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�Dos palabras sintetizan su posición frente a lo religioso: incertidumbre y duda: desde la época lejana en que contestó a un niño
que le interrogaba sobre si había Dios, que no sabía, ocasionando el
consiguiente traumatismo psíquico en el educando, al constatar la
no omnisciencia del padre — modelo, hasta ahora sigue considerando
cuestiones abiertas las relativas a Dios y el alma humana.
Pero si aparentemente su posición se mantuvo invariable, hubo
un movimiento subterráneo, de carácter afectivo, que interfirió con
lo intelectual. Ya dijo — mejor que otros — Bergson que la religión
surge como un paliativo del miedo,a la muerte. Por mucho tiempo
el concepto vazferreiriano no fue, o sólo en grado mínimo, calen
tado por el sentimiento. Pero... "le coeur a ses raisons que la raison
ne comprend pas": A partir de cierto momento, concretamente des
de la penosa enfermedad en que por dos veces hizo crisis su cons
titución melancólica (1929 y 1940), parecían haber surgido en él
anhelos nuevos; y sin llegar al hambre de inmortalidad unamuniana — que Yaz Ferreira califica de ingenuidad trascendente — aspi
raba a cambiar posibilidades por seguridades; y a medida que se acer
caba el momento definitivo, cuya angustia no alcanza a paliar nin
guna filosofía, se observaba en él un anhelo creciente de anclar en
alguna creencia. Tanto que sintetizó en 1952, en frase que no habría
por cierto suscrito en los albores del siglo, su actitud hacia lo reli
gioso: "Es un desear creer y no poder creer".
Por un momento pudo pensarse que, de producirse una hipoté
tica conversión, contra la cual no había tomado las precauciones de
Renán, y por la que bregan incansablemente desde hace varias déca
das personas beneméritas y bien intencionadas, se produjera en el
sentido del catolicismo, hacia el cual lo inclinaba el fuerte peso de
la tradición familiar: católica era su madre; católica, con las sal
vedades que derivan lógicamente de muchas de sus poesías (2), su
hermana María Eugenia y católico el ambiente en que transcurrieron
sus primeros años. (3)
En la obra. — Dispersas a lo largo de su producción encontra
mos valiosas consideraciones sobre los problemas religiosos. Nunca
satisfizo el anhelo pedagógico que nos haría desear la coordinación
y unificación de su pensamiento al respecto: va sembrando ideas
desde 1892 hasta 1957. Fijemos algunos jalones:
1892: Publica pensamientos (4) que incluyen una consideración
sobre un problema conexo: la muerte.
(2)Ver Vaz Ferreira, María Eugenia. La isla de los cánticos. "El ataúd
flotante", "Historia postuma", "La rima vacua". Montevideo, A. Barreiro y Ra
mos, 1924, p. 51, 57, 75.
(3)Más adelante, hacia 1956, el peligro pareció conjurado: las corrientes
subterráneas habían seguido su curso y Vaz Ferreira ancló definitivamente en
su posición de incertidumbre, que mantuvo sin deflexiones hasta su muerte,
acaecida a 3 de enero de 1958. (Nota de 1962).
(4)Dr. Pascal (seud.). Las primeras ideas. "Pensamientos". Montevideo,
Diario "El Día", martes 25 de octubre de 1892 (Artículo firmado por Vaz Fe
rreira con este seudónimo, tomado del título de una obra de Zola).
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�1952: En Recuerdos de un Curso sobre pedagogía de la ense
ñanza secundaria (13), retoma los temas filosóficos y religiosos tra
tados en 1914 y 15, refrescándolos, remozándolos, y poniéndolos al día.
1953: En ese extracto de ideario que se tituló, en denominación
bien vazferreiriana: Sobre algunas que creo verdades (14), nos da el
estado presente de su oscilación frente a lo religioso, y ratifica posi
ción con relación a la antigua polémica de los Cristos.
Hay además un interesante material de estudio en los apuntes
preparatorios para conferencias, no destinado a la publicación. Des
taco los relativos a la teosofía (15).
Formación espiritual de Vaz Ferreira en lo que dice relación con
el tema. (16) — Para investigar la formación filosófica de Vaz Fe
rreira y en particular la de su filosofía religiosa, son muy de tener
en cuenta: a) datos por él suministrados en la viva comunicación
de su cátedra; b) la lista de libros consignada en Moral para inte
lectuales y su complementación.
a) Al iniciar sus conferencias sobre teosofía, nos habla del
proceso de su cultura, ya avanzado cuando conoció las religiones
orientales. Describe la formación mental de su generación (predo
minantemente filosófico - científica) y la inmediatamente anterior
(histérico-política) como reflejo del pensamiento europeo. Ambas
tuvieron que optar —en forma dilemática— entre: a) Religión y fe.
b) Ciencia y filosofía. Razón y libre pensamiento. Vaz Ferreira des
taca que en esa elección, uno de los términos, la religión, se mos
traba estrechada e inferiorizada (también algo el otro, pero...) por
io cual su formación intelectual tuvo una base incompleta: en pri
mer lugar sólo conocieron las religiones occidentales (o, si se quiere,
las hebraicas); en segundo lugar sólo religiones literales, en forma
literal, literalmente entendida. Conocieron el catolicismo (cristianismo
muy "incrustado"); el protestantismo, algo limpiado de incrustacio
nes y (muy poco) más libre; siempre literal: Biblia, Evangelio, en
tendidos como dicen. Fuera de eso, conocimientos superficialísimos
sobre otras religiones: Mitologías grecoromanas, aderezadas como pa
ra niños; egipcias, hindúes, presentadas como inferiores o fantásticas.
Todo eso era interpretado por los del otro lado de dos modos
diferentes:
(13)Obras. "Lecciones sobre pedagogía y cuestiones de enseñanza. "Re
cuerdos de un curso sobre pedagogía de la enseñanza, Ibid., vol, 15, p. 15 -17.
(14)Obras. "Sobre algunas que creo verdades". Ibid., vol. 12, p. 17-52.
(15)De las interesantes conferencias dictadas por Vaz Ferreira en 1924
sobre las religiones orientales, quedan sólo apuntes preparatorios, en estilo tele
gráfico. Felizmente, son analíticos y permiten reconstruir aproximadamente el es
tudio perdido. En estas conferencias anunció otras sobre el mismo tema, que no
llegaron a realizarse. Y así, de mi conocimiento, sólo se ocupó ex-eátbedra de la
Teosofía en 1924.
(ll!) Los párrafos relativos a la formación espiritual de la generación de
Vaz Ferreira, están tomados casi textualmente de los apuntes preparatorios para
las conferencias sobre Teosofía en 1924.
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�y sus flores, pero no podría hacerlo sin los alimentos del suelo y el
agua, así cada pensador estructura su ecuación personal acerca de
las preguntas eternas, en la que interviene en grado diferente el
filosofar anterior.
Supongamos.. . una hormiga laboriosa y resentida que se dedi
cara a rastrear las influencias subyacentes en la obra cumbre de
Unamuno: "Del sentimiento Trágico de la Vida en los Hombres y
en los Pueblos". El hecho de precisar influencias de filósofos — ci
tados y no citados— ¿disminuiría acaso la fuerte originalidad y
valía del conjunto?
Para terminar esta larga introducción, creo que son aplicables
a Vaz Ferreira las palabras con que cierra Emilio Oribe el estudio
de las influencias que actuaron en aquel otro gran integrante de la
generación del 900, José Enrique Rodó.
"Los que con él convivieron, aquellos en los que se apoyó para
actuar, pensar y crear, no nos importan: la vaguedad de sus nom
bres no nos preocupará lo más mínimo, ni tampoco la partícula de
la personalidad del escritor que en alguna forma fue tributaria de
lo accidental y caedizo de tales fugacidades" (17).
Entrando al tema: La clave de los filósofos y obras influyentes
en la concepción religiosa de Vaz Ferreira, — aparte de Spencer, ya
superado— me parece sernos dada por la lista de libros publicada
en Moral para intelectuales y su complementación. Destaco algunos:
Guyau, M. La Irreligión del Porvenir. — Esbozos de una Moral
sin Obligación ni Sanción.
James, William. La Experiencia Religiosa.
Stuart Mili, J. Estudios sobre la religión.
Renán, E. Vida de Jesús.
Pese a su heterogeneidad, son todas obras escritas por pensa
dores libres, limpios de dogmatismos, amigos de dejar las cuestiones
abiertas, y, a la manera socrática, de hacer engendrar las almas.
En cuanto al grado de influencia: Sería interesante precisarlo
a través del valioso testimonio de las anotaciones marginales, en el
ejemplar de la biblioteca particular del pensador que nos ocupa. Y
a primera vista se observa que los subrayados y anotaciones de "Los
Primeros Principios" son meramente de estudioso y de discípulo.
En Renán, la impresión es análoga, si bien, en los márgenes de
La Vida de los Apóstoles aparece ya algún "lo mío": Surge la con
frontación de la filosofía religiosa estudiada con otra, la de Vaz
Ferreira, en tren de constitución. En Stuart Mili y en Guyau los "lo
mío" se multiplican: hay ya cotejo de dos ideologías y de dos "sentimentologías integradas. No me referiré al diálogo con James, enta
blado en los márgenes de L'Expérience Réligieuse. Fue, aunque amis
toso, tan animado y polémico, que de él surgió una obra que se llama,
precisamente: "En las márgenes de la experiencia religiosa".
(17) Oribe, Emilio. La dinámica del verbo. Montevideo, Impr. Uruguaya,
1953, p. 77.
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�largo tiempo atrás; y a quien solicitara su opinión al respecto, dio
ésta, categórica: "no me obligó a leerla hasta el fin".
Estructuración de su filosofía religiosa. — Vaz Ferreira integró
tempranamente su cosmovisión con una metafísica de líneas bien de
finidas: ningún dogmatismo, ni positivo ni negativo, que intente re
solver arbitrariamente problemas insolubles, sino un saber poco am
bicioso, humilde, que se conforma con ahondar, hasta donde alcanza
la razón, los problemas que no puede resolver la ciencia. Muchas
veces caracterizó y valorizó la metafísica: nunca tan bien como en
aquellos párrafos del primer Fermentario: "En medio del océano
para el cual no tenemos barca ni velas, la humanidad se ha esta
blecido en la ciencia. La ciencia es un témpano flotante.
Es sólido, dicen los hombres prácticos, dando con el pie; y, en
efecto, es sólido, y se afirma y se ensancha más cada día. Pero por
todos sus lados se encuentra el agua; y si se ahonda bien en cualquier
parte, se encuentra el agua; y si se analiza cualquier trozo del tém
pano mismo, resulta hecho de la misma agua del océano para el
cual no hay barcas ni velas. La ciencia es metafísica solidificada".
Es sólido, dicen los hombres prácticos, dando con el pie; y tienen
razón. Y también, nada es más útil y meritorio que su obra. Ellos
han vuelto el témpano habitable y grato. Miden, arreglan, edifican,
siembran, cosechan...
Pero esa morada perdería su dignidad, si los que la habitan no
se detuvieran a veces a contemplar el horizonte inabordable, soñan
do en una tierra definitiva; y hasta si continuamente alguno de ellos,
un grupo selecto, como todo lo que se destina a sacrificios, no se
arrojaran a nado, aunque se sepa de antemano que hasta ahora nin
guno alcanzó la verdad firme y que todos se ahogaron indefectible
mente en el océano para el cual no se tiene barca ni velas". (20)
La filosofía religiosa es una rama de la Metafísica, importante si
las hay, por abarcar un problema básico: el de la inmortalidad, más
Dios, la muerte, etc.
Vaz Ferreira no la ha constituido buscando un "justo medio"
entre posiciones ya hechas: en lo religioso, como en todo, gusta del
estudio directo y de las soluciones propias: su posición es de incertidumbre y duda: hay conocimientos ciertos y seguros; otros proble
máticos; no se debe forzar la creencia, sino graduarla; considerar
cierto solo lo cierto; probable o posible, lo probable o posible; dis
cernir lo que conocemos bien de lo que conocemos mal o ignoramos.
Sería erróneo en materia religiosa, dar a conocimientos imprecisos,
apariencias de certidumbre.
En ciencia, todos están de acuerdo en reconocer las imprecisiones
del saber: con más razón debe admitírsele en metafísica; así como
frente a una masa de agua podemos describir adecuadamente lo que
ocurre en la superficie, y conocemos cada vez menos bien, o no cono
cemos, a medida que ahondamos, así como podemos describir bien lo
(20) Obras. "Ciencia y metafísica", Ibid., vol. 10, p. 122-23.
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�Ysin embargo, como muy bien observa Unamuno (") conviene
atenerse al recto y primitivo significado de la palabra; y éste es bien
atrayente: escéptico viene, por intermedio del latín "scepticus", de
un vocablo griego cpie significa: hábil o inclinado a contemplar, refle
xionar, meditar, derivado a su vez de un verbo que significa: escu-^
driñar. Y así escéptico sería el contemplador, el meditador, el escu-j^
driñador, y Vaz Ferreira es todo eso y le gusta serlo.
Ese otro gran buscador que se llamara en vida Soren Kirkegaardi /
adhiriendo a la afirmación de Lessing dice que si Dios le ofrecieray
en su mano derecha la verdad, y en la izquierda el esfuerzo ince
sante y penoso por lograrla, se quedaría con la izquierda. Vaz Fe
rreira no ha leído a Kirkegaard, pero es buen conocedor de Una
muno; múltiples y categóricos subrayados positivos señalan su adhe
sión a los hermosísimos párrafos en que el pensador vasco expresa su
deseo. .. de no ver totalmente logrados sus anhelos. ..
"Y, sin embargo...
Si, a pesar de todo, la tragedia culmina aquí.
Yel alma, mi alma al menos, anhela otra cosa, no absorción, no
quietud, no paz, no apagamiento, sino eterno acercarse sin llegar
nunca, inacabable anhelo, eterna esperanza que eternamente se re
nueva sin acabarse del todo nunca. Y con ello un eterno carecer de
algo y un eterno dolor. Un dolor, una pena, gracias a la cual se crece
sin cesar en conciencia y en anhelo. No pongáis a la puerta de la glo
ria, como a la del infierno puso el Dante, el "Lasciate ogni speranza".
¡No matéis el tiempo! Es nuestra vida, una esperanza que se está con
virtiendo sin cesar en recuerdo, que engendra a su vez a la esperanza.
¡Dejadnos vivir! La eternidad, como un eterno presente, sin recuerdo
y sin esperanza, es la muerte. Así son las ideas, pero así no viven los
hombres. Así son las ideas en el Dios-Idea, pero no pueden vivir
así los hombres en el Dios-Vivo, en el Dios-Hombre.
Un eterno Purgatorio, pues, más que una gloria: una ascensión
eterna. Si desaparece todo dolor, por puro y espiritualizado que lo
supongamos, toda ansia, ¿qué hace vivir a los bienaventurados? Si
no sufren allí por Dios, ¿cómo le aman? Y si aun allí, en la gloria,
viendo a Dios poco a poco y cada vez más de cerca, sin llegar a
Ellos, del todo nunca, no les queda siempre un poco de incertidumbre,
¿cómo no se aduermen?
O en resolución, si allí no queda algo de la tragedia íntima del^
alma, ¿qué vida es esa? ¿Hay acaso goce mayor que acordarse de^
la miseria —y acordarse de ella es sentirla— en el tiempo de la feli
cidad? ¿No añora la cárcel quien se libertó de ella? ¿No echan defl
menos aquellos sus anhelos de libertad?" (23).^
Yasí quedamos en que Vaz Ferreira es, como Kirkegaard, como
Unamuno, dicho sea en honor de los tres, escéptico.
(22)Unamuno, Miguel de. Ensayos. "Mi religión". Madrid, M. Aguilar, 1945,
vol. 2, p. 365-371.
(23)Unamuno, Miguel de. Ensayos. "Del sentimiento trágico de la vida".
Ihid., vol. 2, p. 389 - 99.
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�caen: Verlaine, otro hombre de grande hombre, vaso infame de dolor,
débil e impuro, sino que opone a los "básicos puntales", otra clase de
almas superiores: el ejemplo más alto: Cristo. "Supongamos que
nunca hubiera tenido angustias, nunca dudas, que no hubiera deses
perado, que no hubiera sudado sangre, y llorado, que no hubiera dicho "Eloi, Eloi, ¿lama sabachtani?
Sería más perfecto —concluye Vaz Ferreira— y nosotros lo ama
ríamos menos; que digo nosotros. Los mismos que lo creen Dios lo
amarían menos. .."
Hasta aquí, la crítica positiva. Pero hay también un enjuicia
miento del hombre —dios desde el punto de vista favorito de nues
tro filósofo—: el moral. Como vimos, considera representante máximo
de la humanidad al individuo que en un esfuerzo tenso y heroico,
lleva de frente todos los ideales: éticos, estéticos, religiosos, sociales,
etc. Con este temible cartabón va a juzgar a Cristo.
Lo considera un altísimo ejemplar del hombre antiguo, que ac
tuaba con pocos ideales. Ya sabemos que Vaz Ferreira es humanista.
Admite a los monocordes, siempre que no se lo obligue a serlo. Pero,
en lo moral al menos, prefiere al hombre integral, que lleva de fren
te todos los ideales, con los consiguientes conflictos éticos, y la an
gustia, y el remordimiento: "Cristos oscuros, sin corona ni sacrificio".
Por eso considera que Jesús, tal como se nos revela a través del rela
to vivo de los Evangelios, es superado por muchos modernos, que,
sin llegar a su altura en caridad y amor, han sabido valorar ideales
que él dejó fuera de su reino. ..
Hay un lugar común en la literatura: suponer que Jesús vuelve
a la tierra y fantasear sobre lo que harían los hombres a base de
cruxifixiones más complejas y refinadas. Vaz Ferreira introduce una
variante de interés. ¿Qué haría Cristo, que tendría que hacer Cristo
para seguir siendo el primero en nuestro mundo moderno? En pri
mer lugar conservar sus altas virtudes de amor y caridad. Pero ten
dría que agregar varias cosas que Vaz Ferreira enumera implaca
blemente: la justicia, el trabajo, la familia, los afectos individuales,
la ciencia, la razón, las patrias, hasta el planeta. Y surgirían así
los conflictos, la angustia, que sólo se evitan mediante una restr^cción
de los ideales.
Vaz Ferreira y lo que de Cristo salió: catolicismo y protestantismo.
En cuanto a los dos "ismos" antagónicos surgidos de Cristo, Vaz Fe
rreira, sin perjuicio de abarcarlos en la crítica general a las religiones
positivas (rebajamiento de la religiosidad, frutos predominantemente perniciosos, adaptación de las guerras, desacuerdo con la ciencia,
etc.) los enjuicia en especial. Parcialmente de acuerdo con Nietzche,
establece una distinción tajante entre Cristo y las que se llaman a sí
misirias religiones c^istianas.
•Y si, ^callando su admiración y su amor, formula al fundador
serios reparos, no .por los ideales sustentados sino por el número y
la :eptidad de los réjegados, mucho más serias son sus críticas a los
"i^í^Ws^pen
que involucionó la doctrina.
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�¿Y el judaismo? Repetidas veces exteriorizó simpatía por la
religión y sus adeptos. Circulaban anécdotas al respecto. Así, como
alguien quisiera hacerle compartir su odio a los hebreos, contestó
que no podía hacerlo, porque de los dos que conocía, uno era Mau
ricio Nireinstein, su mejor amigo; el otro, Einstein.
Y para refutar las conclusiones pesimistas de Spengler en la
obra: "Decadencia de Occidente" acerca de la extinción próxima e
inevitable de nuestra civilización y su imposibilidad de florecer en
este momento en altos ingenios, gustaba de citar a los dos grandes
judíos de nuestro tiempo: Bergson y nuevamente, Einstein.
Pero no nos dejemos sugestionar: esa simpatía no es más que
una de las tantas manifestaciones, hacia una raza y una religión
vilipendiadas, vejadas y encarnecidas, de su tendencia "pobrista" en
un sentido amplísimo del término. Si los judíos mandaran ya se en
cargaría Vaz Ferreira de encontrar las fallas de su ideología.
Posición de Vaz Ferreira frente a la teosofía y en general, las
religiones orientales. — Durante su formación espiritual, Vaz Ferreira
y su generación trabaron conocimiento casi exclusivamente con las
religiones hebraicas que, como vimos, no lo satisficieron plenamente.
De ahí partieron los que deseaban superar su preparación universi
taria; Vaz Ferreira, entre ellos, se hizo un buen conocedor y crítico
de religiones orientales: las estudió en plena madurez —tercera dé
cada de este siglo— con su filosofía religiosa ya hecha. Y así, aun
que en conjunto lo conformaron más que las occidentales, ni por un
momento pudo pensarse en una conversión: agregó una más a su
haz de posibilidades.
Allá en 1924, Vaz Ferreira dictó en su cátedra una serie de con
ferencias sobre las religiones orientales, ya prologada el año ante
rior. Anunció otra, previas nuevas profundizaciones, más no llegó
a realizarse. El título es bien sincero: "Introducción a futuros (posi
bles) conferencias sobre Teosofía". Teniendo en cuenta su escasa
difusión —no fueron publicadas, ni pueden serlo, ya que no fueron
taquigrafiadas: se conservan sólo apuntes preparatorios, eso sí bas
tante detallados— creemos oportuno un resumen que destaque las
ideas básicas.
El ensayo abarca —en un método familiar al filósofo en estu
dio—: a) una exposición; b) una crítica; c) una síntesis. Veamos
brevemente.
Esas religiones verifican un cambio de escala en el espacio y en
el tiempo: hay prolongaciones extra terrestres, para atrás y para
adelante; galaxias, miles de años luz; acuerdo con la moderna astro
nomía.
Consideran al pasado poseedor de la sabiduría; al presente, en
descenso. La ciencia auténtica, para atrás: la moderna no es más
que un resto degenerado del antiguo saber total. Aún hoy, algunos
iniciados pueden, merced a un entrenamiento especial y ejercicios
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�quier persona sensata y dotada de un poco de sentido común, recha
za el anticuado fantasma: se niega a incorporarlo a sus posibilidades.
Es que la noción de castigos "ad perpetuitatem", como la del pecado
original —sobre la cual me hubiera interesado conocer la opinión de
Vaz Ferreira— corresponde al viejo concepto de derecho penal, vi
gente en la época de fabulación del cristiano-catolicismo, y resultan
ambas anacronismo pesado en esta época de proporcionalidad entre
la pena y el delito, p individualización de la pena. También las re
ligiones deberían modernizarse. . . Claro que es peligroso: dicen que
ciertas momias se conservan incólumes durante milenios. .. en sus
sarcófagos: el menor soplo de aire las pulveriza: si una momia pen
sara, nada temería más que la ligera brisa que puede aniquilarla. . .
Otra ventaja —de carácter ético— a favor de las religiones orien
tales, es que acabando al fin todo bien para todos, no se presenta en
forma aguda, como en las religiones hebraicas, el problema del mal,
con la responsabilidad, aunque sea a dos grados, del Supremo Crea
dor. Y si difícil resulta para nuestros teólogos, la explicación del mal
en esta tierra, más difícil es justificarlo en el otro mundo, creado
por la voluntad omnímoda de un creador, en la teoría infinitamente
bueno, sin los descargos derivados del mal uso de su libertad hecho
por las criaturas terrenas.
Pido perdón por la digresión y vuelvo al tema. Vaz Ferreira
valorizó en grado sumo la moral oriental, a base de la incidentalidad
de la tierra, y la abundancia de posibilidades, y el arreglo final, pre
firiéndolo a la cristiana, a base de este planeta sólo y una sola vez.
Ahora, al confrontar estas religiones con su religiosidad, apare
cen aspectos que levantan resistencia en nuestro pensador.
A)Por la filosofía religiosa que profesa.
B)Por su temperamento.
Por su filosofía religiosa: Vaz Ferreira la hizo a base de igno
rancia, sentimiento religioso mantenido vivo. Entendía que, "no creer
saber" mejora la acción. Además, no había abandonado las ideas que
presidieron su formación espiritual: Ciencia, Razón, Progreso, De
mocracia. Su evolución había consistido en sentirlas —o ponerlas—
en plano más hondo, depurarlas y sentirlas mejor. Esas religiones
son a base de saber, o creer saber lo religioso; que no se sabía, o
sabe, por los iniciados, y dogmas; ¡oh combien!
Y en cuanto a las ideas directrices vazferreirianas: la ciencia no
es en esas religiones orientales bien sentida ni justipreciada; más
bien hay cierto menosprecio por ella en nombre del saber religioso;
la razón es disminuida o postergada en nombre de otros modos de
conocimiento considerados superiores; el progreso: la Teosofía lo
respeta, agrandándolo; la Democracia: no engrana con las castas, la
desigualdad.
Por su temperamento: Hoy dos cosas —afirma Vaz Ferreira—
en que esas religiones van contra lo más central suyo: una contra
su temperamento intelectual; otra, contra su temperamento afectivo.
En tal forma que dan en el centro mismo de cada uno:
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Bun Bjapisuoo Bjiaua^ zb^y — 'vujanS A svanisod sduoiSij^^j (q
bj aaoajBdBsap jaoBq b uapua^ SBAijtsod sauoi^qai sbj
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X opuBujua ba as osa opoj 'sopBioiui sapusa^ soj ap ^oduiaji ja ua
X otOBdsa ja ua 'souiBÍajB sou aub Bpipaui b oaa^ '(o^sij^ :ojjb sbui
ojduiafa ja) saaopin^as sojauíud X sajopBpunj soj ua BauíBjj p^pis
•oiSijaj bj jBjauaS ugj — 'svaijisod sovoíSijau A pvpisoiSija^j (b
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�(lo. Las religiones conservan algo de la espiritualidad primitiva va
entre el encroütement de los dogmas: no toda la llama se ha cenizado. Cuando mandan (como los partidos, como las personas), pri
man los elementos regresivos; cuando carecen de imperium, sobretodo
si actúan en un régimen de libertad, el rescoldo de espiritualidad
yacente entre las cenizas, se reanima.
c)Religión (o religiosidad) y arte. — En 1935, en conferen
cias complementarias a las dadas sobre: "El autor, el crítico y el
sentidor", Vaz Fereira estudió diversas causas que pueden disminuir
artificialmente el goce artístico (28). Entre ellas enumera la regida
por una falsa oposición entre el arte libre (arte por el arte), y arte
subordinado a algo (religión, patriotismo). Y entiende que lo mejor
es la coexistencia de ambos. No simpatiza con el hecho de que los
creadores se propongan expresamente hacer arte con fines religio
sos, o sociales, o morales. Pero si con el de que sienten los ideales
religiosos u otros, que les calientan el alma y los libran de la insen
sibilidad del puro esteta.
d)Religiones, religiosidad y derecho. — Conocido es el con
cepto vazferreiriano del derecho. Rechaza para éste, como para la mo
ral, la fundamentación enraizada en el cielo: no hay derecho de origen
divino, como no hay moral de origen divino (por lo demás, esta posi
ción ha sido abandonada actualmente aun por los mismos juristas em
barcados en religiones positivas).
¿Quedará excluido lo religioso en los basamentos del derecho?
No: en forma de religiosidad será uno de los tantos motivos que ten
dremos para respetar la norma jurídica.
e)Religiones, religiosidad y moral. — La moral se refiere a
los hechos, sentimientos y pensamientos que tienen que ver con el
bien y el mal.
Precisados ya los conceptos de religiosidad y religión, las conexio
nes surgen espontáneamente dentro de la ideología vazferreiriana.
Rechaza la fundamentación religiosa de la ética que preconizan los
"ismos": para el budista, o el mahometano, o el cristiano, bueno es
lo que ordenan respectivamente Buda, o Mahoma, o Cristo. Y en el
conflicto posible entre moral y religión, prima en forma absoluta la
segunda. Vaz Ferreira, por el contrario, coloca en la cúspide de su
jerarquía, los valores éticos. Son débiles sus posibilidades religiosas
y fortísimas sus convicciones morales. Acostumbra aplicar sus normas
a los mismos dioses, no perdiendo la esperanza de mejorarlos. Sin
querer, se me vienen los versos de aquel otro enjuiciador de seres
trascendentes que se llamara en vida don Miguel de Unamuno (otros
dicen San Miguel de Gredos):
(2S) Obras. "Algunas causas que tienden a disminuir artificialmente el goce
artístico". Ibid., vol. 11, p. 259-72.
20
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Dublin Core
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Title
A name given to the resource
Biblioteca Virtual de Humanidades en el Uruguay
Subject
The topic of the resource
Repositorio de ensayos en las Humanidades publicados originalmente en el Uruguay
Description
An account of the resource
<p><span>La Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación se ha propuesto contribuir a rescatar y poner a disposición de los lectores la escritura ensayística del Uruguay a lo largo de su historia. Esta Biblioteca Virtual de Humanidades en el Uruguay pretende reunir en un solo lugar más de dos siglos de textos de reflexión y pensamiento, dentro del amplio campo de las humanidades, producidos en conexión con la universidad. La mayor parte de esos textos han sido originalmente publicados en revistas universitarias o periódicos hoy difícilmente accesibles. A menudo nunca recogidos luego en libro—o recogidos con sustanciales modificaciones—, son textos que pueden contribuir a recuperar y mostrar las dinámicas de pensamiento y representación en el país, tal como se realizaron en tiempos de centralidad de la escritura.<br /><br /></span>La a veces fina y sinuosa línea entre Humanidades y Ciencias Sociales hace que textos de historia económica, de estudios sociales, de ciencia aplicada a la antropología, puedan tener cabida en esta colección, aunque el foco está en el núcleo tradicional de las humanidades. El Derecho (con la excepción de Filosofía del Derecho) queda, por su especificidad técnica y profesional, por el momento fuera de este grupo. </p>
<p>La colección será un trabajo acumulativo, con entregas bimensuales. En el tiempo, los textos se irán organizando de acuerdo a posibles lecturas de la historia de las ideas en la región y el continente. <br /><br />Aldo Mazzucchelli</p>
<p><span>15 de octubre de 2017</span></p>
Contributor
An entity responsible for making contributions to the resource
Pablo Darriulat
Gonzalo Marín
Rights
Information about rights held in and over the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Dublin Core
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Title
A name given to the resource
Sobre Vaz Ferreira : (Vida, obra y actuación) : Fascículo II Lo religioso en la vida y en la obra de Vaz Ferreira
Description
An account of the resource
Controlado y aprobado por Vaz Ferreira hacia 1956
Creator
An entity primarily responsible for making the resource
VAZ FERREIRA DE ECHEVARRÍA, Sara
Source
A related resource from which the described resource is derived
Vaz Ferreira de Echevarría, Sara:
Sobre Vaz Ferreira, vida, obra y actuación /Sara Vaz Ferreira de Echevarría..
Montevideo : FHC, 1963-.. 3 fasc.
Publisher
An entity responsible for making the resource available
Facultad de Humanidades y Ciencias
Date
A point or period of time associated with an event in the lifecycle of the resource
1963
Rights
Information about rights held in and over the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Language
A language of the resource
Español
Type
The nature or genre of the resource
Fascículo
CARLOS VAZ FERREIRA
FILOSOFIA URUGUAYA
SIGLO XX
-
http://humanidades-digitales.fhuce.edu.uy/files/original/e1c50fa5c884e0e2c5db9d8d52806bf8.PDF
1729ea7de5a8e0cf7e0365894227c2be
PDF Text
Text
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�Hacia el pasado: a los muertos queridos: mis padres; mis herma
nos, Alberto y Elvira, que ya los acompañan.
A mi hermana Matilde, que vela su recuerdo.
En el presente: a Alicia Goyena, maestra de mi generación, mo
delo en sabiduría, bondad y reciedumbre moral.
Hacia el futuro: a mis hijos; a mis hijas; a mis otras hijas, las
discípulas de la Universidad para Mujeres: alternando con la lectura
directa la de este sencillo comentario empezarán a valorar y a querer
a nuestro filósofo uruguayo.
Cariñosamente
Sara Vaz Ferreira de Echevarría.
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otjansaa soxuafj 'o^unSuan aopvsuad oatsanu ap vaqo uj ua X vpia vj ua
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X vpxci vj ua osoxSxjaa oj X jvaoxu oj aaqos sofvqvaj sajuasaad soy
�Lo moral en la vida y en la obra de
Carlos Vaz Ferreira
Difícil me resulta en este caso separar los dos aspectos que deseo
distinguir: la vida y la obra: son dos caras de una misma realidad.
Intentaré, sin embargo.
En la vida: ha vida de nuestro pensador apostoliza en general
su ética, en especial su Moral para intelectuales. Las consideraciones
condenatorias de la moral separada, lo de los predicadores, lo del
globo que sube muy alto porque sube sin barquilla, no son abstractas
sino vividas. Vaz Ferreira ha sido el primero y el mejor de sus discí
pulos. Si se confronta en forma analítica el estudio de su pensamiento
moral a través de sus fragmentarias manifestaciones con su vida mis
ma, pública y privada, a lo largo de constancias documentales, actas
de Consejos, testimonios de personas fidedignas, recuerdos persona
les, etc., se va confirmando en forma fehaciente lo que ya sabíamos:
coincidencia total entre su vida y su obra. La prédica moral de Vaz
Ferreira sube siempre con el lastre de la conducta real o posible. La
ejemplificación sería larga: tomaré solo dos ejemplos, uno posterior,
otro anterior a Moral para intelectuales.
Del futuro: Recordemos como inicia la moral de los funcionarios:
intenta resolver este problema: si se debe o no colaborar con gobier
nos impuros, espurios; y entiende que salvo casos extremos, justifica
tivos de revoluciones, la mejor actitud no es el aislamiento absoluto
sino cierta cooperación, siempre naturalmente que los cargos sean
obtenidos en forma totalmente pura y honesta. En 1934 Vaz Ferreira
tiene que enfrentarse con el problema que consideraba del pasado:
Con el golpe de estado del 31 de marzo las distintas ramas de la ense
ñanza sufrieron suerte diferente. Primaria fue intervenida y defenestrados colectivamente sus consejeros; igualmente ocurrió con poste
rioridad en enseñanza secundaria, segregada de la Universidad, en
una amputación que subsiste todavía. En cuanto a las Facultades, el
peligro de la intervención se cernía inminente. Se trataba de elegir
Rector en plena situación de hecho, disuelto el Consejo Nacional de
Administración, a quien le hubiera correspondido la elección. En
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�En la obra:
DEFINICIÓN Y CONCEPTO DE LA MORAL. — SUS RAMAS
La moral puede ser definida como la ciencia de la conducta hu
mana, entendiendo por tal no sólo los hechos sino los pensamientos
y sentimientos que tienen que ver con el
bueno
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y el
mal. Queda
de su órbita
la
nuevo
vasta zona de lo indiferente — cuya asimivieJlación a lo malo aumenta indebidamente la
cifra de los que lloraron cuando pudieron haber reído. Vaz Ferreira
ha insistido largamente en que la clasificación por bueno y malo es
transversal a la por nuevo y viejo. Esta confusión suele ser la causa
de que, frente a modas, costumbres, escuelas, se reaccione en falso:
Hay, en grueso, cierta tendencia en la juventud a tomar por bueno
lo que es simplemente nuevo, por malo lo que es viejo, y tendencia
correlativa y opuesta en la vejez cronológica o espiritual.
La moral abarca dos ramas: positiva y normativa. La primera se
refiere a lo que es o existe, a los hechos morales, a la conducta fáctica de los hombres. Varía a lo largo de las épocas y los pueblos.
Puede ser individual o colectiva. En ambas hay hechos ciertos e in
dudables y otros que aparecen oscuros o dudosos. Nos encontramos
frente a los problemas positivos morales, interesante subclase de los
que Vaz Ferreira denomina en su Lógica viva problemas de ser, o
de existencia, o de constatación, o de explicación. Son problemas
porque hay discusión; positivos porque se refieren a hechos; morales
porque tienen que ver con el bien y el mal, como si me pregunto
sobre la organización actual de la familia rusa, o el sentimiento del
honor en el pueblo francés del medioevo; naturalmente, hay mucho
de subjetivo en esta problemática; lo que es incierto para uno puede
no serlo para otro o para la ciencia. Se diferencian de los positivos
indiferentes porque éstos discuten sobre cuestiones que no tienen que
ver con el bien y el mal. Tienen una sola solución: podemos hallarla
o no pero, una vez encontrada, elimina a las demás.
La moral positiva es una ciencia, entendiendo por tal un con
junto ordenado y sistematizado de conocimientos referentes a un
sector dado de la realidad. Se relaciona con: a) la historia, estudio
de los hechos pasados de repercusión social; b) la sociología, estudio
del hecho social resultante de la convivencia de los hombres. Tiene
de común con la primera la investigación de los hechos e institucio
nes pasadas relativas a la conducta humana, con la segunda el estudio
de agrupaciones o colectividades. Naturalmente, aunque los temas
coinciden, el enfoque varía.
La moral normativa es un conjunto de reglas destinadas a regir
el comportamiento humano. Su postulado es la voluntad de vivir la
mejor vida posible. Donde tal voluntad no existe, se desvaloriza para
nosotros la moral, como un camino que lleva a un lugar donde no
deseamos ir. Las normas morales se dirigen a la conciencia humana;
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�FUNDAMENTACION DE LA MORAL
Vaz Ferreira esbozó este tema en el trabajo pedagógico pre
sentado en el concurso para la Cátedra de Filosofía en 1897. En la
Lógica viva aparece su pensamiento más maduro. En conferencias
de 1915, y en su cátedra de Filosofía del Derecho, ratifica y amplía
conceptos, que remoza y refresca en 1952.
El problema del fundamento de la moral, o sea el relativo a
saber por qué y para qué se debe ser bueno, abarca dos cuestiones
separables: 1) ¿Puede fundarse la moral?. 2) En caso afirmativo,
¿cómo?
En cuanto al primer punto Vaz Ferreira afirma en su Lógica
viva que se trata de un problema normativo: inútil sería buscar una
solución perfecta y completa como la de los problemas positivos;
tal es el error cometido por quienes, después de pasar en revista todos
los sistemas y todos los filósofos, concluyen que nunca la moral se ha
podido formular de manera completa y perfecta: no la fundaron en
forma plenamente satisfactoria ni Platón, ni Aristóteles, ni los es
toicos, ni los hedonistas, ni Guyau, ni Nietzsche. Y como lógico coro
lario de la imperfección de las bases propuestas, concluyen algunos
que debemos renunciar a fundarla, entendiendo por tal la obtención
de reglas tales que lleven a una conducta sin ningún inconveniente,
sin dejar nada dudoso, incierto, no resuelto, llegando, en resumen,
a una moral perfecta. El error provendría de buscar en los proble
mas normativos soluciones en el sentido que tiene este término en
los problemas positivos. La moral puede fundarse, siempre que nos
conformemos con una solución de elección. ¿Cómo hacerlo? Vaz
Ferreira empieza con la exposición y crítica de las fundamentaciones
propuestas. Ejemplifica con sistemas ya hoy clásicos —Bentham,
Spencer, Stuart Mili— u olvidados injustamente: Guyau.
Se los ha clasificado en: a) religiosos; b) metafísicos; c) po
sitivos.
Los primeros dan a la moral un fundamento trascendente: se
debe ser bueno para cumplir la voluntad divina. Son los únicos que
pueden suministrar una seguridad total: pero sólo a sus adeptos.
Los segundos se basan en principios racionales: supremo bien,
razón, etc. Son fundamentos abstractos y conjeturales.
Los terceros construyen una moral enraizada en la tierra. Arístipo nos habla de la búsqueda de la felicidad; Bentham de la uti
lidad, Adam Smith de la simpatía, Guyau de la expansión de la
vida. Los sistemas positivos —hacia los cuales van evidentemente las
simpatías de Vaz Ferreira— cometen el error de no tener en cuenta
las posibilidades trascendentes: "cerrados por arriba, no pueden cons
truirse más que tumbas...".
Vaz Ferreira aplica a los sistemas morales la crítica general a
la noción de sistema. En su Lógica viva preconiza la superioridad del
pensamiento por ideas a tener en cuenta. Todos los sistemas son
exclusivos. Han tomado un fundamento posible de la moral, han
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�LA MORAL VIVA — SU NO REALIZACIÓN — FUENTES
DE LO MORAL EN VAZ FERREIRA
El pensamiento moral de Vaz Ferreira no ha sido formulado en
su integridad. Acarició durante largo tiempo la idea de escribir una
Moral viva. Habría sido, en el campo de lo ético, un equivalente de
la Lógica viva. Así como ésta destaca, para combatirlos, los para
logismos y sofismas, no estáticos, fijados, como los toma la lógica
formal, sino en estado de movimiento, tal como vician en la realidad
moral, sino en estado de movimiento, tal como vician en la realidad
el razonamiento de los hombres concretos, así la Moral viva habría
sido una obra destinada a plantear e intentar resolver problemas
éticos vivos, con la subjetividad que comporta dicha calificación, eli
minándose así toda cuestión artificial, ficticia o desengranada de
la realidad. Todavía en el Fermentario del 38 se encuentran refe
rencias a su posible publicación. Entre los papeles del Maestro apa
recen un esbozo de índice y algunos fragmentos. No llegó a escribir
se: fue una de las obras planeadas y no ejecutadas a causa de la
dedicación constante de Vaz Ferreira a su Cátedra. Pero no lamen
temos demasiado su pérdida. Encontramos mucho pensamiento moral
formulado a lo largo del prolongado período de producción vazferreiriano, que se abre en 1892, a los 28 años, con la publicación, en
un periódico estudiantil, de algunos pensamientos y se continúa bas
ta ahora sin interrupción.
Por lo demás, si no llegó a formularse en forma coherente y
armónica la moral viva, quedan varios libros destinados al enfoque
de los problemas éticos: Moral para intelectuales, Sobre feminismo,
¿Cuál es el signo moral de la inquietud humana? Hay libros, como
el Fermentario de 1908 (2) y el de 1938 ( 3) esmaltados de consi
deraciones éticas. Hay estudios morales en las dos series de Confe
rencias sobre temas científicos, artísticos y sociales (4). Y en Sobre
la propiedad de la tierra () y en Sobre los problemas sociales (G),
si bien considera fundamentalmente estos últimos, los resuelve, como
veremos, por ideas directrices éticas: libertad, igualdad, justicia, sin
contar la acentuada tendencia pobrista que informó su vida y su obra.
(2) Conocimiento y acción. Montevideo, Impr. Marino y Caballero, 1908,
110 pp., 1* versión.
(;í) Fermentario. Montevideo, Tip. Atlántida. 1938, 220 pp.
(4) Algunas conferencias sobre temas científicos, artísticos y sociales. Bue
nos Aires, Losada, 1956, 273 pp., 1* serie.
Obras. "Algunas conferencias sobre temas...". Montevideo, Edición Home
naje de la Cámara de Representantes, 1957, vol. 12, 232 pp., 2* serie.
(r>) Sobre la propiedad do la tierra. Montevideo, Impr. Nacional, 1918,
322 pp.
Obras. "Sobre la propiedad de la tierra". Ibid., vol. 5.
(''•) Sobre los problemas sociales. Montevideo, El Siglo Ilustrado, 1922,
121 pp.
Obras. "Sobre los problemas sociales". Ibid, vol. 7.
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�Su validez no es sólo local. Por lo menos Unamuno entendía que
muchas de las consideraciones eran aplicables a su España (12). La
mayor parte de los problemas en ella suscitados siguen siendo vivos:
la moral del abogado es tan difícil en 1952 como en 1908 de conciliar
con el ejercicio eficiente de la profesión; la prensa sigue impune
mente haciendo y deshaciendo reputaciones; las corruptelas de nues
tra democracia no me parecen haber disminuido; nuestros estudiantes
siguen bajo el signo de la maldición examinista.. .
En ese trabajo que le es familiar de rectificación y ajuste del
propio pensamiento, varias veces se refirió Vaz Ferreira a su Moral
para intelectuales, formulando una serie de correcciones y am
pliaciones. Es un libro para ser leído, refractario al resumen. Des
tacaré tan sólo algunas ideas.
Moral del estudiante. — Ya a principios de siglo aparece en Vaz
Ferreira la alergia al examen, que puso de manifiesto en la difusión
de un proyecto que consiguió hacer aprobar por el Consejo Central
Universitario: la sustitución de los exámenes por la promoción en
la enseñanza media y en la Facultad de Derecho. En 1908 ya está fijado
definitivamente su pensamiento al respecto, que cristalizó parcial
mente en nuestra enseñanza media (ler. ciclo) y casi totalmente en
la Facultad de Humanidades y Ciencias.
Como antídoto del examen recomienda adquirir ya desde la
adolescencia hábitos de profundización. También un poco de cul
tura desinteresada: que cada estudiante, más adelante, cada profe
sional, dedique por día una pequeña parte de su tiempo a algún tra
bajo intelectual, condicionado por sus preferencias — que no tenga
que ver con los exámenes a preparar, o las clases a dictar, o el diag
nóstico a formular, o el alegato a redactar. La idea del estudio des
interesado, del saber por el saber mismo, tiene honda raigambre en
Vaz Ferreira y como es un hombre práctico, pese a un error muy
difundido, trató, hasta donde pudo y mientras pudo, de convertirla
en idea directriz de la Facultad de Humanidades y Ciencias. En el
acto inaugural de esta Casa de Estudios, realizado en sesión solemne
en el Paraninfo de la Universidad, a 3 de mayo de 1946, decía su
Director: "... Ahora, ¿qué hay que hacer? ¿Qué debe empezar por
ser H1C ET NUNC, la Facultad de Humanidades y Ciencias del Uru
guay, en su iniciación?
La respuesta tiene que ser una sola:
Simplemente, puramente, un rincón de nuestra enseñanza en
que se estudie por estudiar.
Si: lo que se necesitaba entre nosotros era una institución —una
Facultad— distinta en su fin legal de las Facultades profesionales,
en que se estudiara por estudiar; no para algo ajeno al estudio, sino
por el estudio mismo. El pasado de nuestra enseñanza crea para nues
tro país, una situación especial, nacional, propia, nuestra.
(12) Unamuno, Miguel de. Op. Cit., p. 179.
14
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-Bjuai í (BpBiouajajip p^piiua ouioo rapuajiua as) Bjnd jopadns bj
aiuaisixaui a jBuoisajojd jouadns BzuBuasua bj BiuisipBiuBjapy
�plica la renuncia al ejercicio de la abogacía, pero no conviene ocultar
que quien desee ejercerla en condiciones absolutamente puras, pro
bablemente no la ejercerá.
Moral de los médicos. — En la terminología vazferreiriana, bien
podría decirse que, así como hay en la profesión de abogado una
inmoralidad intrínseca, hay una moralidad intrínseca en la de mé
dico: es aquella cuyo ejercicio normal procura más ocasión de hacer
el bien, por su contacto directo con el dolor y con la muerte; sus
deberes son difíciles de cumplir, por requerir abnegación, espíritu
de sacrificio, altruismo, pero fáciles de ver (salvo complicaciones por
el lado del secreto profesional y la eutanasia).
Las observaciones de Vaz Ferreira en sus dos primeras ediciones
se refieren especialmente a la lógica de los médicos en sus repercu
siones éticas. En las correcciones de 1952 (15) extraña el haber omi
tido la moral propiamente dicha de la profesión; y formula serios
reproches para el exceso de especialización: en el ser vivo hay algo
más que una suma de partes: hay un todo, cuyo bienestar debe ser
el objeto del médico más que el perfecto funcionamiento de alguno
de los órganos.
Han surgido peligros nuevos, difíciles de preveer en los albores
del siglo: así, la colegiación profesional obligatoria es una amenaza
aquí y ahora, especialmente entre la clase médica. Vaz Ferreira ma
nifiesta su opinión categóricamente contraria en el informe presen
tado en 1952 en colaboración con el Dr. Rodolfo Tálice al Consejo
de Humanidades y Ciencias. Entiende que la agremiación profesional
forzosa es de corte fascista; contradice la Declaración Universal de
los derechos del hombre y limita demasiado la libertad; en el caso
especial de los médicos lleva o puede llevar a una tiranía del Colegio
capaz de trabar la libertad del profesional en cuanto al empleo de
nuevas técnicas o de innovaciones en el tratamiento y diagnóstico. (1G)
Y no ya como peligro, sino como lamentable hecho consumado,
aparece algo que, si bien precede en el tiempo a la agremiación for
zosa, lógicamente es su consecuencia natural, y prácticamente nece
saria: la huelga de los médicos —sobre la cual no conozco pronun
ciamiento expreso de Vaz Ferreira, si bien la condena surge tácita
mente de toda su ideología individualista y libertista— la huelga de
los médicos, digo, por móviles económicos, ha puesto de manifiesto
una caída vertical de la ética profesional, mercantilización de la no
ble profesión, adopción de una táctica de lucha que, disculpable entre
los obreros por tratarse en general de personas poco cultas y de una
(15) Incluidas en Obras. Montevideo, Cámara de Representantes de la Re
pública Oriental del Uruguay, 1963, 25 v. (Edición Homenaje actualmente en
prensa). (Nota de 1962).
(ir>) Vaz Ferreira, Carlos y Rodolfo Tálice. "Sobre la colegiación profe
sional obligatoria". En Obras. "Incidentalmente... algunas cartas, discursos y
notas". Ibid., 1957, vol. 18, 174 pp.
16
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is ua a|qBuapuoa sa 'pniaB ppos uaunSaj p jod BppajOABj ou as^p
�tiempos en todas las latitudes: que no percibimos porque "in eo vivimus, movemus et sumus":: recomendaciones, influencias, cesarizaciones...
En resumen: es una obra actual. Al leerla, es menester, como
pedía Vaz Ferreira, ponerla instintivamente al día.
FEMINISMO
Algunos puntos de referencia. — Como le es habitual, Vaz Fe
rreira no fija su pensamiento en fórmulas definitivas sino que piensa
y repiensa los problemas, buscando directamente las soluciones me
jores o menos malas, teniendo en cuenta lo que es o existe pero sin
dejarse dominar por el acostumbramiento, defendiendo su posición
contra los que conceptúa errores, así vengan de la derecha o de la
izquierda.
Nada encontramos sobre el feminismo en el trabajo sobre ense
ñanza de la filosofía (1S) en 1897, donde aparece el germen de mu
chas de sus concepciones posteriores. En Moral para intelectuales unas
líneas condenatorias de la excesiva severidad al juzgar la irregulari
dad sexual de la mujer. Apenas una breve consideración sobre el
divorcio en la Lógica viva (19). Y así Vaz Ferreira parece haber for
mulado por vez primera su pensamiento, ya maduro, al respecto, en
las conferencias pronunciadas en su cátedra poco después de 1914 y
no recogidas entonces. Las vuelve a dar en 1922, esta vez con taquí
grafo; pero se publican recién en 1933, integrando la obra "Sobre el
Feminismo" (2Ü). Recalco estos datos porque la tardanza en la pu
blicación impide apreciar lo avanzado de las ideas en la época de
su formulación: recorriendo la prensa de la época nos encontramos
con que en 1914 no estamos aun lejos de las tres "K" germanas:
Küche, Kinder, Kircbe (cocina, niños, iglesia): la única puerta abier
ta a las mujeres que deseaban estudiar era el magisterio. Vaz Ferreira
recordaba aun, en sus últimos años, la conmoción producida por la
primera joven —Aurora Velazco— que se animó a dar examen de in
greso en la Universidad: el público escalaba los ventanales para pre
senciar el inusitado espectáculo.
La edición de 1933, iba precedida de un prólogo de Gil Salguero,
que Vaz Ferreira consideraba valioso, si bien, añadía (con esa severa
autocrítica que, más que los motivos que acostumbra alegar, me pa
rece constituir el obstáculo permanente que lo ha inhibido en la
(18)La enseñanza de la filosofía. Montevideo, Anales de la Universidad,
1897, año 6, vol. 9, p. 335 - 397.
(19)Lógica viva. Montevideo, Tip. de la Escuela Nacional de Artes y Ofi
cios, 1910, 217 pp.
Obras. "Lógica viva". Ibid., vol. 4.
(20)Sobre feminismo. Montevideo, Imp. Uruguaya, 1933, 218 pp. (Ediciones
de la Sociedad Amigos del Libro Rioplatense).
Obras. "Sobre feminismo". Ibid., vol. 9.
18
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sa 'sB^sqspos X SB^sipnpiAipui SBo^sjaajaBJBa ap oiarafjad uts 'anb
|BtijaB {Btaos uauitSaj ojjsanu ap as^q 'BqiuiBj B{ ap uoianjijsuoa b^
jB^aajB aod [bjoui ja^aBa^a ap 'soatibuijou á soAiqsod ap zbj 9[qop ns
opuBa[Baaj 'bata BOtSoq b^ ap sapp^ui soj ua sauoi^sano sB^sa ap uoiobj
-apisuoa b^ BapBnaua Baiaaaa^ zb^y sosbo sojjo sojubi ua 01U0^
•SBAi^B^ajoa sauoiatqos sopo} b ap as anb sa ^BiiiiqBq o[
uaiq is 'BsaaAui b[ b á 'sauoisajoad Bzaafa anb jBasap ou X a^oA jat'nuí
B[ anb ajuaiuaAuoa sa anb 'ojduiafa aod 'asjBSU3d íbjio ua t^ub X
oxm ua Bisiuiuiaj uoianp^s JB^dopB uoiaaTpBJiuoa uis apand as :sa[qBi
• Bdas oaad 'pqap oxas ^B sspo} asjijajaj aod 'sBxauoa sauoi^sana uog
•aafnuí B[ ap ouaa^xa oÍBqBJ} (p '^aqq uoiun ts\ X oiuoiuuibui ^p oaij
-BJBduioa oipn^sa rsoxas so^ aj}ua sauoia^pa (a ísapAia soqaaaap (q
íoAisBd X oat^ob o^oa rjafnuí B[ ap soai}i[od soqaaaap (b :aaqBS b 'sbiu
-a^qoad soijba ouis oun ap bjbj} as o^ -saaaqap X soqaaaap opuaXnp
-ui 'BqixuBj B| X pBpataos B[ u^ aafnuí B[ ap ucuaBnqs b^ b soai}b^3j
SBiua^qojd X SBiaoai 'soqaaq ap oiunfuoa ^B ouisiuiuiaj Buuuouap ag
— 'sojvp sn^ 'sviudjqoud soj Bp opwiounu^ 'oícIbouoo X
•BaiuituojjBd uoiDB[sia[ b{ ap Buuojaj ap
o^oaXojd a}UBsaaa}ui un uoo saaafnui sb[ b Binbasqo sou aouinq uanq
ap o}uauioui un ua X í[Bioijiijb u^iaBuiurasui B[ :uoiobaouui Bun ap
oipndaj ns ua BdB^ ^a uoa apiauíoa 'saiuaaajip souiuibo jod íBisau
-a^na b[ iBiuapuiA ojsand Bq as 'ajuajsixa bX 'anb uoiadaauoa Bun
Buapuoa íoi^BJjns p :o^as ap opBÍap Bq anb Buia^qojd un b sbai}B[3j:
sauoiOBjapTsuoa sb^ SBpBJi^a^ aod uap as apid i uoxoBsuadutoa ap X uoia
-B[Bn^i ap ouisiuiuiaj aa}ua uoiauíisip :Bjqo ns ap zu^aaaip Bapi B[ b
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japuajap ap oíainfaad uts 'BJiajja^ zb^y -opxdBj Xnuí op^puB Bq '^X
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sBpuapua} SBjaap b ajuaaj 'uoiaisod ns bdijubj X buijijuod apuop aaip
•uadB osoqBA un appuBaaSB 'jopa^auíoaduioa oSopad {a uis '(T-) Bjqo
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Bun aps X BjmSB un BpunuB?? anb ap ojaajap p auat} (uopBoqqnd
�el aspecto positivo al solo efecto de reunir datos previos a la bús
queda de soluciones viables. Son de tres clases: psicológicos, fisio
lógicos e históricos. Veamos brevemente.
Los datos fisiológicos son varios, pero centrados todos en torno
a uno fundamental: en la especie humana las cosas están organiza
das de tal manera por Dios o la naturaleza que todas las cargas rela
tivas a la perpetuación de la especie corresponden en forma fatal o
natural a la mujer: ésta tiene así por misión primordial e ineludible
la maternidad en las distintas faces de su proceso: embarazo, parto,
lactancia. Y en forma natural le corresponden las tareas anexas: cui
dado y protección del niño. De este dato básico deriva nuestro filó
sofo la distinción que constituye la médula de su contribución al
estudio de estos problemas: feminismo de igualación y de compen^
sacian. El primero, o mal feminismo, olvida este hecho fundamental
y considera deseable en todos los casos igualar la mujer al hombre;
el segundo tiene en cuenta el dato biológico y, captando la impor
tancia y la entidad de la carga asignada a la mujer, y no deseando
que la eluda —Vaz Ferreira, como veremos,— es enemigo de todos
los procedimientos y sistemas que, con distintos nombres, separan
el amor de los hijos, para compensarla en lo posible, preconiza en
todos los problemas la solución más favorable a la mujer. No se
trata de una mera galantería sino de igualar, en lo posible, las car
gas, repartiéndolas.
Todavía en 1952, decantado ya su pensamiento, Vaz Ferreira en
tiende que esa ^tesis: distinción entre feminismo de igualación y de
compensación le sigue pareciendo absolutamente verdadera y bien
fundada en su obra: "La mantengo —dice— en todas sus consecuen
cias, y creo que nada bueno puede legislarse, ni sentirse, ni pensarse,
sobre las relaciones de los sexos en la humanidad, si se prescinde de
esa idea directriz.
En cuanto a los datos psicológicos, mucho, tal vez demasiado, se
ha hablado al respecto; evidentemente hay diferencias psíquicas:
Vaz Ferreira admite en la mujer más sensibilidad para los ideales
concretos; en el hombre para los abstractos. El problema más dis
cutido, por las mujeres, es el relativo a la inteligencia comparada de
los sexos; parece admitido que hay cierta diferencia, probablemente,
en conjunto y en promedio, superioridad del hombre, que se mani
fiesta indiscutible en las altas cumbres del genio: la mujer puede
tenerlo, pero no se ha dado el caso de una que ligue su nombre a
una época como Shakespeare, Beethoven o Dante; pero, concluye
Vaz Ferreira consolador y sereno, si la mujer no puede ser como
Shakespeare, puede ser como Delmira Agustini, que ya es bastante ser.
En cuanto a los datos históricos: es un lastre difícil de arrojar,
que influye, consciente o inconscientemente en hombres y mujeres.
El movimiento feminista es reciente y siglos de tradición y de pre
juicios impiden pensar libremente al respecto.
20
�12
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�de su libro referente a este tópico. Es un ex-problema, barrido por
el progreso.
b) Derechos civiles. — Esta cuestión es más delicada que la
anterior y no puede resolverse en forma simplista. No está de más
recordar las distinciones establecidas por Vaz Ferreira al respecto
en su obra y en la Cátedra de la Facultad de Derecho.
Nuestro Código, como casi todos, consagraba una serie de infe
rioridades de la mujer con relación al hombre. Pero la fundamentación era diferente según los casos. Había:
1)Diferencias legales resultantes de la intención de adaptarse
a las naturales: la edad requerida para casarse no es la misma en los
dos sexos. Prueba de la maternidad distinta de la prueba de la pa
ternidad. En este caso la diferencia debe respetarse, ya que está
calcada sobre una desigualdad natural, pero sin sobreagregarle nada
contrario a la mujer: así la investigación de la paternidad debe ser
distinta de la de la maternidad, pero no suprimida.
2)Diferencias de corte anti-feminista proveniente del concep
to de la inferioridad del llamado sexo débil y del egoísmo masculino.
Por ej. el artículo que habla de que el marido debe protección a la
mujer y ésta obediencia a su marido. Está bien que esta diferencia se
suprima, que se purifiquen totalmente los Códigos.
3)Diferencias provenientes del deseo de proteger a la mujer,
exención de la pena de muerte en legislaciones que la admiten para
los hombres; exoneración del servicio militar. Estas deben quedar:
la carga fisiológica de la mujer, grata y nobilísima si las hay, es dura
y en lo posible se la debe dispensar de otras sobreagregadas. Tam
bién dejar todo lo relativo al divorcio, eficiente arma defensiva en
manos del más débil.
4)Casos en que la ley no ha sabido como arreglar una situa
ción y ha optado por reconocer más competencia al hombre. Aquí
Vaz Ferreira no está del todo de acuerdo con la presunción legal
de que siempre el marido sea el más capaz. No tiene criterio defini
do al respecto y entiende que es opinable.
Después de exponer esta distinción de Vaz Ferreira, resulta ob
vio agregar que si no estaba de acuerdo con la legislación vigente al
formularlas, tampoco lo está con la ley de 1946, que, en medio de
una fiebre de feminismo igualitario, equiparó los derechos civiles
de ambos sexos. Lamenta que no se hayan tenido en cuenta distincio
nes básicas (En la literatura previa a la formulación de la ley en
cuentro sólo una mención del Dr. Martín Echegoyen de la distinción
entre feminismo de igualación y de compensación).
Con los derechos civiles puede relacionarse una modificación
legal propuesta por Vaz Ferreira a la legislación patronímica, origi
nal, sin duda alguna y con la ventaja de ser igualmente satisfacto
ria para los feministas de igualación y de compensación. Me refiero
a lo siguiente. Vaz Ferreira encuentra que ese "de" que agregan las
mujeres a su nombre de solteras, al realizar el ideal preferible es
22
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íopiJBiu pp Bja jafnuí bj anb ua soduiaij son^^uB ap oiqBsaj un
�o en todo caso poniéndola en condiciones de ganarse la vida en forma
digna y proporcionándole los goces espirituales de la cultura.
Se presenta aquí el interesante problema de la coeducación. Es
obvio que se trata de una cuestión normativa y que, por lo tanto,
no cabe una solución perfecta, sin inconvenientes. La opinión de Vaz
Ferreira ha variado al respecto, en sentido feminista. En un informe
de 1903 proponía, entre otros, un cambio en la forma de estar orga
nizadas las clases en los institutos normales, sobre la base de que tres
días a la semana asistieran a ellas los varones y otros tres las mu
jeres, "y de esta manera sencillísima se habrá creado la escuela nor
mal sin el peligro de la reunión de los sexos". Cambió luego de opi
nión desde hace ya tiempo. Tampoco es partidario del exceso de
protección que otorgan a sus educandos los colegios particulares: si
una planta es susceptible de torcerse, es preferible que eso ocurra
cuando es nueva y se está a tiempo de enderezarla.
En cuanto al trabajo propiamente dicho: si no expresa, implí
citamente parece establecerse en la mente de Vaz Ferreira una tri
ple distinción entre el trabajo de la mujer: a) soltera; b) casada sin
hijos; c) casada con hijos. En el primer caso, para estudios y tareas,
sólo cabrían en su mente dos limitaciones: a) estando habitualmente
la mujer reservada para una tarea nobilísima pero pesada y absorvente, no conviene que agote demasiado sus energías antes; b) evi
tar la desviación del matrimonio. En la mujer casada aparecen ya
las limitaciones, puesto que si trabaja a la par de su compañero, hay
un evidente recargo. El problema se agudiza cuando se trata de mu
jer casada con hijos. Aquí se pone bien de manifiesto lo que Vaz
Ferreira denomina feminismo de igualación o mal feminismo. Este
consideraría deseable que la mujer trabajara habitualmente tanto
como el hombre. En ese caso pueden seguirse tres vías desigualmen
te malas: 1) sobreagregar las tareas naturales a la actividad externa;
2) supresión del hijo; 3) su socialización. La primera podrá acep
tarse como necesidad, o para satisfacer un goce o vocación, pero no
constituye en forma alguna el ideal del feminismo de compensación.
La segunda abarca dos posibilidades: en la cruda forma del aborto o
atenuada y socializada con el nombre tranquilizador de regulación
de la natalidad, vulnera el que, bien mirado, debería considerarse el
primer derecho individual, anterior y superior al de estar en el pla
neta; el de venir a él: en la ideología vazferreiriana creo que entre
estas dos formas de atentar contra la vida cabría admitir tan sólo
una diferencia de grado, de grado de mal. Aplicando la terminología
aristotélica, podría decirse que en el caso del aborto, se elimina un
ser en acto, y un ser en potencia en el caso de regulación de la na
talidad. Vaz Ferreira se pronuncia en forma categórica contra el
aborto en carta (24) abierta dirigida a las damas católicas en 1955,
(2i) Carta abierta contestando una consulta formulada acerca de la Reforma
del Código Penal permitiendo el aborto y la eutanasia. En "Incidentalmente...".
Op. Cit.
24
�*t8t - C8t d '6 "I0A 'Pqi •Moiusiuiuiaj uqog,, SDdqo J<>A (es)
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�zan las que así lo deseen; b) no considerar ideal la excesiva generali
zación del hecho; c) esperar que el buen sentido de las mujeres
y el libre juego de los afectos regule y modere la actividad exterior.
Marañón, que en su buena obra "Feminismo, sexo y maternidad",
trata con inteligencia y buen criterio el mismo problema, hace ob
servaciones coincidentes: entiende que la mujer, en el período de
crianza de sus hijos debe consagarse en forma total a ellos, sin per
juicio de ejercer otras actividades en épocas anteriores o posteriores
o de prepararse para ejercerlas.
d) Relaciones entre los sexos. — Es un problema fundamental
por referirse a la organización de la familia, base de nuestro régimen
social actual. Las soluciones varían, pero las vivas, en el sentido de
James y del mismo Vaz Ferreira, para nuestra civilización, en esta
época, son dos y sólo dos: matrimonio y unión libre.
En cuanto a la repercusión de los datos sobre este problema:
los psicológicos para nada inciden; los históricos tampoco: ya en el
Génesis, Abraham alternaba a Sarai con Agar: de entonces acá,
matrimonio y unión libre, en equilibrio inestable, coexisten. Hay
un hecho fundamental y primario: el fisiológico: cuando un hombre
y una mujer se unen, al hombre no le pasa nada; a la mujer suele
formársele un hijo. Y como el amor maternal es instintivo y fuerte,
en tanto que el paternal se va formando más bien por el trato, en la
práctica es la madre la que se queda con los niños. El feminismo igua
litario preconizará, olvidando este hecho, la unión libre que es la
más igualadora; el feminismo de compensación será partidario del
matrimonio, por ser la forma que más protege a las mujer y los
niños. La unión libre es de ventajas más bien teóricas. Lleva en la
práctica a la supresión o a la socialización del hijo. Origina en las
mujeres el tipo poético e idealizable, pero que no deseamos para
nuestras hijas, de las Margaritas. En los hombres suele provocar la
formación de un sub-producto: el Don Juan, el personaje legendario
creado, mejor dicho transportado de la realidad a la escena, por
Tirso de Molina, y que sedujera a tantos escritores: Zorrilla, Moliere,
Byron, Guerra Junqueiro, sin contar con los hombres de ciencia que,
como Marañón, nos hablan de su inferioridad biológica. Entiende el
médico español que el donjuanismo puede considerarse casi normal
en la etapa indiferenciada de la adolescencia, pero, si se prolonga
hasta la madurez, es indicio de hombría decadente. El tipo superior
de hominidad corresponde a la monogamia o a una huena aproxima
ción, y a un ideal bien diferenciado, que sólo se satisface con una
clase muy restringida de seres del sexo opuesto, de muy pocos ejem
plares, o de uno, o incluso de ninguno. Dícese que si Dante no hu
biera encontrado a Beatriz, cruzando un puente, nimbada por el
crepúsculo, vestida de terciopelo rojo, hubiera seguido incansable
mente en pos de un ideal irrealizable. (26)
(2U) Marañón, Gregorio. Don Juan. Buenos Aires.
26
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yap BjniBjajiy ap sajayyBj sog,, ap ojospyij ouisiui ya ^yq^q sou ou
X ¿sbwi o sop ua UBuiuuaj anb SBy opuBzyjoyBAjadns 'oiuouujibiu
ziyaj un ua UBUiuiyna anb s^y yBj aod opuaipua^ua 4tuayq UBqBOB,,
anb ojjBaj ap SBjqo n sByaAou aay oyos anb *oj^sanu ojospyxj opinS
-uijsip un osbob X^q o^^? jojaay yap ojsn^ ubjS uoa 'oAisiaap ojuaui
-oui ya ua oduiaij ya JBasd BjquinisoaB ojBjajiy ya anb sg -ayqBSau
-ut oai^aod ojuaiuaya un sa BiauBjsip By anb^od uaAJts ou adoyauag X
sasiyg *Bjaod ya opBjuBD BXBq pBpiatyaj sXna oiuouitjjbui un ouba ua
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(¿z) '44BipaSBjj BjapBpjaA Bun sa
Buiíjyn Bjsa :aoad By sa Bunqn Bjsg 'oyjtnáasuoa 'bjio X ajaynb oun
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�Es contra este final melancólico, que el genio de Tolstoy capta
certeramente y que la vida cotidiana nos muestra en su realidad des
teñida, que se necesita la defensa inteligente y fina de un poeta fi
lósofo para mostrarnos la belleza escondida en lo humilde y vulgar.
Guyau —del cual dijo Vaz Ferreira que era el que aquí más ama
mos de los escritores muertos del país que más amamos (2a)— nos
habla de la dificultad de captar la belleza de la vida cotidiana, gasta
da por el acostumbramiento y la rutina. "Hay poesía en la calle por
la cual paso todos los días, y de la cual he contado, por decirlo así,
piedra por piedra, pero es mucho más difícil hacérnoslo sentir que
la de una pequeña calle italiana o española de algún rincón de país
exótico. Se trata de devolver la frescura a sensaciones marchitas, de
encontrar algo nuevo en lo que es viejo como la vida de todos los días,
de hacer brotar lo imprevisto de lo habitual". Y un poco más ade
lante: "La vida real y común es la roca de Aarón, petrusco árido
que fatiga la vista; hay no obstante un punto en que se puede, gol
peando, hacer brotar un manantial de agua fresca, dulce a la vista y
a los miembros, esperanza de todo un pueblo; es necesario sentir
el estremecimiento del agua viva a través de la piedra dura e ingrata". (30)
El matrimonio con sus fallas: injusticia, por basarse en aparien
cias de monogamia en el hombre, y exigir sólo, de hecho, la fideli
dad a la mujer —claro está que ésta tiene la fisiología a su favor—
es la solución menos mala; la mujer conserva su dignidad; es per
sona y no un mero instrumento de placer del instante; es protegida y
mantenida —en teoría al menos— en los largos períodos en que las
tareas de la maternidad le crean serias dificultades para bastarse a sí
misma. Y así, monogamia, con cierta indulgencia para la mujer, que
Vaz Ferreira enraiza en los Evangelios.
En el Fermentario del 38, condensación y superación del propio
pensamiento, se encuentra esta espiga madura:
"Sobre amor monógamo". — La solución de casarse, de unirse a
base de amor monógamo, tener hijos, criarlos, tiene sobre las otras
tanto más brillantes en imaginación y, no hay por qué decirlo, en pre
sentación literaria —la superioridad, aun estética, de ser la única
que resiste a la vulgaridad y aun se asimila lo vulgar, lo cotidiano,
sin perder la idealidad y dándoles alguna: dándoles, a lo vulgar, a
lo cotidiano, hasta poesía. Todo lo demás, a base de "plenitud del
yo", y "vida completa", etc. no resiste a la realidad. El hábito, el
tiempo, lo desvanece o lo corrompe, si es que existió; si es que llegó
a pasar de las frases". (31)
(-9) Obras. "Presentación al público montevideano de Anatole France".
Ibid., vol. 18, p. 17 - 22.
(30) Guyau, Jean Marie. El arte desde el punto de vista sociológico. Ma
drid, 1902, p. 165-66.
(-^1) Obras. "Sobre amor monógamo". Ibid., vol. 10, p. 169-70.
28
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�CONCLUSIÓN
Los problemas morales constituyen preocupación básica en la
vida y en la obra vazferreiriana. Desprovisto de convicciones reli
giosas, ha colocado en la cúspide de la jerarquía de los valores lo
ético. Si no temiera incurrir simultáneamente en varios de los sofismas
condenados en Lógica viva, diría que pueda considerarse un alto repre
sentante del séptimo tipo moral de Spranger, que éste excluye deli
berada pero a mi modo de ver erróneamente, de su tipología: el que
llamaríamos por simetría "homo ethicus", que valorizaría por sobre
todo lo moral, o, más adecuadamente aun, del que no sé si llamar
"homo integer" que en un esfuerzo poco pensable pero realizable lleva
de frente todos los ideales: estéticos, religiosos, éticos, teoréticos, polí
ticos, sociales.
No es su preocupación dominante el planteamiento y la reso
lución de problemas teóricos; sin perjuicio de hacerlo y de hacerlo
bien, dedica preferente atención a la moral práctica y a los problemas
de la vida cotidiana.
No encontramos en él un sistema moral que intente resolver más
o menos forzadamente todos los problemas. No podríamos encontrarlo
ya que, consecuente con las ideas y distinciones de su Lógica viva,
marco obligado de todo su pensamiento, prefiere pensar por ideas a
tener en cuenta. En el fermentarlo del 38 recimenta su punto de
vista, mostrando la falla habitual de los sistemas que, salvo en sectores
del conocimiento simples y con mucho saber adquirido —no es por
cierto lo habitual en filosofía— practican un relleno artificial y
mutilan la realidad (33).
En Vaz Ferreira la preocupación ética es dominante y absor
bente, e invade dominios a los que habitualmente permanece aje
na: resuelve los problemas sociales —sin perjuicio de tener en
cuenta las ideologías existentes y antagónicas: individualismo versas
socialismo— fundamentalmente por ideas directrices éticas: libertad,
igualdad, justicia, sin contar la tendencia pobrista, que imantó su
vida y su obra; ella informa dos iniciativas que valoriza en grado
sumo y teme no cristalicen nunca, una de carácter pedagógico, otra
de carácter social: los parques escolares y el reconocimiento del dere
cho para todo hombre, por el hecho de ser hombre, y para ser hom
bre, a tierra de habitación, el derecho para la criatura humana de
habitar en su planeta, sin precio ni permiso. Y moral puede consi
derarse la idea directriz que aplica para la mejor solución del pro
blema normativo: proteccionismo versus libre cambio: el paralogismo
en que incurren los países y personas proteccionistas es que, conscien
temente o no, aspiran a recibir tratamiento librecambista y a dar
proteccionismo y parece subsanable por la aplicación de la máxima
ético-religiosa: hacer a los demás lo que querríamos que nos hicieran.
i33) Obras. "Sobre sistemas". Ibid., vol. 10, p. 90-91.
30
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�ÍNDICE
Pág.
Reproducción facsimilar de un pensamiento de Vaz Ferreira
Advertencia preliminar ....5
Lo moral en la vida y en la obra de Carlos Vaz Ferreira
En la vida
6
6
En la obra
Definición y concepto de la moral. — Sus ramas
8
Fundamentación de la moral
10
La moral viva — Su no realización — Fuentes de lo moral en
Vaz Ferreira
12
Moral para intelectuales
Consideraciones previas
13
Moral del estudiante14
Moral de abogados
15
Moral de los médicos
16
Moral de los periodistas
17
Feminismo
Algunos puntos de referencia
18
Definición y concepto. Enunciado de los problemas. Sus datos19
Estudio de los cuatro problemas del feminismo
21
a)Sufragio femenino
21
b)Derechos civiles22
c)Trabajo de la mujer
23
d)Relaciones entre los sexos
26
El divorcio29
Conclusión30
�Imp. Cordón
�
Dublin Core
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Title
A name given to the resource
Biblioteca Virtual de Humanidades en el Uruguay
Subject
The topic of the resource
Repositorio de ensayos en las Humanidades publicados originalmente en el Uruguay
Description
An account of the resource
<p><span>La Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación se ha propuesto contribuir a rescatar y poner a disposición de los lectores la escritura ensayística del Uruguay a lo largo de su historia. Esta Biblioteca Virtual de Humanidades en el Uruguay pretende reunir en un solo lugar más de dos siglos de textos de reflexión y pensamiento, dentro del amplio campo de las humanidades, producidos en conexión con la universidad. La mayor parte de esos textos han sido originalmente publicados en revistas universitarias o periódicos hoy difícilmente accesibles. A menudo nunca recogidos luego en libro—o recogidos con sustanciales modificaciones—, son textos que pueden contribuir a recuperar y mostrar las dinámicas de pensamiento y representación en el país, tal como se realizaron en tiempos de centralidad de la escritura.<br /><br /></span>La a veces fina y sinuosa línea entre Humanidades y Ciencias Sociales hace que textos de historia económica, de estudios sociales, de ciencia aplicada a la antropología, puedan tener cabida en esta colección, aunque el foco está en el núcleo tradicional de las humanidades. El Derecho (con la excepción de Filosofía del Derecho) queda, por su especificidad técnica y profesional, por el momento fuera de este grupo. </p>
<p>La colección será un trabajo acumulativo, con entregas bimensuales. En el tiempo, los textos se irán organizando de acuerdo a posibles lecturas de la historia de las ideas en la región y el continente. <br /><br />Aldo Mazzucchelli</p>
<p><span>15 de octubre de 2017</span></p>
Contributor
An entity responsible for making contributions to the resource
Pablo Darriulat
Gonzalo Marín
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Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
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Title
A name given to the resource
Sobre Vaz Ferreira : (Vida, obra y actuación) : Fascículo I - La moral en la vida y en la obra de Carlos Vaz Ferreira
Description
An account of the resource
Homenaje a Carlos Vaz Ferreira en el V aniversario de su muerte 1958 - 3 de enero - 1963
Creator
An entity primarily responsible for making the resource
VAZ FERREIRA DE ECHEVARRÍA, Sara
Source
A related resource from which the described resource is derived
Vaz Ferreira de Echevarría, Sara:
Sobre Vaz Ferreira, vida, obra y actuación /Sara Vaz Ferreira de Echevarría..
Montevideo : FHC, 1963-.. 3 fasc..
Publisher
An entity responsible for making the resource available
Facultad de Humanidades y Ciencias
Date
A point or period of time associated with an event in the lifecycle of the resource
1963
Rights
Information about rights held in and over the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Language
A language of the resource
Español
Type
The nature or genre of the resource
Fascículo
CARLOS VAZ FERREIRA
FILOSOFIA URUGUAYA
SIGLO XX
-
http://humanidades-digitales.fhuce.edu.uy/files/original/65d257b1cbc815f020105290df70de76.pdf
0926fe756b316147cd08ca280a9534c0
PDF Text
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Title
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Biblioteca Virtual de Humanidades en el Uruguay
Subject
The topic of the resource
Repositorio de ensayos en las Humanidades publicados originalmente en el Uruguay
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<p><span>La Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación se ha propuesto contribuir a rescatar y poner a disposición de los lectores la escritura ensayística del Uruguay a lo largo de su historia. Esta Biblioteca Virtual de Humanidades en el Uruguay pretende reunir en un solo lugar más de dos siglos de textos de reflexión y pensamiento, dentro del amplio campo de las humanidades, producidos en conexión con la universidad. La mayor parte de esos textos han sido originalmente publicados en revistas universitarias o periódicos hoy difícilmente accesibles. A menudo nunca recogidos luego en libro—o recogidos con sustanciales modificaciones—, son textos que pueden contribuir a recuperar y mostrar las dinámicas de pensamiento y representación en el país, tal como se realizaron en tiempos de centralidad de la escritura.<br /><br /></span>La a veces fina y sinuosa línea entre Humanidades y Ciencias Sociales hace que textos de historia económica, de estudios sociales, de ciencia aplicada a la antropología, puedan tener cabida en esta colección, aunque el foco está en el núcleo tradicional de las humanidades. El Derecho (con la excepción de Filosofía del Derecho) queda, por su especificidad técnica y profesional, por el momento fuera de este grupo. </p>
<p>La colección será un trabajo acumulativo, con entregas bimensuales. En el tiempo, los textos se irán organizando de acuerdo a posibles lecturas de la historia de las ideas en la región y el continente. <br /><br />Aldo Mazzucchelli</p>
<p><span>15 de octubre de 2017</span></p>
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Pablo Darriulat
Gonzalo Marín
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Title
A name given to the resource
Ensayos sobre Carlos Vaz Ferreira
Subject
The topic of the resource
Filosofía
Creator
An entity primarily responsible for making the resource
ANDREOLI, Miguel
Source
A related resource from which the described resource is derived
Ensayos sobre Carlos Vaz Ferreira / comp. Miguel Andreoli ; colab. Arturo Ardao, Carlos E. Caorsi, Mario H. Otero, José Seoane, Robert Calabria, Manuel Claps, Jorge Liberati, Carlos Pereda, Javier Sasso, Yamandú Acosta, Juan Fló, Daniel Malvasio, Enrique Puchet, Dante Turcatti, Darwin Viscuso. Montevideo : FHCE, 1996; 270 p.
Publisher
An entity responsible for making the resource available
Facultad de Humanidades y Ciencias
Date
A point or period of time associated with an event in the lifecycle of the resource
1996
Rights
Information about rights held in and over the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Format
The file format, physical medium, or dimensions of the resource
Libro
Language
A language of the resource
Español
Contributor
An entity responsible for making contributions to the resource
Bach. Gonzalo Marín
CARLOS VAZ FERREIRA
CRITICA
Filosofía
URUGUAY
-
http://humanidades-digitales.fhuce.edu.uy/files/original/ec072304e98a66c9177cb08e8cb498bb.PDF
2f1c8397b55b48008dbdb92802673ba6
PDF Text
Text
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"fvjuauiaja viSojoa^d ap oapisodxa osxnq — '¿681
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ed., 1945, Buenos Aires, Editorial Losada S. A.
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228 p.
—6^ ed., 1957, T. IV de Obras (Ver N' 37). 287 p.
—7^ ed., 1962, Montevideo, Talleres de la Unión Nacio
nal de Ciegos del Uruguay /Edición para ciegos en
Sistema Braille/. 2 vol.
—8^ ed., 1962, Buenos Aires, Editorial Losada S. A.
302 p.
77.
1915. — Los concursos escolares. Montevideo, Talleres "La Ra
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72. 1916. — Programa de filosofía. Montevideo, Imprenta "El Si
glo Ilustrado". /Edición universitaria oficial, sin el nom
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13. 1918. — Sobre la propiedad de la tierra. Montevideo, Imprenta
Nacional. 322 p.
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�—5* ed., 1953, Montevideo, Biblioteca Artigas, Colec
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�XIX. — Correspondencia entre Unamuno y Vaz Ferreira.
XX - XXIV — Inéditos.
XXV. — Fotografías, reproducciones, índice general, índice alfabé
tico de autores y obras, índice de materias citadas por Vaz
Ferreira.
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Dublin Core
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Title
A name given to the resource
Biblioteca Virtual de Humanidades en el Uruguay
Subject
The topic of the resource
Repositorio de ensayos en las Humanidades publicados originalmente en el Uruguay
Description
An account of the resource
<p><span>La Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación se ha propuesto contribuir a rescatar y poner a disposición de los lectores la escritura ensayística del Uruguay a lo largo de su historia. Esta Biblioteca Virtual de Humanidades en el Uruguay pretende reunir en un solo lugar más de dos siglos de textos de reflexión y pensamiento, dentro del amplio campo de las humanidades, producidos en conexión con la universidad. La mayor parte de esos textos han sido originalmente publicados en revistas universitarias o periódicos hoy difícilmente accesibles. A menudo nunca recogidos luego en libro—o recogidos con sustanciales modificaciones—, son textos que pueden contribuir a recuperar y mostrar las dinámicas de pensamiento y representación en el país, tal como se realizaron en tiempos de centralidad de la escritura.<br /><br /></span>La a veces fina y sinuosa línea entre Humanidades y Ciencias Sociales hace que textos de historia económica, de estudios sociales, de ciencia aplicada a la antropología, puedan tener cabida en esta colección, aunque el foco está en el núcleo tradicional de las humanidades. El Derecho (con la excepción de Filosofía del Derecho) queda, por su especificidad técnica y profesional, por el momento fuera de este grupo. </p>
<p>La colección será un trabajo acumulativo, con entregas bimensuales. En el tiempo, los textos se irán organizando de acuerdo a posibles lecturas de la historia de las ideas en la región y el continente. <br /><br />Aldo Mazzucchelli</p>
<p><span>15 de octubre de 2017</span></p>
Contributor
An entity responsible for making contributions to the resource
Pablo Darriulat
Gonzalo Marín
Rights
Information about rights held in and over the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Dublin Core
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Title
A name given to the resource
Bibliografía de Carlos Vaz Ferreira, libro, folleto, hoja suelta
Description
An account of the resource
La siguiente enumeración se contrae a establecer las totalidad de las piezas autónomas -libro, folleto, hoja suelta- en órden cronológico de primeras ediciones, seguida de cada una de sus reediciones respectivas. Fue preparada en un seminario de Historia de las Ideas en América, bajo la dirección de Dr. Arturo Ardao, en la Facultasd de Humanidades y Ciencias de Montevideo
Creator
An entity primarily responsible for making the resource
Universidad de la República (Uruguay). Facultad de Humanidades y Ciencias
Source
A related resource from which the described resource is derived
Universidad de la República (Uruguay). Facultad de Humanidades y Ciencias.:
Bibliografía de Carlos Vaz Ferreira, libro, folleto, hoja suelta /Facultad de Humanidades y Ciencias.
Montevideo : FHC, 1963.
14 p.
Publisher
An entity responsible for making the resource available
Facultad de Humanidades y Ciencias
Date
A point or period of time associated with an event in the lifecycle of the resource
1962
Rights
Information about rights held in and over the resource
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Format
The file format, physical medium, or dimensions of the resource
Libro
Language
A language of the resource
Español
CARLOS VAZ FERREIRA
FILOSOFIA URUGUAYA
SIGLO XX
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http://humanidades-digitales.fhuce.edu.uy/files/original/6867a1ecbdccc1a7158e245114500a3a.PDF
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PDF Text
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�aquellos problemas, y la solución de los que la admitían; pero esas
conferencias no fueron taquigrafiadas. De todos modos, los adelan
tos y cambios de la ciencia (muy especialmente de la Físico-Quími
ca) harían hoy anticuados los ejemplos que entonces utilicé, como
lo son, con razón mayor, los del libro primitivo. Pero, en cambio,
los problemas que fueron planteados en él, la enunciación de ellos,
las distinciones establecidas y el esclarecimiento de las confusiones,
a veces groseras, a veces más sutiles, en que la filosofía y la ciencia
siempre han caído al plantearlos o discutirlos: todo aquello, no sólo
me sigue pareciendo verdadero, sino que no he encontrado autores
posteriores que escapen a las mismas confusiones. Como recordará
quien pueda haber leído aquel libro, la mayor y fundamental de
esas confusiones era oponer "libertad" y "determinismo" como si
fueran soluciones opuestas de un mismo problema general, siendo así
que, como yo pude establecerlo, se trata de dos órdenes de proble
mas: los problemas de libertad, que se refieren a seres (dependencia
o independencia de un ser con respecto a lo que no es él: casos diver
sos, complicaciones, y solución positiva de los fundamentales de estos
problemas), y, problemas diferentes, les de determinismo e indeter
minismo, que se refieren, no a seres, sino a actos, o a hechos, o a
fenómenos, o a momentos de devenir...; hasta la enunciación es
aquí difícil, y la solución tal vez imposible; pero siempre problemas
que son diferentes de los primeros, y cuya dificultad no afecta la
solución, a veces fácil, de los problemas de libertad propiamente
dichos. (De paso, debo acusarme a mí mismo por haber titulado mal
mi libro, que en verdad debió llamarse "Los problemas de la liber
tad y los del determinismo", puesto que lo principal era distinguir
los...). Establecido todo lo anterior, empezaré por recordar cuáles
son algunos de los problemas que deben ser distinguidos. (Aquí re
cordaré, simplísticamente, lo esencial; para las distinciones, precisio
nes y... complicaciones, como no puedo aquí resumir el libro, no
tengo más remedio que referirme a él).
ante todo, plantearse para cualquier ser o ente: para seres inorgáni
cos; para organismos; dentro de éstos, muy especialmente, o con
especial interés, para el hombre; y, todavía, dentro del hombre, para
la conciencia o el espíritu con relación al cuerpo; y, dentro del espí
ritu, para una parte de él con relación al resto de él: p. ej.: abstrac
tamente, para una llamada "facultad", la voluntad, con relación a lo
que no es ella (literalmente, problema del "libre albedrío"), o, más
concretamente, para una parte del espíritu, la más personal (por más
honda o más permanente o fija), con respecto a lo que no es ella.
En estos dos últimos casos, lo que no es ese aspecto o manifestación
del espíritu, comprende el mundo exterior al sujeto, más una parte
del mismo espíritu...
Ahora, en el libro referido, yo indicaba algo que complica mucho
esos problemas de libertad, y es que, al considerar un ser o ente, se
lo puede tomar únicamente tal como es en ese momento, o bien con
siderar, además, lo que él ha sido: Un problema de libertad de un ser
se puede plantear considerando sólo el momento actual, o conside
rando su pasado, con menor o mayor "retroacción". Esta consideración
de retroacción hace que hayamos de dejar de considerar independien
tes a muchos seres inorgánicos que lo serían considerados en momento
presente; si bien, sobre este punto, la ciencia posterior ha venido in
troduciendo salvedades importantes (en el sentido de la no depen
dencia). Pero, en cuanto a entes orgánicos o espirituales, la conside
ración de retroacción no afecta la independencia, pues el problema
se pierde o deja de ser pensable antes de llegar al origen; o, para
hablar con menos oscuridad, los seres orgánicos (más, mientras más
elevados; mucho más, si se trata del hombre) o espirituales (p. ej.:
voluntad o personalidad del hombre), tomados como sujetos, no son
totalmente dependientes con una retroacción mayor que la que pueda
interesar para cualquier problema práctico (o que haya interés inte
lectual o moral en pensar).
Y entonces, si se eliminan las confusiones, ambigüedades y todo
lo demás que en la historia del pensamiento ha complicado los pro
blemas de libertad, resulta que:
El enunciado o fórmula general de los problemas de libertad es
éste: si tal ser depende o no totalmente de lo que no es él. Problema,
repitamos, para seres; y problema de dependencia o independencia.
Ese problema no tiene que ver con problemas relativos a hechos o
actos; pero conviene desde el principio advertir que puede enunciár
selo en una forma en que se nombran actos (diré, en función de actos),
así: si los acto^ de tal ser dependen o no totalmente de lo que ao es
él. Pero éste no es, diremos, más que un enunciado indirecto, pero
equivalente, del mismo problema de seres, por más que pueda contri
buir, y no poco ha contribuido, por cierto, a engendrar y mantenei
confusiones.
Bien: el problema de libertad, o sea de dependencia total o no
dependencia total de un ser con respecto a lo que no es él, puede,
El problema de la libertad del hombre (si el hombre depende o
no totalmente de lo que no es él; fórmula equivalente: si los actes
del hombre dependen o no totalmente de lo que no es el hombre I,
ese problema, se resuelve muy claramente en el sentido afirmativo
o de la libertad.
El problema de si, dentro del espíritu del hombre, la voluntad
depende o no totalmente de lo que no es ella (problema, literalmente,
del libre albedrío) se resuelve en el sentido de la libertad (dentro
de lo que puede haber de vago o incierto en esa consideración de
una "facultad" mental).
Con mayor claridad, el problema más completo de la libertad
de la personalidad, dentro del espíritu, se resuelve en el mismo sen
tido. (Estos dos problemas tienen también su fórmula equivalente en
que se nombran actos: si los actos de la voluntad, si los actos de la
personalidad dependen totalmente de lo que no es ellas).
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— 25 —
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Bpuapuadap) sajas b najaijaj as anb 'psjjaqij ap SBinajqojd soj :sbui
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sssa ojad íuBjjiuipB bj anb soj 3p uopnjos bj A 'SBUisjqojdb
�Un problema asimilable, desde cierto punto de vista, a los ante
riores, es el de si el espíritu depende o no totalmente del cuerpo. En
épocas más o menos prescriptas, de la Filosofía, existían teorías como
la de la "conciencia epifenómeno", la del "doble aspecto de lo incog
noscible", etc. En verdad se puede prescindir de ellas, y reducir la
cuestión a una opción entre la hipótesis del "paralelismo" (psicofisiológico) y la de acción recíproca (entre el cuerpo y el espíritu).
En esta última hipótesis, sobre todo si se considera el cuerpo como un
"acumulador" de espíritu (aunque comparaciones como ésta sean
siempre groseras); mas si se analiza, como tan inteligentemente lo
supo hacer Bergson, el enriquecimiento del espíritu por la memoria,
entonces resultaría postulada la solución positiva de este otro proble
ma de libertad (el espíritu, no totalmente dependiente del cuerpo).
No puede decirse que se haya resuelto este problema, por más
que la última suposición parezca más naturalmente aceptable. Pero,
por lo que se va a decir en seguida, esto no afecta a lo vital de los
problemas de libertad humana.
Yviene lo esencial: Si no hubieran existido confusiones: solu
ciones confusas y planteos confusos, los problemas vitales de libertad
humana (entiéndase bien: de libertad, no de determinismo, que son
otros problemas), hubieran ofrecido solución fácil en el sentido de
la libertad, o sea de la no total dependencia.
¿Y cuáles son los vitales, y cuándo lo son? Cuando el ser no de
pendiente (no del todo dependiente) tiene conciencia de esa no
dependencia total, en lo cual no hay absolutamente ninguna ilusión...
Ylos problemas vitales son problemas de seres conscientes. Ya
de seres conscientes con relación al mundo no consciente (suponemos
tal), ya, sobre todo, entre seres conscientes: La ética, el bien y el mal,
el amor y el odio, la responsabilidad, el remordimiento...; todo eso,
de conciencia a conciencia. (Naturalmente: se trata de seres de con
ciencia capaz de plantearse esos problemas: conocemos uno).
Pero, entonces, ¿por qué estos problemas vitales de libertad, de
no dependencia total, han podido ser motivo de esa discusión cons
tante, sin fin?
Las causas de confusión han sido muchas. Entre ellas, fundamen
talmente, tres: Una, la enunciación de problemas de libertad en tér
minos en que se habla de actos. Otra la creación, por malos planteos,
de falsos problemas, de "problemas espurios" de la libertad.
Yotra, la mayor o más general de todas: oponer libertad a deter
minismo (que son soluciones para problemas distintos).
Primera causa de confusión: la enunciación de problemas de li
bertad (que son problemas de libertad para seres) en términos de
actos.
Esta enunciación, en rigor, es legítima, porque los problemas así
enunciados son los mismos. Pero, aunque legítima, en sí, tiende, psi— 26 —
cológicamente, a hacer nacer confusiones: y eso ha ocurrido en toda
la historia de los problemas de libertad.
Ese enunciado, decíamos, es correcto en sí: preguntarse si los actos
(algunos) de un ser dado dependen o no de lo que no es él, es un
modo equivalente de preguntarse si ese ser depende o no totalmente
de lo que no es él.
Pero psicológicamente (y aquí está la confusión que nunca se
evitó), a causa de hablarse de actos se pasa a relacionarlos con otros
actos, y así surge la confusión con el otro problema, el de la relación de
actos, hechos, fenómenos, momentos del devenir (como se prefiera
expresarse o pensar) con sus antecedentes; y ha aparecido el proble
ma del determinismo o indeterminismo... O se pasa a él francamen
te, o, lo que es más común, se confunde el pensamiento, se mezclan
los dos problemas: y basta la simple sombra del segundo problema
para obscurecer el primero.
Es ésta una de las vías que han llevado a la tercera de las causas
de confusión que enumeré, o sea a oponer determinismo a libertad.
Pero antes he de mencionar la segunda de esas causas de confusión,
que ha sido, he dicho, la creación ilegítima de problemas ficticios, en
términos cuya sola enunciación ya hace la confusión inevitable. En
mi libro los llamé "problemas espurios" de la libertad, y resumiré
lo que dije al respecto.
Los verdaderos problemas de la libertad son, sin perjuicio de sus
relaciones, distintos entre sí. (Para las relaciones, ver los ejemplos
en mi libro). Pero, sin perjuicio de esas relaciones, son problemas ló
gicamente aislables, que deben separarse para la discusión, y que son,
además, problemas reales, que admiten ser planteados, resueltos, en su
caso, y, si no, por lo menos entendidos y discutidos claramente. El
mal ha estado, precisamente, en que no se haya hecho así. Pero los
que yo llamo problemas espurios de la libertad se encuentran justa
mente en el caso opuesto: en vez de ser problemas reales que no se
han planteado clara e independientemente, son, al contrario, proble
mas que se han planteado y discutido de hecho, sin que hubiera de
bido hacerse así, porque son problemas que no son reales, que o no
tienen sentido o envuelven confusión o ambigüedad en los términos,
etc. De manera que, en cuanto uno de ellos se plantea expresa o tá
citamente, ya la confusión es forzosa.
Los más vulgarizados de estos falsos problemas son los que yo
citaba en mi estudio originario.
El primero y más peligroso de ellos es —empleando los término^
en que habitualmente se lo presenta— el de saber "si el hombre se
determina siempre por motivos". Si la afirmativa fuera verdadera, se
piensa, el hombre no sería libre; y lo sería en el caso opuesto. Otras
fórmulas, más o menos corrientes: "si dependemos de los motivos",
"si somos esclavos de los motivos", o si nuestra voluntad lo es, etc., etc.
Este problema aparece, y su discusión se mantiene, debido a un
estado de espíritu confuso; en efecto: por "motivo" puede entenderse,
ya el hecho objetivo que es tomado en consideración por el sujeto,
ya ideas, raciocinios, sentimientos, en general estados subjetivos del
— 27 —r
�Un problema asimilable, desde cierto punto de vista, a los ante
riores, es el de si el espíritu depende o no totalmente del cuerpo. En
épocas más o menos prescriptas, de la Filosofía, existían teorías como
la de la "conciencia epifenómeno", la del "doble aspecto de lo incog
noscible", etc. En verdad se puede prescindir de ellas, y reducir la
cuestión a una opción entre la hipótesis del "paralelismo" (psicofisiológico) y la de acción recíproca (entre el cuerpo y el espíritu).
En esta última hipótesis, sobre todo si se considera el cuerpo como un
"acumulador" de espíritu (aunque comparaciones como ésta sean
siempre groseras) ; mas si se analiza, como tan inteligentemente lo
supo hacer Bergson, el enriquecimiento del espíritu por la memoria,
entonces resultaría postulada la solución positiva de este otro proble
ma de libertad (el espíritu, no totalmente dependiente del cuerpo).
No puede decirse que se haya resuelto este problema, por más
que la última suposición parezca más naturalmente aceptable. Pero,
por lo que se va a decir en seguida, esto no afecta a lo vital de los
problemas de libertad humana.
Yviene lo esencial: Si no hubieran existido confusiones: solu
ciones confusas y planteos confusos, los problemas vitales de libertad
humana (entiéndase bien: de libertad, no de determinismo, que son
otros problemas), hubieran ofrecido solución fácil en el sentido de
la libertad, o sea de la no total dependencia.
¿Y cuáles son los vitales, y cuándo lo son? Cuando el ser no de
pendiente (no del todo dependiente) tiene conciencia de esa no
dependencia total, en lo cual no hay absolutamente ninguna ilusión...
Ylos problemas vitales son problemas de seres conscientes. Ya
de seres conscientes con relación al mundo no consciente (suponemos
tal), ya, sobre todo, entre seres conscientes: La ética, el bien y el mal,
el amor y el odio, la responsabilidad, el remordimiento...; todo eso,
de conciencia a conciencia. (Naturalmente: se trata de seres de con
ciencia capaz de plantearse esos problemas: conocemos uno).
Pero, entonces, ¿por qué estos problemas vitales de libertad, de
no dependencia total, han podido ser motivo de esa discusión cons
tante, sin fin?
Las causas de confusión han sido muchas. Entre ellas, fundamen
talmente, tres: Una, la enunciación de problemas de libertad en tér
minos en que se habla de actos. Otra la creación, por malos planteos,
de falsos problemas, de "problemas espurios" de la libertad.
Yotra, la mayor o más general de todas: oponer libertad a deter
minismo (que son soluciones para problemas distintos).
Primera causa de confusión: la enunciación de problemas de li
bertad (que son problemas de libertad para seres) en términos de
actos.
Esta enunciación, en rigor, es legítima, porque los problemas así
enunciados son los mismos. Pero, aunque legítima, en sí, tiende, psi— 26 —
cológicamente, a hacer nacer confusiones: y eso ha ocurrido en toda
la historia de los problemas de libertad.
Ese enunciado, decíamos, es correcto en sí: preguntarse si los actos
(algunos) de un ser dado dependen o no de lo que no es él, es un
modo equivalente de preguntarse si ese ser depende o no totalmente
de lo que no es él.
Pero psicológicamente (y aquí está la confusión que nunca se
evitó), a causa de hablarse de actos se pasa a relacionarlos con otros
actos, y así surge la confusión con el otro problema, el de la relación de
actos, hechos, fenómenos, momentos del devenir (como se prefiera
expresarse o pensar) con sus antecedentes; y ha aparecido el proble
ma del determinismo o indeterminismo... O se pasa a él francamen
te, o, lo que es más común, se confunde el pensamiento, se mezclan
los dos problemas: y basta la simple sombra del segundo problema
para obscurecer el primero.
Es ésta una de las vías que han llevado a la tercera de las causas
de confusión que enumeré, o sea a oponer determinismo a libertad.
Pero antes he de mencionar la segunda de esas causas de confusión,
que ha sido, he dicho, la creación ilegítima de problemas ficticios, en
términos cuya sola enunciación ya hace la confusión inevitable. En
mi libro los llamé "problemas espurios" de la libertad, y resumiré
lo que dije al respecto.
Los verdaderos problemas de la libertad son, sin perjuicio de sus
relaciones, distintos entre sí. (Para las relaciones, ver los ejemplos
en mi libro). Pero, sin perjuicio de esas relaciones, son problemas ló
gicamente aislables, que deben separarse para la discusión, y que son,
además, problemas reales, que admiten ser planteados, resueltos, en su
caso, y, si no, por lo menos entendidos y discutidos claramente. El
mal ha estado, precisamente, en que no se haya hecho así. Pero los
que yo llamo problemas espurios de la libertad se encuentran justa
mente en el caso opuesto: en vez de ser problemas reales que no se
han planteado clara e independientemente, son, al contrario, proble
mas que se han planteado y discutido de hecho, sin que hubiera de
bido hacerse así, porque son problemas que no son reales, que o no
tienen sentido o envuelven confusión o ambigüedad en los términos,
etc. De manera que, en cuanto uno de ellos se plantea expresa o tá
citamente, ya la confusión es forzosa.
Los más vulgarizados de estos falsos problemas son los que yo
citaba en mi estudio originario.
El primero y más peligroso de ellos es —empleando los términos
en que habitualmente se lo presenta— el de saber "si el hombre se
determina siempre por motivos". Si la afirmativa fuera verdadera, se
piensa, el hombre no sería libre; y lo sería en el caso opuesto. Otras
fórmulas, más o menos corrientes: "si dependemos de los motivos",
"si somos esclavos de los motivos", o si nuestra voluntad lo es, etc., etc.
Este problema aparece, y su discusión se mantiene, debido a un
estado de espíritu confuso; en efecto: por "motivo" puede entenderse,
ya el hecho objetivo que es tomado en consideración por el sujeto,
ya ideas, raciocinios, sentimientos, en general estados subjetivos del
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jap soAijafqns eopBjsa ^iauaS ua 'soiuairaijuas 'sompopBj 'sBapi bX
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'^)9 '-oj^ 'sa oj pBiun^oA Bj^sann is o 't48OAijoui soj ap soABjssa somos is,,
'u8OAijora soj ap sotuapuadap isM : sa^uaiajoa souam o geni 'sBjnuuoj
sbjjq -oisando osea p ua mías oj X ^ajqij Bijas on ajqtuoq p 'ssnaid
as 'ejapepjaA Bjanj bai^buijtjb bj ig -^soaijoiu jod ajdraais Buiuuajap
as ajqinoq p ibm jaqes ap p —Bjuasaad oj as aiuamjenjiqBU; anb ua
^ouiuuaj so[ opuBajdma— ea so[p ap osoi^ipd seta A oaaiuud j^
•oijbuiSijo oipnjsa im na BqBjto
oX anb soj uos SBmajqojd sosptf so^sa ap sopBzijB^piA sbui so^
•bbozjoj sa noisnjuos bj bX 'ajuauíBjio
-bj o Bsaadxa Bajasjd as sojja ap onn o^uBna ua 'anb BjauBtn a(j *sja
'souinuaj soj na pepanSiquiB o uoisnjuos uaApnAua o opijuas uauan
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-ap Bjaiqnq anb uis 'oqoaq ap opijnosip A opBajuB[d nBif as anfa sem
-á[qojd 'oijbjjuod ye 'nos 'ajuauíajuaipuadapui a BJBp opBa^uB[d UBq
as on anb sapaj SBma^qojd jas ap zaA ua :o^sando oseo p na ajuara
-Bjsnf uBjjuanaua as pBjjaqrj ^\ ap soijndsa SBraajqo^d ouib[[ oá anb
so{ o^iaj -isb oq^aq b^bu; as on anb na 'aiuaniespajd 'opBjsa bu; ^m
[g •a^uauiBJBp sop^nosip A sopipuajua souara o^ jod 'on is '^ 'oseo
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^jirans^j X 'pBjiaqij b^ ap usoijndsa SBmajqo^d,, auiB^j 8O[ ojqi^ ira
U3 'ajqBjiAaui uoisnjuoo bj aaBq bX uopBpunua bjos eXna sonirajaj
ua '8OI3IJ3IJ s^raajqojd ap Brapi^aji u^iasaja bj 'oijoip ai{ 'opis Bq anb
'uoisnjuoa ap SBsnBa sssa ap b puna as bj JBuotouara ap aq sa^uB ojaj
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8B8nB3 sbj ap BJaajai bj b opBAajj usq anb sbia sbj ap Bun Bjsa s^
'ojaraud ja jaoaanasqo BJBd
Braajqojd opun^as pp Bjqinoe ajdrais bj Bjssq X :SBUiajqojd sop soj
UBpzaui as 'o^uaimesuad ja apunjuos as 'unraoa sbui sa anb oj 'o 'ai
-uamB3UBjj ja b Bssd as q • • • oinsiuiuuajaput o omsiuirajajap jap Bra
-ajqojd ja oppajeds eij X í sa^uapaaajuB sns uos (jBsuad o asjssajdxa
BJaijajd as oraos) JinaAap jap sojuamora 'sonatnouaj 'soq^aq 'sojdb
ap nopBjaj bj ap ja 'Braajqojd ojio j^ uoa uoisnjuoa bj a^jns isb X 'sójob
soajo uoa sojjeuopBjaj b Bged as so;aB ap asjBjqsij ap Bsneo b ^(o^iAa
ae B^unu anb uoisnjuoa bj Bjsa inbB X) aiuaiuBaiáp^oaisd ojaj
•p sa ou anb oj ^p
a^uarajBioi ou o apuadap jas asa is asjBjunSajd ap a^uajBAinba opora
un sa 'ja sa ou anb oj ap on o uapuadap opsp jas nn ap (
sojas soj is aejBjun^ajd :is ua oj^ajjoa sa 'eouiBjaap 'opsiounua
• *pB^jaqij ap ssraajqojd soj ap Bijojsiq bj
epoi ua opijjn^o Bq osa X rsauoisnjuoa jaa^u jaaBq b
•isd 'apuan 'js ua 'BrapjSaj anbnnB 'oja^ •eouisira soj uos sopepunua
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-ij ap e^raajqojd ap nopspunua bj :noisnjuo3 ap BsnBD
•(sojuiteip SBUiajqojd BJBd sauoianjos nos anb) orasinint
-jajap b pB^jaqij jauodo rsspoí ap jBjanaS sbot o joXbot bj 'bjjo j^
•pBjjaqij bj ap 4tsoijndsa SBmajqojd,, ap 'SBUiajqojd sosjbj ap
'soaiuBjd sojBra jod 'uop^aja bj bjjq -soj^b ap BjqBq as anb na souim
-jaj ua ps^jaqij ap setnajqojd ap uopepunua bj 'bu^ :eaaj 'ajuaui[B^
-uaraBpunj 'SBjja aJ^u^ -SBqanuí opis u^q u^isnjuoa ap sBsn^a SB'j
¿uij uis 'ajuB^
-suoa noisnasip sa ap OAijora jas opipod n^q 'jbio^ Bpuapnadap ou
ap 'pBjjaqij ap sajB^iA s^raajqojd sojsa anb jod? 'saanojua 'oja^
•(oun souiaoouoo :ssraajqojd sosa asjtBajuBjd ap zBdBa ^pnap
-uoa ap sajas ap b^bji as :aiuarajBJniB^[) •moumouoo v mou^touoo ap
'osa opoj i • • • ojuaiuiípjoraaj ja 'pspijiqesuodsaj bj 'oipo ja X jouib ja
'jBtu ja X uaiq ja 'Boija b^ ¡sa^uaiasuoa sajas aa^ua 'opoj ajqos 'bX '(jbj
somauodns) ajuapsuoa ou opumu je uopBpj uoa sa^uapsuos sajas ap
13A '^aiuapsuoa saass ap ssraajqojd uos sajBiíA SBraajqojd soj j^
• • ••upisnfi mtnSttm aiuawnjnjosqD Avy ou j^na oj ua 'jbjoj Biañapuadap
ou Bsa ap mou9iouoo auaii (aiuaipuadap opoj jap ou) aiuaipuad
-ap on jas ja opuBn^) ¿uob oj opusna X 'sajBjiA soj uos sajsna j^?
•Biauapuadap \&\o\ ou bj ap sas o 'pBijaqij bj
ap opijuas ja ua jpsj uopnjos oppajjo UBJaiqnq '(SBraaj^ojd sojjo
uos anb 'orasiuinua^ap ap on 'p^^jaqij ap :uaiq asBpuaijua) BUBranq
pB^jaqij ap s^jbiia SBUiajqojd soj 'sosnjuoa soainejd X sbsiijuod sauop
-njos :sauoisnjuo3 opijsixa UBjaujnq on ig :jepuasa oj anaiA ^
•BUBiunq pe^jaqij ap SBUiajqojd
soj ap JB^IA oj b B^aajB ou o}8a '^pinSas ua jpap b ba as anb oj jod
'oja^ *ajqBida3B aiuarajBjniBu s^ra ^azajBd uopisodns Bmiijn bj anb
sbui jod 'Bmajqojd ajsa o^jansaj BXBq ^s anb asjpap apand o^^
•(odjana jap ajuaipuadap a^uarajejo; ou 'njiJídsa ja) pB^jaqij ap Bin
•ajqojd ojio a^sa ap BAijisod uopnjos bj Bp^jnisod BjjB^jnsaj saauo^ua
'Bijomaui bj jod njiJídsa jap o^uaiuipanbiJua ja 'nos^ja^ jaa^q odns
oj a^uauia^uaJÍipjuí ubj oraos 'bzijbub as is sbui i (SBjasojá aadraais
usas Bjsa oraos eanopBJBdraoa anbnnB) n^ijjdsa ap tíJopBjnrano8??
un oraos odjana ja Bjapisuos as is opoj ajqos 'sisa^pdiq Bmpjn B^sa u^
•(n^uídsa ja X odjana ja aj^ua) esojdpaj ñopas ap bj X (osi^ojoisij
-osisd) ^(ora8ijajBJBd,, jap sisajodiq bj aajua u^pdo Bun b uopsan^
bj jpnpaj X 'eejja ap Jipupsajd apand as pspjaA u^[ -aja '^ajqpsou
-Sooui oj ap o^oadsB ajqop,, jap ej '^ouampuajida Bpu^pnos,, bj ap bj
ouioo BBuoaj uBi^sixa 'Bjjoso^i^ bj ap 'se^dijssajd souara o sbui sssoda
u^j 'odjans jap a^uatnjBjoi ou o apuadap njijídsa ja is ap ja sa 4s3joij
-ajuB soj b 'bjsiá ap ojund o^jap apsap 'ajqBjiraiSB Braajqojd uq
�sujeto mismo. Ahora bien: en el primer sentido, preguntarse si el
hombre obra siempre por motivos, equivaldría a preguntarse, aunque
en forma confusa, indirecta y obscura, si el hombre depende totalmente
del mundo exterior: problema de la libertad del hombre. Mientras
que, en el segundo caso, como los motivos, en sentido subjetivo, están
en el hombre, forman parte de él, ya no se discutiría sobre la libertad
del hombre sino sobre la libertad de la voluntad o sobre la de la
personalidad. Confundidos estes problemas, ya no se puede pensai'
claro. Y menos aun si se habla, como es común, de motivos mayores
y menores, confundiendo siempre, para esa evaluación, lo objetivo y
lo subjetivo. Y, todavía, si se piensa en unos y otros motivos, en todo
motivo se está pasando, confusamente, al problema de la relación de
actos con todos sus antecedentes, esto es, se ha ido al problema ge
neral del determinismo o indeterminismo, que, ya hemos visto, es
otro problema...
Y, así, cuando se anuncia, expresa o tácitamente, ese problema
espurio, prácticamente todo está perdido.
El otro problema espurio, es el de preguntarse "si el hombre
depende de su carácter" (si es esclavo de él), etc. Una de las so
luciones, la negativa, sería la tesis de libertad, y la otra sería la "de
terminista" (siempre concebidas falsamente estas dos tesis como si
fueran soluciones opuestas de un solo problema).
Según el sentido que se dé al término carácter, este pseudo-pro
blema es ficticio o es el enunciado confuso de alguno de los que,
bien planteados, serían claros.
Ficticio, generalmente: porque lo que habitualmente se piensa
como carácter de una persona es una como simplificación o esquematización de su espíritu, la cual, todavía, se completa por algo que se
agrega para simetrizar la caracterización. Pensado así, el problema no
tiene sentido.
Otras veces, el "carácter" de una persona es pensado como una
realidad, pero sólo parcial: lo más predominante o habitual de sus
manifestaciones espirituales, que, en verdad, permiten prever muchas
de las reacciones de esa persona. Pero entonces no es más" que uno de
aquellos problemas en que se considera la libertad de una parte o
manifestación del espíritu; pero uno de esos problemas pensado al
revés (pues lo que se pone en cuestión es la libertad o no libertad
de aquella parte del espíritu que no es el "carácter"... I.
Pueden verse en el estudio a que me estoy refiriendo ejemplos
de las confusiones que ha engendrado el planteamiento ilegítimo de
estos dos problemas espurios.
Ahora, la tercera causa de confusión es creer, como han creído
más o menos todos los pensadores, que libertad y determinismo son
soluciones opuestas de un problema.•
Esta creencia, muchas veces, más que causa de confusión, fue
efecto de las anteriores; pero otras se postuló, expresa o tácitamente.
Y aquí ya vamos a entrar en consideraciones y ejemplos que se
relacionan con ciencia posterior a aquel estudio, y que van a ser el
motivo de esta serie de conferencias.
2.a CONFERENCIA
Un importantísimo hecho, de los posteriores a mi libro, hecho
por el cual la ciencia moderna renovó cuestiones filosóficas ( la ciencia
siempre emana filosofía) y dio lugar a confusiones también, fue el
principio de Heisenberg. Confusiones que no se debieron, por cierto,
al creador de ese principio, sino a quienes trascendentalizaron ilegí
timamente ese principio de incertidumbre en principio de "indeter
minación". En unas conferencias en que estudié algunas trascendentalizaciones matemáticas ilegítimas, analicé ésa. Y como poco tendría
que agregar ahora, se me permitirá que, antes dB analizar las conse
cuencias de otros descubrimientos o teorías de la ciencia moderna
en cuanto a los problemas que estamos tratando, haga una lectura
abreviada.
Dije yo a ese respecto, resumiendo en el año 1939 conferencias
anteriores:
"El problema del determinismo y del indeterminismo está bas
tante polarizado hoy por una tendencia a la trascendentalizición ile
^ítima del llamado principio de incertidumbre o de indeterminación
de Heisenberg (precisamente la trascendentalización ilegítima consiste
en convertir el principio de incertidumbre en principio de indetermi
nación y en darle en este último sentido un alcance ontológico).
"Notemos que trascendentalizar matemáticas, es trascendentalizar
un instrumento, o el uso de un instrumento, o el modo de usarlo, o sus
propiedades, o su eficacia, o tal vez sus deficiencias. Y esto líltimo
que digo puede ser muy sugestivo porque la trascendentalización de
la incertidumbre de Heisenberg en "principio de indeterminación"
(Werner Heisenberg, no es, por cierto, el culpable de esto) tiene un
carácter muy especial: es, ante todo, la trascendentalización de una
experiencia instrumental, pero con estas dos especialidades que con
dimentan el caso: una, que es la trascendentalización de una expe
riencia imaginaria, y otra, que es la trascendentalización de una ex
periencia imaginaria fracasada.
De la imposibilidad, o, si se quiere hacer reservas, de la impo
tencia para determinar al mismo tiempo la posición del corpúsculo
y su estado de movimiento, debido a que, en esa micro-escala, la ob
servación altera las condiciones del fenómeno; de esto, que es sólo de
hecho, o de posibilidades prácticas —o sea de ciencia—• se sacaría en
consecuencia el indeterminismo en sí —o metafísico— que es de po
sibilidades en sí; metafísico, entológico: la trascendentalización
ilegítima.
"Aclaremos esto: lo que opino sobre el alcance filosófico del
principio de Heisenberg es:
"1. — Que ese principio, si se denomina o pretende ser un prin
cipio de indeterminación, se referiría sólo a un sentido del indeter
minismo que es sólo práctico, aunque sea muy legítimo si es cons
ciente de su alcance y limitación.
28 —
— 29 —
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�"2. — Que, si pretendiera alcance ontológico, llevaría a una trascendentalización ilegítima (en el caso particular, la trascendentalización ilegítima de una impotencia físico-matemática).
"Examinemos los dos puntos separadamente y por orden:
"1. —• La incertidumbre de Heiseriberg, al plantearse como inde
terminación, sólo tiene derecho a referirse a un sentido de indetermi
nismo puramente práctico, sin alcance ontológico.
"Hay, de hecho, dos sentidos de determinismo e indeterminismo,
no bien distinguidos habitualmente, y que vamos a llamar el teórico
o metafísico u ontológico, y el práctico, aplicado o pragmático.
"El sentido teórico o metafísico de indeterminismo es el de exk
tencia de un posible único (o sea, en el fondo, no existencia de la
categoría posibilidad). La existencia de un posible único: una sola
posibilidad, tanto en pasado como en presente y en porvenir. Lo que
fue era lo único que podía ser. Lo que es, lo único que ha podido
ser. Y, en cuanto al futuro, sólo una realidad sería posible para cada
momento o estado.
"Afirmar que sólo hay una posibilidad, es afirmar que la noción
de posibilidad es metafísicamente ilegítima, trascendentalmente ilegí
tima: que no hay más que necesidad e imposibilidad; que lo que no
es necesario es imposible o viceversa; sólo, pues, necesidad, negativa
o positiva. (Este ha sido muy bien explicado por W. James).
plea) : es el práctico, aplicado, o, si se quiere llamarlo así, científico.
Veamos cómo se relaciona con el anterior, y cómo o en qué no coincide
con el anterior, aunque muy habitualmente no se los separe.
"El concepto práctico o aplicado de determinismo e indetermi'
nismo se refiere a la previsión o a la demostración, a la posibilidad
práctica de prever el futuro, y a la de demostrar en su caso, por
ejemplo en cuanto al pasado, los consiguientes por los antecedentes.
"Por lo tanto, determinismo práctico o aplicado es admitir po
sibilidades o capacidades prácticas de previsión o de demostración,
en casos particulares o en general.
"Y parecería deducible del ontológico. Como según el determi
nismo ontológico un momento cualquiera determina todo el futuro,
se sugiere —y el determinismo práctico deriva de ahí— la previsibilidad, para el futuro, de los consiguientes por los antecedentes.
"Con respecto al pasado, como cada momento fenomenal fue de
terminado por sus antecedentes, se sugiere la posibilidad de demos
trarlo, o sea explicarlo necesariamente por ellos.
"Sin duda, así sale de hecho una noción de la otra; así se pass>
de hecho psicológicamente, del determinismo metafísico trascendente,
ontológico, al determinismo práctico o de aplicación. El proceso de
derivación viene así: Si sólo un futuro es posible, entonces debe ser
previsible. Si sólo un pasado era posible, entonces debe ser demos'
trable.
"Pero previsible ¿por quién?; demostrable ¿por quién? Por una
mente infinita u omnipotente.
"Aquí pido atención, porque estamos en la región donde se forma
"De modo que posibilidad sería noción ilegítima metafísicamente.
"Y también lo sería la noción de probabilidad, especie de posi
bilidad calificada. Sería sólo noción de origen y alcance prácticos.
Prácticos, porque como con respecto al futuro —dentro de esa hipó
tesis determinista—• no podemos generalmente conocer lo necesario,
ese real único dentro de la hipótesis determinista, y como sin embargo
hay que tratar de prever y de actuar, de ahí que introduzcamos po
sibilidades y probabilidades: nociones prácticas que comportan
ignorancia parcial para el pensamiento concreto y para la acción.
"En cuanto al pasado, aunque ya realizado, consumado, tenemos
tendencia psicológica a aplicarle por transporte esas nociones de "po
sibilidades"; aunque, aquí, de un modo menos imperioso: el concepto
determinista en su caso, o ciertas modalidades o costumbres de pen
samiento, pueden dominar esa tendencia.
"Tal es el determinismo ontológico; al cual se opone el inde
terminismo ontológico, que consiste en creer que hay más de un
posible, que la posibilidad es más extensa que la realidad; que hasta
el momento en que un posible se realiza, había o podía haber otros
posibles. Esto es: que hay realmente posibilidad; que esta noción
es categoría ontológica legítima; que así, en cuanto al futuro, éste
no es necesario, o no es todo necesario; que no está predeterminado
o no está totalmente predeterminado.
"Tal es el concepto más profundo, el concepto metafísico, de
determinismo o indeterminismo. (En realidad, es la única acepción
que ese término debería tener).
"Pero hay de hecho otra acepción de determinismo e indetermi
nismo (repito: no debería emplearse aquí el término; pero se em-
"De hecho, sin embargo, se pasa de una noción a otra. Quizá
(¿quizá?) si se hablara de un ser capaz de previsión infinita, en
tonces no hubiera paralogismo —aunque la consecuencia sería pura
mente teórica. (Hay aquí, cuando más, posible salvedad teológica).
Pero el paralogismo se va a introducir seguramente si se habla o
piensa, no en capacidad de previsión infinita (y algo que la reba
saría en el ser superior de la teología, porque para ese ser superior
todo sería presente), sino en una facultad, expresa o tácitamente hu
mana, de prever.
— 30 —
— 31 —
un paralogismo.
"Ante todo, sin duda, determinismo supone que si alguien hu
biera previsto, afirmado o supuesto, antes de su realización, el futuro
por hipótesis necesario, habría después acertado, habría tenido que
acertar. (Suponemos al previsor causalmente aislado: si no, su pre
visión sería intervención). Y si anuncia ahora lo que vendrá, cuando
se realice habrá acertado. Pero notemos que eso no es exactamente lo
mismo que posibilidad de prever (aquí estamos en el centro mismo
del paralogismo). Aun dentro del determinismo teórico, podría no
haber posibilidad de prever, y por más de una causa: Puede haber
insuficiencia e inadecuación del proceso espiritual. Y puede haber
hasta inadecuación de la misma realidad para ser prevista; por ejem
plo, por ser artificial la distinción o recorte del devenir en fenó
menos. .. Y todavía puede haber lo que no entendemos...
�M3A3jd ap 'BUBUI
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•(Baiáojoaj p^paAjBS ajqísod 'sbiu opuBna 'mb^ abjj) -BaiJoaj ajuaui
-Bjnd BU9S spuanaasuoa bj anbuiiB— oum^ojBJBd Bjaiqnq on saauoj
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Bzin^) -bjjo b uopou un ap BSBd as 'oájBquia uis 'oqasq sqm
• • • soraapuajua ou anb oj aaqsq apand BjAspoj ^ • • • souara
-ouaj ua jiuaAap jap auo^aj o uopu^etp Bj jBpijuJB jas jod 'ojd
-uiafa jod ÍB)siA3jd Jas Bjed pBpijBaj Binenn bj ap uopBnaapBui Bjs^q
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oj atuatuvj^Dxa sa ou osa anb souiajou ojaj -opBjjaoB Bjq^q aorjBaj as
opiíBna 'BjpuaA anb o^ Bjoqs BiounuB is j^ • (uopuaAjainr Bijas uoisia
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ojnjnj [a 'uoiDBzi^aj ns ap sajuB 'ojsandns o opBouijB 'o^siAajd Bjatq
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opBUinua^apajd B^sa ou anb íoiJBsaaau opoj sa ou o 'oiJBsaoan sa ou
a^sa 'ojnjnj jb ojuBtia ua 'isb anb íBra^i^aj boiSojojuo bijoS^íbo sa
uopon B^sa anb ípBpijiqísod ajuarajBaj XBq anb :sa ojs^ 'sajqísod
bojjo jaqsq Bjpod o Biq^q 'BzxjBaj as ajqísod un anb ua ojuaraora ja
B^s^q anb ípBpijBaj bj anb Bsua^xa sboi sa pBpijiqísod bj anb 'ajqísod
un ap 8but jí^q anb jaaja ua ajsisuoa anb 'oaiS^jojno orasiuiauaj
-apui ja ánodo as jBno jb íodi8ojojuo ouisiuiuuajap ja sa Jbj^,
•Btauapua^ Bsa jBuiuiop uapand 'ojuaunse
-uad ap sajquinisoa o sapepijBpoui SBjjap o 'osbo ns ua Bjsiuirajajap
oida^uoa ja :osowadrai souaui opom un ap 'inbB 'anbunB íusapBptjiqis
-od,, ap eauopou 8Bsa aiJodsuBjj jod ajJBatjdB b BoiSojoaisd cpuapuaj
souiaua) 'opsuinsuoo 'op^zijBaj bjÍ anbuns 'opBSBd jb ojusno ujj,,
'uop^B bj BJBd A ojajauoa o^uauuBSuad ja BJBd jBiaJBd BpuBJOuSí
UB^Joduioo anb SBaijas-id sauoiaou isapspijiqBqojd jÍ eapBpijiqis
-od someaznpoj^ui anb iijb ap 'jBixjaB ap A jdAajd ap jbjb.ij anb ÁBq
oJBqraa uis oraoa X 'Bjsiuinijajap eisa^odiq bj ap oj^usp ooiuti jb^j asa
'oiJBsaoau oj aaaouoo aiuauíjBJauoS somapod ou —Bisiurnua^ap sisaj
-pdtq Bsa ap OJjusp— ojnjnj jb ojaadsaj uoo onioa anbjod 'sootjdbjj
•soaijOBjd aauB^jB A uaSwo ap uopou ojos Bjjag -EpEoijijEa p^pijiq
-isod ap apadsa 'pBpijtqBqojd ap uopou bj Bijas oj uaiquiBj j^n
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�"Y ya habría paralogismo aunque se pensara en .todo el psiquismo
humano o imaginable humanamente; todo el psiquismo, todo, pero
ya limitado por humano.
"Y es mayor el paralogismo si el proceso previsor se limita a
inteligencia.
"Y mayor paralogismo aun si se limita al uso matemático de la
inteligencia.
"Entretanto, ese paralogismo de derivar el determinismo práctico
del determinismo teórico (lo que lleva a extender ilegítimamente el
determinismo práctico), ha sido muy generalizado.
"Desde luego ya lo contiene la misma definición del determi
nismo habitual en ciertos hombres de ciencia. Véase, por ejemplo, la
célebre de Laplace: "Esta doctrina del determinismo universal ha
sido magníficamente resumida por Laplace (dice esto nada menos
que Broglie) en su célebre frase (aquí la cita textual de Laplsce) :
"Una inteligencia que para un hecho dado conociera todas las fuerzas
de que la naturaleza está animada y las situaciones respectivas de los
seres que las componen, si fuera por otra parte bastante vasta para so
meter estos datos al análisis, abrazaría en la misma fórmula los mo
vimientos de los más grandes cuerpos del universo y los del más li
gero átomo. Nada sería incierto para ella, y el porvenir como el pa
sado estarían presentes a sus ojos".
"Esta definición, lejos de ser completamente "magnífica", lejos
de ser la verdadera definición del determinismo, es por una parte
insuficiente y por otra inconsecuente.
"Nótese que ni siquiera se refiere a todo el psiquismo: cuando
es más extensa se refiere sólo a una "inteligencia". Y después se va
estrechando todavía: de la noción de inteligencia, por intermedio de
la noción de análisis, se pasa a la noción de fórmula; todo esto,
mezclado inconsecuentemente.
"Por lo demás, lo que se observa en esta definición se observa
comúnmente en todo el proceso del determinismo práctico. Al pa
sarse ilegítimamente de nociones más extensas, aunque ya insufi
cientes, a nociones menos extensas, yo diría que hay como degrada
ciones en el concepto del determinismo práctico.
"Limitar ya a una psiquis de tipo humano (y notemos que para
nosotros el tipo divino, para nuestra incomprensión, no puede ser más
que tipo humano), sería ya insuficiente para la previsión infalible,
aun en el caso de ser cierta ontológicamente la hipótesis determinista.
"Para saber que fue así, no hay que ser aquello que llamaron
"novecentista" —esto es: para hablar mejor, antiochocentista—: esa
tendencia fue estrecha y estrechante, y, en el fondo, pueril. No se
divide la ciencia por siglos, para exaltar unos y despreciar otros (y
agrego que, para mí, el siglo XIX fue, a pesar de ciertas ilusiones,
o quizá por esas ilusiones (que debemos conservar como esperanza),
muy, muy respetable).
"La ciencia ha sido continua, con especiales valores y sin duda
especiales defectos en cada período. Y esa división por siglos es arti
ficial, cuando no revela ignorancia de la verdadera ciencia. Pero en
aquel error, sí, cayó el siglo anterior, y mi generación sufrió conse
cuencias de él...
"No era sólo exagerar la previsibilidad determinista en sus do
minios más fáciles, sino extenderla a lo que, aun dentro del concepto
determinista, menos prise ofrece a la previsión y a la demostración,
o sea a lo histórico y a lo psicológico.
"Como ejemplos de cierta clase (este aspecto todavía dura) po
demos citar aquellas demostraciones históricas de que lo que fue
debió suceder; demostraciones históricas de gran apariencia cientí
fica cuando se hacen aprés coup. Compárese lo que sucede cuando
se intenta, con los mismos elementos y por la misma vía, hacer pre
"Pero hasta en psicología y en la vida; en toda esa región en que,
aunque pueda ser cierto el determinismo, no es normalmente aplica
ble de una manera práctica.
"Un caso extremo y de una inocencia que nos hace indulgentes
eran, por ejemplo, las teorías de Zola, aquellas teorías de la "novela
experimental" que establecían una especie de determinismo deduc
tivo, sentando por una parte ciertas leyes, por lo demás bien insufi
cientes y no justas, de herencia, y por otra parte ciertos caracteres
dados de personajes. Todo lo demás salía por determinismo.
"Ahora bien: una verdadera debilidad intelectual del siglo an
terior fue el mal uso, el uso ilegítimo y presuntuoso, del determi
nismo práctico. El determinismo era entonces lo "científico". Y fue
esa la ciencia en que precisamente nos formamos los de mi generación.
Era en parte una pseudo-ciencia.•
"Pero eso, en otras formas, era entonces habitual. Recuerdo un
pasaje sorprendente de Guyau, en que se esforzaba por mostrar el
determinismo de Werther: cómo todos los antecedentes conducían
forzosamente al suicidio... Y el autor sabía, como cualquiera, pero
olvidaba en ese momento, obsesionado por la teoría, que precisa
mente Goethe no se había suicidado, sino que había hecho una cosa
algo distinta: escribir un libro.
"Con esa pseudo-ciencia es grande el contraste de la de ahora.
Por una parte tenemos en la actual una lección de modestia: antes,
hasta la psicología presumía de determinismo práctico. Ahora, hasta
la físico-matemática se presenta con modestia indeterminista...
"Pero por otro lado esa actitud ha de ser encarada con descon
fianza en cuanto tiende a trascendentalizar esa indeterminación, en
cuanto tiende a intervenir por esa vía en la filosofía. Justo es que
yo diga "tiende": e] matemático y el físico pueden no tener la culpa:
pero de todos modos hay aquí algo de qué cuidarse. Nótese que en
el fondo el paralogismo vendría a ser el mismo, el mismo de antes,
invertido. Antes, admitido el determinismo ontológico, se daba por
— 32 —
— 33 —
"Pero hay una segunda degradación: reducir a inteligencia, que
ya no es ni siquiera todo el psiquismo humano.
"Y una tercera degradación: limitar aún más: a matemáticas, a
fórmulas.
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-ijnsui bX anbunB 'sesuajxa sbiu sauopon ap a}uaiuBinpj2o[i asj^s
-sd jy -oariaBjd oinsiuiuuajap jap osaaojd ja opoj ua ajuaiuunmoa
BAjaeqo as uopiuijap Bjsa ua BAjasqo as anb oj 'sBtuap oj Jo^,,
'aiuamsjuanaasuoaui opBj^zam
'ojsa opoj íBjnmjoj ap uopou bj b Bs^d as 'sisijbub ap n9pon bj
ap oipamiajuí jod 'BpuaSijatuí ap U9pou bj ap :BiABpoj opuBipaajsa
ba as sandsap j^ *^(Bpua^ija)ui,^ Bun b ojos ajaijaj as Bsuajxa sbiu sa
opuBna :oui8inbisd ja opoj b ajaipj as Bjambis tu anb asa^9\[,,
•a^uanaasuoaui bjjo .xod X aiuapijnsai
Bun jod sa 'oiusiuiuuajap jap uoptuijap BJapepj3A bj J3S ap
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-Bd ja otnoo JiusAJod J3 X 'Bjja BJBd ojjstoui bjj^s ^pB\[ 'oraoiB oja2
-ij sbiu jap soj X osjaAiun jap sodjsna sapusaS sbiu soj ap sojuauuiA
-om soj Bjnmjoj Buisim bj ua BiJBZBjqs 'sisijbub ¡b sojBp soisa ja^aiu
-os BJBd bjsba ajuBjsBq a}jBd Bjjo jod BJ^nj is 'uauodiuo^ sej anb sajas
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�real el aplicado y se lo daba por aplicable en todas partes. Ahora
puede ocurrir que, comprometido el determinismo práctico, se pre
tenda sacar de ahí alguna consecuencia que afecte al teórico".
"Volviendo ahora a nuestro caso de la incertidumbre de Heisenberg, recordemos ante todo, elementalísimamente, de qué se trata.
Transcribo un resumen: "Si se designa por símbolos matemáticos res
pectivamente los errores que se cometen en la determinación (simul
tánea) de posición y de movimiento, no se puede, nos muestra Heisenberg, imaginar una experiencia que permita reducir ambos errores
simultáneamente hasta el grado que se quiera; hasta hacerlos, que
sería la aspiración, infinitamente pequeños.
"En las circunstancias más favorables muestran los cálculos que
el producto de los productos que simbolizan esos errores es del orden
de la constante de Planck. Si, para simplificar, suponemos el pro
ducto de esos productos igual a la constante de Planck, escribiremos:
Ap X Am = h. Y entonces ocurriría lo siguiente:
"Para sistemas macroscópicos se puede hacer muy pequeño Ap
sin agrandar perjudicialmente Am y viceversa, porque h es muy pe
queño con relación a esos sistemas. Nótese que, a estos efectos, el
milésimo de miligramo, que es más o menos la masa más delicada
accesible al experimento físico, es todavía un sistema macroscópico.
Pero para sistemas atómicos, para el mundo de los electrones y de
los fotones, entonces no. Si se reduce una de las expresiones hasta
hacerla muy pequeña, buscando hacerla infinitamente pequeña, en
tonces la otra se agrandaría sensiblemente y perjudicialmente. Debido
a lo cual, si precisamos la posición, el estado de movimiento se hace
indeterminado, y al contrario. Es así como los sistemas macroscó
picos no están afectados por esta indeterminación. El principio de
Heisenberg se manifiesta en la escala de los elementos de los sistemas
atómicos".
"Ahora, completemos: Un término llama la atención: "imaginar
una experiencia". En efecto: la determinación en estos casos, y esto
es interesantísimo, no puede hacerse por experiencias reales. Se hace
por experiencias físicas imaginarias, a las cuales se aplica el cálculo
(de manera que, si de aquí saliera trascendentalización ilegítima, sería
en su caso una trascendentalización físico-matemática. Y si se quiere,
de física... pero de física imaginaria).
"Y ¡más interesante aún! Es esa misma experiencia imaginaria
la que provoca la indeterminación. Lo que provoca la indetermina
ción es la intervención del observador: Consiste esa experiencia ima
ginaria en observar imaginariamente por medios físicos los elementos
de los sistemas atómicos, para lo cual hay que emplear, siempre ima
ginariamente, una abertura de microscopio imaginaria y una frecuen
cia imaginaria de la radiación con que se ilumine. Y entonces- se
muestra, aplicando el cálculo a esas experiencias imaginarias, que lo
que sirve mejor para determinar la posición empeora la determina
ción del estado de movimiento y viceversa. Y que la intervención
puede, en este caso especial de los sistemas atómicos, experimentar
sin alterar.
"Y bien: lo que ese principio muestra, es que no hay, en el esta
do actual de la ciencia, determinismo práctico (esto es: previsibilidad,
ealculabilidad totales) en la micro-escala. Y demostraría que no pue
de haberlas, con la salvedad de otras vías posibles de raciocinio o
experimentación.
"Pero si (esto es lo central) : si, expresa o tácitamente, consciente
o inconscientemente, se convierte ese principio en principio de inde
terminación en el verdadero y hondo sentido, en el sentido ontológico, entonces es una trascendentalización ilegítima. Y en ella han
caído muchos de los hombres de ciencia contemporáneos; unos, para
dar por demostrado el indeterminismo metafísico; otros, para des
confiar, por simpatía determinista, del principio mismo. Han sido
varios, y de los mayores, los hombres de ciencia que, no habiéndose
atemorizado de los aspectos más violentos de la relatividad: ni de
las extrapolaciones sobre los límites del espacio, ni siquiera de esas
vidas que se alargan y se acortan según el estado de movimiento,
retroceden ante los aspectos prácticos, del principio de Heisenberg,
porque ellos mismos lo trascendentalizan en indeterminación...
"Concluyo: Y todo esto —lo uno y lo otro— puede confundir;
y también inhibir: ni tienen que hacer los físicos y los matemáticos
trascendentalizacione8 ontológicas de su principio de incertidumbre
ni tampoco por qué atemorizarse de las consecuencias científicas de
éste. Habría, en cierta región del conocimiento, no indeterminación
en el primer sentido; esto es: no multiplicidad de posibilidades on
tológicas (cuestión aparte y ajena a la ciencia práctica), sino limita
ción práctica de nuestros medios de previsión. Y con ésta, como con
tantas otras limitaciones, se trabaja..."
del experimentador, por ejemplo, al bombardear imaginariamente
electrones con radiación, produce efectos que alteran todo. No se
Aquí, voy a introducir dos notas: En primer lugar, quiero hacer
notar —y perdóneseme que insista tanto, pero es, ésta, aclaración fun
damental: ninguna de estas confusiones, ni de otras análogas, se pro
duciría si se reservaran las palabras "determinismo" o "indeterminis
mo" sólo para aplicarlas en el sentido ontológico; y, para lo práctico
se hablara de "previsibilidad" o "imprevisibilidad". El principio de
Heisenberg se llamaría de imprevisibilidad (o incertidumbre) en los
casos a que él se refiere (de la micro-escala); y no habría ninguna
confusión ni duda).
Otra nota: la confusión entre imprevisibilidad e indeterminismo,
continúa. Por ejemplo: en uno de los últimos números de la revista
"Scientia", aparece un artículo titulado "Indeterminismo Físico y Au
tonomía de la vida", que empieza refiriéndose al "descubrimiento del
indeterminismo cuantístico"; que dice más abajo: "La Física ha debi
do abandonar la idea del carácter determinista de sus leyes en el
ámbito de los microfenómenos". Sigue aún: "Entre el ámbito de in
determinación que las leyes físicas consienten..., etc.". Pero en rea'lidad se refiere a la imprevisibilidad, como expresa en este otro pa
saje: "Las leyes de la teoría cuántica no dejan (non daño piú) la
posibilidad de prever de modo unívoco y completo, sobre la base de
— 34 —
— 35 —
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BunSuiu BijqBt[ ou A i (B^asa-ojaini ^\ ap) ajaijaj 38 ja anb b sossa
bo^ ua (ajqiunpijjaoui o) pBpijiqístAajdnii ap bijbuibj^ as ^jaquasiajj
ap oidpui^d ^^ •ltpBpi^tqi8iA3Jdnii,, o tipBpiirqisiAajd,, ap BJB^q^q as
oaijatud o\ BJsd '^í íooi^^p^juo opijuas p ua SB[jBai[dB Bjed ojps ^oni
-siuiuwa^apui,, o ttouiSTuirajaj9p,, sBjq^pd sb[ usjBAjasaj as rs Bijpnp
-ojd as 'sbSo[bub sbjjo ap tu 'sauotsnjuoa SBjsa ap eun^uiu :pjuauiBp
-unj uopBJBpB 'Bjsa 'sa o jad 'ojubj bjsisui anb amasauopjad Á— jbjou
jaa^q ojamb 'jBSn^ jauíud u^ :sbjou sop apnpojjuí b jCoa 'inby
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noa ouioa 'Bjsa uoa j^ •upmAajd ap soipaui soj^sanu ap B^ijDBjd U910
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í.xipunjuoo apand -—ojjo o\ á oun o[—- ojsa opoj j^ :o^npuo^),,
• • 'uoiaBuinuaiapui ua uBzi^BjuapuaosBjj o\ souisiui so^p anbjod
'S.iaquosiajj ap oidpuud pp ODtjDBjd sojaadsB so\ ajuB uapaaojjaj
'ojuatutiAom ap ope;sa p un^ss ubjjoob as Á ubSjb¡b as anb SBpiA
SBea ap Bjambis iu 'opBdsa pp sa^iuii^ so[ ajqos sauoiaB^odBj^xa sb[
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opis ubjj 'ouisiui oidpuijd [ap 'Bjsiuinuajap BijBduiis aod 'jbijuod
-sap bjb5 'sojjo íooisjjBjaui ouisiuiuijo^apui p opBjjsouiap jod
BjBd 'soun ísoauBJoduiajuoo Bpuap ap sajqmo^ so^ ap souonm
ubx^ B^[a ua j^ "BwniS^fi umowzypt^u&pu^osnji trun sa S9ouorua 'ooi^
-pjojuo opjjwas ja na 'opijuas opuot{ X ouapvpjaa ja ua iipiovutnidaj
-aput ap oidiouxid ua ojdtouiud asa ajuamuoo as 'atuawaiuatosuo&ui o
otuaiosuoo 'atu^iuoipvj o vsaudxa 'is : (pjjuaa o[ sa ojea) is oja^,,
•uppBjuaraijadxa
o ompopBi ap sajqisod sbia sbjjo ap p^paApjs bj uoo 'SBpaqBq op
-and ou anb BiJBJjsoinap ^ •B^Basa-oaaiui bj ua (sap^joj pBpi[tqB[iio[Ba
'pBpi[iqtsiAajd :sa o^ea) oaijafjd orasiuiuuajap 'mouato oj ap pmion op
-msa \^ ua 'Xbi{ ou 3nb sa 'BJjsaniu oidpuud asa anb oj :uarq ^M
•JBJ3ip3 UIS
jBjuaunjadxa 'so^tui^íB SBUiajsis so^ ap ¡Bpadsa osb^ a;sa ua 'apand
as o^¿ *opoj uBjajp3 anb sojaaja aonpojcd 'uopBipBj uod saucupap
a^uaniBUBuiBuii .icap.iBqiuoq p3 'o^draafa jod 'jopBjuanitjadxa pp
uopuaAjajuí b^ anb ^ 'BsjaAaoiA A oiuaiuiiAoui ap opsjsa pp uop
-BUiuua^ap B[ BJoadina uoiaysod v\ jBuimjajap bjb¿ jofain aAJis anb
o\ anb 'sbijbuiSbuii SBiouai.iadxa 8Bsa b o[na[Ba p opuBai[dB 'BJjsanui
as soouojua j^ •auium^i as anb uoo uopBipsj b[ ap bijbui^buii ep
-uanaajj Bun A BusuiSBUir ordoasojoim ap BjnjaaqB Bun 'ajuauíEMBinS
-BuiT ajdmais 'jBa[duia anb ^bi| pn^ o[ BJBd 'sooiuiojb SBraajsis so[ ap
so^uamap soy sootsij soipain jod ajuainEiJBuiSBUii jBAjasqo ua bijbut^
-buii BpuaiJtadxa Bsa a^sisuo^) :jopBAjasqo pp uopuaAjajux B[ sa uop
-Buiuuajapm b^ ^ooAo.id anb o'j •uoi^Buitnja^apui bj vooacud anb B[
bijbuiSbuii Bpuawadxa buisiui Bsa sg ¡unB ajuBsaaajuí sbui! j^?í
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'ajtamb as is j^ •BopBuiajBui-o^Tsij uopBzip^juapuaasBJi Bun osb^ ns ua
Bijas 'Biui}t^3[i uopBzipj^uapua^sBjj BjaijBS tnbs ap ts 'anb BjauBin ap)
opaajBo p BoijdB as sa^na sb[ b 'sbubui^buii sbisjj sBpuauadxa aod
aoBq ag -sapaj SBpuauadxa jod ^saao^q apand ou 'oiuisjiuBsajajni ea
o^sa A 'sosbo so^sa ua uotoBnimaojop b^ :o^oap u^ 't4BpuatJadxa Bun
jbuiSbuii:,, :uotouajB bj buibj[ oumi.ia; n¡\ : soraajs^dnioD 'B
SBiuajsis so[ ap eojuainap so^ ap BjBosa b^ ua B^saijiuBin as Saaquastajj
ap oidpuud j^ •u^pBuiuuaiapui B^sa jod sopsiaajB usjsa ou soaid
-oasojoBur SBUia^sis so^ onioa isb s^ -oiJBjjuoa ye A 'opBniuuajapui
aDBq as ojuauuiAoiu ap opBjsa p 'uopisod B[ soniBspajd xs 'pma o{ b
opiqaQ •ajuainjBpipnfjad A a^uama^qcsuas BiJBpuBJ^B as bjjo b¡ saauoj
-ua 'Buanbad ajuarnB^iuijuí B^jaoBq opusasnq 'Buanbad Anta BfjaoBq
BjsBq sauoisa^dxa sb[ ap Bun aanpaj as tg *ou saauojua 'sauojoj so[
ap A sauo^^aap sof ap opunin p Bjsd 'soaimojB SBinaisis BJBd
•ooid^osoJDBUi Buiajsis un BjABpo^ sa 'oaisij ojuarauadxa
Bpsaipp sbui BSBcn By souaui o sbui sa anb 'oniBj^ijini ap oraisajtuí
p 'so^aap sojsa b 'anb osa^o^j •SBtnajsis sosa b uop^pj uoa onanb
-ad Ánni sa \[ anb jo d 'BgjaAaatA A uiy aiuatnjBpipnfjad jBpuBJ^B uis
dy ouanbad Ama jaaBij apand as soaidoasojaein SBiuajsis bjb^^^
:ajuamSis o\ bijijjiioo saauojua j^ -v = uiy y^ dy
: somajiqijosa '^fauB^^ ap a^uBisuoa B[ b [biiSi sojonpoad sosa ap oionp
-ojd p souiauodns 'jBDijipirais BJBd 'ig •j^ouB^^ ap ajuBjsuoo b^ ap
uapjo pp sa sajo.ua sosa UBZi^oqints anb eojanpojd so\ ap ojanpojd p
anb sop^opja so^ uBjjsanuí sap^BJOABj sbui SBpuBjsimojp sb^ ug,,
•souanbad ajuauíejiuijuí 'uppBjídsB B[ Bijas
anb 'eopaDBq BjsBq íBjainb as anb opBJlá p BjSBq aiuauíBauB^^nniis
sajojja soquiB jpnpaj B^imjad anb spuaijadxa Bun jbuiSbiui 'Sjaquas
-pjj Bjjsanm sou 'apand as ou 'o^uairaiAom 3p A uoraisod ap (bbubj
-pnuiis) uppButuuaiap bj ua uaiamoa as anb sajojja so¡ ajuauíBAijaad
-saj sooijBiuajBin sopDqmis jod Bu^isap as tg75 :uatnnsaj un
•bjbj^ as anb ap '3}uauiBUii9i[Bjuama[a 'opoj aju^ soraapjooaj 'S
-uaspjj ap ajqumpujaaui v\ ap osBa ojjsanu b Bjoq^ opuaiAp^^,,
•ítoaijoaj ^b ajaajB anb BpuanaasuoD BimS^ iqB ap jbobs Bpuaj
-ajd ae 'oar^Bjd ouisinunjajap p op^amojduioa 'anb JiJjnoo apand
Bjoqy -sajj^d Sfipo^ ua 9jqBoi[dB jod BqBp o[ as A opBoi[dB p ¡saj
�la posición inicial de un sistema, su ulterior desenvolvimiento, etc.".
Y de te do el artículo se desprende que es a la imposibilidad de previ
sión a lo que se refiere el autor, y no a indeterminismo, término que
ha empleado a veces por error. La que no está aún corregida es, pues,
la misma confusión que, hace ya tanto tiempo, llevaba a hacer, del
principio de incertidumbre de Heisenberg, un principio de indeter
minación. La misma confusión se ha producido, pues, a propósito de
los descubrimientos cuánticos de Planck.
Y ahora, insinuaremos algo de lo que el nuevo concepto de ma
teria —el que tanto la experimentación como el razonamiento, inclu
sa la exploración matemática, han introducido en los últimos años—,
algo de lo que ese nuevo concepto de materia, diríamos casi sin para
doja, de materia desmaterializada, ha venido a agregar a nuestras
ideas sobre libertad; entiéndase bien: sobre libertad, o sea sobre no
dependencia de seres con respecto a lo exterior a ellos. Esa agrega
ción es, en globo, en el sentido de la libertad: de la libertad de más
seres, o de más casos de libertad en los seres que antes considerába
mos como no dependientes, como inertes; sin que este acrecimiento
ds libertad tenga nada que ver, bien entendida, con el problema del
determinismo o indeterminismo, como después, y aparte, lo mostra
remos.
Para la ciencia actual, la materia, diríamos sin paradoja, no es
material, en el sentido antiguo: es una combinación de cargas eléc
tricas, en movimiento o acción continuas: una piedra, la tabla de
nuestra mesa, es, como ha dicho pintorescamente cierto hombre de
ciencia, un revuelo de moucherons. Y, para colmo (Broglie) esté
también hecha de ondas.
Los átomos se presentan como fuentes de energía; no sólo como
dependientes, en consecuencia. Cuerpos, como el radio, "bombardean",
con partículas y rayos (en la ciencia a que yo llegué, eran tres: perdón
si hay, ahora, más todavía). Pues ese bombardeo ha de interpretarse
como actividad de la materia, y, por consiguiente, como no depen
dencia de lo exterior. Esto es: en el sentido nuestro, como "libertad".
Aquí, prevengo, en el ánimo de los que me oyen, dos órdenes de
ideas: unas, ideas en el sentido de que no son las libertades de esa
clase las que interesan a los problemas vitales de libertad humana: ya
lo sé; pero lo que sale de los nuevos hechos, es como argumentación
a fortiori. Y el otro orden de ideas es el que haría aparecer cuestiones
sobre determinismo e indeterminismo, que pueden aparecer ya en este
momento, que aparecerán más seguramente dentro de un momento
cuando se trate de la previsibilidad de los fenómenos intramateriales,
ZDISLAS MILNER
GÓNGORA Y MALLARMÉ
EL CONOCIMIENTO DE LO ABSOLUTO
POR MEDIO DE LAS PALABRAS
(Traducción y ampliación de notas y ejemplos, de Emilio Oribe)
En la etapa final de las grandes épocas literarias, paralelamente
con las manifestaciones de superabundancia y también, de laxitud, el
mismo fenómeno se reproduce. Un hombre, o un grupo de autores, se
destacan de la masa inerte de los extenuados. Y se desprenden en el
momento en que las libertades de antaño se han transformado en re
glas con fuerza de leyes; después se aislan, ante la irrisión de la vul
garidad, en el horror de los caminos menoscabados, en un impulso
poderoso hacia la verdad desnuda, con la firme voluntad de crear.
No señalan la aurora de un día nuevo, no son reformadores aún. Más
tarde, cuando los años y las generaciones han transcurrido sobre su
obra, escarnecida antes por los contemporáneos, una vez que el tiempo
ha hecho la justicia con la mediocridad coronada de laureles, y que
sin apasionamiento se puede justipreciar la contribución que aquellos
poetas han traído, encuentran, generalmente en los anales de las letras,
el sitio que merecen guardar.
Pero todavía no debemos equivocarnos. El simple hecho de que
tal obra se separe de los preceptos y las reglas aceptadas, no da la
medida de su valor. Sería una equivocación constituir un solo block,
en el transcurso de países y de edades, con los preciosistas y simbo
listas, en Francia, con los conceptistas y los adeptos del Marinismo en
Italia, con los eufuistas en Inglaterra, y los cultistas y gongoristas en
España. A decir verdad, en la extensa lista que podría establecerse
de estos poetas que no han recibido "l'aprobatur" de las academias
pero que trataré después aparte, porque es esa frecuente confusión de
dos cuestiones la que no permite pensar claro.k
(Continúa)
E. O.
— 36 —
— 37 —
�
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Conclusiones sobre los problemas de la Libertad y del Determinismo
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Serie de conferencias sobre los resultados de los estudios sobre el problema de la libertad y del determinismo.
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VAZ FERREIRA, Carlos
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Revista de la Facultad de Humanidades y Ciencias /Universidad de la República. Montevideo : FHC, UR , 1950, Año III, Nº 4: p. 23-36
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Facultad de Humanidades y Ciencias
Date
A point or period of time associated with an event in the lifecycle of the resource
1949
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Español
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Publicación periódica
CARLOS VAZ FERREIRA
CONFERENCIAS
DETERMINISMO
Filosofía
LIBERTAD
URUGUAY
-
http://humanidades-digitales.fhuce.edu.uy/files/original/99d64d65798fa44d2cf121221217b5bd.pdf
8b33489e8cd5a2cd8856f1863905c1db
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Es dificil analizar con jnsteza en filosofia, sin estar familiarizado,
al menos instintivamente, con ciertos hechos que se observan muy
a menu do cuando se sigue la evolucion de los problemas. Esos hechos
podrian dar tema a un estudio muy fecundo para la critica filosOfica.
Limitado por el objeto especial de este libro, citare solamente algunos
de eHos.
Ites
lfil·
fiar
cerde
prosejo
Uno muy interesante, es el siguiente:
La mayor parte de los problemas filosOficos han sido plante ados
en una epoca en que las ideas sobre su materia eran todavia confusas;
los conocimientos, insuficientes; los analisis, muy deficientes 0 com·
pletamente nulos.
Una vez planteados los problemas, ese planteamiento primitivo
ha determinado una orienta cion, una direccion segun la cual han
venido a agruparse las nuevas teorias y los analisis e investigaciones
ulteriores. Como, casi siempre, la cuestion primera se planteaba muy
simple, con dos tesis opuestas e inconciliables entre las cuales era
forzoso elegir, son esas dos tesis primitivas las que han servido de
nucleos para toda la cristalizacion posterior.
Por eso ciertos problemas se presentan aparentemente, a pesar del
tiempo transcurrido, tan abiertos, tan terminantes y tan insolubles
como al principio; hasta se experiment a a veces la ilusion de que no
se ha adelantado un solo paso. Pero mirando mejor, Haman nuestra
(*)
(*)
l.a edicion:
2.a edicion:
Aiio
1907
Aiio 1915
�atencion, por nna parte, la falta de semejanza de much as interpretaciones clasificadas dentro de nna misma tesis, y, por la otra, las relaciones, a veces singularmente estrechas, que unen frecuentemente a
interpretaciones clasificadas dentro de las tesis opuestas. Un proceso
analitico de distinciones y subdistinciones descompone hasta el infinito
los puntos de vista, y nos impide afirmar absolutamente la falsedad
o la verdad de ningun argumento 0 teoria. Hay entonces un procedimiento que da resultados sorprendentes: es el de prescindir completamente del problema primitivo; estudiar los hechos y tratar de
coordinar las teorias como si aqueI no se hubiera planteado; y, rompiendo asi los lazos artificiales que las unian, dejar a las ideas
reordenarse naturalmente segun sus relaciones logicas. A todas esas
interpretaciones, teorias y soluciones cristalizadas en la direccion que
les habia impuesto el problema tradicional, cuando los terminos eran
mas ambiguos y los conceptos menos precisos, las dejamos polarizarse
libremente; y, entonces, sorprende el camino recorrido: much as definiciones se han precisado; muchos problemas estan resueltos; han
nacido otros nuevos; en cuanto al problema primitivo, 10 mas a menudo no hay lugar a plantearlo: se ha desmenuzado en muchos otros,
o bien se encuentra que no tiene senti do preciso.
Y ocurre asi que, en las cuestiones filosOficas, el progreso real es
muy a menu do mayor que el progreso aparente. Un escritor contemporaneo ha hecho observaciones ingeniosas sobre el desecamiento de
las viejas cuestiones, que acaban por fosilificarse, convirtiendose en
verdaderos quistes del pensamiento. Pero no explica como, a veces,
el trabajo vital se ha continuado dentro de esos quistes, y en su interior la solucion esta pronto a brotar (si es que no ha brotado ya),
porque sucede con estos problemas (que evolucionan dentro de un
planteo tradicional) 10 que con las crisalidas: conservan por mucho
tiempo el mismo aspecto exterior, ocultando alas miradas superficiales las profundas transformaciones que se operan en su seno.
Sea de naturaleza 0 simplemente de grado la diferencia entre la
ciencia y la metafisica, es 10 cierto que la facilidad que se encuentra
para pensar y discutir dentro de la primera, resulta en parte de que
las palabras tienen alIi un senti do preciso; 0, mejor, un senti do que
es mas 0 menos el mismo para todos, annque sea a menudo bien poco
preciso. Esto depende de que la ciencia toma como datos, sin discu-
�tirlas, ciertas nociones que son comunes a todos los hombres pOl'que
son precisamente los datos de la percepcion.
La metafisica, al contrario, se caracteriza porque emprende el
analisis de esas nociones; y como en este analisis se puede ir ma,s
o menos lejos, puesto que hay grados en el proceso de abstraccion que
10 constituye, result a que una misma idea es tomada en metafisica
en grados diversos de abstraccion, sin que pOl' esto se deje de sefialarla
con una misma palabra.
He aqui una de las razones pOl' las cuales solo los espiritus superficiales pueden tomar, en metafisica, esas actitudes simples y decisivas que pueden ser, en la ciencia, tan naturales y legitimas. En La
eiencia, el grado de abstraceion en que se piensa, esta estahleeido por
una eonveneion taeita. En la metafisiea, habria que estableeerlo en
eada easo por una eonveneion expresa; pero no se sigue casi nunca este
procedimiento que deberia ser erigido en regIa invariable.
Cuando el algebrista avanza progresivamente en la abstraccion,
va representando pOl' simbolos nuevos los valores que de aquella
resultan. En las ecuaciones de segundo grado, representa, pOl' ejemplo,
b
- pOl' p. Ahora bien: supongamos que en lugar de tomar este simbolo
a
nuevo p, hiciera uso del mismo simbolo a, y llamara a a la razon
b
a
cuidado de establecer en todo momenta el grado de abstraccion en
que es pensado a. Si se omitiera esta precaucion, sobrevendria la confusion mas absoluta, pues una proposicion cualquiera referente a a
podria ser verdadera 0 falsa, segun el grado de abstraccion en que
se colocara el p~nsamiento. Pues bien: en un estado semejante se
encuentran todavia la mayor parte de los problemas filosOficos.
Tomemos una no cion cualquiera: sea la de materia, tal como es
dada porIa percepcion. Despojandola de ciertas propiedades que la
psicologia muestra no ser mas que fenomenos subjetivos, obtenemos
una nocion mas abstracta, que seguiremos llamando materia. Llevando
mas lejos el analisis, podemos hacer aquella nocion mas y mas abstracta; y, en todos esos grados de abstraccion, emplearemos siempre
la misma palabra. Resulta de aqui que toda proposicion cuyo objeto
sea la nocion de materia, 0 que tenga simplemente una relacion cualquicra con esta nocion, puede ser verdadera 0 falsa (0 mejor to davia,
�es a menu do verdadera y falsa) segun el grado de abstraccion en que
se coloque el pensamiento.
Del hecho a que nos referimos, se ha visto solamente una parte.
Se ha visto bien que la verdad 0 la falsedad de una teoria (mejor:
de una formulacion verbal) en ciencia, es cosa muy distinta de su
verdad filosOfica y es independiente de elIa; se ha repetido con toda
exactitud que es posible superponer alas teorias cientificas una teoria
metafisica cualquiera, como es posible tambien no superponerles ninguna. Esa verdad ha lIegado hasta a ser un poco banal (1) ; pero se ha
visto con igual claridad esta otra verdad complementaria: que, siempre
por las mismas razones, es posible superponer a una teoria filosOfica
pensada en un plano de ahstraccion, una teoria filosOfica cualquiera
pensada en otro plano de abstraccion mas profundo.
Ahora bien: puede creerse que muchas de las teorias que se han
sostenido en filosofia, son verdaderas en ciertos grados de abstraccion,
sin perjuicio de ser, en otros, falsas 0 desprovistas de sentido; sohre
todo si se tiene en cuenta que el hecho de que se pueda, analizando
una nocion contenida en una teoria, lIegar a otra teoria diferente
o a una opuesta, no prueba que la primera sea falsa en su circulo de
abstracci6n. De donde la necesidad, para el que analiza, de distinguir
con toda la precision posible, estableciendo en todo momento en que
circulo de abstraccion entiende colocarse, como el musico establece,
notandola previamente por una lIave, la verdadera significacion de
10s signos que van a seguir y que podrian tener mas de una.
Estos dos hechos: mantenimiento de la polarizacion impuesta
a las ideas por el planteamiento primitivo de los problemas, y empleo
de la misma palabra para expresar una idea tomada en distintos grados
de abstraccion, son muy dignos de interes, 1.0 porque sugieren dos
reglas preciosas para la discusion filosOfica (la de tratar los hechos
(1)
He aqui, sin embargo,
un pasaje en que uu escritor
serio no ha escapado a la
confusion:
«Cuando Mill, en efecto, declara que en todo juicio la afirmacion
se refiere a los ohjetos, a la objetividad,
se guarda bien de decirnos 10 que son esos objetos, esa objetividad.
Nadie ba gastado mas talento que eI en explicar
el objeto por e1 sujeto;
y, en el momento
de investigar Ia naturaleza
del juicio, no tiene otro argumento
contra sus adversarios
que
el de llamarlos
al objeto. lOlvidaria
MiII en el capitulo
XVIII,
que ba consagrado
los ca·
pitulos IX, X, XI, XII, a demostrar
que el objeto se reduce a 10 subjetivo?»
(J. PAYOT, De
la Croyance, libro I, cap. 1).
Ahora bien: se ve claramente
que en el pensamiento
de MiII no ha habido contradiccion.
Como logico, como hombre de ciencia, habla de los cuerpos, de la realidad
objetiva;
y como
meta fisico, es decir, en un plano de abstraccion
mas profundo,
reduce el objeto al sujeto.
Si quisiera proyectar su leoria logica 0 cientifica
sabre ese plano metafisico,
bastariale ira·
ducir, diciendo v. g., en Ingar de cuerpos, estudos subjetivos
que re/crimos
a unal rcaUdad
exterior. Mill esta tan libre de contradiccion
en este caso, como si hubiera escrilo un· tratado
de fisica, en el cual hablaria, naturalmente,
de cuerpos, de objctos y de materia, no obstante
su idealismo.
�y las ideas relacionadas con una cuestlOn, como si esta no se huhiera
planteado nunca; y la de establecer expresamente, cuando pensamos
o cuando examinamos el pensamiento de los otros, en que grado de
abstraccion entendemos colocarnos); 2.° porque ocultan a tal punto
el progreso real de la filosofia, que la creencia de que no hay progreso
en esta rama del conocimiento ha po dido generalizarse.
Un tercer hecho, de otro orden, y no exclusivo este de las ciencias
filosOficas, debe todavia ser seiialado.
Sea una teoria cualquiera, de que se sacan ciertas consecuencias.
En el caso mas frecuente para nuestro ejemplo, la teoria es mas
o menos clasica, y las consecuencias estan de acuerdo con las ideas
corrientes 0 con las instituciones establecidas.
Aparece una teoria contraria; se entabla la lucha, y los partidarios
de la nueva teoria desenvuelven sus consecuencias practicas completamente opuestas a las de la teoria primitiva.
Pero la reaccion logica de las ideas acaba por mostrar muy a menudo que, por mas que la nueva teoria sea la verdadera 0 que la nueva
interpretacion sea la justa, ha habido un error mas 0 menos grande
en pretender sacar de ellas consecuencias contrarias 0 demasiado contrarias a las de la teoria 0 de la interpretacion tradicionales.
Asi, cuando se produjo un reaccion contra las explicaciones asociacionistas de los fenomenos mentales, y se formularon criticas como
la de W. James, bastante justas en cuanto a la explicacion, desde el
punto de vista teorico, fue forzoso reconocer, sin embargo, como hizo
el mismo J ames, que la nueva interpretacion no cambiaba los hechos,
y que muchas de las explicaciones asociacionistas quedaban adquiridas
con la simple condicion de traducirlas en lenguaje fisiologico y de
hablar de elementos cerebrales don de se hablaba de ideas (1).
La concepcion de los fenomenos psicologicos inconscientes, fue
igualmente combatida; pero mientras se eliminaba esta nocion, contradictoria si se toma el terII1ino conciencia en su senti do mas lato y
el termino psicologico en su senti do mas restringido, se sigue reconociendo, y cada vez con mas amplitud, el papel de 10 inconsciente en
psicologia.
Hasta se ha visto algo de esto a proposito de las consecuencias
higienicas de la teoria microbiana. Despues de haberse creido que la
�lucha debia limitarse en adelante a combatir directamente el microbio,
y sobre todo a evitarlo, se ha reconocido que esta consecuencia tenia
algo de demasiado absoluta, sobre todo despues de los recientes descubrimientos sobre los medios de defensa del organismo. Hay casi
siempre mas oposicion entre las teorias que entre sus consecuencias.
En las ciencias sociales, el hecho es notable. Pasense en revista,
por ejemplo, la mayor parte de las teorias penales, y comparense sus
diferencias profundas con las relativamente pequeiias de sus conse·
cuencias.
Comparense en pedagogia las innumerables teorias; no hay modo
de ponerlas de acuerdo. Comparense despues sus aplicaciones practicas.
Pero el caso mas tipico que pueda tomarse, es el del sistema
utilitario: al principio se deducen de eI consecuencias morales, juridicas, penales, etc., que se ereen destinadas, tanto por los partidarios
como por los adversarios, a revolucionar totalmente la sociedad; pero
l:;tevolucion de la nueva doctrina la conduce poco a poco a justificar
la moral tradicional y las instituciones establecidas; a justificarlas,
naturalmente, por razones distintas.
He querido hacer notar estos tres hechos, porque hay cierta con·
veniencia en tenerlos presentes en el estudio de los problemas que
engloba historicamente la cuestion tan debatida de la libertad. Restame
adelantar que la idea directriz de este libro es que en esa cuestion
tradicional ha habido un progreso y se ha llegado il un acuerdo mucho
mayores de 10 que se cree; y que 10 que impide ver este progreso y
este acuerdo es la inercia historica del problema, traducida en este
caso por la tendencia a tratar muchas cuestiones distintas como si
constituyeran una sola.
Es este, pues, un libro de analisis. He procurado aclarar, distinguir,
precisar a aqui y alIa en ese bloc de idola fori y de ignorationes elenchi.
Seria deseable que todas las cuestiones filosOficas fueran removidas
de tiempo en tiempo por este metodo, que creo tan fecundo, de tratar
los hechos y las teorias relativas a un problema, prescindiendo de su
enunciado tradicional; 10 que verificaria y constat aria el progreso realizado, haria desvanecerse las contradicciones aparentes, y permitiria
a las ideas reordenarse naturalmente segun sus verdaderas relaciones
logicas, dejandolas, en todo caso, en estado de ser claramente pen·
sadas y criticadas utilmente. Inutil agregar que la confianza que tengo
en ~ste metodo es independiente de mi esperanza de haber obtenido
eiito en el presente ensayo.
�§ 1. En esta primera parte del capitulo, las palabras fuerza,
cuerpo, movimiento, etc., se toman y deben ser entendidas en el sentido que les da la ciencia; en el sentido en que son empleadas, por
ejemplo, en un tratado de fisica elemental.
Las palabras ser y acto 0 hecho, en la significacion en que se las
emplea en el lenguaje corriente y en que parecen claras al sentido
comun, sin mas analisis.
§ 2. Supongamos un cuerpo sometido a la accion de varias fuerzas con respecto alas cuales esta en las condiciones de un movil, es
decir: que sufre simplemente su accion de una manera pasiva.
Ese cuerpo, en el caso tomado como ejemplo, no agrega nada
alas fuerzas del mundo exterior; no modifica en nada el efecto que
ellas tienden a producir, y, en este sentido, se puede decir que depende
totalmente de esas fuerzas, 0 de ese mundo exterior.
§ 3. Supongamos ahora que una 0 varias de las fuerzas que en
un momento dado concurren a producir el movimiento de un cuerpo,
estan en ese cuerpo mismo; que este las contiene, 0 las produce (como
se prefiera). En tanto que la suposicion del § anterior podria ser
realizada por un bote que nota conducido por la accion de los vientos
y las olas, a cuya fuerza no agrega ninguna pro pia, nuestra suposicion
actual seria realizada por un buque de vapor, considerado en un
momento en que su caldera estuviera cargada y su helice en movimiento (abstraccion hecha, naturalmente, de la accion del hombre).
En este segundo caso, podemos considerar: A. Loa movimientos
del cuerpo; B. El cuerpo mismo.
A. Los movimiento's del cuerpo pueden ser considerados a su
vez: a) en relacion a la totalidad de las fuerzas del universo (las que
son exteriores al cuerpo mas la que esta en el cuerpo) ; b) en relacion
alas fuerzas exteriores al cuerpo, solamente.
a) Considerados en su relacion con la totalidad de las fuerzas
del universo, los movimiento del cuerpo serian (teoricament
\)rg~-LA
nos) calculables y previsibles por esas fuerzas. En ese sen . Q?5);u@e---!t" //"
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decirse que son determinados por esas fuerzas como antec d~tes.
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"
�b) Considerados en su relacion con las fuerzas exteriores al
cuerpo, los movimientos de este no son determinados; no serian, aun
teoricamente, calculables y previsibles con esas fuerzas solamente como
datos.
En resumen: los movimientos de un cuerpo que contiene fuerza,
son determinados con relacion a la totalidad de la fuerza universal
(la que esta en el cuerpo, mas la que esta en el mundo exterior),
e indeterminados con relacion al mundo exterior, 0 alas fuerzas que
10 represent an. El movimiento del buque a vapor puede ser calculado
y previsto, en un momenta dado, teniendo en cuenta el viento, la corriente y la tension del vapor; pero no puede ser calculado ni previsto
teniendo en cuenta solo el viento y la corriente.
B. En cuanto al cuerpo mismo, no se puede decir en ningun
sentido que dependa (totalmente) del mundo exterior; es independiente de el, parcialmente al menos, porque una parte de la fuerza
universal esta en eI, 0 es el. En ese sentido de no totalmente dependiente del mulndo exterior, podria decirse que ese cuerpo es libre (1).
§ 4. Muchas confusiones son de temer en la consideracion de
estas relaciones entre los seres, sus actos y el mundo exterior. Importa,
sobre todo, distinguir bien el sentido de los terminos que deben emplearse y precisar rigurosamente el alcance de las formulas a que se
llega, segun que se consideren esas relaciones desde el punto de vista
de los seres 0 desde el punto de vista de los actos.
Sea el caso de un buque cuyo movimiento percibimos desde lejos.
Ignoramos si el movimiento depende solamente de las fuerzas exteriores al buque (viento, corrientes), 0 si contribuye a la produccion
de aquel alguna fuerza que esta en el buque mismo (como el vapor) .
Si tomamos el buque mismo coqo sujeto de esa cuestion, la plantearemos mas 0 menos en los siguientes terminos: el buque, en este
momento les movido como un simple movil: como algo pasivo, por
10s vientos y las olas; va a merced de elIos, -0 bien, en el momenta
en que 10 consideramos, agrega alguna fuerza propia alas exteriores
a el, contrihuyendo as! a la produccion de sus propios actos? Ese buque, en dos palabras les totalmente dependiente del mundo exterior,
o es relativamente independiente de el? I.a cuestion que se plantea
a proposito del buque, como puede plantearse a proposito de cualquier
ser, es la de la independencia, la de la libertad de ese ser respecto
del mundo exterior. As!, en nuestro caso, si resulta que el buque ha
==
(])
Entienda el lector el termino
solo en cse sentido:
libre
no totalmente
dependiente del ntundo exterior, con prescindencia
de todo recuerdo,
asociacion
u opinion
reIacionada con Ias cuestiones en que habitualmente
se cmplea esc termino.
�sido abandonado con los fuegos apagados, y ha quedado flotando sin
gobierno, diremos que es movido, que es llevado por los vientos y las
aguas, que sufre su accion pasivamente, que depende de esas fuerzas
exteriores; y si, al contrario, llegamos a saber que el mo~miento del
buque es una resultante, no solamente de las fuerzas exteriores del
viento y la corriente, sino tambien de la concurrencia, con esas fuerzas,
de otra que esta en el buque mismo, como el vapor, no decimos entonces que el buque es movido, sino que se mueve (1) ; no que esta
a merced de las fuerzas exteriores, sino que concurre con ellas para
producir sus propios movimientos; decimos, no que es pasivo, sino
que es activo; no que es dependiente, sino independiente, parcialmente al menos.
En cuanto a 105 actos, la cuestion mas natural a proposito de ellos
no es una cuestion de independencia 0 de libertad, sino de explicabilidad 0 de determinacion. Si pensamos, no en el buque (un ser) sino
en su movimiento (un acto) en un momento dado, ensayaremos la
explicacion de ese movimiento como una resultante de las fuerzas
concurrentes; y esta explicacion sera, en uno y otro caso, identic a por
su naturaleza; entre el movimiento del buque y sus antecedentes mecanicos, la relacion es siempre la misma, e importa poco desde este
punto de vista que una parte de la fuerza antecedente sea 0 no producida en (0 por) el buque.
Pudiendo, pues, la consideracion de esas relaciones, hacerse desde
dos puntos de vista, plantea dos cuestiones:
A proposito de los seres, la de su independencia
pecto del mundo exterior).
A proposito de los actos, la de su determinacion
cedentes) .
0
libertad
(res-
(por sus ante-
EI termino libre, en el sentido en que 10 hemos tom ado, es naturalmente aplicable a los seres.
EI termino determinado, en el senti do en que 10 hemos tomado,
es naturalmente aplicable a los actos.
Se puede, pues, en la significacion que hemos dado a ambos terminos, hablar inteligiblemente de seres libres 0 no lib res ; de actos
determinados 0 indeterminados; no tendria sentido, en cambio, con·
(1)
Este cjemplo del buquc pucde tener el inconveuiente
de haeer pensar en los lri·
pl!bntcs,
de 105 cuaics hay que hacer abstraccion.
Imaginese,
en los dos casos, un buque
ahandonarJo; pero, en eI primer caso, abandonado
con los fuegos apagados;
y en el segundo,
al>3ndonc~j() ("J" Ia culdera ~n tension y 13 helice en movimiento;
0, si se prefiere,
imad·
nf'se !a lot:Cnloloril 0 .... La b~!e humaine
de Zola, y ('omparesela
con los "agones que ella
arr3:=tr::1.
�servando estricta y rigurosamente esa significacion, hablar, pOl' ejemplo, de seres determinados, 0 de actos libres.
Conservando estricta y rigurosamente esa significacion; pero claro
que podria darse otra a uno cualquiera de los dos terminos, 0 a ambos,
ya consciente y deliberadamente, ya pOl' confusion 0 vaguedad de pensamiento. Entonces se hablaria de actos libres, de seres determinados;
y nos interesa saber en que sentido (pOl' 10 menos en los casos que
parece mas natural prever), a fin de evitar confusiones posibles.
§ 5. Asi (empezando pOl' los actos) : se podria hablar de aetos
libres en dos sentidos. El primero seria el siguiente:
Los actos, hemos dicho, son considerados mecanicamente como
guardando con sus antecedentes una relacion de previsibilidad (1)
(practica 0 teoria), que es siempre de la misma naturaleza. En nuestro
caso del buque, que el movimiento dependa solo de los vientos y de
la corriente, 0 que dependa de los vientos, de las corriente y de la
tension del vapor, en nada altera la relacion que el acto en si mismo
guarda con dichos antecedentes, mientras no se trate de otra cosa que
de esta relacion. La diferencia solo aparece cuando el acto es considerado, no ya en si mismo, no simplemente como un movimiento, sino
como un movimiento del buque; esto es: cuando ya no consideramos
los actos sino Los aetos de Los seres, 10 que equivale a considerar los
seres indirectamente. Acto libre quiere decir aqui, pues, acto libremente
ejecutado (pOl' un ser); de manera que quien es realmente libre es,
no el acto (al que se aplica el termino pOl' extension), sino el ser que
lo ejecuta. Aunque se hable de actos, el punto de vista adoptado es
el punto de vista individualizante; el punto de vista de los seres.
Preguntar si tal acto es libre, en este sentido, equivale a preguntar si
el ser que 10 ejecuta, 10 ejecuta libremente; si ese ser es libre en ese
momento. En resumen: se trata de una manera indirecta de plantear
el problema de la libertad de los seres (2) ; de una variante un poco
confusa de ese problema, simplemente.
Pero, en la expresion aeto libre, este calificativo podria tener un
significado completamente distinto del anterior: podria tomarse como
equivalente de indeterminado; no de indeterminado con respecto a los
antecedentes exteriores al ser que 10 ejecuta, pues este seria todavia e]
sentido anterior (vel' § 3, b) , sino de indeterminado en la significacion
(1)
analisis
(2)
acto ... ».
No olvide el leetor que estamos en el plano de la dencia
elemental:
evitese
de esas nociones
(como «actos», su «previsibilidad»,
etc.),
por ahora.
Es casi el enunciado
vuelto por pasiva: «5i tal ser ejecuta Iibremente
actos,
«Si tal acto es ejecutado
libremenle
por tal ser ... ».
todo
0
tal
�categorica del termino;
antecedentes.
En resumen:
de indeterminado
con relacion a todos sus
1.0 En el senti do estrictamente riguroso que hemos adoptado, no
puede hablarse de actos libres (0 no libres) ; la nocion de libre conviene inteligiblemente a los seres y no a los actos.
2.° Sin embargo, por extension 0 indirectamente, puede hablarse
de actos lib res en la significacion de actos libremente ejecutados por
un ser, 0, 10 que viene a ser 10 mismo, de actos indeterminados con
relacion a 10 que no es ese ser.
3.° Podria todavia hablarse de actos lib res en la significacion
de actos indeterminados en absoluto. Pero hay que notar bien que esta
acepcion, mas 0 menos impropia, es completamente distinta de la anterior; y que, si no se las distingue claramente, debe sobrevenir por
fuerza, al tratar estas cuestiones, la confusion mas absoluta.
§ 6. Tambien podria hablarse de seres determinados; pero
igualmente merced a una transposicion del punto de vista, esto es:
pensando, no propiamente en los seres, sino en los hechos, en su encadenamiento anterior, en la serie de cambios antecedentes. Esta
cuestion no se plantea entre un ser y el mundo exterior, entre un
ser y 10 que no es eI en un momento dado, sino que tiene un caracter
historico 0 genesico. Asi, a proposito de nuestro buque que contiene
fuerza, podriamos decir:
"Bien: el buque no depende del mundo exterior, del no-buque,
en este momento; pero eso no impide que yo pueda explicar como
ha llegado a ser 10 que es; como fue construido, como se formaron la
madera y el hierro que 10 constituyen; y, sin mayor dificultad, como
entro, como se incluyo en el esa fuerza por la cual contribuye a sus
propios movimientos: como se formo el carbon, como arde ... " Pero
se ve claramente la transposicion de los puntos de vista: aqui se trata
de la explicacion de hechos por sus antecedentes.
El lector reconocera, sin la menor dificultad, la diferencia entre
las dos cuestiones; pero no sin gran tendencia a pensar que solo una
de ellas es la que verdaderamente importa, la que toca a los gran des
problemas cientificos y morales; y precisamente las consideraciones
que hemos hecho en este mismo parrafo sobre el buque "libre", parecen muy a proposito para afirmar el pensamiento, que seguramente
ya habra nacido, de que nuestro "punto de vista de los seres" es artificial 0 ficticio, y que el natural y unico de importancia es el de los
hechos.
�Algo distinto se demostrara mas adelante; pero en esta parte de
nuestro estudio, ni podemos anticipar esa demostracion, ni arm entrar
a definir las relaciones de este "problema genesico" con el del determinismo propiamente dicho. Que esas relaciones son estrechas, es algo
que se ve con claridad; pero no es el mismo problema ni una variante
de el. En efecto: el nuevo envuelve, en cierto sentido, la cuestion de
si el ser que nosotros hemos considerado era verdaderamente un ser;
en otros terminos: si teniamos derecho a individualizar en el caso
particular, 0 si la adopcion de ese punto de vista era, al contrario,
artificial y ficticia. Todo esto requiere un analisis ulterior; ahora se
trata unicamente, de distinguir las significaciones posibles de los tel'minos, y de fijar las que nosotros adoptaremos.
§ 7. Los terminos fuerza, fuerzas, que hemos empleado en la
parte anterior de este capitulo, pertenecen al vocabulario habitual de
la ciencia elemental; pero, no siendo la nocion de fuerza del mismo
orden que las de cuerpo, movimiento, etc., en el sentido de que no es,
como ellas, un dato de la percepcion (externa), creen muchos que el
lenguaje de los tratados element ales deberia "expurgarse" de tode>
termino dinamista. Lo que es indudable, de todos modos, es que el
analisis de la nocion de fuerza empieza ya dentro de la ciencia, y que,
pOl' consiguiente, aun dentro de la ciencia misma, podrian distinguirse
dos pIanos de abstraccion: el de la ciencia elemental, y el que podriamos llamar del analisis cientifico en el cual se ha sometido a
analisis la nocion de fuerza, pero sin plantear el problema de la
percepcion, ni analizar los datos de esta (1).
(l)
Es mi deseo que mi estudio no se complique
con cuestiones ajenas a su objeto, y
que sus condusiones
no sean afectadas por 10 que puedan
tener de discutible
0 incierto
esss cuestiones,
mientras sean elIas separables. Por eso, y no solamente por 10 que tiene
ya en si de convencional
Ia determinacion
de Ios plauos de abstraccion,
hago esta deter.
minacion,
intencionalmente
con decta vaguedad,
para que mis expresiones
satisfagan a Ios
partidarios
de Ias dos opiniones
que se oponen a proposito
de un problema
separable,
a
saber: si Is ciencia y Is filosofia
difieren
radicalmente,
0 si,
81 contrario,
la segunda DO
es mas que Is continuacion
de Is primers, sin que exists entre ambas una linea precisa
de demarcacion.
Asi, he tornado como base algo que puede reducirse a una cuesti6n
de
hecho: cuando digo que el analisis de Ia nocion de fuerza empieza dentro de Ia ciencia,
el lector queda en Iibertad
de entender
simplemente
esto: que Ios hombres
de ciencia
(fisieos,
etc.) analizan
de hecho esta nocion,
y discuten
corrientemente
sobre ella. Por
10 demas,
es includable que, 8 ese analisis, se llega insensiblemente
por Is sola impulsion
del pensamiento
en su esfuerzo por precisar ciertas ideas; y se llega asi, sin soIncion
de continnidad,
a especnlaciones
ampliamente
filos6ficas,
si basta para merecer este nombre
un gran caracter
de generalidad.
Mientras
estas especulaciones
(aunque
se trate
de Ias
grandes cosmogonias)
se mantienen
en «el punta de vista de Ia experiencia,
para el cna)
el objeto se presents
como externo»,
no parecen
sino una extension
del conocimiento
cientifico.
Por consiguiente,
si hay algun momento preciso en que el proceso inteligente
presente un caracter n nevo, es, sin duda, aquel en que se emprende Ia critica de Ios datos
�Como resultado de ese aDlilisis de la nocion de fuerza, algunos
homhres de ciencia conservan como legitim a dicha nocion; otros Ie
suhstituyen la de energia; otros la resuelven en movimiento; pero
estos analisis, hechos en otro plano de ahstraccion, en nada alter an los
teoremas fisico-mccanicos, cuyas formulas, para el que 10 considere
necesario, pueden ser traducidas, simplemente, del lenguaje dinamico
en que generalmente se enuncian, al lenguaje energetico 0 al cinetico.
Con las conclusiones que nosotros hemos estahlecido, pasa exaetamente 10 mismo. Formuladas en el lenguaje dinamico habitual a la
ClenCla elemental, emincianse con igual facilidad en terminos ener·
geticos, cineticos, etc. Dejo al lector la facil tarea de hacer esta traduccion, si 10 necesita para satisfacer sus creencias 0 habitos cientificos;
quedando estableeida la suhsistencia, en el que hemos llama do con·
vencionalmente plano del analisis cientifico, de aquellas conclusiones,
con todas las distinciones y definiciones formuladas.
§ 8. Igualmente parece que subsistirian esas proposlClOnes relativas a los seres y a los aetos, en cualquier plano metafisico en que
conserven sentido estos dos terminos: seres y aetos, y se admitan como
legitimas las nociones que se expresan.
§ 9. Ciertas restricciones 0 dudas que la lectura de este capitulo
ha podido sugerir, se refieren a cuestiones completamente separables,
y pueden ser dejadas de lado, pues no afectan Las distincidnes (de
cuestiones y de tenninos) que hemos querido estahlecer.
Asi, y ya dentro de la eieneia, pudiera objetarse que la distineion
entre seres no lihres y lihres no es exacta, si se la qui ere haeer con·
de In percepcion
y del conocimiento.
Y aun es preparada esla critica por investigaciones
e
inlerprelaciones
de orden cientifico,
relativos a In fnocion de los sentidos, como, par ejemplo,
Ios descubrimientos
que, reduciendo
a movimiento
In luz, el calor, el saniclo (en el sentido
objetivo)
aparecen
como despojando
ya a los cnerpos de propiedades
con que se presentan
a In percepcion.
Pero, con lodo eslo, es includable
que el conocimiento
se transforma cunndo
se plantea
el problema
de la percepcion
y se emprende
el analisis
de la nocion de exte·
rioridad.
Conducido
a rigor absolnto de logica, este analisis lleva ya sabemos adonde;
pero
como el solipsismo
es «un horror», se haee necesario
hacer hip6tesis
mas 0 menos verasimiles; y de aqui ]n posibilidad
de un numero infinito
de teorias del conocimiento,
que son
solipsismos
detenidos,
desviados
0 complelados
por hipotesis...
Pero
he dicho que esta
cuestion es separable.
Es comuo que intenten el analisis de la nocion de fuerza, escritores cientificos.
Ejemplos:
La vie et la mort, de Dastre
(hipotesis
energetica);
Tratado de biologia de F. Le Dantec
(hipotesis
cinetica),
cuya lectura, en cuanto a estc punto, debe ser preparada
con ]a del
articulo
La place de la vie dans les phenomenes
naturels,
publicado
en 10s numeros
322 y
323 (1902)
de la Revlte Philosophiqlte
por el mismo autor,
de cuya doctrina
tendremos
que tratar especialmente
en otra parte de este libro.
(Esta demas advertir
que cuando
esta clase de antores, hombres de ciencia sin preparacion
filosofica,
pretenden
profnndizar
mucho mas alIa del plano de abstraccion
de la ciencia,
10 que hacen a veces conscientemente, otras sin quererlo 0 sin saberlo, sus analisis solo por excepcion
pueden ser exactos
y nuevos).
Para la parte historica
y metafisica
del problema
de la fuerza,
vease el importante
EstlLdio sobre La percepcioft
y La Juerza, en Le personalisme
de RENOUV1ER,
donde esta tratado a fondo este problema en sus relaciones
con el de Ia percepcion;
natural mente, desde
el punto de vista personal
(monadologico)
del autor.
�sistir en que los actos del ser libre son previsibles por el mundo exterior
solo (por 10 que no es ese ser) , en tanto que los actos del ser no libre
no son previsibles por el mundo exterior solo (aunque 10 sean por el
mundo exterior mas el ser mismo) ; y se diria que todo ser, aunque no
contribuya con fuerza pro pia a la produccion de sus actos, tiene una
forma, una posicion, etc., que hay que tener en cuenta para preyer
esos actos. Asi, para calcular e1 movimiento de un buque, aunque sea
conducido pasivamente por las aguas y el viento, es necesario conocer,
por ejemplo, la forma de ese buque, que es un elemento del calculo.
La observacion es, indudablemente, exacta; pero deja siempre subsistente una diferencia entre este caso y el del buque a cuya marcha
contribuye la fuerza del vapor que el mismo desprende.
Otra observacion, de orden igualmente cientifico, seria la siguiente:
la distincion entre seres que contienen fuerza y seres que no contienen
fuerza, es falsa: todos los seres tienen fuerza, y pueden ponerla en
libertad en ciertos casos, contribuyendo asi a sus propios actos; de
manera que no habra que oponer ]os seres que no contienen fuerza,
a ]os seres que contienen fuerza, sino ]os casos en que ]os seres no
contribuyen a sus actos 0 movimientos con la fuerza que les es propia,
y los casos en que los seres contribuyen a sus actos 0 movimientos con
la fuerza que Ie es propia. Todos los seres sedan, pues, cap aces de
obrar libremente (aunque no siempre esten obrando asi) en el sentido
que hemos dado antes a este termino.
Y, sobrepasado el punto de vista cientifico, pare?e muy legitima
una especulacion metafisica en esta direccion: el ser, por e1 hecho de
ser, es libre; no 10 hacen ser, es el quien se da ...
Pero, por razones de metodo, rue go al lector que, por ahora, deje
de lado todas estas cuestiones, y las demas analogas, cientificas 0 metafisicas, que puedan sugerirle los ejemplos que he tomado (como e]
del buque) , provisorios e intencionalmente groseros. En efecto: la nocion de libertad podra ser mas 0 menos extensa; podra aplicarse a
todos los seres, 0 a algunos solamente; en todos los casos, 0 en algunos.
Se podra decir que algunos seres son libres y otros no, 0 que todos
los seres son libres 0 cap aces de obrar libremente en ciertos casos;
pero siempre se discutira un mismo problema, problema de dependencia 0 independencia: el problema de la libertad, que es un problema para seres, y es distinto del problema de la determinacion, que
es un problema de actos. Esta distincion, con las que de ella se derivan,
es 10 unico que por el momento he querido fijar.
�§ 10. Si aplicamos al homhre, considerado como productor de
actos (y hecha ahstraccion de la conciencia, por el momento), las
consideraciones anteriores, hahremos planteado respecto de eI varios
prohlemas.
Ante todo, el de la lihertad propiamente dicho: si el homhre depende del mundo exterior, 0 si contrihuye con fuerza propia a la
produccion de sus actos (en algunos casos por 10 men os).
Conjuntamente con el prohlema anterior, se plantea el que hemos
considerado como una variante de el; en este caso, el de la determinacion 0 indeterminacion de los aetos del homhre, con relaci6n a lo
que no es el hombre (§ 5, 2.°).
'za,
no
)ia,
con
de
ido
Otro prohlema, completamente distinto, es el de la determinacion
o indeterminacion de los actos del homhre en el senti do ahsoluto, con
relaci6n a la totalidad de los antecedentes.
Finalmente, el "prohlema genesico 0 retroactivo" del § 6, que no
hacemos aqui mas que insinuar, pues no hahiendo iniciado su analisis,
no es posihle aun dade su formula precisa.
lma
de
leje
me·
)eI
noIe a
nos.
,dos
pen·
proque
van,
§ II. Bemos dicho que los actos que ejecutan los seres (contrihuyendo elIos mismos a su produccion), se presentan (siempre sin
profundizar mas alIa del plano de la ciencia, y admitiendo de esta,
sin analisis por ahora, el concepto de causalidad y el de hechos 0 fenomenos separados, etc.) como determinados si se los considera con
relacion a todos los antecedentes (el mundo exterior mas el mismo ser
que ohra) y como indeterminados si se les considera con relacion
a los antecedentes del mundo exterior solamente. Un acto del ser A
seria determinado con relacion a la totalidad del universo, que se
compone de A mas el mundo exterior a A: (T = E
A) y seria m·
determinado con relacion al mundo exterior: (E = T - A).
+
Vamos a suponer ahora que el ser A tiene conciencia (y para
ponernos de acuerdo con la experiencia corriente, imaginemos que es
el organismo del homhre, prescindiendo por ahora de las diferencias
posihles entre mecanismos y organismos, pues solo nos es preciso para
�seguir nuestro racioclDlO en esa forma, admitir el hecho evidente de
que en un organismo hay por 10 menos tanta libertad (en nuestro sen·
tido) como en un mecanismo.
En teoria, la conciencia puede agregarse a A de dos modos imaginabIes para nosotros, que corresponderian alas dos teorias corrientes
sobre las relaciones del cuerpo y el espiritu:
1.0 Como un simple reflejo 0 epifenomeno in activo, sin mas
funcion que la de constatacion;
2.0 Como fuerza activa.
Adoptemos la primera hipotesis: la de la conciencia pasiva
o epifenomenal. l Cual sera, de los dos antes seiialados, el punto de
vista propio y natural de la conciencia?
§ 12. Para dar la respuesta, que es clara y surge por si misma,
basta tener en cuenta que 10 que hacemos nosotros, artificialmente
y desde afuera, para considerar los actos de un ser en relacion con
10 que no es ese ser, 10 hace la conciencia, pero naturalmente y desde
adentro. La conciencia, en un momento dado, corresponde a un ser,
se siente ese ser, se identifica con eI; por consiguiente, por el solo
hecho de ser, por el solo hecho de darse, de concienciar, ella resta algo
a la totalidad de las fuerzas 0 de las causas; y ese algo sustraido son
las fuerzas 0 causas que ella siente ser. El punto de vista natural de
la conciencia es el de considerar sus actos, no con relacion a la totalidad
de la fuerza universal, sino con relacion alas fuerzas exteriores, con
relacion a 10 que no es ella, pues es ella la que considera.
La conciencia corresponde a un ser. Su punto de vista es el punto
de vista de 10s seres; el punto de vista individualizante.
Cuando el ser ejecuta un acto a cuya pl'oduccion contribuye con
fuerza propia, la conciencia 10 siente asi; siente que el acto no es
causado pOl' el mundo exterior; siente, en resumen, la libertad del
ser: su libertad, y la in determinacion del acto con l'e1acion a 10s an·
tecedentes exteriores, a 10 que no es ella.
Este sentimiento no es una ilusion, ni hay en el la mas minima
parte de ilusion.
§ 13. Si en lugar de la hipotesis de la conciencia epifenomenal,
adoptamos la de la conciencia activa, las consideraeiones antel'iores
sobl'e el punto de vista de la conciencia permanecen verdaderas
a fortiori. Lo que hayes una fuerza nueva, de otra natura1eza, agre·
gada a las que el ser agregaba ya al mundo exterior; y las enormes
complicaciones que aparecen para el ana1isis, debido alas cuestiones
nuevas que aparecen: causalidad psicologica {su existencia y su natu-
�raleza); aplicahilidad de la nocion de hecho 0 fenomeno, etc., etc.
Pero se puede prescindir en este momento de tales complicaciones.
Tenemos ahora dos lihertades: la del ser con respecto al mundo
exterior, que persiste; y, dentro de ese ser, la de la fuerza consciente
con respecto alas otras. Para·la conciencia, en este ultimo caso, el ser
mismo a que se agrega sera total 0 parcialmente exterior a ella, for·
mar a aparte de E; eso es todo.
§ 14. Asi, pues, puede decirse en cualquier caso que el punto
de vista propio y natural de la conciencia es el de considerar sus actos
con relacion a 10 que no es ella; punto de vista de lihertad y de in·
determinacion (relativa).
De lihertad: siento, cuando produzco un acto, que soy yo quien
10 produzco (0 contrihuyo a producirlo). Me siento libre.
De in determinacion : siento que mis actos son indeterminados,
porque pOl' el hecho de sentir, de considerarlos, de constituirme sujeto,
resto, de la universalidad de los antecedentes, aquellos antecedentes
que son yo, y considero mis actos con relacion a los antecedentes que
no son yo. 5iento que mis actos son lihres, en el sentido de lihremente
ejecutados (§ 5).
5i yo siento y afirmo, pOl' ejemplo, que puedo en este momento
continual' escrihiendo 0 dejar la pluma, ese puedo implica un yo que,
pOl' el solo hecho de sentirse, resta antecedentes a la totalidad de los
antecedentes del acto a efectuarse; y este acto, con respecto a los an·
tecedentes rest antes, que son algunos antecedentes y no todos, es
efectivamente, indeterminado.
Tal es el punto de vista de la conciencia, 0, si se quiere, de la
conciencia personalizada: el punto de vista de los seres. Desde eI con·
sideramos nuestros actos, no artificial 0 convencionalmente, pOl' un
esfuerzo de ahstraccion, como en el ejemplo de que nos servimos en
otro lugar (el huque de vapor), sino natural e invenciblemente. Aqui,
el esfuerzo de ahstraccion se necesita para adoptar el otro punto de
vista, y pensar en la determinacion posihle de nuestros actos pOl' todos
sus antecedentes, entre los cuales estamos nosotros mismos.
Y aquel puuto de vista individualizante 10 transportamos a los
demas seres, sea ahstracta 0 razonadamente, sea concretamente por la
simpatia. Lo ultimo solo es posihle cuando atrihuimos conciencia al
otro ser; y el transporte se va haciendo mas frecuente y mas natural
a medida que el otro ser se va haciendo, por su similaridad con nos·
otros, un sujeto mas natural de simpatia. El punto de vista individua·
�lizante es el de nuestras relaciones corrientes y vitales con los demas
hombres: de ser a ser. EI amor, el odio, la gratitud, los consejos, la
venganza, el castigo: de conciencia a conciencia.
§ 15. Preguntarse si la conciencia es un simple re£lejo de la
actividad organica, 0 si es ella misma una actividad independiente de
aquella, es plantear, en el fondo, un problema de libertad, a saber:
si la conciencia depende totalmente del cuerpo, 0 si es, en parte al
menos, independiente de el. Despues de habernos preguntado si
el hombre es libre con respecto al mundo exterior, nos preguntamos
si, dentro del hombre, la conciencia, el espiritu 0 como quiera llemarsele, es libre con respecto al cuerpo. Acabamos de decir que, sea cual
sea el senti do en que se resuelva esta cuestion, hay, en mayor 0 menor
grado (y siempre en el senti do que estamos dando al termino), Iibertad del hombre. Pero hay todavia una complicacion.
En el espiritu distinguimos nosotros distintas funciones: y, mas
o menos convencionalmente, establecemos divisiones en el. De aqui
que, dentro del espiritu, se planteen problemas de libertad, cuya formula general sera esta: si tal fun cion psiquica 0 tal manifestacion del
espiritu depende 0 no totalmente del resto del espiritu (0, si se quiere
extender el problema, de 10 que no es ella) .
La solucion de los problemas de esta especie es, teoricamente,
muy simple. Si la funcion 0 manifestacion mental que se considera es
realmente algo activo, en el sentido de representar 0 ser una fuerza,
son aplicables las sencillas consideraciones que hemos hecho sobre los
seres que contienen fuerza. Hay libertad.
Practicamente, todo es menos sencillo, por 10 que vamos aver
en seguida.
§ 16. Se llega de dos modos a estos problemas de libertad dentro
del espiritu: consider ando a este abstractamente, 0 consider andolo con·
cretamente.
Considerarlo abstractamente es distinguir en el funciones 0 aptitudes diversas. Podemos entonces preguntarnos si una de estas "facultades" es independiente de tal otra 0 de todas las otras.
Considerando el espiritu concretamente, solemos distinguir en eI,
vagamente, como circulos concentricos que corresponden a los diversos
grados de concentracion, de sistematizacion 0 de personalizacion de
la conciencia. Asi, ciertos estados de conciencia accidentales, exteriores,
adventicios, forman parte de mi yo, son yo, si llamo yo a toda mi
�conciencia; pero seran exteriores al yo, si entiendo referirme
personal fuertemente unificado.
al yo
Por representaciones esquematicas se pueden aclarar estas dos
maneras de considerar el espiritu:
En la figura I, representamos por el entremezclamiento (deberia
ser por la compenetracion) de los signos+ 0 V, el "tornasoleo" (I)
de las funciones mentales 0 facultades. Damos esa forma al esquema,
para adaptarlo a la concepcion moderna psicologica que ve en las
diversas funciones mentales mas bien aspectos distintos de los feno-
menos que facultades separadas (2). Esto mlsmo nos dice que tal manera de considerar el espiritu es esencialmente abstracta.
Por 10 demas, se comprende desde luego que todo problema de
libertad, planteado desde este punto de vista abstracto, 0 sea a
proposito de una "facultad" como sujeto, se complica de hecho con
cuestiones psicologicas dificilisimas: hay que saber si, cuando se usa
una palabra como nombre de una manifestacion psiquica, hay ahi
realmente, 0 no, algo mas que una palabra; hay que verificar hasta
que punto es legitimo, en el primer caso, erigir una manifestacion
en funcion separada; y, sobre todo, hasta que punto es legitimo considerarla como una actividad. Toda la psicologia puede ir envuelta en
(1)
«La trams de Dueslra vida mental nos presenta, no lres colores complementarios
que adicionados
nos daTian Is unidad de conciencia,
sino que es parecida a una tela tornasolada
en que dislinguimos,
por convencion,
tres cIases de reflejos,
sin pader lraZ3r
no obstante una linea de demarcacion
entre Ios tres tintes, tan instables
que nos huyen
en cusnla nueslro aniiIisis qui ere fijarlos, dejando cada uno de elIos, insensiblemente,
reaparecer los otros dos, a los que ocultaba».
(C. Bos, Revue Philosophique, abril 1903). Es
una imagen muy feliz.
(2)
V. Hoffdings
(y, en general,
casi todos los psic610gos contemponineos),
y los sutilisimos
analisis
de Bergson,
que conservan
lodo su valor aun cuando su valor se 108
independice
de las doctrinas
a que han servido de soporte.
�una cuestion de este orden. Pero si se admite la solucion afirmativa,
la fun cion 0 actividad mental es libre en el sentido que hemos dado
a este termino. Sea un conjunto de fuerzas (hablamos siempre en el
lenguaje de la ciencia elemental), en el cual distinguimos las fuerzas
parciales F, F' y F". No solo el conjunto F
F'
F" no depende
pasivamente del mundo exterior T - (F
F'
F"), sino que cada
una de estas fuerzas aisladas (si aislarlas es legitimo en algun senti do ) ,
no depende tampoco pasivamente de 10 que no es ella: F no depende,
ni de F', ni de F", ni de F'
F", ni de T - F, y el raciocinio se aplica
alas otras dos fuerzas. Como hay varias actividades dentro de otra,
hay varias libertades dentro de otra. Tal es la solucion que, realizan·
dose el supuesto anterior, admiten los problemas de esta clase, si
alguna admiten; esto es: si es legitima la abstraccion que los plantea.
Los que mas claramente tienden a resolverse en el senti do de la
libertad, son los problemas concretos de cuya formula da idea clara
la figura 2. Cualquiera de los circulos concentricos representa una entidad que, si contiene 0 es fuerza, es libre con relacion a 10 que la
rodea, a 10 que no es ella. Es un emboitement de libertades.
Como en este caso no se trata de abstracciones, sino de realidades
concretas de intuicion, los problemas de esta segunda serie pueden
plantearse y discutirse sin las complicaciones que obscurecen los de
la serie abstracta. Esto no quiere decir que no exista, y esta vez indis·
tintamente para unos y otros, una nueva complicacion, de orden
distinto.
§ 17. Esta nueva complicacion consiste en que los problemas
de libertad dentro del espiritu, deben ser pensados de distinta manera
segun la solucion que se postule para el problema, antes consider ado,
de las relaciones de la conciencia con el cuerpo .
+
+
.~..-J.!...
f .....
-.. ••..
((~M~
...•.•.........
+ +
+
�Tomemos como ejemplo los problemas concretos. Si se admite
que la conciencia es simple epifenomeno, habria que representarla·
esquematicamente como un reflejo inactivo, en otro plano, de la actio
vidad organica:
Supongamos que en el plano Ps (fig. 3), el circulo exterior c
representa toda la conciencia, y el mas interior p la parte de ella
fuertemente integrada, sistematizada 0 unificada en personalidad. Ese
circulo interno de la conciencia no es mas que el reflejo de la actividad
de 0', que vendria a ser la de cierto grupo 0 sistema de elementos
nerviosos, siendo 0 la actividad organica 0 corporal de todo el hombre.
En cambio, si admitimos la hipotesis de la conciencia activa, esta
actividad psiquica y la organica deben representarse en el mismo
plano; por ejemplo, asi:
Si se tratara de los problemas planteados abstractamente, las
mismas dos suposiciones sedan posibles. Una manifestacion psiquica,
por ejemplo: la voluntad, podria ser, ya una actividad de orden psi.
quico, independiente de la actividad organica 0 nerviosa, ya el reflejo
psiquico, el epifenomeno, de tal parte 0 manifestacion determinada
de la actividad organic a 0 nerviosa.
De aqui que sea necesario para plantear y discutir problemas de
este orden, declarar expresamente cual de las dos hipotesis sobre las
relaciones psico.fisicas se postula como verdadera, 0 por 10 menos,
cual es aquella cuyo lenguaje empleamos.
Notese (para distinguir mejor los problemas), que en una u otra
suposicion los problemas en cuestion se resolveran (mientras un
sujeto sea 0 tenga una fuerza) en el senti do de la no dependencia
total, aunque, naturalmente, en grado 0 de modo distinto. Asi, en la
hipotesis de la figura 3, considerese el plano F, de la actividad fisica:
no solo 0, todo el hombre, es libre en el senti do de que, al obrar,
contribuye a la produccion de sus actos por la fuerza que hay en el,
sino que, dentro de 0, la parte del sistema nervioso cuya actividad es
0', se encuentra precisamente en el mismo caso: hay alIi fuerza, y por
consiguiente, como ya se ha explicado, 0' es libre, en el senti do de
que contribuye a la produccion de sus actos, los cuales son indetermi·
nados con relacion a 10 que no es 0'. Y si p es la conciencia de 0',
debe constatar, sintiendola, esa libertad de 0' y esa in determinacion
de los actos de 0', a los cuales actos considera, no con relacion a todo,
sino con relacion a todo menos 0' (p se siente 0': el punto de vista
de la conciencia) sin que haya en todo esto ilusion alguna. Y si, en vez
de la hipotesis de la figura 3, adoptamos la de la figura 4, la libertad
�de p es directamente evidente, con su corolario: indeterminacion de
los actos de p con relacion a T - p.
§ 18. Los problemas de esta especie pueden ser muy numerosos,
'J en la pura teoria, infinitos; pero, si se tiene en cuenta la realidad
psicologica, los mas naturales deben ser dos: uno entre los del punto
de vista abstracto; otro entre los del punto de vista concreto.
Como la funcion psiquica que consideramos esencialmente activa
es la voluntad, el problema tipico de la serie abstracta es el de la
libertad de la voluntad. Preguntarse si la voluntad es libre, equivale
a preguntarse si la voluntad depende 0 no totalmente de 10 que no
es la voluntad; cuestion que se resuelve pOl' si misma, si la voluntad es
realmente una actividad. La unica dificultad esta en la complicacion
del problema con esta ultima cuestion psicolOgica; con la teoria de
la voluntad, todavia tan obscura.
Entre los problemas concretos, el que se plantea naturalmente es
el de la libertad de esa parte de la conciencia fuertemente integrada
y unificada que constituye la persona empirica. El problema es vago
en cierto senti do, pOl' 10 impreciso y ondeante de los limites del sujeto
a cuyo respecto se plantea; pero, en cambio, la personalidad es practicamente el sujeto de las relaciones vitales y morales. POI' eso, en
tanto qne el problema de la libertad de la voluntad es un problema
de psicologia abstracta, el de la libertad de la personalidad tiene un
supremo interes concreto y practico. De hecho, las relaciones de conciencia a conciencia son de persona a persona.
§ 19. Al considerar en este capitulo la conciencia, hemos distinguido nuevos problemas. Si quisieramos enumerar y sistematizar los
principales de 108 que hemos aislado hasta aqui pOl' el analisis, estableceriamos 10 siguiente:
�Hay, por una parte, problemas que tienen una mlsma formula,
y que no son mas que casos particulares del problema general de la
libertad de los seres. La multiplicidad de estos problemas depende
de que se pueden tomar como sujetos varios seres (en el sentido mas
general, comprendiendo actividades consideradas logicamente como
entidades) .
Si se toma al hombre como sujeto, tenemos el problema de la
libertad del hombre: si el hombre depende totalmente del mundo
exterior. Variante de este problema, aplicado a los actos del hombre:
si los actos del hombre son determinados por los antecedentes exteriores al hombre.
En vez de tomar como sujeto al hombre, podemos tomar como
sujeto una forma 0 manifestacion determinada de su actividad. Podriamos plantear asi muchos problemas, de sujeto abstracto 0 concreto,
dentro de la misma formula general. Entre ellos hay dos principales:
1. Si tomamos como sujeto, dentro del hombre, la voluntad del
hombre, planteamos el problema de la libertad de la voluntad (libre
arbitrio, etimologicamente): si la voluntad depende 0 no totalmente
de 10 que no es ella. Variante: si los actos de la voluntad pueden explicarse integramente por antecedentes exteriores a ella.
2. Tomando como sujeto la personalidad, tenemos un nuevo problema de libertad, cuyas formulas es innecesario repetir.
Dentro de la misma formula general de los problemas de libertad,
todavia cabe el discutidisimo problema de las relaciones psicofisicas,
si la conciencia es un simple reflejo epifenomenal de los fenomenos
materiales (en el caso, de los organicos, y especialmente de los nero
viosos), 0 si es una fuerza capaz de obrar sobre ellos; si es, 0 no,
activa. Este problema, de solucion dificilisima, debe ser estudiado
aparte, no solo por su importancia y especialidad, sino porque interfiere con los anteriores (§ 17).
Ahora, independiente de esos problemas sobre lihertad de seres,
cuya formula general es la misma, se plantea el de la determinacion
de los hechos, que por ahora es un solo problema para nosotros, pues
no 10 hcmos analiza do.
Aunque todavia no hemos hecho mas que empezar a deshastar la
cuestion, resumamos en un cuadro los problemas ya distinguidos (con
prescindencia de este ultimo); y para poder, cuando convenga a la
hrevedad, designarlos mas facilmente, vamos a ir estableciendo ya un
simbolo convencional para cada uno.
�§ 20, Nada mas artificial, 0, en todo caso, nada mas poco vital
qne la antitesis entre no-libre y libre, establecida, como 10 hemos
hecho, a proposito de una comparacion entre un bote y un buque de
vapor, 0 entre un vagon y la locomotora que 10 an'astra, Sin duda,
considerados en el momento del acto, difieren; pero basta, como ya
10 hemos sugerido, remontarnos un poco hacia atras siguiendo la serie
de antecedentes, para vel' como entro de afuera, en el buque 0 en la
locomotora, la energia activa; y, pOl' consiguiente, si en vez de plantear
el problema L (0 su variante L') en el momento de la accion, 10
planteamos, para el buque 0 la locomotora, tomando en cuenta un
espacio de tiempo anterior determinado (mayor que el transcurrido
desde la epoca en que se introdujo el carbon y se 10 encendio, y, para
evitar complicaciones, menor que el transcurrido desde la construccion de la locomotor a 0 del buque) , esas maquinas nos aparecen como
no·libres. No sucederia 10 mismo si el sujeto del problema fuel'a un
hombre 0 un caballo; aunque tomaramos en cuenta, no solo 10 que
es exterior al hombre 0 al caballo en el momento en que ejecutan
un acto, sino 10 que ha sido exterior a eI desde hace un ano, pOl'
ejemplo, no lograriamos explicar totalmente el acto en cuestion pOl'
los antecedentes exteriores al ser que 10 ejecuta (quedando abierta
la cuestion de si 10 lograriamos planteando el problema con una
retroaccion mayor).
Asi, todos los problemas de formula L pueden plantearse pura
y simplemente, 0 sea para el momento mismo, sin retroaccion, -0
bien con retroaccion. Esta ultima puede ser determinadamente mayor
o menor, y puede ser indeterminada. Ejemplo de todos los casos: dado
el sujeto S, yo puedo preguntarme: si depende totalmente de 10 que
actualmente no es el (problema L, sin retroaccion) ; si depende totalmente de 10 que no ha sido el en ningun momento de un lapso
anterior (el mismo problema con retroaccion: LI'), lapso que puede
ser de un ano, de dos, de cic>n (V" u,. ano, LI' dos anos, V" cie,. an os ); y fi·
nalmente, si depende totalmente de 10 que no ha sido el en cualquier
momento de todo el pasado (V" ex> ) ,
Se comprende que, a medida que se va dando retroaccion al problema, se va perdiendo la libertad de mas y mas seres; 0, para no
hablar impropiamente (pues no se pierde nada, y es solo cuestion de
puntos de vista diferentes), el numero de seres que realizan las condiciones de libertad en cada nuevo problema (cada problema, con
�(Si
el
hombre
totolmente
no
PRODLEMAS
'"
~
:ll
(Si
tal
..:l
totalmente
~
no
"8..
'0
~
eB e1).
(Si
que
eB e1).
10 qne
I
voluntod)
(Si lOB octOB del hombre)
Be explieon
totolmente
por
depende
de
la
no-
•
(Si
que
no
eB el
(Si
10
perBonolidad
de-
pende
totolmente
de
la no·perBonalidad).
de. 10 vo-
eB exphcon
por
10
eB la
de
Bonalidau
Be
por
eB la
la
Be
per.
cxplicon
10
VorianteB
equivalenteB
to- \ de lOB problemoo
que
(Si 100 oCIOB de
voluntad).
100 octoo
totolmente
no
L'
POOBLE'tAB
lOB aetoB
luntad
talmente
uo
©
(Si
10
hombre).
10 voluntod
totolmente
Ber depende
de
10
L
0
'"..
.!l
0
<fl
depende
de
que
perBonolidad).
por
expliean
L.
tal Ber
totolmente
10 que no eo eBe Ber).
�mas retroaccion que los anteriores), va siendo menor. Van pasando,
por ejemplo, el buque de vapor y la locomotora, que estaban clasificados como seres libres, al grupo de los no-libres (1), mientras la
libertad de otros seres sigue todavia reductible con esa mayor retroaccion.
Verdaderamente, siento deseos de pedir disculpa al lector por
hacer tantas distinciones y refinar tanto el analisis; pero, aun sin
esperar el momento de discutir los problemas, podemos ya desde
ahora, aunque solo se trate de plantearlos, dejar entrever hasta que
punto era necesario proceder asi. En efecto, esta cuestion tan capital:
-si un ser obra por si mismo 0 si 10 hacen obrar-, se resuelve en
muchos casos de una manera 0 de otra, segun como se la entienda.
Si considero el buque de vapor en el momento mismo de su movimiento, digo con razon que se mueve por si mismo; y si considero
que ayer el buque no tenia carbon y que alguien se 10 trajo de afuera,
digo en otro senti do que no se mueve por si mismo, sino que es movido.
Un hombre, en este momento, ejecuta un acto cualquiera, por ejemplo,
un crimen: yo me puedo preguntar si obra por si mismo, en el sentido
de saber si es eI quien obra realmente; eI, tal y como es ahora, -0 si
10 hacen obrar; y, en este caso, dire que es el quien obra si movio el
brazo por su voluntad; y dire que no es eI quien obra si averiguo
que otro hombre Ie condujo el brazo por la fuerza; pero en otro sen·
tido, aun en el primer caso, dire que no es el quien obra si averiguo
que, antes han introducido en el una causa de accion que ha determinado el acto actual, por ejemplo: que 10 han hipnotizado 0 que Ie han
hecho beber un licor. Preguntar, pues, si un ser obra por si mismo,
no expresando si la cuestion se pone sin retroaccion 0 con ella, y con
cual, es plantear un problema en terminos ambiguos que engendraran
casi fatalmente confusiones.
§ 21. El analisis del problema de la libertad con retroaccion
es complicado, porque hace pensar en todo 10 siguiente:
l Que se entiende por "un ser"? lEn que sentido:se dice que la
causa de un acto esta en un ser 0 fuera de eI; que este obra, 0 no"
por si mismo? Cuestion poco embarazosa cuando solo se plantea para
un momento dado, pero muy compleja cuando se tiene en cuenta la
sucesion del tiempo. Sea nuestro ejemplo de un mecanismo de vapor:
nada parece mas sencillo que decir en un momento dado, 10 que es
una locomotora; pero supongamos que, teniendo en cuenta los ante·
(l)
(>-
Entiend3SC
n~jrjuens(.:
pli'.:Jriones.
cv~tGndo
sicmprc:
Jesde el punto de vista de los hechos tornados
las complicaciones
seiialadas en e] § 9, que intcrfieren
como ejemplo.
con estas ex·
�~edentes anteriores, tratamos de averiguar si la locomotora se mueve
pOl' si misma 0 si es movida. Yo se que ayel' introdujeron en ella e]
carbon y el agua. Ahora bien: ese carbon y esa agua i forman parte
de la locomotora?; mejor aun: i son locomotora? Cuestion nominal 0
convencional en realidad, pues solo se trata de saber a que llamo
locomotora; pero, segUn la convencion que adoptemos, tendremos que
hablar de una manera 0 de otra, pues una misma proposicion sera
verdadera 0 falsa segun cual sea esa convencion. lLlamo locomotora
al mecanismo de hierro mas el carbon y el agua? entonces hablo bien
diciendo que la locomotor a se mueve pOl' si misma; pero entonces,
tambien, ayer no habia locomotora. lLlamo locomotora solo al mecanismo propiamente dicho, sin incluir en eI el carbon y el agua? entonces hablo mal si digo que la locomotora se mueve pOl' si misma, y debo
decir que es movida. Pero aqui surge una cuestion que sigue a muchas
cuestiones nominales, y que, ella, no 10 es: l cual de las convenciones es
mas natural? La primera pudo parecermelo cuando solo pensaba en
el momenta presente; al pensar con retroaccion, adopte la segunda,
y dije que la locomotora es movida. Probablemente, pareciendonos
mas natural este segundo punto de vista, acabaremos, en el caso, pOl'
quedarnos con la convencion de que el nos sugirio.
Pero continuese el analisis, y vease adonde vamos a parar. Pensando con retroaccion y refirieildome a ayeI', cuando la locomotora
no tenia carbon y agua, continue concibiendola y nombrandola como
"la locomotor a", conservandole en mi mente y en mi lenguaje su
identidad. Pero sigo retrotrayendo: retrocedo hasta la epoca en que
no habian acabado de construirla y no tenia caldera; todavia, casi
seguramente, seguire diciendo que era la locomotora, sin caldera; pero
en otro momenta anterior, no tenia bielas ni manivelas; en otro anterior, ya, propiamente, no habia locomotora, sino piezas separadas;
en otro anterior todavia, no habia mas que una masa de hierro fundido; y, antes, moleculas de hierro formando parte de trozos de
mineral.
Ahora, pido al lector la mayor atencion sobre 10 que sigue; en e]
caso de la locomotora, todo 10 anterior no engendra dificultades serias,
ni de pensamiento ni de expresion, porque el momenta en que penetro
La,energia (1) en el objeto (locomotora) es posterior al momenta en que
fue pensado ese objeto como locomotora y denominado asi; pero si
la fuerza 0 energia que engendro el acto del ejemplo hubiera estado
(1)
Carbon, agua:
el movimiento
visible.
nos referimos
a Ia energia
que engendre
el acto del
ejernplo,
0
sea
�leve
en los componentes, y hubiera sido aportada con ellos j que confusion
para pensar y para hablar! Concebimos a un animal como un agregado
de celulas; estas celulas eran depositos 0 continentes de energia (sin
perjuicio de la que despues tomara del exterior el ser total) _ Luego,
desde que ese animal existe como tal animal; desde el momenta en
que 10 concebimos y nombramos asi, tiene energia por la cual obra.
5i planteamos, pues, el problema de la libertad con retroaccion hasta
el momenta 0 epoca en que el animal vino a la existencia, diremos
que este obra por si mismo; pero si damos al problema mayor retroaccion, ;.como debemos pensar y expresarnos?
a e)
arte
alo
que
sera
tora
)ien
ton-
.ebo
:has
:s es
. en
Ida,
mos
)entora
)IDO
su
que
caSl
.ero
anlas;
[un-
de
el
rl
:ias,
etro
que
o
SI
ado
Nos sobreviene un estado de espiritu confuso: pensamos que, aun
cuando no se conciba ya nada claro, por 10 menos queda adquirido
esto: que hay seres que solo poseen energia que entro en ellos despues
que adquirieron su identidad, y otros cuyos elementos formadores ya
se la aportaron al constituirlos; que estos ultimos merecerian bien el
nombre de seres lib res, porque 10 son desde que existen; pero en seguida recordamos 10 que hay de convencional en esto de decir que
un ser existe, y que es un ser, pues en cierto sentido puede decirse
que un hombre existio siempre, con una existencia dispersa, en los
atomos antes separados y hoy unidos que 10 constituyen; por otro lado,
pensamos que, en la misma locomotora, desde cierto punto de vista,
pasa 10 que en el an~mal, no ya con la fuerza del vapor, que efectivamente entro de afuera despues de existente el ser, pero con la
energia que ya existia en los atomos componentes (una de las cuestiones del parrafo 9, que nos ha venido al espiritu) ; y que, asi cualquier cuerpo bruto. _. Dejemos por ahora la cuestion de perderse en
esta penumbra: algo nos ha quedado, y es la sensacion de la impor·
tancia capital de esta cuestion de la retroaccion en los problemas de
la libertad, y ya, con ella, la conviccion clara de que, sin tener presente continuamente esta cuestion, con las distinciones y cambios de
punto .de vista que ella presupone, todo 10 que se escriba sobre tales
problemas tiene, fatalmente, que ser impreciso.
§ 22. Nuestro cuadro de la pagina 62, en cuanto a los problemas,
tendria, pues, que ser completado todavia con nuevos enunciados y
simbolos. Habria que poner, para cada problema, un enunciado sin
retroaccion y otro con ella, acompaiiados de los simbolos respectivos,
10 que omitimos por tratarse de algo que el lector suplira facilmente.
�§ 23. Los problemas que hemos aislado por nuestro analisis
anterior, son problemas distintos. Decir que son distintos no quiere
decir que tal de ellos no admita alguna solucion que implique solucion
determinada de otro u otros. Los proble.mas solo son los mismos si
las dos soluciones se confunden, -las dos: la positiva y la negativa,como en el caso de L y L'. EI otro caso solo significa que hay relacion
entre los problemas. Por ejemplo: la solucion afirmativa del @ , hace
necesaria la solucion afirmativa del L @; pero la negativa del @
puede conciliarse, ya con la negativa, ya con la afirmativa del L @
(admitir que la conciencia agrega al cuerpo fuerza 0 causa de accion,
obliga a admitir, a fortiori, que el ser consciente en que eso pasa,
agrega fuerza 0 causa de accion a 10 que no es el; pero no reciprocamente). Otro caso: la solucion negativa del @ trae (a menos de
admitir la contingencia en 10 material), la so1ucion determinista del
problema de la determinacion de los actos, que vamos a designar asi:
problema D; pero La solucion afirmativa del @ no obliga a admitir
La indeterminista en el D, pues la conciencia puede ser una causa de
accion y sus actos estar sujetos a determinismo; etc.
§ 24. Aplicando el anterior criterio al problema D: lseria este
un solo problema?
Al referirnos a e1, 10 hemos encarado, de un modo bastante ge·
neral, -mejor
todavia: bastante vago,- como "el problema de la
determinacion de los actos por sus antecedentes". Basta empezar a
pensar sobre esto, para comprender la complejidad de la cuestion. He
aqui, por ejemplo, una serie de reflexiones que parecen presentarse
naturalmente.
Ante todo: si todo hecho depende totalmente de sus antecedentes,
se explica 0 determina por ellos, parece que nunc a hay comienzos
absolutos. Parece que los habra, al contrario, si hay hechos, algunos
por 10 menos, que no dependan totalmente de sus antecedentes. Si
preguntamos si hay 0 no comienzos absolutos, lhemos enunciado eJ
mismo problema? Cuestion a examinar: por el momento nos parece
el mismo, por 10 cual, sin perjuicio del analisis ulterior, escogeremos
una formula mas general que la de cualquiera de los dos enunciados,
la cual puede ser esta: relacion de los hechos con sus antecedentes.
Ahora: si un hecho es determinado por la totalidad de sus antecedentes, 0 si no hay comienzos absolutos, parece que en un momento
dado y dados ciertos antecedentes determinados, solo un hecho es
�posihle, y no mas de uno; nos preguntamos si realmente
y sohreviene el enunciado de un problema: (,es el mismo?
sera asi,
Mas hien nos parece que s1. Sin emhargo, no nos atrevemos sin
mas meditaci6n a afirmarlo decididamente: no seria completamente
ahsurdo sostener que las conclusiones negativas no coinciden forzosamente, y que podria, por ejemplo, no depender l1n hecho de sus antecedentes, y, sin emhargo, ser posible no mas que en un senti do. Ni
parecen tampoco imposibles en rigor comienzos absolutos que no
fueran, sin emhargo, posibles sino en un sentido. Tamblen hahria el
deher de examinar si efectivamente la soluci6n afirmativa de la primera cuesti6n impone la de la segunda; si realmente y en rigor, no
podria un hecho seguir siendo considerado como dependiente de sus
antecedentes aunque fuera posible en mas de un sentido. Cabe, pues,
duda sobre si se trata de dos problemas 0 de dos enunciados alotr6picos del mismo.
!isis
iere
:ion
1,-
ion
])
/(8)
ion,
!lsa,
lca-
de
del
Y, en cuanto se inicia el analisis de cualesquiera de los problemas,
o del problema en cualesquiera de los enun~iados, empieza nuestro
pensamiento a remontar de consiguientes a antecedentes, 10 que,
cuando los hechos de que se trata son (0 se consider an como) los actos
de un ser cualquiera, equivale a plantear los problemas genesicos 0 con
retroacci6n a que ya nos hemos referido: los problemas Lr, tan relacionados, segun ya 10 notamos, con los problemas D, y que ya han sido
enumerados. Prescindiendo, pues, de ellos y deteniendo aqui el analisis, tendriamos por 10 menos dos enunciados de equivalencia discutible
(que de paso vamos a representar por slmholos, para el caso de que la
brevedad hiciera conveniente el uso de estos) :
IS1 :
itir
de
tes,
zos
nos
&
Si
L!1
el
ece
nos
los,
tes.
ltento
son
Relacion
de los hechos
Si los hechos
ambiguos.
con sus antecedentes.
son posibles
en mas de un sentido.
Mejor:
si los posibles
Esta cuestion
podria
limitarse
al pasado
(si el pasado pudo ser de otra
manera que como fue), al presente
(?) y al futuro
(si el futuro es amhiguo);
y aun variarse de olras muchas maneras.
�A menu do hab1aremos de estos problemas como de uno solo
(D), sin distinguirlos mas que en 10s casos especia1es en que convenga
a la discusion.
§ 25. Va adjunto el cuadro de los problemas que hemos aislado
como problemas distintos 0 que podrian serlo. Llevan respectivos
simbo10s, que he creido conveniente adoptar para 10s casos en que la
brevedad pueda exigirlo (e11ector agregara menta1mente los simbolos
de 10s problemas con retroaccion) (1).
El result ado de este analisis preliminar ofrece un aspecto mmucioso y escolastico. Sin embargo, era indispensable. Despues, la continuacion del mismo analisis matizara toda esa geometria, estableciendo
las re1aciones, 1as transiciones, 1as penumbras y hasta 1as confusiones,
porque para pensar bien hay que hacer como el dibujante que traza
primero el contorno, y despues, con el claroobscuro, completa, y
atemia la rigidez falsamente precisa del esquema inicial.
Pero antes tenemos que detenernos para mostrar como y hasta
que punto se han confundido los problemas en 1a discusion, en todas
las epocas, y, parece osado afirmar esto pero es exacto, por casi todos
10s pensadores. Tal es el objeto del libro II de esta primera parte, en
el cual vamos a entrar ahora y cuyo resultado justificara abundantemente la prolija suti1idad de nuestras distinciones iniciales.
§ 26. Los problemas que hemos distinguido por un analisis
sencillo, han sido tratados de hecho en la filosofia como si fueran uno
solo, 10 que ha mantenido la confusion (Introduccion, I). Cierto es
que se han intentado distinciones, pero incomp1etas 0 inconsecuentes,
sin que e1 pensamiento de 10s escritores haya podido 1ibrarse nunca
de la polarizacion di1ematica impuesta por 1as dos tesis primordiales:
"libertad" versus "determinismo".
Invitamos a1 lector a hojear con nosotros algunos libros, tomando10s casi al azar e indistintamente entre escritores del mas diver so
valor. Encontraremos 1as confusiones en todos, desde 10s simples vul(l)
Esta encuadernado
en tal forma que la pagina pueda mantenerse
abierta y a la
vista durante
la lectura
de toda la parte siguiente
de la obra, en que necesito emplear
10s signos con profusion.
Mucbo bq dudado
sobre la conveniencia
de adoptar
estos sim·
bolos:
pero, sin elIos, seria necesario
emplear
tantas palabras
para bablar
con claridad,
que el esfuerzo exigido al lector hubiera sido aun mas ingrato.
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por
�garizadores hasta los espiritus originales. Y este analisis, preciso para
aclarar nuestras ideas sobre los problemas de la libertad, nos pre·
parara para abordar su discusion.
Las confusiones son de divers as clases 0 aspectos. Algunas de elias
son tradicionales, clasicas, hasta el punto de haberse organizado en
problemas: creaciones historicas y no logicas; problemas espurios de
la libertad, cuyo enunciado ya encierra en si mismo, 0 sugiere, por
equivoco, la confusion. Las otras son las <;,onfusionesinnominadas.
Unas veces, hay altern ancia de dos 0 mas problemas: el autor pas~
de. uno a otro, en el curso de la discusion, sin notarlo, y se pueden
senalar esos cambios con la mayor facilidad. Otras veces la confusion
es simultanea, por una mezcla grosera de sentidos. En este caso, to·
davia, no es dificil descubrir y demostrar el equivoco. Mas 10 es cuando,
por ser el equivoco sutil y continuo, nuestra inteligencia percibe como
un tornasoleo de sentidos distintos, y, si bien puede con relativa facio
lidad determinar cuales son estos, no puede delimitarlos bien. Basta
hay casos en que el mismo autor, sea por las definiciones que admite,
o por el metodo que resuelve seguir, crea la confusion, 0 la hace
nccesaria.
EI capitulo I, que sigue, trata de los problemas espurios de la
libertad; y despues se entra en materia, examinando confusiones de
todo genero sobre la materia viva de los textos.
§ 27. Los verdaderos problemas de la libertad son, sin perjuicio
de sus relaciones, distintos entre S1, Es cierto que, como ya 10 expli.
camos, la solucion positiva 0 la solucion negativa de algunos de elIos,
implica, a veces, la solucion de otros; asi, por ejemplo: si el espiritu
agrega ~lgo alas caus;s de accion puramente corporales (afirmativa
del
claro es, a fortiori, que el hombre agrega algo alas causas de
accion del mundo exterior (afirmativa del L@ ; pero la reciproca no
seria verdadera, y seria perfectamente posible que, representando el
hombre una fuerza dentro del universo (afirmativa del L@), sin
embargo, dentro del hombre, la conciencia fuera solo algo positivo
(negativa del @). Con igual facilidad se distinguen otros problemas.
En resumen: se trata de problemas logicamente aislables, que deben
separarse para la discusion, y que son, ademas, problemas reales, que
admiten ser planteados, resueltos, en su caso, y, si no, por 10 menos
entendidos y discutidos claramente. EI mal ha estado precisamente en
que no se haya hecho asi.
CID,
�Pero los que yo llamo problemas espurios de la libertad, se encuentran justamente en el caso opuesto: en vez de ser problemas
reales que no se han planteado clara e independientemente, son, al
contrario, problemas que se han planteado y discutido de hecho, sin
que hubiera debido hacerse asi, porque se trata de problemas que no
son reales, que no tienen sentido, 0 que implican confusion 0 ambigiiedad en los terminos, etc. De manera que, en cuanto uno de ellos
se plantea expresa 0 tacitamente, ya la confusion es forzosa.
Como ejemplos de estos problemas espurios de la libertad, citare
los dos mas vulgarizados.
§ 28. El primero de ellos es, empleando los terminos en que
habitualmente se 10 presenta, el de saber "si el hombre se determina
siempre por motivos". Si la afirmativa fuera verdadera, tendrian razon
los partidarios del determinismo contra los de la libertad; y al contrario. Otras formulas, mas 0 menos corrientes: "si dependemos de los
motivos"; "si somos esclavos de los motivos", 0 si nuestra voluntad
10 es; etc., etc.
Este problema aparece, y su discusion se mantiene, debido a un
estado de espiritu confuso; en efecto: por motivo, puede entenderse,
y entienden los autores, ya el hecho exterior, objetivo, que es tornado
en consideracion por el sujeto, ya las ideas, raciocinios, y en general,
estados subjetivos por los cuales este toma en consideracion a aque!.
Asi, puede decirse, en un sentido, que el motivo de mi huida fue la
aparicion de una serpiente, 0 bien, en otro, que el motivo fue mi percepcion, 0 en general, todo el estado subjetivo. Ahora bien: en e]
primer sentido, el problema de si el hombre obra por motivos, equi.
valdria a preguntarse, aunque en forma confusa, indirecta y obscura,
si el hombre depende en absoluto del mundo exterior (L <ED ) _ Y, en
el segundo caso, hay que tener en cuenta que los motivos en senti do
subjetivo, ideas, raciocinios, etc. (1), forman parte del hombre: son e]
hombre (parte de eI) ; 10 que nos indica que, en este caso, no se piensa
realmente en el hombre, sino en su voluntad, 0 en su personalidad,
0, en general, en una parte 0 aspecto mas 0 menos claramente delimitado del hombre, considerado en sus relaciones con los actos intelectuales (2). Lo que se discute entonces es uno de los problemas © ,
obscuramente concebido.
Las mismas ambigiiedades, acrecidas, se comet en cuando se discute
(1) Se sabe que algunos hacian entrar,
entre los motivos, los estados afectivos;
10s distinguian
con el nombre de m6viles, etc.
(2)
0 inteIectuaies
y afcctivos, en el segundo caso de Ia nota anterior.
otros
�ennas
al
sin
no
lbi10s
[ue
na
6n
>DLos
ad
"si el motivo mayor pre domina siempre". En este caso, la ambigiiedad
no se produce s610 a proposito de la palabra motivo, sino tambien de
la palabra mayor, confundiendose e1 punto de vista objetivo y el subjetivo en la apreciacion de la fuerza 0 importancia de los motivos.
Son, ya, varias confusiones; pero todavia hay la siguiente: cuando
nos preguntamos si el hombre obra por motivos, podria entenderse
que se trata: no ya de motivos exteriores al hombre (primero de los
casos referidos) ; no ya, tampoco, de motivos como ideas 0 sentimientos
con relacion a la voluntad (que era la segunda acepcion) ; sino de todo
motivo, en el senti do general de causa u otro analogo, en el cual caso
ya nos pasamos a los problemas de actos, preguntandonos si los actos
del hombre tienen 0 no motivos 0 razon de ser; si se explican por
todos sus antecedentes; y estamos en el problema D.
El que plantea la cuestion en esa forma, discute, pues, en globo,
tres cuestiones separadas, por 10 menos: (L @, un
y &).
No quiero decir que, gracias a un esfuerzo sobrehumano de refi·
nada y constante distincion, no pudiera llevarse adelante una discusion
semejante, en logica estricta; pero, en la practica, en cuanto aparece
nuestro problema espurio, todo esta perdido.
©
§ 29. El segundo de los problemas espurios, es el de "si el
hombre depende de su caracter" ("si es esc1avo de su. caracter", "si
puede independizarse de su caracter", etc., etc.). Una de las soluciones,
como en el problema anterior, seria la tesis de la lihertad, y la solucion
opuesta, la tesis determinista; siempre concebidas estas dos tesis como
las soluciones opuestas e inconciliables de un solo problema.
Segun el senti do que se de a la palabra caracter, este problema,
o es absurdo, 0 es el enunciado obscuro de alguno de los problemas
reales.
El caracter de una persona, tal como es pensado ordinariamente,
es una simplificacion, 0 esquematizacion, para construir 0 pensar la
cual se quita mucho a la realidad ( los detalles particulares que no
entrar en la sistematizacion) y se agrega tambien casi seguramente
algo (para simetria de la caracterizacion). Claro es que, en esta
acepcion, el caracter es algo ficticio 0 ideal, y el problema no tiene
sentido.
Otras veces el caracter es pensado como una realidad, pero solo
como una parte de la realidad psicologica. Seria un conjunto de fenomenos psiquicos significativos, 0 habituales, que conocemos de una
persona, 0 que inducimos por sus actos, y que, a su vez, nos permiten
practicamente inducir sus actos futuros probables. En este caso, el
�"caracter" es una parte de la persona psicologica; y preguntarse si el
hombre depende de su caracter, es estudiar las relaciones de una parte
del hombre psiquico (el residuo, 10 que no es el caracter) con el resto
de eI, exactamente como en los problemas ©, con la sola diferencia
de que este se plantea invertido: no investigamos la dependencia 0
independencia de una parte 0 manifestacion del espiritu con respecto
al resto del espiritu, sino, al contrario, la del resto del espiritu con
relacion a la manifestacion mental que consideramos y a que damos
un nombre: diferencia puramente verbal, en el fondo.
En un tercer sentido, el caracter, si procuramos completar en el
caso dado el concepto que de el tenemos, para identificarlo con la
realidad, puede llegar a confundirse con el hombre mental mismo,
y entonces el problema es absurdo.
§ 30. Hay que agregar que, con respecto a los dos pseudo-problemas anteriores, se agrega a las confusiones seiialadas la que result a
de plantearlos y discutirlos, sin distincion, ya a proposito del hombre,
ya a proposito de los actos del hombre (§ 4).
§ 31. He aqui como plantea la cuestion de la libertad el autor
de una obrita (1) elogiada pOl' Paulhan (2), y que, realmente, con·
tiene bastantes cosas buenas, pero en la cual estan casi todas las con·
fusiones, com~ no podia menos de ser una vez enunciado el espurio
de los motivos.
"Somos, amigo lector, dos adversarios en presencia. Oye el tema
de nuestro debate, y juzganos. - Yo me que do hoy en mi casa, porque
llueve; sali ayeI', porque hacia buen tiempo; voy a comer, porque
tengo hambre; y, entretanto, hago encender mi fuego, pOl'que tengo
frio! Son Jnuchos porque lno es verdad? Y bien: yo pretendo que hay
siempre uno antes de cada una de nuestras acciones; que no haCeJIlOS
nada sin un motivo visible 0 escondido; que ese motivo es el que nos
determina a obrar; y me llamo, a causa de eso, determinista.
"Mientras estoy escribiendo, vienen a llamar a mi puerta: me
mandan una carta. Es un amigo que me invita a cO,merpara esta tarde.
lIre? Delihero; comparo el pro y el contra. La lluvia dura todavia;
he empezado un trabajo que urge; estoy bien en mi pieza ahrigada:
otros tantos motivos para quedarme. Pero, pOl' otra parte, mi amigo
se disgustara con mi ausencia; en esa comida se hebera buen vino, se
rena, se divertira uno; y ademas estoy fatigado de escribir, de permanecer sentado delante de mi escritorio: otros tantos motivos para
(1)
(2)
RENARD,
PAULHAN,
L'homme est-il libre? (Cito
La volonte.
traduciendo
de Ia segunda
edicion
de Alcan.)
�salir. Peso unos y otros como en una balanza. Han sido mas pesadoslos ultimos, y respondo que acepto la invitacion.
"Yo sostengo ahora que en todo caso semejante, en que luchan
unos con otros motivos contrarios, son los mas fuertes los que triunfan
y determinan nuestra conducta. Al hacerlo, sigo siendo determinista.
"Mi adversario dice a su vez: "Yo me he quedado en mi cuarto
como usted, y hasta Ie confesare que la lluvia no es extrana a mi resolucion; no oculto que he tenido, como usted, un motivo para obrar
como 10 he hecho; pero diferimos sobre dos puntos. Ante todo, hay
acciones a las que no veo ningun motivo. lPor que, pOl' ejemplo, se
muerde una una en este momento? Usted no 10 sabe. lPor que, de
esas dos hojas de papel que tenia usted del ante, igualmente blancas,
igualmente gran des, tomo esta mas bien que aquella? l Cual ha sido
su motivo determinante? Una vez mas: usted no 10 sabe.
"Abre usted la boca para decirme que, de ordinario, sabe pOl'
que obra. Estoy convencido de el1o. Acaba de exponerme detalladamente los motivos que 10 deciden a salir, pero es aqui donde estamos
todavia en desacuerdo. A su juicio, los motivos que 10 impulsan son
mas fuertes que los que 10 retienen. Segun mi opinion, 10 son porque
usted qui ere que 10 sean. Usted puede cambial' de decision y quedarse
en su casa; los motivos en pro y en contra seran siempre los mismos;
solo su voluntad habra cambiado. Usted compara sus motivos a los
pesos puestos en los platillos de una balanza; consiento: p'ero hay
alguien que los pesa y que con su mano hace inclinar el fiel del lado
que Ie parece. Esa es la verdad. Entre dos partidos puede usted elegir
indiferentemente el uno 0 el otro, porque tiene el honor de ser libre.
Es nuestra voluntad la que se determina ella misma.
•
"Tal es la cuestion sometida a tu juicio, amigo lector. Mi adversario se llama defensor del libre arbitrio; en cuanto ami, sostengo el
determinismo".
Se percibe el ondeo de la ambigiiedad. En algunas frases se expresa, 0 se sugiere, un problema; en otras, otro diferente; y sobre
todas £Iota como un vapor de asociaciones confusas. POI' ejemplo:
cuando se dice "pretendo que hay siempre uno (un porque) antes de
cada una de nuestras acciones", se piensa predominantemente en la
relacion de nuestras acciones con todos sus antecedentes (D); y probablemente, un poco tambien en los problemas
0 ©). Sigue la
frase "que no hacemos nada sin un motivo visible 0 escondido ... "
y todavia predomina la cuestion de la relacion de los actos con sus
antecedentes, si bien el nos sugiere tambien el problema de seres, por-
0
�que, cuando se dice que no hacemos nada sin un motivo, parece que
se tratara de motivos exteriores al nosotros @ 0 un ©). Pero en la
continuacion: "que ese motivo es 10 que nos determina a obrar", el que
se enuncia claramente es ya el problema de seres: si somos determi·
nados a obrar (se entiende: pOl' causas de accion exteriores al
nosotros); y ahora, el que esta en la inteligencia es un problema
L (el @, si pensamos en todo el hombre, 0 un ©, si, como es mas
probable, entendemos los motivos no como objetivos sino como
pensados) .
Cuando, en seguida, describe el "determinist a" la lucha de los
motivos, el autor y ellector conciben claramente un «J, y aquelllama
yo a una parte del espiritu, fuel'a de la cual estan las ideas-motivos.
Ese
parece que 10 resolviera porIa libertad, cuando emplea esta
frase: "yo peso los unos y los otros ... "; pero en seguida, y esto es
conforme con la intension del autor, 10 resuelve contra la libertad a]
expresarse asi: "estos ultimos han sido los mas pesados ... ".
©,
En cuanto al adversario, "el defensor del libre albedrio", empieza
pOl' hablar de acciones sin motivo, 10 que sugiere la solucion in deter·
minista del D (aunque puede interpretarse todo eso en otro senti do) ,
y despues, cuando dice a su contradictor que los motivos son mas
fuertes "porque usted quiere que 10 sean", que "su voluntad solo habra
cambiado", que hay alguien que pesa los motivos y despues inclina
la balanza, entonces plantea evidentemente el problema de la depen.
dencia de una manifestacion 0 parte del espiritu con relacion a 10
que no es ella: un ©, que, a estar alas expresiones del interlocutor,
seria el de la voluntad, y, a estar a su pensamiento, seria mas bien
el de la personalidad.
Y como se parte del principio de que son dos adversarios, qu~
sostienen "dos partidos" en una cuestion ("la cuestion" entre el "libre
albedrio y el determinismo"), claro es que no pueden reconocer, ni
podran ya reconocer jamas, que discuten mal; que el primero de ellos
podria, pOl' ejemplo, sosteneI' que todo acto humano tiene un motiyo,
en el sentido de que depende de la totalidad de sus antecedentes, y
aplicarse pOl' eso el nombre de determinista, sin perjuicio de estar
de acuerdo con el segundo para admitir que la voluntad no esta
pasivamente sometida a los motivos, entendiendose, portales, ideas,
o ideas y sentimientos, con 10 cual seria partidario del libre arbitrio
en su sentido mas literaL .. y tantas otras distinciones. Fatalmente,
ya es imposible pensar claro.
§
32.
En cuanto al otro problema espurio de la libertad:
el
�del caracter, -si se quiere, con la inspeccion de un solo libro, ver en
accion toda su virtud confusiva, reparense ciertos pasajes del Ensayo
sobre el Libre arbitrio, de Schopenhauer. EI ejemplo es notable, por·
que, en esa obra, el autor, habitualmente, piensa alto y firme (salvo,
siempre, las confusiones fatales), y por eso contrastan mas los para·
logismos y errores que la palabra caracter parece evocar por su sola
presencia cada vez que aparece.
Vease, por ejemplo, capitulo III, 3.° Y 4.°. EI autor se cree obli·
gada a sostener, como consecuencia de su "determinismo", que "el
caracter del hombre es invariable"; que "permanece el mismo pOT
toda la duracion de su vida"; y, en seguida, todavia, que "el caracter
individual es innato"; que "las virtudes y los vicios son cosas innatas";
todo esto, con afirmaciones del mas estrecho absolutismo: justificacion
de los proverbios exagerados vulgares: "ladron un dia, robara siem·
pre", "10 que entra con el capillo sale con la mortaja"; negacion de
las influencias educativas, etc.
Pedimos al lector repase esos pasajes, asi como otros posteriores
en que se trata del caracter (en el capitulo V, en el apendice II, etc.),
pasajes que no transcribo aqui, por extensos. AlIi se ve como las ambiguas cuestiones sobre el caracter engendran la confusion, por el
siguiente proceso.
EI autor ha sostenido que los actos del hombre son consecuencia
necesaria del modo de ser de este (0perari sequitur esse), 10 cual es
una aplicacion del principio de causalidad. Todo esto sufriria excepcion si el hombre, alguna vez, cometiera actos que no estuvieran de
acuerdo con su modo de ser; luego no los comete ; luego ese modo de
ser 0 caracter es invariable; luego nada puede modificarlo, etc. Se ve
como el paralogismo ha sido engendrado por la ambigiiedad del ter·
mino caracter, que puede querir decir, ya la manera total de ser del
ser, ya una simplificacion, esquematizacion 0 idealizacion de esa manera
de ser. Para comprender mejor esto, pongamos un ejemplo.
Supongamos que yo parto del principio de que las manifesta·
ciones meteorologicas de una regIOn son una consecuencia necesaria
del clima de esa region. Entendiendo l~ palabra clima en el senti do
amplio, el principio es verdadero. Tan verdadero, por 10 demas, que
es puramente verbal: una tautologia.
Supongamos una region como 1\.lejandria, donde las condiciones
climatericas son tales, que solo puede llover en rarisimos casos. Si yo
quisiera aplicar la anterior proposicion al caso de la lluvia en ALe-
�jandria, diria que, a consecuencia del clima de este lugar, solo puede
llover alli raras veces: es una verdad.
Pero supongamos que yo razonara asi: el clima de Alejandria es
seco pOl' naturaleza; luego, si es un clima seco, alli no puede llover.
Mi absurda conclusion depende de que he simplifieado 0 esquematizado el clima de Alejandria. Pues bien: exactisimamente el mismo
paralogismo es el que se comete cuando se dice: el canicter de tal
hombre es bueno; luego, no puede cometer un acto malo; tal hombre
es ladron, luego tiene que robar; es avaro, luego no hay que esperar
de eI una limosna, etc. "Seco", "bueno", "ladron", "avaro", son simplificqeiones. Seeo, tomado con absolutismo, seria un clima ideal (0
mejor, ficticio) de Alejandria, y no el clima real; como bueno, ladron,
avaro, entendidos a 10 Schopenhauer, son caracteres ideales 0 ficticios,
no reales, de individuos.
En realidad, hay hombres que rob an casi siempre; otros que a
veces rob an y a veces no; otros que no roban casi nunc a, y tambien
otros que no roban nunca; como hay climas en que llueve casi siempre;
otros en que llueve una veces y otras no; otros en que no llueve casi
nunca, y, tambien, otros en que no llueve jamas. Pero la asercion de
que los fenomenos meteorolOgicos dependen del clima, y la asercion
de que los actos dependen del caracter, no es mas ni menos verdadera
en unos que en otros, de todos esos casos. Puede un hombre ser bueno
a veces y otras malo, 0 mejor, obrar a veces bien y otras mal, como
hay paises en que llueve a ratos y en otros sale el sol, sin que el
principio de la causalidad, el "determinismo" (D) que Schopenhauer
sostiene en su libro, sufI'a excepcion.
El paralogismo podria continual' y agravarse, en esta forma: el
clima de Alejandria es naturalmente seco; sus manifestaciones tienen
que responder a su naturaleza, en virtud del determinismo; luego,
aunque se realicen obras, plantios, etc., no se puede modificar el clima
de Alejandria en el sentido de hacerlo mas humedo. Este paralogismo
es el de Schopenhauer, cuando niega, en nombre del operari sequitur
esse, la influencia de la educacion. Excuso demostraciones.
Asi es como "el espurio del caracter" engendra estados del mas
confuso ilogismo en las mejores inteligencias. En nuestro caso, se ve
facilmente cuales problemas han sido confundidos. POl' una parte, es
el D, el de la relacion de los actos con sus antecedentes, para el cual
adopta Schopenhauer la solucion deter.minista: esto, cuando pOl' ca·
racter se entiende el modo de ser completo y real del hombre, del
cual (mas el mundo exterior, naturalmente) dependen los actos del
�hombre. Y, por otra parte, el problema que se confunde con el, es,
como 10 explicamos antes (§ 29), un © obscuramente concebido e
invertido (si los actos del hombre dependen de una parte 0 manifestacion especial de el, que seria el canicter), y tambien (todo mezclado en un estado mental indistinto) un problema ficticio ( si los
actos del hombre dependen de una ficcion esquematica, que llamamos
su caracter).
Terminamos citando, de los mismos pasajes, esta frase en que se
ve claramente el
"Es... en el caracter innato, ese micleo verdadero del hombre moral todo entero, donde residen los germenes
de todas sus virtudes y de todos sus vicios". La concepcion del nlicleo
muestra claro el
que, en ese momento, esta en el espiritu de autor,
y que interfiere con el D cada vez que se habla del caracter.
© :. ..
©
§ 33. A veces, se trata en obras sociologicas, historic as 0 de
otra indole, del canicter nacional; y a proposito de su naturaleza,
de la posibilidad 0 imposibilidad de modificarlo y de otras cuestiones
conexas, se trata, para los pueblos, problemas analogos a los de individuos, con las mismas confusiones, alimentadas por los mismos equivocos, y todavia, por la vaguedad propia de esos asuntos.
§
34. Naturalmente: to do esto no quiere decir que la confusion
debe forzosamente producirse en cuanto se habla de motivos 0 de
caracteres. Un escritor po~ria dar un sentido claro y preciso alas
palabras, sostenerlo consecuentemente, y, por consiguiente, discutir
sin confusion. Lo que queremos decir es: 1.0 que siempre seria preferible evitar esas formulas, para no crearse dificultades artificiales;
y 2.° que en la practica, esas formulas han engendrado confusiones
pululantes.
§ 35. Bouvard y Pecuchet, que, como se sabe, eran mucho mas
inteligentes de 10 que Flaubert creia, deMan, naturalmente, discutir
"la" cuestion de la libertad, y deMan, infaliblemente, plantearla con
estas formulas. Asi cometian todas las confusiones que haMan cometido los filosofos, y no cometian ninguna que estos no habian cometido. Es sorprendente: estan los dos espurios: el de los motivos y el
del caracter; el primero, con su inevitable complicacion de los motivos
mayores y men ores :
"Y Bouvard nego positivamente el libre arbitrio.
"-Sin embargo, dijo el capitan, iYo puedo hacer 10 que quiero!
Soy libre, por ejemplo, de mover la pierna.
"-No,
senor, porque tiene usted un motivo para moverla!".
�"Bouvard 10 interpelo:
"-l emil es la causa de que no de usted su fortuna a los pobres?
"El especiero, con una mirada inquieta, recorrio toda su tienda.
"-jToma!
jNo soy tan imbecil! jLa guardo para mil
"-Si fuera usted San Vicente de Paul, obraria de otra manera,
porque tendria su caracter. Usted obedece, pues, al suyo. jLuego no
es libre!
"-Es una chicana, respondio en corD la reunion.
"Bouvard se mantuvo firme, y designando la balanza sobre el
mostrador:
"-Se mantendra inerte, mientras uno de los platillos este vacio.
Del mismo modo, la voluntad: y la oscilacion de la balanza entre dos
pesos que parecen iguales, figura el trabajo de nuestro espiritu cuando
delibera sobre los motivos, hasta el momento en que el mas fuerte 10
empuja, 10 determina" (I).
Despues de este planteamiento, si Kant, Leibnitz y Spinoza hubier an entrado en la tienda e intervenido en la discusion de nuestros
personajes, no hubieran aumentado mucho las probabilidades de llegar a una solucion clara.
La confusion fundamental de las obras, generalmente, ya se revela
en el titulo, que es casi siempre la enunciacion directa 0 indirecta de
un problema. Despues,_no hay mas que hojear casi al azar para mostrar confusiones: groscras 0 sutiles, nunca 0 casi nunca faltan, y no
siempre son raras en los grandes pensadores.
Lo que sigue es un trabajo que no terminaria nunca. Yo procurare
limitarlo a una extension razonable: nada mas que 10 indispensable
para dejar bien preparada la discusion que se hara en el libro III.
§ 36. El titulo de la obra de G. L. Fonsegrive, Essai sur le libre
arbitre (2), ya implica la confusion de los problemas, dado que el autor
se propone tratar, y trata, sin distinguirlas, de todas las cuestiones
que nosotros hemos separado. Este libro comprende dos partes: una
(1)
(2)
Edicion
Charpentier.
Cito por la segunda
1904. paginas
edicion
292 y 293.
de F. Alcan.
francesa
1896.
�historic a y otra cntlca. La segunda, en la cual nos fijaremos especialmente, se abre con una definicion previa.
A este respecto, como veremos, la actitud de los diferentes autores
es distinta: muchos prescinden en absoluto de toda definicion, y as]
las confusiones se forman solas; otros adoptan una definicion clara
que corresponde a un problema; pero despues no guardan consecuencia
y discuten mas de uno; otros definen por acumulacion, haciendo en·
trar varias cuestiones en el enunciado. La transcripcion que sigue (1)
es un ejemplo de esto ultimo.
"Antes de abordar la discusion del libre arbitrio (postula que es
una cuestion), es indispensable determinar la naturaleza y la extension
del problema (del: ya da por sentado que es un problema) ...
"Llamamos libre arbitrio al poder en virtud del cual el hombre
puede elegir entre dos acciones contrarias sin ser determinado por
ninguna necesidad". En esta frase, cuando se dice: el poder en virtud
del cual el hombre puede, se piensa fundamentalmente en el problema
L @, y 10 mismo cuando se dice sin ser determinado: es evidente
que se esta pensando en la relacion del hombre con el mundo exterior
y se entiende por libre arbitrio la independencia de aqueI con respecto a este. Pero ciertas palabras de la frase traen asociaciones del
problema D: algunas (como necesidad, y la misma palabra determinado), en la forma &, y otras (elegir ... acciones contrarias) mas bien
en la forma Lili. Y preguntar "si el hombre puede elegir sin ser d€lterminado por ninguna necesidad", ya es hablar de un modo que hace
pensar confusamente, porque, si bien, en rigor, cuando se dice ser determinado por, debe entenderse que el sujeto agente que viene despues
debe ser externo y no debe ser ni comprender el mismo sujeto recipiente que es determinado, en cambio la palabra necesidad hace
fatalmente pensar en la relacion de un acto del hombre, en su determinacion, con respecto a todos sus antecedentes. Sin continuar este
analisis se ve, pues, que esta primera frase enuncia el problema
L@, con asociaciones de los problemas D. "El hombre para ser libre,
no debe, pues, ser constreiiido por nada exterior (aqui es el problema
L, clara y precisamente expresado) ; su voluntad no debe tampoco ser
la consecuencia de su naturaleza y de su caracter, como el movimiento
de una rueda es la consecuencia del movimiento de la maquina de
que esa rueda forma parte, 0 como una £lor resulta del desenvolvimiento de su tallo". (Si esta frase tiene algun senti do, 10 que podria
discutirse ann prescindiendo de las ambigiiedades relacionadas con eI
�canicter, etc., ese sentido seria probablemente este: que los actos del
hombre no dependen de sus antecedentes 0 no pueden preverse por
ellos, aunque entre ellos se tome en cuenta al mismo hombre, 10 que
dada una solucion negativa del D (& 0 L!1) que no es consecuencia
Iorzosa de la solucion afirmativa del L
que la definicion postulaba
en la frase anterior. De manera que ya la tesis que el autor llama
libre arbitrio, comprende, por 10 menos, dos creencias, de las cuales,
o podrian admitirse las dos, 0 podria admitirse la primera sin admitir
la segunda, 0 podria no admitirse ninguna)
®
Sigue el autor: "En consecuencia, la accion producida por ellibre
arbitrio debe siempre quedar indeterminada hasta el momento de su
produccion; es decir, que la accion contraria debe siempre quedar
posible; por consiguiente, ninguna inteligencia debe poder predecir
infaliblemente la accion libre en un tiempo distinto del de su reali·
zacion; ellibre arbitrio tiene, pues, por dominio la contingencia".
Aqui se trata de acciones ("la accion producida por el libre
arbitrio" la "accion libre"), y se trata de su in determinacion absoluta;
problema D, claro.
Y sigue inmediatamente este otro parrafo: "La volicion producida
por el libre arbitrio no debe poder explicarse sino por el ser que la
produce; debe ser, pues, espontanea".
Ahora es el problema L, clarisimo.
(Sigue otro parrafo que no nos interesa citar, por el cual se
atribuye alas "acciones libres" el caracter de inteligencia, ademas de
los de contingencia y espontaneidad que ya les han sido atribuidos.)
Ahora bien: en rigor logico, un escritor tendria derecho de daJ',
para el libre arbitrio 0 para cualquier nocion, una definicion acumu·
lativa como la de nuestro autor, incluyendo en la connotacion de ella
mas de un atributo de los que no deben estar forzosamente unidos:
En nuestro caso, por ejemplo, solo se llamada accion libre a la que
reuniera las tres condiciones indicadas; y se discutiria sobre todo eso
a la vez. Pensar asi seria embarazoso, expuesto a confusiones propias
y ajenas, pero, en suma, logicamente legitimo. Tal no es, sin embargo,
la actitud mental del autor. El acumula la nocion de imprevisibilidad
o contingencia a la de espontaneidad, porque cree que son insepa·
rabIes, porque cree que la primera deriva de la segunda, como, por
10 demas, 10 dice expresamente algunas llneas mas abajo, en este
pasaje que nos sera utillsimo para mostrar un estado de espiritu que
es muy comun a proposito de esta cuestion, pero que generalmente
es inconsciente, y raras veces consciente como aqui.
�"Creemos al contr ario (de Leibnitz) que si el hombre es libre,
el alma puede modificarse por si misma, y por consiguiente que el
conocimiento perfecto de su estado presente no bastani para predecir
infaliblemente todas su acciones futuras".
Expresamente se declara aqui ("por consiguiente") que el indeterminismo (problema D) es una consecuencia de la libertad (problema L). Ahora bien: esta es confusion patente. Lo que se deduce
de la libertad en el L, esto es de que el hombre obre por si mismo,
de que sea causa de sus actos, es la imprevisibilidad de sus acciones
si se prescinde de el, 0 sea la imprevisibilidad relativa a que se
refieren los problemas L'. Pero si en vez de tratarse de esa imprevisibilidad relativa, se trata de la absoluta, el indeterminismo no es una
consecuencia de la libertad; el mismo autor, unas lineas antes, nos
decia que la volicion libre se explica por el ser que la produce; y los
deterministas dirian que precisamente por eso, porque se explica, se
puede 0 se podria teoricamente predecir.
En la misma pagina (308), insiste el autor en su confusion
expresa: "Con la humanidad entera, hacemos de la expresion accion
libm el sinonimo de accion independiente
(L). Solo que deducimos
de la independencia la imprevis;;bilidad (D) .... ", etc.
Estas ultimas citas nos mostrarian, pues, si ya el lenguaje empleado en la misma definicion no nos 10 hubiera revelado desde el
principio, que la acumulacion de mas de un problema en la definicion,
es confusion y no metodo. Entonces, despues de una definicion semejante, podra un libro traer much as cosas valiosas: erudicion, pasajes
utiles aqui y alla, buenos argumentos parciales; pero el todo sera
fatalmente, necesariamente, confuso, impreciso, falso.
Y asi es: repasamos el libro, y los siguientes pasajes nos dan una
idea del estado de confusion del autor, que pasara a ser el del quie
lea un libro de ese genero.
Pagina 311 (planteando la tesis del determinismo): "Nada es
dueno de si en el universo, nada es libre, todo 10 que sucede dehe
suceder". La estructura de esta frase presenta como equivalentes las
tres afirmaciones que contiene, en la primera de las cuales, sin embargo, se trata claramente del problema L (en la segunda, parece
que del mismo), y, en la tercera, evidente del problema D.
Pasajes como el anterior, como el que contiene la definicion, y
otros mas citados antes, se encuentran raramente, porque no es natural
en los escritores el estado de espiritu que presuponen estos saltos
bruscos de una cuestion pensada y eXIJresada claramente a otra cues-
�tion distinta, tambien pensada y expresada claramente. Lo comun es
que las cuestiones confundidas esten, no como distribuidas por capas,
sino mas mezcladas. Vease 10 que sigue (pagina 311) :
"Fatalistas,
conclusiones,
determinist as, estan,
cualesquiera
efecto: l que me importa
de
sean sus divergencias
acuerdo
sobre
las
de doctrina;
en
que la necesidad que me encadena venga
de adentro
0
exterior
por un determinismo
0
pues,
de afuera, que yo sea ligado (attache) por un fatalismo
interior?
l Estoy por ello menos
ligado ?"
Hay aqui una confusion inmensa; y el lector ya ha de estar preparado para verla: el espiritu del autor no se coloca bien, clara y
permanentemente, ni en el punto de vista de los seres, ni en el punto
de vista de los actos. Analicemos: comparando 10 que el llama fatalismo con 10 que eI llama determinismo, siente que hay algo que
queda igual en las dos doctrinas; y, en efecto, tiene razon: hay algo
que queda igual, y es el ser mi acto (mi acto; no yo) tan determinado
en el primer caso como en el segundo. Pero, como hemos explicado
en el parrafo 5, hay tendencia a hablar de actos libres y no-lib res,
y a llamar actos no-libres a los actos que se explican por todos sus
antecedentes, 0 sea a los actos determinados. El autor pasa de este
senti do, al otro sentido en que se puede hablar de actos no-libres,
esto es: al de actos no ejecutados libremente; y por esto piensa y habla
de un ser no libre, de un yo encadenado, ligado. Es claro que no
tiene sentido hablar de un ser, de un yo, encadenado por un determinismo interior; 10 que tiene sentido, es decir, que los actos de ese
yo (algunos de ellos) obedecen (por 10 menos en parte) a un determinismo interior al ser que los produce, y no puramente exterior a
el. En ese caso, el ser, el yo, es libre, y el acto es determinado. Yo, no
estoy encadenado, ligado, forzado, ni nada semejante; y el autor ha
sido llevado a emplear estas expresiones por su estado mental confuso.
Hojeando, veo pasar por las paginas 409 y 410 uno de los ©
(seria infinito citarlo todo) ; por la pagina 411, el espurio del caracter,
y subrayo esta frase caracteristica: Hay, por consecuencia, en el canicter de todo hombre, algo que viene verdaderamente de el (!). Por
la pagina 423 desfila el de los motivos, con una distincion entre la
hesitacion y la deliberacion, en que aparece la balanza, y que termina,
naturalmente, por la confusion de siempre: "Veamos ante todo si hay
en la decision algo que sea verdaderamente nuestro, y que merezca
ser llama do voluntario y libre". Demuestra que si, 10 que es facil, y
�estas demostraciones Ie producen sensaClOn de evidencia en favor del
indeterminismo, como si se tratara de la misma cuestion.
Pagina 430: " ... las conclusiones posibles son mas 0 menos probabIes, pero ninguna es necesaria. El ser razonable se siente entonces
indeterminado: es en eso en 10 que consiste la materia de su independencia y de su libertad. Despues siente que es el mismo el que hace
cesar la indeterminacion, y siente entonces el acto de su libertad".
Parrafo en que es permanente la confusion de cuestiones L y cuestiones
D, en forma tal que todo analisis seria artificial.
mga
smo
pre·
'a y
llnto
rata·
que
algo
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eil, y
Pagina 434: " ... El hombre, pues, se siente libre y se cree libre.
Rompe pOl' si mismo indeterminaciones; nada fuera de el puede rom·
perlas, porque esas indeterminaciones tienen lugar en la parte inma·
terial de su ser ... " Este pasaje es mas interesante que los anteriores,
porque, en vez de dos fundamentales, son tres los problemas que se
mezclan y que en el espiritu del autol' son "el problema" de la libertad: el L, el D, y, como se ve pOl' el fin de la cita, tambien @, 0
sea el de las relaciones de la conciencia con el cuerpo 0 con el mundo
material.
Este problema@,
como he dicho, tiene relaciones con los otros,
pero es distinto. Los autores, muy a menudo, no 10 distinguen y 10
mezclan con las cuestiones sobre libertad y sobre determinismo. EI
parrafo citado es un ejemplo. Vease este otro (pagina 449), donde
hay evidente confusion entre el mismo @ y el L: "l Cual es, pues,
la causa de que ningun hombre sensato tenga a Victor Hugo y a Newton pOl'puros automatas (el autor ha estado discutiendo el @, y todavia piensa en este problema), y de que, sobre todo, nadie consentiria en
ser tenido en concepto de tal pOl' los otros hombres? Es que todos
sentimos en nosotros algo de puramente nuestro (ahora se ha pasado
al L), el placer, el dolor, la sensacion, la imagen, la idea, y, para
nombrarlo con una sola palabra, el pensamiento".
Paginas 451-52: "Creemos, pues, poder concluir: nos creemos y
somos lib res, nuestros actos dependen de nosotros (L), nuestro caractel' entra como factor en la constitucion de nuestros actos (espurio),
y nosotros mismos, porIa
actividad racional que somos, entramos
como factores en la formacion de nuestras ideas (?), en la resolucion
de las determinaciones (el D, que predomina ahora) que sentimos en
nosotros, y pOl' eso mismo tambien en la constitucion de nuestro propio
caracter (espurio). Asi, todo 10 que en nosotros se eleva sobre las
pasividades (en oposicion de las cuales piensa e1 autor en actividad:
L) organicas y sensibles sin elevarse hasta la certeza absoluta y nece·
�saria (cuestiones D, que pasan otra vez) del conocimiento racional,
es decir, como 10 habia visto Aristoteles, el medio en que se encuentran y coinciden nuestras dos naturalezas (aqui parece que pasa algo
que tiene que vel' con el @) , todo eso forma la materia indeterminada
y c.ontingente (D) donde se ejerce nuestra libre voluntad {@)))".
Una vez mas: cuando, al analizar uno de estos parrafos, nos refe·
rimos a los distintos problemas que el autor confunde, y 10 hacemos sea
dando una explicacion, sea limitandonos, pOl' brevedad, a poneI' entre
parentesis el simbolo del problema, no queremos expresar que en esa
frase el autor piense clara y precisamente en ese problema exclusi·
vamente, y que en la frase siguiente pase a pensar en otro, y asi sucesivamente. Ya hemos dicho que este caso no es comun. POl' 10 general,
sobre todo el pasaje £Iota una bruma hecha de asociaciones de los
distintos problemas, sin perjuicio de que, a menudo, predomine en
unas partes la concepcion de uno y en otras la de otro; es como si de
un mismo lugar, pOl' ejemplo, de un jardin, se desprendiesen varios
perfumes: a veces nos vendrian todos mezclados; otras, diriamos que
pre domina el de las rosas 0 el de las violetas, sin perjuicio de sentirse
los demas; en ciertos momentos podriamos tambien decir que nos
llega uno solo... Esta comparacion, bien impropia, puede, sin embargo, hacer comprender que es 10 que pretendemos cuando, en un
punto del pasaje, anotamos el simbolo de un problema. Entiendase,
pues, todo, con cierta vaguedad, como es de buena psicologia. Lo
que queremos es, unicamente, mostrar como se tratan estas cuestiones;
que estado de confusion mental es el habitual en los que creen resolverlas y en los que creen comprenderlas.
Continuo citando: "El determinismo (pagina 508) nos parece,
pues, deber, poco menos que fatalmente, inclinarse al pesimismo ...
Un hombre bueno es bueno como una buena maquina 0 un buen
uti!, 0 si se quiere, como una planta benefica 0 un caballo excelente;
pero no es ya la causa de su bondad". Siempre a causa de la misma
confusion entre L y D, el autor saca (al fin de su frase) la consecuencia
de la solucion negativa del L (comparando al hombre a una maquina,
y diciendo que no es la causa de su bondad), y atribuira, y hani que
el lector atribuya esas consecuencias al determinismo, que en rigor
de terminos seria una teoria relativa a otro problema; y asi la confusion se mantiene a si misma, y se extiende.
Algo absolutamente igual ocurre con este pasaje (pagina 552) :
"Es claro que un determinista eonvencido, pintor, eseultor, poeta, 0
novelista, no podra representar mas que hombres esclavizados".
�§ 37. La parte historica del mismo libro, esta tambien, natu·
ralmente, llena de ejemplos de confusiones (a veces las del autor se
complican con las de los filosofos a quienes cita 0 juzga) .
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rigor
Pagina 22: "Acabamos de hacer presentir ya que Aris'toteles
acuerda al libre arbitrio una parte mas grande que Socrates y Platon.
Observa los hechos de mas cerca; esta habituado a las mas delicadas
observaciones psicologicas no menos que alas especulaciones meta·
fisicas mas elevadas. Ahora bien: es muy dificil a un observador atento
de la conciencia humana no descuhrir en ella la creencia en un poder
(pouvoir) del hombre sobre sus acciones (problema L). Aristoteles
cree, pues, en un poder (puissance) del hombre (sigue el L), en una
cierta in determinacion de los actos (el problema D, como si fuera
el mismo), en un libre arbitrio (expresion que designa a la vez la
solucion libertista del problema L y la indeterminista
de] problema
D; luego, confusion absoluta).
"Asi, no se puede casi negar que Aristoteles haya creido en el
poder (puissance) del hombre sobre sus acciones (L), en una eleccion
libre, imposible de determinar y de prever" (D) (pagina 29).
Nota. - Las confusiones del autor son, a menudo, mucho mas
groseras que las de los filosofos que analiza. Esto se ve a proposito
del mismo Aristoteles, y mejor todavia, naturalmente, a proposito de
los filosofos modernos que han pensado con mucha claridad y profundidad sobre estos problemas, como Leibnitz. Asi, cuando el autor
confunde el Leon el D, es, generalmente, pensando el L sin retroaccion, 0 con poca. Este es el caso en que la confusion es grosera .
No asi cuando se piensa el problema L con retroaccion, porque, como
ya 10 hemos sugerido en otro lugar, la retroaccion plantea el D, 0, en
todo caso, cuestiones con el relacionadas. Ademas, cuando se piensa
el L con retroaccion, decir que el hombre tiene "poder sobre sus actos", que es "el padre de sus actos" 0 "la causa de ellos", puede
implicar, en el espiritu del que asi piensa, la cuestion de los comienzos
absolutos, que es una de las formas 0 variantes del D.
Pagina 57: " ... el destino admitiria entonces (segun Seneca) una
cierta ambigiiedad (D); pero se ravisse en seguida y nos muestra la
realizacion de la condicion comprendida, tambien, en la orden del
destino, de manera que ninguna ambigiiedad (sigue el D, en su misma
forma L!h) queda subsistente. No somos, pues, independientes". (Ahora
es el L! Notese el pues, que muestra 10 enorme de la confusion.)
�Pagina 70 (resumiendo a Alejandro de Afrodisia) : "no se puede
negar tambien que haya contingencia en las cosas. Sin duda el fuego
es necesariamente caliente y la nieve fria necesariamente; pero, (,es
necesariamente como el hombre esta sentado 0 de pie? Evidentemente
no. (,Quien no ve que puede levantarse cuando esta sentado, y que
puede sentarse cuando esta de pie?" (Confusion inanalizable de las
cuestiones sobre contingencia, ya muy confusamente concebidas, con
la del poder del hombre para obrar sin causa de accion exterior en
un momento dado.)
El siguiente pasaje de la pagina 209 es muy significativo. Lo cito
por eso, aun cuando es posible que el lector, para comprender bien
mi analisis, necesitara leer el capitulo dedicado a Leibnitz: "Es, pues,
verdadero decir que Leibnitz, queriendo solamente rechazar la libertad de indiferencia, acabo por rehusar al hombre todo poder efectivo
sobre sus determinaciones". Claro es que 10 que Leibnitz suprimio (al
analizar a fondo la nocion de contingencia), no fue el poder del hombre sobre sus determinaciones, sino la ambigiiedad de esta determinacion, 0 sea su posibilidad en mas de un sentido. El autor confunde
siempre las cuestiones D y las cuestiones L, por 10 cual cuando juzga
suprimido el indeterminismo (D) juzga suprimida la libertad (L).
Excuso mas citas de esta obra, asi como emplear el otro procedimiento para mostrar confusiones que consistiria en citar separadamente pasajes en que se toman los terminos en un senti do y despues
otros en que los mismos terminos se tom an en sentido distinto.
Voy a segregar, sin embargo, una cita que va a servirnos de
ejemplo de una de las formas mas comunes de confusion.
§ 38. En el capitulo dedicado a Descartes, hay (paginas 151 y
152) unas citas de este filosofo. Entre esas citas estan los siguientes
pasajes:
"Porque ella (la libertad) consiste solamente en que nosotros
podemos hacer una misma cosa 0 no hacerla, afirmar 0 negar, perseguir 0 evitar una misma cosa".
"0 mas bien consiste solamente en que, para afirmar 0 negar,
perseguir 0 evitar las cosas que el entendimiento nos propone, obramos
de tal manera que no sentimos que ninguna fuerza fuerce (constraigne)".
Y sigue un tercer pasaje en que Descartes identifica la libertad
con el poder de obrar bien.
El autor del libro percibe facilmente que hay en Descartes confusion, porque el ultimo de los tres pasajes (el que no transcribo)
�~ro, ;,es
temente
, y que
, de las
las, con
'rior en
Lo cito
er bien
s, pues,
a libel'~fectivo
mi6 (al
~lhom.etermi'nfunde
[)juzga
Id (L).
proceparadalespues
to.
nos de
; 151 y
uientes
osotros
per-
11',
negar,
bramos
(cons-
es conlcribo)
se refiere a una cosa distinta de los otros. Llega tambien a hacer notal'
que el segundo pasaje "restringe el libre arbitrio a la ausencia de
coercion (contrainte}", y 10 juzga pOl' eso como no cquivalente al
primer pasaje, y menos amplio que el. Pero 10 que, naturalmente, no
ha nota do, es que ese mismo primer pasaje ya es en si ambiguo, y
debe, si no tal vez en rigor logico (porque podria darsele en sentido
univoco estableciendo convenciones expresas sobre el significado de
Ios terminos) pOl' 10 menos psicologicamente, provocar y mantener
una confusion. Tratemos de hacer este analisis, que es sutil y dificil,
pero muy importante, porque, como iremos viendo, la frase es tipica;
algo asi como una formula general de las confusiones mas comunes.
Si "nosotros podemos hacer una misma cosa, 0 no hacerla".
Cuestion ambigua, pOl' esto:
Al decir nosotros, ese nosotros (0 cualquier otro sujeto que se
tome para la frase: yo, tn, el, el hombre, un hombre, etc.), ese sujeto
es un ser que tiene 0 es fuerza. Al considerarlo como sujeto, adoptamos
el punto de vista individualizante, que consiste en considerar los actos
del sujeto con relacion, solamente, a los antecedentes exteriores al
sujeto (L'). Si pensaramos asi con perfecta claridad y pureza, y si nos
mantuvieramos consecuentes, esta cuestion seria simplemente el problema L', equivalente al L, y entonces, el primer pasaje de Descartes
equivaldria justamente al segundo.
Pero hay dos causas para que el pensamiento del lector, al leer
esa frase, ni piense con claridad y pureza ese punto de vista solo, ni
se mantenga consecuente en un mismo punto de vista.
La primera resulta de la ambigiiedad del verbo poder, que, en
cierto sentido, significa capacidad (grna que puede levantar cien toneladas; reverbero que puede hacer hervir un litro de agua) ; en otro
sentido, indica posibilidad 0 contingencia; y este segundo senti do 10
tiene, ya exclusivamente, ya mezclado con el anterior ( noviazgo que
puede romperse, navio que puede naufragar).
La segunda causa viene de la forma disyuntiva, que provoca la
idea de contingencia 0 ambigiiedad de posibles, y viene asi a reforzar
a la anterior. La presencia de esta idea de contingencia significa que,
ademas de la cuestion anterior, pensamos en una segunda distinta;
que al mismo tiempo que pensamos en si los actos del sujeto dependen
o no de los antecedentes que no son ese sujeto (cuestion de la libertad
de ese sujeto: L' 0 L), pensamos tambien en si los actos, de ese sujeto,
son 0 no posibles en mas de un sentido (D).
A cada momento encontraremos en adelante esta formula ambigua.
�No la inclui entre los problemas espurios, porque, en esta, la confusion
es menos fatal y podria evitarse lOgicamente; pero de hecho, es todavia mas comun que la que engendran aquellas.
§
39.
Otra clase de libro:
un "texto", el de Rabier.
La cuestion se plantea en las paginas 537 y 538 (I), Y se discute
en las siguientes. Veamos la entrada en materia:
Ya, en el titulo del capitulo (XXXIX), se ha sentado en principio
que. se trata de una cuestion. EI titulo es este: LA LIBERTAD
- CRiTiCA
DELDETERMINISMO.
Y, en la tercer a linea, se menciona "la cuestion
de la libertad". Ya queda, pues, convenido desde ese momento, que
hay una euestion que tiene dos soluciones: una que admitira la libertad, y otra, el determinismo, que el autor va a criticar.
En ese estado de espiritu, el lector lee 10 siguiente: "Pero ahora,
esa libertad (la de perfeccion), que es un fin, leI hombre tiene en SI
el medio de tender a ella? (2) Entre ella y su contrario, les eI capaz
de elegir? (Bien pronto, como se ve, nos encontramos con la formula
que acabamos de analizar hace un momento. La confusion se va estableciendo.) lO bien no puede mas que asistir, testigo inerte e im potente, al conflicto de la razon y de las pasiones, y ceder docilmente
al vencedor, sin jamas contribuir a la victoria? (Desde ese momento,
desde que se ha lei do esta frase, todo esta perdido!! Ya el lector
queda entendiendo que, en la cuestion, hay una solucion determinist a
que, en oposicion a la tesis de la libertad, sostiene que el hombre
es "inerte", pasivo, "testigo impotente ... " Ya la solucion determinist a
del problema D quedara irremisiblemente confundida en su mente
con la solucion inertista, con la solucion inertista extrema del problema L. Agreguese, todavia, que a clausula tiene pOl' sujeto a "el
hombre"; pero despues habla de la razon y las pasi~nes como de cosas
exteriores a ese sujeto que asiste, cede y jamas coniiibuye a la victoria,
10 que muestra que el sujeto en cuestion, desp~s de haber empezado
pOl' ser el hombre, ha pasado a ser una parte del hombre; seguramente
la voluntad: de modo que tambien hay confusion entre L @ y L @ ).
Sigue el autor: "He aqul el problema" (siempre uno) "TESISOPUESTAS
DELDETERMINISMO
Y DELLIBREALBEDRio"(como titulo de un §: la
confusion se confirma). "Precisemos en cuanto sea posible el objeto
(1)
ELiE
RABIER,
Le~olls de philosophie, psyehologio. 4me edition, Paris, Hachette, 1893.
(2)
Traduzro
cOl1servando
la construccion
francesa
de esta frase, que cs un solecismo
en nuestro idion13, para no alterar psicologicamenlc
cI pasaje.
�del debate. Al preguntar si el hombre tiene la libertad, queremos
preguntar si el hombre "tiene el poder de hacer 10 que no hace y de
no hacer 10 que hace" (cita de Condillac: vuelve nuevamente aquella
formula ambigua; la confusion aumenta). Pero, para mas claridad,
opongamos una a la otra (la polarizacion historic a del problema en
forma dilematica) la tesis determinista (negacion de la libertad) (el
autor, con este parentesis, cierra toda puerta para escapar a la con·
fusion) y la tesis del libre arbitrio: 1.0 en el orden psicologico 0 subjetivo, 2.° en el orden objetivo, 3.° en el orden logico.
o.cipio
RITICA
estiolt
que
liber-
1,
ahora,
: en Sl
capaz
rmula
1 esta'
impomente
nento,
lector
linista
ombre
linista
mente
I pro-
a "cl
~cosas
ctC'ria,
lezado
mente
~@).
UESTAS
§: la
objeto
1.° DESDEEL PUNTODEVISTASUBJETIVO.
Tesis determinista: DadO'
un estado del alma (motivos y moviles), no hay para la voluntad mas
que una solueion posible". (Suprimo, pOl' sencillez y brevedad, la
emmciacion de la tesis opuesta; la que he transcripto, que pretende
ser la determinista, pareee ser la negativa 0 inertista del emboite de
la voluntad planteado en su variante equivalente L' @ (1), pero con·
fundido con el D, puesto que se plantea la cuestion sobre posibilidades
en uno 0 mas sentidos. Aqui hay una cuestion muy sutil: podria emplearse la expresion del texto, en rigor, si ella quisiera decir sOlo que,
siendo la voluntad inerte, no activa, los actos de la voluntad son determinados pOl' 10 que no es la voluntad, y que, si ocurriera 10 contrario,
si la voluntad fuera activa, sus actos, como no serian totalmente
determinados pOl' 10 que no es la voluntad, quedarian, aun dado un
mismo estado exterior, posibles en mas de un senti do ; y, al decir
posibles en mas de un sentido, entenderiamos referirnos no a una
posibilidad absoluta y real, sino a esa otra aparente posibilidad en
mas de un sentido que resuha de la ignorancia 0 faha de datos completos sobre los antecedentes, como cuando yo digo que es posible
que llueva hoy, que tambien es posible que no llueva, con 10 cual nO'
quiero decir que son realmente posibles en si una cosa y otra, sino
que 10 son relativamente, para mi, pOl' faha de antecedentes. .. Pero,
aunque se pudiera, pOl' convencion, expresar asi un problema L'
cualquiera, ese sentido convencional no se sostendria un momento;
seria psicologicamente inestable. Lo que digo, tan sutil y teorico, seria
para el caso de que el autor hubiera pasado conscientemente todO'
eso; de hecho, esta de mas, pues el autor se expresa en la forma en
que 10 hace, simplemente pOl'que su pensamiento no es claro. Seguimos
citando) : 2.° "DESDEEL PUNTODEVISTAOBJETIVO.
Tesis determinista:
(1)
Pi do que se vea el cuadro, pagina
de otro modo tendria que complicar tanto
escribir iotcligiblemcolc.
68, me es necesario
referirme
a Cl a menudo;
cada explicacion
que casi me seds imposible
�'''Todos los acontecimientos futuros son, sin excepcion, predeterminados
pOl' el estado presente del Universo. - Tesis del libre arbitrio: EI
porvenir no es en su totalidad predeterminado pOl'el presente, y ciertos
acontecimientos futuros, a saber: los que dependen de la voluntad,
son ambiguos 0 posibles en diversos sentidos". Ahora el problema, "La
cuesti6n", es exclusivamente el D (enunciado &); y la confusion
queda establecida definitivamente, sin remision. El lector queda pen·sando, pseudopensando, como el autor, que la primera de estas tesis
equivale a aquella otra anterior de que el hombre es pasivo e inerte,
simple testigo, etc., 0 que, en el mejor de los casos, esta ultima es consecuencia necesaria de la primera; y ya, sobre este asunto, no podni
pensar con claridad, nevermore.
Sigue una nueva enunciacion de las dos tesis desde el punto de
vista logico, a proposito de la aplicacion del principio de contradiccion
alas proposiciones relativas a hechos futuros concernientes a la voluntad. Esta enunciacion, tomada de Aristoteles, es, como la anterior,
un planteo claro del D L]1. La confusion se consolida, si aun es posible. Despues, en los dos capitulos que dedica a "la cuestion", el autor
no hace mas que pasar de un sentido a otro de los terminos, confun.dirlos, mezclarlos, y produce el mas raro efecto el trabajo de su talento
claro, metodico y bastante esquematico, sobre esa materia confusa,
toda pastosa de confusion.
Asi, hay momentos en que discute problemas de la formula L;
pOl' ejemplo, en la pagina 579: "Cuando un hombre esta en las tinieblas, sin saber a donde iI', permanece inmovil. La luz se hace; el
ve su destino, su camino, marcha. Pero, les la luz la que ha puesto
'en movimiento sus nervios y sus musculos? Asi, el motivo hace el acto
de la voluntad, posible, inteligente; no 10 produce". Esta defendiendo
.aqui la actividad de la voluntad; trata del L @. "Pero los deterministas instan: olvidais que alguna inclinacion se mezcla siempre a
nuestras ideas, algun movil a los motivos. Ahora bien; si la idea es
simplemente representativa, la inclinacion, seguramente es motriz: es
ella la que fuerza (entraine) a la voluntad". Sigue, pues, discutiendo
la cuestion de la actividad 0 pasividad de la voluntad. Mas abajo: "los
determinist as deberian probar que la voluntad cede siempre a la indinacion mas fuerte; en el cual caso se seguira, en efecto, que la voluntad es inerte y no posee ningun poder automotor". De manera que,
aqui, el problema es, para el autor, el L @. Lo mismo en la nota de
la pagina 550, que trae esta cita de W. James: "Cuando fuerzas extel'iores obran sobre un cuerpo, decimos que el movimiento result ante
�ados
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sigue la linea de fa menor resistencia 0 de la mas fuerte traccion. Para
simbolizar el drama mental en terminos de mecanica, el determinist a
dira que la voluntad sigue la linea de menor resistencia 0 de la mayor
atraccion. Pero es un hecho curio so que nuestro lenguaje espontaneo
no sea de ningun modo compatible con esa ley. En todos los casos
dificiles, 10 que parece al agente es que esta en presencia de una linea
mas dificil que otra, y que Ie ofrecia menos resistencia, aun en el
momento en que ha elegido esta otra. EI hombre que, bajo el bisturi
del cirujano, reprime gritos de dolor; el ciudadano que se expone al
ostracismo pOl' deber, siente que sigue la linea de la mayor resistencia
en ese momento. Habla de vencer, de sobrepujar (surmonter) sus impulsiones y sus tribulaciones. Pero el perezoso, el ebrio, el cobarde,
no tienen costumbre de hablar de su conduct a de esa manera; no
dicen que resisten a su energia; que sobrepujan a su voluntad; que
dominan su valor; y asi en los demas casos". Siguen mas consideraciones en el mismo sentido, que no transcribo pOl' no hacer mas
extensa la cita, y esta termina asi: "La unica definicion de la accion
moral conforme con las apariencias es, pues, esta: la accion en la
linea de la mayor I'esistencia". Es clarisimo que aqui se trata de un
problema L; en especial, de un L ©' indudablemente el ~, que es
el que debia plantearse un espiritu que .mira las cosas desde un punto
de vista tan vital y concreto como James. RabieI', pues, al hacer esta
cita, piensa el problema de la libertad como un problema L. Lo mismo
en este pasaje (pagina 557): "De hecho, los hombres creen en su
libertad, y se atribuyen, con razon 0 sin ella, el poder de elegir entre
varias resoluciones, permaneciendo los mismos los antecedentes". Se
ve, porIa expresion, que se trata de los antecedentes exteriores al
hombre (puesto que el hombre se ha constituido en sujeto y ya no se
toma en cuenta a el mismo como antecedente de cada acto suyo) ; se
trata, pues, mas 0 menos claramente, de un L, 0, 10 que es 10 mismo,
de un L'. Y asi en muchisimos otros pasajes. Entre tanto, en otI'os, se
trata patentemente del D. Y en casi todos, de mas de uno a la vez, confusamente. Inutil hacer mas citas.
los
§ 40. La Science Positive et fa Metaphysique, de L. Liard (I),
trae un capitulo sobre "La Libertad". Vamos a recorrerlo.
En el primer parrafo (pagina 381) se plantea la cuestion: " ... En
�este caso (si la actividad consciente esta limitada a seguir el desenvolvimiento de los fenomenos en el espacio y en el tiempo, a medirlos
y a unirlos por los lazos de la causalidad y de la substancia), como la
aparicion de los fenomenos no depende de nosotros, y como tambien
se imponen a nosotros las leyes conforme alas cuales los unimos, la
impulsion y la direccion de nuestra actividad vendrian de afuera
(l como esta pensada esta ultima frase?: del sentido general de los
primeros parrafos, se desprende que con retroaccion; por consiguiente,
cuando dentro de un momenta se pasa al problema D, como vamos
a verlo, la confusion no es tan grosera. Pero, como no se ha expresado
si se piensa con retroaccion 0 sin ella, ya hay confusion forzosa y con·
siderable: ya esta sugerida allector la creencia de que hay, sobre este
problema, una teoria; teoria contraria a la libertad, que sostiene que
1a impulsion y la direccion de nuestra actividad vienen de afuera;
y 10 natural es pensar esto sin retroaccion. El lector ha pensado, pues,
en la solucion inertista del L
Sin emb argo (sin embargo: luego
10 que sigue va a oponerse a 10 anterior), verdad 0 ilusion, nos parece
que nuestra vida consciente no esta regida (reglee) de una manera fatal
(este termino fatal, rico en ambigiiedades, se entiende aqui como forzoso, necesario; sugiere una cuestion D, y, por consiguiente, ya la confusion se esta haciendo; esta confusion es menor en el pensamiento
del aut or, que piensa el L con retroaccion generalmente, pero grande
en el del lector, quien ya esta pensando mas 0 menos vagamente en la
oposicion del determinismo (D) y la libertad (L). Sin emb argo, es
posible que el lector haya entendido la expresion reglada de una manera fatal, como equivalente a reglada de una manera neccsaria por el
exterior, 10 que seria posible, en parte por la vaguedad del mismo
termino, en parte por la significacion recipiente que da a la frase
el pasivo "reglada"; en este caso, podria el lector estar todavia pensando solo en cuestiones L, pero bien pronto va a establecerse resueltamente la confusion) y que a veces se dirige (nuestra vida consciente)
hacia fines puestos (poses) por ella misma" (sigue el L) .
® ).
"l Todas nuestras acciones son fatalmente determinadas? lLas
hay libres? l Se encadenan mecanicamente las unas alas otras como
una serie continua de movimientos, en queocada movimiento nuevo es
en todo determinado por los que 10 han precedido y por las circunstancias con que va a encontrarse, 0 bien al contrario, las hay que no
tengan toda razon de ser en los antecedentes? (Ahora, si, estam08 cIaramente en el D: se discute la relacion de los hechos de la voluntad
con sus antecedentes. El autor habla de los antecedentes en general,
�de todos, y no solamente de algunos que serian los exteriores. La
confusion, para el lector, ya esta establecida.) Cuando en nosotros un
posible abstracto pasa de la potencia al acto, (,es siempre unicamente
en virtud de su ligazon con los actos anteriores (sigue el D, claro) ~ es
a veces en virtud de una razon de otro orden y de una iniciativa que
nos seria propia?" ( ... de una iniciativa que nos seria propia. Es posible, casi seguro, que el autor escriba esta frase pensando todavia en
una forma del D; pero ya, en el mismo, hay faha de precision. Y en
quien queda definitivamente consolidada la confusion, es en el lector:
ya queda este pensando y creyendo que si los actos de la voluntad
dependen rigurosamente de sus antecedentes, entonces el hombre no
puede tener iniciativa propia; y que, para poder admitir que el hombre tiene iniciativa propia, es necesario rechazar la creencia en la
determinacion de los actos por los antecedentes; y, como ellector no
piensa con retroaccion 10 de la iniciativa propia,·o no 10 piensa exclusivamente con retroaccion, esta creencia que acaba de formarse no es
ni siquiera discutible: es una falsedad grosera).
Sigue, en el aut or, una frase que muestra como el, efectivamente,
piensa ahora el problema L con retroaccion: "en el primer caso (determinismo) la individualidad humana seria una apariencia; nuestros
aetos irian a perderse (soy yo quien subraya) por lig:zones mas y mas
lejanas, en el torrente de los acontecimientos exteriores, etc.". Se mezclan las cuestiones de retroaccion (§ § 6, 20, 21) con todo 10 que se
esta discutiendo...
Pero pronto vamos a ver como ni aun mantiene
el autor consecuentemente este punto de vista, cuando piensa en el L_
l? (,Las
as como
luevo es
circunsque no
mOB claroluntad
general,
"Pero, aunque no hubiera, en el campo de la conciencia, mas que
un solo acto substraido a la ligazon mecanica de los antecedentes y
los consecuentes, ya seria bastante para revelarnos la existencia de
una causalidad no mecanica" (pagina 306). Nueva e interesante cuestion: el autor sobrcentiende en esta frase que la afirmativa es la
solucion favorable a la libertad, en la cuestion entre la libertad y el
determinismo de que se trata en el capitulo; pero se ve que es otra
cuestion: ahora se supone que el determinismo admite que toda causalidad debe ser mecanica, y que la tesis opuesta al determinismo se
satisface con que haya casos de causalidad no mecanica, aunque sean
siempre de causalidad; de manera que ya no es el D; (,de que cuestion
se trata? de una intimamente relacionada con el @. En efecto: si
la conciencia es pasiva, si no agrega fuerza a las del cuerpo, si no
desempeiia mas que una funcion constante de epifenomeno, entonces
no hay mas causalidad que la mecanica, a la que el cuerpo esta so-
�metido; si, al contrario, la conciencia es activa, esta actividad agregada
a la del cuerpo, puede, ella, no estar sometida a una causalidad de
orden mecanico, aunque estuviera siempre sometida a una causalidad,
y, por consiguiente, fuera siempre verdadera la solucion determinista
del prohlema D. Ahora esta pensando, pues, el autor, en el prohlema
@ ; pero no, 10 que seria legitimo, consider andolo como un prohlema
independiente cuya solucion seria prep aratoria como la de una cuestion
previa, sino confundiendolo con los demas que trata como si fueran
uno solo.
(Pagina 387) : "Ateniendonos rigurosamente a la ohservacion del
sujeto, la conciencia depone en favor de la lihertad: ella nos atestigua
que tenemos la iniciativa de algunos de nuestros actos (en este momento se trata clarisimamente del L, y del L pensado sin retroaccion
o con poca, porque es asi como se plantea la cuestion la conciencia.
De manera que ya la confusion es ahsoluta: el autor no mantiene el
punto de vista de la retroaccion, que hace que los problemas L se parezcan mucho al D y tiendan, si no precisamente a confundirse con el
D, por 10 menos a plantearlo 0 a hacer pensar en el. Por esto hahiamos
anunciado que el autor no mantendria su punto de vista). A cada
resolucion voluntaria, sentimos que el partido contrario al que hemos
adoptado huhiera• podido serlo igualmente por nosotros (transicion
por la cual va pasando el pensamiento del autor del L al D). Antes
de ohrar, concehimos, en efecto, como posihle uno y otro, un acto y su
contrario (ya paso al D, en su forma L!1 relativa a la amhigiiedad de
los posihles) ... el que sera preferido no nos determinara (nuevamente
el L!) mecanicamente (involucracion implicita del @) como una
bola en reposo es puesta en movimiento por un cuerpo que la choca
(se piensa el L sin retroaccion ninguna, atribuyendose a la tesis contraria a la lihertad la solucion inertista de esc prohlema) ... ;,A que
esa concepcion de la contraria de un acto, si solo este acto era
posihle? (cuestion de posihilidades: el D). ;,A que esa lucha de
razones opuestas, si la resolucion estaha predeterminada
(D)
por
estas 0 por aquellas, excluidas las otras (nadie sostiene eso; pero
no analizo esta frase por no complicar). La verd'ad es que 108
motivos no pueden terminar ellos mismos su querella, y que nosotros
Ie ponemos fin (nosotros le ponemos fin: vuelta al L) por una razon
de fuerza irresistible: nuestra lihre voluntad (el L se piensa en forma
de un ©, que es el
puesto que el sujeto, el ser a proposito del cua]
se plantea el L, no es el homhre entero sino una parte 0 manifestacion
de su espiritu: la voluntad; esto, no muy claro, a causa de la confusion
®,
�~regada
idad de
lalidad,
minista
()blema
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que hay sobre esos motivos, por no expresarse si se los tom a en sentido
objetivo 0 subjetivo
). ;,No nos basta entonces intervenir para
romper el equilibrio
?" (sigue el L), etc., etc.
§ 41. Las dimensiones de esta obra no pueden extenderse mas
de 10 razonable, y, en este momento, 10 lamento, porque 10 mas instructivo que podria hacer seria transcribir todo el resto del capitulo,
con su analisis al margen. Este analisis mio, escrito, no podria ser muy
preciso, por el tornasoleo constante de la confusion; pero iria sugiriendo y facilitando al lector el analisis mejor que el mismo haria
pensando en este plano mas hondo don de se utiliza mas alla de 10
expresable. Podemos, sin embargo, llegar casi al mismo resultado de
la siguiente manera: yo hago el resumen esquematico de esas veinte
paginas, y, en el curso de ese resumen, hago las indicaciones fundamentales; el lector interesado en ahondar estas cuestiones, tom a el
libro del senor Liard, lee atentamente el capitulo, acompanando esa
lectura con la de mi resumen, y hara cumplidamente el trabajo, que,
ya en e1 peor de los casos, seria un buen ejercicio de logica viva.
Dando, pues, ya por leido el principio del capitulo (la parte a
que se refiere mi paragrafo anterior), entramos en la pagina 388. El
autor, que esta analizando "el testimonio de la conciencia en favor
de la libertad", dice que ese testimonio nos atestigua "la accion del
yo" (L). Que "sin la libertad esa accion seria ininteligible": esto es
cierto, y aun tautologico, si se sigue tratando del problema L, y, en
efecto, en problemas L sigue pensando principalmente el autor en este
parrafo, si bien los piensa preferentemente en forma de ©' pero no
sin que, entre la oscilacion de sentidos del L @ al L
y al L @ , tor·
nasoleen tambien cuestiones D: "Supongamtts que haya en nosotros
instintos, inclinaciones, habitos, sin una potencia superior a esas ra·
zones de obrar variadas (esa potencia superior forma el sujeto de un
©' en el pensamiento del autor: se trata, mas 0 menos, de un @ ) .
Cada uno de nuestros actos sera determinado por una u otra de esas
tendencias (aqui parece que pasara el D; se trata de actos y de determinacion de actos; pero vamos a ver en seguida de que problema se
trata realmente), y la trama continua sera, con la conciencia en mas,
semejante a la red de los fenomenos fisicos ( sigue pareciendo el D. Se
vera en seguida que no es. Habra sido, sin embargo, sugerido allector) .
Entonces, ;,donde estoy yo, en ese tejido compacto. .. Se dira que 10
que me determina son mis instintos, mis inclinaciones, mis habitos, mis
pasiones, y que asi yo soy verdaderamente la causa de mis actos? Pero
para que todo eso sea mio, es necesario que yo me 10 atribuya, y
®
�l como hacerlo si yo no me distingo de ello? (El problema es, pues,
un
el L ~, pero pensando en su forma alotropica L' ~: por eso
se hablaba antes de actos; de manera que, por ahora, el autor no es
demasiado inconsecuente, ni el fondo de su pensamiento, demasiado
confuso. Sigue el parrafo con formulas de ese problema L'
(puede
convenir ver el cuadro, pagina 68): "Si todo es determinado en m!
por inclinaciones preexistentes ... " y se continua con formulas L:
"automata consciente", "espectador inerte", "acciones en que no figuro
para nada", "papel pasivo", "mis capacidades", "acciones que correrian fuera de mi", "accion de aquellas cuya produccion no me pertenece verdaderamente", que "no es mia"; pero, de cuando en cuando,
cruza alguna expresion del vocabulario del D ("accion determinada"),
y acaba el parrafo con esta frase en que se afirma la libertad (L):
accion que "emana de mi iniciativa, de mi mismo", pero que no esta
pura de confusion, como bien 10 muestra esta otra frase anterior: "si
es mia, no esta prise en la cadena mecanica de los antecedentes y de
los consiguientes ... "; se ve que aqui hay, por 10 menos, dos confusiones: la de pensar el determinismo (problema D) en oposicion con
la libertad (problema L) , y la de dar por sentado que, en caso de haber
determinismo, este ha de ser mecanico.
©:
®
En el parrafo siguiente se exponen argumentos de los "adversarios de la libertad". Primero plantea el determinismo (D), bien, salvo
una confusion posible a causa del empleo de la expresion "nuestros
motivos". Sigue esto: " ... no obramos jamas sin poder dar cuenta de
las razones que nos han determinado a ello". Nos han determinado:
cuestion sobre libertad de seres: el L, nuevamente; en especial, un
L ©, si "razones" se entiende en sentido subjetivo, como es evidentemente la intencion del escritor. Sigue, en nomhre de los adversarios
de la libertad, distinguiendo el determinismo psicologico del mecanico,
con 10 cual se tiende a aclarar una confusion que se habia producido
antes. Se pasa a la cuestion de los motivos (paginas 390 a 391). Hay
grandes confusiones, como esta: "ella (la voluntad) es determinada
en el senti do en que se resuelve": ellector esta ya bien preparado para
notar, sin indicaciones, que aqui se aplican a un ser (aunque sea
abstracto) 10 que se ha supuesto 0 inferido para los actos.
Despues de concluir la argumentacion de los adversarios de la
libertad, el autor entra a conciliar los dos sistemas. Viene, entonces,
una parte debilisima del capitulo (paginas 393 y siguientes). Primero,
se sugiere que, en las epocas en que la historia "se desenvuelve con
lenta regularidad", no hay libertad, en tanto que cuando su curso
�Ie peruando,
ada") ,
I (L):
lr: "si
s y de
confu)n con
haber
adver, salvo
lestros
nta de
nado:
aI, un
viden:sanos
anico,
lucido
. Hay
linada
) para
le sea
onces,
mero,
e con
curso
regular se interrumpe y perturba (revoluciones), se revela una espontaneidad que se pone de traves en la corriente, en apariencia fatal,
de los acontecimientos, para cambiar su curso". Es como si se pensara
que los terremotos 0 los cataclismos geologicos, son fenomenos menos
"determinados" 0 mas "lib res" que el desgaste de las montaiias 0 las
formaciones aluvionicas. En seguida, parece sugerirse que aun aquellos
actos bruscos son determinados; y se concluye con esta frase: "No es,
pues, en el desenvolvimiento de la humanidad a traves de las edades,
donde hay que buscar la libertad" (pag. 395). Y, con esto, empieza
un paralogismo curiosisimo, que lleva al autor, defensor de la Iibertad, a irla negando, restringiendo cada vez mas: "l La encontraremos en el circulo mas restringido de nuestras relaciones con los
otros hombres, en la historia individual? Tampoco" (395); y siguen,
despues, otras restricciones.
Llamo la atencion sobre la interesantisima psicologia de ese paralogismo. Depende la confusion fundamental, de oponer (confundiendo
L y D) libertad 0 determinismo. Como eL autor, a medida que pro/undiza, va /undando mas hondamente eL determinismo
de Los actos, se
cree obligado a ir restriJngiendo La Libertad de Los seres.
A veces, para mayor confusion, cruza el @: "Se ha hecho consistir a veces la Iibertad en el poder de modificar los movimientos que
tienen lugar en nuestro organismo". Parece evidente que el sujeto de
esa frase es la conciencia. Y es efectivamente ese problema @ el que,
un momento despues, sale a £lor de pensamiento y viene a compIicar
mas de confusiones la solucion que el autor ofrece al fin. Veamos
como:
"De ordinario no se presta una atencion suficiente a ese poder de
las ideas; es, sin embargo, un hecho considerable en la historia de
nuestra vida mental, y es quiz a por haberlo desconocido y despreciado,
por 10 que numerosos sistemas han seguido un camino falso a pro posito de la cuestion que nos ocupa. Es inevitable equivocarse sobre la
libertad, negarla 0 desnaturaIizarla, si no se ha determinado de antemano todo 10 que constituye su materia. Mostremos, pues, desde luego,
que la idea tiene por si misma una potencia espontanea de realizacion"
(paginas 309 a 400) .
EI pensamiento del autor sigue, ahora, una marcha que importa
una doble confusion, que es quiza, desde nuestro punto de vista, la
mas interesante de todo el capitulo (400 a 404. Desearia que se leyeran
con atencion esas cinco paginas).
La primera confusion consiste en esto: el autor demuestra (bien,
�y con hechos bastantes)
la realidad de esa "potencia de realizacion"
de las ideas. Pero se ve claramente que eI no se da cuenta, 0, en todo
caso, no tiene presente en ese momento, que esa conocida ley psicologica de la tendencia de las ideas a realizarse, ley formulada y comprobada en el plano de la ciencia experimental, no implica solucion
alguna del problema
y puede adaptarse, tanto a la hipotesis de
la conciencia activa, como a la hipotesis de la conciencia no activa
(vease § 17). En el primer caso, esa potencia 0 fuerza de las ideas
es una manifestaciol1 de la actividad de p (fig. 4, pagina 60) ; en el
segundo caso, es manifestacion de la actividad de 0 reflejada en p
(fig. 3, pagil1a 58). El estado mental en que el escritor conduce la
discusion, 10 lleva a ir tomando las pruebas de la tendencia de las
ideas a realizarse, como pruebas 0 signos de la influencia activa del
espiritu sobre el cuerpo. Si el lector examina la conclusion final del
capitulo (fundamentalmente en la pag. 404), notara la accion para10gizante de esa confusion.
CID,
Y la otra confusion (cuando hablo de dos confusiones, y en todos
10s casos analogos, ya 10 he dicho, esquematizo. La expresion false a
el pensamiento, y el que comprende tiene que restablecerlo. Lo que
hay en nuestro caso es un tornasoleo ondeante de acepciones y conclusiones que se cOl1funden), COl1sisteen ir estableciendo una solucion
(libertad) del problema L, y servirse despues de esos hechos y arg mentos para dar por establecida una solucion (indeterminismo) del
problema D. Vease: "Nosotros estamos siempre en relacion con (no us
tenons it,) el exterior por las impresiones que nosotros (expreso y
subrayo los pronombres personales) recibimos de el incesantemente,
y por las inclinaciones que a el nos llevan (portent); sin embargo,
nosotros estamos lihertados de el". Continuamente nosotros: el problema de seres. "Terminada la crisis de que bablamos (reflexion sobre
las inclinaciones, que transform aria el mecanismo de finalidad) nosotros nos pertenecemos verdaderamente, porque podemos entonces
conferirnos la ley de nuestro desenvolvimiento". Sigue la formula del
L. Complicacion: si se pensara con retroaccion y profundamente, podria ser el it, en la relativo a los comienzos absolutos; de manera
que se va pasando mentalmente al D, pero sin mas bases que los
hechos y argumento que fundaron la libertad en el L). Sigue desarrollandose la demostracion, y su conclusion es esta: "Por la reflex ion
pasamos, pues, de la necesidad a la contingencia" (D!).
La contingencia sale aqui como de una boite it, surprise. Ninguno
de los hechos anteriores la supone; ninguno de 10s argnmentos an-
�·,
CIOn
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todo
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ucion
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Irgo,
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ponera
los
desKion
teriores la prueba. POl' una parte, puede el sujeto ser causa de sus
actos, sin que estos sean contingentes; pOl' otra, la existencia de la
causa final como /en6meno psicol6gico es tan compatible con el determinismo, que 10 seria con el determinismo puramente mecanico que
habria que admitir si se admitiera la solucion negativa del problema
@, en el cual caso, senciHamente, cierta actividad de cierto elemento
nervioso se manifestaria psicolOgicamente como concepcion de fines,
como voluntad de realizarlos, etc. Pero el lector que no haya hecho
las distinciones necesarias (y no las hace quien no haya empezado
pOl' distinguir bien los problemas) cae fatalmente en la confusion del
autor.
Esta continua hasta el fin del capitulo.
~ 42. La obra Le cerveau et l'activite cerebrale de A. Herzen (1) ,
trata estas cuestiones (no hay que decir que como una sola), especialmentc en el capitulo III y en el apendice de la segunda parte.
La definicion inicial es esta (pag. 156): "POI' liberal moral,
interior (de otro modo Hamada libre arbitrio), se entiende una
"facultad" que permitiria al hombre quercr una cosa mas bien que
otra, independiente de toda causa 0 motivo, externo 0 interno, que
venga a determinarlo a tal 0 cual resolucion 0 decision".
Nada mas interesante que el analisis de esta definicion. Es completamente ambigua y engloba cuestiones L y cuestiones D es una
confusion tal, que el que deja pasar la frase sin critic a ya esta condenado a no pensar claro.
"Que permitiria al hombre (se trata de un ser)...
querer
.
independientemente
de toda causa. .. que viniera a determinarlo
";
esta frase, csqueleto gramatical de la definicion, es la expresion del
problema L @; sahel' si un ser, el hombre, es independiente de causas
que dehen ser entendidas como causas que no son el homhre, puesto
que se dice que viniera a determinarlo. Se piensa, con motivo de tales
expresiones, en el problema L @.
Pero, pOl' otra parte, estas expresiones: "una cosa mas hien que
otra", "tal 0 cual resolucion 0 decision", sugieren cuestiones D sohre
la contingencia 0 posihilidad en mas de un senti do de esas voliciones,
resoluciones 0 decisiones; de esos aetos del homhre.
�Y aumentan mucho mas todavia la confusion, estas expresiones:
"causa 0 motivo, externo 0 interno".
Prescindiendo de la ambigiiedad ya analizada, del termino "motivo", he aqui como agrava la confusion el termino "interno":
En primer lugar, no se sabe si causa 0 motivo interno sera fisiologico 0 psicologico. Podria entenderse una u otra cosa. Si es fisiologico,
entonces se supone que los libre-arbitristas postulan actos independientes de las causas d"e accion organicas, las cuales, entonces, solo
pueden ser resultado de la actividad de una conciencia que no estara
limitada a ser un simple epifenomeno, con 10 cual se involucra el
problema @: cierto es que el que admita la solucion afirmativa
del @, admite la afirmativa del L @; mas no al contrario; esto, no
10 distingue el lector, de manera que es una nueva confusion. Si se
piensa esa causa 0 motivo interno como algo psicologico, sera un
estado de conciencia (probablemente de orden intelectual), y, como
se dice que ese motivo 0 causa viene a determinar al hombre, se 10
pensara, a causa de la estructura de la frase, como algo que no es el
hombre; luego, por "el hombre", se tiende a entender, no todo el
hombre, propiamente, sino una parte del hombre (puesto que se habla
de algunos de sus propios estados de conciencia como de algo que
viene a determinarlo, de algo con respecto a 10 cual es independiente)
de donde la confusion entre el problema L @ propiamente dicho
yun(Q).
En segundo lugar, como no se sabe bien de que manera ha de
entenderse esto de ser determinado por causas internas, result a que,
ademas de la tendencia psicologica de que acabamos de hablar, 0 sea
de la tendencia a pensar un (Q), la expresion produce otra tendencia:
la de pensar, no en el ser, porque no es natural pensar 0 discutir sobre
la dependencia de un ser con relacion a si mismo (en nuestro caso,
a una parte de si mismo), sino en sus actos, porque es a estos a los
que result a natural considerar en relacion con toda clase de causas,
tanto las exteriores al ser como las interiores a eI (que son parte de
el). Nueva causa psicologica para pensar cuestiones D.
iY esto no es mas que un analisis grueso!
§ 43. A cada momento siento la necesidad de interrumpir
exposicion para insistir sobre esto:
mz
Los analisis, en la forma en que Los hago, en la forma en que
forzosamente hay que hacerlos por medio del lenguaje, esquematizan,
y presentan el estado mental de confusion, distinto de lo que es en la
realidad psicoLOgica. Cuando yo muestro que una frase, como la an·
�led. fisio,siologico,
indepenIces, solo
no estara
olucra el
firmativa
; esto, no
on. Si se
sera un
y, como
re, se 10
no es el
todo el
se hahla
llgo que
tldiente)
te dicho
'a ha de
IIta que,
ar, 0 sea
Idencia:
~ir sohre
:ro caso,
os a los
causas,
>arte de
en que
natizan,
gS en la
, la an·
teriormente analizada, se entiende en dos sentidos, como tengo forzosamente que expresar de un modo claro cuales son esos dos sentidos,
y explicarlos separadamente, tiendo a sugerir la creencia de que la
persona en cuya inteligencia esta la confusion (autor 0 lectores), piensa
con la misma claridad las dos significaciones, y piensa cada una indio
vidualmente,
aunque piense las dos al mismo tiempo. Tambien se
sugiere la creencia de que la confusion que ha de resultar ha de ser
una determinada, la misma para el autor y para cada lector y para
cada momento. Todo esto es falso y grosero. Ante todo, si bien es posible y no muy raro el caso de que se confundan dos 0 mas significaciones que se piensan clara mente, 10 mas frecuente, 10 mas psicologico,
es que no suceda asi: de hecho, las significaciones estan cancebidas
de una manera indistinta, incompleta; para hablar con mas exactitud,
10 que se confunde son las tendencias a pensar de uno u otro modo.
Despues, ni siquiera es propio decir que estan las dos significaciones
mezcladas: pasa aqui, en estos casos mas complejos, algo que W. James
nos explicaria muy bien; algo como aquel caso de las sensaciones, en
que decimos erroneamente que dos 0 mas estan mezcladas, cuando
10 que hayes otra sensacion parecida a una y a otra. EI psicologo
supo ver, y el escritor supo explicar que, cuando saboreamos el cafe
con leche, no experimentamos
dos sensaciones adicionadas: el gusto
a cate mas el gusto a leche; sino un estado de conciencia, el gusto a
cafe con leche, que se parece algo al del cate, que se parece algo al de
la leche, que recuerda el gusto del cafe, que recuerda el gusto de la
leche, pero en el cual seria ficticio distinguir los dos sabores. En
nuestro caso, que no es mas que la aplicacion de 10 mismo a psiquismos
mas elevados y complejos, habria que mostrar como, cuando se habla
de personas que piens(JJ1,una expresion 0 frase en mas de un sentido,
que confunden
dos teorias, etc., frecuentemente
el lenguaje nos
tr.aiciona, pues 10 que hayes un estado mental confuso, del cual, decir
que contiene las distintas concepciones, es tan ficticio como decir que
el sabor del cate con leche contiene el sabor del cate y el de la leche.
Finalmente, tratese del escritor 0 del lector, la confusion real, la confusion psicologica, no es igual a la que obtenemos nosotros por el
analisis reflexivo del significado de las frases: la confusion psicologica
no se superpone a la confusion 16gica; la confusion de hecho, no es
generalmente
la confusion en que se incurriria si, perdoneseme la
paradoja, confundieramos como seria razonable hacerlo. Por eso, un
lector dado confundira a su modo, y otro lector confundira al suya,
y aUn un mismo lector podra confundir de modos diferentes segun
�Los momentos. Solo el que comprenda bien todo esto, tendriL bastante
perspicacia para no ser victima de nuestro esquematismo y suficiente
benevolencia para no reprocharnoslo.
§ 44. Despues de aquella definicion, el autor ya no podra
pensar sino confusamente. Asi es: abre la discusion con esta afirmacion
absoluta: " ... nuestro punto de vista cientifico nos obliga, como consecuencia lOgica inevitable de todo 10 que precede, a declararla
(a la libertad) una ilusion". Desde este momento, ya quedara entendido que el sentimiento de la libertad es ilusorio; y, como el autor
ha confundido los dos problemas, se pensaran como falsas la solucion
indeterminista del D y la libertista del L, sin discernirlas, y como ilusorios la creencia, sentimie~to, idea, conciencia, etc., del indeterminismo, y la creencia, idea, sentimiento, conciencia, etc., de la libertad;
estado mental ilegitimo, pues si bien podria haber ilusion en ambos
casos, como podria no haberla en ninguno, tambien podria haberla
en un caso y no en el otro.
" ... cientificamente hablando, la libertad consiste en poder seguir
sin obstaculos Las leyes de nuestro propio ser" (pag. 157). Esta frase
puede entenderse de tal modo que resulte absolutamente exacta. Pero,
a causa, por una parte, de su estructura (por tener un sujeto), y a
causa, por otra parte, de uno de los terminos (seguir), da lugar a un
modo de entenderla que es el mas frecuente de hecho, y cuyo analisis~
es muy interesante:
Si se dijera que los actos de un ser se explican por las "leyes de
ese propio ser" (combinadas, naturalmente, con las leyes del mundo
exterior), hablariamos un lenguaje bastante claro, y hariamos una
afirmacion relativa al problema D, una afirmacion determinista, que
solo diferiria de la forma en que se expresa esa tesis en el enunciado
de ese problema, por el uso del termino leyes (hablar de explicar pOl'
leyes, en vez de hablar de explicar pOl' fenomenos antecedentes):
aunque este termino, tal vez, introduce alguna complicacion, estamos
claramente en el susodicho problema D, y ni tenemos tendencia a salirnos de el, ni contrariamos con ninguna de nuestras expresiones la
tendencia del lector a ponerse en el punto de vista de ese problema.
No asi nos expresamos como nuestro autor: se habla de "seguir leyes",
y, cuando se habla asi, se sugiere la idea de un ser que obedece a
algo exterior a el; pOl'consiguientc, de un ser sometido, obligado, constrenido; de un ser pasivo; de un ser no libre en el sentido L. Las leyes.
que no deberian ser concebidas sino como proposiciones que presumen 0 ensenan como ocurren los hechos, son concebidas como potencias
�podra
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no conclararla
lenten1 autor
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blema.
leyes",
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" consIleyes.
presu:enClas
que hacen ohrar (recordar a Comte y todo 10 que tienen de sensato
y justo sus explicaciones sohre el estado metafisico). EI mismo estado
mental hay en el autor (sin duda que podria logicamente no haherlo;
pero psicologicamente, 10 hay: se ve, se siente) cuando continua su
frase asi: " ... 10 que no es ahsolutamente el podel' de dictar esas leyes
o de dirigirlas, como se 10 figuran los defensores del lihre alhedrio".
Acostumhrado como estoy a analizar la psicologia de los autores que
escrihen sohre estas cuestiones, me hastan esas frases para prever
con seguridad de acertar que un "determinista" de esta clase, hecho
determinista fundamentalmente pOl' argumentos del D, pero que confunde el D con el L, ha de creer justificada pOl' esos argumentos la
solucion negativa (inertista 0 antilihertista) del L, no solo con retroaccion (si llegara a pensar asi), sino tamhien sin retroaccion, en
esa forma en que es grosera y evidentemente falsa. Asi sucede, en
efecto, y recomendamos la lectura de esa segunda parte, con su
apendice, como un huen specimen de la psicologia de estas confusiones:
en ciertos pasajes, el auto I' defiende la lihertad en el senti do L; pero,
en otros, 10 lleva a comhatirla en confusion de L con D, pOl'que sostiene
la tesis determinista en este ultimo, y no la distingue de la solucion
antilihertista del primero, ni, dentro del primero, distingue entre el
L simple y el V. Asi, en tanto que en la pagina 159 explica como legitimo el sentimiento de nuestra lihertad (L), porque alIi esta pensando
directamente sohre los hechos y no arrastrado pOl' teoda, ya en la pagina 160 -la siguiente- empieza su pensamiento a tomar una marcha
que 10 va a llevar a una actitud contraria: el proceso (dehe seguirselo
en la ohra) es este: cita el argumento de los "sostenedores del lihre
alhedrio" hasado en la coneiencia de la lihertad, y, al suponerlo enunciado pOl' ellos, Ie da una forma tal que "lihertad" querria decir
principalmente la solucion indeterminista del prohlema D. Naturalmente, el autor, contrario a esa solucion, pasa a mostrar que ese sentimiento no tiene ni la universalidad ni la autoridad que se Ie atrihuye;
y, en el curso de la discusion, se ve hien como suhsiste, continua 0 pOl'
10 menos intermitentemente, la involucracion de L y D; ejemplo: esta
frase ". .. pero no se desprende en manera alguna que pucda camhiar
de decision sin una causa que se la haga camhiar", hase que se piensa
amhiguamente, pues, pOl' una parte, sugiere la cucstion de la relacion
causal de los hechos y sus antecedentes (D), y, pOl'otra, como se hahla
de "causa que se la haga camhiar (la decision; al homhre), se piensa
en el L; y el resultado es que cuando, concluido ya ese capitulo, entra
el autor (apendice, que empieza en la pag. 173) a mostrar que es "10
�que mantiene la ilusion del libre arbitrio", esta en un estado mental
en que declara ilusorio al "libre albedrio", no solo en uno de los sentidos que eI da a ese termino (indeterminismo en el D), sino en el otro
que tambien Ie da, a saber: libertad en el L, y aun sin retroaccion.
Ellector seiialara facilmente frases y pasajes; yo cito aqui solo la mas
caracteristica (pag. 174): " ... y, mientras mas crece la importancia
del acto, menos se admite la libre decision del individuo; siempre se
reconoce mas la eficacia de los motivos exteriores". De los motivos
EXTERIORES: el autor, contrariamente a 10 que sostuvo en otros pasajes,
identifica ahora el "determinismo", su tesis, con la afirmacion de que
el hombre depende de causas de accion exteriores; de 10 que no es el
hombre. [Recomiendo tambien el parrafo en que esta esa frase, como
ejemplo de la confusion entre el punto de vista de los actos y el de
los seres (§ § 4, 5, 6) : vease como se piensa en seres determinados por
si mismos (serianlo sus actos; no los mismos seres), y cuan confusamente se piensa a causa de ello.]
Otra frase digna de citarse hay mas adelante: " ... asi la psicologia fisiologica no ha lIegado todavia al conocimiento de la relacion
constante entre la organizacion especial de cad a individuo, las influencias que 10 hacen obrar (yo subrayo) y las reacciones que de aqui
resultan".
Pero 10 mas caracteristico de todo, en el mismo sentido, seria ver
tt
como acaba el autor por transcribir y adoptar los conocidos pasajes
de Spinoza, en que se identifica al hombre que obra con la piedra que
cae, y tambien otro de Priestley, en que esta la usual comparacion con
la balanza; sin embargo, reservo estos pasajes, y suspendo aqui e)
analisis de esta obra, porque me propongo hablar en otro Iugar de
esas explicaciones de Spinoza, como tambien de una tesis de Schopenhauer (el hombre es Iibre de hacer 10 que qui ere ; pero no de
querer 10 que quiere), que tambien nuestro autor adapta y desarrolla.
§ 45.
William H.
"Todos
preSIOn, en
lidad de la
De la obra The free-will problem in modern thought, por
Johnson (1), paginas 52, 53 y 54:
los argumentos en favor del determinismo son la exdiferentes form as, de Ia exigencia teorica de la universa·
causacion (D). Si A es elegido en Iugar de B (aqui hay
�asociaciones del D L!1, porque se trata de la posibilidad 0 imposibilidad'
de los hechos diversos A y B, y asociaciones del L, porque elegir su·
pone un sujeto que elige) es necesario que haya alguna razon para
hacer esa eleccion particular (sigue un estado mental de la misma
indole), y esta razon (cruzan confusiones sobre los dos sentidos de
"razon", como pensada y como causa material de accion), sea que se
la encuentre en un estado del cerebro, 0 en las voliciones de los antepasados (esta causa puede ser la misma anterior, si las huellas de
las voliciones de los antepasados 0 de sus concomitantes fisiolOgicos
estan representadas por el estado cerebral) 0 en la coercion (constraint)
de un motivo prevalente (el espurio), es una condicion antecedente
(D, ahora en su forma LG) que determina la eleccion (a causa de este
termino interfieren nuevamente asociaciones del L) tan ciertamente
como cualquier causa fisica (asociaciones del @) determina su
efecto (D LG) .
; In·
aqui
ver
;ajes
que
I
con
Li e]
r de
cho·
, de
olla.
ex·
:rsa·
Los argumentos POSltlVOS
en favor del indeterminismo (naturalmente: siempre se piensa en La cuestion y en las dos soluciones) son
practicamente reducibles ados. EI primero es la llamada conciencia
de la libertad, "la inmediata afirmacion de la conciencia de que en el
momenta de la accion somos lib res". (Ahora es el L, claro. Y hasta se
emplea una frase: "en el momenta de la accion", que muestra que
dicho problema es pensado sin retroaccion.) El segundo es de orden
etico, y es que la libertad de eleccion (ahora veremos en que senti do )
es un postulado necesario para la interpretacion de los hechos de
nuestra naturaleza moral. Es la conviccion, en los terminos del profesor
James, de que 10 que debe ser puede ser (ahora es el D: el D~),
y de
que los actos malos no pueden ser predeterminados (fated), sino que
pueden los actos buenos ser posibles en su lugar (el D ~, claro) .
"El argumento psicolOgico en favor de la libertad es la llamada
conciencia de la libertad, 0 la conciencia de un poder selectivo y directivo (vuelve el L), en virtud del cual nosotros podemos, dentro de
limites, controlar el curso de nuestro pensamiento y de nuestra conduct a (el L, confusamente). Es un deber formarse una idea tan clara
como sea posible de 10 que realmente es el testimonio de nuestra conciencia. .. Se concedera en general que significa muy por 10 menos
esto: que en la formacion, y, por consiguiente, en la realizacion de
nuestros propositos, nosotros (se ve que ha pasado al L), como individuos psiquicos (interesantisimo: de pronto aparece el @, y se
mezcla tambien!) somos causalmente eficientes (tesis afirmativa del
L, en general). En su sentimiento de la libertad, la conciencia no
�testifica. .. (1). Testifica, sin emb argo, que el individuo es realmente
un acto mas bien que un pasivo espectador en el juego de la vida
(el L clarisimo. Notese, 10 que es muy importante, que, habiendose
al principio planteado el D, despues no se discute casi; se dicute el
L, y la impresion de evidencia que produce su solucion afirmativa,
se extiende psicoLogicamente, por la confusion, a la solucion indeterminista del D), que sus acciones son determinadas por el (el L,; sigue
aplicandose la observacion anterior) y no por medio de el (for him)
por algo que esta afuera de la propia personalidad (sigue el L', clarisimo. Planteado en esta forma el problema, deberia ser imposible
confundirlo con el D) ... Si el senti do del poder causativo es una ilusion (el autor ha hecho sentir que 10 es), como el determinismo
mecanico debe sostener ... " (2) . Etc. La p alabra determinismo, aunque
vaya calificada de mecanismo, sugiere el D; y continuara en la mente
del lector la extension ilegitima de la impresion de evidencia de la
tesis libertista, a la indeterminista. La utilizacion involuntaria de esa
impresion, que, en la oscilacion, en el tornasoleo de sentidos, esta
pasando continuamente de una creencia a otra diferente, es el hecho
mas notable en la psico-logica del pasaje.
Pasa el autor, sin solucion de continuidad, a una pretendida explica cion de 10 que seria, segun la hipotesis determinist a, la ilusion
del libre arbitrio: esa explicacion es la de Miinsterberg, por la cta]
"la voluntad. .. es resuelta en un complejo de presentaciones 0 sensaciones". Y es evidente que, ahora, esta tratando otro problema:
el @, el emboite de La voLuntad, que Miinsterberg vendria a resolver
negativamentc. La misma observacion hay que haccr sobre esta cita
de Loeb, que viene en seguida: "La voluntad es solo una funcion del
mccanismo de la memoria asociativa". (En realidad, esta cita, y la de
Miinsterberg, serian, mas bien que soluciones negativas del @ explicaciones psicologicas en que podria basarse su solucion negativa.)
Algunas citas mas:
"En general, puede decirse que la discusion toma ahora un mas
. amplio caracter que nunca, siendo su "storm-center" en el presente,
la rclacion entre cl cucrpo y el cspiritu" (31. Mal modo de prcscnlar
los hechos: como 10 hemos visto, la relacion entre el cuerpo y el espiritu, considerada bajo cierto aspecto, constituye en efecto un
(1)
Se comprenclc que, ('uando snprimo partes de 108 pasajes que cito, 10 hago por
brevedad. En tales casos, me preocupo ,muy escrupulos31nente
de que la suprcsion
no dane
al pensamiento
del autor.
(2)
Paginas
53 y 54.
(3)
Pagina
11.
�problema de libertad (el @, asimilado a los L). Pero no hay que
sugerir que ese es el centro de "ia cuestion", sino que, de los problemas
ilegitimamente involucrados, hoy se discute mucho ese, 10 quc da un
aspecto especial a 10 que de hecho es ia cuestion.
Pagina 50: "l Puede el hombre, pOl' el ejercicio de su voluntad,
vencer 0 modificar las disposiciones con que nacio, 0 es cada pensamiento y cada acto controlado pOl' ellas? (el espurio del caracter, en
forma larvada: gran confusion). Esta es realmente la cuestion psicologica de la relacion de la volicion con las previas tendencias y habitos
U. como va a ser la misma cucstion? esta de ahora parccc cl @, con
retroaccion; pero pensado confusamente), y se discute mejor en esta
forma. .. (continua el autor afirmando exprcsamente que se trata
siempre de la misma cuestion; y 10 que hace es hacer pasar un kaleidoscopio de formulas confusas, como la que sigue:) Cuando nacen
motivos en conflicto: l es el hombre capaz (asociaciones del L
de
elegir uno u otro de ellos (pido especialmente que se yea parrafo 38),
o es la eleccion inevitablemente (esta palabra sugiere que la tesis
"determinista" implica la solucion negativa del L @ determinada de
antemano (porIa confusion analizada en el parrafo 38, se ha pasado
al D) pOl' previas tendencias a la accion ?".
Pagina 66: " ... y el mismo sentia, seguramente (Hercules, en la
alternativa de escoger entre una vida heroica y una vergonzosa), ser
mas que un espectador interesado que esperara...
la solucion del
conflicto. EI sentia, podemos decir, que tenia esta solucion en su propio
poder ... Aqui, pues, reside el argumento moral en favor de la libertad
de la voluntad: es la creencia de que dos posibilidades estan abiertas,
y de que esta en po del' de uno hacer actual a una 1.1 otl"a de ellas, la
que .hace imperativo al deber ... etc., etc.". Mezcla del L y el D: espec·
tador que espera, L; dos posibilidades, D.
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cita
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Mi plan, al disponer la composicion de esta obra, es el de dejar
para su segunda parte, entre otras cosas, el analisis de los pasajes de
los pensadores origin ales, del cual sOlo se podra obtener la principal
utilidad despues que se haya hecho la discusion de los problemas.
Pero, siendo mi intencion aqui mostrar cuan poderosamente influyen
sobre la manera como dichos problemas son pensados, voy a citar
algunos pasajes de dos de los escritores contemporaneos mas potcntes
y originales: W. James y H. Bergson, cuyos admirables analisis han
�transformado la ciencia psicologica, y aseguran por si solos a sus
auto res un puesto de excepcion en la historia del pensamiento del
hombre, aun sin tomar en cuenta los meritos del uno como moralista
y del otro como metafisico. Mas adelante me propongo tratar de las
doctrinas de ambos, en cuanto al objeto especial de mi estudio; pero
10 que en este momento deseo, es hacer sentir allector esta impresion:
icuan gran des seran esas confusiones y cu.an potente fuerza la inercia
historica que las engendra y mantiene, si pueden influir sobre tales
inteligencias! Anticipo, pues, unas pocas citas, que bastaran a tal
objeto.
§ 46. En los Principios de psicologia, de James (1), despues
del extenso analisis sobre la voluntad, su relacion con las ideas, el
esfuerzo, se entra en estos terminos a la cuestion, que el autor, tambien,
piensa como una: "Si admitimos, en consecuencia, que nuestros pensamientos existen, debemos admitir que existen de la manera como nos
aparecen, a saber: como cosas que sobrevienen unas tras otra, a veces
con esfuerzo y a veces con facilidad; siendo la linica cuestion, esta:
el esfuerzo, cuando existe, les una funcion fija del objeto, que este
ultimo imp one al pensamiento, 0 es una "variable" independiente tal
que, con un objeto constante, una cantidad mayor 0 menor de eI puede
ser hecha?" (2)
l Que problema acaba de plantears.e? Analicemos: se pregunta,
no si el esfuerzo es una funcion fija, sino si el esfuerzo es una func 'n
fija del objeto: una funcion fija del objeto, que este ultimo impone
al pensamiento. No se pregunta si el esfuerzo es una variable en
absoluto, en abstracto, sino si es una variable independiente;
una
variable independiente, tal que, con un objeto constante (no con todo
constante, sino con un obje1to constante, solamente; el sujeto en, que
se piensa no se da como dato constante), una cantidad mayor 0 menor
de el puede ser hecha. Se ve, pues, que, en este momento, en el pensamiento del autor existe, como unica, 0 en todo caso como muy
predominante, la concepcion de un problema de formula L, 0, tal vez
mas precisamente, de formula L': problema para seres. Se trata de
un ser, de un sujeto (0 de sus actos), considerado en sus relaciones
con 10 que no es el. Si el objeto de que se habla es el mundo exterior,
10 objetivo, el sujeto sera el hombre, y el problema tenderia a ser
el L'@. Si el sujeto del esfuerzo es solamente una parte del espiritu
(y parece este el verdadero sentido, aunque haya alguna confusion
0)
The Principles 0/ Psychology, New York, Henry Holt and Company, 1893, vol. II.
(2)
Pagina
571. En la traducci6n
de este como de much os pasajes, me inclino
mas
a la fidelidad
que a la correcci6n,
en vista del fin especial para que traduzco.
�al respecto), una parte del espiritu de la cual no forman parte, a la
cual se consider an exteriores las ideas, entonces el problema tiende a
tomar la formula L'
sea @ 0 ~. Pero, en cualquier caso, se ve
que se piensa, no en la determinacion 0 in determinacion de actos en
absoluto, sino en la determinacion 0 in determinacion de actos con
relacion a 10 que no es un cierto sujeto: es, realmente, la formula L'.
©,
), despues
s ideas, el
r, tambien,
estros pen1 como nos
ra, a veces
tion, esta:
, que este
ldiente tal
e eI p'uede
pregunta,
la funcion
~oimpone
Iriable en
~nte; una
, con todo
to en. que
r 0 menor
:n el pen)mo muy
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trata de
:elaciones
I exterior,
ria a ser
1 espiritu
~onfusion
393, vol. II.
inclino
o.
mas
He aqui, ahora, como continua James: "En verdad, este (el esfuerzo) nos aparece como indeterminado, y como si, aun con un objeto
que permanece el mismo, pudieramos hacer mas 0 menos (esfuerzo)
a nuestra eleccion. 5i realmente es indeterminado, nuestros actos futuros son ambiguos 0 no predestinados: en terminos corrientes, nuestras
voluntades son libres". Llamo especialmente la atencion del lector sobre
este pasaje: he subrayado en ella frase en que aparece una conclusion
nueva e ilegitima que no se desprende de 10 dicho anteriormente.
James esta considerando actos (esfuerzos) del hombre, con relaci6n
al vb jeto, segun 10 ha dicho expresamente; y cierta apariencia Ie ha
sugerido la hipotesis de que sean variables aun permaneciendo el
mismo el objeto ("with an unchanging object") ; piensa, pues, en la
indeterminacion relativa, con respecto a (T - A) (§ 11) : problema
L'@. Cuando, en seguida, dice: "si realmente es indeterminado", au.n
se podria entender ese indeterminado en el mismo senti do relativo;
pero el autor concluye, de esa in determinacion, que nuestros actos
futuros son "ambiguos 0 no predestinados", y esto implica la mayor
de las confusiones: de la in determinacion de que ha hablado antes,
indeterminacion relativa (con relacion a 10 que no es el sujeto: problema L') no se desprende la indeterminacion absoluta (con relacion
a todo; con relacion al sujeto mas el sujeto: problema D) que va
implicada en la imprevisihilidad, en la ambigiiedad de futuros. Y, para
complemento de confusiones, el autor, al hablar, al mismo tiempo,
de "voluntades lihres", introduce tambien el punto de vista de los
problemas ©. No se hace, ni aun se intenta hacer, la menor distincion;
y la confusion, en tan distinguido pensador, result a tan grosera como
en los escritores comunes. "5i la suma de esfuerzo no es indeterminada
(equivoco, siempre, entre el senti do absoluto de esta palabra y el
relativo) sino relacionada de una manera fija con los objetos mismos
(con los objetos; determinada con relacion a los objetos, solamente;
sentido relativo de la palabra determinado; punto de vista de los
problemas L') de tal manera que cualquier objeto que en un tiempo
dado llena nuestra conciencia, estaba desde la eternidad destinado
a llenarla "then and there" (tendencia psicologica hacia el D, hacia
�un cuestion de det~rminacion absoluta, 0 mas precisamente, de predeterminacion: problema D Li1), y "compel from us" (vuelta al L!)
exactamente el esfuerzo, ni mas ni menos, que nosotros Ie concedemos
(se ve la continua confusion entre las tesis negativas, confundidas una
con otra, y las tesis afirmativas, confundidas una con otra, del problema D y del problema L) entonces nuestras voluntades son libres
(problema L @; todavia confusion, dentro de la formula L, entre L@
y los ©) y todos nuestros actos son preordenados". Realmente, parece
imposible: esta identificacion ilegitima de soluciones distintas, de
cuestiones distintas, se encuentra, ya sabemos, en todos 0 casi todos
10s escritores; pero, en pensadores de esta altura, la regIa es que
aparezca mas velada; no tan patente en las palabras, ni acusada tan
clara mente pOl' esa oscilacion grosera y brusca que ocurre en el mismo
parrafo, hasta en la misma linea.
"La cuesti6n de hecho en la controversia sobre el libre arbitrio
es, pues, extremadamente simple (una controversia, un problema, una
cuestion: todo falsamente simplificado). Se refiere solamente a la
surna de esfuerzo de atencion 0 consentimiento que nosotros podemos
en un momento dado producir (v. § 38). La duracion y la intensidad
de ese esfuerzo, lSOll funciones fijas del objeto 0 no 10' son?". (Este
es un pr~blema L: si "el objeto" es 10 exterior, 10 objetivo, es el
problema de la libertad del hombre; si "el objeto" es el objeto del
pensamiento considerado como un estado de conciencia al cual ~
aplica el esfuerzo, seria un ©; pero siempre un L, y la confusion
fundamental del autor esta en sacar del problema planteado asi, consecuencias relativas a la determinacion 0 indeterminacion de los actos
con relacion a todos los antecedentes de estos, consecuencias re1ativas
a la previsibilidad de los actos, etc.)
Facilmente se pueden indicar, en esta misma y en otras obras de
James, pasajes en los cuales los terminos "libre arbitrio" 0 "libertad",
"determinismo", etc., considerados siempre como las dos soluciones de
un mismo y solo problema, se toman, ya en un sentido, ya en otro.
Asi, y sin continual' el analisis de este pasaje especial (el cual sigue
asi: "Ahora bien: como acabo de decirlo, parece que el esfuerzo fuera
una variable independiente, y que pudieramos ejercer mas 0 menos
cantidad de eI en un caso dado". La formula cuya ambigiiedad hemos
explicado en el § 38, da lugar a que se utilice la sensacion de evidencia
que, para la in determinacion relativa, nos da el punto de vista de la
conciencia,. como 10 explicamos en el paragrafo 12, a que se utilice,
digo, esa sensacion de evidencia en favor de la indeterminacion abso-
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luta), concluyo por ahora con este autor haciendo notar que, cuando
pasa, para diseutir la cuestion, del punto de vista cientifico 0 experi·
mental, al punto de vista moral, como 10 hace en la misma obra citada,
y sobre to do en su celebre estudio The Dilemma of Determinism, (1)
siempre confunde los dos sentidos, y, a pesar de haber plant~ado "el
problema", como acabamos de ver, con predominancia del punto de
vista de los seres, pasa continuamente al punto de vista de las actos
y a la cuestion de su ambigiiedad; esto, sin perjuicio de la confusion
tambien permanente con los ©. No haria mas citas; pero no puedo
omitir una importantisima: acabamos de ver como plantea James el
problema en su Psicologia, y como, para eI, es este simple, sencillo,
claro. Ahora bien: en el estudio que acabo de citar, tambien James
plantea "el problema". "l Que enseiia el determinismo? Enseiia que
aquellas partes del Universo ya sentadas en absoluto (already laid
down) determinan (appoint and decree) 10 que las otras partes han
de ser. Que el futuro no guarda en su seno posibilidades ambiguas; la
parte que llamamos el presente es compatible con una totalidad solamente. Cualquier otra complementacion futura que la fijada por la
eternidad, es imposible ...
EI indeterminismo, al contrario...
admite que las posibilidades
pueden estar en exceso sobre las actualidades, y que las cosas no reveladas todavia a nuestro conocimiento pueden realmente en si mismas ser ambiguas. De dos futuros alternativos que concebimos, ambo&
pueden ahora ser realmente posibles; y uno se hace imposible solo en
el momento mismo en que el otro, al hacerse real, 10 excluye ...
EI determinismo, al contrario, dice que ellas no existen en ninguna
parte (las posibilidades, que el indeterminismo dice "que existen en
alguna parte"), y que la necesidad por una parte y la imposibilidad
por la otra son las unicas categorias de 10 real".
Y sigue: "La ouestion se relaciona solamente (nOtese la simplicidad de todo esto) con la existencia de posibilidades, en el estricto
senti do del termino, como cosas que pueden, pero no necesitan, ser".
Ahora bien: aqui se ha planteado un problema, y ese planteo se
declara expresamente por el mismo autor, simple, inequivoco, claro.
En la otra obra tambien se planteo el problema, y tambien se declaro
10 mismo sobre ese planteamiento. Y, no obstante, en la psicologia se
hacia un planteo confuso, en que se sugerian varios problemas: el de
la dependencia 0 independencia del hombre con relacion a 10 que no
.-,
J-
and
(I)
The will to
Co, 1897 (articulo:
believe
and other essays in popular
philosophy.
Longmans
The Dilemma
0/ Determinism),
paginas
150 y siguientes.
Green
�·es eI, el de la dependencia de ciertas manifestaciones mentales con
relacion a 10 que no es elIas, y el de la posibilidad de los actos en uno
solo 0 en varios sentidos; todo esto confundido, con predominancia,
tal vez, de la primera cuestion; entretanto, en este otro articulo, se
da un planteo, bastante claro, del ultimo problema, a cuyo punto de
vista, por 10 demas, no permanece fiel el autor aqui tam poco: vease,
por ejemplo, como cuatro paginas despues del planteamiento (1) cruza
una cuestion sobre "independencia".
§ 47. En la obra fundamental de Bergson, se hace, al mismo
tiempo que la explicacion de una nueva concepcion de 10 mental, la
aplicacion de ella a un problema que el autor escoge como tipo de
problemas ficticios. "Hemos elegido, entre los problemas, aquel que
es comun a la metafisica y a la psicologia: el problema de la libertad.
Tratamos de establecer que toda discusion entre los deterministas y
sus adversarios implica una confusion previa de la duracion con la
extension, de la sucesion con la simultaneidad, de la calidad con la
cantidad: una vez disipada esta confusion, se yerian quiz as desvanecer
las objeciones dirigidas contra la libertad, las definiciones que de ella
se dan, y, en cierto sentido, el problema de la libertad mismo" (2).
~No es ya sorprendente notar cuan sencilla y categoricamente, ya
al entrar en materia, Bergson admite, sin salvedades, sin distingos, sin
reservas, que 10 que los hombres han discutido como el "problema de
la libertad" es un problema?
to
Pues bien: no solo confunde todos los problemas en uno, como
se ve por esa frase del prologo, sino que, y esto es 10 mas sorprendente
de todo, sus confusiones ni siquiera son menos groseras que en cualquier otro autor. La extraordinaria fuerza de la inercia historica se
muestra como en ninguna parte en los pasajes ambiguos que, cada vez
que se trata de nuestro asunto, aparecen en esa obra, en esa obra tan
honda, tan suti!, tan precisa, salvo esos casos especiales, y tan original,
que el comprenderla solo, enorgullece.
Van en seguida algunas citas. Entiendase bien que 10 que quiero demostrar con ellas, unica cosa que corresponde en esta parte de la obra,
es que el autor incurre en las mismas confusiones que son comunes.
Eso no quiere decir que, a pesar de ello, no trate los problemas con
la originalidad y profundidad que son cualidades de su inteligencia;
pero desde este punto de vista, debo estudiar sus teorias en otro lugar.
Veamos un parrafo que empieza en la pagina 126 y termina en la
(l)
(2)
Pagina 155.
H. BERGSON, Essai sur les donnees immediates de la conscience. Paris, Alcan, 1889.
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128. Comienza asi: "Es, pues, una psicologia grosera, engaiiada (dupe)
pOl' el lenguaje, la que nos muestra al alma determinada pOl' una
simpatia, una aversion 0 un odio como pOl' otras tantas fuerzas que
pesan sobre ella (los que hablan asi, aunque literalmente se refieren
a "el alma" toda entera, piensan solo, como se ve, en una parte del
alma, la que no es esa simpatia, esa aversion, ese odio que obran sobre
ella, y piensan, pOl' consiguiente, uno de los problemas L (Q»). Esos
sentimientos, con tal que hayan alcanzado una profundidad suficiente,
representan cada uno al alma entera, en el senti do de que todo el
contenido del alma se refleja en cada uno de ellos. Decir que el alma
se determina bajo la influencia de uno cualquiera de esos sentimientos,
es, pues, reconocer que se determina a si misma". Que se determina
a si misma: es clarisimo que el autor, en este pasaje, piensa en la dependencia 0 independencia del alma con respecto a 10 que no es ella:
el problema L. lustamente el mismo senti do da unas lineas mas adelante al termino libre: "un acto libre, puesto que el yo solo habra sido
su autor". Algunas lineas mas abajo vuelven a ser sugeridos problemas
mas 10 que nos interesa es esto: "Pero la sugestion llegaria
a ser persuacion si el yo entero se la asimilara; la pasion aun repentina, no presentaria ya el mismo caracter fatal ... " ifatal! he aqui un
termino que se refiere a otra cuestion; a las de las posibilidades:
al D Lfrl En seguida, el escritor vuelve al primer senti do L: "Es del
alma entera, en efecto, de donde la decision libre emana ... , etc.".
Otro pasaje, mas breve, en que se pasa sin transiciones del uno
al otro de esos mismos problemas diferentes: " ... y la conciencia no
afirma, no comprende siquiera la determinacion absoluta de los actos
futuros (problema D, sobre la determinacion de los actos) : he aqui,
pues, todo 10 que la experiencia nos enseiia, y si nos atuvieramos a la
experiencia, diriamos que nos sentimos lib res, que percihimos la
fuerza, con razon 0 sin ella, como una libre espontaneidad (problema
L, sobre la independencia de un ser, 0 L', de sus actos, con respecto
a 10 que no es ese ser)" (1).
En otros pasajes, los terminos "libertad", "libre", se emplean,
evidentemente, en un sentido que corresponde, no a ninguno de los
problemas anteriores, sino a otro todavia; al
si la conciencia
agrega energia al mecanismo material. Ejemplo: " ... nos elevamos pOl'
grados insensibles de los movimientos automaticos a los movimientos
libres. .. Si el placer y el dolor se producen en algunos privilegiados,
es verosimilmente para autorizar de su parte una resistencia a la re-
©;
CID:
�accion automatica que se produciria: 0 la sensaclOn no tiene razon
de ser, 0 es un principio de libertad. lPero como nos permitiria ella
resistir a la reaccion que se prepara? .. etc.". Es evidente que aqui
se entiende predominantemente como problema de la libertad el problema
si bien hay (0 por 10 menos se produce en el lector cierta
confusion con el L @ (el nos que subraye).
CID,
Escribe Bergson, en la pagina 108: " ... la nocion de inercia llega
a ser asi, por definicion misma, mas simple que la de libertad" ...
"Considerada desde este nuevo punto de vista, la idea de espontaneidad
es incontestablemente mas simple que la de inercia...
Cada uno de
nosotros tiene, en efecto, el sentimiento inmediato, real 0 ilusorio, de
su libre espontaneidad, sin que la idea de inercia entre para nada en
esa representacion ... " Estos pasajes, relacionados en el pensamiento
del autor con el problema de la libertad, en los cuales se opone la
espontaneidad a la inercia, la espontaneidad de los seres a la inercia
de los seres, se refieren claramente al problema de si los seres dependen
o no totalmente del mundo exterior, si obran ejerciendo una actividad
pro pia 0 si obedecen pasivamente alas fuerzas exteriores: el problema
L. Ahora bien: en seguida (pagina siguiente), viene este otro pasaje:
"Sin embargo, a posteriori, se invocan contra la libertad hechos precisos, los unos fisicos, los otros psicologicos. Ya se alega que nuestras
acciones son necesitadas por nuestros sentimientos, nuestras ideas, y
toda la serie anterior de nuestros estados de conciencia ..." Advierta el
lector el cambio de punto de vista: en los primeros pasajes se trataba
de la independencia del ser con relacion a 10 que no es el (espontaneidad, en oposicion a inercia); ahora, habiendose pasado a pe~sar
no en el ser sino en sus actos ("nuestras acciones"), se considera la
relacion de esos actos nuestros, no solo con relacion a sus antecedentes
exteriores al nosotros (10 que seria asi el mismo problema L', variante
de L), sino con relacion a todos sus antecedentes (puesto que se hace
entrar entre esos antecedentes a "nuestras ideas, nuestros sentimientos
y toda la serie anterior de nuestros estados de conciencia", de manera
que el autor cae, y hace caer al lector, en la confusion entre el problema L y el problema D, al presentar, como 10 hace, esta objecion
como una objecion contra la libertad de que ha hablado antes. La
confusion, el cambio del punto de vista ocurren justamente como 10
explique en el parrafo 5, y si yo mismo hubiera deseado arreglar ad-hoc
un ejemplo, no 10 hubiera ideado mejor que este.
Conviene aclarar un punto. El hecho de que un autor, al tratar
principal 0 incidentalmente cuestiones de "libertad", "detcrmina-
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a ella
aqui
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I
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cion", etc., comet a confusiones, no significa que esos pasajes no tengan
valor: pueden tener muchisimo: 10 que hayes que la confusion, 0 daiia
la justeza del analisis, 0 Ie impide lIegar a la profundidad que hubiera
podido alcanzar, 0 conduce al autor a sostener opiniones erroneas
o exageradas por una consecuencia mal entendida (por ejemplo:
cuando el partidario de cierta solucion de uno de los problemas se
cree obligado a sostener opiniones que son solucion de otro problema,
distinto, pero que eI cree que son la solucion del mismo problema),
0, tambien, muestra entre los autores 0 entre las opiniones discrepancias
o coincidencias que no son mas que aparentes, etc., etc. Como ejemplo,
ademas de tantos de los citados, puede verse el pasaje del libro que
empieza en la pagina 112 y continua hasta la 115: es un analisis del
problema de las relaciones entre el cuerpo y el espiritu, desde el punto
de vista de la dependencia 0 independencia del segundo con respecto
al primero (problema @) ; pero ese analisis esta todo enturbiado por
ambigiiedades y asociaciones de los otros problemas.
De la pagina 116: "Pero nada dice que el estudio de los fenomenos. .. nerviosos... no nos revelara...
alguna energia de un genero nuevo que se distinga de las otras dos (]a cinetica y la potencial)
en que ya no se preste al calculo" y, en seguida: "quedaria solamente
entendido (en el caso del descubrimiento anterior) que los sistemas
conservativos no son los unicos sistemas posibles" ... Ahora bien: ante
todo, podria un sistema no ser conservativo, no serlo en el sentido de
que en el se creara fuerza, y, sin embargo, esta fuerza podria prestarse
al calculo, 0 a alguna forma de prevision, por 10 menos en teoria. En
otros terminos: para postular la creacion de energia, el comienzo de
accion, 0 algo analogo, podria no ser en rigor necesario postular la
imprevisibilidad; esta cuestion, sin embargo, es delicada, y se tratara
a su tiempo: 10 que he querido seiialar en cuanto a ese primer punto,
es la faha de una reserva, la faha de una sospecha de que pudieran
no ser equivalentes esas dos formas del D; pero, sobre todo, y esto
es 10 mas interesante, he querido mostrar como el autor. cuando supone
que la conciencia agrega fuerza a las del cuerpo, se siente obligado
a suponer que esa fuerza agregada ha de ser de naturaleza incalculable
(10 que, en su pensamiento, supone imprevisible; alin cuando el ultimo termino es logicamente mas extenso); y esa suposicion no es
forzosa. Hay, pues, confusion del @ con el D.
Citemos ahora algunos pasajes en que el autor cnunCla claramente, consider andolo como el problema, un problema determinado,
�y otros pasajes en que enuncie tambien claramente otros problemas
distintos considerandolos tambien como el mismo problema.
Pagina 121: "Los deterministas se apoderaran de este argumento:
el prueba, en efecto, que nosotros sufrimos a veces de una manera
irresistible la influencia de una voluntad extrafia": clarisimamente el
problema L @, sobre la dependencia 0 independencia del hombre con
respecto al mundo exterior.
Pagina 131: "En resumen: somos lib res, cuando nuestros actos
emanan de nuestra personalidad entera". " (sentido del mismo problema L).
Pagina 132: "En una palabra: si se conviene en llamar libre a todo
acto que emana del yo" ... (mismo problema).
Pero, en la pagina siguiente (y entendiendo tratar siempre el
mismo problema; declarandolo expresamente; estableciendo la oposicion de las dos tesis: "La tesis de la libertad...
Pero el determinismo "los adversarios del determinismo no hesitan en seguirlos en ese
mismo terreno y en introducir en su definicion del acto libre ... "
" ... el error fundamental del determinismo y la ilusion de sus adversarios"), en la pagina siguiente, decia, cita pasajes de Stuart Mill, y
escribe el otros que se refieren no ya a la independencia del hombre
con respecto a 10 que no es el, sino a la previsibilidad 0 imprevisi- ••
bilidad, a la posibilidad en uno solo 0 en mas de un sentido, de los
actos del hombre ( D). Veanse esos pasajes: aqui transcribire solo
los del autor mismo: " ... los defensores de la libertad (siempre como
si fuera la misma cuestion) ... afirman que, cuando cumplimos una
aceion libremente, alguna otra accion hubiera sido igualmente posible.
Invocan a este respecto el testimonio de la conciencia, la cual nos hace
sentir (saisir), ademas del acto mismo, el poder de optar por el partido contrario. A la inversa, el determinismo pretende que, dados
ciertos antecedentes, una sola accion resultante era posible". "La ar·
gumentacion de los primeros implica, en efecto, que a antecedentes
dados corresponde un solo acto posible; los partidarios del libre arbitrio suponen, al contrario ... "; y sigue la conocida discusion, originalisima, de este problema de la ambigiiedad de los posibles.
Esa discusion (sobre la cual se haran algunas reflexiones en otra
parte de este libro) esta impurificada por los cambios de puntos de
vista (el de los seres y el impersonal de los actos) de que se trato
en el parrafo 4 y siguientes. Vease, por ejemplo, este parrafo: "Para
fijar las ideas, imaginemos un personaje llamado a tomar una decision
aparentemente libre en circunstancias graves: Ie llamaremos Pedro.
�La cuestlOn es saber si un filosofo Pablo, que VIVIera en la mlsma
epoca que Pedro, 0, si -se quiere, varios siglos antes, hubiera po dido,
conociendo todas las condiciones en que Pedro obra, predecir con
certeza la eleccion que Pedro ha hecho". Fijese bien ellector en estas
palabras: "conociendo todas [as condiciones en que Pedro obra" (I) ;
habria que agregar, conociendo a Pedro, si se quiere tratar el problema
de la posibilidad de los actos en uno solo 0 en mas de un senti do ;
pues, si se dan solamente las condiciones en que Pedro obra, no se
trata de la determinacion de los actos de Pedro pOl' todos sus antecedentes, sino de la determinacion de los actos de Pedro pOl' una parte
de sus antecedentes, esto es, pOl' los que no son Pedro, 0 no estan en
Pedro; pOl' 10 menos, asi es como sera pensada, 0 asi habra tendencia
a pensar la cuestion, pOl' el hecho de tomarse a Pedro como sujeto;
de aqui la ambigiiedad entre el L', que no es mas que un L enunciado
a proposito de los actos, y el D que el autor se propone discutir. Ciertamente, cuando indicamos la necesidad de estas distinciones (§ § ci·
tados), no se sentia su importancia, tan element ales parecian; result a
ahora que, pOl' falta de elIas, trabajan en falso hasta las mas altas
y admirables inteligencias.
Pagina 167: "Se llama libertad la relacion del yo concreto al
acto que ejecuta (sentido correspondiente al L@). Esa relacion es
indefinible, precisamente porque nosotros somos libres (nosotros: id)"
" ... se ve la espontaneidad resolverse en inercia (sigue el L) y la Iibertad en necesidad"; este ultimo termino ya sugiere el D, al cual se
pasa inmediatamente en este otro pasaje: "l Se definira en efecto, el
acto libre, diciendo de este acto, una vez cumplido, que hubiera podido no serlo ?".
EI libro termina estableciendo esto: "el problema de la lihertad
ha nacido, pues, de un mal entendido". La demostracion del autor,
sea cual sea su valor, se relaciona solo con el problema D, en especial
con el D L!1; no con otros problemas que, en el curso del libro, han
sido englobados con el.
Podria citar, con el mismo proposito de mostrar confusiones, pasajes de la otra obra de Bergson, Materia y memoria, en la cual
aparece desempeiiando un papel importantisimo la cuestion de la
retroaccion; pero, como he dicho, reservo un lugar en este libro para
el examen detenido de las ideas de este autor en cuanto se relacionan
con los problemas de la libertad.
�§ 48. Terminare este capitulo citando algunos pasajes de dos
importantes obras modernas que tratan sobre estas cuestiones.
De la obra de E. Boutroux, De La contingence
des Lois de La nature: "La creacion del hombre, ser consciente, no se explica, pues, pOl'
el solo juego de las leyes fisicas y fisiologicas. Su existencia y sus actos
imponen a la naturaleza modificaciones de que ella misma no puede
dar cuenta, y que aparecen como contingentes si nos colocamos en el
punto de vista del mundo fisico y del mundo fisiologico. l Que importa
al hombre, sin embargo disponer mas 0 menos de las cosas, si vuelve
a encontrar la fatalidad dentro de si, si sus sentimientos, sus ideas,
sus relaciones, su vida intima, en una palabra, son gobernados pOl' una
ley especial que los determina de una manera necesaria? La independencia del mundo pensante con relacion a los mundos inferiores,
lpuede alcanzar al individuo, si todos sus actos son implicados fatalmente en el sistema de los hechos psicologicos; si, con relacion a ese
sistema, no es el mas que una gota de agua arrastrada pOl' un torrente
irresistible?" (1). Magma ambiguo e inanalizahle, en que los distintos
problemas, 0 las soluciones de esos problemas, 0 los sentidos de los
terminos, aparecen, en algunos casos, confundidos, y, en otros, mal
relacionados entre si, esto es: ilegitimamente asimilados 0 ilegitimamente opuestos debido a la polarizacion tradicional de las ideas sobre
esas cuestiones; pOl' ejemplo, cuando, despues de establecerse (rnuy.
confusamente) la solucion libertista del @ (no explicabilidad del
"ser consciente" pOl' "el solo juego de las leyes fisicas y fisiologicas"),
se dice que el hombre "vuelve a encontrar la fatalidad dentro de si".
despues de haberse hecho intervenir tambien la contingencia; ideas
ambas, la de la fatalidad y la de contingencia, que corresponden
al D L!1, asi como corresponde al D ill la de determinacion necesaria,
que tambien aparece. En seguida, inmediatamente, se habla de "independencia" del mundo pensante (parece nuevamente un sentido
del L), y se afirma que ella no importa al individuo si los actos de
este son "implicados fatalmente en el sistema de los hechos psico·
logicos" (sentido del D), y, como una suposicion equiva.lente de esta
ultima, se da esta otra: "si... no es el mas que una gota de agua
arrastrada pOl' un torrente irresistible" (la solucion inertista del
L (8), ahora!).
"Parece, pues, que sea forzoso renunciar a toda contingencia (2)
en el orden de los fenomenos del alma, si se admite de una manera
(1)
(2)
Dcuxiemc
edition.
Pagina 112.
Paris,
Alcan,
1895, pa~ina
112.
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absoluta la ley de la conservaClOn de la energia. .. (esto ultimo tiene
que ver con el D, con la relacion de los actos a sus antecedentes, y
podria adelantarse aqui que admitir la verdad de la ley de la conservacion de la energia, obligaria, parece, a admitir la determinacion
necesaria de los hechos por sus antecedentes, pero que la reciproca
no seria verdadera, pues aun no conservandose la misma, la energia,
o no teniendo senti do esa ley, podrian los hechos ser determinados
por sus antecedentes, como tambien ser posibles en un sentido solo;
claro es, esto no hay que decirlo, que podrian no serlo) ...
" ... Ella no es tampoco (la ley de conservacion) un juicio sintetico a priori, puesto que la tendencia del hombres es, al contrario,
a creer que dispone de sus actos" (1). Lo que he subrayado es notable:
la solucion libertista del L@, aparece ahora substituyendo en el razonamiento a la contingencia, 0 sea a la solucion indeterminista del D),
y aparece tambien como contraria a la ley de la conservacion de la
energia.
En la pagina 123 aparecen los dos espurios: "A despecho de las
apariencias, un individuo, una nacion, el hombre, en fin, no es nunca
completamente esclavo de su caracter".
"En la resolucion que sigue a la consideracion de los motivos,
hay algo mas que los motivos: el consentimiento de la voluntad dado
a tal motivo con preferencia a tal otro. EI motivo no es, pues, la causa
completa del acto. l Es por 10 menos su razon suficiente? Ciertamente
que es siempre el motivo mas fuerte el que triunfa, pero porque se da,
apres coup, ese epiteto precisamente al motivo elegido por la voluntad.
Quedaria por probar que la voluntad elige siempre el motivo que
por si mismo ejercia de antemano sobre el alma la influencia mas
fuerte. Ahora bien: lno sucede que la voluntad convierte practicamente en preponderante a un motivo que teoricamente no era la resultante de las fuerzas que solicitaban el alma ?". 5i bien se habla de
actos, es evidente que el que prepondera en el pensamiento del autor
es el punto de vista personalizante; se trata de la dependencia de los
actos de cierto sujeto con relacion a 10 que no es el (not~se como
ese sujeto es unas veces "la voluntad" y otras "el alma") ; seria, pues,
un problema: L', predominantemente el L'@: pero, en el espiritu
del autor, ese problema esta confundido con el D, y 10 prueba acabadamente el transito inmediato de aquel problema a este; en efecto:
la demostracion continua por una alusion al principio de causalidad,
a proposito del cual se pregunta si "admite alguna contingencia", y
�nuestro pensamiento se encuentra de lleno en el problema de la
determinacion de los actos voluntarios con relacion a todos sus antecedentes, en favor de cuya solucion negativa 0 indeterminist a se habia
producido ilegitimamente un estado mental favorable por la consideracion del problema de la determinacion de los actos de la voluntad
con relacion a 10 que no es la voluntad, confundiendose la solucion
negativa de este con la de aqueI.
Esta confusion continua en las paginas siguientes; por ejemplo,
en la 125: " ... ella (la voluntad) puede despertarse y obrar; puede
luchar contra las pasiones mas fuertes ... etc."; y, 'unas lineas mas
abajo: "Si la produccion de determinaciones voluntarias es el orden
de fenomenos psico16gicos en que se manifiesta mejor la contingencia ... ".
Se dice, en la pagma 129: "Si es asi, hay el derecho de admitir
que los fenomenos psicologicos no son absolutamente determinados,
sino que encierran (recident), bajo las uniformidades de sucesion que
ofrecen todavia al observador, una contingencia radical", concluyendo
sobre el problema D. En la pagina siguiente, se sigue hablando de
"fatalidad absoluta" y de "contingencia"; pero se dice tambien, como
afirmando la misma cosa con otros terminos: " ... a mas que todos los
otros seres, la persona human a tiene una existencia propia, es por
si misma su mundo (est it elle meme son monde), puede obrar s!n
ser forzada a hacer entrar sus actos en un sistema' que la ultrapasa",
y este es un senti do del otro problema.
Concluire sefialando los dos primeros parrafos de la conclusion (1),
donde se hace una historia del problema en un estado mental de
confusion completa. "Cuando, en la antigua Grecia, el hombre adquirio conciencia de si mismo y reflexiono sobre su condicion, se creyo
el juguete de una potencia exterior (ideas del L(8)), impenetrable
(vaga idea del D, en cuanto "impenetrable" se refiera a inteligible,
como explicable por sus antecedentes 0 como previsible) e irresistible
(L (8)), que llamo el Destino (como el destino se relaciona con la
"fatalidad" dc los actos futuros, estas son ideas del D, y persisten las
del L por cuanto se piensa en ese destino como en algo exterior al
hombre, que fuerza al hombre. Todo esto se confundia, entonces, en
el estado mental que el autor atribuye a los griegos, el cual, en cuanto
a la no distincion de las dos cuestiones, es igualmente el suyo propio) . .. Se sorprendio de haber aceptado sin examen ese yugo vergonzoso. Probo substraerse a el, romperlo, y, en efecto, 10 rompio.
�nplo,
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ible
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las
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Ya no fue el mundo el que Ie dicto leyes; fue eI el que dicto leyes
al mundo. Adquirio conciencia de su libertad (L @). Pero pronto
desperto en eI una nueva inquietud. lBastaba en efecto que fuel'a
libre con relacion al mundo exterior para ser efectivamente libre?
No sentia en si movimientos impetuosos, fuerzas irresistibles...
(en
este momento no debemos decir que el autor confunde, aunque conserva el mismo termino libre en sentidos diferentes; pero he aqui cmil
pasa a ser en seguida su estado mental) : Ausente del mundo exterior
(la potencia soberana de que el hombre dependia), lresidia ella en
8i mismo? l Era el esclavo de sus pasiones, de sus ideas, de su naturaleza? (Aqui se piensa al hombre en relacion pOl' una parte con
sus pasiones y sus ideas, pOl' otra con su naturaleza; en el primer sentido, ya no es el L @, sino un L ©, y ya no se trata de la libertad del
hombre con respecto al mundo exterior, sino de la libertad de una
parte 0 aspecto del espiritu con relaci6n a 10 que no es ella, estando
las pasiones e ideas en ese no-sujeto; en el otro sentido, decir que e]
hombre es 0 no es esclavo de su naturaleza, 0 no significa nada, 0
significaria que los actos del hombre derivan 0 no de la naturaleza
de este: completa confusion en todo eso). lLa fatalidad volvia a posesionarse de el ... ? Ahora se trata de la fatalidad, y las asociaciones
del D se confunden mas con las del L (8) y las del L©, en esa niebla
mental inanalizable .
§ 49. Siento la necesidad de terminal', pOl' 10 que me limit are
ados 0 tres citas de La Lib€'rte et le Determinisme de Fouillee (1), a
cuya doctrina, pOl' 10 demas, reservo en esta obra especial estudio.
He aqui el planteamiento inicial (2) : "EI problema es el siguiente:
Encontrar en las leyes mismas de nuestra dependencia (nuestra dependencia: el problema L @, cuya solucion negativa se postula) 10
que suple practicamente a nuestra independencia (mismo problema)
y produce en nosotros el sentimiento practico de ella; producir asi en
el seno mismo de la necesidad (otra cuestion: el problema D, confundido con el anterior) un progreso hacia la libertad" (de manera
que libertad es concebida como oponiendose tanto a dependencia como
a necesidad: ya la confusion esta establecida: persistira en todo el
libro). EI parrafo siguiente empieza asi: "Lo que el determinismo
encierra de mas solido y de verdaderamente cientifico, es la explicacion de los actos pOl' su relacion con (sous le rapport de) sus antecedentes cronologicos (el determinismo
queda concebido como una
(l)
(2)
Troisieme
edition,
Paginas 1 y 2.
Paris,
Alean,
1890.
�tesis que se opone a la de la libertad, y por la cual se sostiene a la
vez, y como cosas identicas 0 no separables, la depedencia del hombre
y la necesidad. Y el lector ha podido perfectamente notar, por esta
sola y breve cita, como la confusion que hay en el espiritu del autor,
10 ha llevado a postular la dependencia del hombre, porque, en su
calidad de determinista, cree en la determinacion de los actos por
sus antecedentes, y no distingue determinacion de Ios aetos de dependencia de Ios seres), de sus motivos y de sus moviles". Aparece la
cuestion de los motivos, todavia, por consolidar la confusion.
En esas piiginas iniciales, emprende Fouillee el aniilisis de la idea
de posibilidad, discute sobre la posibilidad de los contrarios, a proposito de ese mismo "problema" que se relacionaba con la dependencia; y ademiis, postula tiicitamente la accion de la conciencia sobre
10 material,
0 sea la solucion afirmativa
del .@ (1), sin discutir
propiamente ni establecer naturalmente la relacion de cada una de
sus soluciones con las de los otros.
En todo el libro (y sin perjuicio del valor de tantos aniilisis y
discusiones) persisten la alternancia 0 la confusion de los sentidos.
Ejemplo: En la piigina 35, el problema es el L: "Segun los partidarios
de la libertad, potencia exenta de constreiiimiento (contrainte) ... "
" ... obramos siempre hajo la idea...
de un poder que nos atribuimos. .. de una independencia de que dotamos a nuestra naturaleza
interior ... frente al exterior". Pero, justamente en los piirrafos anteriores, discutia sobre la ambigiiedad de los posibles, a proposito de
los contratantes que cumpliriin 0 no cumpliriin sus contratos. "En la
hipotesis de la libertad, es cierto, no estamos seguros de que el contratante cumplirii efectivamente el contrato ... "
Pero tal vez ningun piirrafo seria tan adecuado como este, de la
piigina 230: "La voluntad (se toma por sujeto la voluntad: ideas del
L@ 0 del L'@) no puede realizar el ideal del acto libre (acto libre:
veanse, en el § 5, las significaciones que puede tener esta expresion)
sin pasar por tres momentos ... Si por hipotesis, consideramos el yo
antes de que haya producido ningun acto bajo la idea de la libertad
(como en los niiios) (2), 10 encontramos determinado principalmente
por el exterior y por 10 que no viene de si mismo (esta idea del yo
como dependiente de 10 exterior a el, es la solucion negativa del L @;
pero no se emplea la palabra dependiente sino la palabra determinado,
(1)
Como
puede
verse
en el parraIo
3.
autor.
l'etat abstrait ... », en Ia pagina
(2)
Ese parentesis
es del
que
empieza:
«Cette
possibilite
ne reste
pas
Ii
�10 que trae confusion con el D. Veanse, en el § 6, las acepciones posibles de la expresion seres deter,minados); es todo entero esclavo de
la conformacion del cerebro {ahora es (ill el, confundido con todos
los anteriores, y sin que se sospechen siquiera las distinciones necesarias ni el relacionamiento justo de las soluciones del uno con las
soluciones de los otros). Es ese el primer momento, en que las determinaciones del yo inteligente (no de todo el yo, sino del yo inteligente:
un
especial) son presupuestas (posees) por fuerzas extranas (solucion negativa de ese
en formula L') herencia (ahora, complicaciones enormes por la cuestion de la retroaccion que aparece con ese
termino; efectivamente: es complicado decir si son extrafias, y en que
sentido, las peculiaridades que vienen a un ser por herencia pero que,
en el mO,mento de la "determinacion", estan en el, son el. Se comprende, pues, que no se pueda pensar, si 10 relativo a la retroaccion
no se aclara), medio, excitaciones del exterior (ahora ya volvemos a
estar en el L@, sin retroaccion), -mas bien que no los presupone
(pose) y no los afirma el mismo en su conciencia. Su actividad no se
ha ejercido todavia sino por reacciones puramente reflejas (no reflexivas) (el parentesis del autor confunde mas todavia), en razon compuesta de las acciones del exterior y de las fuerzas enmagasinadas en
el sistema nervioso. (Ra vuelto el @). Esas reacciones reflejas eran
como la traduccion exacta de 10 de afuera por 10 de adentro, de 10
fisico por 10 mental {sigue el mismo (ill, que se da por resuelto, en
cse caso, por la negativa, 0 sea por la no libertad de la conciencia
con respecto al cuerpo, sin base alguna para hacer la afirmacion, y
sin percibir ni establecer, como ya se dijo, las justas relaciones de
este problema y de sus soluciones con los otros problemas y sus soluciones). No era, sin embargo, una completa fatalidad (D) es decir una
completa pasividad (L)", i" ...es decir ... "!
©
©
§ 50. Y con eso ya alcanza para sentir cuan imperiosamente
se impone repensar la cuestion. Racer nuevos argumentos, descubrir
aspectos nuevos, es necesidad secundaria al lado de la esencial de
deshacer las confusiones para poder apreciar y utilizar la obra intelectual de riqueza incomparable que atraida por estos hermosos y vitales
proble,mas, ha realizado la inteligencia humana.
Ya se entreve como esa confusion utiliza una parte del trabajo
intelectual; como conduce al error, llevandonos continuamente a concluir sobre una cosa cuando hemos empezado a razonar sobre otra
distinta; a sostener 0 a combatir una tesis porque creemos deber sostener 0 combatir otra y no comprendemos con claridad ni la diferencia
�ni las relaciones logicas de ambos; y como "la cuestion" tiene infinitas
relaciones, y es vital y omnipresente: es como un inmenso iman que,
extendido a 10 largo de la filosofia, la polariza toda. Por esa polarizacion viciosa esta falseada la relacion entre las filosofias y entre los
filosofos. No puedo resistir a la tentacion de anticipar un ejemplo,
de autores de los que he citado ya: Schopenhauer es un gran defensor
del "determinismo"; Bergson es un gran defensor de "la libertad";
cuando leemos sus libros, los pensamos en oposicion; y, en efecto, sobre
algunos problemas, por ejemplo, sobre el de la ambigiiedad de los
posibles, hay verdadera oposicion, sosteniendo el uno la posibilidad
en un solo sentido, e inclinandose el otro a la ambigiiedad, aunque la
doctrina que procura probar mas expresamente es la de que el problema esta mal planteado y no tiene sentido. Pero sobre el problema
de la libertad del hombre, seria mas bien interesante comparar sus
opiniones y su lenguaje: no solo la aplicacion del operari sequitur esse,
y multitud de frases como esta: "nuestra causalidad inmediata y ...
nuestro poder personal gracias a los cuales las acciones que nosotros
hacemos son verdaderamente nuestras", del libro del filosofo "determinista", podrian pasar, y reciprocamente, al del filOsofo "libre-arbitrista" que escribe estas otras: "un acto libre; puesto que el yo solo
habra sido su autor, puesto que el expresara el yo todo entero" y que
compara el acto libre produciendose en el yo al fruto que se desprende
del arbol, -sino que seria interesante estudiar hasta que punto e]
estupendo analisis del filosofo de hoy a proposito de la retroacci' ,
cuando describe como la conciencia organiza el pasado en el presente
("ella prolonga el pasado en el presente, porque nuestra accion dispondra del porvenir en la exacta proporcion en que nuestra percepcion, grossie por la memoria, habra contraido el pasado. Responde a
una accion sufrida, por una reaccion inmediata ... he aqui la ley fundamental de la materia. .. Si hay acciones libres, 0 al menos parcialmente indeterminadas, ellas no pueden pertenecer mas que a seres
cap aces de fijar, de loin en loin, el devenir sobre el cual su propio
devenir se aplica, de solidificarlo en momentos distintos, de condensar
asi su materia y, asimilandosela, de digerirla en movimientos de reaccion que pasaran a traves de las mallas de la necesidad natural. .. La
independencia de su accion sobre la materia ambiente ... ") (l) hasta
que punto ese analisis, digo, no es mas que el magnifico acabamiento
de 10 que queria pensar el filosofo de ayer, cuando en la primera frase
�que cite, agregaba el adjetivo que yo he subrayado: "inmediata", y
cuando escribia otras como esta: "Pero esta libertad. .. nos substrae
a la contrainte de los objetos presentes, y ... nos vuelve superiores
a los animales" (I).
Por oposiciones ficticias, la humanidad se cree obligada a elegir,
a abandonar una cosa para poder conservar otra, no solo en los casos
en que realmente 10 imp one la logica, sino en otros, muchi~imos, en
que no es asi; y en ninguna cuestion como en la presente, esta tan
humana tendencia a tomar 10 complementario por contradictorio se
manifiesta falsamente exagerada, debido a la polarizacion histOrica.
Yes, en estos casos, un descubrimiento inesperado y feliz, descubrir
que no estabamos obligados a abandonar una parte tan considerable
como creimos del tesoro intelectual que nos fue legado.
No al objeto, pues, de decir cosas nuevas, que seran escasas y
pobres, sino al de mostrar, con un esbozo rudimentario, la fecundidad
de un trabajo que es necesario que mejores espiritus realicen, responden los siguientes incompletos analisis.
Esta obra fue completada por conferencias verbales, que no se tomaron taquigraficamente. Naturalmente,
dada la epoca en que fue escrita, todos los ejemplos
han quedado anticuados.
Pero las distinciones
fundamentales
que alli se hacen,
no se han tenido en cuenta en la Filosofia y en la Ciencia, 10 que hace persistir
las mismas confusiones, como 10 muestra, para tomar un ejemplo altisimo, el libro
de Planck "A donde va la Ciencia", en el cual se sigue oponiendo determinismo
o causalidad, a "libre albedrio", como si se tratara del mismo problema, y como
si existiera esa oposicion...
(Por ej.: Capitulo "Causalidad y libre albedrio").
En cuanto a los descubrimientos
de la ciencia de este 5iglo, 10 que han hecho
es multiplicar
libertades -en
el sentido de no dependencia: electrones y todas
las demas entidades que se mueven dentro del atomoy multiplicar
la imprevisibilidad priictica, sin que esto se relacione con el indeterminismo, 0 sea con la
admisibilidad
0 no admisibilidad
metafisica de la categoria de posibilidad.
Indeterminacion
e incertidumbre
son dos nociones; y a proposito, p. ej., del principio
de incertidumbre de Heisenberg, podria verse mi conferencia "Transcendentaliza·
ciones matematicas ilegitimas", publicada por la Facultad de Filosofia y Letras de
Buenos Aires en 1940.
�
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Revista de la Facultad de Humanidades y Ciencias
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Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
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1947-1989
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Español
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Publicación periódica
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Lic. Pablo Darriulat
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Los problemas de la libertad
Description
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Es difícil analizar con justeza en filosofía, sin estar familiarizado, al menos instintivamente, con ciertos hechos que se observan muy a menudo cuando se sigue la evolución de los problemas. Esos hechos podrían dar tema a un estudio muy fecundo para la critica filosófica. Limitado por el objeto especial de este libro, citare solamente algunos de ellos.
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VAZ FERREIRA, Carlos
Source
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Revista de la Facultad de Humanidades y Ciencias /Universidad de la República. Montevideo : FHC, UR , 1947, Año I, Nº 1 : p. 39-125
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Facultad de Humanidades y Ciencias
Date
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1947
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Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
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A language of the resource
Español
Type
The nature or genre of the resource
Publicación Periódica
CARLOS VAZ FERREIRA
Facultad de Humanidades y Ciencias
Filosofía
URUGUAY