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Esa contraposición es característica\nde la poética romántica, que valoriza únicamente al sentimiento, y\naún más a la pasión, como fuente de poesía. Hay que decir quqDe\nSanctis, cuando se acerca directamente al Paraíso —como lo hace\nen su \"Historia de la literatura italiana\"— siente su carácter poético,\npero, para esto, se ve obligado a recoger y a aislar del conjunto,\nacumulándolas, las maravillosas imágenes, que son otros tantos reñe^\njos de la tierra en el cielo. Esa \"terrestridad\" de la más alta poesía de\nDante es un juicio que de De Sanctis pasa a Croce y de Croce a\nMomigliano. Ahora bien: el Paraíso es, sin duda, la menos terrenal\nde las tres \"cánticas\". Sería lógico que fuera considerada como la de\npoesía más intermitente y menos elevada. Pero este juicio no está\nclaramente formulado ni en De Sanctis ni en Croce, ni aun en Mo\nmigliano, que es quien más se le acerca. ¿En qué consiste, pues, la\npoesía del Paraíso, que no tiene más pasión que el amor que se iden\ntifica con la caridad, que se identifica, intelectual y místicamente\na la vez, con la tercera persona de la Trinidad? ¿En qué consiste\nla poesía de una \"cántica\" en que cantos y cantos están dedicados\na detallar la solución de complicados problemas teológico-filosóficos\no a buscar con esfuerzo, aproximándose a ella por medio de imá\ngenes, la expresión siempre huidiza del éxtasis místico, que por de\nfinición es inefable?\nContra cierta tendencia de la crítica menor a encontrar fría, pe\nsada, sólo a ratos poética, la forma expresiva del Paraíso por insufi\nciencia de carga humana, reaccionó Benedetto Croce en los límites del\ncuadro general de su crítica dantesca, que ve en toda la Divina Co\nmedia una poesía discontinua, interrumpida a menudo por la opa\ncidad de la estructura teológica. Ahora, sin embargo, asistimos a una\n- 5\n\n-\n\n�revalorización más entusiasta y global. Eliot, poeta ante todo y, en\nsegundo término, crítico que se inspira en el pensamiento católico\nactual, define a Dante como poeta metafísico. Y poesía metafísica es\nla del Paraíso, mucho más que la del Infierno y del Purgatorio. En\nItalia, el fervor actual de estudios sobre el Paraíso obedece, sin du\nda, al predominio de la orientación católica en la vida cultural ita\nliana. A pesar de ese fervor, no se ha dado aún una definición sa\ntisfactoria de la poesía del Paraíso (ya que \"poesía metafísica\" no\nes evidentemente una definición, ni precisa, ni completa, ni es, en\nrealidad, una definición de poesía, sino de contenido). Por otra par\nte, el que a esta definición se ha aproximado más es un no-católico,\nel marxista Sapegno, autor del más reciente comentario de la Divina\nComedia.\nr~~^~ Es indudable que en el Paraíso faltan algunos de los aspectos\nmás vitales de las otras dos \"cánticas\": la dramaticidad del diálogo,\nla humanidad de los personajes (la perfección no es humana), el\ncarácter concreto del paisaje, los contrastes de colores: la tierra y\nel hombre, en una palabra. Hay de vez en cuando cierta aridez es\ncolástica.\nPero, aun en estos casos, el ardor del conocimiento se siente a\ntravés del razonamiento lógico; el sentido épico de la batalla del\npensamiento y de la batalla por salvar la pureza moral (que \"tenne\nLorenzo in su la grada\") está como \"calor de llama lejana\" en cada\nuno de los trozos llamados didascálicos, que nunca tienen el carácter\nde la prosa versificada, diluida e incolora, de los rimadores didácticos\nde la época, como Brunetto Latini. El ascetismo de la técnica difícil\nque —como aspiración— Alfieri heredó de Dante en los umbrales\nde la literatura italiana moderna, es la \"grada\" (parrilla) de San\nLorenzo, trasladada al terreno poético-moral (que es, para Dante, un\nterreno único) ^. Hay una manera burda y empírica de comprobar\nesta exigencia que Dante tiene consigo mismo: tradúzcase en prosa\nel Tesoretto y se verá que el número de palabras disminuye, porque\nen los versos las hay que obedecen a las necesidades de la rima. En\nuna traducción similar realizada sobre un terceto didascálico de la\nDivina Comedia, en general, ese número aumenta, por la densidad\nexpresiva del original, que es a veces dura, pero siempre eficaz.\nNo es necesario desechar la definición crociana de poesía (in\ntuición-expresión de un sentimiento, de un estado anímico irrepeti\nblemente individual, universalizado por la fantasía), para alcanzar\nla explicación de lo que hay de poético en esta exposición eminente\nmente teológica, es decir, intelectualista, que es el Paraíso.\nCreo que la expresión crítica más exacta para definir, subordi\nnadamente al significado general del poema que todos conocen, la\npoesía del Paraíso es poesía del entusiasmo intelectual. La gran aven\ntura del espíritu, que culmina en el éxtasis, es relatada con el tono\ny la intensidad épica del canto infernal de Ulises: es la aventura de\n1 Para este aspecto del arte de Dante, véase el prefacio de E. Contini a su\nedición de \"Le rime\" - Torino. Einaudi. 1946.\n- 6\n\n-\n\n�la razón más allá de sí misma, que fracasa para Ulises prisionero de\nsu humanidad, y triunfa en Dante, en el Dante personaje central de\nsu poema, quien se siente acompañado por la gracia. Pero, en un\ncaso y en el otro, se trata de la épica del conocimiento y de la ex\npresión. Dentro de estos límites, que son límites racionales, hay que\ndefinir el misticismo de Dante, quien, como San Agustín, y proba\nblemente siguiendo sus huellas, trata de entender y explicar racional\nmente hasta el amor de las creaturas hacia Dios y el amor de Dios\nhacia todas las cosas creadas (La teoría agustiniana de la Trinidad\nes todo un esfuerzo de racionalización).\nÉpica del conocimiento, dijimos. Leamos, como ejemplo de com\nprobación, la metáfora de la nave al principio del canto II del Pa\nraíso, en la que asoma una de las constantes de la poesía dantesca:\n\"O voi che siete in piccioletta barca,\ndesiderosi d'ascoltar, seguiti\ndietro al mió legno che cantando varea,\ntórnate a riveder li vostri liti:\nnon vi mettete in pelago: che forse,\nperdendo me rimarreste smarriti.\nL'acqua ch'io prendo giá mai non si corsé:\nMinerva spira, e conducemi Apollo,\ne nuove Muse mi dimostran l'Orse.\nVoi altri pochi che drizzaste il eolio\nper tempo al pan degli angelí, del quale\nvivesi qui, ma non sen vien satollo,\nmetter potete ben per Palto sale\nvostro navigio, servando mió soleo\ndinanzi a l'acqua che ritorna eguale.\nQue' gloriosi che passaro al Coico,\nnon s'ammiraron come voi farete,\nquando Giason vider fatto bifolco.\nLa concreata e perpetua sete\ndel deiforme regno cen portava\nveloci, quasi come il ciel védete\".2\n\n2 \"Vosotros, que en pequeñita embarcación, deseosos de escuchar, habéis se\nguido mi nave que cantando avanza, regresad hasta volver a ver vuestras orillas,\nno os metáis en la mar abierta, ya que acaso, perdiéndome a mí, quedéis extra\nviados. El agua en que entro jamás se recorrió. Minerva sopla y me guía Apolo,\ny nuevas Musas me indican el Norte. Vosotros pocos que dirigisteis desde tem\nprano vuestros esfuerzos hacia el pan de los ángeles, del cual vivimos aquí, pero\nsin saciarnos de él, podéis bien impulsar hacia la alta mar vuestro navio, conser\nvando mi huella, antes que el agua se alise borrándola. Los gloriosos que llegaron\na la Cólquida, al ver que Jasón se había vuelto agricultor, no-quedaron tan\nmaravillados como quedaréis vosotros. La \"concreada\" y perpetua sed del dei\nforme reino nos llevaba con la rapidez con que veis el cielo\".\n- 7 • -\n\n�El progresivo y triunfal afirmarse en Dante de la conciencia de su\npotencial humano y poético coincide con el tono cada vez más alto\ncon que canta su vida de pensador y poeta sentida como navegación\nespiritual: imagen sí, esta última, pero como era imagen el barco de\nVirgilio, que requiere un constante esfuerzo de remos para adelantar\ny no ser arrastrado hacia atrás por la corriente 3, imagen de tal evi\ndencia física que denuncia su relación con una experiencia interior\nsentida en términos de esfuerzo corpóreo. En otras palabras, se trata\nde una imagen vivida y no literaria, de las que a un poeta le sirven\npara expresarse a sí mismo, mucho antes de hacerlo frente a los de\nmás en la obra estructurada, lo que tiene de más íntimo y personal.\nY no le importa que se trate (como en esta caso) de un lugar común.\ní La vida, una navegación; las olas tempestuosas, las adversidades; el\n[peligro del naufragio, siempre al acecho; no hay imagen más trillada\nen la Edad Media, que es la edad de lo trillado. Y aun en otras épocas\nvuelve a menudo.\nAhora bien: Dante no emplea nunca imágenes fáciles; si por ex\ncepción las usa, quiere decir que para él son otras. Del mismo modo\nlas palabras, que —como es inevitable— son en su mayoría las del\nlenguaje corriente, parecen todas creadas por él. Es lo que pasa con\nlos poetas, y por eso Croce define la estética como lingüística. Este\ncarácter especial —de símbolo y síntesis de la autobiografía poética\nde Dante— que tiene la metáfora de lá nave en su obra, lo podemos\nreconocer en una serie de textos de su juventud y de su madurez.\nEl primero es un soneto juvenil, de cierto sabor ^omántico, en\nque la severidad técnica del Dulce estilo parece disolverse, para dejar\ndel clima estilnovista sólo la fantasía y la dulzura.\nGuido, i' vorrei che tu e Lapo ed io\nfossimo presi per incantamento\ne messi in un vasel che ad ogni vento\nper mare andasse al voler vostro e mió;\nsí che fortuna od altro tempo rio\nnon ci potesse daré impedimento,\nanzi, vivendo sempre in un talento,\ndi stare insieme crescesse il disio.\n\n3 \"\nsic omnia fatis\nin peius ruere et retro sublapsa referri,\nnon aliter, quam qui adverso vix ilumine lembum\nremigiis subigit, si brachia forte remisit,\natque illum in praeceps prono rapit alveus amni\".\n(Geórgicas - I - v. 199-203).\n(Así por voluntad del destino todo precipita hacia peor estado y se ve\nllevado resbalando hacia atrás, tal como quien contra la corriente a duras penas\nconsigue remontar a fuerza de remos el río, en cuanto deje inertes los brazos, ya\nel bote lo arrastra a precipicio río abajo).\n- 8\n\n-\n\n�E monna Vanna e monna Lagia poi\ncon quella ch'é sul numer de le trenta\ncon noi ponesse il buono incantatore,\ne quivi ragionar sempre d'amore,\ne ciascuna di lor fosse contenta,\nsí com'i' credo che saremmo noi! 4\nSe suelen citar fuentes y antecedentes: ese \"quisiera\" denuncia\n—dicen— la imitación del plazer provenzal, género literario entonces\nen boga, en que el versificador, con el pretexto de expresar deseos,\nenumera amablemente cosas hermosas y refinadas. Hay un soneto de\nCavalcanti que es en su primera parte una imitación de este tipo:\nBeltá di donna di piagente core\ne cavalieri armati che sian genti,\ncantar d'augelli e ragionar d'amore,\nadorni legni in mar forte correnti,\naria serena quando appar l'albore,\ne bianca nevé scender senza ven ti,\nrivera d'acqua e prato d'ogni fiore,\noro, argento, azzurro'n ornamenti;\nPassa la gran beltade e la piagenza\nde la mia donna... 5\nLa colección de los sonetos de los meses de Folgóre de San Gemignano es otro ejemplo.\nTambién se ha reconocido en el hechicero al mago Merlín del ciclo\nde leyendas del rey Arturo y se ha citado como fuente del soneto una\nlarga composición versificada (aunque sin fuerza^poética) del siglo\nXIII, titulada \"II mare amoroso\". Todo eso, y mucho más, puede for\nmar parte de la prehistoria de este soneto que, por ser juvenil, está\ntodavía muy cerca del período formativo de la poesía dantesca globalmente considerada. Pero, ¿en qué consiste este deseo, este plazer? En\nel \"encantamiento\" de la amistad, del amor y de la poesía (y quien\n\n4\"Guido, quisiera que tú y Lapo y yo fuésemos cogidos por encantamiento\ny llevados a un navio, que, impulsado por todos los vientos, por mar bogase según\nvuestro antojo y el mío, sin que nos pudieran dificultar el viaje mal tiempo y\ntormentas; antes bien, que siempre animados por un mismo pensamiento, nos\ncreciera el deseo de estar juntos. Y que el buen hechicero pusiese con nosotros\na doña Vanna y a doña Lagia, con la que ocupa el número treinta; y allí hablá\nsemos siempre de amor y cada una de ellas estuviese contenta, así como yo creo\nque estaríamos nosotros\".\n5\"Belleza de mujer de placentero corazón y caballeros armados que sean\nnobles, cantos de pájaros y palabras de amor, engalanados navios, veloces por el\nmar, aire sereno cuando asoma el alba y blanca nieve que baje sin vientos, río\ny pradera con todas las flores, oro, plata y azul para adorno, son sobrepasados\npor la gran belleza y el atractivo de mi amada...\".\n-\n\n9\n\n-\n\n�ha estudiado el Dulce Estilo y su culminación en la Vita Nova de Dante,\nsabe hasta qué punto estas tres palabras se identifican, en aquella época\ny en aquel medio de \"fieles de Amor\". \"Ragionar d'amore\" era su lema\nideal, que, por su misma naturaleza, justificaba el empleo del romance\nen las rimas).\nPero el sueño estilnovista queda atrás en la vida cultural de Dante,\naparentemente superado por severos estudios de carácter filosófico, por\nla altiva participación en las luchas políticas, por los amores terrena\nles y la poesía áspera de las rimas petrosas.\nEl destierro divide en dos partes casi inconmensurablemente dis\ntintas la vida de Dante. Con la alegorización de la \"Donna gentile\" en\nel Convivio, él trata de mantener en cambio la unidad de su obra, sin\npoder evitar que los aspectos materiales de su existencia pesen mucho\nmás que antes en todo lo que escribe, ayudándolo a pasar penosamente\ndel ensueño estilnovista al realismo de la Comedia. El destierro es una\nespecie de naufragio, de esos en que uno no se muere, pero se queda\ndesamparado en playas desconocidas.\nY, si no como naufragio, como navegación penosa aparece en efec\nto el destierro en la imaginación de Dante, en la principal de sus obras\nescritas entre la ^Vita nova^ y la \"Divina Comedia\", es decir el \"Convi\nvio\", que, como el \"De Vulgari Eloquentia\" en cierta forma paralelo a\nél, ha quedado trunco. Vuelve esta vez la nave en un primer momento\ncomo símbolo de vida material azarosa, consecuencia del destierro.\n\"Veramente io sonó stato legno senza vela e senza governo portato a diversi porti e foci e liti dal vento secco che\nvapora la dolorosa povertá\". (Convivio 1-3) 6\nEl Convivio es obra en prosa, que tiene un carácter filosófico y una\ncompleja justificación autobiográfica, de la que participa también la\nalegorización de las dos primeras canciones en él contenidas y comen\ntadas. Esto explica el significado autobiográfico externo con que está\nempleada la imagen, dado que la poesía, la verdadera poesía de Dante\nnunca es autobiográfica en ese sentido. Pero ya en el segundo libro del\n\"Convivio\" (C. 1) la nave es otra.\n\"Lo tempo chiama e domanda la mia nave uscire di\nporto: per che dirizzato 1'artimone (la vela) della ragione all'óra (aura) del mió desiderio, entri in pelago\ncon isperanza di dolce cammino...\" 7.\nEste segundo trozo es más prosaico que el primero y está además\nensombrecido por la complicación de la alegoría medieval que vuelve\nc \"Verdaderamente he sido un navio sin vela ni timón, llevado a distintos\npuertos y estuarios y orillas por el viento seco que emana de la dolorosa pobreza\".\n7 \"El tiempo llama y requiere que mi navio salga del puerto; para que,\nenderezando la vela de la razón según la brisa de mi deseo, entre yo a la mar\nabierta con esperanza de un dulce viaje...\".\n- 10 -\n\n�opaca una parte considerable del \"Convivió\"; pero en él la nave dft\nDante, por referirse a una realidad espiritual, es antecedente más claro\nde la otra nave \"che cantando varea\" del II del Paraíso.\nA partir de este trozo del Convivio, de todos modos, la imagen,\ncuando es referida a Dante 8, se hace unitaria, variando sólo por la pro\ngresiva intensidad de tono.\nEncuentra aquí su lugar, a pesar de la dificultad de ubicarlo cro\nnológicamente, un soneto de Dante a Ciño da Pistoia, en que la supe\nración del clima y de los cánones estilnovistas por parte de Dante y la\nconciencia que éste tiene de su madurez poética están claramente enun\nciadas, y enunciadas en términos de navegación.\n\"lo mi credea del tutto esser partito\nda queste nostre rime, messer Ciño,\nche si conviene ormai altro cammino\na la mia nave, piú lungi dal lito;\nma perch'i' ho di voi piú volte udito\nche pigliar vi lasciate a ogni uncino,\npiacemi di prestare un pocolino\na questa penna lo stancato dito 9.\nEsa distancia de la orilla es la distancia del Dulce Estilo a la \"Co\nmedia\", que, para Cario Bonnes (\"II Dolce Stil Novo\"), se mide en tér\nminos de una/dialéctica literaria] que se formularía más o menos así:\nDulce Estilo fragmentario y decadentista con su culminación en la \"Vita\nNova\", tesis; \"Infierno\" y \"Purgatorio, poderosamente estructurados y\nantimísticos, antítesis! \"Paraíso\", retorno a la contemplación, síntesis]\nPara mí se trata de una distancia larga, pero no antitética, sino\nmás o menos continuativa, incesantemente integradora, en una misma\nlínea lírica. Esta línea Dante mismo la reconoce en la continuidad de\nesta imagen de la nave, ausente —veremos más adelante que en apa\nriencia— sólo en el Infierno, que es —y aquí todos están de acuerdo—\nla más antiestilnovista de las tres \"cánticas\".\nDespués del dolor, de la atrocidad, de la desesperación infernales,\nDante ha salido de las entrañas de la tierra \"a riveder le stelle\". Y el\nrelato del \"Purgatorio\" empieza así:\n\n8En efecto asoma la imagen de la nave con otros motivos, no autobiográ\nficos, y entonces su carácter es distinto: \"O serva Italia, di dolore ostello/nave\nsenza nocchiero in gran tempesta\" (Purgatorio VI w. 76-77) — o bien en la\nvida de Guido da Montefeltro por él mismo relatada: \"Quando mi vidi giunto in\nquella parte/ di mia etade, ove ciascun dovrebbe/ calar le vele a raccoglier le\nsarte...\" (Inferno - XXVII - w. 79-81).\n9\"Yo creía haberme alejado del todo de estas rimas nuestras, mi señor Ciño,\npuesto que ahora ya le conviene seguir otro camino a mi nave, más lejos de la\norilla; pero, como varias veces he oído, acerca de vos, que os dejáis atrapar por\ntodos los ganchos, quiero prestarle un poquitito a esta pluma el cansado dedo\".\n- 11 -\n\n�\"Per correr miglior acque alza le vele\n^ormai la navicella del mió ingegno\nche lascia ditro sé mar sí crudele\" 10.\nLa metáfora tiene su explicación en el mismo verso, con un com\nplemento de especificación que es un verdadero término de compa\nración disimulado: \"la navicella del mió ingegno\".\nEn la nave del Paraíso la comparación ha desaparecido; no subsiste\nni sobrentendida, ya que Dante siente dentro de sí, con un carácter\nde evidencia más que de analogía, la aventura mística que se identifica\ncon el incesante esfuerzo de la inteligencia, como un viaje difícil por\nun mar ignorado hacia una meta segura. Y hay en este epos de la aven\ntura intelectual un entusiasmo casi físico, que se expresa naturalmente\nen términos de navegación.\nPocos años antes de que Dante escribiera la Comedia, los herma\nnos Vivaldi, genoveses, que habían querido \"ir a ver\" qué había del\notro lado del Océano, más allá de las columnas de Hércules, se habían\nperdido en aguas desconocidas. Dante no se perderá: está seguro de sí\nmismo, de su estatura de poeta (\"conducemi Apollo\") y de pensador\n(\"Minerva spira\"); y, sobretodo, está seguro de la gracia. Pero Dante\nmismo había estado a punto de perderse; de perderse como Francisca,\npor su amor a la hermosura terrenal, amor que empieza en la \"genti\nleza\" estilnovista y puede conducir al pecado; de perderse como Farinata o Hugolino por el orgullo político y los rencores municipales; de\nperder su salvación eterna como Ulises perdió la vida del cuerpo, por\nintentar la hazaña del conocimiento absoluto que sólo con la ayuda\nde la gracia puede llevarse a buen término y no en la tierra sino en el\nParaíso (según Dante y según la doctrina católica). Y es así que el\ncanto de Ulises (Infierno XXVI) entra en la línea lírica que estamos\nestudiando y su tono contribuye a demostrar el particularísimo carác\nter épico del Paraíso, en que la imagen de la nave culmina y termina.\nEntre otras cosas, el hecho de que el canto de Ulises entre natural\nmente en esta continuidad de la metáfora contribuye a probar el ca\nrácter humanístico o —si queremos— prehumanístico de esta épica del\nconocimiento. En efecto, la apasionada aventura de Ulises cantada en\nel canto XXVI del Infierno constituve la expresión heroica del huma\nnismo dantesco, mientras la melancolía viril de los grandes del Limbo\nen el canto IV y la dulzura pensativa y acongoiada de la figura de\nVirgilio a lo largo de las dos primeras \"cánticas\", constituyen su ex\npresión elegiaca. Dante queda ajeno al espíritu belicoso medieval como\nse expresa poéticamente, pongamos, en la Chanson de Roland: su épica\neshqrguesa(en el sentido de antifeudal, de no aristocrática) y de tipo\nprehuníanístico. Cuando, terminada la época de los precursores, el hu\nmanismo dominará en el mundo de la cultura, del arte y hasta de la\nvida política, su aspecto heroico será dado no por las guerras de Italia,\n\n10 \"Para recorrer mejores aguas levanta ya las velas el pequeño navio de\nmi ingenio, que deja tras de sí un mar tan cruel\".\n- 12 -\n\n�sino por los descubrimientos geográficos por un lado y las hogueras\nde Miguel Servet y Giordano Bruno por otro.\nEsta épica de la investigación y del pensamiento, es decir, del es\nfuerzo cognoscitivo y creador a la vez, se confunde a veces en Dante\ncon el sentimiento épico de la poesía, que es también esfuerzo cognos\ncitivo y creador. \"E di vederli in me stesso m'esalto\", dice Dante en el\nIV del Infierno, encontrándose frente a los grandes poetas de la anti\ngüedad. Y es, en este canto elegiaco, un verso de tensión épica, la mis\nma que da una recia cohesión interna al relato de Ulises.\nVeamos la parte que nos interesa del canto XXVI del Infierno,\nque nos muestra el castigo de los engañadores, ocultos cada uno en su\nllama:\nAllor mi dolsi, e ora mi ridoglio\nquando drizzo la mente a ció ch'io vidi,\ne piú lo ingegno affreno ch'i'non soglio,\nperché non corra che virtú nol guidi; (w. 19-22)\n\nLo maggior corno della fiamma antica\ncominció a crollarsi mormorando,\npur come quella cui vento affática;\nindi la cima qua e lá menando,\ncome fosse la lingua che parlasse,\ngittó voce di fuori, e disse: \"Quando\nmi diparti' da Circe, che sotrasse\nme piú d'un anno lá presso a Gaeta,\nprima che sí Enea la nomasse,\nné dolcezza di figlio, né la pieta\ndel vecchio padre, né il debito amore\nlo qual dovea Penélope far lieta,\nvincer poter dentro da me l'ardore\nch'i'ebbi a divenir del mondo esperto,\ne delli vizi umani e del valore;\nma misi me per l'alto mare aperto\nsol con un legno, e con quella compagna\npicciola dalla qual non fui diserto.\nL'un lito e l'altro vidi infin la Spagna,\nfin nel Morrocco, e l'isola de' Sardi,\ne l'altre che quel mare intorno hagna.\nlo e' compagni eravam vecchi e tardi,\nquando venimmo a aquella foce stretta\ndov'Ercole segnó li suoi riguardi,\n19\nlo\n\n�acció che l'uom piú oltre non si metta:\ndalla man destra mi lasciai Sibilia,\ndall'altra giá m'avea lasciata Setta.\n\"O frati\", dissi, \"che per cento milia\nperigli siete giunti all'occidente,\na questa tanto picciola vigilia\nde' nostri sensi ch'é del rimanente,\nnon vogliate negar l'esperienza,\ndietro al sol, del mondo senza gente.\nConsidérate la vostra semenza:\nfatti non foste a viver come bruti,\nma per seguir virtute e conoscenza\".\nLi miei compagni fec'io sí aguti,\ncon questa orazion picciola, al cammino,\nche a pena poscia li avrei ritenuti;\ne volta nostra poppa nel mattino,\ndei remi facemmo ali al folie voló,\nsempre acquistando dal lato mancino.\nTutte le stelle giá dell'altro polo\nvedea la notte, e'l nostro tanto bassó,\nche non surgea fuor del marin suolo.\nCinque volte racceso e tante casso\nlo lume era di sotto dalla luna,\npoi ch'entrati eravam nell'alto passo,\nquando n'apparve una montagna, bruna\nper la distanza, e parvenú alta tanto,\nquanto veduta non avea alcuna.\nNoi ci allegrammo, e tostó tornó in pianto;\nche della nova térra un turbo nacque,\ne percosse del legno il primo canto.\nTre volte il fe' girar con tutte l'acque;\nalia quarta levar la poppa in suso,\ne la prora iré in giú, com'altrui piacque,\ninfin che '1 mar fu sopra noi rinchiuso\" X1\n(w. 85-142)\n\n11 \"Entonces sentí dolor y ahora vuelvo a sentirlo cuando dirijo la memoria\na lo que vi, y freno mi ingenio más que de costumbre para que no corra sin la\nguía de la virtud... El mayor cuerno de la llama antigua comenzó a sacudirse\nmurmurando bien como llama que el viento agita; luego moviendo su punta\ncomo si fuese la lengua al hablar, logró emitir la voz y dijo: \"Cuando me despedí\nde Circe, que me mantuvo apartado más de un año allá cerca de Gaeta, antes\nque Eneas le pusiese ese nombre, ni la dulzura del hijo, ni la piedad por el\n- 14 -\n\n�Creo que no hay duda de que en terreno poético, la nave de Ulises es la misma que. con Dante, \"cantando varea\" en el II del Paraíso.\nEn terreno especulativo, o, mejor, teológico —se trata de teología\napasionada, casi pasional— el impulso de Ulises hacia lo ignorado es\nel impulso de Dante, pero se pierde porque le falta la ayuda de la\ngracia. En el fondo, la melancolía de Virgilio (\"che sanza speme vivemo in disio\". Inf. IV-42) y la tragedia de Ulises (\"infin che il mar fu\nsopra noi richiuso\" Inf. XXVI-142) tienen las mismas raíces; y la\nparticipación afectiva de Dante es la misma.\nHay, a propósito del canto de Ulises, una discusión que llega a\nabarcar casi todos los puntos contravertidos del pensamiento de Dan\nte. Según Nardi12, Croce 13, Momigliano 14 y Terracini15, el viaje de\nUlises es, para Dante, un pecado de orgullo, casi una continuación del\npecado original, que acarrea la justa punición; para Fubini 16, Sapegno 17 e Yvonne Batard 18, es, siempre según el mismo criterio dantesco,\nuna gesta heroica de tipo prometeico, en la que culmina lo humano.\nLa catástrofe es fatal por la misma razón por la que a los héroes y sabios\n\nviejo padre, ni el debido amor que debía hacer feliz a Penélope, vencer pudieron\ndentro de mí el ardor que yo sentí por adquirir experiencia del mundo y de los\nvicios del hombre y de su valor; sino que me interné en el alto mar abierto,\nsólo con un navio y con aquel pequeño grupo de compañeros que no me aban\ndonó. Una orilla y otra vi hasta España, hasta Marruecos y la isla de los\nSardos, y las demás que aquel mar alrededor baña. Yo y los compañeros éramos\nviejos y tardos, cuando llegamos a aquella desembocadura estrecha donde Hér\ncules marcó sus resguardos para que el hombre más lejos no se atreva: a la\nderecha dejé Sevilla, del otro lado ya había dejado Ceuta. '\"O hermanos —dije—\nque a través de cien mil peligros habéis llegado al occidente, a esta tan breve\nvigilia de nuestros sentidos que nos queda, no queráis negar, siguiendo al sol,\nla experiencia del mundo sin gente. Pensad en vuestro origen: hechos no fuisteis\npara vivir como brutos, sino para ir en pos de la virtud y del conocimiento\".\nA mis compañeros los hice yo tan ardientemente decididos, con esta exhor\ntación pequeña, al viaje, que a duras penas, luego, los habría retenido; y, vuelta\nnuestra popa hacia la mañana, de los remos hicimos alas para el alocado vuelo,\nsiempre torciendo del lado izquierdo.\nTodas las estrellas ya del opuesto polo veía de noche, y el nuestro tan\nbajo que no asomaba ya de la superficie marina. Cinco veces se había prendido\ny otras tantas se había borrado la luz debajo de la luna, después que habíamos\nentrado en la fatal aventura, cuando se nos apareció una montaña oscura por\nla distancia y me pareció tan alta como no había visto ninguna otra. Nosotros\nnos alegramos y al punto nuestra alegría se trocó en llanto; ya que de la nueva\ntierra nació un torbellino y golpeó la primera arista del navio. Tres veces lo\nhizo dar vuelta con todas las aguas; la cuarta, le hizo levantar la popa hacia\narriba, y hundir la proa hacia ahajo, como Alguien quiso, hasta que el mar\nsobre nosotros se hubo vuelto a cerrar\".\n12Bruno Nardi. \"Dante e la cultura medioevale\". Bari, Laterza 1949,\np. 153 sgg.\n13Benedetto Croce - \"La poesía di Dante\", Bari, Laterza 1948, pp. 91-92.\n14Dante Alighieri, \"La Divina Commedia\" commentata da Attilio\ngliano - Firenze - Sansoni, 1950. Vol. I \"Infernó\", p. 187 sgg./.^ ^ - - -*\"*4%'V^\\\n15Opinión expresada oralmente., ^ /\n..*^.. N ^\\\n16Mario Fubini, \"Due studi danteschi\", Firenze, Sansoni, 1951, p., 5^'sgg. ; \" '-,\n\\i\\\n17Dante Alighieri, \"La D. Commedia\", a cura di N. Sapegno, Fife'nze. Ua • ' ••*\"\nnuova Italia, 1955, Vol. I \"Inferno\", p. 290 sgg.\n;\n18Yvonne Batard, \"Dante: Minerve - Apollon\", París, Les belles letti^^s,\np. 40 y p. 187 sgg.\\;\\\n- 15 -\n\n702260 0397\n\n�antiguos les está vedado el Paraíso (de ahí su carácter intensamente\ntrágico), pero de ninguna manera es un castigo, ni amengua la admira\nción que todo acto heroico suscita en nosotros. Ahora bien: esta última\ntesis se ve muy reforzada si vinculamos el canto de Ulises con la me\ntáfora de la nave por un lado y por otro con el problema de la respon\nsabilidad y punibilidad de los justos anteriores a Cristo por el hecho\nde no haber tenido la fe, problema cuyo carácter dramático en Dante,\nen el prehumanismo de Dante, ha sido llevado a la luz plena de la dis\ncusión por Yvonne Batard en el libro citado. En este caso adquiere un\nvalor particularmente sugestivo (y acaso haya que desecharla justa\nmente por eso) la variante: \"e nuove Muse mi dimostran l'Orse\" en\ncambio de nove. (Par. II v. 9).\nEl orgullo de ser, no superhombres, sino hombres (tan pequeñas\ncosas con una potencia interior tan grande), encarnado en Ulises, y la\nconciencia del valor creativo de la inteligencia humana y de la poesía\n(\"Minerva spira e conducemi Apollo\") —que va de la íntima exalta\nción del canto IV del Infierno hasta el Paraíso donde se traduce en la\nnave \"che cantando varea\"— llegan a, identificarse en el plano lógico,\np mucho más en el plano lírico. La metáfora de la nave es uno\nde los ejemplos principales de la unidad tonal de la Divina Comedia\ny aun de toda la obra poética de Dante.) Hay en ella un carácter constan\nte (el épico) y una progresiva intensificación, una cada vez más am\nplia solemnidad, una cada vez mayor y más altiva vautoconciencia. Aun\neste \"crescendo\" es autoconsciente (\"lo mi credea del tutto esser partito. . .\") ¿Dónde quedan, frente a esta cálida seguridad del camino re\ncorrido y de la meta, el plazer provenzal como punto de partida formal\n(Contini), y el \"Mar Amoroso\" como punto de partida temático\n(Figurelli), para el primer soneto dedicado a la nave?\n—^ El ^uelo_ de Ulises es locura, porque Ulises no posee la gracia (y\nDante, al principio del canto, se da a sí mismo un avisó de pruden\ncia para no incurrir en el mismo riesgo: \"e piú l'ingegno affreno\nch'io non soglio, perché non corra che virtú nol guidi\", donde la\nvirtud es sin duda la virtud natural y humana, que Ulises no tuvo\nen cuenta al engañar a los tróvanos — y por eso, por mal uso de su\ninteligencia, está en el bajo infierno y no por su hazaña oceánica —\npero, referida a Dante, abarca también las virtudes teologales que no\nse tienen sin la gracia); es objetivamente locura, pero no pecado;\nes heroísmo en que inteligencia y virtud humana convergen. El deseo\nde saciar \"la perpetua e concreata sete\" de saber es el mismo en\nUlises y en Dante; pero en el primero lleva a la tragedia, porque es\nsed puramente humana; en Dante, con la ayuda de la gracia, la sed\nde saber se identifica con la sed de Paraíso, ;y veremos pronto que\nel Paraíso es para Dante el reposo — inalcanzable en la tierra —\npiado por el conocimiento de lo absoluto.\nComo la locura del Quijote, la locura de Ulises (\"il folie voló\")\nes estéticamente poesía, moralmente libertad, ese libre albedrío hu\nmano cuyo valor Dante sentía en sí como soberanía de sí mismo\n(\"perch'io te sopra te corono e mitrio\", Purg. XXVII - v. 142) y\nque, para él, es, con la ayuda desde lo alto, el encaminamiento a la\n- 16 -\n\n�salvación. Por eso la nave del II del Paraíso puede ser definida como_\nla nave de Ulises ayudada por la gracia. Este agregado, sin embargo,\npertenece a la estructura lógica — o, mejor, teológica — del poema\ny no a su poesía. En el terreno poético de la imagen, es bien la mis\nma nave, nave del conocimiento, nave de la poesía, nave del alma\nen su esfuerzo por penetrar en lo desconocido. Hay pequeñas corres\npondencias tonales, probablemente involuntarias, que denuncian la\nidentidad de inspiración. Compárese el trágico \"infin che il mar fu\nsopra noi richiuso\" (Inf. XXVI-v. 142) con el plácido —pero algo\namenazador— \"dinanzi all'acqua che ritorna eguale\" (Par. II - 15).\nLa superficie marina que se cierra borrando las huellas de la audacia\nsobrehumana del hombre, llena el recuerdo de Ulises y la imagina\nción de Dante, que se siente y se crea a sí mismo como personaje\nde su poema. Ambos son puntos en la inmensidad y en la eternidad;\nambos han intentado quebrar el límite (y Dante ha tenido un ins\ntante de vacilación antes de hacerlo: véase el canto II del Infierno);\nsólo el desenlace es distinto. Compárese también \"e misi me per\nPalto mare aperto\" (Inf. XXVI - v. 100) con \"non vi mettete in\npelago...\" (Par. II-v. 5) y, más adelante, \"metter potete ben per\nPalto sale vostro navigio...\" (Par. II-vv. 13-14).\nLa montaña del Paraíso Terrenal era una región vedada a los\nmortales desde el pecado de Adán y Eva; de ahí la inevitabilidad de\nla catástrofe en que termina el viaje de Ulises, consecuencia, pues,\ndel pecado original y no, como quisiera Nardi, castigo por haberlo\nrenovado con el viaje más allá del límite. Dante conocía la prohibi\nción y Ulises no. El naufragio no es más que el fruto de una audacia\nadmirable y de una ignorancia inocente. Es esta ignorancia que le da\na aquella inevitabilidad la misma fuerza solemne y misteriosa que\ntiene el Hado en la tragedia griega. Es esta ignorancia inocente la\nque le permite a Dante exaltar aquella audaz sed de conocimiento,\naquel esfuerzo por aumentar la potencia del hombre frente a las\nfuerzas oscuras de la naturaleza, detrás de las cuales el hombre Ulises\nno veía la mano de Dios, sino a lo sumo la de \"gli dei falsi e bugiardi\".\nNo hay en esta exaltación del heroísmo de Ulises por Dante ninguna\nherejía; queda sí en Dante el conflicto —no resuelto y atormenta\ndor— entre la aceptación de la condena eterna para los justos del\nmundo pagano y la admiración apasionada que sentía por ellos, agu\ndizado no sólo por su sentido natural de la justicia, sino también\npor su personal tentación humanística, que lo llevaba irresistible\nmente a ir más allá del quia, a pesar de las autoadvertencias: \"State\ncontente, umane genti, al quid\" (Purg. III - v. 36) \"E piú Pingegno\naffreno...\" (Inf. XXVI - v. 21). Aquí la interpretación de la poesía\ntoca un terreno ajeno a ella, el de la filosofía, ya que surge el pro\nblema del averroísmo de Dante. A este terreno no podemos entrar\nahora sino para decir que el averroísmo en Dante es \"motivo inspi\nrador\" de poesía justamente como tentación y conflicto.\nLa metáfora de la nave toca en el II del Paraíso su expresión\nmás alta, pero está sobreentendida (si una metáfora puede sobreen\ntenderse) en todo el Paraíso y, de vez en cuando, aflora: \"Non é\n- 17 -\n\n�pileggio da piccola barca quel che fendendo va l'ardita prora...\"\n(Par. XXIII -vv. 67-68).\nLa navegación triunfal por el agua que \"giammai non si corsé\"\nes la imagen sintética de esta épica del conocimiento y de la explo\nración, cuyo motor es la sed de la verdad absoluta, es decir, para\nDante, la sed de Paraíso. Pero este impulso épico está difundido en\ntoda la \"cántica\" y en él consiste la definición de su especialísima\npoesía.\n.__\n^Impulso épico implica combate; y el combate del intelecto es la^\nduda. }3ay, pues, en el Paraíso, una épica de la duda, sentida como\ntormento y como gloria del hombre en cuanto hombre:\n\"Yo veggio ben che giammai non si sazia\nnostro intelletto, se'l ver non lo illustra\ndi fuor dal qual nessun vero si spazia.\nPosasi in esso come fera in lustra,\ntostó che giunto l'ha; e giugner pollo:\nse non, ciascun disio sarebbe frustra.\nNasce per quello, a guisa di rampollo,\na pié del vero il dubbio; ed é natura\nch' al sommo pinge noi di eolio in eolio\" 19.\n(Par. IV-w. 124-132)\nEsa sed de verdad, que jamás se sacia en la tierra, hace que a\ntoda solución parcial conquistada le siga una duda ulterior que exige\nnuevos esfuerzos y nuevas conquistas. También esta vez el férvido\ntrabajo del pensamiento es sentido en términos de esfuerzo físico,\npero ahora se trata del esfuerzo ascensión al del alpinista que, alcan\nzada una cumbre, ve siempre delante de sí una cumbre más alta, que\nse convierte en su nueva meta. Esa tensión constante del hombre\nThacia la verdad absoluta' es la sustancia misma de la épica dantesca,\n\\que canta una batalla cuya victoria para el poeta está en la muerte\njcorpórea y en la vida eterna del espíritu fuera del tiempo. En la\ntierra, todas las victorias del pensamiento son parciales, pero unas\ntras otras marcan un camino en ascenso que conoce angustias e ilu\nminaciones y lleva a la victoria definitiva y al descanso en el Paraíso\ncon el conocimiento de la única verdad —la verdad absoluta— fuente\nde las verdades particulares. El hombre puede alcanzar lo absoluto\n(parece que Dante lo afirmara para tranquilizarse a sí mismo, para\n\n19 \"Yo veo bien que jamás se sacia nuestro intelecto, si no lo ilumina aquella\nverdad, fuera de cuyos límites ninguna verdad se extiende. En ella descansa\ncomo una fiera en su cueva, una vez que la ha alcanzado; y puede alcanzarla,\nya que, de otro modo, todo deseo sería inútil. Nace por ese deseo, como nuevo\nbrote, al pie de la verdad la duda; y es nuestra naturaleza misma la que así nos\nimpulsa, de colina en colina, hacia lo más alto\".\n— lo\n\n�aplacar una angustia secreta); de otro modo sería inútil el deseo que\ntiene de él, esa \"concreata e perpetua sete\". Este descanso final en\nla verdad se presenta a la mente de Dante como el sueño abando\nnado de la fiera en su cueva, después de la caza sangrienta y angus\ntiosa que la mantuvo en tensión todo el día. El hombre tiende a con\ncebir su descanso y su seguridad como el descanso y la seguridad\nen una cueva (\"El hombre es animal de cueva y no de pecera\", dijo\nhace un tiempo un arquitecto norteamericano en una conferencia en\nque discutió, aquí en Montevideo, ciertos aspectos de la arquitectura\nmoderna, especialmente en lo que se refiere al excesivo empleo de\nlos vidrios externos; y esas palabras coinciden extrañamente con estos\nversos de Dante). Esa paz, ese descanso, es la naturaleza misma del\nParaíso: la quietud en que termina la afanosa cadena de las dudas,\nel apaciguamiento de la codiciosa voluntad en la voluntad de Dios\n(\"e la sua volontate é nostra pace\" dice Picarda en el canto III - v. 85),\nel sueño en la cueva. La angustia del destierro no es sólo material,\ny aquel vagabundear forzado fuera de Florencia es paralelo al tra\nbajo febril del pensamiento que pasa de una duda a la otra sin apla\ncarse nunca. Dante es un luchador y un alma fuerte (Véase: Paraíso,\ncanto IV - vv. 82 - 87; su ideal está, pues, representado por M. Scevola que voluntariamente mantiene la mano en el fuego o por S. Lo\nrenzo que no huyó del suplicio) y concibe el proceso del pensa\nmiento agonísticamente. La \"vis\" épica de estos nueve versos está\npues en el último terceto, que glorifica la lucha más que la victoria,\nel esfuerzo más que el descanso. Por eso el orden natural se invierte\ny aparece el descanso antes que el esfuerzo, el relajamiento feliz antes\nque la tensión heroica.\nEl aspecto épico de la Comedia, que culmina en la tercera \"cán\ntica\" y es mucho más evidente y profundo que su aspecto místico,\ncambia de contenido a medida que Beatriz y Dante ascienden hacia\nel Empíreo, sin dejar de ser poesía del esfuerzo intelectual20.\nEse esfuerzo intelectual, pues, en la segunda parte del Paraíso,\nno se aplica ya a la búsqueda de la verdad (a la que el razonamiento\ny la cadena de las dudas pueden hacernos acercar, según Dante, pero\nque, al final, requiere sólo la contemplación directa, que es un estado\nmístico), sino a la expresión adecuada de este estado místico.\nLa fuerza expresiva del hombre es limitada y Dante se confiesa\nimpotente para lograr la transmisión de lo inefable; pero afronta la\ndificultad una y otra vez y este no resignarse a la derrota tiene en\nsí algo de épico: ya no es la batalla de Dante como símbolo de la hu\nmanidad en su esfuerzo de redención por un lado, de acercamiento\n\n20 Sería casi innecesario observar que hay, aisladamente, otros motivos épicos\nen el Paraíso; por ejemplo, la santidad (cantada como lucha del hombre consigo\nmismo y contra las convenciones sociales. Véase el canto XI) y el destierro\nagonísticamente considerado (canto XVII). Pero aquí se trata de encontrar una\ndominante que permita una definición global en función de los aspectos más\ndiscutidos.\n- 19 -\n\n�a la verdad por el otro; es la batalla de Dante poeta, incesantemente\nperdida por su propia confesión e incesantemente renovada: es lar\nbatalla contra la limitación de la palabra humana que sólo puede\naludir o acercarse por imágenes a lo sobrehumano, es la batalla con\ntra las limitaciones de la inteligencia humana que pierde su claridad\ncuando quiere penetrar en el misterio. Y las dos batallas son en rea-¿\nlidad una sola. También hay una épica de las batallas perdidas\ncuando han sido valientemente combatidas (la de Rolando en Roncevalles fue derrota) ; podemos, pues, decir que estas innumerables\nderrotas expresivas del Paraíso, seguida cada una de ellas por una\nnueva tentativa, forman parte de esta épica del esfuerzo espiritual,\norientado esta vez hacia una finalidad que es para nosotros esencial\nmente literaria, en el sentido más noble que tiene ese adjetivo. Con\neste motivo se abre y se cierra el Paraíso: con la confesión de una\nimpotencia expresiva consciente de sí misma, pero no resignada, cuya\namplitud se reduce progresivamente por la obstinación intelectual\ndel hombre, ayudado por Minerva y Apolo, sin esperanza de que sea\nnunca vencida en la tierra. Así, al principio del primer canto: \"...e\nvidi cose che ridire / né sa, né puó chi di lá su discende\" 21. (w. 4 5).\nY, algo más adelante:\n\"Beatrice tutta ne l'eterne rote\nfissa con li occhi stava; ed io in lei\nle luci fissi, di lá su rimóte.\nNel suo aspetto tal dentro mi fei,\nqual si fe' Glauco nel gustar de l'erba\nche '1 fe' consorte in mar de li altri Dei.\nv\nTrasumanar significar per verba\nnon si poría; pero l'esempio basti\na cui esperienza grazia serba\" 22.\n(Par. I-w. 64-72)\nDe aquí a los últimos versos del Paraíso el drama íntimo de la\ninefabilidad de lo sobrehumano se hace más hondo y se multiplica\nsin llegar a un desenlace. Dante no es Jacopone y no balbucea, ni in-\n\n21 \"...y vi cosas que repetir no sabe ni puede quien de allá arriba des\nciende\".\n'\n22 \"Beatriz estaba absorbida, con la mirada fija en las eternas ruedas; yx\nyo en ella fijé la mía apartándola de allá arriba. Contemplándola me volví por•\ndentro como se volvió Glauco al paladear la hierba, que, en el mar, lo hizo\nigual a los demás Dioses. \"Trasbumanar\" no se podría expresar con palabras: por\nesto, baste el ejemplo a quien la gracia le reserva la experiencia (directa)\". Puede\nser interesante señalar —de paso— la repetida exaltación de la experiencia por^\nencima del razonamiento deductivo, en el Paraíso. Tal valorización corresponde,\ncomo en la corriente, contemporánea a Dante, de los franciscanos de Oxford, a\nuna exigencia mística, pero es a la vez el punto de partida de la ciencia moderna.\n- 20 -\n\n�voca desesperadamente la anulación de la personalidad (\"abissami\nin amore\"), manera primaria, pero mucho más auténtica, de expre\nsar el misticismo. Comparemos con los versos dantescos citados, al\ngunos de Jacopone:\n\"O jubilo del core, — che fai cantar d'amore!\nQuando jubilo se scalda, — sí fa l'omo cantare;\ne la lengua barbaglia — e non sa que parlare,\ndentro non pó celare, — tanto é grande el dolzore!\" 23.\n(Jacopone. Del jubilo del core che esce in voce. Versos 1-4).\n\"Amor, amor, Iesú desideroso,\namor, voglio moriré te abbracciando;\namor, amor, Iesú, dolce mió sposo,\namor, amor, la morte t'ademando;\namor, amor, Iesú sí dilettoso,\ntu me t'arendi en te transformando,\npensa ch'io vo pasmando, — Amor, non so 'o me sia,\nIesú, speranza mia, - abissame en amore\" 24.\n(Jacopone. Come l'anima se lamenta con Dio della carita superardente in lei infusa. Versos 122 - final).\nFrente a esta pasión violenta y elemental, el lenguaje místico del\nParaíso nos revela un proceso intelectualístico.\nDe la misma forma, en los últimos versos de la \"cántica\", para ex\npresar indirectamente la inadecuación de la palabra y de la memoria ;\nhumanas, a la visión suprema de la Trinidad, Dante recurre a una com- / ^-paración de carácter marcadamente intelectual:\nQual é il geómetra che tutto s'affige\nper misurar lo cerchio, e non ritrova,\npensando, quel principio ond' elli indige,\ntal era io a quella vista nova:\nveder volea come si convenne\nl'imago al cerchio e come vi s'indova;\nma non eran da ció le proprie penne:\nse non che la mia mente fu percossa\nda un fulgore in che sua voglia venne.\n\n23\"O júbilo del corazón, que haces cantar por amor! Cuando el júbilo se\nenciende, hace al hombre cantar; y la lengua se traba y no sabe qué decir, no\npuede ocultar lo que hay adentro, tan grande es la dulzura!\".\n2^\"Amor, amor, Jesús deseado, amor, amor, quiero morir abrazándote; amor,\namor, la muerte te pido; amor, amor, Jesús fuente de gozo, tú te me rindes\ntransformándome en ti, piensa que yo voy perdiendo el sentido. Amor, no sé dónde\nestoy, Jesús, esperanza mía, abísmame en amor\".\n- 21 -\n\n�A Taita fantasía qui mancó possa;\nma giá volgeva il mió disio e il velle,\nsí come rota ch'igualmente é mossa,\nl'amor che move il solé e l'altre stelle 25.\nLa visión termina: la fantasía no puede volverla a crear para\ntransmitirla. Esta falta de fuerzas es el límite humano y es el des\ncanso en Dios. La nave ha llegado. Su ímpetu triunfal ha quedado\ntrunco en la culminación mística. Ya no hay épica: lo épico está\nen el esfuerzo de entender, que en este caso se identifica con el\nesfuerzo de ver y de enunciar la visión con palabras. La similitud\ncon el geómetra que busca el principio que necesita y que creía\ntener ('non ritrova\") para vencer la inconmensurabilidad de la cir\ncunferencia con su diámetro, nos da la medida de esa tensión espiri\ntual del hombre hacia algo que está más allá de sus límites de alcance,\nde comprensión, de expresión. Así la épica del Paraíso termina como\ndehía terminar: con una derrota gloriosa.\n\n25 \"Como el Geómetra que concentra toda su atención en medir el círculo\ny no vuelve a encontrar, pensando, aquella norma que necesita, tal era yo en\naquella visión nueva: quería ver cómo se adaptó la imagen al círculo y cómo\nen él se encuentra perfectamente ubicada; pero mis alas no eran capaces de\ntanto: y he aquí que mi mente fue herida por una fulguración en la que su\ndeseo fue satisfecho.\nA la alta fantasía aquí le faltó fuerza; pero ya guiaha mi deseo y mi vo\nluntad, como una rueda que se mueve uniformemente, el amor que mueve el\nsol y las demás estrellas\".\n- 22 -\n\n�-scpust^ k s^pepiuetanH 3P\nBJSIA3-^I B[ 3p 81 óN I3 u3 3JU3OIB3U^inUIIS B3I¡qnd 3S\n\n�Imp. 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La Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación se ha propuesto contribuir a rescatar y poner a disposición de los lectores la escritura ensayística del Uruguay a lo largo de su historia. Esta Biblioteca Virtual de Humanidades en el Uruguay pretende reunir en un solo lugar más de dos siglos de textos de reflexión y pensamiento, dentro del amplio campo de las humanidades, producidos en conexión con la universidad. La mayor parte de esos textos han sido originalmente publicados en revistas universitarias o periódicos hoy difícilmente accesibles. A menudo nunca recogidos luego en libro—o recogidos con sustanciales modificaciones—, son textos que pueden contribuir a recuperar y mostrar las dinámicas de pensamiento y representación en el país, tal como se realizaron en tiempos de centralidad de la escritura.
La a veces fina y sinuosa línea entre Humanidades y Ciencias Sociales hace que textos de historia económica, de estudios sociales, de ciencia aplicada a la antropología, puedan tener cabida en esta colección, aunque el foco está en el núcleo tradicional de las humanidades. El Derecho (con la excepción de Filosofía del Derecho) queda, por su especificidad técnica y profesional, por el momento fuera de este grupo.
La colección será un trabajo acumulativo, con entregas bimensuales. En el tiempo, los textos se irán organizando de acuerdo a posibles lecturas de la historia de las ideas en la región y el continente.
Aldo Mazzucchelli
15 de octubre de 2017
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