antigua unidad religio
sa.
Esta comunidad de desarrollo económico y cultu
ral fue interrumpida por la revolución industrial.
Y no lo fue solamente porque la revolución.indus
trial cambió de ritmo y porque los nuevos valores 1^
dustriales destronaron a los valores culturales más
antiguos. Lías- el ritmo del progreso económico no cam
bió en toda Europa al mismo tiempo ni en el mismo
�ap upxouzTpuTjq.snpux ap no
•spin pxq.sxsqns ou otj
"oq.TJ^iaq. ouanload uaq. ap ouas pa ua 13 j ti o in^r^ T3p XX op
-xs pa u^ -apsao p^p adoun^; ap aqaq.uasajdaj and oq
-op.^ pap axoxpjadns ap ap upxojod auanbad ap ub aju
ap ainxpo aquiapopins un aqnuxaj anlbjod pappppq
ap op^.T.^ oq.pi? un orezunopi? opnd p^q.uappooo uppo
up PIPAX op.^ps pa ug; 'p-sunipno R •eopuipuoo
^a" "npauapnaciapuopUT ap ap aja ap ouaq.u^ ontiúin pa j^a
app ajad onoo uppoapqod ap ep a uopoonpojd ap b^) pau
oltouo.t o púa nma pa uoo pUTcpioo os ^ sopa jan R soppdpj
^upTonoTunnoo b^ soppari sop an uopsuaq_xa ap • sajurr^a
sajpo sauonm ap pajnppno R, papjpsnpup oppojjasap pap
P'oppunuoo ap ppppToLap papjq.snpup upponpoAaj ap
0 ousppauopoau pop oq.uoTtTiazjoTaj pa uoja^nqpjp
-uoo R. appjoospp ap asnao tibio Jasao ttts sapaAaja
sarouajajTp sapsp 'soiiotobu sap ajq.ua onoo psa sapaj
-nppno R. sapapjpsnpup sapouopjadxa sap ajo.ua apiiapo
-ojo opuanoasap un uaqaCappaj upTO':'ZTpapjisnpup ap
ap uapopjao pa R onq.pj pa saooda ap tío soq.uuCaq. uaq.
saTpuojappp *oadojna sj.ad ojto jopuT^pano ap ap ano
onb asuaiUT san ana apuanap^ ap papupsupup uppsuadxa
^1 4XIX op3ps pap sopappam apsap ^spasToapp ajpuo
oTm .Rv~j[ sanada R.011 •jauajorpn ua o adojnp ua a jota
ta aÁ' 'saouajj aja ooupo ajqos oadojna un apuauapam
-pa:cjda /asaouauj upponpoAap ap ap sozuapinoo ^ *XX
op^ps pap sozuapinoo a Ja^np oiiiTppn pa opp.puas a^sa
ua opjao ajqaq *^9¿p ua papjpsnpup upxonpoAaj ap pz
-uauoo opuano ésaxouapod sapuauS sap ap apapqod spin
ap 4axouajp •sooxpsxpja sauopaA son^xqua sopj¿üóoT
pxpuajap ouad éadojn^ ap saspad sojpo sop ap apjad
p R aJjapap^up on"b opxdpj souaio paxjpsnpux
un pxoouoo axouajp 'sapajnppi^o R saoxnpuoo
a" saxouapjadxa ap axoadsa anrsxui ap jppjadinoo ap no.i
-asao sasxad sapuajpp sop foxjajpuoo pa jo<j #opaj^
�38
los países extraeuropeos, lo que era un problema eu
ropeo se convirt^ó en un problema mundial^ Un^ comji
nidad limitada ha dejado de ser suficiente, la úni
ca base posible de unidad y de comprensi^n está hoy
en una comunidad universal.
Mientras tanto, a medida que nuevos países en^
traban en la órbita de la civilización industrial,
las diferencias de experiencia cultural entre las re^
giones interdependientes se multiplicaban. Desde el
comienzo del siglo XX la población de Rusia y del Ja
pon aumentó más rápidamente que nunca, mientras que
este crecimiento sufría un marcado enlentecimiento
en los pueblos de origen europeo. Los nuevos elemen
tos humanos introducidos por la extensión del drama
del industrialismo sobre el escenario del mundo (chi
nos, musulmanes, hindúes, pueblos africanos y oceá
nicos), poseían muy poco de las tradiciones de la vi
da religiosa, moral y cultivada que formaron las cla
ses dirigentes europeas.
^ Por otras razones, todo ello era igualmente ver^
dadero para los nuevos elementos de la sociedad in
dustrial en Europa, lo mismo que para las otras re
giones del mundo dominadas por pueblos de origen eu
ropeo, particularmente en América del Norte. La prcs_
peridad sin parangón aportada por la civilización In
dustrial proporcionó una gran abundancia de comodi
dades materiales al alcance de toda la población, y
el deseo de enriquecerse se convirtió casi en univer
sal. Las clases sociales excluidas en los siglos XVTE
y XVIII, como escoria o desecho, de una participa
ción directa en la vida intelectual, social y polí
tica de Europa, no estaban, desde el punto de vista
de las tradiciones religiosas, morales y culturales,
en la misma situación que los japoneses, los chinos,
�A sanqraoiq ap opnnCuoo pa lI
^apnoo ^apnad nnpn ^od
^opnasaoau s^ •aqann^asa appa anb sop^appAxnd sop
sopop ap A apspnaoanoa az^nbpn ap ap apnad ns naraop
nonaxAposan sapnad ap sasapo sasa 'sapsppapoos sonp
-o A sapspxnara 'sapapoos sanoparanopan 'sap^npoapap
TitsajaL soAonti sas jocT ^o^apuapy 'sapajrui sopp^pspp
sop ap ujonj ^aadoAiia u^Toapqod ^p.-ap apjc^d jcoagui
^31^XX op^ps pap .sozuapuioo a 'jc^ulzoj ^ps^q o^aurrin na
apTiaic^pTdpj: nojcapnamna sapdT^osojcd sas^po sas^[
= a^:po ^rod 'sotu^ ans uoo 'apjc^d aim jcod ^sopap
Yoa sor a so^aAao sop ajcpua oz^p un* san napoapqapsa
oxi f eGTTioiüOjeo sns A sosop^?ppaa sopp^io sop ^aponona
"a"sLTco ufp
papapoos ap ap sasapo sap sapop a^qos opa
-adinp ns na 5^1*1.1 ora opp^jns •:ig;:ii "cxiGppspjio npp^r-po^
31 III.^íX' op5?ps pop jcpp^^d y •^op^.sj.pjc^ A punpospapaip
^ppA ^p ap o^pTiao pa ^as ap op^ Cap ^jqm: ^T^op^I ^1
IAX op.^ps pop sosTiapiaOo apsap ^sclo^ng; lio aqappo.u:as
^ as anb-^JEn^pno a-p op sop"cp.iada opuonrsApsajc^oJid op
p"s^.xrcjau"sx^ ' 001.19oni: na s^pjcpsnpiip sap ap GOJtojcqo cop
ÍL sopappos scp fiTllX IP saupx apsap apppaui ap^apo'
tía una A fAX op^ps pap saxipj apsap {oj8¿ epaAapp
-ara adojr,[T ap ap araappspno pappunraoo ap a oppoanoq
~j.^d TiajqaT" 'soraa sns ap sopasadapna scp oraoo ^sopas
a?dapun sns a p na rapa^ a na p soraa sns oraoo uaqa^apxsnoo
soppa onb sojoCnra sap ep sap A sajcqraoq sop ap sap ano
saraspra sap nana sauoxoppacip sasa ' sanopopp"raip sap
jcod sopp^ajr iiaqapsa ^asnad ap a^anara ns A soppqpq
sns ando na apppara ap u^ "soado^na soppqpn A sa^qranp
"soo sap a as^aSpp anací oraoo saAxpprapnd sanqranpsoo A
sopp^ppq sanapnsiip sosa A son^an sosa oraoo 'najnap o^
•papnappooo adonrig; ap sap a an^^pp sop e~a~h apazxpxA
To annppno aun ap sanoxoppanp sap 'sanpuxn sop A son
pipo sop oraoo 'uajasocl on soppg; •oopjpoap pap sanapns
ur sop A aopnppr ap son^an sop oraoo xsa ^sanpnpq sop
�40
mujeres si se quiere mantener el desarrollo de una
comunidad de cultura.
Por todas estas razones, la revolución indus
trial se convirtió en el siglo.XX en una creciente
fuerza de segregación en la religión y en la polí
tica, lo mismo que en el pensamiento y las artes,
minadas por la nu^va pasión por el progreso mecáni
co y el aumento de la producción.
Mientras que a fines del siglo XVII y durante
el XVIII, el progreso económico había sido un fac
tor activo de comunidad cultural, el progreso mucho
más rápido y muy distinto de los siglos XIX y XX
fueron un factor de desunión y de confusión intele
tual •
La violencia inferida a la verdad por una faL
sa idea de la revolución industrial no es un simp^le
asunto de fechas. Esta falsa idea ha dejado a los
pueblos occidentales con "una falsa noción sobre el
proceso histórico que le ha procurado el "confort11
y las comodidades que, en tiempos de paz, algunos
de ellos han gozado en abundancia. Tendemos general
mente a considerar las costumbres, las tradiciones
y las creencias de nuestros antepasados, antes de
finalizar el siglo XVIII, como primitivos y pericli
tados, lo cual está desprovisto de un sólido funda,
•mentó histórico.
4.-1 Los fundamentos intelectuales y culturales de
la civilización industrial.
En las escuelas superiores y en las universi
dades se nos enseñaba, a comienzos del siglo XX, a
considerar nuestro globo como un lugar bárbaro an
tes de que los grandes cambios que acompañaron ala
revolución industrial hubieran producido un mundo
�"Vaun ap uopuA pa 'opuap op noq •sooxmpuooo souxraupp
a ^upx^xpou ap ora o o xsa 4apua pa axonporr •aau^uod
tüapuoo aoxpxpod axnouooa ap tío ap ap as anb ooxjxood
s"o opxpuos po ua l(nopaA,, auqapad ap aqaopdrao 9 ni) aq
a"oxpdxo so^ (99)#¡,auad ap auoxpaA onL upx^xpaxu aun
ios ajqop apso ^upx^xpou aun ap papxsooou sotnajuop
xs anL axoop son -puuAuaq ap apsxtnouooa onoraaj- usa
l^o fi\i vx uosoxoud pq •saCapuoA. saupsonu ap uaqazo^
ou on^ic^opaaaupa sojos op souoxoxpsuodns a ni) san uau
"a" ou
sasouopod uap sopua ^sauaxpsxuo saxouoauo sap
anu opuaxo uod ajuop og #sopanuain soupsoxLU ua apxuo
s*ap paxupsupux upxonpoAou ap uod sopxonpoud soxqnao
sop ^ souaxoosa op oppo opo.p •aoxupoapooupxup axuauo
ap o uoaaA pa uod oppAou ooxxcpoara ,,a^appxpno,, po A
sapapauuojuo sap aupuoo soxponou sop ^opuoxnaouas ap
sauc[o sap (papxoxupoapo ap 4uatTippnd satpoo sop ssap
TT Tñ1i ^"I ^^ O TV"1 "O T^n TOO.O <^"'T ^T^TO p'nTA ""' T TTO S^TT^H TndTTTT
sasoo saoxun sap on"b ap upxsoudux ap upxoauaxio^ uoa
o"C ap a opuaa ox^xpsoud opuaxo uouazuaopa souaoxuon
a" sapuaxpnpso A. souosojoud sotpnn paxpuna auuan-o au
a"tnxup ap in uouaupuo sopxuq" sopapsg; sop opuang
(L9)'liP^^px:iTOuraxx ap ap panpoop
-apux uapsouoxq pa 'axouanoosuoo xta *
paxuopau uap
-sauoxq po uazauona í-saup •^_ *g • ^ uosapoucl pa oqo
xp aq- saAxponpoud sattoxoauodo sap • • •uaqaup onL sao
-xpxpod o sapaxoos sazuonj sap supo^,, "sapapxpxpsoq
sap ap uxx pa uoo opxoauadasap aq ou A paxpunip auu
a"np) apun^ag ap apsaq pxpsTsuad upxuxdo apsq *opapas
ap ajqaq apuoxoauo upxoazxpaxupsnpux ap a ni) paxuapau
osou^oud po uoo axuquua ua azappaq ap op A pauon ap
ap 'aoxjpsopxj papuaA ap ap uxuaAuod pa ua uaxjuoo
uajpod sauaCnn sap A sauqnoq sop 9ni) op uod ^souauruq
sauas sop sapua opxoouoo uajqaq ou onoo pop osauSoud
un soxuxnop sapúapuodnx syra sop ua *ajnpxpsux anb
�42
obra de arte, en último término, se medía por el v
lumen de la producción que promovía. Ella podía alen
tar al rico hombre de negocios que la contemplaba a
ganar más dinero que el que ganaría si no la hubie
ra visto nunca. Visitando el Museo de Eresde, enton
ees intacto, se podía, al contemplar la Madonna de
la Capilla Sixtina (hoy en Moscú), experimentar lo
que en días más felices los vieneses llamaban una
"stimmung". Esto era lo que afirmaba el profesor Car
ver sin apoyar su opinión en razones científicas.
¡Podía poner al hombre de negocios en humor de tra
bajar más en su escritorio y conducir, indirectamen
te, a la apertura de un nuevo yacimiento de minera
les cerca de Yilachl (69)^
La conce^ción convencional de la revolución in
dustrial es una de las numerosas nociones que han
contribuido a engendrar una creencia que prevalecía
a comienzos del siglo XX, y de la que Carver daba u
na idea^ un tanto forzada. Cuando en el curso de la
decada relativamente pacífica con que se habría el
siglo XX se arrojaba una mirada hacia atrás sobre la
historia de Europa occidental, de América y de Rusia,
parecía que los resultados obtenidos desde mediados
del siglo XVIII en música y en literatura,, en filo
sofía y en historia, lo mismo que en las ciencias y
en la mecánica (que proporcionaban los medios técni
cos para producir mayores cantidades de mercaderías
y de prolongar la vida), eran muy superiores a los
obtenidos durante no importa qué período anterior de
la misma duración. Se consideraba la revolución in
dustrial como un fenómeno del siglo XVIII y se atri
buía, en consecuencia, a los progresos del industria,
lismo la elevación del nivel intelectual entre los
hombres y las mujeres. Se deducía, al parecer, que si
�o^od ^C^UOW&^^jJpf^^^t soAxq.aCqo sox e sonxaponi sodina-xq.^
SOp U8 eJOq.O 81 8S 8TIÍ) eXOUeq. JOdlüX ep IIAX OpXS
pap p^^xin ^jaraxjd "81 8 Jeq.noinaj jaoeq apand ag
•exoua^xpaqxix
ep e nanodrax as an"b soAxq.aCqo sooxup. sox nos soppa
an"b ^oq somaajo anb ox -xod 'Boxjj^.uaxo npxo'e^xq.gaA
-nx 'ex 8P soAx^aCqo sox 'Bxouepimqe ex op -^ exoeoxj
-a ex op ^aoeq e^ed xaouaA an"b uoxaxAnq. sajopeAomix
snq.xxjdsa sox 9n"^ sepnp sex & sooxjpsoxxj K sosox^
Txa^ sox^dnxosa sox o^noinx^xana^ nepxAxo ag •ho^aoj\t
ap sodmax^ sox na anb opeAaxo s^^^ X8n^.oaxo^rnx x9A
-xii im q^ oxno^ix^sa^ x3 nos a^Ti8mx8nq.oe neoxjqej as
anb senixe sesoxapod sex ^ senxnlb^in seso.iapod sex 8ri'b
ap opxpensxod ^^so ag #sax8n^.oe semoxqoxd soxq.sann
exed enn^x^ exoue^xoduix axiaxq. HIAX op^TS x3P sa^.ne
opesnad o oxpaq eq as an^b op ©P "epeu an"b ap npxnxdo
e^.sa e e^app as pexxq.snpux iipxonpoAax ep ap npxodao
-noo espej eim ap sepxex^.xa sauoxoonpap sep a^
•aj^saxxa^ osjexed pa.np aj eAann ep ap as
eq ep s^4sxnnnioo sop ax^ua opxnaAap eq 'se^.sxpeq.xdeo
. soxaxqo sop ax^na e^napoxA A peq.e^ exro.np eim ap ep
'eas o 'omsxx^em pap a^naxnaAo^d eapx exqo noo epenxq
.raoo'eapx e^sa ¿p6l op bstijc upxonpoAa^ ep apsaq •imin.
-oo .xe^np xcn oq.pariA exqeq as 'osox^xpax up.e A pexoni
^xerqoapa^ux oq.naxmexoCain un a^.uameox^.'^Tnoq.ne xxonpoxd
exqap xexua^.ein osax^oxd pa an"b qv
ua uooeq ^od epesaxdxa eapx eq •enemnq pepxAxq.oe
ep ap sexajsa sep sepoq. na oxua.^ pa A o^napeq. pa xao
-axo uejxoA as *(0¿) p^paxoos ua usaxa ano sonenrnq
saxas sop ap jopejq.noo pe ^otnxq-pp. xod 'A oxpn^sa pe
nejpnaq.xa as sexouaxo sep ap sopo^am sop A soAxq.o(?
"qo sop xs anL íexona^sxxa ep ap npxoexnp ep neqe^nop
-oxd A sejjapeojaní sep neqeoxpdxq.pnni an"5 soxdxonxxd
sonispin sop e nejoapaqo oq.uaxuiesuad opoq. A epxA epoq.
�44
ticos. Pero, en esa época, los lados crueles y pér
fidos de la naturaleza humana eran tan manifiestos
como lo ha^ían sido al final de la Edad Media. Las
guerras de religión, en las que se puso en eviden
cia esta crueldad y esta perfidia, se habían vuel
to más espantosas con las nuevas armas que acababan
de descubrir los pueblos occidentales. El entusias
mo por la persecusión exclusiva de la eficacia fue
enfriado por el espectáculo de la eficacia crecien
te desplegada en el arte de matar y destruir, ^ue
contenido también por el Renacimiento, sobre todo en
el Continente, con objetivos industriales diferentes,
y, sobre todo, por el gusto por las artes, particu
larmente del nuevo arte de vivir con urbanidad y con
elegancia.
Después de los tratados de Festfalia, como las
.guerras y sus estragos disminuían en intensidad, cq
mo la creencia en la vida eterna por Cristo y el do^
ma del pecado original comenzaban a perder su aseen
diente sobre los pueblos de Europa, los escrúpulos
de los espíritus cultivados en relación con la efi
cacia y la abundancia, disminuyeron. Durante el req.
nado de Luis XV (1715-1774)^ bajo la influencia del
cambio de actitud de los franceses en relación con
las ciencias de la naturaleza y de la mecánica, y de
.la difusión en el Continente de los conocimientos
científicos y técnicos de los ingleses, la nueva idea de la importancia del progreso material como con
dición de la felicidad, se extendió entre todos los
pueblos europeos ,y a todas las clases sociales.
Una suficiente estabilidad política, costu^bres
refinadas, una producción amplia, confianza en el pq
der de la razón humana, sentimientos humanitarios,
alta moral y amor a la belleza, eran indispensables
�HOLTOTp C" SAOTTTpTIOOO SATCHT ^3lIPL0JI O OAp CR.T) OppO" ^Od
OTO ^oq G"J ^ O.TO^ *AT.I0p3Tq ^T Op A AT10 ^^^ ¿0(1 13S
P^J ^U":! AA 'tlOIOc.^ITTAIO '.:"[ OA OTTCJ^SO^) pop 0AI3
tota .zopOAj po no3 OAOTtopuooo ^enoTO"rpT.ioo snp pono
Ap 'mj3r ~T,ioop v?p * oopr:pT.roo^ o^^p*ip"T.icp9p pp
ep o^
op jcxoop apo^e! iz ^XIX op^p^ pop oopoppo::- op oop'i^
p•.?..!.>;io o '^dc^oi^ -^p t.t^ o^ps tío.i-o^tio;:ioo ou op^ponpnp
•op op sos^^c^o^^ sopp^p.1 sop otuoq "p^p^psnpup hoto
-npoAOjcjcOcio. g:t op ooit'.vt po no oopop hototat.o 5oopp
ñp.ippp op^ppq p^p opiiopnpooooTd po A opn^poy^ ;^.iopoo
H'SP G^p TlOcT^p^OAUI OVlI) pip?T.I/A^[TY A a"J^ HR 1 A. 5^0'l0T0A
^-•ep ^ Hoppnp ^po.xopp^ A n-jossno^ 5ojp;ppoA 'o^^cioq
sirrrp: ^^ u:.jc.3?oh í.?iipppopp a o^i^ips ^uooHpof 'XX op^TJ
pop OOTHOTOIOO A Cnopp.áTApOllp'IT pop OJ'IllT^p po ,I0d Op
—TIOTT^pOTCÍ^OO TCJAO ^ppAH^q ^ilj OaAT^TIO .ÍTO { ÜUT) 0.10 I
'nppoiipoAOT ^:poo opqpooJ o::pq o ni) aocIotiio uppoATTppA
to op uo onooq op LTs^rorpAAd IHAX opopo pop sop-.^zp
-OA A Ü0HT0U3A00 OAOO OJipp^IOO Ap 30 00110010 ' p'JTJtq
SlipUT 'TpTO'ipOAOA Ap Op 3 00U^.I0^"üI9qiI00 OUIOO 1I003AACLA
OR.I) SGJCOqOTOAUp O SOOTpTpOTOTO 911b OTIOTA Op áSAT0T^JA
A SA.i^op op coAqnoiT
6 oo^opAoiiod oopuo,x:o so^onj^
'XIX OP^T'3 POP lOTAqonpHT 00
^i^ood pAHOAOoioj pop oopoAiiqpno A oopo^ou éoopA0ipoop
-OpUT SOS'iq OAT TOA OOTOpiIAaOTOAüdOAJ OOOdóAVlO OOpq
-OllíI OOp A S0HOT0TPH00 SASG ApOOJ^O UIAX OpATO p^
•OOTIJpiIOpo ÜLA^AAq pO AOCSd 30T JA030GU ATipAO Ap A
SOTO O OOp ^AA11A00A AAAd OOpqASHOdOTpUT OpHOuipAUT
IIA^O OOUCTOTpHOO OOpA^ ' apTOORpOTO. Ap Op OAp A ORb
0TI3TUI Op OipTOORjpOO^ Ap Op OASAOR^ OAp A JCTAJCG3 00
-OTpRA .IJQAO pAp OrTd Op O^OOTA po ^ApTApO OJCAÍ OuIÜO
OOTUOpp A OOTJ'JPHOTO JCOpAO pop AOpAA p-0 UO AT-IASOO
OH ASHAipUOO Ap UOOOTHTROpA OOOTJJpiIOTO 30p ORO AHAd
�4-6
influencia sobre la cultura. Se comprende mejor la
labor de todos estos grandes hombres del siglo XVIII
y comienzos del XIX cuando advertimos que ninguno de
ellos creó sus obras en una atmósfera de progreso ma
ferial extraordinariamente rópido, de mecanización
extraordinariamente rápida de la industria o de la
aceleración extraordinariamente rápida de la veloc^
dad en los transportes y en los medios de comunica
ción, ninguno de ellos creó sus obras maestras cuan
do se encontraba natural que los modos de pensar y
aún de creer cambiaran tan rápidamente como los mé
todos de trabajo durante la revolución industrial.
Sin la vida civilizada y armónica de fines del
siglo XVII y de todo el XVIII, sin la tradición que
sometía a los reyes a la ley divina, después a la
ley natural, sin la idea de que el desarrollo del co
mercio estaba asociado al progreso de las costumbres,
de los hábitos y de la ley; sin el m^joramiento de
la situación social y política de los mercaderes y
de los financistas que favorecía la filosofía del
"laissez-faire" y alentaba el espíritu de empresa,
la industrialización del mundo en el siglo XIX no se
hubiera producido tan rápidamente ni tan tranquila
mente. Debemos en larga medida nuestra comodidad ma
terial a las condiciones intelectuales, políticas y
sociales a una época que se enseñaba a los escola
res como atrasada. Son justamente los obstáculos al
progreso industrial, legados por la Europa medieval
y desarrollados bajo nuevas formas a comienzos de
los tiempos modernos, que han permitido crear las
condiciones de civilización, e imponer a la guerra
los límites sin los cuales el triunfo de la civili
zación industrial hubiera
sido imposible.
La revolución científica, que se reveló como de
�zxxxaxo
9P
•Bado^na upxo
oquaiaaxB tm opxs UBjqBq anb
pxoBXXLoadsa ^T P ^ aquB
_X9P ^9J "^I op sos^noau sox 9P soxq^^d sosa b UBAx.id
b uaxqtaoq p^nqx^quoo OXXS •X'^T^qsnpux upxonxoAao: bx
axqxsod opxs BJCGxqnq ou sgxbtio sox uTs sgxb^oui R sax
-Bnqooxs+i^T ssosotSt.xo^ sgjcox^a sox iBUopireqB b sax
^quopTooo soxo.Gnd sox ^ pq^sx'^' ^pTOTJCBdBsap Bqsa oj:
bx botjtuts anb BpTA bx
bx R ootsjj opiinni x9P 9X^'^0
npxoBqoxdxa o^n ^ saquapaoa^d uts zapxdBi Bim
op ooxinpuooo osox^oxd un pxqxinuad soxnoBqsqo sosa ap
upxoxuBdBssp Bq #bxoubub^ bx ^nb cqTcpdCc.:d cxn.o u.:s
^sojciepnoxq^Bd soxuBsaudíaa sox ^o^ Boxnipuooa pBpxAxqo^
. bx Bp opBqxurxxi oxx^^^saP I^3 ouioo xsb 'scoxuopn. R
scoxjxquGXO soquGxuixoouoo sox 9P Boxqopud upxoBOXx^-b bx x? UBXUouo 0^ onh soxxLopqsqo sox xbuxu b uoubz
uomob Bxoueauo ^qso R bzubxjuoo Bqsa HXAX ox^xs xsP
s'guxj bxobh 'O3GUoud x9P sxcl^n^o^ I^Xix pBpxsooau bx
xco Bxouaauo bx UBunuqsux b uoua^nqxuquoo R ^xuaAuod
ns R upxoBzxxTAxo Bxdoud ns ua bzubxjuoo BjxduiB buu
x8P soadouna sox ^ no^axp anb sox ^sbojj
IIIAX
-xjugxo soTioxoBX^oadsa sus a soquaxinxuqnosap sns oía
^o ojubj inaoo^o usa ap sooxjxquaxo sox ^od unuadns b
sosa uouonj rUlAX ox^xs x^P ^X^^qs9 9^
Bodouna upxoBzxxBau bx BUBd sooxjxquaxo
soquaxuixoouoo soAanu sox otnoo saquBpiodiax UBq uouanj
soxiaopqsqo sosx opxpun"q UBuajqnq as Bzaxi^q bx b
joieb x9 • X'^^T^T^9 opBoad x^^ ^onioq x9 ^0(í ouuapoin os
^u^ojcd i^3 soqsando soxixopqsqo sox ^r^b saquu SBpBqoa
4sand^ouanj x^T^^^^P^T upxonxoAau bx bp SBOXjjquaxo
sa.SBq suq (X¿) *09¿I~0"t'ZJI opoxuad x9P s^qUB unn R
^8¿I 9P saquB opoq auqos Bdoung; ug oCnpoud as *onisxx
Bxuqsnpux x9P osau^oud x9 ^.red BAxsxoap BxouBquodinx
�48
Durante esos cincuenta últimos años, y particu
larmente durante los ochenta últimos, el desarrollo
de la revolución industrial no transformó la natura,
leza humana. Simplemente puso más crudamente a la
luz las aspiraciones que siempre había tenido, tales
como el deseo de comodidad, de bienestar material,
de una mejor salud física, mientras que otras aspi
raciones antiguamente más notorias, tales como el de
seo adorar a Dios o de expresar en una obra el íntjL
mo deseo del hombre de humanizar y de ordenar con su
arte los materiales que le proporciona la naturale
za, fueron relegados a un último plano.
La idea convencional de la revolución industrial
se interpuso como una espesa niebla entre nosotros y
nuestra historia. Ello contribuyó a forjar la orgu-
llosa ilusión de que los pueblos industrializados se
liberaron a sí mismos de los aspectos irracionales
y primitivos de su naturaleza, en lugar de haber da,
do simplemente a sus aspiraciones un lugar diferente,
aunque fuera tambión un poco menos racional que el
de sus antepasados. La niebla que envuelve nuestro
pasado nos impide ver hasta quó punto somos tan poco
dueños de nuestra razón. Ello nos estorba para orien
tar y armonizar nuestra marcha. Un conocimiento más
comprensivo del pasado y de las obras de sus grandes
pensadores podría ayudarnos a revelar la unidad y la
esencial simplicidad de todos los grandes problemas
morales e intelectuales. Podría ayudarnos a mostrar
que la •unidad y la simplicidad de vistas, esenciales
para el pensamiento, el arte y la fe, son el produc
to de la diversidad y de la independencia entre los
pueblos, las naciones y las regiones que cultivan jL
deales comunes. Ello podría ayudar a restaurar entre
los hombres la conciencia de la integración de su na
�• ¿cxn.iq.s8p T3 opxnqxupuoo oq up
ozxpxAxo p^pxnnuoo T3i onb oxouonpjux i3i ^ ozopounpou
T3i oraos T^X3 poxupsnpux upx o ^p o ag-jc v.t op sopooio sep
^jcopTsuooGJc o oxpqo 3ou XX op^xs pop sisijo oq
•CTUOpxpOS A 00
xun opuntii un uo jiaia 13 opouopuoo uq qox^psnpux uoio
-npoAOj; oq onb sopoxoos.sosupo sopuo^o^xp sop K sopq
-ond soauo.iojpp cop vjj ,d •ot.x'oíjoüou uounu on"b op^i so
q.;"o
op
j.ov. Éuppo..LodoJ!:d
j_ o ¡_qop '••H-^ ono
-"ll'' uo
'i<j 6oox-ou
'•- ^-¡•-'•'-•''"• ^
¡ ^'-'w/'^.
^^y u
op uo ' oiromnq osuoaxuu pop. oqunCuoo op nqxuxdso 'po'
uoo uopdxioquoo op oquo po 'A oqunCuoo un oinoo opxA op
jiata op c^.uo' po opxpuod uoq 'uoinouqpn op sotuxud sns
u m <^ é soodouiio sousTia 3oq •uopq uopuojtduoo s,;p
ppno 3':.uosuod o^p S. O'^'psTiuu sop :udoun^ upop uo
souninoo sopdoouoo K souoxoTsodoud uoo uouutotjou
-oq os niAX op^xs pop opuopui^sued po ^ ^pta ^q
• s^uquppd SUU73A on"b s^ui uos ou upi^pp
"ai up A 0^ J^3 po 'T3T.T0S0IT.J Up T^IlO TO TITS J.0W3 PO UOO
K ^upp^Tpoj: up K opjip po ^T.posoppj up uoo suisp jjpvl
-pquoo ot.tusooou oq #3i:-ATpTSod supouopo s^p ^p oxponi
j:od opps es^oo^q opond oq •sqpqoqo^ A 3qppTj: cupiru
u"pj uoo upuzTpuoj: uos .opond ou ^qsp ^opq uuoq^ *sps
-oqujs uim op piípqoooou up oxq uquonipuodxo os sop^nq.
obpoqup Goipo^r nouonoi uq •npTuxdcü pop opxA up op sis
-oqujs 'üim uo ^unpou qp^zxp^xoodso uxoiíoxo up uuoxo
u"odoid ono sxjT^boq s^Acnu sup ugo uopuA op oep'^xuoqu'Ui
soqup cop uoxoogu o souurj^n^u onixqpn uod suxupod oq
-uoxinxGGUoo puq 'soxpnqso sop sopouoxooxuq upqso ^oq
uo suuxpdxooxp sopq^uournuux cup c^quo uoqsxxo ou^
A SOtlOXO'jpGJ: 3^p UOpUOUdl^OO U UUpil^T3..'GXUpOd
so^^i3Axqoopoo A punpxAxpux ^xuoupozxn'bso up op^upuo^
uo .^q on^ oquoxinuuoxoo'suT po jsu uuuudoj: u A uzopuunq
�50
NOTAS
1.- El cuadro cronológico de las conferencias de Toyn
bee iba de 1760 a 1840 (Arnold Toynbee, Lectures
on the Industrial Revclution, Londres, 1927, p..
vi; pero, según ^7. Ashley, que siguió esas confe
rencias, Toynbee "no pasó más allá de 1852 en su
estudio detallado" de los hechos (Henry Hamilton,
The Envlish Brass and Copper Industries to 1800,
Londres, 1926, p. xiii)....
2.- Ver Arma Bcsanson, The Eárly Ese of the Term In
dustrial Revo_lutlon (Quaterly Journal of Economics, XXXYI, 1922, 543-46). En varias publicaci
nes francesas de la primera mitad del siglo XIX
he encontrado además numerosas referencias a una
"revolución industrial" ^aparte de las que hace re
ferencia la señorita Bezanson.
3.- Xacaulay, The History of Sngland, Eiladelfia, 1872,
I, 291-92. Trad. Sm. líontegut, París, 1854, I,
306-307.
4.- Ver cap. VIII.
5.- James Puckle, A New Dialogue between a Eurgermaster and an English G-entleman, Londres, 1697, p.20.
6.- Carta del 30 de noviembre de 1735 ^l abate d'Qli
vet (Oeuvres comulbtes de Vplj^irc, París, 1880,
I, 556).
7.- Carta del 11 de noviembre de 1738 al abate Le
Blanc (Ibid., III,'41).
8.- P. A. Hayen, The Countcr-Rcvolution of Science
(Económica, febrero 1941, pp. 9-10.
�p-i^g; iosa.jo.id pap^oxoajcd sox ©P BTXoq-Sxq; ^p ^P
oq.xiaxnn:oou:oo apq^.n3diiio.ouT. pa 8¿1-^2¿T opojuad
'spxax
'0091 ^ 0061
-S.TT[iX XIO.S S i II oxmoop
G p oouauq
q o soqo^o
•^11 R
axxpq-
XUU3H -¿T
q #pe ^p) sxa
'I!^-O66
ui^p^ sxnoo 'uxainsq -'91
^TOUp np ai
•aqxad
'IA '^a
•^^X '2261 '
aqo ap s
R pa^ua
Q pj -D g opuaumoop soq.
-uxaq ap •^VI QV '
axdoo
a"
C ^qoq •(xoxpp Gdquo-'¿
^
^xapq.aqa g
-jex ap ap
—x oinap([ Á (^^qqs
-ux sap
axxoni
na ap
4 910113 Op OX XOUXJ
xuoxs op xn oci ox
ap apaAo x axxaux
9H) 8693
sox^q
q qpriax
•tioxy -'71
•t9^ '
?dap #i[o xy
'qpnax^il P
III 0
sop a uxannnos axxaq uaAup -•61
*( ft¿I 'oopanyu aq ap
9P x^^p^p^ oo^auíuioo ap itls -aJCT
61^62 O 'qiT^^jpHiT ^P sax^qciocreq^'Gd^p soAxqoxY
*^26l 'sjjce^ 'emx
9p ap
snos
-pax^qsnpiix
'^01-901 '¿9-G9 'I
'.-'-jcax[0-s3[O9-H 'd ITS -'01
'sa^pnoq
'(19 '^ '
•pa ^poj^apxsuooo.H
�52
18.- Ver A. P. Wadsworth y J. de L. Mann, The Cotton
Trade and Industrial hancashire,. Manchester,
1831, pp.. 197-99^
-••
• :"
19- J.' U. hef, en The Constitution Reconsidered, p.
96, y J. U. hef, • Industry and G-overriment in
Prance and England, 134Q-164Q, Piladelfia, 1940,
p. 118..^
• ' • •
20.- Henri Hauser, La- Pensóe et l'action ácOhomiques
du cardinal de Richelieu, París, 1944, passim.
21.- Prederick Leslie Robertson, The Evolution of
hayal Armament, • Londres, 1921, p. 212.
22.- Existen, sin lugar a dudas, varias versiones de
esta historia que es sumamente.sospechosa. Una
habla de de Caus como si todavía estuviera encarcelado en 1641, aunque la fecha supuesta de
••• "
su muerte es muy anterior (J. B. J. Champagnac,
• •
Travail et industriej _le_^p_o_uvoir de la volontá,
•
París, 1841, p.' 68; James Patrick Muirhead, The
Life of James Watt, hueva York, 1859, p. 98-100).
Aunque esta historia fuera enteramente apócrifa,
no hay dudas de que nos da una justa impresión
de la actitud de los espíritus en Prancia en
^
tiempos, de Richelieu ante las invenciones prájc
ticas.
23.- Martine. .de..Bertereau,-baronesa-de Beauspleil,
' P^ Restitution de Pluton b. Honseigneur l'eminentissime cardinal duc de Richelieu des mines et
minieres en "Prance, París, 1640.
• \.
24.- Cf. E. Hauser, Richelieu, p. 150.*
25.- Ver cap. XII.
�^0^61 'j
na anbx.xn.ippx^ ax<ixsnpux,rl 'nxSjcnog; •{) A #h -•
^
'^-9 anoxinonoop
xHiP sapBirny) 'sxoppns apodonotn ex
'Amonóos pjOTq-Tio^ jo
^0^91 ^ O^^l
UT Hq./AO^f) ^BTJ^SnpiII JO UOGIJÍ^CÍUIOO \f *
TT UT 10.3^-S piI^ UO,II *
cmoo
a^px^qniBO'nxB^X ^g[ nnapo]^ jo A jco^sxh o xuio.no o a ny
. 'iHBi{dBX0 *h * p) sopBsxnojnB spni sa nopBxno^sxq
anb Bp sa sup Bpanoq. 9ü ^QTIOXT*CHI
s.op nanaxq.sos
a^axs b sxas
O O OoL ^ ir
^-f--^-C?VX
op b^ *saj:oxj:a jnx nos w ^ \JL \J L ^ tí UU. L ^L.
jcoAbu-bi onea •(03 ' I '^ixsnpni
XBO0 qsxq.xo:g ) #sonB soxm^p b bA ao Bq oqoaq aq
an"b npxoBnpBAB Bp sa SBp^pano q. ap sa noppxui zaxx
abxa nos npxonxoAa^ bx op SBJadsjA na bxotibxx
npqnBO x9P npxoonpond bx BJCBd SBp^p
-Bnxpjco sbjcjxo sbx on"b nBo:q.s9Tini9P JJ^OH *K 9P
dd ^ncqjCBqo ap sanxpj
'03-61 'I '3^
-snpnx X"eo0 ^sxq.xna aq^ jo as^a aq^ jaj^i
n -p
*88I 'III '¿681 'SJ.IBJ 'ej^TISTog: 9P 'H
•y ^po ^onxAond a.p s^m3.pneq.nx sap o^ab saonBn
-xj sap xnBJpnp^ s^nax^.i^.no0 sap aouBpnodsa^jcoo -
�54
34.- Ashton, op. cit., 60, 97-98, 236.
35.- M. Rouff, Les Mines de charbon, pp. 247-49; H.
J. G. Bourgin, op. cit. pp. 411-15
36.- Conde Chaptal, Mes souvenirs sur Napoleón, Pa
rís, 1893, pp. 354-55. Tuve conocimiento de e_s
te pasaje a raíz de una conversación con el pro
fesor E. P. Gay que lo citaba a menudo para di
vertir a sus amigos.
37.- Lord Acton, Lectures on ttie Erench Revolution,
Londres, 1932, p. 326.
38.- Emile Levasseur, Histoire du commerce de la
Erance, París, 1911, I, 511 n.
39.- E. Llpson,' The Economic History of England,Lon
dres, 1931, II, 189.
4-0.- Adam Smith, The Y^ealth of ^atior^F Libro I, cap.
VIII (ed. J. E. Thorold Rogers, Y, 74).
41.- G Talbot Griffith, Populatlon Problems of the
Age of Malthus, Cambridge, 1926, pp. 13, 18,. 20.
42.- E. Levaseeur, La Population fran^áise_, París,
1892, III, 503-507.
43.- Earl J. Hamilton, War and Erices in Spain, 16.51¿800, Cambridge, Mass^, 19'r7,p. 220. Leopold
von Ranke, Mgmoirs oí the House of Erandenburg
and History of Prussia, traducción inglesa de
Luff Gordon, Londres, 1849, III, 385, 387
44.- Walther Hcffmann, Ein Index der Industriellen
Prodiürtion^für Grossbritannien seit dem.^¿8
Jahrhundert. • (Weltwirtschaftlich.es Árchiv, XL,
ii, 1934, 383-98). Las indicaciones de mi tex-
�- * i^0Tq.rr[CA9^ ^j jo anj^a^; u^xoiiVil ' g n i A&n o o o j ^- • 19
•(¿^993.
'3^6T ^ IAT' ••^oojvrcuoop; jo T^n.mof ^-jjiojrn^) *008I
—T C I T
lT C ;. + V. 7 O A ? ¿i TU -.Ji '"I A "0 U T 01[ ^ 'ü HA üOTiu'i 1U T
'i 'UT^^xJt
o. ^Cio^cTH ojT.;:o^ooa;) 0t8I ^ Có¿I P P^ogcíuig ou
j^nj ap sGj^TJCjsnpux sguot^g^ s^j lig ^soj:
sor oo_ liotoiduoo v.\ anT)
*H -*-f IGGpJOJCT T9D SOC^OTj.Tf]
^
•dd i^ jja 'd^o ' 17^61' *ss^^ '
ut
ni snnsAOJC 3.ap ^Ti xijci ^^p jTi^rTaAnoi:i np
i "^-i-0 ¿oT.-tI3 *dd <#jto '^a-•
^l *-a:'jTT.í,i"^fj
^gtj^^ 'ut•^?:'.:J-^f) opnoo
9 'I ^suct^.:;: jo ti^x^g^ eqj ^ qjj^
_^____^^___
'I 'OTüI ^^^^jjnjg jcojTaqa:
i^a^; gij ' ^H cjjo -*8t
'TA
o 9T^I -'
•ss Í7QC
•cid 'ni í#jto #do 's^iroH ~'
pT-rT-0^ OpIlOOGG "3T 9p OpJtT
^^ T^CO f 8p "Sjqo GJTli3^,J0dlJ[T TCJ
'opoq e^qos 'Á 33-J^3 •^^ i 'Jjo #do
TIH T3JCT3HOTOJCOdOJid GUI
an"b s^^jto s^j ua s^p^eBq "n^q.sa o^.
�III, cap. IV.
.
.
55.- Henry Hamilton, The English Brass and Copper
Industries to 1800, Londres,.1926, p. ix.
56.- Stendhal,. Raeine et Shakespeare, ed. Champion,
París, 1925, I, 91.
57.- Gracias a la vasta y deslumbrante erudición del
profesor E. F. Gay obtuve la confirmación .de e_s
ta opinión, y me siento muy feliz en reconocer
todo lo que le debo en el estudio de los comien
zos de la revolución industrial y de su crono
logía.
58.- Platón, Les Lois, 682 A.. '
59.- Ver- T. S. Ashton, Iron and Steel in the Indus
trial Revolution, Manchester, 1924, p. 93? T.E.
Marehall, James Watt, Edimburgo, 1925, p. 139?
Paul Mantoux, La Rávolution Industri^lle au
' XVIIIe sibele, edición inglesa, Londres, 1928,
pp. 233-39.
."
60.- Philipp A. Hemnich, Heueste Reise durch England,
• Schottland und Ireland, hauptsachlich in Bezug
auf Produkte. Fabriken und Handlung, Tubinga,
1807, p. 46. .
61.- J^ H. Clapham, An Economic History of Modera
Britain, Cambridge, 1926,-X,425-.-- jd2..- Yfalther. Hoffmann, 'Ein Index-der industriellep.
'-- . Produktion für. Grossbritannien seit dem. ^ 8
. Jahrhundert (Weltwirtschaftliches Archiv, XL,
11, 1934, pp. 383-98).
.
%
63.- Pa^.s- las cifras, ver.L-... C;....Gray, History óf
�IV
LA
|
0
9
O tí 0 P
tí O
tí
tí H
•
0 tí
9k
0 0 0
tí 0 tí
O
tí
tí
O
tí
O
CQ
CQ
0
Cu
P P 9
0
tí O9k tí
•
•H 00
P
IV tí
VD
P
9
k
O
P tí
P
tí
9.
9
•H
O
tí
•k 9 VO
(A <í p
LA
o
en tí dO
H O H
0 tí
•k 0
tí tí 0
o O P
í tí
P 0 9
0 00
tí
•H
H
tí LA
tí tí O C\J
•H
0
tí tí ü 9
•H tí P
O tí
í •k
tí M
0 H
tí
tí
tí
O
CQ
0
tí
tí
tí
0
•H
tí
tí
tí
H
tí
O
•k tí tí
•H O 0 O
tí
tí P
00 0
H tí •H
9
^A
LA
9
P
9k
9
tí
•H
O
9
P
O
9k
a
í
í
p
í
H
O
tí
9
O
•k
tí
O
tí
•k
0
P 0
dO O
tí P
o
H
O
P
9 O
tí
O
__tí
P tí
9
CQ
©
P
}>,
0 tí"
tí O
P tí
tí 0
a •H
o p
í
o
IV •H
CA a
en o
9
o VO
H í
H
tí ü VO
tí pj IV
tí
P •k
0 p
0
tí
tí
0
0
•H
tí
•H
0
p
O
•H
0
k
0
O
P
tí
P
9
0 en
P H
•k
9
EH
0
P p
0 tí
tí
tí tí
•H
O
tí tí
0 P
tí
0 0
H P
tí
O
P
O tí
P
0 •H
0
>
tí 0
H tí
0
tí
P •H
tí
9
0
O
P
tí
tí
tí
0 tí
0
p
tí
o
C|—|
tí
o 0
o
tí
o
•H
tí
tí
H
H
tí
0
•H
^+H
tí
0
tí
tí
p
©
í
í
tí
P
tí
H
df
91
O
ca
o
•H
tí P
•H 0
tí o
tí tí
0 0
•H
O
CQ
tí 9 tí o|
tí P O
•H
©
P tí tí tí
o VD tí •H
•H N
tí •H 0
H
H
o tí •H tí
0
tí
0
•H 0 9
tí f>3 O
•H
tA
f^0 9k H
LA
•H en tí
k en
0
0
0
tí
H
tí "d"
O en
o
tí
EH
O
•H
a
o
tí
o
o
pr*|
í
í
©
>
©
¡^
P tí
0
9 tí o
p tí tí
í •H
O
CQ
p tí
O ^H tí O
p O 0
P m
9k 0 Ó P
O •H ¡>- tí
©
o 0
00
0
H
P
H tí O
1
0
0
o c0 tí tí
tí 0
o
tA © tí !>
H P •H tí
EH P O
o
•k
0
k 0
O ^^l
^^
0 tí o
•k P H
P tí
0
tí
a
tí
o
r*S
O
>
0
P
1
tí
0
tí
tí tí
9k
tí rQ
O 0
O H
P
0
•k
p tí
0
EH
0
0
P
tí tí
P 0 tí
VO
•H tí
0 H
•H VI 0
tí
P
•k
tí
0
0
O
tí
tí
tí
H
0 •H
0 0
0
tí
tí 0
•H 0
H
0 S*k
pr\ <N
P
tí tí
tí tí
tí 0
O •H
{>
0
tí
4
1 0
H
tí 0
O
dC
tí
•k
•H
t>
•k
0
>
P
tí
tí
0
•H
H
0
0
0
tí
P
O
P
tí
tí
•H
a
O
•H
0
tí
P
*k
H
en 9
H 00
C"*~
tí 9k
tí VO
0 [—
9
P
•H
9
0 •H
•H
tí
P
•k
0
tí
P a* tí
^^
tí
tí
¡> tí
tí jg;
tí
O
0
9
<^
9k
0
9 O 9
pL| tí /S.
0 H
tí •H
ü cn
CQ H
i
0
1
IV
tí
V-
ü
1
O
H
en
VO
P
tí tí
ü
tí H
tí
•k
0
t0 •
©
{>
9
0
P
k
tí •k
en
tA
9 en
P H
•k
tí
o
^ PO
tí O
tí tí
9
EH
P tí
•H ^dtí O^
0
O
tí
^^
9
9
CQ
p
H
cn
k
dC
tí 9
tí p
p
-
P
' 9k
tí
VI)
p
0
0
H
tí
tí
(^
0
p
1
tí
1
O
•H
O
1
VO
H
0
í>
1
IV
VQ
O
9k
O H
^d"
9 O^
1
VO
VO
oó
LA
VO
VkO'
��
Dublin Core
The Dublin Core metadata element set is common to all Omeka records, including items, files, and collections. For more information see, http://dublincore.org/documents/dces/.
Title
A name given to the resource
Biblioteca Virtual de Humanidades en el Uruguay
Subject
The topic of the resource
Repositorio de ensayos en las Humanidades publicados originalmente en el Uruguay
Description
An account of the resource
<p><span>La Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación se ha propuesto contribuir a rescatar y poner a disposición de los lectores la escritura ensayística del Uruguay a lo largo de su historia. Esta Biblioteca Virtual de Humanidades en el Uruguay pretende reunir en un solo lugar más de dos siglos de textos de reflexión y pensamiento, dentro del amplio campo de las humanidades, producidos en conexión con la universidad. La mayor parte de esos textos han sido originalmente publicados en revistas universitarias o periódicos hoy difícilmente accesibles. A menudo nunca recogidos luego en libro—o recogidos con sustanciales modificaciones—, son textos que pueden contribuir a recuperar y mostrar las dinámicas de pensamiento y representación en el país, tal como se realizaron en tiempos de centralidad de la escritura.<br /><br /></span>La a veces fina y sinuosa línea entre Humanidades y Ciencias Sociales hace que textos de historia económica, de estudios sociales, de ciencia aplicada a la antropología, puedan tener cabida en esta colección, aunque el foco está en el núcleo tradicional de las humanidades. El Derecho (con la excepción de Filosofía del Derecho) queda, por su especificidad técnica y profesional, por el momento fuera de este grupo. </p>
<p>La colección será un trabajo acumulativo, con entregas bimensuales. En el tiempo, los textos se irán organizando de acuerdo a posibles lecturas de la historia de las ideas en la región y el continente. <br /><br />Aldo Mazzucchelli</p>
<p><span>15 de octubre de 2017</span></p>
Contributor
An entity responsible for making contributions to the resource
Pablo Darriulat
Gonzalo Marín
Rights
Information about rights held in and over the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Dublin Core
The Dublin Core metadata element set is common to all Omeka records, including items, files, and collections. For more information see, http://dublincore.org/documents/dces/.
Title
A name given to the resource
La revolución industrial reconsiderada
Creator
An entity primarily responsible for making the resource
NEF, John U.
Source
A related resource from which the described resource is derived
Nef, John U:
La revolución industrial reconsiderada /John U.Nef..
Montevideo : FHC.DHC, 1963..
57 p..
Publisher
An entity responsible for making the resource available
Facultad de Humanidades y Ciencias
Date
A point or period of time associated with an event in the lifecycle of the resource
1963
Rights
Information about rights held in and over the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Language
A language of the resource
Español
Type
The nature or genre of the resource
Libro
Historia
INGLATERRA
SIGLO XIX
-
http://humanidades-digitales.fhuce.edu.uy/files/original/a4b344c643e803ac58d412c5481c5c80.PDF
38bb28f3f7588ede59cdf2d2f6f0d424
PDF Text
Text
SVI0N3I0A
$3avaiNV
avnnovd
OHd
8 OdlAJ3ll
OdS3flN
3Q SVIAI31
nñ
91086
ep ejes
�19
^V3Süi
096
9P
svidímhd a saavaiMVwnH aa
(XIX
VNI1V1 V3IUMV
ja oíamsj
u vuvd vino
sepuaiQ A sapepiueiuriH Qp
vonand3a vi 3a avaisb3MNn
�COLECCIÓN TEMAS DE NUESTRO TIEMPO
1— Maño Benedetti: La cultura, ese blanco móvil
2— Rafael Guarga: La marginación de la ciencia en
América Latina
3— Bertolt Brecht: Cinco dificultades para quien
escriba la verdad
4— Osear J. Maggiolo: Política de desarrollo cientí
fico y tecnológico de América Latina
5— José Luis Massera: Dialéctica y Matemáticas
6— Roberto Fernández Retamar: Naturalidad y
modernidad en la literatura martiana
7— J. Raúl Grigera: Tendencias actuales de la
biofísica
UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA
Queda hecho el depósito
que marca la ley
�•Bpuapuadapin bj uod ^piui as anb osaaoíd un
opoj ap ¡BpuB^sns ajjBd ^un ap uy p s^ uaiqure; anbjod 'sajoua^ire ssdpa
SB[ B O^Unf BpU3[OlA BpBlSBUiap UIS OpinpUl J9S 9p9nd SBJ3UBUI SBpOJ 3p
•oombjBSijo odi; ap opB^sg ¡^ BpqosuoD ^s X ouisqBuadun pp ojuaiiu
^p opou^d p ua pipunuí opBOjaui [B ajuauíBp^os sbuj oipnm ubjS
-ajui as sasiBd soijsanu anb ua 'safepos sauopeuijoj sbj u^ a^uBuiuiop ua
as ouiSTjBjidEO p pno bj ua edBp B| Bjapisuoa as buisiui b^ ug *bd
pBpiun Buii;^n B| JBJBdas X a^oa un asiaoB^ opnd 'Bpnp ui
•aja 'BAijBpj BiuiouojnB ns 'BiSojoapi b^ X op^^sa pp
uopBoyiuis bi ^oi^jiod a^uauíBayjaadsa o\ ap OAispap ^adBd p uaiquiB;
oiad '[B^uaurepunj Binpa^sa b\ ap ouiuiía^ ouii^^p ua o^uaiuiBuopipuoo
p uod 'BiSojoapi bi X opBjsa ¡a 'asBq b¡ ai^ua o^uaiuiBZBjai^ua jg *sajuBu
-luuapp Biapisuoo anb soj ua sopa ap oun epBD ua opuBzyBjua 'sopadsB
sns sopo^ ua SBuia; so¡ ap oun Bpeo jBpjoqB Binooíd BuiBjSoíd ig *xx l^!S
¡ap s^pBoap SBiaiuud sb[ B;seq o;unfuoo ns ua Bzipaj as ou 'ajuauuoua;
-sod UBzipuadapui as anb so¡ b souiinpxa is unB 'sa(BuopBU sope^sa so[ ap
uopBpqosuoo B| X niAX l3ís 19P S9UÍJ B B!DW ^ t^iuo¡oo uauíi^aj pp sis
-uo Bg ^a uod BqBDB iu XIX 18ÍS I9 uo ^P!11? ^ ou 9*s? ^;uauiBiAqo op
-ojjad [ap soaisBq sopadsB so[ uaXnpui sbuisiui sb^ anb souiapua;ug
*ouisi[Buadun [ap BdBja
bj ua sapuop^u sopB;sa so[ ap uoiDBpijosuoD B[ X sopBjsa soAanu soj ap
uopbziubSjo [pjjip B[ 'Biauapuadapui B[ uod BuiuqnD anb ojuaiunAOiu ja
'piuojoD uauíiSaj [ap sisud b[ :sbdi;bui3; sapBpiun ojjBnD ua apiAip a
•BDiSBq
-iq X BDi^uiaj Bjn8 Bun *XIX I^ÍS I9 U9 ^^?^! bou^uiv ^iqos soipn^sa
-nn aasap uainb b jBuopjodoíd b opBuxjsap psa BuiBjdojd ajuasajd [g
�Es extremadamente difícil analizar de conjunto a América Latina.
Aunque existen líneas generales comunes entre las diferentes formaciones
sociales, son también muy considerables las diferencias estructurales y de
su peripecia política. No obstante, consideramos que América Latina —y
aún los nuevos países que emergen a la independencia en el Caribe— tie
nen algunos rasgos en común que permiten conformar un objeto de cono
cimiento válido. Estos son, en particular, su carácter dependiente —en pe
ríodos más recientes, del imperialismo norteamericano fundamentalmen
te—; el haber nacido de la independencia luego de haber sido colonias, el
momento en que la mayoría adviene a la independencia y además elemen
tos esenciales de sus estructuras. Por otra parte, nuestros países son, en
su conjunto, el fruto de una fusión de pueblos y culturas. De todas mane
ras, reiteramos que existen diferencias muy sustanciales, que no pueden
obviarse. En nuestro programa hemos procurado sobre todo enfatizar en
l^s-grandes líneas generales.
La orientación bibliográfica incluye un conjunto de trabajos de ca
rácter general y otros sobre algunos temas nodales de cada unidad temá
tica. Procuramos indicar —por lo menos en la bibliografía básica— libros
que pueden conseguirse en el país. Tratamos de orientar el estudio par
tiendo de algunas lecturas generales hasta otras sobre aspectos más espe
cializados.
Incluímos algunos libros básicos sobre aspectos teóricos.
Desde luego no se trata ni mucho menos, de una bibliografía exhaus
tiva y probablemente podría ser actualizada a la brevedad.
Con las limitaciones antedichas —y muchas otras que sin duda po
drán encontrarse en ellos— este programa y su bibliografía de apoyo es
tán destinados a orientar el estudio inicial de temas muy poco trabajados
en nuestro país.
Lucía Sala de Tourón
Montevideo, diciembre de 1985
4
�-ap cipaijsa sbui Bun ua SBApanpoíd SBzianj sq ap onoiiBsaQ (y
:Ü1AX l^ís I3 ua sqouBdsa squopa sq ua soiquiBa sog ([
H9 soupq sasrBd
so^ 9P suiuo[oo sq ua sciuajxa sauopBuuojsirep sq ap sopaja so^ (q
Bjjo^ru b^ of^q ^s^jg ap uopqo[d
-xa jofaui r^Sn^o^ ua ^quio^ ap sBiuiojai sq^e^iuni sbui s^^ (g
•godoiptu B| ap ogou
-Bsap pp oppuas [B Bouauív ^p pdBd ig *SBDi3o|oapi sauop
-BuuojsuB^ X SBAi^Bj^iuiuipB 'SBOiiuouoDa SBuiioja"g *uopni
-OAai uis B^si|B^idBD onoojBsap [B os^duii isBaiuoqjog sbiujoj
-ag SBpB^iuin sbui unB sb¡ X |ouBdsa ouistuuojag opBjapoui ^g (y
:soauaqi sasiBd soi ap SBonpsa SBinpn^sa SBg
ouisi^odsaQ,, pp oui
ig •uopBJ^srqj b¡ ap odijijo o^uaiuiBSuad jg 'Bdoing ua
sasiBd so^ ua SBuuojaj SBpBiapoui ap sqouaS
-txa sq X qauBig ua sanSinq o^ouBsap ¡a 'tíuauii8ag on8i^uy^
pp qauaAiAiad b^ aiiua sauopoipBJ^uoa sb^ ap uopBzipnSB Bg (p
OUI
pp uy pp ozuaiuioa ig *squopa s^qoíp uBiua^ bX anb
ogojjBsap p uoo [biuo|od Buia^sis [ap pBpqiqipduioom B[ ra^ofs^
¡ap Bauaury ua SBOiu^uq SBiuo[oa aoai^ sb[ ap qouapuadapui Bg (
*sa[Biuo[oa X soadoina sopijjuoa .giIAX ^^^l^ 13P SB-^an^ ssg (^
•sapruofoo sopad
-un so[ ap qauaAiAiad q ap pB^noxjrp q :sa[Bipunui Bop^od B[ X
Biuiouoaa q ua qauapioux n 'qsi[B^idBO uoiaonpoíd ap opoui [ap
a^uBuiuiop ua uptsjaAUoa :BXia;B[8ui ua [qj^snpui uopqoAag Bg (^
apofsl pp Bau^ray ua ooni^uq pni
-ofoo uiuajSTS [ap sisua q X üdoing ua sauopBuuojsuBjq sapu^iS s^g (\
SVS3DNWd SV77I1MV SV7
N3 X VDM3KVO^38IÑ3 IVltiOlOD VVI31SIS13Q SISMD '• 1
�pendencia de España. Reforzamiento de los sectores mercan
til, agrario y minero exportadores.
B)Fortalecimiento de las fracciones criollas oligárquicas, sus
contradicciones con el poder español y el sector español de
las oligarquías locales. Las "inquietudes" de las heterogé
neas capas medias criollas. La mayor explotación de los sec
tores populares, las distintas etnias que los componen, la im
posibilidad de resistencia común.
C)Los numerosos movimientos de protesta, sus formas insu
rreccionales. La importancia especial de los levantamien
tos encabezados por Tupac Amarú y Tupac Inca Catari, en
el Perú y el Alto Perú; de los "Comuneros del Socorro" y
de los esclavos de Coro: alzamientos indígenas, de escla
vos y sectores populares.
2)Moderada expansión económica brasileña, los estímulos estata
les, compañías y nuevas formas de explotación. La tutoría bri
tánica.
A)Los límites de la expansión económica de Brasil en el siglo
XVIII.
B)Las contradicciones de los "brasileños" con las compañías
y ios comerciantes portugueses. La resistencia de las clases
privilegiadas. Su expresión en las capas inedias.
C)Las tradicionales tendencias de los esclavos a la lucha por su
libertad.
D)Estudio especial de la "Inconfidenc^a mineira".
3)El retroceso del colonialismo francés en el continente. Contradic
ciones en las Antillas.
A)Las guerras del siglo XVIII y la pérdida por Francia de Ca
nadá y la orilla izquierda del Mississipi, cedida a España.
Los efectos de la expansión azucarera y las contradicciones
en las Antillas.
B)La expansión de la explotación azucarera en las Antillas
Francesas, en especial en Saint-Domingue. Alta tecnología
y esclavitud. Expansión económica y contradicción con el
dominio comercial de la Francia Atlántica. Las profundas
�^, sojuaiuiiAoui soq(j
ua jouFdsa japod pp pFpqiqap Fq(p
•orjodououi pp soipaq soj ua Finjdru ajuapaia Fq(o
FPFq Faiupqiog Faijijod fj ap osfofjj ig(q
uopFDqdF ns
OS Fl3U3nD9SUODUI '(S9[FJ^n9U SaSIFd X SFJ9fUFJ^X9 SFlUOf
-OD UOO Opj^UJOO) S9iqiX3U SFOl^JJOg *(FIJ9^|^UI FI^UOO
FuanS) 8081-S6II *(^UBJd fj^uoo FuanS) g6-6¿I
:¡Fpjauioo ooijfj^ p ua pFpmui^uoa F[ ap Firqdaí Fq (b
:FDuauiBouFdST^ aiqos Fin^
-unAoo F[ ap Faio¡oapi a Foijjiod ^Foiiuouooa Fpuappm Bq (3
a^uapFaap [Fgn^iog pp uop
-FipaiiLia^ui fj ap FiauaAiAjad F| X oaiuFjuq ouisi|F^dFO pp
a^uaipuadap a^uauíajuapaia 'ns^J9 ^p uopFn^is jFqnaad Fq (g
"J^!BH U9 uopnjOAaj f¡ ua anboquiasap ns X uauoduioo
sfj anb SF;siAFpsa safFpos sauopFuuoj sfj ua seujajuí sau
-opaipFi^uoa sf[ ap uopFzipnSF fj '¡fiuoicx) Fiua^sis [a jod
sopFiauaS so^aifuuoa soj ap uopFnjuaaF .SFsaauFJj SF^^uv (V
'OUFDU
-auiF |Fiuo¡oa opunuí p ajqos XIX l^?s 13P sozuaiuioa X HIAX
o[Sis pp sauy ap sauopFuuojsuFJj sapuFi3 sf| ap sopaja soq (^
•sfjj
-an se\ iod FpFDOAOíd sisuo Fq 'FDiiauív ^ Fdoing ua u^pn^OA
-a^ F{ ap soaiO|oapi a sooijj{od 'saíFpos 'soaiuiouoaa sopaja soq
•oaiuoaiodFu anboquiasap p X FsanSing uopn{OAag ufi3 f| ap
sajFpuasa SFdFp X soSsfj soq 'FAisuFdxa X BUFuopnjOAaj FpuFjg
F| uoa ojuaiuiFjuajjua ^g -SFuanS sf^ uFjFOOAOJd anb foijijo uop
-Fn^s Fq *sa|Fiuo|oa SFuiajsis ap FpuaAiAjad b\ X sap^xaj ap Biop
-Fjjodxa Bua^FiSuj b\ aijua sauopaipFijuoa sf[ ap uopBzipnSB Fq (\
~Fau^uiy ua safFiuopa SFiuajsis so{ ap FpuaAiA
-jad ipíJ?P I ^ FsaauFig u9pn{OAa^j fj X jFujsnpu¡ uopnjOAa^ fj iod
ajuauíFpimjojd opunuí p aijua sauopaipFijuoo
ua
joXfui Fzapn^F n^ -F^siABjasa p^papos bj ap sauopaipFxjuoo
�Tema O: MOVIMIENTOS ANTICOLONIALES: REVOLUCIÓN, GUE
RRAS Y TRANSICIÓN PACIFICA HACIA LA INDEPENDEN
CIA A COMIENZOS DEL SIGLO XIX.
I) Incidencia de la coyuntura que se abre con la agudización de la gue
rra a muerte entre la Francia revolucionaría y napoleónica que se ex
pande por Europa y la alianza británica con las monarquías feudal
absolutistas. La época de la reacción; la Santa Alianza y las ^revolu
ciones^ liberales. La nueva república norteamericana: su política de
neutralidad y expansión en América.
1)Repercusión política de la Revolución y los conflictos entre las
potencias en las Antillas Francesas: la venta de la Luisiana a Es
tados Unidos.
2)Invasión napoleónica a la Península Ibérica precedida por el
"bloqueo continental". Restauración y Revoluciones Libera
les.
A)El traslado de la corte portuguesa a Brasil, su subordinación a
Inglaterra. Su política hacia Hispanoamérica. Revolución de
Oporto y regreso de la Corte a Portugal.
B)La Guerra de Independencia en España: etapas,frustración de
una "revolución burguesa", alianza británica y contradiccio
nes en Hispanoamérica. Restauración de Fernando VII, abso
lutismo e intento de recobrar las colonias. Santa Alianza: una
ayuda frustrada. Liberalismo e imposibilidad de conciliar con
el movimiento independientista americano. Endurecimiento
luego de la restauración absolutista.
3)Política británica hacia Brasil e Hispanoamérica. Sus etapas y
efectos. Creación de las bases de la dependencia Hispanoamerica
na. El mantenimiento del colonialismo británico en las Antillas.
4)Política de Estados Unidos hacia las metrópolis y sus colonias in
surgidas:
A) Expansión hacia los territorios del Oeste de los Apalaches, lí-
�X S31U31U31EU9J X
-jamoa 'soya^sBjq X sasan^ryíod a^u^ sauopaipB.yuo3
•SBzuBuy sb[ X Biuiouooa B[ aiqos sojaaja isauopB^Jodun
sb\ ap uoperjdure 'Boiuiouoaa Bpuapuadap rouiuBOf
"(Z8l) ^xianS iu u^pnfOAai tns Bpuapuadapui B{ b
BoiuB^uq Buo;n^ ofBq oqaaq ap Biouapuadapin B| ap ípsBjg (g
•adnfBpBm) X bdiu
-i|jbj^ ua saauBij iap>od [ap BrauauBuuad X sauopouiuo^ (a
•pAjas uoiaB^o[dxa ap sbuijoj ap uoidbj
-npjag *o^uaiuiB[siv "souBi^iBq sopB^sa sop soq -[BuciaBu
uopBziuBSio ap osaooíd nÍJ?P IH '^ts^ Bl 9P u9PB0Uíufl (P
>08I ^p^iauap
^-uadapui Bq quiessnox ^p uo^u^ -Boiuoa[odBu uoiaaBa^j (a
-souBuopnjoAaj sajaf so[ a^ua
oopnqLnsipa^[ 'BiopB^Jodxa BpuapBq B[ ap ojuaiuiiuaj
-ubj^ •Biua^uí uoioBziuB^joai X Biuiouojnv 'aan^aAo^q
juiBSsnoq ap oSzBjapq [g -pn^iABjosa B[ ap BuiqoaBf
uoiDqoqv '^puBjg X Bjja;B[3ui uoo uopBn^s Bfa[duiO3 (q
•B^uaAOU so[ ua BABjosa BpuaSinsuj
*so^B[nui X 4tsoouB[q souanbad,, ap uopBaiqn B[ ap pBp
-líajduioo 't<soouB[q sapuBjg,^ so[ ap u^poajap ri^Bj^ (b
-^uy sa^u^sai sb[ ua ¡biuo[oo Buia^sis [ap BiouaAiAjaj 'Tiren
ap Biauapuadapuj 'souiqooBf X ouisiuopi[oqv 'ítS^^S^^,^
sb^ ai^ua SBqon[ sb[ ap uoioBzipnSB X BsaauBig uoion[OAa^ (v
•psBjg :uoian[OAaj iu SBxianS up Biouapuad
-apuj *BDuauiBouBdsrj{ ua ttBUBuouquia,, Bsan^inq uoian[OAaj
X SBjian^ "i^iBu ap Biauapuadapui a B^iAB[asayuB uopn[OAag ([
p^papos v\ ap jou
-a|iii [B sauopaip^t^uoa sb| ap oiuanneioye X eadoina Bii^unXo^ (q
o^oaXoíd [ap BUBauauíBouBdsiq [B^uauyuoo
-run B[ ap ozBqaa^ *oorg o^iang X Bqn3 ap u^ioBjaqg B[ b
U9iapodo X aquB^ [a ua tío^ayiuBui ouysag,, -souBauaui
-BOuyB[ sopB^sa soAanu so[ ap o^uaiuipouoaai [B Biauanua^[ (g
(6181) ^u^^dsg b Bpuo[j B[
ap X BpuBjg b BUBisinq B] ap uopisinbp^ ' [
o[a[BiBd [ap Bau
�b) Levantamientos de esclavos y populares libres,.
2) Crisis española y luchas que culminan con la independencia en
Hispanoamérica. Sus etapas.
A) Invasión francesa: primeras Juntas con el inicio de la crisis
política que culminará con la independencia (1808-10); la
época del comienzo de las luchas armadas (1810-15), la con
secución de la independencia (1815-24).
a)Primera oleada juntista (1808-10): los criollos y las jun
tas, casos extremos en Montevideo y La Paz. La inciden
cia francesa y portuguesa en el Plata. La liquidación del
movimiento juntista por las autoridades metropolitanas.
La ideología justificadora del movimiento juntista. El
apoyo en el pensamiento tradicional de España.
b)El tema del poder en la coyuntura de 1810. Juntas crio
llas y movimiento criollo-popular en México. Puntos no
dales de la lucha: México, Venezuela y Río de la Plata. Re
giones poco conmovidas: Perú, Cuba y Puerto Rico.
c)Distintas corrientes en el movimiento revolucionario. De
mócratas radicales o Jacobinos: México de Hidalgo y Morelos, Revolución Artiguista, la corta etapa de Mariano
Moreno en el Plata. ¿Jacobinismo en el Paraguay del Dr.
Francia? La incidencia del pensamiento radical y la Revo
lución Francesa. Teóricos y constituciones de la Revolu
ción norteamericana.
d)Del eclipse de los movimientos criollos en 1815 a la con
secución de la independencia de Hispanoamérica, a ex
cepción de Cuba y Puerto Rico, en 1824-28.
*Las bases de la conformación de los ejércitos que des
de el Río de la Plata y Venezuela liquidarán el poder
español.
*El proceso social y político de la conformación del
"mundo bolivariano". Imposición del liderazgo de
Bolívar, política con los bienes de los enemigos, li
beración de esclavos, abolición de tributos indígenas.
Las concepciones políticas bolivarianas. Su proyec
ción continental.
*Independencia del Plata: invasión portuguesa y derro-
10
�n
eouaury uoo uopepj ua sauopoipei^uoo sn^ -sasied
sojjo ap jouaui opeiS ua X 'sopiu^ sope^sg so{ ap saiuapao
-xa sope^iiuq so{ ap 'sasaouejj ofnj ap so{noijjB ap 'ejsiu
-mbeui euaje{3u{ B{ ap op^aiaui ouioa sopBjsg soAanu scr^
(y
rsasiBd soAanu so^ ap buoXbui
Bf U9 osaaoi^j ^a unB X ojuaiuiBou^sa [a 'uopBiadnaaj B^ua^ B^ (^
•[Buosiad Biauap
-uadap ap sauopBpi 'Biaadsa X ofBqBi^ ua Bjuaj 'Bua3ipui o^nq
-u% ig *pn^iABpsa ^ ap o^uaitupaíqBjsai ¡a unB X BpuaACAiad B3
•jouaixa
opBDiaui p uoo uopBpi BAanu B| ap X Bpuapuadapui bj jod SBip
-n\ sb¡ ap Bpuaiaq b¡ ap fadBd [3 •BjapuBuij-ooiiupuooa sisua B3 (\
eixas q b Bjaojaj q aq)
ajqos jod X sapAp sexian^ 'SBjafuuj^xa sauopuaAjaju^ •Bou^qi uop
-qpauuajui q uis opea^aui p uoo uopqaj e^ \jquo¡oo Bpuaiaq,, ^3
oiois nasvavoia vávido vi v v^io^i vi aa)
SOQV1S3 SOA3Í1^ SOI Id MOIDVZIMVD^O IIDUIQ VI ni
•|Biuo[oo [qqsa o^BJBdB {ap enqdiu q ap X sej
-seo X sasqo ap eipiq ap sapepqBpoui sesiaAip sq 4eiuiouooa q ajqos
soioaja sns ¿eueuouquia esan^inq u9pn{0Aa^{? :qouapuadapm ^r\(\\
seueXeit^) sq X
sqpjuy sq ua s^puqoq X ooiu^uq afquo{oo (ap o^uaiunua^ueui [3
oyan^
X Bqn3 ua ¡ouBdsa [eraofoo euia^sis fap qouaAiAjaj
'BUBOUaUIBOIJUaO Bü
-uadapui B{ b {Buaduq ooixaj^ jb uoioBiodJOom B{ aq
'oueoixaui ouisunpBAjasuoo X qouapuadapu{
'{Buopeu uopeziue^o fío^jip Xnuí e^ *B^sin3i|ie b;
�na. La ausencia de inversiones directas luego de 1825 has
ta la segunda mitad del Siglo XIX.
B)Requerimientos limitados del mercado exterior. Sus efec
tos en los distintos países de América Latina. Estancamien
to y aún retroceso de las exportaciones de México y de la
mayoría de los países del macizo Andino. La expansión de
las derivadas de la ganadería en el Plata. La importancia del
trigo para Chile. La más matizada situación del resto de
América. Retroceso y expansión del comercio entre países
de América Latina. Las contradicciones provocadas por la
limitación de las exportaciones: conflictos entre países y
regionales.
C)La incidencia de la nueva relación con el mercado. Déficits
de la balanza comercial y de pagos, fuga de metálico, depre
ciación monetaria, dependencia del Estado del capital usura
rio. La limitada monetización de la economía y la acentua
ción de tendencias a su "ruralización". Retroceso de artesa
nías. La no conformación del mercado interno.
3)La orientación del capital, el segmento capitalista y el predomi
nio de relaciones precapitalistas.
A)El dominio del mercado metropolitano, del transporte maríti
mo y del comercio de exportación y parcialmente del de im
portación y el crédito por el capital extranjero, particular
mente británico.
B)La orientación del limitado capital hacia el comercio, la usura
y la especulación, especialmente con el Estado. Carácter capi
talista del comercio exterior y mantenimiento de formas pre
capitalistas al interior.
C)La limitada inversión en actividades productivas especialmen
te en las destinadas al mercado exterior.
D)El avance de la propiedad privada de los medios de produc
ción y la pervivencia de la no consolidación de los mismos,
en especial de las tierras y de los ganados en zonas ganaderas.
4)Articulación de relaciones de producción capitalistas con las pre
capitalistas predominantes en el período. El carácter abigarrado
de la estructura social. Las modalidades diversas que asume la lu
cha de clases.
12
�€1
sbui SBjsrp^idBa sasiud so[ ap 'jouajxa ja ua xrpaAin ap pFpp^dea ap
X eiuajxa epueuiap JoXeui e{ ap ojuaiuajaui [ap so;aaja sojatuud soq (jj
B[ ap UOIOBDIJIU^IS 'tíSODlJl|Od,, X SO[[
-sbsbui X so[[ipnB3 *sajBindod sajopas so[ JBziuouiaS
-aq ap pBppBdBO ns 'uBsaidxa anb SBzianj sb¡ 'SBj8o[oapi sng
•sajopBAjasuoo X sa[Biaqi[ 'SBjsijBjapaj X SBjsijBijuaD 'soubo
-iiqndaj X soainbiBuoui isopB^uaijua sopireg -sapAio SBJjariQ (3
•sBiafuBJjxa sauopuaAjajur a [B^B^sa pBpipqaQ (q
pAiD pBpapos
B[ ap opB^s^ pp uopB^aiSas ou B[ ropBjs^ [ap uopBzuB^ipj^ (^
•SOU103A
sopB^sa ai^ua SBxianQ -[B^B^sa op^dsa [ap uopBinuucappin B3 (g
•[isBjg ua pBprun B[ ap o^uaiuiiua;uBiu ap osaa
-ojd osofBqBi^ [3 •oSuiuioq ojub ua Boi^^od pBpiun bj ap bj
-mdaí B3 -BDiiauíBOUBdsrH ua Bpuapuadapui B[ jod SBipnj sb[
ajuBinp 'SBAanu sbj^o apuop^aioap sojuajuí so[ ap X sajBiuoj
-oo SBAi^cj^siuiuipB-oDi[i[od sapepiiin sb[ ap uopB^uauiBJj B3 (y
i a sciuaixa sa^uBuopipuo3 'ope}S3 jap pepqiqap cq
•jB[ndod uopBdiai[jBd X tísauoyaDBj,, ap
-nq *BUBqjn aqa[d B[ ap 'SBuaSipui 'soABpsa ap sauopBA3[qng (3
•BpBJJBSiqB 'BauaSoiajaq p^papos Bun ua 'oai;buj3^[b bui
-BjSojd un uoa iBnpB ap saoBdBD sajB^ndod sasB[a ap uoidbui
-jojuoo ou B[ ap X sopB^sa soAanu so[ ap [3aiu b ttBaiuBjo,,
a^uBuiuiop asBjo Bun ap uoiOBpifosuoo ou B[ ap sopaja soq (g
BU
-Bqin tíaqa[d,, Bq *pAjas uoiDB^ojdxa ap sbuiioj b sB^afns (saiq
-od soouB[q 'sozi^aui 'SBuaSjpui) sBuisadureo sbsbui ap X (osaa
-oj^aj ua) pn^ABpsa B[ ap BiauaAiAiad :sajB[ndod sajopas soq
*oja[D ofeq jap jBpadsa uop
-BoyiuSis Bq '^sodiub^jo sa[Bnpa[a^ui,, ouioo [adBd ns #sop
-Bpupd so[ ap soppajqoduia sodniS soq •soiapBUB^ X saio^
-[nauSB souanbad 'sa;uBpiauioo souanbad ^souBsa^B ruauod
-uioo sb[ anb sodniS X sauopaBjj 'sBipaui sasB[a SBpB^iui[[ sBq
*B^gB;idBaaid ajuauíajuBuiujopajd japBJ
-bo ns 'sodmS X sauopaBjj sns 'sopBpuaoBq X saiopBpB[j ^sbj
-ainpBjnuBunuias X SBiainpBjnuBui sauopoBjj sb[ ap uopB^iui
~n ^1 \JenP',t ^ oaipSojapq japBiBa ns 'sauoraoBJj sns :[bid
-jauíoo asB[D Bq *B^i[B^dBDajd uopnqujsrpai ap sapBpi^poui
uoo ^4bubui3ijo uopB[nuinoB,, ap osaaoíd [ap Biauapixao^ (y
�desarrollados, en el período del auge del capitalismo competitivo y
de la hegemonía británica. Intentos limitados de "capitalismo Nacio
nal". Cambios internos. Avances del liberalismo. (De la sexta a la oc
tava década).
1)Los efectos de la más estrecha inserción en el mercado exterior.
A)La mayor demanda externa, estimulada por las transforma
ciones tecnológicas, productivas, en el comercio y las finan
zas, en los países capitalistas en el período.
B)Incremento en la producción para el mercado exterior, crea
ción de las bases de una nueva infraestructura comercial, en
las comunicaciones, en las finanzas, etc., especialmente en ba
se a el inicio de la inversión extranjera. Inversiones británicas,
su localización y destino. La más limitada inversión de otros
países europeos. Estados Unidos y su incidencia en las re
giones próximas.
C)Algunos muy tímidos ensayos de "capitalismo nacional".
D)El inicio del predominio del proceso de "acumulación origi
naria" en los países de mayor desarrollo relativo. El fin de
la esclavitud en Hispanoamérica independiente. La pervivencia y aún incremento de la extracción en renta en trabajo y
especie. El avance sobre tierras de indios. El desarrollo del
régimen asalariado. La pervivencia de la esclavitud en Bra
sil y Colonias españolas.
2)Tendencias a una más eficiente organización del Estado
A)Proyectos y ensayos liberales de consolidación y laicización
del Estado, las diferencias a nivel nacional.
B)Pervivencias del colonialismo en Cuba y Puerto Rico. Ensayo
frustrado de recolonización en Santo Domingo.
C)La debilidad no superada del Estado latinoamericano en la
mayoría de los países.
D)Reestructuración del mapa político regional: tendencias expansionistas en los países más fuertes, impulso interno y ca
pital extranjero.
3)Principales corrientes ideológicas y políticas
A)El nacionalismo, la idea de lo latinoamericano. Sus distin
tas vertientes: el nacionalismo conservador, el nacionalismo
y latinoamericanismo incipientes ante los avances iniciales del
imperialismo. Bases sociales y principales expresiones.
B)El liberalismo y sus distintas vertientes. El liberalismo y el
14
�Sl5^3621
-ap q X joua^ui op^aiaui pp uopBoranuioo tpijip q ua sapxreoou
-aj soi 3P p^Bd jg sauopBDiunuioo ap Biua^sis un ap uop^aia Bg
•sauopBjJodxa sbj ap o^uoui X bui
-bS joábui Bg qqpunm op^aiaui p ua uopiasui Bipansa sbui Bg (\
*sepuecoap SBAanu sq b BupBg Bau^uiy ap u9ppdüpB Bg (q
•SB^SIfBU
^adun sasiBd soj ua uopBpiuinaB q ua Bin^Bg Bouauív ^p pdBd tg (
•SBUBaua urea^iou
sauopuaAja^u¡ *ouisTiÍBDuauiBUBg *uopBaiqn X uopB^uauo :sbu
-BouauíBa^ou sauoreíaAui a opiauío^ ^SBadoina sqoua^od sb4o
ap uopB^uBjS jouaui Bg •Box^jpd Bpuappur ns 'sauoisjaAui sns
^p u^pBzijBDOi X u^pBjuauo rBUBpig ubj^ ap pdBd ig -Bui^g
Bouauív ua SB^r^uadun sastBd so^ ap uopbjiabiS a^uaiajip Bg (3
Bouauív X B^sipuaduiua^ut B^on| Bg -opunuí
pp o^Bdaí ig "BDOda q ua ouisipijadun pp sapdpuud soSsbj sog (\
•uppBpgosuoa
ns X ouisipuadun \e oAi^paduioa ouis^^idea pp oiisu^j; ap Bdqa Bg (j
SVDIDOlOmi S31M3nniO3 1VIDOS
VHDÍ17 VI lü S3IM3I1^3A S33V3ID^I33 SV3 ODIÍlO
-^vono oaviss 33a MouvmiojNOD vi visnvuj
-VD NOIDD/iaO^J 3Ü OOOW 33Q 3I^VMMOÚ N3 NOIS
'N3ANOJ V3 3Ú OIDIMI 33 0WSI7VM3JWI 73Ü VD0J3
V3 N3 VNI1V3 VDI33NV 3Q S3NOIDVmiOJSNVXl SV3 * AI
[a ua ouispr^uBiuoj X ouisiareq^ (q
•sauoia^sajTUBui sapdpuud X sa¡qoos sasBg -jopBAjas
-uoo ouisgBjapaj ap soiduiafa 'ouisgBjaq^ [a X ouisipjapaj ig (3
*sa|qoos sasBg 'qsaySj v\ ap qauBjiodun b¡
'jopBAiasuoo o^uaiuresuad {g SBUBuopn|OAai-^sod SBpBoap
SBiauíud sb^ ap opbzubab ouisgBjaqq p 'ouisqppnBO p o^
-uaiui^uaijua ns ^ouBUopnpAai o^uaiuiBsuad pp ouopuBqB
�pendencia externa.
2)Inversiones extranjeras. La importancia de los empréstitos en la
organización del aparato estatal. Las inversiones y el crédito en el
sistema de comunicaciones y en la actividad productiva. Los efec
tos desacumuladores de la extracción de beneficios, intereses,
amortizaciones, etc.
3)La mayor inserción en el mercado y el inicio de la incidencia de
las crisis capitalistas en América Latina.
4)El llamado "desarrollo hacia afuera". Sus efectos dinamizadores
sobre el conjunto de la economía de los países latinoamericanos.
Especialización productiva agraria y minera. La "deformación"
de la economía. El nacimiento de una incipiente industria en los
países de "industrialización antigua". El mantenimiento de una
amplísima producción de autoconsumo. La acentuación del de
sarrollo desigual entre los distintos países y en el interior de los
mismos.
El proceso de conversión en dominante del modo de producción ca
pitalista en las formaciones económico-sociales de los países de Amé
rica Latina.
1)"Acumulación originaria": definición teórica, las distintas vías.
Las modalidades de consolidación de la propiedad privada de la
tierra. Expropiación a la Iglesia, comunidades indígenas, peque
ños productores, etc.
2)La articulación del modo de producción capitalista, que comien
za a convertirse en dominante en gran parte de los países de Amé
rica Latina, y modos de producción precapitalistas.
IV) La estructura de la sociedad transformada en las últimas décadas del
siglo XIX y comienzos del siglo XX.
1)Incremento de la población. Urbanización.
A)Emigración hacia el Río de la Plata y sur de Brasil.
Introducción de fuerza de trabajo asiática.
B)Crecimiento vegetativo.
C)Urbanización: inmigración interna y externa.
2)Cambios en la estructura social.
A) Conformación de una oligarquía mercantil-agraria vinculada
al capital extranjero.
16
�¿I
'OUISIUUOJ3J X OUKIJBUOpBf^ (^
MOpBAJdSUO3 OOI8T[BUOpB^ (H
•OLreuopnpAai ouisqBuopB[q (q
•sa^uanj sng -sajBoipBi sajuaixiCQ (3
•oanuouooa omsgBiaqig 'ooi^ijod ouisijBjaqig (g
•ajueziuiapoui ouisiAi;isod ¡g (y
A ppos ojuaiuresuad [g (\
*opoid p ua SKM9|o^pi s^^uaujoo safBdpou^ (j^
o^uaiuiiAOUi a^uapBu ^g (9
-sbu
-ac^ ap ofodsap ^ BinsaduiBO ^iauaS ua A BuaSipui etdu9Jsis3j Bg (<;
uopn|OA9g eg (^
poip^g ou
[g •oABn^run ouisig^Bg \9 :sB|Siuuojaj-{BuopBu soiuaiqo^) (
BpaoBiii|Bg ap ouiaiqoS ja iBpioi^red ua 'sB^sqBuopBu sa;uauio3
A Bouaury o^ua3 ua BUBOuaurea^ou uopBdnao ^ bjj
-uoa SBqong 'ooig o^ang A BqnQ u^ saprao[ODrjuB soju^iiuiaoj^ (¡
*SBuisaduiBa seqang *oxaiqo ojuaiuiiAoui ajuaidpui
|g ^spsiuuojaj-jBuopBu sa^uaujo^ 'Bpuapuadapui b¡ jod s^qang (a
•t<BoinhiBS
-^o,, Bd^a bj ua UBuiuiopajd anb sBDi39[oapi sapBpijBpoui SBg (
A op
-adsa ua ^u^j uauodns anb a^uapaoxa pp uoiooBj^xa ap sbui
-joj ap oruxuiopajg *pBpqBuopdaDxa ns 'piiu opBUBpsB ig (g
SBdBO sbj^o "opBUBp|oid a^uapBu |g (g
A Bqn^ ua pn^iABpsa b\ ap uoio^oqB cg (q
•oduiBO ja A p^pnp B|
ua <tsa^ua3iauia,, sBipaui SBdB^ -Bomb-reSgo pepisiaAiug sg
•Bin^jno b^ A opB^sg p ua pdBd ns :ttsa[Bnpisai,, seipaui SBdB^ (3
*B^sg^idBü ogauBsap joAbui ap sasiBd soy ua
{Buop^u fBu^snpui ejsanáinq a^uardpui eun ap o^uaiuiiExn^ (g
�G) El latinoamericanismo.
H) El internacionalismo anarquista.
I) El incipiente marxismo.
J) La Iglesia: las distintas vertientes de su pensamiento.
2) Corrientes culturales.
A)Realismo. Modernismo.
B)El nacionalismo cultural en el arte y la historiografía.
18
�*sopun3as sof ap uopEinuuapp ej opuEiSajiAud 'somajxa A sou
-jajuí sosaaoíd sof ezupijua anb anbojua un oiqq ns auaij uop^ui
-joj ns io¿ 'psEig ap Boiuiouoaa uppnjOAa B[ BpjoqB ojxa^ ajsa ua
anb 'oyapsBjq ouipdao Bjsimouoaa oppouoa pp sisajuis ap oiqr^
III ^II 7 Sd^oj 'Z961 'ooixdyi 'voiuipuoD^ tunjinj
ap opuoj t,fímtff ¡^p DOttupuooa uoijviujoj,, :osj9j 'oaVI^fM (p
sa^uapoxa auai^uoo
^osaidun uaig 'aiqBun^sa Anuí sisajuis esua;xa eun ap jopeuipjooo
*|ouBdsa jopeuo^siq pp BunpBgjaAua ubjS ap ofBqBi^ un ap
'6961 'vuo^ouvq 'apid^ 'p^ '/ owo^ 'AI U9lunloA
mwds^ 9p D7tutpuo^9 /C pnoos DuojstH,, :aunüf 'S3AIA SN3DIA
(
•BUOp
•"-ipuoa so| anb anbojua pp oijuap bjsia ap sojund sajuBsaia^uí uoa
ua sopBZTfBiaadsa souEauauíBajjou sosoipnjsa so¡ ap
souaiuud Sdj¡ so¡ 'DpunSBS ^uvj '0¿6I 'ooixb^ '¡XX 1^!S Pl \*m
'MI31S (Z
*ajuauuouajsod sapuoiSai sosaaoíd ap uopuaui
tb\ A opeipnjsa opoiiad [ap [eiauaS anbojua un auaijuo3 soipaq so[
ap uoisaans B[ B^pi|dxa sbui ejaueui ap a[[OJJBsap anb ojxaj un ap
Binpa[ B[ jod opBireduiODB jas ^uoisuaiduioa jofaui ns BJBd 'aiainb
-a^I 'BUBDuauiBoui;B[ BijBiSouojsiq B[ ua ojiq un auodns anb ^sa[q
-i)jBduioa ajduiais ajuauíBUBsaaau ou sisa^ uoa 'sisajuis ap ojqi^
'(8081 dP vo\ii\od sisud D¡ ap sozuatiuoa Djs^tf otup
-pi aisa) a A. i soityidvj '6961 7W*W 'I^Oitp^ dzuüi\y \tuut^trj
:ot¡nx 'JHQ^CKIMM3J7VII (I
I VWHX
�5)PRADO JÚNIOR, Calo: "Evolución política de Brasil". Ed. Pales
tra, Buenos Aires, 1964. Capítulos I y II.
Síntesis de la evolución política de Brasil, del conocido historiador
brasileño elaborada hace varias décadas, que incluye los capítulos
citados en los que se aborda el proceso político en la etapa, de ma
nera sintética.
6)BOSCH, Juan: "El Caribe, frontera imperial. De Cristóbal Colón a
Fidel Castro". Ed. Alafragua, Madrid, 1970. Capítulos I al V. ••
Libro del conocido publicista y hombre de acción dominicano, que
de manera atractiva informa del proceso colonizador del Caribe,
tan poco conocido en estas latitudes y que encierra singularidades
por la confluencia en un corto espacio, de las diferentes coloniza
ciones europeas del Siglo XVI y XVII.
7)HOBSBAWN, Eric: 'En torno a los orígenes de la Revolución In
dustrial". Ed. Siglo XXI, Argentina, Buenos Aires, 1971.
Conjunto de ensayos del historiador británico, muy sugestivo acer
ca del tema de su título y muy útil para estimar la significación de
la Revolución Industrial a nivel mundial. La comprensión de sus
efectos sobre América se enriquecería con la lectura del artículo del
mismo autor sobre "El impacto de la Revolución Industrial, 17801840", publicado en Fichas N 27, Ed. Nueva Visión, Buenos Aires,
1973.
LABROUSSE, Ernst y MOUSNIER, Roland: "El siglo XVITT
Historia General de las Civilizaciones, Tomo V, Barcelona, 1958.
Primera parte. Capítulo VIII, Capítulos II y III del Libro Tercero
y Libro V déla Segunda Parte.
Historia general del período que intenta abarcar el conjunto de la
historia humana, combinando con mayor o menor éxito un esfuer
zo de interpretación con la información necesaria. Es útil para ubi
car la crisis del Régimen Colonial en el marco de un proceso más
amplio en el Siglo XVIII. Sobre todo en la apreciación del caso de
América Latina colonial sus opiniones distan de ser siempre compar
tióles.
9) VILAR, Pierre: "Historia de España". Librerie Espagnole, París,
1963. Capítulo IV, parágrafos A y B.
Pequeña síntesis del historiador que ha sabido combinar una riguro
sa labor de elaboración teórica con la aplicación a los análisis his
tórico concretos. En esa pequeña síntesis histórica que seria útil
20
�-uaiu sopujdBo soi u3 ^Xnpui ^nb 'oupuaSiB [Biaqrj jopsyopiq ono
-yoíd pp asuap^d Boiuiouooa Buopiq bj djqos ojqq pp soin^idB¡^
X ^ XI soimtdDj 7 oio^
l*a^?K souang 'oauaiy j^ mjajqtj \4nmui ^t P o^í PP ottm ^
PP ^uojsi^ d¡ ap dm9Jü s9umoDat$S9<ui¡t, .opjDMX '3^3A31 (S
OS300B p 303JOABJ
-ip o^isodojd ns X ODip^ins japBiBO ns jod '^nb soXBnSiun sdiop
-Buo^siq soj ^p Boipiuy X BUBds^ ua ouisiuuojai p djqos o^n^xdB^
7^l o¡midüj g¿6i 'OdpiAdjuow 'piuduo vpuvq v¡ ap p^ 'j
oiuo^ 'v^DnSrufl üuoisih \fsouadiui soj ap oiprtj oj ua fOfuauo op
*!„ 'So^wj 'SNOd VZZIMVd ^ ofpm>D aso/ '(^) MVM77IM (p
•fouBdsa niAX I^ÍS PP SB^situjojai
so[ jod Buia^ pp anbojua pp Boiaot sbai;dbj^b sisa^pdiq a uopBuuoj
-ui auai^uo3 'oubiSb ouisiAipapa ap uopipBi^ B| jb3jjsbj Binaoíd
as anb ua ^o^is ap soidpuud ap BjouBdsa Boi^ipd B{ ap io^ob X saj
-Bpos SBiuaiqojd so^ ua opBsaia^uí ajquioq 'pnpap^ui pp ofBqBjj[
'PP61 'sajty souang 'aajDauaiuy
¡mjojip^ ^wypds^ ua outuSv omstAi^a¡oo /^,, mtnboof 'yiSOD (S
¡ ap sopadsB so^ sop
-o^ ap sisi^inr p Bzipjua anb 'o^jjj ns ap Biua) p ajqos oais^p uq
P961 '!X?W '^attugu
•oaj odwinj ap opuoj \tüpw9na ovods^ trj,t :uoa/ 'HIIVTMVS (Z
uopn^OAa^ bj ap ji^
-JBd b ByBásg ua BpBaio uopBn^re B| b uajayaj as anb (\\x p saioua;
-sod so^ X '€4B|iaasod ap btsub p X BJiay B| ap a8nB ¡g,, 'y\i [g 'ítBii
-Bdsg ua uBjpuad saon^ s^g,, *jjj p :sa;uBsaiapt ajuauiJB|nDi^jBd
so[n^dBD soun^p aXnpui anb ouBauauíBapou JopBuopiq pp ojqrj
'P961 'vu
V3 MAX ^^
sooji^qj sas;ed so¡ ua mAX l*^ÍS laP
ua SBuia^ sounSp b sBpuajaj u^pg)
^oyBdsa oasaipopaip ouisiui
p ajqos sa)uaja3ns sauoisnpuoo B[nuuoj 'pBpq^o^ ns ua iaa^
�cionados un examen de los pensadores y hombres de estado españo
les y sus realizaciones y de la política comercial de Inglaterra y Es
paña durante el siglo XVIII.
/•
6)FLORESCANO, Enrique: "Ensayos sobre el desarrollo económico
de México y América Latina (1500-1975)", Fondo de Cultura
Económica, México, 1979. Artículo: "El mercantilismo ibérico y el
crecimiento económico en la América Latina del Siglo XVIII",
de D. A. BRADING.
Artículo incluido en la recopilación realizada por el historiador me
xicano E. Florescano, en que se cubre desde el inicio de la colo
nización hasta el Siglo XX, cuya lectura total es importante. El ar
tículo de Brading aporta un análisis global del tema en relación con
el crecimiento económico del período.
7)FLORESCANO, Enrique y GIL, Isabel: "Historia General de Mé
xico", Tomo II. Ed. El Colegio de México, México, 1976. Capítulo:
"La época de las Reformas borbónicas y el crecimiento económi
co".
El recopilador del libro anterior, junto a Isabel Gil, analiza con ri
gor metodológico los efectos de las Reformas Borbónicas en Mé
xico, en un trabajo que ayuda a la comprensión más global de las
consecuencias de las mismas en Hispanoamérica.
8)ARCILA FARIAS, Eduardo: "Reformas Económicas del Siglo
XVIII en Nueva España", Secretaría de Educación Pública, México,
1974.
El historiador venezolano que también estudió en México, analiza
el tema en un trabajo de síntesis sobre cuidadosos estudios anterio
res.
9)SUGAWARA, Maseae: "Reformas Borbónicas y luchas sociales",
en "México: un pueblo en la historia", Ed. Nueva Imagen, México,
1972.
El artículo, parte de un libro que procura una interpretación global
de la historia mexicana, aporta el aspecto de las luchas sociales, en
general descuidado.
10) KOSSOK, Manfred: "El Virreinato del Rio de la Plata". Ed. Cartch
go, Buenos Aires, 1958.
Libro de síntesis del latinoamericanista alemán sobre el Virreinato
del Río de la Plata, creación dieciochesca del Imperio Español, mar
cando sus peculiaridades al interior de dicho Imperio.
22
�*sapjui3uo X S3JUES3J3JUI sisaiodiq uoo 'bui
OUISIUI p 3JqOS OUBIJB^l BpiUBOUatUBOUyBt pp BOUOpiq StS^JUJS
'9961 'S9JfV sou^n3
diUBtx pp ouqtj ^V9U?wy 9p VDdioiiqig 'vqdpn^ \JJJAX
p ud 9jtqj pnuo¡oo mtuouoo9 mi{},, :oj9t88n^ 'ONVWO^ (¿I
•B^STXJBUI
anbojua un uoo 'ofmuopo ^p souy op onií3 ^ uo soidoíd sosojo^ui
uoo ojjuoo un op uoiobuuojuoo bj ojqos sxso;odiq uo oou ofeqBJx
'6961 'oSdijuds l9\\MJ 9p püpisddáiuf} 'p^ '..WWD 9P tnou9pu9d9puf
D¡ 9p 5O91UipUO99 S9JU9p999JUV,, .'UpiJJ9ff 'V3HJOD3N Z3^IWV^ (91
•OOILUOUOOO OnOJJBSOp
sooyxoodso sosojo^ut op o^uoiun^ins jop X oíBiuo^o ^p souy b ^bS
-op o jbSoj ooyBj^ pp pdBd p ojqos ouopqo JopBuojsrq pp siso^ui
'P961 *S9J!V soudnq ^voudvuy DJjsdn^^ ¡oj 'vqdpn^ \,9\\qj ^ djdjj
d¡ 9p ot}{ p U9 optiDqmtuoo ¿C opj9uiojft :oi8á9S 'SO8O7V71IA (91
OUISIUOIS1AOI,, [Op O\
-n3uB p opsop 'sisa^ sa^uojaSns uoo uopB|nAip X stsojuis ap
'9961 '
d¡ dp 'p^ \t 0U9itd /C DJdjuojJ 'Dj9pojd t
"1 'ONDO73W^'O 'V^3HDS/2^S "Ai '3ICIV8VS3A3X (Pl
XIX
rs iap sozuaiuioo X niAX ISÍS I9 U3 oouo^siq osaooíd ja ajqos
sopaja sns X buisiui b^ jod Bqoni B^ 'piuopo opoiiad p ua
Bpuey b\ ua Bxiay b^ ap Buia^ ¡a opo^ ajqos BfBqB^ anb
'¿961 'Odpi^^iuoyi 'sopm/j so\q9n¿
vpuvg i^ 9p notiuquoJd uptonjod^ :soifo ^ j ogrtf 'Z3HDI^ÜO^ (1
•oidoíd anbojua un uoo sappos ooiui
-ouooa sopadsB opuBpoiresap 'ouBuopnpAaj osaooíd pp saoiBi sb^
ap sisipuB p ua oaouui anb 'oXBnSnin JopBtiopni pp ooisb^o oiqiq
'¿961 'oapi^uo^^ -vuipaw p^ \JJ81 *Pm
-U9uo uppn¡(M9}[ n¡ ap S9pmio\o9 s^otn^,, 'unnf 'O1OA3Ü 73AId (Zl
TiopBjysiuiuipB X ouiaiqo^ ap Buia^srs p ua oiqureo ouioo uppBoy
-fu3is ns ua SBpBipoui uos sbuisiui sb^ "B^b¡j b\ ap oj^j p ua SBiouap
-ua^ui ap Buiapis p BzrpuB anb ooruB^uq jopBuopiq pp
Z961 'S9<QVS0U9ng
\.0l8I-Z8Ll 'oioynds^ imuo\o9 ugpwsiwutpy,, :uqof 'HDMA7 (TI
�18)ARCILA FARZAS, Eduardo ."Economía colonial de Venezuela10.
Fondo de Cultura Económica^ México, 1950.
libro del autor venezolano citado, ahora referido a la Capitanía
General de Venezuela, con importantes aportes sobre todo en el
plano de la información.
19)BRITO FIGUEROA, Federico: "Estructura económica de Vene
zuela colonial". Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1963.
Investigación del historiador venezolano, quien sugiere el tránsito a
fines del coloniaje del modo de producción esclavista al feudal en
Venezuela.
20)LE RIVEREND, JuUo: "Historia económica de Cuba". Instituto
Cubano del Libro, La Habana, 1971. Capítulos I al XII.
Trabajo clásico del historiador cubano, realizado con rigor meto
dológico y muy abundante información. Trata la expansión econó
mica de Cuba a fines del Siglo XVIII.
21)PRADO JÚNIOR, Caio: "Historia económica del Brasil". Editorial
Futuro, Buenos Aires, 1960. Fundamentalmente capítulos 10, 11
y 12.
Ensayo del autor brasileño ya citado, que enfoca ahora la evolución
económica y que incluye, en los tres capítulos citados, una apreta
da síntesis con abundante información sobre la expansión económi
ca del Siglo XVIII.
22)BUARQUE DE HOLANDA, Sergio: "Raices de Brasil". Ed. Fondo
de Cultura Económica, México, 1955.
Trabajo del historiador brasileño en que se enfoca, entre otros, el
tema del título. El autor aporta importantes elementos interpretati
vos.
23)SOMOENSEN, Roberio: "Historia económica de Brasil (15001820)". Compañía Editora Nacional, San Pablo, 1972.
Ensayo con muy amplia información del economista brasileño, con
capítulos que aportan abundantes datos sobre la economía a fines
del período colonial.
24)HÉCTOR, Michel y Moise: "Le régime colonial pangáis a Saint
Domingue". Port^au-Prince, 1962.
Ensayo de los sociólogos haitianos que analizan la peculiaridad de
la economía haitiana a fines del coloniaje: alta tecnología y esciar
24
�SI
-ndod sauoipqai sB^u^sip sb| ap oju^iuiBAspj un Bzrpaj jo;ne jg
76/ *oaixap\[ 'vaituguoo^ mni\n^ ap opuo^ \tsou
-oauawnpm sapnuofoa sauoqaqa^tt :p^uDQ sojjdj '73D3VD7VA (
•Biua^ {9 aiqos a^u^jJodun a^odB un boijiuSis anb ouyuaEiB
osoipr^sa pp uopü^^saAin Bun ap eoi^;uis X EijdwB sauoisjd^\
961 'sajty souang
\ttumuy 3üdn ap uptaoajjnstq 07,, :ovjS3¡og 'ttl^^TI (p
'¿61 '
-os svpuatj 7>2 \tmanuy aodnx ap ugpaqad trj :ovjsajog '^mtj (
*sa}uaja3ns sissjodrq a uoiobuuojui a^
n auai^uoa uaiqurej, •jouajire p ojunuj anb ua osinauoa p
ua oiuiai^ opunSa^ p Biatqpaj anb ouBmad e^siÁesu^ pp ofBqBJX
'ZP61 'sajty souang 'aaivou^iuy 'p^
\t mmouatuy uptatqoda^ o¡ ua o^qand ^„ :ojjaqjy ii/17 'Z3HDNVS (Z
•sapjn Xnuí sauopeAiasqo auaijuo^ 'souisiui so{
ap uopBDyisBp Bun opuBzrpai sapiuo]oa saiBpdod so^uaiuiiAOui
so¡ uBipn^sa as anb ua oXBnSmn JopBuo;siq a josajoíd pp oXesug
'0P6I 'sajty souang 'pDpuvjj p^ \tsojoyüdsa smuojoj
so¡ ap souDuotanjoAaj sojuatuiMO^^, :u\oomj 'sVffl^ OQVHDVW (T
Ttau^uivouDdstff ua XIX t^iS
jap smdpuud ^ UIAX 1SÍS laP ^^U 9P sajojndod so$uatunAow —
SB^i^uy X Bqn^ ua oipunji^i pp so^
-aaja soi X BiaiBortzB u^pB^o^dxa b^ b apnp X 3 ' \ sop^dBO so] ug
'0L61 '^vqvH Ü7 <OJLCIM PP ouvqnj 01
\4SBflifuy soi U9 uptatqqod & joanzy,, :attiuv^ 'y^^SIlD (9Z
*III ^ II SOJBiSBJBd SO^
ua SBsaauBig saioua^ sB^yuy sb^ ap oauo^siq osaooíd pp STsa^ui^
'0861 'ooixa^^i 'wyNfl 'sajuiaos sauotavStjsanuj ap
ojnjtjsuj \taqttDj ¡a ua SDOi^joj-oiaos svjwanijsg ¿C sa¡mioiamua}
-uj sauopi^a^,, so¡naijjx> ap ugiooa¡oa u^ '^adrqoponQ K oatutfjp^f
ua 4oftaunsapqn$ pp offauosaQ, pp sodma so^^, :?uaü '^33HDV (Z
opiauíoa pp
ojuom p ua oíaiBanzB opjauíoa pp u^pBayiu^is b¡ X
�lares con una consideración especial de las de Tupac Amarú y Tupac Inca Catan, en el Perú y en el Alto Perú, la de los ^Comuneros
del Sococrro" en Nueva Granada y los levantamientos en Venezue
la. En el capítulo XII realiza una síntesis de los levantamientos y
conjuraciones en el Brasil.
6)VALCARCEL, Carlos Daniel: "La rebelión de Tupac Amarú^. Im
prenta Cedí, Lima, 1971.
Trabajo del mismo autor concretado a un tema al que ha dedicado
su mayor labor de investigación.
7)ARCINIEGAS, Germán: "Los Comuneros". Ed. Zig-Zag, Santiago
de Chile, 1940.
Trabajo del conocido ensayista, con ideas sugerentes.
8)ACOSTA, Pablo: "Los Comuneros. Reivindicaciones Históricas y
juicios críticos do cu mentalmente justificados". Bogotá, 1960.
Ensayo sobre el levantamiento neo-granadino.
9)BRITO FIGUEROA, Federico: "Las insurrecciones de esclavos ne
gros en la sociedad colonial venezolana". Ed. Cantaclaro, Caracas,
1961.
Trabajo del conocido historiador venezolano sobre el tema. El autor
sustenta la tesis del tránsito del esclavismo a la sociedad feudal en la
Venezuela colonial.
CHE CÁNOVAS, Agustín: "Historia social y económica de México.
(1521-1854)". Editorial Trillas, México, 1975.
En el capítulo XVI el autor realiza un relevamiento de las rebeliones
de los pueblos sometidos, con una larga lista de los producidos en el
Siglo XVIII.
�LZ
"SOIA
-oíd saiBfndod so^uaiiuiAOui sof X Bpuapuadaput bj ap stsipuB
\tmauapuadapu/,, ojujidü^ '^961 '*saJíV souanq yq^Qñ^ \
pp oattuguoaa ¿C jopo^ ugiar^oA^9í :uos¡aj\[ '3W1OS XJ3AM3M (l
X FousuiBoiiBdsiji ap Bpuapuad
-apui v^ ^p osaooíd {3 bdij^^uts bi^ubui ap bzijbub 'b^sia 9p o^und jb^
-noi^Bd un uoo 's^dubjj b^siubou3uibout;bi ¡a snb soi u^ soin^rdB^
'ajjoj opunSas '^961 'sajiy souanq ap ouofts ^^
-jaAW/2 \vuoi\p^ '^oupoj oauatuy ap ouojsi¡j9t :ajuzi¿ 'fJMÍlVHD 'Í9.)
p ajqos Bp|duioo sbui uoiobSi^s^aui Bun b outui
-bo uaiqs ^nb sisa^odrq B¡nuuoj ^nb OAijsaSns Xnm o^noi^B ou^nba^
'¿61 'sajjysouang 'ugm^ VAan^ p^ '¿z 'oM^H^
-ij ua ojnaiuy '^nwi oouatuy ap otouapuadaptn ap sojuattutA
-oui so¡ ua sajojndod saso¡a so[ ap ugpodmjjod trjtt lauayj '}JVUA (S
-BI SOO^BJDOUiap SO^U9IUnAOUI SO
sbi sp uopBpmbij B| o o;u9iunua^uBui p uoo puopBu opB^^ pp
p B|nouiA ^nb ouauíBUBd jopBuo^siq pp oXbsu^
'0861 'oaixaw 'oauaiuy vdisan^^ ug\aoa\oj 'JXX o^^^S 'P3
'^souoauauwoutjoi jouotaou uotjsana ¿C napjtt
:aunoat}¡ '^J3JOS
*ouBauauiBOUBdsrq e^si^uaipuadapui
osaaoíd p aiqos SBdBui souanq X uopBuuojui a^uBpunqB
-uauQ opuoq o¡ ap p^ ^ktmSrufj pp puauaf) oanipjj^ ^'SOIHVA (
UB3S 9Jdui3is ou ^nb
*sis3^odrq SBAi^saSns X uopBuuojui a^u^pyns ^u^i^uoo l^m^a\
IP?J dQ 'lí^^fl • ^ousuiBouBdsi^ ^p Biauapuadapuj ^\ B^s^q bubtj
opu^Aa^ B| apsap BOJBqB anb BuiBJOUBd oqduiB un auarpio^
IIIA Vil sojnjidzo 86J 'oatxaw '^o^ ojwrí^^ sauotatp^ \tou
ap ouojstHt, rj ^^i^Z3nS * hl HDIAO^13J7V (Z
\tmauapuadapuj di ap stsuj oj9l oinjjdoj yp 'do \toutnrj oau
-?my ap oaupjodtuafuoa opotsm,. 'fVl 'IHDNCKI MM3<nVH (I
seais^q sentpa^
�8)PRADO JÚNIOR, Caio: "Evolución política de Brasil", op. cit.
Capitulo III.
9)BERETTA, Alcidcs: "Las Revoluciones Americanas. (1774-1824).
Tomo I. la Revolución Haitiana. Independencia y Abolicionismo ".
Ed. de la Casa del Estudiante, Montevideo, 1980.
Apretada síntesis muy útil como tal para aproximarse a la revolu
ción haitiana.
10)LEPKOWSKI, Tadensz: "Haití". Casa de las Américas, La Habana,
1969. 2 Tomos.
Estudio sumamente documentado sobre la independencia haitiana.
11)KOSSOK, Manfred: "La sal de la Revolución", en.Historia y So
ciedad N. 13, México, 1974.
Artículo del historiador alemán en que intenta caracterizar los mo
vimientos "jacobinos'* en la Revolución de Independencia latinoa
mericana.
12)ZEA, Leopoldo: "Filosofía de la historia americana". Ed. Fondo
de Cultura Económica, México, 1978. Capítulos Vy VI.
Capítulos del libro del pensador mexicano en que se procura ha
cer un análisis del contenido liberador del pensamiento bolivariano.
Lecturas complementarias
— Sobre Guerra de Independencia Española
1)AYMES, J. R: "La Guerra de la Independencia en España (18081814)", Siglo XXI, España, 1974.
Breve ensayo en que se estudian las luchas por la independencia, las
formas que revisten, las corrientes que incluyen.
2)WILUMAN, José Claudio y PANIZZA PONS, Carlos: op. cit. Ca
pitulo "La invasión napoleónica y la crisis dinástica en España".
Capítulo de un libro de carácter didáctico, útil como lectura intro
ductoria.
28
�oSo^opos X jopBuo^siq pp g^ugxgSns X ougs oXBsug o^gnbgg
"9961 'sd-^Vsou^ng
yaian^ '^**^*>^ <*^uw~ -oí^s ^nova (p
-ugdgpui B] ^p osaocxid pp o^u^iuipouo^ p bjbcí ^B^u^uíBpunj
'ZL61 'saJty sou^ng
IXX o^S '™^nO < 9PW<*^U.. -/^ 'IHQNOd ÑM3<nVH (
i osaooíd pp ojunfuoD gp
'0961 'PUPVV^ 'Dotttpdsijj tu
^
*OOVDrJ3Q (Z
p jod o^unfuoD sp ouBUopn{OA3J osgoojd pp gnbojug
'9L61 '^uopojüq ^puy \vuoiip^
'HJNI7
^vfo\¿ n¡ 3p ot}[ ¡a & vprrzsu
9p fOt99éS9 U9 K Vpti9pU9fopW D¡ JOÓ DlfJrtj Ü¡
•Bpugpuadgpui b^ jod
Bqon| B] gp opougd pp gnbojug fBuxSuo un g^igpggg^uB ouiod
'0^81 ap l^iqíl uopnjOAgj v\ ug opBj^ugg 'gnb oÁBSug
'9P61 t
:'o 'NIAS3U (9
•Bdnoo
sou gnb o^und p opBzrpuB sg Buig^ p gpgoxg gnb oipn^sg un ug
'8961 ^^W €9dpo vsüds^ \tDuvds^ 9p
,^ U3 \jjji opumudj 9p Duvdsj trj^ :¡9nSi^ 'V7O1^V (S
SBgpi uoo *)Ans sq[ sopo^ ouioo 's^ouBij Bísnredsiq pp
'8961 'S?JDJ '^touvj
SVSUdAJ -VUVJlSJdAtUn U^t9ü$li9UinDOp 9p OJJUdJ \tDS90UVlf U^lDVU
-puop di otoq siDd ¡^, U9 ^u^odo/^ 9fiw dudús^,, :9jjoi¿ 'W7IA (p
•joug^ur ns ug ug^srxg gnb sg^uguiog sb¡ X
Bioyedsg Bpugpugdgpui gp o^ugiunAOui p gjqos so^^idFO gugi)uo3
'ZL61 tv^>d
^XIX !^s •Knmjodut9fuo9 mmdsj vj^ .uptsfjl 'VSOWIV7 (€
�5)LEVENE, Ricardo: "La Revolución de Mayo y Mariano Moreno".
Buenos Aires, 1935.
Un libro clásico en que Moreno aparece limado en sus aristas jaco
binas.
6)PUIGGROS, Rodolfo: "La Época de Mariano Moreno". Editorial
Sophos, Buenos Aires, 1960.
Ensayo con interesantes hipótesis polémicas.
7)MORENO, Mariano: "Escritos políticos y económicos". Orienta
ción Cultural Editores, Buenos Aires, 1961.
Recopilación de los documentos fundamentales.
8)PASO, Leonardo: "De la Colonia a la Independencia Nacional".
Editorial Futuro, Buenos Aires, 1963.
Ensayo centrado en el estudio de los antecedentes coloniales de la
independencia.
9)CHA VES, Julio César: "Casteüi, el Adalid de Mayo ". Ediciones Leviatán, Buenos Aires, 1957.
Biografía sobre el revolucionario y su acción, sobre todo en el Alto
Perú.
10)PETIT MUÑOZ, Eugenio: "Artigas y su ideario a través de seis se
ries documentales". Facultad de Humanidades y Ciencias, Universi
dad de la República, Editorial Colombino, Montevideo, 1966.
En el estudio introductorio a la documentación, el historiador uru
guayo realiza un sugerente y amplio análisis de la ideología artiguista y sus fuentes.
11)PETIT MUÑOZ, Eugenio: "Artigas y los indios". En colección de
artículos editada por el diario "EL PAÍS" en ocasión del Centenario
de la muerte de Artigas. Montevideo 1950.
Importante artículo sobre un tema poco transitado por la historio
grafía artiguista.
12)PARÍS, Blanca: "Colonia y Revolución". En "De la Colonia a la
Consolidación del Uruguay". Ediciones de la Banda Oriental, Mon
tevideo, 1973.
Breve ensayo que contiene aspectos fundamentales del tema expues^
tos con sencillez.
30
�l€
suod Bpu^pu^d^pui b¡ ap os^ooíd pp sisipniB jg *Bo^qnd3"^i
bj X ouaduq p 'W-0I8I ^P uopnfQA3^i bj aiqos oipnjss osua;xg
PL61 'opixpw'vuivj pg ^^-\
'J0S8J-808I) <^P^ *P W^*istH -^7 'ODZOXO Z3AVIID (61
•ojunfuoo ^p aois
-ia Bun u^ BpioqB ^nb b^ b *BOBopcai Bpu^pu^d^pui sp uopn|OA3^j
BJ 3p O}U9lUIBSU3d [3 U3 OpB^U30 'OUBODOUI
'861 *o^x?W
17 *p oaí8pjO9p! osx>atd ¡3,, :stnj 'O^O71IA (81
'OU
-BUOpnjOA3J OS33OJd p X S^ifBfUOfOO S3^U3p333^UB SO^ 3JqOS
-oi^ui Bsu^^x^ Bun sXnpuT 3S BUB0IX3UI uopip^ v\ ug "SISI 9P
-UI3I^3S 3p 01 PP O^U3UIB^3^ ¡3p UOpBOqdB BJ djqOS UOpBSTJSSAUJ
'8161 'IXX
o¡2is T>3 \tvuvu8v umonjoA^J ns X sd2iuv,, o\m}^ p uoo ootxdf^
m opvjtp^d}¡ '6961 'odpidaiuo^^^ 'soptu/j so\qdn¿ s^uoi^p^ \tv$
duojSo uopnjo<i9}¡ ojt, :soj^o X uosia^^ '3DMOI VI 1Q (Ll
is oj3d o^siouoo Xnuí op^dsB an sjqos
'0961 'O9pi¿i9juo^^^ oitojdl^ pp io¿
oppjs^ pp upajog pp opvumdy \tlSJ ^P svjsinStuy sosbjS
-uoj so¡ ^p spumoppp sojt9 :tuamy SONV77ZISVD P V77IdVD (91
*siS3j sspuiSuo aoo OAijepjdj^juí oXbsus
l'otsl \4v/(Dn2ntf) upiovztpdtj d¡ pp opDJisnp üuojsifjti
'^soptprwp sns X sdjpuowoui sdj,, : -j otjnp 'ZZ/lDIUdOX (91
op
-BTSBUI3P OU S33UO}U3 B)SBq BUI3^ Utl 3p STSIJBUB UT\ B^JOdB dnb 'XBTl^
pp BUojsTq djqos u^ioonpoíd Btfdure 3p 'ssio^nB so¡ 3p oXBSug
P96\ 'opp
'jüjupuq opuvg v¡ pp spuototpg \tDtsnt2t$JV upior^oáp^
DfppsDonupuoppsp^vgtt latppjpsof^Vif^ygXutuwíupg 'WfiHVN (PI
sns 3p sisa^ SBpniyap b 3SBq U3 'uopBuuoj
-ui BpBiu>3pB X Bjnpni^S3 Bpqos 3p *B0ip^pip pBpqBuy uoo
'[¿61 'opptdpjuo^^^
pp pjupuq opijqndp^ 27 pp pvptsjpAiu/} 'sowoj z \tvjstn3íuy op
t 11 •"! 'ONOO73W ^ O 'VV3HDSÍ18 -M ^37QV8V S3A3H (1
�énfasis en el diferente carácter de las distintas etapas. Contiene un
apéndice con información sobre la evolución económica y la diplo
macia mexicana durante el período estudiado.
20)MANCISIDOR, José: ^Hidalgo^ Guerr^ro elturbide". Ed. Grijalbo,
México, 1970.
A través de tres personajes fundamentales se analiza el proceso de la
independencia mexicana.
21)LEMOINE, Ernesto: "Morelos. Su vida revolucionaria a través de
sus escritos y de otros testimonios de la época". Ed. UNAM, Méxi
co, 1965.
Estudio introductorio de documentación del período, obra de un
erudito en el tema.
22)GRACIDA, Elsa y FUJIGAKI, Esperanza: "La Revolución de Inde
pendencia", en "México: un pueblo en la historia", op. cit.
El artículo, obra de dos historiadoras y a la vez economistas, procu
ra proporcionar una visión en la que están presentes los sectores po
pulares.
23)CUE CÁNOVAS, Agustín: "Historia social y económica de Méxi
co". Ed. Trillas, México, 1963.
En los primeros 8 capítulos del Libro Segundo el autor estudia el
proceso de independencia. Interesantes estimaciones y la presenta
ción de las medidas sociales y económicas —incluido el Plan de
Cautla— son algunos de los aportes estimables del autor.
24)ZAVALA, Silvio: "Ensayo histórico de las revoluciones en Méxi
co". Ed. Porrúa, México, 1969.
El erudito historiador mexicano se refiere al proceso de la indepen
dencia como etapa de las revoluciones mexicanas. Como el resto de
su obra, es importante para conocer la historia de México.
25)PARRA PÉREZ, C. : "Historia de la Primera República de Vene
zuela". Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia. Caracas,
1959.
Libro erudito, escrito por un historiador tradicional, que estudia de
talladamente la Primera República, sus realizaciones y problemas.
26)MIJARES, Augusto: "La evolución política de Venezuela. 18101960". EUDEBA, Col Nuestra América, Libros del Tiempo Nuevo,
32
��34)BOLÍVAR, Simón: "Escritos políticos". Selección e introducción
de Graciela Soriano. Alianza Editorial. Madrid, 1969.
Selección de los principales escritos políticos, precedidos por una
aguda introducción.
35)BOSCH, Juan: "Bolívar y la guerra social". Editorial Jorge Alvarez,
Buenos Aires, 1966.
El ensayista dominicano aporta interesantes hipótesis sobre las con
tradicciones sociales y sus coincidencias o no con las luchas por la
independencia.
36)IZARD, Miguel: "El miedo a la Revolución. La lucha por la libertad
en Venezuela (1777-1830)". Editorial Tecnos, Madrid, 1979.
Visión moderna de la Revolución venezolana que, entre otros as
pectos, aborda la que llama Reforma Agraria Bolivariana.
— Sobre política de otras potencias hacia América Latina durante la
lucha por la independencia.
1)PRESTON WHITAKER, Arthur: "Estados Unidos y la Independen
cia de América Latina (1800-1830)", EUDEBA, Buenos Aires,
1964.
Un documentado estudio de los diversos aspectos de la política nor
teamericana hacia Hispanoamérica y sus condicionantes en el perío
do.
2)PERKINS, Dexter: "Historia de la Doctrina Monroe". EUDEBA,
Buenos Aires, 1964. Capítulos 1, IIy III.
Libro que aborda el tema desde un punto de vista norteamericano,
con opiniones no compartibles.
3)GUERRA, Ramiro: "La expansión territorial de los Estados Uni
dos". Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975. Capítulos
II al VIL
Estudio circunstanciado sobre el tema, con abundante apoyatura
de información.
4)FLAGG BEMIS, Samuel: "La diplomacia de Estados Unidos en
América Latina". F.C.E., México, 1944.
El autor norteamericano aborda el tema con información y con los
enfoques generalmente característicos del punto de vista norteame
ricano.
34
�\tviuottotfuy n¡ udivquioo sopiu/) soppjsj
;p 'do .oxputuj 'IVdlAIJ (¿
•opBuuojxn uaxq Anuí *o^und p ojqos oois^^o uq
'8S61
Ü¡ 9p S3UOl7lp3 \t(0S8I"ZJ8l) T^*>7 03U
•ftuy ^p opu9pu9d9put n\ X ouD^g utuQtt : ^ s^ymQ '^31S83M (9
•p^^pipunjaid joXbui uoo o|JBzr^ire uupod
p Rred ^fqipuiDsajdun *uopBuiJOjin bou uod of
'961 'sdov^dj 'D¡dnzdU9A
-tu/) V) 9p m9toi\qiq V) dp sauotoip^ JSZ81"PO8I)
9p opu9pu9d9pttt o¡ XDOiuvjuq üdtinod tn>. 'tumatM 'NNVWJÜV3 (S
�TEMA ffl
Lecturas básicas
1)HALPERIN DONGHI, Tutío: Op. dt., Capítulos: "Una larga espe
ra" y "El surgimiento del orden neocolonial".
2)HALPERIN DONGHI, Tulio: "Hispanoamérica después de la In
dependencia". Editorial Paidón, Buenos Aires, 1972.
En este libro el autor desarrolla más ampliamente el estudio de los
aspectos económicos y sociales de los países hispanoamericanos lue
go de la emancipación.
3)CUEVA, Agustín: "El desarrollo del capitalismo en América Lati
na". Siglo XXI, México, 1978. Capítulos: "Las estructuras precapitalistas, antesala del subdesarrollo"; "La problemática conformación
del Estado Nacional" y "Las luchas sociales y sus perspectivas demo
cráticas ".
Ensayo interpretativo con abundante ejemplificación. Serio intento
de plantear la interacción de la incidencia externa en el período de
auge del capitalismo competitivo y de las complejas estructuras y su
correlato político e ideológico en los nuevos estados independien
tes.
4)FURTADO, Celso: Op. cit. Capítulo correspondiente a la primera
mitad del Siglo XIX.
5)PRADO JÚNIOR, Caio: "Evolución política del Brasil", Op. cit.
Capítulo IH("La Revolución") y IV ("El Imperio").
6)CHEVAUER, Frangois: "América Latina de la Independencia a
nuestros días". Ed. Labor, Barcelona, 1979. Primera Parte: "Los
Hechos".
Trabajo de conjunto sobre América Latina del historiador francés,
en el que plantea realidades y problemas de su historia. Adjunta
cronología. El capítulo citado contiene importantes datos sobre al
gunos países latinoamericanos.
7)SOLER, Ricaurte: Op. cit.. Segunda parte: "La organización nacio
nal de nuestra América". Capítulos IIIy IV.
36
�L
•ouapsBiq osoipt^sa jap opBjuamnoop Xnuí
'9¿61 'omxd^^ '/xx
'P3 '9161 *viuo^ '0SDV1D ^P otsodiut^ ja auqos ojqtj '^mitnrj do
-uauiy uo sauotODjuDjd ¿ soipunJi}Dj 'SDpuotovfj,, ug \toat^ d$soj
U9 DJ9JD)9¡D9 DpUdiODq ÜJ 9p UOtODUJJOj DJ,, .* J 'OJtJ 'OSOCTdVD (S
uod *]BJ^U33 eoii^uív ^p ^oí^JIod Buojsiq v\ ap sisa^uis ap
'ZL6I 'ZoM '..souvouduiDOd^uo^ sojznoos soipms^,, vísiao^ ug \tmt
-DOU9WDOJPJ9O Doiiqod DUO^Siq op oipu9dwojpt : f) g '^3I/2ÜS (p
osoiprqsa ap aiJBd jod
*ouBouaureoj^uao osaaojd pp ^;uauiBpunj opadsB oi\o ap sisi^uy
ZL61
ud$ 7 o/V \,soudou9uidoj^U9j s^^ütoos soipnjsg,, visiAd^ ug
ap oofw^uooa onojums9Qt% rff 'HONDI^ff Z3^3¿ (
•miBDuaureoijiía;^ p^ap
B{ ap cxi;uap sBAisiadsip SBpuapua) sv\ ap sBsnBo sb| a;
-uauíBsopBpma ubzi^bub as ¡BjauaS j3^objbo ap 1191SIA buti ap
-o/ uv^ *vot^ d^soj ap pDpisjaAtufj jmjoitpg \^muappoo DtwouQoa
~ <
,¡¡
ap ofBqBj; un ap oquap pBpipunjojd uoo opB^uasajd sa 'sopa a^ua
SBiauaiajip sb| ap A sopB^sg soAanu so^ ap uoiobziubSjo nJJÍP Bl 3P
'BUBouauiBoi^ua^ uppBjapag B| ap BjnpBij B| ap Buiaj ¡g bou^uib
-oj^ua^ ap sopB;sa so^ ap uopn;i^suoo b^ ap Buia^oíd ¡a a^uaureoyp
-adsa b^bj^ as apuop jxx 1SÍS 3P uqpBpdooai v\ ap oinoi^JB Jauíug
IIIPI so¡m)dvj '$¿61 'ootxd^^ '¡XX o^^^S '..ooijijod osdoojd
igtt .ojnoiuv \AH oatiaiuDOJjuaj,, .ouaqjapg 'SVAM SdUVOI (I
jDJtua^ Dop^wy ap „uotoDznwopg,, o¡ ajqog
-
Süupuauíafduioo
ttJopDAjasuoo ojoa^otd ¡gff
:IIA opuidoj :ttaiuaw v\ ap u^ioDjaqn vgit ^ ttütwouawD popy
-D9J vjnp vgyt : K z so/djSdjdj '^j o\ni}dv^ tímw9ti9wy npuap
^uoj 9[ ap ouo^stjf dj,, :npunSas a$jo¿ "jta dQ sopjodoag 'ygz ($
�6)VILLACORTA, Calderón: "Historia de la República de Guatema
la, 1969.
Libro que aporta información sobre el período.
7)LAGUARDIA, José María: "La República Liberal en Guatemala".
Ed. EDUCA, San José, 19 72.
Trabajo que aborda problemas políticos e institucionales.
8)CARDOZA y ARA GON, Luis: "Guatemala, las lineas de su mano ".
Fondo de Cultura Económica, México, 1965.
Libro de divulgación con observaciones profundas del conocido es
critor, publicista y ex-diplomático guatemalteco.
9)DALTON, Roque: "El Salvador". Editorial Casa de las Américas.
La Habana, 1963. Especialmente los 6 primeros capítulos.
Trabajo sintético de divulgación con información del proceso his
tórico salvadoreño.
10)GAMEZ, José D. : "Historia de Nicaragua". Ed. El País, Managua,
1889. Parte Tercera.
Libro fáctico que analiza la historia centroamericana hasta la sece
sión de Nicaragua de la Federación Centroamericana y la posterior
historia del país.
11)WHEELOCK, J. : "Raices indígenas de la lucha anticolonialista en
Nicaragua". Siglo XXI, México, 1976. Capítulos I y V.
Síntesis histórica sobre el tema.
— Sobre "Brasil, la unidad pese a los movimientos secesionistas" y
"Chile: su extraña estabilidad"
1)PRADO JÚNIOR, Caio: "Historia económica del Brasil", op.
cit. Capítulos XIII al XV.
2)FUR TADO, Celso: Op. cit. Cuarta Parte. Capítulos XVI al XXV.
3)SODRE, Werneck: "Evolución social y económica del Brasil". Ed.
EUDEBA, Buenos Aires, 1964. Capítulos titulados "Crisis del siste
ma" y "El Imperio".
Trabajo de síntesis que menciona los movimientos revolucionarios
brasileños del siglo XIX anteriores al '50.
�6
'0961 '
sruf onauD^p op osdj íi/7 -9WO,, '\vqiuv 'ZflXD V1NVS O1MIJ (Zl
•ooijiob^ yop Biion^ By uoo eli^io os onb
opouod yo uo Buoynyo Buo^iiy By BzrysuB jo^nB yo o^iBd Biouiud ns ug
•09<5^ 'oSnt^UDS 'pusny ¡vuoiip^ \t9jiiO
u ouisipu9dut! pp o^otstH., :uptu9ff 'V3HDOJ3N Z3WWYX (IT
*XIX ISIS PP sopBipaui b ouopsBjq osoooíd
JO BZl[BUB BJO^nB B] 'JBUOIOBU OmSTfB^ldBO Un Op OnOJJBSOp Op OJU3^
-ui p uo {odBd o^uB^Jodun \xe\ op 'b^bj^ op uareg pp o^isodoíd y
'0P61 'Sd-tlV sou9ng 1tK>od9 ns¿pm>wtf :mptj '13HDÚOS38 (01
OpOIJOd p UO BJUIOUOOO BT Op SO^OOClSB B OJOTJOJ OS
Biouitid ns uo onb uopBz^raisripui B{ op osooojd yo oiqos
•o\qv¿
^p pvpisjd^Uf} '9^oM womu dp msiAB^ \.(0Z6I'808J) físvjg pp
ootuipuood offauDS&p p K owst¡DU)snput ¡^yt -"w^y 'ZJ17 V7731IA
(6
b Bpuoi
-ojoj ojuBpunqB uoo oyn^i^ yop buio^ yo ojqos ^bjouoS ofBqBix '9¿6l
\totustjDtídoo ¿ pWMDjjs^,, :otADpo 'INNVI (8
pp o^uoTuiBjqod
pp A ptuiAByoso y op Biuo^ yo BpioqB onb oprynosip Á ooisByo oÁBSug
'Z96I 'ojpuDfap oi^ 'vjojip^ oíd
-ut¿lO ?so/ mjDJAiq \tDpzti9S ^ 9puouo ^^O 'OV*qt!D '3MA3MJ (i
bououiv 3p oubououibo^jou jopBuo^sny yop osopBpino ofBqBi^ upy
'8961 "SSW '3^puquiio fí^g ? ^nd^3t. • H D 'DAIIVVH (9
•ojdoouoo o^so jod osoiyBA Anj^ -uopooyoo Bpejp By op sojqq soy op
uopBuuojin BorysjJopBiBO By uoo 'ByoyisBjq Buo^siq By op ooxsByo u¡\
ttSOUD0U9UtD
sojqand soj dp K voudiuy dp vuofsijj,, uptoodjoj puopojog 'jda
-¡OS puoitp^ 'sotp sojfsdtm d 0081 *P R^J8,, -ojp9¿ 'MOW7VJ (9
•opouod yo ojqos
yüuojBui oyuB^Jodun ouoijuoo 'jouo^ub yo onb opBZTjcui A oou s^p^
\t9S9U9Qt, DpDlW^ 91JDJ '9¿6I ^rtD^ OD$ 'DjppSDJg ODÓ
V3 \t'msoáq ms^nSmq op ouo^\H '^^WJ9M ^3^QOS (P
�Trabajo imprescindible para un análisis del período. El conocido es
tudioso chileno plantea muy vivamente las posibilidades y frustra
ción del desarrollo autónomo del capitalismo en Chile.
13)DONOSO, Ricardo: "Breve historia de Chile" EUDEBA, Buenos
Aires, 1963.
Pequeño resumen de la historia de Chile que contiene algunas refe
rencias al período.
14)DELANO, Luis E. : "Pequeña historia de Chile". Secretaría de edu
cación Pública, México, 1944.
Síntesis histórica con referencias al período e información general.
15)GUNDER FRANK, André: "Capitalismo y desarrollo en América
Latina". Ed. Siglo XXI, México, 1976. Capítulo I, parágrafo G y
Capítulo III, parágrafo C.
Análisis del período por uno de los fundadores de la teoría dependientista que defiende la tesis del carácter capitalista de América La
tina desde su colonización.
16)VICUÑA MACKENNA, A. : "Obras completas". Volumen VI:
"Don Diego Portales". Universidad de Chile, Santiago, 1937.
Tratamiento del período y el personaje por un clásico de la historio
grafía liberal.
— Sobre liberalismo. Casos de México, Venezuela y Colombia.
1)DÍAZ, Lilia: "El liberalismo triunfante", en "Historia General de
México". Op. cit., Tomo III.
2)REYES HEROLES, Jesús: "El liberalismo mexicano". 3 Tomos.
Fondo de Cultura Económica. México, 1974.
Un cásico sobre el tema que estudia la historia del liberalismo en
México, enfatizando sobre los aspectos ideológicos.
3)ZEA, Leopoldo: "La ideología del liberalismo mexicano". En
"Liberalismo y Reforma en México ". México, 1957.
Análisis del tema por un especialista en la historia de las ideas de
México y América Latina.
4)ARGUELLO, Gilberto: "El primer medio siglo de vida independien
te. (1821-1867)" En: "México: un pueblo en la historia". Op. cit.
40
�•sappos A SBaiuiouoaa sasBq s^ o^arjniBiu ap jan
-od opuBirexxid Biua^ pe ajayaj as icqnB p XIX T% P -rezrpn^^ [y
'Sdiiy soudnq 'vuijvjq ivuo^pq -,,/aa/
V^V1NOW (II
•oire¡ozauaA ouisi|Bjaqi| pp
saseq sei aAaqai ap auod ^iapa^ ^nan^) ^ ap sbstibo sb^ iBzifBiiB ^y
tül9nZ9U9/i dp pjJUdJ pVptSJ^MUft 'ttVJ9ft29U
01MH (01
*XIX ^I^ÍS PP oipt^sa pp
oojbui p na ouB|ozauaA ouisqBiaqq p Biapisuoo as ofeqBH a^sa.u^
\t vpnzdUd/{ dp vouotsi^ uoiomu
^toj,, opüjmp vivyt dtLüppi uojodfj dp ofnDiuy '086 í 'ooixd^^ 'od
-tudtj; ojjsdn/^ pnuopp^ t>idnzdU9y[ dp pjjudj pDpisjddiuf} \t opon
tas ofudtmtodjo 'vjdnzdtíd^ :sojjo ¿C 'q *VTVAVZ VZVN (6
p opBpioqB uaiquiB^ aA as anb ua oorp^uxs o
'P961 'Sduty soudnq
pmotdnjttsuoo Duotst^ :?sof 'inoi^od 7ID (8
"XX
p ua opBj^uao ofBqBjj un ap a^uapaoapiB ouioo Buia; pp anbojug
'8¿61 'ootxdM
'„ ojSts oipdiu dp mjojsiff 'miiurj VdUduty,, ug
o¡8ts otpdtu dp Duotstff,, : q 'V7VAVZ VZVW (¿
BOLpury ^p opbzubab sbui iBuaqij oju^iuitaoui
p ^Buuoja^ bi ajqos oujapoui B^nuouoaa un ap e^sia ap ojun^
iiia ¿ha
sojnjtdtQ '¿¿61 'ootxdj^^ 'odtudij ojjsdn^ ptuojipg \tvwmx3tu
mtuouoog 27 *p odtjo^mQ,^ :osuo¡y '3CRI3A31MOW UV7IHDV Í9
*BJOp
uoisia Bun apsap ouisrui p bzi¡bub upioBuuojuí Buanq uod
anb ^opBipn^sa opopad pp oauBiodmaiuoa JopBuojsiq a
^MVWV7V
•opouad pp STSTpiíB ]ap ojisodaid b Bura^ p BpjoqB anb *ouBopcaui
b^siuiouooq A JOpBUoisrq oppa^Bj a^uauíBm^Buiajd pp opiajjjy
¡I
�12)JARAMILLO URIBE, Jaime: "Las Sociedades Democráticas de Ar
tesanos y la coyuntura política y social colombiana de 1848". Po
nencia al Segundo Encuentro de Historiadores Latinoamericanos,
Caracas, 1977. Edición Universidad Central de Venezuela.
Trabajo sobre un tema importante del proceso colombiano, donde
se analizan coincidencias y divergencias de los artesanos con los li
berales colombianos.
13)MOLINA, Gerardo: ^Las ideas liberales en Colombia". Colección
de Manuales Universitarios. Edición Tercer Mundo, Bogotá, 1975.
Resultan particularmente
interesantes los capítulos titulados:
"El movimiento del 49", "Las dos líneas del liberalismo", y "El
Radicalismo".
14)OCAMPO, José Antonio: "Colombia y la economía mundial.
(1830-1910)". Siglo XXI, Colombia, 1984. Capítulo "Desarrollo
exportador y desarrollo colombiano en el Siglo XIX".
Examen del proceso económico y su incidencia en el desarrollo
global colombiano en el período.
42
�^qtt
-OJ p U9 OUDJU9UW9^JOU OUtStUOf9U90J9fUf 9 OUtSWOtSUDdx?
SBUB}U3UI3jduiO3
•oonrejuq ouisifBU3dun pp pdBd p 3iqos srssjodiq
S3^UBS3J3JUI UO3 'OUBIJBJl B^SIUBDU31UBOUIJB| pp OJqi¡
A ^AI III so¡iu)dro '9L61 'ooixd^^ '¡XX
-f/ Dui9fsts un 9p stsuo ¿C uqionuuo¿¡tt :o\\90iD]^ 'IMVMDVWXVJ (L
\3 U3 UOISUBd
-X3 nS A OUB3lJ3UIB3^OU OUISqBIJ3dUll pp S3J3PBJBD SO{ BZIJBUT? 'op
-Buopu3Ui o|n^idB3 p us '^nb oin^j^ pp bui^^ p 3iqos uopB3i;s3AUj
\tdquvj p ud vjdíouvuif uoisuvúxb k visi\viidno
'sopiufl sopvjsg sojt, :j/j ojnjidvj '9¿6l 'mivDiuttuoQ
'OSUÍIUOQ OJUVS 9p DUiOUpjnV püpiSJdAlUQ \VUOl\p^ \tDUD9tUtUlO(J
DJi¡qndd}j v¡ U9 mstjvuddiui ugpmitiuop Djtt :opdjJ¡!^ 'OMVZO7 (9
•B0Od3
b^ 3p ssjB^ndod SOJU3TUIIAOUI soppouoo oood 3p snboju^ p jod
OSOIpA 3^U3LUJB|n3i^Bd 'OUB0IX3UI B^SIUBDU3UIBOUT^Í
II Ajso¡midvj '8¿61 'ojtxd^^ '¡XX ls!S '..
U9 ugpDJdqij Á ouiSijDU9duájtf :o¡qoj 'VAOMVSVJ Z37VZNOO (S
s,, jsp
-J3^U1 Bun B^us^in ss snb us 'sb;siuiouoo3 sop sp ofBqBij oppouo3
,f :uuid opunS^^ AI ojmtdzr) 9pv¿
13IS \t<n\ojums9Q pp m*O9i ü¡ ¿ oudo
^U9WVOUUDI onauDS9pqns ^„ :oip9j ZVJ ¿ oppdso '73XNÍ1S (p
IIIA PAI so¡njidDj vp do tupsnSy 'VA3/1D (
TU90J9J 9UDj 7P 'do '7 ^saXZinS ¿ M 'HDIAO^3J7V (Z
A o¡widvj ip do \tmn$ffj m
*p KntDJodut9$uo9 vuotstH,, -omi 'IHONOQ NDI3d7VH (l
AIVW3X
�1)FAULKNER, M.: "Historia económica de ios Estados Unidos". Ed.
Nova, Buenos Aires, 1950.
Proporciona abundante información sobre la conformación del gran
capital norteamericano a fines del Siglo XIX.
2)MALDONADO DENIS, M.: "Puerto Rico: una interpretación histórico-social" Siglo XXI, 7a. edición, México, 1977. Primera parte,
Capítulo III. Segunda Parte, Capitulo IV.
Trabajo del sociólogo puertorriqueño que, en los capítulos men
cionados, estudia el colonialismo español y el estatuto colonial de
Puerto Rico después de la Guerra Hispano-norteamericana.
3)BOSCH, Juan: Op. cit., Capítulos XXIII, XXIVy XXV.
4)GUERRA, Ramiro: "Azúcar y población en América Latina".
Casa de las Américas, La Habana, 1968.
Ensayo sobre la expansión de la producción azucarera, particular
mente en el Caribe.
5)GUERRA, Ramiro: "La expansión territorial de los Estados Uni
dos". Op. cit., Libro IV.
6)LE REVERAND, Julio: Op. cit. Capítulos XXIX y XXX.
7)PIERRE CHARLES, Gerard: "Génesis de la Revolución Cubana".
Siglo XXI, México, 1976. Partes I y II.
Ensayo del sociólogo haitiano que —en las partes indicadas— realiza
un sugerente análisis de la evolución cubana en el Siglo XIX.
8)DIRECCIÓN POLÍTICA DE LAS F.A.R.: "Historia de Cuba".
Instituto Cubano del Libro, La Habana, 1971. Quinta Parte, Capí
tulo VIH y Sexta Parte, Cpítulo I y II.
Síntesis histórica de carácter fundamentalmente política, sobre el
período.
9)FONER, Philip S.: "Historia de Cuba y sus relaciones con Estados
Unidos" Instituto del Libro, La Habana, 1973. Tomo II, Capítu
los IV al VIL
Un punto de vista norteamericano sobre la guerra de independen
cia de Cuba en sus dos etapas y la intervención norteamericana.
44
�rnbJBí^^fo opB^sgf pp uopeouoj
1 b a^uauyB ©i sipn^sa as *xiX oí^?5 V^ ua^ayai as anb *sopBU
-opuaui sopyídBo soi u^ *oiruij pp euia; [a ajqos oouoaj oífsqejj^
IA
^A so¡njidvj '6961 *dPMD ^P oSmjuvs *vtjDji$/9Atu/} 'pg \tmaftrj
opvisg pp uopmuM>gt^ :soojüj^ 'tfYldV^ (l
^ mnbjoStjo
sb| ajqos asjBiuiojux BJBd
-uii Xnuí 'pBpxupx ^p JopBucnsiq a ooujiod oppouoa pp
'0161 '^jA d^W '^o^ puv i9dtDfí J696J'Z6PJ> ^<1
•uvj pp mjoism mtfi oj$soj PPU * U91D ^a,, '^^ 'SNVmM (SI
'OOU
a^uapaoa^uB opB^uauíBpunj un uoo Buia^ jap uaurexa oqduiy
'I¿61 'ooixm '¡XX oiSis Jp6l'SI6Ü smou^tusx
-uoo sus ¿PPH 9V m^ouauivauou ugpüdnoo ojt, :^zns '^O1SVD (Pl
*B{Si Byanbad bj ua;
-jBduioo anb sasiBd sop so^ ua BUBauaurea^ou B^siuopuaAja^ui Boy
-yod b^ 'ajuauiBspaid 'b^bj^ anb bubi^ibij BiopBuo;siq v\ ap
*„(PZ61'9l6l) miDoiwwo
vj U9 A. (PS61SI6I) }^VH Ud DUV0U9UW9UOU ugpvdnoo v\ ap oj
-joduit 13,, .jojsdj ¿ízns 9p oinotuv PL61 'ootxa^ '^WM/2 "^/^a
-os sduoioüSijsdduj ap oiwpsuj \tmwonnuiOQ DOtjqnda^ v¡ ^ t$
s
ua otSojopos K uapiio¿tt :soj$o ^ pjvjao 'SZ7XVHJ 3^^3Id (1
'861 'oSutiuorg o^uog 'oSuuuoq otuos 9p popisjaMUfj \touoannui
-oq oajjqndag o¡ ua ouistjvstdoo jap sauaSuo soj ¿XIX 1SÍS PP SOP
-ojpaui ap ouistptidoaajd jg,, ijosaj ojjnf 'Z3N3MI ZlClDmQO^ (Zl
jp do *opa4n^^i 'ONVZO7 (II
sauopua/uajui a Biouappui
anb *ouja^ui osaaojd p ua BpByuao sbui buo^stj^
IIIXX P XIX soimidro 'II
^oG o?uvs 'vSaiuo A v/¡y ¡ouojipg ^dudoiuiwoq
ottuguoog A jopos P<>WH., -o^ago^ 'VSSVD (01
�2)IANNI, Octavio: "La formación del Estado Populista en América
Latina^. Serie Popular, Ed. ERA, México, 1975, Capítulo VIH.
En un trabajo centrado en el populismo, el capítulo citado con
tiene interesantes proposiciones sobre el tema, del sociólogo bra
sileño.
3)CA VAROZZI, Marcelo: "ElEstado Oligárquico en Chile". Revista
Historia y Sociedad, N 19, México.
Con un enfoque del tema centrado en Chile, incluye un fino aná
lisis teórico sobre el punto.
4)BAGU, Sergio: "Tres oligarquías, tres nacionalismos". En Cuader
nos Políticos N3, México, 1975.
El historiador y sociólogo argentino enfoca el tema de manera
comparativa, refiriéndose a Chile, Uruguay y Argentina.
5)ALIMONDA, Héctor A.: "Paz y Administración, Ordem eProgresso. Notas para un estudio comparativo de les Estados oligárquicos
argentino y brasileño". En Revista Mexicana de Sociología.
Instituto de Investigaciones Sociales. UNAM, México.
Análisis comparativo de la formación del Estado Oligárquico a fi
nes del Siglo XIX en Argentina y Brasil.
6)COTLER, Julio: "Estado, Nación y Sociedad en el Perú". Institu
to de Estudios Peruanos, Lima, 1978.
El sociólogo peruano estudia los aspectos mencionados, a lo largo
de la historia del Perú, incluyendo la etapa posterior a la Guerra
del Pacífico, cuando se estructura el Estado peruano sobre una so
ciedad en la que perviven relaciones precapitalistas en el campo in
dígena.
7)BONILLA, Heraclio: "La coyuntura comercial del Siglo XIX en el
Perú". Revista del Museo Nacional, Tomo XXXV, Lima, 1967.
Trabajo centrado en aspectos económicos del período, por parte
de un investigador que ha hecho aportes al estudio de la etapa posr
terior a la Guerra del Pacífico.
8)YEPES DEL CASTILLO, Ernesto: "Burguesía y Gamonalismo en
el Perú". En Revista Análisis No. 7, Lima, 1979.
9)YEPES DEL CASTILLO, Ernesto: "Perú 1820-1920. ¿Un Si
glo de Desarrollo Capitalista?". Signo Universitario, Lima, 1981.
46
�'9¿6I 'vuoidoioq *rmrj sauoiotp^ \toaupjoduiafuoa ouvauauwou
¡dúos ^ OJdjqo ojuatuitAom pp mjofstjj^ rw sojjdj 'VWV^ (p
BdBp B[ ua aonpoíd ^s anb oíaiqo o^uaiuiiA
-oui pp o;uaiuipBu pe uajaipj as sofeqBj; soj sopo^ tsbo 'XX ^íS F
ua uBj;uao as anbunv'sai; bX opüjipa u^q as ¡Bno B{ ap 'sasiBd so¡ ap
oun BpBO ap saiopB3i;saAin jod BpBzi^Baj souio; oj;Bn3 ua
'P861r 'oj?x?w '¡XX ls¡S SBuotoip^ -¡MVM/1
SBUOlOVSlJS^dU/ dp OXmilSU¡ \tDUtfDJ DDU^lliy ^p OJ9JqO O$U9tlUtA
-otupp mjotsiH,, .'(JopDtitpjooj) ojqoj 'váOÑVSVD ZTIVzkÓO (
•BOinb
-jbSijo BdB;a bj ua aonpojd as anb oíaiqo o;uaiunAOui ^ap o;uaiui
-láins pp sisipuB p aÁnpux anb 'ooipiAos JopBi;saAur pp o^noi^y
'P961 lvuvqv'Hrr¡
*injojsi¡f dp Sduoixsdnj vjsidd^ uj \tmntirj Dou^tuy ua svjajqQ
swaunjsj sd¡ ap ojuaítutSun^ft r^ 'A3V7OWH3 (Z
vdvjj üpunSa^ K \t Djopvjaqij
vdvja Djawuj d¡ ap soiposida oj}ün^jt :vdvj^ nuauiij^ '\fug\oviaqi\
Djt, opvpnu oimidüj -ftj do :o¡qv¿ 'yAOMVSVJ Z37VZNOD (I
'ootnbipSijo opvfs^p ¿( DtnbjvSt¡o d¡ djíuod 'sotpaw svd
-vastqap <f DtsanSunq aiuapvu d¡ ap 'sajüjndod sojuatwtAoui auqo^
•soiiBnjad opBUEpjojd p Á Bisan3
-jnq bj ap o;uaiuipBU p Á oombreSijo P^^SH F 3-iqos sisipuy
II oimidüj ¿ S
¿ p sopjSpiDd '/ opmidro '0861 '^d 'v^i "d'3T3'D \.06l
'0Z8I
*Buia; ¡ap upis
-uaiduioo bj BJBd a|qipupsajdun *uotoob ap ajquioq A JopBsuad un
jod opBzipaj ^rua^ jap oouo;siq osaaoíd pp so^aadsB ap sisipuy
mutj 'Djrwiuy ¡Duojipg Dsajduij \ttnwruad poptpaj d¡ ap
ap so^^sua ajats,, : sojjdj ^so^ 'l[\031VIHVM (01
*uop
-onpoíd ap sauoiDBjai sb[ ap uopB¡nai^B B[ ouioo jsb '¡i^uBOjaui
uoisuBdxa B[ uoo u^pEjai ns X XIX ^?S FP S3U?J B opB;sg [ap
uopBJtipnjjsa B[ ap sopadsB sosjdAip bzi[bub oueoiad JopBuo;
-snj p 'opBjp aiqi[ pp sopi^jdBo so[ ua ouioo opioi^B p ua o^ubj^
HA ^IA 'A
�Capítulos I al VI.
Ensayo sobre aspectos del tema del estudioso uruguayo.
5) GUERRA, Sergio y otros: ^Historia de América Latina durante la
primera crisis general del capitalismo". Departamento de Historia de
América. Universidad de La Habana, 1981. Capítulo "Anteceden
tes".
En un tomo, centrado temáticamente en el período 1917-1939,
se analizan los antecedentes del movimiento sindical y político de la
clase obrera en América Latina
d^ CISNEROS, Luis Benjamín: "El movimiento obrero en América La
tina". México, 1964.
Breve análisis del período en una historia general del tema.
7)HUIZER, Guerret: "El potencial revolucionario del campesino lati
noamericano". Ed. Siglo XXI, México, 1980. Capítulo I. Parte titu
lada "Factores históricos".
En un breve capítulo introductorio, el autor da cuenta de los prin
cipales movimientos campesinos de fines del Siglo XIX y principios
del Siglo XX.
8)GONZÁLEZ CASANO VA, Pablo (Coordinador): "Historia políti
ca de los campesinos latinoamericanos". Tomo I. Instituto de Inves
tigaciones Sociales, UNAM, Ed. Siglo XXI, México, 1984.
Es el primero de cuatro tomos sobre un tema muy poco estudiado
en América Latina. En cada uno de los artículos de esta recopila
ción hay una parte referida a las luchas campesinas en el período.
9)SILVA HERZOG, Jesús: "Breve Historia de la Revolución Mexica
na". Fondo de Cultura Económica, México, 1960, Capítulos I al
V.
Análisis de la crisis del Porfiriato y los antecedentes de la Revolu
ción Mexicana, en el texto de este intelectual de destacada actua
ción durante el Cardenismo.
10)SÁNCHEZ, Andrea y CARBO, Margarita: "México bajo la dictadu/
ra porfiriana". En "México: un pueblo en la historia". Op. Cit. En
especial el Capítulo IV.
Trabajo de las historiadoras mexicanas que, en el capítulo mencio
nado, analiza el surgimiento de la oposición, incluyendo los sectores
populares.
11)CHASSEN, Francie: "Lombardo Toledano y el movimiento obrero
mexicano". Ed. Extemporáneos, México, 1977, Capítulo I.
La historiadora norteamericana estudia en dicho capítulo los antece-
48
�'ouapip uamtí^j pp zapgos q jreagdxa Basnq as 'BDinbiB3ijo
q b opuapj ópujdBO p ua X BwjuaSiB BSo^pos q ap oXBSua p ug
II ojmidüj
'6Í61 'ooixd^q 'fWMn ^^/w^^y sauotovSijsaAuj ap oimiisuj M (faqa
-outgo sajo'uoj ap) apqj ua oatftjod K popaiaos :mnnm 'ZM 3Ü (61
*ouapi|0 oiajqo o^uanuiAoui a^uapBu pp upp
-bziubSio b] ua uaxreqBaa^ ap bjtiSij q ouioo xsb 'BinbiBSno ^I X oui
-sqeuoduii ¡ap pded p bzijbub anb ouapqo JopBuo^srq pp oXBSug
'%d
•muajuoqpaa^ ap sdiq so¡ ¿ soloqnjg soj,, .ojpuoiajy '^gjfJil/H
(81
ua oombre^ijo op^^sg pp uopsuuojsuBjq
jod Bqanj b^ ap ajuB^odun opadsB un ajqos ooisqa oÍEcpjx
'6561 '^HD dP oSmjiws 'tnjDjisuadtuf) p^ \J68I ^P U9P
d¡ ^ ppaoDwps,, :umuan 'V3HDOD3^ Z33IWV3 (¿I
•Bpuapisaid b^ b uaXoSu^ o^qodiH P osuaosB pp
sa}UB omsipoipBi pp uopoB b¡ ap X B0U9^iq U9ponpoj;ui Buanba^
7 o\m\dvj '¡¿^i 'oap
ap Daajoijqig \t ua/Co8u^,, : y \anuvp¿ *SdV3D (91
-sajuajaSns SBapi uoo B^stpouad X osoipn^a oppouoo pp oX^sug
'5961 'sauiy sou
-ang lajPAjy a&iof pg \touispiaKo8u^ ¡^, .o^jopog SONOOI/ld (SI
'S061
X 08 PP ^p^^ap B| aj^ua *SB^qnbJBUB soi ap upiaoB q ap iB|noi;
-iBd ua 'oiaiqo o;uaiunAOUi pp o^uaiunoBu p ajqos ofBqBi; osua^xg
'8¿6rooixa^¡'jxx oi2¡s pg \.ou
•puaSjy ua otajqo otuatuoAow ja K oiusinbjmw ¡gtt :aoovd¡ 'Q3AO (PI
•opouad p ua Bur^ua&iB pBp
-apos q ap U9pBuuojuoa q ap jquaurepunj opadsB un ap oiprqsg
l^['sauiy souang'¡maos mjojstffap
ojwitsuj '^oatui^uoaa ogoaiosap ^ u^tatu2tmujtf :q 'MVHA38 (SI
*916I Ud iopBAjasuoo uauí^^^j pp qsuo q qseq sBoi^jjod X sa|
-qaos SBqan[ sb^ X sasBp ap Bjnpai^sa q BzrpuB jo^nB p '(ttBoi^jjod
B^,,) ayBj Biaojax q ua X (ttpBpapos B^M) a^rej BpunSa^ q ug
'ZL6I 'sa^ÍV souang 'sppwg¡vuoitpg 'a uaiunjOA ',tvuijua8jy
tnjoistfj,, ug \t9l6I'068I -JOpD¿uasuoa uauttSau ¡ap sapwtstatA
K ojopvfjodxa tnuiouoaa u¡ ap a2nytt :opjoatg 'gdMOJ S313OD (ZI
g p X aiaiqo oí
-uanuiAOui pp BpuB^odun q 'pioadsa ua ^X u9pn{OAa^ q ap sa^uap
�aún con los conflictos entre las clases dominantes y las luchas obre
ras y populares.
20)PINTOS^ Francisco: "Uruguay, de la liberación ai afianzamiento de
la burguesía liberal". Ed. Pueblos Unidos, Montevideo, 1966.
El historiador uruguayo realiza un interesante análisis del período
militarista, incluyendo las luchas de esta etapa y el período poste
rior, en un libro que abarca un período más amplio.
21)PINTOS, Francisco: "Historia del movimiento obrero del Uru
guay".
Suplemento de Gaceta de Cultura. Montevideo, 1960. Ca
pítulos I al III.
Estudio del nacimiento y primeras etapas del movimiento obrero
y sus corrientes ideológicas.
22)ODDONE, Juan A.: "Los Gringos". En Historia Ilustrada de la Ci
vilización Uruguaya. Fascículo 28, tomo III, Montevideo.
Síntesis sobre el proceso inmigratorio y las transformaciones de la
sociedad uruguaya.
23)BENVENUTO, Luis Carlos: "La quiebra del modelo". En Historia
Ilustrada de la Civilización Uruguaya: Tomo V, N.45. Montevi
deo.
Ensayo que pese a ser sintético contiene sugestivas hipótesis.
24)BARRAN, José P. y NAHUM, Benjamín: "Historia Rural del
Uruguay moderno". Ed. de la Banda Oriental, Montevideo, 1972.
Tomo IV. Parte Segunda.
Análisis de la Guerra Civil de 1904 que, en la parte citada, contie
ne aportes sobre el papel de los "pobres del campo".
25)RAMA, Carlos M.: "Obreros y anarquistas". En Historia Ilustrada
de la Civilización Uruguaya. Tomo IV. Fascículo 33. Montevideo.
Pequeño ensayo sobre los orígenes del movimiento obrero en el
Uruguay y los anarquistas.
SO
��^
^^
• : ;.. '•
< • "i
•.;.;U;* 1
"i':.".4Í-
i
�
Dublin Core
The Dublin Core metadata element set is common to all Omeka records, including items, files, and collections. For more information see, http://dublincore.org/documents/dces/.
Title
A name given to the resource
Biblioteca Virtual de Humanidades en el Uruguay
Subject
The topic of the resource
Repositorio de ensayos en las Humanidades publicados originalmente en el Uruguay
Description
An account of the resource
<p><span>La Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación se ha propuesto contribuir a rescatar y poner a disposición de los lectores la escritura ensayística del Uruguay a lo largo de su historia. Esta Biblioteca Virtual de Humanidades en el Uruguay pretende reunir en un solo lugar más de dos siglos de textos de reflexión y pensamiento, dentro del amplio campo de las humanidades, producidos en conexión con la universidad. La mayor parte de esos textos han sido originalmente publicados en revistas universitarias o periódicos hoy difícilmente accesibles. A menudo nunca recogidos luego en libro—o recogidos con sustanciales modificaciones—, son textos que pueden contribuir a recuperar y mostrar las dinámicas de pensamiento y representación en el país, tal como se realizaron en tiempos de centralidad de la escritura.<br /><br /></span>La a veces fina y sinuosa línea entre Humanidades y Ciencias Sociales hace que textos de historia económica, de estudios sociales, de ciencia aplicada a la antropología, puedan tener cabida en esta colección, aunque el foco está en el núcleo tradicional de las humanidades. El Derecho (con la excepción de Filosofía del Derecho) queda, por su especificidad técnica y profesional, por el momento fuera de este grupo. </p>
<p>La colección será un trabajo acumulativo, con entregas bimensuales. En el tiempo, los textos se irán organizando de acuerdo a posibles lecturas de la historia de las ideas en la región y el continente. <br /><br />Aldo Mazzucchelli</p>
<p><span>15 de octubre de 2017</span></p>
Contributor
An entity responsible for making contributions to the resource
Pablo Darriulat
Gonzalo Marín
Rights
Information about rights held in and over the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Dublin Core
The Dublin Core metadata element set is common to all Omeka records, including items, files, and collections. For more information see, http://dublincore.org/documents/dces/.
Title
A name given to the resource
Guía para el estudio de américa latina : (Siglo XIX)
Creator
An entity primarily responsible for making the resource
SALA DE TOURÓN, Lucía
Source
A related resource from which the described resource is derived
Sala de Tourón, Lucía:
Guía para el estudio de América Latina :(siglo XIX=19) /Lucía Sala de Tourón. Montevideo : FHCE. DP, 1987. 50 p.
Publisher
An entity responsible for making the resource available
Facultad de Humanidades y Ciencias
Date
A point or period of time associated with an event in the lifecycle of the resource
1987
Rights
Information about rights held in and over the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias
Language
A language of the resource
Español
Type
The nature or genre of the resource
Publicación Periódica
AMERICA LATINA
BIBLIOGRAFIA
Historia
SIGLO XIX
-
http://humanidades-digitales.fhuce.edu.uy/files/original/eb96be2224584456c570569afdaaf65b.PDF
c6d39b5ad8f026d201493584171f4347
PDF Text
Text
LAURO AYESTARÁN
V .3
••• á
La primera edición uruguaya del
Fausto de EstapisíaD^del Campo
DEPARTAMENTO DE LITERATURA IBEROAMERICANA
f UUNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA
1
MONTEVIDEO^
'
1959' . ^'
�^^ '<tt5H--^m-
i.. CuH-
*^í ^
f
�LA PRIMERA EDICIÓN URUGUAYA DEL FAUSTO DE
ESTANISLAO DEL CAMPO
La faena sistemática de la revisión de la prensa uruguaya a partir
de 1807 que nos hemos impuesto desde hace dos décadas para auscul
tar la reacción del público ante la evolución del pensamiento musical en
el Uruguay, nos ha traído hoy el hallazgo de una tempranísima versión
del Fausto de Estanislao del Campo — un mes antes de que apare
ciera su primera edición definitiva en Buenos Aires — publicada a
manera de folletín en El Siglo de Montevideo en los números corres
pondientes a los días 10 y 11 de octubre del año 1866. Ello nos ha he
cho volver sobre los pasos de viejos amores que iniciáramos hace diez
años con la publicación del primer tomo de La poesía gauchesca en
el Uruguay. x
Cuando apareció el Fausto en el periódico montevideano de 1866,
el lector uruguayo menos avisado oyó resonar a través de él las anti
guas y queridas voces de Hidalgo, Ascasubi y Manuel Araucho. En
este sentido el poema de del Campo responde a los más entrañables
caracteres del género gauchesco.
Pongámosnos de acuerdo sobre un punto: la poesía gauchesca
no es la poesía de los gauchos. Es la sorprendente alquimia literaria
de un grupo de escritores que fragua en uno de los cuerpos orgánicos
más diferenciados y originales de la literatura de las tres Américas en
el siglo XIX. "Los diálogos de Hidalgo y de sus imitadores, no tenían
un fin poético propiamente dicho — escribió Marcelino Menéndez y
Pelayo — pero no puede negarse que fueron el germen de esa peculiar
literatura gauchesca, que libre luego de la intención del momento, ha
producido las ohras más originales de la literatura sudamericana." 2
Y Menéndez y Pelayo sabía con los bueyes que araba en estos menes
teres críticos sobre la literatura en habla hispánica de todos los tiempos.
Una razón de dialéctica política preside esta literatura augural
gauchesca. La preside y la origina. El escritor tiene que hablarle al
hombre de la campaña para atraerlo a la causa de la independencia
en los primeros tiempos y escoge un tipo diferenciado: el gaucho.
1Lauro Ayestarán. La primitiva poesía gauchesca en el Urugua^~4-l^lZd838).
Tomo I. Montevideo, El Siglo Ilustrado, 1950.
2Marcelino Menéndez y Pelayo. Historia de la poesía hi
II. P. 469. Madrid, 1913.
i
834
�Se sustituye por él. Mas no conviene seguir adelante sin aclarar previa
mente que el poeta gauchesco no es un gaucho. Incluso su experiencia
anecdótica del hecho gauchesco no es muy rica. Aunque parezca ex
traño, esto es lo normal desde el punto de vista estético. A los fines
puramente artísticos, la experiencia es de distinto orden; está más en
la sustancia que en el accidente, y convengamos en que la sustancia
está dada en las esencias más intransferibles, por la ceñida precisión
de estilo que no deja paso a divagaciones pretendidamente "literarias",
o, mejor dicho, retóricas. Una de las características de este movi
miento reside en el hecho de su organicidad compacta. Tiene algo de
la coparticipación colectiva de numerosos escritores en una sola obra;
incluso los nombres de los personajes — Chano, por ejemplo, o Contreras — pasan de mano en mano: los inaugura Hidalgo y los recoge
Ascasubi.
El estilo, en este caso, es una gran superestructura, no una definida
expresión personal, al punto de que si nos propusieran como problema
estilístico fijar el autor de una composición poética de este grupo,
tendríamos que recurrir a un criterio histórico — personajes o suce
sos a los que se refiere dicha composición y que ya trató determinado
autor — y no al matiz estrictamente literario de la misma, que presenta
en todos los autores una extraña unidad inquebrantable. No hay una
sola nota discordante. Y sin proponérselo deliberadamente como doc
trina estética nacionalista, sin decretos ni academias, estos escritores
dan en la flor más diferenciada de la nacionalidad.
Por algo el pueblo la recoge y la fecunda luego, y la hace sobre
vivir hasta nuestros días. Está apoyada inicialmente en el pueblo —
aunque no es obra anónima de gente de pueblo — y hacia él vuelve
cuando muere en el estrato superior. He aquí en verdad "la sabia agri
cultura de la muerte", como diría Quevedo.
Toda la técnica de composición del Fausto está prefigurada clara
mente en los escritores anteriores. El relato del gaucho que "baja" a
la ciudad, asiste a un espectáculo en la plaza pública o en el teatro y
lo comenta luego con otro paisano mientras circula entre ambos el
mate y la limeta, es un artificio literario repetido con machacona in
sistencia desde 1821. En Hidalgo (1821 y 1822) los paisanos se lla
man Chano y Contreras; en Ascasubi (1833), Jacinto Amores y Si
món Peñalva; en Manuel Araucho (1835), Trejo y Lucero; en del
Campo (1866), por fin, Anastasio el Pollo y Laguna.
Esta composición coloquial tiene una misma introducción, un mis
mo desarrollo en contrapunto a dos voces y hasta una misma "coda"
final.
Los primeros compases de este "allegro giocoso" se inician con las
mismas fórmulas cadencíales: el paisano, acostumbrado a andar acom
pañado solamente por su sombra en las llanuras argentinas o en las
cuchillas orientales, se siente desconcertado entre la muchedumbre ciu
dadana y arrastrado por ella, casi sin proponérselo, se encuentra fren
te a la boletería del teatro:
- 2
-
�del Campo (1866)
Ascasubi (1833)
La gente en el corredor,
Como hacienda amontonada,
Pujaba desesperada
Por llegar al mostrador.
Después de eso á las comedias
la gente empezó á rumbiar
y yo atrás del bullarengo
también entré á cabrestiar
voluntario, de manera
que cuando quise acordar
estuve entre las comedias
ande tuve que aflojar
en la puerta cuatro ríales
que tengo que lamentar
mientras viva en este mundo;
porque después de pagar
para ver las comediantas,
nada conseguí mirar,
y allí entre unos callejones
cuasi me hacen reventar
Allí a juerza de sudor,
Ya punto de hombro y de codo
Hice, amigaso, de modo
Que al fin me pude arrimar.
Cuando compré mi dentrada
Ydi güelta.... ¡Cristo mío!
Estaba pior el gentío
Que una mar alborotada.
(Diálogo sobre las fiestas cívicas del
3er. aniversario de la Jura de la
Constitución en Montevideo) 3
—Ahi verá: por fin, cuñao,
A juerza de arrempujón
Salí como mancarrón
Que lo sueltan trasijao.
(Fausto)
Consecuentemente, su indumentaria, funcionalmente adaptada a
las faenas campesinas sufre (juebrantos de toda laya. En Hidalgo, al
paisano Contreras los fuegos artificiales le criban el poncho. En del
Campo, a Anastasio el Pollo le deshilan el fleco de los calzoncillos:
Hidalco (1822)
del Campo (1866)
Después siguieron los fuegos
Ycierto que me quemaron
Porque me puse cerquita
Yde golpe me largaron
Unas cuantas escupidas
Que al poncho me lo cribaron.
Mis botas nuevas quedaron
Lo propio que picadillo
Y el fleco del calsoncillo
Hilo a hilo me sacaron.
(Fausto)
(Relación que hace el gaucho Ra
món Contreras a Jacinto Chano, de
todo lo que vio en las Fiestas Ma
yas en Buenos-Ayres, en el año
1822) 4
3Hilario Ascasubi. Jacinto Amores, gaucho oriental, haciéndole á su paisano
Simón Peñalva, en la costa del Queguay, una completa relación de las fiestas
cívicas, que para celebrar el aniversario de la jura de la Constitución oriental,
se hicieron en Montevideo en el mes de julio de 1833. El anuncio de la publi
cación de este diálogo de Ascasubi fue estampado en el periódico El Universal,
de Montevideo, del 21 de setiembre de 1833, hallándose en venta en la librería
de Ignacio Sulian. Conocemos su texto por la edición francesa de Hilario As
casubi: Paulino Lucero ó Los gauchos del Río de la Plata, p. [1] a 33. París,
Paul Dupont, 1872.
4Bartolomé Hidalgo. "Relación que hace el gaucho Ramón Contreras a Jacinto
Chano, de todo lo que vio en las Fiestas Mayas en Buenos-Ayres, en el año
1822". En La Lira Argentina, p. 452-462. Buenos-Ayres, 1824.
- 3 -
�Ya instalado en la plaza pública o en el teatro, el relator adopta
entonces la misma técnica de descripción: sigue el mecanismo de dos
leyes de la asociación de la memoria: la "ley del contraste" y la "ley
de la semejanza" entre el mundo ciudadano y su propio mundo coti
diano campesino. De esta confrontación extrae el autor los más ricos
jugos literarios. Llama la atención, incluso, la similitud en la descrip
ción de personajes femeninos:
del Campo (1866)
Ascasubi (1833)
¡Ah Don Laguna! ¡si viera
Qué rubia!... Créamelo:
Crei que estaba viendo yo
Alguna virgen de cera.
Salió una muchacha rubia
así como de su altar
con un vestido celeste
y su triángulo punzón,
y una cara como un cielo.
¡Ah hembra linda! ¡créalo!
(Diálogo sobre las fiestas cívicas del
3er. aniversario de la Jura de la
Constitución en Montevideo)
Blanca como una cuajada,
Y celeste la pollera,
Don Laguna, si aquello era
Mirar a la Inmaculada.
(Fausto)
En todos los diálogos gauchescos el telón cae sobre la misma es
cena: los dos paisanos dan un largo beso final al porrón de ginebra,
montan a caballo y se alejan al trotecito. Sin embargo, con deliberado
fin estético, Estanislao del Campo, que respeta esta fórmula casi sacra
mental del género, le agrega un acorde más y en los seis versos finales
de la décima postrera, hace detener a sus personajes en una fonda para
rematar la pieza con brevísimo y coloreado gracejo:
del Campo (1866)
Ascasubi (1833)
—Ya es güeno dir ensillando...
—Tome ese último traguito
Yeche el frasco a ese pocito
Para que quede boyando.
Después que el viejo Peñalva
acabó de platicar,
Jacinto ensilló su obero
y Simón su alazán;
se echaron un trago al pecho
y salieron á la par:
el uno cortó a su pago
y el otro se fue a campiar.
(Diálogo sobre las fiestas cívicas...)
Manuel Araucho (1835)
Salieron los dos amigos
Ymontaron á caballo,
Ño Trejo se fue al rodeo
YLucero fue a su pago.
Cuando los dos acabaron
De ensillar sus parejeros,
Como güenos compañeros
Juntos al trote agarraron
En una fonda se apiaron
Ypidieron de cenar.
Cuando ya iban a acabar,
Don Laguna sacó un rollo
Diciendo: "El gasto del Pollo
De aquí se lo han de cobrar."
(Fausto)
(Dialogo de dos gauchos Trejo y
Lucero) 5
Manuel de Araucho. Diálogo de dos gauchos Trejo y Lucero. En Un paso en
el Pindó, p. 177-183. Montevideo, 1835.
- 4 -
��Entroncado, pues, con la más límpida tradición de la "poesía gau
chesca", el Fausto se levantó, sin embargo, a una potencia literaria
más rica y elaborada. Y como toda obra de arte definitiva, hizo memo
rable a sus precursores. La primitiva poesía gauchesca le dio todo re
suelto — lo que se llama la "voluntad estilística" — pero Estanislao
del Campo ajustó y recortó las figuras, los diálogos y la imaginería,
con una intención artística más calculada.
El Fausto fue construido en cinco días al calor de la inspiración,
pero en sucesivas y pacientes remodelaciones, su autor fue ajusfando
todos los resortes estilísticos del poema hasta lograr su versión defi
nitiva: la del folleto de noviembre de 1866. Conocemos dos cristaliza
ciones anteriores: la del manuscrito que se conserva en el Museo "Martiniano Leguizamón" de Paraná, y la que se publicó en el Correo del
Domingo de Buenos Aires, levantada luego en El Siglo de Montevideo
a los diez días. En un lúcido ensayo, Amado Alonso esclareció el pro
ceso de sus variantes.
Ajeno al valor permanente artístico del poema, queda aún en pie
un problema a replantear: el de la validez del tipo de gaucho que en
carnan Laguna y Anastasio el Pollo. El primero es producto de un
artificio literario, de un viejo artificio: es el interlocutor que, a la
manera de los antiguos diálogos de los tratados científicos del Rena
cimiento, prepara y acompaña las disquisiciones del protagonista. Es
un personaje "por decreto". El segundo es el verdadero actor de carne
y hueso. Del Campo y sus precursores, tocan un sólo registro de la am
plia "tessitura" sicológica del gaucho: el de la gracia y el de la picar
día. *La grandeza del posterior Martín Fierro estriba justamente en la
amplitud y, consecuentemente, en la variedad de esa "tessitura".
Pero de todas maneras, del Campo logra los más finos matices aún
dentro de la reducida escala en que se mueven las voces. Un gran peli
gro se cierne como una sombra maligna sobre el poema: lo paródico.
Toda la obra, elaborada a manera de un juego de sustituciones — evi
dentemente, Anastasio el Pollo es Estanislao del Campo vestido de
paisano — corría un grave riesgo. Si el color se acentuaba en direc
ción al "grotesco", la obra caía en parodia.
Pero hubo algo que lo defendió de ese riesgo: el transido amor
hacia el personaje, el humilde respeto hacia el gaucho que escoge como
arquetipo. A su manera primitiva y zumbona, Estanislao del Campo
rinde homenaje al gaucho que lleva en sí, "sacramente, como la cus
todia lleva la hostia" como diría Güiraldes posteriormente en la Dedi
catoria de Don Segundo Sombra,
- 6
-
�II
El proceso de la creación del Fausto de Estanislao del Campo ha
pido estudiado con penetrante claridad en los prólogos de dos ediciones
ejemplares G de esta obra tiradas recientemente en Buenos Aires. Hoy
estaipos en condiciones de esclarecer aún más las resonancias que tuvo
en el exterior — Montevideo, en este caso — el poema, cuya cronología
histórica, en relación con los nuevos datos que aportamos, puede arti
cularse así:
El 24 de agosto de 1866, en el antiguo Teatro Colón de Buenos
Aires la empresa de Antonio Pestalardo representa por primera vez en
el Río de la Plata la ópera Fausto de Gounod bajo la dirección del
maestro Federico Nicolao y con las actuaciones del tenor Luis Lelmi
(Fausto), la soprano Carolina Briol de Nicolao (Margarita), el barí
tono Eduardo Bonetti (Mefistófeles), la contralto Rosina Mariotti
(Seibel), el barítono Antonio M. Celestino y la soprano Teresa More
no. Estanislao del Campo asiste a esta representación e incitado por
Ricardo Gutiérrez, esa misma noche comienza a redactar sus impre
siones "en estilo gaucho".
El 29 de agosto, terminada ya la primera versión, Estanislao del
Campo envía copia de su Fausto a sus amigos Ricardo Gutiérrez,
Juan Carlos Gómez y Carlos Guido Spano.
El I9 de setiembre parte de Montevideo el vapor "La Oriental"
con el sólo objeto de llevar a Buenos Aires a numerosos aficionados
musicales que asistirán a la representación del "Fausto" de Gounod.7
La noticia del éxito de esta representación ha cundido por todo Mon
tevideo y casi todos sus intérpretes son antiguos y queridos cantantes
que ha yan actuado en el Teatro Solís de esta ciudad. El tenor Luis
Lelmi desde 1858 ha intervenido en nueve temporadas consecutivas
en este teatro. La soprano Carolina Briol y su esposo el director Fede
rico Nicolao, juntamente con Lelmi, han estrenado hace apenas unos
meses en el Solís las óperas Yona de Petrella (9 de enero de 1866),
Martha de Flotow (19 de enero) y Medea de Pacini (28 de febrero).
El 30 de setiembre aparece en el Correo del Domingo de Buenos
Aires la primera versión del Fausto de Estanislao del Campo que com
prende tan sólo 21 décimas y 240 redondillas.
6Estanislao del Campo. Fausto. Impresiones del gaucho Anastasio el Pollo en
la representación de esta ópera. [Con un facsímil de la primera edición, estudio
de Ernesto Mario Barreda y prólogo de Raúl Quintana]. Buenos Aires [Biblio
teca Nacional], 1950.
Estanislao del Campo. Fausto. Impresiones del gaucho Anastasio el Pollo en
la representación de esta ópera. [Presentación por Emilio Ravignani. El manus
crito del Fausto de la Colección Martiniano Leguizamón, por Amado Alonso.
Texto del poema. Versión manuscrita por el autor y facsímil del "Correo del
Domingo".] 3* ed., Buenos Aires [Ediciones Peuser], 1951.
7"Teatro Colón / (Buenos Aires) / EL DOMINGO 2. / Se dará la grande ópera
en 5 actos del maestro Gounod: / FAUSTO / A las 8 / NOTA - Con este objeto,
- 7 -
.
�El 3 y 4 de octubre aparece en el periódico La Tribuna de Buenos
Aires el texto del poema, tomado del Correo del Domingo.
El 9 de octubre se publica en El Siglo de Montevideo el primer
comentario sobre el Fausto 8 y se transcriben dos fragmentos: uno con
la referencia al coronel oriental Fausto Aguilar, y otro — el de más
alta temperatura poética — que se haría memorable con el correr del
tiempo: la descripción del amanecer junto al mar.
El 10 y 1 de octubre aparece en el folletín de El Siglo la primera
edición montevideana del Fausto9 levantada presumiblemente del
Correo del Domingo de Buenos Aires.
El 8 de noviembre se publica en folleto aparte, por la Imprenta
de Buenos Aires, la versión definitiva del Fausto a la que Estanislao
del Campo ha agregado 27 nuevas redondillas.
El 11 de julio de 1867, en el Teatro Solís de Montevideo, se es
trena la ópera Fausto de Gounod 10 por la empresa de Antonio Pestalardo, bajo la dirección de Federico Nicolao y con el siguiente re
parto:
FAUSTO
MARGARITA
MEFISTOFELES
Luis Lelmi (tenor)
Carolina Briol de Nicolao (soprano)
Eduardo Bonetti (barítono)
Antonio M. Celestino (barítono)
Carlos Nerini (bajo)
La crítica musical montevideana ensaya sus más altos elogios ante
esta representación. En ese momento hállase radicado en Montevideo
el célebre pianista norteamericano Luis M. Gottschalk, a quien se le
pide opinión. El crítico de El Siglo^ dice entre otras cosas:
.. ."ha producido sensación á la vez que estrañeza en nuestro juicio y fran
camente antes de permitirse analizar una obra maestra semejante, es preciso verla
dos o tres veces.
Fausto no es una ópera como las que acostumbramos a oir, abundante en cava
tinas, en cavaletas, en dúos, en cuartetos y finales más ó menos ruidosos; no es
nada de eso; es un poema musical, en parte campesino, en parte sentimental, en
parte elegiaco, en parte fantástico, que espresa distintamente todas las sensaciones
y pasiones del poeta. No conocemos nada mas suave, nada mas delicioso, mas
espresivo en las obras de los grandes maestros y según la opinión del músico
más competente que tenemos hoy entre nosotros [Gottschalk] el 49 acto es la más
bella pajina musical que existe..."11
el Sábado 1* de Setiembre saldrá de Montevideo el magnífico vapor "La Orien
tal" y regresará el Martes siguiente de mañana - El precio de los boletos de
- pasaje es de 12 pesos de ida y vuelta - Se reservará localidades hasta las 12
del Domingo - Hay para vender la libreta de la ópera en la casa del Sr. D.
Julio L. Cailly, Ituzaingo 80 y 82".
El Siglo, 2* época, año 3, n9 592. Montevideo, 28 de agosto de 1866.
8Véase apéndice N9 1.
9Véase apéndice N9 2.
10El Siglo, Montevideo, 11 de julio de 1867.
11El Siglo, Montevideo, 18 de julio de 1867.
- 8 -
�A mayor abundamiento de información, el "Fausto" de Gounod
había sido estrenado el 19 de marzo de 1859 en el "Théátre Lyrique"
de París.
La versión de El Siglo^ que viene a ser, pues, la tercera edición
rioplatense del Fausto y la primera uruguaya, corresponde a la pri
mera cristalización del poema que luego habría de variar y aumentar
su autor un mes más tarde cuando vio luz la edición definitiva en
folleto independiente.
Cotejada nuestra versión con la primera aparecida en el Correo
del Domingo diez días antes, coincide con ésta, palabra a palabra y fáltanle, desde luego, las 27 estrofas que le agregó su autor.
El primer día en que comienza a publicarse el folletín del El Si
glo de Montevideo — 10 de octubre de 1866 — en la gacetilla corres
pondiente, uno de los redactores del periódico advierte a los lectores:
"Ascazubi, el popular cantor de las costumbres de nuestros campesi
nos, no desdeñaría de aceptar como suya la referida obra".
En realidad, Ascasubi y del Campo son escritores de una misma
raíz que se complementan. Fáltale al primero el buen cálculo de pro
porciones estéticas de que hace gala Estanislao del Campo, su refinada
pericia literaria. Pero Ascasubi, al igual que su antecesor Bartolomé
Hidalgo, ostenta en compensación un brío descriptivo más potente
aunque más tumultuoso. El humor acre con que describe Ascasubi, se
troca en del Campo en tierna delectación pictórica, en decorativo di
bujo a veces. El gaucho es en ambos el mismo hombre, pero visto a
distintas horas del día. A distintas horas sicológicas que es lo más
importante para completar su perfil definitivo.
Lauro Ayestarán
APÉNDICES
N1
[Texto de la primera crónica que se hace en Montevideo sobre la
aparición del Fausto de Estanislao del Campo].
Anastasio el pollo — Ha sido justamente aplaudida en Buenos
Aires como una originalidad llena de gracia y chiste, la composición
en estilo gaucho titulada: FAUSTO, Impresiones de Anastasio el Po
llo en la representación de esa -ópera, por Estanislao del Campo.
El lenguaje, las ocurrencias, los chistes maliciosos y las compara
ciones, son muy adecuadas á los personajes, habitadores de los cam
pos que se encuentran por casualidad é incidentalmente refiere uno de
ellos lo que ha visto en la ciudad, la exhibición de la ópera Fausto.
Anastasio se entrevera con la multitud que forcejeaba por entrar
al teatro de Colón; penetra medio cansao y tristón por las averías que
- 9 -
�ha sufrido el fleco de sus calzoncillos y por la pérdida de su puñal,
trepa una escalera con ciento y un escalón, y para significar que se
colocó en la tertulia le dice a su interlocutor Laguna;
Llegué a un alto, finalmente,
Ande va la paisanada(19)
Que era la última carnada
En la estiba de la gente.
Ni bien me había sentao
Rompió de golpe la banda
Que detras de una baranda
La habían acomodao.
Yya también se corrió
Un lienzo grande de modo
Que á d entrar con flete y todo
Me aventa, créamelo.
Atrás de aquel cortinao,
Un dotor apareció
Que asigun oí decir yo
Era un tal Fausto mentao.
—¿Dotor dice? Coronel
De la otra banda, amigaso;
Lo conozco á ese criollaso
Porque he servido con él.
Si propias son esas comparaciones y llena de naturalidad la alu
sión al valiente y prestigioso Fausto Aguilar, no lo es menos la des
cripción del mar agitado y en calma, que, a parte de su mérito en aquel
sentido, encierra cierto encanto digno de envidiarse por muchos poetas
que se acompañan con la lira de la civilización en vez de la quejum
brosa guitarra del gaucho.
—Sabe que es linda la mar?
—¡La viera de mañanita
Cuando ágatas la puntita
Del sol comienza á asomar!
Usté ve venir á esa hora
Roncando la marejada,
Yve en la espuma encrespada
Los colores de la aurora
A veces con viento en la anca
Ycon la vela al solsito,
Se ve cruzar un barquito
Como una paloma blanca.
- 10 -
�Otras, usté ve patente
Venir boyando un islote
Yes que trai un camalote
Cabrestiando la corriente.
Ycon un campo quebrao
Bien se puede comparar
Cuando el lomo empieza á hinchar
El río medio alterao.
Las olas chicas, cansadas
A la playa ágatas vienen
Yallí en lamber se entretienen
Las arenitas labradas.
Yno sé qué dá el mirar
Cuando barrosa y bramando,
Sierras de agua viene alzando
Embravecida la mar.
Yes cosa de bendecir
Cuando el Señor la serena,
Sobre ancha cama de arena
Obligándola á dormir.
[El Siglo, 2^ época, año 3, núm. 626. Montevideo, martes 9 de octubre
de 1866.].
- 11
�N 2
[Facsímil de la primera edición montevideana del Fausto de
Estanislao del Campo, aparecida a manera de folletín en el diario
El Siglo, 2^ época, año 3, números 627 y 628, Montevideo, miércoles
10 y jueves 11 de octubre de 1866. Del ejemplar de este periódico
existentes en la Biblioteca Nacional, Montevideo. Trátase de la pri
mera cristalización del poema y, presumiblemente, fue "levantada"
del Correo del Domingo de Buenos Aires del 30 de setiembre de 1866].
- 12 -
���.^->.
3a
^S
3 3 q. ^^i
" =f = S-l^
r-^ e 3
-a
a re
a
re. -63 re _3
a ^ 3 a*
*
;¡re
O- .09 8
_a
o -i
= 2__
g^
f¿
a-re
3o
2 "~
-= oS^o cg
^^ SSg'SaO
O
;a -3^:
^2
33 -C
:^
= le^
cs
F" re
^8 T-i'g3 3 3 ' 3 ^^
oa
_3
o cr ,
-o
oo©
a
2.-J3
-a
•-3
3g
2.I^
cr w
,o c ^ o "2.
o * c: 5
^cr0
3 g 5"
rt
O3
1
11 m1
-=.=•
W re Q. 03
are o
—
re o
o. -o--
ere-
3=2
o • c5
^.~ a
tr
a.
re
1
3
3
3
o
^o^
— ^e
^ =" 3" • o.
c? ^
2 re
•S 8-a
3 O*
63
3^
-•3'
3 re
re
a
o
3
3
re"
¡"^i 2
a
g"
3"^
o
O— • ^" B3
o
2-a
re =
2.a'
c-
a3
2
cr 03
3'a
"'O'N O
—.. ^O
re — 2- •
— oO-
re
g. ^a 3-3
cr
^. os- 3 ^
i-s.oi gw 1a3
^5.2
... =2.2 3.
3
^s ^^, •—
B '" ~
3
^ 3 =,re
re ^".-"" s"
s^^
re 2. ¿ i
BC"¿ ,.
3 — g J2
c =•!
a^
re
a SP a
1.1,1- I
^^1 i I íil i^!
cr
Ii r
1 re",
c2
o 0^5 5. 2.^ I I
—• <-^ — 3
•a os — 3 3 ^ a
2 rn S
^- "^ CT
o~
"•• —_
^^ re
^ o^ •^^
re5
re 3 ^
re re re
(D re
( ¿ B C oi^.—.
5®r^
5S^5--1
*"^ —^ .re
^. —.
— •3
2.3
=: = re.
-w
^^
a o ?T"
ré e , -. ^ s re g *^ a
. ~-S e o *'. 3 3 2_'
- e 2 3 " ^ cr g"^ ^ —
;?s
csrér;r:
oc -3 > c/i en ^ "a >:
^-¡^rrocr^
rí^
.— g8^|
m ^ ^. re os 3
ore-osa
o""gf
O 05 •8
—
-1
^5
gSE9
^
3
S'
=•
r
3
a
x
^re
^_ en C 2i"!^ a- 0 = ^ l^3a
o
BOC
a —se re.re S c
3 c ^".3
Sg^ 8-fl.sS
*<
g
^ 3.2
-o re cr " F ^ ^ al
B-re09
3g 3¿ 8 S M
en
aa
C"1C
re —g
3 •< o, 5"
3 <^3 =
•T^O^.
2* ^. a-1 o_2.,_ < 3 3
^1b
n. ^ o ^ o. a „ ^
os re 3 re
re
a2
re
a
^;
" t-^
8.
m
03 • es-^s"-"a
=*^^
•a
^3
o
3—
P. re-cre
a
re
w
re
re"
re
����
Dublin Core
The Dublin Core metadata element set is common to all Omeka records, including items, files, and collections. For more information see, http://dublincore.org/documents/dces/.
Title
A name given to the resource
Biblioteca Virtual de Humanidades en el Uruguay
Subject
The topic of the resource
Repositorio de ensayos en las Humanidades publicados originalmente en el Uruguay
Description
An account of the resource
<p><span>La Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación se ha propuesto contribuir a rescatar y poner a disposición de los lectores la escritura ensayística del Uruguay a lo largo de su historia. Esta Biblioteca Virtual de Humanidades en el Uruguay pretende reunir en un solo lugar más de dos siglos de textos de reflexión y pensamiento, dentro del amplio campo de las humanidades, producidos en conexión con la universidad. La mayor parte de esos textos han sido originalmente publicados en revistas universitarias o periódicos hoy difícilmente accesibles. A menudo nunca recogidos luego en libro—o recogidos con sustanciales modificaciones—, son textos que pueden contribuir a recuperar y mostrar las dinámicas de pensamiento y representación en el país, tal como se realizaron en tiempos de centralidad de la escritura.<br /><br /></span>La a veces fina y sinuosa línea entre Humanidades y Ciencias Sociales hace que textos de historia económica, de estudios sociales, de ciencia aplicada a la antropología, puedan tener cabida en esta colección, aunque el foco está en el núcleo tradicional de las humanidades. El Derecho (con la excepción de Filosofía del Derecho) queda, por su especificidad técnica y profesional, por el momento fuera de este grupo. </p>
<p>La colección será un trabajo acumulativo, con entregas bimensuales. En el tiempo, los textos se irán organizando de acuerdo a posibles lecturas de la historia de las ideas en la región y el continente. <br /><br />Aldo Mazzucchelli</p>
<p><span>15 de octubre de 2017</span></p>
Contributor
An entity responsible for making contributions to the resource
Pablo Darriulat
Gonzalo Marín
Rights
Information about rights held in and over the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Dublin Core
The Dublin Core metadata element set is common to all Omeka records, including items, files, and collections. For more information see, http://dublincore.org/documents/dces/.
Title
A name given to the resource
La primera edición uruguaya del Fausto de Estanislao del Campo
Description
An account of the resource
Facsímil de la primera edición montevideana de Fausto de Estanislao del Campo, aparecida a manera de folleto en el diario El Siglo, 2º época, año 3, número 627 y 628. Del ejemplar de este periódico existente en la Biblioteca Nacional , Montevideo. Trátase de la primera cristalización del poema y, presumiblemente, fue "levantada" del Correo del domingo de Buenos Aires del 30 de setiembre de 1866
Creator
An entity primarily responsible for making the resource
AYESTARAN, Lauro
Source
A related resource from which the described resource is derived
Ayestarán, Lauro:
La primera edición uruguaya del Fausto de Estanislao del Campo / Lauro Ayestarán.. Montevideo : UR, OLI, 1959..
Publisher
An entity responsible for making the resource available
Facultad de Humanidades y Ciencias - Departamente de literatura iberoamericana
Date
A point or period of time associated with an event in the lifecycle of the resource
1959
Rights
Information about rights held in and over the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Language
A language of the resource
Español
Type
The nature or genre of the resource
Libro
POESIA GAUCHESCHA URUGUAYA
SIGLO XIX
-
http://humanidades-digitales.fhuce.edu.uy/files/original/254cddcd0fe96f54de7992d8b9602520.pdf
ea3b682e64898468b40a569e31ac7320
PDF Text
Text
SVI0N3I0A
saavaiNw
avnnov^
OHd
vonand3d vi 3Q avaiSd3AiNn
^) • 1
•I•
U*\ti i^^
aiuo
pq
Uii
(6681"688 L) eue^u^iueauou u^oenaudd e| e
ap eomeiuq esuajd e-|
SOQ 3Ü1N3
V^I1V1 V0I^3!
�^p eoiu^)ijq esuajd
soa
VNI1V1 V3I^3IMV
�Copyright de la presente edición Departa
mento de Publicaciones - Facultad de Hu
manidades y Ciencias • Universidad de la
República
Queda hecho el depósito que marca la ley.
Printed in Uruguay • Impreso en el Uruguay
�'6881 9P BUBoiJ^ureuEj cpuaaajuc^ e^ (
(3
Bireouaureajjou Boi;^iod Bun ^p boiubSjo U9P
^ :opBjs^ sp BUBjajoas B| ua auiBia q sauíBf
Ifr *?d'S0NVDW3VÍV0NI1V1
soavjnm soi aa so¿ Na ihOnvá viDVwoidia vi (11
ua boiu^;uq Biouasajd vr\ (g
mouanyui a U9iobj8iuiui (^
BUlJB^ BDU9UIV
ap joua)xa opjauíoo ja ua ByBjajg ubjq ap ajjBd-Bjon3 (
'IB^uaui)Uooja)ui oui
'\\iiBva a^odsuBjj [a ua eijB^ajg ubj^ ap u9pBdpi^B^ (3
•SBDiui^uooa sBsaiduia
X sa|B)uauiBUJaqn8 soiíjs^jduia ua sauoisjaAUi se^ (\
SI -8pd • VNLLVl VDWaWVNa VDINV1I^ VDN3MJNI VI (i
VXVld VI Ha O1^13 ISI3 VNVDI>I3WV31^ION IMOISNVdXH
VI Ha SOZN31WOJ SOI A V3I1MV1I^H VI3N3Q1HNI VI
Hl^Vd VHHNDId
11 #8^d^uoppo "V ^ní '}01¿
6
^d
33IQNI
�6
SEGUNDA PARTE:
LA PRENSA INGLESA DE MONTEVIDEO FRENTE A LA
EXPANSIÓN NORTEAMERICANA EN AMERICA LATINA
(1889-1899).
/; LAS FUENTESpág. 57
1)La prensa inglesa.
2)Otras fuentes.
II) LA PRENSA INGLESA Y LA PRIMERA CONFERENCIA
PANAMERICANA (1889)pág. 62
1)Antes de la Conferencia.
2)Durante y después de la Conferencia.
III)"EL PERRO DEL HORTELANO"pág. 74
("The dog in the manger")
1)La necesidad de la intervención. Su justificación.
2)La intervención de los Estados Unidos en América
del Sur.
3)La intervención de los países europeos en América
del Sur.
4)La Doctrina Monroe. Su papel en la historia de Amé
rica del Sur.
IV)LOS ESTADOS UNIDOS A LA CONQUISTA DEL MERCA
DO SUDAMERICANO
pág. 89
1) Posición de Estados Unidos en el comercio exterior
del Uruguay.
�(0681/AI/8)
'jns (ap Bdppuiy uoo ooiup^uq opjauíoo {3 ((>
(688I/IA/91)
B( dp OJ>| (9 U9 S^|8lI1 BJSUoXbUI OpJdUIOO (3 (g
W**^
SONVDNmVONIlVl SOCIVD
U3W SOI 3Q V1SIÚÓNOD VI V SOOIN/l SOOV1S3 SOI (¡I
BPP9J9UI U9iq BUfl *Bn8BiB9It^ 9p U9!)S9n3 B^ (¿
(^68l/IIA/8) '^ojuo^ ap BnjBjs^ ^ X pscag (9
(€68t/IX/l) -ouBia^oq pp o^ad 13 ($
(E681/X/01) *aojuo^ euupoa bj X U9pu9AJ9jui bi (^
(€681/11/10 BOU?uioidip U9K90J9JUI (e
(€681/11/¿) -B^IjpUIOldlp U9PU9AJ9JUI (^
(^68 l/HIA/31) ¿o ?nb jq^? (1
6H '^?d
0NV731V0H13d OU^Hd 13 (i
(6681-6881)
VNllVT VD^3WV N3 VNV3I>I3WV31>1ON NOISNVdX3
VI V 3JLN3U3 O3O1A31NO^ 3a VS31^NI VSN3>M VI
^ 11 -8?d
• Sd^udnj X BijBj8oi|q;^
1VNI3 V1ON
'89(8111 oiojdtuoo (dp sajopipduioo soidpepjdA soq
'OpjdUIOO nS JB)U9UI
-9J3U| BJBd SOppf^ SOpBISg iod 8OpBZT(B9J SOZJdnjSg
�10) El comercio uruguayo con los Estados Unidos.
(VII-VI111896)
APÉNDICE II:
EL COMERCIO EXTERIOR DEL URUGUAY (1886-1899)
Cuadros estadísticos
pág. 157
1)Proporción en que los diferentes países concurrieron
al monto del valor oficial de la importación total del
Uruguay (1886-1900).
2)Proporción en que los diferentes países concurrieron al
monto del valor oficial de la exportación total del
Uruguay (1886-1900).
3)Monto de las importaciones y exportaciones uruguayas
desde y hacia Inglaterra y los Estados Unidos de Nortea
mérica (1886-1900).
�-9% [9 'buisiw bj ug auoppo V ^Bnf }O1¿ PP o^jB:) B uaiquiBj '(9961
osjí^) XBn8mfi jap buojsih w^d osjno ap afesBd ap ofBqBn oiuoa
soulBJB^u^s^jd anb \,^\d BI ap oi^ ja ua BUBouauíBajjou upisuBdxa
bj ap sozuaiuioa sol ^ BoiuBjijq Biauanyui B^,, ^jqos bjjbí8ououi B|
ap so^n^jdBO souba opBSaj^B souiaq 'oiqureo ua 'a^Bj Bjaunj^ bj ug
*opun3
-af ;* aiuauqBioj jiuiudns b X aoipu^dy ^uiud ^a pBjiui B| b jpnpaj
b uojB8íiqo opBdsa X oduiaij ap sauozBj 'uppipa aiuasaad bj ug
(6881 'uo;8uiqsB/yy) ^.BOu^uiBouBdsiH 3 sopiUQ sopBjsg soi anua
a^odsuBJX X opjauio3,, '-ouBouauíBja^ui o^uaiureojaaB pp jospid
•ojd aiqBsuBaui a '881 u3 BlBld Bl 3P J*I P 9^S?A 3n^
jBpjauíoa uoisi^\[ 1 ^p sa^uBjgajui soj ap oun- siyin^ Xoja^g
ap ojqq [ap 'oipnjsa cujsanu Bied sa^uBsajajui sbui so[n;^dBa soj ap
uppanpBJi b( Biuajuoa opunSas [a !Buia^ BpBO aiqos soppajBdB soAij^a
-yiu^is sbui sojnojjJB so^ ap uppoaps bj ua bi^sisuoo so[|a ap ojaiuud
(a :sa{B^uauinaop saaipu^dy sop jbuij jb opuB8aj3B 'ouisiui pp upts
•ia BpidBJ Bun JBp jod saouojua opB^do souiBiqB]g Bsuaid Bqoíp jod
sopB)Bj^ souidtunSjB soj b X sBuiaj soi B ojuBno ua OAijBjaipj ajuBj
-sbo 'o^ipap Bja osozjoj 'uaiquiBj oiad ajuspunqB Xnuí opB^nsaj Bjq
-Bi[ uopBS^saAUi Bqoíp ap osino p ua opiunaj [B;uauinaop pija^ui
p anb souiBqBpuas 'buisiui b^ BqBzaqsaua anb BpuajiaApy bj ug
'ofeqBn 3)sa ap jBjuauíBpunj oajanu ja aXn^^suoa anb
'BjnjBu3isB Bqoip BJBd osina ap aÍBSBd ap b;^bj3ououi Bun ua opi^iaA
anj JoqBj Bsa ap ops^nsaj jg -BuyBg Bau^uiy ua BUBouauíBayou upp
•Bjpuad bj ap sozuaiuioa soj b a^uay oajiíAajuo^j ap BsajSui Bsuajd bj
ap sauoiaisod sbj jBAajaj pipuodsaxioa sou ouisiui jap oaiBui ja ug
•(0C61 - 0881) 'BPld Bl 3P }^l P ^3 BUBauauíBanou U91D
-Bjjauad Bg,, rstuaj ja ua op^a^uao '(o¿6l - 6961) uoppo V UBnf
jap U9iaoajip bj ofBq 'sBiouai^ X sapBpiuBuinn ^p pB^jnoBg bj ap
ap buo^sjh ^p ouBuiuias ja ua souibjbidiui anb upiDBSi^saAUi
bj ap sopBjjnsaj soj ap 'aiuauíjBiaiBd 'B^uana Bp oÍBqBj^ ajuasajd jg
VDN31M3AaV
�10
ma había sido enfocado a un nivel casi exclusivamente bibliográfico
y tenía el carácter de introductoria a la investigación que estábamos
realizando sobre la prensa inglesa. Creímos que la inclusión de los
mismos podría ser de utilidad al lector para ubicar la materia de la
investigación en el contexto histórico general de la presencia inglesa
y la expansión norteamericana en la América Latina de fines del si
glo XIX.
Somos plenamente conscientes de que esta Primera Parte es solo
una muy incompleta aproximación al tema y de que, fundamental
mente en lo que tiene que ver con Uruguay, es absolutamente insufi
ciente: las razones ya mencionadas nos impidieron incluir toda la
parte referente a nuestro país, pero, aunque hubiéramos podido ha
cerlo, dicha información, elaborada hace ya varios años, se resiente de
la falta de una detenida revisión que ponga al día la bibliografía utili
zada que, como tendremos oportunidad de señalar, en los últimos
años se ha visto enriquecida con valiosos aportes.
No obstante las limitaciones y carencias señaladas -y otras muchas
que el lector se encargará de anotar- deseamos que este trabajo, más
allá de sus modestos alcances, pueda resultar útil a otros estudiosos,
allegándoles un material no siempre de fácil acceso debido a las difi
cultades inherentes al idioma.
Finalmente, queremos dejar constancia de nuestra deuda con Juan
A. Oddone, quien, además de sugerirnos el tema y guiarnos en los pri
meros pasos de la investigación, atendió pacientemente las múltiples
consultas motivadas por esta edición; así como nuestro agradecimien
to a Alba Mariani que, en su carácter de Ayudante de la Cátedra de
Historia de la Cultura -en el período en que iniciamos este trabajoacudió solícitamente en nuestra ayuda siempre que la solicitamos,
orientándonos y proporcionándonos valiosa información. \
Montevideo, noviembre de 1986
AMR.A.
�•9rud opBp Biq^ij bX sbijbjSououi sns 9JU9S9jd gnb ug Boodg bj ug "Bp
•buijoj 9ju9uiBU9jd BJ0pB8ijs9AU¡ Bun Xoq sg zgn^upo^ bjjb^ buv
0¿6l ^ 6961 ^J^U9 OpBZIJB9J BUOJSIJ-J 9p BJnj
•epuggrj bj 9p jBjngiJjno oiíbuiui9S un b upiDnqijjuoo ns 98o99j 'bjoj
-nfi ns buSisuoo oj ouioo 'ofsqBjj 9js9 Bjugjsns gnb uopB8ijs9AUi Bg
*9{qiSJ9A9JJI O9
-|U0UI989l| 9ÍBJ1A Un 9p OZU91UIO0 J9 'O^IS 9p S9UIJ B BX '0pUB|By9S ^^S9
091X9^ X B9U9UIBOJJU93 *Bqn3 BIDBq S9SU9piUnopB^S9 S9^B^dB9 9p BI9
-U9n|jB 9^U91D9JD B( Opi^U9S 9S9 Ug 'BUB9U9UiB9^iOU-O[3uB U9I9B^UOJJ
-UO9 Bjnjnj B{ U9 SOAIS109P OqBD [B S9J0PBj SOJ)O JBJ9dO B UBUB2U9U1
-O9 O^UOJd lS9UOI9B;S9jIUBUI X SOlDinf S9[B^ 9p BJ[B SBUI 0J9^ B9dOJn9
U9|OU9AJ9^U1 9p BAI)B;U9^ BpO) B BlUOdo UpiUfJ Bj 9nb 0AISnpX9 9ÍBJJ
-iqjB 9p U9|SU9)9jd B¡pnbB 9p 9jqi^n3SipUl OUBJOJOD OUIOD 4SBUBDU9U1
•boui^B| SBDiiqndsj sb] ub^uojjb 9nb souj9)X9 o sooi^s^iuop sopryuoo
SO| B 9)U9Jj BP9Jip U9PU9AJ9^UI nS 9JU9U19^U9;S1SUI OpuBlUE|09J 'jBUOID
-BUÍ9^U! OUB|d (9 U9 SOpiU^ SOpB^Sg SOj B Bu^lSB BSU9Jd BS9 9nb pdBd (9
oiqureo U9 oi\o Xnuí sg *s9(qnu9^ oood sooiuipuoog s9{bau ouiod soubd
•(J9UIB9^IOU S0| B JB[duI9^UO9 9^IUIJ9d 9{ S9pn^jB| SB^S9 U9 BJJ9}B|8u|
9U9I^ubui anb BJ9puBuy X ppjgiuoo BiDBunjd boijo89^bd b( ojx^juo^
(BJ U9 ÍS9(qiAOUIUODUI UIIB U909JBd ODIU^ JUq tt|BUJJOJUI OU9dun,, |9p
osBq sb( 'oXBn8run osbd (b 90Bq 9nb o{ U9 X '9ju9nj BS9 ^p BAip^dsagd
B( 9pS9Q 9JU9UIJUO9 (9p JnS (9 U9 S99UOJU9 JB9jdS9p B UBZU9IU1O9
SOpiUfl SOpBJSg S0( 9nb UppOB BJ 9jq0S Znj BfOJJB O9piA9^UOJ^ 9p BS9(8
-UI BSU9Jd B| 9p 0JU9IUIBA9J9J 0JU9JB [9 (OipnjS9 nS 9p JBI9UBJSnS 9JJBd
B| Bpnp U1S 'Bpun89S BJ Ug BUB0IJ9UlBUBd BIOBUIOjdip 9JU9I9BU BJ 9p 09
-JBU1 J9 U9 9SU9piUnOpBJS9 JBI9J9UIO9 UpiOBJpU^d BJ 9p S9UOI9BJS9JIUBU1
SBUBjdU!9J SBUI SBJ BZIJBUB 0U1SJUIISB ^XBnSttJfJ U9 9JU9UlB9yi99dS9 X
'9JU9UIJUO9 J9 U9 B9IUBJIjq UOpB;UB|duiI BJ 9p O9IJBUI9nbS9 0UBJU9AUI
Un BZBJJ 9JJBd BJ9lUUd ns Ug XIX 0(8lS JOp S9UIJ BIDBq S9JBU9duil S9J9p
-Od SOJ U09 BUIJBg B9JJ9UIV 9P JBIUOJO9O9U U9J9BJ9J BJ 9p S9JBJldB9 SOJ
•99dSB SOUnSjB B9OJU9 Z9n8ljpo^ BIJB(V BUV 9P ofBqBJJ 9JU9S9id jg
U9PBJU9S9JJ
II
�12
bas de su temple vocacional desempeñándose como Colaboradora ho
noraria de la ex Sección Historia de la Cultura, dirigida entonces por
el Dr. José Luis Romero. Egresada de la Facultad en 1979, coordinó
más tarde un equipo de investigación que emprendió un vasto proyec
to sobre el tema -tan crucial como inexplorado- de la historia de los
recursos energéticos en Uruguay, una parte de la cual ha sido ya con
cluida y se halla en vías de publicación.
Por último quisiera recordar que con la edición de este trabajo tam
bién se recupera una tradición que arranca desde los comienzos de
nuestra Facultad, procurando publicar los más destacados trabajos de
pasaje de curso de la Licenciatura en Historia. Algunos de ellos fue
ron recogidos en los primiciales Cuadernos de Estudiantes (1950) y
otros en la Revista de la Facultad o en las series del ex Instituto de
Investigaciones Históricas. En los años previos a la intervención se
dieron a conocer, con el apoyo de Banda Oriental y Fundación de
Cultura Universitaria los resultados de distintas investigaciones reali
zadas en el marco de los seminarios de Historia del Uruguay, Historia
de la Cultura e Historia Americana. Creemos que es ésta una tradición
que importa rescatar.
Juan Oddone
�VlV^d VI 30 OIH 13 N3 VNVira
-3WV31HON NOISNVdXS VI 30 S0ZN3IW
-od soi a voiNViraa vioNsnidNi vi
ei
�71Z 6
I||B OpUBZlJBUB 'opOIJdd 3JS3 U9 B^lUBJUq BJSljBlJ9duil UOIS
-u^dxa (ap SBaijsuajoBJBO sb| uBipnjsa T i(oiquiB09jqi[ pp ouisipuad
•un 13, opBjnjij ojnajjJB ajuBsaaajui un ua 'uosuiqo^ X jaqSBqBQ
sbdiu^ juq sbiuojod se| ua BpijjdAui anj Buins Bjsa ap oixas un oíos
ojad 'soiip^ja aasuijoj bj oí^q sBaiuB^ug sbjsj sbj ap uoiaqBS sBjqij
P 000000¿8ri '0881 ^ S181 3Ji"3 "ouaduii ^ap Bjanj sBpBDiqn
SBaJB e uojapiq o| sBqa ap ojuap jod o¿ un isbo A 'sboiub^u^ sbjsi sb(
ap uoiBj8iuia seuosjad ap sauopiui 0^ ap sbui ^ 161 ^ 3181 ^Jlu3
'oqo(8 pp sauoauu sojoiuaj sfui soj jod 'sa|Buopn;ijsuoo sbui
-joj sns ap A ssapi sns ap 'Biuoipi ns ap uopsuiuiasip b\ ua 'sooiuB^uq
souepepnp ap U9PBi8iuia bj ua 'sopBjnpBjnuBui sopnpojd A sap^d
-bd ap u^pe^odxa B[ ua 9pjauoa as anb a^s^ ouauí^uaj '.upjsuedxa ua
pepapos eun ap Buojsiq B[ ap bjbjj as anb ap p sa XIX i^s I9 u9 B^
•lueiijq Buoisiq bi ap opEDB^sap sbui oqaaq p ^Aapas sa[8ui aopBuoj
-siq p BjBpyas ouio3 ((ouisi{Buaduii OAanu,, pp BpsjapuBqB v\ anj A
B^si|B)idea U9isuedxa ubjS B^sa ap Bzaqsa b¡ b oAn;sa ByBpjg ubjq
IIIAX
A 11AX 'IAX sofSis soi U9 ssadojna sBioua^od sbi uojBziuoítejojd anb
pp ofJBpuaaajip BiBd ..ouisijBuaduu OAanu,, un asjBuiBn ua opep sq
anb o| ap U9puBdB bj sa B^sip^dBa o^ojJBsap ajsa ap a{qB3ijsapui
•bui
-ajsis asa ofsq uBianpoid ou anb sbuoz BiaBq U9isusdxa aiqBpiuuoj ns
sa 'opouad a^sa ua ouisip^idBa pp p^uauíBpunj Baijs^apBjBo ^^
*o^uap jod
0 un b opB)uauinB BiqBq afBjuaaiod a^sa ^ 161 U9 9n^ sBj^uaiui 'bj
•sipjidBa U9ioanpojd ap sbuuoj of^q BpEa[duia Bja pipunuí u^pBjqod
Bi ap ojuap aod 01 p 019S 0S8I U9 9nb ^^uas Bjs^q 'ojps ubj3 ajsa
ap sauoisuauiíp sbi 9P Bpuapuoa jbuioj bjbj ouisi|BjidBa pp ^oubab
ouBuipjoBjjxa un ap oSijsaj an^ XIX l^!s 19P P^!1" BpunSas b^
V^4UVl V3IM3WV N3 VDINVlla VI3N3m3NI VI (i
�16
tos de "imperio formal" e "imperio informal", que nos ayudan a pre
cisar el lugar que ocupó América Latina -y por lo tanto el Rio de la
Plata- dentro de esta expansión imperialista.
De acuerdo con estos autores, la expansión británica en el siglo
XIX asumió dos formas: el "imperio formal", o sea las colonias colo
readas de rojo en el mapa, y el "imperio informal", comprendiéndose
dentro de este último, áreas que sin estar unidas al Imperio por nin
gún vínculo de tipo formal o jurídico, debido a las relaciones comer
ciales y financieras entabladas con Gran Bretaña, se transformaron de
hecho en verdaderas dependencias de la gran potencia imperialista1 Du
Veamos cómo se dio este proceso.
El acelerado crecimiento de la industria británica planteó nuevas
exigencias a la política exterior de Gran Bretaña. Existía una apre
miante necesidad de conectar su comercio exterior con las áreas subdesarrolladas. De dichas regiones Gran Bretaña traería materias pri
mas y hacia allí exportaría productos manufacturados.
Tras este objetivo, a comienzos del siglo XIX, Inglaterra debió for
zar la entrada a los mercados cerrados por los monopolios extranjeros.
Como ejemplos de esta necesidad económica que se tradujo en hechos
políticos recordamos la expedición a Buenos Aires y Montevideo, en
1806, y la toma de Java, en 1811.
Pero, al mismo tiempo que efectuaba estas intervenciones, la políti
ca británica apuntaba a establecer una hegemonía política indirecta
en América Latina, tendiente a favorecer su comercio; un buen ejem
plo de ello es el traslado de la familia real portuguesa al Brasil efectua
do por la flota británica, luego del cual el monarca lusitano firmó un
tratado de comercio con Inglaterra (1810), excepcionalmente favo
rable a los intereses británicos.
Con posterioridad a 1810 esta política tuvo aún más oportunida
des de desarrollarse. Al amparo de la revolución independientista,
Gran Bretaña trató de romper el monopolio comercial español y ga
nar una supremacía "informal" sobre estos territorios. En 1824,
Canning lo expresó así:
"América hispana es libre y, si nosotros no manejamos nuestros asun
tos con torpeza, es inglesa" 2.
Posteriormente, con el establecimiento de ferrocarriles y líneas de
�oaixa^ ua oidojd oj oziq
XX 0{9is jap sozuaiiuoa b X 'soam^ juq SBjsiuopaB soj b ja8ajojd BJBd
B¡quioio3 X BjBtuajBno ua oziq oj 0¿8l SP ^pBaap B[ ua :sasiBd sounS
•|B ua ouiAJa^ui Bysjajg ubjq sapBpiunjJodo sbuba ua anb JBjByas soui
-aqap 'Bjaajip Baiy[od uopuaAjajuí sun uis '[buuojui oiuiuiop un ap
ojuaiiupa[qBjsa ja anj B[8aj B[ anb ap JBsad b 'BuijBg BDuauíy ug
'a^a 'ajuauiajq
-ij jBnpB ByBjajg ubj^ b uojaijiuuad soadoina sd(BAU so[ anb ua epip
-aui bj 'ouaajxa (ojjuoa uis sBaiui^uoaa sauopeuuojsuej) sb¡ jod issaA
-bjjb BJBd baijbu pBpaiDos B( ap pBpijiqBq 'Bysjajg UBJ9 uoa JBJoqBjoa
BJBd sa[Bao[ soujaiqoS so^ ap uppisodsip 'bdijijod ejnjanjjsa ns ap zap
-gos 'ouojujaj [ap oaiuipuoaa iojba :sajojaBj sajdijjnui uoo opjanaB
ap uojbijba X sa|qixay uoianj 'sajBuijqjin o sajsuuoj sBiauapuadap sb|
X (ByBjajg ubí^) u^isu^dxa ua Biiuouoaa b[ ajjua sozbj sog opBjS
ap ouis Bza[BjnjBu ap anj ou <([euuo^ui ouaduii,, [d X tjBuuoj ouad
•uii,, [a ajjua Biauaja^ip bj anb Bjjsanui sou XIX o[3is [ap oaiirejuq oiu
-si[Bijaduii [ap o[jojJBsap ja 'uosuiqog X jaq9B[[BQ uoa opjanaB a(j
((oiajauioa ajsa ap Biauajs;xa B[ b SBUBsaaau
sBaijijod sauoiaipuoa sb[ JBAjasajd BJBd [Bao[ Bay^od B[ ua uBqenpB
[Bjaua8 o[ jod 'oiajaiuoa asa ua Bqsui^uo as pBpijadsoíd BXna sasBp
sb[ 'jouajxa oiajauíoa jap sajuaipuadap ajuaiuajuaiayns ojjanA uBiq
-Bq as sBjuiouoaa sb[ anb zaA Bun anbjog,, 'soaiuBjuq sasajajuí so¡ ap
Bsuajap ua SBUojuajad sauoiaudAjajuí ap pspisaaau BiqBq ou :oiuiui
-op ns ap ^biujo^ui,, ap BaijsuajaBJBa bj ^qB aQ BajuBjuq u9?suBdxa
B[ ap BdJBj bj ua JBJoqB[oa b sojsandsip opBJjsoui UBiqsq as souaaiq
-08 soXna '[isBjg X BuyuaSjy oiuoa sa[Bj sasjBd ua SBpBjjuaauoa uBq
-Bjjuoaua as 'uosuiqog X jaq^B^B^ uBjByas 'sauoisjaAui sBjsa ojag
'ojafuBjjxa [a ua s^aiuBjuq sauoisjaAui sb[ ap [bjoj [ap oj
-jBnaun Bas o'sBjqg 000000'666 aP ojuoiu un jod sauoisjaAui opBzij
-B3J uBiq^q sojipqns sns 'BuijBg Bau^my ua ajuaLUBjos 'anb BuBjajg
ubjq BJBd ajuBjjoduii ubj Bja (([buuojui ouisijBuadun,, |o 'e 161 U3
[Bipunuí Biiuouoaa bj e SBpiun ajuauiEpn^s uojBpanb
Bauauíy ap sasiBd sajEdpuud soj ap sBiiuouoaa sbj sajodBA
�18
1) Las inversiones en empréstitos gubernamentales y empresas econó
micas.
A la hora en que el dominio español tocó a su fin, la diplomacia
británica trabajó activa, eficaz e inteligentemente para asegurar a
Gran Bretaña un sitial de primer orden en América Latina.
En 1822 Gran Bretaña estableció relaciones consulares con las nue
vas naciones, reconociendo poco después la independencia de Argenti
na, México y Colombia, haciendo lo mismo con Chile en 1831.4
Esta década de 1820 fue testigo ya de la temprana incursión de los
capitales británicos, bajo la forma de empréstitos destinados a sostener
los trastabillantes gobiernos de las flamantes repúblicas, o a la forma
ción de consorcios mineros u otras empresas económicas.
Se inició asi el ciclo de inversiones británicas en América Latina
que. con múltiples altibajos, se prolongó durante todo el siglo XIX y
buena parte del siglo XX, alcanzando su volumen máximo en 1928.5
Fred Rippy resume así las alternativas del ciclo inversor británico
en América Latina:
"Las inversiones británicas en América Latina comenzaron con
un 'boom' en la década de 1820', disminuyeron abruptamente
en los veinticinco años siguientes, se expandieron lentamente
en la década de 1850', crecieron con mayor rapidez en los do
ce años siguientes a 1860, disminuyeron su ritmo durante la
depresión de 1873-1879, experimentaron un segundo 'boom'
durante la década siguiente -con caballeros, condes, lores y
vizcondes desempeñando un significativo papel como promo
tores- decididamente aminoraron la marcha en el curso de la
década que se inicia con 1890, y recobraron su rápido flujo
durante los primeros años del nuevo siglo, cuando se realizaron
grandes inversiones no solamente en compañías mineras o en la
extracción de nitratos sino también en muchas otras em
presas" 6
En la década de 1820' Gran Bretaña atravesó por un "boom"
especulativo en el cual participaron los más variados sectores de la
sociedad. Fruto de este ímpetu inversor fueron la formación de cien-
�:isb opiyadaj asop
utJjuioaua'íejqij ap OCO'000'6¿t so( Bqw^dns Buyag Bouatuy us sed
•nrejuq sauotsjaAui sbj ap |eqo|á jsujuiou ojuoui ja 088 j ap sauy y
•S3)U3in8lS SBpBO^p S3J)
stj ua ajuaiuoa ubjíI iin ua asjBunojsiiBJi b pzuaiuoa 'ounuiui anj
.0t^8l ^ 0C81 8P s^pBo^p W| ajuainp anb 'sajBijdBr ap ofnjj jg
8*opouad ou'suu ja ua sasaj^ui sajuBjaimuj so¡ jod ouBauauíB
ajuauí^uo^ jb opcejí |B^idBa jb |Bn8i sas epaa^p u^sa ua B^Bjajg ubjq
ap^ap opj^iaAui jB^daa jap jb^o^ ojuouj ja s^zinb anb Xddi^
soya sz soj ua soojUBiijq sBjsijBpdBO soj jod a;uauijuoa ojjsanu ua op
•ijjaAUj jB^dBa ja onod Xmu anj 'sppuauadxa sbjbiu sBjsa ap o^ang
•uopByap bj b K {Bíidra ap sBpipjad sapuBjg sbj b opiqap oj
•uojd pidiunjjaiu! as A aAajq anj ,0^^1 ^P BpBaap bj ap t4uiooq,, jg
'SBiii|ja)sa sBjqij ap sauojjiiu $z soj X Oc sol 3J^ua BqBjsa buij
>sg 8auauiy u^ opiiidAii; ooiuBjijq |Biimiou jBjidBa ja '9^81 B!^EH
• 'o%9 'uoi^aj B| ap ojjOjjBsap jb sBpBuj^sap sBsajdtua a^utaA sbj;o
uoJBJ^uoaua una opidBj sbui uy u^ *sBj|a ap ¿ ojos ^81 B^s^q jiaia
•ojqos opuRjSoj 't^\ ua bX opBquimjap UBiqaq as pajiui bj ap sbui
^ouBauauiB o|ans |ap sazanbu sauuoua sbj jaBijxa BiBd sBpBpunj sbj
-auuii SB^yaduioo 9^ sbj ap :apans jofaui uojaijjoa ou sbuiiuoub sapap
•eioos sbj ap seisiuoiodr sog js^Bd ap opalap uBiqaij souBauauíBouy
-bj sojysajduia soj sopo) ¿gj ap sauy y saiosjaAUi sousjauiai sojj
-anbp jad oyan8&|Bq Bp^u anj ou sauoisjaAui SBjsa ap op^ijnsaj jg
•(,,jB8ajj ua opjB) ou anb aquinjjap
|d BJaiukAajqos anb ap sajuB o^^^d anj jB^dBO a isa ap ucmo^bij aun ojos
-Xddi>j BjByas - anbuna,,)sajqij OOOOOO'S^ apsouaui ou ap opBzuoi
n jaiidea un ueqBztjBio) (9^ seun aiuauiBpaunxojda) auijag aauauiy
b sauoi^Biado ap oiiuaa |B)uauiBpunj o oaiun ouioa uBiua) anb X 'sao
-uoiua sapBuuoj sbuiiuoub sapBpapos sbj anb oduiai) ouisiui jb 'sajq
il 000()00'¿l ^psBiu ap jbuiuiou jojba un jod souBDijauíaouijEj soji)
a soj ap souoq uojajduioo sasaj^ui soj ^^81 ^ PZ^I ^i%u¡s :saj
sosa ap aiuauoduu ayad Bun anj BinjBg Bouauíy bioej-j *soj
soujasqo^ jod sopjiiuia souoq ap Bjduioo bj ua SBums sapa)
ap U9isj3aui bj X -sosbd soj ap ajjBd joXbuj ej ua 'sBpcjjaqRosap
ajuaiuainjosqa sbojej japuajdiua BJBd- sriuiuoub sapapaiaos ap so)
61
�20
INVERSIONES BRITÁNICAS EN AMERICA LATINA
FINES DE 1880^
PAÍS
Inversión
Empréstitos Empresas
NominalGubernaEconómiToialmentales
cas
Argentina20.338.709
Bolivia1.654.000
Brasü38.869.067
Chile8.466.521
Colombia3.073.373
Costa Rica3.304.000
Cuba1.231.600
República Dominicana ..714.300
Ecuador1.959.380
Guatemala544.200
Honduras3.222.000
México32.740.916
Nicaragua206.570
Paraguay1.505.400
Perú36.177.070
Uruguay .....'7.644.105
Venezuela7.564.390
General10.274.660
11.233.7009.105.009
1.054.000
23.060.10215.808.905
7.765.104701.417
2.100.000973.373
Total179.490.261
123.078.00656.412.255
(•) Las cifras estén expresadas en libras.
3.304.000
.
1.231.600
714.300
1.724.000135.380
544.200
3.222.000
23.540.8009.200.116
206.570
1.505.400
32.688.3203.488.750
3.519.2204.124.885
6.402.8001.161.590
10.274.660
�1V\ A Xn8tuf| '^(no'itmg 'Binjua^^iv uojanj opouad aisa ap bímubi
-uq BJOSidAtii a^uaiuoo Bscuapod bj ap sa^uaidpaj sapdpuud soq
'S9{BlldT?3 dp U91SJ^AUI BSU9UIUI BJS3 3p OJ|BqE3
t '3Vü9ui^uuij9^U9SBdss9|^ui oiuiiuop^jd \9 A- 6 ojyuino o^iopo^ bj
^BtuBfl B| ouioo^ ein^eq Bou^iuy ap ,,BjsinbuoD BpunSas., b^ss b ouiiu
-bd [a ByB^ajg ubjo b uojduqB 89(B)idB9 soj '.opipn^B soul^q bX anb [B
'XIX l^s PP P^M111 Bpunéas B( ua s^adoina sB]ouaiod sbj jod opczru
•o^B^ojd Bjst(B^|dBD U9(8UBdxa ap osaaojd [9 opo^ ap asiB[siB apand ou
anb ouaiu9uaj 'Muiooq,, ounsjsoiapod X OAdnu un uojB;uaunjadxa a^
-uaui^uoo oi|sanu ua SBoiu^^uq sauoisjdAUi sbj '0681 ^ 0881 8J:'U3
oj^sanu Bjjuao ai anb \o ua opouad 'XIX I^!S PP SB;jaunj;sod ¡e\ ua
sauotsjdAUf SBqofp ap U9pBn;is bj 'so8sbj sapuBi8 b 'Bjoqs souiB3y\
•osoqDaAOjd sbui
oqonuí anj SBaiuipuoaa SBsajduia sssjaAip ua op^jaAui [B)idBo
ap opBÍop uB^qBq anb so^^s^Jduia b uBipuodsauoa ssjq^ ap
l¿ ap s^ui -sBui^a^sa sBjqij ap sauo^iui H soun- souBouauíEoinj
-bj soujaiqo^ sa^uaiajip soj ap souoq ua opiydAUi jb)o} o^uoui jap anb
aqBD 'oiduosuBj) ajuauuoija^uB ojpBna jb opadsai
u^^sa sbjjio SBq ()
ap opBiuo^
S9€*666'E* ' uapjo osjaAip ap sB^ireduioa X sbj3iabu sBsajdiua ¿
6¿S'E6t'sBiauBjsa ^
O9SEIO'€SBjapuBinj sBsajduia sbjjo X soouBq 9
^0E"86€*.'*'*.''*'•'• SBjauíui sBsajdiua ^ j
S6E'0¿0' Msoaqqnd sojaiAjas ap sBsaaduia pi
?SV3IWON
•033 SVS3^3^3 SV^VA N3 OOI1^3ANI 3VNIW0NlVlIdV3
\l
�22
A fines de 1890 el monto nominal total de las inversiones britá
nicas alcanzaba casi a los 426 millones de libras esterlinas, y el núme
ro de empresas de capital británico operando en América Latina ha
bía pasado de 96, a fines de 1880, a 289.
La distribución del capital invertido a fines de 1890 era la siguien
te:
INVERSIONES BRITÁNICAS EN AMERICA LATINA
FINES DE 1890
PAÍSInversiónEmpréstitosEmprestó Económicas
NominalGubernamentalesCapital
TotalNo.Nominal
Argentina.....156.978.78872.000.0006284.978.788
Bolivia503.003
3503.003
Brasil68.66961937.009.5934731.660.026
Chile24.348.6479.535.8523614.812.795
Colombia5.399.3831.913.500233.485.883
Costa Rica5.140.8402.000.00043.140.840
Cuba26 808.00024.412.00072.396.000
República Dominicana....1.418.300714.3002704.000
Ecuador2.189.4801.824.0002365.480
El Salvador294.000294.000
Guatemala922.700922.700
Honduras3.888.2503.222.0005666.250
México59.883.57720.650.0003939.233.577
Nicaragua411.183285.0003126.183
Paraguay1.913.424828.30031.085.124
Perú19.101.315
.719.101.315
Uruguay27.713.28016.159.3951511.553.885
Venezuela9.846.2192.668.850157.177.369
General10.297.702
1610.297.702
Total425.727.710194.439.490289231.288.220
O Us dfrss sella esptwtós — Hbrss.
�IBJ
•ni|n."> Rpuan^ut n ojnojqaA ap opuauíis 'Bui^^ Bau^uiy ap ppos
-oamiouoaa o[|oxiBsap ja ua uopBaijiu8is jauaj ap Buqsq 'soadojna sas
-ibcí sojio so| ap a^uaiudAOJd upioBj^iuiui bj ap SBjuusip uaiq sbdi;sij
-apBjB^ uoo anbunB *anb Botue^ijq upioBaáuuui b{ 'ouiijjn jod '^ sas
-iBd sojsa ap aoua^xa oiajauíoa p ua ay^d-B^ona ns 'Bur^^ Bau^uiy
uoo sopiuf) sopB^sg soj X Bdojng b Biun anb oofUB^ooia^ui ouijju
-bui a^iodsuBjj [a ua uppBdpi^Bd ns :saiopBj saaj sojjo souaui oj jod
Bjuano ua jauaj souiaqap ^xiX l^s PV ^UíJin bou^uiv I ua sauois
-uaunp sBjapBpjaA sns uojanj sa^no ap BpBqBOB sbui Bapi Bun jauaj bj
-bj -ijib BqBuiuuaj ou BoiuB;uq Bpuanjjuí B] Ja^auj[BjniBu '
•SBjqn U9 88p889JdXa U^IS9 SBJJID 881 (•)
(Lí d <-jp *qo) Xddi^ ap
Zt^'SSZ'S' ' ' ^iJ^niJod X bujij;jbuj uopeSaABU ap sesaiduia ¿
6O^'998'¿saoiBJ sauaiq ap SBsajdiua ^3
000 I6"Ssojbjjiu soi uB^o^dxa anb sB^^Bdiuoa 03
TK"18STISBiauíui sB^yBdtuoa 69
S^'6¿6'61*sooqqnd sopiAjas ap SBsaidiua zt
9^^06^1sapjjBDOjjaj 6
*SV31WON
-033 SVS3^IdíN3 SVI>IVA N3 0QI1^3ANI 3VNI^0N IVlIdVO
ÍZ
�24
2) Participación de Gran Bretaña en el transporte marítimo intercon
tinental.
Uno de los cambios más importantes aportados a América Latina
por el capitalismo europeo en expansión fue la introducción de la
navegación a vapor.
El "steamer" presentaba una serie de ventajas frente al tradicional
velero: mayor tonelaje (multiplicó por 5 y por 10 la capacidad de car
ga), menor calado, menor duración de sus viajes. El vapor amplió en
forma muy importante la capacidad de traslado de carga y de pasaje
ros; esto último resultó decisivo en el desarrollo de la inmigración que
afluyó bajo la forma de un verdadero aluvión a ciertos países de Amé
rica Latina durante la segunda mitad del siglo XIX.
En ese verdadero "duelo" entre el "steamer" y el velero poco a po
co el primeio se fue imponiendo, fundamentalmente para el traslado
del correo (la regularidad y prontitud de sus arribos aceleraron el rit
mo y acrecentaron la importancia de este sistema de comunicación),
asi como para el envío de determinadas mercancías que debían llegar
rápidamente a destino.
No obstante, el velero no desapareció en forma automática; por el
contrario, intentó su defensa incorporando una serie de transforma
ciones tecnológicas que acrecentaron su rapidez, su capacidad de car
ga y su facilidad de maniobra: tales eran los "clippers". Con ellos la
navegación a vela mantendría un indisputable dominio en el trans
porte de carne salada, pieles, cueros, guano y maderas, donde fue el
medio de transporte más indicado.
El "steamer" tenía también sus desventajas. Una de ellas, y no la
menos importante, era la de que, debido a la rapidez del viaje, llega
ban viajeros contaminados por determinadas enfermedades y sin que
se tuviera conocimiento de ello, pues aun se encontraban en el perío
do de incubación de las mismas. Esto, combinado con la gran afluen
cia de inmigrantes, provocó un déficit higiénico en nuestros países,
determinando una gran vulnerabilidad frente a las epidemias. Pero su
faceta más negativa estuvo en el hecho de que todas las compañías
de navegación transoceánica estuvieron en manos extranjeras (euro-
�-UI03 SBJ UOJB$df| B(p SBJX ^\V\¿ B| 3p Ol>J [3 X |}SBJ8 '
ajjua s^jodBA ap eaui| ns ojnSneui '03 |}b^\ pXoy B| 'oub asa ua uns
|ap eauaiuy uoa ajuauíjuoa ofaiA p opuaiun sajodeA ap jEjnSfoj eau
^1 eun BjapajqBisa as anb ejed ^gj B}SBq jBjadsa anb BuqBq ojag
•<€XuBdiuo3 uoij
•B^AB|^ UOZBUiy,, B{ SajpUCT] U3 QUJJOj a^UdUUOUa)SOd X SEUOZEUIV
¡a ua sajodBA ap oot^jj |a BqBpiui bhe^ ap U9jeq ja zg%\ ug
'Xen^ruf) 01 j p 9)uouiaj anb JodBA jauiud
p anj 'aujoqx *fl ^MOf UBjidB^ p jod opBpuEuio^ 'oapiAajuoj^ X
saiiy souang aJiuasaÍEU soyB soijba a^UEjnp 9zi|Baj X EiuEdiuoD eíjo
e opipudA anj ouBDijauiBauou uaSuo ap 'sEpEpuo^ 9^^ ap 'oeiuojo^
p anj sasua)B|doij sBn^^ sbj b 98a|( anb ajuBajaiu jodEA jaunjd [g
seXenáBJBd ssn^B ua 93aABU anb JodBA jaiuud p anj uuoqng,, p
's^auBjj Buan^ ap anbnq un 'bubje^ oi^ p af^sed p 9ZJOJ
•o^uE e^oij b| pno b\ ua 'opB^iiqo ^p B[[Bjeq bj ap o^ang [
-jaju? otajauioa p sajouaiui sou so| ap Bjn^adB B{ jbjSo[ bjecI
Boijauíy ap sasied soj ajqos puoiaBUjajuí U9isajd ubjS sun
iOSSI ^ .O^Hl ^P BpEDap sbi aiuBjna Bjajsoa uopBSaAeu b| a^uaiu
•jouajsod X soueaijauíBouiiBi sou so| uojanj sBiauauadxa SBUBjdiua)
SBjsa ap ouBuaasa [g sajB(n3aj scauíj jaaajqB^sa ap sojuajui sojaiuud
so| jod aiuauuofja^sod SEpin^as uojanj sauopuBdE sBuBÍa[ sB)sg
opiAjo p ua uojaXBD ouBpidojd
ns ap p X JodBA pp ajquiou [g 'o|jE[duia)uoa BJBd sajopBpadsa ap
uoaauqna as sBajozB sb¡ anb 'souBapiAaiuoui so| aj^ua U9pEsuas bjubj
p 9snea y^g \ ua oapiAa^uo^ b jodBA jauíud pp oqujE [g
e| ua ajuB^odiui pdBd unSuiu 98nf ou ojad gig[ ua osiBjBdjBy\ e
9^a|| jodBA |g spuapuadapui b| jod Bqan( ns ua souajiqo SE^oujBd so^
c jepnXB Bjed auBjqao^ p^og ap ouBuuaq un jod saipuog ua opina}
-suoa '((JB)g 3uisi^|,, p opis jaq^q BuaaajBd sBUEauauíEpns
sb| ua u9puedB ns oziq anb JodEA jauíiid p 0Il||Bq|n^
sauauiy BjBd SBpipj^d sa)UB)joduii Xnui ua 'ept^BdBj^uoa omoa
'X 'sajajj ap oidaauoa jod sEiyBdiuoa sej BjBd sbpubub^ sauuoua ua
ofnpBj) as oqaaq a)sg o^ijej} aisa ap oiuimop pp sopmpxa a;uauiE}
•n|osqB souBDijauiBoiujB[ saspd so| opuEjsa ^(ajuauip^uauiEpunj sBad
�26
pañías francesas10 bls y las italianas.
Veamos tan sólo tres de las compañías británicas que unían los
puertos ingleses con América Latina. Los datos son de Mulhall y correponden a fines de la década de 1870':
Pacific Co.; con un capital de 2.954.300 de libras. Sus vapores realiza
ban tres viajes mensuales entre Liverpool, Brasil, el Río de la Plata y la
costa occidental de América. Recibía un subsidio del gobierno chile
no. La capacidad de sus vapores, verdaderamente espléndidos desde
todo punto de vista, iba de las 1.500 a las 4.800 toneladas. Poseía
54 vapores, lo que representaba una capacidad de carga ae 107.000
toneladas.
RoyalMail Co.; tenía dos líneas de vapores con una estupenda flota.
La primera, unía Inglaterra con las Indias Occidentales, y estaba co
nectada con el ferrocarril de Panamá; los vapores viajaban una vez por
mes desde Southampton. La segunda, que llegaba hasta el Brasil y el
Río de la Plata, realizaba viajes quincenales. La compañía tenía un
total de 24 vapores, que sumaban unas 54.000 toneladas.
Lamport and Holt\ tenía dos líneas que unían Inglaterra con Brasil y
el Río de la Plata. Una de ellas partía de Liverpool y la otra desde
Londres. Esta compañía mantenía un tráfico muy intenso: cinco o
seis de sus vapores llegaban mensualmente al Río de la Plata. Poseía
una flota de 32 vapores.13
A fines de a década de 1880' la participación de los intereses
británicos en el transporte marítimo interoceánico era muy importan
te. En su trabajo sobre el comercio y el transporte entre Estados Uni
dos y América Latina, publicado en 1889, el norteamericano W.E.
Curtís 14 se q^ejaba amargamente del dominio que sobre las líneas
de transporte marítimo tenían los países europeos y nos brinda algu
nos elementos para estimar la importancia de la influencia británi
ca en ese sector: ennumera las líneas de vapores que unen los puertos
de Estados Unidos con América Central y América del Sur y señala
que, excluyendo de dicha lista los vapores que navegan bajo bandera
norteamericana, existen unas 21 líneas que hacen ese tráfico, de los
cuales, por lo menos 15 pertenecen a capitalistas ingleses.1 s
La evidente superioridad de Gran Bretaña tenía su explicación en•
una política d- subsidios a las líneas de navegación, que apuntaba
�-aína sajope^odxa sog -010^30103 ja jod apiaiujBuoi3ipe.u sopeajduia
sopo)9ui so| ua sauoio oyipoui ofnpojd u^iquiBj ouauiouoj apg
soadoina sojonpojd soj ap opajd jou
-aui X p^pijBo bj jod sopB^ojjap 'jejaua^ ua BuajjBqBjBj ap sojnoi^B X
s^piqaq 'soiajquios 'soqouod ap u^pBouqBj B| b sepEoipap SBujsnp
-UI SBJ 'SBpBJOajB S^UI SBl 3JJU3 SOUi^Ji^ BIUOIO3 B^ B UBqBJUOUIOJ 9S
'sosbo soqonui ua 'sauaSjjo soXno 'saiBooj SBu^snpui sb| ap
-ap bj Bisa sa^uByodun sbui sbj ajiua '.sBiouanoasuoo sBuas sbjjo
-uibj 93JJB0B sopBjnpBjnuBui sopnpojd ap jopB^odxa 4tuiooq,, jg
sbj ap sooiui9uood sosdB^o soi B 3[qBi9UjnA Xnuí B;uiouooa BJ^sonu
B opuaiAjOA 'saiopEjdiuoo sop^ojaui so[ ap sauopBnpny sb[ b opad
-sai uoo sastBd soi^sanu ap Boiui9uooa spuapuadap B[ ap u^pBrquaoB
Bun oubiojoo ouioo oaíi^ 'sBjsiuiouooa so¡ oiJBuiBn ua opBp uBq ouioo
MBjanjB Bp^q opaiuipajo,, ajsa 'apauiBoiSpg souaÍB ueía aj anb soq
-anbB ajuauíauan^ asopuaipisaj 'Bjuiouooa bj ap jopas un ua 9i;uao
as sauopsu sB^sa ap iopnpojd ozjanjsa ja opo^ '.Bjnqnoououi bj ap ojj
-oiiBsap ja 9ioajOABj Badojna BpuBuiap Bg sasred so^a ap ooiuipuooa
ojjoiJBsap ja ua sauoioBoijipom sajuBjjodun Biouanoasuoo ouioo üoj
-aiAnj oiquiBojapi a^sa ap sBjSai sBg jBjauíui X ouBnoadoj<te uaSijo
ap SBuiud sBuapui sasisd sopa ap oÍBj^xa Bdoing sojja ap oiquiBo y
-soadojna sopBjnpBjnuBui sopnpojd soj Jod souBouauiBouipj sopeo
•jaui soj ap U91SBAUI BiapBpjdA Bun ap sBoippapBJBO sej 'sajeiojauioo
soiquiBojapi soj ap jaAiu b '^uxnbpB xiX ^^^s PP P^qoi BpunSas
bj ua Buipg Boi^uiy BioBq oadojna ouisijBqdBo jap u^isuedxa Bg
'BUIJBg
Bou^uiy ap joua;xa oiojauíoo ja ua Bqepjg ubj^ ap ajjBd-B^ong (
Buijeg BoiJ^uiy uoo Byepjg
ubj^ ap oiojauioo ja 9zubojb 'saiope^ soqonui soj;o b X ap^ b opiqap
'anb uauinjOA ja saouo^ua soujapuaidjos aqap ojq -jbjuojjb usiqap
anb SBijojBuiuniosip sbjijbj sbj b opiqap sajqejOABjsap sauoioipuoo ua
jjpduioo b sopBSijqo 'sajBAij sas^Bd soj ap oioiauioo ja jBZBjdsap Bjed
buub Bsojapod Bun 'sooiuBjuq soqpqns ap odni^ un BjBd sbioububí^
ap a^uanj ajuB^odon Bun ap s^uiapB 'pXnqpuoo BiuouiaSaq 4jsBnb,,
Bpg 'sasjBd sojpanu uoo sajBpjauíoo sauoioBjaj sbj jB^uauiaJoui b
Ll
�peos fomentaron una actitud consumidora en nuestras poblaciones,
valiéndose de los créditos, los agentes viajeros y la publicidad en gene
ral.
Este afán consumidor, orientado en muchos casos hacia artículos
de carácter suntuario, produjo un enorme flujo de materias primas
latinoamericanas hacia Europa y desalentó la formación de industrias
nacionales.
Como en los demás sectores de la actividad económica que hemos
analizado anteriormente, la participación de Gran Bretaña en el co
mercio exportador e importador latinoamericano fue preponderante.
Sin temor a equivocarnos, podríamos afirmar que durante la segunda
mitad del siglo XIX Inglaterra mantuvo la supremacía de este comer
cio aunque, en las dos últimas décadas del siglo, esta posición de pri
vilegio comienza a ser horadada sistemáticamente por la presencia de
pujantes competidores, fundamentalmente Alemania, Francia y Esta
dos Unidos.
Veamos ahora, brevemente, algunas cifras que ilustran tan solo dos
momentos de este voluminoso intercambio.
Año 1875. En ese año el monto total del comercio exportador e im
portador de Gran Bretaña ascendió a la suma de 597.310.000 libras,
de los cuales 33.780.000 correspondían a su comercio con América
del Sur. La proporción que correspondía a cada país o región en ese
monto total era la siguiente:
Estados Unidos15Canadá3
Francia10China3
India9Egipto2
Bélgica y Holanda8Suecia y Noruega2
Alemania7Turquía2
Australia7Italia2
América del Sur6España2
Rusia5Otros países17
100
El com^rcio con America del Sur ocupaba el séptimo lugar y casi
igualaba el comercio mantenido con las colonias australianas.
�9p aji^uqBiu^uiBpufvj S9iu9p9nojd 'soiuoums^i
sosjdAip J9O9JBdB 8 ubzu9ouo9 -sgjuB sBzinb o- 0^^1 sp Jiy^d e '08
uts 'zspnos \^\o\ qejisoui bjj9jb|8u( gp upptsod e¡ 'BinjBq 8^
¿od ^pBzqBW sopnpcud dp u^pBpodiut e| u^ 'soui^a OUI03
000 000'S¿000000 06
000'000*9tl000000'19
000'000'U000000* 181
sopiUQ sopc^s^
SHNODVl>!OdWISHN0DVl^0dX3SlVd
:s9Sied S3)U9tn8is soj ^psap s^u
I 3 'BID8l| S9UO19B^JOd\9 SBJ 9p SBi^IO SB^ oSfotl| BQ S9JB(9p 9p
S9UO||IUI 00S 8Un B 9^U9UIBpBUIIXOjdB OipU9DSB OyB 9S9 9p SBUB9IJ9U1
-BOUI^B[ S9UOI9BJJOdX9 SB^ 9p JBJO^ OJUOUI {9 ^8881 U3 OUB9IJ9lUBOUl|
-B( JOU9^X9 OI9J9UIO9 j9p SBjjp sBun^jB Bpuuq sou si^n3 '888[ ouy
•sooiuBjuq so^pqns ^p S3tio[|iiu ^
UO3 'BJi9JB[3ui 3p SBIUOIOO S9^UB8oJJB SBtU X S9JOÍ31U SB| 9p BUH 'BpBU
-B^ 9p SBJ 9p 9jqop J9 CSB9 B UBipU99SB SBJ9UI|jd SR| 'BUB^9jg UBI^j UO9
BpBUB3 9p X JnS [9p B3U9Uiy 9p S91B19J9UIO0 S9UO19BJ9J SB|
9S is 3nb BqB|Bii9s sojep so}S9 opeuio^ soui9tj U9inb 9p
001001
9' ' •U
Z\Qle^id bj 9p
lt9t
8^••••••••ei
zíot'
S3NOIDVl^OdX3S3N0DV1HCWWISlVd
:9^u9in8is B| bj9 (B^oí 9S9 U9 UBqed
-lOIJJBd SOUB0U9lUBpnS S9SlBd S9^U3J3JJP SO| 9nb U9
�30
dos a los intereses ingleses, que coinciden en señalar una aparente de
cadencia del comercio inglés con América Latina, frente al avance de
otros competidores. En la segunda parte de este trabajo el lector en
contrará referencias precisas a este respecto.
4) Inmigración e influencia cultural.
El Profesor J.A. Oddone señala en su trabajo sobre la emigración
europea al Rio de la Plata:
"Bien se sabe que Inglaterra ha sido quizá la nación donde el
fenómeno emigratorio ha alcanzado formas más típicas y cifras
más rotundas. Factores demográficos, y toda la conocida se
cuela de cambios que presidieron la transformación industrial
de la vida económica británica, impulsaron sin pausa una emi
gración masiva dirigida hacia Estados Unidos -donde en 1850,
9 de cada 10 emigrantes procedían de Inglaterra, Irlanda y Ale
mania-, hacia Australia, tras el gold-rush de 1851, y hacia
Nueva Zelandia y África del Sur".17
América Latina no figuraba entre los destinatarios de esta emigración
masiva; siendo los factores que la desalentaron de diverso orden. En
tre ellos debe citarse la dificultad de acceder a la propiedad de la tie
rra en regiones con adecuadas perspectivas de desarrollo económico
(situación que contrastaba con las facilidades y excelentes perspectivas
que presentaba al novel colono la ley de Homestead de los Estados
Unidos), las dificultades inherentes al idioma y el temor a ser objeto
de discriminaciones por motivos religiosos, en una América Latina
signada por la herencia católica de la conquista.18
Pero nuestro continente, si bien no fue la meta final de una emigra
ción masiva p^^veniente de Gran Bretaña, recibió a cambio el aflujo
de pequeños contingentes de emigrantes que trajeron consigo un cier
to capital y que, en general, realizaron una próspera carrera en estas
tierras, vinculados a las múltiples empresas modernizadoras sustenta
das por el capital británico. La emigración británica puede definirse
—en mucho mayor medida aún de lo que lo fue la emigración france
sa— como una emigración de élite. A sus protagonistas los encontra
mos desarrollando tareas de orden técnico y administrativo (ingenie-
�soijsanu ua
ap oji^sa ¡ap oaijboijiu^is Xniu afesBd un souiBJjuoaua 'sauoi8aj sBjsa
jod saÍBiA sns B^B¡aj apuop '^sauiBauauiy-ouBdsiH sanbi¡qnda>¡ saq,,
ojqn ns ug PUMO 3Jopoaqi ouBauauíBa^ou ¡ap ¡a sa oaisBp bX oiu
•oiuiisa) uq BDod? b¡ ap sojaÍBiA sosojauínu so¡ uB^uano anb o¡ ¡bx *bu
-¡JB1 bdu^uiv Bpoj b BAisuajxa asjaaBq apand uaiq 'bjb¡j b¡ ap oj^ ¡b
9Xn¡jB anb BDiuB^uq uoiDBjSiuia b¡ b BjundB uoidbuutjb s;sa anbuny
6 • tBpuapaoojd ^sa ap soiuoun^sa^ so¡ sopoj isbo u^ia
-objsijbs uoo jBX^jqns ua¡ans anb BzuBj^n b oadoma BpiA ap
op^sa ¡a u^¡quiB) ouis umsaqoo Bqaaj^sa sun o¡os ou uauai^UBui
anb b¡ ap oj^uap 'pBpiunuioa ns ua asiBzi¡BuiEiBui b uapuai)
X [Bpo$ OAijdopB oipaui ¡b U9idb¡iiuisb ap o¡nu
un uBiauapiAa sasa¡8ui souojBjáiuiu} sodmS so¡ "„
anb 'sapBpapos SBjsa b uopejodjooui ns ua ((a^uai¡Bsajqos sbiu bj bz
-¡nb BoijsuapBJBO,, ouioa 'jE¡Byas Buad b¡ aaajaui 'o¡¡a aunnsqo o¡^
sa¡Bio^o soqoBdsap so¡ ap
X sauo¡Bs so¡ ap sByand sb¡ uojBanbuBjj a¡ 'Bu^Bd ajpBui ns ap oiSij
-sajd ¡a X BpBpouiooB uoiaisod ns 'sb^jb sasB¡o sb¡ ap ¡aAiu b 'pBpi¡i;soq
BpBjapoui Bun ap X sBjjnq ap oaijoui anj t<s^[8ui ¡a,, 'saJB¡ndod sasB¡a
sb¡ ap ¡aAiu b anb oyaia sa uaiq ¡s *SB¡¡oua sapepaioos sb¡ ap a^sd
jod ajuBjSiuiui ¡a opfqo anj anb ap ozBqoaj ap ouauípuaj ¡a Bpipaui
jouaui ua uojaijjns SBUBauauíB sBXB¡d sb¡ b uojBqixiB anb sooiuBjuq
saiuBjSituui so¡ anb asjiaap apand SEoijsuapBjBo SBjsa b opiqaQ
a¡qBipiAua a^uaiuBDUBjj
ou opuena ^BpBSoqBsap Boiui^uooa u^pBn^s Bun ap uojbzoS '¡Bjau
-a8 o\ io¿ BjapBUBÉ u9pB^o¡dxa b¡ ap u9¡aBziujapoui b¡ ua u9pBdp¡)
-jsd BAispap Bun uojaun) 'a^uauuBjnDijJBd 'asuajB¡doij ojrquiB ¡a ug
'SBiJBipqouiuf SBsajduia X souBousq so^uaiunoa¡qBjsa ap o¡¡oxiBsap
¡8 sopB¡nauiA uoiaiAnjsa X JopB^jodxa X jopBjjodun oiajauíoa o^jb
¡a ua ajuauqBjuauíBpunj 'oiajauíoa ¡a ua uojb^pb uaiquiB^ ^ap 'sbu
•iui sb¡ ua 'SBiJBn^iod sBjqo sb¡ ua 'sooqqnd sopiAjas uB^pua^ anb sb¡
ua 'sa¡iJiBaojjaj ap SBJopna^suoo sBsajduia sb¡ ua (op 'sa^uaja3 'soj
ie
�32
"Cuando uno viene de ver en que condiciones de atraso y de
semi-barbarie se encuentran sumidos los puertos del Pacífico,
constituye una agradable sorpresa encontrar en medio de la
pampa el refinamiento de un salón londinense y los entreteni
mientos de una mansión de campo inglesa. No se podría en
contrar en otra parte un ejemplo más llamativo de la capacidad
que tienen los ingleses de transportar una porción de su patria
al corazón mismo del desierto. Véase, en efecto, lo que pasa en
la pampa de Tamarugal. El director de la oficina y sus emplea
dos, que son casi todos ingleses, están alojados en una casa
puesta a su disposición y mantenida por los individuos o la
Compañía a la que pertenece el establecimiento; allí, constitu
yen una familia más o menos numerosa, que comprende fre
cuentemente dos o tres mujeres y niños. Algunas de estas casas
están muy bien amuebladas, cuentan con luz eléctrica, están
provistas de todo el confort que puede desear un inglés exigen
te, y arregladas de tal forma que pueden ofrecer una encanta
dora hospitalidad a los visitantes que allí son siempre bienveni
dos. En el salón, las damas ejercen su dulce influencia como en
la madre patria; en la mesa, la comida es servida con una co
rrección enteramente inglesa; en los dormitorios, una colección
de novelas inglesas con la habitual encuademación en sólido
cartón y las conmovedoras ilustraciones que representan heroí
nas sentimentales, ofrecen un soporífero al huésped que per
nocta allí; periódicos ilustrados, revistas y el ubicuo htnch se
encuentran a disposición de quien los quiera leer. Si a M de
Maurier20, le tocara en suerte estar exilado en la pampa de
Tamarugal, encontraría allí aún más tipos y escenas para dibu
jar; ingleses aficionados a los deportes atléticos, vestidos con
ropas apropiadas; jovencitas que juegan al tennis vestidas con
pasmosa coquetería y atravesando como amazonas las llanuras
polvorientas para hacer visitas en los establecimientos vecinos.
Ciertamente, la vida está lejos de ser alegre en la pampa, y sin
embargo, estos ingleses llenos de salud y de voluntad que la
industria ha exilado, parecen perfectamente felices, sin duda
gracias en gran parte al delicioso ambiente en el que viven"2'.
El fenómeno que tan amenamente describe el viajero norteamericano
no es privativo de Chile. A todas partes donde fueron, los ingleses lie-
�\
B|p 3p
J839U9Z 8 U8J8ZU9U1O9 9nb 9p S9)UB SOU8 SOqOniU U8U8S8d X BUIJJDOp
BfpnbB ug ^pBuuoj opis Biqeq awa^iqp asBp v\ ap u^psiauaS ^un
BpO) Oi9¿ S0UOI3BU SBJ)S9nU 3p OnOJJ8S3p (9 U9 OJ9(ÜBJ)X9 (8)ldB3 (9p
(ddBd [9 jBuoijsano 8 opuBíten 'bdijijo s^ui pnqpB eun 9)dopB 'U9psz
-JUJBpOUI 8] 9p 89UOpOipBJ)UOO SB| BUI)U98iy B^ U9 98J8ZOqS9 8 UOJ8Z
•uaufoo opuBno '^^u^uíjousisoj ((opunui (9p B3iuBjuq uq^biui,, B( 9p
uoi^dops bi$3 9p S9^uduod\9 sdiBdpuud so^ 3p oun aaj oiusiuub^
*SB3IUB)Ijq S9UOI0n^)8UI SB^ U8J9 OJ3JqU!O8
1^ \.^Z3qB3 B^ uaiq JBpiouiB 9nb ÁBq 'oqo^q ojBjquios (9 ^^so mbs,,
:b|3jb^\ opu3JO[j ofip o( OUIO9 'o 'soiuBidBpB J9qes U9 eqB)S9 opo^
'SOS.19AUO9 SOA3nU SO[ 9p Bln8 |9 J9S 8iq9p U9inb X
opBiídsui Biqsq usinb 'ooupa^ ubj8 [9 bj$ qqui^ urepy
8{ 3p SOS3i8ojd SOJ 8 SOUJBSBdlUOOB X OSBJJB 3^UBZUo8j3A OJ)89nU J8U
-opuBqe soureiJ3nb is inbB gsjBDqdB Biqap 3ju3iubsozjoj 9nb 'Boiji^od
X L^1U10U033 BUUPOp 8UT) 9p 'SOldlOUUd 9p 9U9S 8UH 9p BJ3UJS3 U9P
-B3{{dB ?J 3p O^OJJ [3 BJ9 ByBpj^ UBJ^) 9p JOpU9(dS9 (9 9nb 3p U^IOO^A
-uoo auti^ Bun bijsixs soubdu3uibouiibi 83^u38iqp sodnj^ so| 113
'89UCM89I SB)S9 U9
ouisqeqdc^ pp uoisuBdx^ a^Buiuqnj bj Bied opBno^pB |8J
íi^ X oo^iiod ooiBui p 9nj 't4opuntu ^gp eoiuB^uq uddBun bj,, 9sjbui
U9 Opep Bq 3nb Or\ *SBUB3U3lUBOin)B| SBqB S9SBp SB{ 9p 8910)398
p U9 3^UBUIUIOp 3flJ 9nb 'S9S3|8UI BpiA 9p O|I|S9 |9 X BUIOipi
p sduoiDnq^sin sb{ jod uppeiiuipB Bun ^p 3^jBd suijoj o^a opox
3p OpOlU 3)83 3p SO)3ddse SOUnSfB JB)Ilin 9p -9)U9UI{B)U9UIBpunj
S9SBp SBJ 3p 9)JBd JOd— O3S9p p U9 OpBf9(^9J CHA 9S BpU9)Od
u^¿j8 B[ ap oi8i)S3Jd 1^ ji^as oziq ^s ByB)9jg ubj^ ap pjnqno epu^ny
-ui b¡ 'soqpqns sns uojbjj93U9 98 anb ua o)U9iuib(sib pp JBsad y
•pBpiAI)03(OD nS 3p OAI)BAUd
osn BiBd uoj9Xtu)suo3 anb SBisdiSi 9 sappos sqnp lsoiJ3)U3Ui33 'sap)
-|doq SO[ UOS OUISlAlSnfOX3 3)S9 9p O(UOUn)89X SapepqBUOI^BU SBJ)O
3p S3)UBJ>^fU!3 X SOAI)BU SO[ B OpSp9A 9)U91U|B)O) ISB3 OjnDJtO Oq39J)S9
Un UOJBUSjqj X BUBUO)0I^\ BJJ9)Bf9ui BJ 3p U9¡DJOd BUn O8ISUOD UOJBA
�34
5) ^a presencia británica en el Uruguay2! bls
a) Comercio, inversiones e "imperio informal"12
Las relaciones entre Uruguay y Gran Bretaña en el siglo XIX
constituyen un buen ejemplo de la existencia del "imperio informal"
analizado por Gallagher y Robinson. La historia de las mismas puede
dividirse en tres etapas: 1) 1800-1850. Se remonta al esporádico
contacto que aparejó el comercio ilícito desarrollado por los comer
c^antes y navios ingleses en las postrimerías del período colonial, y
se continúa con la aventura militar inglesa que culminó en la ocupa
ción de Montevideo en 1807. Esta última marcó un salto cualitativo
en dichas relaciones ya que, aunque breve en términos de dominación
militar y política, tuvo sin embargo una influencia mucho más perdu
rable desde el punto de vista comercial, ya que permitió que la pro
ducción manufacturera inglesa pudiese acceder al mercado de la re
gión platense, despertando, a su vez, la avidez de los comerciantes lo
cales poit establecer nuevos lazos mercantiles. Al mismo tiempo, el
fraca ¡o de la expedición militar alimentó en Gran Bretaña la convic
ció^ de que el objetivo de su política para la región no debía ser ya
la obtención de una nueva zona coloreada de rojo en el mapa, sino la
apertura de un amplio mercado para su creciente producción manufac
turera, mientras las élites locales se ocupaban de gobernar, Inglaterra
explotaría los recursos naturales de la región, a cambio de derramar en
sus costas las mercacías que salían de sus abarrotadas fábricas.
Obviamente, este plan solo sería posible si estos países sacudían
el yugo español y lograban un mínimo de estabilidad política que ga
rantizara la regularidad del intercambio comercial. Pero la vida demos
tró que el mero hecho de conquistar la independencia no era suficien
te para asegurar la ansiada estabilidad: las dificultades internas del país
y la interferencia de otras potencias europeas amenazaron con hacer
naufragar los planes británicos para la región. Las esperanzas de los co
merciantes ingleses de que sus exportaciones al "hinterland" platense
alcanzarían un fantástico volumen, se vieron notoriamente defrauda
das. A juicio de ellos, la causa fundamental de este fracaso debía bus
carse en la inestabilidad política interna -concrétamete, en la acción
de 4tunos pocos jefes armados"2 3 cuya acción impedía cristalizar la
seguridad indispensable para el desarrollo económico de la región.
�i nuauístuju oiuass ^s oiquiBaajqij ja ojBduiB oXna b- (1981) Bl
ap Xag q ap upioBqojdB bj apuodsauoa opouad
I!
OAnu p svjnsij uis uppBjSaiui un BjBd sred
{1 JBjrédOjd 3p OpUB)BJ) 'SBUBSaOdU SBJIUBJB8 SBJ OJaíUBJ^XS JB)ldB3 |B
^pui.jq ud —ajuauípai '0)1x^ joXbui uis anbunB— uojbzjojs^ as e^
-od^ B^ ap soujacqo^ scq *ouo)BJO(dxa odij ap josj8au^ opio un '
B^^ ap utj ¡a ajqos 'uojbioiui soDiu^^uq sa^jidBa sol
uoisusdxa B( BJBd BiJBsaoau sauopipuoa sbj jbzi^ubjb^ ap ajqBiA
-iqysod Bo^un v\ 19 ua uojaiA anb 'si^d p ua sa^ua^sixa soaiUB^uq sasaja)
-ui soj ap oXods p piqpaj u9iquiB) anb '-uuiy^ Buiuiouap oj oiuodMou¡sjpuadun-qns,, ajsa ap Biouajsixa bi ppidojd aoi^o u8pjoj jg
*pao{ a)ua8iJip assp bj ap sa^aXn^u;
saiopas ap Bipduiis t\ A ajoj)jfuii{ ouadui{ pp BjapuBuy epuapuad
•ap B| 'sa¡B)uaiuBpunj sajBpd ouioo OAnj blusiui Bg "XBngnjfj [a ajqos
Biuouia8aq pniJiA eun jaajafa b uBijBAinba anb sauopipuoa jauoduu
^^iuuad a; seso^ ap B)OJjap B[ ua uppsdp^jBd eXno 'j{SBjg jod op^d
-nao an^ By^jajg ubj^ ap J68n¡ p 'opouad a isa ua ouioo isb ang
*oaiU98Bjojd 101 un jB8nf uBjjaqap soaiuBjuq sapiidea
to( anb n ua BDiuiouona u^isuedxa b| b op^noaps odjbui un opuapa^o
'BnuaAjos Bunu^uí sun uoa o{JBJisiuiiupB ap [a 'jiaap sa 'Bipuodsaojo^
^¿\ anb \^á^d p js^nf ap sauopipuoa ua uasaunjsa saiua^iiip sasep sbj
o)üB) BjsBq 'sied aisa ua op^isBuiap asjapmojduioo Biqap ou BqBpjg
ub.9 anb ap uppaiAUoa ft\ aoyjo u^pjog pp sousuopunj so[ ua uoj
•Biuauiíp tQf8l ^p BpBo^p B[ ua Bsa[8ui uopuaAjajui B| ap sopBqnsaj
sojSbiu sog '^9SI*OS81 (Z 'jajá as ajuauíjBjauaS anb o¡ ap ope^iu
-g sf^ui a^ueiseq 'oXen8BjBd op^aiauj p X esoaauo X poi^ip Bja U9pe8
•9abu ns anb bX 'BpBui^eun boiSbuj 3abj¡ 8[{anbB anj sajouajui sou soj
ap Bjr uadE e[ iu -sap/ip sBjjan^ ap opouad o8jbi un ap Bpin^as anj
p jod— bpbisub ubj Bapi^od pspgiqBisa b¡ oíbjj sBsog ap
9\ iu ;opBasap Bjaiqnq eyeiajg ubjq ouioo sbuojobjsijbs ubi
^od'uoianj ou sBpuanaasuoa SBXno 'apuBi^ Buan^ B[ ua Bsa[8
•ri| u^t^uaAiaiui bj oiua^B anb B| BAiioadsiad Bisa anj X 'aayjo 8i3Jog
p na líqBadurea íbiiuiis Xnuí uqiuido Bun isa^iuBOjam saiopas soi ap
OAi^rAiid anj ou anbojua ap jo.ua aisa 'o^iBquia uig oiJBJisouiap ap
9Í':Baua as Bijoisiq Bg -oiquiBajajuí pnbB ap sauoiaBiiuig sbj
-xa anb sv^ubd sv\ ap aiuBpoduii sbui b[ iu eaiun bj Bja ou
�36
tas tierras^ y la puesta en marcha de diversas instituciones bancarias
(en esta rama los capitales ingleses debutaron en Montevideo en
1863).
Pero el alto costo que tuvo para Uruguay esta experiencia de hege
monía brasileña —endeudamiento externo, crisis financieras favore
cidas por las maniobras del famoso Barón de Mauá, etc.- no se vio
compensado con la estabilidad política y social tan deseada. Poco a
poco el Brasil fue perdiendo el apoyo de algunos sectores de las clases
dirigentes y de los comerciantes extranjeros, que volvieron nuevamen
te sus miradas hacia Inglaterra.
El inicio de esta nueva etapa en las relaciones con Gran Bretaña
estuvo simbolizado por el hecho de que el último empréstito brasile
ño (1863) fue refinanciado en Londres como primer empréstito bri
tánico (1864). 3> 1864-1890. ^íste período puede considerarse como
el del decisivo asentamiento del "imperio informal" británico en
nuestro país.
Los esfuerzos antes referidos, realizados por los gobernantes loca
les para atraer a los capitales extranjeros habían tenido un éxito mo
derado: se contratan los primeros empréstitos europeos, comienza la
implantación ferroviaria, se asiste a la construcción de obras y servi
cios públicos donde ya aparece la participación de capitales extranje
ros, entre los que se cuentan inversiones británicas, materializadas mu
chas de ellas al calor de la bancarrota financiera brasileña.
No obstante, hacía falta la presencia de otro factor para decidir
un vigoroso aflujo de capitales a estas orillas del Plata: la seguridad y
el orden. Las sucesivas guerras civiles habían dejado como saldo un
país anarquizado. Con el advenimiento del Militarismo y el consiguien
te fortalecimiento del poder del Estado, el capital inglés encontró
las garantías que había estado reclamando.
Los factores mencionados sirvieron de base a la etapa francamente
expansiva protagonizada por el capital inglés entre 1875 y 1890,
período en el cual nuestro país se integró definitivamente al mercado
mundial.
A partir de 1880 las inversiones británicas afluyeron en forma cre
ciente, alcanzando su nivel más alto entre 1885 y 1889.: mientras en
1875 las mismas bordeaban los 10:000.000 de libras, tan solo en la
�BXBn8run B,uuouooa B[ ap sooi3[Bjnau sojund so( 'opis ap saiuj
"(S3UOl|llU 09) O31X3J\ X
(sauogiui 69) [isBjg '(sauoijiiu 091 ?SE^) BumaSjv ua epeoipea b¡ jocÍ
a^uauíEjos 'BinjBg Boipuiv ap ojsaj [a ua BpBjadns opuais 'sBuijjajs^
sBjqi^ ap 000'000:8 sol ^qEapjoq XetiSíuq ua BoruB^uq [bjoj puiut
•ou u^ísjaAui B| 0681 u^ 's^^^di^j uoo opjanoB a(] XIX \^s pp sauij
ap XBn8niQ p ua sooiuB^ijq sasajajui soj ap uppBtuis B| Bja ibuo jbob^
-sap a;uauqBuxj Bsaia^ur sou 'opESBd oj^is iap BpBa^p sun^n v\ b ajuaui
-BaiSpjouojo opejooB 'oiprusa oj^anu ap bjsia ap o;und p apsaQ
IBuoidbu Boijqod Buaasa B[ ap sajopas so^ap
jod opB;uap oaiuipuoaa ouisqBuopBu pp sajBquia so^ jod ouioo
^sb -sopiun sopBjsg soi ^^uauqE^uaiuBpunj- sajopipduioo soAanu ap
spuasajd 2\ jod 'OAi)ue;sns o{ ua 'Boqdxa as s^[3ui osaaojpj [g
XX I^ís I9 opBJjua uaiq BjSBq soaiuB;uq sasaiajui so\ ap Bpuany
-ui B| oÍBq o soubui ua uojamSis BXBn^njn B^iuouoaa v\ ap sa^osaj
sa^uEíjodiui soun8[B anb bX P^ubíb} opBisBiuap buijoj ua asjBjajdjajuí
apand ou 'o^aequia uis 'O[[g s^d oj^sanu ua BoiuBjuq epuan^ui B{ ap
o^uaiuipaBDsap opa[ un b souii^sisb Bqaaj Buiiqn B^sa ap Ji^^d V
>161 X ^16I 9^^U9 o^\2 s^ui pAiu [B as
-opuBSa^ 'sauoisjaAui sb^ ap ojuauínB p jod BpBzuapBJBo Bjsa *f 161 ^
3061 ^i\\id apua^xa as anb 'Bpun2as Bg -sisijo b^ ap sauoisnoaadaj sbj
-np sb| SBpBp 'sauoisjaAui sBsop^nBO ap o8an| X ojauíud uopoBJjaj ap
BdBja Bun sa anb X '3061 U9 9^uauiBpBuiixoidB euiuijaj X 0681 u9 BP
-luí as anb 'sun :sasBj sop ua asjipiAip apand XBn8njQ p ua oaiUBjuq
josjaAUi opp pp bóbp Bull^n B^sg > 1610681 (p ^z'J '"I sasa[8ui
jod sopiSuip uos X S9[3ui [Ejid^a p jod soppaiqejsa opis uBq 'ajuaijjoa
Bn8B ap X sb8 ap o;uaiunoajsBqB p 'sanbip so^ 'soauBq so[ 'sbiaubj^ soi
'sapiJBDOjjaj sog SBsa[3ui soubui ua u^^sa siBd ajsa ua BpuEjjodun bu
-n8p uauai^ anb sapu^snpui SBsaaduia sb| sBpoj •"„ :isb -o¡in3jo oui
-i^i8a[ uoo- Biquosap oapua^uo^ ua saj^ui ajuB^uasajdaj [a {$%{ ua
anb pBpipai Bun jboo^sbjj oi2o\ ou 'pfajBdB ^idsBJj 3abj8 a^sa anb uop
-OBjpj B[ 'o^Bquia uis '2\2\¿ pp sBnuo sBquiB ua ajuauíBoijBiuEjp 91 j
-nojadaj anb '16-0681 U9 's^ipuog ap 'sjaqjojg 8uuBg bsbo b| ap sis
-uo B| jod opBjnsnBp a;uauiBosnjq anj U9isusdxa ap opopad ajsg
SBjq
•H 9P 000000:S3 9P SBlu sJB^ P U9 uojajpiAui as '4088l 9P
L
�38
eran controlados por los intereses británicos: bancos, comunicaciones,
ferrocarriles, empresas de transporte, el comercio de la carne, etc. A
esto debemos sumarle el volumen de la deuda externa del país con
Inglaterra -per cápita, la más alta de América del Sur- y el hecho de
que los bancos ingleses, además de ser responsables de gran parte de
tos billetes que circulaban en el país, controlaban buena parte del aho
rro nacional. Igualmente privilegiado era el situal de Gran Bretaña en
el comercio exterior uruguayo: la importación de productos manufac
turados ingleses figuraba a la cabeza de las importaciones uruguayas.
Por último, cabe preguntarse cuáles fueron los factores que favore
cieron este aflujo de capitales británicos hacia nuestro país. Dejando
de lado aquellos que tienen que ver con el desarrollo económico de la
metrópoli y que explican la necesidad de los capitales británicos de
buscar nuevas áreas de inversión, señalaremos tan solo dos variables
de carácter local: a) la falta de capitales nacionales dispuestos a asumir
el papel de promotores de la modernización: en su inmensa mayoría,
el capital nacional prefirió la inversión en tierras -favorecida por la
sorprendente valorización que las mismas experimentaron por esos
años- que daba buenos dividendos y que era un factor de primer or
den en e! ascenso social; y b) la ideología entusiastamente liberal de
los grupos dirigentes, que se esforzaron en limpiar de obstáculos el
camino de las inversiones extranjeras y que, al nivel de los más estre
chos círculos gubernamentales, fue de una inocultable (quizás "ver
gonzante ' no sea un término demasiado aventurado) proclividad a fa
vorecer la acción de los inversionistas cobijados bajo la bandera de la
victoriosa Albion.
Por lo general, la receptividad con que los gobernantes locales tra
mitaron los reclamos y deseos de los subditos de Su Majestad Británi
ca, hizo innecesarios otros expedientes más violentos, confor^ando
así una situación que resulta ejemplar del "status" de "imperio infor
mal".
A este respecto resulta muy ilustrativo el Informe que enviara al
Foreign Office el representante inglés en el Uruguay -GitTord Palgrave- al abandonar este destino diplomático en 1884. En el mismo ha
blaba de la "... disposición -que debo hacer la justicia de reconocer
a este Gobierno de que durante mi residencia aquí ha sido muy marca^
�seuioq.^, 'uos^aaf irenf "1103 ovtyi uBnf 4uaqc>Bg as^ opjenpg
uifjiiS ojpunfaiv 's^q8nn opjeai^ 4qsB3 ptUB(]
b jb^io ouiapod soDtuBjuq sojapu^^a sopB3B)S9p s^iu Of ajiug
*B9it| B|S9
J9pU94dui9 BiBd SdUOlOipUOO SBUH|d9 U9 UBqBJ|UO3Ua 98 'Upt^^IOfd
^ca ap odij OAdnu p diqos soaiucpi soiuaitupouoo uoo X 'opjauioa (9
sopB|nuinoB 4s3|BjidB0 soun^|B 9p 'ayBd joXbui ni U9
oj^sanu ap BAipnpoid Bjnpnjya t\ U9 nupua) S8id
•uanoasuoa sbjub^ anb ouuo opsueS jap U9pB)UB[dun B| ua a^aiupi
•uaiuapunj ja;u9s oziq as -sau^iuap X sasaauBjj sojapus^a ap B| uoa
oiuní- ^puan^ui n$ -oXBn^run oj8b pp u^iOBziiuapoiu ap osaaojd |9
ua sajBjuauíBpunj sajopBj uoianj jopapuajdiua njuídsa X BisiiBjidna
pBp^Biuaui n u^jjb^ X uinip^ Jod Bpcipnjsa uaiq uv\ opis sq anb
^ 0981 9V ^p^o^p B[ ap jijjBd b BnonBsap as anb pjnj b^b asap BAanu
^sa ap etpjBtv^uKA v,\ uBJinji^suoa soaiuBjuq sojapuB^a so^ *odiuB9 |t
9181JIP as U9pBj8iiuu; b;s9 ap a^aXnjjui 9 a^ueyoduii s^ui jopat |9
'SBpnp b JB8n| ujs 'oja^ SBoqqnd sBjqo SBSJdAip ap u^taanj^uoa B| ua
uoiBdpiyad o s^[3ui ^^dBa p Jod SBpepunj sBsajduia saiuajajip ap ai
•uajj p iiojaiAn^a sasa¡8in sa)UBj8iunji sojiq uosui^uiox s^uíox uop
anj S918U1 a|UB*pjauioa opBOBjsap ojio íou^apiAaiuotu otojauíoo oqt
pp sajopapunj so[ ap oun oiuoo opBjapisuoa jas apand auoja^ pnuí
•B :opjawoa p uojBDipap as so^a ap sounSiy puopeu eaiuiouoaa
pepiAipe e[ ap sajopas sosjaAip ua uojsnpB SB|siuo8B|OJd sn^ bsoj
-aumu Xmu 4XBn8nJQ ua oooduiBi 4anj ou BoiuBjuq upiafijiíuiui B^
^Dn8rufl ¡9 ua soonwjuq sajuDjZi^ut so^ (q
Bisa ua ope^pajaB ojafuBjjxa ojisiui^ ojio un^uiu opej8o| eq
unSas 'anb b[ ap saJOABj ap sauoisaauoo o sapBiinayip b uopiqos
epidej sbui eun "„ opiuaiqo Biqeq 'sajBuosjad sopBiuoa aiueipaiu X
saaaA sepiiadaj jod 'uainb ap 'soiue^ pjaua^ pp osuaass p apsap op
-LunasuBJ) cduiaii p aiusjnp ouoiou a|uauiJB|nai|JBd opis eiqsq pp
-uasapjd opj| aya anb opuBDBisap '^/ "4/ -peisafe^ ns ap U9p83a|
B( ap sepBUBiua soaiuejuq soppqns X sasajajuí so| ap ojd ua sauoiaei
-uasajdaj se[ sepoi b ajuajj B^pdujis puopdaaxa Bun jbjisoui e -Bp
6í
�40
Salvo escasas excepciones, la regla fue que estos inmigrantes britá
nicos
"no se orientalizaran con facilidad / ... / Los frecuentes viajes
a Europa de los fundadores de estas familias /... / se comple
taban con el todavía más frecuente envío de los hijos a Ingla
terra, para recibir una educación que consideraban más ade
cuada a la dirección de las vastas empresas y establecimientos
que debían heredar".27
Ya nos habíamos referido a la particular capacidad de los ingleses de
llevar una porción de su patria consigo, de recrear su habitat donde
quiera que estuviesen. Uruguay no fue una excepción: Nahum y Ba
rran recuerdan el relato hecho por W.H. Hudson de aquellos "nostál
gicos ingleses" que "habían organizado con perros criollos una caza
del zorro a la usanza aristocrática británica en los campos del Río
Negro".29
Este esfuerzo por recrear un microclima anglosajón se vio reforza
do por las uniones matrimoniales entre miembros de estas familias.
También en el campo de los deportes y entretenimientos, los ingle
ses ostentaron un empecinado exclusivismo: el Montevideo Rowing,
club de regatas, fundado en 1872, sólo admitía a ingleses o hijos de
ingleses. Lo mismo ocurrió con los inicios del fútbol. Durante un cier
to tiempo estos deportes sólo los practicaron los extranjeros. Cuando
comenzaron a ser patrimonio popular "los miembros de la 'high life'
comenzaron a alejarse de él /se refiere al fútbol/ buscando nuevos
campos a su afán de exclusivismo".29
�-ubab sojirej j^atjdxa BjBd dAJis anb X sajBuoipuatu SBOijqndaj sbj uoo
ajjou jop U9^au uüjS bj ajjua sauoiaejaj sb[ ud oAtspap irej jadBd un
9<iní anb— BUBauauíBajJou-oj^^uB pBprjBAU s^ ofdpuud o u9pBjap
-jsuoo ap odij oj^o jambjeno ajqos sajBpjaiuoo X soottupuoaa sasajajui
sns ap pBpuoud BjnjosqB Bf anj sasjBd sojsa Bp^q sopiufj sop^jsg
sol 3P Joua^va Bot;i;od B{ ap a^uB)Jodiui sbui Bai^spapejBa s^
o8anj pp BJjaix I e)SBq uBipua;xa as anb sB^a^ sb{
ajqos aiupuiiuop Bpuanyui ns jaaiafa b opBu^sap gqe^sa si^d ns anb
ap Bapi bi souBDuauíBa^ou sa^ua8ijrip so[ ap ajuaiu B| ua OAn;sa 'Bp
•uapuadapui b{ ap sojuauíoiu soj apsap bX anb asjpap apand [BjauaS
ug asjBpjoaaj apns ajuauípjauaS anb o\ ap sbjíb sbui ajuB^sBq ubj
-uouiaj as sBUBDuauíeaviou SBjsiuoisuBdxa s^apj sb^ anb jBpujo soujaa
-Bq aqap ou 'a^uau^uoo pp oiuiiuop p jod Buap[8ui uoo npduioo
b jBJ^ua ap sauopipuoo ua uoJBj^uooua as ou sopiun sopBjsg soj
SBpso^p sbuba ajuBjnp anb ap oqoaq ¡g Biouanyui ap buoz BAijBAüd
ouioo -opBpiooaj sa ouanq - UBqBjapisuoo saouojua apsap bX anb p
'ouBDijaiuBOiirdsiq o^r^jod ojajqBj ja ua SBzaid sns aju^uqiqBq biaoui
Byepj^ ubj^ ouíoo opaaj ap soua^ uoJBAjasqo sopiuf) sopB^sg so|
'ojuaiuoiu asa ug a^uaipuadapui ^pu bj b ubjobu Bouaiuv ^p sBjoyBd
-sa sBiuo(oa sb| anb ua ojuaiuoiu ouismi p apsap bX asjdAajd Bipod
pBpipAU sqaip anb ojjap sa uaiq is 'xx \^\^ \^V sBiauíud X XIX
o^^is pp sBpeoap sBun^n sb^ a^uBjnp 9^oxiBsap as anb ejsijBuaduii
-jajuí Bqonj bj ap BjjBjBq ap odurea anj eui^eg Bouauív anb ;sb sg
j^ pp jns p uBipuajxa as anb sBJja^ sbj ap oiuiuiop p ooiu
ug^\ \n jBjndsip ap Epe^iBaua b^ anj BUBOuauíBajJou Bpn^B jg
0€ttBisinbuoa Biaojaj,, e\ ap SB^siuoSBjojd so| uojan^ sopuiQ sopBjsg
soj 'Baiui^uoaa Biauapuadap bj o bpbuijb upioBuuuop bj jod osjno
•ap ns opoj ua BpBuSis 'Bin^Bg Bauauív ap ^ijojshj ajuaujns bj ug
SOIsrV3I^3WVOlsíUVl
S0QV^1M3W SOI 3C1 SOd N3 1HÓNVA VIDVWOldia VI
(II
�42
ees, repliegues y cambios de frente, de otro modo incomprensibles,
protagonizados por los Estados Unidos al sur de sus fronteras- no es
más que un corolario de la preocupación fundamental de su política
exterior, puesto que el objetivo final de dicha disputa no era otro que
la conquista de los mercados hispanoamericanos.
Al año siguiente de producirse el reconocimiento de la independen
cia de las repúblicas hispanoamericanas por parte de los Estados Uni
dos, el presidente de esta nación. James Monroe, formuló lo que ha
dado en llamarse la "Doctrina Monroe". Esta resume el pensamiento
de los proceres de la independencia norteamericana sobre política
exterior. Hamilton había querido lograr el aislamiento de la gran na
ción: los Estados Unidos debían mantener su independencia de toda
influencia extranjera y luchar contra todo lo que se opusiera a impo
ner su política sobre la parte Norte del continente. El propio Washing
ton, insistía en que los Estados Unidos debían mantener su indepen
dencia frente a la política europea.
La "Doctrina Monroe" surgió en una coyuntura muy especial: en
medio de la reacción legitimista patrocinada por la Santa Alianza en
la década de i 820' con el propósito de devolver a las metrópolis
europeas las colonias que el torrente independentista les había arreba
tado.
La "Doctri^a Monroe" está contenida en algunos parágrafos, fun
damentalmente en los Nos. 7. 48 y 49, del Mensaje anual enviado
por el Presidente Monroe al Congreso de los Estados Unidos, el 2 de
diciembre de 1S23.
Los pasajes más significativos del Mensaje expresaban:
*... La sinceridad y las amistosas relaciones que existen entre
los Estados Unidos y aquellas potencias /se refiere a las poten
cias que integran la Santa Alianza/, nos obligan a declarar que
consideraríamos peligrosa para nuestra paz y seguridad cual
quier tentativa hecha por ellas que se encamine a extender su
sistema en una porción de este hemisferio, sea la que fuere. No
hemos intervenido ni intervendremos en las colonias o depen
dencias de cua^quier potencia europea; pero cuando se trate
�anbiod ojja b uBiuodo ^s soyams sop^jsg so| :8J ua buibue<j ap
ocaj8uo3 je Biauaisiss B| jod sopiuf] sopejsg soj ua epeyasns eiuaiu;
taiu^jod bj asapjanaaj) soyajns sasaiaiui soj osad joXbuj ap uojanj
opouad ajsa ua anb aiuapua sg ¡Bijojiijaj uorsuBdxa B| jod oznaj
•dbjbd as '\}\]J Exianj^) bj ap sauíj bjsbij ajjoa anb 'Bjaiuud bj :,0881 9P
Bpea^p^j ap sozuajuioa bjsbij saauojua asa apsap SBdBja sop Jin^uijsip
asopu^ipnd 'oaiiuouoaa ojjojjBsap ns uoa BpBjnauíA ajuaiuBpajip oa
•njsa BUBauaiuBa^iou jouaixa eaijijod b| 'Biauapuadapui ns apsa<]
'oiuiuiop asa ejejndsip
sa| Biauajod bjjo anb jBiajoj b sojsandsip usqeisa ou anb X eiauan^ju;
ap euoz ns ouioa BinjBg Bauaiuv ^ ueqBjapisuoa sopiUQ sopejsg
soj anb Bu^^ag ubj{) b ji^dApB b uaiq sbui ouis 'SBUBauauíBouBdsiij
ssaijqndaa sbj ap Biauapuadapui bj bpb^ui iBAjasuoa b eiauBisui Biui^n
ua BqBjunde ou t4aojuojv ^uijpoq,, bpbuibji bj anb j^suad ojBsuas
sfiu aaajBd 'BUBauauíBoui^j bijojsiij aoijajsod bj ap znj bj e 'o^ag
'Bueauaui
-eouBdsiq Bjauapuadapur bj ap bi^ubjb8 bj uojanj X bzubjiv bjue bj
ap sBJopBjsinbuoaaj SBAi^uiaj sej uoiaunjap ^uoisjdA Bisa unSas 'aoj
ap SBjqBjBd sn^ sajouaui sBUBuuaq sbj ap Bjopajojd X BiJBpijos
ns ap oiuoiuijsaj ouioa 'sasjBd soisa b aiuajj aiuauíjiqeq bj
odns oiiBauauíBauou oprjsg ap ojuauíBUBdaQ p ^Bisijeiiadiui
-jaiui Bijanj bj ap osuai sbui oj na \X I^'S I^P sejauiud X XIX l^!s
jap sBpBaap SBiuiqn sbj ajuEjnp opoi ajqos tsujieg Bauaiuy b opad
•sai uoa sopuifj sop^isg soj ap jouajxa Baijijod B| ua saunuioa sbui
ap sopnd soj ap oun opis bij (4aojuo)^j nnupo^l.. b-j
u'4tsopiunsopBisgso|
niasq sajijsoij sauoiaisodsip ap uoiaeisajiuBui Bun ouioa ouis
sojiosou jod b)sia jas Ejj>od ou souiisap sns Bjaueui Bun8|B
ap JiSiJip ap o sojjuuijdo ap OAipfqo ja uoa fiadojna Biauajod
Bun ap uojDuaAjajuí bj 'sopiuQ sopéisg soj ap ouiaiqo^ |d jod
saiuaipuadapui oiuoa sopiaouoaaj opis ubij 'soidiauíid soisnf
uoa opjanaB ap X uoiaBiapisuoa rjnpBiu ap sandsap anb X 4Bia
•uapuadapu; ns opiuaiuBiu X opBjrjaap ubXbij anb soujaiqo^ ap
�44
consideraban que concurrir significaba dar un aval a la independencia
de algunos países sobre los que tenían intenciones hegemónicas, tales
como Haití, Puerto Rico, etc. Más claro aún resulta lo dicho si pensa
mos en la anexión de Tejas por parte de los Estados Unidos, que apa
rejó una guerra con México en 1845, y que reportó al vencedor la
anexión de un riquísimo territorio muy apetecido por los sureños).
Pero, al finalizar la guerra civil, la diplomacia norteamericana va
a experimentar un cambio sustancial -y esta es la segunda etapa de
la que hablábamos-, directamente relacionado con el ocaso del ré
gimen esclavista y los comienzos de un pujante desarrollo industrial.
En este período, la necesidad de buscar mercados para una produc
ción manufacturera en constante ascenso, así como el temor a la
competencia que los productos provenientes de algunos países lati
noamericanos pudieran hacer a sus exportaciones en el mercado mun
dial, llevaron a los Estados Unidos a modelar una nueva política hacia
América Latina en la década de 1880'.
1) James G. Blaine en la Secretaría de Estado: la formulación orgáni
ca de una política norteamericana para la América Latina.
El gran impulsor de esta política fue James G. Blaine (1830-1893).
Cuando en 1881 llegó a la Secretaria de Estado durante la Presidencia
de Garfield hacía ya dos décadas que había hecho de la política el cen
tro de toda su existencia. Había integrado la Cámara de Representan
tes de Maine, su Estado natal, (1861-1862); y el Congreso de los Esta
dos Unidos (1862-1876); había sido Presidente de la Cámara de Re
presentantes (1869-1875) y Senador por el Estado de Maine (18761881), y desde 1876 hasta su muerte fue un serio rival para las nomi
naciones presidenciales del Partido Republicano.
Hacker y Kendrick, en breve semblanza del personaje que incluyen
en su obra ^The United States since 1865", expresan:
"Resulta un significativo comentario sobre aquella época el
hecho de que a pesar de que su nombre no puede asociarse a
ninguna resolución legislativa de alguna importancia o a nin
guna norma política, no importa cuan obvia fuera (excepto.
�tusjnp ^soub ojjsna ap sajaa jod i\\v B^aaauBuuad zaA
sg ap eijs^jaas bj b pjajoa auiBjg 'uosijjbh uoa oaag
'opBnpe O|
(ap'uasXnq^^uijajj 'opB)sg ap ouBpjaas OAanu {a 'sopiufl
sope^sg so[ ap ajuapisaig ouioa pjayjBQ b jn^^y -i^paans [B opu^na
'U9IDB1IAUI Bqaip opuBjda^B opB^sa^uoa uBiqBq bX S8UBauauiBoui)B|
cauopBu sBunS^B X saiuaipuodsajjoa sauopBjiAUi sb¡ op^sjna
opnisg ap ojuauiBjjBdaQ |g sopBOB^sap seiu so)sand soj ap oun
•nao aÍBiiiqjB p oueiua^ oXna ua X 'uo^iiiqsB^ ua BUBjqapa as anb
BUBOUaiUBUB^ BIDU3J3JUO3 BUn ap U9PB/I[B3J B[ S3DUOJU3 O3p| pBp
-ijco (Bj ug 'josuajap osoiopjB s^m ns auiujg ua OAnj -'jBpyas ap pBp
•fun^odo soiuajpuaj ouioa 'ssojapod sBiuap jod Biauan(ju{ Bun usup
•ua) sopiun sopB^sg soi pno p ua afBj^qjB- ajuauíjuoa pp jns pp sas
-ted soi 9J^ua sB^ndsip sbj JiiuiJip ejBd aÍBi^iqjB pp U9pn{os vr\
sbip ajjua jBJjiqje BJBd siBd ajsa ap sota
•yo so{ opuapaijo 'sBUBauauiBouyBi sauoia^u sbj ajjua uojBjpsns as
anb sopijjuoo soj sopo) ua sopiufj sopB)sg soj ap Biauanyui bj jyuas
jaaBij bjb¿Í 9}ua9ui sbj as 'osdBj aAajq asa a)UBjnQ BiJBjajaas eqaip ua
U9j)sa3 baijdb ns b uy osnd ppyJBO a)uapisajg pp opuisase ja opu^na
'ajquiaiAOu ap saui ja bjsbij oSjbo oqaip ua opuaiaauBuuad 'J881
ap ozjbui ua opBjsg ap BijB)ajaas ej b z^a BJauiud jod 98ajj auiejg
•..joXbui bu
-Buuaq,, ap pd^d ja BUBSnf a)JO{^ pp sjBd ubj8 ja apuop U9?un Bun
ua sopiufj sopB)sg soj uoa sasiBd sosa b jiun opuaiqap tsBadojna sau
sbj b a)Udij sBUBaijauiBoui)ej sauoiasu sbj ap pBpu8a)ui bj ap
Bun anb sblu o8jb jas Biqap ((aojuo^ Buu)aoQ,, bj anb Bq^s
•aadxa J^ ouioa 'X t(souBauauiB soj BJBd Bau^my,, ^p Bayijod ej j^nbe
uoa B,iUBduio3 ojjn^jo uoa BqBuiBjaojd oj X Xbj3 Xjua^ ap josaa
•ns un Bqejapisuoa as auiBjg 'Bu^sg Bau^my Biasq Boj^jod ns ug
Bai)jjod BJ3JJBD BpBSuOJOjd
ns ap ajqB3B)sap oSsbj oaiun ja uojaXn)i)suoa anb ssapi sbj b oujo)
ua auiBjg jod BpBSajdsap upiaaB bj anj jsna saauo)ua
C€\(soauBJodujd)uoa ns BJBd oaiojaq jappjBa un Biuaj auinjg
ap Bjn3y Bj (sBiiBaijauiBoui)Bj sauopsu sbj uoa sauoiaBjaj
sej ap o)uaiuiBijaoj)sa un JOAOiuojd ap oasap ns 'ajuauio|qisod
�46
pudo desarrollar con más comodidad los proyectos que había esbo
zado durante su corta gestión junto a Garfield. Debido a su impulso,
pues, es que en 1889 se instaló finalmente en Washington la Prime
ra Conferencia Panamericana, en la que actuó como Presidente.
Debemos decir, sin embargo, que si bien Freylinghuysen no hizo
realidad los proyectos de Blaine en torno a la Conferencia Panameri
cana, de su gestión data una iniciativa que se inspiraba directamente
en las ideas de Blaine, nos referimos a la Misión Comercial nortéame
ricana que recofrió las principales ciudades latinoamericanas en el año
1885.
2) La Misión Comercial de 1885.
Por una ley aprobada el 7 de julio de 1884, el Congreso de los Es
tados Unidos autorizó al Presidente de la nación a enviar una misión
a los países de América Central y Meridional, con el "objeto de pro
curar los medios más eficaces de consolidar las relaciones internacio
nales y comerciales" entre dichos países y los Estados Unidos. Tal lo
que expresaba la nota de presentación de los enviados norteamerica
nos ante el Gobierno del Perú y que llevaba la firma del Presidente
Arthur. De acuerdo con la misma fuente, habían sido designados para
integrar dicha misión George H. Sharpe, Thomas C. Reynald y Solón
C. Thacker.34 Sin embargo, hay que señalar que cuando la misión
arribó a Mon^evideo, y de acuerdo con las expresiones de la prensa
montevideana. estaba integrada además por William Eleroy Curtis,
redactor y p^opietario del diario "Inter-Ocean" de Chicago.35 Su
presencia es líe destacar puesto que es autor de un interesante libro
sobre las relaciones comerciales entre los Estados Unidos y América
Latina, que y hemos utilizado en este trabajo.
Los cometidos de esta Misión eran:
"1) Implantar comunicaciones por vapor, directas y regula
res.
2) Firmar tratados comerciales con derechos y concesiones
recíprocas.^
�-jaiqoS (dp oaoduie) 'souBauauíBauou sojuauuBauiBjd soj b u9isaqpB
ap sauopBJBjaap X sopiufj sopBjsg soj bidbij BijBduns ap sauopE^saj
•iubuj sb( b asad '^ 'Bu^uaSjy B| ua jBjaua8 ua Baqqnd U9juido b| jod
X oujaiqo8 [a jod uaiquiBj opjvrediuoa anj 'sa^uBjJodiin ub^ sopjanoB
ap U9pajauoa bj uojBajuBjd souBauauiBajjou so[ anb uoa Bpua^in B|
jod oXBn8tun oujaiqo8 ja ua opBOOAOjd jBjsapiu ¡g opijjBj X adioj
o^uajuí un '.osbobjj op[duioa un opis Biq^q U9isi^ B[ anb auuojuí ns
ua eqBuuijB opuBno U9ZBJ ap BiaajBa ou aABjS|Bj anb a^uapiAa sg
¿€\(BzaqBo B| b sopiuQ sopBjsg soi u0 BU
-BoijauiB [BjauaS u9iDBjapaj Bun ap BAipadsjad bj 'ajqisod sa is 'sa;uB
anb Bjouiaj sbui oqaaq Bq unB X 'BpBU opiuajqo Bq ou 'o^njosqB osbd
-bj^ un,, opis Biq^q 'XBn8njn p uoo J3A anb Biuaj anb oj ua 'U91SIIU
B| 'aABj^pg 'S^(8ui JopBÍBquia pp oíainf y "SBll9 Ud ouisBisn;ua jb{
-nai^ed unSuiu o^iBquia uis uojbj^oui ou 'sasa^oo 'sojubs ap sBjsand
-saj sBg 'SBjajouoD SBisandojd 9zipaj X soA¡píqo sns 9ajuB[d U91SIUI
bj apuop BpBAud Bjsuajiua Bun jBSnj oAn^ 'Bpiuioa bj b pBpuoua^sod
U03 'ajduiais ap sosinasip sonaBA soj uojEiquiBO as apuop '[bioijo
u^pdaaai Bun uoa ^inbasqo soj sojub aiuapisajg ja 'XBnSnjfj ug
JoqBj ns BpBzijBuy jod opuBp 'sjBd ns b osaiS
•91 ap uBuipBd apuop apsap 'jisbjq ja uoa oSanj X Bu^uaSjy bj uoa
oidoid oj jaaBq usqBauBjd 'siBd ojjsanu jbusia b pBpuoija^sod
*ajiq3 X njag 'jopBnag 'oaj^ o^ang 'Bqnj 'Bjanzaua^ '
•jopBAjB^ ub 'BjBuia^Bnf) 'oaix^j^ bX opBqsiA B^qsq U9jsi^ bj 'S881
ap ojunf ap sEip sojauíud soj ua 'oaptAa^uo^ e 9qujB opuBn^
•oaspuBjg ue X su^aj
-JO BAanjq 43JJO^ BAanj^ 'BiqdjapBjiqg 'ajoiuiqBg 'uo^sog ap sa^uBia
-jauíoo uoa uojB^siAajjua as U9jsiuio3 bj ap sojquiajui soj 'sopiufj sop
-sjsg soj JBÍap ap sajuB 'BpipnjB Bjqo bj ua siyn^ BjsayiuBui ^
SBUBauauíB p
-UBajatu ap sajopiuinsuoa soj e sajBjaqij soqpaja japaauo^ (9
•oqsodap ap sojau^npB sauaoBuijB X sBUBauaui
-Bajjou sajBiajaujoa sbsb3 ap o^uaiuipajqBjsa ja jod jB^ajg (^
•auuojiun Bpauoiu uoa jB^uau
-jUioa ouBauBq Buia^sis un ap U9PBjuBjduij bj b Japua¿ ^p
jB|nsuoa oíaiAjas ja ua sBJOÍaui X oj
-auBnpB uiLiajsis pp sBuuojaj X u^iaBaijijduiís bj jauodojg (<¿
�48
no argentino obtuvo la Misión algún beneficio económico concreto.
Digamos por último que la Misión norteamericana, al finalizar sus
investigaciones, que se prolongaron por 14 meses en total, elevó al
Congreso de su país un informe. De acuerdo con el testimonio de
Curtis, dicha Comisión señalaba que los obstáculos que existían para
incrementar las relaciones comerciales entre Estados Unidos y los
países de América Central y América del Sur, eran los siguientes:
"1) el fracaso de los industriales y comerciantes de este país
/los Estados Unidos/ para comprender y atender las nece
sidades peculiares de este comercio, tanto en lo que tiene
que ver con la producción de mercaderías adecuadas a
los mercados, como en la preparación y embalaje de ta
les mercaderías para ser embarcadas.
2)El fracaso de los industriales y comerciantes de los Esta
dos Unidos en otorgar a sus clientes de la América Cen
tral y del Sur, los créditos que les brindan las casas euro
peas.^
3)La falta de facilidades en el servicio bancario que obliga
a realizar todas las transacciones comerciales a través de
los bancos de Londres, y a pagar sumas exorbitantes por
concepto de intereses y transacciones cambiarías.
4)La violación de las patentes y la falsificación de las mar
cas comerciales de los industriales norteamericanos, y la
fabricación en Europa de falsificaciones e imitaciones de
inferior calidad de las mercaderías norteamericanas con el
objeto de engañar al público.
5)La falta de un sistema común de pesos y medidas y de un
tipo de moneda uniforme.
6)Los enormes, y en muchos casos casi prohibitivos, im
puestos aplicados a las mercaderías importadas por la ma
yoría de los países de América Central y del Sur, los que,
en lo que tiene que ver con los productos propios de los
Estados Unidos, podrían ser suprimidos o considerable
mente reducidos por la concertación de concesiones re
cíprocas. De acuerdo con las instrucciones del Departa
mento de Estado, la Comisión inició la negociación de
tratados tendientes a obtener este fin con varios de los
gobiernos que visitó.
�souEauauíB
sopejsd so{ ap sojjand soj uoo JB|n3aj X ajuanaaij uopD?unuiO3 (
"BUB^
•uaure BJduenpe uoiun Bun ap u9PBuuqj bj b sajuaipuai sBpipa^ (^
pEpuadsojd X zBd bj JB^uauíqj b uspuai) anb sBpjpap^ (¡
:epuajdjuo3 B| b ojsandojd ouBiuaj [9 o^unfpB as 'sbuisiui sbj y
sou
-B9U9U1BOUIJB1 SOUJdiqo^ SO| B S9UO1DBJIAUI SB| UOJBSJnO 9S OyB 9S9 9p
Ol|nf ap \ (3 X BUE0U3UJEUB^ BIDU9J9JUO3 BJdlUIJd BJS9 JBDOAUO3 Oip
•pap sopiupj sopBjsg soj ap os9j3uo3 ¡a '8881 3P oXbui ap pz |g
"S881 ua ^UÍ^^l ^?i?lUV 9IJJO99J
9nb BUEDU31UB9U0U UpiSl^ B^ JOd SOUB9U9UIBOUl)B{ SOUJ9iqo8 SO|
b opBluas^jd uoisnosip ap oubiu9^ p ua BqBjnSij o^und ojs^ anb
•IUBJ SOUI9pJO99^{ Z9A BJ9lUUd JOd OpBJS^ 9p BIJB^9J998 eI
anb apsap 3uiB|g jod BpiAOiuojd opis BiqBq sbuboij9uib
B| SBpoj ap os3j8uo3 un jBzipaj ap Bap; B| 'BJBpjoaaj as 011103
6e
6881 3P BireauaiuBuej Biauajajuo3 eq (^
8e
•OJna sapAU sns ubzoS anb ap Bpu^jsiSB buisiui B| a o^ui
-JJSa OUISIIU p SEUBDU9U1B9JJOU SdJOdBA ap SB3UJ1 SB| B OpBU
-opjodojd Bq ou sopiufi sopBisg so[ ap oujaiqoS p anb ua oj
•s^ ap BsnBa B| asopuB|{Bq '.sajE^Saj X sopidBj uppBDiunuiOD X
ajJodsiiBJi ap soipaui ap BpuasnB bj Bja oubdu3uib ouajsiuiaq
p uoa opjaiuoa ojjsanu ua sBiauapijap sbi ap [BjuauíBpunj
uozbj bi anb 9Jjuoaua ojad 'sajouaui sojnaB^sqo soqanuj sojjo
ap Bpuais^a bi ajqos 91UJOJU? a 9jjqnasap U91SIU103 Bq
*a}jodsuBJ} ap soipaui ap bjjbj b| :piuauiBpunj ojnaBjsqo 13
so;j9nd soisa
B SBpEJJOduJl SBUapBDJdULl SB| dp On|BAB p BJBd OJSIlf X
aiujojrun opopui un ap bjjbj b| X 'sauopB)uauiB|8aj s9|bj
ap sBUB^un|OAUi sauoiaBjoiA jod sa^Bjiqjoqxa sauop
-11BS X SBqnui jauodmi ap BaijDBid bj 'puo;pija^ X |BJ^ua3
BDU9UIV ap sojjand so] ap soqaiuu ua SBjauBnpB sauop
•isodsip 'sa|BuopBjji sosBa soqamu ua X 'sBÍa|diuoa s^q (¿
�50
4)Disposiciones uniformes aduaneras para observarse en la im
portación y exportación así como pago de los derechos de im
puestos, avalúos de mercancías, facturación, preceptos de sani
dad y cuarentena.
5)Adopción de un sistema uniforme de pesas y medidas, protec
ción de derechos o privilegios de invención, marca de propiedad
literaria y extradición de criminales.
6)Adopción de moneda de plata de curso forzoso en las transac
ciones comerciales recíprocas a todos los ciudadanos de los Es
tados Unidos.
7)Convenio sobre un plan definitivo de arbitraje para las cuestio
nes, disputas y diferencias entre los Estados americanos y otros
Estados.
El primer país en comunicar su aceptación fue el gobierno argenti
no, luego el uruguayo, siendo Haití el último en hacerlo. Santo Do
mingo no contestó a la invitación y tampoco concurrió. En total fue
ron diecisiete las repúblicas representadas.
La Conferencia se instaló solemnemente en Washington el 2 de oc
tubre de 1889. En la sesión inaugural surgieron ya las primeras dife
rencias; al decir de Martí -atento observador del evento- "ya hubo es
grima".40
Los norteamericanos pidieron que Blaine, Secretario de Estado,
presidiese la Conferencia. Saenz Pefia, uno de los tres delegados argen
tinos,4 l se opuso y arrastró detrás suyo a los demás delegados 42. Mé
xico y Colombia debieron interceder; Blaine no formaba parte de la de
legación norteamericana y el Presidente de la Conferencia debía ser
uno de los delegados, argumentaron los opositores. Por último, Blaine
integró la delegación de su país y fue elegido Presidente.
Después de este primer encuentro el Congreso levantó sus sesiones
hasta el 18 de noviembre para permitir a los delegados participar en
una extensa gira por los Estados Unidos con que los había obsequiado
el gobierno de este país.
Poco después de instalarse regularmente la Conferencia, el delegado
de Uruguay, Alberto Nin, se retiró de la misma manifestando que obli
gaciones impostergables lo reclamaban. Desde ese momento,Uruguay
quedó sin representación.
�wi i.- ^pEiuaitn Bjq^q 'aiuauusspajd 'osajtfuo;) ais^) "6881 3P
a g^q( ^p oisoíte anua oap^aiuo^ ua opBzqeaj ^opBAu^ puop
oqaaja^ ap ouRauauíRprn; osaj8uo3 ja jod opefasuooe oj jeip
•nisa 9ppap epuajajuo3 R| 'opRAUd (RuopRUjaiut oqaaiap ^ euejai
ij pepaidojd 'sepipaut X sitsad 'saiuapd 'pspiuRS r epuajajai uo^
'RlRjd ap o ojo ap Rija*
miiuwaiap uw ojad [RuoiaRujaiin epauom
vun ap u^pRynas R( 9pjoae ai :|eiua^Rn9 ap apjoosip o^oa [a uoo op
anj uaiu^pip p 'sauofaRdijipoui sa(d;^pui ap oSan^ 'uy jo^
ecHjjjo B[ ua
9fun as Ru^ua^y *ep|d ap sajopnpojd saioX^iu soj u^ja anb
cp^p 'soijRiayauaq sajoXvui so| usuas anbjod uppBqojde m na sop^s
•aja)U| a)uaui{B)iA u^qB^a sop(Uf) sopejsg soj anb opuapip 'osuojiv
'ouanqa ope8app p jod jB^nf jauífid ua opBOBjH anj uaiun^ip ig
Bpuajajuo3 B| • ta^uapitB sasiBd o; sopo^ ua p^a] osin^ ap B)
-B)d ap puoiDBUjajuí Bpauoui sun asopu^ynaB 'ouBDuauíe aiu^u^uoo
p opo) BJBd Bijepuoiu u^tun R| ap o^aiiupaiqB^sa ¡a pfasuooy
'|Btiopeiua)U| Buv)auo|^ U91UQ
souang X oapiA3)uoj^ 'ojiauBf ap oi>j 'sopiufi sopB^sg ap soi ^nd so|
opuaiun 'JodBA b u9pe8dARu ap sapnsuaunq sopid^j sopuias ja^ajq
-Bisa uBuaqap sBiyeduioo seqaiQ s^auq sbui o Bun opueuopuaAqns
'eiRjd (ap sBaqqnda^ sb| X |(sejg 'sopiufi sopejsg soj ajiua sajodBA
ap seaui| ap ciuaiuipa|qeisa p eqefasuoaB anb auuojuí un ojoqt^y
oai)up|)v p Jod U9iaeaiunuioa ajqos U91SIU103
SBDOJdpaj sefsiuaA ns jBJBdiuoa X OAijaadsaj
oisoo ns JBunjsa 'BjapepjdA uoisuaixa ns JBuiuijapp 'sa[qisod se ja se¡
jRipnisa BJBd (u^peu ep^a jod sojqiuaiui saj)) sojaiuaSui ap puop
•Btuaiui uoisiuioo Bun JBjquiou opuaiuodojd 'jB(nDiiJBd ua sopaXojd
so( ap ounáuiu iod ompui as ou ojad •(Biuauijuoa pjjeoojjaj un ap
notaanjisuoa B( oqojdBiouBauauíBjaiui (UJBoojjaj un ap u^ioanjjsuoa
B| BJBd saiua^sixa seisandojd sajj sb[ jeipnisa eiqap upisi 11103 B^S3
ap U91SIU103
:Biauajajuo3 ej ua
oqansaj X op^nasip O( 'sapjauaS s^ui soSsbj sns ua 'ejoqe
�52
puesta al panamericanismo alentado por los Estados Unidos, tratando
de alinear a los países latinoamericanos, tan íntimamente ligados a
Europa por lazos económicos, culturales y, por supuesto, también
políticos, para enfrentar los avances de la política norteamericana en
el sur del continente).
Comisión de Unión Aduanera.
El dictamen de la mayoría determinaba que la Unión Aduanera
era "... el libre cambio entre las naciones americanas de todos sus
productos naturales o manufacturados, lo cual es propiamente una
reciprocidad absoluta" 43. Pero la Comisión no dejaba de ver los
inconvenientes que tendría la aplicación de este sistema entre nacio
nes cuyos principales ingresos fiscales provenían de las rentas de
aduanas y señaló también que Estados Unidos debía abandonar, aun
que más no fuera parcialmente, su proteccionismo, para llevar a fe
liz término una iniciativa de este tipo. En definitiva, consideraba que
por el momento el librecambio era impracticable y terminaba reco
mendando a las naciones la realización de tratados parciales de reci
procidad comercial. Los delegados de Chile y de Argentina se opusie
ron al dictamen. Al realizarse la discusión del informe de la Comisión
en el seno de la Conferencia, Saenz Peña pronunció un importante
discurso. En él hizo el proceso de los tres principios presentados por
la Comisión: el Zollverein, el librecambio internacional y los tratados
de reciprocidad, realizando un fuerte ataque a los Estados Unidos.
Martí relato así las últimas palabras del discurso de Saenz Peña:
"Pero cuando el delegado argentino Saenz Peña dijo la frase
que es un es^andarte, y allí fue una barrera: 'Sea la América
para la Humanidad', todos como agradecidos, se pusieron de
pie, comprendieron lo que no se decía, y le tendieron las ma
nos".44
Lo que no se decía era que América Latina no estaba dispuesta a rom
per los lazos que tan estrechamente la unían a Europa, para caer en
brazos de la gran potencia del Norte.
�opgp jod 'sgjqod ugiq ubj^ sopiuajqo
•bubdu^lubub^ epudjajuo^ Bjguijjg bj oXnpuoo isy
st^ ^ap
SBJ9D9qBD Jod S9|OpU9lU9I 'SOUSBIU SO^lUlB 9p BJUnf B 9U1B{| Op
-8^89 9p BIJB)9J39S BJ 9Tlb SO[q9nd SOJ 9p BIUJ1J BJ BA9JJ OU OJ09/(
•Oíd jg X :bjb9 b bjbd 'Bidoad bsb^ ns U9 bjiui gnb 'Bj9^n^ X Bip
-jbojb Bpoj bjjuoo jns jgp sojq9nd soj 9p op^Xoíd un BqgmdB
8TDU9J9JUO9 BJ 'in^ [9p S9^U91JBD SOS9S 9p SOjqand SOJ BJBd
onjgdj^d jojnj pipid 9nb 'Bpugjgjuoo bj gp bijo;bdoauod bj
9p JOjnB J9 'XJ^ JOpBU9S J9p JB^U9UIJUO3 B^piB^JB BJ 9p Z9A Ug,,
jy *opBJ9ds9
sopiufj sopBjsg soj gnb oj jgs 9p oipniu Bqs^sip gju^iujBuy opsqojdB
opgXoid J3 -BUBjuin^) gp s^^Bqiug soj ofBq op^oijipoiu gjugiuBpunj
-ojd 9nj sopiufj sopBjsg soj jod opBjugsgjd jbuiSuo opgXojd jg sop
-lufj sopBjsg soj X BupugSjy ai^ug zbu9j Bq^nj Bun b gjuguiBAisnjoxg
isb9 ofnpgj gs 'U91S11U03 bj 9p ougs j9 ug jsSnj OAn) gnb gj^qgp jg
BDU91UV 8JBd BUBDIJ9U1B9POU BOl^lJod BJ B OP9dS9J UO3 BJDU9J9JUO3
B| 9p UO19E9UIJB BJ JBP9^9p BJBd OIJO^IUIJ9p JB^jnS9J B Bqi '0UBIU9J
jgp sojund sopo soj gp ounSuiu 011103 'sopBsgjg^i sbui uBqejsg sop
-1113 sopB^sg soj jBng jg ug jgnbE X Bpugj9juo3 bj gp uppBjgpjsuoo b
O^S9nd 9)UB)JodllU SBUI BUI9J (9 BJ9 9)S9 SBpnp B JBSnj Ul '0UB^IJ9UIB
jgp S9uoiobu gj^g sBjjgXgj sbj JiiuiJip BJBd gÍEjpqjv ap
ap opaXojd jg jBipnjsg gp bpb8jb^u9 bj gnj U9JSU1103 Bjsg
gp op^jBJ^) jiugugQ JBjsaugig ap 1101SIU103
�(6681 * 6881 ) VNLLV1 V3I^3WV N3 VNVD
-RI3NV31UON NOISNV3X3 VI V 31N3^3
O3ÜIA31NOW 3Q VS330NI VSN3^d V3 31^VJ VaiSÍH93S
�,, p JBoqqnd b pzudiuo^ spXsy^^ J^P uA JW 8¿8I ua 3n^
0$ uo^bsbobjj S3|3ui oaippusd un JBoqqnd jod sozjsnjsd sojjo
6^ 0UX3 |d jod BocyBdiuooe snj ou snb Bjnju^AB
't43unx UB3piA9}UO|y,, [3 9punj sjsabh sBiuoqi j^ 'oy^ 3S3 ug BS
-3{3ui Bn3U3( B{ U3 S3J3^3BJB3 SOJ JBU3pjO B BJ3IA(0A RXenSn
Bun 3nb BJBd 5981 oy^ (3 B^sBq JBJddsd snb euqeq 'bs3(3ui
-iuiop bj uoo o^unf ejdpdJBdesdp ,,jb)S uadq^no^,, |d 3nb ^p oSdng
g^ -Op|U3A3ldS3p J0P31 |B
U9isnjuo^ Bjidio ub3í3 ssuoisnj sepipd3J X S30B3nj s^uopijBdB snb bX
'S3UOlSlD3jd SBUnálB 4ezi(B3J 3qBD 'BIDU3J33X3 JOd IB^U3Uin3Op 3^U3HJ
ej)S3nu 9J3S dnb lo3piA3juo^ 3p bs3(8ui BsudJd bj b opddsdi uo^
¿^^ '1981 u^ ^Bpunj ouisiui ^ snb ssity
sou^ng 3p ..pjBpuB^s,, P nj jns pp B0U9tuv us s^suiBUBip 9P3J
-BdB 3nb s?[3ui ooipou^d jsunjd p dnb Bq^SdjSB oj|n8jo opBjnuiisipin
U03 BiquDss ^ dnb ud ojudiuoui [3 u^ soppdJBdBSdp bX 'bjbij bj
sp oiy {3 U3 S9(3ui us SO^UDS3 so3tp9(Jdd \z opi|siX3 UBiq^q 's^ouo^
-ud aps^p sopijjn^suBJ^ soyB Bpsps so( us 3nb Bqss^jdxd
P U3 BS3{8U( U9pBUlUJOp B[ 3p BJIUU3AB ZB8nj B| 3)UBjnp (¿08 I"9081)
o3ptA3juo^ U3 X^nuiqony Jod opBjips ',,jb^s uj^qjnos,, (3 snj 'jns
pp B3U9uiy B( Bpoj BJBd X 'BUdpui bjss U3 ojnjosqB oj^uoid ig
•BIJ
-BJ3JIJ BIJ3PU1 Ud BUJB^ 3jpB^M B[ dp 3JU31U[B^OJ OpUdipUdddp lS9|ipB0
-J3ui 3)U3uiBA¡snpx3 isbd soAipfqo UBinSssjdd 3)U3Ui)U03 3;sd U3 sopp
-sjqBjs^ sdS3[3ui so[ snb 3p oqo^q p Jod 'opmf ns b 'BqB^qdxs ss o^sg
9^'44BpuBjui ns us unB BJS3 BSd^ui Bsudjd B[ 3nb 3SJ[33p spdnd 'jn pp
Bouduiy sp SO31UB33O so^snd sdpdpuud so| ud opBzqi^n dpdiuBqdiuB
SdBuioipi ojjssnu 3nbunB,, snb BqB(BU3S (Bqqn^ pBqDij^ g¿8l U3
(\
S31N3QJ SV3 (I
�58
rican Review" que, más que un periódico de notici^s, era una revista
fundamentalmente literaria. Poco después de la muerte de su funda
dor, la publicación dejó de aparecer.
El lo. de marzo de 1886 S1 empezó a publicarse "The River Pía
te Times", fundado por Henry Castle Ayre, quien había colaborado
esporádicamente en la "South American Review". El periódico contó
desde sus inicios con una subvención del Gobierno de Tajes. Salía
una vez por semana, ocupándose fundamentalmente de problemas
comerciales y financieros. Su título se justificaba pues prestaba aten
ción no sólo a los asuntos uruguayos sino también a los sucesos que
ocurrían en la otra orilla del Río. El periódico estaba escrito más
para los lectores europeos que para los locales. En 1889 comenzó a
aparecer bisemanal.
El 7 de marzo de 1888 aparecía *The Express", fundado por Melville Hora. Su Director era Charles Gurney. Fue el primer periódico
en lengua inglesa que se publicó diariamente en el Uruguay, habiendo
gozado también de una subvención gubernamental. Sólo vivió tres
años. El 31 de marzo de 1890 desaparecía este diario que desde hacía
tiempo había quedado desamparado de toda ayuda gubernamental.
El Sr. W.H. Denstone, que había sido subdirector de "The Ex
press", tundo en 1889 (lo. de junio) "The Montevideo Independent",
contando con el fuerte apoyo del financista Edward Casey. El 12 de
julio de 1889 el Sr. Edward Casey compró el "River Píate Times"
-virtualmente muerto luego de que le fuera retirada la subvención
oficial- fusionándolo con el "Montevideo Independent" (cuya vida
"independiente" duró poco más de un mes) en un gran diario que con
servó el nombre del primero:" The River Píate Times". Su Director era
Henry Castíe Ayre y el Sub-director, W.H. Denstone. Además de su
número diario, el "River Píate Times" publicaba una edición sema
nal.
Al desaparecer "The Express", el "River Píate Times" pasó a ser
el único periódico inglés del Uruguay.
Cuando Mr. Casey abandonó el "River Píate Times", Denstone
adquirió todos los derechos (lo. de octubre de 1890), continuando
solo. Posteriormente, al plantearse un pleito por el nombre del diario,
Denstone le cambió el título por el de "The Montevideo Times"
�€ s ..BJanjB ap soo
•fisjpoijad soÍBqeu b japuajB BJBd odiuaf} f uiapB opuaiuaj 'oj
•aiunu ojos un asjBaqqnd ap opeíap eXeq anb uis X 'peptpaj ua
BpnXB Bun8uju uis opBaijqnd eq o\ auoisua^ j^ soye aiupA ap
fui ap opojjad un aiusjnp sand 'pipunui piooaj un sa a;uaui
-aiqsqojd anb oj ajasjjnqujB apang '8BOTji|od X seaiuipuoaa
•auo|iano ua bdi^ud n ap pBpuaauis X jo8?a ib X ajuaipuad
-apui ouoj ns b opiqap 'B3|jfuiy ^p Jns ^p s^(8u[ ouisipouad
ja ua osojuoq oisand un op[n8auoa Bq oofp^uad aisa 'uppsino
•jp X oqBuiBj ua oyanbad anbuny 'iBd p ua sop^saiajui sodiu
•fjuq saioiduasns so^ X -apuBiá Xniu ou biuo^oo Bun- p^p
•i^aoj bj ap sasaj8ui saiopaj so( jod opeisaid ja anb oXodB ojjo
u; X Bun8|B U9pdnjja)ui uis saauoiua apsap opBoqqnd asop
'auo^uaQ Jp^ ap upioaaijp B| o(Bq Q68I ua 9paiBdy,,
::oiipa ns b X ouBip [B opinf ajsa Bq^ojpap as pXop] ap uinqiy [a ua
'1161 U3 oapiAaiuo^ ap Bsa[8ui biuo|oo b¡ ap Bpuapaxa jod oiaaoA p
ua 91ujojsue.11 as 'pepinuiiuoD ns e sepsj^ 'opaja ug ((saui;x oapiA
•aiuo^^ aqi,, sa 'ofeqeii oJisanu ap sopaja so| e 'e^oduii sou sem anb
u^iaeaqqnd bj anb Jioap souiaqap ^sied oiisanu ua sf[3ui ouisipouad
p jod eptjjoa ayans B| ap ojepj opeyeSiqe apa jezipuij eie^
•opEijnsuoa
soiuaq anb '8061 U3 Bjeatjqnd ^nb OAaniq oyy ap oiuauiajdns osuaixa
p 'ouisiuiise asjeaeisap opuaiqap 'sauopejisnn uoo Jips e pzuauíoa
ouBUBiuas p ¡061 9P -n^i^d e 'osjndun ns e opiqaQ 'ouepidoid
ODiup oiuoa 9panb aiXy a^s^^ 'Xaujn^ js p Jaaa[iej p '0681 U3
^S'saauoiua apsap 9Ajasuoa anb ajquiou '<tSAvafsj X|^aa^\
I9 '(6681-9II) aiuauuouaisod X (6681) ,,91 S^9N
p ojauiud jas e 9sed .ajquiou ap saaaA sop jeiquiea 9jqap oueueuias
p sepueisunajp sesjaAip jog 'jaaajede ap opefap ejqeq anb (<sauifx
oapuaiuo^,, [ap [Bueuias U9^aipa B[ Jin^isns ejed tiSM3{q XenSnjQ,,
p uojBpunj ajXy a[}se^ Xjuajj X XaujnQ sajjeq^ Q681 9P S9UU V
pu
-Biuas u^pipa ns asjBoijqnd ap 9Íap S^ndsap oaog sapooj sosaans so;
e aiuampiuaiuepunj oueip [a asjeatpap jod opejdojde sbui eqejap
-isuoa 'pepiunyodo esa ua o^aidxa un8as 'anb ajquiou (068l"ll"S^)
�60
2) Otras fuentes.
Además de la prensa inglesa publicada en nuestro país durante el
período, hemos consultado otras publicaciones que entendimos po
dían aportarnos nuevos elementos de juicio en torno al tema. Entre
ellas: a) una serie de artículos publicados por el ^South American
Journal" -en el período 1888-1892- referentes a Uruguay, que se
encuentran microfilmados en el Departamento de Historia del Uru
guay de la Facultad de Humanidades y Ciencias. Como es sabido, el
^South American Journal" era, sin duda, la publicación más impor
tante que se editaba en ese entonces en Gran Bretaña, dedicada a los
asuntos sudamericanos. En sus páginas acogía frecuentemente artí
culos de la prensa inglesa de los países sudamericanos, siendo muy
grande su influencia en los medios inversores ingleses.
b)Número especial publicado el lo. de enero de 1908 por "The Uru
guay News". Este álbum brinda un panorama de los intereses britá
nicos, norteamericanos y alemanes en el Uruguay, en la primera dé
cada del Siglo XX, constituyendo una valiosa ayuda para un mejor
encuadre del tema y del período.
c)Similar utilidad nos brinda el álbum publicado por Reginald Lloyd
en 1912, "Impresiones de la República del Uruguay en el Siglo XX",
que ya hemos citado. Esta publicación, hermosamente editada e ilus
trada con estupendas fotografías, realiza un balance de lo alcanzado
por el Uruguay con un amplio destaque de la participación británica
en la vida del país.
Dejando de lado los materiales de origen inglés, debemos citar otras
fuentes a las que hemos acudido:
d)"Industria y Comercio". Este periódico, que se publicó desde 1898
hasta 1902 en forma bisemanal, ilustrado con hermosas fotografías,
estaba dedicado "al fomento del comercio, la industria y la produc
ción nacional", siendo su Director Martín Helguera. A través de sus
reportajes y artículos dedicados a las diferentes firmas de plaza, busca
mos detectar la posición relativa de los intereses ingleses, norteameri
canos, etc., en nuestro país.
e)Anuario Estadístico, publicado por la Dirección General de Estadís
tica. La versión periodística o literaria, cargada de subjetividad, debía
ser moderada por la objetividad de las cifras. Con este fui revisamos
�ajuanj Bipip ap sopiBj^xa sooysipBjsa scupeno so\ uBJByuooua as
a^sa Buduio3B anb i^^uaiunoop aoipuadB pp puy iv *oABn8
-mil joiiajxo oíaiaiuoo [a ua sopiU^ sopB^sg so^ ap X euBpja ubjq ap
bi iBJBduioo BjBd '(0061-9881) soaysipBjsa sojjBnuv so^
19
�62
II) LA PRENSA INGLESA Y LA PRIMERA CONFERENCIA
PANAMERICANA (1899)
En el momento en que se reali/o la Conferencia (2 de octubre de
1889-19 de abril de 1890) se editaban en Montevideo dos periódicos
en lengua inglesa: "The Express" y "The River Píate Times". ¿Cuál
fue su posición frente al evento?
I) Antes de la Conferencia.
En los meses previos a la instalación de la Conferencia fue "The
Express" el que más se ocupó del tema. En junio de 1889 S4 dedicó
un editorial a analizar el comercio con los Estados Unidos, señalando
que para que el proyectado congreso de naciones americanas tuviera
éxito, los Estados Unidos debían realizar algunas concesiones en ma
teria tarifaria. No tendría sentido hablar de estrechar las relaciones
comerciales y políticas entre las dos Américas mientras se establecían
mayores restricciones al comercio exterior. Y si, además de aumentar
el volumen del comercio, los Estados Unidos buscaban afianzar su in
fluencia política, nada podría favorecer más este objetivo que hacer
gala de ese espíritu de realizar concesiones de modo de hacer desapa
recer las naturales sospechas que albergaban los países latinoameri
canos. Y agregaba:
"Que existe t^l sospecha, el sentimiento de que los Estados
Unidos persignen con esta Conferencia ventajas puramente
egoístas, ninguna persona bien informada puede negarlo. Y
que van a Was^ington /los países latinoamericanos/ sin ningu
na simpatía por su próspero vecino y sin ninguna ansia de
transferir su comercio a los Estados Unidos, es igualmente evi
dente para aquellos que han vivido entre ellos".
Creían que no pocos de los países invitados concurrirían al Con
greso más por cortesía que para efectivamente negociar algo, llevando
�so| sopoj ua 3nb dp oqaaq p anb BqBpyas BjausnpB upiun bj ap Eiuaj
[e oujo) us :oijbui3J opsuoiDuaiu p jBzqBue e o^ani Bqese^ Bdojng
uod sauopaesuej) sej ap opmüdd ua SEueDuauiBaiJou sBiejsq seuapea
-jaui ap U9pEjjodiui B| jod opjaiuoa pnjDB pp euiai e| auas SBpipaui
sapj ap opBqnsaj oDiun p anb usipuajua sauatnb 4s3|edo| sopoSau
ap sajqiuoq so[ ajjua souBjuamoa opeaoAOjd Biqeq uoisnasip ap seui
•8j so¡ ajqos ^pepuuq uppBiujojuí B| anb eqesajdxa 9 sandsap sBip
tOQ (Buoioeuja)u; ojuaAa oqaip ua o|jBjuasajdaj bjbü u^q ojjaqiv
'¡q jb opBuSisap Biq^q XBnSnjf) pp oujaiqoS p anb ouisiuiisb opuBiu
-jojui a oijBiuaj p opuaiquasuBj) 'sBUBaijaiuepns sBDijqndaj sb[ ^
sopiiifi sopB^sg aj)ua sappjaiuoa sauopepj sbj JBiofaiu eja osaj8uo3
pp aiqisuajso oAipfqo p anb sajupa[ sns e a)uauiB)uiasns jbujojui b
ss S9UJ 9Sd 3P dZ e^P 13 'oiund p ajqos aAjanA oatpouad p
Bpuajajuo3 eI JBjapisuoa suaqap anb ouBiua) ojsand
-oíd p BjDouo^ as bX opusna '6881 3P oiso^b ua '
'((peppojdpaj ap souiuipj ua iBpjauioa ap uopuaun B| X
X Bzanbu joXbui ns ap bidubjou^i sbui 'JBÍasuoaB ap anb
odiuau oiusiui [B jBpnX^ ap bisub un 'soupaA sns ap sojunsB
so[ ua a^uaSqa^ui seui s^ja^i un 'eisauoD sbui
sbiu jBj^soiuap uBiqap sopiuf) sopBjsg soj -oqaaq UBiqBq ou saj
-ub anb bsoo - soupaA sns jod ajuauiBjapBpjaA asjesajajui a jBnps ap
buuoj Bi jBiquiBD ap u9pud^ui bj a^uauípaj Bi^sixa Bjoip anb sa \$
ttsai8u!,, ou
-is ouBDuauíBa^Jou eja ou BqBayipa sq as a)uaui|Bn)iqBq anb uod ajq
-uiou p X a^uEDijiuSisu; Biauanijui ns opuais sas^d soisa ua opBjuasB
uBiqeq as soueDuauiBa^ou soaod Xnui anb SBj^uauu "Día 'JodEA b uoid
-eS^abu ap sBauq UBqeiDUEuij 'sajijjBoojjaj ueiujisuod sasa[8ui sb;si]B)
-idBD so[ '.soaijbu so[ b so^paJD UEipaDuoo 'inb^ uBqeseD as X u^papE)
-sa as soadojna saiueiojauioD so| :Bdojng uod sasiBd sojsa ubi un anb
sapjnjBu sopauiA so| jBpyas b o8an| opuBSBd 'sBUBDijauíBayou sau
-qDuajui se{ ajqos sopaaj sns ooipqjad p Bqssajdxa isy
p BqBiunSajd '((¿o^ua;uii^uas a^sa uanbqdxa anb sajuapijns anb
sojuauiap uajsjxa ou? 'opo) ap s^ndsap '^,, soupaA ap sBidojd bi^
-aduiís X uoiDBjadooD ap anb u^iDBuuuop ap oasap un uod sbui opuEni
-de uequisa sopuif) sopnjsg so| anb ap O)uaiuii)uas p o^isuod sopo^
�64
puertos del continente americano se pagaran los mismos derechos de
importación, sería ventajoso para el comercio europeo, y especialmen
te para el británico. Con respecto al establecimiento de líneas directas
de navegación que unieran los puertos de los Estados Unidos con los
del resto de América, se mostraba partidario de ello, señalando la ur
gente necesidad de que la correspondencia entre ambas regiones
fuera más ágil.
Hasta aquí no encontraba que nada de los proyectado perjudicara
al comercio con Europa, por el contrario, creía que saldría benefi
ciado.
Con respecto a la adopción de un sistema general de pesas y me
didas, leyes sobre patentes, derechos de autor y marcas de fábrica,
consideraba que sería muy ventajoso, pero advertía sobre la extrema
dificultad de lograr un acuerdo sobre el primer punto. El proyecto de
establecimiento de una moneda de plata común tenía aspectos negati
vos y positivos. Entre los primeros se encontraba el hecho de que, con
toda seguridad, de aplicarse esta medida, se daría la tendencia de que
la pieza de plata vaya al país más rico, permaneciendo allí y cuando
la acumulación de moneda fuera muy grande en el país más rico, el
intercambio se volvería cada vez más desfavorable para los países más
pobres. No obstante, el comercio se vería enormemente facilitado con
el establecimiento de una moneda común sobre un área tan extensa.
Por último, se ocupaba del proyecto de arbitraje, al cual consideraba
realmente utópico.
Al final de este análisis, "The Express" señalaba que, en lo que te
nía que ver con el Uruguay, en el caso de que tales objetivos llegaran
a concretarse, solo podría salir beneficiado. El efecto que pudiera
tener el Congreso sobre el comercio europeo también sería positivo,
sosteniendo el periódico la tesis de que cuanto más aumente el volu
men del comercio más aumentan las ganancias del comercio, porque
el país se enriquece y tiene, por lo tanto, nuevas necesidades. Señala
ba, por último:
"Una competencia saludable favorece al comercio, y especial
mente en lo que tiene que ver con el intercambio de artícu
los y mercaderías "bonafide" 57. Las mercaderías baratas y
malas serán desplazadas del mercado y el precio será determi-
�:dfesed
un uoo jBuojipa ns BqBzijBinj ouBip jg qBjuauiíuoo edojng
X BjjajBj^uj ud Bipaons saj ouioo 'pooj Bujsnpui Bun uoo jtpdiuoo
dnb UBljpUO) OU SBUBOlJaiUBajJOU SBU9pB0J9lU SBJ 'BJBJ^ B| ap Oi^
(3 ug 'soireoijaiuBa^Jou sajBujsnpuj soj BJBd uB^sjxa mbB anb sapBp
-[jiqíSod SapUBjS SB{ e)U9nO U9 OpU9lU9^ U9iqUIB) OUIS 'S9SU9}BjdoiJ SOJ
-onpojd so| BJBd opBOjaui ajqísod un dp bjsia 9p ojund p ops^p 9ju9iu
-B[OS OpBJ9p¡SUO0 J9S Biq9p OU SOPIUf} SOpBJSg 501 UOO S9JBI0J9UIO0
SOUOlOBpJ SBl 9p BUI9^ \^ '4tS3UJTX 9JBJ^ J9AI^,, pp OlOinf B 'QJ9J
*os9j3uo3 ounxojd p U9 soXsn^njn X soutju^Sjb sopB^^pp soj
9p U9PU9JB B| 9SJBJJU90 Biqgp 9nb BJ9 O^Und 9JS9 9JqOS BJB^ B| 9p
oj^ p JBipn^ Biqgp ^nb so{ jod X nSBJ8 P uoo Ji^diuoo 9iqisod bjo
9nb soj U9 sopnpojd soj^o ubi jsix^ 9nb Bipu9^u9 ooippudd [g ^jbo 9p
S9UOlOB^iodX9 SBJ JOd SBpBZUBOp SBJJIO SB| SB^JB XnUI OpUdIS 'jBJOJ
B[ B ISBO UBqBZUBOp SOpiUfj SOpB)Sg BIOBl| S9UO10B}JOdX9
;uo) b¡ qojouioo 91S9 U9 uo9] pp 9^Bd Bg *opB0J9iu os
-OÍB^U9A 9}U9U19[q!UinS9id X UBJ$ Un SOpiUjg SOpBJSg S0| U9 UBIU9J SOU
-B0U91UB sopnpojd soj 9nb BqBjBy^s 'Bou^uíy ^p ojs^j ja biobij s^d
9S9 JOd SBpB^0dX9 SBU9pB0J9UI SBJ 9nb JOXBIU S909A ^/j X Z JOlBA
Un JOd SBIJ9pB0J9lU SOUB0IJ9UIB S9SIBd SOJ 9p OJS9J |9p UBiqiO9J SOp
-lUfj sopBjsg soj 9nb jBqojduioo 9p o89ng jns jsp Boijauíy X sopiufj
SOpBJSg 9JJU9 |BIOJ9UIOO OiqiUB0J9)UI J9p SEJjp SBJ BqBZIJBUB 'B10U3J
-ajuo^ Biuix^ud bj bjsia U9 opuaiua^ uaiquiB) X '0Q sandsap oooj
6SS9jB9jao ap jopnpojd ouioo bjbj^ bj ap o^^ ja Bjuaj anb
sopiufi sopejsg soj ap jbaij jBioua^od ap lapBjBO ja Bjju^noua as 'oij
-Bip ja BOBjsap sbiu anb X sopoS^u ap ajqiuoq opBjqmou ja jod SBpij
-J9A sauoiuido sbj 9j^ug *osaj8uoo oiuixpad jap bjsia ua Bjuano ua Xnuí
SBpiuaj jas uBiqap juijj j^ jap sauoioBiujijB s^g jBjjua^ eouamv
X JopBnog 'jisbjq b sBuapBOjaui ap BJOpBjJodxa X ouopsBjq oqonEO jap
BJOpBJJoduil [BdlOUIjd \4O3 pUB UUJj,, BlUJIJ E| 9p 9JUBj89JUI 'iUJjg
S9JJBIJ3 j j^ jod tl9qo|f) ^jo^ A\9(q 9ijx,, ouoij.nuBouou O0!p9iJ9d |F
SBpBZlJH9J S3UOlOBJB|09p O^U91UO0 gg SBJJ9 9p BJOUlUd BJ Ug "6019 J9p
i>dnoo 9s sapBpjuniJodo sop ua ojos 'opaja ug osaj3uoo opBjoaX
-oíd jb uppu9jB Bood o)S9jd PjjBd ns jod .^jauíjx aiBfj J9Ai^,, jg
ttJOÍ9lU OJ JOd 9jdlU9IS OpBU
�66
"....Por nuestra parte, y hablando desde un punto de vista co
mercial, tenemos mucho que ganar con este acercamiento. La
ley fundamental del comercio ^comprar en el mercado más
barato y vender en el más caro- debía hacer sentir su peso
aquí como en otras partes y es esta ley, más que cualquier
tipo de sentimiento, la que conducirá a cualquier resultado
práctico los debates a desarrollarse en Washington." 61
Había elementos de carácter sentimental que serían sacrificados al
ampliarse estas relaciones. Parece obvio señalar que se trataba de los
vínculos afectivos que unían estos países a Europa.
2) Durante y después de la Conferencia.
El 2 de octubre de 1889, los delegados a la Primera Conferencia
Panamericana se reunían en el "salón diplomático" del Departamento
de Estado en Washington, para celebrar la sesión inaugural de dicho
Congreso. Escucharon allí la alocución de bienvenida pronunciada por
el Secretario de Estado, James G. Blaine, principal propulsor del
"nuevo panamericanismo". En la sesión inaugural se vota un receso
hasta el 18 de noviembre que tenía por objeto permitir a los delega
dos participar en una extensa gira por los Estados Unidos programada
por el Deoartemento de Estado. Los dos delegados argentinos no estu
vieron presentes en la sesión inaugural y tampoco tomaron parte en la
gira. La explicación de estas ausencias debe hallarse en las diferencias
que surgieron entre Argentina y los Estados Unidos por problemas de
procedimiento ya desde el primer encuentro, situación que se agudiza
rá en el transcurso de la Conferencia. El 18 de noviembre, finalizada la
gira destinada a deslumhrar a los delegados latinoamericanos con el
progreso del gran país del Norte, el Congreso reanudó sus sesiones,
enfrascándose en arduas discusiones sobre reglas y procedimientos.
Las delegaciones de Estados Unidos y Argentina protagonizaron conti
nuos altercados. Estas discusiones, de carácter realmente "preliminar",
ocuparon a la Conferencia hasta el 15 de enero de 1890. Recién a
partir de ese momento los delegados comenzaron a discutir sobre el
temario. A mediados del mes de marzo se inició la consideración en
sesión plenaria, de los informes de la comisión sobre unión aduanera,
�j ^lURpjaiuoo so[ anb ap otpaq p ua asjBjjuooua Biqap
uauinjOA joX^uj Bjuai ou souBouaiuB sasiBd so| X sopiu^ sopBisg soj
anu^ opjauíoo [a pno b^ jod uqzbi B| 'opiní ni y •souBouauíBpns
sasjRd sof ap sapBptsaoau sapaj sb[ ajqos sopiu^ sopsisg so{ ap sai
•ur'jpiauíoo so¡ b opuaXnJisin ,4aouBuig pus uodxq,, opuRzípaj RqBi
-a anh joqBj ?.\ iod uopobjsiirs ns opuRsajdxa RqB/uamo^ ;ijrvm
BirfjRi B^u^uiv uo sauopRpa sns ua sopiupi sopRis^
so{ jod BpBpuap^a 6B|pj X s^zanbBy sbj uo^ soisandBJUioa -iBOR^sap
8qRsajo^u| 9\ Bsai8u{ riuo[oo B^ ap ojaaoA p 'a^uaiuBiAqo 4anb bsoo- bu
•i\^] Rouauív ua Badoina Bpuasaad R{ ap soAi^sod sopadsR so| ur^Sjtis
sB(p ap anbjod sR(JRzipuR a^unsajoiui sa ojad sauopBJiBpap SBqoíp
BqB^uamoa ou op^ip 13 'l|q e9'SBURauauiBpn8 sRoijqpdaj 8B{ uoo oía
•iauíoo p jRiuaiunR BjBd opuB/jpaj uRqRisa as anb sozjanjsa so| b ou
-401 uo 'jjjo^ 8Aan(si u8 ^BnSnJf) pp jnsu93 '^ijb^ ?of Jod s^p^zipaj
sauopBJBpap 9(q[jDsuRJi ^.ssaidxg aqx,, 'uij ns b BqB8a[| bX sbjbs
•aiSuoa so{ ap rji8 r( opuBna ^6881 9P ^iquiatAOu ap sopBipaui y
Z9 tJnS I3P Bouatuy uoo oio
•jauíoo pp upioBqduiB B| b BpuRuodiui Rpiqap R¡ opuep Bqsisa as anb
Bjoip ouosiuiojd jas Bpajsd sauoioRposB sBisa ap ojnmj [3 ubio
-ajaui o( ouioo sopepunoas uBiias sauopBziuB8jo ssisa ap sozjanjsa soj
jns pp ROipuiy B{ Bpoi ua anb ap bzubijuoo ns BqBsajdxa X sauoped
-nj8R SRisa ap BpuBiJodun b^ Bqepuas ussajdxg aqx,, 'RuiiBq Rouduiy
ap opjauíoo p ua ajuBiJodiui sbui uopBdpiiJBd sun siBd asa b jRjn8
•asB b sBpBui^sap sauoiosioosB ap sopiufj sopBisg ua uoioruijoj r[ ap
oiis'xlojd b X u9pB|Bisui ns ap a^uam^is Rjp iv Bpuaaajuo3 bi ap 01
-ubi uo oíubi ap BqBdnoo as ,,ssajdxg aqx,, 'Bipaons ojsa
•opB(Bisui R^qBq as anb sasaui sps ap sbiu biorh BUBouaiuRURg
Rjauíug ri sauoisas sns BqBjnsnpo 0681 P (í^qB ap 61 1H
bX 'BjauBnpB uoiun B[ ap sojnjiisns 'pRpiooadioaj ap sopRjRjj soj ap
uoisnosin v,\ ap oai^oiu uoo RqRijuooua as anb ua oiuaiu'RouRisa jap
Bíouajajuo3 B^ b jbors BJBd sozjdnjsa sopBpouap UBZipaj sopiuf) sopBi
-sg so^ 'Bipaj Run^n Bisa ug pjqB ap ¿ p bisbij ozjrui ap 93 [a apsap
93uoycud as opaXojd ounqn aisa b oujoj ua soiuaiuiipaoojd ajqos
uoisnosip Bg rurpuoui U9iun bi ap Ruiaj |ap 'opjBi sbui sb;p soood X
¿9
�68
canos habían demostrado tener poca fe en estos pueblos, actitud no
compartida, por cierto, por sus colegas ingleses, alemanes o franceses.
Estaban tan mal informados que creían que los latinoamericanos
eran seres semisalvajes, mezcla de sangre española, india y negra.
Por otra parte, nada o casi nada habían hecho los norteamericanos
para desarrollar las riquezas de los países sudamericanos; Inglaterra,
Alemania y Francia, en cambio, habían realizado inversiones muy
importantes, habían prestado dinero a estos países, desarrollado sus
recursos, etc. Y, como los sudamericanos no son ingratos -señalaba
Martí habían aprendido a no temer nada de los países europeos y a
agradecer las múltiples ventajas con que se benefician al estar en con
tacto con ellos. Sin embargo, los sentimientos de estas repúblicas ha
cia los Estados Unidos eran muy favorables, considerándolos como la
República Madre. Este sentimiento favorecería un gran aumento del
comercio si los Estados Unidos estuvieran en condiciones de otorgar
a los importadores sudamericanos las mismas facilidades que les brin
daban los países europeos. Y, para que no quedaran dudas sobre este
punto, Martí expresaba: "Como es natural, los sentimientos no harán
que un hombre compre mercancías inferiores a un precio mayor cuan
do puede obtener de mejor calidad y a un precio menor. Sería absurdo
esperarlo."
Pero lo que resulta realmente sorprendente son las afirmaciones
que a renglón seguido hacía Martí:
"Me ha molestado mucho ver que algunos periódicos y unos
pocos individuos, han estado tratando de alarmar a las repúbli
cas sudamericanas con la idea de que los Estados Unidos tra
tan de obligarías a comerciar con este país por ser su mercado
natural y aludiendo más o menos vagamente a ciertos ocultos
designios en el comercio de los Estados Unidos en contra de
la independencia comercial de estas repúblicas. Esto es entera
mente falso y el único efecto que puede tener, si llegara a ser
creído por la generalidad de los sudamericanos, sería destruir la
simpatía hacia los Estados Unidos de que hablé anteriormente,
y si se produjera un cambio semejante ya no habría esperanzas
de incrementar el comercio".
�p^ q[o 'Buijua8jy Bai|qnda>| bj ap
ap souBauauíBouBdsiq so| b uauodojd aiuatupaj anb oj
•qod B/iuouoaa bj ap saAa^ sb| uoa opjanae ap ouisiui s jod
aiuauíajqq B|jojjBsap as anb— opjaiuoa ns iR||ojjBsap ap
A -BzBuauíB aipBu anb- SBueagqndaj sauopumsui sns uoa
(BuopBu epuapuadapui ns jbzijubje^ ap oixapjd ja ofeg
-soueauaiuB sasind saiuRisaj so| ap ojuníuoa p
anb 'aiuauíBDiuiouoaa Á mi\\ui 'eaij^jod sajjanj sbiu 'ojos js
jod 'uos anb auou pp sopris^ so| ap oqaaAOjd ua oijadiu| os
-uauíui d\sd opuBjo[dxa A opunui pp ojsaj jb osaaae p opuaiq
-iqojd 'oja)ua a)uaui)uoa un opuBuiiuop 'Bpuajod pso|oa ejos
Bun anb sbiu 'opaja ua 'Buqeq ou 'BpBUB^ bjsbij o8anj pp bjj
-aix ap sauijuoa soj apsaQ eiuoiuaítaq ns oppajqBisa SEzinb
uBuq^q a)jou pp souBauaiuB-oj^uB so| pna B| ajqos buije^ b^ij
-91UV Bpoi ap spuapuadapui B| BUBjaaje 'asjBzipaj v. bjb^oji
/souBauaiuepns sasiBd so| ap sBjauBnpe sbjijbj sb| ap upia^a
-yiun ap R^sandoíd B| e ajaijaj as/ ajuBlauias opaAoíd un >s,.
:jouaj a isa ap saí^sed ciuajuoa u^ijsana U^ opaiuB p anb Biuana ua
opuaiuai 'osajguoa p aaqos sauoundo sns ap BAijBJisn|i jas ap BÍap ou
tiopdijasueji eqaip 'oiJBiuautoa unSuiu Bq^Saj^B ou oueapiAaiuoui oa
-ipouad p anbuny BUBauauiBue^ epuajajuoj Bjauíu^ Bisa jbziub^
-jo [B opBjsg ap oiuauíBiJBdaQ pp soiu^^sap sojapBpjdA so| UBJd sa|
-BiiD opiiBiaunuap sopiuQ sopeisg so| b anbBie auanj un cqBzi|eaj as
apuop ,^p|BJ3H buibub^,, pp opaiije un sBuiunjoa sns ua ofnpojdaj
i^ssajdxg aqx,, 'ojuauuipaaojd ajqos sapqap sonpjB ua BpeasBjj
-ua ^qej[eq as Bpuajajuo^ bj sejiuaiiu 'ajquiaiaip ap sozuaiuioa y
' s9 osaj^uoj aisa jbdoauod jb sopiufj sopsisg so| ap sauopuaiui
sejapspjdA sbj e oujoi ua sajoiuai sns BqBqnao ou ousqna Biouied
p apuop sopiupj sopBisg so| ua jBsuodsajjoa ns ap so|naiM^ sos
-ojauinu 9aqqnd ouriuaájB oijeip p oueaijauíBUB^ osajSuo^ pp osjna
p aiuBJnp 'opaja ug sajiy souang ap (kuppB(q sg,, oijmp |a ua
ipep^ oiuauíoui oiusjui asa jod anb sauoiuido sr| uod uop
•aipBJiuoa ua jBJiua uaaajsd -eAiiBayuíSis scuiap jod BjaiiBiu ap saaaA
SBun^p sB|opuBuuojap 'opBisuaJiua ns ap sauopiuepap sb| t4uBiiuB,,
seisipoijad so^ safe}jodaj ap odij ajsa ua anb |RniiqRq sa anbjod
ise soiupap o| A sBjaExa UBjanj ujit^¡ ap sauojaiíjR|aap siusa ^
69
�70
Ecuador, Perú, Chile, Uruguay, Paraguay y Bolivia, y también
a las dos repúblicas federadas de América Central, es la abdica
ción de sus más legitimas aspiraciones. Es la renuncia a desa
rrollar su nacionalidad de acuerdo con sus propias ideas. Es,
en una palabra, el suicidio de la raza latina".66
Hasta marzo de 1890 "The Express" no se volvió a ocupar del Con
greso. Para ese entonces ya era para todos evidente su fracaso. Desde
el punto de vista de las realizaciones, nada realmente significativo sal
dría de sus deliberaciones y el diario no dejó de señalarlo. Al fracaso
del proyecto sobre unión aduanera dedicó su editorial del día 21 de
marzo, mientras que el 30 de ese mismo mes se ocupó del citado pro
yecto. En este su último editorial -el diario dejó de aparecer al día
siguiente- se hacía eco de las afirmaciones del "South American
Journal". El periódico inglés señalaba que
"está claro ahora que ningún resultado práctico resultaría de
la prolongación de este Congreso y los delegados sudameri
canos están comenzando a preguntarse por qué razón los reu
nió Mr. Blaine cuando, al parecer, no tenía ningún plan de ac
ción definido".
Digamos finalmente que en el período previo a la instalación de la
Conferencia y hasta poco después de su apertura, la posición de "The
Express" fue de una expectativa no muy entusiasta. Posteriormente,
cuando ya era evidente el fracaso de la Conferencia, comenzaron a
aparecer en el periódico opiniones claramente opuestas y aún fuertes
críticas que, aunque muchas de ellas provenientes de otras fuentes,
eran seguramente compartidas por el periódico montevideano.
En "The River Píate Times" encontramos muchas referencias a la
Conferencia durante y después de su realización; pero la mayor parte
de ellas provienen del corresponsal en Londres ("London Letter"),
del "South American Journal" o de algún diario norteamericano. No
obstante, trataremos de sacar algunas conclusiones.
Mientras los delegados paseaban por los Estados Unidos, "The Ri
ver Píate Times" publicó el discurso pronunciado por el nuevo Minis
tro norteamericano en el Uruguay, George Maney, al entregar sus car-
�cr¿^w ap oj ja opuefij u^poui un 9iuasajd oX^n^tun opBftajap jg
u,,saipuog
ua sajBpijo sapBpijiqBsuodsaj sns Bjuana ua opuaruaj 'ajqísod
Bjanj oiuoa odiuarj ojubj XBn^njfj ap opeSajap ouioa ojsand
ns ua jaaauBuuad jaqap ns 9japTsuoa anb ojad 'osaj^uo^ ^ap
sauoiaBiaqiiap sv\ ap oaip^ad opB^nsaj unSuiu Bijpua^qo as ou
anb Jiqiajad b 92uauioa sojuaiuiipaaojd sojaunjd so| apsap "„
anb i[|B Bqesajdxa uifsj •biusiiu
bí ap <;aj^qap so( ua jBdiai^nd ap o8an| sajpuog b osai^aj ns b 'sp
-uajajuc>3 bi b XBn8njf) ^p opE^a^ap X ByB^ajg ubj^ ua oXBnSnjn jop
-BÍsquia 'uí^ o^jaqiv "J(I {a ^od ,tjBUjnof UBoijauív ipnos,, i^ s^pBnj
-saja sauopBJBpap sb^ ^jqs ap SBjp soiaiuiid so[ ua 9oqqnd ltsaunx
aqxM 'a^uBtusBisnjua oood ub^ aouBpq a^sa
0 *4toyanui ajuauíjBJoui,, JB^sa
osaj8uo3 \9 anb BqBaipui aiuanj Btustuí b^ 'ozibui ap sopBipaiu y
9 'BjauBnpB uqiun ajqos opaXojd pp
<tovjaiuiipuni|,, p ua souijua^iB sopB^app so[ ap JoqB¡ bj opueaBjsap
J'"l .oasBij, opiduioa un 'afipajd
ouioa 'jas pqnsaj uoj8uiqsB^ ap oBuauaury ub¿ osaj8uo3 p,,
:Bq
asuauípuoi jBsuodsajioa [a 0681 9P ojajqaj ap saui pp sau^ y
g9 "tísaíuapisajdaaiA sosj^Aip
so^ ap sauopunj sbj opuaiinasip Bjoip uBj^uanaua as sopBSapp
soi anb X SBpBftj bX UB^a o^uaiunpaoojd ap sB|8aj sbj anb opis
Bq oiuaiuoiu p B^sBq osai8uo3 pp paj opBqnsaj oaiun ja,,
anb UBqsaipui 'ajquiapip ap sozuaiuioa b oijbjp jap jbs
-uodsauoa ja sajpuog apsap sqBiAua anb sBiaijou sbj 'a^jBd ns joj
L9 -ep
•uajajuo^ bj jb7(ub8jo jb s^d ns ap sauopuapi sbj ajqos sspBsajdxa
SBpB|3A souaui o sbui sauopBsnaB sbj jijuaiusap BqBjnaojd oua^jou
oaipiuojdip ja jBno ja ua 'Boijqnda^ bj ap ajuapisajg jb sappuapajo sbj
!¿
�72
como fecha de clausura, moción que no prosperó. "Pero -agregaba
Nin- no demorará mucho más; no hay vida en él". ¿Porqué se había
empantanado el Congreso sin dar a luz resoluciones verdaderamente
significativas? Nin contestaba:
"Si los Estados Unidos desean establecer relaciones más estre
chas con los países sudamericanos, deberían estar dispuestos
a hacer algunas concesiones para obtener ventajas que parecen
desear tan ansiosamente. Son ellos, y no nuestros países, los
que ponen obstáculos."
Con posterioridad a este artículo, todo lo que el "River Píate Times"
publica en torno a la Primera Conferencia Panamericana, incluye el
término "fracaso". Así, el 20 de abril de 1890 -bajo el título de "El
fracaso panamericano"- transcribe un artículo del "New York
World" donde podía leerse:
"El Congreso Panamericno ha arribado a una conclusión en el
único tema de importancia que debía considerar. Ha decidido
que será imposible establecer ningún tratado comercial con un
país que construye a su alrededor una verdadera muralla china
como lo es nuestro sistema tarifario /.../ Es imposible com
prender como cualquier hombre sensato podría haber espera
do un resultado diferente" 72
El corresponsal londinense -que desde el principio se había mostrado
muy poco entusiasta frente al evento- escribía a fines de mayo, no
sin cierta satisfacción:
"El Congreso Panamericano ha finalizado por fin, y sus resulta
dos pueden resumirse en una palabra. 'FRACASO'."73
Por último, y seguramente para que sus lectores no albergaran ninguna
duda sobre los verdaderos resultados de la Conferencia, el "River Pía
te Times" citaba en su apoyo al "South American Journal":
"Dudamos que los resultados obtenidos puedan mirarse justa
mente como proporcionados con las grandes esperanzas alenta-
�sopiuf) sopejsg soj ap oiusiuopaajojd
OAisaaxa jb ajj^d ubj8 ua osbobjj a^sa JBoipnfpe asopuaiqap 'op^sBa
•bjj Btqeq ouBauaiuBouijB| opjautoa ja jBjnjdBo ap sopiuf) sopBjsq
so^ ^P ^Ai^Bjuai ^i anb -uoiaaBjsuBS uis ou- opuB|Buas 'osajguo^
(ap joqe[ B( ajqos sboi^ud sb^ uojai^^oaaj sButSpd sns 'a^uaiujotiajsoj
•soptuf) sopeisg ap opBaaaiu (ap BjnuadB bj ^enáruQ eand supua) anb
sap^pipqisod sbj ajqos uppua^B bj oiue^ ttsatuix ^\p,\¿ jaAi^,, (a epuaj
-ajuo3 B( ap uoi^B(B^sui bj b oíAaid opouad [a ua anb JB|Buas e soujbj
soiuapod 'soiuauodsip anb ap (Bua^ui osBosa (a a}UB^sqo ojq
,^somBsuad o|
"N *cPunW OAan{sj (ap (Bpiaiuoo uoiun ap oyans (a JBd a^ua^
-odun a opeluajjap sbiu [Buij un 3sjbuii?buii apand ou, anb aaip
'Buiaj ajsa ap oipn^sa (b opnoipap ojno^jB a^ua^i|d(Uf un ua 'as
-u?uipuo( oui^njBui B^ajoa ufj Bso^xa ops eq ou 'sopiufl sop
-Bjsg so( ap opyauaq OA¡snpxa BJBd ouEauauíBoui^Bj opjaiuoa
(a .JEjnuiBD ap BAijB^uaj Bjsa 'inbire^ ^suajd bj ap opipajaA aui
-lUBun ajuaureaipBjd ja souiB^daoB is X /•/ ajuauqBuiSuo s^p
U
�74
III) EL PERRO DEL HORTELANO.74 bis
En el presente capítulo analizaremos la posición de la prensa in
glesa de Montevideo s en torno a la intervención de los Estados Uni
dos en la política latinoamericana. Comenzaremos por plantear el
problema de la intervención extranjera en América del Sur en gene
ral para analizar luego su posición frente a la intervención de los
Estados Unidos y de los países europeos en particular.
1) La necesidad de la intervención. Su justificación.
El "Montevideo Times" mantuvo durante todo el período estudia
do una clara posición intervencionista, que puede resumirse así: que
intervengan los Estados Unidos o que intervenga Inglaterra, pero
¡que intervenga alguien en América del Sur! Esta posición se basaba
en la convicción del profundo fracaso del experimento republicano
en esta parte del continente americano y en la necesidad de imponer
el orden y el respeto a los compromisos financieros contraídos, en
estas repúblicas sumidas en el caos. Para sustentar su posición mane
jaba una serie de argumentos, a saber:
a) el derecho a intervenir por ofensas financieras. En repetidas oportu
nidades el diario se extrañó de que tanto los Estados Unidos como
los países europeos interviniesen tan prestamente en América del Sur
cuando la vida de sus compatriotas corría peligro y no hiciesen nada
para proteger los cuantiosos intereses aquí invertidos; llegando a pre
guntarse: "¿es que la cabeza rota de un marinero tiene más importan
cia que intereses financieros que representan millones"? 76 A su jui
cio, era absurdo que se recurriera al costoso aparato diplomático y de
guerra de los países europeos únicamente en los casos en que peligraba
la seguridad individual. Así lo expresaba en julio de 1892:
"Es indiscutible la utilidad de los buques de guerra extranjeros
en el mantenimiento del orden en América del Sur y veríamos
�|d snb sajopsj sns b puuojuí g6gi 3p ozjeiu U3 :3ju3jajip uopisod
eun o Anís os ^sm3n XenSoiq,, j3 snb ap siauBisuoa JBÍ3p
• to3dojn3 jouoq
3p oSipOD |3 JEpdS3J BJBd epBJBddJd JBJS3 BU3q3p OJUBJ O| JOd
X U9pBJ3qi¡3p BpOl UOD SEJdpUBUlj X S3JBpjaiUOa S3UOpB|3J
J3U3^UBUI B Bdaing B OpBJjAUI Bq JtiS [Sp BDUSlUy ¿SOpBZBUSUJB
usa 3s opuena sasaj^^uj soss JdSd^ojd BJBd spipsiu Bun^uiu bj
-BLUOJ 3S OU 3nb 3SJ33J3 3q3Q? S3U1JOU3 O^U3U1OUJ 3^S3 U3 UOS
jns pp BDiJ^Ujy U3 sosdojnd sss^j^jui sor\ -sof^iduioa X soqa
-3JJS3 s^m Bip b Bip udApnA 3S 'jn pp BDuauiy sp sb| sBpinp
-Ul 'Opunill pp S3UOIDBU S3^U3J3Jfp SB| 3JJU3 SOJ3I0UBUIJ X S3|B13
-Jdiuoa sozbj scrj puosjdd pBpunSss bj b sbuubjbS sns sp Bjnj
-dnj B| oiuod oiuiii3[ ub^ u9pudAJ3^ui 3p OAijoui un S3 SBpnsp
sns JBSed 3p Bssuiojd ns dp opBjs^ o uppBU Bun sp 3^JBd jod
Bjn^dnj B|'jsa sp opoiu ojjs^nu y •SBJspuBiiy sBsuajo jod uop
-U3AJ3JUI-OU B^ 3p BUfJ^OOp B[ OUB^d 3p SOUJBZBqaSJ
:Buid|qojd pp opuoj [3 jbzi|bub b o33n|
'eisduoqs^p Bpnpuoo ns BJBd oaiju3Dui sp oiajis opsnpB
s3siBd sojS3 snb uoo pBpiundiui B^ -sdiujous sBiuns sp Bpipjsd
bj opeiiAd BJdiqnq ss 'jns pp Baijdiuy sp sssi^d so| sp bj^ioubuij pBpij
-ssuoqsap bj b sopfns 'soqpqns sns dp sdssjs^uí soj sp uopoajojd bj U3
BZ3UUIJ joXblu opBjjsoiu^p uBJdiqnq sosdojnd sssiBd sspdpuud soj is
3ju3iuBjsBisnju3 Bq^pnjBs ouBip [3 3nb Bpipsui 's^sajaju! sns sp upp
-as^ojd bj S3j3ui ouj3iqo3 [B opBjpqos UBiq^q SBjsiuopaB soq • bui
-3} jb oujo^ U3 uoi^isod ns ojuauuiuapp joXbiu uoa osndxs lts3ui;x
ospiA^juoj^,, [3 3nb -pjiqDSjo^ pjoq BqBJjuoou^ ss BzaqBD BXn^
B- SIBd 3S3 3p SOpi^UBJBS S3JIJJB3OJJ3J SO| 3p SBJSlUOpDB SO| X OUl}
oujdiqoS [3 ajjua opBjpsns opiyuo^ pp oqsodojd b anj
;tUB3Bq oj B^ip un3|B sB/in^ pBpi^sduoq ap sbiu
oood un uo^ SBJsfuBjjxs SBpnap sns U3n3^d souBDüdiuBpns
Soj snb jbj9oj BJBd udiquiB) sopB3|dui3 jas uspand ou snb buj
-j^s^i Bun sg a^au!juoa ja us jiaia Buad B| bSjba anb aaBq anb
oj opo^ uaqap sauamb b sojaluBjjxa so| uoa uppBjapisuoa ap
spiu oaod un jauaj b souausniBpns soj b isb opuBijasus 'opnu
-aill B SBUI B3JBJ B)SO U3 BJE3|dlU3 SU| 3S 3llb [3 SOÍO SOU3nq UO3
�76
Cónsul británico en Uruguay, en ausencia del Embajador, había pe
dido explicaciones al Gobierno uruguayo con respecto a algunos
detalles relativos a la compañía inglesa que suministraba agua
corriente a Montevideo; y agregó:
"¿Debemos esperar que por una empresa inglesa sean soltados
los galgos de la guerra? El "Sirius", el "Barracuta" y los res
tantes buques de guerra abrirán fuego sobre esta desgraciada
ciudad. ¿Y entonces? ¿qué pasará? Si las empresas y los especu
ladores ingleses no pueden cuidarse por sí solos es mejor que
no salgan de su país. Todo inglés que vino a este país o invir
tió aquí su dinero, lo hizo con el total conocimiento -o con
la posibilidad de obtener total conocimiento - de las costum
bres del país; y, si no les gustan, tienen la opción de irse /.../80
b) si no pueden participar de la vida política de estas tierras, los
subditos extranjeros tienen derecho a la protección del gobierno
de su país de origen.
El "Montevideo Times" hizo hincapié en la importancia del elemento
extranjero en los países de América del Sur, concretamente en Uru
guay y en la Argentina: una alta proporción de su población activa
era extanjera; la mayor parte de la industria y del comercio estaban
en manos de extranjeros. Si estos residentes extranjeros pudiesen par
ticipar en el gobierno, su defensa quedaría en sus propias manos,
pero, como esto no sucedía era muy razonable que solicitasen a sus
respectivos países la protección de sus vidas e intereses cuando los
veían amenazados. A juicio del diario inglés los abusos de diverso
orden cometidos en perjuicio de los residentes extranjeros en Améri
ca del Sur, planteaban la siguiente alternativa:
"Esta situación no puede continuar eternamente y hay dos ma
neras de acabar con ella: haciendo extensivas las facultades
administrativas a los residentes extranjeros o mediante la in
tervención de alguna potencia mayor, ya sea de Europa o los
Estados Unidos. Como parecen existir muy pocas probabili
dades de lograr lo primero, abogamos enérgicamente la defensa
de la última, porque la consideramos justificada desde todo
�^gBpUB;i3lA e;
ap opituixa jeisa jejadsa apand sojjo e oiuei eqap anb sied un^uiu,,
anbjod 'apans ns e sope;nauiA uei u^isa sa|euopeuuoa sns ap sasajajuí
so; opueno aiuauqeiaadsa 'oiauaps ua uasaiaaueuuad soadojna sasied
so; anb japuapjd uBjpod ou 'saiuaipuadapui sopezqiAia sas^d soj ap
so[ ap osiuio osea opuapeq ueqenu^uoo sasied so^sa (8 '
-edsa o8nX pp uojejaqq as opuena anb sauoiaipuoa semsiui sej
ua une ueuuiA soadojna eu^snpui e¡ ^ [e^dea (a uis anb eX
^seaiuoja jas uaaajed anb seaijijod seqaní saiuaueiujad se| ap
uopdaaxa uoa- uos anb o\ ua soijeuuojsuej^ X aueqjeq e¡
ap sasied so^sa e jeauejje jod opefeqej^ eq anb jope; oaiun
;a uaXn;;;suoa 'sojafuejjxa ueiue|j soueauamepns sasied so;
sauainb esopanbe anb,,-oaipo!jad ;a eqepyas- ,,sa oqaaq ;g,,
•sasn^l so;sa
ejed sesopyauaq a;uauieuins opeqnsaj ueiqeq anb sa|eu;snpui ses
-ajdiua ua sepi^aAUi opis ueiqeq sejjp sesoiiuena 'ejja;e[8u| ap sajop
-nap a;uauiepajip ueja soueauawepns sasied so; sa^na se; jod seuins
sauuoua se; ap seuiapy ezanbu ns X ajues ns sopa ua opemejjap
opuaiqeq 'sasied sojsa uoa esojauaS a;uauieuins opis eiqeq (a;uaiu;ep
-adsa 'ejja;e;3ui edojng uoa opepnapua ajuauíauuoua e jai Anisa ou
anb oueauauíepns sied eiisixa ou anb jejeyas jod opuezuaiuoa 'o(n)
-;iqns ;a ua ejsandxa euoai e; eqeqojjesap ouapqa oaippuad [j
ítuopeqojde ;eioi,, ns uoa ueqeiuoa sepiuaiuoa i;;e sau
-otsajdxa se; anb opueisajiueui 'os^ejedje^ ap <tjauno^ ujajsa^,,
;ap o;naipe un 9ai;qnd saunj, oappaiuo^,, ;a $6^; ap ;;jqe ug
*(tejafuejixa epuep^iA e; ap
opiunxa jeisa jejadsa apand sojio e oiuei eqap anb sjed u^^uní,, (a
j -usauope8qqo sns opuepdsaj
X sepezqiAp sapepqepoiu opueidope e|jeiua aiuauqpej uap
-and e;;a e ueSuodo as anb seoqqndaj seqanby 'aiuauíjuoa ;a
ejed oqaaAOJd osuauíui ap jeqnsaj ejed ejde X eisp ap ojund
U
�78
d)fracaso del experimento republicano.
Este argumento -uno de los más utilizados por el "Montevideo Times"
para defender la intervención extranjera- puede exponerse así: los
países sudamericanos, una vez liberados del dominio de España,
gozaron de absoluta libertad para organizar su sistema político y su
actividad económica. Allí estuvieron los Estados Unidos, vigilantes,
para impedir que nadie fuera a interrumpir el experimento republica
no que iniciaban las jóvenes naciones. No obstante, transcurridos casi
tres cuartos de siglo, ¿qué es lo que se podía apreciar? Que estas re
públicas estaban sumidas en el caos: continuas luchas internas, crisis
económicas, imposibilidad de cumplir con las obligaciones externas,
etc. La vida e intereses de los subditos extranjeros se encontraban
perpetuamente amenazados. En vez de gobiernos republicanos demo
cráticos, existían en la mayor parte de ellos dictaduras militares o
pequeñas minorías no representativas, entronizadas en el poder al que
utilizan en su propio provecho. Ya era hora de convencerse de que el
experimento no había llegado a feliz término. "América del Sur es
reconocida e indiscutiblemente el fracaso del siglo diecinueve", llega
a decir el diario 83. Ya tuvieron su oportunidad y no supieron utili
zarla. Ahora, se hacía perentoria la intervención de un país extranje
ro que pudiese imponer el orden y garantizar el cumplimiento de las
obligaciones externas.
e)se trata de países sin nacionalidad ni tradiciones arraigadas, enor
memente atrasados con respecto al resto de la civilización.
En agosto de 1892 el "Montevideo Times" daba cuenta a sus lectores
de que el gobierno alemán había enviado una nota al gobierno portu
gués protestando por el trato dado a sus subditos acreedores de ese
país, y de que el diario alemán "Vossiche Zeitung" sugería que las
naciones europeas pusieran a Portugal bajo una comisión como ha
bía sucedido con Egipto, Turquía, etc. El "Montevideo Times" se
preguntaba entonces:
"Si la intervención extranjera es sugerida con tanta presteza
�X sopiuf) sopejsg uojBziuoSBjojd anb opqjuoa [B asopu^uya>| sal
-BAps-iuias so^qand oiuoa sopEjBjj jas b asjeuSisaj ou is X uoidbzi|iaid
ap opBjg ns b asiBASja u^iqap 'Bdojng uoa sauopBpj jauaj uBuanb
sasisd sojsa is :wa <4Aijoiu-;p|,, ns saauojua asa ap ejjajB|ui B|
ua eSoq ua Xniu sbjsidbj sBuupop sbj b 'ajuauíBjn^as 'sBuafe ou 'opaad
-souaui ap sBpsgjBa sauoisajdxa uoa^ 'souBauauíBpns sasjBd so[ ap os
-bj^b [a B[Byas ouBip [a anb soj ua saÍBSBd soj uos unB sajaju^ joXbui 3q
S8omaiu
•oui ¡a ua BpiA ns EjBd X opBSBd ja ua onojJBsap p BjBd ojaf
-UBj^xa |BjidBa p uoo sopBpnapua ajuauiBjajua ísbd uB^a anb X
U9|0B|qod bj ap aiJBd joXbui bj aXnjusuoa ojofuEjjxa ouiauíap
p sapna so| ua 'saaqiun^oa SBtiáuuB o sopniuasB a^uauíauuij
soujaiqo^ uis 'spiuijap jbui X a|qBjsaui uub pEpipuoiaBu ap
'sauaAof sopB^a ap bjbj^ as BiauBjjodiui ap aaajBa sojafuBjjxa
ap uopjodojd bj sapna so[ ua X odiuaij oqanuí aa^q sBpiaa[qB)
-sa sajquinjsoa X sa^qBjsa soiuaiqoS uoa 'Bpiuijap uaiq X Bps3
•jbjjb pBpipuopBu Bun uauaii anb sasiBd ap inbs bjbjj as ojq,,
¡Buiaj a^sa ajqos upiuido ns jBsajdxa b b^ajoa ajuainSis oyB [y
• usasajajui sns jBAiasajd b a;uaipua^ oiquisa jamb
•pna b BpiuaAuaiq Bsojnpa opsisBuiap Bun ubijbp anb X u^iaBjj
•siuiuipB bj ua zoa BunSuiu uauai^ ou anb sojafuBjjxa sa;uapis
-aj jod BuoXeui ns ua Bpmyjsuoa B^sa u9pBiqod B^sa X uapjo
opunSas ap sadojna pspnia Bun ap B^ anb jouaui sa p^oj upp
-8{qod ns sauopBjauaS sajj ap souaui a^Bjnp ajuaipuadapui
opis Bq XBn8njfi 'sajuByqBq ap sauoipui 6 o 8 soun ap uppBjq
-od Bun uoa X Bdojng ap bj^o jainbpna ouioa Bn^i^B ub^ uop
-bu Bun jEuiiuip ajuaujBoipBjd Búas soadojna sops^sa soi\o
oÍBq U9isiuioa ua ojjauo^ 'Badojna Bujapoui Bijojsiq bj ua
ajuBoyiuSisuf pdBd un opBSnf Bq ou X s^idojd sajquin^soa X
Bjn^jaqj 'a^^nSuai 'pa^ bijiujbj ns auai) tBUBi^sua Bja B| ap
sozuaiuioa apsap a^uaipuadapu; U9p^u Bun opis Bq ^
:sasiBd sop so^ ap u9pBnqs bj jEJBdiuoa ap BiSjns anb Bjun^ajd
B opadsaj uoa opas aqap ou anb jod? |B^n)Jo(| n opadsaj uoa
6¿
�80
Chile en 1892, al que ya Memos aludido, señalaba que la insatisfacción
de los norteamericanos con los procedimientos judiciales chilenos (los
Estados Unidos solicitaron que los agresores de los marinos norteame
ricanos fueran juzgados por tribunales norteamericanos) era muy jus
tificada y podía hacerse extensiva a todo europeo que hubiera tenido
contacto con la justicia sudamericana, agregando:
"Este método español de realizar el proceso en forma secreta
es completamente anticuado y las repúblicas sudamericanas de
berían cambiarlo si desean elevarse a) nivel de las costumbres
europeas" 88
En setiembre de 1893, ante la información de que los buques de la
marina brasileña sublevados contra el gobierno bombardearían la ciu
dad de Río de Janeiro, el "Montevideo Times" expresó:
"Que los brasileños luchen y se bombardeen entre ellos no nos
despierta grandes objeciones, no más que las que tendríamos
frente a las luchas entre las semicivilizadas tribus de África y
Asia, a las cuales apenas se han mostrado superiores en su
conducta política durante su existencia republicana" 8?
Para mayor abundamiento citemos otros ejemplos de similares mani
festaciones despectivas: en enero de 1896, durante el conflicto fronte
rizo entre Venezuela y Gran Bretaña, el "Montevideo Times" daba
cuenta a sus lectores de una manifestación antibritánica que había
tenido lugar en Caracas y en la cual un retrato de Lord Salisbury ha
bía sido condenado a muerte y colgado en la plaza pública. El dia
rio señalaba que
"esto es simplemente una ridicula chiquillada, pero es sufi
ciente para mostrar el pernicioso efecto de la doctrina Monroe en estos malcriados y semi-civilizados países menores de
hispanoamérica". 88
En octubre de 1893, señalaba la necesidad de que las potencias ex
tranjeras iniciaran "un nuevo camino" en lo que tenía que ver con su
intervención en América del Sur, señalando:
�-aureapou soj anb epouooaj uaiq is :9flq3 B opBiuiB oioiyuoo un uod
9ZBUduiB siBd 9^S9 opireno 'ojdiuaía jod ísoprufj sopBjsg soi B opireX
-odB ao^q oí Biu^j [3 bjbíj anb sapBpiun^odo sBJdiuud sb] ug bijoj
-OIpBJJUOO 'OpOUl 0W9ID U9 '9O| UOI^ISOd nS ¿SOUB3U9UlBpnS SOJUnSB
SOI U9 SOpiUfJ SOpBJSg S0| 9p —JB^ 9p BZBU9UJB BJ 9p O- UOpU9AJ9)UI
e\ gp opiouoo oqoaq [9 9jub ,ts9unx o9piA9juoj^,, ¡9 puido ^n^)?
*oqo9J9p joábui ^ uBiu^j sguginb soodojn^ sgsi^d so| ubj9
9p soj U09 '9ju9iujBju9iuBpunj 'X) Bdojng 9p soj uoo
U9 SOpIUQ SOpBJSg S0\ 9p S9S9J9}UI SOI UBqBJBdlUO^
as is 'gjUBjsqo ou ísopiuQ sopBjsg soj UBjgpiq oí 3nb sg 0D1891 sbiu
o| 'pBpiiuixojd ns BpBQ ¿jiu3aj3JU{ ^q^p u^mb? 'oj9^ ^ns pp bou
U9 BJ3ÍUBJJX3 BI0U9^od BUn 9p U9f3U3AJ3^Ul B| 9p -uS9Uí|X O9p
OlOinf B- pBpiS909U BJ 'S90UOJU9 'OJB|0 OpBp9nb ^||
pp eoi^uiy U9 sopiUQ sopc^sg so| ap U9pu9AJ9}ui eg (z
*OpB^d33B Ol|09J9p Un S9 SOpBA9|9 SBU1 S9S9J9)U] SO|
BJBd UOI0U9AJ3JUI B[ S9pnO SOJ UOO 'S0pBZI|tAp-IUI9S
S9sifid :uos 9nb Bj^s^nuí ojugiuiBuodiuoo ns 9nb o| uoo op
•jgnoB 9p b^bj) S3| 9S is gsjsfanb ugqgp ou 'soiqiu^o so^ss
uajginb ou ougpond ou so^o is ojsj /•••/ S9ibi ouioo
-UJOO U^qgp 'SBpBZCJUp 3JU9U1JB}OJ S3UO10BU SB| B Bpiqgp EI3U3J
-9J3p BJ UOO SOpBJBJ} J9S UB9S9p SOUB0U9UlBpnS S9SJBd SO| JS
'BJBJO S9 U9J0njOS BJ 'S90UOJU9 '9ÍU31UBU9J3 /'"/ '9^U9J9Jip S9 0}
-UnSB J9 'JBI0U9S9 OJ JBZIJBUB B SOIUBA OpUBnO 0J9d 'JOU9JX9 Bd
-BO BUIJ BUn 'U9PBZIJIAJ0 BJ 9p S9JOIJ9^X9 SOU9lS SOUnSjB U99SO^
•BAIJB93U B^S9ndS9J BUn JBp 9nb J9U9J SOUI9UI9X ¿S9UOISU9J
-gjd sBidojd sns opBoyysnf X oju^iuibjbj; 9js9 b opipuodsgjj
-oo UBq sosiBd so^sa? :S9 saouojua 'asjBjnuuoj b B^unSgjd Eg
•sopiUfj sopB^sg soj X jBjuappoo Bdoing 9p sosiBd soj uoo SBp
-BZIJIAIO 3JU3UI|BJOJ SOUOpBU 9nb J9AJU OUISIIU J9 U9 SOpBOOJOO
OpB)S9 UBq 'S3UOISU3J3jd SEldOJd SnS B BJS3IldS3J U9 3JJBd U3 X
BI0U9pU90S9pUO0 jod 9JJBd U9 '30JU0^ BUUpop BJ B Opiqdp 9}
-JBd U9 'BJOqB BJSB^ U9I0BZIJIAI0 B| 9p SBIJOSgjBO SBJ U3 JIUinSB
uaqsp ^nb U9pisod bj 9p U9ioo9j3 bj ^sobij ja souE0jJ3iuBpns
soidojd soj 9p soubiu sbj ua Bp^nb ^juaureoyoBJd anb U9jodo
Biin b 'ajdiuis Xniu BAijBiuaqB Bun b aonpaj as ajsg JBuopnjos
ap jp.yip ubj jas Buaqap ou Biuajqojd ja 'opoj ap sad
18
�82
ricanos quizás se habían extralimitado en sus exigencias, de todos mo
dos encontraba justificada la intervención y saludable la lección que
Chile estaba recibiendo.
Al final del período estudiado, al informar a sus lectores del esta
llido de la guerra hispano-norteamericana de 189889 b<8 que conmovió
hondamente a América Latina, el "Montevideo Times" mantuvo
una actitud equidistante, sin inclinarse hacia ningún bando 92. Algu
nos días después apareció un extenso editorial sobre el conflicto -el
único artículo de fondo que publicara a propósito del mismo donde,
después de afirmar que comprendía la simpatía hacia España expre
sada por la prensa local, pasaba a rebatir los argumentos por ella
expuestos: los países, como los individuos, -decía- no gozan de
independencia absoluta; si una de las repúblicas sudamericanas es
tuviera por caer en desorden crónico, poniendo en peligro las vidas
y los intereses de los extranjeros, no hay ninguna duda de que habría
una intervención por parte de un país europeo o de los Estados Uni
dos y esta intervención sería muy justificada. El "Montevideo Times"
terminaba señalando que
"... aunque pueda cuestionarse la prudencia y corrección de la
forma en que los Estados Unidos han intervenido, su interven
ción no es el ultraje y el insulto que se ha pretendido señalar,
ni es injustificable desde el punto de vista del derecho interna
cional tal como es aceptado actualmente /.../"93.
Esto era lo que opinaba el diario inglés sobre el episodio que mostró
al mundo en forma inequívoca la voluntad claramente expansionista de los Estados Unidos y su transformación en arbitro de la vida po
lítica de los países del Caribe. No deja de sorprendernos, entonces, su
ataque a la política de los Estados Unidos a propósito de la revolución
brasileña de 1893 contra Peixoto, un episodio decididamente menor
dentro del acontecer político latinoamericano. Quizás la proximidad
de los sucesos brasileños fue lo que determinó esta toma de posición.
El "Montevideo Times" había tomado partido por los revoluciona
rios y demostró su profundo malestar a medida que llegaban los tele
gramas -no muy dignos de crédito, reconocía- afumando que los
Estados Unidos apoyaban a Peixoto. Para el diario, los Estados Uni-
�Kntu jRsaxdxa B)SRq 'B9i)U9 sbui zba BpR9 pnqpR Run 8 9%
Bd l8OpiUf) S0pR)Sg p U9pU9AJd^U| B| B oXodB |9(J
9ft -By9(ISBjq UOI9n(OA9J B| U9 Upi9U9AJ91Ut
^8 OtUi^n JOd X PUR^^BJ SRJSI SB( 9p BUIJU9ÜJB BIUOJOO B| B 9nbRJB
|9 ''0)9 'O9IX?^^ OA9n|^ <RTUJOJt]R3 9p 09lX?^ B 01(991) ofodsap (9
'09TX^^ BJ)UO0 RiJ9n8 BJ 'SRX9X 9p U9^X9UR RJ I(|B JB|By9S 9p BqBpiA(O
OU 9SU9J9RUOq OlJRip (9p J0P9f (3 'RUl^T] BOU^Uiy U9 SOpiUf^ SOpBJ
-Sg 9P B(S(U0I$URdX9 R9I)^(0d B( BqB|9infU9 98 9pU0p |tpjRpUB(^ 89Jiy
souan^,, |9 Jod RpRoqqnd rvib^ Run ofnpojd^j s^nds^p seip soooj
\¿ I'" I '
•n|0A9i B| 9^uRjnp pn^pR ns U9 9Sjbzuo1U9ab 9nb op oqonui
^8 X 9SJB|n)Bj8uo9 ^nb 9p BpRU 9U9() ou sopiupi
OP|(JUOD (9 9(UBJnp BUR9U91UR9(JOU
R| 9jqos opinf 9(U9inSis |9 91)11x19 'jou9)sod ojn^UJB un ug
^^6OUIS!)OdS9p |9p BSU9J9p U9 'S9 0JS9 '(ISBj^ U9
-U9l9Rq O|JR)S9 URU999JBd 9nb OpOUl (9p OU O)J919 JOd
*Ol(99J9p 9)S9 UBJ919J9Í9 SOpiUf) SOpR)Sg SO| 9nb 9p BJR|U9UIB(
98 9ipeu 'uapxos^p pp 9)U9iu[e)U9uiRpun| u9aia ^nb sourdij
-9iuRpns so9^)i[od 9p o|noxj9 opejitufi un 9p 'sBzinb (u9pd99X9
y oqo9J9p joXbui ub3u9) sopiun sope)sg so( sBzmb 'or>j)i|od
R)sia 9p o)und (9 apsap 'ox^j *SB)unf S9UOI9RU sr| sRpo) 9p so|
b U9(RAtnb9 9)U9ui9(qBqoxd s9S9J9)u; soXn^ keyR)9xg ubjq anb
souB^uauíBpns so)unsB soj ua jiu9aj9)ui b oqnaxap joXbui 9U9i)
SIBd Un^^llIU 'OJ919UBUIJ X JB19J9U1O9 BJSIA 9p O)Und |9 9psí>((,,
:uoi9Rnui)uo9 e BqBfeuas uBXRasap anb ouxaiqo^ ap
uaunSax (9 asxep r sasied soisa ap oqoajap pp sopiun sopEjs^ so| ap
9)jRd xod O)uaiuji9ouo9sap p eqBoyiuSis sand 9abj3 a)uaiuRtuns oip
-aq un ap -tlsauni oapiAa)uo^,, pp oua)U9 b- eqB)Bj) as 4o)oxiaj
b sopiun sopBjsg so[ ap oXods (a Bqeiuxijuo9 as X ojjaia exa ojsa ¡
•soprun sopejsg so| ap oXode p opoiu a)sa ap jbubS X oiusiuBaqqndaj
ppsaxosuajap soj ouiod jaoajedB exed psBjg ua RjnbjRuotu B| jB)UB(d
-un UBqR^snq soijBuoi^njOAax so| anb ap xoiunx p opipunjip URjqeq
o)oxiaj ap souBpijjBd sog 'ouR3ua un ap sbuiipia opuais uRqejsa sop
�84
te los temores que la política exterior de los Estados Unidos le ins
piraba. En febrero de 1895 dedicó un editorial a analizar dos grandes
peligros que amenazaban a la civilización, ambos igualmente enemi
gos de la libertad individual y del progreso colectivo: uno de ellos
lo constituía la monarquía alemana, que quería restringir la libertad
de opinión, etc., y el otro peligro provenía de los Estados Unidos:
"... a cierto sector de norteamericanos parece habérseles pues
to en la cabeza, y no por razones totalmente desinteresadas,
que tienen la misión de republicanizar el mundo o, por lo me
nos, aquellas partes a las que puedan tener acceso y por consi
guiente asumen la tarea de intervenir directa o indirectamente
en las luchas políticas de otros pueblos y tratar como crimina
les /.../ a aquellos que puedan tener opiniones monárquicas"9?
Cuestionan luego el derecho de los Estados Unidos de intervenir en
esta parte de América: en enero de 1896 reprodujo un artículo dedica*
do a la Doctrina Monroe y que había sido publicado por el "Buenos
Aires Herald", donde se señalaba que era fácil comprender el interés
material y directo que tenía Estados Unidos en las Indias Occidenta
les, en México y en los países centroamericanos y nadie podía espe
rar que Estados Unidos permitiera intervención europea en estas re
giones; pero ¿qué tenían que ver los Estados Unidos con América del
Sur? Norteamérica tenía un interés solamente sentimental en esta par
te del continente. En América del Sur no existía un solo país cuya
moda, comercio, vida social^ religión, leyes, idioma o costumbres es
tuvieran inspiradas en los Estados Unidos. En todos estos aspectos,
el modelo había sido Europa y, fundamentalmente, Francia:
"Hispanoamérica no asimila lo sajón; en efecto, no gusta de los
Estados Unidos más que de Inglaterra. El estado de la opinión
pública en América del Sur hacia los Estados Unidos es de sos
pecha, desconfianza, celos y antipatía, a pesar de todas las efu
siones y tornerías oe los discursos diplomáticos y de clausura
de los banquetes. El Congreso Panamericano debía haber ense
ñado esta lección a los Estados Unidos".
�roitís3|Bpipnfj3d ubi
sopBjjnssj opiusj Bq snb BDijqod 'sssiBd S3[B) Bioeq bpubjsioj
BAISSSXS 3p BSljqod BUR 3p OJUSlUIBJJBdB 3|qBpn[BS Uli OUIO3
UdiqillB) OUIS 'JOSUSJO SIBd SSS BJBd UOpSSJ BppSJSUl lldiq BUn
Ouioo o^os ou 'BnSBjssijq sp Bsgqnds^ bj uos opusiuinsB bjss
BJJ3JB|8uj 3nb plUjpB SlUJIJ B| JBJSpiSUOS 113 SOUJB||3BA O|q,,
UO3
BJid)B(3u} jod BpB^dopB pnqpB B| 3juB BqBjSd|B 3s s^ndssp soyfi
\kS3iB8nj sojjo us X BM^ud^^iy BDqqnd^y b|
U3 soqpqns sns 3p s^s^j^juí so| J^S^jojd BJBd jspod ns J3DJ3Í3 b
opippsp UBq 3S soddoind sss^sd sojjo soun8|B X Byfij^jg ubjj
3nt> 3p SOUIBJBJ3JU3 SOU IS OpBjgB OJ3pBpj3A SOIUBIJIJU3S —^
:SOUlJUd^jB SOpiJUBJBS S3J1JJB3OJJ3J
so( spsBjsiuopnB soj sp uopBnjis B| 3p ojisodojd b 'ossjdxs (,$\ 3p
ojdjqdj ug bub3U3uibouijb| pBpqBdj B| sp ojjiqjB oiuod jsnj3B BjBd
OpBfBydS SIBd (3 BJJ3JB|SU| BJ3 S333A SBj 3p dJJBd JOXBIU B| U3 'ooj JB|
•n^ijJBd ud siBd un3uiu sp bj BqBjpqos ou 'Bddojns uppudAJdjuí Bipsd
O^JBip J3 OpUBI^D 'SOSBD SOUílSjB U3 U3iq IS 3nb JBJBU3S 3nb XbJ-|
S3UUOU3 SBUlllS 3p Bpipjdd
B| OpOUl 3JS3 3p 3SOpUBJIA3 'pBpiUndlUI dp UBqBZoS OU 3nb JOqBS |B SB3
-qqndsj SBysnbsd sbjs^ dp pnjijos B| opis BJdiqnq bjjo tuspjo j^iuud
3p soddojns sssi^d so^ dp oun sp k(BiopBJ3poiu,, BpnXB B| uos op^i
-UODUBJ3iqnqS3SlBd SOJS3'3JU3ipU3d3pUI BpIA ns dp S3JOq[B SO| 3pS3p
(S Bjuijsip Xniu opis BJdiqnq bub3U3uibouijb¡ pspqBdj bj snb Bipusjus
((S3unx O3piA3juo{^,, (g 'OSB3BJJ opunjoj un opsj|ns3J B^qsq Bdojng
JOd BpBAJdSqO SOUB3U3UJBpnS SOJUnSB SO| U3 UOpUdAJSJUl OU 3p B3IJ
-iiod 2\ 'upiuido ns ug jns pp B3ü3uiv U3 jiusajsjui BJBd oysjjou
siBd p dnb soq33J3p sbui 'jsa sp opoui ns b 'ubiu^j anb soddojns
sssiBd so[ BidBq sofo soj 3A|3nA ouBip |3 jBinjBu S3 oiiios 'ojáipd un
Binjijsuos sopiuf) sopBjsg soj sp djjBd jod bsjbj bjss sp uppunsB
B| 3nb OpBp X 'BUBS333U BJ3 BJ3ÍUBJJX3 UOpU3AJ3JU{ B| 3|lb OJSSIlj
*jn^ pp B3U3U1V us sosdojn^ sssied so| sp uopusAjsjuí Bg (
5,8
�86
Pero el diario inglés llegaba más lejos aún, manifestando su deseo de
que estos países se convirtieran en colonias británicas. A fines de 1895,
a propósito del conflicto fronterizo entre Venezuela y Gran Bretaña,
expresó:
"Aún suponiendo que Inglaterra llegara al extremo enteramen
te improbable de conquistar Venezuela y convertirla en una
colonia británica; decididamente, ;no saldría ganando la civi
lización?". 103
No obstante, para que la intervención de los países europeos pudie
ra hacerse efectiva, debía removerse un obstáculo fundamental: la
Doctrina Monroe o, mejor dicho, lo que el "Montevideo Times" llama
"la interpretación 'jingoísta' de la Doctrina Monroe".
4) La Doctrina Monroe. Su papel en la historia de América del Sur.
En diversas oportunidades el "Montevideo Times" se ocupó de la
Doctrina Monroe 10,4 realizando en todas ellas un idéntico análisis:
la doctrina fue enunciada por el Presidente Monroe en 1823, en un
momento en el cual los países sudamericanos se encontraban luchando
por liberarse del yugo español. Es natural que esta lucha inspirara sim
patía a los Estados Unidos y que éstos quisieran proteger a los nacien
tes estados de cualquier intento por parte de los países europeos de
volverlos a una situación de sometimiento. Pero el panorama había
variado fundamentalmente desde ese entonces. Durante casi tres cuar
tos de siglo las repúblicas sudamericanas habían gozado de una absolu
ta independencia, como quizás no había disfrutado ningún país en el
mundo. Pero las esperanzas puestas en ellas se habían visto defrauda
das. Lejos de ser dignas representantes del republicanismo, había cam
peado en ellas el despotismo militar y la burla hacia las instituciones
democráticas. Invitaron a Europa a enviar subditos y capitales, ofre
ciéndoles garantías que luego habían burlado cínicamente. Era muy
poco probable que el Presidente Monroe estuviera de acuerdo con se
guir protegiendo semejantes desmanes. No obstante ello, en los últi
mos años la doctrina Monroe
�k,saunx
p 'Biuajqoíd (a ua JBJijqjB r oqaajap ns opRUJBjaojd BiqRq sopiufl
sopBirg soj ap oujaiqoS [9 anb ap B^uano icp p? 'opRuopuaui bX 'bjjbj
-ajfl UBJ9 X Bpnzau9A anua ozuaiuojj opjijuoa {p o^spdojd v
901 \tP*wnm aiuautjuoa,, un ap aqaojdaj p
ano souaiu b 'uaqap otuoa ua^oduioa as sou
snb jb(i8(a ap pRpijiqpsuodsaj /•••/1\
Jipnp ^pand ou (B9dojn9 U9pu9AJ9)u; B{ 9p jn pp e^ipuiv b
ja^vtojd ap b9íb; b\ aiunsB Bou^uiea^oiq ;s a^uasajd p ua ^ajis
ou X opesBd p ua \\}\) opis eq ou anb o;sond 'cpesuaj o eppuop
•ueqe Bas aojuo^ euupop b| anb /"'/ ap bíoij b[ opu^o^ b^m
:uBjap;q o¡ sojio anb jBfap o jjuaAjatui uajqap
iop|UQ sop^sg so^ 'a^duiais jRjnp Bjpod ou U9pBiu;s Bjsa oja^
<4ouBpuoq pp
ojjad,,9p uyisajdxa bj 'a^uauíBDijpj^ Xntu 'Bzqijn ..sauiix oapiAoiuo^,,
p pn^ps ns iiuyap ej^^ uRjaioiq o( anb sojio e uoiaijuiuad iu uapjos
-ap [9 uoa JBqeae BjBd uojaiuiAja^ui iu :o^sa opo^ ua pd^d a|q^uauiB|
un opn8nf UB^q^q soptuf) sopBjs^ soj anb BqBsuad s^i^ui ounip ig
soiiuoua
sopinbad ope^ua Bjaiqnq anb o[ 'soadojna saspd so| ap uqiauaAjaiuj
b^ qipidun anbjod (3 ÍSBZjanj sBidojd sns b sBpBjqij opBpanb ui^atq
-nq is oqaaq usjaiqnq ou ajuauíBjnSas anb bsoo 'sopiBjjuoa sosiuiojd
-uioasoj jBipndaj b X sajopaajaB sns ap asjsjjnq b uoaaiAajjB as 'sopiufi
sopBjsg soj ap oXodB ja uoa JBjuoa uBipod anb opuaiqns 'sBUKauaui
-Bpns sBaijqndaj sbj anb bX 'uapjosap ja ^juajB anbjod (j .sauozBj sop
jod ajuauíjBjuauíBpunj 'jojj9 jbjb^ un '<4saiuix oapuaiuo^,, ja Bjed
'opis Biq^q aojuoj^ Butjpop bj ap MB;sio8uif,, uopBpjdiajuj Bjsg
soi8ns aP sasa-19^! SOP
X sBpiA sbj ap u^iaaajojd bj BJBd unB 'jns jap Bauauíy
ap sasiBd soj ua buijoj jambpna ap jiuaAjajuí ap soadojna
sasiBd soj BJBd ojuauiípaduii ojapBpjdA un Jin^jsuoa b sauoi3aj
SBqanuí ua opue^ajj 'jojiib oidojd ns b BUBjquiosB ajuaiuajqnq
-ojd anb jbj buijoj Bun ua BpBijduiB X bpbuuojsubjj opis sq •••„
�88
^Dudamos de que ningún derecho semejante pueda er admiti
do, en todo caso hasta tanto los Estados Unidos hayan defini
do con mayor claridad su intenciones futuras. Donde existen
derechos, hay responsabilidades y hasta ahora, como hemos di
cho, los Estados Unidos no han aceptado responsabilidad algu
na con respecto a los países sudamericanos. Por cierto que no
pueden proclamar derechos basándose en intereses materiales
superiores. No obstante, si los Estados Unidos reclaman ahora
sus derechos con la intención de asumir al mismo tiempo las
correspondientes responsabilidades, no creemos que pueda ha
cerse ninguna objeción. /.../ Pero si los Estados Unidos persis
ten en la exageración de la "Doctrina Monroe", a la que ya nos
hemos referido, o sea, si los Estados Unidos se plantan entre
Europa y América del Sur, sin aceptar ninguna responsabilidad
por el buen comportamiento de la última, la situación será
mucho más grave y ellos (los Estados Unidos) tendrán que preEararse para luchar no solo contra Inglaterra, sino contra todos
>s principales países europeos cuyo interés en el asunto es co. r,,. 10*7
mun
' '
�9^ ;::^^d B 'OAI^Bpj OUIOO [B9J JO(BA H8 Ud OJUBJ OpUUUlUSip UB(|
S8U^9U9U1B9VIOU S3UO!DBlJodX3 SB{ nb UBJJSanUI SBJJp BJ
:oump [B jpap Bpsq d| sourauBnft sojsa ap U9P
Bg 'BjJd)8i3ui ap se? ap ojxas un ajuauiBpBiuixojdB opuaX
•njijsuoo (Bi3UB)joduii U9 je3n[ oabpo un uBqsdn^o sopiuf) sopejsg
io( ^psap 8duopB)Joduii srj (o^uap jod g un b isbo
gggl ud oj^d 'o^uap jod (,z un X ojuap jod ^^ un 3J)ii9
BjqBq 98 89JO|J9)UB SOIJB OOUID SO( U9) OJU9UI9J0U| 9JUB^JOdlU} Un
oye 9^9 opBiisoiu opu9iqBi| 'ojsond j^mud {9 soyB souba BpBi| 9psap
BqBAJ^suoD bjj9)B(3ui 9nb BqBpy^s 'sauopBjjoduii sbj b op9ds9j uo^
'8JI9)B[^U] UOO X SOpiUfl SOpBJSg SOJ UOO OtqiUB0J9JUl p 9JU9J9J9J O|
U9 UBp9J9iu 9| SOUB^U9UJO0 ^nb souiB9y\ -oX8n2njn JotJ9^x9 opjatu
•09 pp SBJJP 8B| 9^U9UIB9ip9(J9d BqBZ|(BUB ((89UI)X O9p;A9)UO|^M |3
^opiuf) sope^g so[ 9p epu^pdiuoo
bi 9p J9ui9j anb oqonuí biu9) ou bjj9P{Su{ 'soui9A ouio3 '(¿881) 1
•U9p jod 60'^^ un B (¿681) o)U9i9 iod 66'S u^ ^J)U9 uojBp^sp exi9)
•B[8U1 BI9Bl| S9UO!9BJJ0dX9 SBg (t768l) 01U9W Jod 0¿' un ^ (¿68 0
0^U9I9 JOd 8't>¿ Un 9J;U9 UOJBJPSO S^d 9}S9 9pS9p S9UOpB^.l0dlUI SB(
BJJ9)B[8U| B S9;U9IpUOdS9JiO9 SB| UOD SBJ^p SBJS9 SOlU9JBdlllO3
'(9881) ou'^ Jod zp* n un b (8681) oju^o jod ^
un 3íju9 uojB[pso sopiun sopBjsg so[ Bpeq s^uoioBjjodxa SBg '(688 0
o^uaiD jod 9^'6 un X (1681) <nuap jod 68^ un 9jjua uojbipso sop
-lu^ sopBjsg 9psgp sauopBjJodun sb| '0061 B^SBM 9881 ^ps^p uajjoo
9nb st-uB $i sojsa ua anb isb soui9y^ XBnSnj^ pp jo;j9)X9 opjaiuoo
p uasopiuf) sopejsg ap uoioisod B| j^pajdB soiu^pod 'o^qBJj 9^sa 9p
33íClN3dV P ua ppinpui soiu^q 9nb so9psipB)S9 sojpBno so| 9p ejjns
-UO3 B| 9p s9abj^ y sasiBd soquie 9j}U9 oiquieojaiui pp u9iun|OA (b
Q pp jou9|X9 opjauio^ p ua sopiun sop^jsg ap uoiaiso^ (|
^01
0QV33W 13Q V1SIÍ1ÓNOD VI V SOdlNfl SOOV1S3 (AI
68
�90
todos los esfuerzos que se han realizado para fomentar el co
mercio, las comisiones que se han nombrado y la cantidad de
tinta y de palabras que se han gastado". '08
En el año 1889, sin embargo, se registró la cifra más alta de las impor
taciones desde los Estados Unidos durante el período estudiado. El
"Montevideo Times" comparó las cifras de 1889 con las de 1888 y se
ñaló:
"Con respecto a la importación, el único aumento notable ha
sido el de la importación de los Estados Unidos. Esta se elevó
de $1.584.908 en 1888 a $ 3.411.601 en 1889, o sea a una
suma considerablemente mayor al doble. En 1888 los Estados
Unidos ocupaban el octavo lugar en la lista de países de impor
tación, en 1889 ocupaban el cuarto lugar. /.../ Es verdad que a
esto debe contraponerse una disminución en la recepción de
importaciones, pero aún así hay amplio margen que prueba
que la determinación de los industriales norteamericanos de
abrir el mercado del Río de la Plata para sus productos no es
vano alarde, sino que ha sido llevado a la práctica en gran medida." 109
Pero este crecimiento del comercio de importación con los Estados
Unidos era pasajero. En 1893 el diario unali/uba las cifras correspon
dientes a los años 1890 y 1891, señalando que, proporcionalmente,
era Estados Unidos el que había perdido más terreno. En 1889 había
ocupado el cuarto lugar como país de importación, pero en 1891 ha
bía bajado al octavo. Agregaba:
"no estamos en condiciones de asignar ninguna razón para esta
disminución".110
Después de haber experimentado un repunte en el año 1892, al año
siguiente Estados Unidos había bajado a un séptimo lugar entre los
países de importación, señalando el "Montevideo Times" que le era
difícil decir en base a qué se había hablado tanto últimamente de
ampliar las relaciones comerciales con los Estados Unidos. En efecto,
hasta ese momento ni las importaciones desde los Estados Unidos ni
�t j j 'tiO\009d\l J9 9)U91UJB)O) JBUOpUBqB O SBJOp
•|)9dlUOD SBJ9fuBJ)X9 SB9UIJ SB[ 9p SBJ 9nb SB)JB SBU1 9)JOdsUBJ)
dp sbjub) JBÍy b sopRf|qo U9A 9S S9nbnq 9p souBpidojd soj)
^nu 9nb 9puBj3 ub) S9 sopmfi sopBjsg soj 9p Bjgpueq b| uod
SdJOdBA JBS9ABU A J9U9)UBUI BJBd O)SO3 [9 U9 BJDU9J9JJP r|,,
:BqBjBU9s sijin3 souj9iqoSsoa
-flD9ds9J sns jod sopBipisqns 9)u9Uibsoj9U93 sojj^ sopo^ 'Byedsg A Bp
-UB|0^^ 'BtJBJI 'BIUBLU9|V 'BIDUBiJ 'BJJ9)B[3lIJ 9p S9tlbnq SOJ 9p BI9U9)9d
-U1O9 B| B 9)U9JJ J99Bq UBJ9iq9p y^10\ BA9n{sJ UO9 SOUBDU9LUBOU;)B[ SO)
•Jdnd so| uBiun 9nb s9JodBA 9p sb9uj| sbsb9S9 sbj A S9jbaij sns jod sopsj
-OJ)UO3 UBJ9nj 9)JOdsUBJ) 9p SO|p9UI SOJ SBJ)U9JIU JBUO!pU9UI B9IJ9UIV
A JBJ)U93 B9IJ9U1Y UO9 OI3J9U1O3 nS iB||dLUE JB)U9)UT 9|qiSodlUl BqB)
-|ns9J 9| sopmfj sopB)sg b .S9JB|n39J A sopídsj uppBDiuruuoD A 9)jod
-SUBJ) 9p SOip9lU 9p B)JBj BJ BJ9 |B)U9lUBpunj OjnOB)SqO (9 'U9JSJIUO3
BJ 9p Opinf B 'OJ9^ 9)9 'SBpip9UI A SBS9d 9p UI11UO9 BIU9)SIS Un 9p
BI9U9SnB BJ JOd OpUBSBd 'OUBDUBq BIU9)SJS J9p S9pBpl[pBj 9p B)|Bj BJ 6
'OJ3J9UJO9 9)S9 9p S9pBpiJBljn99d SBJ J9pU9jduiO9 U9 SOUB9IJ9UIB9)JOU
S9)UBlDi9UJOD A S9JBIJ)SnpU! SOJ 9p OSB9BJJ |9 9f)S9p UBqt 9nt> A 'UOlS9J
B)S9 UO9 SOpiUfJ SOpB)Sg 9p OI3J9UIO3 J9 JB)U9JJU9 Biq9p 9nb SOJ11DB)
-sqo S9jedpuud soj UBqBjBy9s 9S '^881 U9 Buyeg Bou^wy 9p S9sied
SOIJBA O)fSIA 9nb 9SU9piUnOpB)S9 (BPJ9U1O3 UOJSIJ^ B| JOd OpBJOqBJ9
dlUJOjUJ J9 U9 ^(i JBJ9UinU 'JJ dB^) OÍBqBJ) 9)S9 9p 9^6^ BJ9U1UJ
bj U9 J9A 9p pBpiun)Jodo souiiAtu ouio^ osbj)9j |9p sesns^ sb| (q
S9)UB9IJJUS|SU| 9)U9UIBAJ)BJBdlUO9 O)U9U1OUJ (9 B)
-SBIJ OpiS Ueq SIBd 9)S9 UOD SgUOIDDBSUBJ) SBAnD 9)U9I|D Un B S9J
-BIDU9J9j9Jd SOl39|IA!Jd 9JOpUBp 'SBIJ9PBDJ9U1 SBJ)S9nU B SOpBO
•J9ui sns opuBjjgD o opj9iuoo 9S9 opugAnuiiusjp sBzinb A 'op
-J9U1OD 9)UB)JOdU!l 9 Opi|OS Un 9)SIX9 S9U9inb UOD S9SlEd SOJ)O
B J9pU9jO B 9SJB3S9IJJB B)BSU9S BDI)l[Od BUn BIJ9S OU 9nb SOlll
-99JD odlU9l) OUISUU JB OJ9J SOpi)U9S SOquiB U9 OIDJ9U1OD J9p
uoisuedxg ubjS Bun opBjSe uod souibijda *oijbj)uod j^ iod,,
—BqBnuyuoD— Mu9p9Íqo Bun omoo o)S9 soiunjBygs ojq,,
opj9UiOD |9
U9 9)UBDJluSlSUI 9)U9UIBAI)B|DJ iB8ll| Ull Op^driDO OpU9!qBl| 4JB)O) |9p
o)U9p Jod 6 I3 opBSBdajqos uB^qiu| sind aso bidcii S9uopB)jodxo sb|
16
�92
La conclusión a la que habi'a llegado la Comisión fue compartida^ en
general, por todos los que se ocuparon del tema. Curtís recoge las
opiniones del Sr. William H.T. Hughes, "uno de los hombres más in
formados y emprendedores entre quienes se ocupan del comercio con
Hispanoamérica", quien afirmó que las medidas más indicadas para lo
grar una apertura de los mercados latinoamericanos eran las siguientes:
"Prim^o: Admitir libres de todo derecho las materias primas
que necesiten nuestros industriales, producidas en los países
al Sur nuestro que estén dispuestos a admitir en iguales condi
ciones a nuestros productos y manufacturas a cambio de
ello; o sea, en otras palabras, realizar un comercio recíproco
con cualquier país que esté dispuesto a otorgarnos iguales ven
tajas.
Segundo: Establecer líneas de vapores que aseguren una comu
nicación frecuente, regular y barata.
Tercero: Establecer facilidades bancarias."
Con resrecto a las líneas de vapores, Hughes agregaba:
"...existe un dicho tan trillado como verdadero y es el de que
el comercio sigue siempre a la bandera. Entonces, si nosotros
queremos comercio exterior debemos tener vapores que lleven
los colores de nuestra bandera y deben ser tan buenos como
los de nuestros competidores europeos".113
La dificultad fundamental para navegar vapores de construcción nor
teamericana no era que su costo de construcción fuera mayor que el
,^le los europeos, sino que las líneas europeas estaban fuertemente sub
^idiadas. Hughes creía que las líneas norteamericanas no estarían en
condiciones de competir con las europeas hasta tanto no gozaran de
iguales beneficios.
Cuando Curtís se ocupa del comercio de Estados Unidos con Ar
gentina en particular, surge también la evidencia del mismo obstácu
lo: al analizar los cuadros estadísticos que mostraban la nacionalidad
de los vapores que habían arribado o partido desde los puertos argen
tinos en el año 1887, la columna correspondiente a los Estados Uní-
�s^iu*1; asatu soood loun 'Byidsg X 8}imuo|V 'Bjjap|8u| aiuaui
•pdpuud 'ua8uo 9p saspd ins ap usdjwz sojan8aeo soisg
•OUlUI^rt (3p BJ9A B| B O|^OJJB
8R| as anb Bjfld pnjiqBq ^unisBd R{ 9p bobs ds uainb b jojba uts X
ofafA oipqao un oiuoo 'UBpand anb sb8jbo sbj jb^uba9( b o)J9nd
U9 o^j^nd ap sopB^AU9 X uanau^^ad anb sbj b B^yBduio^ sb^
JOd OP1AJ9S 9p ÍOpH]inb S9J6O)BUiJB SOSOUJtU a^U9Ul(BJ9U98 UOI
tojs^ -jBiu (op ioj9[|pj9nft sol- >oi9n8jB0 saubnq sopBwen
io| ap au9|AOJd BtiBouoiuBa^ou BjapuBq B[ offtq ubSsabu 9nb
S9joc(i?a sol ^^^udjjua uoqap anb Bpua^duioo Bjjas i^iu e^,,
souiaqonos^ ¿sojanSjBa sanbnq so[ u^ja
p
BJBd fOUB3|jatUB9MOU SOpBJnpBjtlUBlU 80|nD^UB 9p Bpajtp U9PBJ
•jodxa bi BpiqBD B;uai ou oqnojp ajsa ap oj^uaQ 'oubduoiub aiuau
•|juoo pp jns p ouijsap uo^ sopBjnpBjnuBm sopnpojd uoo jrSjbo b
ub^a|oa X ucqB^jBosap apuop 'Bdoang BJBd sauoisiAOjd o soubjí? uBq^^
•jbd jf[Y sopfup) sopB^sg b ouusap uoo o^a 'sojano '9jbd UBq^8jBo X
sopnpcid so^a uBqs^jBOsap apuop 'bjbu bj ap oi^ p X [isBj^ p ouij
•sap uoo soadojna sopBjnpBjnuBui sopnpojd uoo sope^o sv^jaquiy
o [oodiaAn apsap uBj^^d soojnq soipi^ 'sauBiuap X sasapui soojsq
ioi iod op^oipBjd sajBinSuBuj sapiA ap Buia;sis p Bja oiojaiuoo pp
U9tOB||dui bj sqBjuajjua anb sotnoejsqo saaoXBui soj ap oun 'jopB
ajsa ap opmf y g{qsusojan^jB0 sanbnq so( X saje{n3ueui safeu soj
:puo;puaiu Bou^uiy X sopiuf^ sopB^sg so^ ajpa sBun^uBui sauopeoiu
-nuioo sbj jezipuB p Bqejapisuoo spjn3 anb sopadsn sop sojp XBj^
S|l SBUBOUBq
sauoion^^sui ap eiouasns B^ ap X JodBA iod sauoioBoiunuioo ap Bjpj
B[ ap U9pdooxa b 'opjauioo a;sa ap oijoüBsap p BJBd sopoejsqo
-sixa ou anb eqepuas sijjn^ XBn8njQ p ^puajajaj jaoBq p
p 11 *4se9uH sajqju?3A ubioj^uoo anb sapaj
sajodBA ap sb^ubouioo apjsiaaip jod edojng b ^piun v^
pg
-sa sajiy souang [:anb sBj^aij^ •••] opBSBd oyB [ap
euijua^jv Boqqnda^ bj ap so^and soj ap cx^JEd o ^^aq sopiuQ
sopejsg so[ 3P ^japueq v\ BJBAaq anb jodeA un Bjambis |¡q,,
[b]
oouB[q ua Bqnisa sop
6
�94
de que expiren sus certificados de inspección anual. Pueden
permanecer durante años navegando sin volver al país, y mien
tras lo hagan no hay cómo obligarlos a ser inspeccionados.
Algunos de estos cargueros visitan los puertos coloniales del
país bajo cuya bandera navegan, pero esta es una porción muy
pequeña de su tráfico. Su actividad principal se realiza entre
los puertos de los Estados Unidos y los del extranjero, y como
su costo de mantenimiento es meramente nominal, están en
condiciones de fijar tarifas más bajas que las de las líneas re
gulares de vapores en cualquier grado que sea necesario para
apoderarse del tráfico. Muchos de ellos unen las actividades
comerciales a las de transporte, y cuando no pueden obtener
cargas por los métodos habituales, compran productos o los
toman bajo consignación, para venderlos en los puertos que
visitan. Las líneas de vapores norteamericanas con las cuales
compiten, limitan sus actividades al transporte y la ley no les
permite realizar discriminaciones en las tarifas de los fletes".1 *6
El "Montevideo Times" procuró determinar las razones que explica
ban el retraso del comercio norteamericano. A mediados de 1889, al
referirse al insignificante volumen de las exportaciones desde Estados
Unidos hacia Uruguay durante 1888, señalaba que la única razón de
este hecho era la inexistencia de líneas de vapores regulares y direc
tas, circunstancia sobre la que era innecesario insistir por ser sufi
cientemente conocida. 117
Analizando las cifras del comercio exterior uruguayo correspon
dientes a 189. el "Montevideo Times" constataba que la posición de
los Estados Unidos en dicho comercio continuaba siendo de muy es
casa importancia. Las razones de este estancamiento debían hallarse
en los obstáculos tarifarios y la necesidad de establecer una línea re
gular de comu^icación por vapor. *18
No obstante, a mediados de 1896, el mismo "Montevideo Times"
realizó una puntualización importante:
"Uno de los principales clamores que se oyen *ada vez que se
ha sugerido la ampliación del comercio con los Estados Unidos
ha sido siempre la necesidad de una línea regular de vapores.
Pero cuando miramos las estadísticas que hemos transcripto,
�-sd dp BjambjBno b j9DU3auod 'oipjp souidq bX oiuod '(pijip bj
•9S 'BJdpD^d 'SBUBUldJE SBJSB^UBJ Á S93|tlp 9pií9A lBUEUI3|B BSBd
BUn 'SBSdDUBJJ SBpdS O SOUjA 9pU3A 'BSddUBJJ BSBD BUtl 'Sd|Oy
-BdS9 S9JI33B X SOUIA 9pU3A BJOyBdSd OpJdlUOD dp BSBD BUn ISE
:pBpI|BUOI3BU BIUSIIU nS 9p SBJJdpBDJdUl SB| B BpUDJdJdjd Bp d)
-U31U|EJ9U3 BSB9 BpUD 'o^S3 dp BJdnj ÍUOIDBJJOdlUI dp OI3JdlUOd
(dp (Bjoj [dp opj3^ un isBd dqjosqs bjj9)B|^uj dnb bX sdpsp
-([BUOIdBU SB| SBpO^ dp SBIUJIJ SB[|9 UOd OpUBIdJdUIOd 'OpBdJdlU
[d ud UBuiiuopdid SBS9[^u¡ sBiJdpBdJdiu SB| 'sojqnj soqdnm ug
'OJBd SBIU [d Ud JdpUdA X O^BJBq SBU1 OpBOJdUI [d Ud JBjduiOd
b (BJdUd^ |Bpjduioo Bi9U3pu3j B[ dpjB)sqo ou 'oduidij oqdnui
SduoidB[dJ sb^s9 JBoyipoui |P,'J!P
SBddOJ
9^U3UJ|BJU3UJBpunj UBJd SBSBD SB^S9 dp S9|Bl9JdlUOD SdUOpB|dJ SB| X
pp uoidB|qod bj dp u^idBj^djui B[ uod BipuodsdiJOd ds [Bnd o[SBAjJEU X SB[OyBdSd 'SBUBl[B;i 'SBSddUBJj 'SBUBUIdJB 'SBS9|8ui UBJd S3|Bp
•JdlUOd SBSB3 SB[ dp 9^iBd JoXBUl B| ^SIBd [d Ud S9^U3^SJX9 SBUBdUdUIBdJ
•JOU OldJdUlOd dp SBSBD dp OJdUinU OSBdSd [d :BpUB^Jodui{ JOXBIU dp
dnb BpuB^sunojp bjjo BqB|Byds ouBip |d 0|ndi)jB oujsiui jd ug
6Mttopjdiuod[d
Ud^UdiunB so[os is jod ^^odsuBJj dp soipdui soAdnu dnb s^jub
'd^iodsuBj^ dp soipdiu soidoad sns Bd2npojd opjdiuoo dp udui
-njoA joXbui un dnb djqBqojd sbuj sg 'uopB2ojd bj dnbyysnf
opB^nsdj [d dnb dp souiBpnp P^JBd BJ^sdnu Jod 'oidd 'sdJodBA
dp Bdui[ Bun jEuopudAqns dp opE[qBi| bij ds pBpiunjJodo Bun
dp SBUJ Ug BpUBUIdp B[ B 3JU9UIBJn9S BJjn3dS BJJ9JO B| [Bnd [d
Ud osbd un dp bjbjj ds dnb ojsdnd [Bpjduioo OjqiuBdjdjuí [BnpB
[dp sdpBpisdddu sbj d^udui[Bjoj ddBjsyBs 'souiddJd 'o^sg SB3ui|
SBSJdAip dp sojdnSjBd sd|BuoisBdo soj b jBUopudui uis 'pBpu
*B|n2dJ 3^uEjsBq uod bSjbd dp X sojdÍBSBd dp djJodsuBJj [d BJBd
SdJodBA UBiAUd 'BDiuBjuq BJdpuBq oÍBq \}\o\\ puB ^ioduiBg,
BJ X .dUig ^^UU^, B[ X 'BUBDIJdlUBdJJOU BJdpUBq OÍBq \'OJ pUB
UO^JOfq, B[ '[BnpB OJU3UJOUI [d Ug d^UdJdjIp BlidS OSBD |d BUIJ
-Ud2jV B[ BJB9dJE 9S |S XBnSnjfJ U3 d^U3UJB|OS BSUdld 3S IS 'jp
-dp sd :s9JodBA dp [BiDddsd Bdui| buii J9U9JUBUI bjbcÍ djudpijns
Sd OU SdJB|Op dp S9UO[[HU OJJBI1D dp OipdlUOjd Ufl B 3)UdlU|Bnue
dpudíDSB dnb oiDJdiuoD un dnb djiídpiAd BjpisdJ Bp;n2dsud
�96
tas casas ya establecidas a romper las relaciones que mantienen
actualmente, en favor de las mercaderías norteamericanas^,1
Por último, no podemos dejar de señalar el problema planteado a la
ampliación del comercio norteamericano con América del Sur por la
política tarifaria marcadamente proteccionista adoptada por los Es
tados Unidos después de la Guerra de Secesión l21. Su puntal fue la
Ley de Lanas y Manufacturas de Lana aprobada por Estados Uni
dos en 1867, por la que se aumentaban los derechos aduaneros sobre
la lana sucia, circunstancia ésta que afectó en gran forma las expor
taciones de lana rioplatense hacia los Estados Unidos 122. Este tema
había sido planteado vivamente por los delegados hispanoamericanos
-fundamentalmente los argentinos- durante la Primera Conferencia
Panamericana.
Durante todo el período estudiado son constantes las quejas de los
sudamericanos y frecuentes, también, las gestiones de los diplomáti
cos estadounidenses por llegar a establecer acuerdos de reciprocidad
con estos países. No obstante, parecería que todos los esfuerzos se
rían en vano mientras subsistieran aquellas barreras aduaneras. El
"South American Journal" (19 de junio de 1897) informaba sobre
un grupo de acaudalados comerciantes provenientes de América del
Sur, América Central y México, que se encontraban recorriendo los
Estados Unidos con vistas a ampliar el comercio con ese país, señalan
do que, no obstante la cordial bienvenida que habían recibido por
parte de la prensa y de los principales hombres de negocios, los visi
tantes denunciaban vigorosamente la tarifa proteccionista estadouni
dense, que fijaba fuertes derechos aduaneros sobre las importaciones
sudamericanas, mientras que las mercaderías provenientes de los
Estados Unidos eran admitidas casi libres de derechos en la mayoría
de los países de América del Sur. Los comerciantes sudamericanos ha
bían declarado que:
"... hasta tanto los Estados Unidos hicieran gala de un mayor
espíritu de reciprocidad, preferirían comprar artículos manu
facturados ingleses, puesto que el sistema de libre comercio
inglés proporcionaba mayores estímulos para el comercio que
los que podía ofrecer Estados Unidos" l •
�a ¿^Sjaua ajqBiuopui ns X jns jap Bou^uiy ap opjauíoo ja
bo ap sinbu^X soj ap upioBuiuua^p bj opuaioouoo
Bjoajipui a b8jbj
Bun jod ajqísaooB auiauqBnjoB 'sajB^uappoo seipuj sbj
ap sajBdpinjd sojjand soj ap oun ua bjboso Bun bjbij as odiuai)
oqonuí ap sa^iB X sBuBiuas spBo JodBA un adiBz anb Bjuajuí
as c^uaiuoui ja jod anb soiuaaj3 safBtA sns jbjjoob Bjed epip
-aiu BunSjB uaiuoj 'Biauajaduioo e^sa jod sepeinuií^sa 'sbs3|8ui
saJodBA ap sciyBdiuoa sb( anb souaui b 'sajpu<r| o joodjaAn
uoa soiuauajuBiu anb bj ap y\so\ BAanf^ uoa Bqoajisa sbui uoia
^Boiuniuoa ua auod sou a^auíBaipBjd ojsg 'ojiauBj ap oi^ ua
ap sBip sop opuaXnpur 'sBip n ap afBu un ozijBaj •••„
:oqaaq jap BpuBjJodun bj ^qBOB^sap ouBip jg ^
!B^ R7Bja PUB 'SQ Bl J0(i ^ppajqB^a y[io\ BAan^^ X bjbij bj
^H I3 ^J^3 sajodBA ap Bpajip Bauq bj ap ojauiud ja 'ao
ja '^jjo^ BAdnt^ ap apaiuaAOJd 'oapiAajuoj^ b opBqujB
Bip asg "c68l 3P 3-^qnpo ap 9^ ja ousip ouisiiu ja sajopaj sns b Bq
•Bp anb Bjsa sBiai^ou s^^sa anb BAipaijiu^is sbiu oqanuí 'oiag
*oa
jap souBDuauíBpns sasiBd soj sopoi ua BjjBjjauad anb a Bua8
-BJJB^ aj)sap jns jb Buajjoa anb sajujBaojjaj ap Buiajsis un b opBiaauoa
'Bauaiu^pn^ ap jBuouuiajdas Bjsoa bj ap sojjand soj X uo^saAp^
anua sajodBA ap Bau_ij Bun jaaajqBjsa BJBd uojsaAjB^ X oSBDiqj ap
snjsqBjidBO jod opBziuB8jo oiuauiHAOuj un ap uoio^aja B| ap Bjuana Bq
-pp ,,saimi oapiAajuoj^,, ja 'oub oursiiu jap ajqiuaiaip ug ' buij
-ua8jy Boijqnda^ bj X XBnSnjfj 'jisbí^ ap sojjand soj Bjssq sopjupj
sop^is.j soj ap soauiiB|]i: souand soj aj^ap sBdujj sop X osiBJBdjBy\ b
ub<; aj>sap nuajioa ^auq supj souBaijauíBpns soj X sounau
sojjand soj anua sspBipisqns sajodBA ap sBauq san ap u^ia
-Bajo ej opua^ns B^q^q sopiufj sopBjsg soj ap ajuapisojj ja anb sajoj
-oaj sns b BqBuuojuj ..sauqi ajBjg joai^,, ja 0681 3P ajqiuaijas ua 'sbui
-iiueiu cauoioBoiuniuoo sbj ap Bma^ jB^uaiuBpun^ jb opadsaj U03
¿jns jap Boijaiuy uoo sajBjojauioo sauoioBjaj sns ap upioBnqs bj
jBJofam jod opouad a^sa ajuBjnp sopiupj sopBjsg soj uojaioiq an()?
•oiojauíoo
ns JBjuaiuaJoui luud sopiuji sopBjsg jod sopezi|Baj sozjanjsg (z
Lb
�98
puje es imposible decir a qué desarrollos y cambios puede con
ducir ésto finalmente y creemos que tenemos razón en llamar
la atención sobre este arribo como un suceso de la mayor im
portancia".126
Otro de los obstáculos para la ampliación del comercio, según había
mos visto, era la ausencia de instituciones bancarias norteamerica
nas, para facilitar las transacciones entre los hombres de negocios del
Norte y del Sur del continente. En enero de 1891 el "Montevideo Ti
mes" informaba que corrían rumores en Montevideo de que habían
sido presentados para su aprobación los Estatutos del "Banco Ameri
cano del Uruguay" a establecerse en Montevideo, con capital nortea
mericano. Sin embargo, el diario estimaba que todo este asunto tenía
por objeto influenciar el mercado con fines especulativos.127 En
marzo de 1895 informaba que en la Cámara de Representantes de los
Estados Unidos se estudiaba un proyecto para establecer un Banco
Internacional Norteamericano (una de las recomendaciones de la
Primera Conferencia Panamericana), que habilitaría a los empresa
rios de los Estados Unidos a competir exitosamente con los europeos
en América Latina y, fundamentalmente, en la Argentina.128 Como
vemos poco es lo que podemos informar sobre este punto, y prácti
camente nada sobre sus resultados,
Otro aspecto señalado como importante era la necesidad de que
los hombres de negocios norteamericanos conocieran realmente lo
que los países sudamericanos podían ofrecer y, viceversa, que los
comerciantes sudamericanos conocieran los artículos y materias pri
mas que los Estados Unidos estaban en condiciones de exportar. A
este fin respondieron las numerosas ferias internacionales organizadas
en este período y que a continuación reseñamos: en marzo de 1891
el embajador de Estados Unidos en el Uruguay, General Maney, en
tregó ai Presidente de la República la invitación formal para que
el Uruguay participara en la Feria Mundial de Chicago.129 Un mes
más tarde el "Buenos Aires Standard" informaba que el secretario de
la Legación de Estados Unidos en la Argentina había presentado for
malmente al Presidente Pellegrini, al enviado especial de los Estados
Unidos para las Repúblicas de Argentina, Uruguay y Paraguay, Dr. N.
�X IBJUI33 BOIJOUiy 'O0!Xa|A| ap saiURUOdtUt S3J
•Bpjauíoo scujuao soj sopoj ua sajRSjnons uBuaoajqBisa as ajuauuou
-ajsoj •SEUBouaiueouBdsiq sauopRjqod sbj ap SBoysuapBJBo sbj ap X
opjauioo {ap sapepisaaau sbj ap sopEzpoijajui auiauiBijduiR sajqiuoq
ap o&ibo b uBjjB^sa sBpuaSB SBg SB-usaniu b as^q ua asjapudA UBtjp
•od ouBDuauíBajiou sopnpojd so{ apuop sojis^dap soqdiuB uoo 'sai
•IV souang X ooixa^ ^p sapBpnp sb{ ua sajBSjnons jaaa^qBisa opippap
'pBpnp Bsa ap ,,^uBduiof> ^utpBJj pue ^jodx^ uRauamv., ^{ nb
puR ^odxq,, ouinbjo^oau ODipouad (a 0681
ap oiunf ua :sopnpojd sns jaaouoa jaasq ap sbuuoj srj;o uojBapi
souBauauiBa)Jou sopo8au ap sajqmoq so| 'cusa uoa saLUio^u).^ o^
, <tSBuiJV ap bzbjj,, B{ ua '{BuoiaBjq jBjn^ upiaisodx^ bj BqBnj
oaja as apuop [bdoj {a ua souRnuaiuBa^ou sopnpojd ap uoioisodxg
Bun ap u9iDBzi{Raj bj BjBd opjanoR un uojRuijy 'uiuiRJips
cXBn8njQ {a ua sopium sopBjsg so{ ap {nsuo^ ja X XRnSnjpi pp
U9pBposy B{ '9681 dP o^so^b ua :siRd oidoid ns ud sauopisodxa
ap uopBzcpaj B{ uojaiAouiojd ojos ou soireayauíBaiJou soj
j sopiufi sopBjsg X Jn jap Boipui
sauopBjaj sbj jBijdure opfqo jod Biua^ anb U9jaisodxg BpBuopuaui
bj ua apBd jbuioj BJBd sajBjnaipRd soj b X oujaiqo^ jb jRsajajui RjRd
sauo^sa8 SBSJdAip opBzijBaj R^qRq apuop ^68l dP dJquiapip ua bui)
-uaSiv ^j b opBSajj B/qBq XjaAy j^jauaQ jg oyB ouisjiu jap ajqiuayas
ap saui ja ua Bi^joaQ ua asjBjn^nBu; b (iuoi;;qiqxg [Rpjauíuio^ puR
uo^o^ b^ubjjv,, bj ap jBioyo opB^ajap ap j3pbjrd ua 'sopjufj sopüjsg
soj ap 4Xj3av yvif lBJ3uaQ ja 'ajiq^ ap a^uajuaAOjd 'oapiAajuo^v b 98
-ajj 968^ ^P ojajqaj ua 'U9ioisodxa BAanu Bun ap u^poiuojd ug
•BuyuaSjB Bi^saniu bj ap uoiasjBdajd bj ua
sopesaja^n soj sopoj b X souyuaSJB sopsuoisiuioa soj b ajqísod RpnXB
bj Bpo^ jBpuijq ap ojafqo ja uoo 'sasauj aojó^o b aoop ap opo^ad
un iod sopiUQ sopBjsg soj ap u9joB8ag bj ap opBSajSB ouioo sajiy
souang ua BuaoauBiiijad a^ajo^ag iq jg *oyB asa ap ajqnpo ap oc
ja X 681 3P oXbui ap oj ja aj^ua o^Boiq^ ua asiBzijBaj b SBujsnpui a
SB^uRsa^e ap U9pisodxg Rsuauíui sun ua buijsisuoo u^ioBjqajao Bg
•U9JO^ jod RDüaujy ap o^uaiuqjqnosap jap ouBuaiua^ o^Bn^ jap U910
-Biqajao bj ua aired jbuioj b souiaiqo^ sopa b jb^iaui RjRd ^^uoissiuio^
UBiquinjo^ S^PjJO/y^,, bj jod opRuojsiuioo opis RjqRq uainb
66
�100
iniciativa se vería complementada con el envío de una cantidad de in
teligentes y emprendedores agentes comerciales, ampliamente inte
riorizados de las necesidades de estas naciones y familiarizados con el
idioma y las costumbres de la población.133
No estamos en condiciones de estimar cuál fue el resultado de to
das estas iniciativas, si es que llegaron a llevarse a la práctica. No obs
tante, veamos qué opinaba el "Montevideo Times" sobre estos esfuer
zos por entrar a competir con Gran Bretaña en el mercado sudameri
cano:
"Si el comercio entre los Estados Unidos y esta República no
aumenta no es ciertamente por falta de empuje de los yanquis.
Y por otro lado podemos agregar que si el comercio británi
co está perdiendo terreno (como está sucediendo) se debe en
parte a falta de empuje o de espíritu de empresa por parte de
los comerciantes".
Los norteamericanos venían corriendo muy de cerca a los británicos
en el comercio de artículos de algodón con América del Sur. Tal lo
que afirmaba un artículo del "European Mail" y que reproducía el
diario montevideano.135 El "South American Journal" también
llamaba la atención a los comerciantes ingleses sobre esta competen
cia, haciendo hincapié en el trabajo que estaba realizando la Oficina
de las Repúblicas Americanas en Washington para promover el comer
cio norteamericano con América del Sur. El prestigioso periódico lon
dinense recordaba que los comerciantes ingleses nunca habían visto
con agrado el patrocinio oficial, pero si no comenzaban a actuar or
ganizadamente, lo lamentarían.1 ®
La publicación de estos artículos -y de algunos otros que no in
cluimos por no ser excesivamente reiterativos- por la prensa inglesa
de Montevideo, denotan una cierta inquietud por la pujanza de los
nuevos competidores. Sin embargo, no hemos analizado todavía
uno de los pasos dados por los norteamericanos y que creemos es el
más importante desde el punto de vista de nuestro trabajo, por la
repercusión que tuvo en el Río de la Plata. Nos referimos a la Misión
comercial norteamericana que visitó nuestro país en 1896.
Al parecer, la idea de invitar un grupo de capitalistas norteameri-
�-8ISUI 0JU3UI|B3J BJO U0lUn|OA nS X -S0|B0O[ SBSnBO JOd SOSBO SO| SOpOJ
ISBO UO SBpB3J[dX3 JOS UBJpod SBpBJJSl33J SOJUBIJBA SB[- OIJBUOJDBJS3 Op
-pouBuuod BjqBq opjouioo oipip 3nb opuB|Euos '68I"^88l opouod
|3 U3 SBUBDfJ3UIB3^0U-0XBnSnjn SOppjOlUOO S3UOpB|3J SB| 3p SISI|BUB
OAOjq Un 'BJISIA BJS3 3p OJ^dOid B lOZl|B3J 4lS3lUIJ^ O3pjA3^UO|\,, |g
'Olí \9p SB||ÍJO SÉqUlB 3p BSU3jd B| JOd opipunjjp OJUOUIBI|duiE 3nj
BUBOM3UIB3)JOU (BI3J31UOD U9PB89|3p B| 3p BJjSIA B| 3
6€]
nS U3 BpBZfi^n J3S Blpod SB||3 3p BU!l8jB IS JBn8|J3AB BJBd OOBqj |3p S3^
-U3jU3AOJd SBJ3pBlU SBJ JBipnjSS 3p S3UüpU3^UI BIU3} J35jBq3pn^ J [g
S3SBp SEpOJ 3p SO|113jq3A 0000S ^ 000'Ot7 3JJU3 3^U3UI|BnUB UBl|BS
S3J3[jB} soXn^ sp ',^oj 8uunpBjnuB^ sj3qjojg j3^|Bq3pnjs,, B| op 9j
-U3plS3jd3DIy\ li3>|Bq3pnJ5 J^f SOJJ3 3JJU3 X BUB3U3UIB3JJOU
Bl 3P BIU ^^lUUd 3p S3JUB|U3S3jd3J SOllll8|B UOI3E80[3p B[
opB||diun j^s Epsnd sauopBu sbjso o.uus
OJDJ3UIO3 |3 3nb BiBd JBjdopB B SBpip3lU SB| JB3ipil| 3 'SüpBJISlA
S3S;Bd SO| 9p SOSJI103J SO| 3p ODIJOBjd X OpUnjOJd SBU1 OJU3UU
-idouod un 'uppEitapp B| op sojquisiui so| op soabjj b 'sopiuf^
sopBjsg so[ op o|qond [B jí^uusbjj so oíbia pp OAipfqo p • "„
:onb
BqBpyos soiBijjsnpuj op (buc^oen uopBposy B| op o^uopisojg jg '
Op Oi^ BIOBl| BUjllSoS OÍUOllIJOlJOÍSOd X OOp!AOÍUO^\ EpBlj
UOpB^opp B| 'SBpiljAOJd SOjEdpiIUd SB| JOd BJ|3 BUn UBJiBllJOOJO X SO|
-BUjsnpui soíuoiuiioo[qBjso somBjJodim ubijej}S|a opuop 'buhuo3.iv b|
uosBip zoip iooouBuuod op sondsoQ jns pp Bou^iuy bidbi| uEUBdjBz
'sojpuog uo B^pEjso op SBip sop op spndsop 'opuop 'uo}duiBi[jnos b
ouiisop uoo oijnf op oí p y\io^ BAon¡^ op Bui^^d uopBopp Bg 9681
op ojqiuoips X ojso3e 'o¡|nf op sosoui so| ojuEjnp 'psEjg X XBn3njf)
'BUHU39jy BUEJIS1A BAIJ11UO0 B| 'SOSjEd SOAjPodsOJ SO| Op SOUJ0|qo8
so| Jod SEipoq souoiobjiauí b E)sondsoj uo :ej;3 EpcjooXojd B| ojqos
U9PBUU0JUI Bpidiuoo Xniu Bun opuBpuijq '(sopiufj sopB;sg) soi
-Bijjsnpui op [BuopB|s¡ u^pBioosy B| op ojuopisoj^ pp u^pEoiuniu
-oo bsuojxo Bun BqBoqqnd ^souiij^ oopiAOjuoj^,, p soiu oiusuu oso ug
•BAHJUIOO B| Op OÍBJA |0 BJBd SOAfiEJEdO-ld S0| Bl|OJBUI UO UEqBJSO
EX968I opoiunf ug uBUBqong j |op o3.ibo b soaiy souong op bubo
-uoiUEOjJou uopB3og B| uo 9U¡3ijo os juv; pp Boupiuy jb^sia e soubo
101
�102
nificante.
Opinaba que no llegarían a obtenerse resultados siguí
ficativos de esta Misión comercial por tratarse de una visita mu\ lúea/
que no permitiría a los visitantes conocer adecuadamente los recursos
y posibilidades de estos países.141
La misión comercial norteamericana arribó a Montevideo, prove
niente de Buenos Aires, el día 18 de agosto de 1896. Traía como guía
al Sr. Fishback, cx-secretario de la Legación de Estados Unidos en
Buenos Aires. El gobierno uruguayo había solicitado a la Asociación
Rural del Uruguay que formara una Comisión para recibirla, que esta
ba integrada por representantes de la Asociación Rural, Cámara de
Comercio. Centro de Comercio e Industria y otras instituciones simila
res, contándose entre sus miembros A. Seré, Carlos María de Pena.
M. Rodríguez Diez y el Sr. Honoré Roustan, Director General de Es
tadísticas. Durante su corta estadía en Uruguay, la delegación cumplió
un programa bastante intenso: visita a la Cabana Reyles en Villa Co
lón, viaje a la ciudad de Minas en un tren especial; en la ciudad de
Montevideo: visita a la fábrica de muebles (íiorello Hermanos, donde
recogieron muestras de maderas nativas, a la fábrica de fideos de Cas
tellanos y Mané, etcétera.142
El "Montevideo Times" no creía en la utilidad de una visita seme
jante. Expresó que hubiera tenido más confianza en los resultados de
esta gira si los delegados hubieran llegado en silencio y realizado to
dos sus contactos sin tanto aspaviento, conociendo al país y a su gente
en la vida diaria. Creía que una estadía de tres meses de un inteligente
viajero comercial, realizando los contactos necesarios, hubiera resul
tado de mucho más provecho que lo realizado por "todos estos mag
nates en su pomposo viaje oficial".143 Para reforzar su punto de vista,
el diario publicó artículos aparecidos en la prensa inglesa de Buenos
Aires con posiciones similares. En uno de ellos se comparaba todo el
alboroto hecho en torno a esta visita, con el silencioso arribo y parti
da de represe^tantes de industrias inglesas, alemanas, belgas, france
sas, italianas y de otros países: llegaban y se iban sin ruido, pero se las
ingeniaban para hacer grandes negocios.144
Por otra parte, para el "Montevideo Times" había sido mal elegida
la época del año para realizar la visita. Las principales actividades del
país eran la ganadería y la agricultura, pero en invierno la comisión
�•opjauíoa asa
ejed U9isuedxd ap oduiBa ubj3 un e^qeq ou anb rsaauo^ua anb niusiiu
o| opuEsuad Bm$as anb EqBjsajiuEiu X bjisja B|pnbE ap pEpiunjiodo
ua sappjauioa sauop^pi sEipip ajqos BJBzipaj anb sisqBUB ja Bqspjoa
-91 oijbjp jg oun3|B opeqnsaj asJiqpjad ejaipnd anb nis \ins |ap b^u
-^ujv uoa ouBouaiuBauou oiajauíoa ja jB)uaiuaj^ui jod sozjanjsa saui
-joua opuapeq openui^uoa ueiqsq as 'Bipaj B| b uoisüuo^ bj ap b^is
-ia B| apsap anb Bqnpyas ítsaui!x oapiAaiuo^-,, ja ^^pinj sbui soijb sajj
9
sauopBAOiim sa|B^ iB7i|na.i ap
srÍBjuaASB| udjjsaniiíap sa| X 'sspuaSB 'saiioiaiqiqxa ap oipaui
jod sofo sns ajuB sBuapBDjaiu SBipip uanbo|oa 'sa^apiíaA unas
-ap anb sauícpjaiuoa sojjsanu anb souaiu b lsop|upj sopE^s^
ap sa^uaiuaAOjd sBuapBajaiu uoa jBpiauíudxa ap ojsb3 p X bu
-sa(oiu B[ jbuio) b uba as ou ojjap jod X Bdojng uoa sajBiajauíoa
sauoiaBpj sns uoa EipajsijBs ajuauíBjaajjad B)sa aju^S bj inby
•o3[B aj8o| anb pa^jip Xnm sa '|Bao| opsajaui |a juqB ap jb^bji
BJBd ojaiiip jbjsbS b B^andsip aisa auia3 BJisanu anb
:jb|huis aiujojuí un ou.iaiqo3 ns
b CMAua oapiAd^uo^ ua ouBauauíBajJou |nsuoj p 'a^JEd ns joj jns pp
Baijaiuy ^p -iB8n| oj^o unSuiu ua 'pBpijBaj ua 'iu XBii8njf| p ua soauíBj
-uqso| uoa ojuaiuoui p jod jipdtuoa iisipod ou souBauauíBajiou sa|
-BiJisnpui soj anb Biaap ^aBqqsij p ug sopuipj sopBjsg b osajSaj ns b
U01SI11103 B| jod opBjuasajd auuojin p jod apjB^ sbui BpBuijijuoa anj
sujBai j p jod BpBjuBppB upiuido sg soadojna sopiaijiB sajoíaiu
soj ap ajJBd jod Bpuapduioa apanj Bun JB)uaj|iia unuaqap sBUBauaiu
-Bajjou sBuapBajaiu sb| anb X BpiaaíSBqB uaiq Eqs^sa EXBn8njn BzBjd B|
anb oppouoaaj B^qBq aiuBipu |g t<sauij^ oapuajuoj>i,, |B uopapjsijBs
ap opBUd|| jaqrij ap uaqap auiaiunjnSas sair^anjBpap sbXio ^sojqmauu
sa|Bdiaui.id sns ap oun 'siufiai^ j |B oisiAajjua sa|3iu oijiiip p 'oap
-iAajiioi\ RiBuopunqB BUBaijauíBajJou uoiaR3a|ap R| anb ap saniy
sosoiao sojapi^BS X sopBpd soduma BUB.i|iii>>ua o|os
tro 1
�104
3) Los verdaderos competidores del comercio inglés.
a) ¿retroceso del comercio británico en América del Sur?
La escasa importancia del comercio norteamericano con el Río de
la Plata no debe hacernos pensar que el predominio británico sobre
este comercio estaba libre de toda amenaza. Por el contrario, en la úl
tima década del siglo XIX, Inglaterra debió enfrentar una aguda com
petencia por parte de otros países europeos, fundamentalmente Ale
mania.
Uno de los fenómenos que prueba lo afirmado anteriormente y que
fue reiteradamente señalado en ese entonces, es el retroceso de las ca
sas importadoras inglesas establecidas en estas regiones.
El ^Montevideo Times", basándose fundamentalmente en la infor
mación aportada por los jefes de las principales casas importadoras in
glesas de Montevideo y Buenos Aires, afirmaba en 1889:
"En ambas ciudades, las casas importadoras inglesas -especial
mente las casas importadoras de géneros —. que habían ocupa
do el primer puesto en el mercado hace diez o quince años,
han descendido ahora a un segundo o tercer puesto y, aunque
cierto número de nuevos establecimientos han surgido natural
mente y se han hecho de clientela, esto no ha estado de acuer
do con el desarrollo del comercio y, hablando en términos ge
nerales, no puede decirse que las casas importadoras inglesas
hayan mantenido sus posiciones"'48
Los responsables de este retroceso eran las casas importadoras alema
nas e italianas que habían desplazado a Inglaterra a un tercer puesto.
Estos establecimientos ofrecían artículos de una clase similar a los
ofrecidos por ¡as casas inglesas, pero de inferior calidad y a un precio
menor. Vistosamente presentados - a menudo imitando los produc
tos ingleses- estos artículos, dado su menor costo, goza^an de ven
tajas frente a consumidores no muy exigentes y que no deseaban reali
zar grandes gastos. Pero, a juicio del "Montevideo Times", un factor
más importante aún para explicar este poderoso avance de los compe
tidores de Inglaterra era su mayor flexibilidad para atender los requerí-
�:Bjaap [nsu^^ un 'psBjg \v asopuaiJija^^ sopiun sope^
-s^ soj ap sajnsu^o soun^p 3p sauuojuí so[ ap safessd BqBjp "BUBaiaie
Biouapduioo bj ap Biuaj ja ajqos <tajuaipuadapui,, oiuounjsaj un m
-jodB opuBasap'u^iaBaqqnd buisuu qts[ BaiuBjuq ssajduia bj -ajq
-isod Eia opuBno— opuBJofatu X opuBjtun 'sopijxnbpB so^uaiiupouoa
o{ jBoqdB BjBd 'Bu^d ns b ubiajoa soga ap soqonuí 'ajuauqBn^uaAa
X ofBqBj; ap SBiua^sts 'sBUBuinbBui sbj uoa uBqBzuBfiuuBj as 'Bn8ua| B[
UBipuajdB 'jifB uBqBÍBqBJ^ 'Bjja^BjSuj b uBqi sauBuiajB soq BiuBiuaiv
biobij oiajauíoa ja jsiAsap b oduiaij ¡a uoa Bijinqij^uoa ou sa^Bij^snput
soj^uaa sapuBjS soj^o ap JBjqsq ou jod- ja^saqauB^ X sajpuoq 'jood
-jaAiq ^p SBuptjo sbj ua sauBiuajB souBuopunj so^ubj ap oajduia (a
is asjBjun^aid e 98a¡¡ 'Buiaj ¡a jod opBdnooajd ajuauíBA^ '4jRujnof
UBDuauíy M^nos. 13 bubuí3[B Bpuapdoioo ap jBjqBq bio as sop^i
sopo^ ug ouBouauíBpns opjauíoa ia ua Bua^jSui ap jbau [Bdiauud
|a anj BiuBuiajy opouad a^sa a^uBjnp 'souibjbjub[3pb bX ouio^
mwm.ijT) m.JiMjDdwoo v\ (q
ISIÍi sauop
-isod opipjad jaqsq piqap ou 'pBpi[Baj ua 'ouiu|n a^sa apuop
sopBOjatu ua oaiuB^uq oiojauioo [ap U9fsnpxa uoo ojafuBj^xa
oniauíoo [ap aouBAB pp u^zsj B[ X anbjod pp sop[da.i UBjsa
sappjauioa sauuojuí sojjo X sajB[nsuo^ sauijojuí
rsajBjriuis sa^odaj uBqn3aj|
jns pp Bauauíy ap sauoauu so[ sopo^ isb^ apsa^ souaurpuaj so^sa
asjBjsjsuoo uBjpod apuop jB3n| oofun [a Bja ou bjbj^ b[ ap oi>{ [j
os -ojuap jod OS un isbo ua '¿881 B opadsaj uoa 'opinu
•lureip Biq^q ja^saqauB^ ^p sajuaiuaAojd u9poS|B ap sojiio^je ap ugio
•Bjjodun B| anb uBqBaipui 6881 B saíuaipuodsajjoa sbjjp sbj 'XBn3nj^
ap ossa p ug #ajuapiAa anb sbiu Bia osaaojpj [g sbpjbX OOZ'ISVSÍ
'688 í yB 'sbpjbX 00L'S9VSZ '8881 oye ísbpjbX 00¿'I66'8t' '¿881
oyB :jaqBS b '688t'¿88í süB sol ^P (pjqB-ojaua) sasaui soaanrud
a^uBjnp b^b^j p.\ ap oi^ |B ja^saqauB^ ap sopifaj ap sauop
sb[ ap sbjjp BiquasuBJj sauopBuuijB snjsa opuBJoqojJo^
UBqB8jo^o sbsbd sB^sa anb sBpijipaja sapBpqpBj sb[
uoa J8A anb eiuaj anb o[ ua aiuaiu|BjuauiBpunj 'op^ajaiu pp sojuauu
SOI
�106
^Alemania informa sobre éxitos en Brasil. Hasta el momento
ha estado enviando toda clase de artículos manufacturados,
tales como calcetería, géneros de punto, vestidos y telas. Se
han enviado enormes cantidades de artículos de ferretería. Re
cientemente se ha exportado maquinaria y el comercio aumen
ta constantemente. Además de lo señalado más arriba, Alema
nia envía miles de dólares de porcelana, objetos de barro, cris
talería, papel, artículos de fantasía, juguetes, instrumentos mu
sicales, cerveza, productos químicos, tinturas, algunos artícu
los de goma y los tipos más baratos de perfumes, jabones y
artículos de tocador. La única manera que utiliza Alemania
para abrirse camino: el continuo interés alimentado en la patria
por los hombres y mujeres que van al extranjero. De esta ma
nera, son estimulados por sus cónsules, comerciantes, indus
triales alemanes que allí residen, y por la gente de su patria.
Ninguno de los artículos exportados desde ese país hacia Amé
rica del Sur puede compararse en calidad o en terminación
con la misma clase de artículos fabricada en los Estados Uni
dos, pero han sido promovidos por agentes alemanes que ha
blan portugués en Brasil y español en todos los otros países
sudamericanos".153
En 1899, analizando las cifras del comercio exterior uruguayo, el
"Montevideo Times" señaló que Alemania ocupaba el 4o. lugar y que
de acuerdo con los datos estadísticos, no podía decirse que el comer
cio con este país hubiera experimentado un aumento importante. No
obstante, era un hecho innegable -decía el diario que durante los
últimos cinco años las casas importadoras inglesas habían perdido mu
cho terreno mientras que el comercio importador alemán se había
desarrollado enormemente. E! diario ponía el ejemplo de una firma
alemana (no da el nombre) que había abierto sus puertas dos o tres
años atrás, a un nivel muy modesto y que ya había construido las me
jores instalaciones de la ciudad y trabajaba de 10 a 14 horas por día,
haciendo el trabajo de 40. No existía ninguna firma inglesa que tuvie
ra esa actividad.
A continuación brindamos un informe sobre una de las firmas ale
manas establecidas en Montevideo y dedicada a la importación de teji
dos, aparecido en junio de 1899, en la revista "Industria y Comercio".
�/*••/ opinílasuoa usq sBpBjundB sBauqBj sapuBjSJ S8( sepox
/•••/ Badojna eujsnpui b^ ap sosojo^ sojopnp
-J3A uos sapna sb| ap sBun^p 'ajusppB sbiu souiBjundB anb sBa
-uqej sapuBiS sb^ ap s^d ojjsanu ua BAisnpxa uotaBjuasajdaj
bj ac^día 'Bi^ X qqpj^[ uuBiujap^ bsbd bj 'buoi^ ap saiqanm
X euaajaui 'sopiíaj ua soiao^^au sapuBj^ sns ap sBuiapy
/•••/ uppBpunj ns ap s^ip sojaiuud so| ap
•sap opijuas opoj ua Byan^BjBq X a^uB||uq s^iu jas opipod Bi|
ou BipjBiu BXna 'pspnp Bjsa ap bsbo ubj^ b| ouiij[n oub p ua
X o^jnqiuBj| ap [Bsjnons a)UB^jodm; B| saudsap oaod '.|B}idBa
BupaA B( ap opjauioa oj|B p ua oso|oa un Xoq sa anb 'sdJiy
souang ap zij^biu bsbo ubj8 bj soyB aauo ao^q opunj 'Bpasa
apuBjS ua sopo^au jeiaiuj b ojsandsip X 'bjbij pp sBaqqnd
•aj sb( ua uBiua^ Buaajaui X sopifaj ap ouibj pp sauruiap soj
-anpojd sa(qB)ou sounSp anb odiusa oisba pp Bjuaua Rjaajjad
oip as qqej^i 1$ p 'sopBajaiu sojsa ap opuoj b jopaaouoj
sajuapuajdjos pBpqBaj ua X sajuRsaaui uos
BUBuinq pBpiAipB b( ap sauopB^sajiuBiu sb[ sBpoj ua sosajSojd
soXna 'Bujapoui [Bujsnpui uopeu ubj3 B[|anbu ap sopifa) ap
saiuBauqBj sajqa[ao X sapuBjl sbui so| uoa ajuauíBuiiiin opBu
-opspj X BiuBuiaiv ap opjauíoa o)p p ua ajuauiRsolmiaA op
-laouoa kqqBj^( js ajuBpjaiuoa jopapuajdiua X opBjjsn|i p ap
-uodsajjoa bsbd ssojapod B( ap uopBpunj B| ap BAtppiui s^
sopijjns sapuBjd
sns ap ajjed ubuijoj anb X aiuaniBAisnpxa aaupouui anb sajq
-B)ou so|naijJB soun^p sied p opoj ua ope/uBap u^q anb ajq
-luouaj p jod X Bzi[Bdj anb soiao8au so| ap BpuB^oduu B| jod
'sojsand sojaiuud so| ap oun BZB|d ua opBjsnibuoa Bq b¡j X
qqBJ)| uuBiujdfq bsbd b| 'uopBpunj ajuapaj Xnuí ap anbuny
sauopaajuoa
X Buaajaiu ap sojnaijJB ap (Bjaua9 ua sopjfaj ap ouibj [a ua Bp^
-sa b^sba ua ouisituisB nnpB sapBpnp sBXna ua ko3jnqiuRH ^p X
sajiy souang ap opjaiuoo oqB |B a^auíeqaajjsa uaiquiB) epe|
-nauíA 'Bf3 X qqBj)j uuBuuajq buuij Bsojapod B| ap B| sa oiuoa
'uopBpunj ns apsap aiuaujajuB|[ijq sbui opBqojBiu ubi| anb sbj
ap Bun ap zaA B| b X ouibj pp sejopejjodun sbsbd sapuBjS sbui
sbj ap Bun ap epiqap uopuajap b^ uoa soujBdnao b souiba • „
:uBuia|B opjaiuoa pp >tipuBjado snpoiu,, p ajqosjj
jas jod Baijijsnf as 'Bsua^xa o| ap jpsad b 'uopduasuBjj b| anb souiaaj^
¿01
�108
un desarrollo importante de sus negocios en estos últimos
años en el Rio de la Plata, merced a la acción de la gran casa
Hermán Krabb y Cia., y ahora están en situación de dominar
en los respectivos ramos, tanto por la notable calidad de los
productos que elaboran, como por los bajos precios a que los
entregan al comercio del mundo entero. /.../".
c) medidas propuestas para que el comercio británico recupere su
predominio.
Durante todo este período se sucedieron las propuestas para mejo
rar la posición del comercio británico. Veamos algunas de ellas, En
1890, el "South American Journal" realizaba las siguientes sugeren
cias: 1) prestar más atención al gusto local, tanto en el diseño de
los productos como en su empaquetamiento, 2) establecer en los
principales centros comerciales locales de exhibición de los produc
tos, con sus precios; 3) empleo de dinámicos viajeros comerciales. Co
mentando estas propuestas, el "Montevideo Times" atribuía la mayor
importancia a la primera de ellas, agregando:
"Ha sido la exigencia de atender al gusto local tanto en la cali
dad como en el diseño y precio de los productos, la causa prin
cipal para que las casas inglesas hayan sido suplantadas gradual
mente por rivales europeos más flexibles.
Hemos conocido más de un representante, agente o viajero
comercial que se quejaba de no poder recibir pedidos simple
mente porque sus superiores en Inglaterra no le enviarían o no
querrían enviarle el tipo de productos más pedidos aquí".156
Entre las medidas más difundidas en ese momento estuvieron las pro
puestas por el Embajador de Gran Bretaña en Chile, J.G. Kennedy,
que incluían: estudio del idioma español en las escuelas comerciales;
adopción del sistema métrico de pesas y medidas; publicación de ca
tálogos ilustrados en español (donde los precios podrían expresarse en
libras esterlinas, pero los pesos y medidas deberían expresarse de
acuerdo al sistema métrico); autorización a los industriales para que
cada uno publicara un código telegráfico adaptado a su especial línea
de productos; estudiar la demanda de cada país y fabricar líneas es-
�6S jSoojUB^uq soi n^i vie 3P puBiuap B( asjBjuaiunB o ^s
•JB3J3 dp^nd sauopipuoa ^nb ofeq X sauopaajip ^nb ua jBuiuuapp (q
ísasiBd sojjo jod sopBauqBj sajEjiuns sopnpojd ap epueiuap B| b oj
-aadsai uoa BAtppj o B)n|osqB cas bX 'BaiuBqjq Bpuapaaoad ap so|nai)
•jb ap epuBiuap B| ap uopnuiuisip Bun 'opjauíoa pp oiubj jainbpna
ua opBUiuijapp usq anb sssnBa sbj uos sapna 'jsb Bas anb ap osbd ua X
'uajsixa is jBuiuuapp (b :sopadsB sa^ainSis so| jaaaiBpsa b ajuaiup^
-uaiuBpunj usqBiundB sopsuoisiuioa so{ b sBpep sauopanj;sui se^
opjauio3 ap
SBJBU1B3 ap uoiufj B{ ap uopBjuasajdaj ua 'uoj^uiJJBg ^uaauíA JS I3
jod opByBduiooB Búas opBiAua jg appji jo pJBog B| Bjed uppBuuoju;
jiunaj ap opfqo p uoa 'Jns pp Baipiuy ^ jBpadsa uoisuu sun jBj^aj
•ui Bjsd 'jajsaqouB^ ap 'uojSuiipjOyW j^ p op^uSisap BiqEq oaiuBjuq
oujaiqoS p anb puijojuí usaunx oapiAajuop^,, p 5^ \ ap ojaua ug
f sojafuBJjxa sajopipduioa so| uoa Bqanj ns ua soaiuBjuq sajuep
-jauíoasoj b jBpnXB BjBd asjaaeq Bipod anb oj Bja anb jBipnjsa ap Bp
-B^Baua umsiuioa Bun pjqiuou 'a^jBd ns Jod 'oaiusjuq ouja;qo3 |g
saiaUso|
ua U9pBuiiuuas|p sbui 'op^ajaiu [B sopBnaapp sopnpojJ ap sapiaad
601
�•sopiufl
sope^sg so| ueja o| ouioa a)ue)jodun oaod ue) a^ia^a un e
•ej ap seje ua edojng uoa ueiiiajueiu anb opjaiuoa opqos ¡a
ueiqap ou anb sajuByqeq sns e je^yas ap uojegjeaua as 'ajuejsqo o|q
sapn)i)e| sejsa ua eueaijaiueajjou piajaiuoa uopejjauad ap sojuajuí
souejdiuaj so] 'pnjainbui JoXeui uis Ñ 'uapsap opeiniuisipui uoa uas
•aiA soaiue^jq sasajaiu; so( ap saaoAejjod so| anb ;se apuajdiuoa a
oiquieajaiui oqaip ua uoaj pp ajjed v.\ asopueAd|| Ring
-as ^yejajg ubjq ojund ^nb ejseq J3a ejed 'aaipuady p ua soiuinp
•u; anb jouajxa opjaiuoo pp sejjp sb( e epeafo eun jeqaa ejseq 'ai
•uauiepjauoa 'Xen^njf] ap osea p ug U9peuuojui aiuepunqe epuuq
sou opeAapj puapui p o^s^ ajqos ^saauoiua pnbe ua 'sopeajaiu
sojpnbe ua eyepjg ubjq ap |Baij pdpuud p 'opaja ua sopiun sop
•ejsg so| uBja Ofsj eueauaiueoujjei eaiuiouoaa pepqeaj bj ua [euis op
-ei8a[|Aijd ns ap RjjajB|Suj e jBZB^dsap ejed sopiufi sope^sg so| jajjoa
-aj ueuaqap une anb epuejsip aiuaoua e{ ua asaeasnq uaqap ^(epueja|
-o),, Bjsa ap sauozBj se¡ anb soiuaajj ¿pn^pB Bjsa jeai|dxa oiuo^?
ajuauijuoa ofaiA pp sasiBd so| ap
uoisnpxa uoa sepuaijuoo sns ua jej^qje ap oqaajap p eqeuiepojd anb
ojsand 'seueuuaq sepeijjeasap sns ap epnpuoa e| jrrzajapua ap pep
•i|iqesuodsaj bj BjaiiunsB anb a[opuai3;xa ^oueauauie ajuaunuoo p ua
sopjufl sopeisg so| ap uypuaAjaiui e| jeiuepaj ua opBJjuaa OAnjsa ea
•ip^jd ns ap tiAijoiu-pa],, p anb jaaouoaaj souiaqap 'o)unse p ua se)
-jea uasBiiioj sauamb soadojna sasiBd so| uasanj anb oasap 'opuoj p
ua 'anb X einje^ eaijaiuy ua eueaijaujea^ou uoisuuojiui B| oai^ja cap
-(Ad)uo^ ap esa[3ui esuajd R| sapepiunjjodo sbuii3|R ua anb jep¡A|o u;s
:a)uajaj!p uaiq pRpipaj eun sounjqnasap 'esajdjos Bjjap uis ou 'ojag
a)jo(q pp s;ed ubjS pp sB^siuojauaAjajuí so)uaiu; so| a)uaiueai3jaua
opepunuap ueuqeq sjed oj)sanu ua soaiue^jq sasaja)ui so| ap sojaaoA
so| anb souieiuodns :jej)uoaua e soiueqjt anb |eija)eiu p ajqos ajuajaj
-ip a)ue)SRq eap; eun soiueiua} uoiae^ijsaAUi e)sa soiueíaiui opuen3
IVNId VXON
III
�112
Esta posición fue compartida por buena parte de los sectores diri
gentes locales: los magros resultados obtenidos por los Estados Unidos
en la Primera Conferencia Panamericana de 1889 -en la que los dele
gados argentinos jugaron un rol tan destacado, enfrentándose siste
máticamente a los designios del pais organizador- no dejan dudas so
bre ello.
Los vínculos establecidos por las naciones rioplatenses con las me
trópolis europeas, fundamentalmente Gran Bretaña, eran todavía
demasiado fuertes para permitir que de golpe y de una sola vez, se
alterara en forma sustancial ese sistema al que las naciones latinoame
ricanas estaban integradas desde hacía varias décadas.
�O S" í
X'Ws
/o wstimj^diuf ata,, P|bu^I NJOSNl^^O^ ^ uqof >|3HOVnV9
8% I
'(Bijoiip^ B7UB?[V '^6 PP ^juanS 7 .'ojqBj '31VHV3ZV 30
1681
'sijbj 'sauwjuawy-ouDdsifj santniqnda^ sa^ tajopo^qx '03IH3
'6881 '3^I
Suiuhj^ )uauiuj3AOQ 'uo^Suii|SByy^ '.Douaiuy ifsiuvds puo
-;m/7 atjt uaaMjaq umjojjodsuojx puv apm .'Aoaaig uim[i!M '
"6961 ''oap^ 'Bjni[n3 b[ ap eu
-ua?3 X sapBptuBiunH 3p p^iinoej ^Z161P881 'sojuauinaoQ ap ugpaa¡
^s Avnoa^n 33 N3 so^iNviina shs^h^ini 3 shivimvd
•8961 'Bipadopiou^ \tsouadwt soj ap Djjan^ 07,, í
¿961 "(B^uaijo Bpung -pg 'oap^ '| ouio j/.oiuapow
•nuf} pp ¡Djn^ muojsifj tuiuiBÍiíag 3VHHVN ^ OJP3d ?sf
"6961 'oapiAajuoj^ •^soDiíBiuojchpsauíndv,, :euo¿ ap
b sbjou X jBuiiuipjd oipn^sg (8161-9161) ouv.vjaumuDj
iun dj Ásoptun sopojsg soj '^ürtiruf) ¡j íje^sq '
S3iN3nj a vuva^onaia
en
�114
LA DOCTRINA MONROE. Selección Documenta! . Facultad de Mu
inanidades y Ciencias, Instituto de Investigaciones Históricas. Serie
Divulgación de Textos y Documentos, No. 8, Mdeo.. 1966.
LA PENETRACIÓN NORTEAMERICANA EN EL URUGUAY. La
Misión Comercial de 1885, presentación de Raúl Jacob; Facultad de
Humanidades y Ciencias, Sección Historia de la Cultura, Mdeo.
LLOYD, Regina Id; Impresiones de la República del Uruguay en el
Siglo Veinte. Historia, Gente. Comercio, Industria y Riqueza. (Mon
tevideo-Londres, I 1 2).
MARTI, José; Argentina y la Primera Conjcrcncia Panamericana. Or
denación y prólogo por Dardo Cúneo; Ed. I ransición. Bs. As., 1955.
McGANN, Thomas; Argentina, Estados Unidos y el sistema inter
americano. 1880-1014; HUDHBA, Bs. As.. 1965.
MULHALL, Michael G.; The English in South America, Bs. As.,
Standard Office, Londres, Ed. Stanlord. 1878.
ODDONE, Juan \.; La emigración europea al Río de la Plata. Moti
vaciones y proceso de incorporación; Ed. Banda Oriental, Mdeo.,
1966.
ODDONE, Juan A.; Los gringos. Enciclopedia Uruguaya No. 26,
Mdeo.. 1968.
QUINTERO, Rodolfo; ¿as tres conquistas de América Latina; Facul
tad de Humanidades y Ciencias, Historia de la Cultura, Serie Estudios
Monográficos, No. 31, Mdeo., 1970.
REPPY, Fred }.; British investments in Latín America, 1822-1949.
A case study in the operation of prívate enterprise in retarded regions;
Universitv of Minnesota Press, Minneapolis, 1959.
�'^681-8881 saju9J3j3J so|iidijjb ap uppoajgs - IVlsraflOf IMV3I^3WV HlílOS
C061-8681 O3p!A9iUo^M 0DH3W03 A VIHISÍKIIMI
0061 9881
- oJiistpots^ 0¿^M|/;vDIlSiaVlS3 30 3V>I3N39 N0D33^I0
S9jii9nj sbjjo (q
8061 9P
OJ9U9 9p oí |9 opRDi|qnd iBi39ds9 oj9iunM - SM3N AVíl^PIHíl 3H1
681 1681 SM3N AVfl^H^n 3H1
0681 6881 S3WU 31V3d ^3AI^I 3H1
6681 0681 S3WU O3OIA31NOW 3H1
"6881 ^P!I"Í
lM3aN3d3aiSH O3aiA31IMOW 3H1
ap 11 6881 ap oi[nf gp o\
0681 ap ozjbui ap Of
8881 ap ozjbui ap ¿
SS3^dX3 3H1
ap csa|^ui esiiaad (e
sajuanj
11
�(6681-6881) VNI1V1 VD1^
-3WV N3 VNVDI^3WV31MON N0!SNVdX3 VI V
3JLN3H3 O3QIA31NO^ 30 VS319IMI VSN3^J VI I 3^I0N3dV
�•jaqoS BJBd p^ppedB^in ns "SBUBjiSBJBd sasBja sns jauajuBiu ap jbi ucx>
siBd jap ojnjnj ja X o^paja ¡a jBayuass b Ejsandsjp Bisa anb X SBjsio^a
sauy soidojd sns BJBd Japod jap ssnq^ anb 'sj^d |dp sBjsisajSojd sas
-ajd)ui so| uoa oiaiyuoa ua Bjsa anb BAimuasaadaj ou bijouiui Bun ap
soubui ua BJjuanaua as si^d jap ouaaiqo^ 13 sasajaim sns jBAjasajd b
ajuaipuaj oiquiBa jainbjBna b BpiudAuaiq BsojnjBa opBisBiuap Bun ubij
-ep anb X upiaBjjsiuiiupB bj ua zoa BunSuiu uauay ou anb sojafuBjjxa
sajuapisaj jod bijoXbui ns ua Bpiniijsuoa B^sa uopBjqod Bjsa X uap
-jo opunSas ap Badojna pBpnp Bun ap bj anb jouaiu sa jbioj uopB|qod
ns sauopBjauaS sajj ap souaiu ajuBjnp ajuaipuadapu; opis bij XBn3
-njfj sa^UBjiqBq ap sauojjiiu 6 8 soun 9P umaB|qod sun uoa X Bdoj
-ng ap bjjo jainbjBna ouioa En^yuB ubj uojobu Bun JBuruii|a ajiíauinaij
-aBJd Búas soadojna sopBjsa sojjo oÍBq uoisiuioa ua ojjauo^ Badojna
eujapom Buoisiq bj ua a^uBayiu^isu; pd^d un opn^nf bij ou X SBidojd
sajquinjsoa X BjnjBjapj 'afpnSuaj 'jBa^ bijiiub^ ns auajj 'BUBysua Bja
bj ap sozuaiiuoa apsap ajuaipuadapu; uoidbu Bun opis bij jBSnyo^
•opBaoqa asjyuas 9jaajBd opuniu ja opoj 'uoisjaAUoa ap opaXojd |ap
u9pBiao8au bj ajuBjnp BpydSns anj pBpipqísod Bjsa opuBna 'ajqisuajd
-ujoau; upzBj Bun8|B jod 'oSiBqiua ujs íXsn^njfj ap os^a ja ua Bjaipaans
isb anb BJBd uozbj sbiu saaaA zaip BuqBij upisuuoa Bun of^q si^d
|B jBaojoa uoa JBZBuauíB BJBd X BayBuiojdip uopuaAjajuí bj BJBd ai
-uapyns BsnBa sa sajopaajaB sns b ojbjjjbui |a jB^nyo^ ap os^a p ua ;s
XBnSnjfj aqpaj anb ja X jB8nyoj b opBpjoaB ojbjj |a ua ajuajsjxa Bia
-uajdjip B| jbjjsoiu BJBd ajuauia|duiis sojsa sounquasuBjj '.opBjjnsaj ja
opis bij jBna soiuaqBs ojq 09J7"*/ J0ABi ns U3 Baii^iuojdjp u^puaAjaj
-u| B| jauajqo 'unB 'uojaipnd X sopBqanasa ajuaiuBjsnf opis ubij sajop
sns 'Bpuanaasuoa ua X ojunss ja ua BpBsajaju; ajuaiuBjaajjpu!
BjaiauBuy Bpuajod ubjS BunSuiu ap oXodB ja uoa opnjuoa Bq ou os na
ns ua ojad oSanf oiusuu ja ajuaiuajuaiaaj opBjuaju; bij jB^nyo^ '.saj
-opaaiaB sns ap soqaajap soj bjoia anb s^d oamn |a sa ou XBn8nj|^
¿ON 3nó Od?
l\ ^ P3 t68l 3P ^so8b ap z\ 'S3^I1 O3GIA31NO^ 31U/(l
ONV131>IOH 13fl 0NM3d 13 (I
611
�120
nar, ya sea constitucional o militarmente, se hace másevidente con cada
nuevo gobierno, y marchando constantemente de mal en peor, no sólo
se arruinan ellos sino que, lo que es mucho más importante, arruinan
los intereses de las clases progresistas y los de los residentes extranje
ros, mucho más representativos del país que ellos, y los intereses de
quienes fueron inducidos a invertir dinero en el país o en sus emprés
titos, en la creencia de que el país era administrado honestamente. Los
partidarios de la nacionalidad independiente para Uruguay son los me
nos y, en la situación actual del país, la intervención de una potencia
europea de primer orden, tai como Inglaterra, Francia o Alemania,
sería el beneficio más grande que podría recibir y recibiría una caluro
sa bienvenida por parte de los habitantes representativos, excepto por
la minoría que integra el actual gobierno; sería un beneficio para el
mundo en general, y un beneficio que no exige el sacrificio de ninguna
historia o tradición de importancia.
Si la intervención extranjera es sugerida con tanta presteza con
respecto a Portugal ¿por qué no debe serlo con respecto a Urugu-
guay?
Probablemente, una primera insinuación ayudaría a enderezar su
administración y los convencería de que no deben burlarse de sus
acreedores y de que los intereses extranjeros no deberían ser sacrifi
cados en la forma grosera en que lo están siendo actualmente.
2)/THE MONTEVIDEO TIMES, 7 de febrero de 1893, Ed., p. 1,
cois. 2-3/
INTERVENCIÓN DIPLOMÁTICA
El anuncio de que Lord Rotschild y los accionistas de los ferro
carriles argentinos garantidos por el Gobierno se han dirigido al gobier
no británico solicitando la protección de sus intereses y apoyo para
sus reclamos, será saludado con deleite por la mayoría de quienes es
tán interesados en los asuntos rioplatenses, y, si la solicitud recibe
algún respaldo, será seguida por la de otros inversores que han sufrido
o están sufriendo en este momento a causa de la deshonestidad finan
ciera y la mala fe de los gobiernos sudamericanos.
�•apupuij soiuauupajuoaB so| b RAijaadsojpj epnjiiu Run opuBqag
uopup
H8|p JBJ 3p BpiJSnf E| J3A B SOIUBZUB^|B Ofsl \1S 'EZaqRO BUll JOdlUOJ OJad
esuajo Bun ss ou JBqoj sBjqB|Bd sbjjo ug upap anb Bpeu uauaij ou X
o¡ppins |B sopBÍndiua X buioi bj b sopBAd[| jas uapand sajuBpjaiuoa so|
' . ((iun^qi| pB,, sopBumjJB jas uapand souBjjanq so| X sepnp sb|
'SBjq^ ap sapiu ap sojuap soipnui ua sopEjBjsa jas uapand soqpqns
sns 'ojad lEuaasa ua uaaaj^dB sejauoyea sb| X sajopBlequia so| uauap
•Jdiui aiuauiBjBipaiuui •ajiiaLUKjsnfui opeaR^B sa -Bjjan^ ap anbnq un
b ajuapauajjad oqaejjoq ojauueiu un o|duiaía jod - soppqns sns ap
oun ;s jiuaAjauu BJBd sosopa ajuaiuajuapijns u| uos soadojna sasi^d
tog SBiauanaasuoa sb| b joiua^ uis 'bub^ b| ap sa| as ouioa sajopaajaB
sns e jbjej} ap pB)jaq;j ua uRjjuanaua as anb uaaja SB||a is ajuapuajd
•jos oaod Xnm B^nsaj anb ojapusuij opunuí p ua oppaja ap Bpip
-j^d bj ap Bipaq uppdaaxa pEpiundun |ej uoa seijuejeS sns jb[üia X
SBsauiojd sns jaduioj -opa b opBiuiuB Bq sb| as anb 'une jpap souiEup
-od— opipuuad Bq sa| as sBUBauauíBpns SBaqqndaj sej b anb sa ojjap
o| 'sssoa sb| uB)sa ouioa |Ej oja^ zaA spun^as jod JBaad ap uopBjuaj
B| jouam opis Bjaiqnq 'uopB^sauouie X B^a^ojd BpBnaapB B| JEjuajj
•ua anb opiuaj UBjaiqnq laj b[Buj ap Rjjsaniu Bjaiuijd B| ajuB o ojuauu
-i|duinau! jaiuud p ajuE M^ -opjqBUJ ajsa ap ojuanuEAEJ^E X uopsnu
-ijuoa B| BjBd OAiuiaaui |Eaj un opis Bq sopa ap asjs^nq X sajopaajaB
sns b jByB^ua BJBd sasisd sojsa opEZo3 u^q anb ap pBpiundiui Ridojd
B| anb jpap |B souiepaBA o¡s] "ajuauiiEnpE uEjjuanaua as anb ua op
-ejsa osozuo^JdA |a ua opipuuq uRJdiqnq as ou -sasua)R[doiJ sezueuij
sbj 'a)uaiujB[nai)jBd sbui o sRUBaiJauiEpns srzueuij sb| X 'osuamuí oj
-uoui un jod SBpipjad opBjiAd jaqnq UEupod as 'ojauip ns jEao|oa e saj
-osjaAUi so| b ofnpui as sapna se| uoa sauuia(os sbijueje^ se| jaua^uniu
ap uppRSqqo ns sa|opuB|euas souBauaiuBpns sasiEd so| auiB opijsisu;
uBjaiqnq X jn pp Baijaujy ua soqpqns sns ap sasajajuí so| ap uopaa)
-ojd B| ua ezauuij seui opEjjsoui uRja¡qnq soadojna sasi^d sajuEjjod
-un sbui so| is anb ap soppuaAuoa ajuauiEua|d soiiiBjsa anbjod jojja
a|qEjuauiE| un ap EqEjEJ} as anb 'bjoi|B o|opiiEsuad souun^as X saa
-uojua soun^sua^ psBaRjj ojunsB p X BiauajaSns cqaip ajqos euj biiSb
ap appq un pqaa ajsa ojad 'JEpuiis Biua|qojd un jod XinqsqE^ pjog
r JBpde ap p|qEq os sasaui oqaopaip soun aaBq anb EjRpjoaaj a
�122
ros de los últimos quince o veinte años, sin referirnos a ninguna repú
blica en especial, no podemos menos que lamentar esta abstención de
intervenir en defensa de los inversores y acreedores. Considerando el
alto costo y la complejidad de la maquinaria diplomática pensamos
que ésta podn'a haber sido utilizada con la misma validez para prote
ger los muchos millones de dinero europeo invertido aquí, con que es
utilizada en las escasas ocasiones de intervención para la protección de
personas. De lo contrario, ¿debe admitirse que el bienestar económico
de sus subditos no tiene interés para una nación y que la protección
que ésta otorga acaba con las personas y no se extiende a sus bolsi
llos?
El hecho es que -y aclaramos una vez más que no estamos hacien
do referencia a ningún caso en particular- ha existido un exceso de
delicadeza en el tratamiento diplomático a estas repúblicas. Se les ha
atribuido un grado de civilización que sus hábitos y prácticas por lo
menos en asuntos financieros— no corroboran. Han recibido un trata
miento de personas adultas, cuando debían haber sido tratadas como
niños. Los gobiernos han sido considerados representativos cuando no
eran nada de eso. Se han mirado sus levitas y uniformes haciendo caso
omiso de la naturaleza semi-civilizada que frecuentemente yacía de
bajo de ellos. Si en vez de haber sido tratados de igual a iguai por na
ciones tales como Gran Bretaña, Francia y Alemania, se hubiera em
pleado un tono más enérgico para hablar con estas Repúblicas, y si se
las hubiera intimado a mantener sus promesas y comportarse con mo
derada honestidad hacia sus acreedores europeos bajo apercibimiento
de sufrir las consecuencias y quizás perder su independencia, muy dis
tinta sería hoy la situación sudamericana. Un juicioso control hubiera
ayudado a mantener las cosas en orden y aunque en ese entonces
pudiera haber sido en cierto modo resistido, no hay duda de que hoy
sería agradablemente recibido por la mayoría de los habitantes, sin
ceramente cansados de la actual situación. Cuando países tales como
Egipto, Persia, Turquía, Marruecos y otros por el estilo se comportan
mal en materia financiera o de cualquier otra forma, dejando de res
petar sus garantías, pronto reciben una enérgica intimación por parte
de alguna de las potencias. El mismo procedimiento debería seguirse
en América del Sur, cuya civilización, en muchos aspectos, no es su-
�'sasajajui sopap ap uppaajojd bj bjbcI '?s "Bjupiedsoj soj anb bubo
lf 9S IU BJ91OUBUIJ BU9^BIU U9 SOJDB SnS SOpO| JBqOJÜB 9p9nd Olí
'sBUB0U9iuBpns sBDi|qnd9>j se[ jod oso^siiue s9J9)ui opBOJBiu un
^p9nd BauauieayoN uoijsgnn U9 sasjBd so^ b ajuauiBqduiB
B^J9^9JOABJ A JBSBd BJJpod 9nb JOÍaUl O[ BJJ9S 9UI^Í3UI9S U9PU9AJ9J
-ui sun 9nb 9p Bapi BJisanu auisuiBjajua ua^Bdiuoa 3nb 'uppisod bu
-9nq 9p (S9)U9Sl|9)Ul SOUBDU91UB9JJOU SOUn^jB UO3 OpBSJ9AUO9 SOUI9^{
'OJS9 9p SOJnS9S UB^ OpOlU Un8U!U 9p SOUIB^S9 OU SOJ^OSO|q SOJ910UBUIJ
soaijoui jod unB 'jns pp B^u^iuy U9 bj91uiaj9^ui B9dojii9 Biou9jod
eun^uiu 9nb uBui}iuu9d ou sopiun sop^jsg soj 9nb oqoip Bq 9
S9|Bi9U98 SO[ 9p A SOj^SIUlUI-J9Ulüd SO[ 9p 'SOU
•BJ9qOS SO[ 9p UOpiqUIE BOOJ B[ J99BJs^BS BJBd 9^U9lUBnjnui 9SOpUBZOi^
-S9p U9 anb -sb^jubjbS sb^ b opdsgj A pBpijs^uoq Bnjnui bj opuBiu
-JOJ9J- OS9 opugp^q opB9|dui9 jofgui oqonui bub^s9 o^q^q 9n89i|d
-S9p OpB3I|dlUO9 A OSO^SO3 Í1S A 'B9JB^ B^S9 9p BZ9qBD B| B UBUB1S9
SBpu9^od s^puBj^^ sBq s^unuioo sasaaspi soj BUBp sojquxauu so| 9p
ounSp gp pEppBdBoui bj o pBp^s9uoqs9p bi opuBno 's^uopBu sb| ^p
pBpiUniUOO B| U9 —BJBDqdB 9S Bip Un8p A- 9SJBOI{dB BU9q9p O^U9jUlip
-9DOid OUISIUI ig SOpo89U SnS 9p O3JB9 9SJ99Bq B 'UnB 'S999A SBUn8|B
OpUB89[| 'SOJUnSB SnS OUISIUI IS iOd JBlOiJUO^ BJBd ZEdBDU! 9J}S9niU9p
^s 9nb o '9iu9iuBju9|npnBJj A Bsojuoqs9p ^^jodiuoo 9s 9nb sojqui9iiu
sns ap oun b jeSi^sbo Ejsd soipgiu Bp as s^pEpj^uioo 9p p^papos
BU^^ *O9dojn9 iouoq gp o^ipp^ p JBpdsgj BJBd BpBJBdaad íb^s9 Euaqap
o^ub} oj iod A uopBjaqipp Bpoj uoo sBigpuBuij A s^ppjguioo sauop
•Bpj J9U9^UBLU b Edojnq e opEjiAui Bq Jn^ pp e^uguiy ¿sopB¿BU9uiB
U9A 9Ü OpUBnD S9S9J9^Ul SOS9 JoS^jOjd BJBd Bpip^Ul BUllSuiU EJEUiOJ 9S
ou anb 9SJ99J9 aqga? sguuoua ojuguioui ajsa u^ uos jns pp Bouauiy
U9 S09d0JU9 S9S9J9)Ul SO^ SOf9|duiO3 A SOqD9j;S9 SBUl Bip B Bip U9A
-pnA 98 'jns pp B9u^iuy ap sej sBpmpui 'opunui (gp sguopBu S9)U9J
-ajip sbi aj^uo sojapuBuy A s9[Bpj3iuoo soze^ so^ jBuosjgd pBpunSgs
B( e sbi^ubjb^ sns gp Bjnjdnj B[ ouiod oui^i89{ ue^ uopu9AJ9iu; sp oa
un s^ SBpngp sns JB^Ed ap cs^iuojd ns ap opsjsa o U9psu Bun ap
jod Bjnjdnj bj 4j9a ap opoui ojjsanu y sBjapuEUij SESuajo jod
U9PU9AJ91UI-OU B( 9p BUljpop B| OUEjd Op SOUJBZBq09J SOJ)OSO{s{
U9AOI
sbiu oqanuí 'ouap jod 'sa anb sBJiuaiiu 'sas^d soqanbB ap B| e jouad
ÍZl
�124
la intervención se vuelve atinada o necesaria, que Norteamérica lleve
adelante esta intervención o que se haga a un lado y deje que otros
intervengan. Pero, presentarse como la protectora de una nación que
se ha comportado en forma fraudulenta o deshonrosa, sin tomar nin
guna medida para corregir los yerros, equivaldría a transformarse en
cómplice de ellos. Kl hombre que, viendo cometer un robo, ni inter
viene él ni permite que otros intervengan, es considerado generalmente
tan malo como el ladrón. No creemos que a Norteamérica le interese
jugar ese papel, puesto que le interesa tanto a ella como al resto del
mundo que las repúblicas sudamericanas se recuperen de su empantanamiento y descrédito financieros y adopten un sistema de moralidad
comercial y financiera que está más de acuerdo con las ideas civiliza
das y que sea opuesto, por lo tanto, al practicado actualmente.
Por consiguiente, sentiríamos verdadero agrado si nos enteráramos
de que Gran Bretaña y algunos otros países europeos se han decidido
a ejercer su poder para proteger los intereses de sus subditos en la
República Argentina y en otros lugares.
3) /THE MONTEVIDEO TIMES. II de febrero de 1893, Ed., p. 1,
col. 2-3/
INTERCESIÓN DIPLOMÁTICA
Nuestros colegas bonaerenses, tanto ingleses como argentinos se
hallan en abierta contradicción en torno a si ha existido o existirá
intervención diplomática en Buenos Aires con respecto al pago de las
garantías a los ferrocarriles, al mismo tiempo que las opiniones verti
das sobre la conveniencia de tal medida varían en igual forma. Algu
nos de los diarios nativos se han acalorado, como era de esperar, ante
la mera sugerencia y afirman arrogantemente que cualquier indica
ción sobre el manejo de los asuntos argentinos proveniente de países
extranjeros sería rechazada de inmediato.
Hemos leído cuidadosamente los argumentos adelantados por al
gunos de los opositores a la intervención, pero no hemos encontrado
en ellos nada que nos haga cambiar nuestra opinión en favor de esa
medida. El argumento más importante que hemos visto esgrimirse
�tns soiunse so Ano ua sid un ua SBpuajod sBjsa ap uopuaAjajm B| ap
ajüatuajduu* *8ijb|bji as BISJ3^ o Bjnbini 'ojdi^g ouioo opezijiAp-uu
-as sied un^p une o Rzms o Boi^^pg oiuoo sapj lso||o ouioo oppa|qej
-sa uaiq ubj ojad jouaiu sied unSp ap soujauu sojunse so| ua juia/uaj
-ui uoo uBjezeuaiuB Ripi| o Biueuiaiv 'BiDiiBjg "ByBjajg ubjq anb bj ua
U9penus eun uoo apejEduioa ojs^ sa on saniapaaajd u;s sepipaiu ap
uopdopR B[ Baynsnf ojubj o[ jod A sa^uapaaajd auai^ ou U9pBnjis sq
siBd |d ua asjBjuasB b o ii^iaAUi b ofnpui so| as anb sej uoo SBsauicud
sb| ub|(ma as A sopezBuauíB aíuauiB^sníu! uaA as sasajajuí sns anb uejap
-isuoo opusno U9iouaAja^ui ns opuB^oqos cujEd ajpBiu ns b jipnos uap
•and u9'/bj nqoniii uoo 'uauaij B| ou anb o^sand 'oja^ soubui SBidojd
sns ua uopoa^ojd ns opuesusosap 'Bun^^ U9poaojd ueue^saoau ou
'sasicd sojsa ap uojOBjjsiuiuipB e| ua A ouaaiqoS p ua soppuasajdaj
a^uaui|Buopjodojd uBjaunjsa sojafuejjxa saiuapisaj soj ¡s sauuoua
uos sojafuBJixa sasajajui so| 'sicd pp ejanj oiuoo oj^uap o^uri 'opoiu
ajsa o(j 'oiojoiuoo pp A Bujsnpui B| ap a^jsd joXbui b| sojafuBJixa ap
soubui ua otusiuiisB opuBisa 'sbui o sop b saj) ap uppjodoid eun na soj
-afuBJixa jod BpBj3a)ui Bjsa saiepdea sop sb| ap Bui|noseiu B^npe u^p
-B|qod B| anb sejjuauu '.soaijbu so| anb sajuBuoduii sbui oipuiu uos
o|duiafa jod 4Bui^ua3jy o AenSiu^ uasojaluBjjxasasojajui soj eip ua
Ao^| pnpe ojuauioui p ua epiA ns ejed A opesed p ua o^ojiEsap p
RJBd ojafuBJ^xa p^dBO p uoo sopnpnapua ajuauiejania iseo uejsa anb
A U9pe|qod B[ ap aijed joAbui b| aAninsuoo ojafuejjxa ouiauíap p
sapno so| ua ^sajqiunjsoo senSi^e o sopejuase ajuaiuauuij soujaiqoS
uis 'epiuijap pul A aiqeisaui uiib p^pipuopeu ap sauaA^f sop^jsa ap
b^bjj as Bioucjjoduii ap aoajBO sojafuejjxa ap uo;ojodojd B| sapno so|
ua A oduiaij oipmu aosq seppaiqsjsa sajqum^soo A sajqBjsa souiaiq
-oS uoo 'Bpiuyap uaiq A BpBSpjje pepipuoiosu buu uauaij anb sasind
ap inbe bjbji as o|^ sajuapaoajd uis 'sbiusiui is ua 'uos sasied sojjo
uoa A sojafuejjxa so| uoa (EinjuaSjv e[ e soujcjiuu| ap pepisaoau soui
-auaj ou anb eA) sasuajB|dou soujaiqo^ so| ap sauopepj sbj anb -saj
-epuiis sojjo soqotuu A eiuaj ajsa jBjapisuoo p opeiseuiap eji^sisu; as
eaun(sj ounjjodo Anuí sa ojuauíoui p anb eA o^ipamu; ap oun soui
•eozajqBjsa 'ajuapaoajd un^uui ajs¡xa ou js 'bubzubab SBiuef opunuí
p sajuapaaajd ejaiAii) ou anb npnu ejaioiq as kouiiu is oja^ •ajuefauías
uopoR eun ejed saiuapaoajd uaisixa ou anb ap p sa ojuaiuoui p ejseq
S^l
�126
propios subditos tienen un interés igual o mayor que los propios nati
vos del país. Creemos que nunca será demasiado el énfasis que se pon
ga en este punto de vista.
Existe, sin embargo, otro aspecto aún más importante y de mayor
fuerza. Desde este punto de vista, el problema puede plantearse en po
cas palabras como sigue: ¿puede permitirse a un país que da garan
tías solemnes a los subditos extranjeros, violarlas impunemente sin
justificación alguna? ¿sí o no? Nosotros contestaríamos decididamen
te que no. Si la promesa hecha por un país a extranjeros no es consi
derada una obligación y sujeta a reclamación, la moral financiera
internacional se quiebra y las transacciones financieras internaciona
les se vuelven imposibles. Debería haber, debe haber alguna salva
guardia más enérgica que la mera pérdida de crédito en el mercado fi
nanciero o la exclusión de sus bonos de las bolsas de valores. En la co
munidad de comerciantes, aquel que quiebra su promesa de pagar de
be sufrir las consecuencias ya sea culpa suya o de su mala suerte, de
otro modo los negocios chocarían con un obstáculo insalvable. Del
mismo modo deber/a ocurrir en la comunidad de las naciones. Cuan
do una nación viola sus acuerdos comerciales debería correr los mis
mos riesgos y ser sometida a las mismas penas -inclusive al embargo
de los bienes- que un comerciante en su comunidad. Si se tratara
meramente de un problema entre un gobierno sudamericano y sus pro
pios ciudadanos nadie tendría derecho a intervenir. Pero cuando se
transforma en un problema entre un gobierno semejante y ciudadanos
británicos, alemanes, franceses e italianos, que no se cuentan de a
diez o de a veinte y por pequeñas sumas, sino de a cientos y miles
y por millones de dólares, seguramente aquellos pueden mirar hacia
los gobiernos de sus países en busca de protección cuando las so
lemnes promesas que se les hicieron y las obligaciones contraídas
con ellos son violadas injustificablemente. ¿Qué utilidad tienen los
Embajadores, las cañoneras, los costosos ejércitos si no la de proteger
los intereses de sus compatriotas? ¿Y las rentas y propiedades de
cientos y de miles de éstos últimos son menos importantes, tienen un
"interés menor" que la cabeza rota de un marinero perteneciente a
un buque de guerra?
Estas repúblicas sudamericanas han entablado amplias relaciones
�-I! 'AJX^ 3^(3J8)UI SO( OpUBaiJU3BS 'SBjapUBUIJ SESaiMOid SB| 3p OlddS9J
X jouoq ap ¿spBzqiAp sB[8aj sbj b asjB^snfB Bsnqaj BUBauauíBpns Ba
•fiqnddJ Bun^^B ts \ •saaopaajaB sns b ojauíp ap zaA ua Bjjaii Bazajjo
anb souiafap 'sapBpaidoid sns ap uopjod Bun oiqui^a s anftajjua
anb afsotuafap :sajB|iuns sRpuEisunajp ua ajuBpjaiuoa un b jaaeq b
BUB^i|qo as anb oj bSbij anb ojsoupfap 'sBpijaiuojd sei^ubje^ sb| jb8
•Bd apand ou ouijua^^iB oujaiqoS ja i (BjnjBu Xa[ B| b Bsuajo Bun aX
-n^^suo3 ¿sonpiAipui soj b UBaqdB S9JB|iiujs soseo ua anb seuad sbj ap
ajqi[ asjaA JBjadsa uBuaqap 'sauopeu ouioa '^nb jod? X uaaa|qBjsa
o[ sa|Biajauioa so^ipoa soidojd sn •pBpi[EJoiuui b| JB|nuuisa Búas
ou 'pepjaA u^ o^iisbo uis j^panb uapand ou seqR) SB^sa X
uspand ou anb ap bshbd b| Bdjna ns ouis eiaej^sap eun sa O|q
pBpi^sauoqsap ns ua 'unB 'X ouiaiqoS [Biu ns ua 'opeuajjuasap aqaou
•ap ns ua a^uauíBja^ua ouis 'aiqejiAaui o B^siAdiduii pep;uiB|Ba eun8
•uiu ua buiSuo as ou ojaíuBJixa [d uoa sauoiaB^qqo sns b ajnajj iaa
-eq BjBd SBaqqndaj sejsa ap pBppBdBau; epipuajajd B| anb asjnpjoa
•9i aqaQ 'OjaAas X opidBJ sa aiuauqBjauaS o^i^sbo ja 'sojafuBJjxa soqp
•qns b uBuoiaiBi^ sopBzqiAia ou sasi^d opuena '\ so\e\ oiuoa siqasjBj
-bji aqap X sBpBzqiAio ou seiusiui ;s b uBJB|aap as 'o|jaaeq ap uclop ;
'SBsauíOjd sns jBiadsaj X sopBzqiAia sasiBd so| ap sajqiun;soa se| jbi
-daaB uaqap 'SBpBzquia sauop^u sb| ajjua sepinpui jas ueasap sbubd
•uauíBpns seaqqndaj sb[ is 'oiubj O^ jot{ opiqiujad B^sa ou anb op^^^
jaqsq opnd uaiquiB) '.sBpiBjjuoa sauopBSqqo sb| ap ojpBj oipnd
ajjnaaj as ou sBpBzqiAp sauoiaBu sr| ajjua '4tsaiuix,, Ia aíuauiep
aatp oiuoj BpBzqiAp ou asrq cun ap BJoqB jijjBd X ^JBScd au
-aiAuoa saj ou anbjod sB[jBuopuBqs Bjoqn uapand ou u^pszqiAp B| ap
sB[8aj sbj uoa X sojafuBJjxa so| uoa ojubj opBpzaiu asopuaiqB^j np
-eyaduia BjqB{Bd B| b opdsaj [a opmpui e^sa ou (Bna [a ua oidojd 081 p
-9a un jod sBpn/qiAp sauop^u sb| ap o^ip^a ¡a jinq^sns saiasjijiuuad
apand ou ^ajuauia|duiis sbi)ubjr8 sRqanbB jBjadsaj X sRsaiuojd sns
jauaiuBui BjBd sopRJBdajd jB^sa uBuaqap 'o^ub^ o| joj soidojd so|
b auJOiiinaipRid uapaaxa soubiu sns ua uBjjuanaua as anb sojafuEJj
•xa sasajaiui so{ anb |bj spipaiu cun ua o|sa oqaaq usq \ sauiua|os
sbuubjb8 X sBsaiuojd sBuap olsq sopoSau X SBujsnpu; ap odi^ op
•o\ jupiui b opBpumjsa UBq so| X sa^qdBa sns opBzq;in uBq 'ojauíp ns
ouiR^sdJd ua opipad ucq 'soialuRjjxa so| uoa SBjapuBuij X sajEiajauíoa
LU
�128
je ros involucrados, dejemos que los países extranjeros le den una
lección de civilización y moralidad y le enseñen a respetar los acuer
dos hechos con sus subditos. Sería una admirable lección para todo el
continente,
No nos inspiran lástima los problemas financieros y de otra índole
de las naciones sudamericanas, porque sabemos que no se originan en
la mala suerte sino en los yerros y desatinos que ninguna experiencia
parece destinada a curar. Mientras los afectados fueron solamente
subditos sudamericanos, esto revistió poca importancia para el mundo
en general. Pero ahora, cuantiosos intereses se hallan involucrados y
era hora de que se hiciera algo para protegerlos. Tal como están las
cosas, frecuentemente estos intereses son desenfrenadamente sacrifi
cados, mientras que la política de no intervención ha establecido un
verdadero premio al repudio de las deudas y ha estimulado a las oligar
quías militares no representativas, que imponen la confusión y el de
sorden en todos los asuntos, a persistir en sus métodos extravagan
tes e inescrupulosos. Mientras encuentren que pueden zafarse de sus
obligaciones mediante el simple repudio, continuarán haciéndolo y
despilfarrando todo el dinero que puedan pedir en préstamos en
tan favorables condiciones. Esta situación no puede continuar eterna
mente y hay dos maneras de acabar con ella: haciendo extensivas las
facultades administrativas a los residentes extranjeros o mediante la
intervención de alguna potencia mayor, ya sea de Europa o los Esta
dos Unidos. Como parecen existir muy pocas probabilidades de lograr
lo primero, abogamos enérgicamente la defensa de la última, porque
la consideramos justificada desde todo punto de vista y apta para re
sultar de inmenso provecho para el continente. Aquellas repúblicas
que se opongan a ella pueden fácilmente evitarla adoptando modali
dades civilizadas y respetando sus obligaciones.
4) /THE MONTEVIDEO TIMES, 10 de octubre de 1893, Ed., p. 1,
cois. 2-3/
LA INTERVENCIÓN Y LA DOCTRINA MONROE
El problema de la intervención diplomática para poner fin a la de-
�p sol 3P ^qoaq uppdaoxa 'in^ jap B^uaiuy ua soadowa sas
•9J9iui soj 'une sbj^j 'SBadojna sBiauaiod sbj ap RjainbjBno ap uopuaA
-sajín bj ap pBpiunpodotn a BiauaiuaAUoaui bj Buqo Bjjnsaj 'ojuauíotti
asa ua sbsoo sbj u^qBjsa ouioa jbj 'X joyBdsa o8nX jap asjBiaqq jod
Bqonj v\ ua sopuuns sa^uojua uBqBJiuooua as souBauauíBpns sasi^d
scrj soya Bjuajas sopujnasuBj^ ap s^ndsap 'Bjoip? o(opuais bSis 'sa^
•uoiua aiqeaiide X epmdojda anj anb euupop aun anb ojsandns jod
asjsp aqap ou aiuaiue^ap ojad li%\ ap ajquiapíp ua 'osaj^uo^ ^
afasua^ ns ua aojuo^ aiuapisaj^ [a iod epioajqBjsa anj aaouoo B| as
anb o( ap s^ui a^uB^s^q B[qeq as ^na bj ap Buupop Bun ^ojuo^ buijj
-aop B| ouioo aaouoo as anb o( sa ajuBfeuias oquinj un uauío^ sojuaiui
-pajuooB soj anb ejBd ojnDB}sqo ^dpuud p '{npe oiuauíoui [a wg
•btjbub8 as o^
-iajd (a -so^pqps sns ap pp X sasaja^uí sns ap joabj ua Baij^|od Bun
Búas aiuauíB^jaia anb oj- Bpjn^ o u^puaAjajui bj ap pBpisaaau b¡ X
jns pp Bau^uiy ua oujaiqoS^nne pp osbobjj p laaouooaj ap 7BdB0 sa
sied a^sa 'oubjiuod p jod 'is ojad '^apjad as a^uamaiqBqojd ojja|d
p 'Bdaing bjjuoo usauip as sopiufi sopBjsg so] i oapuBf ap oi^ b
ns apsap opiunasuBj^ oduiaij oaod p Bjuano ua opuafuaj unB
X Buiaj pp BpuB^odun B{ BpBp oujaiqoS ns b sappadsa sauop
-anjjsui BJB^oqos a^auia|qBqojd uainb 'sopiupi sope^sg soj ap ajuB^
-uasaidaj p auipui as apuop Bia^q ejeuipui as BzuBpq bj 'apaans bsoo
pj JS 'uapisaj mbB anb sBioujBduioo sns ap sapspaidojd X sBuosjad
sbj b jBuoiauaui ou jod 'ins pp Bauaiuy ua ajuauíjBnpB sa^aisixa
soadoina sasaaajuí sojsba soj ap X uoidbzijiaio bj ap 'a^auíjuoo ja opoj
ap JB^sauaiq ja jod BpBuiBjaaa sa odiuaj^ oqanuí aoBij apsap anb epip
-atu eun jbuioi ap uafap ou 'sa^apaaajd ap bijbj bj b opiqap 'souiiqn
so^saanb Xsoadojna saiuRiuasajdaj soj ap Bzauuy bj ajjuanaua a^iBd
ns ap u^pisodo jainbpna anb aiuauíBjos souiBjadsg oisuajd opis
jaqBq Bupod X JBjadsa ap Bja ojsa 'ajuBisqo ojq uoiouaAjaiui ap bzbu
-auiB bj b ajuay Biouajsisaj ap pnjjpB Bun opuaiuinsB uBjsa X
UBq as bX souBauauíBpns soDjjBuiojdip soj anb 'o^iBquia uis 'Bj
'ojaiunu ouiyjn oysanu ua souiBaijqnd anb sbj ap Bjanj
Biaijou Bun^uiu uojaipa B^sa BJBd jauajqo opipod soiuaq ou 'sop^zq
•B3J sozjanjsa soj ap jBsad b 'ajuauíajqBjuauíBj ojad 'ouiaiuoiu jap aj
•UBsaja;ui sbui Buiaj ja 'a^uaiuB^jaia 'sa jisBjg ua u^ianjoAaj bsoj^sbs
63 í
�130
eran infinitamente más pequeños comparados con los que existen
ahora. Actualmente, sin embargo, la situación ha variado sustancialmente. La actividad y el progreso del continente descansa fundamen
talmente en manos de europeos; todos los países se encuentran fuer
temente endeudados con Europa y en su mayor parte no se han dis
tinguido por la escrupulosa puntualidad para cumplir con sus obli
gaciones. El auto-gobierno y el republicanismo nominal de los países
sudamericanos, después de sesenta o setenta años de prueba, ha de
mostrado ser un fracaso en todos los casos, sin excepción alguna; to
dos los rincones del continente experimentan una anarquía crónica,
y el único gran obstáculo para su progreso y desarrollo radica exclusi
vamente en los gobiernos. El Presidente Monroe y los que aplaudieron
su doctrina no previeron esto, no podía pedírseles que lo hicieran.
Pero nosotros, contemporáneos, y más especialmente, nosotros que
vivimos en el continente o mantenemos relaciones con él. podemos
verlo; percibimos que el experimento, a pesar de la simpatía que ins
pira, ha resultado un fracaso total y que ha llegado el momento de ini
ciar un nuevo rumbo. Quizás el Presidente Monroe, conociendo lo
que eran capaces de hacer los norteamericanos, hizo el favor a los
sudamericanos de pensar que procederían de un modo semejante, pe
ro ellos no correspondieron ese favor. "América para los americanos^
está rodeado de un hermoso halo sentimental, es una excelente consig
na para ganarse el aplauso de las tribunas, pero presupone mucho que
no es verdad en lo que tiene que ver con la parte sur del continente.
Cuando se forjó esa frase no podía imaginarse que los sudamericanos
evidenciarían una incapacidad para el autogobierno tan extraordina
ria, un abandono semejante de los principios republicanos, tal inhabi
lidad para mantener el orden interno y para desarrollar y civilizar sus
territorios, tal presteza para pedir prestado y tal lentitud para pagar,
tal irrespetuosidad por los intereses extranjeros invertidos en sus
países. Pero ahora el error es suficientemente evidente y, por lo tanto,
también lo es la necesidad de iniciar un nuevo camino. Después de to
do, el problema no debería ser tan difícil de solucionar. Este se redu
ce a una alternativa muy simple, a una opción que prácticamente
queda en manos de los propios sudamericanos el hacer: la elección
de la posición que deben asumir en las categorías de la civilización.
�MOCSOjUI UOlOBZqiAIO BJ 9p X SOUOIOBSqqO SE| dp OJUOUliqdlUnO
•U pp 'pBpifiqBJS^^Ul B| Op 'UOpJOSOp |9p OpiJJBd (9 JBUIO) B Bljp|EAinbe
9)U9UIB9ipBJd 9llb O| 'UOIOUOAJOjm BJ B OSOpUOlUOdO 9tlb 'llOIOBn)
-18 BJ9pBpj9A ns UBpUOjdlUOO SOUBOUOlUBpnS SO| Onb opUB^p X UOI9
-n|O8 BJS9 OpUB^JOOB 9)U9J9qO0 SBU1 X JOÍOIU ]9dBd Un UBIJB^nf SOp
-pifl sopsjsg so| opuniu pp sofo soi b 9nb soiUBSu9d \ "opE^doos oq9
-9J9P Un S9 SOpBA9p SBIU SOSOJO^Ul SO[ JOÍlojOjd BJBd UOpU9A.I9ÍU] B| S9|
-BnO SO| UO9 lSOpBZI[!Ap-UU9S S9SIBd :UOS 9nb BJ^S9niU
ns 9nb O| uon opj9n9B 9p cpji S9| 9s ;s '9SJBÍ9nb u^q^p ou so
-S9 J99Bq U9J9inb OU O U9p9nd OU SO[p |S OJ9J SBIJUBJB8 X SBS9UIOjd
$ns U9 pBp!|!qnijuo9 'sgjquimso? sns U9 p^pnEJoui 9p op^j3 oqn sbui
un 'Bioijsní 9p u9pBj)S!u;uipB B| U9 pnppgj bj 'sbzubu;j sns uo pspi)
-S9UOq B| 'B9I)l|Od I1S U9 pBpi(iqB)S9 B| X pBp;SOT1)9dS9J B| 'U9pjO p UBD
-znpojuu 9nb so|soiu9Í9(] "s^iB) ouio^ 9sjB)joduion u^q^p srpn/i|!An
9)U9UI|B)O) S9UO19BU SB| B Bpiq9p BI9U9J9j9p B| UO9 SOpBJBJ) JOS UB9S
-9p soucouoiucpns sosi^d so| i -BJBp so uopn|os v.\ 'soouotu^ oiuouibj
-J9jj oosojojuid O| op 9)iiBnu9)B p o pRponSjjuR bj gp Bd|nosip B| uis
'uibjs osoo9njJB^\ 'Bjnbjni 'o^diSg ^nb |9aiu oiusiiu |9 uo ubjiuoiiouo
98 9nb 9SJI99p Opond BIJ9JBIU B)S9 Ug SBJBqjBq 9)U9lUBJ9pBpjOA UOS
S9uopnpisui sns 'Bioi|od op X JB)i[iiu so^ipoo so| uo sopiuojuor sopo
-I|JB SOIJBA OUIOO 'BlOUBJJOdlUl JOU9UI 9p SOJUnSB SOlin^jB U9 X tOpBp
UBq onb sbuubjb3 sbj ;u sssoiuojd sns UBjodsoj ou :BunsjÍBq so bjoioubu
•ij X Boijijod jbjoiu ns X Bsojuoq bjoubui sun op sspnop sns uoo uo|d
-luno ou !soXo| sb| jod oun3|B ojodsoj ouoij os iu 'pcpoido.id bj b X npiA
B| B BUn3|B UOIOOOJOjd ISBO Bpilljq OU BpiJSnf Op UOIOBJ^SIUUUpB B| !S9|
-Buopn^isuoo o^uouiojuoioyns o| uos oiuoiubjbj 'sopBjSojJB uoiq o
so^Bjso uos ou soujoiqo3 sn ouiojojip se ojunsB jo 'jbioiioso o| jbz
-IJBUB B SOUIBA OpUBnO OJOd 'JOUOJXO B¿BO BUIJ BUn 'UOJOBZipAp B| Op
sojoijoixo sou^^is soun3|B uoosoj bai)b3ou Bjsondsoj sun jcp onb jouo)
souiouiox ¿soiioisuojojd SBjdoid sns opBoyi^snf X opoiuinjBj) ojso b
opipuodsoJJOO UBq sosiBd sojso? :so 'soouojuo 'osjB|nuuoj b Bjun^oad
Bg sopiufi sopB)sg so| X |B)uopiooo sdojng op sosiBd so| uoo sBp
-B/qiAio 9)U9ui|Bjo) souoioBii onb pAiu ouisjui jo uo SBpsoojoo opejso
UBq 'souoisuojoíd sBidojd sns b Bjsondsoj uo ojiBd uo X Biouopuoosop
•UOO JOd OJJBd ^10 'OOJIIO^ BUIIJOOp B| B Opiqop O^JBd UO 'BJOqB B)SB|.|
leí
�132
5)/THE MONTEVIDEO TIMES, lo. de noviembre de 1893, Ed. p. I,
cois. 2-3/
EL PERRO DEL HORTELANO
Es de esperar que los Estados Unidos no jugarán el desagradable
papel del perro del hortelano en los asuntos sudamericanos; es decir:
ni ejercer una influencia civilizadora ni permitir a otros que lo hagan.
Ciertamente, sería por demás extraño que la potencia que hasta ahora
se ha postulado como pionera del progreso y la libertad, se opusiera
ahora, constituyendo el principal obstáculo para la regeneración de
sus vecinos del sur. Sin embargo, esto es seguramente lo que los Es
tados Unidos están en inminente peligro de hacer si asumen una ac
titud opuesta a la intervención que lenta pero seguramente está sien
do reconocida por todos como la única esperanza inmediata de lograr
un mejoramiento en los asuntos sudamericanos. Nos vemos obligados
a decir ésto teniendo en cuenta el paso dado por el gobierno de
Washington con respecto al Almirante Stanton que se encuentra en
Río de Janeiro, y el telegrama informando que el Gobierno de los Es
tados Unidos apoyaba a Peixoto. En el momento actual, por falta de
información más explícita que la proporcionada por los escasos y
probablemente no muy fidedignos telegramas, el asunto es más bien
inexplicable y nos parece que el Almirante Stanton está siendo trans
formado en la inmerecida víctima de contradictorias circunstancias.
No parece haber hecho nada que no haya sido hecho ya por los repre
sentantes de los principales países europeos, o que sea incompatible
con las instrucciones enviadas anteriormente al embajador de los Es
tados Unidos en Río. Tanto si debía permanecer neutral como si de
bía participar en la protección de la vida a intereses de sus compatrio
tas no podía rehusar devolver el saludo al Almirante Mello, a bordo
del buque escolta de la flota brasileña, y que mañana puede estar al
frente de la situación. Pero, en torno a este tema de la neutralidad, los
telegramas son totalmente contradictorios puesto que también dicen
que los Estados Unidos favorecen a Peixoto. Pero no vemos cómo, en
ninguno de los dos casos, Mello puede ser ignorado. Podemos llegar,
entonces, solamente a una conclusión, que el Almirante Stanton ha
�•uau <oiu p v.fj^or as A peiun(OA etdojd ns jod oipaq eq o| ou uny 'Ii
•oui A jouoq ap oftpoo ns jBidopR A seq^ ouio^ asjRyodiuoa aqap 'sep
-wipAio sauopeu ^p pepiuniuoo *\ jej^^ajuí easap i$ 'RpezcoAp RApnA
98 jn pp eau^iuy anb ueuiepaj opunuí [9 opoi ^p sopoílau soq rj
-jejoíaui ejRd ozjanjsa un^uiu jbzi|B3j mis anuiiuoa anb asjRÍap Rpand
aiUBfatu^s u^pRnjis rum anb asj^^uad npand ou Miaiq Rjoqy *O)Rip
•auiui oiqunt^ un ap sRAipadsiad ua^ixa ou \ sRpRaipnüad ojsia URq
as sBuosjad sa(qrjauinuu| a s9|qR(na|sau; SRiuns opipjad URq as 'sopRj
•oajR a)u;Hueuas ojsia URq as opunuí (a opo^ ap opjaiuoa p A srzuruij
8R| 'srs|B| jas opRqojd uRq sapnr se| SRpoj 'sRURouauíRpns snijuRJBa A
sauoisuapjd sb| b bpr^jo^o ezuRijuoa BAisaaxa R| ap saARJi r ajuaiuep
•BiaBj^sap ojad 'BURpunaas RpuRuoduq Run Rupua^ 'sou^uauíRpns
so| e a^uauiR(os RjRpajR osrdrjj ^\sd is ou o sopRzqiAp sopRiapisuoa
jas uapand soujaiqo^sns is ap p a|qj}nastp Amu o^unsB un aAiimsuoo
anb |B^ sa ea;^|od u^pipuoa ns 'pnpR ojuaiuoiu p ua A 'Riomaueq
A apnRjj 'pnppnja 'ouisijodsap 'sauoianjoAdj ap s^ui^d ap ai jas rs
-oiuiuiou^i ruu uoa RiJOisiq ns opRuaq Rq 'ozuauuoa |R aub pn^i aaau
-Riujad ouiaiqoS-opiR ap soye Riuajas b ejuasas ap s^ndsaq aAanuio
-aip off?is pp osR^Rjj p a^uauia[qi)nas;pin a Rppouoaaj sa jn^ pp roü
•9uiy sopRqnsaj soi souiauai bjsia r[ b A 'Jijajjajuí opRjuajin u|
aiuauíRijdujR opR/qRaj eq as ojuauíuadxa p 'pepiunjjodo ns
'ouang \,pBpiun^odo Bun sa|soiu^p 'souisiuj is jod joaRq uapand
sauaAof siu so( anb O| souiRdA A apiRds asun3uaiuBiu,, opumu pp oj
•saj |B UBJafip sopiun sopRis^ soj anb ounuodo s^map jod Rja sopBZ
-ijiap apiauiajuajedR soquioi opuamSis oujaiqo^-ojnR p jaaaiqBjsa
jod opuRqan| 'piuauíuadxa o RuojRqojd RdRja R| ua Rqnsa jn^ pp
Raij^uiy sRj^uai)^ ua^sixa ou rA saauojua URqRjuajsns e| anb sauozei
SR| ojad 'pjn^RU A aiuajaqoa Rja 'BpB|nuuoj anj aojuo^\ Riqjpop b|
opuBna 'O|3is ap soidpuud y ajdiuais jRinp apand ou ajuauíaiuap
•IA3 anb pmipR Run sa e^s^ 'apiRjsqo ofsj Radojna uoiauoAjajuí rj ap
jns pp eauaiuy b a^ajojd anb opnasa ap aiaadsa Bun ouioa sopRjqu
opis UBq anbjod (o^ ísouRauauíRpns soiunsR so| ua opRAjasqo uRq anb
pRpqRJinau Bpujsa rj b opiqap (oj :sauozRj sop jod ajuaiupjuaui
•Bpunj jn<; pp Bau^iuy ua pRpuRpidod ap opezo8 upq sopiu^ sopB^sg
so| Rjoqe Bise^ *oun3|R ojuaiuipouoa souiaiiaj ou jRjaua^ ua opunuí
(a A sojjosou sajeno sbj ap sepj^as sauoiaanjjsui sruu^(b^
eei
�134
to de la inevitable solución del problema. La doctrina Monroe ya no
es aplicable ni sostenible, y los Estados Unidos pronto tendrán que de
cidir si volcarán su apoyo del lado de la civilización o del opuesto. Y,
como no podemos creer que llegue a contradecir en tal forma su pro
pio carácter y antecedentes y rebajar su prestigio defendiendo la con
tinuación de la situación actual, solo le resta declarar si participará
en la empresa de regeneración o si preferirá que otros lo hagan. Pero,
le guste a los Estados Unidos o no, algo debe hacerse por la regenera
ción de América del Sur.
6) /THE MONTEVIDEO TIMES, 8 de julio de 1894. Ed., p. 1/
BRASIL Y LA ESTATUA DE MONROE
De acuerdo con lo que reza un reciente telegrama, el 7 de setiembre,
aniversario de la independencia del Brasil, en Rio de Janeiro se coloca
rá la piedra fundamental de una estatua que se eregirá a James Mon
roe, el Presidente de los Estados Unidos que, en su Mensaje al Congre
so del 2 de Diciembre de 1823, estableció la sentencia que se ha he
cho famosa como la "doctrina Monroe".
Siguiendo a la máxima autoridad en la materia -a saber, "Ameri
canismo" de Bartlett- la declaración del Presidente Monroe se limitó
a lo siguiente: "el principio, en el que van comprendidos derechos e
intereses de los Estados Unidos, que los continentes americanos, dada
la libre e independiente condición que han asumido y que mantienen,
no deberán ser considerados ya como susceptibles de futura coloni
zación por cualquiera de las potencias europeas".
Esta declaración fue efectuada en un momento en que los estados
sudamericanos más grandes, a saber, Brasil, Chile, Argentina y Perú,
habian declarado recientemente su independencia y los restantes
paises luchaban aun por conquistar la suya. Puede decirse que recién
comenzaba el experimento de la independencia y republicanismo su
damericano, y en ese momento era natural que los Estados Unidos
contemplaran con simpatía dicha experiencia y se mostraran celosos
frente a cualquier interferencia europea capaz de obstaculizar su cur
so.
�ej ua uBseq as anb apsap 'sajBna so| 'souBaqqndaí soidpuud so{ e upp
-BjdBpBui jBijnaad Bun a^uaiujBn^i s asjBUjaqoS-oinB BJBd sojqand sns
ap pBpp^dBDui jsqnaad Bun ajqijnnsipui BjauBiu ap opB|3Adj Bq ajuau
-ijuoa ja opoj ap Buo^siq Bg sopBjuBjapB sbiu soadojna sasisd soj ap
ouuSje ap BjopBjapoui Bpuanyui bj o BpnÁB bj oduiai^ ua odiuajj ap
'opiuai usjaiqnq sasiBd sns is opjdBJ sbiu oqanm osajSojd ns X bsoj
•uoq sbiu oqaniu opis Bjajqnq Buojsjq ns anb ap Bpnp BunSuiu Jijsixa
apand 'soiuaajo 'ODoduiB^ ojSis ap sozuauuoa b Bqejjuoaua as anb
ua opB^sa jB BJdAjOA bjs^ X jns jap Bauaiuy ap soadojna soj b pBjjja^
soadojna ofEqBjj jb X Biauanyui bj b 'jBjidBa jb sbidbjS a^uauíBja^ua
isea o^sa X [Bipumu Baiuiouoaa Buo)siq bj ua BiauB^Jodui; Bjjaja opuu
-nsB usq anb seppa^p sop SBiuiqn sbj ajuBjnp uapaj sa anb asjtaap ap
-an^ sBjajauBuij sapBpuBjn8ajji sbj X oujaiqoS jbiu ja 'osaj^ojd ja ua
puqui^l ^j 'uapjosap ja jod uoianjndaj bjbiu ap ubzo8 ojuauíoiu ajsa
rjsBq X souBauauíBpns sopB^sa soj ua a^uauiBiuiuiui opBÍayaj Bq as
ojSis jap osaj8ojd ¡g BAi^^au 'BunSjB u^iaBjpBA uis X sosb^ soquiB
BJBd jas aqap BjunSajd Bjsa b Bisandsaj bj anb soiUBSua^ ou o oqxa
un opBqnsaj usq 'soub 08 n 0¿ somyjn soj ua BDipBjd ua sojsand op
-is UBq oiuoo jbj 'souBauauínpns oiusiuBDijqndaj ja X Biauapuadapui B|
}S jaaajqBjsa ap ja sa a^jns auiaiujBjn^u anb Biuajqojd jamud jg
sajBdpuud sojund soj jBoipui soiuapod ojos 'sa oj ouioa
auiBJJodiui a a^uBsaja^u; uv.\ Biuaj ja opuais 'X oaipoijad oyanbad un
ap sBuiunjoo sBpBqiinj sbj ua asjBzijBaj apand ou ajuauuouajuB Jipiqü
ap uqisBao opuiaj soiuaq anb jb uaiuBxa ajsa a)uauiBpBpBj8sdQ
a^uaiujBnpB
sopipuiojdiuoa sasajauu soj uoa ajq!)Bduioa sa ojiíauiíHiaiuniu ns
apuop BjsBq X ajuau^iuioa |ap jBisauaiq |b opinqujuoa Bq apuop Bjs^q
jaA BJBd ajuauíBuas BpBuiuiBxa Bas 'bjoijb Bjs^q BpBaqdB opis Bq ouiod
|Bj '4tBujjjaop,, Bjsa anb ap ojuaiuoiu ja opB8aj| Bq 'oSjEqiua ujs
soqpqns sns ap
sasajajuj sopbSjbjjb X SBpiA sbj ap uopaa^ojd bj BJBd un^ 'jn jap Ba
-uaiuv ^P sasiBd soj ua buijoj jainb|Bna ap jiuaAJaju; ap soadojna sas
• id so| BJBd oiuaunpaduu OJapBpjaA un Jinjiisnoa b sauoi8aj sBqanm
na opuBáajj 'jopb oidojd ns b BUBjqiuosB ajuaiuajqBqojd anb |bj bui
-ioj Bun ua epei|duie X BpnuuojsuEjj opjs Bq ^Biqjpop,, Bjsa -soub
sounqn soj ua ajuaiujBiaadsa X- o^JBquia uis 'saaiiojua apsafj
^il
�136
soberanía popular y en elecciones libres, son tan poco comprendidos
en América del Sur hoy en día como lo eran cuandaColón desembar
có en San Salvador hace cuatrocientos años. Desde este punto de vis
ta, pues, habían pocos lugares del mundo donde la influencia y aún
la intervención europeas, eran más necesarias y, por lo tanto, la am
pliada "doctrina Monroe", por más bien intencionada que fuese,
lejos de ser un beneficio ha sido un gigantesco error y materialmente
ha impedido el progreso y el desarrollo de una importante región del
globo. Y ésto no es todo. No pueden existir dudas de que algunos de
los gobiernos sudamericanos se han aprovechado de la protección de
esta doctrina para comportarse abusivamente con el capital e intere
ses extranjeros invertidos en el continente; en otras palabras, ha deja
do de pagar sus deudas y de cumplir con sus garantías. Cuando James
Monroe manifestó su posición contraria a la extensión de la coloniza
ción europea en América del Sur, dudamos mucho de que soñara si
quiera que sus palabras serían deformadas de tal manera que tendrían
el efecto de multiplicar la interrupción en los pagos y la estafa a los in
versores europeos por parte de los estados sudamericanos; sin embar
go, eso es lo que ha sucedido en muchos aspectos. Por estos motivos
pues, sobre los que lamentamos no podamos extendernos como desea
ríamos, Monroe es una de las últimas personas en cuya memoria de
biera erigirse un monumento en América del Sur, porque no ha sido
en modo alguno su benefactor.
Hasta ahora hemos hablado en general Cuando entramos a conside
rar las circunstancias particulares, nuestros argumentos son enorme
mente más fuertes.
Si la propuesta de erigir el monumento hubiera emanado de un
pueblo libre que celebrara el haberse librado de una invasión extran
jera, hubiera sido comprensible y digna de simpatía. Pero no es así.
Emana de un burdo despotismo militar del tipo que ha sido siempre
un azote del continente, un gobierno detestado por el pueblo al que
oprime y cuyos atropellos y atrocidades son un estigma para la civili
zación, un gobierno cuyo "honor" no está lejos de ser un insulto. ¿Y,
en conmemoración de qué se propone erigir el monumento? Del he
cho de que este despotismo militar ha triunfado sobre las aspiraciones
de la gran mayoría del pueblo brasileño de alcanzar una forma de go-
�ap ep{)jed ap ojuml p epsjujapjsuo.i c^ipiut ¡>. souu:uepii|i:s i.j une oiu
-SBisnjua seui uoj 'sappipnüad uej sopeqnsaj opiuaj cij anb eonqod
'sasied s^pi epeq epuejd|oj RAisaaxa dp eoiiqod eun ap oiuauuejjede
a|qepii|es un oiuod u^iquiej ouis 'josuajo sied asa ejed U9poa| eppaj
•aui uaiq eun oiuod O|os ou 'enSejeDijsi ap Raqqnday R| uod opuauunse
ejjaje|8u| anb pnqpe auuij B| jejapisiioa ua souir|idfa Ofq
eppajaui uaiq euf|
VOOV>IVD1N 30 N0US30D VT
¡V-Z '
'I d 'pa 4^6l ^P oXeiu ap p 4S3WU O3UIA31NOW 3H1/(¿
ua psejq |a
ejed oiiiod ^|Ejaua3 ua a^uauítuon p ejed ojuej 'joíoui aojuo^\ e enj
eun Ji^ija ap a|qeq as souaiu ojuena 'saauoiua 'ojuíiíuod ua
¿oiqojdo A b¿
uod ofeqe o[jeqDa ap e| --sjed ns e uauiudo a)uaiu|Rnpe anb
saueijnj ap zaq ejsa e asjauodiu; uepand anb ua eip /ipj p ope^an
eajej ejauiud ns Jas euaqap o¡q? ¿oujaiqo^ ajuefaiuas jod A sepue)
•unDjiDsesa ua epi^ua aojiío^Aj ap enjnjsa oun je|duiajuoD ¡e pujac
oiuauioui |a ua oipxa p ua o uoisud ua ajjed joábui ns ua - soyapsejq
so| ap euoAeui a|qejapisuoD e| euijuas an()>? saiueujaqo^ sopiu so|
A sajosajdo so| ap ope| pp apsjenps ejaqap uyisajdo e| A uoiaedjnsn
e| ej}uoa eqan| ns ua soueauauiepns soiqand so| ap oáuue p opejapis
-uod jas ap zaA ua 'ojuej ü| jod "A eyapsejq u9pn|OA3j R| ajuejnp pnj
-ipe ns ua asjezuoSjaAe anb ap oqDniu js A asje|n}RJ^uoD ^nb ap epeu
auai^ ou sopiUjj sopejsa eiuaj pp je|qeq ejed pepuojne A ojuauu
-pouoa uaua;j anb sopanbe sopoj jod opeuapuoD 'a|qeu;ujoqe jeji|
-iiu oiusijodsap un e so]japiuos A souapsejq so| ap sauoiaejídse sa|qou
sk| jezojjsap ejed 'psejq pp sojunse so| ua a|qeaij^snfiu ajuaui|eio|
uopuaAJajui eun uod 'jauajsos eipuapjd anb oidiauüd oiusiiu p op
-eajosid eq 'sepnp e jeán| uis opeue^ua 'oueauauieaijou o|qand p anb
ap oqaaq pp \ sop sej ap eunSuiu sa ou |enpe R| anb ojsand 'osea
|R aua^ ou euuDqqndaj o eombjeuoiu eas anb ^epi'Aa|o seiu oiuaiq
¿ei
�138
una nueva política, ya sea por parte de Inglaterra solamente, o de to
dos los países europeos, que tendría el efecto de reformar la conduc
ta de estos países sudamericanos, de ponerlos a tono con la civiliza
ción actual y redimir la reputación y el destino de lo que Sir John
Lubbock describió recientemente como "un continente arruinado".
Este es un viejo tema del que nos hemos ocupado muchas veces, pero
ahora podemos volver a él con renovado deleite.
A comienzos de siglo, las colonias hispanoamericanas de América
del Sur y América Central gozaban de una simpatía general en su lu
cha por la independencia del yugo retrógrado y opresor de España.
Los ingleses y otros europeos no vacilaron en ayudarlos en la lucha y
el nombre de algunos de éstos aun son recordados con honor y grati
tud. Conquistada la independencia, el camino futuro de las nuevas
repúblicas fue seguido con interés y para apoyar su evolución indepen
diente apareció ahí la doctrina Monroe y la protección de hermana
mayor de los Estados Unidos. Los pueblos de Hispanoamérica fueron
dejados solos en la tarea de desarrollar toda la capacidad que pudieran
tener para gobernarse y progresar; completamente libres de toda in
triga o influencia por parte de los países europeos. Ninguna otra re
gión del globo gozó de una libertad tan ilimitada y, junto con ésto,
el oro europeo -especialmente inglés- fue prestado pródigamente a
los jóvenes estados, al mismo tiempo que la técnica y la empresa eu
ropeas les proporcionaban obras públicas, ferrocarriles, colonias, una
constante corriente inmigratoria y amplias relaciones comerciales.
Sus oportunidades en estos campos eran prácticamente ilimitadas.
Pero la etapa experimental de este proceso ha pasado y se impone
al mundo la convicción de que los países hispanoamericanos no han
respondido a las oportunidades que se les han dado ni a la confianza
depositada en ellos. Han quedado rezagados en el progreso y desarro
llo del siglo y el más adelantado de ellos está aun, en muchos aspectos,
bastante por detrás de la marcha de la civilización moderna. Pero, es
pecialmente, éste ha sido el caso de los países centroamericanos y más
pequeños. Cualquiera fuese la simpatía de que hubieran gozado al
principio, la han perdido efectivamente por el mal uso que han hecho
de su independencia. Su historia ha sido en lo fundamental, una histo
ria de desórdenes internos, mal gobierno, inmoralidad política y des-
�Bpuanyut ns oppjafa BX^q anb bj ua p^piunjjodo e^os Bun JBjp soiu
-apod ou jtis pp bdu^uiv ^ sopiun sopBjsg so| jod Bpspuuq uopnaj
-ojd bi ap pjoi p opuBZT|Buv sojtui9put oqanA u^q as otuoo anj jsb
\ *optAdJ)B uBiaiqnq as Baunu opoui ojjo ap anb so| b soiabjSb X sosaa
•xa japiuoa BjBd uppaa^ojd Bisa ap Bjquios bj ap opipA uBq as so||a
ap soaod ou 'o^^ anb joag UBjapiq oj anb soj^o b uojayiuuad iu uoj
-bjojjuod soi !u SOP^UH sopB^sg so| ojad 'sopBionuoa jas uBqspsaaatq
•ouBp^Joq pp ojjad pp p opts eq souBoijamepns sasiBd so| b opad
-saj uoo sopiuQ sope^sg so[ jod ope^nf pdsd [g a^aiuBjajua epn^au
opis Bq sa[ Bpuanyu; B^a ojag sojp ap so^ub; uod a^uauípnpB apaa
-ns oiuod U9pBzqiAp B[ ap BipjBn^Bpj B( ua uBUBisa ou sasu;d sojsa aj
•uBfauías epuanyui eun ajuauia^uanaasuoo oppjafa Bjaiqnq as oidp
-uijd p apsap ig -sd[B^uauiBujaqn3 sajojja so{ Ji^ajjoa o sauapj^sap
so| jiiuudaí BJBd epnXs d)qBJO(BAUi ap opis ejaiqnq P^janj seiu X
on^yuB s^ui si^d un ap |oj^uo^ p une o u9puaAja^ui Bj sa|Bna so) ua
sopouad so{ opis ueq soqoniu 'opinSas ouiuibo [a ua X oujaiqoS-o^nB
p BJBd peppedEO eqanuí opejjsouiap ueq ou -soqa ap sajofaui so|
unB— souBauauíBpns sasied sog osaj8ojd [B o^ando jojdbj un op
-uaXnqjsuoa 'piaipnCiad a^uauiepippap opeqnsaj Bq opnuaui e 'oijbj)
-uod [a jod íopeqnsaj uanq unSuiu ajuaiuBjniosqB opiuaj Bq ou ojad
'Bpnp uis 'BpBJídsui uaiq opsjsa Bq Biauanyui Bjsg jn^ pp Bauaiuy
ua ajuauj[Bjaua8 buibu a^ as BJoqB ouiod 'ttJoXBui BUBuuaq,, bj 'sopiujg
sopBjsg ap Bjopajojd Bpuanyui B[ Bjjuanaua as 'spsu anb sajuB X
jaiuud ug sBpuBjsunDqo sbuba jod sBpB|nuiysa opis UBq "SBpez
o sa(qejouoq asjBjapisuoa uapand ou anb 'sBjnsaABJj sBjsg
soJdfuejjxa sasisd so\ ap sajuBjuasajdaj soj b ajuaij - joad
o8¡b saD^A sBun8p X- BiDua[osui ubj8 opBjjsoiu uBq X — sauopn)
-ijsuoo X saXa[ sns ub3jojo anb sbi^ubjbS sb| aj Buanq ap opsjdaaB u^q
anb- sojafuBjjxa sajuapisaj uoa Bpajjoaui SBuiap jod buijoj ua op
-Bjjoduioa UBq as ajuauiajuanaajj anb ojsand 'oiabj8b oajun ns sa ou
ajsa ^ 'BjapuBuy Buapiu ua BuaaBdBjj X aj B(Bui ap sauopBsnae saA
-bj8 sbui sbi b so^sandxa uBjsa X saaaA sbui o Bun soSBd sns opipuad
-sns UBq so|p sopox SBpnap sns jBÍ^^d ap j^fap X ojafuBjjxa josj3aui
jb jBye^ua opis Bq o<ted oaiun ns X - oadojna 'jpap sa- ojafuBjjxa
(BqdBD p X Bu^npu; bj ap sb;soo b opuiA UBq 'sosjnaaj soidojd sns
ap oqojjBsap osopmí [b asjsaipap ap zaA ug BjapuBuy pBpijsauoq
6ei
�140
para imponer el orden, la moralidad política o la h^nestidad financie
ra, mientras que no hay duda de que su protección ha tendido en mu
chos casos a exactamente lo opuesto a ésto y, especialmente, a abusos
en perjuicio de los residentes e inversores extranjeros. El comporta
miento de la "hermana mayor" se ha asemejado al de algunas herma
nas mayores en la escuela, cuyos indóciles y malcriados hermanos me
nores se transforman en una molestia general porque los hermanos
mayores ni los castigan ni permiten a nadie más hacerlo. Como otro
factor, no existen dudas de que muchos de estos países pequeños se
han aprovechado de su propia pequenez y debilidad, abusando así
de la natural resistencia de una gran potencia a realizar toda exhibi
ción de fuerza o ejercer presión hacia un país más pequeño. También
aquí existe el paralelo escolar en el descarado rapaz que primero se
burla de un muchacho mayor y cuando recibe el merecido castigo gri
ta "Ah! Cobarde! Pégale a uno de tu edad!".
De lo dicho más arriba, Nicaragua es un buen ejemplo. Evadió y
dilató todo lo que pudo el pago de la indemnización debida por ello,
alimentando hasta último momento la esperanza de que su "hermana
mayor" vendría en su ayuda y la pondría a salvo de las consecuencias
de su propio extravío. Afortunadamente los Estados Unidos fueron
demasiado sensatos para hacer ésto y ahora Nicaragua, encontrándose
en las manos de una gran potencia se retuerce, lucha y recurre a abjectas protestas sobre su propia debilidad y desamparo, del mismo modo
que lo hacen algunos miserables pihuelos de la calle al caer en las ma
nos de un policía.
En efecto, hace todo excepto tratar de pagar lo que debe o nego
ciar el asunto de buena fe. Esto es lo que la hace despreciable y a su
castigo, bien merecido. Inglaterra ha sido siempre excesivamente to
lerante con sus deudores hispanoamericanos e invariablemente ha mo
derado sus reclamos, por justos que fuesen, cuando encontró buena
voluntad y buena fe. Pero buena fe es precisamente lo que no tienen
estas pequeñas repúblicas y ésto es lo que las priva de toda simpatía
y vuelve necesaria una actitud firme. En el caso de Nicaragua, no es el
monto -por demás despreciable, pero si fuera solamente 5 libras no
haría diferencia- lo que está en peligro, sino el principio. Debe en se
fiarse a estas repúblicas menores aquellas lecciones que aparentemente
�ns b opue^ji i?jsa soueajjauíBouEdsiq sasiBd so| ap p^p^ ap buoujui Bg
•RiounuB as aquinjjap ns 'ojsaunj osBaBJj un opBjjnsaj Bq uoiauaAjajuí
ou ap Baijijod Bg 'ojuojd Bas anb souiBjadsa X 'BJB8aj| u^iauaAjajuj B|
'sosnqs sajuasajd so| ap soadojna sasajajuj soj ap uqiaaaiojd bj BJBd o
OAijafqo ajsa jBjn8ass BJBd euesaaau sa BarioJna u^puaAjajuí bj ijj os
-ajSojd (a X aj Buanq B| BJBd 'u9iaBzijjAia bj Bjsd Bjanj anb aiuEjJodiui
sbui sa ojad '<4souBauauJB soj BJBd,, jas apand Bau^iuy sB^snf sauop
-B8i|qo ap oSsd ou ja Ja^a^ojd BJBd opis bij oj oujod BpBasjBj bjbj^uo^
•ua bj is (<Buijpop,, Bidoid ns JBipndaj ua ojauíud ja euas 'o^sauoq
ajquioq un sbsod sb| sepoj ajqos opuais 'aojuo^ oidojd 1^ 'o^ABJ^xa
p X aj bjbuj bj jaSa^ojd ap ja 'Bjas oj iu opis Bq oj Baunu 'sa ou sop
-lufj sopB^sg soj ap |adBd jg soqaaq so| uoo BpB^uojjuoa jas jb asjaua^
-sos apand sBu3;suoa sbj ap Bun3u;jq nuas uopuajB aaajauj ou anb bjj
-oquisq Bjnd sa o^sg "-aja %4ísouBDijauiB soj BJBd bdij^iuv,, 'uaojuoj^
Buijpop B| JBDJidy,, '4í¿joXbuj BUBuuaq bj B^sa apu^Q?,,- 'BUBauaoi
-BOUBdsiq Bsuajd B| ap euaqj [BnjjqBq bj opB^uBAaj Bq ojunsB jg
ajqisoduu sa sBjja ep^q
ei)Bdui;s epoi u9Pbz;|iap bj b oiabj^b ajuauBuuad un opis Bq jBnps
ap buijoj ns X 'oujaiqo^-ojnB ja BJBd Bun8|B pBppBdBo opBjjsoiuap
usq iu Bpuapuadapu; ns oppajaiu ueq iu anb ojsand opB/ijiAp sied aj
-janj un8|B ap u^paajojd bj oísq sBpBao|oa UBjanj su^a sepoj is uoia
•6zi|iAia B| BJBd opijauaq un Bijas pepjdA ua X 'SBDijqndaj sByanbad
saiqBjasuu sBjsasBpoj ajqos Bsad aj B|Biu b| X pBpjjsauoqsap bj ap bilí
-81 isa jg 'Bujajxa Bpnap ns ap sasajaiu; so| B8sd ou anb soub Oc 3^BM
sBjnpuopj BiuBiuaiv B so^sd soj opjduimjaiui Bq Bjanzaudy\ 3|ubj8
-B|j sbui buijoj b| ua saiiopB8ijqo sns uoa jqdiuno ap jBÍap ap Bq^as
BjciuaiBnf) Bjpuai bj X opipad Bq bj BnSBJBaqq 'BpuaSjn uoo o|jaa
-:q ouBsaaau sa \ BaiJ^uiBouBdsipj ua BJoqB asjBuasua aqap anb uop
.^3j e| sa Bisa X '.soadojna sasaja^uí a soqpqns soj ap asJB|jnq ajuujad
a^ ou apuop 'bdijjv ua X Bisy ua BpByasua opis Bq anb U9paa| B| sa
rjsg sojaíuejixa soj ap JBsnqB uaqap ou ojad 'bub8 bj ap saj as oiuoa
souepBpnp soidojd sns b jbjbji uapang ojjaDBq jod ozjanjsa ojsauoq
un JBzqBaj souaui jb o SB|jB8Bd uaqap ojafuBJixa |d uoa sauopB8qqo
uaBjjuoa is anb ^sepBzqiAp sblujou sBjjap uoa opjanas ap X aj Buanq
apsojja uoa asjc|joduioa uaqap 'sasiBd sojsa ap soijpqns uoa X sopBZ
-ij|Ap sasiBd uoa sauoiaB|dj uaaa|qBjsa is anb :opjpuajdB ubij ou uub
It^l
�142
fin, ya no serán tratados más como niños malcriados o libertinos pri
vilegiados, sino que deberán aceptar la total responsabilidad de sus ac
tos y de sus deudas. Sobre todas las cosas, deberán aprender honesti
dad y buena fe en el trato con otros países y sus subditos, aún cuando
deban aprenderlo "en la boca del cañón". La buena fe es la base de
la civilización, del comercio y de las relaciones amistosas, y debe ser
incorporada en el código sudamericano donde hasta ahora ha estado
ausente. Cuando los ciudadanos aprendan a actuar de buena fe hacia
los extranjeros, pueden obtener de sus gobiernos que lo practiquen
con ellos mismos, y así estas Repúblicas alcanzarán un nivel civilizado.
Inglaterra ha comenzado la innovación de enseñar a Nicaragua una sa
ludable y necesaria lección y no es improbable que ésto se haga exten
sivo a algunos vecinos igualmente ofensivos. Es una excelente tarea y
cuenta con todos nuestros mejores deseos para su progreso y concre
ción.
�opiiins ueq sojuaiuipaiqe^sa soAanu ap ojoutnu oviap atibune 'A o)
-sand jaoja^ o opun^^as un e ejoqe opipuaasap ueq 'soye aamb o zaip
aaeq opeajaiu p ua o^sand jauíud p opednao ueiqeq anb -sojaua^
ap sejopeuoduii sesea sej ajuaui(epadsa- sesa|Sui sejopeuodun sesea
sej 'sapepnp sequie ug -sauopeAJasqo sej^sanu ap pepjaA e¡ jeuuy
•uoa ua soiue^aeA ou 'sejope^jodun sesea sapdpuud se| ap sajaf so| ap
ezueyuoa ap eu^ip seui oqanui uptaeuuojuí ej ua ouis sauopeAJasqo
seidojd sej^sanu ua ajuaoiejos ou sauoiaeuuije sejjsanu opueseg
sajiy souang ua a^uauíppadsa 'sasaj^ui
soia^auíoa so[ ap epue^oduii a ojauínu ajuapaja p jod ounqn a^sa ap
o^uaiuipaia p opej^soiuap opuejsa 's^[8ui ejsuouiiu opjaiuoa p uoa
uppaipej^uoa ajuajede eun opoiu a^sa ap opue^uasajd 'sapepnp se)
-sa ap o)uaiuipaja p uoa opjanae ap soye sounqn so| ua opejjojjesap
eiqeq as ou sajiy souang A oapiAd)uo^ ap s^i^ui e)suoAeui oiajaiu
-oa p anb soiueqepyas s^j)e sejp soaod opeagqnd ojna^je un ug
vivid vi aa oim ia Na S3^^^4I vis^oavw od3WO313
li-á
4P3 '6881 3P otunf ap 91 'lN3QN3daaNl O3aiA31NOW 3H1/ (8
SONJV31H3NVanS SCKI
-V3^3W SOI 30 VISinONOD VI V S001NI^ SOOV1S3 SOl(lI
ÍPl
�144
naturalmente y se han hecho de clientela, esto no li^ estado de acuer
do con el desarrollo del comercio y, hablando en términos generales,
no puede decirse que las casas importadoras inglesas hayan mantenido
sus posiciones. En Montevideo, en particular, durante los últimos die
ciocho meses podemos citar a más de una firma inglesa que se ha vis
to obligada a reducir sus en un tiempo florecientes sucursales a meras
agencias, mientras otras se quejan de la disminución de los negocios.
Partiendo del hecho de que la multiplicación de los comercios in
gleses puede considerarse una prueba de que las mercaderías inglesas
no han perdido su aceptación en el mercado sino que por el contrario
son más populares que nunca, debe existir alguna razón oculta que ex
plique el retroceso de las casas importadoras inglesas. Creemos que
con una pequeña investigación, esta razón oculta puede hallarse.
Mientras que, en términos relativos, las casas inglesas han disminuído su importancia y el volumen de sus negocios, debe señalarse que su
lugar ha sido ocupado principalmente por casas alemanas e italianas.
Puede decirse con razón que estas últimas gobiernan el mercado, ha
biendo desplazado a Inglaterra a un tercer puesto. Puede, qui/ás.
argumentarse que las casas italianas han pa^ado al frente debido al enor
me aumento del elemento italiano en la población, constituyendo los
italianos el sesenta o setenta por ciento de cada partida de inmigran
tes. Esto puede ser parcialmente cierto, pero una explicación similar
no puede aplicarse a los alemanes. En efecto, la colonia alemana no
ha aumentado tanto como la inglesa, creemos, con relación al aumen
to experimentado por su comercio de importación. La explicación
que buscamos, entonces, debe hallarse en otra parte.
Si se investiga, creemos que se hallará que las casas alemanas e ita
lianas que están ahora -y han estado desde hace algún tiempo quitándoles terreno a las casas inglesas, ofrecen una clase similar de
artículos pero de inferior calidad y a un precio menor. Estas merca
derías están vistosamente presentadas, a menudo imitando los produc
tos ingleses, pero no tienen ni el mismo valor intrínseco ni la misma
durabilidad, mientras que su más bajo precio de venta los sitúa con
ventaja frente a clientes que no tienen un juicio muy certero y que no
desean hacer grandes gastos.
Pero existe aún otra razón, quizás la más poderosa. Los comercios
�A s^sisd sojjo ap sbj b une apaaxa BjjajBj^uj apsap sopBjjoduu
-niOBjiiuBui sojnaijjB ap uopjodojd bj gnb souiaaja 'Bpugjgjgj
gnb b sajuapaj SBaijsjpBjsa souiauaj ou gnbuny jBaoj opBOjgui [a ug
upptsod n jguajuBiu uapand ou sBsajSui sBuapBaaaui sbj gnb gp Bapi
bj 'ojjap jod •sourezBijaaj A jsaj gnb ajuajBdB sbui sa sBsajihn ssjopBj
•jodun sbsbo sb{ gp BpuapBoap B| anb souiBiapisuoa 'uoisnpuoa u^
•sajBaoj sopoftau soj ap upiaBnjis j^npB b( b sbui as
-jBnospB A opBpino s^ui uoa opBoaaui p JBipn;sa u^jaqap ssquiB (sBn8
*{)us sb[ oiuoo sBAanu sb[ o^ub^ oja^ sBAanu sbj^o ap ojuaiiupaiqeisa
|d Bisd pBpiun^odo aiuapaxa Bun opuapai^o A inbB SBppafqeisa bA
sbuuij sbi opuapapuBi8ua 'Boqqnda^ B^a uoa opiauíoa ja jsjuauínB
BjBd pBpiun^jodo ajqop Bun ^puijq 'spjSui un sa josjndojd jedpuud
oAna 'jaAB souiuajgj sou anb bj b jBuopBuja^uj upiaiqiqxg BpBpaAoíd
B| A 'sojuauíoui so^sa ua ABn^njfj p ua Bzuaiuioo gnb uiuooq,, jg
•osbdbjj un Bas opB^jnsaj p opuBno un^ 'SBiuap
so( ap sBa;^suapBJBa sbj b asjB^d^pB ua Bjainbis JByos sbuibí A jas ap
BjauBui ns b uanoaps as soj^o soj anb JBjadsa ja BDiuBjuq pnpuejnsui
bj ap Baijs^gpBjBD BÍaiA Bun sa ojag so^uaiuijjanbaj sns b asjBjdBpB
A paoj opBaaaui ja sbui oaod un jBipn^a b uBjgipaaaB Bjja^Bj^uj ug
BULty bj gp sajBdpuud soj is biujoj ubj8 ua jB^uauínB uBiapod sopoSau
sns anb lsasaj3ui sajBu^npui sajuB^jodiui ap sojaÍBiA soj A mbs sspia
sajBSjnans ap sajaf soj opBjnSasB usq sou ajuauíajuanaaig
ojuauíoui jap sapBpisaaau SBAanu sbj b a^uauiBpidBj sbui
ubij as anb sBjjanbB uos oiSijsaad ns opiuajuBui ubij jofaui
anbsBSBasBj anb BjBj;uoaua as a^uauíajqBqojj sbj ib sopsfap uos anb
UBJ3A sajiApuiu; jaaauBuijad UBiuaiu; anb soj A 'aiusjaps Biasq bijo
-jbui opunui jg jojua un sa 'Bayijod ua oiuoa sopoSau ua 'ouisyBAjas
•uoa ja A ^sgjopBAjasuoa opsisBuiap uos 'BjqBjBd Bun ug •sauopaesuBj;
ibj uBzqBaj as anb ua sauopipuoa sbj ap uppsjaijB aiuaipuodsajjoo
bj uaSixa anb sajoua^xa sBiouB^sunajio sbj b osiuio osbo opuapsij 'sBjja
B aiuguiauuy opBuajB uBq as A ofBqBJ^ ap sbuuou SBiaaia uojbzbjj
as soyB aoBH BZBjd bj ap upiOBnijs j^nja^ bj a3ixa anb sBpijipaia sap
•epijjaBj sbj jbSjojo ua ubjidba A SBjuana SBAanu iijqB b sajuaaijaj uos
'SBuuinjoa ssjjsanu ua opBJojdap souiaq bA anb ouisiuiisad asa ap
anbo; ojjaia un ap sopsjaajB (jBjnaijjBd ua ounguiu b Biauajajaj jaasij
ujs A jBjauaS ua 'ojsandns jod 'opuBjqsq) bjbj^ bj ap oi^ ja ug sgsajSui
�146
que, mediante un mesurado estudio de las razones aducidas más arri
ba, las firmas inglesas cuya decadencia hemos tenido la ocasión de la
mentar, recobrarán su supremacía.
9) /THE RIVER PLATE TIMES, 8 de abril de 1890, p. 1/
EL COMERCIO BRITÁNICO CON AMERICA DEL SUR
A través de varios artículos escritos en junio pasado y de otros ar
tículos escritos más tarde con motivo de la publicación de las cifras
del comercio exterior correspondientes al año pasado, tuvimos oca
sión de señalar la inevitable conclusión de que el comercio británico
con América del Sur -es decir con la región del Río de la Plata con
la que tenemos más estrecha relación- estaba perdiendo terreno. Si
bien no ha decaído en términos absolutos —como tenemos razón para
creer ha sucedido en algunas ramas- si lo ha hecho en forma relati
va con respecto al de otros países que industrializan productos simila
res. En esa oportunidad señalamos un hecho especial, la disminución
en número e importancia de las firmas importadoras inglesas estable
cidas aquí y que habían dominado el mercado hace unos quince o
veinte años.
Nos alegramos de decir que nuestras observaciones atrajeron alguna
atención en Inglaterra y fueron reproducidas allí por más de un perió
dico.
Aunque nosotros no lo sabíamos entonces, y no habían sido escri
tos, ciertamente, respondiendo a ningún plan concertado secretamen
te, los artículos referidos tenían un peso extra por el hecho de que por
la misma época conclusiones muy similares eran señaladas por los
Cónsules y otras autoridades en otros países de América del Sur y
América Central, especialmente Chile, Brasil y México.
Desde entonces el tema no ha dejado de atraer la atención y ha
sido motivo de muchos informes al Foreign Office y de algunas car
tas. El South American Journal del 8 de marzo, recientemente recibi
do, trae un largo e importante artículo sobre el tema que recomenda
mos a la atención de nuestros lectores. En este artículo manifiesta
que las principales sugerencias para mantener y ensanchar el comer-
�'^o^iíoo A ©iVtj ap soadoma so)iq^q soj opuinbpB sq aiua8 bj A zaip
jrod opBoijdiqnuí ueq as pjaua8 ua soiooSau soj X uoyoBjqod bj anb
joqv opBiS jouaui ua japaons aqap ou —uojaiAn^ 9nb BiouB^odiui bj
opuinbpe uBjaiqnq Bounu sBsajSui sbsbo sb[ opom oj^o 9p o isb opis
jaqeq aqap X- soyB ajuiaA soun aoBq Bpjg bj ap oí ^ ¡o uoo jBiojauíoo
suad B{ bijba is ¿s9S9^8ui so[ uoo ouisiiu o{ gp^ons ou gnbaod? sgouoj
•U9 '.sofBooj soju9iipj9nb9j soj b sopnpojd sns iBnogp^ X opBOjgui p
Buod bj apA anb usj;u9nou9 sa^oyBdsa unB X SBSpq 'sgsgouBjj
'S9UBUI9P S9{BU^npU{ 'BpnSB SBIU Bip B Bip 9AptU 9S B^S9
X puapduioo Xsq oj^^ *S9S9[3ui sgjoijgdns soiapoui o SBjrBd sbi uoo
opjdnoB ^p opB0J9UJ p jBonpa ap jb^bjj uaiq Xmu bijbjs^ eunSjB bio
•uspdtuoo Biuono U9 jbuio^ anb Bjaiqnq ou \s 'o^aosq b so^uojd u^jsa
soj ^o soqontu 'so^aaAOjd ap soasap uauaiy ou o saosdBo uos ou soo
-lu^iuq saiuBpjauíoo soy is anb X 'sopnpojd soyap 'soppoiu soyjaio
Bpueiüap opBcuaiu p mbs anb sa pyuauíBpunj ojund [g -oioj9iuoo ns
JBAjasuoo uaaainb is 'JBSny opun8as ua ouis ojaunjd ua ou JBjapisuoo
uaqap anb o8p sa ojad 'ou o oyjap o\ ua jbjs9 uapand 'oysa ug sb^
-n^d SBAanu b opjanos ap sojjionpojd b asjBjsajoui ap pBpisaoau X^q ou
anb s^uiap so| sopo) b sajouadns ubi uos sbs9[3ui sB;uaiujBjjaq sns X
soyasip sns anb uBSuaig 'sajopBAjasuoo op^isBuiap uos 'uoioBoyiu^is
us epBu Bisd opipjad Bq ou anb ojad 'ojsa b u9iob{3j ua op^sn soui
-aq bX anb bsbjj Bun jyadaj bjb^ ^nbB sopipad sbui so^onpojd ap odi)
p apBiAua ue^jjanb ou o ububiau9 d\ ou Bjjap^Su] ua sajouadns sns
anbiod a)U9iu9|duiis sopipad jiqioaj japod ou ap BqBÍanb as anb pío
•¿auioo oíaÍBiA o a)ua3B 'ajuB^uasajdaj un ap sbui opioouoo souian
•sa^qixay sbui soadojna sapAU Jod a)
-uauíjBnpBj^ sepejuEjdns opuais ubXba sBsaj8ui sbsbo sb[ anb BJBd pdio
•uud BsnBo B| 'so)onpojd soy ap opaid X ouasip p ua ouioo pBpipo b¡
u? oyi.'B) poo| ojsnS p japuap ap Bioua^ixa B[ opis bj-j Bjauíud B{ b bio
-uEuodiui joXbui bj sofaj jod souiBoipnfpB anb o)Bipauiui ap jioap soui
-apod 'sBiouaja^ns SBjsa ap Bsuajxa u^ioBjapisuoo Bun b jBJ^ua ui
sajBiojauíoo sojaísiA sootupuip ap oajdiug • sop
•aid sns uoo so^onpojd soj ap upioiqíqxa ap sajBooj sajBioiauíoo sojjuao
sapd^uud so| ua jaoajqBjsg -^ *0)uaiuiB)anbBduia ns ua ouioo sopnp
-oid soj ap oyasip ja ua oyuB) 'pooj o^snS jb uoiouap sbui jBjsaij j
:sa)uain;8 sbj uos ouajsiuiaq aysa ua ooiuBqjq 010
Lt\
�148
por no decir de extravagencia.
En estos tiempos de crisis, cuando se dice que los importadores
bonaerenses están cancelando pedidos a diestra y siniestra, cuando las
casas están quebrando o luchando duramente para mantener sus cabe
zas por encima del agua, cuando los habitantes del gran mercado ar
gentino se están viendo forzados a economizar y a restringir sus gastos
en forma desacostumbrada, cuando aún el sólido y próspero Uruguay
siente la sombra de la pesada nube que cubre a la Argentina y sus co
merciantes deben actuar en forma por demás cautelosa, puede parecer
fútil hablar de medidas para ensanchar el comercio. Nosotros no cree
mos eso. La crisis, no importa cuan severa sea, es transitoria. Llegará
el momento -y puede que llegue muy pronto- en que las cosas se
enderecen y el sol de la atareada prosperidad brille una vez más a todo
esplendor.
Por más prolongada que sea la crisis, estos países progresarán, su
población aumentará, se abrirán nuevas vías de comunicación y con
ellas nuevos y más amplios mercados. Más aún, la crisis no afecta a una
nación industrial más que a la otra. Cualquiera sea la cotización del
oro, cualquiera sean las dificultades inmediatas que experimenten
los negocios, la posición relativa de las naciones importadoras perma
nece incambiada, la agudeza de la competencia entre ellas es más gran
de que nunca y solo espera que las nubes se retiren para desplegar toda
su actividad. Es más, para quienes tengan ánimo y empuje existe
ahora una oportunidad excelente para obtener (no sin riesgos, garan
timos) el dominio del mercado que más tarde o más temprano produ
cirá el más excelente fruto.
Con crisis o sin ellas, pues, es menester que los comerciantes ingle
ses interesados en el Río de la Plata, se mantengan atentos si no quie
ren que se les escape su negocio. Las causas de la decadencia que es
tamos lamentando no son difíciles de encontrar y les han sido señala
das con suficiente autoridad. Dejémoslos estudiarlas y ponerles reme
dio.
�?;? n.v iPToire japuajajd uis ojad 'bjoijb iBuoiouaui souidpod
soun^^jB 'pjauaS sbiu aouBop ap sorodse soqoniu BOJBqB
'^J9A 9$ OU1O0 4U9PBJ9plSUO^ BXnO ^ Sa)UB)lSlA SOJ)S3nU JBJU9JJU3
irajaqap 9nb Biuaiqojd p S9 ajsg soipaui ^nb uo^ X ucuooajip ^nb
U9 'OJJ9S 9p OSBD U9 'X ajUBJJOdlUI UOlSUBdxa BUn 'BJBipaUIUl BUIJOJ
U9 'raziuo^Bjojd 9p zBdBo S9 u9iun¡0A a^uBfauías 9p opj9uioo un is
anb
•ni oun^d^s p X opnnb p 9Jiu9 irednoo sopiufi sopBjsg soj 'XBn8njf|
|9 BIDJ9UIO0 9nb SO[ UOO SOSIBd 9p BJSl[ 2\ Ug SBygnbgd 9JU9lUBAIJBpJ
UOS SBJ^P SB| SO|n0i^iB SOJ1O SO[ SOpO^ ISBO U9 !S9iOp99AOid
soj|S9nu uos sopiuQ sopBjsg soj S9pno so[ 9p sojnoi^B
\9 A BUIJU9UJ9II B[ 'BJ9pBUI BJ (SB|O0U^b SO}U9lU9ldUJl 9 BÜEiimOBUl B(
S^^UBpodlUl 9}UB}SBq SBJJP UBZUBOp 'SOUOpB^oduiI SB[ 9a)i!g [BUOp
-d90X9 9JU9lUBJ9pBpJ9A '$68 I OyB ^B 9^U9ipUOdS9JJO0 '9fBJU90Jod OUIIJ(n
9)89 OpU9lS '0)U9p JOd 0'¿l un ^ ¿l'S un 9pS9p S9UOpB)JodX9 SBJ X
*0)U9p jod 93*6 un Biseq ¿^$ un 9ps9p uojbijba sopiun soprjsg soi
9ps9p souopB^iodun sb( 'XenSnjQ 9p jbio) opjgiuoo p uoo
ug "sopiuf) sopBjsg so( 9p p opods^j uoo o^uBoymSisui Xnuí
•9J 9nb X 'XBn8njQ 9p opjauíoo jgp |B)O) o^uoui p uoo BJBduioo o| 9S
|S oqonui so ou ^nb o[ '000000^$ sol 9P ofeqap jod 'o^ubj o[ jod
'opBn^s opB)S9Bq opjguioo pp pnuB |B)O) oipouiojd [g 00009^:^$
oun op pnuB oip^uiojd un uoo '\6S'QL'W B 0l€"l^^^^*l$ 9P 9\iXiA
topiuf) sopB^sg soj BpBq uopB)Jodx9 Bg /—/ "000'0^9:T$ so| u9 op
•en)is [BnuB oipouiojd un ap 9)u9uuoXbui uoje^edB as ou [ejaua^ B{8
-ai Jod ojad 'opo^ad p a^uBjnp 109*1 l^:^$ b O^6¿^6$ ^P uojbijba
_9( sajUBjisiA soj)sanu BJBd saja)ui pdpuud p uojsia9j sapuo sbj
'sauopBjjoduii SBg •BpuB^Jodun ubjS ap sa[epjauioo sauop^pj ap
api E[ BpBu BJBd uap sou anb asjpap apand ou X soub aouo ap opou
•ad un uBOJBqB SB^sg 'opBoqqnd soiuaq anb sb{ ap sapjauaS sop^qnsaj
to{ Bjoip jBjapisuoo soujapod 'sBoi)sipB)sa sb[ opB[ ap opuBÍa^
/:aoip 'sopiufj sopB^sg so^ BioBq
A apsap sauopBjjodxa X sauoioB^jodujj sb[ ap a^Biap un jBp ap oSang/
soaiNfi soavisa soi no^ OAvaoaiía od^hwo^ ia
/9681
9p O)so8b ap g 'onnf ap n X q¿ 'S3^I1 OaaiAHlKO^ HHl/ (01
�150
Uno de los primeros clamores que se oyen cada vez que se ha suge
rido la ampliación del comercio con los Estados Unidos ha sido siem
pre la necesidad de una línea regular de vapores. Pero cuando miramos
las estadísticas que hemos transcripto, enseguida resulta evidente que
un comercio que asciende anualmente a un promedio de cuatro millo
nes de dólares no es suficiente para mantener una línea especial de
vapores: es decir, si se piensa solamente en Uruguay. Si se agregara la
Argentina, el caso sería diferente. En el momento ^ctual, la "Norton
and Co.", bajo bandera norteamericana, y la "Prince Line" y la
"Lamport and llolt", bajo bandera británica, envían vapores para el
transporte de pasajeros y de carga con bastante regularidad, sin men
cionar a los ocasionales "cargueros"163 de diversas líneas. Esto, cree
mos, satisface totalmente las necesidades del actual intercambio co
mercial y, a medida que éste aumente, aumentará también el servi
cio de fletes, puesto que se trata de un caso en el cual la oferta seguirá
seguramente a la demanda. En más de una oportunidad se ha habla
do de subvencionar una línea de vapores, pero, por nuestra parte, du
damos de que el resultado justifique la erogación. Es más probable que
un mayor volumen de comercio produzca sus propios medios de trans
porte, antes que nuevos medios de transporte, por sí mismos, aumen
ten el comercio. Pensamos que en este aspecto del problema puede
dejarse librado a sí mismo.
Un problema bastante más importante y más difícil es el que plan
tea la nacionalidad. Quienes residen en este país son italianos, españo
les, franceses, ingleses, alemanes y nativos descendientes de estas na
cionalidades en el curso de una o más generaciones. Sus simpatías,
tradiciones y asociaciones son esencialmente europeas. Del mismo mo
do, las casas de comercio son inglesas, alemanas, francesas, italianas,
españolas y nativas, y sus relaciones comerciales son fundamentalmen
te europeas. Será muy difícil modificar estas relaciones, establecidas
hace mucho tiempo, no obstante la tendencia comercial general a
comprar en el mercado más barato y vender en el más caro. En mu
chos rubros, las mercaderías inglesas predominan en el mercado, co
merciando con ellas firmas de todas las nacionalidades ya que Ingla
terra absorbe casi un tercio del total del comercio de importación;
fuera de ésto, cada casa generalmente da preferencia a las mercaderías
�0[noijJB ouiyjrt ojjsanu us souiBJBjByas anb pBpijBuoiaBU bj jod
sepB9)UB|d sapBjjnayip sbj b ajuajj jaaBq anb uBjpuaj unB 'asjao^q ap
-and anb opuBzyirejBg osnjaui 'oj^j -BJoqB jbzijbub ap pBpisaaau sotu
-auaj ou anb jBpjaiuoa Biuajqojd opBauujuí un ap bjbjj a •opBajaui
ajsa ua sopiumsuoa sopnpojd ap sBauij sbj ap -sBpoj ua ou is- ssqa
•niu ua 3sjbj3o[ apand sojuaiuiuanbaj so;sa ap ojauíud [a anb jbuuijb
b so^andsip uejBjsa souBDuauíBajjou sa(BU}snpui soj 'Bpnp uis
/:aoip 'oinaijJB aouajuB ja BqBz
•jjBuy anb uoo so^und soj b asopu^uyaj íoiunf ap i Bip ja Bnuyuo3/
•pepiunyodo bj)o BjBd souiBÍap bj
so)und soj^o X sojsa ap BijduiB sbui u^pBjapisuoD Bq o\9 'a^odsuBjj
ap BijajBui ua sapBpijpBj 'jBiojauioa opB^Bjj un ap oipaui jod 'sop
-jufj sopBisg soj ap joabj ua opjauíoa jap jBiaadsa uppeijdujB BUfj ^
'sopiufj sopBjsg soj b BiaipuodsajJ
-oo a^Bd joXbui bj jBna bj ap 'oiaiauíoo jap jBjaua^ upiaBijduiB Buj^ f
'Bdcung b sBpBjnauíA sbsbo jod a^uauíjBnpB opBuiuiop oioiauíoo jap a)
-red Bun ap 'ajqq Biauapduioo ua 'asjByanpB ap upiauajui bj uoo sbubd
-jjauíBajJOU a^auíjBiauasa SBiauaSB o sbuijij ap ojuaiuiiaajqB^sa jg '3
•BZBjd bj ajuauíjBnpB uBzijodououi anb sBadojna sBuap
•BOjaui sbj anb joijadns p^pijBa Bun ap o jouaui oiaajd un b BZBjd Bisa
ua sBpBoojoa jas UBpand sBusoijauíBa^iou SBpapBajaui sbj anb jsjn^
•asy 'I :ajuain3is oj ua sojiosou BJBd apisaj 'saouo^ua 'Buiajqojd jg
•sopiupj
sopBjsg soj apsap sojnaijJB ap s^auíj sBjjaja JByoduii uapand anb sbjjo
uajsixa anbunB 'sBUBauauísa^iou ajuauíjBiouasa uos sauopsjaj sbX
•na sbuijij ojpna o sajj inbB uajsixa 'ouins oj y jBpjauíoa opBajaui
ja ua ajuBpiodun oaod Anuí uopisod Bun UBdnao SBUBauauíBa^ou oía
-jamoa ap sbsbo sbj '(ojuaia jod j ja aouBajB anb souiBpnp) upiaBjqod
bj ap uopjodojd syanbad Anuí Bun uaXn^ijsuoa —sopiu^ sopBjsg
ap souBpBpma soj jiaap sa- souBauauíBa^ou soj anb opBp 'jBnpB 01
-uauioui ja ua '^ 'sBUBauauisa^ou sBuapBajaui sbj ap joabj ua 'ajuam
-jBnpB uauaijuBui anb sauopBjaj sbj jaduioj b sspiaajqBjsa bX seseo
Bjsa ap BjainbjBna b jaauaAUoa 'oqoip souiaq bX ouioa 'paijip Bja
Bjajaaja 'sBUBuiajB sbisbjubj X saajnp apuaA 'bubuiojb bsbd Bun 'sBsaa
•UBJj sspas o souia apuaA 'BsaauBjj bsbo Bun 'sajouBdsa sajiaas X sou
-ia apuaA BioiiBdsa oiajauíoa ap bsbo Bun isb :pBpijBuopBu buisiui ns ap
l$\
�152
cubrirán, creemos, que esto cuenta más aquí de lo que ellos pueden
imaginar. Las tradiciones, vinculaciones y simpatías, tanto del pueblo
como de la plaza comercial, son, en todo sentido, tan enteramente
europeas que imaginamos estará lejos de ser fácil el cambiar las vin
culaciones existentes en favor de una parte del mundo que ocupa una
porción tan pequeña en la vida de este país. En efecto, si se nos permi
te hacer una pequeña disgresión, éste es un error al que los nortea
mericanos están muy propensos, no solo en materia comercial. Ellos
creen, por el hecho de que estos países están en uno de los dos conti
nentes americanos, y porque han adoptado nominalmente la forma
republicana de gobierno, que no existe meramente simpatía sino seme
janza, e incluso un fuerte sentimiento fraternal, hacia los Estados Uni
dos. El error no es extraño pero es muy grande. América del Sur -o
al menos esta parte de ella- es, en el fondo, un pedazo de la Europa
latina; tiene casi todo en común con la Europa latina, Italia, España,
Francia, Bélgica, etc.; y en realidad, muy poco en común con los Es
tados Unidos, prácticamente ninguna institución social, ni casi ningu
na manera de pensar. Cierto es que el pueblo se ha liberado de los gri
llos y restricciones que todavía pesan sobre la Europa monárquica,
pero existe aún una enorme distancia entre ellos y los norteamerica
nos, al mismo tiempo que una diferencia racial que no parece probable
puede ser superada en un futuro inmediato. Aquí vemos, no el repu
blicanismo sajón de los Estados Unidos, sino una copia del bastante
deteriorado republicanismo latino, como el que se vio en Francia y
como se podrá ver dentro de no mucho tiempo en Italia, España y Bél
gica. Existe una ligera semejanza en las formas exteriores, pero una
enorme diferencia en la práctica y aún en el espíritu subyacente. Esto
es lo que hace a la versión "jingoísta" de la doctrina Monroe, recien
temente traída a primer plano en los Estados Unidos, un verdadero
absurdo para los observadores locales, que solo pueden atribuir su
difusión a una total ignorancia de la naturaleza y costumbres de la
población local. América del Sur siempre ha sido, es y probablemente
continúe siéndolo por varias generaciones, esencialmente europea; no
bajo la dominación de gobiernos europeos, quizás, (aunque sería más
beneficioso que perjudicial que así lo fuera), pero ciertamente bajo la
dominación de las influencias, intereses, simpatías y tradiciones euro-
�sBjsa ua souiBaoAinba sou ^j) SBadojna sbuuij sBpBuiuuajap ap SBuap
-Bajaiu sns Jiqpaj e uajaduioa sb] ajuauíBaijaiud anb sauopB8ijqo e sep
•¡jamos JBjss uis SBjjand sns ojjaiqB usXBq anb sajuBjJodun sbsbo ap
sojdiuafa soDod XBq X (<sBpB8ij,, sbsbo uos -sEpiduiauajui jas uapand
ou 'ajuam^isuoa jod 'anb SBjsa sauopBjnauu 'soadojna sapujsnpui
so| b ajuauíBAisnjaxa opBjnauíA BqBfBqBJj anb oadojna ¡B^dBO jod o
sajuaispca bX sBadoina sbsbo ap sBiauaSB o safBSjnons ouioo ssppaiq
-sisa ucuanj BZBjd ap sBnSi^uB sbui sbuijtj sb[ s^pox 'buuo^ Bjsa ap a^
-uauíBjajua isbo oppajqBjsa opis Bq Bdoang uoa opiauíoa {Bnpe [g
sBireauauiBajJou sBuap^ajaui ua SBpBzijBpadsa 'SBpua8B o sbuijij
sBidojd sns inbB jaoajq^jsa sa soqa BJBd ouqqjB a^uam^isqns ^g
'oqanuí jbj8
-oj JBjadsa uapand ou sajuajsixa sajBpjaujoD sbsbo sb{ uo^ Bi^Bduxis
ap sozbi o sajBpjauioa sauopBpj ssaod ubj XBq [Bno {a uoa siBd un
ap u^pBjpuad b| BJBd JB3n[ oaod Xnuí jBpanb aaajBd anb 'oadojna
ajuaujjBpuasa ubj sa opBDjaui {a 'Baijijod BuajBui ua anb s^ui uns
—opBjjsoui souiaq ouioa- '[Bpjauioa BijajBui ua '^ U9puijsip uis 'Bd
-oang Bpoj ap uauauojd sauopBjJoduii SBjjsanu anb ojsand 'oadojna
sred jamb^na ua anb opBjg joXbui un ua 'opoui ojjap ua 'X soadoj
-na sa]Bijjsnpui sajuBjjoduii sbui soj ap sbj uoa Jijadmoa usjaqap sbjj
•apsajaui sns 'oubjjuod p jog soqa Bia^q saj^padsa sBijBduns uajsixa
apuop opBajaui un o pBppBdea ns uoa opjanaB ap oppajsBqB uaiq ou
opBajaui un inbB jBJjuoaua uBjadsa is jbjbj jojja un uBuajaiuoa sou
-BaijauíBajJou sa|Bijjsnpui so( anb souresuad 'Biuaj jb opuaiA[Oy\
-opas Bpaqap ouioa sopiuQ sop^jsg so^ ua opip
-uajdiuoa uaiq ubj sa ou anb Buiaj un b oujoj ua pepjdA Bjnd sbui bj aa
•ajBd sou anbjod oins 'sopiuQ sop^jsg so{ Biaeq OAijeiaajdsap opijuas
un^uiu uoa ojsa sounaap o|sj s^api sns b sByBjjxa ajuauipiauasa sau
-oíanjijsui o sajqmnjsoa sa^auoduii jajanb ap ojuajuí unSuiu sopiun
sopBjsg so[ b BuaaapBj^B ou ajuauísjjap /"/ ojqand p '(u9PBzi[ia
•p bj ap sajajuí p ua ajduiais ou BpBnjaaja uppuaAJdjuí Bun) sajuBiiu
-ajdB opBiseuap sapuop^ujajuí o SBjapueuy sauope3qqo ap sojjbj
•aqij b oXnqujuoa sisd ajsa ap u^iauaAjajuí v\ opuBna sopiuf) sopBj
-sg so| e soppapBj3B jBjsa uspand 'sauozsj sepBsajajuí jod 'sousauaiu
-Bpns soujaiqo^ sojjap anbunB X oyanbad ajuauiBAfsaaxa 'souiijadaj
oj 'sa euBauauiBpns epiA bj ua Bau^uiBajJojq e^anf anb jadBd jg *sead
es i
�154
afirmaciones, nos agradaría que nuestros amigos comerciantes nos co
rrigieran). Nuestros amigos norteamericanos tendrán que considerar,
entonces, hasta donde les vale la pena seguir este procedimiento y
emplear capital en el establecimiento de sucursales y agencias para la
venta de sus mercaderías en competencia con las casas europeas que
ahora dominan la plaza, y asegurándose, por lo tanto, una parte del
comercio actualmente distribuido entre estas últimas.
A continuación de esto, se plantea el problema de una expansión
general o especial del comercio, cuya consideración será el tema de
nuestro próximo artículo,
/continúa el día 8 de julio de 1896/
/.../ Si se produjera una expansión general del comercio, no vemos
ninguna razón por la cual los Estados Unidos no pudieran obtener la
parte del león en ella. En un mercado en expansión siempre hay lu
gar para los recién llegados, y en una situación semejante, las firmas
o agencias que tengan relaciones especiales con los Estados Unidos
podrían lograr una mayor apertura para las mercaderías norteamerica
nas de la que existe actualmente, puesto que tal apertura no ocasiona
ría ninguna perturbación importante de las relaciones con Europa a las
que nos hemos referido.
Pero, por nuestra parte, aunque probablemente se nos acuse de
pesimismo crónico sobre el tema, vemos pocas o ningunas perspec
tivas de que se produzca una expansión general semejante. Tomando
el promedio de los últimos diez o doce años, el comercio de importa
ción de la República ha permanecido casi estancado; no ha mostrado
siquiera un crecimiento vegetativo proporcional al de la población. En
1885 la importación fue de $25:275.000 para una población de unos
583 000 habitantes, lo que da un coeficiente de aproximadamente
$43.5 por persona; en 1895, después de muchas fluctuaciones, la im
portación fue de $24:596.000 para una población de 850.000 habi
tantes, reduciendo el coeficiente a $30.1 por persona, una caída muy
importante. Como hemos estado señalando constantemente, la polí
tica en la cual se ha embarcado el Gobierno de la República desde
1890 está claramente opuesta a cualquier expansión del comercio.
Los intereses comerciales, no obstante su vital importancia para la
prosperidad general del país, están desprovistos de toda representa-
�-na sasiBd so| ap oun ap joabj ua aiuauíaiqBqoíd sbui ^uas lSB[jaaBq b
eje^aif re X 'saiBiaadsa sbijbjubi sauoisaauoa iBzqcaj b opcuipui oaod
BJjsanuí as 'aucd ns jod 'oÁBn^njn oiuaiqojg ^a \ soiano so[ X bubj B|
ouioo sa^i SBXcn^nin SBiuud sBuaiBiu sbj jBZBjdsap e Btiapuai anb bi
-siuoiaoaioid bjubi bijb cun e X t,ouísia|in^a^,, ^a j3a[oa b uBinpui
as sopiufl sopBjsg so[ 'sajuapai s^pijou jod jcSznr y 'O(Jiaap a(qisod
sa sou ou 'Bunao oisa anb ap pBpmqBqojd o Bapi Bun^^ a^sixa i$ sbj
-auBnpc sauoreaauoa uBJBzqcaj sa^Bd scquiB apuop [Biajauíoa opcjBjj
un ajuBtpaui juinao Bupod ojos o^sg sopiun sopc^sg so[ ap joabj ua
opjauioa jap [Biaadsa u^isu^dxa Bun JBjapisuoa jod epanb sou uny
•opi^cd ^npB {a japod [a ua cazau
•Buuad sBjjuaim aiqcqojdun Xnuí sa [Bna o\ 'oujaiqoQ [ap [Biajauioa
Bai^i[od B[ ua [caipBJ oiqurea un caznpojd as ou o)ub^ B^scq oiajaui
-oa [ap [Bjaua^ upisucdxa eunSuiu asjranpojd Bpand anb ap sczucjad
-sa s^aod Xnuí souidA anb 'saauo^ua 'soun^ada^ *siBd asa uoa oiajaui
-oa [a jBjuauiaaaui b Bnnqu;uoa ou oyaia jod anb o^sanduii un uoa
U9?3B)jodun ns opbabjS cq ouiaiqoQ [a a^uauía^uaiaaj Xnuí c^ad !sbj
-O3^j8b so^uauia[dun soj X BUBuinbcui bj opis Bq sopiun sopcjsg so[
apsap upiaByoduii ap ajucuoduii sbui oiqai [a anb souie^ip 'o[duiafa
ouio^ *souo^BfaA X sosoabj8 sbui une soisandun soj jaaBq o^fqo jod
uauat^ aanpoj^ux anb sauoiacoijipoiu scaiun sbj X so^cfBqaj ap capí
iainb[Bna a^uauiBp;piaap ajsisai ouiaiqoQ [a oiad 'a[qisodun ajuaui
-BaijaBjd sa oiajauíoa [ap [Bai u^isuBdxa jainb^no 'sBiaucnpc sbjijbi
SBunsiqB X sojsanduii so^a uampiad sBUuai[^ SBisajoui X scpcpaiua
ajuaiuBAisaaxa uos opadsai [B sauoiaisodsip sB[ anb ouis 'sosoiauo uos
o[os ou oíaiauíoa ja ajqos so;sanduii sog bsbui ua uBi8iuia X soiaiaui
-oa sns uBuata ou sauísiaiauíoa X saiapcaiaui so[ ^nbiod [a cuiSiua un
sa X ajqBjajo;ui 3A[anA as b9ibo bj anb B^Bq 'biuipia b[ sa oiaiaiuoa
¡a oís and un OAanu un jauodun anb Xcq anD aiduiai^ oqiaa.i ap as
•naB un b japuaasapuoa Biainbis uis SBqa ap cun cqanAap opuats 'Bisai
-joasap cpunjoíd uoa scpcicj; uojanj 'opeuas [B scpiSuip 'sBAiieiuas
-ajdaí sBuinj uoa sa[Biajauioa sauoiaipd sa^na sb[ ua sapcpiunijodo
saiuaiaai sop ua optunao o[ jod BpBpuapua sa auaij aj as anb ua
upiaBjapisuoa Baod Bg -BAiiisoduii uoisioixa B[ X uoisaido B[ BjBd oí
-aíqo un anb sbui oaod ouioa opBiapisuoa opis Bq oioiauíoa ja 0681
apsap 'opoui jainb^na ap 'X sbjbuib^ sb[ ua X ouiaiqoQ [a ua upia
SSl
�156
ropeos con los cuales mantiene relaciones más importantes y estre
chas que con los Estados Unidos o con sus vecinos del continente su
damericano. De cualquier modo, tales concesiones son, a nuestro mo
do de ver. un error económico. Las relaciones comerciales deberían ser
iguales para todos, y debería permitirse al comercio que se expandiera
en las direcciones naturales, sin la intervención del Gobierno —y me
nos aún de un Gobierno no representativo como el de Uruguay—.
Desde tiempo inmemorial, la experiencia ha demostrado que la inter
ferencia gubernamental en el comercio, o el intentar forzarlo hacia
determinados canales, es más perjudicial que beneficioso. Una conce
sión tarifaria en favor de un país significa una injusticia para otros y
una alteración de las relaciones comerciales normales. Como la expe
riencia de Inglaterra lo ha demostrado, el comercio nunca prospera
mejor o se expande con mayor rapidez que bajo una tarifa reducida,sin discriminaciones odiosas. Estas, sin embargo, son cuestiones gene
rales en torno a las cuales las opiniones difieren considerablemente y
que no necesitamos discutir ahora.
Pensamos que hemos recorrido ahora, aunque sin mayor deteni
miento, el terreno delineado cuando comenzamos esta serie de artí
culos. Tememos que las conclusiones a las que hemos llegado no sean
muy alentadoras ni podamos ofrecer grandes esperanzas a nuestros
visitantes que están al llegar.
�"soJtjstpDjsa saiponj
(0061-9881)
Avnomín ^^a ^oni3x3 oidhswoo is H33iaN3dv
LS\
��Of^Ou^ %P * O^*J^
^i^^W O N M O" N Ul
OIOI O
tete I I M I *•
o•o
oooo
P|
o iI o
o'oooV
p te u ••> te * teteio^ *•
O H te M -O te teM Nuh.m
€^ -I
U| ^l
-1 ^>
?• NHokikllmi ••• •> I
N
I* Ul
Vik-
Cv ^^> ^ W W^ ^* M ^^ V •' Mi
OO I O I O I O
O O I O I O I ^ I I I ^^J^OO^W^^VT^O^^AV^i
I
SI j l| I I^| I I ^^^SS8^n:
6,
o
U
MJ
M-*
te
K -J
^ OÍ
O II \^
O II ^j'
O
p
F I I I F I. I. I I I I FFF^F B.10.0*5^ "• ,.
! I o I I ^I Vnn "okl? te, N^ ^
Ki | I h I *• | o> I i I |ioteteuiui^¡¡te*.te*3-3
te h |o -o é. ^j
O O II v>
O
^s^
ION i &
n^ i<N
I o ii o ioe.u^JHHKOk.bii
•-I ii
—--••k*—O>-te-l n O >\
II •o i•
I^^—O ^-*^
te Iit^leoio
o.Mteteio
o. u>i>
^ssllHslh
"OO I I I -I OI I <O I Ok^OI* ^i*'u Ob
'teoitekfi iicpi^ *o
g;
Pl
t
FR
5
13
3
o O
o
i-* r1
0* S
0* O
1-9
2
a 2
wo
d
d 93
93 93
rnon IEOR
3
Pl o
X •í
pi
93
93 Pl
H 2
V H
O Pl
0 V)
2 •>
TOTAL JSCOSE
g
93
O
93 O
O 2
a Pl
o 2
O
f-i d
O pi
Pl r
DEL
�0061-9881
oij^nuy,, '[Biauao eai^sipBjsg ap
:31N3fl3
ap eju
bj ap sojojb soj e auuojuoa 'sajcpyo sajop^ soj mb^ uBp as (^)
618836:1
I9l¿:l
L6'^^
ZL'LLZ-L
QC í * COC * í
CC^"Q/ / 1 I
3099:9
60S>¿8:9
^6LZ9L-9
/O7* \c\7:7
89t^'36:1
5^6*381:3
00¿6S¿: 1
8t-8'¿89:l
LIZ'^WZ
:
033'068:¿
616030:8
08¿'S0^:9
189'9¿^:S
8¿'3¿¿:8
96'^WZ
6LVLW^
689'¿0i:i
3¿¿^0l:l
lO9"llt^
806^85:1
^96lO¿: 1
6l8'9t73:l$
S80'6l¿:3$
soaiNinsoaiNn
SOOYJS3 VH^31V39^Ü SOQV1S3
0191^1^:01
^33*93^:6
196OI¿:9
^83019:^ $
0061
6681
8681
3681
9681
S681
t-681
681
3681
1681
0681
6881
8881
¿881
9881
VH^31V3ONI SONV
NODVIHOdXH
(*) 0061 - 9881
V3R13WV31^ON 30 SOO
-INfl SOaVlS3 SOI A V^^31V3OIMI VIDVH A 3OS3O SVAV09
S3NODV1^OJX3 A S3N0IDVl^0dWI SV3 30 OINOW
O^OVQ3
�i(l!jaA|iif| :<(suoi8aj pepjeioi u| asudaajua ajBAjjd jo uotiejado eqj uj Xpnis
aSB^ y '6^61-^^81 's^^aury uipq uj sjuauíjsaAUj ipqqJH,, :*f pajj 'AddI^
'98 "d '8961 "oap^ 'SI'ON bX
-snSnjQ qpadoppu-^ '..sopaduq so( ap BJjanS Bq,, '.OABjsno 'inVHA3B
'Bjjsanu sa '[Buiüijo [a ua saouBjj ua o se[8ui ua usnuanoua as anb
sojxaj ap U9panpBJj B| 'ofsqBjj ajsa ap ojs^j p ua ouioa Mnby '01 *d 'piqi
• 'd 'p *qo 'NOSNiaoa3HOV^1V9 ',<Mn8u3 S| aqs
X|pBS sjibjib jno aÍBUBuisiui jou on ^m ^i pus aajj s| BDuauív
'./'"/ *8uijBq bou^uiv ua BunSfB
asap ap ouaduii opaiqsjsa ¡u 9Jnaojd iu ByBjajg ubj o 3n^ ^P U9¡3
-BUJii^B BpBps^uasap bj ua ouiij|tj ajsa ap^puajsisui jsinaijjBd bj uoa
'Mld'W3'a ^ awMMBW "WM'"i "S'H ouioasapj 'buijbi boij^uiv
ua SBjsi{Bpadsa 'soxopojjo s^ui soaiufjijq sajopBuojsiq jod oqa
-fpBJjuoo 'S33UOJU3 apsap 'opis Bq BjsruoisiAaj anbo^ua ajs^ -aAanup
-a|p o|8(s p ajuBjnp 'BuijBq Bou^uiy ap outoa oaiu^juq ouisipuaduii
pp ojubj 'oajjsuajasjBa o8sbj p anj {buijo^u; ojuiujop p anb BjjaS
-ns anb opajUB pjuaujja^ un ua jaq8B{pQuqof X uosuiqo^ pjBuoy
jod 'CS6I ua 'opiní ap spj ua ojsand an^ puopuaAuoa anbojua ajs^
•sopiuf) sopBjs^ so|
ua anb pn8i p 'sau^uiy pn^ X ojjua^ ua B|auapuadapui B| ap U9psp
-qosuoD ap BdBja B( ouiod opBjBij -b^jbx8ouojsh| bj ap ousjuBd asaXIX I^!S I9 ^ ouosiAjp opouad ubj8 un ouioa SBpsjapisuoa opis usq
puapuadapu; ap 8Bjjan8 ssq 'uoisiAip ubj8 bjs^ b assq ua BpBaijipou
-ad ajuauj|Bjaua8 opis Bq bubdu^ujbouijbi Bijojsiq Bq qBuaduii opou
•ad p jBzqfiu¡j p B^ijqod Biauapuadapu; B| asopu^j8o| 'u9PBdnao
ap soipj^ía X sai8iuo|oa sauopBjjsiuiiupB uoa 'sapuuoj souadui; so|
ap B(jojs|q B| opis Bq oujsipuaduii pp Bjjojsjq B| '
rsajojnB soqaip jod spBjuaj
-sns u9pBj3Jdjaju( B| ap eai^Bj^oiJojsiq u9pbdijiu8|s b| saejsap 'uosuiqoy
X jaq8B|pQ sajosa^oj^ so| ap oindiasip 'uui^v -o^d ouBauauisa^ou JopBij
-o}8|q p '(9J3J3UOD as ou urp ajuauiaiqBjuauiB| u9piJBds BXna X BJnps8jaA
-ua joXbui ap ofsqBjj un ap ojusppB ap bj3ubui b opsjoqBia 'siBd ojjsanu
ua sasapuf sapjfd^a soj X Bi3Buio|dip b( Jod opB8nf pdBd [ap sisipuB op
-P9I un) (g-¿ "dd 'stól 'piuapo epuag '-oap^) ,,xiX ojX^S /a ua ¿vnBruft
¡9 U9 oofup^uq ¡viuuojuf opt^diu} ¡^,, ajqos ofBqBjj ns b U9ponpojju[ B[ ug siqi
'djuauijoij
-ejuB sojdpasuBJj sopp so| souibiuoj ojnaijJB apa a^ -gl-I dd 'S6l
Ton "1A |OA 'sauas puoaas '..MaiAa^ Xjojsjh Diuiouoag aqx,, ',,ap8Jj
aaij ^o uis[piJaduJi aqi,, ippuo^ 'NOSN18O^ ^ uqof '^3H9VqiV9 I
SV1ON
S91
�166
of Minnesota Press, Minneapolis, 19S9, p. 75. El trabajo de Rippy nos ha
servido como base fundamental para elaborar este panorama de las inver
siones británicas en América Latina. Salvo en los casos donde citamos
otros autores, la mayor parte de los datos que manejamos en este capítu
lo provienen de dicha obra.
6Ibid.p. 66.
6bis Sobre el carácter que tuvieron aquellas empresas, nos dice Rippy:
"Se formaron sociedades para extraer metales preci^sos de la cordillera de
los Andes, donde había pocos obreros, no había combustible para lumbre
ni caminos para los vehículos; técnicos y maquinarias fueron despachados
en la más absoluta ignorancia de las casi impenetrables montañas e inextri
cables selvas que los aguardaban. Había compañías para pescar perlas, para
inaugurar líneas de vapores, para cortar el istmo americano, para proveer
de motores a vapor a las casas acuñadoras de moneda, para establecer colo
nias de granjeros y pastores. Se formó una compañía para enviar ordeñado
res a la pampa; ¡pieles y calientacamas fueron despachados hacia los tró
picos.", 7
7RIPPY, Ob. cit., pp. 17-18.
8Debemos señalar que Rippy solo toma en cuenta en su estudio a los capita
les invertidos ¡ or personas o compañías que tenían residencia en Inglate
rra, dejando de lado los capitales traídos a América Latina por los numero
sos subditos británicos que aquí se establecieron.
9QUINTERO, Rodolfo; "Las tres conquistas de América Latina"; Facultad
de Humanidades y Ciencias, Historia de la Cultura, Serie Estudios Mono
gráficos, No.31, Mdeo., 1970.
10MULríALL, Michael G.; "The English in South America", Bs. As., Standard
Office, Londres, Ed. Stanford, /1878/.
lObis Messageries Maritimes, establecida en 1860, transportaba el correo francés
y en 1878 tenía una linea de vapores de primera clase que realizaban viajes
quincenales entre Bordeaux, Brasil y el Río de la Plata; la Transporte Maritimes o Línea Marsellesa que en la misma fecha transportaba un gran núme
ro de inmigrantes en un servicio mensual hasta el Brasil y el R ío de la Plata.(ll)
Compañía Lavarello, sus vapores realizaban viajes de Genova al Brasil y al
Río de la Plata. Poseía vapores construidos para transportar 1.000 inmfc
grantes. Los viajes eran mensuales y su duración era de tan solo 20 días.
11MULHALL, Ob. cit., pp. 514-515
12Ibid.p. 515
13MULHALL, Ob. cit., pp. 510-515.
14CU RUS, William Eleroy; 'Trade and Transportation between the United
States and Spaniah America", Washington, Government Printing Office,
�'(86l-l6l) ^^* P ^oraru(\ 13 í [861 'Í133 "oap^ '/^/ o^ojumap A
tuapvuoE upjsajdap 8^6I-6Z61 Avnürun '6L61 4Í1D3 'oa/^-aad A svualuvut
•xa sguois^Aui 'p^n 'aoOVT ^0861 'pjuaijo apuse "oap^ '0¿6¡'0¿8í
'oaupjodwaiuoo AvnBruf) pp voiutpuooa Dfjojstff 'X-iuaH 'HDNI3 :^¿6I
'•oapp :(¿6lmSZ8Ü ^^n^ruft pp vojiuguooa Dfuop^y di 0 upponpojtuf
'€1 "ON '.,^O!H • ^H ua 'ot^r>|/
^of t986I-^S¿6I t#oapw '(bouioi /^
'oofupifjq otuadiu} ;¿ ^í sojapuvtsa sot 'antvg A. '.\\\ A. \\ 'a ouiox 'otuap
•owAvnSrun ¡ap¡Djn}j m^owhi ^NVH^VO jpad ftot A WHHVN u^iu^fua^
^sbaijb3ijiu8is S91U sBjqo sb| ^puajdluoD 'BA()8nBqxa ^S]| aun jas u(8 anb
'Bj^Bj8oi|q;q BJjsanu oqaaAOid uod jei(duiB ^jpod
jopa] |a 'ajuE^sqo on -ojpn^a oj^anu ap opouad A Biuat ib op
a^uauiB3ij)3adsa JB^a iod *(s¿61 *IB)uafJQ BpuB^ '-oapp^) ,,XiX
O[8|S |a ua ^Bn8run |a ua oaiu^jijq (buijojui ouaduii 13,, u¡m Jaiad iopB|j
-o^iq (ap ofeqBJ [a uoa 'oSiBquia uis 'U9pdaaxa Bun oqaaq souiaH *so||a
sopo} ap zn( B{ b ojxa jap uqísiAai Bpenaapa Bun jbz(|B3j opipadui; usq
sou oduia^ ap sauozs^ 'sajiods sa)U8}Jodui) uoa oppajaB o)sia sjqsq as
XBn^nan P ua Boiu^^uq spuanyui bj ap suia} p ajqos oau9)siq oiuafiup
•ouoa p ouisiui pp uopBjoqBp B( b pBpuopa}sod uoa anb ^p u^quiB) soiu
-BpaQ *jo|í3}ub b^bj8ououi Bun ua Buia} apa b souiBafpap anb oin^dsa
pp safBSBd 8oun8p ^nbs souia8oaaj 'BpuapaApv B| ua souiBp^as ouio3 sjqj^
•auoppo 'V usnf *joj^ (ap o8jsa •
'6961 ub 'Bin}|n3 B| ap bijopih ^p ouBuiuiag p Biaua}sisB Bj)sanu ua sop
-Buio} sa}undB opBzi[f}n souiaq 'sjsd oi}sanu ua soajuf}}jq sapiídsa so| lod
opBziuo8B}ojd josjaAU} opp p soujijajaj p anb ap 'ouisiuiisb 'Bpuspuoa
BouiBíaQ -BpB}p bX Biqo ns ua uuj^ JaPd 'íoj^ p jod opszipaj sisy^uB
p lp}uauiBpun^ o( ua 'souiin8as Byasaj aAajq Bisa ap u9pBJoqsp b( U3
•S8I-^^8I dd'-}p "qo ^BJopoaqx'aiIHD
'qaun^ ap sajopBj}sn(i sapdpuud so( ap ouf)
P9 d '}p 'a}a '..sadojna u9pBj8iuia ^q,, '.'Vf '3NOaaO
•SOI d'8961
"oap^ l9Z 'on BXBn8nJn Bipadoppu^ l,,so8uu8 soq,, :*y uBnf '3NOaaO
•E9-^9 "dd
••a ',,B}B(d B( ap 01 h p sadoina U9pBi8iuia sq,, i y usnf '3NOaaO
'saiqipBduioa ajuauiBJajua uos ou 8O|jbzi|B3j BjBd sop
-BaqdB soijajija soj anb iBiapisuoa jod UBMlnt^ bzi|B3j anb sauopBuipsa X
sopapa soi P soun8p opi^uío souiaH '66S-S6S dd 'qfa -qo 'qqVHlflW
"^Ol-86 -dd'9961 'oapfA
-aiuo^j *|B}uaiio spusg 'pq ',,B}B(d B( ap 01^ p Badojna U9ia6j8iuia sq,,
'auoppo oiuopy UBnf :j8}uojjuoa *o}und apa ajqos 'Bzaqsa 8| b uojbj
-n8y anb sbj sBsa(8ui sBtusduioa sb| 'o8jBquia uis 'uojan^ ou —sa)UBj8)uiu|
ap apauíppauíBpunj- soaafBSBd ap apodsuBJ} p uq 'Z81-LLI '^d 'piqi
'6881
n
U
ot
61
81
L\
91
si
¿91
�168
Mdeo., Banda Oriental, 1983; y ZUBILLAGA, Carlos, El reto financiero.
Deuda externa y desarrollo en Uruguay (1903-1933), Mdeo.. 1982.
23Así se expresaba la Manchester Commercial Association en un Memorán
dum elevado a Lord Aberdeen en enero de 1845. Citado por Peter Winn,
ob. cit.,p.21.
24Citado por Peter Winn, ob. ch., p. 44.
25RIPPY, Fred;ob.cit.,p. 37.
26Informe del Ministro Gifford Palgrave al ForeignO ffice, fechado el 26 de
marzo de 1884; PUBLIC RECORD OFFICE, Londres, General Correspondence, serie F.O. 5 1; publicado en "CAPITALES E INTERESES BRITÁ
NICOS EN EL URUGUAY". Selección de Documentos. 1884-1912.
Facultad de Humanidades y Ciencias, Sección Historia de la Cultura,
Mdeo., 1969, pp. 27-28.
27NAHUM Y BARRAN, Ob., cit., T. I, p. 326.
28Ibid,p,327.
29RAMA, Ángel; "La belle époque", Enciclopedia Uruguaya No. 26, Mdeo.,
1969
30QUINTERO, Rodolfo; Ob. clt.
31"La Doctrina Monroe", Selección Documental, Facultad de Humanidades
y Ciencias, Instituto de Investigaciones Históricas, Serie Divulgación de
Textos y Documentos, No. 8, Mdeo., 1966, p. 15-17.
32HACKER, Louis M., KENDRICK, Benjamín B.; "The United States since
1865", New York, F.S. Crofts & Co., 1939, pp. 72-73.
33HACKER y KENDRICK; Ob. cit., pp. 108-109.
34"El Telégrafo Marítimo", Mdeo., 21 de mayo de 1885; en: "LA PENE
TRACIÓN NORTEAMERICANA EN EL URUGUAY. La Misión Comer
cial de 1885", presentación de Raúl Jacob; Facultad de Humanidades y
Ciencias, Sección Historia de la Cultura, pp. 1-2.
35Ib id, p.3
36Ib id, Prese ntació n, p. V.
37Informe del Ministro Gifford Palgrave al Foreing Office; en "LA PENE
TRACIÓN NORTEAMERICANA EN EL URUGUAY", cit., p. 18.
38CURTÍS, Ob. cit., pp. 23-24.
39En la elaboración de este tema hemos utilizado, además de las obras que se
citan, apuntes tomados en nuestra asistencia al Seminario de Historia de
la Cultura, años 1969 y 1970, a cargo del Profesor O ddone.
También deseamos señalar que los materiales provenientes de la publica
ción "Conferencia Internacional Americana", utilizados en este apartado,
nos fueron cedidos gentilmente por la Licenciada Alba M aria ni.
40MARTI, José; "Argentina y la Primera Conferencia Panamericana"; Orde
nación y prólogo de Dardo Cúneo. Ed. Transición. Bs. As., 1955, p. 90.
Esta obra recoge una serie de artículos que Martí publicara en "La Na
ción" de la Argentina, en su calidad de corresponsal de dicho diario en
�mus!1 oapiAujuo^,, p oiad 'aAOll P umqp |a p anb B| s Bqaaj sis^ i s
u9PBDi|^rtd bjjo iod ajuatu
•^wiajtod opauíojaj Bjjas anb omjii ^uio^ '8 u"!f jod opsjipa '..sauijx 9%
-M jaA|^^ M1,, |P ¿¿81 U3 U9!J;.'BdP B? dSJBJp aq3p SOJuajUI SOJS9 9JJU3 OS
'(06 d
**IP #qO 'nVHlflW) '0¿8t ap ozje'íi '^8 o.'^ijB^ -o^piAiíiuopí ap op3
-muí OAnu |9 opu9Xni^suo9 'OTDqqnj ssjqo ap Jop^^a 9iquiou oí sajou
IJU99 1^ *O3pfA9JU0^ U9 m\VUV} n8 UO9 9JU3UIJOU9I8od 98OpU9f39iqB|S9
V<>D pultl pUBi^iBj,, Bi ap opB9|duia opis BjqBq sj^abh SBtuoqi -js 13 6fr
*U9p|jBdB Biauí^d ns ap sqo
-9j B| i999|q)89 opjpod opudiqBq ou '6881 3P -np^d b u^paj (Euoobn to
-^oHq!al U9 Bijuanaua as S9w%l nv\¿ u9a.¡^ p 'apBd bjjo jo^ -opsuinj
-OJ^UU '(pfrgt oiunf -^^si oiunl) j^uoda^ O3p¡^3iuoy¡ puv vtuuotug ata
:cpc^ad p ajusjnp s^pu; oafp^uad un ap ei^uajsixa bj aju9uie¡os 9(ojjb
|*uopB^ B99jotiqigBi ap Baajojauíaq bi ua BpBztjEaj ssinduioa ^\ 'ojaaja
3 *689t-808l opopad p BajeqB anb 'syasaj Bjsa ua sspfuajuoa sauop
BUiíojut 8B] JBUiqjuoa opipod souiaq ou anb 'oSjequta ujs 'jBpyas
*P2an¿j^ K Dfuisnpuf 'opjawoQ 'nu^Q 'vfjotstf^ -atuf^a oi^IS t^ ua
jap oaffqnda^ vt ap sauofsajdw[ 'pXon PPupa^ jod opsoqqnd uinqp p
ua suajd si b opsaipap opajpB p A 068l/lX/S ia sawfj, oapfAatuoix ai¿
jod opBaqqnd jeiiojipa p 'opojp ba HBMlnW ap ofBqejj p -ousjjuoa
ua U9f3catpui OAps A- ajuauípjuauíBpunj opBz^ijn souiaq ABn^njQ
p u? sfput ounnpouad pp oqojjBsap pp Buisjoued ajsa jBpuuq bjb^
'S¿S-d'piqi
>¿S *<• "a *qo!-o PqaiW 'i^VHinw
•afBjjiqjs ap opbjbjj p ubuijij ou anb sasjBd 'apqD X oa
-|X9^ 'BuuuaÍJV a ajayaj as Bjp bj ap puy iv -¿1 'd '*jp -qo 'I13VW
•^01*d
'I '1*0681 'uoj^uiqsBM 'BUBauauíy puopRujajuj Bpuajajuo3 bi ap ssjay
til d "JP qo 'I1HVW
•BUBJ
-ujn^) pnuB^ A Bpssan^^ ajuaaiA uos souijuaSiB sopa^app sop sojjo so^
'ojanbusq A sopifaj ap ajuBouqe^ 'a3piioo3 *f sbui
-oqx '.u9po8jB ap sBpapusnq 9P ouBjaidojd 'uosubh '3 uqof ^opBuas-xa
ua sauoisjaAui sapuBj^ uoa 'u9qjB0 ue jBijjsnpui 'siabo '9
^opBÍoqB 'sajs^ sijjo^ ^oueaqqndaj oau^od 'jaqBqapnjs juauíaQ
!B}9|uo|33ajojd (B)jjsnpui 'aifaujB^ Majpuy ¡Bjsiuopaajoj^ pauBjy pp
B| ap ajuapraaj^ A ouBaqqndaj 'sarijxaj sojuapupaiqajsa ap oyanp
'N snipujo^ íopBjs^ ap ojuauíBjJBdaq pp oiiBuopunj 'jjoasaj^ Ai
-u*n MiBdP/^'.ajuBpjauioa'jui|j sajJBq^ ¡ouBDqqndai jopBuas-xa 'opB^oaa
'uouapuaH '8 uMf :Jd BpBiSajuí BqBjsa BUBauauJBajJou U9p69app Bq
•Bpuajajuo^ B( ap sajaqap so| b ejn8 ajuapaxa Bun Bpuuq sou
'pspiuatuB Au9f8Bd uoa opiJjaA 'opprq 'zbíbs 'oiuouijjsaj ns '
8^
¿^
9^
S^
^^
6
¿^
ij,
691
�170
habla de comienzos de 1880.
52El primer cambio de nombre tuvo su origen en un problema legal. En
el Álbum publicado por Lloyd se relata asi el episodio: "Un obrero emplea
do en la sección tráfico del Ferrocarril Central del Uruguay fue despedido.
Unos días después fue a la oficina donde estaba el empleado a quien consi
deraba como causante de su despedida /sk/ y de un tiro lo dejó muerto en
la silla que ocupaba. Vista la causa, en primera instancia el obrero fue con
denado a unos treinta años de prisión; en segunda instancia la pena fue re
ducida, y en un tercer juicio que tuvo lugar después que había pasado mu
cho tiempo, se le declaró inocente, pues había obrado, según veredicto del
jurado, en defensa propia! Al dar cuenta de esta última vista, el "Uruguay
News" aplicó el vocablo 'asesino' al individuo declarado inocente, entaoiuiido éste como consecuencia un proceso por difamación contra el perió
dico. Por consejo jurídico, el "News" cambió de título durante una tempo
rada evitando así mayores molestias y gastos, pues el proceso fue abando
nado."
53LLOYD, R.; Ob. cit., p. 134.
54The Express, 19 de junio de 1889, Ed., p. 1.
55The Express, 29 de agosto de 1889, Ed., p. 1, "The South American Con
gress at Washington".
56The Express, 31 de agosto de 1889, Ed., p. 1; Ib id, lo. de setiembre de
1889, Ed., p. 1.
57En latín en el original. (N. deT.)
58En fecha 7 de agosto de 1889.
59The River Píate Times, 7 de agosto de 1889, p. 1, Col. 2, "The future of
the Argentine and Brazil".
60The River Píate Times, 21 de agosto de 1889, Ed., p. 1, "The Washington
Congress".
61The River fíate Times, 21 de agosto de 1889, cit. El subrayado es nues
tro.
62The Express, 3 de octubre de 1889, p. 1, col. 4, "The Washington Interna
tional Congress".
62bis Las declaraciones de Martí habían sido hechas a un periodista de "Export
and Finance". Este periódico, fundado en junio de 1889 en Nueva York,
fue el primer diario de los Estados Unidos dedicado al comercio con Amérka Latina. (63). Cabe señalar que estas declaraciones fueron transcriptas
por W. E. Curtis en su trabajo "Comercio y T ransporte entre los Estados
Unidos e Hispanoamérica", ya citado.
63McGANN, Thomas; "Argentina, Estados Unidos y el sistema interamerica
no, 1880-1914". EUDEBA, Bs. As., 1965, p. 188.
'.4 MARTI, José; "Argentina y la Primera Conferencia Panamericana", ordena
^ión y prólogo por Dardo Cúneo. Ed. Transición, Bs. As., 1955.
�*C*7 '*IÍV> 'I "d *P3 '681 P ajqui9(AOU ap *o| 'sawa oapiAaiuopi ata8
•I d #P3 'S68I P lq P 'sawa oapfAaiuo^¡ ata12
•f-Z apa • r -d "pg '681 P ojajqa^ ap 11 'sawa oaptAatuow ata18
*$68I P í>2jui ap ¿i "P3 'p 'd'm -on 'A 'Pa 'SMa^¡ ^vnStun ata08
'Pfqi6¿
'P3 '- >sIo:> 'I *d '681 ap OJdjqaj ap ¿ *uiu oapfAaiuo^ ata2L
'^*0 'S *|O9 'i 'd 'Z6I ap oj|nf ap 91 'sawa oapptatuow ata LL
*(t 'P^ 'I *d 'Z68I P oiaua ap zz 'tatúa
oapfAatuow ata) 'oeiBiadpA U8 sopipajfa uojanj 'oausjj ap '(<ajoui|)pg,t
ousapauíBapou anbnq pp sojauíJBiu ap odiuS un opuana a\\nD A sop
-fiifi sopáis^ aj|ua ^aiueid as anb oqa¡paj)ua |ap o}|S9doid * 'oiduiafa joj 9^
•l(saui;i oapfAajuo^,, |ap
a)uauiBAisn|3xa isaa uauauojd sopiSoaai so|uoui|)sai so| 6881 9P 4|}J*d v SL
•68I/IX/1 |P sawa oapfAawow |ap
pqjoiipa |ap oinj^ \a sa (ouB|ajoq iap ojiad |a) t,ja8w>w atft uf Sop ato., *iqp¿
•9 loa 'i -d 0681 P oXbui ap 6Z 'Piqi P¿
Z'ioa'i -d'068! ap oXbui ap 6t'P¡qi ¿
•S |oa 'i -d '0681 P [f-q P 01 'tatúa t^td ^attHf ata IL
sajputri ua sau
-o|9B8;iqo sns ap opBfa¡B oduiap s^ui jaaauanuad Bipod ou anb opuapnpB
'apuajajuc^ B| ajuaiujB|n8ai 8sjb|b)sui ap s^ndsap oaod uo)8u|q88yw 9U
•opusqe uiN -iq 13 'S '|oa | 'd '0681 P n-q P 6 'sawa *t>ld ^*t/íf ata \L
• \oo • 1 d '0681 ap ozjbui ap s! 'sawa a%v\d ^**/2/ ata 0L
'0681 ap OJajqaj ap sz |a Bpsqaaj Bqsjsa bmb^ 1 '..jana^
uopuo^,, ' -|oo '1 #d '0681 ap ozjbui ap ¿z 'sawa atvy J*t;^ ata 69
'6881 apajqtuaiaip ap i\ |a Bpsqaaj BqB)sa (Bsuodsajjoa |ap b}jb3 sq
•,,jaaq uopuoq,, 's jo^ '1 -d '0681 ap OJeua ap 8 'sawa atoid aa^fü ata 89
'<(ojio ap o|3|nfjad ua o opyauaq OAisnpxa ns
ua uapunpaj sauoiaBjaj sajsa anb JBiadsa a)uauiBiU|)^8a| aqap soga ap ou
-nfuiu anb ap o^afuipuaAUoa pjoj p uoa X oujafqoo fui jod opsaoAUoa
opfs aq nj^iídse aisa uoa ops anb ap Xoisa OJnSas 'sopoj ap optjauaq ua
f jatinsaj anb 'ojjo X soun ap 'osoisjuib oiuafuiB^JaaB p ^jaAouiOJd sjad
|iu ua ojuauíoui aisa ua opiunaj souBauauíB sasjBd ap osajSuo^ p anb
ap BZUBjadsa B| oSiuiuoa ^jpjBduioa Bpuapaxg ns anb ua ajuauíajuafAiaj
'p -|oa 1 *d '6881 ap ajquiaiAOu ap oí 'sawa atvtd J*t^2/ ata ¿9
puB8a|B)s paifun MI,, ' |oa '1 d '6881 ap ajquiapip ap p 'ssaudxg ata 99
'(U-tlI dd'piq|)-.,8oi
-u|)|p sopíqo X soasaiuBliS so^pda ap 'a|uajaj|pu| a a|q;uia} japod un B
*s)pnAuaap souaui o s^uí 'saiqii 8B3i|qndaj ap b|||uibj aun ap BAitiuipp
X a|iiB|i!uini| uoisiuins B| 'uapA anb o| ap souaui Ba^puiv ap soiqand so|
japA a 'jas opnd sauop^u ap spuajajuoa Bq,, :o|duiafa o|os un soiuaio $9
\L\
�172
84The Montevideo Times, 12 de agosto de 1892, Ed., p. l.
85The Montevideo Times, 11 de febrero de 1893, Ed., p. 1, cois. 2-2.
86The Montevideo Times, 30 de enero de 1892, Ed., p. 1.
87The Montevideo Times, 16 de setiembre de 1893, p. 1, col. 3.
88The Montevideo Times, 24 de enero de 1896, p. 2, col. 2, Gac.
89The Montevideo Times, 10 de octubre de 1893, Ed., p. 1, cois.
89bis La guerra hispano-norteamericana de 1898, que estuvo precedida por un
clima de tensión y de presiones por parte de los Estados Unidos sobre
España, tuvo como detonante la voladura del acorazado norteamericano
"Maine" en la bahía de La Habana, el 15 de febrero de 1898. A conse
cuencia de la explosión, murieron 280 hombres de su tripulación. Sobre el
episodio dice Pablo de Azcárate: "La catástrofe impresionó profundamen
te al pueblo americnao y desencadenó una furiosa campaña anti-española.
Esto era natural, pero la conducta observada por el gobierno americano ex
plotando la catástrofe para excitar contra España la hostilidad y el encono
de la opinión pública, fue menos natural y altamente significativa respec
to de sus designios". (90)
La g^erra se desarrolló en dos teatros: las Antilllas (Cuba y Puerto Rico)
y las islas Filipinas. El hecho decisivo en la derrota de España y su peti
ción de armisticio fue la destrucción de la escuadra al mando del almirante
Cervera en Santiago de Cuba, el 3 de julio de 1898 y la rendición de la pla
za a las fuerzas terrestres norteamericanas el 16 de ese mismo mes. Luego
de más de dos meses de negociaciones, la conferencia de paz, reunida en
Paris, arribó a la firma del tratado de paz, llamado de Paris (10/XII/1898).
Por este tratado, España renunciaba a "todo derecho de soberanía y pro
piedad sobre Cuba"; cedía a los Estados Unidos la isla de Puerto Rico y
las demás que estaban en ese momento bajo su soberanía en las Indias
Occidentales, y la de Guam en el archipiélago de las Marianas o Ladrones,
por último España cedía a los Estados Unidos el archipiélago de las islas
Filipinas, debiendo pagar los Estados Unidos a España la suma de veinte
millones de dólares dentro de los tres meses después del canje de ratificaciones.(91)
90DE AZCÁRATE, Pablo; "La guerra del 98", Alianza Editorial, Madrid,
1968, p. 39.
91Ob.cit., p. 191.
92The Montevideo Times, 24 de abril de 1898, p. 1 Ed.
93The Montevideo Times, 28 de abril de 1898, Ed.
94The Montevideo Times, 15 de noviembre de 1893, p. 1, cois. 2-3, Ed.
95The Montevideo Times, 8 de julio de 1894, Ed., p. 1.
96The Montevideo Times, 11 de julio de 1894, p. 1, col. 5.
97The Montevideo Times, 22 de febrero de 1895, p. 1, cois. 2-3., Ed.
98The Montevideo Times, 26 de enero de 1896, p. 1, col. 5.
99The Montevideo Times, 7 de febrero de 1893, ed., p. 1, cois. 2-3; Ib id,
�*€1 *d'696l 'oapiAaiuo^ 'so3i}^uio(dip sajundy :Bua<|
ap bijbw so^ar) a ttiou X JBuiiuqajd oipnjt^ '(8l6t~9l6Ú 'vuoouíuaüu
Df Ktoptun topoisg toj •Kvngmn 13 :jr*O *ia>IVDIV-3IClVeV
"9681 P oioíb ap 8 'oi(ní ap t X ot 's^tU. O9pfA$uoH tu
'9681 ap oisoíb ap 8 'ofinf ap t X ot 'smuu op^iu<m 9%a
•-t 'io^ 'i #d *P3 'S681 ap oi(nf ap it 'smuu. o^Atuof mu
•I *d "pa '6881 P ofinf ap 9 '^uqj, o^pfAMuon 9ta
ttl
Itl
OtI
611
811
Lll
i,, :|bui8|jo |a U3f|qsi I
IHX o|n^dBD -a qo í'3M 'SU^ÍIDSI 1
IIX oim^dBD *p|qifll
'Pf9!'P!<)ICU
*III oinjjdBO"\]3 -qo *3*M 'SUMnDtil
*C-t 'loa 'i *d "p3 '^681 ap o||nf ap i\ 'S9utiL O9pfA9tuow HL111
*P3 'C *|oa 'i *d 'C68I ap ojaua ap S 'S9WU. o9pfA9tuow MJL011
*I *d '0681 ap ajquiaiias ap ti 'tautfj, oapf^uof^ 9tu . 601
'I *d 'P3 '6881 ap ojinf ap 9 'S9IUU. O9pfA9$uow 914J.801
•jojaaj ¡8 8Bd|nanp sounpad anb o|
jod '3DiaN3dV oqaip ap i^iaBDjiqnd b| aiqísoduii uojaia;q oíasdsa X od
-tuai^ ap ^auozsj 'souiBj^iBuas bX ouio^ -BpBuofauaui bX 'sijjii^ -3 uiBt|(i/vv
ap sjqo B| ap soAijsaijiuSts s^ui ojnjjdBD so| ap *3DiaNHdV l ua souisq
-^z||Baj anb uoiaduasuBJ^ B| ua sspiuaiuoa 'lisejg (ap X su(}uafjy taqqnd
•ag v\ ap jouajxa opjauioa |a ua sop^un sopB)S3 so| ap u^aan^s b| b tata
-uaja^j ajuepunqB 8B( jod epBnua}8 biba as U9p8i(uif| Bisa 'oíBqBJ} oqaip
ua 'a}UB|sqo Of^ [Bui^ijo bijbjÍououi B| ap U9paBpej B| ua bX "sitd ojtsanu
B o|j8)iui|| b opB8i¡qo uBiqsq sou oduia^ ap sauozsg *BU()ua8jv toijq
-ndag B| b uaiomei bíbzubdib sisi^ur aAajq a|sa anb opsasap souiBjaiqnn ^iq¿OI
*I *d **P3 'S68I ap ajquiaiaip ap ot 'S9iut,¿ O9ptA9$uow 914J. ¿01
•¡ d -p3 'S68I ap I^qB ap C 'S9W1J. o*ptA9iuo¡\ at< 901
*I *d '"P3 >681 ap oi(nf ap 8 'S9iutx o^pp\9iuow 9ttf SO I
(I -d'tSfoN
'A I<A 'S68I ap aiquiapip ap 6t \,*vaN Xsn8njf| aqx,,) -oiJB^uaiuoa
^8UIU jaaaq uis oiad *u9piJBdB ns ap 88puBisunaip sb¡ opuBJBfaB 'epeta
-tinua an^ ouioa (8) Bu^jpop B| oiquasuBj) $681 ap ajqutapip ap 6t (a :aoj
BuupoQBi b U9puaui sun souiej^uoaua o(os ,,sm9n KvnUtufl,, ¡a U3 toi
*trC *8|oa'( d 'S68I ap ajquia;a;p ap ti 'su*lL o9pfA9tuo^ 9%n coi
'trl *s|oa '1 -d '*p3 'S68I ap oXeui ap ^ 'S9UH O9pt<kaiuo¡^ ai¿ tOI
*|8u(8ijo |a ua op
-t *|oa 'i *d "P3 '681 ap ojajqaj ap ¿ 'S9uiu o^p^tuow m 101
'V01-V6 #dd
'C ^© *l *d '9681 ap ajquiapas ap 91 'S9tuu. o9pfA9tuofv 9ta 001
•I •d'-p^'S^SI ap(|jqBap 'pfqiU -d "p3 ^68I apo||nfap8
til
�174
123771^ Montevideo Times, 15 de julio de 1897, p. 1, col. 5-6;
124The River Píate Times, 23 de setiembre de 1890, p. 1, Gacetilla. La infor
mación era tomada del "Soutn American Journal".
125The Montevideo Times, 21 de diciembre de 1890, p. 2, col. 1. La noticia
provenía del "New York Maritime Register".
126The Montevideo Times, 11 de octubre de 1892, p. 1, col. 5, Gacetilla; y
27 de octubre de 1892, p. 1, col. 4.
127The Montevideo Times, 11 de enero de 1891, p. 2, col. 2; y 14 de enero de
1891, p. l,col.4.
128The Montevideo Times, 27 de febrero de 1896, p. 1, col. 3.
129The Montevideo Times, 10 de marzo de 1891, p. 1, col. 6 Gac.
130The Montevideo Times, 9 de abril de 1891, p. 1, cois. 5-6, tomado del
"Buenos Aires Standard".
13177ie Uruguay News, 2 de diciembre de 1894, vol. IV, No. 201, p. 4; y 24
de febrero de 1895, vol. IV, No. 214, p. 4.
132The Montevideo Times, 20 de agosto de 1895, p. 2, col. 1, Gac.
'
I 33 The River Píate Times, 2 de julio de 1890, p. 1, cois. 2-3, Ed.
134 The Montevideo Times, 8 de junio de 1892, p. 1, col. 3.
1 35 The Montevideo Times, 20 de setiembre de 1892, p. 1, col. 2.
136The Montevideo Times, 15 de setiembre de 1894, p. 1, col. 3.
137The Montevideo Times, 14 de marzo de 1896, p. 1, col. 3; y 9 de junio de
1896, p. 2, col. 1.
138The Montevideo Times, 12 de junio de 1896, p. 1, cois. 4-6.
139The Montevideo Times, lo. y 4 de agosto de 1896, p. 1.
140The Montevideo Times, 13 de junio de 1896, p. 1, cois. 2-3.
141The Montevideo Times, 10 de julio de 1896, p. 1, cois. 5, Gac.
142The Montevideo Times, 31 de julio, 11, 18, 19, 20, 21 y 22 de agosto de
1896.
143The Montevideo Times, 2 de agosto de 1896, p. 1, col. 6, Gac.
144The Montevideo Times, 8 de agosto de 1896, p. 1, col. 5.
145The Montevideo Times, 23 de agosto de 1896, p. 1, col. 4.
col. 5, Gac.
14677ie Montevideo Times, 3 de noviembre de 1896, p.
147The Montevideo Times, 30 de setiembre de 1899, p. , Ed.
148The Montevideo Times, 16 de junio de 1889, Ed. p.
149Ibid.ibid.
150The Montevideo Times, 25 de junio de 1889, Ed. p.
col. 4, transcripción
151The Montevideo Times, 4 de agosto de 1897, p.
del "South American Journal", del 20 de julio de 1897.
152The Montevideo Times, 4 de agosto de 1897, p. 1, col. 4, transcripto del
"South American Journal" del 20 de julio de 1897.
153The Montevideo Times, 18 de agosto de 1897, p. 1, cois. 4-5, transcripto
del "South American Journal" del 24 de julio de 1897.
154The Montevideo Times, 9 de junio de 1899, p. 1, Ed.
155Industria y Comercio, Año IV, vol. IV, pp. 18-20, No. 73. 5 de enero de
1901.
�"("1 P *N) (,,dui8Jl,,) I^UIÍIJO |9 U9 9B||fUlO3 9J)(I^| C9I
'9681 Oy |9 U9 SOUB3IJ9U1B9)JOU S9|BIJ}Snp
-U| sp U9|Siuio^ Bun jod b}B|<] B| ap oi^ |B spsnpaja biisia b| b ajaijaj as 91
*('X^P "NI) "IBuiSijo |9 ua ui}B| ub :,,pB}un|OA B'oisnS v 191
*,,J99S
-od ap oqoajap |9 9U9I1 ou bX anb 'sb|uo|O3 sns japuaA b o|JB8i|qo 'opoui
ojio ap 'o sinbjnx 'ojdi8.^ uoa oipaans ouioa 'U9?siiuoa Bun ofsq \vtn\io¿
B Jauod UBuaqap ssadoana sauopsu S8|,, anb BuaSns ((8un)iaz aqaissoA,.
ut^uia( ouBip |a anb 's^iuaps 'buijojui BUisiíaiaj |^ iB^njioj ua saJopaaiaB
•oppqns sns b BqBjBJ) as anb ua buijoj b| Bijuoa opus)sa)ojd u^uíaje ou
J pBfAua bjou b| ap B|qsq as apuop asuauipuo| oijBip un ap ui|
ua ¡tiiuodsaüoa ¡ap BuiBi^aiaj un aquasusj} oiJBip |a u9iaBnu;)uoa V
•,,|8ujnof uBafjauty qinos,, |p
's-€ *s|oa 'i -d '8681 P ojajqaj ap 8 'u<jl o9piAiuoi/\[ m
'^.681 P o(|nf ap ^i I^P .,l^ujnof usauauív Minos,, |ap
s-^ s|oa 'i -d '¿681 P ojsoÍb ap 81 'satufj. oaph\aiuo\^ atu
•t,|BUjnof aajauíuio^ ^o jaqninq^
•Ml,t I8P u9¡odijasuBJ| 'i -d '1681 ap njMB ap "oí 'sawu oapfAatuow atu
'I d '068! ap njq ap 9 'satutx wnd -^m *M
091
6SI
8SI
¿.SI
9SI
�Se terminó de imprimir
en el Departamento de Publicaciones
de la Facultad de Humanidades y Ciencias
en el mes de agosto de 1988
D.L. 233.401
�El presente trabajo enfoca algunos aspectos capitales de;
la relación neocolonial de América Latina con los poderesj
imperiales hacia fines del siglo XIX. En su primera parte
traza un inventario de la implantación británica en el.
continente y analiza las tempranas manifestaciones de la
penetración comercial estadounidense. En la segunda,í
el atento relevamiento de la prensa inglesa de Montevideo,
aclara la acción que los Estados Unidos comienzan H•
desplegar en el sur del continente. Desde esa perspectiva,!
y en lo que hace al caso uruguayo, las bases del "imperioi
informal" británico inconmovibles y su primacía comercial•
y financiera son los que permiten a Inglaterra contemplar:
a los norteamericanos como rivales poco temibles. Es muy|
otro el papel que esa prensa asigna a los Estados Unidos,|
en el plano internacional, reclamando insistentemente su
intervención directa frente a los conflictos domésticos o\
externos que afrontan las repúblicas latinoamericanas, como¡
corolario indiscutible de la pretensión de arbitraje exclusivoj
que la Unión oponía a toda tentativa de intervención europea.i
.. . ..
.
..
„_.„_......„^,_._ . J
Ana María Rodríguez Ay^aguer (1947) es egresada de la
Licenciatura en Ciencias Históricas de la Facultad de
Humanidades y Ciencias, donde se desempeña actualmente
como Ayudante del Departamento de Historia del Uruguay.
Integra -con los Licenciados Alfonso Labraga, Mario Núñez
y Esther Ruiz— un equipo de investigación que desde hace
ocho años viene desarrollando un proyecto sobre la historia
de la política energética seguida por el Uruguay, una parte
de la cual ha sido concluida y se halla envías de publicación.
�
Dublin Core
The Dublin Core metadata element set is common to all Omeka records, including items, files, and collections. For more information see, http://dublincore.org/documents/dces/.
Title
A name given to the resource
Biblioteca Virtual de Humanidades en el Uruguay
Subject
The topic of the resource
Repositorio de ensayos en las Humanidades publicados originalmente en el Uruguay
Description
An account of the resource
<p><span>La Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación se ha propuesto contribuir a rescatar y poner a disposición de los lectores la escritura ensayística del Uruguay a lo largo de su historia. Esta Biblioteca Virtual de Humanidades en el Uruguay pretende reunir en un solo lugar más de dos siglos de textos de reflexión y pensamiento, dentro del amplio campo de las humanidades, producidos en conexión con la universidad. La mayor parte de esos textos han sido originalmente publicados en revistas universitarias o periódicos hoy difícilmente accesibles. A menudo nunca recogidos luego en libro—o recogidos con sustanciales modificaciones—, son textos que pueden contribuir a recuperar y mostrar las dinámicas de pensamiento y representación en el país, tal como se realizaron en tiempos de centralidad de la escritura.<br /><br /></span>La a veces fina y sinuosa línea entre Humanidades y Ciencias Sociales hace que textos de historia económica, de estudios sociales, de ciencia aplicada a la antropología, puedan tener cabida en esta colección, aunque el foco está en el núcleo tradicional de las humanidades. El Derecho (con la excepción de Filosofía del Derecho) queda, por su especificidad técnica y profesional, por el momento fuera de este grupo. </p>
<p>La colección será un trabajo acumulativo, con entregas bimensuales. En el tiempo, los textos se irán organizando de acuerdo a posibles lecturas de la historia de las ideas en la región y el continente. <br /><br />Aldo Mazzucchelli</p>
<p><span>15 de octubre de 2017</span></p>
Contributor
An entity responsible for making contributions to the resource
Pablo Darriulat
Gonzalo Marín
Rights
Information about rights held in and over the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Dublin Core
The Dublin Core metadata element set is common to all Omeka records, including items, files, and collections. For more information see, http://dublincore.org/documents/dces/.
Title
A name given to the resource
América Latina entre dos imperios : la prensa británica de Montevideo frente a la penetración norteamericana (1889-1899)
Description
An account of the resource
El presente trabajo enfoca algunos aspectos capitales de la relación neocolonioal de América Latina con los poderes imperiales hacia fines del siglo XIX...
Creator
An entity primarily responsible for making the resource
RODRIGUEZ AYCAGUER, Ana María
Source
A related resource from which the described resource is derived
Rodríguez Aycaguer, Ana María:
América Latina entre dos imperialismos :la prensa británica de Montevideo frente a la penetración norteamericana (1889-1899) /Ana María Rodríguez.. Montevideo : FHC.DP, [1988].. 175 p..
Publisher
An entity responsible for making the resource available
Facultad de Humanidades y Ciencias
Date
A point or period of time associated with an event in the lifecycle of the resource
1988
Rights
Information about rights held in and over the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Type
The nature or genre of the resource
Libro
AMERICA LATINA
Historia
RELACIONES EXTERIORES
SIGLO XIX
URUGUAY
-
http://humanidades-digitales.fhuce.edu.uy/files/original/2aba2a45eaa879bfed946cbacc299b8c.pdf
462746371912b08801c95d91bbe5705f
PDF Text
Text
�•
•
�•
•
' Vl
R • M. HAR TV/ELL
INTERPRETACIONES
EN
INGLATERRA .
DE
UNA
LA
REV OLUCI ON
ENCUESTA
I ND T- ~
METODOLOCI
30 1 243 HAR int
Interpretacione s de la revo lLJC
11111111111
1!1111111 11 11111
• FH CE/ 112014 •
Tomado de:
Th e Journal of Economic Hist or y, XIX . New York, New York Uni v er si ·~
Press , j unio 1959 , pp . 227- 249 .
1
Tradu ctor a :
Ar mi da Ri zzo .
\1
•
11 2o1
•
�A. _I 1vJJ iJJ Ji11 ~
} _ tA) J>ú!/Al/l l
1-S P2J ftJ 1
21/
-
J/IJ U 1
fl
¡./
J._ 1J/6lllrePif'JA - 110. ,111t:111ro..5
s
.! . ., ¡ ,' lv lo
•
'
•
•
Tiraje reducido para uso exclusivo de los a lUE!
nos de la FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIASº~
•
�R. M. Hartwell
•
INTERPRETACIONES DE LA REVOLUCION INDUSTRIAL
EN INGLATERRA. UNA ENCUESTA NIETODOLOGICA .(+)
I
~
Ta l vez el problema metodológico más i mportante que se pr esenta al esc ribir hist ori a sea el de
descubrir porqu é dj_ferentes e scritores , sobr e l a b.§.
se de la mi sma o similar evi de nc ia, a menudo ofrecen int erpret <1 cior1es ma rc ~ damente distintas de un
determinac.lo a co11 t ec imj. ent o his t6ri co . Porque , por e
jempl o ? en un mundc en el cual exist e una cas i incuestionabl e opinión , aún de parte de hi s toria dor es
marx i stas 1 de que la industri aliza ción es el gran
r emed i o pa ra lo s ma l es económi cos y soc i a l e s de los
países po bres y s ubdesa rrollados , a lgunos histori a d ores , y especialmente los mR rxi s tas, todavía d isc~
t en ace rca de lo s beneficios o perjuicios oc asiona d os a l traba jadcr por el prime r gran experimento de
industri8lizac i6n, la revolución industrial de Inglaterra . El e spe rado dividendo económico d e la industri ali zación consiste indudablemente en un mayor
Btanda rd de vida y los opositores ocasionales de t a l
des~rrollo basan su oposición no sobre es te incontes
table progreso material sino sobre el ''riesgo moral''
implícito en '1a transformación de vida ocasionada
-
-
•
�2
por la industria~izaci6n.(1) Los historiadores, sin
embargo, aunque preocupados también por este pos ible
riesgo moral, no están todos convencidos de que la
revolución industrial de Inglaterra anterior a 1850
fue la causa de la elevaci6n del promedio de standard
de vida del trabajadorº Esta incertidumbre podría re
solver se averiguando qué es lo que realmente sucedié
p ero mientras tanto las int erpretaciones difieren, y
han diferido, sobre l a base de algunas pruebas, de mu
cha confusión y de diferentes juicios de valore La fi
nalidad espec ífica de es te artículo es la de present a r una historia de las int erp re taciones sobre la r~
voluci6n industrial y tratar de expl icarlas .
-
Hoy día , no obstante una seria oposición , la t~ •
sis de '' que todc-3s las cosas se tornaron peores para
e l hombre trabajador, J1os ta ci e rta fecha ent-re el pr_Q
ycctc de la Cartd del lueblo y la Gran E'x hibici6n'' (2)
persiste muy fuerte , principalrrrente a c 2tts a de la co_!!
tinua i nfluenc ia de un di · tinguidc grupo de historia dores sociales y críticos sociales, de mo do especial
de esa talentosa pareja de esc ritores, los Webb y les
Hammond . Su interpr ~ tación ha sidc bien expr e sada pcr
Sidney ~,/ebb: ''Si los Cartistas en 1837 han apela do a
una comparación de su época con la de 1787 y h an obt~
nido una correcta inf or mac ión de la real vida so cial
del tra bojador en lo s dos períodos, es casi segur0 que
ellos deben h a ber- registrado un3 indudable declina ci6n del standard de vida de extensas c apa s de la poblaci6n" ( 3) Y su influencia se a fianzó aún más por la
continua popularidad dt aquellos ''bes t sellers'' hist..2,
ricos que r efi eren la condición de vida de l obr ero iE
glés entr e los años 176@ y 1832, de J.L. y B. Hammond,
que han dominRdo l a int erpr etac ión moderna 1 tanto po pular COMO escolar, de l a r evolución industri a lo(4)
�3
Los Hammond dieron la peor interpretación posi ble de los cc m~en ~Joo de la industrialización. ''La
historia de Inglaterra en este tiemp0'' - escribieron'' parece la historia de una guerra civil •• º Con toda
seguridad nunca desde los días en que l as p~rsonas
se vendían como esclavos un hado más arrollador ha b í a alcanzado a un pueblo como el que cubrió las e~
linas y los valles de Lancashire y el West Riding de
ciudades fabriles que estaban por introducir un nu~
vo tipo social del mundo por venir .'' Declinac i 6n eco
n6micn y social era la conclusión principal que de duc ían los Hammond en su es tudio sobre los trabajado
res del campo , lA ciudad y los jornale ros CApertos : (5)
-
"En medio de la gr<n aflicción que sigui6 a
Waterlc o era un lugar común para estadistas
oomo Castler eagh y Oanning afirmar que Inglaterra era el únic0 país feliz del mundo •.•
Esa clase ha dejado brillantes y amplios
fastos de su vi da ••• ha dejado oscuros y ma
gros recuerdos de 10s desheredados campes inos que son la sombra de su riqueza; de los
d es terradJs tr aba jadores que s ~n la sombra
de s u s placeres; de los villorrios hundiéndose en la pobreza , el crimen y la v er güenza , que son la sombra de su poder y s u or gu
llo. ''
-
-
En su preocupación por el ladG negativo de la
revolución industria l, s in embarg o, lls Webb y los
Ha1.l:111ond es taban só l o expéindiendo en mayor es detalles
los tradicionales puntos de vista sostenió os p ~r la
mayoT Í a de Jc s historiadAres ec onómicos ingleses ant es d~ J .H. Clapham. De modo pa rticula r, ''Las C1nfe""encias sobre la Revolución Industrial de Inglaterra''
�4
de Arno l d Toynbe·e , publi cadas en 1884 estimularon
e l interés por la rev oluoi6n i ndustri al y , al de~
tacar dramáticamente sus infortunadas consecuenc i as
i nfluyeron sobre todos los escritores sigui entes .
Toynbee escribió:(6)
" Estos fueron oscuros r emi erd".os en la época( de
Adam Smith) , pero ahora nos acerc3mos a un p~
ríodo más oscuro - un período desastroso y te
rrible como ningún ot ro atravesado por nación
alguna en e l pasado; desastrosc y terrible PºE
que, junto con un gr8n aumento de la riqueza
se vio un enorme au1nento de pauperismo; y la
prcducción en vesta escala ~ como· r0sultado de
la libre competencia, llevó a una rápida ali neación de clases y a la degradac ión de un
gra n sector de prcductores º "
Estas ponclusiones se vieron reforzadas por el
combinado apoyo de los distinguidos historiadores~
JºE º Thor old Rogers y Wº Cunningham . El e;tüdio de
Thcrold Rog~is f Obr e precies y salarios di o a su
argurnento una im1 rusio1J.ante auto ridad; él sostení a
que " a la largn, el trabújc. º º grac i as a las inve_g
ciones de Arki.vrigr1t, de Vlat t ;¡-r Cartv1right ganó , p~
ro el proc e s o que prec e dil a la gananc ia· fue ac~m
pañado pGr un IJro1tlndo sufrici cnto " ; y .. él deso ri bía ~ las dos primeTas décadas del siglo d i ecinue ve come "la peor €poca • • • en tocla la h i stori a del
trabaj~ inglés"º(?) El análisis de Cunningham sobre la revoluci°{)n industrial·· fue más so Pl 8tic ~ 3.o C!_l
aquellc s de Thorold Roge rs o de Toynb ce , a.-rgu~rendo
que los sufrimient "' S de ese período fu~e ron ''las in;
vitables dificulta1es de l a tra nsición", agr2vadas
por las guerras con Francia y les Estados Unidcs ,
•
•
1
�1
5
por las fluctuaciones del comerc i o y pcr un mal g ~
bi e rn0; y aunqu e r ec onocía '' el rápido avance de la
prospc ri rlad material'' contrapesaba ésta c on '' e l t~
rrible sufrimient o soportado durante el perí odo de
transic ión.'' ( 8)
-
Con un r espaldo tan poderoso la teorí a sobre la
mi beria producid a por J.a r ~ voluci6n inaustrial fue
fj .rmement e encajada en libros de textos y en trEJba jcs d e historia general . Así, por ejemplo , el libro
VéJ I"'ias vec e s impr es o ''Industry in England '' de 11 . de
B~ Gibbins afirmaba ~ sin las calificaciones impues ~
t ~ s por Thoro~d Rogers o Cunningham, que :
rtdebc\ recordarse do continur que la condici :n do
la mé::isa del pueblo en l a pri1nerél mitad de es t e
sigl o(diec inueve) fue d e la más profunda depre sión º ~ · El h echo fue que , d espu6s d e la intro ducción del nuevo sistema industrial, la cond ic ión de las clases trabajadoras declinó r~pida
mento ; lo s sa~arios fueron más bajes y los pre cios1 por lo menos, el de l trigo , fu e ron a men~
dJ m6s altos ; h~sta que finalm ente se lleg6 al
más bajo grado de pobreza en lo s comienzos del
reinado de la Reina Vict oria.'' ( 9)
Esta cla se de argu1ncntaci6n , con v ar i ados gra des de calificación y con la particular ayuda de los
Hammond ~ quedó r e la ti vamente inc11estion8ble 11asta
que Clapham publ i c~ el pr i mer volumen de su historia
eco nómica de Gran Bretaña en 1926. Después de ell e,
la opini6n de Toynb ee - Hammond aún gozaba de amplia
aceptAc i6n, pero se hablab& mu cho más de es tabilid a d
y menos de declinación, más bi en de r azones espec i a les - y no generales - de porqué el standard de vida no se había e levado. Así, por e j emplo, en 1952,
�6
E.di. Hamilton escribi6 que entre 1800 y 1852 "los
salarios reales de todos los trabajadores se elevaron pero esto fue ampliamente balanceado por el
desempleo crónico y cíclico"(lO)~ y Colin Dark
afirmaba que:"la primera mitad del siglo diecinue
ve, con todas las tr emendas cargas que trajo consigo, solament e tuvo éxito en mantener constante
el ingreso real per cápita."(II) En la actualidad
es probablemente cierto que la mayoría de los his
....
toriadores económicos están más bien a favor de
la tesis de Clapham que l a de Toynbee-Hammond, pero muchos libros de texto y tr Lbajos generales todavÍ8 se apoyan excesivamente sobre los Hammond(l2)
y probablemente por esta raz6n 9 no mucho tiempo ha,
un distinguido historiador económico es tim6 necesario salir en defensa de Claphamo(l3)
~
•
Describir, sin embargo 9 la interpretac i6n más
optimista de la r evolución i ndustrial como original
de Clapham, es i gnorar a otros historiadores ;. economistes que sostenían la misma t esis ant e s que ~ ·
Clapham diera a ésta amplia difusi6n. Los argum~ n
tos de Clapham est aban fuertemente apoyados en las
estadísticas sobr e salarios y precios , trabajo que
~l l amenta ba hubiera sido '1 c onstantemente ignorado
por l os historiadores sociales" . ( 1 4) De modo particular él se basaba en inves tigaciones sobre salarios en el siglo diecinueve realizadas por A.L.BC~
ley y G.H.Wood, que aparecieron en una serie de a~
tícu~os publicados entre 1895 y 1909 y que constituyen aún hoy día los es tudios más completos sobre
salarios que podrían ser útiles para terminar con
el problema de descubrir lo que . suc e dió con el sta~
dard de vida entre los años 1800 y 1850(15). Tanto
Bowley como ~ood fu eron cautos en sus conclusiones
•
�7
pero ambos convinieron en que el promedio de standard
de vida había aumentado entre 1800 y 1850. Pero estas
conclusiones, aún cuando su publicaci6n pr e cedi6 a
los libros de los Hammond, hicieron poco impacte sobre la interpretaci6n de la revoluci6n industrial ya
popularizada por Toynbee.
Como era de ·esperar se , la reacción moderna a la
interpretación de Toynbee comenz6 en Mancheste r. En
1920 G. W. Daniels escribió en su '~Early English
Cotton Indus try":(1C)
''Con fr ec uencia, y muy justificadamente, se e nfoca
el períooo de transjci6n, en particular de la úl·tj_ma década del sil2:-, 'J dieciocho y las primeras d~
cadas clel siglo di0r·inueve como una época de gran
penuria y de retrae so social para una gran parte
de ~La población ~r c. )mo causa d(l ello se pone un
considerable acent r sobre el movimiPnto economíco .
!..PXiºE~ la idea ql e un movimiento económico como
el que estamos con~iderando , quP fue caracteriza·do por un lad o por un mayor púde r de producci6n y
por el otro > por una unidad económica expans iva,
podría, por sí mismo , haber sido una causa de miseria muy extendida y de ~etroceso social, es duro de aceptar . Sin embargc , cuando se tiene en
cuenta la posición previa de Lancashire y los efectos que tuvo el movimiento econ6mico sobre· e lla, parecería no haber ninguna raz6n para ser aceptada para este período.''
Y George Unwin, en su encantador estudio sobre
Samuel Oldknow publicado en 1924, añadió su gentil
pero persuasiva protesta. ''A despecho de toda la noble elocuencia y profunda profecía de Carlyle'' Unwin
escribi6, ''los que conocen algo acerca de ambos pe-
�-
•
8
ríodos pueden permitirse duda r si e l siglo doce fue
mucho mejor que el s i glo di ec inueve.o••• Si Carlyle
se hubiera aventurado tanto sobre l os testimonios de
Mellor (fábrica de Oldknow) cono sobr e los de la Cr2
nica de Jocelyn, podr ía haber sacado un balance más
justo entre el Pasado y el Pr esente .'' ( 17)
Después vino un autorizado respaldo desde Cambridge . En 1926 J . H. Clapham pro lo g6 e l primer vol~
men de su mas iva ''Economic History of l\1odern Bri ta in''
con un ataqug genera l a las leyendas en historia y
un particular ataque a la leyenda de qu e e~ promed io
de standard de vida fue declinando entre 1800 y 1850 .
"Para cualquier clase de obrero urbano o industrial
de la que se puede conse guir informaci6n'' - escribió
Cl apham- "exc epto - una grave excepci6n- esos moribun
dos comercios tale s como los comunes tejedor es a ma no de tejidos de algod6n , los salarios han aumentado
notoria~ente durante los sesenta años intermedios (des
de 1790). Para 18s cl3ses afortunadas , tales como las
de los ladrilleros , aquellos han aumentado más del 40
por c i ento , y para los trabajadores urbanos e indus tri ales ~ en general , t a l v ez alrededor del 40 por cieQ
to . '' ( 1 8)
-
La advertencia de Clapham a los h i storia dores ~
con6micos (así como su igualmente famosa advertencia
a lo s economistas del "ári do formalismo '' de la teoría econ6mi ca contemporánea),(19) junto con la auto r i dad de s u saber señalaron un punto decisivo en la
moderna interpretaci6n de la revoluci6n industrial .
Desde entonces los ataques a la tesis de los Toynbee Hammond se hicieron frecuentes y violentos . En el m i~
mo año W. H. Hutt dirigió el ataque más perjudic i al
al uso que líammond hizo de las fuentes ~ cons id erando
�9
e l caso particular de su dependencia del not oria men te
ma l reputaclo Comité de SadJ.er de 1832 . Ilutt concluyó
c111e había habi clo " una ten(lencia genera l a exagerar los
'ma·1 es '' c1ue caracter·izaban el s i s t ema fabril antes de
abandon r eJ. lais se z - f a ir e ''. (2 0 ) Y en 1928 T . E . Greg_Q
r·y sos tuvo c1u e se habí a descaminaclo a toda una gener.§_
cj 611 de es·tudia11 tes de J.a historia económica inp-l c: sa ,
y c1ue el historiaclor , al convertirse en un '' fil ósofo
. ocia l '' h Et bí · 11echo de la historin econórriica " un ins t:r11men to rl e conc ena c1e ese Pa sado r espec to al cua l su
p l"'j n1e r. finaJ_j_cl ad ec- l a a
co mp r e nd erJ.o''. '' La Inglate l"'ra d e 'roynb ee y ae l os riammonc1 '' - concluía -, " no es l a
I g lat erra de Tooke y ae Ne'limarch''. (21)
En L930 Ivy P i nchbeck con la tención particularmente pt.lesta sob1~e J.as mujeres en la inclustria esc ri b ió: " S:L bien J.or:3 tr'al) jador·es :t10 part i c i paron en la
m l1ida c1ue pod í an J1abe rl o 11echo en las ventajas obte nidas del uso de l a maquinaria, a ún así, p8ra la mayo
r ía d los trabajadores la fÁbrica s i gnificó salarios
más altos , mejo r aJ. i mentac ión y v estido y un sta n dard
de vida mejor . Esto se verificó especialmente en ~l
caso de l as mu j eres ''. ( 22 ) Y e n 1931 Mrs . D. Geo r ge ~e
neralj.za a diciend : " En la mayor parte rJc;l mundo la
i11c1tls tJ"iaJ_izaci6n re1)resentó un progreso en la c i vili
zac i6n material , un aumen to e n l os standa rds de vida ,
un me j or status , un mayor pode r político para l as cla
se s más humildes; mejor6 la salud , prolongé la vida ,
dismi11tly6 l a fati ga cle l trabaje y traje consigc un ma
-
-
""
y'6 r ti e rnp
de ocio ''. ( 23)
-
Si con e to se quería describir lo acaecido en
Ingla te~ra entre 1800 y 1850 , se ~odria argüi r que la
reacci6n había i io d emas iado lejos . Además , el efectc
que l)rodujo sobre e 111sto1"iaaor de la economí a en ~
�10
neral fue más bi en de confus i ón que de esclarecimien
-c o 9 tanto es as í que un hi· .toriador, en 1 931, después
de citar l as opi niones de Hammond y de Clapham, lle gó a la conclus i ón que el tiempo '' aún no estaba madur o para pronunc i amientos dogmáticos en la materia '' o(24)
Fue j presumiblemente 9 par2 convencer a los que estaban en la duda y en el error que T. S . Ashton redactó
sus justemente famosos artículos de 1948 y 1949 . (25)
Como consecuencia directa de los artículos de Ashton
" la cont roversia '' volvi ó a reanudarse º Pero es importante hRc0r notar que desde entonces el argumento
ha sido enfocado más bien unilateralmente, y descri bir cono cont roversia lo que ha sido en r ealidad ensayos ~ara un acuerdo, es tal vez engafioso . (26) Ado más es+e acuerdo se ha vi sto r e f orzado por una reva l uac ión del ro l de l honbre de empresa en la r evolución i ndust rial y por un ataque a la ingenua idea de
explotación . ( 27) Por ciPrto 9 se pod í a haber sostenido ~ue Ashton había zanjadG el problema una vez por
todas
sin
t
ener
en
cuenta
la
adve
rtencia
recientemen
..
te dada por E . J . Hobsbavm de que aquel aun necesita ba '' pru ebas mllcho más fu e rtes d~ la s que se habían
aducido hasta e l r.orr.ento 9' para desacrea.i tar la opinién ele Ham1.1ond . (28) º
~
-
La reciente asEvrración de l Dr º Eobsbawm de que
la controversia [~n no se ha ext inguido alentará a
aque1los que pi ensan que en histeria ll ega r a una ~OQ
clusión es difícilj si no impos ible . Pero él estácoB
pletamente e~uivocado cuando describe la controversia
como u11 · fenór~1eno soci; l de los úl tirnos tr einta años,
sostenienco quP hasta el monento en que Clapham ata cara a la " opinión clásica " (e s decir , la de r~Iarx
Toynb ee - Hammond- liobsbavvr.i) é sta fue sostenida por"inv es ti gado r es e historiartores de todas las corrientes
1
�11
políticas '', y que ella representaba''el consenso de
contemporáneos inteligentes y bien informados , la m~
yorfa de los cuales , como loalmite aún la crítica , ~
brazaron el enfoque sombríc ''. (29) Est o ca r ece de sen
tido . En efec to , la controversia sobre los costos s~
cjales y J_as ganancias económicas de la r ev oluc i6n
J.ndustrial PS tan antigua como la misma revolución yj
tal vez 1 paf~Ó su fase más ~spera mientras se daban loo
primeros cambios importantes en la industria , antes
el e JJ850 .
De todas las críticas contemporáneas sobre la
industrializaci~n ninguna fue m1~ sonora como la que
hicieron Jas grandes figuras litPrarias del momento 1
co11 la soJ_a e j_mportante excepción de lVIacat1lay . La
oposición l i eraria a la revolución industrial continuó , por cjerto, durante la era vjctoriana: Word~
worth, Shelley, Col.eridge , ~outhey, Peacock , IIood ,
CarJyle, Kin 6 sley, las Brontes, Mrs. Gaskell, Dic kens , Disraeli, Ar old y Ruskin 9 todos ellos fueron
severos críticos del '' sistema fabriJ_ " y , en mayor o
1nenor grado, ensalzadores del pasado. Ellos, adn más
que Cobbett 9 fueron responsBbles del contr ste entre
el pasado y el presente y de la particular ley enda de
J_a '' edad c1e oro '' del siglo dieciocho . Ellos impusie J'on el standard ideal de un imaginario pasado y vituperaron, por contraste 9 todo lo que fuera moderno .
En este sentido , por ejemplo , Carlyle impresion6 much.ísimo a Toy11bee pues él int6 '' el mqs tierno y pa tático cuadro del Pasado, la más despi adada acusa ción del P resente "~ (30) Aunque a fines del siglo di~
ciocl10 los hornos de las fábricas de los es tableci 1nient os rurales eran acogidos como ejemplo de '' lo S.!!
bJ.ime '', el siglo diecinueve trajo consigo '' una edad
de desesperaci6n". (31) Burke vio las cualidades ese~
J.
-
�12
ciales de lo subl i me en ''la vaste_dad y ~]-_poderi' y
la "o scuri dad '' de l as máquinas y las fraguas de Coal
brook Dale; '1VordsvJ01'"'th y io a la fábrica como un ·templo
'' donde se ofrece
a l a Ganancia, e l íd olo dominad or del ~eino 7
un pe1-.petuo sacrificio¡' º ( 32)
·
,
-----~
-~
Las reacciones de Wordsworth y otros escritores del día fueron en parte estéticas y románticas,
en pa rt e morales y humanjta~ias, y en parte polí ticas; ellos objetaban la f ealdad y la escualidez de
la vida. urba.no-ind1lstrial comparada con la vida ru··
ral- agrícola; censuraban tambi én su espíritu moti -·
vador y ''la )presión '' que traía cons i gc º No hay ejemplo mejor de una críticá intransigente sobre la
industrialización que la de So~they, quien declaró
que 1'el efecto inmediato ·y doméstico del sistema fa
bril ººº es el de prrducir un mal físi0c y moral, en
proporción a la riqueza que crea 1'º (33) 0 9 tomemos
por ejemplv 9 ColRricige, c1uien escribió que '' los l a bradores de la tierra reciben pobres pagas y el r e~
to de la población está mecanizado en beneficio de
las fábricas de lüs nuevos hombres ricos; - sÍ 9 la
maquinaria de la riqueza de la nación se construye
con la desdicha, la ~nfe rmedad y la depravación de
aquellos que deberían constituir la fuerza de la na
-A
ción'' ,, ( 34)
•
•
Pero esos cr í ticos escribieron con más sentimien
to c1ue ciencia ;¡ ·toda una hlleste de escri to1'"'es menos
conocidos~ tales como JoFi e lden 9 C º Wing , J º Pº Ka y~ Sº
K~rdd, To Thackral1 y Ro Qastler 9 y J_os prine''"'OS te6rl:_ f f
cos socialistas 9 J º Fº Bray~ W~ Tbompson y Fe Eng~~s
(35) hicieron un análisis socia.l m6s for:,1al y apo rt~
•
-
�13
ron una mayor documentación . Engels , por ejemplo , co~
binó par excellence una mirade sentimental sobre el
pasadú y una condena del presente , sosteniendo qu e an
tes de lét inc]ustrialización '' los trabajac1ores veget.§.
b'n a lo largn de una existencia pasablemente confnr
tél1)].e , llevanrlo una vj.da recta y pacífica con toda
piedad y probidaa y su posición material estaba lej os
cJe SLr mejor Clue la de sus sucesores ". (3f)
-
Pero, como acaece
por cBda contemporáneo
alabnbaº Quizás la más
lización jam1s escrita
con la moderna controversia~
que criticaba había otro que
briosa defensa de la industria
fue la de ~acaulay
en 1830~(37)
,
" I, s e].' ses trabjé1doras de esta isla aunque tie -
ne n sus motivos de queja y sus angustias , algunas de ellas provocadas por su propia imprevi ~ ión, otras por errores de sus gobernantes? es tán , en conjunto , en mejores condiciones en l o
que se refiere a comodidades físicas 9 que los
h 1bitantes de lna región i gua lmente extendida
de J. mundo antiguo . Por esta razón el sufrimie_g·
·to se siente más agudamente y se deplora más
ruidosamente aquí que en cualquier otra parte •.•
Nosot ros deb emos confesarnos incapaces d e ha l lar ningún rec uerdo satisfactorio de cualquier
gran nación del pasado o del presente , en las
Ctlales las cJ.ases trabajadores hayan estado en
si tuación más confortable que en Ingla terra du
rante los últimos treinta años $ •• El sirviente , el artesano y el ogricultor di sponen de '
una provisión más copiosa y sabrosa de comida ,
mejor vestid y me j or mob ilia ri o ••• El pa í s es
aún más pobre que en 1790? Nosot r os creem os fir
memente que , no obastan te l a ma la admi nistr a -
-
-
�14
ción de sus gobernantes, el país se ha enriquecido cada v ez más. De cuando en cuanto ha habido una detención, de cuando en cuando , un corto
ret roc eso , p ero sobre la tendencia _genera l no
puede haber dudaº Un solo obstáculo puede hac er
desvi ar p er o la corriente es tá evident emente a vanz and o''º
'
Si Macaul ay puede compet ir con Southey y Coleridge en el ocuenc i a y apasionami ento , GºRºPorter y
T.T ooke pueden hacer lo propi o con Enge ls y su masi va i nv estigac ión y estad í sticas . (38) Es as í que Porter llegó a la conclus ión en 184 7 que ''aunque en algunas temporadas todos aquellos que v iví an de jornales diarios deben haber sufrido privaciones , con todo y con algunas excepciones, su condic ión ha ~ejo
rado mucho en el curso de los años "º (39) Y aún algunos crí ticos contemporáneos de la industrialización
admit í an que , con la excepci ón de los tejedores ma nuales de telares , los j or11ales eran '' más que suficientes para proveer de toao lo necesnrio aún para
un sustento liberal ''" ( 40)
Fue después de 1 850 , sin emba rgo, que recibió
un respaldo creciente la o 1., inión que l a condic i ón del
trabajo había mejorado y seguí a mejor1ndo aún . Por e jemplo 9 el ensayo de \itf ºR . Greg sobr e '' England As It Is"
en The Edinburgh RevieV'1 , lamentaba la ''t endencia a d~
nigrar el presente y exaltar el pasado '' y argüí a sobr e
un innegable adelRnto de nuestra pobl ac ión" . (41) Samuel Smil es en 1861 escribió que el artesano inglés
gozaba de mejores condiciones que en cualquier épcca
ar1terior : "ha s ido un proceso de mejoramiento sólido Y e~table ººº Por·)ci erto que cuanto más cuidadosamente se inv es tigan los df~Ci). ntados "buenos t i empos
•
�15
de antes '' de las clases trabajadoras , más claramente
se ve que aquellos eran tiempos de trabajo duro y e~
casa paga , de comida cara y ropa insuficiente , de m~
dios deficientes de educación y míseras comodidades
1EtrniJiar·es '' (42) '' El progreso - es decir, el progrese
material - de las clases t1·abajadoras de es te país
clur·ante la última mitad del siglo '' declaró J . V/ard
en ·1868 , " ha sido , sin embargo, destacado . La his to:r.'j_a no o.frece otro paralelo con ninguna otra épcca o p8Ís ' '~(43) Estas declaraciones recibier on una
f'o1·rnfJ aocume11tada en 1884 -- en el mismo ano en que a
é1r·ecía ''IJa RevoJ.uci6n
industrial'•
de Toynbee - en
.
------la publj_cación que hiciera la Statistical Society
bajo Ja dirección de su presidente Robert Giff ~ n 7 ~
·
. .. :
"G o el e J. é:1 , ... a . e t r 2 be j é1 t~ ("'\ ¡_~a en 1 a ú 1 t i ma
mitad el e J. sigl c '' ( 4 1~ ) º Gj.f_t·en 9 refiriéndose a 1 os a·-..
fio~ 1840 a 1880 , llegaba a la conclusión que los
stanclarco mejores do vida se reflejaban en la mor·t El. 1, j_ da a l to b a j a 1 e 11 t1 na e d tl ca e i. 6n. me j o rl 1 d:. s mi n c1011 cJ e 1. e~ imen y del pat1perismo y mayores ahorrosº
(45) P t:~O rnj.enL~"as Giffen estaba escribiendo, loa 11.,.a.
bi n estaban preparando sus primeros ataques a lus
insti~ucion1s y a la sociedad inglesas, ataques que
infl iyer 011 Gob1... c .Jcoc1a una generric ión de hist0r.iad o .. ~
l"es y a1)acig11aro11 la vieja controversia hasta el do_g
mático ataque de Clapham en 1926 .
~-
~
.,._.
...---
-
_.....
~
II
Por cada juicio inflexibl8 sobre la revolución
indus ~1a1 ~e Inglaterra ha hFoido, pues~ un juicio
contrario igualme11 te inflexi bl_e º Pueden ser explica----~da s estao diferencias? Ellas ian surgido m3ramente
~ebido a la dificultad en p~ [e r traz ~ r un balance his
)
)
-
�16
t6rico claro de un suceso complejo, tal cual es la
revolución industrial, la cual afectó a toda una so
ciedad durante más de medio siglc? Ciertamente el
volumen y la diversidad de las pruebas han llevado
a estudios tan variados y contradictorios que cualquier consideración sobre la revolución industrial
en conjunto ha sido inevitablemente llevada de simples a complejas interpretaciones.
Además, la historia es todo para todos los ho~
bres, y la selección de pruebas de acuerdo a algunos
principios abstractos y el resumen de evidencias según un implícito principio de selección ha impuesto
diferentes pat1tas a l es hechos y lia ''probad o'' diferentes interpretaci ones de los mismosº Los historia
dores, pues 1 a causa de la complejidad de la revolu
ci6n industrial, debido a la cantidad y diversidad
de pruebas, y a causa de las diferencias en las apreciaciones personales 7 están refiriéndose más bi en
a cosas diferentes, planteando y contestando probl~
mas diferentes, no discordando en realidad ( E':Icept o
en lo que se r efiere a valores), sino Gcupándose de
argumentos s in sentido~ Por ciertc que debe tenerse
en cuenta el problema de las fuentes y de l a integridad de su uso al considerarse los historiadores
de la r evoluc ión indust rial, pues si bien hay moti·vo suficiente para desacuerdos objetivos sobre la
base de la evidencia, los historiadores han tenid c
demasiado a menudo, tanto los adeptos ael progres o
(por ej . los liberales de Manchest er) como los cri
tic os sociales (pºej. los social istas de Fabien),
una tendencia a '' abusar " de las pruebas a favor de
sus particulares creenc i as .
Esta parcialidad política en la interpretacivn
�17
ha tenido tres fases principal es ; en la f ase primera
y contemporánea la cohtroversia se daba entr e Whig Y
Tory y consistía en una reflexión sobre el cambi o en
el poder e conómico y político que estaba sucedi end c
entre 1800 y 1850, con el Whig por un l ado , enc omi a~
do el cambio económico y político , y el Tory detrac tándolo. En la segunda fase , el conflicto se producía
entre los progresistas - y por esta épo ca t anto los
Liberales como los Conservadores miraban al siglo di~
cinueve como el siglo de un progreso masivo y continuo - y los distribucionistas , especialmente los Fabianos , quienes condenaban l a organización y l a ética del capitalismo deseando cambia rlo.- En la terce ra fase moderna , el ataque Fabiano se v e r e forzAdO
por los marxj.s tas, quienes aceptan el dogma de Engels
segdn lo difundiera Marx y sost i enen que el c~ p itali~
mo tanto en su evoluctón como en su forma actual es
un mal y, por tanto, mientras la r ev olución indus trial
en Inglat erra había perjudic8rlo al traba j ndor , el cr~
cj.mi ent o econ6mico de la Unión Soviética lo había be•
n fi ciad o .
"La opinión privada y l as pas i ones priv adas " - e~
cribía Eden en 1797 a propósit o del tema "La situac i ón
de los pobres ", " interferirán demasiado frecuentemente
a despecho de todos nosotros y desviarán e influirán
las mentes más honestas e int elig ent es adn en sus juicios sobre cuest i ones de hecho".( 46) Pero pocos historiadores tuvieron en cuent8 su adv e rt enc ia. Para Mac -
aulay , por e jemplo, ho habría problema acerca de los
en4ficos e fectos del lib eralisme económico sobre el
progreso econ<Smico . "No es por la intromi s ión O.e l ídolo de Mr . Southey, el omnisciente y omnipotente E~
tado - escri bi6 aquél - '' sino por la pru<1 enc ía y la
ene rgía del pueble que Inglaterra ha avanzad c> en su
�18
civilizaci6n, _y es debido a la misma prudencia y la
misma energía que miramos hacia adelante con buen ánimo y esperanza.'1 (47) Para los Hammond, sin embargo,
el progreso econ6mico estaba viciado por una injusta
distribuci6n y consiguiente divisi6n social; la revo
luci6n industrial había producido un sistema social
que ''en su forma extr ema º ••
había convertido a la
masa del pueblo en la carne de cañón de la industria''
y cuya persistencia demostraba ''lo que la humanidad
tiene que perder si hace un dios del poder industrial". ( 48 )· Tan fuerte fue al apasionamiento de los
Hammond que, por ejemplo, usaron e l informe de Sadler
de 1832 sobre la condic ión de los niños en la fábrica como "un documento clásico ºº.ººuna de las principales fuentes de nuestro conocimi ento de las condicio
nes de la vida en la fábrica de esa época, a pesar
del hecho de que sólo se apoyaba en las pruebas de
Sadler y de que éste fue ampliamente refutado por in
formes subsiguientes de 1833 y 1834.(49) Cuando las
creencias son fuertes el historiador puede estar cie
go respecto a aquello que no cree o no quiere creer ,
y aunque resulta difícil sospechar que algún historiador pueda ignorar conscientemente o ser capaz de
suprimir pruebas, falsificarlas o inventarlas, el h~
cho es que la historia ha sido usada durante mucho
tiempo como ''arma de doble filo'' y se le ha hecho
''s ervir a cualquier teoría imaginable o peculiaridad
temperamental''º( 5) Es así que gran parte del conflicto cre ad o acerca áe la revolución industr ial nace de
la parcialidad, de opiniones apasionadamente sosteni
das sobre valores y según estén influidas por el ca~
bio so·c ial.
º.
•
-
)
Ha habido también historiad:ores que miraron so_!!!
�19
bríarnente el cambio social como un retroceso y otros
que lo estimaron como un prometedor progreso . Los ºE
timistas , con su con fianza en un continuo aunque
f].uctuante progreso , han predominado desde el 1800 ,
( 5 1 ) , ae modo especial , en historia política donde
la interpretación Whig permaneció durante mucho tie~
p o indiscutiaa . (52) Es realmente curioso observar
q.ue una inter"'pretación Tory- radical de la revolución
industrial - como aquella promovida por contemporáneos tales como Southe y y Oastler y más tarde por
los IIammond y los V/ebb- recibiera el . más amplio fa vor , al mismo tiempo que la versi6n de historia po lítica Whig era mayormente aclamada y que , recient~
mente , cuando la interpretación política Whig ha s~
frido un ataque creciente , su actitud tradici onal
respecto a la revolución industrial ha estado , en
cambio , ganando aceptaci6n .
El desacuerdo originario descansa sobre actitu
des diferentes acerca del principal y obvio efecto
soc ial producido por la industrialización : la ruptu
ra de las antiguas unidades sociales y de las rela ciones sociales . Mientras que algunos argüían que
el r esuJ.tado era perjudicial, con efectos deletá reos sobre la moral , la saluti , la felic ida d y los
ingresos , otros sostenían que el industrialismo li be raba a los hombres de las antiguas servidumbres
de la tierra y del tiempo, de un sistema social cons
trictivo y les brindaba oportunidades para una exis
tencia más liberal y más ricaº De modo particular Jos pesimistas argüían que la industrialización cons
ti tuía tma amenaza para la mor al y los v alores . '' Elgran dañ o del s i stema ac t ua l'' - esc ri bi 6 N. Scatcherd
en 1830- '' es el de haber quebr ado compl etamente el
�20
vínculo.º. entre padres e hijoso•• Una vez roto el
lazo de la autoridad - el lazo del deber y el af ec
to es de poca monta. El sirviente es ahora el amoe l hijo sólo es el huésped''.(53)
Sin embargo, este proceso fue frecuentemente
visto como emancipación, esperialmente por las ..mujeres 1 pues cabe poca duda que la ~evolución jndus
•
tiial inició la re,r 8luc ión rJ<:ci a-1 en el status de
la mujer º Avanzado el siglo 9 ~fliss Fo le~.,. sostenía "
por ejemp~o, que la fábric e y el taller
•
•
" sacan a la joven fu era d el ~'hogar u, donde
está encerrada, confina da en cuanto a es pacio, luz, aire, ide a s y compañía; m0ldea
en ella hábitos de puntualidad, obediencia,
prontitud, destreza 9 '' perspicacia 11 y sos te
,,_
nida atención y esfuerzo, la estimula a tra
bajar bien, pone de manifiesto su capacidad
para la camaradería y la acción social y la
ejercita en el respeto y l a confianza en sí
misma y en el coraje ''"(54)
<¡uest., e l h ist ori ador de la industria del al-godón , sostenía en fo~ma similar, que el trabajador
de fábrica ''aguzaba su ingenio y prog1"'esaba por la
constante comunicació:.1': 9 y ''d e haber estado sélo
unos pocos grados por e . .1cima d e 2u e:anado t) n l a e:'?.
cala de la inteligencia, ll egaba a co __ i-e,_--tirse 0n
Ciudada10 PolíticJ~'(55) Pero Parc011 0·11:__ ~~ ~-·Jl"'k-
sh:L re, impugnando lo ti_Ue Cruest .1_3bJ. t.l el'"LC'C: ·. ado~ -. ...
me ri ·eaba que 1 os traba j ad o r e s fu e r, ~ n ·; má;:,) ~~ ~1 i C" t os 2 '.
0s~udi~ de la política que de la Bibliat!º(;6)
Para complicar el asunto qpareci6 ~1 ~esim~sta
argunento que la industrialización había relajadn
la moral, "Las fábricas" - declaraba Whitaker - 'son
•
�21
los focos de inmoralidad pre c oz , de casamientos pr e maturos y de una poblac i6n irregular".(57) Pe ro tales acusaciones estaban basadas sobre ''la deducción
teórica que , all í donde se '' arrojaran juntos un gran
número de personas de ambos sexos, debería darse ne cesariamente la inmoralidad "o (58) Ellas se vinculaban
a demáo~ en el período anterior a 1850 9 a lo s temores
r.1al tusianos a e s11p erp oblac i6n. En cualquie1. caso las
,ruebnn, tanto de la religj6n como de la moral, s c bre
.l.aP clBses trabEljadoras eran tan variadas com:1 para
~ er suoceptibles de interpretación alternadaº The
Pactory Commission Report de 1833 afirmaba:(59)
•
''R especte a la moral vemos qtle aunque
las declaraciones y las de osiciones
de los diferentes ·testigos que han si
-do examinados son en gran medida conflictuales, aún no hay pruebas que de
inues tren que el vicio y la i1"moralidad
prevalezcan más en el puebl , conside rad o como una clase , que en cualquier
otro sector de la comunidad de la mis
ma época y con los mismos limitados
medios de informaci n"º
1
•
-
Lo mismo que pasa co~ la moral sucede con Ja re Lig·. "~ : Cl1apman declaró en 1840 que '' la as istencia de
los 4 · r j e(l ores en determinad8 luga1. d e J. culto es muy
e11cJ 11 º J]n l. o~ a lre ded o::' es et e JJ e ed sr. • (\ la s i1umerus r:t e
ap1J 1 ao. º es t~n ,~ab:L tualmente llenas 't º ( 60) C:v_e st e'i
l"' ~ · ··_u e: p o r e i e i~ t n
que 1 os Je e j e dores " e vi d en c i a ron
~-a11vo celo y ardo1--- por la nue-·a ?ellg-:_6n como sus p1"' e
"
..
decesL es habian a11te1~iorme 1te demostrado por la Re·_orma '' c ( 61) ~ar P01 Bull y otros de la s iglesias enton
-..
ces existentes estaban tan preocupados por el tino de
i)
~
Q
_,..
�22
religi6n como por la falta de ellaº De manera semejante, algunas de las quejas sobre el carácter de
los trabajadores partían de la desaprobaci6n por el
consumo que éstos hacían de los ''artículos de luj 6 1'
- por ejemplo,comestibles importados y algodones es
tampados - y por la creciente independencia social,
con salarios y uniones más elevados, por lo menos de
los artesanos más hábiles.
-
Los pesimistas, por consiguiente, veían en aque
llo que ellos consideraban falta de disciplina, inmo
r 8lidad y radicalismo político y religioso, tendencias peligrosas que amenazaban viej os intereses y an
tiguos valores. Ellos tenían razón en su temor ,pero
el que la nueva sociedad fuera menos moral que la an
tigua es un problema que aún queda por resolver. Ello
no obstante ha persistido una convicción de decadencia
moral de suerte que todavía hoy hay muchos, como por
ej. Ortega y Gasset, que han sostenido que el efecto
más importante de la revolución industrial ha sidc el
de dejar a Euro pa sin un c ódigo moral.(62)
-
Como es obvio, hubo poca posibilidad de acuerdo sobre la revolución industrial cuando los intérpre
tes estuvi eron (y están ) separados por convicciones
tan absolutas sobre valores . Aún en el caso del probl~
ma más limitado de definir el progreso económico - l_i
mimado en relación con el probl ema más vasto de la co~
paraci6n de los modos de vida - ha habido poca ooincidencia. G.T.Jones, por ejemplo, sostenía que ''la med_i
ci6n directa df l progreso e conómico" era imposible
mientras que Colin Clark declaraba que ''las comparaci_Q
nes sobre bienestar económico ent r e una comunidad y
otra constituyen la verdadera a rmazón de la ciencia económica''. ( 63) Pero el problema de cotejar ''la satis-
�•
23
facción producida por una dieta consistente en pan , P~
pas , 1;é , a azúcar y carne con aquella producida por una
dieta constituida principalmente por harina de avena,
lechP, q.ueso y cerveza '' (problema visto segdn T. S . Ash
ton) ( 6~) no ha sido reclucj.do, y probablemente no pue d'"t serJ o , a mediciones cuan ti ta ti vas objetivas . De tal
modo, rl comparar la vida rural con la vida urbana,
J_as reApuestas obtenidas han dependido de juicios de
valor acerca de los cuales el desacuerdo ha sido segu
ro.
Pero no todo desacuerdo ha surgido de esta forma º
Otra uente importante de desinteligencias la ha consti tuído el particu:ar caróc·ter de los informes parlamentarj_os en J.os cuales tanto han confi~do~ por nece-sidad, los historiador es de larevolución industria]. .
Estos informes son '' una clase de prueba que se resien
-·
te del hecho que se relaciona mucho con calamidades y
desgracias ". (65) Al hacer lu crónica de los males de
la sociedad, a menudo con detalles morbosos , ellos c frecen una evidencia
sólo incid ental del progreso . De
,...
masiadc frecuentemente, pues , el historiador ha halle
do pruebRs sóJ_o ( principalm ente) de les aspectos a normales, peores y más dramáticos de la sociedad y de
la economía. Una vez más, y sin descontar el fuerte e
lement de compasión en las motivaciones de aquellcs
que subrnynbru; ~os males de la sociedad , el historiad or
ha sido atraído demasiado a menudo por el triste es pectáculo de 18 inhumanidad del hombre hacia el hombre . Ciertament e , para la mayoría de nosotros , esrn~ ,
fácil , más inte r esante y emocionalmente más satisfactorio pre ocuparse por la maldad y el sufrimient o del
hombre que contemplar sus hazañas . La miseria , el vicio y la crueldad invariablemente fascinan , mientras
que la virtud a menudo aburre . Además , una vez contem
-
�•
24
plado el sufrimiento y el mal y, en consecuencia, habiendo descargado la culpa y buscado un remedio, nues
tra conciencia se tranquiliza y se apacigua nuestra
indignación. Pero como lo destaca Butterfield, ''no es
cl8ro que la indignación moral no sea una dispersión
de las energías de uno mismo para gran confusi6n del
propio juicio".(67) Por estas diversas razones las
condiciones de trabajo y de vida de los trabajadores
industriales y a domicilio más bajos se examinaron y
documentaron como las de ningún otro grupo de gente y
tanto se averiguó sobre ellos que el peso de las prue
bas constituyó y or sí mismo una parcialidad cuando se
hicieron comp a raciones con otros grupos cuyo conocimien
to era menor. Ello llevó, por ej. 9 a la generalizaci6n
que, puesto que en muchos casos las condiciones eran
muy malas, ellas no podían haber sido peores, y por ta~
to, debían haber sido mejores ant e s.
-
-
Tal vez la fuente más importante de conflicto en
la interpretacj6n ha surgido del liecho que diferentes
historiadores se han referido a diferentes personas y
distintos pe~íodos de tiempo y han estado haciendo coB
paraciones que eran inapropiadas y gener8lizaciones
que no son válidas.
Es completamente irreal 1 por ej. 9 hablar sobre
los trabajadores como si se tratara de un grupo homogéneo. Esto fu e d e stacado por Place en 1834:(68)
''Si el carácter y la conducta de la gente trabajadora debe extraerse de revistas, ma gazines, panfletos, diarios, infor.mes de las dos
C~maras del Parlamento y de los Comis~onados
de las fábricas, los hallaremos todos mezcl~
dos, como'' l a s clases más bajas'', los hombres :
\ más expertos y los más prudentes con los más
.
•
�25
ignorantes y l os más irnprudentes trabajadores
y po bres , aunque J_a diferencia sea por cierto
grnnde y admita en muchos casos escasa compa -
ración ''.
Es as í
que cuaJ.quier referencia a los tejedores
de teJares a mano despuás de 1.830 es seguro que será
dep ~imente y cualquier generalización sobr·e su sufr_!
mien·tos no podrá ser necesariamente aplicable a la t~
talidad de Ja masa trabajadora . (69) Ello no obstante ,
1'1S lleclar·acj ones acerca de J.os obreros más pobres y
sobre as peores condiciones de vida y de trabajo han
sido usad8s sjn una culificaci6n apropiad , como si
~11as f 1eran de aplicación generalº Ya ha sido citad0
el E.je111plo de l ind el)j(l O tlso cue los Hammonc1 h.icieran
cJel i11forme ele Sac1ler· c1e 1832 ; su descripción del '' Es
ta d o cJ e 1 é.1 s c i u da d e s " e n " T11 e B 1 e ak A¡.r e " pu e el e igual· me11tc se
cri ticacla por su acurnulacj_ón de casos ex ·t1~e
.....
mos y por su ignorancia de la prueba contraria que se
halla adn en las fu~ntes por ellos mismos usadas o(70)
Una vez que se admiten las difere11cias entre los grupos de trabajaclo:r·es ele be , sin ernbargo , e}:ami11arse su
sj~g11ificad
y, de modo J)a1--ticular , debe hacerse un co
tejo entre los jornales y las condiciones de trabajo
ele los tra1Jajac1ores en eJ. pasado y en las nuevas inaustrias . Mr s . Gilboy ha demostrado , por ejemplo , có
mo las diferencias de jrr nales en el norte y en el
sur y entre la ciudad y el campo , constituyó un est í
1n1 lo para la migrac i ón laboral hacia las áreas indu-Striales más desarrolladas del s i glo dieciocho ; (71)
el estudio de Redford sobre migrac i ón l aboral entre
1800 y 1850 demostró cómo las mi smas fuerzas obr aron
urante l a rev oluc i ón industri a l ( 72) . Análogamente ,
Mi ss Pinch b ec k h a sosteni do que l os ade l antos a l ean
za dos por e l obre r o fa bril en tre 1800 y 1850 s ól o
4'
�26
pueden ser estimados cuando se consideran las condiciones de otros obreros en el mismo período:(73)
.
''Entre los fabricantes de encajes, de guantes
y de nedias, los tejedores de paja y los fabri
c antes de clavos y otros t~abajadores demésti
cos, las mujeres y los niños seguían aún trabajando en viviendas insalubr e s y hacinados
durante muchas horas del día; muy pocos de ellos no obstante una fatiga inexorable apenas
podían ganar lo suficiente pa~a vivir y eran
impotentes para pagar l os gastos de acarreo~
mezquinas exacciones y tiranías tales como
solían ser impuestas por l a codicia o l a des honestidad del ag8nte de negocios'':>
-
1
Los historiadores no han s ido cuidadosos en ac l a
-·
rar del todo a qué grupos de person8s se ref 2rían o
el período de tiempo que estaba n cons~d e raDd n º Hn hab;.
do poco desacuerdo sobre el hecno de ql1_e H ::i ~ :l larga''
el standard genera l de vida ~e elevó; pocos fOdr í an
di scut ir, por ej º, que el obrero estaba en me j ores COQ
didones en 1900 que en 1800 ~ Cuando se elimin2n otras
confusiones el des c cuerdo se centra s obre la ~ e cha en
la cual comenzó a subir el standard de vida y s i la
mejora fue precedida por un p c~ íodo en que lns condiciones de trabajo y de vida estaban en realidad deterioradas. Por cierto que gran parte de l a crítica so bre el período 1 800 a 1850 está basado en s u posic i on es
ac ~ rca del siglo dieciocho y puesto que los eternos
temas de''los buenos tiempos de antes '' y de ''la edad de
or o del pasado'' - a menudo premisas no examinadas parecen ser característica de t ouas las épocas . es i~
portante saber si e l siglo dieciocho proporcionó nn
standard de vida más a lt o ~ara el trabajador inglés
�27
que el s i glo diecinueve . Esta ~nn stituye la compara ción m~s pertinen ·e; es de poca utilidad comparar e l
standard de vida de 1800 a 1850 con el de la mitad del
Piglo 1einte .
O alciuj cr· estudio sobre eJ siglo dieciocho reveJ.a
Ja cxj , tencia do muchos de los " males " que ha11 sic]o aso
ciador más o menos exclus ivamente con la revolución in
:1 u s L!;' j a J_ • S in c1 ud a , j nf' o r1n e s e t1i da a os os so ore 1 n s s a larios eJ siglo J_S hechos por F . M. Eden , e n 1797 y
por E . W. Gilboy en 1934 mu stran que los mismos habían
uumen ·do cluré1nte l siglo º Eden pensa1JP 1ue 'no sola 1ncn e ln totr1lidnd del cuer¡)O de la nacj ~ ~ d be haber
p ~ogr· e 1do en bieno.J tur e independencia' sino t amb ién
sa po1'\ ,i611 de la corr1unid~d formada por ar1ueJ.los que
son enf6tic~men~c llamados las clases t~abajnd0r~s de 1Jen hnb :ir 1 j 01'"'sid o considcrAbleme11te su condicJ rS1 en
el curso del ~º · siglo ". (74) Co1 todo e be ufirmnr· que,
lo mj_, mo ate c11 eJ_ sj glo e j_eci1111eve, el hecho que l as
condicio es 1ncjora1' nn no es incompatil)le con J.a aseve rnción g_ue las condicion s eran muy molé1s . El '' Gin La ne '' de I-Ioga - tl1, por ejem1)J 6, pin tri condiciones de vida
simil· res a l~s que aparecen descriptns en loR informes de ln Comisión de ln Salud de las CiudPdes de 1840 .
Los Webb estnban por lo menos tan impresionados por el
sigJ.o 18 como 1)01'"' el siglo 19, pues en su 'ls·tudio so bre el g obiernos local en el siglo 18 recogieron prue bas de lo que c.lesc1'"'i1)Ían como '' masa horrible de deJ.inc tel"' Cifi seni.:>u~11 y sórdida ". Este fue Ultl siglo, 0ll0s
Cl,, Ínn, de '' Vi a privada licenciosa " y de '' desÓrden y1J.
biliico ", con demqsiada bebida y juego y sensualidad enai1men·to º Las ferias ae Lon( res , escribieron , '' eran orgías de e1nbriat;ueces , de inmor8lidad y de eles orden" .
(75) Col~uhoun , al describir Londres a fines del si glo 1 8 declRró : '' La pobreza en i1ingún luga r se halla
�28
cubierta en medida tan grande con la apariencia y
los emblemas de extrema miseria y escualidez como
en Londres." (76) Puesto que observadores contemporáneos como Francis Place y escritores subsiguientes como los Webb y Mrs. George creen que las condi
.....
ciones comenzaron a mejorar después de 1800, sería
arriesgado argüir que las mismas se deterioraron
sin contaA con una investigación más detallada del
siglo xr~T'~a evidencia indica, por lo menos, que
las condiciones después fueron ciertamente malas y
muy bien podían haber sido peores que a principios
del s i glo diecinueveo(78)
III
La s diferencias de interpretación sobr e la revolución industrial pueden se r explicadas, pero pue
den ser resueltas? Porqué 9 de modo particular, los
historiadores tienden hoy a estar a favor de la interpretación de Macaulay- Clapham más bien que de la
de los Toynbee-Hammond? La aprobación moderna de la
revolución industrial nace en parte de un interés
por e l crecimiento económico, y la consiguiente com
prensión y simpat ía, por un período de crecimiento
dramático y exitoso . El mayor problema económico del
mundo moderno -as í como lo fue en el mundo de la re
volución industrial- consiste en aumentar la produ c
ción más rápidamente que la población. La industrialización de Inglaterra fue la so lución satisfactoria a este problema y, por tanto, es más admirada
que criticada.
~
~
......
Con todo, la aprobación dimana también de la
creciente convicci6n, basada tanto en el cambio de
valores como en una investigación más adecuada, de
�29
que el obrero inglés , de hecho , se ha beneficiado
con la revolución industrialº Tres ~osas en particuJ ar han conducido a esta convicción: 1) estjma ci61 ae tasas de jngresos y riquezas Tiacionales, de
n d i e .:J e pro c111 e e i ó 11 , de s e J., i e s d e s a 1 ario s y p l" e···
e· o~ ') d tendencias de consumo y de índi<:;es r:>ocia..t..C. · - -todo.. lo cuaJ in ica un al11nento .........
no-a.............
mbiguo... del
1romcd]o ele ·tanrard de vida-; 2) un ec..cepticismo
<!_] l'"'~ori oobre la lJase de la moderna teoría del derrollo económico en el sentjdo que el progre s o económico ~ º ués de mucho iempo podría hacer al rj-·
co má
"'j co, y al pobre más pobre y, 3) 11n cohoci1ni i1to ca a vez 1nayor de J.os errores, confusiones y
de~·jlu,·ionc
de los oposi ores el pr·ogreso º
l~
ta convicción ha oido reforzada por ot r os fac
-
to" • !fa l1abido 9 por ejemplo, una revalor·ación de
la in1por· ancia y cleJ. rol del empresario ju11to con u
na pérdida
neral de ínter s por la pr eocupación
Fabian- .,.,ociaJ.ista de los )roble1nas de c1istrj_b1lci6n
u i f 1sa del prole arjado industrialº Ader~ás , en
lna 'poca d cru ldades numerosas y masivas se ha
pcrdjdo la prolongada capacidad para indignar.se ant
1 .·pcctáculo de niños en las fábricas y Jnujer~
en las minasn los hechos y ficciones que desner
taran la humanitaria compasión de los Hammond tiend n a dejar impasible al moderno lector 1 bien dis cipli11aclo por· su f'a1nilia1"'idad con los campos de con
y
ccnt1"ació1
e
-
Ello no obstante, la controversia q e ha acalo
-r8dO a los historiador s durante un siglo y medio
aj fícil ~ente puede co11siderarse terminada e La nre-scnte calma co11 toda segllridad no es pe::manente
0
pues es el resultado
i10
sólo de una invesLjgaciór.
�30
mejor sino también de una unanimidad doctrinal temporaria entre los historiadores. Si Hobsbawm no vuel
ve al ataque de la ahora aceptable interpretación
whig de la revolución industrial, algunos otros his
toriadores ciertamente lo harán, sea ahora o en el
futuro. No obstante no ser ambigua la evidencia que
muestra que hubo un creciente standard de vida entre
1800 y 1850, se usarán otros criterios de progreso
para demostrar su empeoramiento. Mientras haya diver
sidad de crit erios sobre valores la controversia per
manecerá viva y, después de todo, esto es positivo.
La Historia sólo puede sobrevivir en una sociedad
donde no haya valores ''aprobados'' y donde todas la s
int erpretaciones estén somet idas a un continuo esce~
ticismo e inv e stigación.
-
-
Conclusión? Es completament e obvio que las interpretaciones de la revolución industrial de Inglat erra no se han basado del todo sobre un análi s is im
parcial de las pruebas: en gran parte e llas han sido
el resultado de actitudes particulares r especto al
cambio social , económico y político. El desacuerdo
ha surg ido tanto de diferentes opiniones como de he
chos diferentes. Toda la controversia ha sido por
cierto brillantemente satirizada por Thomas Love
Peacock en ''Headlong Hall" escrito en 1815, donde
oponía los puntos de vista de '' Mr . Foster, el "perf eccionista''; Mr . Escott, e l ''deteriorista'', (y) IVIr.
J enkinson, el ''statu-quo-ista":
'' (Mr. Foster) se expresaba con gran energ ía sobre el tema de caminos y ferrocarri
l es , canales y túneles, manufacturas y m~
quinarias: ''En una palabra'', decía él,
''cualquier cosa que observemos proclama
el progreso de la humanidad en todas las
-
•
•
�31
artes de la vida y demuestra ~u gradual avag
ce hacia un estado de per·fección ilimi taaa".
M~. Escotte•o••tomó aquí el hilo del discur
-so observando que la exposición acabada de
presentar le parecía que era perfectamente
contraria al verdacJero es ado de cosas~''pues t,
1
dijo él, "estos adelant,os, como Ud . los 11~
ma, me parecen a mí otros tantos eslabones
de la gr n cadena de corrupción que pronto
aprisionará a la raza humana en una esc lavi
tud irreparable y una incurable miseria ••• "
1
'Vu stras opiniones'' , dijo r.~r º Jenkinson ,
"par ccn diferir toto coelo . He considerado
a m nudo ol asun o en mi prnpia cabeza, pro
y contra y finalmente ll egu ~ a esta concl11si6n, - que no hay en la raza humana una teg
dencia a la perfec ibi lidad moral ni a la
dAterjoración, sino que las medidas de cada
una e ellas están an exactamente eauilibradas por sus r ec íprocos resultados que la
e pccie humana, respec o a la suma de bien
o mal, saber e ignorancia , felicidad y mise
ria, permanece exacta y perpetuamente in statu quo º ''
•
•
R. M. HARTVELL , Nuffield College , Oxford
�32
,
NOTAS
(+) Este ensayo tiene su origen en un discurso pronunciado conjuntamente por el autor y A.G.L. Shaw,
de la Universidad de Sydney, en la sesión inaugural del Grupo de Historiadores de Sydney en
1953. Le debe, por consiguiente, mucho, a ese es
tudio realizado con Shaw. Aunque se citan muchos
libros y autores, el ensayo no pretende ser bibliográficamente exhaustivo.
-
(1) Ver G. Freyre, ''Morals and Social Change'', Transactions of the Third World Congress of Sociologx (8 vol.; Londr es: -Int e rnational Sociological
Association, 1956), I, 20-33º
(2) J. H. Clapham, An Economic History of the Mode rn
Britain (3 vol.; Cambridge, Inglaterra: Cambridge University Press , 1926), I, vii.
(3) S. Webb, Labour in the Long est Reign (Fabian
Tract Nº 75, Londr es: The Fabian Society, 1897),
p. 2.
(4) The Village Laboure r, 1760-1832 (Londres: Long~
man~ Green &
1911); The Town Labourer,17601832 (Londr es : Longsman, Green & Co., 1917);The
Skilled Labour e r, 1760-1832 (Londres: Longsman,
Green & Co., 1919); The Rise of Modern Industry
(Londr es: Methuen, 1925); The Age of the Chartists (Londr es : Longsman, Green & Co.,- 1930);
The Bleak Age (Londres: Longsman, Green & Co.,
1934); y Lord Shafterbury (Londres: Constable,
1923). La popularidad de estos libros puede juz
garse por el r1úmero de e diciones; por ej.: The
ººº'
�33
Vjllage IJabourer se publicó primero en 19 11 , se
reeditó en 19 12 , 19 13 , 19 19 , 192 4, 1927 , 1932 ,
1936 y 1948 ; The Town Labourer se publjcÓ primero en 19 17 , tuvo cua ro nuevas ediciones hacia
'in es de 1920 . Pocos libro s históricos del siglo
ve in te se vena ieron
·ta~n
bien .
(5) Tl1e S illed IJ~bourer , pp . 1 y 4; Jhe V.1:..~ la ge IJabourer (1948 Gujld . ed . ) , II , 136- 37 . Hay una
sjgnificativa diferencia en re los primeros en re
los primeros libros y The Blealr Ag~ ( publ.icafio en
1934), los cuales admi·ían que ''los his or :1r;r1ores
han sido capaces d pin ar la vida de este ·iempo con colores emasiado sombríos para ser ve aa
-cJeros ", que J~a explicación de descontento sistemá tj coy difunrtido • • ••• debe verse fuer8 ~A la
e~fera
de co11dicione estr ic tamente
y que "clespués del 40 hubo 11n lento
joramiento e J.as condiciones y del
1 a v j_ él a s o e i a. J.'' • ( Pe 1 i e an 1 e d º , p p •
eco1 ~n1j~cas''
:ir f"T::Jclual me
carác ier de
-
15 y 226) •
El camlJio de acti ud puede verse tambi-n en '' The
Industrial Revolu ion and Dj.scon te11t" , Tl1e Economic IIistory tleview , II (Enero , 1930), escrita en
con·testación a lo sostenido por ClarJham ae que el
standard de vida había mejorado entre 1790 y 1830 .
(6) Aº Toynbee , Lectures on the i ndustrial revolution
in England (Londres, 1884), p . 84 .
( 7) Je E º Tl1o r old Roge r s , S ix Centuries of ~iork and
Ages ( 10º Ed . ; Swan Sonnens che in , 1909) 9 pp . 485
y 492 .
(8)
w.
Cunningham , The Growth of Industrv an d C o m~e r
ce in Mode rn Times ( 6º Ed . ; 3 vol . ; C amb~id g e ,
England: Camb ridge University Press 9 1925) , III ,
�34
668 y 617.
(9) H. de B. Gibbins, Industry in England: Histórical Outlines (5° Ed., Londres: Methuen, 1907),
p. 421.
(10) E. J. Hamilton, ''Prices as a Factor in Business
Growth'', The Journal of Economic History, XII
(Fall, 1952), 344.
(11) The Review of Economic Progress, IV (July 1952),4.
(12)
v.
gr. una Economic History of Mode rn Europe, de
H. E. Friedlander y J. Oser (New York: PrenticeHall, 1953) describe las condiciones de trabajo
en Inglaterra antes de 1870 casi completamente
en términos de ''consecuencias social es'', ci tanG.o
como autoridad es en la materi& a los Hammond ,los
Webb , Coles, M. Beer, E, Lipson~ W~ Page y G~
Slater (p . 154 et se_q_º )º Ver tambié'"1 Po Gregg,,
A Social and Economic History_ of B~:!~i~, 1760195 0 (Londres: Harrap 9 1952) y Aº Bryant, The
Age of Elegan~~' 1812-1822 (Londres : Col lins,
1950)0
( 1 3) T. S º Ashton en '' The Jo~-·:·: '.l of Eco11omic Hi ~to ry ",
IX (1949),38.
(14) Clapham, Economic History of Modern Britain,I,561º
(15) Bowley publicó en Journal of the S tati ~ tic al ~o
ciety (1895,1898,1899 y 1qo 2) y en ''The Eco1'1omi~
Journal" (1895,1896); G.Hº Wood 9 sus irivestigacio
nes fueron r esumidas en dos artículos, '' The Course of Average ry!ages between 1790 and 1860'', The
Economic Journal, IX (1899) y ''Real Wages and 'Phe
Standard of Comfort since 1850'', Journal of the
Statistical Soc iety, LXXII (1909). Las inves t i7
�35
gaciones de Bowley están resumidas en Wages in
the United Kingdom in the Nineteenth Century
( C;:tmb1·idge, Inglaterra~ Cambridge Uni ver si ty
Press , 1900) y Wages and Income in thc United
Kingdom sj.nce 1860 (Cambridge , Inglaterra~ Ca!!!_
brj.dge University Press , 1937) .
(16) Go Wº Daniel s, The Early English Cotton Industry (Manchester: Manchester University Press ,
1920) , pp . 145- 46 . Daniels prosiguió
~ostenien
do que la desgracia de ese tiempo fue causada
por J.as guerras napoleónicas , l.q~ cuales ''dis·torsionaron" el desarrollo econ61nico y "frus taron '1 el desarrollo social .
( 17) G<~orge Unwin y otros, Samuel Oldknow and the
Arkwr ig·ths (Manches·ter: Manchester -universi ty
Pre s s , 1 9 2 4 ) , p p • 2 4 1 - 4.2 •
(18) Ibid , p . 561 .
( ·19) "Of Empty Economic Boxes" , The Economic Jour-
nal, XXXII (1922) .
(20) Vi/ . :tl . H11tt, ''The Factory System of the Early
Nineteenth Century'' 9 Economica , VI (1926) , 93 .
Comparar con Apéndice VIII al Vol . VI de T.
Tool{e y W. ~Jewmarch , A History of Prices •• e.
1792-1856 (6 vol . ; Londres , 1838- 57) , que mues
tra los benéficos efectos de las "Factory Actsl' ·
(2 1 ) T. E. Gregory, An Introdution to Tooke and New-
march'' s "A History of Prices and of the state
of the circulation from 1792 to 1856 (Londres:
King , 1928) , pp . 119-2C.
(22) Ivy Pinchbeck, Women workers and the industrial
revolution (Londres: Routledge, 1930) , p. 311.
�36
(23) D. George, England in transition (Londres:
Róutledge, 1931; y ed. Pelican, 1953), p. 144.
(24) A. Reford, The Economic History of England,
1760-1860 (Londres: Longsman, Green
1 931 ) ' p. 65.
& Co.,
(25) T. s. Ashton, ''The standard of lj_fe of the V'Tor
kers in England", 1790-1830, The Journal of Eco
nomic History, IX (Fall, 1949); ''Sorne Statis t ics
of the Industrial revolution in Bri tain'', Manchester Statistical Society (Enº 14, 1948).
(26) Véase Fo A. Hayek, 9aEitalism and the Historians
(Londre s: Routledge 1 1954), y Wº H. Chaloner,
The Hungry Forties ( '' ~'\ ids far teachers seri es''
Nº I, publicado por The Historical Assoc ia tion;
Londres, 1957).
(27) Véase ''The Moral History of Uª So B11s ines s'' , y
''What historians teach about business", Portune 9
Dieº 1949 y abril 1952; también W~ Wooddruff ,
''History and Businessman'' , The Business History Review, XXX (1956)~
(28) E. H. Hobsbawm, ''The British standard of living 9
1790-1 850 '', The Economic History Review , X (agoº
1957) , 61.
(29) Ibid., p. 46.
(30) Toynbee 9 The industrial r evo l ut ion, p. 193.
. .
(31) F. D. Klingender, Art and the industrial revolu-
tion (Londres: Royle, 1947), pº 71 et seq.
(32) Ibid., p. 74; y The Excursion, Libros VIII
·(3?) T. Southey , _Sir Thomas
Mo re ~
y
or Colloquies on
..
IX.
�37
the progress and prospects of civilization (2
voJ. • ; IJ'o ndres , 1829) , I , 197 .
(34)
s.
~.
Coleridge , The Constitution of church
and state (Londr es , 1829) , pp. 66 - 67 .
(35) J . Fjelden , The Curse of the factory systPm
(Londres, 1836); C. Wing , The Evil s of ·he Facory system demonstrated by parliamen ·ary evid ence (Londres , 1837); J . P . Kay , The mora] and
physical concl j_·tion s of bhe '11orking cla.sses employec in the cotton manufacture in Manchester
(Londres, 1832); S . Kydd , The His· ory of the
factory mov ement (Lanares , 1857); C. T,. Thacl\:rah,
The effects of arts, trades and JrofP~ 8 ions •••
011 l1°alth and longevj_ty (Londres , 18)1); por· R .
Oas ler·, ver C . Driver , Tory ra )ica .~ 2 the life
of Richard Oastler (New York: Oxford Univers ity
PresP, 194 6); J . F ~ Bray , Labour's wrongs and
J_abot1r ' s remedy (Leeds 9 1839); ¡r . 'Ihompson , An
e11quiry j_nto tl1e principles of -11e c1istrirJu tion
of v1 eal tl1 most consider·ate ·to human hn-ppin~ ss
(Londres, 1850); y F . Engels, The condition of
the v1orkj_ng clas s in England in 1844· ( l1ondre s ,
11
·184 5 ) o
(36) Engels , The condition of the orking class (Ed .
1950) , p . 2 . El libro de Engels ha tenido más
influencia sobre las in~erpretaciones inglesas
de la revolución industrjal que el libro de
Marx "El Capital", pero nunca ha ha1Jido un his
toriador marxista inglés influyente de la revo
lución in~ustrial. Los tradic i onal es denigrad;
re a in gleses han sido los radicales To ry o los
socialistas Fabianos , los prime ro s estimula dos
�38
por oposición al proceso Whig, los segundos por
observación directa de las condiciones industria
les inglesas más bien que por teorizaciones del
continente. Ello no obstante, el libro de Engel~
que se convirtió en un clásico del socialismo,
fue leído por Toynb ee, los Webb y lo s Hammond
quienes, consecuentemente, lo sobre~aloraron co
mo obra histórica; pero véase la introducción a
- la nueva edición realizada por W.
Henderson
-. . · y W. Ho Chaloner (Oxford: Blackwell, 1958), qui~
· nes han hecho una revaluación r ealista y nada li
· ·· sonj era de E11gel s como historiador.
-
ºº
-
(37) To Bo Macaulay, '' Southey 's colloquies'', Edin- burgh Review (en. 1930); reimpresa en todas las
.. .
ediciones standard de los ensayos de Macaulay,
v. grº, Longsman Popular edition (Londres, 1902),
pp. 119-21.
. . .. .
(38) G. R. Porter, The progress of a nation (Londres,
1847) y Tcoke y Newmarch, A History of Prices.
(39) Porter, ibid., p. 459; cf. Tooke y Newmarch , A
History of Pric es , II, 70-71. Porter exceptuaba
a lo s ''tejedores de telares a mano y otros empleos análogos realizados en las casas de los
trabajadores".
(40) PQ Gaskell, The manufacturing pqpulation of England (Londres, 1833), p. 161; véase también
Kay, The Moral and physical conditions of the
working classes, PPe 26-27. Tanto Ga skell como
Kay hablaban de "declinación moral".
.
•
(41) W. R. Greg, Essays on political and social sc1en-
ce (2 vol.: Londres, 1853) I, 321-~43.
�39
(42) S . Smiles, Workmen ' s earnings , st rik es and sa,, in g s " ( Lo n d re s , 1 8 6 1 ) , p p .. 1 2 , 1 3 , 1 7 º
(4 3 ) Jº w~rd, Workmen and wages at home and abroa~
(Londres, 1868 ), p . 224 . Véase tambi/n G. Nichols , A Histor~ of the English Poor Law (nueva
eclic:Lón por H. G. Willink; 3 vol ., Londres : King ,
1 90iJ.) , II, 46; J . M. J,ucllow y Lº Jones , ProgresP
of tl1 wo1·kj.ng class , 1832- 1867 (Londres , 1 R67) ,
p . 297; T. Brassey , On work and wages (Londres,
1873 ), p º 126; L. Levj., Wages a nd earnings of
the working classes (Londres , 1867), p ~ 128; J~
S.. J eans , E11gJ.é:111a ' s suprema e y ( IJoncJres, 1885) ,
Célp o
Ie
(44) PulJlic[:1clo como panfl e to en 18 84; má~; tarde in cluido en Economic Enquiries and studies (2 vol . ;
Londr es~ Be J.l, 1 904) , I , 382 - 423 .
( 4 5 ) I b j_d º
,
p • 28 .
(46) F º M. Eden, Th state of the poo r (3 vol ., Lon• •
ar·e s , 1 7 9 7 ) 7 I , l l .
(47) MacauJ.ay, "S outl1ey ' s co ll oqui es ", p . 122 .
(4 8) J. L. y Bº Hammona , The Town Labourer, pº
(49)
Iiutt , The Facto ry s ystem , pp .
•
Vl .
78 - 93 ~
( §0) P . Geyl, Use and abu se of history (N ev HavPn:
Yale Universj_ty Press , 1955) , pp . 10 y 75.
(51) Véas e Ginsburg , The idea of progress (Londres~
Th1ethuen, 195 3) .
1
(
12 ) Véase H. Butterfield , The Whig interprctation
of history (Londres: Bell, 1931) , especialmente
pp . 45 -4 6.
�40
(53) N.Scatcherd, The History
pp. 88-89
'
ei
Morley (Leeds,1830),
(54) The Economic Journal, IV (1894), 187, haciendo
la crítica de "Royal Commission on Labour. The
employment of women'' (Londres, 1893); citado por
Pinchbeck, Women workers and the industrial
revolution, p. 308.
(55) R. Guest, A Compendious history of the cotton
manufacture (Manche.Jt e r, 1823), p. 37 • ..
(56) Parliamentary Papers, 1840, , XXIII, 568; cf. Parliamentary Papers, ·1834, X, 419, con J. Mankin
afirmando que ''los escritos de Carlyle · y de Taylor y otros infieles son más leídos que la Biblia, o cualquier otro libro"º
.~
(57) Scatcherd, The history of Morley, p. 88.
(58) W. Smith, The History and antiquities of
(Londres, 1876) pp • .212.-13.
. ...
(59) Parliamentary Papers, 1833, XX,
r~1 orley
32~
(60) Parliamentary Papers, 1840, XXIII,
543~
(61) Guest, A Compendidus History, p. 43 •
.
(62) Cf. H. Belloc, The se rvile state (Londres: Foulis, 1912)..
....
(63) G. T. Janes, Increasing return (Cambridge, In gl~
terra : Cambridge Un iver s ity Press, 1933) , p. I;
c. Clark, The conditions of e~onomic progre s s
(2° ed ., Londres: Macmillan,
1951),
p.
16
•
.
.
..
(64) T. S. Ashton, The standard of life of the workers
in England, 1790-1 830 , "The Journal of Economic
History, IX (1949), 33.
�(65) D. George, London Life in the Eighteenth Q_
"f]J_
•
(Londres: Kegan Paul, 1925), p. viii •
(66) Así, por ej. Lionel Trilling dice de Zola ~
él proporciona al lector ''el extraño plac er.
habitualmente obtenemos al acusar al génerc
mano''· Observer, Ago. 18, 1957.
(67) Butterfield, The Whig interpretation, p. I ~
(68) Citado por D. Goorge , England in transitio1
210 . Comparar con la afirmación de W. T. Tl
ton en Over-Population and its r emedy (Lon rl
1846), p . 10: ''La gente trabajadora ••• se r1a.
blado de ella como si estuvie ra formada po r
clase solamente, siendo que en r ealidad ep ~·
vidida en varias clases, entre las cual es ~
remuneraciones están lejos de ser uniforme e
de manera que, para presentar con perfecta
lidad el estado de la población trabajadora
ría necesario describir cada clase por sepe..! · ·
do'' ..
( 69) Los escri tares que opinaron que las clases ·'
bajadoras estaban "progre san do'' entre 1800
1850 , exceptuaban , ello no obstante, a lo s
jedares de telares a mano; por ej. Porter,
McCulloch y Ure.
(70) !he Bleak Age, e.V.
(71) J,,, W. Gilboy, Wages in Eighteenth Century
L
(Cambridge, Mass . : Harvard University Pres s .
'• 9 34)
(72)
o
Redford~ _Labou_;~l{!.:iEiation in England, ·1 f'
~O (Manch esJer: Manchcst~ r University Pres E
1
:1
·. 926)0
�•
42
.
.
'
(73) Pinchbeck, Women workers and the industrial re-
volution, p. 308.
· (74) Eden, The state of the poor, I, 404 •
•
( 75) Ruth Atkins, ''Repor on the Webb Local Govern-
ment Collection in the London s chool of economics and political science'' (no publicado, en
poder de Miss Atkins, Universidad d e Tecnología,
Syd~ey) •
,A
•
.
(76) P. Colquhoun·, A Treatise on the police of the
metropolis (Londr e s, , 1796)t p. 33.
·------(77)
V~ase
en particular D. Ge orge, London Life in
the eighte enth century para num erosa s r eferencias s obre Place; también ~ ''Re port'' de Atkins.
Pare c e ría que lo s We bb s fu e ran algo contradictorios sobre es t e punto.
(78) Es to denotaría, tal v e z, una controve rsia lat en
te que es timularía futuros Hammond y Claphamº
•
•
•
."' ·
•• 1
'
.
..
"
...
1
•
'\
,
�AWK>-.
FACULTAD DE HUviA1llO/!oDES Y CIE;:cIAS
Este libro ee pres1 hcsta
la dl+im fecha indicrtd(_o O -t:_
....-........-........-- ·----- ..
JUL
1981
. .a.,
.........,..
t
1
a•
sat'1
ts
z
az
"A•"'~•
07
•rw••
-
•O!!!"_............._ .....__.....
""
~
•
•
QE
'
'
I.
SS- '
..... ftr -..~
!(
~·
B 1995 ...1
..
1
r-·""
t
4u
u
a1 A; u
1
e
•
e~
b ......
-
a
J
••
ttº tf As•I
••••MM '
.,,,,....,.. ;
a
a:2.-..~
1
a'* , '•
za
'
l
•,•
;
i
fA,,A ......
r
~
..
a
1
t
~
...
•*' ..=•·~·-•..,...,., ,.,._,.-.!:ti,._,~,._.,.
...
. . ,.. , •
K•
r -
t
•
>
. . . . .~."'9$...
l¡~·t~P·J.......
9.1Mt•¡....
ll~a~Q~-~ ··~l'9Zll!•a=-•1S_.,_,•c~F"=-'!P~U,,_,,_.u"&~s~·--p
t
e
(
¡
l
1
•
1
.. .
4
7:FFR.
e
1.
..,.
•
..
.
.
t
111 '11 . .••
JA pl§d
~
t
r--.._..,...,.....,...,._...,.......,..._,~ ••~-~•~dwn.-m•1•·..,.,....~~· ..........
...,..._._,,
~~~.••·w............,.,...
3
....,..,..,_....__,.__..~..._~-..
$ .
E
f
•
. . . . . . .(. . . .
,~t·-·-·
•
•
•.•
\
1
M 7 ....
:
Al
¡P
3
__
,,..,.......
• "'':11:11!,.,_ _, --~'""ª
t
1
•
.-a,..!ll!O•-net-• • ~Jlll.....IOIN•••....... ·•
T
••
t.!11•
á ~-..,,....¿
I
1
~~.....M"!.'9'!!1itw'W'. . . . . ...,..............."" . . ._,,_ _ _ ..:.-..,.
..•
4
ll!IUC""'4-1u-....
....
'""'"'.'"'111!1-)J'l!IS-e•-~··
t- ··--------·
~
1
•~ , r..
...._.
r
·. I~~~ ...
fJ.7
... SE
•
"9'
1-UU
��
Dublin Core
The Dublin Core metadata element set is common to all Omeka records, including items, files, and collections. For more information see, http://dublincore.org/documents/dces/.
Title
A name given to the resource
Biblioteca Virtual de Humanidades en el Uruguay
Subject
The topic of the resource
Repositorio de ensayos en las Humanidades publicados originalmente en el Uruguay
Description
An account of the resource
<p><span>La Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación se ha propuesto contribuir a rescatar y poner a disposición de los lectores la escritura ensayística del Uruguay a lo largo de su historia. Esta Biblioteca Virtual de Humanidades en el Uruguay pretende reunir en un solo lugar más de dos siglos de textos de reflexión y pensamiento, dentro del amplio campo de las humanidades, producidos en conexión con la universidad. La mayor parte de esos textos han sido originalmente publicados en revistas universitarias o periódicos hoy difícilmente accesibles. A menudo nunca recogidos luego en libro—o recogidos con sustanciales modificaciones—, son textos que pueden contribuir a recuperar y mostrar las dinámicas de pensamiento y representación en el país, tal como se realizaron en tiempos de centralidad de la escritura.<br /><br /></span>La a veces fina y sinuosa línea entre Humanidades y Ciencias Sociales hace que textos de historia económica, de estudios sociales, de ciencia aplicada a la antropología, puedan tener cabida en esta colección, aunque el foco está en el núcleo tradicional de las humanidades. El Derecho (con la excepción de Filosofía del Derecho) queda, por su especificidad técnica y profesional, por el momento fuera de este grupo. </p>
<p>La colección será un trabajo acumulativo, con entregas bimensuales. En el tiempo, los textos se irán organizando de acuerdo a posibles lecturas de la historia de las ideas en la región y el continente. <br /><br />Aldo Mazzucchelli</p>
<p><span>15 de octubre de 2017</span></p>
Contributor
An entity responsible for making contributions to the resource
Pablo Darriulat
Gonzalo Marín
Rights
Information about rights held in and over the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Dublin Core
The Dublin Core metadata element set is common to all Omeka records, including items, files, and collections. For more information see, http://dublincore.org/documents/dces/.
Title
A name given to the resource
Interpretaciones de la revolución industrial en Inglaterra - Una encuesta metodológica
Subject
The topic of the resource
Historia
Creator
An entity primarily responsible for making the resource
HARTWELL, R. M.
Source
A related resource from which the described resource is derived
Hartwell, R. M
Interpretaciones de la revolución en Inglaterra : una encuesta metodológica / R.M.Hartwell; tr. Armida Rizzo.
Montevideo : FHC, 1963.; 42 p.
Publisher
An entity responsible for making the resource available
Facultad de Humanidades y Ciencias
Date
A point or period of time associated with an event in the lifecycle of the resource
1963
Contributor
An entity responsible for making contributions to the resource
Bach. Gonzalo Marín
Rights
Information about rights held in and over the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Format
The file format, physical medium, or dimensions of the resource
Libro
Language
A language of the resource
Español
Historia
INDUSTRIA
INDUSTRIALIZACIÓN
INGLATERRA
MOVIMIENTOS SOCIALES
SIGLO XIX
-
http://humanidades-digitales.fhuce.edu.uy/files/original/a2097f3221ef6b56cc7252d8b9116a20.pdf
d3cd39fe2c7344a85977baf110877a88
PDF Text
Text
��11
•
EL PUERTO DE MONTEVIDEO Y EL ABASTECIMIENTO RIOGRANDENSE
Informes consulares inRleses sobre
comercio y contrabando fronterizo
Selección de Doris Me
Lau~hlin
Presentación y traducción d~
Carlos Panizza Pons
Frapmentos esco~idos de los ' Parliarnentary Command Paners ?,enorts'',corresnon1
•
dientes a Río Grande del Sur (1978-1901)
1970.
t1on te video,
..
~
L
,,
'
1
·-.
�•
,../ I
• I
r
- . ..
•
'
•
•
l
•
..
.
•
•
.
""
•
•
'
•
.
.• .
..
.;
.
.., ,
�,
I
•
1
•
•
•
•
,
..
PRE SEt~ TACIO t~
-
(
3
0
La nublicaci5n de infcrnes con 3 ulares ha lo g ra
coccitar, en nue3tro nedio intelectual, en los --
Glti ~ os
afias, una particular ex?ectativa : los orc- euntos lectores, si bien no interesados en idénti ~
cos aspectos (los hay gustadores exclusivos de lo i n t o r e s e o q u e s e r e eo d ~ a n in r:i e j o r a b 1 e -:--1 e n t e en 1 o :; viajeros), coinciden en se&alar que estos an~lisi s
del na~s astan provistos de un enfooue a menudo 0ri
p:inal, frecuentecente sa~az e índudable~ent e atendi
T)
-
ble.
.
.,..
J
u izas la notable s e rie consular redactada pcr
~1a rtín ~a illefer, que viene entrc~ando ~ Rev:'"sta ±lis
tóric,3 ; del 1~useo Histórico I·lacional (tanbien s u
terior publicaciSn de los infor~es de Uarad ¿ re) ha ya contribuído en forn~ decisiva a ratific3r la i~
P o r tan e i a de 1 gen ero ~ en e 1 caso d e !1a i 11 efe r e u 1 ::i i ~
nando, dada la infrecuente jerarquía literaria de es
te funcion~rio y de la canacidad técnica de su casi
seeuro asesor, Adolfo Vaillant.
(':
•
1
an
En cuanto al ~aterial oue ahora presentarnos,
aunque fragflentario -la cada día acentuada penuria
•
�t
•
•
.., .
.2 .
'
ec·.>nomica de J.¡ .. Universidad nos obliga a ~overnos
e o 1 o s e s .t r ~ ~ h o(' 1 í r· i t e s de 1 o p o s i b 1 e , n o d e 1 o
cejar- y a ~esar de la eventual observaci6n que pu~da suscitLr por las nunerosas reiteraciones -(tanas de la bar~a iel puerto de Río Grande y el
co1trab3ndc) ex~resanos que concluir e3ta tarea -
'•
(
•
io>licG superar arduas dificultades.
Ei texto
~s~~ esooradicanente indica
da~os! la prensa ríoerandense,
el orige~ de 3us
decl3ra
ci~nes dt CJ~erciar.tes; debenos suponer, empero,qu~ ex_stier~n o~ras nas califica&as, coco lus -cí~culo3 de CJ~erciantes
t é 3 o f 5. t:. i -9.1 e s e-..~ y a s ~ 1 e e e
talento <le los c~nsules.
Ta~hi€n
ingleses y exacen de fuen
ion e r í t i e a e e pe n di o d e 1
..
e~
escasa la ~enci5n <le los ccnercian
te3 alewares que en la Provincia de Río Grande con
tr:)laron gra~ ?3"='te de ·1a ioportación y el cooerci~
interno ·-~otablemente en las ciudades de Río
Gr=ir1de y Ur··3u.l .. ·ana- hasta que afectados prinero ;>cr la Fr:.:...lera ~· 1 erra Mundial y a continuación dura~ente gol~e~doa po~ el pago de las inclennízacion e a i i~ p u es ta s e A 1 e 11 a ri i a p o r s u s ve 11. c e d o r e s , q u e da
ron
releea<lo~
a un papel secundario.
-
El cout~aba~do, obsesión constante ce los cónsules, ~e las attori¿ades fiscales y políticas, del
COl..'1erL~ ... '1onestc 1 nutría un activísioo tráfico con
solidLJ Y ~Ú~ti~les conexiones COD casi todos los sectores ·eccnoc:· -:os ríograndenses hasta el extrer.-¡o
de que 1L3 inten~os de extirparlo radicalmente -el
u&s serio ~n 18~~- provocaron una general contracción dt... ~ . :>s ne[ o :ios, en el g_!Í:tado caso tan intensa que debió recrocederse en la aplicacion de tan
drástica nedida ; así tanto la connoción provocada
�3
•
cono la rectificación post e rior, demostraron que
muchos vivían al ar·tonro del con2rcio ilícito.
..
~·lo ntevideo
actu2ba co no centro principalísir o
d e l contrabando al B ra ~ il~ las ventaias
naturales
<le su puerto~ los liber a l es de rechos a du ane r os , las
facilidades conceci ~as al dccüs
ito d2 nercancías en
•
t r é n s i t o ; 1 a r .~ d f e ¡:- r o v i n r i e q u e h a c i a 1 2 _.. ) n o n c... - - ·
•
s e s r j_ f! 1 e f' e 11 1 '3. f r o t1 t e r él .. e l D a n- o a o r o d e 1 o s a r -·
t J. c , 1 1 o s e u r e p e o s i r·:i p o :- t é. <l o ~ e o r1 F o-:- oª j . o n 1 a e s t r u c t t:.
r a q lJ ·~ e 0 n ,, i r t i o a ~1 o n t e vi d e e en ~ u e r t o i n t r o d u e t .J r
"
-
d~l
.V eyrorta<lor de R!o Grand e y
Estt:.
r~e cl10
apare e ~
V
Litoral
suÍic~2nte 1~ ntc
~ r 8entin o .
poT
1 o s --
p r oba~o
l as abundan tes r· 2 f e r e n e i n s q 1 e é e ~ 1 e f e e t ú ~ '!.!
•
11 1· ~ orJ...ot;
e ,~.:>J n s u 1.:. . e s 1• n g ..L~ f~ s e .s ; e i~ ~ e P. o s q 11 e n u 0. . ·' 'r a·
fia ha si¿o insens5blc ~ e11:a ~erli~ed q u ·.?. Duio se"!:'
e o n :.; i el e r ~ el a n un s j_ 11 r= 1 v ~ l i o ..; () e.. u :i{ i 1 í o ce es to3 t (~ s
t i r: t) n i o s d i 0 l o r: ~i ~ i e o s !• l a ~ !" e ns a d e 1 a é nt o e .: i e o n ·• -·
tJ r e f e r e n e i a r' E l T e 1 é g ¡· a f o · 1a r í .~ i r! o r' y r' E 1 3 i f~ ' o ·i i 71
for~an y anallz2r1 e~hqusti v nnan~e el p r oc2so ind~c r¿o
1
("!
"- -
.i..
"l
' ""
.....
~
enrr0rro
y,~~. t eú :.. o qu; a !-1e n u<i o S 1ocne i· e e o ,_
•
1
d ~ '-'('. ::. --- ""·.._- n t- ~ a l os f~ S t U d Í O G O S C'
1:; oren sé:. "1 a e .J...: V"' r. C.&.., .....
. ,.
i"~ on t c. v i d e o
e 11 l >: ~1 l"' e e ..L 2 s e~t2 ~ rivilczia ~~ fu11c : 6n
1
o L 1 i ~ , . . r t.. - 1 . 1 : 'J ne -:- e i o 0 e 1?~ í o Gr a n e e ~~ e ~
GS
-l~ o
1 (".\...., .."- u,... {- • t-~ -'-,• ,.. u... '
~~
' 1 U .._, .... rl O
" C "- V 'r-.' - O
el
L.
<- ._.....
.l:~
.
.
.;,
"'
1
,,.
l"'
.,
,...
,.,
e
··
o ·r e
e e -~) u .e d. ~ r1 r a s :: 1~ 2 ;:. r
_ e;; t . b .L..en
r:. 'J. e 1 o e ·,7 i d en e i ~ ~ e o t:! o 1 e. s ~- g 1..1. i ~l .. ~ e : o n t e ;i .i C. ::t e r~ s ·.:
e J i· n ~' !'! e· ·t a 3 y 1'. p u l. t c. s " ( 1 9 e:; ) : ;' 1:l . e 11 ~ s d 12 1 a s e e s é: .::;
·1 c-i !: I 0 • .. t e v i d e o n o v e= r.. el e ·n en ?. : a ~·. 3. n i l ~ ni t a r..~ e e 1 e :. ·
:"' i L a 1 q u e L' o v i 1 i ~ a rl a n t t a 1 o -2 1: -:: 8 2 n 1 e f..... (: u a i1 a . G--:- a e i .:~ s
1
•
L
..'I
7
••
,.....JJ-\.-
4
,.
......
~1
~
~
1• -
-
J
'
-~
1..L
._~M
~
- 4"~
I ...,,. -
' - C....L
_._
-·
':,
\.. ?
t
ln c r ~~es8s ccn des tino a la fr ontc ~ a brasile~a,
1oa
u e :r t o s p ==- r a 2 u a y o s }~ a 1 R u ri o s ,~ 2 l 1 i ~ o l.~ a l ar [ e n ~ i_
~
n o , se encuentran cntoncLs hnbílitada s _stas cas as pa
ra realizar ~ n Eurooa ~ zgo ci os po r una s~na do~le que
1 el q u e 9. u t o r i ~ ar í a e 1 o o v i !!l i e n t: o 1 o e a l p r o p i o '' •
.
�4
•
Creefuos que no se ha enfatizado lo suficiente
so~re la co~dic~. Sn
(e~ raenor g~ado el
ba 3tecedor ut ~olo
del alto
co~ercio
montevideano
salteño) de intermediario y adel reducido mercado interno si
no de un espacie econ6nico que trasciende largane~
te la frou~~~a ~olítica del país incorporando a
influeri cia decidiva de ttontevideo a Río Grande y
la
· .1 Lito ·-:-al
a~'1entino.
rctu~~~s
afirmaciones que haceL los c5nsu
le3 in~l-3es en ipoyo de 1~ característica arribas e 1a1 s. d .:i pe r1 so.ne q que e o r1 t r i b u ir 5 a r en ove r e 1 in terés ?Or un ~OnJunto d~ tenas cuya investizacion
ra7elar~ ~Glti~~es o~curidades de la historia econóaica naci ..- ·1al que ya ~orla escasa atención que
ha raerec'idc. o pv .. haberse estudiado los hechos eco~ónic8S enL ~ rrados dentro d¿ la frontera uolíti
ca y p eb~ a br~llantes esfuerzos continúa estable
ciia sobre ' . _¡ótesis ?OCO satisfactorias, incohe~
re~t~s eLtre si ¡ qae en algunos casos circulan
co3 éndecle inf0rnacíon .
La;
•
La f r e i. t ~ r a e o mr· 1 í mi t e p o 1 í t i e o , c o mo 1 í 11 e a
· qu¿ marca el iifi en extensión de la jurisdicci5n
del Bstadc D0 fue el extremo de un espacio económico s p o r ~. 'J • anto nuestra economía no puede ser
eutendida po~ el solo estudio de los hechos sucedidos d 2 ntr~ de~ área política porque, por ejem-j?l:> ~ el ,?i5urosc sector comercial desconocí .:t esta
lí~ea
d E=;
~rtjficial.
E ~1 : ' J 1 Te 1 P. ~ r a f o 1'1 a r í t i ~o, i s e e s e r i b í a e 1 21
j .u 11 i o <' e 18 8 tJ ~ '' La p e q u e ñ e z d e n u e s t ro t e r r i t ~
ria li~ite ~aturalnente las esperanzas de desarr~
llo propio; pero su posición geográfica y su ve-cindad a dos nacioLes susceptibles ée incenso cr~
cimiente de poblici5n 7 una de ellas sobre todo
(Brasil) .ue en la narte de su territorio más fa-
�5
vor e cida por el clica car e c e de buenos p uert os ,
marcan un canpo de acci6n y de progreso -el d e
. t er me d. 12r10--.º.
.
.
~
iu
nos
9
Son esto::; ''accidentes de un or(.en pur aoe nt e na 1
t u r a 1 v , e o no a f ir mar a C ar 1 o s 1fa r í a ;: · ·~ 1> e n a , 1 o s q u E
a~untalaron nu e 3tr o activo comerci o de tr~nsit o y el
contrabando con l~ s region es v e cina s , anchas y soli-
das bases t a nto del
de Montevideo, d es pro ~o rcion ~do pnra el Urugu c y pero adecuado al áre a
de la que Montevideo era el puerto d e conercio exterior, cono del Muy desarrollad o se ctor come rcial tam
bien excesiva~enté nutrido si se lo refi e re e xclusi~.
vament e al oerca<lo interne, p ero , que no lo fue, si
lo situaocs en su papel de internedi a riaci6n c o n Rí o
Grande y el Litoral argentinoº
crcci ~ iento
Los cónsuleG británicos tenían un a solución pa~
ra el contrabando, qu e es a su vez un visible benefi
cio oara
los coQerciantes británicos dedicados a la.
ioportaci5n: abatir l e s d e r e ch o s aduaner o s de tal na
nera que se desaliente la intr o ducción de mercancías
d e contrabando.
Varias ''tarifas
Grande y an todas se
a
esoeci .~lesr,
-
otor3~b3n
se aolicaron
en Río
-
reducciones de derechos
los articules que fornaban el grueso del contrabando.
de una corta vieencia se la n o dificaba o
se adoptaban medidas de caráct 8 r puranente represiv o
d~l c o ntr~band o como el juicio su~ario al s o rprendido en e l ilícit o y a sus cónplices que pod~a sentenLue~o
ciar pena de trabajos forzados a cadena perpetua.
Algunas lliedidas policiales fueron eficaces pero
lo que nas c ontribuyó a contener el contraband o fu e
la caída de la tasa de cambi o del milreis que dejo
e a s i f u e r a d e c o mp e t en c i a a 1 o s ar t í e u 1 o s ex t r a !l j a ,,.
ros contrabandeados, y lev3nt6 una barr e ra p roteccio
nista que p o sib ilitó el crecimient o industrial ríoer a n
dense ~ el m~s destacado es 21 de los textiles que pud o enfrentar en n lgunas calid~des a los tejid o s in g l e ses.
�6
La ~ x t ~ 11 --: i o11 d e 1 a r e d f e r r o v i a r i a d e s d e e 1
ry u a r t o d € fi_í o Gr a r1d e ( ~e j o r a d o en s u s e o n d i e i o - nes) hasta ~1e ~ o nfines de la Provincia ers esti
oa 1 a uo r les c 6 Lsules c ono u~ instrueer1to eficaz
,¡,
par~ 1ismin~~~ ~i
c o ntraband o que se hac~a desde
Uruguay cuyrs f~~r o carril e s, a l alcanzar la fr on
ter a v a ri cs ~irs an tes de q u ~ el plan f e rr o via-=
rí o rí oerand ense cu sp li era su c ooe tid o» eran estí
mulo3 e ~ p r : !:~ "? r . o r d e r1 a 1 e o n t r a b a 11 d o ; 1 o s f e r r o e a
rril es d ..::. s e t p 2 .... é. ~ a n e 11 U r "1 gua y )i en 'R í o Gr :i n d e n n
t :l g OIl Í C .J "' C O L e t l_ d O ~ C O n Í g U 3 1 ~ i': p l O t é! C i Cn p O r Í Il . .. .
.
vc:rs o r :.s !'". r :r .. CLn ic os .
~
t
r
2
1
abast¿c i ru i ~ntc
Gr an<lé ~gr~ga) · a1 s ist en3 ferrov ~a rÍ J del Uruguay
t raza dr1 en ~Jr mr r ad i al (conv arge ntcs t oda s l as
líne:a~ e11 i._111tP11idet, ) para
faci lit ('!r -·se cfirr1a
•
ha b i t t a , i ~ ~L t ~ - ..L a e x ;. ~j r t a e i 6 :.1 e t: ? r o d u e t o 3 p r i !:1~
rio~ 9 u Da Jv, ~ r p u es t a fina l ided q u a no anula l e
? r i t.1 e r =. i ri C: _:_ e '" ~ r" y •:i u e en r i q u e e e e 1 s i g n i f i e a d o
de nu ~strca ¡2rr0carril ~s c cn nu r- va s conn otaci0~
~es ~us2LtEs ~r ~1 EE~ u e r1a cl~sic o tr as l 3dado oe
c 3:t ica ucr:. ... e a l T"' -~u z u zy C(!l si 0 lo XIX .
(D cbenoF;
t e 1, e r ¡ r es e ~1 t. s -1 u e
p i¿_ e r t :, d E.: :t í o G r a t1 d e , s u P.1 ~~
- e- 4" '-r é!,.. u.
. í ~ .e ..; e .: e~ .,_ &:\
""' n ...
\;; .... ~
~
~ y c. e s t o s o µ a r a 1 n r1 a ·l ~-: 2 e. e 1. o
0o r ~os rL~rr rgvs e l i cidcs en :12 tes y segu r os , ~
hacía ~i!lcv~tojo El nbaJ t ccicie~ t o da la ?rQvin
cia (al in t e ri o ~ e E peci~lns3tc ) ror esta vía , ~e
1
,..
.L. :.0
~
•~
1•
": T ,.
V C
,
;
• -
,.., ~ ~
~ C.:. -
~or
(:> .,
r
- L ....
~u r r i ~ r. 1 e s e e r1 t o c. e E s .a h -~e e r ]_o p ~ r 1 a d e pu~ r to:d e ~ i 9 "' t 2 v i ¿ P <.., 'r 1 e e.11 í p o r f 8 r r CJ e a r r i 1 h a s t a 1 a
fr 0r1 t _r a)
L a t-1 l. - s e :-4 t e i t t r 0 d u e e i 5r 1 n o s e p r o pu e o e o L ' a~
t3r cada ul o d2 lor te nas crntenidos en el text G,
•
sino apL1as sus~rir las posibilidades que encierr ~~
algunas i ~~as exryucstas
e~ l os inforne s c o nsular es:
po r 1 o ta i.i. t u , y· a e r:> b o z ad o s a 1 g un o s des ar r o l l e; s , e o~
cluímo s 1u e strt lnL o r.
Carlos Panizza Pons
•
�•
7
•
,
•
__
________
NOTA........ IMTRODUCTORIA
Los nasJjes pertenecientes a l o s inf o rnes de
los agentes consulares británic os acreditados en la
provincia brasileña de Rí o Granee do Sul han sido seleccionados en merito al esJecial
interés qu
.
- e revisten para los estudios o s ¿¿ la historia 2 c onón ic a
uruguaya de fines del si3lo XIXº Describen en forna
detallada los obstacul0s qu
e a menudo i~oortunaban
a
.
..
las casas im~ortadoras e n lus p rincipales ciudades de la provincia durante las Últi~as décadas del si g l o.
XIX! la barra en la entrada del puerto que i~pedía la navegación, las bruscas fluctuaciones de la oon~da
brasileiia que hacian ~ue los iep o rtadores se ~ostra
ran vncilantes en le que a c rdenar grandes pedi!os a
Europa se refiere; y los altos i~ruestos brasileñ as
oue a ~enudo elevaban el precio de les mercaderías inportadas legal~ente de tal nodo que resultaban ina
ccesibles nara
el mercad c .
Cono l e indican los in-formes, en la década del '90 estos factores habían estinulado lo suficiente el creci~iento de industrias
locales co~o oara disminuir el reclarrno de toda unalista de artículos importados.
�8
Lo que resu.lta· ·Ínportante para el historiador
uru g uayo 9 ante todo, es el hecho de que hasta que
la3 indust~ies ~Jcales se desarrollaron.. la deman
da e.le art~~·: ·..a..os i :n portado s fue atendida en gran ~elida por u1
ronsiderable comercio d e contrabando
q u 2 t e L1 í a su o r : J ~ i1 en r Ion t e v id (:: o •
-
·
Puesto qut ios pasajes seleccionados e n g ran
!11e 1idE ·1ab~ar por sí n1ismos, sólo parece necesario
a s rega~ uno~ ;o!~s comentarios a nodo de introduc-
.
.C 1 ..J il.
?. á.s im¡,oxta,.,,te, quizá, sen los problenas que
pl3nt€au c c n :especto a la utilidad de la s ci f ras
o ficiales ¿e l~q icp~rtaciones y exportaciones ur u 8 u a y _ s 'J a .1, a a ñ 0 • E s t a s e i f r a s h a b í a n s id C) e u e~
.
'
.
tiJnc~as
ar~~T1L~ D~ nte,
pcr supuesto, pero mas en
t é r ~ Í ti "' S d e "' v ·o t: e ü S U b V a 1 O r 3 C i Oll p O r .t:l O t Í V r) S Í l!l p O
s i t i vos •
~. q u í , e s ta r;J o s E a ne j á n d o no s e o n e 1 e r1 en t os
qua eludiera~ totalmente a los funcionarios adua11eros e n l u .-··.~ ... ie11e que ver con las c o lumnas de
la3 exporta~í~!l~S. I:s decir, que artículos que a-·
-;1 a r e e i e r e n ~ n i \.! e: e i f r as anua 1 e s d e i :-.1 o. o r t a e i ó n
-~~ Íüp o rta ~n q1e medida sobre o subvalorados~
-
no a;3recierc~ para nada en el registro oficial
e u.a n .1o f u e- t' o n l e - ex p 0 r t a d os •
•
Sl üien los pasajes extractados mencionan
una sol~ vP~ (en 1887) el conercio ilegal c o n
. .Argentl14I', t!E ir pre.bable que los argentinos -e~
pecial~ente ~n la re g ión que rodea a Uru~uayana
no haya1 ap1ovechaéo la oportunidad de cor.prar
los ártÍcJl)s dP ccntrabando con tanta presteza
c ooo 10 · hP~ian 4~s brasilefios. Si esta conjetura es c.:'rrccta, no fueron registradas ''exporta
cienes :: adicionales.
A9Í, la balanza cocercinl
desfavorable de Ur~guay en 1887 o 1889, por ejeopl o, ,uede, el Efecto, no haber sido nada de
eso o por lo oenos, estar exagerada en gran forna •
•
'
�9
IndirectaMente, los pasajes seleccionados ta ~
bien cuestionan la precisión de las cifras of icía-les sobre ~oviniento de me tálico -aunque hay, ~or supuesto, c uchas otras razon e s para desconfiar de es tas últinas cifras. (La principal de ellas es elhech o de que el noviniento de ne tálico re g istrad o refl e ja esencialnent e el co vi n ient o hacia y desde el 11uerto de 11ontevicleo, y aún descontand o el c on tra
b a n d o , 1'1 o n t e v id e o e o n t r o 1 a b a s ó 1 o e 1 5 9 • 6 7 '?. de 1 a s exportaciones uruguay a s c o ntra el 92.04% de sys inportaciones).
L o s infornes brasileños t i e nd e n a r ef utar la su
posición general hecha en l os volúnenes del Anuari o
Estadístic o uruguay o , nsí cono en o tras fuentes, de
que el ganado de contr a bando atravesaba la frontera
desde Uruguay hacia los saladero·s brasil eño s.
l~. ne
-nud o , al parecer, sucedía a l a inversa.
L o s pasajes extractados, p ues, aBreoan aGn o tra o bjeción a las ya fornuladas por estudios os ur~
guayos conte mro ráneos ante quienes utilizan a crític ane nte las estadísticas o ficiales del períodoº
Do ris Me Laughlin
•
•
�10
•
•
•
•
•
•
�11
•
•
Fragnent o s esco c, idos d e l o s ~ Parliaoen
t a ry Conoand I' apers P4eports '', c o rres ~ c n
dientes a Rí o Grande del. Sur ( 1878-1901) .
1
••
•
.. • ..
••
•
.;
•
•
"
..
•
1
•
.•
�•
12
•
l.
Afio 187&-~, ~ol. LXXI, pp. 365 - 376, Informe
del C6ns11l ~cllan. Afio 1878. Archivado el 13
-------·
de marzo :i e J. q 7 9 .
----
/Comier."'!a d~. ciendo el Cónsul que ha sido traslada
do
..
predece--
a este destino; que su
s o r en ~. l e a l. ~ o 1• .J r e da e t ó n in g ú n in fo r me en 1 o s
Gltimoa Lfios ) que ¡or lo tanto ~l efectuar& un a
detalla1a ú~scri~cicn de la · Provincia./
reci~nte~Entc
ª ..
ºlo pri~ero ~ue merece especial atención
es la lJrr~ a la entrada del puerto; constituye un obst1culn a la navegación pueo solo permite la
entrada a pe~ u €~~s veleros general~ente de 150 a
20J toLel3das (~ carga efectiva.
Aunque la profu~didad d~ 13 barra ~aría frecuentemente, los ve
lE!res de oáb d~
: pies no se atreven a entrar
ellaj pues de hacerlo corren el rieseo de quedar
varados pe~ ~iempo indefinido.
En octubre pasado
alrededor d~ 50 v~l~ros de diversos países no pudieron entrar d~cante varias se~anas.
. . .. ..
en
Es
ci~rto
~ue
fue excepcional la poca profun
que el predomi
didad de la ~arr3 en es~ moEento y
n i o d e f u e r t es ,, i e n t o s 1 a h i z o i mp r a e t i ca b 1 e , p e ro ....
aun cc :1 .:i1cunstt\ncias favor a bles nunca debe excede r ·s e ~ 1 ~a 1 ad e ú e I I pi es • '' ( p . 3 6 9)
;
1
1a
1?~0vin~ia
de Río Grande desde hace mu-
chos años encara graves problemas para efectuar
sus im~ort~ciones.
Los derechos de aduana, de los que wepende el Brasil, porque son su principal entrada fiscal~ fueron establecidos en un elevado ?Orcentaie. Para la mayoría de los artíc~
los de ~o~sumo varían de un 30% u un 45% ad va-
•
•
�•
13
1orer' • Debernos tener presente que esta es una
Provincia fronteriza con Uruguay y que siendo allí los derechos de importación más bajos que los
aquí vigentes, esta diferencia, por consiguiente,
estimula grande~ente a realizar las importaciones
de la Provincia ilegalmente a través de aquella frontera, creándose un doble perjuicio al Imperio:
el Gobierno pierde intereses fiscales y la i~por
tación hecha legalcente debe competir con el contrabando, el que burlando la vigilancia de las au
toridades , ha adquirido enorme volunen.
Durante largo tiempo nada se hizo a pes a r de
que delegación tras delegación se presentara ante
el Gobierno Central de Río de Janeiro señaland o la
perentoria necesidad de establecer una tarifa adu~
nera especial para esta Provincia.
Así se siguió
hasta que el presente Gobierno design5 Ministro de
Finanzas a un diputado de es ta Provincia.
Su .in-fluencia per~itió que se prestase mayor atención a
los intereses de Río Grande.
Un resultado de este no~braniento fue que en diciembre pesado se sancionó un decreto (con vigen
cia al lºde enero de 1879) que reducía considera-=
blemente los derechos de importación para esta Pro
vincia. Con esta medida se buscaba discinuir el contrabando, pero si son ciertas algunas infornqcio
nes que he leido en la prensa, no se han logrado -las metas esperadas.
Se afirna que en vista de las
medidas tomadas por el Gobierno brasileño, el de -Montevideo proyecta hacer una reducción correlativa
de sus derechos aduaneros.
En este caso, ohvianente,
se volvería al anterior estado de cosas.
Las altas
tarifas y el contrabando no son de ninguna manera las únicas desventajas que han soportado los i~por
tadores.
El comercio ha decaído visiblemente oen-cionándose varias causas:
excesivo número de comer
-
¿¡#
-
-
.
.
�•
•
14
•
ciantes; d· ifi~·,ltades financieras ·Y. c~i~is que r~
-
corríeron ~urcpa como una plaga y el sistema de V a n t á s .Go n . e r ed :. 6: Ci a 1 a r B o p 1 a z o •
e o mp 1 e t a e 1 e u!!.
dro~ · originan1o nuevas preocupaciones y · aun alarma
. en el sector me~cantil, una sostenida y .firme desastrosa b~..,~ d~1. e
i . ~pp. 372 y 373)
2 •-
ri o i ·o r _O , . _\1.0 1 • ; LXXI I I > p p .. 5 1 3 - 5 2 2 •
In f o r me
!"~l Con·P1 1 J. bollan para 1879 elevado en febre-
h
ro Jp lt80.
-- 1
~--
t
En mi :lti.mo informe o.encioné que siendo
esta una Provi~cia vecina a la República del Urug ·u ay '-'.a re1~. iz'-oa un intenso contrabando por la
fronteTa e~ pe1~uicio del Fisco y del comercio l~
g~l y que ei Cob~erno brasileño en respuesta a - ·l3s petic~ones de los comerciantes había establecido una ~rr· i"':a especial para algunos artícul~s d:. 1 importac~. on cono botas, zepatos, tejidos ds la
~
n~~, algodot\ ··seda:) que pagaban excesivos dere- chos aduc~eros y por esta razón eran adquiridos c:>n ventajL-> er.~ iíontevideo por los comerciantes ríograndenseJ~ a pesar del alto costo del trans-porte ter~~st~e de aquellas nercancías.
'
•• •
-
·
La nueva ley entro en vi gencia el primero de
e nero de 18 7 9 ~? se considera que ha sido exitosa,
como 3~ PL~C~ e:reciar en el presente cuadro coo
pare.+-ivv d<.. · rec·a udación de derechos percibidos por esta ac'·tan;i /Río Grande/ durante los años -18 7 8 y 18 .., 9 :
!1i1 re is
1819 . . . . . . . . • • • • . . . 2:261.809
-
id78
• •
• • • •• ••
• •••••
Pumetto en 1879
•••9
1:724.660
537.149 /unas
43.000 ~~bras, o quiz&s 48.000, duda originada en
la bor~~~a impresión del original/.
�15
/Obsérvese que las cifras citadas corresponden a
una sola aduana; no se incluyen algunas otras re
ceptorías como las de Porto Alegre y Pelotas./ Este resultado permite deducir un razonable
argu~ento~ lo ventajoso y factible de una reducción general de tari . ~ a aplicar a todo el Iope
río, aunque te~o que en las pr3sentes condiciones
financieras ningún brasileño tomaría una medida
tan arries8ada. Hay una tendenci~ adversa que h e
observado en la prensa: las P rovincias del nort e,
celosas de lo que consideran un indebido privilegio a esta Provincia -olvidando las condiciones
8e ográficas que originaron la ~edida- reclaman s e
les otorgue igual tratamiento 1 de modo que es posible y aun probable qu e el Gobierno se vea obligado por la pr e sión interna no a decretar un a se~
sible reducción ce tarifas en todo el Icoerio, si
no por el contrario, a derogar el privilegio concedido a Río Grande~
.
•
/ ..1\.1 final de la p. 315 Gollan da el tipo de cam·bio de Londres para el período 1° de diciembr e de
1878/30 de noviembre de 1879.
El tipo fluctúa entre: en alza de 22 1/4 (1) y en baja 19d.
El Cónsul c o menta:/
•
·' considerando que el cambio a la par es de
27 d. el milreis las citadas cotizaciones son totalmente desfavorables; adenas las frecuentes ~
fluctuaciones son ellas solas igual~ente desven(1) Para los valores en noneda inglesa se han con·servado las abreviaturas originales, a saber:
s.= chelines; d.= peniques; v.g.
10 3/4 = 10
1 ibras, ~ chelines, 4 peniques.
•
.
•
')
..
•
•
�16'
•
tajosas para la impcrtación creándose serias dificultades p~~a la reélización de los pedidos y las
provisiones.=•
e~.
516)
/Gollan inc1 uye J.uero el informe del Vicecónsul in
terino Arcl.er Je Porto Alegre que informa lo siguien
-
te!/
r•nurante ·el año pasa .: lo la nctividac1
~ del
puerto ha ~um:ntado ~onriderablemente debido a la tari
fa espe~ia~ cLncadirla a la Provincia, vigente desde el 1° de c~ero de 1879, que redujo, para algu-no3 de los más importantes artículos importados, los der~chcs en un porcentaje qu e los aproxima a lo; fi ..;ados ¿n ~·ontevideo C.etermi11ando que el int e n
so con~rabanc) ~e la frontera con la Banda Oriental
casi dcraparec~. ese y que comerciantes de algunos lu
f;ares del irte.riór~ quienes no se surtían en PortoAlegre desd~ hdra afios, comenzasen a abastecerse otrJ3 vez en t:s ta plaza.
Los derecl1os a<luaneros recaudados Aum~1~taron sensiblemente por
la
modifica-e i ó n d e 1 a t ~ r i f a "~ 1 a r e d u e e i ó r1 de <l e r e e 11 o h a s i d o
coL:ipensad.l pe-:- el· Í"" cremento habido en la cantidad
de ~ercancías ~ue pasaron por la aduana como · lo demues·tra el· c..iadro siguiente totaac!o de la 1!Gaceta
<l e P o r t o t\ ~ e ...._, r e '' ~
t-1 i 1 re i s
I n gr ¿ s v .3 ·e n 1 8 7 9 • • • • • • •
1 : 9 L~ 6 • 3 2 4
-
1:319.894
¡or la apli- ·
cac~ón de lt nueva tarifa
624.430 (aproximad1oente utas 60.000 libras) (p. 519)
I~c~eoe~to
•
�17
3.
Afio 1881, Vol. XCI, Informe para 1880. Elevªdo
por Gollan en marzo de 1881.
/Gollan reitera sus comentarios sobre la baja cotización del milreís; en la p. 132 indica que la co~
tizacíon oscila entre 20 y 43 1/4.
Informe del nú
raero de naufragios que tuvieron lugar en 1880 y re
pite su advertencia de qu e los veleros para entrar
al puerto de Rio Grand~ ¿o ·deben sobrepasar los 11 pies de calado (~. 126)
No trae los cuadros d e
los ingresos de aduana pero incluye el informe co~
rrespondiente a Porto Alegre en el que se exprese
(p. 127-128) que lo percibido en esta aduana en 1880 excede en más de 30.000 libras lo r e caudado en 1879./
·
4.
•
Año 1882, Vol. LXXI, Informe de Gollan corres~o·n,J. i~11t: ~ · a 18 81.
.......
•
....-p'·
'En afias anteriores se consideraba seguro es ~
tablecer un calado de ~1 pies a veces 11 ~ies 6
pulgadas en pocos casos 12 como el adecuado para
atre,resar la barra.
En el mes ¿e junio se produjo
una disminuci5n de la orofuncidad
en la barra pcr.
sístiendo esta desfavorable situación por el resto
del año.
En cierta ooortunidad
numerosas eobarca..
cienes se encontraron fuera de la barra y para poder entrar al puerto tuvieron que dirigirse a Santa
Catalina o a Montevideo, arrojar lastre o aligerar
su carg c:1, y así lograr un calado aceptable.'' (p.447)
/El informe de Porto Alegre (p. 458) expresa que allí se produjo un descenso de los ingresos aduaneroa. El agente consular lo atribuye a la excesiva
importación producida en 1879 y 1880 /
�18
5.
•
Año 1883, ~ol. lXXIII, Informe de Gollan para
1882. Elevado et marzo de 1883 .
----·
.
/Después de ind~car que la situación
,
.
.
/
.
no h a meJ ore ~o, et l.CE • • •
ce
la barra
~·
•.• La importac.i6n
•~t~•afectada por varias
causas. An-es ~e mEncionado los recargos por flete; ; se~urcs, deracl os de importación, la excesiva
co~pettucta, y 11 iiestable naturaleza del tipo -de carn1)io. E3to último es hoy factor de gran in-quietud para ~l comtrciante pues debe vender con cr~ditus a largo pl~zo y no tiene la mas mínima ga
rantía 1e q·1e . en la época que cobre (generalmente12 meses de~puéE de realizada la venta) el tipo de
e a mb i o ne ha :rl b aj ad o h as t a u~ punto en q u e no s ó
J.o vea é.isr1inu::da la ganancia calculada ~ino que
aun la ven~~ 1~ orig~ne p~rdidas. · La m~~eda puede decirse 1.1..z. ü~saparecido de Brasil y mientras el psís contirue invadido por una irresc&table emisión de ~a~tl moneda, la precaria e incierta si
tuaciór1 da ) . -i irportación está destinada quizás a
concluirs~.
El contrabando es otra de las negativas influencias que inciden en la im?ortaci5n
de esta Pr~\~nr.ia.
Cono consecuencia inevitable
de los alt0s derachos parece prosperar, en gran
detrimento de ~~>s ingresos imperiales y del corr1e r e i o 1. =g é. l . ~ \ 9 p ·• 4 4 8 - 4 4 9 )
-
1
/Goll~n
di!e que los saladeros de Pelotas se encuentron ~~ dif~cultades pues solo 7 en 30 están
trabajando y el 1a~ado se va a Uruguay:/
•
1
'G1~n
parte dE la producci5n que debi6 haber salido por Río Grande fue en cambio embarca
da hacia Montevídec causando serios inconvenient es a es t J:l P ro~· i ü e i a • . • ' 1 ( p • 4 4 9 )
�19
/El Vice Cónsul ~rcher de Porto L le g re a r re ga :/
n •• • El
con~rabando
por la frontera con la Banda Oriental fu e aumentendo en la s ee unda p arte del
a ñ o c a tl s a n do gr a i1 <l e e .. ._ (~ r j t; :i " i. o s a 1 e o me r e i o 1 e Ba 1 ;
el inte.~caCTbio erlt r e e3ta. ciud .d. d y el interior es
m. u y r e d u c i_ do .
~g uard ~ndo
la ha bitual d2aanda del i v terior
que se concr Gt a húcin fin de año~ conienzan a intr od ucirse gra nd es cantidad es de mer c anc í as pero -·
p o r e c. u s a <l e 1 e o n ~ r a b e ¡1 d o y 1 a 1· e d u c i d a v en t a d e ...
8 a :i a do ( p r in c i p a 1 p r o d u c t o d :: 1 a. r e Bi on ) r e a l i z a ...
d n en es t a zafr a ¿cl>ido a J.a ma l c situaci6 n de lo s
saladeros, h a n co nc urr ido cuy pocos coMp r ado res del
int er ior y en con~e cu en ci a l~s ventes h an e stado muy floj as mientrLG las Gxi s tencia s exceden la ¿ema:ida.
El único modo de re ocd iar este es t a do ce c o sas es, indudablemente, p o n er fin al contraband o ,
l~
fa 11 ad o e 1 Go b i e r P.. o I t1 p e r i a 1 .
Un a
disminuci ó n de iMpuestos h as~a el e xtremo que hi ...
p e r o en . e s t o
a
ciera improductiv o s los ri eagos del contr aba nd o pronto ponc~í~ fin a este il epa l c ome rcio y al mis
mo tiempo se attmentarían l os i11 g r e sos fi s c al~s . '' (p.
452)
•
6.
:nfo :rme___dc 1883 de l Cónsu l
I nt2 rino Lefebvre eleva do e l 31 d e mayo de 1884.
Año 1884, Vol. LXX1(I,
''En ger1eral el comerci o no ha es t ado muy ñ cti-
vo, debido fund~mentalmente al contraband o fr on teri
z o que cr e c e diariamente interfiri e ndo e n l a impo rtación legal no sólo de productos manufacturados si
no también de vinos y otras mercancías.
Las tres
principales ciudades de la Provincia /Rí o Grande,
Porto Alegre y Pelotas/ están por enviar nueva mente una representación ante el gobierno central so-
�20
L.citando ur 7 ~ntes nedidas tendientes a reprinir
e1· ,c ontrabando, perc la opinión general coincid
en que mien~rcs el ~obierno Ioperial no reduzcalos derechoP nasta el punto de desalentar el ca~
trabando~ éste sieE~re cc:ntinuará . ... (p º 426)
~
/En las pápin;-"'. 4~6-427 e scribe que la SÍLt&ción
d e 1 a b a r r a be. ~ . . ¿ j o I a cl o é' u 11 que n o e s r ~ e o me n d .::i b 1 e s o' 1.. a p l1 s :i "'" en t r e 1 o s 9 l 1' : ~., 1 o s 1 O p i e s d e
r- r~ 1 ad o •
E 1 ( o r i P. r ¡:e ha ~ r1 vi ad o · a d r a g a p e :: o ~
es t a e ! '-1. de '"ª 1 a ~ a ] .:. d é.. d y p o ¡: ]_ o t a n t o 1:1 en o s e ..
f e e t :_ v <- e: ~ 1 o q u 1 d E b i ó 11 a b e !" s i d o • /
7.
~·n
-oc.
!').
-
1 VQ Ú
~4 - •L(';8c;
v _,
----V i~e: Cónst.l_en
~-S_!:__l-'--C-~ ..!_rl a d
,~ iJ u l"' a n
t e.
f
J
'
V0 J
IY .L'I..·
·r-
Inform e de Arch.~
referid 0 b ó J. o "~
l o~to Al ~gre ,
- - - - - - ---- -µ é1_!-:_a _l ~ 8 3 •
o
.:J ,.
1 año pasad o
-
i1 o
f
ri u b o nad a en e 1 e o -
~
•
•
ce
P.Sta 'Q.rovincia
que l"'~ame 1 a atencio n . D~3de mi ~~ti~n iu fo rm g e! movim~ento comer cial l1 a d i s 111 in u í ~ 0 y· 1 a G q 'tl e j c.. s p o r e l d a ñ o e a u s a d o - por el contra~~ndo se ac~ecientan aparentement e e n ::i r a z ó n ·1 ' - <.tu e no 11 a y d ¡;<! a <l e que e 1 e o rt l: r a b a 11 do
au.::.a~ta y hr e.e ru~h o rL1al a las importaciorlcs J.egE_
1 e s • ''
( p • 3)
·
•
•#'
m~rcio
8.
Afio lBb/, Vol. LXXXI I I
I:1forme del C6nsul
-Ben n e t t _ p a .a. r>. 18 f' 5--~~-----~----~~--~--~~-------• E i .. v i & el o e l 1 2 d e j ti n i o
.de 13 8 c..
-·
-
•
/2n la ?~L.:.r~ i;l3 dice qu~ J. a poülaci,)n c-~ntim t~ d a
para 1~ -~o,1inc~a de Río Grande es de 899.100 h a
bitantes con
aoroximad2 ~9 nte
-
30.000 esclavos./
., ..... Existt-'!l des inconv8 ~1 ientes para comerciar
con esta ?rovincia: orimero
la barra a la entrada
•
del puerto y se~unéo un intenso contrabando que se
.g un ere~ ~or motives de delicadeza no fue más que-
�21
•
insinuado en los informes de este consulado, excepto en el de 1878, pero ahora que el tema ha to
mado estado público lo podemos considerar libre-mente.
La barra ha sido motivo de muchos informes y
ahora sólo es necesario decir que en setiembre pa
sado, cuando presentaba las peores condiciones, de
pronto, por obra de la naturaleza~ se abrió un nue
vo canal y hoy ofr~ce mejores condiciones que ·lasque ha presentado en muchos años, admitiendo fácil
mente el paso de e~barcaciones de 12 1/2 pies de calado.
De todos nn ~-, ~ es imposible anticipar su
estado de una semana a otra. / .•. /
~
.
La extensa frontera sur del Brasil subordina ·
completamente la Provincia a una inundación de -mercancías contrabandeadas desde Uruguay y la República Ar~entina, donde existen tarifas aduaneras
más bajas.
El principal centro de esta contraban~
do esti en Montevideo donde, se dice, que los co-merciantes
despachan
mercancías
libres
de
derechos
.
al Brasil. Los articulas contrabandeados son obvia
mente aquellos que pagan derechos altos y ademas -son -. de pequeño volumen.
Esta practica
de años fue
......
ra de toda duda ha provocado la clausura de muchas
casas respetables.
Este lamentable estado de cosas
h3 sido sefialado reiteradamente por la c¡mara de Comercio de Río Grande al Gobierno .loperial y fue
autorizn~a una tarifa especial por la cual desde el
1° de enero de 1879 diversos productos como tejidos
de lana, lienzos, algodón, sedas son exonerados de
derechos extraordinarios representando una rebaja de un 60% en · relación a los recargos comunes (en
algunos artículos esta reduccíón es de 33 1/2%. El
alambre para cercos está incluído en · 1a tarifa especial. Esto no obstaculizó el contrabando porque
Uruguay inmediatamente rebajó sus recargos y derechos de tránsito. Las receptorías de Río Grande y
~
�,
/
•
•
•
22
•
.
,.
PoLto A1 eg10 su f ri·eron una .considerable disminu_. de ingres~s
·
.·
cion
-deb i.· do al con trabando.
•
En ma~o de 1885 la Cámara de Comercio dirigio
otra peticÍC..l al. Gobierno Central solicitando se
redujesen a.un t.is los derechos de importación de
varios 'ar~~culos incluyendo en la ~ tarifa especial
para algodones, lienzos, velas, te y otros produ~
tos t:nl rc.dt1~ción de un 20% al 60i!.
Has ta ahora
no se ha tomadJ ni~guna resolución al respe~to.
.
El co~trabando con los eatados fronterizos
produce tan~as ~anancias que cualquier 4ismin·u~ .
cion de los Jerechos de importación en Brasil e~
fr.e ntaría prou~blemente una correlativa rebaja ~plicada
en 1 o d p a í ! . ? s ve e; in e· s .
·
~s· difíc~~ pe~sar · resolver este problema e- ·
xitosa~erte a menos que de hecho se establezca - ·
el libre co~Lrcio o se introd~zcan a~tículos europeos en Río Gcandl tan baratos coco en Monte--
Lo últ~. mÓ .qt· edaría asegurado por la ape!.
tura de l~ barr~ pe10 si esto no fuera posible se obtendr~a solo Qf diante la construcción de fe
.
rrocarriles. El factor negativo persistiría sin
video.
-
embargo ya que la importación brasileña pasaría
p~r Monte~ideo, la natural salida de la Provi~-
c~~, Y pra~~blemente · debe~i soportar elevados i~
puest
d
._.
·
OR
E. tran1ito . . Los esfuerzos
uruguayos parecen trtar enteramente dedicados a ese fin por
la CO:lStr
. ..d
.
¡
-
uccion e un ferrocarril a Villa Artigas
ac~ual kíc Branco/ que es un puerto interior ac- .
:;sible ~or vía fluvial desde Pelotas. La Compa-- ·
:tia de ' Fe'l;'rocar~ Ll:a de Río Grande tiene privilegio
.?ara C.:Jnscruir un ramal de Piratiny a Yaguarao ~;-~
cuando lo esti~a conveniente. / ... /
.~
•
�23
El cambio durante 1885 fluctuó de libras
5 ·..~/8 a 1.ibrus 7 1/8 el milreis.
En el momento
de escribir este informe ha subido repentinamente a libras 10.
Es evidente que reina una gransegurid,ad sobre c·ual sera el valor del milreis dentro de una semana, lo que obstaculiza la realización de importantes transacciones, pues lasfluctuaciones del pa?el moneda afectan la conf ian
-za de la plaza. Un considerable intercambio estimado en aproximadamente 600.000 libras se realizó
en la fronteriza ciudad de Uruguayana, sobre el río Uruguay. La ciudad, de unos 5.000 habitantes,
cuenta con sólo tres o cuatro casas importadoras
que son las que abastecen a las cercanas provin-Cias del interior de economía ganadera y hasta -cierto punto a las provincias argentinas de la o puesta orilla. El comercio se realiza en vapores
fluviales desde Montevideo a Concordia o Salto en
un viaje que dura dos o tres días. Desde aquí los
productos son llevados por el ferrocarril · inglés
a Monte Caseros en la República Argentina en conde son transbordados a pequ.eños vapores de la ''Bri
tish Soutl1ern Brazilian Railway Company'' de 3 pies
de calado que navegan hasta Uruguayana, Itaquy y
San Borja. Desafortunadamente los rápidos y bancos
en~re Salto y Monte Caseros impiden realizar a Uru
guayana su anhelo de transformafse en puerto de -cier.ta importencia.
Una casa/8tes~~! /ciudad de
Río Grande/ comercia co~ Uruguayana despachando sus
productos tan to por vía Monte video .como por el. ferro carril a Bagé y a destino por carretas cubriendo una distancia de casi 236 millas. Tengo infor-macion de fuentes oficiales de que el comercio de
Uruguayana junto con el contrabando realizado en
esa ciudad y varios sitios de la frontera es por
�,
..
-----
t
...
..··
..
24
..
lo menos diez veces {l) m~s grande que el enorne e
mercio de la
ci~jad
re Río Grande.
·-·
e·~
-
Gran. e c: :1 t id é. .i d e gana d o t a 1!lb i é n a t r a vi es a e'l
rÍJ a lo altu~a Je Uruguayana en ciertas ~pocas del .
añ> para carahiar je pasturas y para abastecimiento
Je los ~erca~cs~ Je considera ~ue 21 intercanbio es
~áa o ~e nos igual, o en todo caso algo mnyor del -Br3sil a ln \T3entína.
Desde Uruguayana se embarcan
u. u eh 0 s e e ro~ ha~ -t. a ?íc) n t e vi d e o de s d e d o n d-e · s o n d e s - pachal!c s c c,oo ex:·o rtaciones ur-uguayas ••• ' ("pp . : 215-·
21 7) •
. : ..
u
,
9
º -
...
Añ o_ lüS.1 ·· ~ \t~"'_l. LAXXrr·r, Informe deC •. W .: Bennet t
p ar d · 1 t ..., ( , en vi él <lo e 1 11 d e j u 1 i o ·d e ·1 8 8 7 , p p •
27~
·92.
•
.
:r ·'l
.
•
•
•
• •
es~rictn
cuarentena inpuestn por Bra-sil en ln ül. tit . l pnrte del año obstaculizó las re-.
la:i o n e s C OD L~CÍales hasta provocar una situación
el e 3 ns t r o s a • T.< e o o un i e a e i ó n e o n 1 os pu e r t o s d e 1 - - ·
Pl3ta fu e ~ r o hibida totaloente y la fr o ntern sur a ·
c o sta de gra41c1eE:' ~astas fue vigilada por un c o rdón
o ilitar de sa11i ~a d.
Los Gnicos que parecen haber
secado p ro~~cho Je Ja nedida son l o s ganaderos y
~b ~stece do r~s ~e gn1ado que obtienen un alto benefici o por el ~lzi ei l o s precios de la carne. El
c o ntraba~d o fr o rteriz o fue en parte cetenido c on
v~11taj-' ,p.,_ra ~. o s inri::esos fiscales. Sin al!lbar go
----· .
•
{
1
•••
(1) -' / .·En'Lc 1· ·'Jiguicnte informe en ·la pág. 83 afirna
que ·1as inp<. rtaciones para la mitad del año
18P5 ~~an 0~ 330.012 y para todo el año de
752.u37, pe~o no está claro si se refiere a
la ciudad de Río Grande o a toda la Provincia./
:
�,
25
•
el crédito de al~unos c ome rciantes ha si<l c puesto
a prueba p o r la rápida clausura de las principales
fuentes del comerci o de la Pr o vincia ..• ~'(!?. 282)
•
/El inforne
ce
Porto Alegre ap.refa:/
" .•• El c ontrabando fr onterizo ha si co pe riuaici~l nara el cn~crcio le~al
nero
la frontera est5
_,
ahora severanentc ~ivilada nara i n ne di r el interc ar.
bio c o n las repúblicas vecinas en r3zÓn de .la enide
nia ~e c51era que existe en ellas: es ~robable queel contraband o disminuya nor un tie w.no ..• '' ( p . 285)
/H ab la de los alenanes que po s ee n l a mayoría de 13s
casas inn o rtad o r a s y ex po rta~ o ras ~e P o rt o Ale 5re •.. /
" •.• Ellos tanbien dominan sin c o r.petidores c ~ rc a
n o s l a na rtc nas c o nsiderable del c o~e rci n c o n el in
teri o r de la Pr o vincia, que b e y n rinci na l~ente y C 3 si cxclusivaMente, se realiza c on las colonias aleva
n a s mas próximas; el come rci o c on e l interi o r ha <lisninuído e n l o que resrecta al e f e ctua <lo c on P o rt o
Alepr e , ya que el interi o r as a ba steci¿ o en Dri me r lu
~a r Dor el c o ntrahand0 des'1e la :!le n úhlica de.l lJ ru pu?y . ~:
(p.
290)
10.- Añ o 1888, Vol. C.
•
/Se trata de un ~e~oranduM de Berlnett a l Marqués de
S ~ lisbury fechad o el 6 de Marzo de 1888. Bennett incluye copia de neMorial a ser oresentatl o n0r l a Cám~
ra <le Conercic n 1~ Princesa Re~ente e incluy e unre'sumen de este en su neoorandun.
El p rincinal o bjeto
del me~ o rial es ilustrar sobre las característjcas
de ... a barrG. ·oero
también se refiere a la ''mis e rabl e
.
protección recibida y a los fraudes fiscales ~ue han
�•
.J.. .)
...,
1
., rV ._,
. ..... ...., .,.,·' . . .
-'"' - · v1- c ., ' .i
.. .!.v
'- ..._..,..
.
-, V"
~
.
. .--. .,,,.
.
~
•1
•
, 1
... • - ::l
~ '-' -..,..
.
......'
• '·..
~
.. . e º
1
~,
..., .
s J_. t
•
•
\;,...~
..
..'
e_~
E
•
1 c c;:c re :_o
r::. e : 1 () r
1
e~
.!.
':~
i
si
t
'O U ~de
fallaría
e '-' i1 f i a.d a s i
V
e 11
•
•
lEnr ca .....: '= J_l .'3 Il 0 en e .l.
-.
•
' ""'S
;.. ,.. • -=~
. • .,,.
t i .c:; e i o n
• •
,
J ')
~~
c.
~
........
•
n
~,
. .,.,
--
•
\,,;
USl
(:
. .. '..:! J ...
'"!"'
-
r:- -
'-"
' (n ~ 235) ~
·--' ....,...- Sa lis ': ury nue
- . . r ,. -1 c. s
."ª .• ., . . . . .
~~
•t
1:' rovincia
- la
~
a !°' (, U
.tal c e
-.
M
r e s .1. 1 t G ,=J. .., <-: ••
.3. C t Í V Í C.a d . 2 P
a J .1
l r S ~ U~: : Í ·.· · ·
e 11 .·
•
r1 ar i..,,
"3 · ~ .! : ~ F ~ u r.l n. ~ < e 1J r u r- u a '·' a :-2 ::i s e ~ ~ -1 s e 1 e i r:, 1 _,
T) e. r a
~ r:. i .,¡ ·;:. r. r ·t < d e r 11 =v a r a 'l r: l a !1 t 2 :i. e :. e 3 t a ~ ·
·~
T "'r :.
s . . ·. 1' e .:~ o e i a ·-: ·..·. e \l a 1 ,, u i ~ r á. d ~ 1 a s t r ; 8 ::- r .; 11 e i ·
ri~
c... ....-:. 1- ("l..J u,...\. • -L J ) S alt"'
c,~ _.a
::s c..e ..·.J..c..: t:ran
...:;¡
-- '
y --- e\,,, .1 .... r 2"' aneo :1 a n e "= r r a '1 c.
t ,;.:. a...
..
.
"''""
.
-. ..,
~ ,. . . ' r +.~
r
~
?~ - )
..1... ;t. ._;
.1. ~
c.. .;;,
.J r1t2.ni.can ..
~
., - ,,-..
1.
1.. .. - u ..... '""'' - ...
•
....,.
-
.
1
·,
-
":l
~
_.,. ¡,,.
-
•
~
•
J
•_, '1
l'\
\:1
~
.
.
~
/
.1
!
.
.- (... r
~ ~
1
..
,... , • Q
....,, ...,_
·-
~ - lLG.
--,...
Q
.
•
t
, - .1.
.
.
.
,
.
\.--
.
~
•_
_..
... ...
........
.; ... .1.. .....
..
__
,
-
-
.
:.1 : ..,_
r_ ., r.:
"'-
-- e "' _!. 'í'
- i .u
c. s
~
- · · --- - - .... .
)2 r
- .
!,L ._. _E\
/"'J -
-
-
('
.~
•
l
a<!ua~as
.
,
::.. J.. e 1 en<.'}
:!.e s
fI: ¿:' n teru. 3 .
-
-
~
l" s
fr r nt~rizas
1 •
.A
.....,,·,
v ri
..... e-"' .
sl
f.'~ r ·'- ., ,~ r~
...
-
'- "" :;::¡.
'- ·
/
•
.l. d.
J. .l.
f.:: n
l~
rJru r:· ua v
r i \) s
..
I'
~n l~
r ~- 1° r• ·•) t r e 3 '
las s~r..s j_l;J.er.;
: r '""Jn t s ra ,
V
r. U a
u
o ri• ni• n a ec
fl. ~tes y sen ur c s c fr c cid ~s e n e.l
2 5 7 "'"' e'.""\ n e t t e i· t a dir~ct.:iment ~
c1 1·c -1 "'-' 1· o· n q u ""~ de él e ...
-:.~
v~ r s i
i_ • .:i ~~ ,_!!a
u
•
la
':> '=
.,
.
s a 1_a l~ ::. r e 3
.
....!S'C..i . . . l( cersc
_,
•
(' - ..l
f ~ rr o c~rriles ,
e
.. .
e- -~ ' • -:.. ·; ~
\..4
d~
1n
J
•
, .,
l;=t
(
e {~ ur u r u -q ,, •
)S
e :(.. ~-:
- ua
•
•
. ..
':':.\~
.L
~
.
r:i r:-~ e re 1 '-'
:: .-;:·:' r e :· ~ J_~ : l as
-=- ._,
?. :1. !J. t 1. r i f ·.: l
.,
vir. !J.a c c r
•
••
•
,.,
__• .-:::i.
_,,,,... •1 -•o
•
•
...
:.. !..~ -
-
.,. e""
l
- i ...> •
,,
1 ,...;\:)•
-, 'r.. -r.l
-
f _._. e c..
..
•
•
-
.•
•
•
- l ,...,_
..
~
r1 2 :: :.. 1 ~ - t: J_V c.
• •
l
·J
•
i. -
-
,-
• !:'
.
••
•
~
-
e ... --- ...,,
-- ...
•
..... ,, ,... 1 .
- -- ::;
( 1? •
-.::1
• .....
•J -
_)
•
&.1
1
_1c ...1 0 r
•
•
•
•
•
.
.
•
•
�'>.7
•
• • •
,. '
e ., r~ t r
-;> ] _
, .,.., a "'.., "') r
.q '">?.D.'~
~~?~rr0ll 0
•
r1. C\- 1
C"'ns ~~cuonc~.q
....
•,
• +:
.
l ..,_
t ::i x· J. ·- .:t r.i. u ·r e ~.-.1,, ::t..-
t
1:.1 '.
i
r~
e~
í
~
u. :'. r
~
i
!'"1
•
t
1
nc r
1 <~ '1
~ 2. n t r;
"l
. ...
•
r •: ~ ., . f"' 0
r \ e. r e 'l n e :t r-' s
C 1. Í: r
8
r. ~ e
:'
4'
( ·.
.
11~
e .;
.....
tl e rJ.
~. 11 A.
-1
,
f f~
,...
.l. c.!.
J
~, _
t r
....~
~
"
t e. ,-.
. 2 11
~n
..
~as t2
.
:
.
.
r
,
r
T'
'
.
e () _,. , ,..
•J
"'
0 ,..) r
1 •.l· •... ,,
1a s
<: r
(
-
r ~
,...,,. -
1
~ ; ,~ ,-.
- ·-'
a 1 A. s -:_ ""'~:0 r t a ·
.
.,..,
> ., _ e r:
1
r· U ·~
1 <J.
., ~
c.-
'J n t 0.
..
t... 0
1-1 o...
"
'i
r. :·
'
-
R
e
1 ?.. [!
fr
ar- =r! t ~
.
!rc"11sv~n~,
,, l ~ ,...
1
e vifn ncie<l~
-- J
ci rn~s
G1 t i -
\;
l:l
l
,......
.-·
,..
. -·
r..-~ 1
t..:,. .....
1 .e ,• ....._
rr,,
• •
•
•°"!
_. •
~ a.ra tr~ ~3n n rt e ~-i
•• •
•
J_. n t e r :.. ': r .. r ~ 1 a c o s
a:• t e s a ~ i_ r r ~ r a -:-; '"' :) r '=! 1 :i s
1 as r:: i f. ; e 1 l t: D -~ ~ '1 e~ : 1 t r :"! T1 s n e; r t ~~ ,
1 : :· r· U G r r a ,.,. ~ rl, ~ r 1; C . 1 ,.J 'J ~
n ':"!. r:> r O S P.. 11 t r r: . . 1 O •,,.,. . - \ ¿ '"'!
•
"""_ tJ r .,, T'. r tt n u ~ ,, I, 1_ e. ..,.... r :>v 1• i1 e 1. A ~ T') .!..
, 1· e n.
r1 1
un
a
.
t
~
r
~·. 1 ..... ~ . •
'""' .,... n ,.. 1 t. r ar_ s
r t ~ ,, J. n s '"1 -; 1 (' ~ r1 (\ r. ~ '3 i t e') 3
e ~- J. e '3 -.i e -1 ". ;.. i:~ u rt :¡ a ) • I .. ' 1 ~ ,_ ') e '"' r1 t j . i1 ú q /
'
/ ,.., e -:- _ n e t t
~
•
·--
2 -~ 7)
i t ,~ r
•
•
,., ~ t "
J. 0
1
:1
....
rj \ \
~
r ~r.
':l
•
-
'"'.>
·-
•
•
\.
, 1
, I ; r,:,
")
.. 4,.
..J .. .
(-\ ,
J
1"' "
••
~
•
•'
•1 1
\
n r
,,_
I
-
•
• •
·i r, ,.. e:
...
I
-·
1'\
1
':"T' ..;
a.""= u ·'J.
r, ,... '"'
/ e~
,,
t
'i. 0 f "' '"' r:- ,.,. u ~ 1 (' ,..
la ciu•1a tl
e~ r e:· e l1 ;~ s
es t c. · · ·
~~ ?Ío ~r n.nce / '1 en
.
?. •i e r1 J
e o n. s t ? n t e n· ~ n t
-· . . _,
1 r:, t 8. s ~:: 8 n ~
~ ._
n 1
, ~ ~ 1 e 'j '": t: r o~ ~ r. i'. ,_
. "" ~ ~ 0 n t r ;1 (-! n ]_ ~
•
7l ru
,, !''. l'.' i. r. ~
n un t c1 s - n r in e j n a 1 ::' ~ n t e
e l.?
r: tta .,, a r1 :::i. - ')
:-i e. ;:\ u ;"e r .. t ::-. t3 ~ ~ ~ s t ~ t q 1 e ~~ t r e : . . '" ,, u "; 1 -a- - . .e e .., t r D. 1 r1. e 1 a
es a 1) <'.. s t :~ ., a r t í:1 ""' e 'J t ~
r n r t í e 1_¡ l e) s c ~~ tr~~~~d~a~ OG) ru~
e i ,.~ .~ ~ r 5. -:-•:.: r .--::
,_ .
f\ l ' -· r
r t'_ n ~ 1 p ("' r ~
r.re c] ()~ .
- -s (; v ·-n ,, ~ n á
~. 1 ,~ s
..- ~ 1 e t '\ '; ,,, 11 :J. t ~ -· 1., (' ~r a n ~i e es t~~ ~ien~~ ~ra~ual~en
e ~ s ~.J e 1 a s a u t r'I r :. -:-1 a -l~g ;.~ ~ s r·~ e 3
te sur t i ,: fl ~ ; _. ~ .;
,
..J
l t? s
.~ r .... u ar?<; r a~
e {: r.. re re~. T", e J. :is ci 1..1.:. rara r12 n t e o n un e q
.,. ., a r- '1 ~, ll !"l 0 ~ !'"~ j_]_., U n c1 ~ '"'· ·2. r r Ch "' S V ri U e 1 fl ""· C ':' n V ·"= r t i ~ 0
~ 1 ,~sar ~~r¡~~u~~~ ~n una 0 ~c~~ci6n.
-"' ) r t :
-
~' ~
;
•
3
•
':""I ._
•
'::11
'
~L
""') • '
, ,
_,,,
_.,
C1
lj
•
1..
.JI
-t
•
es
·~ r:
nurf' v
t o d ~ s )_ (', s e?..~'' s n1
- ..L.
•
in e r> n v en i e r·. t (, . L .: i s SCJ..S u r e •.1 ~
.
•
•
,•
�c& 3 as de UruPuayana que ahora controlan virtualmente el cor~rcic / •.• / son casas de prestigi o y
ge~eralmente int~oducen los productos pa~and~ d~
rechos aduaneros paro amparados por una · tarifa
mu1 especie1. :i 1\"e ·en muchos casos corresponde a
un octavo de ío qu~ se percibe en Porto Alegre,
Río Grande o ? elotae; es una tarifa adnitida en
esa l o calidad ~er o Ectualoente no está autcrizada
po r las
autor;~~des
A~JÍ
imperiales.
en~Jnt~amcs
el ~al que estg minando la
cowercio / .•. /
Las nercancías se -
vitali~1d
del
vend e n en alguücs
por men o s de los derechos
que leL c c r..:~spvnderían /si no se aplicase la ''ta
rifa mu¡ esJecia~ /.
Se ha probado que se venden
p o r du~enas bvt..breros y encajes a la mitad de lo
que ser1~ -u J~sto precio. Ayer un co~erc1ante integrante r~ una de las principales casas impor~
.
t R~oras
ce ~~sgu~o_.:, q~e e--1 , ese d""ia, h a b"'ia o f rec1üJ f~~ ~ ~3U~}~~d de ~ombrer o s, cuyos derechos e-""'
ca~os
#
•
•
r a n · s Ó 1 o <. : 1 J Ml i 1 r e '5 .s 1 a d o e en a , a 1 p r e e i o d e 1O
rr. ilr e ís la ~Jcen¡ y édemas o tr o s artículos a precios simil a ret>~ / . . ·.¡
..a n t o argent 1· n e s y uruguay o s es tan
diri g iend o sl1s ferrocarriles hacia la frontera a
re~nazando c o n~-rtir esta P rovincia en su vasallo
c ·1 m~rr. ial .: Bst0 es así en gran parte y pront o e_!
•
•
l~i·~nt
-.~
......
c . ->
t
.&.
t~r~ totL~me~L~ ti orre tida.
/ •.• /
•
"'r
c -~r. a s
l:;s autoridades imperiales continuen con l ª pol -·-· ,..1·
f 1· s c a 1 ah o r a en p r a_,. c t 1· e a e s
- ea
ti Pr o vinci~~ ;r~
.
1
L
a e~
o que al comercio atane de
n13. l en T~ e.o r ( h n suce d ido
.
) ;
esto desde hace ~nos
n:ida pu ede
en m·
· . ..
'
1 cp1nion, capacitarla para competir c o n las empr(nde<loras repúblicas rivales
ªno ser que s~ ~ar ceda una r c cuccion de derechos
:-
!.i ...
�29
de tRl cntida¿ q u e hara impr od uctiv o el con trobend o q u e s e r e a 1 i z a ~1 í. a 1'1 o n t e it i. d e o )T Ur u t~ u :~ y a :1 a , y a
q U e Un a f :: O n t e :: a t ~ n G Y. t en S a r.. () D t: r~ d C S e :' ..; Í C1 1 n d tl
e 0 r1 p 1 e t a ne ~1 t e . E 0 e i e r t r..> q u e 1 :~ G l!\ 2 r e -. ne í '-1 e · en t r r. n
n ó.: o poi. ¿~ 1 f~ un ') f' c 1ni no :J y CJ ll e e ..; t o s pu n L. o ci puad en
s e r c C' n t r o 1 a ~i o s • I' (~ l' o e o n e 1 o 1· o :. . l e ma L.~ un f u t: e . :. o "1 u -·
• _,
..
. . ., ..- 1
fi scal . me 1 i~ e ·e r :t o u :.. o o t. '=! c. un e c. .. e ~ _i ~ o q •.J <.-. <.~ e
-·
ll a.:.· a 8 r a i:1 e: es te·· ·:: él~ 'i. o lA. es , ': :-· r: a tu r & l e o fl e l ~~ ir q 1.: e
t; •
•
el
.
totalmente, .
e~ s rl e e j_ n 1 n e i1 t ~ s j_ h a v Pl ~ s c.. e
c
or_e
"r"cJ.'""'
casa
-= -i e o ! . é~ frontera que i) r·. ~ - .. _1 11 f (:) 1 : ., ~ ,.. "" J. ,.:i n , .. ,.... e ... e o r:- r c.-::... .l.
.
1 a 1) u e r t e e. e 1-- I- r 2 :-: t e e 11 "'.j"" :- :i. e :i.. ..:...., y .,. :. a r·. 2 c.. t ,.: ,,
~~ í. e :z. e
(."1 s
-~ n U r 11 p; u-: y • ~ -· r
' :.:. l) e: r [:o
et~ ar: do :.. a e o t1"Je11. i e r.. c:.. e de:
C O n t r a b '1 ri :J O T' O
e G t C C ') f .J. C J. i , O J: él li. e l 1 é: d O d e U -.: U 2 Ll a y ,
:..) <:.. lJ '") d r- í '1 in. d ·:e ir a e s :1 R :; 1J ú 1 i e :=t a e 11 t r ar e n un --conveni o co~e~~ial c n n Dcc2 i l en~ bu~n ~s rcsult~,J 'J G • .. • : 1 ( f' :1 • 2 5 Ü -· 2 5 :J )
~orne
re :-_o
nn rJ cde ser
, :"
• 1
.L
.L. • -
•
•
iut c TiL~p i d o
-*'
.J
.A. ' - '
~
"'-""
~
j
,_ .. ... '-
,._'
' ~
l 8 8 , , Vo 1 . L i~~ \T I I , rí r.! ri 'J ~ e. i1 r! u re d e !J o n r1 e ~ t
-·--------·de i ~nio ~e ~AU~
-~.l-- 1'1 ar_ q t-1. e~ j~ Salisbury,
L\ í1 o
___________
____________
:z
,::...
/ e o i~: :i. en z a
c1i e i e n e0
.
( ~ •
4 4 3 ) , q u e e l c n n t r ;.l b a n do e o n
tinG~ a ctuenda en 1gan . Aun c o n la CJ tizaci 6 n s in p 1- e e e r1 e r~ t e s p o r 1 r' A. 1 t n d e 1 e a ri b i o q u e <l e b i_ ó a e t u '1 r
\' n b e n e f i C Í (' d e 1 C O L'1 e l .. C Í O l E' (; :t 1 ) eS t C f U e e S C ;i 8 O •
J._, l..t e f: o .,. .( o • 4 4 4 )
<l e s e r i b e b r e v ..~ Me n t e 1 a n u ~v.:?. ·t a r i f a
e~nccia l que cl e .r0ra más de l .:i mj. tad de l os derech 1.:s
inpcriales d e ciert o s product o s para l a Prov i 11 cia a u~ q ue sPñnl~ 0 u G n o s e trat a da una r eba j a n e ta d el
60 %, ya que la I'r o vincia t e~1a desde antes p rivilc~
g i LS especiales./
•
'(.Se aguarda nue esta tarifa sirvP.
oara
c o ntener
el c o ntrabando al hacerlo tllc:nos lucrativo , aun<iue
mu•
/
•
•
�•
3)
ch~
I
dQpende de como se ad~inist;e la nedida~adop
tad30 L 0 s d::~echns de inportacion son todav1a lo
suf icientemcnte ~ltus cono para que valga la pena
c ,J r r e r un p e q l.t E:.~! o r .i e s g o y no p a ear 1 q s ; de b e t en e E.
se nresent~ 1ue ): ·~ 1ueva tarifa se aplica ta~bi~n
en i~s adut. ~~s fr~nterizas donde es sumanente ~iff
cil si no abs o lutam,nte imp o sible ~antener una e- fectíva vi5i~~ncia. En realidad si s ~ n ciertas las
i.ri. f 0 r Til:l e i u n e=. s ·ü e;! 1 o~ p.e rió d i e u s de 1 o es t e , e 1 e o n tra~3r~J ~ e ha s1frid o rcducci6n alguna; un c o rres
pcr1s:il ~n ~-·'·'sua¡an' escribe que nunca el c o ntra-;) e r1 10 11 a es ta r?. u t 3 n a et i v o . 'Ha y e o me r c i a n t es que c~nfiGCJn pGbl:~aneLte ser c o ntrabandistas y que
~un s~ ;act~n de sarl o . En una ?ala~ra la ost2nta.:~:' tl..rifa cat"ecial es tá produciend o e fectos negati_
ves" ' . ~G hact: : 1u~has senanas una tropa de 18 carret él s e 2 r. J ~. d a s e e ! l 1 1 / 2 a 2 t o n e l a da s c a d a un a e r u zC 1 ~ front~~~ lueg o <l e protagonizar un g rave inc~
le~t e c o n lt~ b J ~ r<lins aduaneros, des de l o s cuales
~uTier 0 n en ~i enfrentanient ~ ; epis~di~s c onn ~ste
n s S j P una €Xc~r~i5n aunque l os c o ntrabandistas en
~ e1eral ct:~lA.:in r·. ~di os sás refinad os e i gualm0nt e
•
c
.
.. 2 rsu~s1v 0 s ~
ryebe E~f~larse
que ahora e l c o ntraban do se ha
estsb laci<l ü · s~bre a~plias y só li da s bases y, c o nve~
ti 1J ¿n un est~lJ ' C O rriente, altera las f o rrans tradi~ i o nalrs (21 c~~ e rci o . El r~pimen ururuay o de de p ú s i t- o .., l ~ .. )res d ~ r1e re a ne í as , p ú b 1 i c os y ee par t i- cu13rcsj e~ t J t~lnente eficaz. Se c o nceden nuchas fnciliJales
a le intr od ucción de n¿rcancías al Bra .
s11 po r v. a Eluv~il y n o r ferr o carriles. El sist enn
f~rr c> viaric hasta la fr o ntera brasilefia y a lo l a r~º de a~l2 su e~tg r~pidan ~ nte terninando y pronto
S.:inta \.na d ~ L 1vraoento,
·
"
San Eueenio y Ya e uaron,,,
t v Jas arterias funda~entales del comercio
estaran
en :2~3c~~n · por ferr o carril y por ferr o ca;ril vía
nn r 1- t 1 !na e e ..1 11 o n te vid e o •
·
~
~
�31
Las Merc~ncías no tardaran en seguir a l 0 s fe
rr o carriles. La suncrvision qu¿
realizan las adua~
nas será ~ás fácil, ner o la Pr o vincia ent 0 nces se
al) astecer~ principalmente rlesde e l sur y n o ~el es
.
t
e e o mo h 11 s ta ah 0 r a .•• 11
(
rn.
4 4 6 -4 4 7)
n d e rJ 5 s , q u e ~ r An n a r t e ~ e 1 r.i s e x n o r t a c i :) nes de Rí o Grand e ~ e l 3ur y n se envían <l csrle P e l 0 -t a s e·· n 0 r e 1 r í o U r u P. u a y • C o n f e c c i ·) na 1J <) r ú 1 t i m0 un~ lista de artícul o s inc 0 rn o r a d o s e n lq nu e va ta
r i f J. es n. e e i a 1 C"l u e n l) f i g u r a b a n en 1 a a n t e r i o r y ·--::
q u Q incluyen: esperBa de b allena, manteca, r esc ndo
en c o nserva, este.:irina, dulc ~ s, té, . erfun r) s, t e jid o s de al~ o dón, alPunos ~e lanas, d e al~ n d o nes y s e 1 f1 s , o 1 'l t o s r. e e s t a ñ () , 1 á n in a s y b o. r r ;i s d e h i e r r e,
cañería ~a pl o n o , bnrras y l~ n inas de estafi o y rl a
c o 11 r 8 . /
/ C o Me n t a
,
•
12 •-
Añ_o 18 9 O , . V o ~ • LXX XI V , I n f o r me d e A • t\1 • B e 11 n e t
¡1 ar a e~ ~ ñ
1-ª ü_9_ v h as t a e 1 2 8 d e f e b r e r () de
1
1 8 90.
t
'\
~ecacta 1o
el 3 <le
~ arz ~
d2 1890,
~.
157
En ni inf o rm e s obre la tarifa es~ecial Je
f e chn 12 <le juni 0 1889 señalé las medides a d~ ntadas
1o r
e 1 p o b i e r n o : r e d u c i r 1 0 s rl e r e ch o s :'ar a c '"1 n t en e r
el c,ntrahand o .,Durante l o s tres nriMer 0 s wescs del
aii o el c o merci o estuv o c o onletaMcnte
uaralizad o del) i d 0 e n ., él r t e a 1 e 0 n t r a b ::i n d o , a 1 r e d u e i (1 ( ) ::> r 2 e i r:> d e
V C n t a d P.1 p 3. n a d (J y a d e !!la S a 1 a Í n C e r t i d U tl 1) r e n r O V O cn · ~ n 11 1.:> r la inminente sane ion ele una nueva es cala de c1 e r 0 ch e: s a ñ u a ne r o s 1 a ''. u e e o n e e (] e r í :i d i ver s a s re
bajas. La Pr o vincin estaba tan surtina de mercancías
c o ntrahanceada8 ~ue hast~ setiembre u o ctubre scl n
hubo un Dequeño resur~iraient o del comerci o pues recién en esa ~n- o ca se vendieron las mercancías almacen3das. El contraban~ cJ, mientras tant o , no ~eso,
•= •••
1
;
�.•
32
er o indYd~~lemente fue abatid o po r la g ran reb~
a <l e 1 os d r re eh o 1 q u e h i e i e r L• n ir-¡ !J r o d u c t i v 0 e 1
c o ntraband o , es~~cislmente de teji~ o s de al g~ <l5n
y lana. En setiehl~rE el comerci o revivió sensibl~
mente ; este ~cjrr1 Estuvo frenada en ?arte oor la
inestab ilidad p0litica.
3
Cuane c
CJLeP~~
a escribir este informe, la ~du<nera recibi5 su sentencia de
tarife 1s ? ecí~ 1
muerte. La ,r~ncipal aduana ce Río Grande del Sur
se
s ·\...; t i t u~ Ja '"' o r un a o f i e in a c en t r a 1 ~ en P o r t o
t:&.lewre. Se c o a..~luiri con el contrab an do mediante
r·a
~
a~~i0n
riscal en la fr c ntera a? o yada
con un re 3 _.i.·.e n-.:o de ca b allería 11 c o n el envío del
una vi po r osa
~~te un tri ~ unal facultado a di ctar ~
sumaria~ente s~ntencia
trabaj o s f o rzados, c o n
delincuante
la
ce
p r o nt~
aperLura d e la barra del puerto de Río
Grande ~ l o s ·Ja.n~ o s privile g iados del Estado ya emiten rape l r .:>ne..Ja Y. s o n der og ados los recar gos federal~s a ln ~xp 0 rtaci6n. / ..• /
Es imo o sible estiraar l i inpo ~~ancja de estas ref o rraas y predecir su s efecc o s. /. e/
.
1)
'
El
decr~to
del 10 de febrer o de 1 G9 0 asimila
e l de lit o 2~ ~ o ntra b ando al r rad o d el de falsificaéDn de mon~da. Las pers o n a ; c o mp r o metidas en el
c omerci o il~citc ) ~ uar d ias a duaner o s , navier o s,
c o nsiL~át~ri o s (e [ anad o , l o s carrer o s a car 50 <le
las me= cancidsJ quedan sujet ~ s al ca n turarl c s a
•
•
•
•
un JU1c1 0 Sl.:r1ar-.o que puede sentenciar la nena
de
•
cadena p e:·p ~tua. El 30% de l o s artícul ~ s d ec o misa
•
dJs pasan ql f o Á,_J ü e. e las aduanas federales y el7) % rect:nce se divide entre el capt o r del c o ntrab~ndo Y el JtnunciEnte. Los u r c duct o s deben ser
v:ncid os 48 h o ras éespués de su dec o mis o o entreg ~d c s a~
ca p t o r
lUE
d€be paear el 30% <le su val o r ·
' .'
:
�'
33
•
•
al Tes o r o Na cional. Ccm o esta dis?osición puede
posibilitar, en ciertas circunstancias, que un
c o ntrabandista denuncie su ~r 0 oi o c ontraband o y
recibirl~ c r n el na c0 <le s6lo el 30% de l o s dere
ch o s , ri f i e i a 1 me n t e s e (,. e j 6 c 0 ns t a n e i a , d e ·1 11 e 1;;s
clcc~nisos están s uj e t os a su destrucción n ) r las
aut o ri< 1.ade s a<luaners.s aue se r ese rvan el derech ,
d 2 h a cerl o en cualquier m o ~~nt o .
Lo s funci o nari o s aduaner 0 s de l a fr o nt e ra d e
}> e n
s e r r e t r i ~) u í d o s e c1 n un a n .:t ea r.i u c 11 a rn á s e 1 e v :i dc-:i que la actual y que atiertde a l c ~s t o de la vid~ en es tas n r o vine i as . · ~ ( ~ .. 15 7)
/Describe en <letalle la Merna aue ha sufrid 9 e l
almacenamient o de mercancías en las . ad u anas ./
'' ..• Se espe ra ~ue estas medidas radicales,
junt o c o n l a <leroPac i6n de l o s r ecarpos federales
a la expo rtacj Ón (qu e e r a n del 9%), ven a c o nte-ncr e l c c ntraban do y po r l cJ t an t o obl i ~a r a UruPua y ,
c ue se v e r~ d¿s~ o J·ad o de su m5s lucrativa activida <l
'
a c onveni r en l a firma d2 un acuerd e c ~me rci a l c 0 n
Drasil. /. ~ ./
.
Las o uini 0 n es difieren c o nsidcrabl~mente e n
cuant 0 a estimar l a disrninuci d n del c o ntrah ~ nd o . Mu
·ch os ~iensan qu2 se n~ralizar5
del t odo debid o a -lo s seri o s ri esp~s oue deb e n afr o ntar l os c e ntraba n
distas; ot~os
6oina~
oue 0 00 millas de fr o ntera s o n
.
demasiadas nar~ ser c c nvenientemente vi g iladas y
que el c J ntraband o pr o sperará en vista a la ~ ran g~
.
.
.
.
n a nc1a due
nr
.
.. o duce si se tiene exito.
-
•
~
1) ers0nalmente n o ten rc una c c; mpleta c :> nfianza
en las medidas ad o ptadas ; no resultara un éxit o el
�•
34
•
aumento de
un golpe
.
de~e.c has, por el contrario sera
~
).us
aplesta~te
·al comercio de R.Ío Grande.
La surt~Pi0n df los recarg o s federales a
la importación CJnstituye un eran beneficio p~
ra los 1ana~e~os. Ur recarBo de un 4~ · las ;~
portac:...unes ea af1.n .Exigido en el estadQ de R10
Grande · 7 si e"' .. "" ta1 b ién no es de ro eado un ---·
gran númL~r de e:po1taciones brasileñas pueden
bajar ~Jr el Jruryua) y ser embarcados como productos 1e las repúblicas vecinas. Se SO$tiene que esta derog'-ción ue recarg o s a la _ i~porta-c i ó n i i. J u e ir ;;, a 1 e s g a na de r o s c.l e 1 o e s t e y e e r1 tro del estado a enviar su producci5n directa.mente ~ Po rt 0 Lle g re, Río Grande y Pelotas que
en camciv remi~irán artículos importad o s que ~
hora son haritu3lmente adquiridos en ~o ntevide o .
La po~lación 3el intéri o r, sin embargo, proba-blemente cont~,Ge couprando y vendiendo en el
mejor merc1~0 d~l d!E y ne favorecer~ los mercad o s de R ÍG Grande E no ser que esto sea 9ara
ellos ventajodo º Se eapera que algunos productos uru g uayos puedan ser introducidos al nrasil
para export~r~e y es curioso notar como los bra
s i 1 e ñ o s es t á .. _ ah .J r a t r a t a n d o d e f o me n t a r es t e -:::
tipo de con~rao~1d o .
J
! l aper~ur1 de la ~arra de Río Grande probablemc,t~ tene~iciar~ mucho al estado~ pero lo
discutiol) ~si es que realment e se va a abrir)
es · si ah o r,q la V..?ntaja s obre los rivales sería
t3n lir2~a c o mr hace unos afias. Much o antes que
l~ barra pueda abrirse y aun antes de que c o -m1encen l o s trabajes, el ferr o carril uruguay o
hista la fr o nter~ estará ya en pleno funci o na-
�35
•
miento y las tres líneas que ahora están dirigiendo hacia ella sus rieles, para dominar el comerci o
del estado y dejarlo arruinaco, si l ~ s tra,ajos
en la barra hubieran comenzado mas pr o nto~ probablemente nunca se hubieran construíd o . / ... /
En tod ~ cas o cualquiera sea el efect o de la
subn de l o s derechos sobre el mercado local un o de
sus resultad os ~s la instalación de una p ran can-ti~ad de · f~bricas elaboradoras de jab5n, velas, -s o mbrer os) arpillera ~ue no s o lame nte perjudican
el come rci o ingles en Río Grand~ sino que además
causan una gradual disminución de los in gre sos fede rales nrovenientes de la imnortación. / ... /
En 10 que reapecta al futuro inmediat o no hay
duda e~ que habrá ( ran imp o rtaci0n de In p. laterra,
C~Sde ahora hasta dicie~bre /cuand o ! A t a rifa espe
cial quedar~ der oe ada/. Estas mercancías ser~n el~
~acenadas y ven~idas despu5s de la derogaci5n c o n
grandes b e n e fici o s. Ya hubo una gran dema nda en las
tiendas , vendi~nd o se r¡pi.da me nte l o s surtidos disp~
n i b 1 es . E 1 e o Me r e i o d e p r o e u e t <) s d e 1'-f a ne h e s t e r fu e
r1 u y a e t i ''o en f e 1J r e r o / 1 8 9 O / · e s p e c i a 1 me n t e E. n Po r t ~
Alerre. Lo s imp ~ rtadores de RÍ0 Grand e efectuar o n
una ''cor rida ' 1 s obre el rnercad 0 de Montevideo, prec e d í do s p o r 1 o s e .-, n t r a b ~ n d i s t as ; en t r = 1 o s e o s - -g rup o s de c ~ mprad0res agotar o n las existencias en
1'1o ntevide o de tejid os de algodón estaMpado y lis J
y otros artículos que serían afectad o s p o r el aumento de derech os de imoortaci5n.
El último van- ~ r
..
q ue lles5 de Montevideo, antes de finalizar el mes
<le febrero /1890/ estaba abarr o tado; en al~un o s c~
sos hasta los pr oductos perecibles se transportaron
c oMo carpa de cubierta, corriendo los riesgos ex-clusivamente su oropietario. / º •. /
�36
1
•
Durante iº39 el canbio se cotizó muy alto a
2s. 7d. y 2s. 0 L. el nilreis hasta dicie~bre y
después empe~~ a caer gradualmente lle gando el 28
de febrero /13 9 0/ a 23 3/4. El problema del cam-~ido
bio siempre ha
en los ne g oc~0s.
causa de gran incertidumbre ·. ~
(1)
!. ~ e. l1an contado un caso~, u n comerciante vendió
S JJ lilr1s le 3xcelente estampado con cr~dito a 60
dí ~ s y a un ¡re~io fijado se g Gn el tipo de caabio
pr.:?domina-t e) · que le dejaría una justa g anancia. -
C0ao e l coL e r~iante pagó al contado al mayorista,
e u i 11 d o e e e i b i ó ¿ ~ d in e r o d e s u v en t a > s u g a n a n e i a
fu? P XLctaruen~F d ~ ~s., debido a qu e el camb io b ~
j o
:
~ . . . l ~ p p . .1.5 9 -161 )
•
/ I -..1 a i e & e 1 L. .; r.- t i .r1 o d e 1 a s ex p o r t a c ion e s d e R í o
Gr1n1a ! los ru~¡os que abarcan./
~:E ·3tas
ci:.r~s
se refieren a
los e mbarques
re1liz a dos d~3 d~ ~io Grande del Sur, Porto Ale g r e
y ?e l a t as ~e~c ~'1 incluyen las export n ciones qu e d e >Je vari os sit=1.'1S de la fr o ntera pasan a las -re? Úb licas a~ iJtuéuay y Arr;en.tina, ni a l a s s a lid a 3 d ~ sd e el sa~adeto de Quarahy situado en l a -co~flu e nci' ~ 2 e s e río con el Uru g ua y (el sal ad er o fue fun¿ ~ ~r y b i e n or Banizado e n 1887 ~or
capi
.
talistas ~on t~vi~ ea ros). La~ento mucho no poder d ar cifr~ s ~ ~ les atinales f a enados en este e stableci~_en•o n~ de d ende realiza sus compras de ga
nad o . S arc~sLiLamente algunos periodistas locales
que act sa n a ~st ~ scladero de ~ a niobras de contra
b ando de S( b oj p1teden ser considerados si mples di
fa ma dor e s . ··. ·..(:,:) •. ..,
.. "
•
. .. ' .·... •.. .:,
~
------ ..
(1)
.
••
..
~
~
•••• •
•
•
d.
s.= ch e l í i1r ... ;
'
•
•
pen1aues
�1
Des<le el informe Último sacre la apertura de
la barra se han recibido noticias de oue el nroble
ma ha sico demorado otra vez; un repr~sentante del
rohierno
brasileffo ha conenzado en Eurooa
tratati.
.
vas preliminares, de cuya naturaleza no Be han dado versiones Rutorizadas. '' (p. 166)
;
•
l 3 •-
J. 8 9 2 , :~1o1 • LXX XI , _! n forme n res en t ad o p o r T~ a 1 t e r
I! e ar n _J? ar a 1 ~ 9 1 f e ch a do e 1 3 O d e a 1J r i 1 e e 1 8 9 2 •
/Se hace también referencia al
sul Archer de ~orio fle e re ~ p.
infor~e
3~3/
del Vice Cón
•
''I.1a derooación de la tarifa esoecial
en e ste •
el au~cnto da los impue stos y la considera ~ .
l'l e y al n·arecer peri11aner1te baja rn el ca rri bio han favorecido a todos los sectores ~anufactur e ros loca
1les en detrif!1 e nto del coMercio con el extranj e ro. ¡
(p. 373)
e 2tado ~
•
/ D e s p u é s d e s c r i b e ( P T) • 3 7 3 - J 7 4 ) c i e r t as in d u s t r i a s -1oca1e3, co~o fabricas d e tejidos de al~odón y lana ,
fabrica s d.e cerveza, bodep.as, fábric~s 1 e jabón , ve-·
las y aceite y la s manufacturas de botones d e 11uesc 9
ueines, peoductos químicos./
';Los in fornes oficiales sobre la aduana de Río
Gr a nde, de 1890~ wuestran un eran incre~ento en l ~ s
importaciones en 1989. La razón es obvia~ la tarifa
esnecial usufructuada en este estado durarite muchos
años se deroeo en 1390.
Desde el 15 de rnarzo al 30
de ...iunio de este año la diferencia de los derechos
entre 1 a t .a r i fa es pe e i al y 1 a federa 1 fu e re b a~ ad a
un 30% y desde el lo. de julio al 31 de diciembre un
2o z· ~as ; en enero de 1891 la tarifa federal rep,Ía
también en este estado.
•
�38
La gran ~r~ridE sobre ~ontevideo ~ ya mencionada, posirilitF qu• entraran enormes ' cantidades
de mercancÍP~, qu~ re ampararon en la vieja tarifa de der~chcs~ la ·Consecuencia fue que los come~
cios en el esta~o e~taban en 1891 abarrotados de
~rtículos v a" Ja arluana de R1o Grande casi no ha
bía lu~ar par&
~overse.
•
_,
Ebcos coie~~iartes -sin duda afortunados- nu
dieron "l 1 rJa.c t:.., ~ ~ grandes surtidos introduciéndolos al al!: 1' 2 ~o de la anterior tarifa aduanera y -Que
la nueva tarifa en-Dueden J'eno.erlot3 desnués
.
tre er vige~c:a ~ ya que cnn los aunentados dere-chos , pagadercs e~ ~ro y con las ~luctuaciones -de 1 w i 1 re i s ~ o n.o 1 a s de 1 8 9 1 ( d e 8 3 / 4 a 1 0 l / 2 ) ,
se 11ev3 r á "'.1 e<. ..le re j o a e as i un es t anea miento • / •.. /
G~~u~~s
aduana ~r
ca~tida¿es
de artículos entraron en
la
1Q90 y t l l í quedaron hasta marzo o a
~ril de 189~ ~abando s51o los anteriores derecho;:
los surticcs ~eroane<ieron en manos de los comer ciantes du~~acé todo el año y no es probable que
haya ningún Jra~ aumf nto en las importaciones ~as
ta fines d~ 189~. / ... /
-
La ad u é. .1 ~
o
r
t ad o re s h a n s a e a do ~e ·- '
?
ner;ilnente ;r.1 · provecho de la supresi~n del contraband o front~rizo con Uru~uay, que se venía ha~
ciendo CJ ~~an encala desde 1890. Yo creo que las
a ~1tor~ia~~s tuvieron ~xito en el conbate el con-traban~, : ic co~nivencia o la ~ar.ticipacion en el
contraban~o es castigada con cadena perpetua. La
causa real de la desaparición del conercio ilícit J pos~~,L~entr no es ni las severas penas ni el
c?lo de ¿a gua1~ia militar de la frontera.
Es
e J r.1b a t i
1os i
r.i D
que el principal medio para
"" 1 e o n .._ i: a t: a n d o f u e s e e 1 e s t a b 1 e e i mi e n t o ,
~uy
1.
,,
prob~~1€
�39
en 1891~ de zon~s fiscales ~uc encerraron el comer
cie l•cal, dentro de ciertos límites, de ~o do quel0s cnrnerciantes de una ciudad fr o nteriza n r pudie
sen vender s11s productos fuera de ese límite o· a--=bastecer al interior del estadn. Esta es una ~edi
da dr~stica indudableflente· el contrab~nrl o se ha a
rruinado. Las dos casas de co~ercio d e Santa Ana de Livramento nue existían nor ser esta ciudad un o
de lo~ centros ¿el c~ntraband o , se trasladar0n a ln ciuaad <le Pí0 Gr~nde buscando actuar en el co-merci o lcrnl. Pi e nso ou0 la incertidumbre s n bre el
canb5o t~nbi~n ha tenidn, en este sentido , alRGn •
e fecto .
•
ci~
Las z0nas fuer o n suoriwidas p o raue su ex isten
se v c lvio intolerable ~Pra el concrci 0 · ahnr~
aue los stncks snn ~edincres y los derechos altos,
el c n ntraband o nrobable~ente retomar~ imnortancia :..
nor más vi~ilancia aue se mantenra en la fr o ntera
1 n s e 0 mP r e i. a n t e s e o n o e en e <1 M a e 1 u d i r 1 a ,, a un q u e 1 a
mayoría de l0s s n ldados brasilefios destacados en la frontera desean cu~olir su ¿eber ~el tintín de
la n o n~da ayuda a reparar el dañ~ sufrid o n o r el
honor '. Le supresién r\cl c0ntraband 0 fr o nteriz o
tiene ~ran i~~ortancia para el ~err o carril dPl Sur
, S0 uthern ~razilian ~nilway¡ que trans~orta los -nr0duct o s i~~crtados por la ciudad de ~ío ~rande haciA el interi o r de la Provincia a lo lar~ c <l~ la
frontera; sin ctu~a alp.una un c~ntrah~nrlo activo es
fervienteMente deseado por las compañías ferrovi3~
rias urupuayas que entonces nodrgn llev?r esos or n -
-=-
\
0uc tos de
~ontevideo
~la
frontera.
/ ... /
Durante el afio 1891 el cambio sufri~ una de-clinación que no tiene nrecedentes ni aun en la su
frida en 1868 durante 1~ ~uerra del Paraguav
cuand0 alcanzó el lÍMite más bajo hasta la presente cri-
�40
sis. El día de dño iuevo de 1891 el cambio abría
a 20 3/4 (l-' par está fijada en 27d.) y . b&jo . .me_n
---su a 1 u e~te h~~·a 4ue alcanzó 14 1/2 a comienzos de setiembre.
"'",tvo después un repunte transitorio hasta 1: 1/2 ~e10 a fines de octubre bajó a
1 3 <i ·• y_ é 1 ~ J "'~ ·t. o v ~- e mb re d.e s pué s d e 1 a r evo 1 u ciór1 qt"~. denuso al ~ ariscal Deodoro da Fonseca
alcanzC su,~ast~ ah<ra, punto m¡s bajo, 10 1/2.
Lueg.o ~e recuperó y en diciembre subió de 12 1/4 ..~
a 12 3/~, pero d1sdt entonces ha declinado gradualmen~e ~~rl v¿z. Despu~s de la revoluci5n de
novie~bre pas~uc lat nonedas de níquel y cobre,
muy abu~dantes 11 eLpezar la lucha, comenzaren
a dese~lrer~r; 11 uayor dificultad consistía en
consegt'ir l!lo ..,eda fraccionaria. El comercio co~en
zó a efuplear V8~ores privados para sumas ~enores
de 1 mil re is ; Los :1 t ickets ., se t ransf armaron en
medio de ca . :1 1 i.o. ·1 (pp. 376-77)
~
•
-
/C ~ ntinú2 ,
atribuyen~o está situación a la des-confiar1za rlcl t>Ú~>lico hacia el papel moneda . et!litido · p o r é~ ~aneo de la República y al atesora-~ iento
de Qo ne1LJ metálicas.
Luego (ppª 381-182) describe otra vez la barra.
Antes el pE~Fje que cruza la barra era menos
pr o fund o que lo Jue es hoy; los veleros de más
de 11 nies d~ c6ladL no podían entrar. En 1885
' s e e b L. i é un 11 u ~" ~ e a na 1 en 1 a b arra • ·. • ;, Ac tu a 1
_,mente ~ue~en.atcavesarla veleros de 15 pies de
e a 1 ad o •
TT n. 11 u e\ o e'·n t r a t o p a r a ah o n d a r e 1 e a n a 1
se firuó~ i~nalre~te, en setienbre de 1890 ; los
trabajos co1enzaron en enero de 189i. Sin embarzo por J.L. taja dJl cambio la compañía contratista de las obras no ruede co~pletar el trabajo al
precio ac0rdado ori1inariamente y como el gobierno aún no acor~( ~JLstes al contrato, el trabajo
�41
•
se paralizo en octubre de 1891; por lo menos hasta que se llegue a un nuevo entendimiento.
El informe del consulado de Porto Alegre se hace
eco ·1 el informe de Río Grande con respecto al comercio, que continúa estancado por las recientes
y grandes i~portacíones y además por la beja del
cambio. fcerca del contrabando observa·/
s'El contrabando -generalmente un fuerte comp~
tidor del comerci o legítimo - no fue muy nombrado
Últimamente debido sin duda, en primer luger, a la
baja del cambio que ha impedido que el trafico i l í
cito ~u~cnte esnecialmente mientras hubo artículos
importados bajo la tarifa especial; esto fue un d~
ro 80lpe al contrabando, y sus efectos se sufri eron mucho en Montevideo por una parte importante de las casas conerciales cuya actividad consistía
en la inportación de productos destinados a ser con
trabanceados a este estado. s; (p. 396)
/Predic e lue~ o (p. 397) que el contrabando se reanu
-dar i cuando aumente la denanda de ~ercancías, y alu
de a las industrias locales qu~ se han desarrollado
en Porto Alegre y sus alrEdedores.(pp. 398-400)/
_
_
__
_________
14.- --Años 1893-1894, Vol.XC,
w.85 y siguieates. Infor u·
__,,
ne es~ccial del Cónsul llearn sobre la barra, fe_c_h_a_d~-~_l__l__
o_.__d_e_~_a_g_o_s_t_o_~_d_~~1_8_9__2_.
_:...
___,;.,__.;;..;;.._
~-------- -
''El dicho .. cría fama y échate a dormir' nunca :'itha tenido una aplicación mas exacta que en el caso
de la barra del puerto de Río Grande del Sur ; estoy
sorprendido de que no haya habido tentativas de demostrar que la mala fama que la barra soportó hasta
hace 5 años, razonable e indudablemente cierta, des
de esa época ha ido desapareciendo; la barra ha•me~
�4 .~1
e~
p unto que yo cre o que hoy _ tal co no
está~ nere~L g r~~des el o~ i ~ s. / ... /
L a b a rr a , ha c e
un ~ s efi o s , ¿~~ ~n e ran o~st5cul o p ara e l c o ~ e rci 0 con les p uertos interi o res. L o s veler o s s e au ed~ b an
un 2 es ~ fl~ s fu e ~a del puert o i~ oe di<l c' s de e n trar p o r 1 a e s e ~ s ~. l r u f un d i d a d d e 1 a b n r r a ~ 1 a s e () n ~ .q ñ í a s
el e se ~ 11r o s i r1po ní a n e nor Mes T)ri nc s r0 r ri es~os e x•
tr no rLi:i a r:....Js.
j o rado hasta
t
•
de r1 a s í
1 a s e o s n s : de s d e 1 8 8 9 s P r e
cu e r c é u n _, r .. \. · ..!j e ~~l o de c1 e ~ .c r n y ést e fu ~~ deb i rlo
n au
e no r e l ~a : ti e~ n o l a b a rr ~ estuv o intr a nsit a •
b 1 e G ..1. í a G s e l u i <l o s ( d e s C. e e 1 1 ° a 1 6 d e j u 1 i r. 0. e -·
1 8 ) 1 ) . Au n e n t. 3 t c. e i re un s t a n e i 2 1 o s v e 1 e r o s r1e T) r~ c e ~ ~ 1: ~ do, h ~ st~ 11 p ies 6 ~ ul ~ad~ s, n u d i e r on cruz a r
1 '1 ~) a r r a · l; ¡1 e i ! ~ e c1 e 1 o s s ~ i s d í a s • · '
(~ • 86)
1. ..., y r1 e,
t á~ ic o s
<ln s e n
de l ns c onc ici n n e s ce
p ee te <l i o de t o n e l s j e de l e c; n a ví o s b ri-
rru qc a d e l a
Otr~
l a . J.:l rr a :
·& ue e
E;¿
qu ~
lO R~ ,
1 8 ~2 ·
~ ej o ra
atrav e s a r o n la b~rr a fu e rle 2 9 3 t o n e l a-
3 8 5 e n 18 9 1 y 58 9 en la r ri ~e r a c i e st- e ·a u r::e nt c s e (~~ bi ó ent e r nr;ie nt e i.l
uc
t :?.:'! de
b u~n e s t ndc e ~ l e b ~rr a ln au
. e ~e rDiti ó ou c e n 18 9 1
;1 1 G9 2 1 a e r u z '-· 3 e r1 P r a n de s ve p o r e s c1. e 2 • OOO t o n e 1 e. d D. s e o n 14 ) 11:\ :>i e s (l 8 e a 1 éld0 • L o s v an:> r e s J 1 u e
vi~i e r on c e~ c on tra t o cs r~ ci a l tr ~ v c n ~o ra teri a l
fe
rr J vi a r~ u?~· ·ah 0 LP c o~ i e nzan a c one rci a r
r eP ul a r ~e nt ~
e o J. e r- +: f; ·) t.. ·;:! r t: e • / º • • /
P n r a e e r í a a u ~ e 1 e u r s e <~ e 1
r í ) ~ ri 1 c. . ú ... t ~ ~u s ·'"' ñ o s h n t r a b a j e. c1o un a a:' e r t u r a
D3 tUr á 1 y li~ e ctn a l n ar r n o S e ~ u cs~ t e~e r u n r án i
do ci e ~~r r 0uo Lu ando l a s ¿o s ar8 rtur a s s e a~ r oxira r (' ::i r o r t o l e u o s ( s e a na 1 e s • E ·l .~ f e c·t d rl e 1 o s Vi e !l t o s
t a .'Jb i é u. h E. s i e o b e n e f i e i o s o <l e s (1 e n• u e s e f e, r r:: ó e s t ,q
n ,, ~ r tu r n .: L <) s " i 2 n t o s ne 1 n o r e s te t i e n e n !\ á s in - flu e nci ~ y c a usan un a gran a fluenci a ee ap u a de l
rí ~ sob r e l n ba r~a ah o n dan do e l c a n a l y e vit a ~u e
e l ba11cc 1 e a r e 1_ _. a u n e n te. ·· ( n . 39 )
.1
"
•
�,
\
•)
•
1Q 9 2 y r. '1rt e el.e 1 8 13 (1 8 "3 ·9" 1 814) ..
-•
1..
~T () 1 • XCII)
n o "~T'\C10D. A Al c011tr-ib a n<3 n . Eri l a n~rr . · •
f
~
~.ecto
e ~--1 0 r r~n r.l e r~ 1
5 :' 2 ha 11 l .: i rle la se'Ju;:~ ~ue
•
Sur y n Uruounv en 1 8~ 3 y S 0 ~~1a e ~ . SJ6) UT' R nu c r., e 1 e rt h j e ~ P s t 5. :i. 1 n ?. • , a r- n e; t o 1 8 9 2 .
V '1. }'\ n. j a
El í_n f o r ..-, 8 r e 1 G·l J 0 n \ 7 r· 1 • L.,, XX l..T 1 8 '). 4 n ' i •. 2 3 5 v s i ~ uient 9ci in?{c~ ~ u n ln se0ui~ c : PtLTIUR 1n t ensa~en t e ( T' . 241) y tri~ hién r~n ci rn~ l~ r e v o luci ~n estnr: 1 i n 11~~~ cP e l
~ st ~~0 ~e P í o r r _:in_ ~ e ( ~ . 2 l} 2 ) .
f n r r ~ (~ e ~ r r t o t\ le. ore ( ?"'\ ~ • 2 6 2 -· 2 f.. 3 ) r1 j e e n u e e l ]_·=>
•
•
~ ~e e ;i ~ r n r -; 1 0 C) 4 e!" t r n r ;l en v 1 r:- P 'P. e 1 '1 u n '1 t, -r e l1 t o
rlel 30 % ~t' l ns ?~r~chns ~ u ~ 1A.c-Pn l o s a rtíc ul (" S
-s lt i:-t t t.1 a r í.. e q • /
/ Bl
n:i.ra
:1
r"
;
1 e:
.J. .J
e
1 () 9 7 ' \1 o 1 . L :r:' 'C T }\. ~ T T'. f r r '") ~P. r () 18 0 ~ . De
r, h- -ñ-G r .r:·--:11~~-·1---l\ ·~".Ir., u-é s r. f~ e~ 1isl)1J rv (re e i - - - ---- - fJ f f Í C '? e J. 1 l r1 (.l r q ·, ~ B- ---í
h i c1
en
- - ·- - - ---------- 1 g0 7).
Í'\, ñ r
~ fl 1
.......
nu~
/ Sr
j "
f")
r' e
"'r~'-~ietar í 0s
rurel~s,
c1 ir' r n n inri r n s q s s t r""; s
1
n
ll
~e
e r e · )~ .,.. r .". r .
'·" n n
1
\e i 'S ~
e~ e
J. e o r-- ... re i o . L ,; e
r- J 11. 'l e(.: l ' '"" 8
,. o r n p j e r r, s 3
n ( ' !" ·e~ ~ r1. in f' ¡-o ,.., r) r 1.'.'l r !. v ' J lle i ó :1
1 :?. r' ~ 1 ~ si t
\1
1
C '"' M
;: b 1
~
• ... .J...
• .J..
'
V
S U
e ...
l '"'8 J..• T" -"\ n r f- PI vist 0 (\ ~ 1 i r a rJ f") s
,.~
•
rJor "\ s nu'.::11
.-:t_
'\"\ .: () •
los
~e
l 0s
ri Lt e V ~ n r1 Í
c~ncelar
f i r
lS
cu~l~s
~erti~0s
se
h~~
efcct~3rl~9
r C C Í r S e n.
,) n i n d e.1 e t'. • 'h i ~ ( 7 l 5 / 1 6 e n ,) e 1.: u l"' r
sn li<ié."' n 1 1""\s r' rt Í ct; l 1s ..
f"'
q
C 11 ' 1
c~us ;"'
:"'
fl
ri
s~
en
;i
e C e 1 ,,
•
r! e j e. r í ~ sin
f'
nC1
~
)
~ ('\ f'
t1rre0ar n tra· l ("\s n. uv 1.1
t o s rlerechns est~~lcci~~s ~cr la nu cvn tArif A fldun
n e r <t • 1 o s e ·' =' "2 r e i a n ·t e s r e a 1 i z n i· 0 , 1 u n 8 e x e e 5 i v a i f"' -~ r· r t D e i é n rl f i n e s r e 1 3 '1 5 • 0 r a n e 8 n t i rl a e c.e é".. r t í e u
1 .') s en t r .~ r n n P 1 ni s .,. o t j_ e..., no ' 1 ~e r e A rl ,.., •
n • 485)
1..
c st.q
se
rlcf.:.e
•p
(
�,
4 '(
·' E 1
e o n t: ~· a "'.J a r1 d <
cune1~i o
ruinn del
CÍ
•
:efal ~
e S t () \. . ·: O O& C n ( <l Í Ca S
- 514)
á n r o v o e é' n d 0 1 a
el gobiern o ,arece ~hor~
S ~
r
Í
aS
n
ar
~
S U~
r i '":"' i r 1 0
• .•
Inf o r~ e -"era lü:17 d~
. .... ____ - - - - - el ~ n rei e n Office el
¿-e- 139 ~3-. ---- --- - · · ·- -
~ -,~1. XCIV,
. -r~cibi< o en
l'J.- -----Añ ·) l(Jo .
B~r11al~
T2 -ce
~s t
o t r a ve z ,
3P U
~ (,.,.
•
,
r-il
- -·- --- . - . --·-- ---:.i .r
n- "', 1 ,o0 "' 7 fu e n e ta h 1 e_·
~n
_ nor 1 a p ran denresi· o
·: r "· d o r:-. i .i ~ en t o <l e s 1 e s s e e t o re s e~ e 1 e 0 r. e r e i .:; 1 .g,
f u e e s -: e e i a 1 1" 1e :1 t e s e n t i C. a -. ,_, r 1 a s e a s a s i ri~ 7'' 'J r t n
r • •"J r .~- ~
hu ...,--"' ~ ue luchar c o n la c ~ r.stante varia..,
1. u r::::.c
\;;;.
e i Sr1 J r-1 e ::-r-. J i. u C1 U e r...anifestnba t ~ ndenciAS r~e. l,itu~l e3 a l e~ Laj...l.
1
• -;:
_
1
l
~
'!'.1
~
1
1 as T' e r s ·~ e e t i v s s e r a n t a n ,, o e 0
:J l~ntad -:- rt .s
'u r_ .ruer c n ca;icelad o s nuchcs er. . ba r n u es
c:;,"2 t!erc~ncÍ t :.S .... t 1.- or_,,.;f'.s. El cac1 , i 0 t ."'r>str l) ryr<l:ices fluctuaci o nc~. El
2 rle en er o ~e 1 6~ 7 el val .~ r ~e l
-· ~ j_ l r ;_; i s f u e f :_ j -i.1 o en 8 9 / 1 6 ( a ') O ,~ í <'-1 s v i s t a )
···. o r l v s ~ <-. !.1 c. os l . ., e a 1 e s ~ e 1 31 (1 e d i e i e !' b r e e a y ó
a 7 d . 2 l L!. í 1 .... e i 3 · ri '· r a n t e e 1 ;~ e r í ·"':·<l o h u~ o va r i A. ~ í )n e s
e as i (1 i r r i as e n e 1 e a !:l h i <) •
•
;
¡ •
••
'' .. . • 1 r
~o
r-. et en e i
a s í e r' ' ; r e en a u o en t o de 1 eh n r
,ue a rgcntin u~ rsta es la ~rinci ~a l in~ustrin de _Folotns, A{~c~s ~s fuente de ~ a~ ~ a~ o hr2 en o tras
ciu(13.~es 1 eri sr-...lnder0s '1islac1 ') S de ) tr~s z n nas <lel
•
;.; rasi l .
La -~nafacrura de char o u ~ t ar.b ién s e ntirá e l
1 u r .e I.t t o <.~ r
l ·.:1 s :i. ,·1 pe~ s t o s s e b re 1 !! s tl 1 'J tant o la 1 0 e n 1 e o e 1 a i n: o r t e e a .
!l • 3 2 7 )
2
L.l
(
':!- lle el c o:-ie rci o fue afectad o y <lis-
:-\ ~ d j
r. é'- s
t ') r.· a d a s
n::\1·a
re n ri !:li r
el
�,
•
e n n t r Al) .q n r~ ·'J e o P. TJr u ~u r:l v ,, 1 f' s a n 1 i e a rl r'1 s e n 1 P e;
~uan~s. rstn situ~ci0n Re r ri pi n~ e n e l rei
.._• 0 r
tr ol l o cnl r 0 ~1izA¿ ~ e l afi o nnsa<lo .
( n . 328)
/ r
n J. ()
~~
n
u ~ r e s -"\ e e
t
w l, s ~ rvn:/
1c~1,
,q
-
a. 1 ., s cifr qs
u r: ~ n t 0 e n 1 ~ ~ r 0 ~ u e e i. nn ,1 e e u e r n s, seh ~ y chnr ~ ur - e n rrnn ~P rt ~ n r 0 v 0 cn ~0 ~o r
1 a r e v " 1 u e i nn r e -i r i. ~' i. (~ .q e n ~.. s t e e s t a rl n - t A -- ~ i é n h a
e r e e i_(: o ... . 0 r. n 1 ? r rt n n ú ·"" e r r· ~ ~ e: :=t n é1 0 ,, u e ~ n v j Ó
lJ r u f"- u a y ,~ n 1 ü) 7 ~ r e a u s q " :'! l .q, r ~ v ,.., 1 u e i ~ n sur ni rl 'l
e n r; s n r e ú 1 , 1 i e ;:- .
( ., . 3 4 7 )
f' r ~ n
' ' . . . !2 1
' ,q
1'
r"I
T')
/ ne 1 i n
f
rr
0
~
c1 e
T)
¡¡
r t e"'
.. 1 r-. " r e
•
0
/
: ' l~ u , n u n .': ei s ~ i n u e i MT1 en 1 f' i r- 0 1 r t n e i ~ r1 el e
~ns in 'J 1 " ses r1 e h ~ j P e f'. l i rl ,q rl ..
A. l ,., un n s t ir\·'"' s (l e
~ 0 s , e ') r r ¡ y n. s e 11 ~ e x r r e s n ~ n , n '"' s P. i fY1,.... -; r t e. n
~ 0 r n u P ah r1 r n n
u '"' r 1 e n e ') r' ~ e t i r e n n 1 a s h i 1 'l n '\ s J ) e '11 r~ s r.e h i (1 "' ::i l ·J s e 1 t ·""' s r~ ~ r e e h n R a <l tt ~ n e · ·
' ' ( ~ . 1 e; 1 )
1
~
.i j
t 8
i i
t
l •
5 .-,
r\
,. e r í
r r) s .
,....
t e ,. . u e 1 " s t e í i ,.1(' s :"l 1 e 1\ ~ n <; s y s u i z ""' s t 1 r 1 =
hi~n fu~r , n a fcct~ ~ o s· la c~rvezn e xtrRnj ~ ra n n
Se j _n n n r t :.l t • ~ 8 · 1 r'\ S t r q 'Í G q r 1 e ~ 1 r;r ' •1 6 n ~ •2 C "" ]_'"' r
í t :i. 1 i n n n s h n n s i ,z ,. . , r e e -' í' l 1. z ~ ,., ,. s ~ 0 r a r t -L e u 1 r1 s e' 2 1
/ t\ 4 v i
~
r
j
:i n t
0
c r An
~í
,)
rí
r
,~ 0
">. í o <i- r a n 1.l ~ • v..
i -n s rtaci ~ n
11
~ e ,Tn n ~ í r e> º
~! ~
~e
ri
u e ·' .., ~1 ( r
~ r o~ UCCÍ O n 8 S
,q
s e h A e e un a
l n c~l es,
~ ~s?e
/
1 e n t r a~ -'1 n '~- · n a r e e P- n rJ 11 fl h e r s i c10 r e ~ r i ;' i el 0 • A ~ ...... o s t r n r .' n """ r o <l tt e t 0 s e ,... r' 7"'I r a d o s e n U r u r u 1. v él n .q
'"' r e e i r' s r1 e v G n t n i r. ~ --- s i h 1 e s s i h u 1" i e s e n ;"\ ;:i P a r! ')
l os irnu e st 0 s c~rrcs~0n~ientcs. M ~ inf ~ r r8 r n n n u e
e n }. 'o n t e v i 0 e r, s e ve n rl e n r· ~ r e ::in e í a s ~ '"' r e e i ,..., s ~ r o
r' ~ q un 3 () cz
'
r e r u z <'. r 1 ~- f r (' n t e r rl r1e 1 1' r ::t. s i 1 ' i n t ·
T"' (\
�•
•
•
el ·1yen ,.10 t r an s ·.J . :> r te y r:: 1 'le r sos rec~r !"'0 s ~ e l ven•
delor c o rrL C C !l t-.o dc, s l o s ri e s ~o s d.e J_ n intr GC UC-"
•
ci>n el e lc:in ~ :r~nnc: [:>_ s al Brasil.
1
•
'-'
~
Je ~ c~tr 5
Se
du~idc
el
-1 u (
c n ntra~an¿ ~
nuede ser re-
ur~ r. ::L1i~1c
i se vi s ila, c ono suc ec i 0 in:-ie 1i .:t t ~ : · ~ n t ~ de s ~) u 2 ~ de ~ r o e 1 ar·" c1 a 1 ~ r e; ú h 1 i e n y
fu? de rJ g a ci - l? tar~fa esnecial ~2 Rí o Gran de de l
•
S u~
~
est~blec_én<l~s¿
·~ 1 o s
t ::> rn
~-
r
.
-
L) • :
1. t
( J •
~
o s rl ~
3,. '!.)
.:i
~na
~clicía
~ ue
fiscal
c o ~tr aba n co
e e e s r: de l
V
Í
l~
en
r: i l a.
f r o 11
•
1 n s in e u s t r i ;_ a , r18 i1 e i () n a un P. ;-!. r a n 11 i 1 n n el e r í ~ d e s l ¡_• r i 5n ~- 1 !. :i. a e n ~ o r t 0 /\. l .:; rr r ·2 ri u e 1 o ? r él~) D.
7"' r ) c1 U C ; r
D. r t .i_ C U l ri S
r! e b U C l l ~- C R 1 i C n d ",, f á1"' r Í C ,q S d e
z a Ja t on si e 1 ét' · ) t :> r.:. u e 1J 1 e s y ~ e e e r v e z a , d. e t a 1 a 1) ~- r terias y tl e u I L in se n i <-, a z u e e r e r o . L .J s in f o r ne s rl e
1 ·"' 3 é:ñ:·s 1 r- ""
l J); y l ?O~ nJ hRcen 2lusi5n ~ l ~ r ~ 1: J. ?. : ·. n ,J 2 l e v n. t ,..: E 1,:, é:n do • /
/ : .1
t r ~
~
.....;
)
~
1 •) r ,
f t) f
: ~17.- --l.J.~
~
-· --- ~- -~~_,......
in (~ u s t r i ,". s J... o e ,.. .. (:! s •
- - - -- --- -- - --·-- - -- \
••
I
'-"
-
.,1
-
!)
T.
\
•
..-
"T
•
•
7
, .
1
...
__
l n .1..t; l
r c:t,., -1 \ fl o ~ s ,... b r •
--- - - - - ---·- - - -- ---
..L.•
.., ~ IC
n
~~
"l
. 1
'J
. ,,
1: :
7 - 1 8 d e 1 1. r1 +... o r ;- e <,•e 1 3 r e r e s e n t ~ e i o I'.
~ 0 r t J f ._ l e ~ r e s ~ d e s e r i ~) e un a E x o s i - ci Sn de ? r o d uc~0s arrí c ol~s e in c ustri ~ l e ~ 0uc tuv s lur~r el 24 G~ fc1 rer o de 190]..
Ent r e l os t: r o ,
., - ,,,..
.
u u e t o s 8 } 1 l) .... '-L 0 s: ~ :" a r e e e ;¡ !
a ri u 1 n. e s , n e (] u e I' o s !' o t ') -r es ) ú l .:i 1-lr : e
e a rru a i e s , e u eh i J 1 .J s ~ e r i s t a 1 e s , f ó s -··
f e r o r; , a.: r i :1 rl 'J 3 ~ r o 1' a 11 e e i~ e. , L"' o t a s , z l~ r' q t o s , v e 1 el s ,
1? e r f u ¡: e s , :i.. 11 s t r t : ·., ~ n t o s ~ t1 s i e a l e s , Cl• f?a rr CJs , V~• n iJ S ,
""
e s en e j _Ft s , ~1 ,.. o J u e t o s r. e t1 i e in ,. 1 e s , a rt1cul
os (1 e te. 1 e 1" n r t e r ·~ a , e t c.. . /
/ I~ .1 1 n s i.) I, º
e o :i s u 1 a r •.:: r
-~
.:.
..L
T")
T")
•
. J.
.-¡
1
-
�1 r.'-'
.-
l\.ño ]_902, vf')l.
--- -- -- -- -- --·
___________,___Aleore-
CV-1 - ·Inf n rn e
nara 1001.
- -·- - - ---
n~
~ 0 rt o
•
f aci''Los snla~PristRs nl n n :--'élnteP~r
1 i ~ .q c1 e s f' las nu ~ y~ eAtqh~n a e os tu r"11r:'.. <,0 s se vi -e
r c n o 11 1 i ' · ,'"\ ~ o s .r' r e s t r in o i_r s u s r, FI n '"\ n e i ~ s , t r '1 ~ ~. í ,q ron e 11 ~.,en (' r ~ s e A. 1 .q oi s n . in uve n r "' 1 ::\ f q e n .'\ (1 e f · a
narl c c 0 n 1 0 rue
ninuci~n
unq
c~us~r o n
c~rres~rn~iente
nrPci, ~el panA.~ 0 y e n
c i nn d e t l in ") r r. ..
I') r
e s t o 1 r·, s t en (1 e r , . . s
r i 0 r ~ n e u e n t r ~ n ~ i f í e i 1 r· s en e i 11 a"' e ri t
cu,. ....,J_ir sus c 0 r1 ...,r ,) ~is s :-i..l c ;n ta t~,.. .
0n e l
7')
e a s a s ,, u ~ e " n
L .~~
•
o~ li~~~as
vist n
~
rei
circul~
rl ~ 1
P.
í. n t e -- i 11 l) 0 s i b 1 e
e ,, r1 e 1 in t e r i o r
An
ncentnr
q
l~
c~~ n
dis--
n~o0
se
ranP~ n
en V A.Z C C! ~ in e r ') · e <) n n n (') 1 u e r1 0· n e , ' n v (~ r t i r 1 ~ r á ~ n e f r~ e t i v o s in f a e n n r 1 :> el e 11 e n e s ~ n r r1 r
7"'I i rl?. riente
nuG les 1iue~e ll eva r l qrpr ti2~~ n .
C <1r"'n ra~ 1r 1
crntrahr.ndo
~l
•
c 1r 1 erc1 <·
<~
e
n ""'
r
t :i
vez y ~f~ct~ ~ l
r e . L 11 s e 0 r r /'.) r1 n r e s c1 e e a -
qur.~ntd
A1 Q o
~ tr~
sns nue cnrcrcinn c 0 n e l interi n r, cncuPntr~n ,.., u e í , u eh ,. . s """ r r' ~ u e t s s (' n V e n .l i. ~ r s ... f) r e r ¡- e r e i n q
1
l
1)
t n :l r\ e L i v r n -.. en t
r , Pl ~ r ~ e i ; e; en n s i ~ e r ::i P. f" '3 h a .Í :' S ,
i r~ ""' r , S Í ~ 1 '' P S Í h Uh Í C q e n T") :=t o A. d C·
j_f.1 ""'1 u e s t r. s e ,., r r e s ~ () n 0 i e n t e s . e 1 n e r i u i e i 0 e s
S ::'. n t
'1 1 e ,,. .~ n t
rl "'
s
tant ~
~
a
~ara
lns casqs
d e ~ í ') r. r !"\ n ~ e v
,~ 1 n t
T"'
/ 1 '~
I
~e
R
~ 0 rt 0
s• '
(
í"' •
~ le o re
c o r. o
~ar3
las
3)
e en 1 e?. r" is T"J.a "D.~ in~ rl e q e r i ~e , c1 t r a
vez, las in~ustri~s l o cales v ~ice ~ue 1~ i~n~r
taci~n de teii<l n s y r nT")a hechi hA bAi~d n nnr l o
nenos 2/J V en alPun~s casns s~n C ~~~ leta-entc eli-'Ínadns "nr lns inrlustrias l 0 cales./
s
e r1 2 l
,q n
t
�o 1 · ,! 1 r s e r i t i e o r: ~ e t en e i
t i ~ a 1 o e a 1 c. s t á .t:"' r i 1 e i ,, ~ 1 r en t e y e a s í
:í
l: a s t
. li ~ ita~a
;.i
"'· h
~eji,os ~
1
i n r3 u s -
en t e r ar.e n t e
~e
•
l as
n 1
,..
SU
~
....
artícul 0 s
1 tl
ferreterr n,
~
: .n l u !.. n f _ r 1. as ~ 1 o z c..t , t e r e n n e i~ ~ s ~--~ e ~) e e a e e. 1·.
1 c1 a "
, e r) n
t i ~.1 ú ~ r1 i :.: :) e· r t .~~ :i .- : _, sé c:1 e 1 ex t :: r i 'J r . · ( :; . 5 )
•
a l üd
~e
.~
-
r • '.)
~
n
ri.en e
•
i 1 f e r ~e s , e x .~ ,..~ i n :1 (1 ~) s h
. .,, a 1 e e· n t r g b a n r~ 0 • /
· ne'"'
~.s
..
•
•
•
•
•
.•
•
ta l ') 13'
�I
-
It·l DI C~
•
"' ..
. ...:..... . ... ... .. .
...,,,,•.
\
.. ...
•
.
•
-
•
•
-----
..• •
.
.
•
'
.
•
N OT A I ~1 '!' P. On U r. TO n I . 1'-' ~ ~ n r1 r j_ s
•
~
.
• • • • •
}'fe J"' ~ u o h 1 in
• • • •
..
• • •
• • •
• ••
1
7
11
�
Dublin Core
The Dublin Core metadata element set is common to all Omeka records, including items, files, and collections. For more information see, http://dublincore.org/documents/dces/.
Title
A name given to the resource
Biblioteca Virtual de Humanidades en el Uruguay
Subject
The topic of the resource
Repositorio de ensayos en las Humanidades publicados originalmente en el Uruguay
Description
An account of the resource
<p><span>La Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación se ha propuesto contribuir a rescatar y poner a disposición de los lectores la escritura ensayística del Uruguay a lo largo de su historia. Esta Biblioteca Virtual de Humanidades en el Uruguay pretende reunir en un solo lugar más de dos siglos de textos de reflexión y pensamiento, dentro del amplio campo de las humanidades, producidos en conexión con la universidad. La mayor parte de esos textos han sido originalmente publicados en revistas universitarias o periódicos hoy difícilmente accesibles. A menudo nunca recogidos luego en libro—o recogidos con sustanciales modificaciones—, son textos que pueden contribuir a recuperar y mostrar las dinámicas de pensamiento y representación en el país, tal como se realizaron en tiempos de centralidad de la escritura.<br /><br /></span>La a veces fina y sinuosa línea entre Humanidades y Ciencias Sociales hace que textos de historia económica, de estudios sociales, de ciencia aplicada a la antropología, puedan tener cabida en esta colección, aunque el foco está en el núcleo tradicional de las humanidades. El Derecho (con la excepción de Filosofía del Derecho) queda, por su especificidad técnica y profesional, por el momento fuera de este grupo. </p>
<p>La colección será un trabajo acumulativo, con entregas bimensuales. En el tiempo, los textos se irán organizando de acuerdo a posibles lecturas de la historia de las ideas en la región y el continente. <br /><br />Aldo Mazzucchelli</p>
<p><span>15 de octubre de 2017</span></p>
Contributor
An entity responsible for making contributions to the resource
Pablo Darriulat
Gonzalo Marín
Rights
Information about rights held in and over the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Dublin Core
The Dublin Core metadata element set is common to all Omeka records, including items, files, and collections. For more information see, http://dublincore.org/documents/dces/.
Title
A name given to the resource
El puerto de Montevideo y el abastecimiento riograndense: informes consulares ingleses sobre comercio y contrabando / selección de Doris Mc Laughlin; pres.y tr. Carlos Panizza Pons
Subject
The topic of the resource
Historia
Creator
An entity primarily responsible for making the resource
MC LAUGHLIN, Doris
Source
A related resource from which the described resource is derived
Mc Laughlin, Doris
El puerto de Montevideo y el abastecimiento riograndense: informes consulares ingleses sobre comercio y contrabando/Mc Laughlin, Doris -- Montevideo : FHC.DHA, 1971; p. 48.
Publisher
An entity responsible for making the resource available
Facultad de Humanidades y Ciencias
Date
A point or period of time associated with an event in the lifecycle of the resource
1971
Contributor
An entity responsible for making contributions to the resource
Bach. Gonzalo Marín
Rights
Information about rights held in and over the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Format
The file format, physical medium, or dimensions of the resource
Libro
Language
A language of the resource
Español
Historia
RIO GRANDE DO SUL
SIGLO XIX
SIGLO XX
URUGUAY
-
http://humanidades-digitales.fhuce.edu.uy/files/original/2bcf007fe745526c320ba58e25532472.PDF
a695eab79b3f74ede5bac68f352cbf61
PDF Text
Text
JUAN ANTONIO ODPONE
LA HISTORIOGRAFÍA URUGUAYA
EN EL SIGLO XIX, APUNTES
PARA SU ESTUDIO
Apartado de la
?
Revista.Histórica de la Universidad
(Segunda época)
�JUAN ANTONIO ODDONE
LA HISTORIOGRAFÍA URUGUAYA EN EL SIGLO XIX.
APUNTES PARA SU ESTUDIO.*
Se ha dicho con razón que la historiografía en América Latina ha
participado de modo muy activo en la consolidación histórica de las na
cionalidades del Continente a lo largo del pasado siglo. Manifestación de
militancia intelectual más que sereno ejercicio científico, la reflexión his
tórica sobre el pasado y las creaciones historiográficas constituyen, por lo
común, la expresión de un compromiso ante la realidad, ya bajo su inme
diata faz política o bien como empresa constructiva de una conciencia na
cional en vías de sustentación.
Es cierto que semejante formulación incluiría muchos aportes, quizá
objetables desde una estricta delimitación del dominio historiográfico, pero
no cabe olvidar —y ello hace ineludible su consignación—, que la historia
fue, en buena parte del XIX, un arsenal ideológico donde las épocas, las
creencias y las doctrinas fueron movilizadas bajo los ideales del siglo. Im
pregnada por la cosmovisión romántica, que incluso propone una imagen
de continuidad para la vida histórica, la actitud del historiador se define
en un empeño actuante que aflora en el discurso parlamentario o la arenga
patriótica, asi como en la crónica, el ensayo o la biografía. Ejemplifican
esa actitud José Manuel Restrepo en Colombia; Mariano Paz Soldán en
Perú; Juan Vicente González y Felipe Larrazábal en Venezuela; Lucas
Alamán y Lorenzo de Zavala en Méjico; Barros Arana y Vicuña Mackenna
en Chile; Mitre y Lamas en el Rio de la Plata.
En el caso concreto de nuestro país, la vigencia de esa actitud mental
engendró una conciencia alertada que buceó en los orígenes de la naciona
lidad, y también señaló variadas respuestas a los problemas políticos, re
ligiosos o filosóficos que accedieron a la historiografía por la vía activa del
liberalismo. Si cabe hablar de desarrollo del pensamiento hisioriográfico
en este apretado y modesto dominio de nuestra historia intelectual, puede
Este artículo reúne algunas notas de un trabajo en preparación, sobre Historia y
pensamiento historiográfico en el Uruguay en el siglo XIX. El autor desea expresar
su reconocimiento a los profesores Jesús Bentancourt Díaz y Edmundo M. Narancio,
así como al señor Antonio T. Praderio por su asesoramiento bibliográfico.
BIBLIOTECA CE1L^ q
FONDO ODDONE1^b¿Z8
�—z—
'0681 pj^j
^p vunoy 'o^j sp so%a\é^vuo<^ sviqo 'II 'A 'vuvauatuy vaa^otjqig ua >i-gi-^i8I souv
soj ua O9pxo.3%uoyi p otjts PP oaupjstf] oixviq 'vo^anoij aa VNinay oasiONv^j
oaiipjsij-f ouviq p ua oiposida pnbB ap saaouaui k sajqBiouiaui SBpuappur
sv\ 'aqBS as ouiod '9AIB11 t' (^98I"I6¿l) ^OjanSi^ ap Bunay oaspuBijj
Bijsanu ua batjbjjbu
B^ ap JBUira^ upianqiaiuoa ouioa uaiquiBi Binpjad 'puopBu Bjsaod b^ ap
uoisaadxa BUBjduiai Bun aAnjijsuoa is 'souBipiioa sosaans soqanbB ap jBfnao
oSpsaj 'BoianSij ap Bunay ap upjaBpi B"^ *oapiAajuop\[ ap opSBjj oijbuij
-ni soub sop tsBa aiuBinp uojanj SBiuiapida k a^quiBq 'oipasB pp upiaBzj^
-BUIIOJ B^ uo^ -BTisnSuB Bpiaaia ap SBip ptATA —^081 3P sa[Sui oap^^quioq
pnbB ap oaiuBd p aiuasaid une k 'H8I 3P sasaui souipjn so^ ap opjtana
-ai p Bijouiaui B| ua oasajj— bzbj^ b^ ap uppBjqod b^ 'oapiAaiuo^\[ ap op
-ts opunSas p BaoAOjd sBTiBuopnpAaj sbuijb sb^ ap ajjans v.\ 'pjuaijo BUBd
-uiBa v\ ap uopaaxinsuT Bsoijo^aiA B[ sbji '^T8I 3P ^^qniao ua
'S9¡qtso4 sduopjdxiip yny ap svunSjv ap oajuv¡4 oíamos un ivxnj
-uaav uapua}di4 ojos uanSis anb sa^un4o so^ •itj4mna io4 vpanb unv 'svj
-ou sojsa ap uppuajui v¡ ua aqva ou 'o'Sanj apsap 'anb vaxvj ajuvlama^
•vjsiuopnjoaa omstntjtso4 j^p
vnijvmiifv vpuanjlui vpvjvjip vj ¡C 'ouisptjuvwoi jap a^uvjijim uopo^iaviS
vj ap 'uif ua 'jvpnva opuapvq foaupjsiq opvsv4 oijsanu uoo uppvuSai4mt
ns ua uoxvxqoa anb loSin ja k svpv)io4mt svapi ap sajuauioa svj uoxvj
-uamua4xa anb uppvmiofsuvi} <C uppv%4vpv vj vjuana ua opuatuaj 'upp
-vau k ojuaimvsuai^ aijua upixauoo vuvsaoau vj ap ojpnjsa ja 'wzajvinjvu
vsa ap olvqvxi un viv4 'ivpivnSv aqwj 'vatSpjouoia vjxajoS ajqviauan vj
ua o ojipnia oSojv^va oat^snvijxa ja ua anSvi¡nvu ou anb vtfviSouojsiij vj
ap uuojstq vun ivxa4sa ajqvp sy -jopos otpam oijsanu ap uppvmxofuoa vj
'aiuaxqmv vxn^jna vj ap vpuaja4o vj 'svuvia^j saiuauxoa svj ap ojjonvsap
ja 'soajSpjoapi a souvpijiv4 sopijjuoa soijsanu vaxao ap opuainSxs 'vuojstq
vijsanu ap vuojstq vun jvpnva uanq xaavq viaqap fivza4ma viv4 'ojja opoj
a(j -asuajvj4ou oaupjsiq xaavqanb ja ua pjtjiqiso4 ^nb ojqmvaiafut opuna
-aj. ja k vai^pjopojam uppnjoaa ns ap saav^ v viipnxa ajuauioa vj ap oí
-ajonap ja amxofuoa anb í()8 jap vjspi^ijuap ouismj}iso4 Jd vjnjso4 anb jvs
-nva uppvjuamvpunf vj k vaiSpjoiaos upixajfai vj ua apxvj svm aknjfuoa sai
-uvmaj souuvSv^^^ io4 vppnpoxiui anb aiuv¡osojif vjanasa vj ap saiuvuva
svj svpoj vSisia4 anb Ívaiipuiv4 vaiupia vj k vaijsvmouo vaiupia vj ouioa
isv 'soawiay soqspv sns ap k soajiviivu soaanqjvq sns ap oiuatmvaajai ja
aivaua vifviSouoisiq viisanu ap vuojsiq vun anb saauoiua somaia4sy
'vajfviSouojsjq uppanij
-suoa vj ap svjjnpv svmio¡ svj v¡svq vaiiavj vaiupia vj apsap 'oiapuas opvijs
-uvij un uanoaai sajvn;4aauoa k svaiiauaS sauopvisa¡iuvm sns anb asipap
3NoaaQ oiMOXMy Mvaf
�La Historiografía uruguaya en el siglo xix
del Sitio de Montevideo. 2 Si bien carece de plan, la obra no está escrita
al acaso; refleja la observación prolija de quien sigue a diario las inciden
cias del sitio, llevando cuentas de los movimientos militares (aunque las
cifras incurran a veces en exageración), los muertos en la acción y las ba
jas por las epidemias que diezmaron a los montevideanos; las salidas de
ios defensores y el bloqueo fluvial; consignando, de paso, las negociaciones
de los bandos en lucha, ya las noticias de Buenos Aires o bien los sucesos
políticos del campo sitiador.
La intención de hacer historia —que no fue ajena al autor— se revela
en el carácter narrativo de la obra y en el propósito deliberado de escribir
la crónica de los sucesos. En 1846, el propio Acuña de Figueroa valoraba
su Diario con estas palabras: "...producción acreedora a la indulgencia
pública, por ser la única crónica escrita de aquella época memorable y por
la imparcialidad y verdad de sus relatos". 8 Sucesivas veces anotado con
datos complementarios, de aclaración, rectificación o adición de testimo
nios, aparece evidente la intención de añadir cierto rigor documental al
trabajo. Las notas ilustran y jerarquizan el relato rimado, agregando apre
ciaciones personales, citas de fuentes, datos de la Gazeta, proclamas mili
tares, y aún las enmiendas críticas que atemperan los juicios del cronista
ocular.
Tipifica pues, Acuña de Figueroa, una expresión temprana de la cró
nica en nuestros anales históricos. Si —como lo advertía Bauza— su tempe
ramento y su educación le situaban más cerca de los cuadros de la socie
dad colonial que de la estructura de la joven República,4 el apego a la
comarca donde nació, el respeto a sus tradiciones y a su historia, permitie
ron una transacción con las nuevas formas institucionales que el país asi
milaba, cediendo sus convicciones monárquicas e hispánicas mediante un
acatamiento apacible. El artífice del epigrama no desdijo entonces su for
mación literaria: clásico recalcitrante, su pluma amable, burlona y a ratos
punzante, lo identifica con la clásica literatura virreinal. Bauza le concede
una significación ejemplar en la función integradora que cumple la litera
tura como concurrente espiritual de la nacionalidad. En su opinión, es
Acuña de Figueroa quien incorpora definitivamente el tono heroico de las
luchas emancipadoras a la conciencia colectiva de lo nacional, mediante su
2.Su propio autor en la portada del Diario, explica la naturaleza de la obra: "Escrito
en versos de varios metros en la época misma, en el teatro y presencia de los
sucesos. Y posteriormente corregido y aumentado con notas curiosas y documentos
relativos a los mismos sucesos. Copiado y corregido en el año 1841 por el autor."
Cfr.: Francisco Acuña de Ficueroa, Diario Histórico del Sitio de Montevideo, cit.
La crónica rimada referida a temas históricos, tiene ya algunos antecedentes
en el Rio de la Plata. Amén de Barco Centenera, pueden considerarse precedentes
inmediatos entre otros— los Romances de Pantaleón Rivarola, cantando las hazañas
de los defensores de Buenos Aires durante las invasiones inglesas, y el poema ende
casílabo de Juan Ventura de Portegueda, liuenos-Ayres Reconquistada, Méxi
co, 1808.
3.Cfr.: Francisco Acuña de Figueroa, Diario Histórico del Sitio de Montevideo, cit.,
Prólogo y Advertencia en Obras Completas, v. I, t. I, Montevideo, 1890, pp. 7 y 8.
4.Francisco Bauza, Estudios Literarios, en Biblioteca Artigas, Colección de Clásicos
Uruguayos, v. 9, Montevideo, 1953, pp. 5-11.
3
�—f—
LQfjl 3P 0I3U3 3p I] '03piA3JU0JV
u;) '9S8I U^ sfocl PP UP}S!A 'oi.OA3(i ^3AI^ "3 Nvnf ^g^ 'IS8I B saaouajsod soub soi
bjecí '.-%io 'souvuaijj soipn;s7[ ua 'upianjoaax vj ap sviaocf so-j 'yznvg oosiDNva^ "Jj3 -9
^ 'S
Q OX
-opisj ap Euin[d E[ ua pqEa EaijE.ioi.io}siq upisaidxa ns onuoaua anb op
^9 BpBq EapEduus upisinduii Bun sa^uojua jod uojb^tjiu^is '
9[qq9STp ns ua unB 'saiouara sa^uapa^a^uB so^sa 'soijo 91JU3
•ivn2nxfi ¡9p svudxy ODiJif ouio^ ns
-nd 'zaino^ so^jb3 UBnf 9p Bpuanpui b^ ofBq 'op^BÍB^ oipBJ9H sbjju9tui
'biibj^-9q sappiv ^ ^q^y 3P ueuio^ ap sosiaA soi ^^jjdsui 9S8I U3
pp so}S9j soi 3P uppBuinqui B^; 'fc^\ ua aaa^^dB anb sbSiuv 3P
'¡vjuaixQ ^ k 'BuojapjnB bzbj bi Bpaipua apuop 'vnxxvyj /gr 's
SBUiBip sop sns b soub soaod ua japaans b biu9a anb ao^aaiojj pp
afBuauíoq 'sd\v%udixo so¡ dp p/3/ ¡y 'oí^oi^ ns 998I ua jaaouoa BpBq (o98I
-9181) zapnuua^ o^bj ojpa^ rsoiduiafa sounSp ops uajSB^ -ouBiajii oiu
-xuiop oa^sanu ap sojauaS so^sa saauo^ua uBzuBap anb pnjpB¡ B^sapoui b¡ uoa
'BApBii Bpua^ai B{ o oappujBd osjaA p 'qaupjsiq EuiEip p ua opuBuiosB sa^
-Biuaiio sauopipBjj sb^ p^uanaajj BjnjBjaui ajuapnqpq Bun '—SBUBppiBd
sauoisBd sbi jbiibdb pipuajajd anb puop^u ojuaiuiBajaaB— 198I ^p 3-iqnj
00 ^p Z^d ^1 3P ojbcIuib ¡y 9 'Bpuapuadapuj bi jod SBqaní sbi UBiqyjasur
as apuop opBSBd pp uppBuxiiqns ei opueinrapsa 'odtjji BuiBip p k osaaA
p ua pmpa^ Bsa uoiafnpBJí 'caupisiq Bpuap bi ap bi b jopajuB ajuaui
-papi Baajsa Bun ua —93013 ^JJÍP ouioa— sopBaiqn anbunB 'opjBd ojuaiui
-púas pp SBjaod so^ -BapBx^opioisiq xoqBi bi aiuauíESiaAip Biiunasip oS
-ani anb p axqos o^uayuípuas un ap saiuB^pxa soaiuiBuip ouioa uaiq sbui
ouis 'uppuajuí Esa Bu^punaas o BuafB anj sai 3n^ P^p 'inbB uBuopuaui as
anb oaijEiSopo^siq xoiba ns ap oinjp b sa o^^ -puopEu uppBiauaSaj bi ap
ajjBpuBjsa ua soiaiSpa ap pEpipup bi uoa 'oppjBd ap sauoisBd sbi JOfí
opEUTuiE^uoaui oappujBd ojuaunpuas pp sopBrapd sojuauíap soi
-sax uBjxanb as anb pp opBSBd pp uppBxauaA Bun opuatAOuioxd 'sopBp
-TAio saoxaq sns ua k SBip^^^^d sbui sauopipBXj sns ua Bixo^siq bi pipx^i -sai
-BuoiaBu soaijo^siq sauaSuo soi 3P ^iiBia^ii uppBjuauíBpunj Bun 'BApanij
-suoa B^sandsax ap opoui b 'oJBaua BjnjBjajii ajuapBu bi 'puoianipsui upp
-bziubSjo bi uoxBjqumiB anb sapAp SBqaní SBpBUoaua sbi J^ pBpapos bi
BpipiAip '8^81 3P ^3n;iod upisaaas bi BpBuinsuo3 -Bappp^Bd
B^sanu Bpuaiiuixajui uoa ondsut sapuoiaBU sauaSuo soi 9P
2 -^saxquioq soi 3P opiAp p bjjuoo oppuBJBS k ouisioiaq pp
xopuaídsa pp opBapox pBpixajsod bi b oíopuBSaxiua o^aB p uB^uauíaiduioa
*SBJ?ai sbi u9 9^s? ^ sbuixb sbi u9 soipnby "oqaaq asa ap SBpuapasa sbi
ap BxopBBdoxd piora Bzxanj bi sa BoxanSi^ k '.— BznBg aqpasa— Bpuaj
-sixa Bxjsanu ap BxopBxauaS BsnBa bi 'piaiu! Bzianj bi uos soÁns soi ^ Bf9ll
-BAB^ 'soxauBduioa sns k sbSiijy' ' ' „ ^SB^En^nin SBjjai SBI U9 uppBnjadxad
Mvnf
�La Historiografía uruguaya en el siglo xix
En época posterior, el tema nacional que el romanticismo vistió de
tono épico cobró su auge definitivo con Juan Zorrilla de San Martín (18551931) -T Su poema épico por excelencia, Tabaré, es la expresión más feliz
del romanticismo que remite los orígenes nacionales a una legendaria tra
dición indígena.
Zorrilla, como poeta, ha llegado incluso a definir una actitud reflexiva
ante la historia. Desde su punto de vista literario ha formulado ideas muy
precisas sobre el alcance de la historia, que traducen influencias ilustrati
vas de una época. La historia, para Zorrilla de San Martín, se convierte
en un elemento comunicativo y sensible que concurre a la apreciación es
tética de la obra o del personaje. 8 La intención moralizante y el enalteci
miento del pasado, poblado de héroes y gestas, prefigura ya en 1879, cuan
do La Leyenda Patria, sus ideas maduras explicitadas a comienzos de este
siglo. Concibe ahora la historia como una ciencia de observación y razo
namiento, pero, esencialmente, como una obra de arte donde priman ima
ginación y sentimiento. El sujeto de la historia es, para Zorrilla, el héroe
o el hombre superior que imprime una dirección al destino de los pueblos,
idea medular en la tradición historiográfica romántica del Río de la Plata.
Con una concepción lírico-subjetiva de la realidad histórica, Zorrilla
de San Martín rotula y culmina el ciclo poético de nuestra historiografía,
si se permite el giro, —poesía histórica unas veces, historia en verso otras—
donde el epos patriótico exalta valores del pasado impulsando una toma de
conciencia nacional.
La crónica y sus modalidades
Primo anuales fuere, post Historiae factae sunt, decía la sentencia que
Croce cuestionaba sosteniendo que la historia, dado su intrínseco carácter
de "contemporaneidad", antecede en el orden genético a la crónica, des
carnado residuo de lo ya no viviente. Fuera de esa distinción formal, ca
bría iniciar, sin embargo, en este caso, una visión panorámica del queha
cer histórico considerando las aportaciones de la crónica dado que cons
tituyeron —en general— sus más tempranas y modestas manifestaciones,
desde la narración cronológica de Larrañaga y Guerra hasta los anales de
Isidoro De-María.
Sin conceder a la distinción otro alcance que el de un criterio posible
de sistematización, la crónica, como género historiografía), puede agru
parse según ciertas modalidades características: crónica memorialista, na
rrativa, erudita.
Juan Zorrilla de San Martín, La leyenda Patria, Montevideo, 1879; Tabaré, Mon
tevideo, 1888; Descubrimiento y Conquista del Rio de la Plata (conferencia), Ma
drid, 1892; La Epopeya de Artigas, Montevideo, 1910; Detalles de la Historia rioplatense, Montevideo, 1917.
Cfr.: Juan Zorrilla de San Martín, La realidad de Artigas, prólogo a Héctor Mi
randa, Las instrucciones del Año XIII, Montevideo, 1935, p. XVIII y ss.
5
�•ss k ^gs k -ss k 18 dd 'ha 1 'H61 'ospiASiuopv !n9 'd 'IA J 'SI61 p
-UO]^ 'VaiXOptfJ VISM9H U9 • • • ¿0^ uap 'VJUOJOJ 'opVUOp¡VJ\[ 'OdpiaajUO^ dp Sap
-vpnp sv) k vjvjj V] ap o/y pp ¡vjuaixo vpuvq v¡ ap uppvjqo4 k o¡uaiuxixqnasap
p axqos soatxppiy sajun4y 'vaaano oaNnwAv^ - vovnvhhvi oinoxnv osvivyo
'2261 'ospiASiuop\[
'vSvuvxxvj oiuojuy osvuivq uop ap so^xasq 'ooiayaooaQ a ooni^xsiH oui.li.isni '01
'uvxuq k vxa/^ ojupvf' (j xouas 'ouinq k 'outqjj ¡ap vifvxSoiq ^\ 3p 'ssjousui
SO]M3SS SOJ1O 3J1U3 'k 'B3qqnds^ B[ 3p SOSIlS^iSSpS-OSOlSipi S31BUB SOJ 3p JOJllE
S3 suoj 'oiqjj ^3 'BDiisytsspa sis339iq ^\ sp ojBx9iJOjsiq 681 U3 i^io^ oubu
-B^^ ^d OpBuSl33p 'SUOJ "V O2U3IOT BJllSlJ BDIlS^iS3p3 B3IU9J3 Bl 3p OJJU3Q
"^981 'subj 'vutjvj vauauiy v¡ ap sopvjvxx
so¡ ap vaupisiH upiaaajo^ í¿9-^>981 'stjbj 'tmpxrj vauauiy v¡ ap uppnpaa^ vj ap
sooupjsifj sapuy *a íod|9iouojd otj^ju^ uo^ s^iBiustunDop sojunfuoo opuBjnpnaj
-S3 'U9pBJU3UinDOp BSnjOad UO3 OpBlEqBJl Bq 'SB3Od3 3p k SOS3DUS 3p B1SIU0J3 OUIOD
B¡qiB3 usinb b 'ospjA^juoj^ u^ oppBu ' (9061"2281) 'oaib^ soijb3
' (SZ.81 'ospiASiuoj^ 'oapmajuo^^^ ap ola¡¡ax
píONírao^j s^uí^pB *a) '9^8T 'ODpiA^iuo^v '9¿8l UV P v¡svq v¡v\¿ v\
ap oiq pp ojuaituixqnasap ¡a apsap 'kvnÉnxfl pp ¡vjuatxo k vuijuaSxy sx>oi\qn43U
sv¡ ap sapxo sauoptpvxj uoa vai¡4}xasap k vaipipv¡$a 'vaixpjsifi viiasa^ sp jo^ub
OI0N3BO1J B 3SIBip 3p3tld BJSl[BUOI3ipBU EDIUpJS 3p Oldui^fs OUIO3
^BDlUpa^ 3p SOJ3U3S SOUO
•313 "313 ^6881 'S3UV sou^ng 'OLSl aP ¡vjuaixo uppnpna^ vj 'aíiohx
9 9 ÍO3piA3iuojA 'uppv^^ v¡ ap ¡vxaua^ oaiqaxy us [8281 3P ZEd bj BisBq oí
-U3iraijqn3S3Q p 3ps3p uE3JBqB 3nb 'sBiip^ui] svixoiua^^^ 'zvja oinoxnv '1681 'ospiA^i
-uoj^ 'o4utaii tux ap sopxanaa^ 'vmanaj oinoxnv í88I 'ospiA^iuoj^ 'svatxpisiy sau
-opvxvpy '[vaiaaaj oinoxnv] avxNaiao nq : (opB^qqnd Bq ss ou snb ouioi opunS
-3s un oiipsui 9Ísp iqSpM 'BpEiis^ opjEa unS^s) i *i 'g^8l 'o3piA3iuoj^ 'vaijq
-n4a^ d¡ ap vsuafaQ v¡ ap soaixppty sa¡un4y 'XHora^V^ Njxsnoy odsidnvhj ^ot7^ "d
'II #u 'AI '^ 'vatxpjstfj vjsmaq u^ '(,Z81 aP sosaans soj ap svuouxayi 'aaaox va aa
siíii ÍI68I 'O3piA3iuojv '$ax^ k vfitiaxj^ so¡ ap vuaautnb vxavxp4 v^ 'NNvwaanidS
Nvnf :oi^-56g 'dd '8 *u '2 oub 'g ^ '0161 'o3piA3iuoj\[ 'vaixppxu visiaaq us 'oaix
-pisiy naiunsaquop ap sütxoiua^ 'saaa3y3 aa N9iwj :-ss k 962 'dd '09-82 "uu
't-261 'O3piA3iuopv 'voixppiji vjstaa^ us jssi ap ouy p ua oapma¡uo^¡ ap ojuatu
-v)xv4aa P ^a svjixas^ 'svai^joj k svatxojsifi s-uppv;un4yxoj 'pns pp vatx
-auxy 'vjvjj v¡ ap oiy pp vpxatnbz uaSxviu v¡ ua vpvnjis 'kvnSnx/i pp ¡vjuaixo
vpuvq v¡ ap uppnpaaq 'vavnv soihv^ isEppouos syui se^ sp SBunSp 3uu3 "ssjei
-p uspsnd 'U9pipBU k sopjsn^sj siqos Bpinaisuo^ baiibjjeu B^iupa^ bi sp ojiusq
ns ^x^d ^íU3iux^[nDpxBd[ 'sopBi^idraoD Á sop^pdui^— -Djd evtuo¡o^
<o9pin.diuois[ dp sdpvpnp sv¡ íC vjvjj vj dp oiy pp \v%udUQ vp
-uvq ü¡ dp uppv\qo4 ^ ojiidiiuuqndSdp ¡d diqos sodupjsifj sd¡un4y so^;
'8181 y^ P
^^sBij sepis^piox ^p op^iBjq p ^ps^p ^ib^^ ^\ ap ot^ pp ^ixoisiq ^\ ap sai
-uaips seiu soipaq so^ ap upiDEUEu Eun auoduioa eSeuejje^ 'xoaa^ pjauaS
pp oSiEaua jod X. 'SEjp sopanbE 11^ "^181 ap EsanSnuod uppEuiuiop E[ uoa
xEsuEJi oidaaE 'SESp^y ap opEpuEjsiQ -oduiap ns ap Eaptjod e^ e ouafE anj
ou 'souEuopnpAax soue so{ X pruojoa osedo pp sapxnqna sauopEjsajiuEui
SEpEUEA ap xoiouioxd 'EapsiuEuinq uppEuixoj Epqps Eun ap op^iOQ
•|EiuaiJO EpuE^ e][ ap oappisiq
opESEd p oDTSojouoja oxpEiia un ua XEipuaduioa ap oiuaiui ouExduiai un
ox (8^8l-lí,¿l) ^Seuejxb^ oiuoiuy oseuieq uoa EJisiSax eatiejxeu Eaiupxa
E^ -saiundE sojsa ap saiiuij[ so¡ e Ed^asa sisijeue oXna sauopEisajtuEui
sajdpiniu uEixasut as c 'BisiiETJoiuaiu apput ap Eaiupxa e¡ ap oxiuaQ
aNoaao oiMOXMy Mvnf
�La Historiografía uruguaya en el siglo xix
período, por el Capitán José Raimundo Guerra (1784-1867) — describen su
cesos militares, fundaciones de pueblos, y dan noticias políticas de la re
volución; con objetivo criterio se hacen apreciaciones sobre las ideas fede
rales de Artigas de quien surge un afable retrato. Dada su ecuánime
apreciación de los hechos posteriores a la insurrección de 1811, constituye
uno de los primeros testimonios —como lo señala Pivel Devoto— que des
mienten la "leyenda negra" artiguista.
Con Juan Manuel de la Sota ( f 1858) 1X se amplían las posibilida
des de la crónica narrativa enriquecida con el aporte documental. Si bien
carece de un depurado método crítico, dado que se maneja con el simple
procedimiento de acopiar datos y documentación, señala una marcada su
peración en el género, en cuanto incorpora nuevos elementos para la cons
trucción histórica del pasado. Argentino de origen, se estableció en nues
tro país hacia 1830, donde despliega múltiples actividades, vinculado por
su carrera pública a la enseñanza y la administración. Su obra, por lo ge
neral, está al servicio de la organización nacional, en un período en que
las disensiones internas, la guerra contra la Confederación argentina y la
penetrante diplomacia brasileña amenazaban la estabilidad institucional
del Estado Oriental. Esa intención pragmática está en el ánimo del autor
cuando publica, en 1841, la Historia del territorio oriental del Uruguay;
dice en la introducción: ".. .mis deseos y mis esperanzas serán bien satisfe
chos si el esfuerzo de mis trabajos correspondiese a la necesidad con que
el país reclama ventilar sus deudas con los limítrofes, e hiciese ver el modo
como gradualmente se preparaba su Nación libre e independiente".12 Se
propone exponer con imparcialidad los hechos históricos de la Banda
Oriental entre su descubrimiento y el año 1817, aunque su criterio de ob
jetividad se resiente marcadamente en la apreciación de los años finales
del trabajo. Sus fuentes —dentro de las que no establece jerarquización
crítica— comprenden la Historia del Padre Lozano, las Décadas de He
rrera, el Ensayo del deán Funes, los viajes de Navarrete, la colección de
De Angelis, las Cartas Anuas y documentación de archivos de Montevideo.
Sin trascender la mera noticia, abunda en referencias geográficas, etnográ
ficas, datos sobre fauna y flora, hechos políticos, movimientos económicos
y administrativos, tratados y batallas. Ese mismo año de 1841 escribe una
ligera reseña titulada Noticias Históricas; narración onomástica con aspec
to de cronicón medieval, en la que subraya los hechos del descubri
miento, la conquista y la población de estas regiones hasta la gober
nación de Vértiz.
11.Juan Manuel de la Sota, Historia del territorio oriental del Uruguay, Montevideo,
1S41; Noticias Históricas [1841], en Revista Histórica, Montevideo, 1913, t. IV, pp.
145-60; Cuadros Históricos, [1848-49], [inéditos]; Catecismo Geogrdfico-Político e
Histórico de la República Oriental del Uruguay, Montevideo, 1850; Errores que
contiene la Memoria sobre la decadencia de las Misiones Jesuíticas que ha pu
blicado en la ciudad de Paraná el Dr. D. Martín de Moussy, etc., Montevideo, 1857.
12.Juan Manuel de la Sota, Historia del Territorio Oriental del Uruguay, etc., cit.,
Introducción.
—7—
�'LL\ 'd 'II "J ''1P
-nxfi pp jvju9txQ v^i¡qn4^M vl 3P vixoptj^ v¡ vxv4 S9jun4y ''ivnasv^ aa
'6881 ^jsHq 0181 ^ps^p
anb soianmd sop soi ua^ouoD as ojps "soaioj ojiena ppunue fg^i 3P U9PÍP3 EI U3 "SI
'f-981 'sjJBJ tm^p 'ZS8T 3V P v^svq 0181 ouv p aps^p KvnS
-nu/2 pp \v%uaixQ V9iiqn4a}l vj ap vuopin v\ vxv4 sajun4y 'ivnasvj aa oaoaoaa "H
'ip '-ap 'so^txppifj soxpvnj 'vios va aa aanNvj^ Nvnf "gi
Eun uod ^manj ^p o[9ueui osopEpin^ un ap uop^suas
ns ap uopEui^^uit EpEuifUE ej ap ojpaui ua 'soiuauíoui aod
-uia uis Ep 'Eauo^siq uppEuiaoj Epqps ap 'Bio^ E[ ap ouioa 'ajuajE^
•oiaEuopnjoAai opESEd o^isanu aaqos sauoiaEíaajídE sns ap SEqanuí uoi
-Eiaip SE^siuEdsiq a SEamb^^uoui sauopaiAuoa sns ' (ijeieuieij ap OAiqaiE
pp opoj a^qos) sojuamnaop ap BSopoqEi Esjnduioa e^ e asa^ '^vipunovf
luvnb 'id-pil }S9 snj4 tifini iuiu9}9 :EUEiuojaap estaip B^ jod sopEzaqEaua
es9)un4y sojsa ap Euiaixa eiuiouostj ej ap soSsej sounS[E uaÁmpsuoa ^aiSpi
-oaisd Einjuid e^ k ^EiuauínDOp Ejp e[ uoa opBzpEui 'oapEaSoiq o^Enaj
p EOEq 'ESoqaaA Xniu 'Epuapuaj Eim k Ejyapp as anb ua sauopduasap
sEsoianuiui se¡ ' (oue un e apuodsaaioa oyn^tdEa Ep^a) EajSpjouoja uppis
-odxa E| 'jEpijiadns k oat^ejjeu ouoí ja :EULiquoa oj Ejqo bj ap Binianijsa
^j k 9t 'E^syuoaa oinsrtu ts e EuiEjao^d a '6^8I ^is^q uEa^EqE anb sauaui
-njoA sop uoaapaaEcÍE ojqs í^98i k 0181 3-ilua opjpua^duioa opouad
je soj)uapj souioi ojjEna oÍEqEjj jap ozuaiuioa je Epunuy 'Eaunu
asiijduina e uoje3jj ou ao^ns jap sajEiaiui sojisodoad soqj SI -ajqEJOuiaui
upianq^nuoa Eaiun ns uEjEuas 'j>98J ua sub^ ua sopEaijqnd 'kvnS
-nx[\ pp jvfu^uQ voi\qn4dil vj pp vuojsi^ vj vxv4 spjun4y sn -souEapauíE
soAiqaiE ua ssapspEp sauopEEpui ouioa tse 'e^ejj ej ap or^j ja k jisBig
ua SEiJE.iapj SE.miuaAE k SEsaidiua SEpEUEA pipuaiduia anb sopunuiEjoj^ k
E^sTDijqnd ap EjnSp EUEj^xa fl' (fl^VZZSl) I^nasE^ ap oíopoaQ jouEdsa
jap a^quiou ja asjjnjaui apand SEiipnia sauopEuodE uoa Eaiupia ej u^
M ?sof 3P
vjxvj ej oraoa sofEqEjj UEjaouoa as eX opusna une 'Eaoda ns EiEd sajqEaijd
-xa 'upiaEuuojuT ap SEiauaiapap k sauoisiuio Eiuasaid ^künSnx/j pp \v%upixq
vpfiqn4PU vl 9P- opixppxii p opijiioj-opilpx^opf) oiusidpívj ja oraoa QS81
U9 opEaxjqnj -oaiSpjouoja ouaiua jEnjiqEq ns uoa opjqaauoa 'oajiaEpip
o^xaj un ap aoinB uaiquiEj sa ^SEaj^pSEpad sapmaxnbui sns ap ojnjjj
•4(jEjuauo umanjoAai ej ap Ea
-juoja Ejauíiad ejm EijEjSouoisiq Ej^sanu e opE^odioaui jaqEq ap oju^ui ja
—jaAi^ EjBuas oj ouioa— E^o^ ej ap e apuodsauoa sopoui sopoj aQ
•EiJEuoianjOAaj Eaoda ej ap oati
-cpsiq aauEjsq ns X jojea ap soiainf sns 'sauopEAjasqo sns ap SEqanuí asiEj
-sntE uajans anb je oua^od ouxsipi^jEd un EnjaE apuop OApafqns opuojsEJí
un aaqos 'jEuosaad opianaai ja o uppipEJU ej ap Biaua^ajaj ej uoa jEjuaui
-naop aoSxa ja UEuaajjE Ejja ua '^^%i X 8^81 9-^ua Ejqo bj E^uas^ gI -oXej^
ap umanjoAa^j ej jod SEjjEJEdas saiaud sop ua sopiptAip '8^81 H 26^I 3P
-sap UEaiBqE anb 'sopixppiu soxpnryj soj ua EjnSij —sauojsnjauoa SBqanuí
X Oíiaipa ns sajqpnasip anbunE— ajqEjnpaad seui ^zinb a^iodE n
Nvnf
�La Historiografía uruguaya en el siglo xix
dad que le otorga cierto aire de empaque y erudición; ello, sin disimular
sus tesis a priori: es, en nuestra historiografía política, el abanderado de
la causa imperial de Brasil. En su análisis de la revolución y las luchas
civiles, así como en su visión de otros problemas de la realidad —esclavitud,
monarquía y república, anexionismo— se revela como el defensor conse
cuente de su majestad imperial, lo que, para la época en que investiga y
escribe, no implica contradecir su hispanismo.
Su visión de Artigas, sumada a la discutida calidad general del traba
jo, vinieron a sellar su desprestigio en la época de revisión de las tesis porteñas. Bauza, Melián Lafinur, Acevedo y Estrada le reservan un juicio la
pidario.
No podría omitirse —entre las manifestaciones de la crónica erudita—
el nombre de Antonio Díaz (1831-1911), 17 gracias a la relevante contri
bución que señala su Historia política y militar de las Repúblicas del Plata
desde el año de 1828 hasta el de 1866. En la reflexión de Antonio Díaz
prevalecen, al menos como propósitos, algunos principios teóricos sobre los
fines de la historia y los medios que utiliza. Es su intención, afirma, man
tenerse ajeno a las luchas políticas. Siguiendo el modelo clásico que para
la época encarnaba, una vez más, Cicerón —grato también a de la Sota—,
desea no formular juicios sobre los hombres sino limitarse a trazar el cua
dro de los acontecimientos. "El historiador ante todo —dice Díaz— no es
juez".18 "No debe crear, trastornar ni producir acontecimientos ni opinio
nes apasionadas... su verdadero elemento es la vida de los pueblos".19
Fuera de estas prevenciones liminares, la Historia del coronel Díaz ins
cribe, bajo el lincamiento formal de una crónica descriptiva, un cuadro
irregular, por momentos desvaído, de los sucesos nacionales comprendidos
entre la guerra del Brasil y la Triple Alianza. El relato aparece revestido
con un profuso aporte documental que se diversifica en declaratorias, tra
tados, alianzas militares, testimonios familiares y manuscritos de época,
aducidos, por lo común, con dudosa fidelidad. Pese a su notable extensión
—sus doce volúmenes constituyen un alarde para su época— esta singular
enciclopedia analística se resiente ya por una presentación desordenada, y
a veces incoherente, de los hechos, tanto como por el cuestionable criterio
con que utiliza las fuentes (procedentes, en su mayor parte, del archivo
paterno) a lo que se agrega frecuentes contradicciones o inexactitudes en
muchos de los juicios sobre acontecimientos y personajes notorios.
Si bien careció de una visión objetiva y comprensiva del período en
carado, y si tampoco su método y su orientación acertaron a resolver cues
tiones elementales de criterio historiográfico, la crónica de Díaz, conju
gando diversas circunstancias, alcanzó a gozar de cierto crédito, que Carbia,
por ejemplo, todavía le concede en 1940; prestigio de relumbrón ganado
17.Antonio Díaz, Historia política y militar de las Repúblicas del Plata desde el año
de 1828 hasta el de 1866. Montevideo, 1877-78.
18.lbid., t. I, p. 37.
19.Antonio Díaz, lbid., pp. 37-39.
g
�— oí —
•g-^ *dd '1681 'n
^ ~ip '0981 3P II-tq ^p II 'oapiAajuopv 'voiiqncja^ vj :mjo • i
01-8 dd 'I -J
'66I 'o^piAajuoj^ 'ívn'ñnxfi pp jüjuauo V3i¡qncj3} vj sp S3¡qv^ou ssxquwq ap
soSsvh 'vjav^ aa oaoaisi u^ 'Dt}vxSoi¡qiQ 'oxoa^q ^3ai<i "3 Nivnf :"JJ3 "0^
joqBS p rouand-pBpnp bj ap EpiA ap ouoj ojiBip p Eaiaai anb aÍEnSuaj
un EiiBj^-aQ uoa EzuEajE Baiuoxa ej Ejsuqumjsoa pEpijBpoui ns u^
¡vuoijn^iisuo^ ¡^ ^P uqpaBpax bj Exa ajBquioa ap ojsand ns opu^na
'apuBXQ otjijj pp soaid^ SBip so[ ap uoiaBDOAa 'odpiadiuoj^ dp vsud¡dQ vj dp
sdjvuy so^ b ajBuiax x^p íoipud4uioj ¡b aiuauíBppjBd 'ppiuixad as Bsuaxd
B{ ap osxnauoa p uo^ 'uppBu b¡ ap iBnjuidsa k Bapqod uppBpqosuoa
bj ap oíaiAias p sopEztpAoui 'ofBqEjj ap sojuauíap sns uoxanj 'puosxad
opxanaax p ua o pío uopipBjj b¡ ua sopBniadxad soqaaq so^ 'spaSuy aQ ap
uppddjoj Bf o saun^ ap oxqq ja 'oxafBiA jap oiuouiijsai ja 'soAiqaxB ap Bsjnd
-moa e-[ -ojDESBd jap aquBjnmijsa BmBjouBd un ap upiaEpomoaB bj ua sbj
-saS k safBuosxad oj^UBZoxqsap ba Baiuoxa bj apuop sajBuopnjpsui sauaSixo
soj ap uopBjai Bsopnuim '&vn2nifi pp ¡v^udUQ Vdi¡qn4d}j v¡ dp vuoisifj
vj dp oipud4uwj jap souioj soj '3061 ^jsBq k j^98J ap jp.iEd b 'opuapaxBdB
uoxanj 'o^8I ^5SEq orxBUopnjOAai k jbtuojod opESBd jap ojajdmoa euiexou
-Bd un BXBjuasaxd as apuop oiunfuoa ap Bxqo Bun uoa sajqBjou saxqmoq
soj ap sajpxad soj 'jBiaiui uppuaiui ns anj omoa 'opuBju3inajdmo3
TZ ^/ojuaijBsap jap uppBijsod bj
ua uBazajjBjsap ou ^>nb BJEd uBAaja as anb sauopBxauaS sbj ap Bpuaxauoa
bj ua oj)BapiAiA xas Bjjsaaau 'sajuBijjiqap ubj sadjoS opjqjaaj Bq SBppuj
-bjj SBjjanS SBJjsanu ua anb — SEpjy ap BpiA bj ajuauíEsoinjBa JBiu^moa
jb Baoda bj aj^ ouBjp un Biaap— jbuooeu muídsa j^,, 'pBpijBuopBU bj ap
souEuiud soju^maja soj ap ouojisodaj ja 'SBjqo sns ap opuoj ap upjaj ja sa
uppipBJi Bq[ 'BfaiA BjJiBd bj ap sEjnSij sbj opiAjo jap JEjBasai ap b3jbj bj ap
-uaidma 'sdjqvjoj^ sdxquioj-i soj ap BaijBjSoiq Bpaduad bj ap xojBjaj ouk^
•ajuBAajai SBm upisaxdxa ns EjjEj,\[-aQ ua pxiuoaua '\q jap zb^ bj ap oS
-anj EaijBjSoiJojsiq a BjjEjaiij 'Baiisjpouad pnjainbui pjajoa as anb sajBuoia
-bu sauaSixo soj ap BAijBmjijB Bpanbsnq bi[ -jEjuauo opBSBd jap ajuBziJBjd
-uiafa upiDBjojBA Bun xod opBUBAjtq ojja opoj '. (568^¿88T eon2tfuy odpia
-djuoj\f) jBaoj joqBS ap Bisijqmn^soa bubjSijij bj k (¿88l"^88I (vsud¡dQ vj
dp sdjvuy) sBaoda k sosaans ap BisaS bj jocI opuBSBd '(306I"^98í eotpud4
-iuoj) jbuoobu opiA bj ap Bsopnuim 'zaA bj b 'k jBqojS uppdaaiad bj B^sBq
(0981 9P -ip-i^d ^ esdjqvjo¡\[ sdxqiuoj^) oaijBjSoiq ojapiafa omoa Baiupja
bj aj^sap ba '306T ^ 0981 9-^^^ uapuapxa as sajuBjjodmi s^ra sojnip so^na
'BjjEjSotjqiq Bpunaaj n^ -piuanaaxj anb sapBpjjBpom SEjuyisip sbj ap BiopB
-nfuoa upisaxdxa bj ua omoa oiubj Bjqo ns ap pEpaiSBA bj ua tsb 'SBAjjBaja
sapEjnjiqjsod sns ua oxauaS ja Bujmjna ja u^[ -Bjauajaaxa jod Bjsiuoja ja
oaijBjSouoisxq osaaoxd oxisanu ua sa oz (906I"Sl8l) ^I^IA[-3(I ojopjsj
•zbtq oiuojuy jBjau
-a ja 'axpBd ns ap svuoiudj^ sbj b Baod^ ns ua EptnqujE uqiaBjapuod k
pBpiqoxd ap euiej bj ap ojBdmB jb —ojoa3q jaAi^ jBjBuas ap Euimjai oj—
�La Historiografía uruguaya en el siglo xix
de sus calles, la pintura de sus personajes populares y el cuadro ameno
de aquella sociedad colonial que le vio nacer.
En cuanto a pensamiento historiográfico, su obra toda —pese a las
distintas expresiones que abarcó y a las corrientes de palpitante y su
cesiva boga que marginaron su dilatado período de creación— no trascien
de los alcances de la crónica, ni supera sus limitaciones conceptuales. Ob
servador penetrante de la realidad, atento testigo de las querellas políticas
y de las fluctuaciones sociales, sublimó en la prensa, como periodista mili
tante y hombre de partido, su frustrada vocación de historiador. Las cir
cunstancias de su vida y las peripecias de la época de organización en que
actuó, consumieron en la acción diaria de la hoja editorial o el suelto
intencionado, sus mejores energías intelectuales. Su formación, en fin, tam
bién concurrió para privarle de una conceptuación histórica que es en
vano procurar en su bibliografía. Pero si careció de método y si la propia
modalidad narrativa resulta historiográficamente anacrónica, cuando en
tonces se agitaban verdaderas pasiones en torno a los criterios, los fines, las
posibilidades y la concepción de la ciencia histórica; si fue indiferente o
impermeable a los avances de la erudición, a las pragmáticas de la corrien
te filosofante, a las revoluciones ideológicas de Michelet o a las innovacio
nes naturalistas de Taine, cabe no obstante señalar la identificación de su
obra con un pasado que aún carecía de conciencia de sí mismo y no se
decidía a integrarse al espíritu colectivo de la nación. Fue un cronista del
Montevideo colonial, de la patria vieja y de la joven república, aplicado
con laborioso amor a perpetuar el recuerdo de sus gestas, sus hombres y
sus hechos mayúsculos y menudos. Del balance de su obra queda algo más
que el apego impasible al relato analístico y la versión edificante del pa
sado; tuvo otras proyecciones rigurosamente historiográficas en cuan
to alumbró posibilidades monográficas para la pesquisa erudita, o facilitó
una labor de revisión de los pródromos revolucionarios a la que se aplicó
con fructífero resultado científico la investigación histórica rioplatense.
Su replanteo simpático de la figura de Artigas, y su discrepancia con algu
nas tesis tenidas por verdades tradicionales, son antecedentes tempranos
de una reparación esclarecedora, realizada sobre bases críticas y objetivas.
DOS LÍNEAS VERTEBRALES DEL PROCESO HISTORIOGRÁFICO
Más allá de la crónica, con respecto a las orientaciones que
prevalecieron en nuestra historiografía del siglo XIX, podría enca
rarse su desarrollo histórico —con alguna salvedad— en torno a dos
grandes vertientes: la tendencia filosofante, propicia al ensayo inter
pretativo y a la fundamentación causal; y la corriente erudita, que ten
dió a la construcción historiográfica integrada con el aporte documen
tal y la depuración crítica. Las vinculaciones y contactos entre dichas
corrientes, que desmentirían un estricto deslinde, se ejemplifican en Mi
tre y López, Lamas y Bauza, cuyos trabajos obedecen a solicitaciones tan
to eruditas como filosóficas. Mitre es quizá un arquetipo de historiador
que se maneja sobre bases documentales objetivas, lo que no quiere
— 11 —
�— zi —
Ey BiBOug ^ozínf) 'uos^aqo^y o ngynbsg:uo^\[ '9iyEqoy\ gp upygBzyyiAyg By gp
sojpEng soy seix qi^pos ojugyuíEjjoduiog un opEiusEyd UBq gnb SEgpy 9 soj
-u9iuip9^uo9B 'sgiquioq 9p SByguonyjuí sbj ouioo ise 'sgjuBjsuog souoygBiJBA
sns B9ijojsiq BpiA By gp osing ygp iBUBiiugsgp iod BpiAB 'SEgySpyoygos sgu
-OpBdn909ld k SBDIjqSOpj SESIUigid Jod EpBUIIUB B9TJBJOUOJSTq B|9n9S9 By
gp oyyoxiEsgp ye ug sosojgpod soApug^ut 'Bpnp uys 'uo^gn^ opBSBd ns k gjq
-uioq pp BjsqBimBU uppBjgjdjgjuí v\ o so^Tpqugd souaojgj soj gp BUBinbiA
u9buit wj -sxno^siQ pp soidpuud sof 'ojSis ns gp souiuijgj ug 'jpnpBij b
UOI9TUIA opiuyjgpui os9Joj[d ¡g o exv\n^o^ njut^^sd p 'BUBipSgq Bgijggpxp
b^ gpuop sgjBqB soj^o uojgiSjjg (auiBX '^H^ng 'jgui^\[ 'sjgiqx '^ozínf))
sgjugnggsuog sgjoqng sns 'XIX o^Sts pp SBgijqsopj SBpugpugj uog Buojsiq
b^ gp oppoui o^Bipgui p gnj ^gnssog gp BjsqBpugpiAo^d uppou b^ t
'9fUüf0S0]tf VlfvxSoiXO}Sll{ V¡ dp SdUOISdXcf'Xd SV¡
(B
•sisgj sns opugpgjsnqoi uojgnj o^s gnb
SBgijosoyxj sguoisnpuog uog Boojsiq jBioqBp b uoxvzd4w9 sonó gnb sbjj
-ugiui SBDijosopj sguoysnpuog ug uoxvuiiux^i soun[B gnb sg Bpugjgjip b^
ÍBi^ojsiq b^ gp Bijosojq uojgygiq sopo^ '^\k\x^^ gp k jozyn^) gp 'XB^nB3Bp\[
gp sguopgnnsuog SB^ u^qBpugs gnb pgpi p jod sopBuoisgsqo 'Bpijj^d gp
ojund p oAbsu9 pp uojgpiq ixoix^^ v btjosojtj Bun jod sopBAgj^ sgugynb k
ísBqpnjg sgsBq igjqos opBSBd pp oiugiuiTgouog osojnSu un iod SBpipggg^uB
ubj9 ou ts sguoisnpuog sbs9 gp pmpq b^ uojBuoiísgng sguginb oqnj^
•o^nqin 9Bd 'sopopui gp Buipug jod 'BijBoSoTiojsiq v\ Bpoi gnb b Buojsiq
B^ gp Bijosopj Bun q^xpoíd gs Bguo^siq BpiA bj gp oppugs p ug o souguiqu
-gj soy gp SBsn^g sb^ ug 'sgjquioq soy gp sopmf soy ug tsy -BAijggyog Bigugyg
-uog Bun .tBungB Bpgnb gs gnb uog soAi^Biouiguiuog sgygnbon 'sogyd
-pgnb^B sogijBjSoyq sojBngj ug BSypqid 'SBSoqggAOíd uojgypugjug gs
gnb sguoygggy ug Bgyi 'opBSBd ygp batíbuijtjb ugSBUii Bun b g^uguigyq
-biibaut o^undB 'BgijBjSoiJOísyq buuoj Bun auyjgp gnb yBuoygBU upygBpiyos
-uog gp ojugyuíTAOUi 9sg opox *soTpgui soy ug ouxs sguyj soy ug UBgjpBi ou
'sgyqBiouxgui SBgyxugyod ug uojb^tSb gs Bjoq ns ug gnb 'SBigugjgjip sb^
•ogppg opopui ygp oygiAjgs yE B^sgnd
Biypnjg Bsinbsgd Bsoygnuyui Bun gfoggj gnb upTgB^uguxnSiB Bun uog Bgijp
-ugyg EjioSgjBg Biqog gnb ouis 'g^nygxg ou —SBSoySyygj sguoyggiAuog sns
b 'SBuigp oy jod 'y^yj— ogyjo^syq oyyoiiBsgp ye ug yBygugpyAOjd Bzjgnj
Bun gp upysyuípB ns k BjsyyBsnBg uoygB^gjdjgjuy By b oSgd^ ns 'opBS
-Bd ygp g^uEynuiyjsg uotsia n -gíuouiBgojdpgj SBpynnu 'SBpBZBjgnug 9^
-uguiBuiy^ui sgpmyígB sop sbs9 gp Bygugnyjuog By BsngB 'sojjosou gnug
'TjznB^ 'gfBuosjgd ygp k Bgodg By gp yBJOui o^ugyuíBygynfug yg ug k
yBio uoygypBn By b o^ypgjg yg ug BgySpyopojgui uqysgjdxg ns posnq gnbunB
B^ypnjg upygnqynuog By pugpsgp ou '—so^uguingop soy gp OABygsg jgs gnyj\y
b pqgojdgj Z9A BunSyB ugyq ys— Z9A ns b 'zgdp^; 'sgyB^uguingop SBqgn^d
SBy gp opySins 'soqggq soy gp ojugyiuygouog opyyos un sguoygysynbsyp SBsg b
gjduigys Bjpuodg^uB gnbunB 'sbzubu9su9 k Bijosoyyj gp ByqBq gpuop oubjS
-ygg gp BijBj^oyq By gp ozugyuíog yg ug gjuguiBsg.idxg ggyp cq 'Bgyjpsoyyj
SBy gy^ sojugyuíyjgnbgj soy b ouoíb bu9jubui gs gnb jyggp
3Noacio oiNoxfsty Nvnf
�La Historiografía uruguaya en el siglo xix
historia como lucha de principios opuestos y como reflexión sobre los
cambios en el Estado y la sociedad en su relación siempre actualizada con
el presente. Esta modalidad pragmática, asociada diversamente al libefalismo en política y al romanticismo en literatura, penetró en el pensamien
to sudamericano, y tuvo sonora repercusión historiográfica.
Las intemperadas luchas que sucedieron a la independencia política
invitaron a la reflexión constructiva y a la búsqueda de las causas pertur
badoras en el pasado, así como propiciaron los planteos sociológicos, las
profecías fatalistas y los juicios moralizantes. En el sur del ^ontinente,
desde el Pacífico al Plata, Bilbao, Lastarria y Amunátegui en Chile; Alberdi, Echeverría y Sarmiento, en Argentina; Lamas, Várela y Carlos Ma.
Ramírez en el Uruguay se proponen una fundamentación de la realidad
nacional a partir del análisis social encarado sobre bases históricas.
Dentro de nuestro proceso historiográfico, puede decirse que su curva
ideológica fue sensible a las mutaciones conceptuales y metodológicas que
ilustraron el pensamiento del XIX. Ceñida al patrón volteriano de Gutzot
con Alejandro Magariños Cervantes y sus seguidores, reflejó un temprano
intento de "razonar" los orígenes coloniales y extraer de su historia los prin
cipios de una regeneración social y política. Sometida, en una segunda eta
pa, al embate positivista recurrió, marcadamente con Francisco Berra, al
enjuiciamiento crítico de hombres y sucesos convirtiéndose en explicación
causal de la vida histórica con propensión monitoria. Infiltrada en nuestros
centros superiores de enseñanza, (en la Universidad, en el Ateneo y la So
ciedad Universitaria), la concepción filosófica de la historia se vistió con el
rigor determinista de las ciencias naturales, puesto entonces de moda por
Taine y Bagehot a partir de la verbosa filosofía de Buckle y Macaulay,
Flint y Laurent. En la docencia fueron sus portavoces Luis Desteffanis, y,
en plano menor, Isidro Revert, Marcelino Izcúa Barbat y Ramón López
Lomba; en el ensayo sociológico dieron la nota de su menguada expresión,
Ángel Floro Costa —en quien culmina el énfasis cientificista—, y Enrique
Kubly, con sus profecías ampulosas. Alojó contenidos contradictorios si se
piensa que el positivismo le incorporó a su ortodoxia; desde que positivis
mo —en teoría— implicaba una negación de toda filosofía (metafísica) de
la historia. Mas en realidad, el positivismo, obsedido por el concepto de
causalidad científica, propicia, a su vez, otras filosofías (o sociologías)
cuando encara los desarrollos, los fines o la problemática general de la
historia.
Como se señalara, sus delimitaciones de escuela no fueron muy rígi
das desde que, pese a sus disidencias teóricas y metodológicas con la orien
tación erudita, las vinculaciones y confluencias de ambas corrientes, fruc
tificaron ese contacto en obras perdurables.
Variadas tareas intelectuales cumplió Magariños Cervantes (18251893) 22 en sus años de peregrinaje por Europa, cuando pasea por París y
22- Alejandro Magariños Cervantes, Estudios históricos, políticos y sociales sobre el
Rio de la Plata, París, 1854.
— 13 —
�—n—
•¿i •& 'vni -9Z
'92-61 'dd ''%P ''^p 'soouofsiii soippjs^ 'shxnvahh^ soNravovp^ OHaNvf^^v 'f-2
'921 "d '0^61 'S3JIV souang ' {^AX o]Sts p U9
-po sns ^ps^p) 'vutju^Sxv vtfDxSouojsti{ v¡ op vo^uo vuojstf^ 'viav3 -a
'S9puj sdp dMOisijq) [buAe^i ap BSPApE sisa^ E[ EfauBiu :BUEds;j ap [biu
-o[oa oiuaiuiEíainfua j^ oujoj ua Baiiuajod A. aiu^punqB sa BijBiSoqqiq n
•ajuauíEaniaa EzmbiEía^ A ezt[eue anb sajuanj ísoiafBiA ap sojBjaa 's^tjoui
-aui 'sa^aiiTA ap sauíiojuí pjSoaaj sa|ou^dsa soAiqajB soj jod sauop^psaA
-ut sns U^ #es ((a3uaui^Apaadsai jBpa^dB sopapod k 'jiuaAiod p s^qui^ ap
jianpap Bjed opBs^d pp in\ ^^ ^ ^auauív ^p ^iuasaid p jreinui^xa souibjis
-aaau,, :s^iqB[^d sns ua ^^aaauoa as sokvsu^ so¡ ap ^ap^ui^^jd sisa^ ^^[
•^aiSppapi upisajdxa bijojou s^ui ns ojuaiui^^s uoa ^zu^ap anb 'aj
^aiScqopos ^jn^Bja^q ^\ Bpo^ ^ unraoa s^uiap O[ jod opinfaid 'upp
^j ap ojABj^xa k ao^qjBq ap oipB^sa a^duiis un ap upp^apiuSis
^ns k sbso^ e jeuSise pj zadp^ pptj[ ajuaaiy^ anb sosaaxa souistui
so¡ ua a.unaui íasuauqdou píaos oíuaiuiEpmbsap pp seuioiuis soj edijiuos
-lad uainb ua seso^[ e EiauE^oduii EAisasqo apaauo3 -EjouEdsa Ejsinbuoa e^
ap SEuiaisis soj jEaipuiApi e sejiui uoa 'mozua^ k sese^ se*-[ ap Epua^a^ Eais
-Ep e^ Biiuoa EuopaEaj 'v^u^uiy lo íjloisiu ns ua uos^aqo^ otuo^ *opES
-Ed [ap EapEuiSsad upiaESoijaiui ínitjídsa [ap auiiojiun osaaSoíd ap upp
-ou íEapqod k [ejoui pEpi[EsnEa íezei 'Euiip 'aiuaiquiE ap pEpipuopipuoa
rsEiojanpuoa SEapi sns ap SEun[E japaaoíd uaaaiEd uainb ap 'uosuaqo^
aosaaa^uE ns e aiuauíEsaadxa asiiiiuiai Ejaip^d saiuEAJta^ soutieep\[ anb
-unE 'Eaijpisiq EpiA E[ ap osma [ap psnsa u9iaEai[dxa e[ ua k Eai9[oiaos
U9iaaasip E[ ua euoiou sa lozínQ ap Biauanjjux E^ -ajuasaid p EJEd sajuEm
-3E SEailEUlEjd SE[ k OpBSEd [3p SOJAEJJX3 SO[ 3p U9iaE3I[dxa E[ 'ETJOSO[TJ
E[ ap k Eijoisiq E[ ap zn[ e[ e ^iuiaasip ouspdojtd ns s^ fZ ^/Eaoda Epsa ap
Eaupisiq zej E[ a[qisod sa sou is jBÍanbsoq Pas ap opoui onsanu ua aiuaui
-Esoiapod opxn^ui uEq anb sa[qEjou seui sosaans so[ ap uppBpq E[ opuEa
-snq ouis sasjEd sojsa ap EpB[[Eiap Euojsiq Eun iiqijasa —aaip— ojafqo ou
-sanu sa of^,, :sEuiEd SEaauíud sej ua eá EisaijiuEiu as ajuBjosoqj uppuaj
-ui E[ '^81 yB P ^íS^Ií ^ísinbuoa E[ apsap uEaiEqE anb 'sotpnjsTi so[ u^
•u9pEzi[iAia E[ ap oqoxiBsap [a ua ueiiabjS anb sappos saiuEuopipuoa so[
ua jEJuauad ap oiuaiui un ÁBq '—EapuBuioi ajuauíEaidp— sauaSuo so[ iod
pmainbui Esa e ojunf "[EuopEu japEjEa [a uBjSa^uí anb souopp^nB soj
-uauíap so[ iEEpui ap p^pisaaau e[ 'Ejqo ns ap oísai [a ua ouioa 'uauíExa ns
ua souijbSe\[ e 3Aanp\[ 8S'asuajEidou oipara onsanu ua vpvuorox vuo^sty
^[ ap [^i3iui ozejj [a uos '81 U3 síJ^d u3 Z3A ^jauíiid jod sopEai[qnd
vjdjj v¡ ^p oi}[ ¡9 dxqos sd\moos í sooimod^ 'sooupjsifj soipnis^ so^
•oanpisiq
ofEqEJí ns ua sisai ouioa aaaiEdE anb EaiuEdsiq uppipEij E[ jod ojadsai op
-EipuaaE un — ¿ [ap soSo^pos soaiiUEUioi so[ ap Eiauaiajip e— opuEpjEnS
'uieuezq k uaquiE[Eiuo\[ ap Ejnqaaq 'opEjapoui ouisi[Eiaqi[ un uoa Baq
-9IE3 aj ns jEi[iauoa opnd 'Eay^ e[ ap Ejniua^ k aaiy ap zaunjfq ap oStuie
*0 [ap E[ouBdsa Epoui E[ e oaiiucuio^ *soua[ijpBui soAtqajE ua sauopEij
-S3AUI se[ k sa[BiJojipa sapEpiAjiaE se[ 'Eisipoijad ap oíaijo [a uoa EpEu^aj
-[E 'Eipauíoa E[ k EiuEjp [a 'osjaA [a 'e[3aou B[ ua pEpipunaa^ ns piipE\[
oinoxnv Nvnf
�La Historiografía uruguaya en el siglo xix
1770) y son frecuentes las citas del abate de Pradt, de Azara, de Funes, o
del reciente libro de Prescott sobre la conquista del Perú (1847).
Sin embargo, Magariños Cervantes, bien que precursor de la historio
grafía filosofante en el Río de la Plata —como lo destaca Carbia—, no
alcanzó a formar por sí mismo una escuela o una tendencia historiográfica.
Su afición o su interés —nunca su vocación— le llevaron a la historia, una
más entre las diversas actividades —periodista, editor, literato, abogado,
juez, catedrático, rector— que su vida le marcó. Del periodismo de comba
te y la acción política derivó incidentalmente a la historia con las preven
ciones y deformaciones características por lo demás de la generación de
proscriptos que —imagen de la historiografía liberal de su tiempo— aloja
ron en la historia sus querellas de partido para extraer luego de ella las
probanzas de sus principios e ideas. La exigüidad de su obra y de su in
fluencia contrastan en cambio con la dilatada proyección que —den
tro de la orientación filosófica— correspondió a Vicente Fidel López,
emigrado de la primera hora, que ejemplificó en su extensa y desigual
producción las mayores posibilidades de la corriente fatalista, como
gustaba llamarla, y las cambiantes modalidades que fue asumiendo, su
jeta a la variante del pensamiento europeo, desde los cuadros de Robertson y Guizot hasta sus postreras concomitancias metodológicas con las cien
cias naturales, en la línea de Buckle y Taine.
Vicente Fidel López, más perdurable que Estrada, es el modelo que
en el Uruguay inspiró a Francisco Berra (1844-1906), 26 cuyo discutido
Bosquejo Histórico de la República Oriental del Uruguay, aparte de su
gravitación pedagógica durante casi tres décadas, presencia en ese lapso
una etapa historiográfica de definición conceptual, al señalar el enfrentamiento de dos corrientes antagónicas.
Las cuatro ediciones del Bosquejo compendian toda una época de
nuestra docencia histórica. Las modificaciones sucesivas —sensiblemente las
introducidas en la última edición— impuestas más por preceptos pedagógi
cos que por orientaciones conceptuales, dejan en pie su dogma esencial:
la historia, disciplina normativa, debe ser encarada con criterio filosófico
y finalidad moral. "El fin práctico de la historia —decía Berra en 1895—
no es satisfacer la curiosidad ni aun exaltar el sentimiento patriótico, como
muchos creen incurriendo en gravísimo error; es servir de guía a la con
ducta futura de los hombres, mostrando cuáles son los efectos que fatal-
26. Francisco A. Berra, Bosquejo Histórico de la República Oriental del Uruguay,
Montevideo, 1866 (primera edición); Montevideo, 1874 (2a. edición); Montevideo,
1881 (3a. edición); Montevideo, 1895 (4a. edición); Estudios Históricos acerca de
la República Oriental del Uruguay. Defensa documentada del Bosquejo Histórico
contra el juicio que le ha dedicado el Dr. Carlos Ma. Ramírez, Montevideo, 1882;
Noticia Histórica. — Aspecto físico. — Instrucción, en Álbum de la República Orien
tal del Uruguay, compuesto para la Exposición Continental de Buenos Aires, bajo
la dirección de los Sres. Francisco A. Berra, Agustín de Vedia y Carlos Ma. de
Pena, Montevideo, 1882.
— 15 —
HBUOTECACEIL
=ONDOODDONE
�— 91 —
'51-81 'dd '')P ''^ 'ivju^ixo ^U^^II vl 9P ojupjsiH ohnbso^ 'v^aag *v oosidnvh^ '62
'ZL 'd 'III -J 'S68I 'S3JIV sou
-ang '^xtftV px^u^^y pp oanpxy ua 'vixvx^^'j vpu3puo4s3xxoj 'auiii^ ^woaoiavg '82
'SI '<* 'S681 'oaptAaiuoiv
pp ¡VJU3UO voiiqn^u vj ^p o^ixppijj ohnbsoQ 'v^raag "y oosiaNva^ -¿2
'soisandns sns ua apuapsBij BXiag ap Eiqo bj ap Bappa A sisijeue ap osaaojd
13 'seuoiBuapuoa sauoundo ap ^BABpuaA un puapBauasap BsiaApB uppaB
-ai Bun 'sauopniTisux a saaquimsoa ap scupBna soi b Bipuado^d Biia^ soap
-\\oá soipaq so^ ap uoobí-ibu b^ opuB^adns apuop opBSBd pp BuiBiouBd pp
uppBqduiB ns 'Baqdun anb aiqBJOABj uppuaui b¡ uoa 'opBi ap opu^faQ
•Bpnasa ns u sajuaiaqui soiaajap so^ ap uojatraixa a[ ou 'ojxaj
ouioa 'SBapBuiaisis sap^ppBna sns A aiuaiBdB pBpuaisnB ns 'oSjBquia ui
•opBSBd pp BApafqns uoiaBjaajdB v\ 'Biaoaj ua souaui o| jod 'Binpxa as anb
apsap opojaui ns ua BpBapiuoq 'Bajiua uppBpaidB B{ BqBZBJBquia anb pp
-uaaaAaa onuauupuas pp BpBandap 'BUBp\[-aQ jod BpBuosBjq opuais BiuaA
anb uoa BappujBd upyaBjauaA bj ap BpBÍodsap 'puopBu Bpoisiq b^ aiqos
BApafqo uoixapai Bun 'opBinjai anbunB '9^nuiTjs3 'BaioBpad upiaBAOu
-a.i Bun oduiap ns ua papiuSis 'sapmaB soiuauíap sns saiuasaad unB '0^81
piuojoa Baoda bj apsap BaiBqB ^581 ^p uppipa ns ua anb 'oiqq 13
ap oaijoisxq ouauípuaj pp pBpqBsaaAiun v\ ap oidpuud p Bzpiqís
-uajso as apuop 'Eadoana uppBZípAp bj^ ap ojpBna p ua 'o^sba sbui ojpBna
un ua uopB^apjB ns Á (BUBds3 aiuauíjBpadsa) soapuBpBSUBJi sof k bjbj^
pp so^qand soj a^iua 'piauaiajip k BaiSopuB upiaBiBduioa bj 'BapaBpip
uopuaiui uoa 'Exiag ap Bjqo b^ ua Biisnp cvmiua^xy vuofsi^j ns ua zad
-93 ppi3 ajuaajA ^od oanj k sajuBAia^ souubbj^\[ jod fq$\ ua opBjuana
-ajj bá —aj?ip\[ b ojBa Bjas anb— oaiJ95Siq orasippiBd pp os^naaj J3
•Bjanpuoa ap SB|ai ouioa bu
-Buinq pBpapos b^ b sajqBaqdE 'sauopBpi SBsa ub^u anb saAa^ ap uppB^nuí
-joj b^ —oduiap ns ap opoui p— opuaijiuipB Baupjsiq BpiA ^\ ap EjsipjBj
k ouBsaaau upisaans ap ojdpuud un b BadB as Exiag 'oSoSBpad k jop^a
-npa ouioa a^qisuas anj anb sb^ b 'SBisiApisod SBiauan[jui sb^ b pj3 -o^pBx k
opsnps 'sapipianx b ajxuiai as 'zaA ns b 'anb zadp^ ap saABjj b (vxxajv¡Suj
ap vixo^ijj) ÁB|nBaBj^[ ap SBpuBuosai sb^ ohnbsofj p ua uBpBuaiqo^
•Baoda ns uoa uppEpi ua safBuosiad ap k soaiSpjoapi sojuaiui
-lAOui ap upysuajduioaui b^ k souismoiaBUB 'sauopBaaSBxa 'oAiiafqo joSp
ap bí[bj :saiuapiAa sbui sauopEiiraq sb^ uaaaiBdB 'SBSiuiaid SBpiSu SBsa ap
upisaaduioa b^ b opBSBd p oppauío^ ñz "sajua^iA sapioui saiojBA ap Braaisis
p unSas upiaBqoídaa v\ k osnB^dB p opuBaipnfpB SBaod^ sb^ k saiquioq
so^ b iBzn[ jopBTiojspj pp upisiui apuapua 8S 'Bipijdxa sa 'SBiuap oj jod
'uppBjnautA EAna 'zadp^ ppj3 aiuaaiy^ ^ opuainSi^ -Baoda bj ap Bappuap
BzuBsn bj b opBuao BiaaiEdB anb osopppjB ouismiuiiaiap un jod
-BiniBusap 'oaiiaEpip opoput jap SBpuaSixa sbj b BpBuipioqns bA '
bj ap upiaBuiaojap Bun BqBipuaSua upiaBnjjiAsap
iz \,SBpuBisuna
-.na sBpBuuuaajap ua sop^appaA soqaaq sopBuiutiajap ap uanis as aauaui
oinoxmv Mvnf
�La Historiografía uruguaya en el siglo xix
así como en sus derivaciones, el objeto de la discusión. Las diversas ins
tancias de lo que cabalmente fue revisión del pasado y definición de una
conciencia historiográfica, tuvo antecedentes, resonancias y protagonistas
en las dos orillas del Plata. Sus episodios más notorios, los artículos de Juan
Carlos Gómez, las réplicas montevideanas en la prensa, el Ateneo, la
tercera edición del Bosquejo y el Juicio Crítico de Ramírez del 82, la con
trarréplica de Berra y los debates del 84 en torno a Artigas implican la
reconsideración de una imagen histórica tradicional. El vuelo doctrinario
que cobran las réplicas a la edición del Bosquejo de 1881, acusa, con la
superación de los juicios que entonces encarnaba López, una objetivación
crítica del pasado que está anunciando la aptitud madura para encarar la
conceptuación histórica del curso de la vida nacional. El Bosquejo —por
contraste negativo— fue el espaldarazo de una nueva conciencia histórica
que por vez primera sugiere una visión orgánica del pasado, sobre bases
eruditas y críticas, con los trabajos de Fregeiro y Bauza. Es cierto que la
gestación de esa conciencia adulta responde a un proceso de larga data,
cuyos actores desde Montevideo o Buenos Aires protagonizaron en la cá
tedra, en la pesquisa del archivo o en las polémicas histórico-políticas. Pero
no es menos cierto que la definición de dicha conciencia vino a manifes
tarse a propósito del libro de Berra para luego sellarse definitivamente, en
1884, con la crítica de López por Fregeiro (no por simple coincidencia coe
tánea de la polémica Mitre - López), en el conocido debate periodístico a
propósito de Artigas. Desde entonces, las ideas históricas de Berra y su cri
terio histórico parecen ser cosa juzgada y como letra muerta se confinan
en el desván de la historiografía. Apagados los ecos de las retóricas leccio
nes del Bosquejo, silenciadas las voces críticas que se alzaron en su contra,
el saldo de su obra, la "lección", perdurable de su libro es negativa. Si
algo enseñó desde el punto de vista historiográfico, lo hizo con la ejemplificación de una forma errónea de concebir la historia. Y su paradójica
lección, arrojó resultados saludables en cuanto superación de las excentri
cidades de una escuela y de un modo de pensar que Croce sin miramien
tos desterraba al limbo de la "pseudo-historia".
Si fue prolongado el magisterio del manual de Berra en la enseñanza
media, la tendencia fatalista también se hizo sentir variadamente en
la docencia universitaria. Si en historia nacional pervivió durante tantos
años el influjo de Berra, durante esas mismas décadas, Desteffanis alentó
la tradición filosofante desde la cátedra de historia universal de la Uni
versidad.
En el Río de la Plata, 1866 es un año significativo para la historia de
orientación trascendente: en Buenos Aires señala el advenimiento a la cáte
dra de José Manuel Estrada, el portavoz de Guizot; en Montevideo, la
edición inicial del manual de Berra, como se vio, y el nombramiento, por
el gobierno de Flores, de Luis Desteffanis como catedrático de historia
en la Universidad Mayor, señalan hechos ilustrativos del auge de una
modalidad que se explayó en la creación historiográfica y en la docencia.
— 17 —
�— 81 —
'if&l 'PBa 'ououowpap opaas pu üuvipjt vt¡vx3ouo}s v¡pp vuotg '300^13 oxx^craN^g'gg
•q d 'piqi-^g
'Z^ • 'S88I 3P ojoiqaj ^p q
'oapiA^juo^ 'oauajy pp sapuy u^ 'soauptsyq souajua soj ^q 'sinv333.is3(i G sm^*ig
'5881-^881 'o^piAajuoj^ 'oauajy pp sapuy u^ 'soaippua^^
(C soj.qt'j 3J.JU3 -6881 'oaptA^juoj\[ 'soaupjsiq souajiia so¡ a(j 'sinv3331S3Q "Q suri06
SBJ SEpEZTJTAT9 S9UOT9EU SBJ U9 U91jd9.I 9S SOUB (J^J 3P SOÍ^ÍS,, U^ííJ 9S TS
OpU9lU9JSOS 'J9E.I.I9JJ 9cId9SnT^ 9UOdOJ[d 9nb SO^Up^Siq SOpp SO[
-liaE 9JU9UIRnU9UT UOpRZipOU9d U\ U9 RUIUqnD SE '099011^ OZU99UTyV UO9 O\2
-is p J^junds9p ^ RqRraosR 9nb '9íu9ijjo9 BIS3 -¡BuopRU ouisqBjgqq pp
B9pi B[ U9 OpBZJBSu9 SO^q9tld SO^ 9p O91UBJO OpOJJBS9p pp Ojd99UO9 p
^ O19BJJSqBTJUB 01U9TUlBSU9d p JB9]pUTAT9J B OUTA 'BUBinblAO9U 9JU9UJO9
B^ 9p OpU9ip99Old 91lb SBpU9n|JUI 9p B9UJ^ BSOnUTS BUtl jod S1UBJPJS9Q
B BTJO9J BS9 9p999y •U9T9BUIJO^SUBJ1 k OpOJiBS9p 9p SOpOJjgd SO^ U^JB9
-JBIU 'BZ9JBJT11BU B{ U9 OUIO9 '9nb S91UB1SUO9 S9U0pBUBA B O19ftlS B1S9 9tqip
-UpS9UT 9 91U9pU99SB OJ9JOJJ9p O^ín9 'E9UO}Siq BpiA B{ 9p OpOJJBS9p pp 9Í9
B9pi oiiio9 9jquicq pp osgjSojd p B^msod Bziuo99id 9tib BjSop^pi B^ #Bp
-U99Op B[ B BpB9q US 9pS9p pBpippiJ ppaBtlS 9nb B 'B9TJpSOpj BTIOJSiq Bí
9p SB4SlO|odE SOJ 9p B9UIJ BJ U9 BpiIS 9J UppBJSgjIUBUI 91UBf9UI9S '^g <fOS
-9.i3o.id p UO9 Á p^pgpos bj uo9 sopBUopBjgj souBiunq soq99q soj 9p Bp
-BUOZBI UppBJJBU B[ S9 —SIUBJpJS9Q Bjmsod— BUOJSIj^ B^,, :Z9pi|BA JoXBUI
9p SOJllip LIO9 B^U9S9jd 9tlb J9 '0091199 Oldojd nS OU TS '99np9p 9S S9JBpiUI
S9UOpiU[pp SnS 9p BU11 9Q "B9TJOlStq BpU919 BJ 9p B9J99B 9J 9p UpTSgjOjd
Bldo^d tlS BZUBAB JOltlB p — (6881) ln?P ns S9 SO^UO^ilf S0lX3%U3 S0\ 3Q—
OpBpUllU9 [9p pBpTA]19fqO k OUISpil99p9 JB 9S9d 9pUOp OAIlTUTJ9p Ojn9Sndo
US 91U9UO lK)qBUE9 9iaBf9UI9 'BOOlSiq B[ 9p U9TSTUI B9p^uiSBjd BJ OpUB9
-ip9jd BTU9A 91UBUOSOJB OUO1 U9 91lb O9TJ9SOJTJ OUISTApiSOd J9p U9TS9ldx9—
ISOuSbUIO"^J OSUIUIOQ UBnf k 0BO9J[ 9S0f 'BSO^ J9TjqBQ :S9JB1JB SOJ1O
B EA9JJ 9J (|B9U9pilUB 91U9UIBpB9JBUl) BpUBlIJTUI nS —JBUOS99d Bp
-U9puods9jjo9 9U9puBiu U9inb uo9— thub^ b sotSo[9 9p 9jqn9 gnbuny
•SBUI91STS 9p O9piJBUB O9T1JJ9
pp pBprjBuosjgd bj 9nb sbui ojppqqiq jgp 9jqB9UO9d ouiiub p 9uiuiop9jd
so9U9isiq sos99Ojd soj k oiu9tuiesu9cI j^p U91STA ns U9 U9iq ts 'lu^jnB^ b
S9pipj9njL 9pS9p UB1UOUI9J 9nb SB3ni99J SB1U91B SBUJ9pB UBSn9y Tg-BTJOlSiq
bj 9p btjosojtj BJBd oix9i 9p ojqjj un Bjp un J99Bq 9p oqspdoíd osgadxg
J9 UO9 S91U9I009 k S9JOinB 9p B9TUIBJOUBd UpTSTA BUn U9pU9JlduiO9 f0dU3}y
¡3p Sapuy SOJ UBJ9T3O99J S9}UndB 9p BUOOJ U9 9Tlb '9SBJ9 9p S9UOpjSOd
-X9 Sn #S9JBdSTp SBUI SO99 SOJ k S99OA SBJ 'B9T19Bpjp U9TSTUI nS 9p 91U90SU09
'9980999 odns 9nb O9T199J99 k EiSTUBiunq niT9ids9 un paisoui 9S 'sogdoin^ s^j
-OpBTJOlSTq SOJ UO9 JBUOSJ9d pBISIUIB U9 Opilin S999A B ÍB9O91Sjq U9JSn9STp
9p SOJ1U99 S9pUBjS SOJ UO9 B199IJP U9J9Bjn9UTA BUn 9J9A9I 'SO9pBjSoTjqjq
S0TJB1U9UIO9 k SO9TlSipOTJ9d SOjn9pjB 'S9UOT9TSOdx9 'S9UOT99npBJl k S9U0099J
sns ug; "XIX PP P^itui BpunS^s bj 9p sb9tS9jojx)19ui s9uot9buoojsubji
S9pUBi3 SnS U9 B9T991Sjq BT9U9T9 BJ 9p SBjniSOd S91UBTqUIB9 SBJ SBpO} 'OTJB}
-TSJ9ATUn OJP91U OJlS9nU TI9 9[9JJ9J 9nb Oljpnj9 OX9U Un 9nj 'jBUOT9d99X9
ojTjpqqjq 'S9{BJ9qyj SB9pt sns jtod oidj.i9so.id '^oiu^uijSjosTJ,, j9p BjSojo^pj
bj U9 opBuooj 'u9Stio 9p ouBjjBij 'og ()
3NoaaQ oiNoxNy Nvnf
�La Historiografía uruguaya en el siglo xix
mismas revoluciones políticas". 34 Su apego a la escuela le lleva a aceptar
con calor tan delirante determinismo que, al fin de cuentas, no era más
que un ejemplo de la confusión que reinaba en la época acerca de las
fronteras de las ciencias del conocimiento. Por su libro circulan todos
los sistematizadores, mentores y profetas del progreso humano. De cualquier
modo, más por las ideas que supo transmitir que por su obra original de
que careció, merece un sitio en nuestra historiografía. Su producción es
meramente accidental y extrínseca a su vocación de docente, polígrafo y
bibliófilo, traductor y coleccionista erudito.
Paralelamente al magisterio universitario de Desteffanis, otros cen
tros de enseñanza montevideanos fueron sensibles a la influencia filosófica
del positivismo en su proyección sobre las ciencias históricas. Mencione
mos, al pasar, algunos núcleos de difusión de los estudios históricos. El
Club Universitario, fundado en 1868, donde Eduardo Acevedo Díaz, con
Guizot por modelo, traza una imagen del pasado del Continente en una
serie de disertaciones titulada: La civilización americana;S5 la Sociedad
Filo-Histórica donde se pronuncian conferencias sobre La mitología griega
bajo el prisma de la moral por Prudencio Vázquez y Vega,36 donde Gre
gorio Pérez lee su tesis acerca de El origen de la civilización americana 37 y
José G. del Busto habla de una división científico-filosófica de la historia
de la humanidad. 38 El Ateneo después, con sus veladas literarias, en las que,
en 1881, Palomeque diserta sobre la enseñanza de la historia como ejemplo
de generaciones presentes; 39 la Sección y la cátedra de historia del Ateneo
donde sus lectores José G. del Busto, Isidro Revert y Marcelino Izcúa Barbat
rezuman el tono cientificista que impone la furiosa boga de Taine; Isidro
Revert —también profesor de historia universal de la Sociedad Universita
ria— escribe en los Anales del Ateneo sobre La química y la física históricas^
La mecánica en la historia, Morfología y fuerzas de la historia; 40 Marcelino
Izcúa Barbat, por su parte, hace profesión de fe filosófica en un discurso
inaugural del aula de historia antigua del Ateneo en 1882, refiriéndose a
34.Luis D. Desteffanis, De los criterios históricos, etc., cit., p. 10.
35.Eduardo Acevedo Díaz, La civilización americana, en El Club Universitario, año III,
nn. 101, 102, 103, 104, Montevideo, mayo 25, junio 5, junio 12, junio 22 de 1873.
36.Prudencio Vázquez y Vega, La mitología griega considerada bajo el prisma de la
moral, en Actas de la Sociedad Filo Histórica, Montevideo ,22 de julio de 1874, en
Archivo del Ateneo de Montevideo.
37.Gregorio Pérez, El origen de la civilización americana, en Actas de la Sociedad FiloHistórica, Montevideo, 19 de agosto de 1874, en Archivo del Ateneo de Montevideo.
38.José G. del Busto, Disertación sobre la división más científica de la historia de ia
humanidad, en Actas de la Sección Historia del Ateneo del Uruguay, Montevideo,
15 de setiembre de 1879, en Archivo del Ateneo de Montevideo.
39.Alberto Palomeque, Discurso de apertura al inaugurar las veladas literarias en el
Ateneo del Uruguay, en Anales del Ateneo, año I, t. I, n. 2, Montevideo, 5 de
octubre de 1881^ p. 159.
40.Isidro Revert, La química y la física histórica, en Anales del Ateneo, año I, t. I,
n. 5, Montevideo, 5 de enero de 1882, p. 374 y ss.; La mecánica en la historia, en
Anales del Ateneo, año I, t. I, n. 6, Montevideo, 5 de febrero de 18S2, p. 468;
Morfología y fuerzas de la historia, en Anales del Ateneo, año I, t. I, n. 10, Mon
tevideo, 5 de junio de 1882.
— 19 —
�— os —
"0881 's3i]V souang 'KvnSnx/2 jsp jviusixq voijqn4
•su vj sxqos sositupuoss (C so3ijtjo4 'ssjvpos soipnp^ 'vuvaxi^^ 'visc>3 o^cnj ^aoMy 'Qt
"IA^A 'dd 'opvjsxj '-^p 'ívniSnxfi pp vixoptfj ^aNinoan^y ^oid|/\ 'V^^
"SI6T 'ssxiy sousnq 'sxxojvj ÍS06I
'X)Ul%V\4siO VJ 3p VXX3TIQ VJ (C SO3lOX3l[ So4ui3XJj •SOJlXOJSllj SOipnjs^ ^9681 '
'ppuvxj xopvpiQ p 'vstxsiuy sp souox} ^2681 'oapiA^juo^v '^vnSnxfj pp vuojsifj
•'06SI 'oapiAajuoj^ 'vx3aij¡ 'svSpxy 's^puopD^^ ssuopvxxv^^ 'aNinoa^ay moi^ja
•g^ -d 'W8I
ap ojunf ap 5 'oapiAa^uop^ '\^ *u '\\ -j 'm ouc 'osus^y pp sspuy ua 'osu^jy
pp ssvp vj a vxn%xs4v sp osxn^stQ 'jvuopvj^ vuopiyi 'zaNjiavfv zaaag oi^adn"^
"2881 3P I!JQB 3P S ^ 'ozjeui ap 5 'oíaiqaj ap 5 'oapiAajuojv '8 ^ L '9
'5 -uu '1 -j '1 oub 'osusjy jsp S3jvuy ua 'jusxnvj íC ^jysng 'xva^vg v^iazi ONnaoavj\[
^^ k ^^9dujU33 BZJ911J ^^ 'OJU3IUI
-lAoui U9 sodaanD so[ ap uppBsuapüoD ^\ k oijqypnba p u^iado anb s^zaanj
sapu^aS sop si^ ap BaiSpioiaos uopnpAa jotjaí|n e^m ouioa uaaaa^dB a^ as
anb '^jbi^ pp sasiBd so¡ uapiAip as anb ua soppjBd so[ ^Aiasqo ^jr^p ^sa
apsap k 4íBjsipBjsa ojosojij,, oujstui is b uiBpoad a 'SHDTjstpBjsa sbjjp uoa
ps^j^ \e uppBJodioaui ^jaBsaaau Bjrjsanu ap pBpiy^jBj v\ ^jjsanuiap 'sa^uBA
-ja^ souiiBBp\[ oipuBfayy 'oppoui ns b op^aipap Qf 'vuv<uip^ p u;j -sajuBjq
-ap sauotaaodojd eiso^ uoa BzuBayB ouispppuap 13 'Bijojsiq B^jsanu jejos
-ojij apua^aad Buia^sis oÁna uoa 'SB^siApisod SBuiSop soy ap JopBSynAip
ouBjduia^ *(906I-8g8l) ^SOD o^\^ I3V B ojqnj a^sa ua aXnyauy a
•sajuasaid sauoianyos ap Basnq ua y^uoyaBu opBSBd
ya jbuozbj apuaiaid anb oaiSpyoiaos ouo^ ap o^^sua ya 'a^uayjjoa E^sa ap sa
S'ajainb as is 'k EiJEpunaas uppBAuap ouioa '
ff '^soptaouoa
seui sauíj sns ap sounyE iqE aq ísoayjpjsiq souauípuaj soy ap etjoáeui Ey
uanbrydsa anb SEsnEa SEy JEUEJ^uasap ísajquimsoa SEy ap ZEjaA ojpEna ya
jEjuasa^d ^saXay SEjjaia unSas asopuaianpojdaj k asopuapnpojd 'soqaaq soy
ap yEjnjEU ojuatuiEuapEaua ya ísajquioq soy ap saAEjj e sauoianií^sui SEy
ap BApnyoAa EqajEui ej jEipn^s^ "sauoyanji^sui SEy ap saAEjj e sajquioq soy
ap osEd ya JEtpn^sa utj OAisnyasa jod jaua^ oaoduiEj aqap ou ísapyjauíaja
ap jopEaipui un ouioa 'soqaaq soy uaiq souaui o seui jEiuasaad aiuauíEiaui
aqap ou Eijo^siq Eqy,, :auinSajjy ap SEapi s^y 'SEjqEyEd sns uoa 'inbE aj^
•ojyajydxa seui unE sa EisiuopnyoAa ouisiAiiysod ns Eijojsiq Ey ap sauíj soy e
oiuBna U3 -^uajanuí 'uEyyojjEsap as 'uaaaia sauoiaEu ssy 'EaiuESjo EpiA Ey
ua ouioa ise,, :aaip opuEna oiaEjaid ya ua EpEsajdxa aaaiEd^ 'ajuEjosoyij
Eijoisiq Ey Epoi e EjEa 'yEijA oyap yap Eapi E^ -saioiaE sns ap sayEaj sapnjjiA
k soiaiA soy uoa 'opBSEd yap Epnja EzuEuasua Ey ua saiEyoasa soy e jEiaiui
Ejnaoad EJjagy ap Eauíy Ey ua k 'saauoiua Epap as ouioa '^pEpiyiqEíaos,,
Ey e EiauEuoduii uejS apaauo^ ^Eijoisiq Ey ap uoiaEzipoiiad Euaia euiose
apuoya 'KvnSnxfl pp vuojstfj ns jod ^f (^661"^981) ^uinSajjy joiaiy^ b bj
-siAiiisod upiaBiuayjo BpBajBui Bun ap oijuap jBpioaaj aqBa ouisiuiisy
Zf 'aiuasajd ya BJBd SEzuBuasua ap aiuanj sa 'yEiuayjo
opBSBd yap Bijoisiq By anb J-88I 9P osjna ns ua BJByaap 'oauajy yap yBuoia
-bu Bjjoisiq ap oaiiEjpajEa k BjsiApisod '—uij ua— zaupjBj\[ zaja^ ouad
-n-^y ís9¡vuy soy ua oSany BpBaiyqnd yBjo upiaisodxa x^(^udxnvj i
Nvnf
�La Historiografía uruguaya en el siglo xix
ción, unitarismo y federalismo". Es una verdadera pesadilla científica que
da sin embargo idea de la desenfrenada vigencia que alcanzó el positivismo.
Sostiene que la "catóptrica social está tan avanzada hoy como la catóptrica
lumínica. Las razas que se mezclan y confunden, proyectan y combinan sus
enerjías físicas y sus cualidades morales, como las superficies tersas los
rayos de luz o de calor radiante. Los teoremas son los mismos. Siempre el
ángulo de incidencia es igual al ángulo de reflexión. De lo que se sigue
que las temperaturas sociales tienden a equilibrarse como las físicas...".46
Mención accidental corresponde a Enrique Kubly y Arteaga (18551904) por sus dos ensayos más significativos: Las grandes revoluciones
(1887) un grueso volumen que con aire de viejo alegato liberal reedita
las protestas de Bilbao ante la acción clerical, con mucho de Spencer y
Carlyle; un tanto anacrónico, conservador para 1887 y para el prólogo de
Pi y Margall que le precede.
Libertad, ciudadanía, soberanía popular, leyes políticas, analizadas
históricamente, en su faz sociológica, desde la antigüedad hasta los
últimos conflictos con la Iglesia, pasando por la Revolución Francesa,
seguidas por conclusiones de filósofo de la historia, al tono grandilocuen
te de estilo. En El espíritu de rebelión (1896), con énfasis erudito radica
las bases de la democracia en su evolución histórica, para concluir en el
dogma del progreso como idea central y condición de perfeccionamiento.
Tiene un acentuado tono profético, al plantearse la cuestión social del
momento con la macrocefalia industrial y su incidencia sobre la clase
obrera. Su diagnóstico desahucia al socialismo de Estado y a las "extrañas
utopías" de Marx y Lassalle, así como al anarquismo, que desprecia como
buen liberal de fin de siglo. Cree que el mundo está asentado —dadas las
inclinaciones natas del hombre por su interés individual— sobre la no
ción de propiedad. Proclama la libre iniciativa como panacea de los
males sociales y tiende, dentro de fuertes marcos reaccionarios, a una re
pública federal de acento conservador y jerárquico. El espíritu de rebe
lión, para Kubly, es la palanca del progreso constante e irresistible, a
cuyo conjuro se operarán las transformaciones sociales. 4r
b)
algunas manifestaciones de la corriente erudita.
En tiempos de Rivadavia, cuando a comienzos de 1827 llegaba a Bue
nos Aires, proscripto de Italia, el publicista Pedro De Angelis (1784-1859),
los primeros frutos del método filológico crítico y el auge de la corriente
neoviquiana auguraban una fecunda revolución en los dominios del saber
histórico europeo. No tanto por haber sido un temprano portavoz de aque
llas ideas históricas, sino por la influencia que irradió con su obra de acopio
y creación, se le debe preferencia en todos los estudios sobre los orígenes
de la erudición en el Río de la Plata. En su patria natal, procedía De An
gelis de aquella escuela de publicistas y estudiosos napolitanos que tras
las huellas de Vincenzo Cuocco postulaba una reivindicación del pensa
miento de Vico apuntando hacia una conceptuación científica del saber
46.Ibid., p. 375.
47.Enrique Kubly y Arteaga, El espíritu de rebelión, Madrid, 1896.
— 21 —
�•ss k ¿\\ dd '2i6i 'o3piA3iuoiv '^981
•0181 'o^pta^juo^ ua vjuaucftut v\ ap vtfvjSojjqig k vuojsifj 'vavaisa ocrava "JJD
'BUISjy
of^q sopB3qqnd so^gqoj k so^n9sndo 'so^eta 9p s^uiiojui 9 sou
-Bip 'SBIIOUI9UI 9p S9U9Uín^OA 99UO UO9 {V}VJJ ¡9p OIDXdíUOJ ¡^ 9p B39^Oqqiq
ei U9 soupi^SjE so:jdu3so.id sof uoi9io39i ouB9piA93uoui O99 okno souioj
sps 9p sndao9 opqos '(^g-9g8l) sipSuy ^(I oipg^ 9p soiu9um9op k s^jqo
\ 9p OT^ |9 ^JíSl2"9J 9nb S9UOpnqiJ[JUO9 SEf
SOUn.2{E UOS 'EJ99|EqZE9I TepiE^ 9p SO^U9UI
9p U9p99{O9 V\ O 'OAJE^ 9p SOpEJEJ^ 9p U9J999{O9 EJ
k O9UE^^ 9p 'JEAjjo^ gjqos
s^I í (g98I ^ 8^8l) lozoiipo ^ oi9nSv-^í^[ uo^ nj9j U9
Á O9ZOJO pnuBH UOC) O9ix9j/\[ U9 íEutp9^\[ otquox ?sof UO9
U9 :SOSOipnjS9 SOpEDIJÍ|E9 jod SEpiAOUIOld S9[E^U9Uin9Op S9UOp99[O9 SE^
uo.iEJ9jqojd opuEnD 'XIX PP p^iitu BpunSgs e^ U9 opijdumD se9tjeui9^
-sis SEp9nbsnq 9p oju9iuiiaoui un 9p s9abh e ps^idxg 9S edij^iubouijet;
B UnUIO9 pnjI59E BS^ -[BUOpEU EpU9SlX9 9p SEDIUpj U9 ETJOJSiq E^ 9p
E¡ EjndE 9^ÁpE[3 k J9pq9ip\[ 9p oidui9f9 ^3 qEuopEU soi{}v4 pp
Eun e iB^undE EJEd oqpnj9 J9qES oand p ESEq9i 'soiJEp^sid^
'SELIOUI9UI 'SOSjn^Sip 'S9fESU9UI 'SO^X9J 9p UppE^nUin^E B1"! #U9pEdl9UEUI9
9p S9{E9pi SO^ 9p OOIAJ9S \B 9SJEZI|TAOUI E UEZU9IUIO9 SOpBAIjd k SO9I^q
-nd soju9uinDop 'SE99^oi^qiq k soAiq^^E iB^psjjngq joqB{ E{ 9nj oue9U9uie
9^U9UI1UOD p U9 U9PBJU9IJO EJS9 9p 9jqiSU9}SO SEUI U9pB^S9JTUEUI E^
•IBnid99UO9 SIS9JUIS E^ k E9piJD V\ E J9J9UIOS
Bíjpiuia9d EdE59 JtoiJ9jsod Eun 9nb soiu9uin9op 9p Epgnbsnq e^ e pipu^d
-Oad 'E3ptpd k B3p9JS9 EI3UEUIIUI U9 EpiUTJ9p 'E3pUEUIOJ EJJE.lSoiJO^Siq E|
'jsy 'S9|EuopEu s9U92jao soi -i^ju9jsns aod pm^mbux unimx) e^ U9 'op^s
-^d pp sois^j so[ 3P ^p^nbsnq ei psinduii —obp 9S ouioo— orasppuBiuoi
El 9p OI^I pp SEIIUO SEOUIE U9 9nb E^ 'OjpS^jjJ 9p O EZnE^^ 9p
9p sofEqEJi soanpEiu soi e^jeui 9nb JEin39Siup B-ioq ei EjSEq sipS
-Uy 9Q Ojp9(J 9p E3Od9 E^ 9pS9p 'ETjpU9SjB E3IJ9JSiq JOqBI El E Ein3UIA
9S ^EnSnj^ p U9 O3IJEjSoiJO^Siq OUEJ9lipi nS 9p U9pEZU933EJE3 E^
•o^ijpjsiq j^qES pp omiuiop un 9Ámpsuo3 'seu
-J9IX9 S9UOI3E^JodB k SofEqpiE 'pEpiJE^ 9p S9UOpEpEjS UO3 9nb E9Uq Eun
opuEuiíojuo^ uoj^nj 'E3ijEjSoiiqiq ESinduiO3 ej o E3i9ioip uppESEpux
ei 'iEju9iun3op Esmbsgd ei 9p apjBd e '9nb opESEd pp EApismbui
pmp3E Eun UOJEJEU9S sgjopEijojsiq 9 Buoisiq 'ojSis p opoi gp oSjei
oí y -9JUEJOSOIIJ 9^u9iajO3 ei opp^jOAEj ^jqBq 9nb s9uopEin39ds9 sbi
9p 9SJEu^dE e eiu9a 'S9utj sns k sopopiu sns jod '9nb O3ijejSouoj
-siq opoui un 9p onojJEsgp p 'sgju^nj sei 9p pqEo ojugiuipouoo pp s^aej^
e 'opuEjqiqísod 9nj ^nb o^pspn^q o^u^tuiiaoui uq -8030918^ soipnjs9
SOI B OpE^qdE O3pEUI9JSIS J9qES pp S9IEpiUI SEpU9niJUI SEI UEpOSB 9S
'Ejspqqnd 9^u9n39sqo ouiO3 k ojEj^puoisiq oqpnj^ ouioo Einpjgd 9nb
ei U9 Eupu9JE Euoisxq ei 9p EjnSp 9juojjiq 'sipSuy 9Q ojp^^ y
•oqixg ie pfndui^ soi 's^pnqspiA SESi9ApB sns e k
oxusqEj^qii pp 9jJi9ns ei e opEq 'sipSuy 9Q ouio^ 'SEjspqqnd sojs^ 9p
SOq3nui 9p OUpS9p 13 'EOlSpIOIp UpOESEpUI El 9p 9SEq El 9JqOS
Nvnf
�La Historiografía uruguaya en el siglo xix
En el plano de las expresiones individuales, la labor heurística ha
perpetuado el nombre de Andrés Lamas (1817-1891), 49 que con su va
riado aporte historiografía), señala una vocación ceñida por una activa
militancia intelectual y política. Mentor de nuestra emancipación lite
raria en el 38, perdura por su aporte ensayístico, monográfico y docu
mental como un símil característico de la erudición en el Uruguay. Más
allá del tradicional esquema político de los hechos, su visión del pasado
se enriqueció con aportes de la geografía y la economía, la estadística y
la filología, la literatura y la reflexión sociológica. Su obra puede desglo
sarse en dos aspectos: metodológico y monográfico.
La fundación del Instituto Histórico y Geográfico en 1843, empresa
a la que estuvo estrechamente vinculado Lamas, recoge sus ideas juveni
les de 1838 al abogar en El Iniciador por la independencia científica y li
teraria de la Nación.
Poco después de publicar en forma de libro sus Apuntes históricos
sobre las agresiones del dictador argentino Juan Manuel de Rosas
(1848), mientras cooperaba con la empresa heurística de los emigra
dos unitarios en El Comercio del Plata^ Lamas encara la idea de pu
blicar las fuentes necesarias para la ulterior elaboración historiográfica.
En 1849 inicia la Colección de documentos para la historia y geografía
de los pueblos del Plata. En 1872, junto a Juan Ma. Gutiérrez im
pulsa la fundación de la Revista del Río de la Plata (1872-1877);
asimismo por esos años emprende la edición de la Biblioteca del Río
de la Plata donde aparecen bajo su cuidado las crónicas de Lozano
(1874) y Guevara (1882). En 1873, concreta su ambicioso plan de inves
tigación en repositorios europeos con las Instrucciones para la adquisición
en los archivos europeos de documentos inéditos que pueden ilustrar la
historia colonial del Rio de la Plata. Su aporte en el aspecto heurístico
señala una sostenida pasión de trabajo, sustentada desde sus realizaciones
del 40 hasta los últimos días de su vida, en cuyo lapso se mantuvo estre
chamente vinculado a los problemas de la realidad del país que lo vio
nacer.
Pensamiento y acción, erudición y militancia, se conjugaron en su
espíritu si no siempre con equilibrio, al menos con la definida vocación
del historiador preocupado y alerta. Como los historiadores de la escuela
romántica —Michelet, Thierry, Carlyle— Lamas ejemplifica la disquisición
sobre el pasado como pretexto para una actitud política; así surgen sus
Apuntes históricos sobre las agresiones del dictador argentino Juan Ma
nuel de Rosas, respuesta que la realidad inmediata propone a un espíritu
necesitado de explicarse, en términos históricos, la situación presente. El
ensayo aparece, en sus virtudes y sus flaquezas, como un analítico cuadro
político que va desde la guerra contra el Brasil hasta la renuncia de Oribe
de 1838, donde enjuicia la facción y la dictadura de Rosas en un bosquejo
cargado de pasión partidaria.
Pero su actitud posterior, a partir del resurgimiento de los estudios
49. Cfr.: Guillermo Furlong Cardiff, Bibliografía de Andrés Lamas, Buenos Aires, 1944.
— 23 —
�'sajEiuauínaop saiuozuoq soj ap uqpBijduiB aiuEiíaauoasap ej oraoa tsb
^suoisiq bj ap etjosojij ej Biqoa ouisiApisod p uoa anb osjndun opEAOuai
p ^sajEpos sojjoxiEsap scq ap BisijEsnEa uqpEuiuiou bj b BiundB anb jej
-njBu Biauap ej ap EpiAaaiE seui zaA Bp^a EpuaaaSui ej 'soiauaS soAanu ap
uopEzpBuiaisis B^ "XIX ojis pp pEiiui BpunSas ej ua Badoina Eappisiq
Epuap ej ap SBai^cqopojaui X sajBnidaauoa SEApaadsaad sej uojBzipnjaB
X uojBapipoui —aqBS as omoa— EuSnd Eidoíd ns k 'ouisiApisod je ouispp
-ubuioi pp oaijE^Soiioisiq ojisubjj p UOJB3JBUI anb sauopBjiodB
•oappjsiq ojuaiuiBSuad pp Bauq Bsa ap
sa^uanaasuoa sauoiaBapiuiBj sb¡ ap suqanuí uoiaijuisaj as anb b^ ap bdu
-cnsiqpuB uqpBuiJtojap Bun —Biiojsiq b¡ ap bijosojtj b^ b uppTSodo iod—
paauaS anb BapsjjBp BdBja b¡ puopBU Bapsunaq b¡ ap onuap Biadns as
sbuib^ uoa anb asapap apand sopBfanbsoq qfap anb sauB^d so¡ k SBApaa^ip
sns 'sauoiaB^uapo sns SBpBp oiad íJBzypai opnd anb o¡ anb pauBfd anb oj
anj sb^\[ #odiiiap ns ap ajquioq ouioa pmpaB ns odijiíjoj outs ppipAUt ou
osoipn^sa ap uqiaipuoa ns oju^na ua 'pBpipai B^ b upiaua^B ajuBpSiA Bun
uaiquiB} ouis Bjnqna Bpips Bun ops ou UBpAai 'uppBJ^siuiuipB k sbzubu
-ij 'BjjBjouiap X. BapsjpB^sa ap SBuiaj ua uqpBsaaA ns b ojunf 'BjpaSouja
k btjbjSo3 ua 'sBaysBp sBnSua^ ua 'BTo¡opj ua Biauajadmoa ns 'BjsiuBau
-auiB ap soiuaiuiiaouoa sns 'p^uaumaop sisaSaxa ^^ k oaipiSououi oa^uB^d
pp upisuaiutp b^ 91puaasB.il Baunu *ajii^\[ ap oijBJiuoa p jod 'anb ouap
sa i 'jtsvxq pp w\si\vix3^wli vjijijoc} ^7 a^qos BpBsan() ap sauoispaid
sbj b anb aiií^^ ap ouvx^pq p sbuib^ Bp^anaai sbui 'jouaui ouoi ns ua
uny -uoiaBU ap Bapi B| ap oaia oqo^Bsap ouioa Bpiqaauoa 'Bi^oisiq b^ ap
BaiuBao Bapi B^ b apuodsaa anb uppBaoA Bun Biuaip 'uppnjoa^^ vj dp
sisdud^j p ua aSins anb Bai^qisiq pBpipuoiaipuoa b^ ua ouioa isb biabp
-bai^[ ap bijbj^b ks\ bj ap sisipus p ua uaiq o 'ouBzo^ o BJBAanQ ap Ba
-tupia b^ uBopid anb SBaiSoppoiaui sauoiaBzipniund SB^ ua bX 'B^qo ns
Bpoi U3 -aaiij\[ auiopuBg oSiuib X Bajoa ns ap Bjqo b\ uoa ofaioa ¡a aiiui
-pB loqB^ ns 'oiipn^a oaidp un anj sbuib^ uaiq i^ -oAisajdxa sbui oubSjo
ns Bzinb anj vjvjj v¡ dp oiq pp vpmd^ bj X .sapmainbui SBsa uo^afnpBJi
zaxiannQ X sbuib^ 'aJtiip\[ 'BpBsan^ 'Buisjy 'saypjjL -BaiisjiBp upisasqo bj
ap sauoiaBjaBxa SBuiauxa sb¡ b jBd^asa uis 'OAiiBiaduii saauoiua anj papi
asa 'dviu^wnuo^i soj ap BiuBuiajy bj o ^ozínQ ap BiauBj^ bj ua 00103
•BaijBjSouoisiq sisaiuis bj BjBd
saiuanj sbj uBuiSms apuop ap BajisiyadBd bubibui bj ^Buapio X JBiBasa^ ap
Bqoadiui Ba.iBi bj b uo^aip as sasuaiBjdou soapsijnaq soj 'oqnf ap BinhiBu
•Ví ^I 9P so^udwnoop dp sdxopvzvd soj ap uaBiui y -oí^is oipara jap
opj jb uapio ap BjqBjBd bj anj saiuanj ap oidoaB p anb aq^s as uaig
•BaijB^Sououi uopdiaasuna^ía
bj ua o jBiuauínaop Bpanbsnq bj ua bX 'BuSisuoa Bsa b pisnÍB as Baijpi
-siq upiadaauoa n qBuopBU Bpuaiauoa bj ap jBniyjxdsa uqzBiuiB ja ibi
-uaoiBpunj 'jpap sa '8g8l U9 ^p^p ouioa '^uppBu bj ap aiuaijaiui Bpuap
-uadapui bj,, ap soAiiamisuoa soiuauíaja soj J9 ap jaBiixa Bi^d opBSBd ja
ua iBBpui ap oiisqdo^d un BjaAaj 'sbso^ ap BpiBa bj ap o^anj soaijqisiq
Nvnf
�La Historiografía uruguaya en el siglo xix
fueron todas circunstancias que requirieron el extremo rigor de la crítica
aplicado a los elementos de primera mano.
En Buenos Aires, la corriente erudita de Domínguez, ya jerarquizada
por Mitre en cuanto al método, emite su profesión de fe científica, como
escuela histórica, en ocasión de la polémica de 1881 entre Mitre y López.
Es justamente a partir de entonces, en el lapso que cubren las dos
últimas décadas del siglo, donde se sitúan algunas expresiones singulares,
características de aquella tendencia que, a partir de la compulsa docu
mental y la erudición, postula una rigurosa exégesis de fuentes, por el mé
todo de depuración hermenéutica. El ochenta y el noventa recogen una bi
bliografía histórica que compendia, a los fines sistemáticos de este pano
rama, los frutos de la corriente erudita en el Uruguay del XIX.
Tras los festejos de inauguración del monumento de la Florida
(1879), la polémica desatada desde Buenos Aires por Juan Carlos Gó
mez, al negar significación independentista a la efemérides de 1825,
promovió una conmoción que trascendió del plano inicial. Y, al cabo de la
consideración de los antecedentes históricos del acontecimiento, vino a im
pulsar una disquisición sobre los orígenes de la propia nacionalidad orien
tal, ventilada en la tribuna del Ateneo y en sus Anales, en polémicas deriva
das de la prensa al folleto, en los periódicos de ambas orillas del Plata.
Todo este proceso espiritual que cubre los años 1879 a 1885; arroja un
saldo edificante para la conciencia histórica. Este período sin duda mere
cería, por su resonancia intelectual, por su repercusión historiográfica y
por su contenido afirmativo de la conciencia nacional, una consideración
muy atenta, que desborda por fuerza estos apuntes. Pedro Bustamante,
Juan Carlos Gómez, Berra, Lucio V. López, Fregeiro, Mitre, Carlos Ma
ría y José Pedro Ramírez, Alejandro Magariños Cervantes, Carlos Ma. de
Pena, Bauza, Melián Lafinur, Ángel Floro Costa fueron sus protagonistas
con ostensible o indirecta actuación. El clima que crea la creciente discu
sión propicia eco y respuestas, algunas de cuyas voces han recogido los
Anales del Ateneo.
En una segunda instancia, centrado el debate en torno a Artigas, Car
los María Ramírez (1848-1898) 50 impugna a Berra con su Juicio Crítico.
Periodista, hombre público, universitario, Ramírez estaba vinculado a
Berra por amistad y comunes aspiraciones. Sin embargo, no pudiendo
sustraerse al movimiento de reafirmación de la nacionalidad que se ven
tilaba con urgencia polémica, plantea algunas discrepancias con el libro
del educador que entonces (1881) aparecía en su tercera edición. El Juicio
Crítico revela la necesidad de objetivar en la historia la figura del caudi
llo y de la revolución oriental. Su vinculación con Fregeiro, sin duda in
cidió en la gestación de este opúsculo. Ramírez avanza una crítica de las
50. Carlos Ma. Ramírez, La guerra civil y los partidos en la República Oriental del
Uruguay, Montevideo, 1871; Juicio critico del Bosquejo Histórico de la República
Oriental del Uruguay por el Dr. D. Francisco Berra, Buenos Aires, 1882; Artigas,
Debate entre El Sud América de Buenos Aires y La Razón de Montevideo, Monte
video, 1884.
— 25 —
�— 9Z —
¿-961 'dd '1881 ^p ^iqnpo ap g 'oapiA3juoj\[ 'g u 'i -j 'i oub 'osu3%y pp s^jvuy :uj3 -gg
'I¿81 'oapiAajuoj^ '\voip
-ojf Dxspuvg wj ua '¡vuopnjtjsuo^ oqosxsq sp svpusxsfuo^) 'zírajwva 'PV soi>wo "gg
'II "1 'opviisx3n.iu.fi qn]^ p^ ua 'so¡q3n<} soj sp vpuspvosp vj 'za^jjvva -ej^ scrrav^'^g
'XI '^ 'upponpoxjuj ''jp ''3%3 'svSt^xy 'zaajwvg *ej^ scmiv3*gg
"82 d 'I ' 'A 'l '9^61 'oapiAa^uop^ '^vn'Bnxfi
pp O3ifvx3oo K ooppjstfj oinipsuj pp vpins^ 'svouojsih ssuoipsnQ ua '9161 ^P
ojiní ap gg 'sajiy souang 'vpsxsj oupqiusps v oxpSsxj -j 3ju3iu3]Q sp vjxv^%gg
•^p ''o%3 'süSipy 'za^jwva 'bj^ soa^vo• ¡g
'1181 ud ptudixQ vpuiaoAfj v¡ pp vxopv4
uppodxxnsux vj os9^p\[ o^snf ap ofBqBij p Bjuiaad anb osjnDuo^
99 ^^juaiio uppnjoAaj B^ :p^p^BniDB a^uapuBD ap ^iuaj p aaqos osanauoa
e KuiEji 'aiuauíEumjodo Anuí 'oauajy p '^881 9P SEaupjsiq sauopEjaad
-jtaiui saiuaS^aAjp se^ opEipsns UEiqEq anb oaiuia[od Eiuip pnbE u^
•Eaupisiq EuaiEiu ua oija^ua ns ap saiuEuiuiopaid sauoiaaaixp
sb^ uejoue csv^i}xy [B uppanpojiui e^ ua uaarq anb oaijpsopj A OAisjna
-sip ouoj ap sauopEJEpap SEidoad se^ ouioa tse 'EjsinSpjEpuE sisai ns uoa
adaiasip anbunE 'zado^ iod uppBjnuipB ns A ss SBiauan^ui SEsa —sejio
anua— Eaijqduiafa ivuopnppuoj oipdXdQ pp osxnj n ^9 -pEpiuBui
-nq E^ ap ojuaiuiiAOui pp Aa^ sa osajoid p anb — opEiisiaAiuf^ qn^3 p
ua auapsos ^A8I U3 'pnjuaAnf ns ua chueji a^ as 'SETiEjaiq sauoppE sns
jod 'jozmQ ¡EsnEa a^oa ap sauoyaE^ajdjajut se| njujdsa ns ua ppxd
-oad anb Eiioisiq e^ ap upiDESojjaiui Eun e uojEAaq a^ sauopniíjsux sej ap
uyianpAa A sauaSiio soy ap sisijeue sn ^Eaijosoiij Epnasa Ey ap sopEymsod
soy e ayqysuas aaduiais yijsoui as zaiiuiE^y 'oayjyisiq oxuiuiop ya ua upisma
-ui ns '—osEa aisa ua ouioa— Eayuíayod A 'yEiuapiaa^ anj oyps uaiq i
Eiisanu jEnsnysap e sa^uaipuaj sauoisjaA se^ sEpoj ap EjaAas
Ey,, e se Jim uoa sayEjuamnaop sauoyaEqojdmoa SEsoianuim ua op^punj
ojapEpiaA un uaAnjijsuoa 'oapiAajuoj\[ ap upzv^ v^ ua sopiaai
ap soynapjB soqy z^ -zadyq aju^ajA opn^; -jq ya uoa JEaijp
-uapi ua opEp Eq as JojnE omiuouE oAna 'soynapjE sojuayoiA uoa VDixawy
PnS Y3. JO(^ s^JíV souang apsap opiAomojd aiEqap ya ua —ojyaSajjy oSiuib
ns ap Ey ajuaiuEjaaatpui a— uopuaAjajuí ns Epoj Eyidoaai (^88l) svSijxy
y3 "jaayjd yap EpiA Ey ap soqaaq soy pBpipunjoíd joAEm uoa jEBput e
u9 ^sapuoa omoa 'chaoui ay anb ouis zajimE^j ej\[ soyjE3 ap sojuam
soy 9[yE3B ou 's^ndsap sasam EpEaiyqnd 'Ejjagy ap Ejsandsai B"^
xs •ííeuiju3Sj^ pEpiyxqEíaos Ey ap pEpxsaaau Ep
-unjojd seui Ey e pipuodsaj anb A SEUBjjua sns ua EqEAayy oAEp\y ap uyiany
-OAai Ey anb oidiauud un ap aju^uasaadaj ya any opsp ojuamom un ua
SESiuy anb J3A ou EjEd oaia Anuí jas — zaiiuiB^ Epap— ojaaja ua aajsau
•3ui S3,, 'ohnbsoq ya aSoaai anb aiuEjSiuap ojuaiuiEiamfua ya OAisaaxa bui
-psa 'jejupijo ^puEg Ey ap yEíoj Eiauapuadapui Ey pajuEyd ou SEpjy anb
u^ Biiag uoa apiauíoa anbunE A sajiy souang uoa sEpjy ap sauoiaEyai
SEy EziyEuy -oiuouipsaj ns opuEuoijsana 'Ejiag opEziypn Eq anb sajuanj
�La Historiografía uruguaya en el siglo xix
La monografía de Maeso (1830-1886), 67 no obstante su premiosa
elaboración, sirvió de base a un posterior estudio documental y crítico con
fines alegatorios. La documentación es exhibida con intención reivindica
toría, acudiendo a testimonios hasta entonces desconocidos.
Es, con sus limitaciones, una síntesis comprensiva que se propone
aportar las probanzas documentales para demostrar la espontaneidad de
la revolución de 1811. Encarado bajo la forma de un alegato, se remi
te al testimonio de los actores del proceso "como la única e ineludi
ble ley". Al asignar al movimiento emancipador una señalada proyección
nacional, avanza una interpretación moralizante de ese pasado donde aso
man "las virtudes o los crímenes de los hombres notables y de las gene
raciones pasadas presentándolas de relieve ante la admiración de los con
temporáneos". 58 Aun en su significación menor, Maeso representa una
valiosa contribución al acervo monográfico, así en la compulsa de testi
monios poco conocidos como en la erudición general que revela su tra
bajo, un exponente más del revisionismo histórico que asoma con pujan
za en la década del ochenta, impulsado por los debates acerca de la na
cionalidad, pero sustentado además por una bonificación de método e ins
trumental erudito.
La consideración de la figura de Clemente Fregeiro (1853-1923),59
implica reconocer, para los estudios históricos, una notoria ampliación de
57.Justo Maeso, La insurrección emancipadora de la Provincia Oriental en 1811, Sus
antecedentes y su espontaneidad, en Anales del Ateneo, año IV, t. IX, n. 50, Mon
tevideo, 15 de octubre de 1885, p. 310; El general Artigas y su época, apuntes do
cumentados para la historia oriental, Montevideo, 1885; Los primeros patriotas
orientales de 1811. Expontaneidad de la insurrección oriental contra la España en
la guerra de la independencia americana, Montevideo, 1888.
58.La insurrección emancipadora de la Provincia Oriental en 1811. Sus antecedentes y
. su espontaneidad, en Anales del Ateneo, año IV, t. IX, n. 50, Montevideo, 15 de
octubre de 1885.
59.Clemente L. Fregeiro, Compendio de la Historia Argentina, desde el descubri
miento del Nuevo Mundo hasta el presente, Buenos Aires, 1876, 3a. ed., 1881; Los
colores de la bandera argentina, Buenos Aires, 1878; Juan Díaz de Solís y el des
cubrimiento del Río de la Plata, Buenos Aires, 1879; Don Bernardo Monteagudo,
Buenos Aires, 1880; San Martín, Guido y la expedición libertadora del Perú, Bue
nos Aires, 1884; Vida de argentinos ilustres, Buenos Aires, 1885; Artigas, El Éxodo
del Pueblo Oriental, 1811, en Anales del Ateneo, Montevideo, 18S5; Artigas, Estu
dio Histórico, Documentos Justificativos, Montevideo, 1886; Lecciones de Historia
Argentina, Buenos Aires, 1886; Don Vicente Fidel López y un texto de historia ar
gentina, Buenos Aires, 1889; Un informe y un decreto. Fundación de pueblos en la
Banda Oriental, Buenos Aires, 1891; Noticias sobre la vida de don Hipólito Vieytes,
Buenos Aires, 1893; La Historia documental y critica, Buenos Aires, 1893; Síntesis
histórica del desarrollo histórico de la República Argentina, en El Censo Nacional,
Buenos Aires, 1895; Antecedentes de las invasiones inglesas en el Rio de la Plata,
en Revista de Derecho, Historia y Letras, Buenos Aires, 1897; La Defensa de Mon
tevideo y el Gral. Urquiza, en Revista de la Universidad de Buenos Aires, Buenos
Aires, 1917; La vida de un revolucionario, en La Nación, Buenos Aires, febrero de
1918; La Batalla de Ituzaingó, Buenos Aires, 1919; Estudios Históricos sobre la Re
volución de Mayo, en Biblioteca de Historia Argentina y Americana, tt. VI-VII,
Buenos Aires, [1930] s. d.
— 27 —
�— 82 —
•)io 'vutju^Sxv vuojsttj sp ojx^j un í. za^^p7 ppij 9ju3^t/i uoq 'o^iaoa^j "j 3XN3W333 • \g
'fp 'stjos ^p zviq uvnf ^o^iaoaaj "j axNiawaio #09
unSgs 'pDijqduigfg ojgpEp\[ gnb buijoj— psugioj O}E9fB 9p Bp
-U9pU9J UO9 A OUOIBXO OUOJ U9 Eq99q 'SO^U9IUIT99^UO9^ SO| 9p BpiAIA Upp
-EI.IBU,, OUIO9 BlIOJSiq EJ 9p UOIDcl99UO9 EJ OpU9ipU99SBJX '1^9151.19 nS EJEd OJ
-U9JSnS 9p 9AJUS 9tlb ODUp^Siq OpO19UI A UOT9d99UO9 9p 9pUT^S9p OSOpBpmD Utl
BZB-H 'OJ9pB^\[ 9p ofBqBJJ |9p S9^qEJ9U^nA SOíimd SOUn|B 9p jpjBd V
'1881 U3 3^JTP^ jopBJoqB^^ A oStuib ns 'zgdo^ ppij 9^U99ia ouistui
p UOD 'BX9IA1HSOS 9nb BiS.I9AO.qUO9 V\ 9p OIJBUU^DOp OlU9UI9{duiO9 p J9S
u ouia 'Z9A ns b Pnb I9 '6881 3P z^do^ uod B9iui9¡od ns opuBnD 9^ubjos
-Opj BUOJSiq ^\ 9p B9X99B S9UOIUldo SnS SBpBS9J(Jx9 OptS UBjqBq BA S99UOJ
-U9 BJBJ • (g68l) ^JtfU9 i ¡V)U3lun^0p VUOJSIH VJ U9 999¡qBJS9 9nb S9U
-OIS199jd SB[ 9p S^ABXJ B B9IJO?Siq 9J 9p UC)TS9JO.ld nS 9O99I 9S OpUBn9 '—OJ
-9pBJ\[ 9p Oiqp p JBjnpi 9p ^BUOTSB9O OlX9^9jd B— 9piBJ SBUI SOUB
S9 OX9^ 'SOSOipn^S^ SO{ 9p JOqBI B^ IBUJpBJ B OpBUTJS9p O9TI9U9f
un b s9}U9Tpu9j 'sBpjy 9jqos soai)VDi¡tjsnf soju^uin^oQ sns
9p 9pjB|B U9 *UBJTp9 9S 9881 U^ '4(^pU9TJ9dx9 B^ jod OpBqOJJBS9p 'O9p
-TJ9 OppU9S OIUITX9 A J9qBS OSOldo9 9J9inb9J 9S :pBpi9A BJ B 9^U9ipj[B JOUIB
P BJSBq O^s^,, *Bp9p— ^¡BDUO^Siq pBpj9A B| U9T9B^U9Uin9Op ^\ 9p S9ABIJ B
BXBd J99U9A OTJBS999U 99Bq 9S S9pBl{n9IJTp SBqUBn9(> pB5U9Uin9Op
9p s^pBppiqysod sb[ b oju^nD U9 'Boq U9 ois^nd ^jqBq Bpn9S9
9nb OpOpUI \e S9UOI9BJIUIp SB^ OIT99J^; B OU9p JOd UOJBdB9S9 O^^
09
-lduiO9 J0IJ9JS0d BUn BJBd 'BUOJBU9pXO U9PU9JUI UOD
A S9JU9nj 9p 0ld09B p UBUnB 9S 9pUOp SofEqBJl 9p Odlj 9^S9 9p ^BqB9 BU
-sgnui Bun sg ojí99j^ 9p (6A8T) s^^os ^p roiQ uvnf ¡^ -SBpBzuB9p SEjsmb
-UO9 SB¡ 9p BinBd B{ 'O9TJBJOUOUI OUB^d p U9 'UOJ9Tp SOIUOUipS9^ 9p BS
-OpnUTUI U9J9BJUOJJUO9 B[ A SBUI9^ SO^ 9p U9T9BZipT9JBd B^ B^BJJ B^ 9p OT^[
p U3 'VDnxiD A pquguiroop 9SBq gp B^iipisiq uppESpsgAui b^ 9p gSnB p
UEJEU9S ' (^¿81) ^UIO^ 9p BS99UBJ^ BpnDS^ TS\ ' (9^81) SBU9^V 9P ^P^9
-s^ b^ '(898l) ^^xnQ gp 'sotpms^ soqy gp Bpn9S3[ b^ orno^ uppBzippgd
-sg gp sguopn^psui gp oiugiuiBJofguj A uppEgjra 'sB^Tjp^sTq sguopBDpqnd
SBpB9IjqB9 9p UppiIBdE 'Z^lB^A. ^ Z^3^ '9uSip\[ 9p SB| OUIO9 S9UOT9BpdO99J
'soAiq^jB gp Bjn^gdB UO9 O|is pp soiug^gp soigrajid so\ gpsgp EjjoiiBsgp
gs gnb ofBqBJ^ gp soiuguinusui so¡ gp O^ugTuiBxofgui p A BuojBXBdgxd
xoqB[ B^ :sopiuijgp Anuí soAqgfqo b BqBjundB so^ppjsrq soipmsg so^ gp
u^pBnjis B[ 'oj;s pp Bimp ¡bj y '0881 p^q jpnpoxd b bzu9iuio^
•ODupjsiq os99oxd pp pnid99uo9 upisiA Bun gp upisgsod b¡ 9^UBip
-9iu 'g^gug^xgd gnb b Bigugpugj v\ gp g^snfBgj oíj9T9 un gsjxuipp
gpuop 'B9i9{opo^9ui uppdg^uoD ns B^iodun o^uBn^ oiigSgi^ ug
'TS 'BS9191UJ 'B9lJBjSOTJOJSTq Upi^BlpJ nS UBXBTAqO Z9nSuilUOQ A 9HTJ\[ UO9
's9uopB|n9uiA SBipgjjsg sns A Bjipnxg Bpugpug^ tz\ ug uppB^iqn n
•sbjjbjSououi SBSoi^nuiui
A SB9i9[opojgiu sguopBzqEnjund 'sgpjugranDop SEs^nduiOD 'sogq^Bpip
SOipU9dlUO9 U9 9SU91B^dOTJ BTJO^Siq B¡ B S9UniUO9 SBUI9^ OpB9JBqB Bq BTJBJ
-oqqxq ns 'upy^dopB jod oui^ugSiB 'ojugxuipBU gp oABnSnxfq "BuiBiouBd
Nvnf
�La Historiografía uruguaya en el siglo xix
ro—, concibe la historia a imagen de Taine, en su doble calidad de cien
cia y arte. Una fuerte impregnación filológica trasunta su formación eru
dita donde alientan, junto a la vieja savia de Tillemont, las recientes in
fluencias de Mommsen y de Droysen, los giros de Sainte Beuve y de Fustel.
"El trabajo del historiador —dirá Fregeiro— consiste, ante todo, en revi
vir por el espíritu estados que fueron de la sociedad (la fórmula —repe
tida más tarde por Groussac— no está muy lejos del pensamiento de Tai
ne) , coordinando al efecto inmenso y complejo material, fragmentario casi
siempre, por intermedio de la erudición que acopia y de la crítica que
depura y ordena". Y la raíz típicamente germánica y filológica surge de
su inmediata aclaración sobre la misión de la crítica: "...no basta
estraer un papel de un archivo oficial o privado, es indispensable estu
diarlo en sí, en su procedencia, en su concordancia ó contradicción, con
otros documentos igualmente auténticos é igualmente autorizados". Y con
cluye: ".. .el material científico es indispensable, pero la crítica lo es tan
to como éste". 62 Su refutación a Madero abunda en disquisiciones de mé
todo, muy ilustrativas, por lo demás, acerca de la diferenciación de enton
ces entre ciencias "racionales" y ciencias históricas. Para él, los textos y do
cumentos son para la historia lo que son para las ciencias naturales los
experimentos y las observaciones. Sus discrepancias con Madero tienden
a dejar establecido: que no es posible hacer historia con documentos iné
ditos si éstos no se depuran con reservas críticas; que más alia de todo aco
pio de material inédito, la verdadera erudición se maneja con la crítica
paciente y sagaz que reúne y ordena, clasifica y juzga. 63 Tal como ya lo
había dejado establecido en su contribución inicial sobre la batalla de
Ituzaingó (1888), ensayo de crítica histórica y militar; o en su perfil de
Monteagudo (1880), cuyas convicciones se ven robustecidas en sus postu
mos Estudios históricos sobre la Revolución de Mayo. 64
62.Clemente L. Fregeiro, La historia documental y critica cit., pp. 4 y 5 .
63.Ibid.
64.Clemente L. Fregeiro, Estudios históricos sobre la Revolución de Mayo, etc., cit.,
Prefacio.
En Anales del Ateneo Fregeiro publicó El Éxodo del Pueblo Oriental, capítulo
de una obra mayor que no llegó a aparecer y que vino a quedar reducida al an
ticipo documental aparecido en 1886, con el título de Artigas, Estudio Histórico,
Documentos Justificativos, Cfr., Anales del Ateneo, año IV, t. VIII, nn. 41, 42, 43,
Montevideo, 5 de enero de 1885, 5 de febrero de 1885, 5 de marzo de 1885; pp. 64
y ss., pp. 81 y ss., pp. 169 y ss.; Cfr.: Carlos Ma. de Pena, Introducción, en Anales
del Ateneo, año IV, t. VIII, n. 41, p. 64.
Su correspondencia con Setembrino Pereda y con Luis Melián Lafinur con
tiene referencias sobre sus proyectos de encarar una Historia Nacional como con
junto integral, abarcando no sólo historia política, sino institucional, literaria,
económica y cultural, tarea que programaba llevar a cabo con un equipo de in
vestigadores uruguayos. Pensó en escribir —lo dice en carta a Melián Lafinur— un
Bosquejo Histórico de la República Oriental del Uruguay, al ejemplo de Oncken,
con la colaboración de Francisco J. Ros, José Henriques Figueira, José Salgado,
Setembrino Pereda, Carlos Oneto y Viana, Luis Melián Lafinur, Carlos Vaz Ferreira, Carlos Roxlo, Benjamín Fernández y Medina. La carta, que, como se sabe, no
llegó a su destinatario ni se publicó en su tiempo (1917), figura en la Revista del
Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay, t. V, n. 1, p. 292.
— 29 —
�— oe —
•vipaux asvp vun ap uptavuixof v\ axqos
oi(ígr í-jp es9]vuopn;ijsuoj soipnp^ f-jp 'sotxvxajt^ soipnjsg 'yznvg odsionv^j "99
-9¿8T 'oapiA^iuoj^ 'vipaiu asvp vun ap uppvuuol v¡ axqos otlvsu^ .'¿881 'oappiajuoj^
'sapuoianjpsuoa soipn^s^ í^>881 'oapiAajuoj^ 'soixvxaitj soipnis^ '. (u9ptpa -Bg) 6^61
f (u9pipa -B^) S681 : (U9P!P3 'El) 28-0881 'oapiAajuojM 'ivn^nxfi p ua v¡ouv4s^ upp
-vutuioQ v\ ap vuojsifj :*ss Á. 6^^¿ "d '21 'u 'Al "l 'II 'oapiAa^uopv 'vauppifj vtsiaan
u3 '[0^8l] '0181 aP uppnjoaaj, v¡ ua sajv^uauo so¡ ap vpuanj^uj 'yzavg o^sidnv^^ "99
9A3nui 3^ anb ^BniíJTdsa BpusSxx^ buit jod opiSin 'jbuoi^bu bo
-U9I3UO3 B[ 9p 91UB9TJTATA C>in3iq9A OUIO9 B^IJBjSoUOlSiq U9J9B9I9 B^ BJBD
-U9 BznBg; 'opijJBd 9p ^jquioq Á. Bjsipou^d '^opB{si9i i lopBuoisipi
•U9pBI9jdj9IIII ^\ k U9T9BpS9AUI BJ 9p OUB|d |9 U9 'B9
-IJJJU9P U9pBtlld99UOD BUn B J9p999B 9p pBpipqiSOd B^ 'O^TiqiSiq OÍBqBXl
p BJBd 9iqB 9S *SOIA9jd S9^JodB SO| JBU9pS9p UIS UnB 'BZtlBg 9p JTIJBd V
•B^IJBjSOTJOISiq U9I9d99UO9 BpiUTJ9p BUt^ 9p UqpUBdB B^ UB[BU9S 'O|TIS9 IIS 9p
pBpqBD B^ OUIO9 TSB 'O^TJBjSoqqiq OIU9IUipOUOD OpqqS |3 'S9JU9ÜJ 9p ODU
-TJ9 STST[BUB T1S 'XVUltUl¡dx4 VU9S9H nS 9p SB9T9JOpOI9UI S9UOpBI99J(ÍB SB^
'Bjqo b^ 9p BiTrpruis^ b^ -uopvuiiuoQ vj gp vixojsifj bj 9p souioi S9ii soj
U9 B9I1BIU9ISIS BUIJOJ U3 OpBJB9U9 S9 99 'pBpqBUOOBU B| 9p SO9ipjJnf k SOTI
-Bi9iq 'sojuq^siq soiu9ui9p so^ 3p oipms^ p 'BijBiSoqqTq ns U9 9iubutui
-Op BUI9JL "|BJU9TJO UppBU B[ 9p BDUplSiq BT9U91STX9 B| 'SB9I1U9 k S9^BIU9UI
-n9op S9SBq 9jqos 'Bpp^jqBis^ 9iu9iiqBqBD BÍ9p 9nb bdtsbp Biqo Bun —oxp
-ip Bq 3S orao9— bá S9 kvnSnx/} p ud vjouv4s¿I uppvutwoQ v¡ gp vtxopifj
TS\ *9IU9ípU9d9pUI U9TS999S B^ UOaBlipqTSOd 9nb SB9TJBJOU19 SBDHSTJ9IDB.IB9
SBI k SB9TJBJO9 SB^UBlSlItlDip SBJ 9p UpT^B^T^dx^ tlS JOd 'JBTUOJO9 Upp
-TSOduiO9S9p 9p OS99Oid p U9 UBS^tlf 9Tlb S9JBpOS k SB9TUI9UO99 SBZI9T1J SBJ
gp sisqBUB ns jod 'BUBDqqnd^i uppBziuBSio bj 9p Jois^S ouio^ sbStuv 9P
U9I9B9ipiITApj ns JOd 'SBU9JTSBjq Á SBUIIU9^B SB9TJBJOUO5Siq S9UOpBPld
-J91UI SB[ 3p B9pjJ9 U9TSTA9I nS IO^ 'JBUOT9BU BTDU9T9UO9 BJ 9p 9}UB9TJTp9
OJpBn^ Un U9 BjdlJIDSUI 'BTJBUOT9njOA9J U9pOp9 nS BISBq S9JBTUOJO9 SOIU9UI
-Bpunj SnS 9pS9p 'S9JBUOpBU S9U9TJO SOJlS9nU 9p B^TUbSjO k JBJ331UT U9TS
-ia Bj^uipd bj S9 (6681"6^81) ^znB^ o9spuBjj[ b 9D9U9U9d Bpnp ui
•SOJU9T99AOU
pp jpiBd B Op9A99V O^UBJ^J OjqB^ ^JTUTJ9p 3nb BJ k OJtp9Jj[ O9UBI9OD
nS 9p BJ :O9p91Siq J99Bq9nb O.US9nU 9p S9IU9TJJ9A SOp 9J^U9 BJJ9U0duiT 99
-9JBd B9TJBx3otJOlSiq BJ91UOJJ 9D J9I9BIB9 nS U9íq SBUI OUIS 'S91UndB SOIS9
9p jbutj jb B9iqn 9S ^znBg ^p Biqo bj o^iSpjouoi^ ibzb iod ojps o^q
VT 3a V0I3VB0OniOXSIH NOIDX3DNO^ VMU IVZflVg; ODSIONVHJ
•SB9piJ9 k S9JBlU9UinDOp S9SBq 9JqOS 3SU9I
-Bjdoii opBSBd pp B9ppu9p uppBApgfqo Bun — 9uip\[ opiup^p BiqBq 9nb
uppBjuguo bj gp oaju^p— 9ZU9^9BJB9 'bdtjbjSououi BSinbs^d Bsopnuiui
bj b k so^tubS^o sos^^ojd soj 9p upitsu^jduiOD bj b 99ijdB 9nb 'BDupisiq
BpiA BJ 9p JBn^d99UO9 lipiSIA n 'BTJBjSoTJOISiq BJlS9nU U9 BTJOITUp9p BdBJ9
BUn B 3p999B 9S OJI99J^ UO9 91lb 'O9TJTJ9 JBlU9UinJISUI J9p U9IST99ld BJ U9
OUIO9 OJipn.19 OIUIUIOp J9p Upi^BIjduiB BJ U9 JSB 'JBDipUI 399JBd
3Noaao oimoxnv Nvnf
�-La Historiografía uruguaya en el siglo xix
en el pasado para explicarse por vía retrospectiva la existencia indepen
diente de su país, en el momento culminante de la controversia sobre la
autenticidad histórica de la República. El preconcepto de la existencia
nacional —como se sabe— dinamizó variadamente la historiografía ameri
cana. La hipótesis del trabajo de Mitre, al "perseguir los orígenes del sen
timiento nacional como conciencia de la comunidad",67 es el supuesto
que dinamiza en Bauza la búsqueda atenta de los elementos físicos, geo
gráficos, políticos y sociales que dan cuerpo al ser nacional uruguayo. Por
eso es la suya la primera historia de los orientales.
Su interpretación de la Revolución de Mayo y la revisión de la figu
ra histórica de Artigas que emprende en dos de sus trabajos de 1870, 68
prefiguran ya su definitiva visión del proceso revolucionario rioplatense,
como lo ha señalado Pivel Devoto. Según Bauza, el movimiento de 1810
surge como un brote comunero amparado en planes monárquicos, contra
los cuales Artigas simboliza la idea republicana federal. Cree que 1810 es
una proyección del movimiento juntista de Montevideo de 1808 y que el
principio de la soberanía de los pueblos y la difusión popular del ideario
republicano deben remitirse al espíritu artiguista. Entonces, anticipándo
se a los grandes debates sobre Artigas, Bauza definió en estos escritos ju
veniles y en sus artículos de Los Debates las bases de una juiciosa apolo
gía, que más tarde emprendería a la luz de la crítica documental.
En la Historia de la Dominación Española en el Uruguay, ratifica
estas tesis con nuevos argumentos. Como Mitre, cree en la preexistencia
de la nación en la colonia, dada la vida independiente que en una comar
ca muy delimitada por las fronteras naturales habían establecido los cha
rrúas. "La colonia —afirma— entendió ser, y era, en efecto, la continua
ción de la antigua nacionalidad bárbara e independiente que le había
dado origen". Desde tiempos muy antiguos sus rentas propias derivadas
de su producción agrícola ganadera y su estratégica situación portuaria,
demostraron que el país en cierto modo se bastaba a sí mismo. Por ello,
la revolución no surge como un exabrupto histórico, sino como una na
tural consecuencia de un tradicional sentimiento independentista para
el que el pueblo estaba preparado por un instinto fraternal y democráti
co que alentaba en una sociedad donde se confundían las clases y donde
la conciencia igualitaria desembocó forzosamente en la forma de gobierno
republicano. Una explicación causal, a veces forzada por un rigor silogís
tico, encubre toda su diagnosis de la vida colonial. Su análisis de la do
minación hispánica se resuelve en un balance favorable de la gestión del
conquistador, aunque tras su juicio de valor yace una hipótesis de corte
67.José Luis Romero, Mitre, un historiador frente al destino nacional, en Argentina,
Imágenes y perspectivas, Buenos Aires, 1956, p. 140.
68.Francisco Bauza, La influencia de la República Oriental del Uruguay en América
del Sur; cfr.: Memoria presentada al Club Universitario, Montevideo, 9 de abril de
1870, en Archivo del Ateneo de Montevideo, Club Universitario, 1868-71, paquete 1;
además Juan E. Pivel Devoto, De la leyenda negra al culto artiguista, en Marcha,
Montevideo, 27 de octubre de 1950.
— 31 —
�II md '-ptqi U
•II d '-jp
'•op 's^jviwpnjtfsuoj soipnjs^ 'yznv^i o^sioNVE^ '^.E^Eipnisa ap Esaiduia v\ ua
souiBJjua aiuauíBuas is 'aiuauíEijas souiEii-UBDua e EpEnaapE sa 'SBsoimuaA sapEpqp
-bj sb^ aod Bipiq ou anb 'Brjsanu bi á ísohq sns BJEd sEpuauadxa ua b^u s^tu
oiubi Enpii? L EpEDqduioa s^ui oiUEiia —EznEg euiiije— soiqand so[ ap Euoisiq ex, -o¿
•9^ -d 'ii -i '6261 'oapiAajuojv '^vnSnjLfi p U3 v¡ouv4s3 uppvuimoQ v\ dp vuoptfj
'yznvg o^siomvbj '..bubiistjd uppBziitAp bj ap sBjajsa sbi b omsuBqaBq pp sapEp
-unaso sbi 3P ^^puaasE B^Bd sjEd p BqBjisaaau anb soiuaxnap so[ sopoi 9ip sou oí
ua '^BnSn^fi \e Bsopijauaq ^nj —^znEg a^npuoa— EiouEdsa uppBuiuiop B^,, '69
-3AOU pp OJTJ J^ U^Oldoíd 9nb BDIJD^pip UppBAOUai 9p OJU9IUITAOUI {9p
i '^ZnBg 9p SO9U^J9O9 SO^ 9JJU9 '^pU^A9pj ^U9O 9p SBjnSlJ SBJJO 9p OJ
-u9iuipouo9S9p p B^pduii O^oduiBi op^; 'XIX 1ÍS Ia ^iu^-inp Bui^dpsip
BIS9 U9 BpBZUBD|B Bjnjp B^ BAIID9dsJ9d U9 Jip9UI BJBd OpBn99pB U9Í0UI UH
'OiqUIBD U9 *999JBd ÍO{[S ¡9p BDIJBjSoiIOJSiq BJUIOUOSTJ B^ 9insnBp 9IJOdB
ns gnb BznBg U9 sbjou sbjs9 ^p uoi9U939p bj jbdijiujs gpgnd ou 'oSgnj 9p
-S9Q •pvpiSX^aiUfl V¡ dp V3UpiSlfJ VJSmd}{ BJ 9p U9J9B9J9 BJ UO9 SOIU9p9A
-ou jgp sozu9iuioD b puiuijiiD gnb JopBAOU9J OIU9IUIIAOUI osojoSta un jod
S9DUOJU9 9p JI'HBd B SOpESjnduiI 'SO^IJOJSiq SOipniS9 SOJ BJBd BpuriD9J BJOq
EUn OlATA 9S 'S9UOpBIU9UO X. S9UOIUT(Ío 9p BI3U9Jjn9UO9 BJ Jod U9iqUIBJ
OUIS 'BUI9I J9p JBniJJldS9 BpU9TA BJ Jod OJpS OU 9llb U9 OIU9UIOUI *S9JBUOp
-BU S9U9IJO SOJ 9jqOS UpiStlDSip BJ 93BS9p 9nb B9TUI9J0d BJ 'BJJBjSoiJOISiq
Bj^sgnu BJEd soAiiiuijgp sounuj9j U9 'jbjj9s b 9U9ía BznBg 9p Bjqo B^
Ti \.OUlSTIOTJIEd ja
buijoj gs opoui ojio gp ojq -Bi^upuo^ gp buijou Bun X oijijd un ugiq jgp
u9DBq gnb sbj ug gsjij^nu X jbui jb jBugpuog BJBd u9ajis gnb SBZUBugsug
SBJ 'pEpiJEpjBduiI BpOJ UOD SOJJ9 9p OpUB^BS S9jpBd SnS 9p SOI3E SOJ U9 S93
-gnf jgs b sohq soj b ba9jj gnb ogpijod jojba jgp gsjjunuí Bjjsggg^q1 * •^ :og
O1U9ÍUIT^U9S jg gjinu gnb bdiibuj^bjcI upjsnjguog bj BpinSgsug ^
jg jgg^q gqgp gnb oj Jippgp BJBd s9joXbui sns oqggq uBq gnb oj
jgqBS 'sgtid Biisggg^q • • • gjuBjui ojqgnd un sg ou bX —BznB^ gugpsos— oX
-BnSnjn ojqgnd J^ *SBSog sbj gp oiu9iuibjbjdb jg bjidijos 'pBppoXBtu gp sg
gnb 'BJjsgnu bj X SBpugfixg sns gugq Bgodg BpE3 ' „ "uppgB bj gp jojgnp
-uog ojiq 'oAjigfqo oiugiuipouogo^nB gsg gp spugSjn bj BjBugs ^Bpugpuog
oiuog 'giugsgjd X opBSBd ugXnjjuog Bijojsiq bj ug gnb gp oppu9AUO3
Oi 'zgdp^ X gjqj\[ —SBjgngsg gp SBpugjgjip gp Buijgug jod— sgguo^ug
UBjpugjug oj ouiog jbi 'opBSBd jgp 93ubztjbjouj uppisxnbsip Bun ug 9Ajgns
-gj gs 'AüiiiutipjLj vudsdii bj ug giuguiBgxppigui Bugpjo gnb 'sgjBjuguina
-op soiunfuog soj X BijBjoijqiq bj gp ojugjmpouog n -BugjiSBjq X BuiíugS
-jb BijBjOTJOisjq bj gp sguoisnjguoD sej BjsBq ojgfBiA OAjjiuiud jgp btjbi
-uguirpnj Bgjupjg bj gpsgp 'jetj9jbui oisba ns gp SBzgid sbj Bgijijggj X Bfgjog
'Bindgp 'bzijbub gnb uog odiiud oppugs opsznSE jg X 'oqpnjg oiBjBdB ns
gp sBzuBqojd sbj uog EpeisEJiuog 9A gs Bgjjpisiq BpjA bj gp OApBjgjdjgjuj
Buignbsg giuBfguigs gp zgjqgpug g^ugjBdB B'q 'giugipugdgput pBpxjBuopBu
bj gp oigxnb jg 'sguopgpj iu sggoj uis bju9tsb gs gnb jg gjqos jBsnBg guzoS
glujoug un BjnSquog jbiuojoj ODupisiq osggojd jgp upiDBDijdxg n
69 'S9IUBAJ93 souiJBep\[ b Bpjgnggj —BgijpiBg gj ns uog gpjogB—
gnb sbtj^uj ug BUBds^ gp [Enqjídsg upisyui bj b oiiiBng ug BjsijBpugpjAOjd
3MoaaQ oinoinv Mvnf
�La Historiografía uruguaya en el siglo xix
cientos Araújo, el Hermano Damasceno, Eolio, hasta la nueva promoción
de historiadores de este siglo que definirán Pereda y Salgado, Acevedo y
Pablo Blanco.
Su consideración, empero, está fuera de los límites asignados a este
esquema.
BIBLIOGRAFÍA*
I)GENERAL
Collingwood, R. G., Idea de la Historia, México, 1952.
Croce, B., Storia della storiografia italiana nel secólo decimonono, Barí, 1947.
Croce, B., Teoría e historia de la historiografía, Buenos Aires, 1953.
Donoso, R., Discurso del delegado de Chile, en // Congreso de Historia de América, t. I,
Buenos Aires, 1938, p. 50.
Echagüe, J. P., Los métodos históricos en Francia en el siglo XIX, en Boletín de la Jun
ta de Historia y Numismática Americana, t. VII, pp. 95 y ss.
Estrada, D., Historia y bibliografía de la imprenta en Montevideo, 1810-1865, Monte
video, 1912.
Falcao Espalter, M., Disertación del Delegado del Uruguay. Un concepto interpretativo
sobre la Historia de América, en II Congreso Internacional de Historia de América,
t. I, Buenos Aires, 1938, p. 340.
Fernández Saldaña, J. M., Diccionario uruguayo de biografías, Montevideo, 1945.
Fueter, E., Historia de la Historiografía moderna, Buenos Aires, 1953.
Gooch, G. P., Historia e historiadores en el siglo XIX, México, 1942.
Halphen, L., L'histoire en France depuis cent ans, Paris, 1914.
Henríquez Ureña, P., Las corrientes literarias en la América Hispánica, México, 1949.
Jullian, C., Extraits des historiens frangais du XIX siécle, Paris, 1910.
Levene, R., Discurso del presidente del Congreso y de la Junta, en // Congreso Interna
cional de Historia de América, Buenos Aires, 1938, t. I, p. 32.
Orgaz, R., Disertación del delegado del Gobierno y Universidad de Córdoba, Las pri
meras ideas historiográficas de Vicente López, en // Congreso Internacional de His
toria de América, t. I, Buenos Aires, 1938, pp. 235 y ss.
Picard, R., El romanticismo social, México, 1947.
Piccirilli, R. - Romay, F. - Gianello, L., Diccionario Histórico Argentino, Buenos Aires,
1953-54.
Romero, J. L., La Historia y la vida, La Plata, 1945.
Roxlo, C., Historia critica de la literatura uruguaya, Montevideo, 1912-1916.
Thompson, J. W., A History of Historical Writing, New York, 1942.
Yaben, J. R., Biografías argentinas y sudamericanas, Buenos Aires, 1939.
Zea, L., Dos etapas del pensamiento en Hispanoamérica, México, 1949.
Zum Felde, A., Proceso intelectual del Uruguay, Montevideo, 1941.
II)PARTICULAR
Acosta y Lara, F., Signos de la Historia, en Anales de la Universidad, Montevideo, t. V,
1893, p. 1007.
Esta nómina sólo menciona algunos de los aportes tenidos en cuenta para la elabo
ración del presente artículo, no constituyendo, por lo tanto, una bibliografía comple
ta sobre el tema. Las fuentes se han intercalado en las notas al pie de página, donde
cada autor remite a sus obras más importantes.
— 33 —
�— ts —
ap 5i 'axqmaiias ap g 'oipif ap 82 'onnt ap \^ 'oqnf ap ¿ 'omnf ap og 'oiunf ap
g2 'oapiAajuoj^ 'vyaxvy^ ua {v¡stn3tjxD oj¡na ¡v vxSau vpuaka¡ v¡ ag '-g -f 'oxoa3(I ^3AIJ
'6861 'oapiAajuoj^ 'kvnSnxQ ¡ap ¡o¡uatxo vatjqn43U v¡ ap sa¡qvjou saxquxoq ap
soat^vxSoiq soSsv^ 'g 'vjavj^-aQ ua 'svat^pxSoijqiq svjou k vi^^xSoiq <-g -f 'oxoahq i3Ai,j
•ss ^ 6¿I 'dd
'^^g-f^I 'oapuajuop^ 'IX "i 'kvnSnx/j pp oatfpxSoaQ k oaupjsifj o¡n¡t¡suj ¡ap o¡sp
-a} ua ' (5^81^81) ¡vuoiavfri oaifpxSoao k ooixppifí o¡n¡i¡sui ¡3 'g -f 'oxoAaa 33aij
'611 '^ 'S26I 'S3JIV souang 'n -j 'vuvatxaiuy vaiipuisiiun^^ ^ vuo¡s¡h ap
v¡un[ v¡ ap utpjog ua 'ü¡v¡j v¡ ap oix ¡a ua soaup¡siq soi^aauoa so^ '-y 'anba^oivj
'8261 'oapiAaiuoj^ 'so&vsu^ '-jj raiNvwvxsng oaaxNojv
'0¿0l "<I 'f^261 'oapiAaiuopv 'IIX '1 'vaixppin npioan ua 'auinUaxxy xopt/i "x 'vcraoovNviM
*ss k g8 "dd '^6i 'sajiy souang
'IIAX "i 'vtxojstfj v¡ ap ¡vuopvsi vttuapvay v¡ ap utja¡og ua 'svtuv^ spxpuy xopvpunf
ns ap pvpi¡vuosxa4 v¡ <C ^vn8nx/j ¡ap oatjpxSoaQ & oatxpjstfj ojn¡^su¡ ¡3 '-g '3N3Aag
'[0g6l] S3J!V souang g -j 'okvj^
ap uppn¡oaa}[ v¡ axqos soaixpjsiij soipnis^ "j -^ 'oaiaoaag b vpuajxanpy -g 'aNaAag
" "2¿I "d '2881 ^p ^jquiapas ap 5
'oapua^uop^ 'gi -u 'm *^ 'n oye 'oauajy ¡ap sa¡vuy ua 'vupua^xy vanqn^U v¡ ap
oaijpxSoi¡qtq oixvnuy ua oppaxv^^v vxxaq ap vai¡qn4au t>¡ ap vixojsiu v¡ axqos opm[
'S26I 'S3J]V souang 'n -j 'vuvatxaiuy vat¡puisiiun^ <C dijoj
-s¡h ap vjunf v¡ ap uip¡oq ua 'oxpSaxj a¡uama¡^ uop ap o¡So¡3 "q -g 'sviay oavxanH
•955I 'saiiy souang 'm -u g oye 'Baod^ ^ 'saxiy souanq ap pvptsxantu/j
v¡ ap vpman bi ap opBiiBdB 'xopvixop^j 'za4q3 ppi^ a¡uaatj¡ '-x 'ihonoci
•ss k 561 "dd 'og6I 'oapiAaiuoj^ 'n\ *^ 'kvnSnx/^ ¡ap oatfpxSoaQ <C oatxpjstH o¡n¡ij
-su¡ ¡ap vjsma^ ua 'vkonSnxn vxn¡vxa¡¡¡ v¡ ua oívsua ¡a k vaptxa 07 '"Q #f 'oaavH
*S^6l <O3P
-TAa^uoj^ '¡vuopvu vjao4 xauiix4 p voxanStj ap vunay oaspuoxj '"^ 'oxvaaas vpavo
'^Ql 'saity souang (svuwj saxpuy ap v¡Jvx3ot¡qiq "o 'aaioravo oNoaang
'ILf "d '¿261 'oapjAaiuoj^ gi 'a "i 'kvnSnx/j ¡ap oatjvxSoaQ k oaupptfj o¡nii¡suj
¡ap v¡sm3} ua '¡vnasvj ap oxopoaQ oiuojuy xopvixojsiq ¡3 '"jv 'f 'VNvaavs zaaNyNaag
•0561 'oapiAa^uojv 'vao4? ns k vpia ns 'vSvuvxxvj -y osvwvq '-g 'oavAvg
•ss k 108 'dd '2161 'oaptAa^uoj^ 'IA "i 'vatxppifj vpma^ k '2981 'saxiy souang
'vjv¡¿ ¡ap sapvpaixo¡o/\[ ua 'sa^uvaxaj souixvSvjy oxpuvlajy ap vi¡vx3oiq '-h 'oaavfvg
"0261 'oapiAaiuop^ 'vixojsiq ap svutSvj '-g 'vavaxsg
'6S6I 'oapiAajuoj^ 'sa¡qv¡ou saxqiuoq ap soaifvxSoiq soSsv^ "j 'vjavjv-aa
•ss k g82 -dd '9261
•oap^Aajuoj^ 'I *u 'a "i 'kvnSnx/} ¡ap oatfvxSoaQ k oatxpjsifj ojn¡tjsui ¡ap v^stna^ ua
'xnuijvj uvipi^ sinj k oxp3axj -7 a¡uaiua¡j saxouas soj ap svjxvq 'svoixppin sauopsanj
'OHiI 'saxiv souang 'vut¡ua3xv vtfox3oixo)siq v¡ ap oaijua vixo¡si]3 '-q -g
'8261
-jv souang •vatitxa uppvaifisvja n^ 'saxouaux soui¡uaSxv saxopvtxojsty S03 <-g -g 'v
'SS6I 3P a^quiatAou ap \\ 'oapiAaiuoj\[ 'vipxviy ua 'xopvixo¡siq v¡¡uxo2 ''O 'vaxHosnag
'AIIX-IIA dd '2261 'oapiAaj
-uojv 'I 'í''^(1 pp sopaps so;ixas3 b o3o¡pxj 'sviuv3 saxpuy '-¿ 'oa3A30V ooisivag
'8S6I 'oapiAajuoj^ 'soixvxajt^ soipn¡s3 '*g 'yznvg
'6261 'oapiAajuoj\[
'kvnSnx/j ¡a ua v¡ouv4s3 uppvuttuoQ v¡ ap vtxojstfj ua 'xvunmjaxj vtjasa^ '-g 'yznvg
'¿881 'oapiAaiuop^ 'sa¡Duopn¡i¡suoa soipnis^ "g 'yznvg
"ggí- "d '6261 'oapiAajuoiv '2 gu 'ia "1 'kvnSnxfi pp
ojtjvxSoao k oatxpfsifj ofnjpsuj pp vjspa^ ua cvkvn3nxf} v?fvxSoi¡qiq í-h 'oaNoaaaay
•52 -d '8261 'oapiAajuoj^ g *u 7a 'I 'kvnSnx/j ¡ap oaifvx3oao k oaixpjsifj o¡n¡%¡
-su¡ pp vpma^ ua 'sviuvj saxpuy -xa pp tsoai¡sipv¡s3 sa¡un4y,, soj '-h 'oaNoaaaay
'8¿2-892 'dd 'gg6T 'oaptAa^uoj/ií '09-85
'vaupjstH vpma^
ua '¡vjuatxo uppnjonax v¡ axqos svatxpjsiq sauopv¡un4y v xvunuipx4 vjo/y '•[ -j\[ 'ovaay
'gS6I 'oapiAajuoj^ 'svSpxy ap vtfDx3oi¡qtq "y 'soNvrraxsv^ 3a svnwvo -'f 'yí 'ovaay
'62-¿29 'dd '8^61 'oaptAa^uojv '8^9f' '"u 'voxxppiu vpma^ ua '(1S8I-II8I) vkvuy so¡
-xo^ xo4 ,,opi¡xv¿ ap n¡ixi4s3,, ¡a axqos vixotuatu vu/j b xvuiuxipx4 ojoa^ "f 'Vi 'ovaay
'098 'd '¿061
g 7 'oapiAajuop^ 'vaixpjstH vjsiaa^ ua 'soatfpxSoiq sa¡un4y '[*g 'voaanoig aa]
oinoxnv
f
�La Historiografía uruguaya en el siglo xix
setiembre, 23 de setiembre, 6 de octubre, 13 de octubre, 27 de octubre, 17 de no
viembre, 1 de diciembre, 8 de diciembre y 29 de diciembre de 1950, y 2 de febre
ro de 1951.
Pivel Devoto, J. E., Prólogo a De-María, I, Montevideo Antiguo, Montevideo, 1957.
Pivel Devoto, J. E., Visión del país en 1856, en Marcha, Montevideo, 11 de enero de 1957.
Pivel Devoto, J. E., De los catecismos históricos al Ensayo de H. D., en Marcha, Mon
tevideo, 24 de mayo de 1957.
Pivel Devoto, J. E., José Ma. Reyes y la Geografía del Uruguay, en Marcha, Montevideo,
diciembre de 1957.
Pivel Devoto, J. E., El destino de los escritos históricos del Gral. Antonio Díaz, en
Marcha, Montevideo, 26 de diciembre de 1958.
Rodríguez Monegal, E., Francisco Bauza, crítico de la literatura uruguaya, en Marcha,
Montevideo, 11 de junio de 1954.
Romero, J. L., Mitre: un historiador frente al destino nacional, en Argentina, Imágenes
y Perspectivas, Buenos Aires, 1956.
— 35 —
�NOOHOO
r •• •-.
�
Dublin Core
The Dublin Core metadata element set is common to all Omeka records, including items, files, and collections. For more information see, http://dublincore.org/documents/dces/.
Title
A name given to the resource
Biblioteca Virtual de Humanidades en el Uruguay
Subject
The topic of the resource
Repositorio de ensayos en las Humanidades publicados originalmente en el Uruguay
Description
An account of the resource
<p><span>La Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación se ha propuesto contribuir a rescatar y poner a disposición de los lectores la escritura ensayística del Uruguay a lo largo de su historia. Esta Biblioteca Virtual de Humanidades en el Uruguay pretende reunir en un solo lugar más de dos siglos de textos de reflexión y pensamiento, dentro del amplio campo de las humanidades, producidos en conexión con la universidad. La mayor parte de esos textos han sido originalmente publicados en revistas universitarias o periódicos hoy difícilmente accesibles. A menudo nunca recogidos luego en libro—o recogidos con sustanciales modificaciones—, son textos que pueden contribuir a recuperar y mostrar las dinámicas de pensamiento y representación en el país, tal como se realizaron en tiempos de centralidad de la escritura.<br /><br /></span>La a veces fina y sinuosa línea entre Humanidades y Ciencias Sociales hace que textos de historia económica, de estudios sociales, de ciencia aplicada a la antropología, puedan tener cabida en esta colección, aunque el foco está en el núcleo tradicional de las humanidades. El Derecho (con la excepción de Filosofía del Derecho) queda, por su especificidad técnica y profesional, por el momento fuera de este grupo. </p>
<p>La colección será un trabajo acumulativo, con entregas bimensuales. En el tiempo, los textos se irán organizando de acuerdo a posibles lecturas de la historia de las ideas en la región y el continente. <br /><br />Aldo Mazzucchelli</p>
<p><span>15 de octubre de 2017</span></p>
Contributor
An entity responsible for making contributions to the resource
Pablo Darriulat
Gonzalo Marín
Rights
Information about rights held in and over the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Dublin Core
The Dublin Core metadata element set is common to all Omeka records, including items, files, and collections. For more information see, http://dublincore.org/documents/dces/.
Title
A name given to the resource
La historiografía uruguaya en el siglo XIX, apuntes para su estudio
Description
An account of the resource
Apartado de la Revista Histórica de la Universidad (Segunda época)
Creator
An entity primarily responsible for making the resource
ODDONE, Juan Antonio
Source
A related resource from which the described resource is derived
Oddone, Juan Antonio: La historiografía uruguaya en el siglo XIX :apuntes para su estudio /Juan Antonio Oddone.. Montevideo : s.n, 1959..
Publisher
An entity responsible for making the resource available
Facultad de Humanidades y Ciencias
Date
A point or period of time associated with an event in the lifecycle of the resource
1959
Rights
Information about rights held in and over the resource
Facultad de HUmanidades y Ciencias de la Educación
Format
The file format, physical medium, or dimensions of the resource
Libro
Language
A language of the resource
Español
HISTORIOGRAFIA
SIGLO XIX
URUGUAY